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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
Yeeeei!! Pase de paginaaa..
Exigooo cap!!! :lloro:
yaaaaaaaaaaaaa :(
Exigooo cap!!! :lloro:
yaaaaaaaaaaaaa :(
shamm
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahh yo yambien odia a la Reina!!!
Es tan malvada y rara!!
Ahora que quiere???
No confio nada en ella!!
Jajaja me mato Izzy, los puso en su lugar!!
Siguela!!! Quiero mas!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
& créeme en el siguiente libro la odiaras a muerte! :¬¬:
Solo fastidiar, eso es lo que quiere! :suspect:
JAJAJAJAJ Izzy Rule! ;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
shamm escribió:Peroo peroo qe es lo que quiere la teima? No entiendo
jaja me mato izzy jaja aunqe me gustaria qe este cn simon!
<3
Siiguelaaa quiero ver q le pasa al nicho
siguelaaaaa
siguelaaaaa :wut:
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Solo quiere molestar! :¬¬:
JAJAJAJ Izzy es la mejor! :hug:
Quizás en el siguiente libro los lees juntos! :fiu:
Uno nunca sabe, ahora que Jordan esta de vuelta puede que regrese con Maia! :hug:
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
shamm escribió:SIGUELAAAAAA!!!
Ya la sigo! ;)
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
shamm escribió:Yeeeei!! Pase de paginaaa..
Exigooo cap!!! :lloro:
yaaaaaaaaaaaaa :(
JAJAJAJAJAJ en proceso!;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
• Beati Bellicosi - Capitulo 15 (Parte 1) •
El interior de Ironworks estaba vivo con cuerdas de brillantes luces multicolores. Solo un par de
invitados ya estaban sentados, pero otros tantos se arremolinaba alrededor, llevando copas de champán llenas de pálido líquido efervescente. Los camareros — que también eran hombres lobo, observó Simón; todo el evento parecía estar compuesto por miembros de la manada de Luke — se movían entre los invitados, entregando copas de champagne. Simón rechazó una; desde su experiencia en la fiesta de Magnus, no se había sentido seguro bebiendo nada que no lo hubiera preparado él mismo, y además, no sabía que líquidos no-sanguíneos iban a quedarse y que otros lo harían enfermarse.
Maia estaba de pie junto a uno de los pilares de ladrillo, hablando y riendo con otros dos hombres lobo.
Llevaba un vestido tubo de satén de color naranja brillante que hacia resaltar su piel oscura y su pelo era un halo salvaje de rizos castaño-dorado alrededor de su cara. Ella vio a Simón y Jordan y deliberadamente se dio la vuelta. La parte posterior de su vestido era una baja V que mostraba mucha piel al descubierto, incluyendo un tatuaje de una mariposa a través de su espalda baja.
“No creo que ella hubiera tenido eso cuando la conocí,” dijo Jordan. “Ese tatuaje, quiero decir.”
Simón miró a Jordan. Éste estaba mirando con los ojos abiertos a su ex novia con el tipo de anhelo evidente que, Simón sospechaba, iba a hacerlo conseguir un puñetazo en la cara por parte de Isabelle si no tenía cuidado. “Vamos,” dijo, poniendo su mano contra la espalda de Jordan y empujándolo ligeramente. “Vamos a ver donde estamos sentados.”
Isabelle, que los había estado observando por encima del hombro, sonrió con una sonrisa felina. “Buena
idea.”
Se abrieron paso entre la multitud a la zona donde estaban las mesas, sólo para encontrar que la mesa ya estaba medio ocupada. _____(tn) estaba sentada en uno de los asientos, mirando abajo hacia una copa de champán llena de lo que probablemente era ginger ale. Junto a ella estaban Alec y Magnus, ambos en el traje oscuro que habían usado cuando había llegado de Viena. Magnus parecía estar jugando con los bordes de flecos de su larga bufanda blanca. Alec, con los brazos cruzados sobre el pecho, estaba mirando ferozmente a la distancia.
_____(tn), al ver a Simón y Jordan, se puso de pie con alivio evidente en su rostro. Vino alrededor de la mesa para saludar a Simón, y él vio que llevaba un vestido de seda de oro muy claro y sandalias bajas de oro.
Sin tacos para darle altura, se veía diminuta. El anillo Morgenstern estaba alrededor de su cuello, la plata
brillando contra la cadena que lo mantenía. Ella se estiró para abrazarlo y murmuró: “Creo que Alec y
Magnus están peleando.”
“Parece que sí,” murmuró de vuelta. “¿Dónde está tu novio?”
A eso, ella desprendió los brazos de su cuello. “Se retrasó en el Instituto.” Se dio la vuelta. “Hey, Kyle.”
Él sonrió un poco torpemente. “Es Jordan, en realidad.”
“Eso he oído.” _____(tn) señaló hacia la mesa. “Bueno, podríamos sentarnos también. Creo que muy pronto va a ser el brindis y esas cosas. Y entonces, con suerte, la comida.”
Todos ellos se sentaron. Hubo un largo e incómodo silencio.
“Entonces,” dijo finalmente Magnus, pasando un dedo largo y blanco alrededor del borde de su copa de
champagne. “Jordan. He oído que estás en el Praetor Lupus. Veo que estás usando uno de los
medallones. ¿Qué dice?”
Jordan asintió con la cabeza. Estaba enrojecido, sus ojos color avellana espumosos, su atención claramente sólo en parte en la conversación. Estaba siguiendo a Maia con los ojos por la habitación, los
dedos nerviosamente abriéndose y cerrándose en el borde del mantel. Simón dudaba de que siquiera
fuera consciente de ello. “Beati bellicosi: Bienaventurados sean los guerreros.”
“Una buena organización,” dijo Magnus. “Yo conocí al hombre que la fundó, allá por la década de 1800. Scott Woolsey. Una antigua familia respetable de hombres lobo.”
Alec hizo un feo sonido en la parte posterior de la garganta. “¿Dormiste con él, también?”
Los ojos de gato de Magnus se ampliaron. “¡Alexander!”
“¿Bueno, yo no sé nada acerca de tu pasado, o si?” Exigió Alec.
La cara de Magnus estaba inexpresiva, pero había un matiz oscuro de enojo en su voz. “¿Esto quiere
decir que cada vez que mencione a alguien que he conocido, vas a preguntarme si tuve un romance con ellos?”
La expresión de Alec era inflexible, pero Simón no pudo evitar sentir un destello de simpatía, el dolor detrás de sus ojos azules era evidente. “Tal vez.”
