Your Infantile Dream | Louis Tomlinson |

Ficha de la serie

°~ Cuando la vida te entrega un trocito de cielo en tus manos y no sabes cómo cuidar de él, surgen dudas, complicaciones y necesitas apoyarte en alguien. Cuando la vida te entrega a una persona para que la quieras, ya sabes cómo actuar, sin embargo, la hieres, te sumerges en sus recuerdos teniendo la certeza que se preocupa en ti, te sonríe, te quiere y de lo humano que eres debes dañarla y quererla tanto a la vez para conocerla del todo…porque así es. Aquello ocurrió conmigo y me dolió.
Sentía que todo se estaba reorganizando en mí, en silencio, todo el tiempo. Tenía más que ver con mis ojos, con la naturaleza de mi pensar, me he dado cuenta, que pensar en aquella persona me hace daño, recuerdos, memorias... Cada cosa que vivimos las guardamos, sean buenas, sean malas. Siempre las recordaremos en lo más profundo de nosotros. Lo mejor sería recordar solamente lo bueno, pero prefiero soñar lo bueno, recordando lo malo para no volver a olvidar el sufrimiento que eso trajo. Solo sé que me arrepiento, de habernos separado, mi infancia está unida con la tuya. Nos prometimos, que regresaríamos, pero con el tiempo creí que yo solo fui una persona más, para ti, que el tiempo deteriora mi imagen, y haciendo poco a poco que no me inmortalices. Simplemente, he estado trabajando imparablemente estos últimos años, para cumplir mi palabra y tu deseo. Al fin jamás pensé que me encontraría contigo Louis Tommlinson, sencillamente pensé que me quedaría sola esperando a que tú me encontrarás, cosa que debió ser hace mucho tiempo. Maldigo el día, cuando me viste por primera vez cuando tenía 10 años; así no tendría que cargar con esta fría angustia…
Pero aquello es apenas una leve cincelada de lo que me ocurría, en cuestión de una semana él, no Louis, sino ÉL me hizo cambiar rápidamente el rumbo de mi vida, encerrándome en una decisión que no sólo tenía una opción, si no dos, incluso tres. Con Louis podría vivir feliz a su lado, pero con la conciencia de que jamás me reconocería y apreciaría por cuanto me sacrifique, con él… era-sin duda- todo lo que me faltaba, construiría mi alma, cogería cada trozo de mi mediocre espíritu y me regocijaría cada mañana, como prometió, al igual que Tommy. Ninguno cumplió su promesa, ni lo harían en algún futuro tanto cercano como lejano, me dañaron.

¿Si has vivido prácticamente tu niñez y adolescencia pegada a un ser importante para ti, lo olvidarías? ¿Serías capaz? ¿Romperías una promesa? ¿La cumplirías o no? Si es de ser así, entonces por favor no me prometas nada Louis, he cumplido tu sueño infantil, pero tú no el mío…
Cogió mi mano con apuro y ternura, lo prometo…suspiró. Han pasado ocho años, y te olvidaste de mí...~°

Capítulo I
“Un invierno Sinuoso”

Habían ocurrido tres semanas desde que el melancólico veintiuno de diciembre despidió aún las “cálidas” temperaturas del tenue otoño, las tiendas con sumo engreimiento mostraron las ostententosas prendas de invierno; simulando a pieles, con bufandas multicolores y zapatos que según los vendedores eran directamente traídas desde Bolonia. Era un viernes como cualquiera, la gente se detenía en las vitrinas observando prendas de las cueles no podrían comprar, algunas en sus hogares y por obligación la mayoría de los jóvenes rendían su asistencia a clases. -¡Pero qué mierda, este frío es insoportable!- graznó Harry que se mantenía por más de una hora frente a la chimenea frotando sus manos, haber si con eso conseguía algo de calor para su cuerpecito, pensaba. A sólo un paso estaba tirado en el suelo Louis, tomando un gran bocado de aire pudo comprender por experiencia que se avecinaba un invierno sin piedad y mucho menos mansito para él, cosa que le desagradaba mucho.
