Re: "Desnuda en sus brazos" (Nick y Tu) Adaptación.

por Invitado Mar 14 Sep 2010, 9:49 am

OMGGGGGGGGGGGGGG por dios mi reina no as puesto capi o tu te enteras no entre a se dos dia y eso es pa´mi siglos y tu nada d nada jummm
AGO HUELGA D AMBRE ya lo veras jumm kieroooooooooo capisssssssss
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooo jumm ..........................
tkmm (o)

por **Faby Evans Jonas** Mar 14 Sep 2010, 9:50 am

SUBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
O TE PONDRE UNA FOTO DE NICK Q.... SIN COMENTARIOS

por Invitado Mar 14 Sep 2010, 11:00 am

dale seguilaaa!!!!!! :D

por **MissKeynes96** Jue 16 Sep 2010, 10:02 pm

ke paso con esta nove siwela xfis :lol:

por Invitado Vie 17 Sep 2010, 10:12 am

tu lo k te estas buscando es una colleja pos ya t lo dare yo jumm
k NOS TIENES ABANDONAITASSSS por dios k aki keremos kapis mi corazon ahyy k me da un chungo eeeeee jumm dale plezzzzzzz heheh k basta yo pero jumm dale pon mas no me BANDONESSSSSSSSSSSSSSSS BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA se ve k lloro digo se lee k lloro jumm puff eres malevola lo sigo diciendo pero bueno yo tkm y te perdono pero si no veo capis no t perdono en lo k me resta d año jejej exsagerada y dramatica me sali eeeeee jejeje
ahy bengaaaaaaaaaaaaaa pos capisssssssss sippppppp
tkmm