“Conocí a Napoleón una vez,” dijo Magnus. “No tuvimos un romance, sin embargo. Él era desagradablemente mojigato para ser un francés.”
“¿Conociste a Napoleón?” Jordan, quien parecía haberse perdido la mayor parte de la conversación, pareció impresionado. “¿Entonces es verdad lo que dicen a cerca de los brujos?”
Alec le dio una mirada muy desagradable. “¿Qué es verdad?”
“Alexander,” dijo Magnus fríamente, y _____(tn) se encontró con los ojos de Simón a través de la mesa. Sus ojos estaban abiertos, verdes y llenos de una expresión que decía Uh-oh. “No puedes ser grosero con todos los que me hablan.”
Alec hizo un amplio gesto dramático. “¿Y por qué no? ¿Estoy estorbando tu estilo? Quiero decir, tal vez estabas esperando coquetear con el chico hombre lobo aquí. Es muy atractivo, si te gusta el cabello desordenado, hombros anchos, buena apariencia cincelada.”
“Hey, ahí,” dijo Jordan delicadamente. Magnus puso su cabeza entre sus manos.
“O aquí hay abundantes chicas hermosas, ya que aparentemente tus gustos van de ambos bandos. ¿Hay algo en lo que no estés dentro?”
“Sirenas,” dijo Magnus desde el interior de sus dedos. “Siempre huelen como algas marinas.”
“No es gracioso,” dijo Alec ferozmente y dándole una patada a su silla se levantó de la mesa y se marchó a la multitud.
Magnus todavía tenía la cabeza entre sus manos, las puntas de su pelo negro sobresalían entre sus dedos. “Solamente no veo,” le dijo a nadie en particular, “por qué el pasado tiene que importar.”
Para sorpresa de Simón, fue Jordan quien respondió. “El pasado siempre importa,” dijo. “Eso es lo que te dicen cuando te unes al Praetor. No puedes olvidar las cosas que hiciste en el pasado, o nunca aprenderás de ellas.”
Magnus miró hacia arriba, sus ojos verde dorado brillando a través de sus dedos. “¿Cuántos años tienes?” Exigió. “¿Dieciséis?”
“Dieciocho,” dijo Jordan, mirándolo ligeramente asustado.
La edad de Alec, pensó Simón, reprimiendo interiormente una sonrisa. En realidad no encontraba divertido el drama de Alec y Magnus, pero era difícil no sentir una cierta diversión amarga por la expresión de Jordan. Jordan tenía que ser el doble del tamaño de Magnus—a pesar de ser alto, Magnus
era esbelto hasta el punto de la delgadez—pero Jordan estaba claramente asustado de él. Simón se giró
para compartir una mirada con _____(tn), pero ella estaba mirando hacia la puerta de entrada, su cara se volvió repentinamente pálida. Dejando caer su servilleta sobre la mesa, murmuró, “Discúlpenme,” y se puso de pie, prácticamente huyendo de la mesa.
Magnus levantó sus manos. “Bueno, si esto va a ser una huída masiva…” dijo, y se levantó con gracia, lanzando su bufanda alrededor de su cuello. Desapareció entre la multitud, presumiblemente en busca de Alec.
Simón miró a Jordan, que estaba mirando a Maia de nuevo. Ella estaba de espaldas a ellos hablando con Luke y Jocelyn, riendo, lanzando su cabello rizado hacia atrás. “Ni siquiera pienses en ello,” dijo Simón, y se levantó. Señaló a Jordan. “Tú te quedas aquí.”
“¿Y hacer qué?” exigió Jordan.
“Lo que sea que los Praetor Lupus hacen en esta situación. Medita. Contempla tus poderes Jedi. Lo que sea. Vuelvo en cinco minutos, y mejor que sigas estando aquí.”
Jordan se echó hacia atrás, cruzando los brazos sobre el pecho de un modo claramente rebelde, pero Simón ya había dejado de prestarle atención. Se volvió y se movió en la multitud, siguiendo a _____(tn). Ella era una mancha de rojo y oro entre los cuerpos en movimiento, coronada con su trenza de cabello brillante.
La alcanzó junto a uno de los pilares envueltos de luz, y le puso una mano en el hombro. Ella se volvió con una exclamación de sorpresa con los ojos muy abiertos y levantó la mano como si quisiera defenderse. Se relajó cuando vio de quién se trataba. “¡Me asustaste!”
“Obviamente,” dijo Simón. “¿Qué está pasando? ¿De qué estás tan asustada?”
“Yo…” Ella bajó la mano con un encogimiento de hombros, a pesar de forzada apariencia de casual despido, el pulso le estaba latiendo en su cuello como un martillo. “Me pareció ver a Nicholas.”
“Me lo imaginé,” dijo Simón. “Pero. . .”
“¿Pero?”
“Te ves muy asustada.” No estaba seguro de por qué lo había dicho exactamente, o lo que esperaba que ella dijera en respuesta. Ella se mordió el labio, de la forma en que siempre lo hacía cuando estaba nerviosa. Su mirada por un momento estaba muy lejos, era un aspecto familiar para Simón.
Una de las cosas que siempre había amado de _____(tn) era la facilidad con la que quedaba atrapada en su imaginación, cuan fácilmente podía cerrarse dentro de si misma en un mundo ilusorio de maldiciones y príncipes y destino y magia. Una vez él había sido capaz de hacer lo mismo, había sido capaz de habitar mundos imaginarios aún más emocionantes para estar a salvo—por ser de ficción. Ahora que lo real y lo imaginado habían colisionado, se preguntó si, como él, ella anhelaba el pasado, lo normal. Se preguntó si la normalidad era algo, como la visión o el silencio, que no te das cuenta de cuan preciosa era hasta que la perdías.
“Él está teniendo un momento difícil,” dijo en voz baja. “Tengo miedo por él.”
“Ya lo sé,” dijo Simón. “Mira, no es por entrometerme, pero— ¿ha descubierto que lo que está mal con él? ¿Alguien lo ha hecho?”
“Él…” Se interrumpió. “Está bien. Acaba de tener un momento difícil llegando a un acuerdo con algunas de las cosas de Valentine. Ya sabes.” Simón lo sabía. También sabía que ella estaba mintiendo. _____(tn), que casi nunca le ocultaba nada. Él le dirigió una mirada dura.
“Ha estado teniendo pesadillas,” dijo. “estaba preocupado de que hubiera algún demonio implicado…”
“¿Algún demonio involucrado?” repitió Simón, incrédulo. Sabía que Nicholas estaba teniendo pesadillas, él
se lo había dicho, pero Nicholas nunca había mencionado demonios.