-¡Donde vivía antes no era así!-siguió reclamando
- déjate de chillar…-aviso desde la cocina Niall, que esperaba con ansias el típico sonido del hervidor, un chocolate caliente le haría sentirse mejor, tanto a Harry como a él. A Tommlinson le tiritaban los huesos, a diferencia de su amigo era que sabía disimularlo. Simultáneamente cuando el pitó sonó estridentemente por la habitación, Niall alzo su brazo rápidamente para coger un vaso, rozó con la yema de sus dedos el objeto, este empujo otro de mayor tamaño, acto seguido se precipito sobre él, al momento de levantar le vista se protegió con su mano, le golpeó la frente dejándole una herida al igual que en la palma de su mano. Los chicos se apresuraron, lo vieron y automáticamente precisaron que aquella mancha que se deslizaba por su ropa y lo que goteaba desde su frente no era sudor o agua sino sangre. Lo levantaron con movimientos rápidos y precisos, consientes del gemino con la mínima inclinación. De repente el frío paso a segundo plano para Harry y pensar en la chica que conoció en la pastelería sería un pensamiento para más tarde, en el caso de Louis.
Lo cubrieron con una manta, llevándole con perfecto cuidado al automóvil, Harry puso el contacto y se encaminaron a la clínica más cercana, sin siquiera pasarles por la cabeza que desde ese entonces la vida de cada uno cambiaría.

Narra Milie

Me deje sentar en el diminuto y duro asiento que servía a los pacientes, estaba agotada, con pésimo humor y para mi mala suerte el cielo se puso de acuerdo para joderme el día, una lluvia infernal caía como una cascada sobre Londres, y eso que decía el periódico que tendríamos un día “soleado” vaya sol… murmure para mis adentros entornando los ojos con pesadez. Junto a mí había un tierno niño pelirrojo de unos ocho años, el color inusual en su cabello me recordó a mis hermanas, todas perfectas y delgadas, sus melenas rojizas al viento y unas cinturas diminutas. Fue como si me mandasen una bofetada en el rostro, a la genética no le agradaba, no tuve suerte alguna. Mi contextura no era precisamente la de una atlética menos una supermodelo-como mis hermanas, que extrañamente no lo eran-si no normal, con tantas curvas como una camilla de pacientes y tan perfecta como una mula. Pero ya que…, lo que mis hermanas por lo menos podían envidiarme era mi nariz “casi” respingada y por supuesto mi altura, no era tan alta pero gracias a la cantidad de leche que bebía en mi plena niñez, crecí más centímetros de lo mis padres supusieron. Un metro sesenta y ocho, poco, sin embargo arto a la vez. Tenía los ojos avellanados, por cuestiones insignificantes nunca podría alardear de que cambian de color con la luz del sol o la luna, puesto que era imposible. Y una melena castaña más o menos larga, rizada hasta el último centímetro y que -sin duda-, se resistía a la mejor de las planchas, siempre me decían que era idéntica a la abuela Claire y no lo dudaba, me sentía feliz de serlo. Observe al mocoso un rato, esperando que la sangre volviera a circular a mis pies, había estado más de tres horas corriendo de aquí y allá para atender niños. A comparación de los doctores sólo dictaminaban, siquiera caminaban un metro; siempre sentados en su escritorio de lujo y con el ceño fruncido, nuevamente me cuestione por la carrera que estudiaba; siendo yo asistente pediátrica ya debía empezar a acostumbrarme, estaba en pleno proceso de práctica y aún me quedaban dos años en la Universidad.
Percibí desde la distancia la voz del Doctor Merril en mando, se me quedo mirando un momento incrédulo.
-¿no debería estar trabajando?-pregunto el muy sin vergüenza. Inconsciente de mi cansancio.
-soy alumna en práctica-objeté en tono molesto.
-¿Y? Debería empezar a acostumbrarse, párese y trabaje, hay un paciente adulto que espera y créame que si no le atendemos bien, no disfrutaremos de una buena reputación…
-soy asistente pediátrica…-volví a remarcar ¿quién demonios se creía?-no me corresponden los adultos.
-las enfermeras se encuentran ocupadas-me extendió la ficha de datos en blanco; había que llenarla para ser entregada después de terminada la consulta o intervención-Vaya-esbozó una sonrisa burlona e indecente-o si no la repruebo.
Alcé mis manos jurando inocencia- como usted mande patrón-le quite de mala gana el papeleo de su agarre y me marche, acomodándome el delantal. Aquello era un insulto y aprovechamiento, era nueva y ya me ordenaban como si fuera una cría. Ni me pagaban en esta clínica de porquería. Sacando lo peor de mí camine con rapidez hacía el pasillo B, aún sentía la mirada fulminante del Jefe y sin más opciones debía seguir y a la vez obedecer, mientras leía el nombre del paciente me pareció en cierta forma conocido y una parte de mí me decía que era una verdadera estúpida por no reconocerlo, hice una mueca de disgusto que prontamente fue interrumpida por la presencia de una persona.