~~paz y amor!!~~

por **Mary_jonas_97** Vie 17 Sep 2010, 12:00 pm

Venga!!! 14 comentts..(1 pagina) y os subo los 2 caps qee qedan!!!!!!!!!!!!!!
Graciias por leer la noveeee :DD
y ya sabeis..en cuuanto tenggais los 14 o 12 coments..o 1O miradd si soii buena ¬¬"
ah! y dejadme vuestros msn si qereis qee os mande la nove entera :)
besos!! osqiierooo!!!
Capítulo 10
Las sombras del techo eran delicadas como un encaje. Nick las miraba fijamente junto a _______, que dormía entre sus brazos, mientras pensaba con una sonrisa en los labios en el día que había pasado en Miami Beach. Todo había sido perfecto, desde el evidente deleite de _______ durante las compras, hasta la siesta en el Camarote del velero pasando por la cena romántica y la vuelta a casa bajo un cielo tachonado de estrellas…
Perfecto, pensaba de nuevo mientras la besaba en la cabeza.
Su sonrisa se desvaneció. El día le había recordado que más allá del refugio de la isla estaba el resto del mundo, un mundo al que tendrían que volver algún día.
En realidad no se había olvidado de ese mundo, ni de la razón por la que se escondían de él. Cada noche, antes de irse a al Cama, comprobaba el perímetro de la casa; el dispositivo de seguridad y las cerraduras en puertas y ventanas. Había advertido a John de la posibilidad de que surgiera algún problema y el ex soldado de las Fuerzas Especiales estaba alerta.
Nick había tomado precauciones para que nadie supiera que estaban allí en Isla de Palmas; y estaba más que seguro de que nadie los había seguido cuando habían salido de Nueva York. El piloto había presentado un plan de vuelo que no tenía nada que ver con la realidad. Sin embargo, sólo un tonto se confiaría. La autocomplacencia llevaba al descuido, y de ahí al peligro.
Le echó el brazo a _______ por encima y la estrechó contra su cuerpo. Si algo le ocurriera…
Seguramente ése era el momento para llamar a James y averiguar qué planes habían hecho para salvaguardar el regreso de _______.
James no dejaba de llamarle, de dejarle mensajes en su móvil cada vez más airados. En su última llamada le había exigido muy enfadado que le dijera dónde estaba, y le había preguntado si acaso olvidaba que trabajaba para él.
Pero Nick se dijo que no trabajaba para él; él mismo había abandonado ese trabajo hacía ya varios años. ¿Y qué iba a hacer James, echarle de un trabajo donde ya no trabajaba?
No había hablado con James desde la noche que se había llevado a _______ de Nueva York, y entonces sólo le había dejado un mensaje en su teléfono: «tengo el paquete, y me lo llevo a un sitio más seguro», le había dicho.
Sabía que había llegado el momento de hacer otra llamada. No porque James lo exigiera, a Nick eso no le importaba. La llamada le daría la información que requería para mantener a _______ a salvo.
¿Se habría retirado Gennaro después del fracaso de sus dos matones, o seguiría detrás de _______? ¿Y cuándo se iba a celebrar el juicio? Tampoco sabía qué planes de seguridad habían hecho los federales.
Sabía, instintivamente, que fueran cuales fueran esos planes, no serían suficientes. El tendría que hacer otros adicionales.
Proteger a un testigo no era lo mismo que proteger a la mujer que uno… a la mujer por la que uno se preocupaba.
Y en medio de todo ello, seguía la única y persistente pregunta que no era capaz de quitarse de la cabeza: ¿Por qué Gennaro quería quitarse de en medio a _______? Ella decía que no sabía nada de su organización.
Y eso sería verdad, ¿o no? ¿O no… ?
¡Dios, qué malo era!
Nick retiró el brazo que le tenía echado por los hombros a _______, se puso unos vaqueros y una sudadera, bajó a su despacho, encendió un fuego en la chimenea de piedra y se sirvió una copa de Courvoisier antes de acomodarse en un asiento de cuero.
Sabía muy bien que su renuencia a hablar con James no tenía nada que ver con que el hombre no le gustara, sino con los sentimientos que tenía hacia _______. No quería llevarla a Nueva York ni un segundo antes de lo necesario; no quería devolverla a la realidad, al peligro, no quería apartarla de aquel mundo privado que habían creado.
Decidió sacar el móvil y ver los mensajes que tenía. Había varias llamadas y mensajes de sus hermanos, y Nick sonrió. Entonces vio que tenía tres de James. El tercero le llamó la atención: Jonas, llámame lo antes posible. Nivel Rojo.
Una subida de adrenalina le corrió por la sangre. Apretó el botón donde tenía grabado el número privado de James, que respondió a la segunda llamada, tan alerta como si fueran las doce del día en lugar de la madrugada.
—¿Jonas?
—James. ¿Qué quieres?
—Ya era hora de que llamaras. ¿Pero qué demonios crees que estás haciendo? ¿Jugando al llanero solitario?
—Ve al grano, James. ¿A qué viene lo de «nivel rojo»?
—¿Sigues teniendo el paquete?
—¡Sí, maldita sea! Conteste a mi pregunta. ¿Por qué «nivel rojo»?