“Bueno, al parecer, hay clases de demonios que tratan de llegar a ti a través de tus pesadillas,” dijo _____(tn), sonando como si estuviese apenada por haberlo metido en eso, “pero estoy segura de que no es nada. Todo el mundo tiene pesadillas a veces, ¿no?” Ella puso una mano en el brazo de Simón.
“Yo sólo voy a ver cómo está. Volveré” Su mirada ya se estaba deslizando más allá de él, hacia la puerta
que conducía a la terraza; él retrocedió, inclinó la cabeza y la dejó ir, mirándola mientras se alejaba entre
la multitud.
Se veía tan pequeña—pequeña en la forma que ella había estado en primer grado cuando él la había
encaminado hasta la puerta delantera de su casa y la vio subir las escaleras, pequeña y determinada, su
caja de almuerzo golpeando contra su rodilla mientras caminaba. Sintió que su corazón, que ya no latía,
contraerse, y se preguntó si había algo en el mundo tan doloroso como no ser capaz de proteger a las personas que amas.
“Pareces enfermo,” dijo una voz a su lado. Ronca y familiar. “¿pensando la horrible persona que eres?” Simón se volvió y vio Maia apoyada contra el pilar detrás de él. Tenía una hebra de las pequeñas y brillantes luces blancas alrededor de su cuello y su rostro estaba enrojecido por el champán y la calidez de la habitación.
“O quizás debería decir,” continuó, “qué horrible vampiro eres. Excepto que eso lo hace sonar como si fueras malo siendo vampiro.”
“Soy malo en lo de ser un vampiro,” dijo Simón. “Pero eso no quiere decir que no fuera malo al ser un novio, también.”
Ella sonrió torcidamente. “Bat dice que no debe ser tan difícil para ti,” dijo. “Él dice que los chicos hacen cosas estúpidas cuando hay chicas involucradas. Especialmente los frikis que anteriormente no han tenido mucha suerte con las mujeres.”
“Es como si pudiera ver dentro de mi alma.”
Maia negó con la cabeza. “Es difícil estar enojada contigo,” dijo. “Pero estoy trabajando en ello.” Ella se dio la vuelta.
“Maia,” dijo Simón. Su cabeza le había empezado a doler, y se sentía un poco mareado. Si no hablaba con ella ahora, sin embargo, él nunca lo haría. “Por favor. Espera.”
Ella se volvió y lo miró, ambas cejas levantadas interrogativamente.
“Lo siento por lo que hice,” dijo. “Sé que lo dije antes, pero realmente lo siento.”
Ella se encogió de hombros, sin expresión, sin decirle nada.
Tragó saliva pasando del dolor en su cabeza. “Tal vez Bat está en lo cierto,” dijo él. “Pero creo que hay mucho más que eso. Quería estar contigo, porque—y esto va a sonar tan egoísta—tu me hiciste sentir normal. Como la persona que era antes.”
“Soy un hombre lobo, Simón. No soy exactamente normal.”
“Pero tú…tú eres…” dijo, tropezando con sus palabras un poco. “Tú eres genuina y real, una de las personas más reales que he conocido. Querías venir y jugar a Halo. Querías hablar de cómics y ver conciertos y bailar y simplemente hacer las cosas normales. Y me trataste como si fuera normal. Nunca me has llamado ‘Daylighter’ o ‘vampiro’ o cualquier cosa, además de Simón.”
“Esas son cosas de amigos,” dijo Maia. Se estaba apoyado en el pilar de nuevo, sus ojos brillando suavemente mientras hablaba. “No cosas de novias.” Simón se limitó a mirarla. Su dolor de cabeza pulsando como un latido de corazón.
“Y entonces apareces por aquí,” agregó, “trayendo a Jordan contigo. ¿Qué estabas pensando?”
“Eso no es justo,” protestó Simón. “No tenía idea de que era tu ex…”
“Ya lo sé. Isabelle me contó,” interrumpió Maia. “Simplemente siento como que debería mandarte al infierno por eso de todos modos.”
“¿Ah, sí?” Simón miró por encima a Jordan, que estaba sentado solo en la mesa redonda cubierta de lino, como un chico cuya cita del baile no se hubiera se presentado. Simón se sintió de pronto muy cansado—cansado de preocuparse por todo el mundo, cansado de sentirse culpable por las cosas que había hecho y probablemente haría en el futuro. “Bueno, ¿Izzy dijo que Jordan se había asignado a mí para poder estar cerca de ti? Deberías escuchar la forma en que pregunta por ti. La forma en que dice tu nombre, incluso. Hombre, la forma en que me atacó cuando pensaba que te estaba engañando…”
“No me estabas engañando. No estábamos saliendo exclusivamente. Engañar es diferente…”
Simón sonrió cuando Maia se interrumpió, sonrojándose. “Creo que es bueno que te guste tanto que te pongas mi lado para estar en su contra sin importar qué,” dijo.
“Han sido años,” dijo. “Nunca ha intentado ponerse en contacto conmigo. Ni una sola vez.”
“Lo intentó,” dijo Simón. “¿Sabías que la noche en que te mordió fue la primera vez que se transformó?”
Ella negó con la cabeza, sus rizos rebotando, sus amplios ojos color ámbar muy serios. “No, pensé que sabía…”
“¿Que era un hombre lobo? No. Él sabía que estaba perdiendo el control de alguna manera, ¿pero quién
adivina que se está convirtiendo en un hombre lobo? El día después que te mordió fue a buscarte, pero el Praetor lo detuvo. Ellos lo mantuvieron alejado de ti, e incluso entonces no te dejaba de buscar. No creo que haya habido un día desde que se fue en los últimos dos años, en los que no se haya preguntado dónde estabas…”
“¿Por qué lo defiendes?” susurró.
“Porque deberías saber,” dijo Simón. “apesto siendo un novio, y te debo una. Debes saber que no era su intención abandonarte. Él sólo me tomó como una asignación debido a que tu nombre fue mencionado en las notas de mi asunto.”
Sus labios se separaron. A medida que ella negaba con la cabeza, las luces brillantes de su collar guiñaban como estrellas. “Simplemente no sé qué se supone que debo hacer con eso, Simón. ¿Qué debo hacer?”
“No lo sé,” dijo Simón. Su cabeza se sentía como si clavos estuvieran siendo aporreados contra ella. “Pero puedo decirte una cosa. Yo soy el último chico en el mundo al que deberías estar pidiendo consejos sobre relaciones.” Él se llevó la mano a la frente. “Voy a salir a la calle, conseguir un poco de aire. Jordan está en la mesa de allí si quieres hablar con él.”