Me quede en piedra, titubee mis pasos…1…2…3…
Flashback
-¿Lo prometes?-sonrío.
-Lo prometo, Lou-sonreí.
Fin Flashback
Sentí que todo se venía abajo, ¡era él, quien me acompaño casi toda mi infancia y adolescencia, él que me acompañaba en mis penas y en los momentos felices…!
Y cuando recién me percate de lo que ocurría, el muchacho me observo extrañado.
-¿tú atenderás a Niall?-pregunto uno que recordaba mis rizos despeinados.
-eh….¿yo?-parpadee e intente mantener la compostura-¡digo!-me golpee la frente con la palma de mi mano, maldiciéndome por ser tan babosa. Louis era famoso ahora que lo recordaba, no como antes que su presencia era desapercibida, pero no para mí. Fácilmente asimilaría mi comportamiento con sus fanáticas.
-¿no crees que sería mejor un doctor con experiencia?-pregunto Louis “discretamente” al chico de ojos verdosos- o por lo menos que sea médico-, lo que no sabían era que sí los escuche y me fue como un balde de agua fría. Me imagine grabada en mi frente la palabra INUTIL con colores chillones…
Alcance mi bolígrafo para anotar su edad, conmocionada por qué no me reconociera ¿así sería? La realidad me pareció cruel en ese momento, hasta el punto de querer salir azotada por el llanto y preparar a mis recuerdos para que me torturaran con un “si hubiera”, abrir mis memorias y remontarme al pasado que compartí con él, y el futuro que me prometió.
-Niall Horan, si no me equivoco ¿verdad?-pregunte.
-tu edad por favor-sonó más como una exigencia que una pregunta.
-diecinueve años-respondió en el mismo tono.
Evite que mi frustración me dominara, con una mera sonrisa respondí-Ok. Ven conmigo.
Ambos acompañantes se pusieron de pie para ayudar al herido, sin embargo con sólo observar sus rostros note que no tenían las más remota idea que cual sería su próxima acción, estaban nerviosos y aunque evite mirar de reojo a Louis, aún mantenía ese hoyuelo en su mejilla cuando sonreía con nerviosismo. Me perdí de manera estúpida. Antes de que ellos le cogieran como a un niño, me adelante rodeándole la cintura con mi brazo izquierdo acto seguido pase su brazo alrededor de mi cuello apegándolo a mí, le susurre “no te preocupes”


Entramos en la blanca sala que fue asignada con anticipación para él, una leve mirada me basto para llegar a la conclusión de que también tenía herida la pierna, se sentó en la camilla dificultosamente, mirando con horror su herida. Aferrándome al pomo de la puerta hice señales internas a mi corazón para que dejara de oprimirse por tanto dolor, se concrecionaba cada segundo, una vez hecho el intento inútil la cerré fijando la vista en el limpio cerámico del piso. Inicie incorporándome los guantes blancos, esos que al verlos uno se aterraba. Me aproxime a él y se me ocurrió rozarle ligeramente la punta de la nariz con mi dedo índice para darle calma.
- estarás bien, ¿no me crees acaso? Mira te limpiare desveladamente la herida, lo hare muy lento para evitar dolores.
La vista se me había cristalizado, y note, ya muy tarde, que una clara lagrima se me escapo del rostro. Sonreí con tristeza y vergüenza a la vez, me mostraron la verdad demasiado de prisa, hasta el punto de quedarme sin palabras «y así queda, queda hasta el punto de desfallecerme…» El rubio me observaba atónito, llegando a creer que era un loca. Sí lo soy.
-disculpa…-me limpie la mejilla húmeda con el dorso del brazo-, es que acabo de…-¿Qué diría? ¿Que conocía mejor que él a Louis?, ¿Qué me prometió lo imposible?, ¿Qué recién me acabo de dar cuenta en lo imposible?, ¿Qué me enamore demasiado?, ¿Qué me traicionaron?-, recordé un final trágico en una película, lo siento…-«que mentira más sonsa»
-¿seguro que estás bien?-pregunto. Sólo asentí, debía mantener la distancia con los pacientes.
¡Bien a trabajar!