—Las cosas se están moviendo aquí, Jonas. Hay un rastro del paquete. Ha sido localizado hasta Florida.
—¿Cómo demonios…?
—Aún no han dado con la localización exacta, pero están cerca.
—Moveré al paquete.
—¡No! —respondió James en tono de advertencia—. ¡No hagas eso! No sé quiénes son, ni su localización exacta; mover el paquete sería un error.
El director tenía razón, y Nick asintió.
—De acuerdo —se pasó la mano por la cabeza—. Pero no puedo entender cómo han logrado rastrear el paquete hasta Florida.
—Tal vez a través del oficial de policía en el aeropuerto Kennedy.
—Es de total confianza.
—Pero está desaparecido —dijo James con brusquedad—. Hace casi una semana que no lo ha visto nadie.
Nick apretó la mandíbula. No quería ni pensar en lo que podría haberle ocurrido a su antiguo compañero.
—Tengo un plan —dijo James.
—¿Qué es?
—Dime dónde estás exactamente. Te enviaré asistencia por aire.
—No. Maldita sea, los federales…
—Los federales no. Gente de la agencia. Los hombres en los que podemos confiar para que realicen un trabajo sin dar explicaciones.
En otras palabras, hombres que creían en la causa descrita por la Agencia y que harían lo que se les dijera.
Hombres como él había sido en el pasado. —¿Nick?
Se dio la vuelta. _______ estaba a la puerta, envuelta en su albornoz. Le pareció menuda, vulnerable, y sintió un orgullo en el pecho que no podía compararse con ningún otro sentimiento. Le tendió los brazos, y ella fue hacia él y se acomodó.
—Estamos en una isla —le dijo a James—. En un lugar llamado Isla de Palmas.
—Isla de Palmas —repitió James—. ¿Nombre del hotel?
—Es una isla privada —Nick sonrió a pesar de sí mismo—. Pero no está en tu ordenador, James; yo mismo me ocupé de que no figurara.
—¿Hay pista de aterrizaje? —preguntó James en tono frío—. ¿Un muelle para amarrar un barco? ¿Qué dispositivos de seguridad tienes?
—Hay una pista de aterrizaje. No hay muelle, pero sí una cala protegida en la cara oeste de la isla. Una pequeña embarcación puede entrar y salir sin problemas. La seguridad, la estándar. Diles a tus hombres que me llamen cuando estén a unos cientos de kilómetros de aquí y la desconectaré.
—Eso no está bien. Demasiado precipitado. Hazlo en cuanto terminemos esta llamada.
—Sí, de acuerdo.
—¿Tienes armas? ¿Hay alguien que pueda echarte una mano?
Nick experimentó una leve sensación de desasosiego en forma de escalofrío en la espalda. No había tiempo para prestarle más que una atención superficial, pero la suficiente para que le dijera una mentira.
—No —dijo, como si las pocas pistolas que había guardado en una caja de caudales en la pared cuando había comprado la casa no existieran, o como si el hombre que le debía la vida no estuviera viviendo en una casita a menos de un kilómetro de la casa.
—En ese caso, salvaguarda al paquete lo mejor posible, Jonas, hasta que llegue la ayuda; será alrededor de media mañana.
James colgó. Nick cerró el teléfono.
—¿Qué pasa? —le preguntó _______ en voz baja.
—Nada.
¿Por qué preocuparla sin necesidad? No había razón para pensar que los hombres de Gennaro la hubieran localizado, y la caballería no llegaría al rescate antes de cinco o seis horas.
—¿Por qué no estás en la Cama?
—Nick, no me trates como a una niña —respondió ella en tono seco—. ¿Con quién hablabas?
Nick suspiró.
—Con el director de la Agencia para quien yo trabajaba —vaciló—. Cree que los hombres de Gennaro podrían estar en Florida, buscándonos.
_______ negó con la cabeza.
—¿Pero por qué? Aún no lo comprendo. No hay razón por la que él quisiera hacerme daño, Nick… ninguna en absoluto.
—Cariño, vamos, ya sé que piensas que ese hombre tiene buen corazón, pero… ¿Qué pasa?
_______ se fijó en la pantalla de la televisión.
—Ese hombre —dijo en tono suave.
Nick miró la pantalla. ¿Maldita sea, pero qué estaba pasando? Una presentadora muy repeinada estaba entrevistando a James; a un James más joven, pero era él, como referencia a una noticia relacionada con el Ministerio de Defensa.
¡Qué casualidad!
—Es James —dijo Nick, tomando el mando a distancia y subiendo el volumen—. ¿Cariño, qué ocurre? —le preguntó al ver que _______ miraba la pantalla fijamente.
—Nada. Sólo es que… —miró a Nick—. Lo he visto antes. En realidad, lo conozco en persona. Nick volvió a sentir el mismo malestar, aquel escalofrío.
—¿Dónde lo conociste?
—En casa de Gennaro, en North Shore.
Nick la agarró por los hombros.
—¿A este tipo? ¿En casa de Gennaro?
—Sí. Fue una noche, ya era tarde. No podía dormir, así que salí de mi habitación y bajé a la biblioteca a por un libro. Ese hombre estaba allí… con el señor Gennaro.
—¿Estás segura?
_______ asintió.
—Dejaron de hablar en cuanto me vieron, y el señor Gennaro me lo presentó como señor Black, y dijo que tenían que discutir unos asuntos de negocios y cerró la puerta de la biblioteca. Pero es el mismo hombre. ¿Por qué? ¿Quién es?