Hizo un gesto más hacia las mesas y luego se dio la vuelta, lejos de sus ojos cuestionadores, lejos de los ojos de todos en la sala, del sonido de voces y risas, y se tambaleó hacia las puertas.
invitados ya estaban sentados, pero otros tantos se arremolinaba alrededor, llevando copas de champán llenas de pálido líquido efervescente. Los camareros — que también eran hombres lobo, observó Simón; todo el evento parecía estar compuesto por miembros de la manada de Luke — se movían entre los invitados, entregando copas de champagne. Simón rechazó una; desde su experiencia en la fiesta de Magnus, no se había sentido seguro bebiendo nada que no lo hubiera preparado él mismo, y además, no sabía que líquidos no-sanguíneos iban a quedarse y que otros lo harían enfermarse.
Maia estaba de pie junto a uno de los pilares de ladrillo, hablando y riendo con otros dos hombres lobo.
Llevaba un vestido tubo de satén de color naranja brillante que hacia resaltar su piel oscura y su pelo era un halo salvaje de rizos castaño-dorado alrededor de su cara. Ella vio a Simón y Jordan y deliberadamente se dio la vuelta. La parte posterior de su vestido era una baja V que mostraba mucha piel al descubierto, incluyendo un tatuaje de una mariposa a través de su espalda baja.
“No creo que ella hubiera tenido eso cuando la conocí,” dijo Jordan. “Ese tatuaje, quiero decir.”
Simón miró a Jordan. Éste estaba mirando con los ojos abiertos a su ex novia con el tipo de anhelo evidente que, Simón sospechaba, iba a hacerlo conseguir un puñetazo en la cara por parte de Isabelle si no tenía cuidado. “Vamos,” dijo, poniendo su mano contra la espalda de Jordan y empujándolo ligeramente. “Vamos a ver donde estamos sentados.”
Isabelle, que los había estado observando por encima del hombro, sonrió con una sonrisa felina. “Buena
idea.”
Se abrieron paso entre la multitud a la zona donde estaban las mesas, sólo para encontrar que la mesa ya estaba medio ocupada. _____(tn) estaba sentada en uno de los asientos, mirando abajo hacia una copa de champán llena de lo que probablemente era ginger ale. Junto a ella estaban Alec y Magnus, ambos en el traje oscuro que habían usado cuando había llegado de Viena. Magnus parecía estar jugando con los bordes de flecos de su larga bufanda blanca. Alec, con los brazos cruzados sobre el pecho, estaba mirando ferozmente a la distancia.
_____(tn), al ver a Simón y Jordan, se puso de pie con alivio evidente en su rostro. Vino alrededor de la mesa para saludar a Simón, y él vio que llevaba un vestido de seda de oro muy claro y sandalias bajas de oro.
Sin tacos para darle altura, se veía diminuta. El anillo Morgenstern estaba alrededor de su cuello, la plata
brillando contra la cadena que lo mantenía. Ella se estiró para abrazarlo y murmuró: “Creo que Alec y
Magnus están peleando.”
“Parece que sí,” murmuró de vuelta. “¿Dónde está tu novio?”
A eso, ella desprendió los brazos de su cuello. “Se retrasó en el Instituto.” Se dio la vuelta. “Hey, Kyle.”
Él sonrió un poco torpemente. “Es Jordan, en realidad.”
“Eso he oído.” _____(tn) señaló hacia la mesa. “Bueno, podríamos sentarnos también. Creo que muy pronto va a ser el brindis y esas cosas. Y entonces, con suerte, la comida.”
Todos ellos se sentaron. Hubo un largo e incómodo silencio.
“Entonces,” dijo finalmente Magnus, pasando un dedo largo y blanco alrededor del borde de su copa de
champagne. “Jordan. He oído que estás en el Praetor Lupus. Veo que estás usando uno de los
medallones. ¿Qué dice?”
Jordan asintió con la cabeza. Estaba enrojecido, sus ojos color avellana espumosos, su atención claramente sólo en parte en la conversación. Estaba siguiendo a Maia con los ojos por la habitación, los
dedos nerviosamente abriéndose y cerrándose en el borde del mantel. Simón dudaba de que siquiera
fuera consciente de ello. “Beati bellicosi: Bienaventurados sean los guerreros.”
“Una buena organización,” dijo Magnus. “Yo conocí al hombre que la fundó, allá por la década de 1800. Scott Woolsey. Una antigua familia respetable de hombres lobo.”
Alec hizo un feo sonido en la parte posterior de la garganta. “¿Dormiste con él, también?”
Los ojos de gato de Magnus se ampliaron. “¡Alexander!”
“¿Bueno, yo no sé nada acerca de tu pasado, o si?” Exigió Alec.
La cara de Magnus estaba inexpresiva, pero había un matiz oscuro de enojo en su voz. “¿Esto quiere
decir que cada vez que mencione a alguien que he conocido, vas a preguntarme si tuve un romance con ellos?”
La expresión de Alec era inflexible, pero Simón no pudo evitar sentir un destello de simpatía, el dolor detrás de sus ojos azules era evidente. “Tal vez.”
“Conocí a Napoleón una vez,” dijo Magnus. “No tuvimos un romance, sin embargo. Él era desagradablemente mojigato para ser un francés.”
“¿Conociste a Napoleón?” Jordan, quien parecía haberse perdido la mayor parte de la conversación, pareció impresionado. “¿Entonces es verdad lo que dicen a cerca de los brujos?”
Alec le dio una mirada muy desagradable. “¿Qué es verdad?”
“Alexander,” dijo Magnus fríamente, y _____(tn) se encontró con los ojos de Simón a través de la mesa. Sus ojos estaban abiertos, verdes y llenos de una expresión que decía Uh-oh. “No puedes ser grosero con todos los que me hablan.”
Alec hizo un amplio gesto dramático. “¿Y por qué no? ¿Estoy estorbando tu estilo? Quiero decir, tal vez estabas esperando coquetear con el chico hombre lobo aquí. Es muy atractivo, si te gusta el cabello desordenado, hombros anchos, buena apariencia cincelada.”
“Hey, ahí,” dijo Jordan delicadamente. Magnus puso su cabeza entre sus manos.
“O aquí hay abundantes chicas hermosas, ya que aparentemente tus gustos van de ambos bandos. ¿Hay algo en lo que no estés dentro?”
“Sirenas,” dijo Magnus desde el interior de sus dedos. “Siempre huelen como algas marinas.”
“No es gracioso,” dijo Alec ferozmente y dándole una patada a su silla se levantó de la mesa y se marchó a la multitud.