Al momento de iniciar, la chica deposito todos sus sentimientos a segundo plano, sin embargo era incapaz ¡oh, por favor si supiesen por que lo hacía, el resto! ¿Dónde quedaban las promesas? Se preguntaba una y otra vez, mientras curaba mecánicamente al rubio, esperaba que con el silencio pasaría, no ocurrió, es más acrecentaron sus ganas de llorar y esperaba a que no volviera a escapársele otra lágrima.
Limpiaba con suero la herida, inyecto una dosis de anestesia, para que no le doliera tanto y obstruyó la herida con tres puntos.
- listo-suspiro, camino hacía una especie closet y se acerco con una prenda en las manos-. Como te he roto la camisa que llevabas encima, deberás ponerte esta, no es la última moda, pero al menos podrá cubrirte de las miradas violadoras de tus fanáticas que están afuera-ya había entendido del porqué el Doctor Miller entrego la consulta en sus manos, ella era la única que se conservaba al margen de la prudencia, no se dejaba llevar por influencias como sus compañeras en la Universidad-tienes que venir a verme día por medio, para hacerte las curaciones correspondientes, si sientes comezón no te rasques, porque ahí esta cicatrizando bien, te daré este medicamento para quitar la comezón…-explico con leguaje perfectamente profesional.
- Gracias…- titubeante se bajó el chico de la camilla. Se preguntaba por qué la presencia de la chica le ponía nervioso, incluso le entraron deseos de abrazarla cuando se le escapo un lágrima, y se cuestiono por unos minutos del porqué.
Milie le entrego los medicamentos con una sonrisa forzada, si supiese que se pudría por dentro, quería estar a solas para dar rienda suelta al llanto.
Salió de la sala con las ganas de querer decir algo más, pero al ver a Liam y a los otros cuatro chicos decidió por rendirse, perdió su oportunidad. Todos observaban a Niall tan sonriente, como si una mano bendita le hubiera reanimado misteriosamente, él hiso una seña de que era hora de marcharse y que todo ya había pasado... Ya eran las once y treinta de la noche cuando termino de atenderlos.
Harry se acerco sin titubeos y abrazo a la chica con fuerza-¡Gracias! Sin este chico nos morimos todos-río carismáticamente.
-no hay de qué-se aparto un rizo del rostro y fabrico una sonrisa minuciosa que activo la sangre para hacer un viaje hacia las mejillas de Niall-cuídate…
…

Cuando Liam condujo hacía la carretera principal, se aspiraba en el ambiente del automóvil esa típica tranquilidad después de un susto, mientras Louis y Harry hablaban animadamente sobre la gira que se aproximaba, Zayn meditaba el familiarísimo en el rostro de la chica, Niall observaba serenamente el exterior cubierto por un lúgubre halo, fue en ello cuando diviso a una mujer afuera, empapada y con un paraguas rojo antiguo, que ni siquiera le podía cubrir del agua, el gorro celeste claro que usaba era lo único que resaltaba de aquel lugar.
Niall miro a la persona desconocida, y le dijo al Liam que detuviera el vehículo
- ¿qué? ¿Parar?, es tarde y debes dormir-menciono más que preocupado
- hay llevar a esa señora, se esta mojando.
Los cuatros le fijaron la vista a Niall con cara de cansados.
-¿llevarla y como sabes que es una mujer? Niall ya es tarde, hemos pasado mucho susto con lo que te ocurrió, enserió no es necesario, tal vez su auto lo tiene más allá estacionado- objeto Harry de manera totalmente desconsiderada y falto a favor.
-yo propongo llevarla-se unió Zayn.
-Gracias, Zayn. Le preguntare si no es de ser así, la llevamos- Abrió la puerta sin pedirles si los demás estaban acuerdo en llevar a una extraña en su auto. Corrió hacia donde ella caminaba deprisa.


El muchacho se las empeño en alcanzarla una vez hecho se interpuso frente a ella.
-¿eres tú?-dijo avergonzado y atónito a la vez.
-sí, yo ¿Quién más seré?-respondió a gritos la chica, la lluvia infernal apenas permitía escuchar sus propias voces. Ya lo había identificado, Niall Horan.
Cogió tiernamente su brazo
-ven conmigo…-indico.
-no gracias.
-¡ven! Te mojarás más de lo estás. Te llevaremos a tu casa.
-me puedo ir sola...
-¡demonios, te digo que vengas conmigo!-repitió entre risas.
Si supiese que a esa hora en el norte del moderno Londres, había una congestión de vehículos de por lo menos trece kilómetros.