Nick no respondió. Todo parecía empezar a encajar en su sitio a la velocidad del rayo. Primero James lo llamaba a él, a una persona de fuera, para hacer un trabajo que supuestamente era tarea del FBI. Después desaparecía un policía del aeropuerto Kennedy que podría haber corroborado que un jet privado había salido del aeropuerto con un hombre y una mujer a bordo, la misma noche que había desaparecido la mujer.
Salvo que, pensaba Nick con pesar, él no le había hablado a nadie de su reunión con el policía en el aeropuerto Kennedy. No se lo había dicho a nadie. Y menos a James.
—_______. Escúchame.
—¿Qué pasa, Nick? ¡Me estás asustando!
—Es posible que vayamos a tener visita.
La frialdad y firmeza que _______ vio en su mirada le decían que no se refería a una visita social.
—¿Quiénes? —Los hombres de Gennaro.
Ella empezó a negar con la cabeza, y él se preguntó si ella tendría razón, si no serían los hombres de Gennaro los que querían matarla, ¿Y si…?
—_______, cielo, cuando el FBI te entrevistó… ¿Recuerdas los nombres de los agentes que lo hicieron?
—Giacometti y Goldberg.
—Buena chica.
—Dijeron que eran de la oficina de Newark —trató de sonreír—. Recuerdo que pensé lo poco que sabía, que sé, sobre cómo opera el gobierno, porque yo habría pensado que para entrevistarme a mí enviarían a agentes de Nueva York o de Washington D.C..
Nick le agarró la cara con las dos manos y la besó. Entonces cruzó la habitación, descolgó una pintura, abrió la caja fuerte que había detrás y sacó varias pistolas que había guardado allí. Cuando lo había hecho se había dicho a sí mismo que era un paranoico y un imbécil; en ese momento se alegraba de haberlo hecho.
—¿Nick, es que… vamos a necesitar pistolas?
—Si no estoy equivocado en cuanto a lo que pienso que va a pasar, es muy posible que sí, cariño. Sí las necesitaremos —la cara que puso ella le angustió, pero era el momento de ser sincero, por muy duro que fuera—. ¿Has usado alguna vez una pistola, _______?
Ella negó con la cabeza.
—Jamás.
Pensó en darle una lección rápida y decidió que había necesidades más inmediatas de las que ocuparse.
John, por ejemplo. Tras una llamada rápida y una explicación breve, el ex agente de las Fuerzas especiales no necesitó nada más.
—Voy para allá —dijo John.
Nick colgó. _______ estaba pálida, pero vio también que estaba lista para mantenerse firme. —_______.
Se encontraron en el medio de la habitación. Él la abrazó, y ella lo besó. No quería soltarla, pero sabía que tenía que hacerlo.
—Todo irá bien, nena —le susurró él.
Y rezó para que así fuera.
Se puso la misma ropa que se había puesto aquel día para entrar en el apartamento de Manhattan. Ella también se puso unos vaqueros, zapatillas de deporte y una Camisa oscura.
Nick llamó a Kevin.
—Soy yo —le dijo—. Tenemos problemas.
Su hermano se puso alerta al instante. Nick le dio sólo los detalles más importantes. Entonces le dio a Kev los nombres de los agentes del FBI que habían interrogado a _______.
Kev volvió a llamarlo en menos de diez minutos. El FBI estaba investigando a Tony Gennaro, pero Giacometti y Goldberg no eran agentes. Sus tarjetas de identificación eran falsas.
—He llamado a Joe —añadió Kevin con brusquedad—. Vamos para allá.
—Bien, bien —Nick se aclaró la voz—. Escucha, Kevin, por si acaso… por si acaso ha pasado todo cuando lleguéis…
—Nos encargaremos de James.
La fría resolución de Kevin hizo sonreír a Nick.
—Sé que lo haréis —hizo una pausa; había más que decir, pero no era fácil—. Ya sabéis lo que significáis para mí. Y… y a nuestro padre… decidle…
—Se lo dices tú —dijo Kevin con brusquedad.
—Sí —Nick se aclaró la voz—. Tienes razón.
Cortó la llamada. Después de eso, sólo quedaba desconectar los dispositivos de seguridad, apagar las luces y esperar. John ya estaba con ellos dentro de la casa, agachado detrás de una butaca enorme que había en el vestíbulo, con una pistola en la mano.
Nick le dio a _______ una lección rápida sobre cómo utilizar una pistola y dónde apuntar en el caso de que fuera necesario.
Cuando estuvieron listos, se colocó detrás de una mesa del pasillo en lo alto de las escaleras.
El tiempo pasaba lentamente.
—¿Estás seguro de que vendrán? —susurró _______.
Estaba seguro. James había dicho cuatro o cinco horas, pero también que los hombres que iban tras ellos estaban ya en Florida. Si no se equivocaba, lo de las cuatro o cinco horas no era más que algo para despistarlo, para darle una sensación de seguridad falsa.
El ataque en sí llegaría…
En ese momento.
La puerta de la entrada se abrió unos centímetros, dejando que la luz gris del amanecer se colara por la abertura. Tres sombras encogidas accedieron al vestíbulo. Giacometti y Goldberg, seguramente, más uno de refuerzo. Que él supiera, tal vez hubiera más hombres fuera. Habrían venido en barco, porque no había oído el ruido del motor del avión.
Nick esperó, al igual que sabía que John estaba esperando. Lo habían planeado con todo el cuidado posible, teniendo en cuenta que habían ignorado cómo atacaría el enemigo.
