El placer de los fantasmas |Zayn Malik & Louis Tomlinson| [HOT]

Aunque sabía que era imposible librarse por completo de él, ya que había pintado su pasado en trazos de color rojo sangre, no tenía que pintar su futuro.

—La noche aún es joven...— dijo Zayn.

Ella sonrió. —Y yo quiero más tratos.

* * * *

—Te ha llegado algo, ____.

____ miró hacia el mostrador, donde la hermana de Carol, Kelly, esperaba con un repartidor que tenía una gran caja blanca llena de flores. Con temor llenando su estómago, miró hacia el lugar donde Louis y Zayn habían acampado desde que había empezado su turno, a las once. Uno de los hombres leía unos papeles, mientras el otro navegaba por la red en su computadora portátil. Ninguno la miraba ansioso por ver su reacción ante la entrega o se veía excitado por darle un regalo.

Eso era lo que más le preocupaba. Esa caja blanca no contenía un regalo de sus nuevos amantes. Era un recordatorio del anterior.

El primero de noviembre era el día que siempre había recibido una caja de flores. Siempre había contenido dos docenas de rosas de color rojo, de tallo largo y una tarjeta tipeada diciendo: ‘Feliz Aniversario, mascota’.

Temía que esta podría decir lo mismo. No podía ser. Payton no sabía que estaba aquí, y aún si sabía que estaba en Cranston, no sabía que estaba aquí, en Carol Cravings. No podía saberlo.

A regañadientes, tomó la caja y le entregó una propina al repartidor. Dejó el recipiente en el mostrador mientras él se iba.

—¿Sabes quién lo envió?— preguntó Kelly con entusiasmo.

—Desafortunadamente, tengo una sospecha— Como si la caja blanca pudiera contener serpientes, levantó cuidadosamente la tapa.

Sí, nada anormal a los ojos ingenuos. Dos docenas de rosas absolutamente perfectas, de color rojo sangre. Su respiración se entrecortó, el pánico trataba pasar sobre las barreras que había erigido para mantener afuera a su ex y a su insidioso control sobre ella.

—Son preciosas— murmuró Kelly.

—¿Lo son?— ___ respondió, poco impresionada.

Ella podía ver la escritura en negrita en la tarjeta que había sido insertada. Escrita a mano, no tipeada. La implicación era clara. El estaba cerca y probablemente mirándola. De pronto, sofocó un sollozo, pero no pudo controlar la manera como sus hombros temblaban, mientras trataba de respirar. Un horror crudo llenó sus entrañas, agarrándose a su columna vertebral y apretándole la garganta.

—¿Estás bien?.

Ella negó con la cabeza. —Son de mi ex-esposo. Hoy habría sido nuestro séptimo aniversario.— Si no me hubiera divorciado de él hace dos años...

El entusiasmo de Kelly se volvió ácido, cuando miró las flores. —¿Quieres que me deshaga de ellas?

—¿Cariño? ¿Qué sucede? — Louis preguntó a sus espaldas antes de que ella pudiera responderle a Kelly.

Sus brazos se deslizaron alrededor de la cintura de ___, su pecho sólido prestándole su fuerza.
Ella hizo un gesto con la cabeza hacia la caja.

—Son de mi ex, Payton. Él... sabe que estoy aquí. Él sabe donde estoy.

Los brazos de Louis la envolvieron desde el otro lado. —Él no te va a tocar de nuevo.

—Voy a tirar esto en el contenedor— dijo Kelly.

—Gracias— respondió ____

Ella se apretó aún más a sus hombres, absorbiendo la seguridad de su presencia, y agradecida de no tener que atender ninguna otra mesa esa tarde, para poder disfrutar libremente de su consuelo. La mayoría de los residentes de la ciudad se habían ido para asistir a un partido de fútbol, a casi dos horas de distancia. Apoyó la cabeza contra Zayn. El olor a limpio de los dos hombres le recordó las muchas rondas de amor de la noche pasada. Su cuerpo estaba un poco sensible por las actividades, pero también se sentía a gusto. Más que definitivamente a gusto. Hedonista, su voz interior le advirtió.

Ella nunca lo había sido antes.