Entro al auto, mojando todo a su camino, tanta agua salía de su ropa que parecía que la lluvia estaba dentro del auto que afuera como le pertenecía, era evidente que estaba nerviosa y avergonzada por aquella situación. Liam hizo andar el vehículo hacia la calle principal, todos la miraban desconcertados, menos Zayn que sonreía por dentro y fuera, tramaba algo era más que seguro. Se veía delicada y suave.
Por un breve momento, le dio la sensación de que esa silueta, la forma de como decaían sus cabellos le era familiar, enarco una ceja pensativo.
Se quito el gorro y la bufanda…mientras que sus blancas manos tiritaban de frío.
- ¿Milie, verdad?-murmuro aquella voz masculina que hizo que sus sentidos se agudizarán.

Se quito el gorro y la bufanda…al tiempo de que sus blancas manos tiritaban de frio, logro, con increíble ingenio, disimular su sonrojo y para ser sincera con ella misma desvió la vista fugazmente de Louis, no, no era lo mismo. Un cambio de proporciones mayores quizás afecto a su memoria, a su imagen ¿cómo demonios la había olvidado?, de lo poco y nada que llevaba en la universidad, jamás tocaron el tema de los «recuerdos» y es prácticamente imposible que elimine las anécdotas de ella en su infancia y adolescencia « ¿Qué le ocurrió?», se cuestiono de manera hiriente. La parte más cruel de su ser respondió con aspereza «No le importabas, que es distinto…» dejo escapar un suspiro. ¿De quién se trataba? Nada más y nadie menos que la «amable» asistente pediátrica que atendió y curo amablemente a Niall. El rubio sin titubeos se acomodo en el asiento delantero, era el enfermo ¿no? Debía resguardar la tranquilidad y comodidad donde se ubica el copiloto, Milie que en esos momentos ya no podía más de la vergüenza, le maldijo internamente ya que era el único con quien había entablado una conversación de diez frases a comparación de los otros, le observo con rencor mientras sacudía su cabello producto de la lluvia. Carraspeo su garganta intentando parecer indiferente a la presencia de Louis. No pudo. Zayn por su parte le observo un breve instante pensativo, aquel muchacho le iba a ser un verdadero problema para el corazón de la chica; en unos días más, pues ni ella misma se le paso por la mente en el «dilema» que estaba metida, Malik, el moreno, sí, el mismo chico que tiene unas pestañas de infarto…Sería el principal sujeto en la vida de Milie. Hubo un minuto atroz de silencio, que rápidamente fue roto por la voz profunda del chico de ojos pardos.
- Milie, ¿verdad? -pregunto Zayn, entrecerrando los ojos con curiosidad. La muchacha extrañada imito el gesto de su rostro, pestañeo tres veces-que por cierto hizo darle una leve picadita en el estómago del moreno-, y suplicando que la voz no le saliera entrecortada dijo-¿en persona?-«es que acaso no puedo responder como la gente» chilló su mente. Siquiera se le paso por la mente de cómo Zayn sabía su nombre.
-¿usted fue la enfermera que atendió a Niall?- interrumpió Harry, algo desconcertado, si era enfermera entonces ¡por qué diablos no tenía vehículo!
-sí… -asintió Milie sonriente colocando una mano sobre la otra. No sabía la pobrecilla que dicho esto formó que la imagen gravada en los chicos de ella, una vez que atendió a Niall agraciadamente se fuera a pique. Les basto escuchar la palabra “Sí”, para que se sorprendieran; Louis se preguntaba: « ¿cómo era posible que una enfermera que trabajaba en una de las clínicas más destacadas de Inglaterra, que era obvio que ganaría dinero suficiente para comprarse un automóvil no lo tuviera?», Zayn «Se viste como una niña…», Harry «Tiene pinta de adolescente de secundaria», Liam « ¿Por qué a mí?» Y Niall, satisfecho por su acción de ayudar. Más tarde cada uno se preguntaría del porqué, esa chica que tenían en frente; con el cabello largo y rizado, de ojos avellanados y tener la apariencia de una adolescente, les dejaba una increíble sensación de incomodidad.