En silencio, Nick empezó la cuenta atrás… nueve, ocho, siete, seis…
—Tirad las armas —gritó al tiempo que encendía la linterna y corría hacia el extremo de la mesa, con la esperanza de variar el rumbo del objetivo de los intrusos, y al tiempo que John disparaba a la pared, sobre sus cabezas.
Los intrusos abrieron fuego inmediatamente.
Cuando a uno le disparaban, no había otra elección que disparar también. O eso o morir. John y él lo sabían, así que John disparó de nuevo, al igual que Nick.
A los pocos instantes, todo había terminado. En el suelo del vestíbulo había tres cuerpos tirados en el suelo.
—Oh, Dios, Nick…
—Quédate ahí, _______.
—Pero…
—Quédate ahí —repitió en tono de advertencia—. ¿John?
—Sí. Estoy bien. ¿Y tú?
—Bien.
Nick encendió la linterna de nuevo y la dirigió hacia los cuerpos cerca de la puerta. Había manchas de sangre, y no se movían.
John y Nick se encontraron al pie de las escaleras.
—Voy a echar un vistazo fuera —dijo John.
Nick asintió y le dio la vuelta a los cuerpos con el pie.
—Giacometti —susurró una voz temblorosa detrás de él.
—_______. Te he dicho que te quedaras…
—El otro es Goldberg.
Los falsos agentes del FBI. También eran los dos hombres que habían entrado en el apartamento de _______.
—A ver… no reconozco al tercer hombre.
—Yo sí —dijo Nick—. Es James.
El director gimió y entreabrió los ojos al oír su nombre. Nick se agachó junto a él.
—¿Por qué? —le dijo a James. James miró a _______.
—Porque… porque me vio —susurró James—. En casa de Gennaro —una mueca afeó sus labios—. No debería haberte utilizado a ti, Jonas. Debería…
Un espasmo sacudió su cuerpo y empezó a toser. Nick esperó a que se le hubiera pasado.
—¿Y estos hombres? ¿Trabajaban para Gennaro?
James negó con la cabeza.
—Gennaro no está en esto.
Tosió un poco más. Nick le puso la mano debajo de la cabeza y se la sujetó.
—Pero Gennaro y usted estaban juntos en algo. ¿Qué era?
James hizo un gesto de asco y desafío.
—Vete al infierno, Jonas.
Tras un largo gemido entrecortado, James murió.
Nick lo miró unos momentos. Entonces se levantó, se guardó la pistola, sacó el teléfono y llamó al hombre para quien había trabajado en su día, al anterior director de la Agencia, le dijo quién era y que debía ir a la isla lo antes posible.
Para sorpresa suya, el anterior director no le preguntó nada.
—Estaremos allí lo antes posible.
Nick se guardó el teléfono en el momento en que John entraba de nuevo en la casa.
—He encontrado su barca varada en la cala —John miró los cuerpos—. Sólo estaban estos tres. No hay nadie más.
Nick asintió.
—La ayuda está en camino. Y, ¿John? Gracias.
John sonrió.
—De nada. Me salvaste el pellejo hace mucho tiempo. Me alegra devolverte el favor.
—La señorita y yo vamos a dar un paseo —dijo Nick—. ¿De acuerdo? —Claro —respondió John.
_______ estaba pálida. Nick no le soltó la cintura mientras caminaban por la playa. El sol se alzaba sobre el mar, pintando el cielo de carmesí.
—Todo ha terminado, cariño.
Ella lo miró, con la mirada cargada de interrogantes.
—No lo entiendo. ¿Por qué esos hombres…?
—El FBI está investigando a Gennaro, pero los hombres que se acercaron a ti no eran agentes verdaderos. Trabajaban para James, que era… el director de la organización para la que yo trabajé en el pasado.
—Pero yo lo vi en casa de Gennaro.
—Exactamente. James y Gennaro debían de tener alguna especie de trato. James temía que pudieras implicarlo.
—Pero yo no sabía quién era.
—Supongo que no quería arriesgarse —Nick la abrazó con fuerza—. Mis hermanos y yo llegaremos hasta el fondo del asunto, te lo prometo —su tono de voz se suavizó—. Tenías razón. Gennaro no intentaba hacerte daño; pero tampoco es uno de los buenos, lo siento.
_______ sonrió superficialmente.
—Eso ya lo sabía. Sólo que quería que me creyeras cuando te dijera que no era su…
El la silenció con un beso.
—Te creo —la abrazó y notó que ella temblaba—. Lo importante es que todo ha pasado ya.
Nick estaba equivocado. _______ lo sabía. Se dijo que debía decírselo, aprovechar ese momento…
Pero él la miraba de otro modo; no con deseo sino con una ternura que le llenaba el corazón de alegría.
—_______ —se aclaró la voz—. Mis hermanos llegarán enseguida —la agarró por los hombros—. Podemos volar a Nueva York —vaciló—. O bien…
—¿O bien qué? —susurró ella.
—O puedes venir a Dallas conmigo. Para estar conmigo.
Ella no respondió. Y era lógico. Lo que acababa de decirle no lo había planeado. Aspiró hondo.
—Eso es, si tú quieres estar conmigo…
Su sonrisa fue tan brillante como los rayos del sol. Se puso de puntillas y le agarró la cara entre las manos.
—Sí. Oh, sí, Nick. Sí…
Nick la besó, se tumbó con ella sobre la arena y le dijo con su cuerpo lo que aún no estaba listo para decirle, ni siquiera a sí mismo, con palabras.
Que estaba enamorado de ella.