Magnus todavía tenía la cabeza entre sus manos, las puntas de su pelo negro sobresalían entre sus dedos. “Solamente no veo,” le dijo a nadie en particular, “por qué el pasado tiene que importar.”
Para sorpresa de Simón, fue Jordan quien respondió. “El pasado siempre importa,” dijo. “Eso es lo que te dicen cuando te unes al Praetor. No puedes olvidar las cosas que hiciste en el pasado, o nunca aprenderás de ellas.”
Magnus miró hacia arriba, sus ojos verde dorado brillando a través de sus dedos. “¿Cuántos años tienes?” Exigió. “¿Dieciséis?”
“Dieciocho,” dijo Jordan, mirándolo ligeramente asustado.
La edad de Alec, pensó Simón, reprimiendo interiormente una sonrisa. En realidad no encontraba divertido el drama de Alec y Magnus, pero era difícil no sentir una cierta diversión amarga por la expresión de Jordan. Jordan tenía que ser el doble del tamaño de Magnus—a pesar de ser alto, Magnus
era esbelto hasta el punto de la delgadez—pero Jordan estaba claramente asustado de él. Simón se giró
para compartir una mirada con _____(tn), pero ella estaba mirando hacia la puerta de entrada, su cara se volvió repentinamente pálida. Dejando caer su servilleta sobre la mesa, murmuró, “Discúlpenme,” y se puso de pie, prácticamente huyendo de la mesa.
Magnus levantó sus manos. “Bueno, si esto va a ser una huída masiva…” dijo, y se levantó con gracia, lanzando su bufanda alrededor de su cuello. Desapareció entre la multitud, presumiblemente en busca de Alec.
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Simón miró a Jordan, que estaba mirando a Maia de nuevo. Ella estaba de espaldas a ellos hablando con Luke y Jocelyn, riendo, lanzando su cabello rizado hacia atrás. “Ni siquiera pienses en ello,” dijo Simón, y se levantó. Señaló a Jordan. “Tú te quedas aquí.”
“¿Y hacer qué?” exigió Jordan.
“Lo que sea que los Praetor Lupus hacen en esta situación. Medita. Contempla tus poderes Jedi. Lo que sea. Vuelvo en cinco minutos, y mejor que sigas estando aquí.”
Jordan se echó hacia atrás, cruzando los brazos sobre el pecho de un modo claramente rebelde, pero Simón ya había dejado de prestarle atención. Se volvió y se movió en la multitud, siguiendo a _____(tn). Ella era una mancha de rojo y oro entre los cuerpos en movimiento, coronada con su trenza de cabello brillante.
La alcanzó junto a uno de los pilares envueltos de luz, y le puso una mano en el hombro. Ella se volvió con una exclamación de sorpresa con los ojos muy abiertos y levantó la mano como si quisiera defenderse. Se relajó cuando vio de quién se trataba. “¡Me asustaste!”
“Obviamente,” dijo Simón. “¿Qué está pasando? ¿De qué estás tan asustada?”
“Yo…” Ella bajó la mano con un encogimiento de hombros, a pesar de forzada apariencia de casual despido, el pulso le estaba latiendo en su cuello como un martillo. “Me pareció ver a Nicholas.”
“Me lo imaginé,” dijo Simón. “Pero. . .”
“¿Pero?”
“Te ves muy asustada.” No estaba seguro de por qué lo había dicho exactamente, o lo que esperaba que ella dijera en respuesta. Ella se mordió el labio, de la forma en que siempre lo hacía cuando estaba nerviosa. Su mirada por un momento estaba muy lejos, era un aspecto familiar para Simón.
Una de las cosas que siempre había amado de _____(tn) era la facilidad con la que quedaba atrapada en su imaginación, cuan fácilmente podía cerrarse dentro de si misma en un mundo ilusorio de maldiciones y príncipes y destino y magia. Una vez él había sido capaz de hacer lo mismo, había sido capaz de habitar mundos imaginarios aún más emocionantes para estar a salvo—por ser de ficción. Ahora que lo real y lo imaginado habían colisionado, se preguntó si, como él, ella anhelaba el pasado, lo normal. Se preguntó si la normalidad era algo, como la visión o el silencio, que no te das cuenta de cuan preciosa era hasta que la perdías.
“Él está teniendo un momento difícil,” dijo en voz baja. “Tengo miedo por él.”
“Ya lo sé,” dijo Simón. “Mira, no es por entrometerme, pero— ¿ha descubierto que lo que está mal con él? ¿Alguien lo ha hecho?”
“Él…” Se interrumpió. “Está bien. Acaba de tener un momento difícil llegando a un acuerdo con algunas de las cosas de Valentine. Ya sabes.” Simón lo sabía. También sabía que ella estaba mintiendo. _____(tn), que casi nunca le ocultaba nada. Él le dirigió una mirada dura.
“Ha estado teniendo pesadillas,” dijo. “estaba preocupado de que hubiera algún demonio implicado…”
“¿Algún demonio involucrado?” repitió Simón, incrédulo. Sabía que Nicholas estaba teniendo pesadillas, él
se lo había dicho, pero Nicholas nunca había mencionado demonios.
“Bueno, al parecer, hay clases de demonios que tratan de llegar a ti a través de tus pesadillas,” dijo _____(tn), sonando como si estuviese apenada por haberlo metido en eso, “pero estoy segura de que no es nada. Todo el mundo tiene pesadillas a veces, ¿no?” Ella puso una mano en el brazo de Simón.
“Yo sólo voy a ver cómo está. Volveré” Su mirada ya se estaba deslizando más allá de él, hacia la puerta
que conducía a la terraza; él retrocedió, inclinó la cabeza y la dejó ir, mirándola mientras se alejaba entre
la multitud.
Se veía tan pequeña—pequeña en la forma que ella había estado en primer grado cuando él la había
encaminado hasta la puerta delantera de su casa y la vio subir las escaleras, pequeña y determinada, su
caja de almuerzo golpeando contra su rodilla mientras caminaba. Sintió que su corazón, que ya no latía,
contraerse, y se preguntó si había algo en el mundo tan doloroso como no ser capaz de proteger a las personas que amas.
“Pareces enfermo,” dijo una voz a su lado. Ronca y familiar. “¿pensando la horrible persona que eres?” Simón se volvió y vio Maia apoyada contra el pilar detrás de él. Tenía una hebra de las pequeñas y brillantes luces blancas alrededor de su cuello y su rostro estaba enrojecido por el champán y la calidez de la habitación.
“O quizás debería decir,” continuó, “qué horrible vampiro eres. Excepto que eso lo hace sonar como si fueras malo siendo vampiro.”