—Estoy bien— les dijo. La razón comenzó a reemplazar su pánico inicial.

Ella suspiró, dejando escapar su tensión reprimida. —Andy probablemente le dijo que estoy en Cranston, y todo el mundo en el pueblo sabe dónde encontrar a un recién llegado— dijo, tratando de sonreír.

Se escuchó tan insípido como una bebida gaseosa abierta el día anterior.
Afortunadamente, se salvó de la discusión por la entrada de una mujer muy embarazada. ____ se liberó de los hombres.

—Hola— saludó a la cliente. —¿Mesa para uno y medio?—

—Creo que casi dos— rió la mujer.

—Vamos a sentarlos a los dos, entonces—

Unos minutos más tarde, ___ acomodó a la mujer, que se presentó como Gwen, en una mesa tanto cerca de los baños, como de la puerta principal. Tuvo que sonreír ante otro recordatorio de la amistad en un pueblo pequeño.

En la Ciudad de Madison, y especialmente en Los Ángeles, la gente no se presentaba a la camarera en un restaurante.

Se dirigió a la cocina a buscar la bebida de Gwen y se dio cuenta de que tanto Louis como Zayn habían regresado a la mesa donde habían estado antes. Cada uno con las sillas en ángulo, para poder tener una visión clara de la puerta. Su preocupación la calentó por dentro y en verdad la hizo sentir un poco mejor. No dejarían que algo le pasara mientras estuvieran cerca. Y parecían decididos a mantener en ella sus miradas si no más.
En la cocina, Kelly se apoyaba contra la mesa de acero inoxidable con los ojos fuertemente cerrados. Su piel se veía pálida, a pesar de haber estado bien unos minutos antes.

—¿Estás bien?— preguntó ___, tomando su rol de enfermera.

—Tengo un dolor de cabeza terrible— Kelly apretó la mano contra la cabeza mientras tomaba una respiración inestable.- ¿Crees que estarás bien durante unos minutos, si voy hasta la farmacia?

—Sí, claro— respondió ___. —No es como si estuviéramos extremadamente ocupados. Soy capaz de realizar esta loca carrera. Tal vez cuando vuelvas, deberías ir arriba y acostarte en mi sofá por un rato—
Kelly le dio una sonrisa débil y tomó su bolso.

—Gracias. Tal vez lo haga. Nunca me había dolido tan fuerte, me pegó muy rápido. Estaré de vuelta en unos minutos.

Gwen fruncía el ceño cuando ___ volvió a la mesa con su bebida. Al igual que Kelly, sus ojos estaban cerrados con fuerza, con la cara retorciéndose por el dolor, mientras jadeaba. Esto no era una crisis de migraña.

—¿Gwen...? — preguntó ___.
—Estoy bien— jadeó la mujer. —Sólo es una contracción de Braxton Hicks4... las he estado teniendo desde hace meses—

___ no estaba tan segura. Había visto suficientes mujeres en trabajo de parto para sospechar que algo andaba mal. Perder su trabajo –su otro trabajo, como enfermera de obstetricia–, había sido duro para ella. Tal vez le atribuía síntomas a Gwen porque extrañaba demasiado su trabajo.

—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu médico?— le preguntó ___

—Hace dos días. El está seguro de que tengo una semana más—

—Los bebés pueden sorprenderte. ¿Cuánto tiempo has estado teniendo estos dolores?—

— ¿Como este? ¿Te refieres al día de hoy? Este es el primero—

____ decidió mantener una estrecha vigilancia sobre Gwen. No confiaba en que esta fuera sólo una contracción falsa, con los bebés a término siempre era esperar y ver. Forzando una sonrisa, tomó la orden de Gwen. El cocinero había desaparecido cuando Jahz llegó a la cocina con la orden.

¿Qué demonios?

— ¿Burt? Aquí hay una orden para ti— dijo ella. Una tos desde fuera la alertó de que la puerta posterior estaba abierta y él había salido a fumar.

Menos mal que no estaban ocupados. Tomándose un momento, tomó un sorbo de la botella de agua que había dejado en su cubículo de camarera más temprano, y dejó que sus pensamientos vagaran.