por **Faby Evans Jonas** Vie 17 Sep 2010, 4:06 pm

Sigueeeeeeeeelaaa por favor!!!!

por **Danne G.** Vie 17 Sep 2010, 4:22 pm

Pasará algo más verdad? o ya se esta acabando...

por #Fire Rouge..* Vie 17 Sep 2010, 10:48 pm

oohh plis me encanta siguela...
q esta no es la nove entera xq nos pediste los msn??
yo te lo doi plis respondeme ay mas desp del proximo capi??
mi msn es: florlucia15@hotmail.com

por #Fire Rouge..* Vie 17 Sep 2010, 10:51 pm

me encantaria q me mandes la nove entera (poq ay caps q los saltest no??)
bueno besos mi msn es: florlucia15@hotmail.com

por **josselinjb** Vie 17 Sep 2010, 10:57 pm

yo quiero mas noveee.!!!

por #Fire Rouge..* Vie 17 Sep 2010, 11:44 pm

todavia debe faltar porq no he encontrado el prologo en la nove..
tiene q seguir sino en la nove no tine sentido el prologo...
qiero q me la pases toda bss
cuidate!!

por **josselinjb** Sáb 18 Sep 2010, 11:50 am

sii yo tambiieen quiero el prologoo siguelaa pliss.!!

por **Mary_jonas_97** Sáb 18 Sep 2010, 12:25 pm

Hey Girls!!!
Bueno,,creo qe no me e explicado bien :S
Hoy voi a subir el cap 11...y mañana subire (si hay 5 coments ¬¬) el ultimo cap qe es el 12
Las qe qieran la nove completa, me dejan su msn y yo se la mando.
Eso es todo...aqui va el cap :)
besos!!!