“Soy malo en lo de ser un vampiro,” dijo Simón. “Pero eso no quiere decir que no fuera malo al ser un novio, también.”
Ella sonrió torcidamente. “Bat dice que no debe ser tan difícil para ti,” dijo. “Él dice que los chicos hacen cosas estúpidas cuando hay chicas involucradas. Especialmente los frikis que anteriormente no han tenido mucha suerte con las mujeres.”
“Es como si pudiera ver dentro de mi alma.”
Maia negó con la cabeza. “Es difícil estar enojada contigo,” dijo. “Pero estoy trabajando en ello.” Ella se dio la vuelta.
“Maia,” dijo Simón. Su cabeza le había empezado a doler, y se sentía un poco mareado. Si no hablaba con ella ahora, sin embargo, él nunca lo haría. “Por favor. Espera.”
Ella se volvió y lo miró, ambas cejas levantadas interrogativamente.
“Lo siento por lo que hice,” dijo. “Sé que lo dije antes, pero realmente lo siento.”
Ella se encogió de hombros, sin expresión, sin decirle nada.
Tragó saliva pasando del dolor en su cabeza. “Tal vez Bat está en lo cierto,” dijo él. “Pero creo que hay mucho más que eso. Quería estar contigo, porque—y esto va a sonar tan egoísta—tu me hiciste sentir normal. Como la persona que era antes.”
“Soy un hombre lobo, Simón. No soy exactamente normal.”
“Pero tú…tú eres…” dijo, tropezando con sus palabras un poco. “Tú eres genuina y real, una de las personas más reales que he conocido. Querías venir y jugar a Halo. Querías hablar de cómics y ver conciertos y bailar y simplemente hacer las cosas normales. Y me trataste como si fuera normal. Nunca me has llamado ‘Daylighter’ o ‘vampiro’ o cualquier cosa, además de Simón.”
“Esas son cosas de amigos,” dijo Maia. Se estaba apoyado en el pilar de nuevo, sus ojos brillando suavemente mientras hablaba. “No cosas de novias.” Simón se limitó a mirarla. Su dolor de cabeza pulsando como un latido de corazón.
“Y entonces apareces por aquí,” agregó, “trayendo a Jordan contigo. ¿Qué estabas pensando?”
“Eso no es justo,” protestó Simón. “No tenía idea de que era tu ex…”
“Ya lo sé. Isabelle me contó,” interrumpió Maia. “Simplemente siento como que debería mandarte al infierno por eso de todos modos.”
“¿Ah, sí?” Simón miró por encima a Jordan, que estaba sentado solo en la mesa redonda cubierta de lino, como un chico cuya cita del baile no se hubiera se presentado. Simón se sintió de pronto muy cansado—cansado de preocuparse por todo el mundo, cansado de sentirse culpable por las cosas que había hecho y probablemente haría en el futuro. “Bueno, ¿Izzy dijo que Jordan se había asignado a mí para poder estar cerca de ti? Deberías escuchar la forma en que pregunta por ti. La forma en que dice tu nombre, incluso. Hombre, la forma en que me atacó cuando pensaba que te estaba engañando…”
“No me estabas engañando. No estábamos saliendo exclusivamente. Engañar es diferente…”
Simón sonrió cuando Maia se interrumpió, sonrojándose. “Creo que es bueno que te guste tanto que te pongas mi lado para estar en su contra sin importar qué,” dijo.
“Han sido años,” dijo. “Nunca ha intentado ponerse en contacto conmigo. Ni una sola vez.”
“Lo intentó,” dijo Simón. “¿Sabías que la noche en que te mordió fue la primera vez que se transformó?”
Ella negó con la cabeza, sus rizos rebotando, sus amplios ojos color ámbar muy serios. “No, pensé que sabía…”
“¿Que era un hombre lobo? No. Él sabía que estaba perdiendo el control de alguna manera, ¿pero quién
adivina que se está convirtiendo en un hombre lobo? El día después que te mordió fue a buscarte, pero el Praetor lo detuvo. Ellos lo mantuvieron alejado de ti, e incluso entonces no te dejaba de buscar. No creo que haya habido un día desde que se fue en los últimos dos años, en los que no se haya preguntado dónde estabas…”
“¿Por qué lo defiendes?” susurró.
“Porque deberías saber,” dijo Simón. “apesto siendo un novio, y te debo una. Debes saber que no era su intención abandonarte. Él sólo me tomó como una asignación debido a que tu nombre fue mencionado en las notas de mi asunto.”
Sus labios se separaron. A medida que ella negaba con la cabeza, las luces brillantes de su collar guiñaban como estrellas. “Simplemente no sé qué se supone que debo hacer con eso, Simón. ¿Qué debo hacer?”
“No lo sé,” dijo Simón. Su cabeza se sentía como si clavos estuvieran siendo aporreados contra ella. “Pero puedo decirte una cosa. Yo soy el último chico en el mundo al que deberías estar pidiendo consejos sobre relaciones.” Él se llevó la mano a la frente. “Voy a salir a la calle, conseguir un poco de aire. Jordan está en la mesa de allí si quieres hablar con él.”
Hizo un gesto más hacia las mesas y luego se dio la vuelta, lejos de sus ojos cuestionadores, lejos de los ojos de todos en la sala, del sonido de voces y risas, y se tambaleó hacia las puertas.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Alec, no dejes que el pasado se interponga entre tu & Magnus!
:sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad:
Esperemos que superen esto! :scratch:
Las leo después chicas! ;)
Disfruten del capitulo! *.*
\^.^/
Lu wH!;*
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
Me gustaria que Maia vuelva con Jordan, y que Alec deje de molestra tanto a Magnus!
Ah y ¿como quien te imaginas a Isabelle? cada vez que la nombran yo me la imagino como una Megan Fox mas joven!
En fin, me encanto el cap. no veo la hora de que aparezca Nicholas y saber que le paso al final!
SEGUILA! un beso!!
Ah y ¿como quien te imaginas a Isabelle? cada vez que la nombran yo me la imagino como una Megan Fox mas joven!
En fin, me encanto el cap. no veo la hora de que aparezca Nicholas y saber que le paso al final!
SEGUILA! un beso!!
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
CIELOOOSS PARA MI FUE UN SUPERMEGAMARATOOONNN!!!!!
CREO DESDE EL VIERNE QUE NO ENTROOO!!!
PERO YA ME PUSE AL CORRIENTE!!!!
PRIMERO:: POR POCO Y HACEN AQUELLO NICK Y _____!!!!!!