Había estado técnicamente con Zayn y Louis, durante dos noches y un día.
Sin embargo, se sentía más cerca de ellos de lo que alguna vez se había sentido con la mayoría de la gente en su vida. Tal vez era por la intensidad y la saturación del tiempo que habían pasado juntos. No fueron citas casuales. Ellos habían compartido horas en íntimo contacto cercano. Mucho de ese tiempo hablando desnudos, pero hablando. Ya sentía su fiera posesividad, y no tenía duda de que atacarían a Payton si se le acercaba.

Un rubor de consciencia la había seguido todo el día. ¿Podría una persona
recibir una sobrecarga de excitación? En el momento en que su turno terminara hoy, estaría lista para saltar sobre ellos él en el medio de la calle principal –otra razón para estar agradecida de que muchas personas estuvieran fuera de la ciudad.

Tomó otro sorbo de agua, excitada al imaginarse cabalgando la gruesa polla de Zayn y chupando la de Louis, mientras los coches pasaban por delante de ellos. Su coño pulsó, queriendo sus pollas ahora.

Maldita sea, mejor regresaba al trabajo antes de meterse en problemas. Agitada por sus pensamientos, se sacó la camisa para alejarla de sus pezones fruncidos. Nadie creería que tenía frío, no con el calor que sentía en sus mejillas.

Volvió a entrar en el comedor, y caminó hacia sus amantes.

— ¿Más café? O té o yo. Por favor, digan que me quieren a mí... el cliente siempre tiene la razón y yo tengo que complacerlos.

— ¿Cuánto falta para que termines, cariño?— preguntó Zayn, sus ojos oscuros estaban casi negros por la necesidad reprimida. Eso la sacudió y se preguntó cuan aparente era la suya.

— ¿Por qué? ¿Tienes planes importantes?

—Tal vez... y tú eres la invitada de honor.

La excitación se apoderó de ella, y su pulso se aceleró con alegría. —Hmm... la invitada de honor? ¿Debo usar algo especial?

—Sí, definitivamente, ven como tú eres. La ropa es opcional, pero no es sugerida después de llegar— le dijo Louis. Los bordes de su boca se curvaron en una sonrisa pícara. —Pienso que te podrían gustar mis esposas para las muñecas.

Oh, sí... Si se parecía a su azote, ella sabía que le gustarían. Miró su reloj, de repente ansiosa de que su turno terminara.

—Una hora más—les informó.

Zayn no podía esperar para sacarla de aquí. Sus instintos territoriales
explotaron a toda velocidad cuando vio su reacción ante las flores, y él sabía que Louis se sentía de la misma manera. Mientras Louis distraía a ___ hablando de su parafernalia de bondage, JZayn sólo podía pensar que no podía esperar para tenerla en su casa, segura tras su sistema de alarma.

Cada vez que ___ iba a la cocina y salía de su vista, sus hombros se tensaban, sus entrañas se anudaban y tenía que luchar contra el impulso de lanzarse tras ella. Había tardado tanto la última vez, que se estaba levantando cuando la puerta se abrió.

Trató de decirse a sí mismo que su preocupación era infundada. No era como si cualquiera pudiera lograr pasar a través de las puertas de Cranston, pero había formas, si alguien estuviera decidido a colarse en el interior de la ciudad. Louis le había recordado eso bastantes veces a lo largo de los años y Louis lo sabía, ya que había sido el arquitecto urbanista graduado con honores, que había diseñado Cranston. Su tío lo había contratado directamente al salir de la universidad y Garrett había pasado innumerables horas trabajando y volviendo a trabajar en el diseño de
Cranston, a medida que la ciudad se expandía cada año. El había tomada más y más trabajos de diseño arquitectónico, tanto dentro como fuera de la ciudad, durante los últimos tiempos, pero Cranston era su bebé. Sin embargo, Zayn tenía la sensación de que con el ex de ___ haciendo acto de presencia, Louis reduciría temporalmente sus trabajos y se quedaría cerca de casa.

Como Director –y único– Asesor Financiero del banco, Zayn no tenía esa
opción, pero le reconfortaba saber que llegado el lunes, cuando tuviera que regresar a la oficina, Louis estaría para velar por su mujer.