Capítulo 11

Era sorprendente cómo una mujer le cambiaba la vida a un hombre. Nick no era tonto. Sabía que se producirían algunos Cambios. Por ejemplo, uno se comprometía con la otra persona.
Se dio cuenta de que había otras cosas que cambiaban cuando uno le pedía a una mujer que compartiera su vida.
Resultó que las mujeres eran raras con detalles insignificantes. No entendían por ejemplo que a los hombres les gustara comerse de desayuno las sobras de la pizza del día anterior. Y luego estaba lo de la tapa del váter. Había que bajarla después de orinar. Y lo de los tubos de pasta de dientes. Había que apretarlos desde abajo.
Cuando se lo contó a sus hermanos, se miraron con sendas sonrisillas avergonzadas y dijeron que sí, que los hombres no tenían en su naturaleza algunas cosas que eran propias de las mujeres.
Y lo peor fue que tanto la esposa de Joe, Demi, como la de Kevin, Danielle, se unieron a _______ para comparar el comportamiento de los bárbaros hermanos Jonas.
Nick se había quejado cuando se había enterado. Pero todo era de broma.
Lo cierto era que estaba encantado de que su _______ se hubiera integrado tan bien en su familia. Sus hermanos decían que era estupenda, sus cuñadas la adoraban y a su padre lo tenía totalmente encandilado. Y Nick nunca había sido tan feliz.
Le encantaba despertarse entre los brazos de su amante, y dormirse con su cabeza apoyada en su hombro.
La llevaba a restaurantes, a partidos de fútbol, a conciertos de rock y, que Dios se apiadara de él, al ballet a ver a Demi. Jamás había deseado a una mujer como deseaba a _______, y no sólo sexualmente, sino que quería que estuviera en su vida. Ya podía estar vestida tan elegantemente que todos los hombres se quedaban boquiabiertos al verla, o como estaba en ese momento, a la mesa del desayuno, con unos pantalones de chándal, el cabello recogido y sin una gota de maquillaje.
—¿Qué?
Nick pestañeó. _______ lo miró a través del mar de tazas y bollos, y ladeó la cabeza.
—¿Eh?
—Me estabas mirando —dijo ella.
El sonrió.
—¿Y está prohibido?
—Ya sabes a lo que me refiero, Nick. Estabas poniendo una cara muy rara.
—¿Ah, sí? —dijo sonriendo—. Supongo que sería porque estaba pensando lo maravilloso que es tenerte aquí conmigo.
Ella sonrió también.
—¿De verdad?
—Sabes que sí, cariño. ¿Eres feliz?
¿Feliz? Feliz era decir muy poco. Se había preocupado un poco después de decirle que sí viviría con él, pero los hermanos de Nick y sus cuñadas la habían acogido de buen grado. Incluso el patriarca, una versión en mayor de sus hijos, la había recibido con los brazos abiertos.
Nick y sus hermanos se llevaban bien con su padre. Si por lo menos ella pudiera tener lo mismo. Ni siquiera había sabido quién era su padre hasta hacía unos meses. Se había pasado toda la vida pensando que el hombre que se había casado con su madre había fallecido cuando ella era pequeña, como le había dicho su madre.
Entonces se había enterado de la verdad. Y había odiado a su madre muerta por mentirle, y a su padre. Estaba segura de que sus reacciones eran las únicas posibles… hasta que no había visto a Nick y a su padre juntos, y vio años de hostilidades aparcadas en un momento espontáneo de afecto.
Tal vez estuviera equivocada. Tal vez…
—¿Cariño?
_______ miró a Nick, que la miraba con preocupación, y se dio cuenta de que no le había contestado.
—Sí, sí —dijo en voz baja—. Soy feliz, Nick. Soy muy feliz.
Debía aprovechar ese momento, decirle la verdad.
—¿Nick? Tengo que decirte algo de… de…
—Quiero que dejes esa casa de Nueva York y te traigas tus cosas aquí —dijo él repentinamente.
Se lo dijo además de una manera tan apresurada, que _______ entendió que llevaba muchos días queriéndoselo decir. Se inclinó hacia ella, con sus maravillosos ojos verdes fijos en ella.
—Quiero saber que eres verdaderamente mía, cariño. Y que yo soy tuyo. ¿Te parece bien?
—¿Bien? —se echó a reír—. Oh, sí, Nick… me parece muy bien.
Él la miró como si le hubieran quitado todo el peso del universo de sus hombros.
Segundos después, estaban el uno en brazos del otro.
El bar estaba lleno, como lo estaba cada viernes por la noche, el día en que los tres hermanos quedaban para tomar unas cervezas y pasar un par de horas juntos.
Había estado a punto de no ir, no quería dejar a _______ sola en casa, pero ella le había animado, diciéndole que tenía que arreglarse las uñas, y depilarse.
Los hermanos ocuparon su mesa de siempre, pidieron cerveza y hamburguesas y se recostaron en los asientos para relajarse.
Hasta hacía unos meses, la conversación de los viernes se había centrado en el trabajo y en las mujeres. Siempre en las mujeres.
Pero todo eso había cambiado.
En el presente hablaban de cosas que jamás podrían haberse imaginado; sobre la casa que Joe se estaba haciendo en un terreno junto a una colina, sobre el terreno contiguo que Kevin había comprado para hacerse otra casa; o sobre los otros diez acres que le habían ofrecido a Nick unos meses atrás.
—¿Quién? ¿Yo? —había dicho Nick.
Pero ya les estaba preguntando por esos acres.
Kevin y Joe se miraron.
—¿Por qué? —le preguntó Joe—. ¿Estás pensando en comprar?
—Tal vez —dijo Nick sin levantar la vista de su jarra de cerveza—. Quiero decir, estáis los dos creando el complejo Jonas; no estaría bien que un extraño se quedara con la otra parcela, ¿verdad?
Kevin asintió.
—No, desde luego que no —Kevin miró a Joe con disimulo—. No estarás pensando en comprar una casa, ¿verdad, Nick?
—¿Yo? ¿Una casa? ¿Para qué? Me gusta la casa que tengo aquí en la ciudad.
—Bueno —dijo Joe con naturalidad—, a mí también me pasaba lo mismo, hasta que me casé. No tardé en darme cuenta de que Salomé y yo necesitábamos comprar algo de propiedad. Una casa —dio un bocado a su hamburguesa—. Y de que, pasado un tiempo, tendríamos niños.
—Sí, a mí me pasó lo mismo.
Los dos hermanos Jonas mirando al tercero. Nick se puso colorado.
—Sé lo que estáis pensando.
—¿Y?
Tragó saliva con dificultad.
—Y, tenéis razón. Estoy loco por _______. Quiero casarme con ella.
—¿Y cuándo es el gran día?
Nick suspiró.
—No lo sé. Yo… todavía no se lo he preguntado.
—¿Y a qué estás esperando? Ve a casa y hazlo.
—Sí. Pero y si ella dice…
—No lo hará —Kevin sonrió y le dio una palmada en la espalda a su hermano—. Te ama, hemos visto cómo te mira, Nick.
—¿Entonces voy y se lo pido, así sin más?
—Así, sin más —dijo Joe—. Ahora mismo —sonrió—, ahora que todavía tienes el coraje de pedírselo.
Nick suspiró, se puso de pie, sacó la cartera y dejó unos billetes sobre la mesa.