Al minuto de entrar sentí, en cierta forma, la necesidad gigante de salir corriendo y esconderme tras los setos de basura para no volver a observar a Louis, me hería y sin quererlo una vez más deseaba mirar esa vista azulada que tenía. El nudo en mi garganta volvió por ello tuve que fingir una tos seca, sin embargo lo que ocurría de verdad: fue ver como la mirada se me cristalizaba; Las gotas más dolorosas eran aquellas que no caían, no se derramaban por tu mejilla, no la humedecían, ni se colaban en la curvatura de tu cuello. «No aquí, por favor…» susurre suplicantemente a la hendidura de mi alma.
-¿Cómo?-escuche las risas de Harry, fue una sorpresa cuando murmuro su nombre en el momento que me abrazo para agradecer mi “trabajo”-, se supone que te dedicas a las salud y deberías tener un auto gigante-hecho la cabeza hacia atrás, alcé una ceja con indignación. ¡Era apenas una estudiante en la Universidad! Aunque trabajara cuarentaicuatro horas, no tendría suficiente para comprarme un automóvil. ¡Por favor!
Por el rabillo del ojo divise al moreno darle un codazo, frunciéndole el ceño modulo con la boca «desubicado» -lo que ocurre es que he tenido toda mi vida la posibilidad de comprarme un vehículo, pero estoy juntando dinero para cosas más importantes -Dije. Antes que mi padre se escapara con la secretaria de su trabajo, me prometió uno, ahora de sólo recordar a ese hombre el corazón se me irrita por la simple razón de llegar a verlo como el ejemplo perfecto de mi vida y en quién anhelaba convertirme. Sucedió hace tres años.
- ¿más importantes de comprarte una auto? Para no molest-
Molestando otra vez.
- ¡Harry!... perdón es que no sabe lo que dice -Soltó una sonrisa nerviosa Louis, que sin vacilar las facciones de su rostro profundizaron ese hoyuelo.
- ¿qué cosas más importantes?-me pregunto Niall, desde el asiento delantero.
Les sonreí, y mire por la ventana del automóvil, me sentía en una especia de entrevista.
-quiero juntar mucho dinero para comprar una casa hermosa, espaciosa, con flores, una patio gigante, con rejas doradas, como prometí - Era la santa verdad lo que decía, y me sentía horrible, Louis no me reconoció, yo era todo para él y él para mí. Pero al parecer no me recordaba, ni aunque le dije explícitamente mi deseo en mi vida, nada… aquella era la promesa que debía cumplir, él por su parte siquiera comenzó. Lo cual me lastimaba más.
Los cuatros-sin contar al castaño porque conducía-quedaron observándome con rostros de asombro por mi proyecto tan ambicioso. Entre eso interrumpió el mismo.
-¿Dónde vives?-era un chico de ojitos otoñales.
- déjenme aquí esperare un autobús…-Abrí la puerta, para esperar un taxi en la parada puesto que a esta hora de la noche era prácticamente imposible tomar un trasporte público. Simultáneamente cuando coloque un pie fuera del vehículo, sentir como la lluvia mojaba nuevamente mi cabello colándose dentro de mi cuello y creer que el padre invierno mordía mi nariz uno de ellos me cogió del brazo su mirada se enterneció.
- ¡Espera! pero te mojaras, donde vives para que Liam te—
-vivo lejos…-interrumpí, era Louis, no quería verlo en realidad, pero a la vez sí. En cosa de un segundo nuevamente quede empapada. Fue como si el tiempo se detenía brevemente cuando fije mis mediocres ojos avellanados a los de él. Volvió la necesidad de echar a correr.
- El problema es que a estas horas, hay demasiado tráfico.-indico el chico que conducía.
- Pero dinos…a cuanto esta tu casa -pregunto Zayn.
-hemm, vivo al norte de Londres…-entrecerré un ojo avergonzada, nosotros estabas varados al sur. Sentí como la sangre se dilataba en mi mejillas, puesto que me quedaron mirando con cara de aburridos y algo cansados. Observe nuevamente la mueca de risa por parte de Harry.
Louis rodeo los ojos soltando mi brazo-¡quien vive tan lejos de su trabajo, y peor se da el lujo de no comprarse un auto…!
«Gracias por el apoyo», pensé.
-verdad. ¿Porque era que no tenias auto? –volvió a cabrearme Harry.
-¡ ya! No me jodan que groseros son-me di media vuelta sin molestarme en agradecerles por “llevarme” a la parada, dejando mi bolso sobre mi hombro me dispuse a marcharme por las mías como debía hacerlo desde un principio. «Al diablo con ellos»
Observe como el automóvil se aproximaba de costado.