Y LUEGO EL SUEÑO DE NICK!!!.. CREO QUE ES SEBASTIAN!!!!
LUEGO LO DE SIMON....... MAGNUS Y ALEC!!! PRIMERQA PELEA!!!!... MAAAIIIAA!!!!... IZZY!!!
LA FIESTA!!!!!... Y NICK EN ELLA!!!
QUE ES LO QUE REALMENTE ESTA PASANDOOOOO???
AAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
MI CABEZA EXPLOTARAAAAA!!!! ESTOY COMO SIMON!!! CON DOLOR DE CABEZA POR NO SABER QUE PASA!!!!!
P.D. PERDON POR NO PASAR!!!.. HE ESTADO OCUPADA!!!!.. JEJEJEJ Y NO HE MUERTO!!!!
CREO DESDE EL VIERNE QUE NO ENTROOO!!!
PERO YA ME PUSE AL CORRIENTE!!!!
PRIMERO:: POR POCO Y HACEN AQUELLO NICK Y _____!!!!!!
Y LUEGO EL SUEÑO DE NICK!!!.. CREO QUE ES SEBASTIAN!!!!
LUEGO LO DE SIMON....... MAGNUS Y ALEC!!! PRIMERQA PELEA!!!!... MAAAIIIAA!!!!... IZZY!!!
LA FIESTA!!!!!... Y NICK EN ELLA!!!
QUE ES LO QUE REALMENTE ESTA PASANDOOOOO???
AAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
MI CABEZA EXPLOTARAAAAA!!!! ESTOY COMO SIMON!!! CON DOLOR DE CABEZA POR NO SABER QUE PASA!!!!!
P.D. PERDON POR NO PASAR!!!.. HE ESTADO OCUPADA!!!!.. JEJEJEJ Y NO HE MUERTO!!!!
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
I.am.rayita (Anto!!!) escribió:Me gustaria que Maia vuelva con Jordan, y que Alec deje de molestra tanto a Magnus!
Ah y ¿como quien te imaginas a Isabelle? cada vez que la nombran yo me la imagino como una Megan Fox mas joven!
En fin, me encanto el cap. no veo la hora de que aparezca Nicholas y saber que le paso al final!
SEGUILA! un beso!!
*.*
Lo sé, serían una linda pareja verdad! :hug:
JAJAJAJ eso sería la novela perfecta! ;)
Pero que es una novela sin un poco de drama & misterio! :scratch: :P
Nunca lo había pensado eso de Izzy, pero creo q si, tienes razón! ;)
Por cierto ya viste el Trailer de la peli! (?
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:CIELOOOSS PARA MI FUE UN SUPERMEGAMARATOOONNN!!!!!
CREO DESDE EL VIERNE QUE NO ENTROOO!!!
PERO YA ME PUSE AL CORRIENTE!!!!
PRIMERO:: POR POCO Y HACEN AQUELLO NICK Y _____!!!!!!
Y LUEGO EL SUEÑO DE NICK!!!.. CREO QUE ES SEBASTIAN!!!!
LUEGO LO DE SIMON....... MAGNUS Y ALEC!!! PRIMERQA PELEA!!!!... MAAAIIIAA!!!!... IZZY!!!
LA FIESTA!!!!!... Y NICK EN ELLA!!!
QUE ES LO QUE REALMENTE ESTA PASANDOOOOO???
AAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
MI CABEZA EXPLOTARAAAAA!!!! ESTOY COMO SIMON!!! CON DOLOR DE CABEZA POR NO SABER QUE PASA!!!!!
P.D. PERDON POR NO PASAR!!!.. HE ESTADO OCUPADA!!!!.. JEJEJEJ Y NO HE MUERTO!!!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
JAJAJAJJA
"Hacen aquello!" xD JAJAJ que manera de referirte a "eso" xD me encanto! ;)
No, no es Sebastian, pero por ahí va la cosa!
Es todo un show el que estamos leyendo verdad! *.*
& pensar que no falta mucho para que termine el libro & no hemos
resuelto nada! :fiu:
PD: Ntp! Que bueno q ya estas de regreso, extrañaba leerte! ;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
• Beati Bellicosi - Capitulo 15 (Parte 2) •
____(tn) empujó la puerta que conducía a la terraza y fue recibida por una ráfaga de aire frío. Se estremeció, deseando tener su abrigo, pero no deseaba volver a la mesa para conseguirlo. Salió a la terraza y cerró la puerta detrás de ella.
La terraza era una amplia extensión de losas de piedra, rodeada por una verja hierro. Antorchas Tiki ardían en grandes soportes de estaño, pero estas no hacían mucho para calentar el aire, lo cual probablemente explicaba por qué no había nadie más aquí además de Nicholas. Estaba de pie junto a la barandilla, mirando hacia el río.
Quería correr hacia él, pero no podía evitar vacilar. Llevaba un traje oscuro, la chaqueta abierta sobre una camisa blanca, y su cabeza estaba vuelta hacia un lado, lejos de ella. Ella nunca lo había visto vestido así antes, y lo hacía parecer mayor y un poco remoto. El viento del río levantó su cabello rubio, y vio la pequeña cicatriz en el lado de la garganta donde Simón lo había mordido una vez, y recordó que Nicholas se había dejado morder, había arriesgado su vida, por ella.
“Nicholas,” dijo.
Se volvió, la miró y sonrió. La sonrisa era familiar y pareció abrir algo en su interior, liberándola a correr sobre las piedras hacia él y lanzar los brazos a su alrededor. Él la recogió y la mantuvo sobre el suelo por un largo tiempo, con la cara enterrada en su cuello.
“Estás bien,” dijo ella por último, cuando la bajó. Restregó con fiereza todas las lágrimas que se habían derramado de sus ojos. “Quiero decir…los Hermanos Silenciosos no te hubiera dejado ir si no estuvieras bien, pero ¿pensé que dijeron que el ritual iba va a tomar mucho tiempo? ¿Días, incluso?”
“No lo hizo.” Él puso las manos a ambos lados de la cara y le sonrió. Detrás de él, el puente de Queensboro se arqueaba sobre el agua. “Conoces a los Hermanos Silenciosos, les gusta hacer un gran acontecimiento de todo lo que hacen, pero en realidad es una ceremonia muy sencilla.” Él sonrió. “Me sentí un poco estúpido. Es una ceremonia destinada a niños pequeños, además me quedé pensando en que si lo pasaba rápidamente conseguiría verte en tu sexy vestido de fiesta. Eso fue lo que me hizo pasar.” Sus ojos la examinaron de arriba a abajo. “Y déjame decirte, no estoy decepcionado. Estás preciosa.”