—Esta noche invito yo.
No estuvo seguro de si sus hermanos le habían oído o no; pero sí que le habían oído. Cuando todavía no había llegado a la puerta sus hermanos lo alcanzaron; y Kevin le hizo una llave y le aprisionó la cabeza. Para horror suyo, ambos hermanos le plantaron sendos besos en las mejillas.
—Este hombre se va a casar —anunció Joe.
La gente empezó a felicitarlo, y Nick se sonrojó. Ser el más pequeño de los Jonas nunca había sido fácil.
Volvió a casa en un tiempo récord. Toda vez que había tomado la decisión, quería pasar directamente a la acción.
¿Qué le había llevado tanto tiempo?, pensaba mientras dejaba el coche en el garaje subterráneo del edificio. Hacía ya días que sabía que amaba a _______; semanas ya. Maldita sea, lo sabía tal vez desde que la había sacado de la ducha medio desnuda.
Sonrió mientras tomaba el ascensor al ático de lujo. Ella también lo amaba, de eso estaba seguro. Su manera de mirarlo, cómo suspiraba cuando él la besaba. Por supuesto que lo amaba.
Y por supuesto que diría que sí.
Pero quería que aquél fuera un momento romántico. Le pediría que se vistiera y lo acompañara a una tienda. Se miró el reloj. Las ocho y media. ¿Estarían abiertas las tiendas? Entrarían en una joyería y le pediría que le echara un vistazo a los anillos; entonces se pondría de rodillas, y allí delante de todo el mundo le pediría que fuera su esposa.
Lo que debía hacer era sorprenderla. Abrió la puerta sin hacer ruido y avanzó de puntillas por el enorme vestíbulo de entrada… oyó unas voces que salían de la sala de estar. Nick frunció el ceño. A sus hermanos acababa de dejarlos, y Paul, su padre, estaba fuera de Dallas en viaje de negocios.
Pensó en echar a correr hacia ella para protegerla, pero le dio una sensación extraña… hablaban en voz baja, en tono un poco forzado, _______ y un hombre.
Sigilosamente avanzó por el pasillo, sus pasos quedaron ahogados por la moqueta. Sí, _______ estaba allí, con un hombre. Era de mediana edad, fortachón, con un traje caro y una corbata discreta. Sin embargo tenía algo de miserable, de mezquino.
—…la necesita, señorita Williams —dijo el del traje oscuro—. La necesita urgentemente.
_______ negó con la cabeza.
—Lo siento. Dígale que no voy a volver.
—No lo entiende, señorita. Él dice que si tal vez alguna vez lo quisiera…
—No voy a volver —repitió _______—. Sé que eso le hace daño, pero…
El hombre se metió la mano en el bolsillo y sacó un collar de diamantes que brillaban como el sol.
—Le ha enviado esto.
—No —susurró _______, la vista fija en los diamantes que brillaban como llamas ardientes en la palma de la mano del visitante.
—Quiere que te lo quedes.
—No —repitió ella.
Pero Nick vio que vacilaba y movía la mano, para retirarla al momento.
—El señor Gennaro quiere que se lo quede, aunque no vaya a verle.
—Oh, Dios —_______ estaba llorando—. Por favor, esto no es justo. Él sabe que no lo es. Tentarme así…
El hombre le tomó la mano y se la colocó sobre el collar.
—El señor Gennaro le pide que piense en lo que significa este collar. Para él. Y para usted.
La mano le temblaba cuando se llevó los diamantes al pecho. Agachó la cabeza. El hombre esperó…
Al igual que Nick.
Una frialdad peor que la muerte se asentó en el silencio, metiéndosele en la sangre, en el corazón.
—De acuerdo —_______ asintió finalmente—. Iré con usted. Pero primero… tengo que dejar una nota.
Nick apareció entonces a la puerta del salón. —No hace falta —dijo mientras entraba en la sala.
_______ se volvió hacia él, con los ojos abiertos como platos.
—Nick —pronunció con una sonrisa trémula—. Tengo tanto que contarte. Tanto que debería haberte contado…
—Olvídalo —pasó a su lado hacia el mueble de teca de la pared, para servirse un coñac—. No hay necesidad.
—¡Sí que la hay! No sé cuánto has oído, pero…
—Ya te lo he dicho. Lo he oído todo —dio un trago—. Quiere que vuelvas con él. Y tú vas a ir —sonrió de nuevo—. Y no me extraña. Sólo hay que ver el collar.
—No es lo que piensas… déjame que te explique, Nick.
—¡No! —la rabia le calentaba la sangre como el fuego—. No me expliques nada. No quiero que hables. Ya me has mentido bastante.
—Por favor, Nick…
—¡Y no me llames así! —se movió rápidamente, le agarró de la muñeca y le torció el brazo a la espalda—. No se meta en esto —dijo Nick al ver que el hombre se adelantaba—. Porque si no saldrá de aquí con los pies por delante.
—Está bien, Trevor —dijo _______ temblando—. De verdad, está bien. Por favor, espérame en el ascensor.
_______ esperó hasta que el hombre que Gennaro había enviado salió al pasillo.
—Nick —dijo entonces—. Te lo ruego. Si me dejaras…
—¿Dejarte el qué? ¿Mentir?
—No hagas esto, Nick… por favor —se le llenaron los ojos de lágrimas.
—¿Hacer el qué? ¿Decirte que hemos terminado? ¿Que hagas la maleta y te vayas con tu novio? —se echó a reír—. Iba a esperar hasta el domingo por la noche. Esta noche he hablado con mis hermanos y he empezado a pensar con lógica —la soltó con un pequeño empujón, y ella se tambaleó un poco—. Tú me has ahorrado la molestia.
—No lo dices en serio, Nick. Sé que no.
—Entonces estás equivocada, cariño. Claro que lo digo en serio. Y no me mires así. Se me fue la cabeza —él sonrió—. Eres genial en la cama, ¿lo sabías? Lo suficiente como para llevarte un viaje a Dallas, y unos cuantos trapos caros…
Ella le dio un bofetón en la cara. Tan fuerte, que le retumbó en los oídos. Por un momento, estuvo a punto de devolvérselo. Pero a él no le iba eso de pegar a las mujeres, fueran cuales fueran las circunstancias.
—¡Espero que ardas en el infierno, cabron!
Habló en voz baja. Al verla temblar de pies a cabeza, el muy tonto sintió ganas de abrazarla y decirle que…
¿Qué le iba a decir?
Ella no era ya nada para él. Había jugado con él, pero ya todo había terminado.
La vio salir de la habitación y pasar delante del hombre, que esperaba inmutable en el pasillo.
El hombre del traje oscuro le echó una mirada a Nick como queriéndole decir que no se iba a quedar quieto si tenían el placer de encontrarse de nuevo.
—Cuando quieras —dijo Nick en voz baja.
El hombre sonrió, apuntó a Nick con el dedo como si su mano fuera una pistola, se volvió hacia el ascensor privado y siguió a _______ al interior.
Así de rápidamente, _______ salió de su vida.

por **josselinjb** Sáb 18 Sep 2010, 1:32 pm

estaa nove estaa geniaall ahhhh neceesiito el ultiimO capp.. en seriiO es lO mejOr.!!! :D

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