-[i] ¡vamos sube!-suplico Niall otra vez. Zayn miraba por la ventana, aburrido, y con ojeras enormes y dijo algo ya sin ánimo, pero no logre escucharle. La lluvia me transformaba en un blanco débil para un posible asalto.
Camine más rápido ¿por qué insistían en ayudarme? Eran famosos, era más obvio que el agua, deseaban dar una buena imagen para sus niñadas fanáticas. «Al diablo con ellas también»
- ¡Déjenme en paz!-me aleje de manera considerable.
El ruido de una puerta abrirse seguido por los pasos rápidos, interrumpieron mi atención al ver como mi respiración se condesaba- cariño, tú vienes conmigo -era la voz del moreno con pestañas de mujer. «Qué se vaya al diablo con su “cariño”» luego agregue mentalmente « ¡Y sus pestañas también!»-No gracias, señor “me-hago-el-serio”-sisee.
Alzo una ceja incrédulo- Si estás molesta por lo que dijo Harry puedo pedirle que se disculpe, pero como verás, Niall es lo bastante testarudo e insistente para que aceptes la idea de que te llevemos a tu casa o facilitarte otro medio. Pero por ahora no nos queda más que está, así que ¿me haces el favor de bajar tu mal genio y subirte al carro de una vez? Necesitamos dormir y creo que tú también…-indico el automóvil con el pulgar y alzando las cejas en modo de esperar una respuesta razonable en medio del dialogo que teníamos-¿Será mucho decirte que nos estamos mojando? Digo para que te apresures en responder.
Su manera sarcástica al hablarme, me fastidio más. Pestañee atónita y caí en cuenta, ya muy tarde, que había cogido mi mano y estaba prácticamente “arrastrándome” al vehículo, sus zancadas eran tan extendidas que debía trotar para alcanzarle.
Al momento de sentarme y humedecer todo a mi paso, volvió la sensación de que estaba en una especie de broma a cámara oculta. El castaño inicio el recorrido.
- Dormirás en nuestra casa…-continuo el moreno “arrastra mujeres”
-¿Qué? Disculpa creí escucharte mal -me di una palmadita en la frente y reí con gracia. No fue chiste, ninguno río. Siquiera Harry, de pronto todos con rostros serios asintieron.- Es la única opción, el taco colectivo en el norte de Londres dura por lo menos una hora y media, es decir -observo su Rolex- serán alrededor de las dos y más trece minutos de la madrugada[/i]- con toda la calma del mundo rogué para que aparecieran las cámaras- Los siento, pero es lo único que podemos ofrecerte como ayuda. Soy de esos que no me doy por vencido al ayudar gente que lo requiera…-observo a Niall.
- Ni yo tampoco, fue netamente idea mía, así que agradéceme cuando quieras -hablaba sin cuidado mirándome por el espejo retrovisor. A veces no sólo me cuestionaba de mi mala racha, sino, también parecía ser un imán de malas situaciones.
- No me sentiría cómoda, durmiendo en su casa. El clima no es nada grave para marcharme por mi cuenta a mi casa -declare, cansada.
- Escúchame…-se dio media vuelta del asiento de conductor, el que parecía ser el más prudente de todos-esto no tiene que ver únicamente con dejarte a tu hogar, tiene que ver con asuntos más formales, serios e importantes. Al momento de recibirte en este automóvil cargas con tu reputación ¿sabes quienes somos verdad?-asentí cohibida- Muy bien. Como seguía; cuando tus vecinos vean quienes te dejaron a tu hogar, sería el detonador de muchos chismes, chismes que llegarán a posibles revistas de farándula y revistas QUE JODERAN TANTO LA REPUTACIÓN DE NOSOTROS COMO LA TUYA. ¿No querrás eso verdad?-me sonrío- Así que mañana a primera hora te podrás irte a tu hogar sin cargos algunos, puedes incluso marcharte sin despedirte, pero por ahora sigue nuestros consejos, el auto amarillo que se está estacionado a media cuadra, tiene periodistas, si ven que nos desviamos estaremos mal. Fue una suerte que no te observaron bajar, te daremos ropa seca y limpia y dormirás en alguna de nuestras habitaciones de visitas…¿vale?
No soy miedosa, para nada si soy sincera, no obstante de la manera en que me dijo cada palabra tomándose su debido tiempo me estremeció del susto. Un silencio de lo más incomodo reunía las voces de cada uno y las elimino. Horrible.
- Si es la única opción decente que persiste en este momento, entonces acepto -murmure.
El viaje retomo menos de lo esperado, mantuvimos la mudez en todo el recorrido, ¡cómo no! Iba estar en casa de unos chicos que ni conocía ni pienso conocer «Al diablo con su reputación. Yo la tengo bastante baja con ser mesera en una cafetería» El automóvil se detuvo, por efecto de la inercia cada uno excepto Liam y Niall, nos fuimos hacia delante apretando nuestros rostros con la parte trasera de los asientos delanteros. Louis y Harry rieron. No me sentía adecuada para chistes infantiles.
-¡Hogar dulce hogar!-grito Harry corriendo hacia la puerta.
Al instante de entrar a su madriguera un olor a perfume varonil me invadió cada milímetro de mis fosas nasales, bufe al tenerlo concentrado en mi diminuta nariz. Cubrí aquella zona con mi mano izquierda, no podía más del aroma, era sofocante e inclusive mareador.
-usted dormirá en este cuarto -dijo el chico de ojos castaños.
-hem… ¡si claro!... -me tiritaban los labios de vergüenza y nervios, me tomaba todo el tiempo el pelo-Ven conmigo-interpuso Louis-te mostrare el lugar donde dormirás.
Me enseño una toalla de baño, unos pantalones de él seguramente y una camisa gigante- toma aquí tienes, sécate, puedes dormir con mi ropa -me sonrió con pena.
- gracias, eres muy amable- No me fue difícil hablar con él, tampoco acércame y acariciarlo más adelante. Lo más difícil fue: fingir que no nos conocíamos, era deprimente. Respondí apenas la voz me salía a cortes. Necesitaba que me abrace y mencionara mi nombre sin tener que decírselo yo.
-me llamo Louis Tomlinson. Encantado de conocerte, damita de múltiples colores - Regalándome una sonrisa pura, como tratando de animarme, no desee buscar el porqué del sobrenombre- ¿cuál es el tuyo?- «No te lo sabes ¿verdad?» pregunte internamente a su ser.
- Milie Holland-con ese ademán insoportable de angustia y decepción, que anhelaba eliminar de alguna vez.
-es el nombre más infantil que he escuchado en mi corta vida -respondió de modo chistoso. No sabía que…ese nombre, el nombre que llevo se debía a una mujer importante en mi vida. Mi abuela Claire y que sin querer mí nombre coincidía con el de su mascota hace unos años atrás y que… fue el origen de relacionarnos más delante como amigos fieles. Y que…sería la viva mecha de mi cordura.
…
Entre al cuarto indicado por Liam cerré la puerta. Me retiré cuidadosamente la ropa repleta de agua, secando mi cuerpo con movimientos rápidos y precisos me vestí con la ropa que me prestó Louis. No llore ni tampoco quería, ya asumía demasiados problemas para afligirme debía acelerar el paso de la alegría.
- Buenas noches…-susurro la voz de Zayn detenido al pie de la puerta. Me volví, sonriendo le dije «Para ti también» Curvando sus labios sutilmente se retiro con las manos en los bolsillos de sus tejanos. Me recosté y suavemente junte mis ojos, acurrucándome en la cama, acercando mi nariz a los ropajes de Louis; su aroma no había cambiado seguía allí tal cual como años atrás se mantenía aquella maravilla sujeta a cada fibra de su ropa.

El corazón de la chica se apretujo, era aplastado por un dolor indescifrable que perduraba desde que dejo observar aquellos luceros azules de su acompañante infantil hasta que volvieron a verse; no de la manera que ella esperaba, pero sí de la manera que el destino deseaba. Le depararía un millar de decepciones para quedarse con el que de verdad correspondía. El sentimiento correcto.
A las cuatro de la madrugada despertó, la melena rizada y larga cubría completamente su espalda, se dirigió hacia el pasillo, desconocía el lugar donde se encontraba, camino y camino chocando con algunos objetos simples y una que otra pared, siendo ausente de qué le ocurría puesto que era sonámbula. Aferrándose al pomo de una puerta giro esta al paso de que sus blancas manos temblaban de frío, lentamente la cerró sin lograr despertar al durmiente, extendió las sabanas se introdujo en la cama, cerro sus ojos avellanados. El calor le invadió el cuerpo, sonrió levemente complacida por la sensación, el durmiente le abrazó con esos brazos fuertes, sin querer. Dejándose a merced de los sueños.
- Buenas noches, Milie….