“Tu también te ves muy bien.” Ella se echó a reír un poco a través de las lágrimas. “Ni siquiera pensé que tuvieras un traje.”
“No lo tenía. Tuve que comprar uno.” Él deslizó sus pulgares sobre sus pómulos, donde las lágrimas los habían humedecido. “_____(tn)…”
“¿Por qué viniste aquí afuera?” le preguntó. “Hace mucho frío. ¿No quieres volver adentro?”
Él negó con la cabeza. “Quería hablar contigo a solas.”
“Entonces que habla,” dijo _____(tn) casi en un susurro. Ella quitó sus manos de su cara y los puso en su cintura. Su necesidad de estar contra él era casi abrumadora. “¿Es algo malo? ¿Vas a estar bien? Por favor, no me ocultes nada; después de todo lo que ha pasado, debes saber que puedo manejar cualquier mala noticia.” Sabía que estaba hablando con nerviosismo, pero no podía evitarlo. Su corazón se sentía como si estuviera latiendo a mil kilómetros por minuto. “Sólo quiero que estés bien,” dijo con toda la calma que pudo.
Sus ojos dorados eran oscuros. “Sigo revisando esa caja, la que perteneció a mi padre. No siento nada al respecto. Las cartas, las fotos. No sé quiénes eran esas personas, no se sienten reales para mí. Valentine era real.”
_____(tn) parpadeó, no era lo que le esperaba que dijera. “Recuerda que te dije que tomaría tiempo…”
Ni siquiera pareció oírla. “¿Si realmente fuera Nicholas Morgenstern, todavía me amarías? Si yo fuera Sebastián, ¿me amarías?”
Ella le apretó la mano. “Nunca podrías ser así.”
“Si Valentine me hizo lo que le hizo a Sebastián, ¿me amarías?”
Había una urgencia en la pregunta que ella no entendía. _____(tn) dijo: “Pero entonces no serías tú.”
Su respiración se cortó, casi como si lo que había dicho le hubiera hecho daño— pero ¿cómo puede haberlo hecho? Era la verdad. Él no era como Sebastian. Él era como él mismo. “No sé quién soy,” dijo. “Me miro en el espejo y veo a Stephen Herondale, pero actúo como un Lightwood y hablo como mi padre—como Valentine. Así que veo quien soy en tus ojos, y trato de ser esa persona, porque tú tienes fe en esa persona y creo que la fe puede ser suficiente para hacerme lo que tú quieres que sea.”
“Ya eres lo que quiero. Siempre lo has sido,” dijo _____(tn), pero no podía evitar sentir como si estuviera gritando en una habitación vacía. Era como si Nicholas no pudiera oírla, no importaba cuántas veces le dijera que lo amaba. “Sé que te sientes como que no sabes quién eres, pero yo sí. Yo lo sé. Y algún día tú también. Y mientras tanto no puedes seguir preocupándote por perderme, porque eso jamás va a suceder.”
“Hay una manera. . .” Nicholas levantó sus ojos a los de ella. “Dame tu mano.”
Sorprendida, _____(tn) alzó una mano, recordando la primera vez que le había tomado la mano así. Ahora tenía la runa, la runa del ojo abierto, en la parte posterior de su mano, la que él había estado buscando, y no había encontrado. Su primera runa permanente. Él volvió la mano hacia arriba, dejando al descubierto la muñeca, la piel vulnerable de su antebrazo.
Ella se estremeció. El viento del río se sintió como estuviera introduciéndose en sus huesos. “Nicholas, ¿qué estás haciendo?”
“¿Recuerdas lo que dije acerca de las bodas de los Cazadores de Sombras? ¿Como en lugar de intercambiar anillos, se marcaban el uno al otro con runas de amor y compromiso?” Él la miró, sus ojos muy abiertos y vulnerables debajo de sus espesas pestañas doradas. “Quiero marcarte de una manera que nos una, _____(tn). Es sólo una pequeña marca, pero es permanente. ¿Estás dispuesta?”
Ella dudó. Una runa permanente, cuando eran tan jóvenes— su madre estaría indignada. Pero ninguna otra cosa parecía funcionar, nada de lo que le dijo lo convenció. Tal vez esto podría. En silencio, ella sacó su estela y se la entregó. Él la tomó, frotando sus dedos cuando lo hizo. Ella estaba temblando más fuerte ahora, tenía frío en todas partes, excepto donde la tocó. Él acunó su brazo contra él y bajó la estela, tocando suavemente su piel, moviéndola suavemente hacia arriba y hacia abajo, y luego, cuando ella no protestó, con más fuerza. Tan fría como ella estaba, la quemadura de la estela fue casi bienvenida. Ella observaba mientras las líneas oscuras salían en espiral desde la punta de la estela, formando un patrón de líneas duras, angulares.
Sus nervios hormiguearon con una alarma repentina. El patrón no hablaba de amor y compromiso con ella, había algo más ahí, algo más oscuro, algo que hablaba del control y la sumisión, de la pérdida y la oscuridad. ¿Estaba dibujando mal la runa? Pero este era Nicholas, sin duda él sabía más. Y sin embargo, un entumecimiento comenzaba a difundirse hasta el brazo desde el lugar en donde la estela la tocaba; un hormigueo doloroso, como los nervios despertando y se sentía mareada, como si el suelo se estuviera moviendo bajo ella…
“Nicholas.” Su voz se elevó teñida de ansiedad. “Nicholas, no creo que eso sea correcto…”
Él soltó su brazo. Sostuvo la estela equilibrándola ligeramente en la mano, con la misma gracia con la que sostendría un arma. “Lo siento, _____(tn),” dijo. “Quiero estar unido a ti. Yo nunca mentí sobre eso.”
Abrió la boca para preguntarle de qué demonios estaba hablando, pero ninguna palaba salió. La oscuridad estaba alzándose demasiado rápido. Lo último que sintió fueron los brazos de Nicholas a su alrededor mientras ella caía.
Después de lo que pareció una eternidad de vagar en torno a lo que consideraba una fiesta extremadamente aburrida, Magnus finalmente encontró Alec, sentado solo en una mesa en un rincón, detrás de un ramillete de rosas blancas artificiales. Había una serie de copas de champán en la mesa, la mayoría medio llena, como si los asistentes a la fiesta las hubieran abandonado allí. Alec se veía más bien abandonado. Tenía el mentón en sus manos y miraba pensativamente hacia el espacio. No levantó la vista, incluso cuando Magnus enganchó un pie alrededor de la silla frente a él, la giró hacia él y se sentó, apoyando los brazos a lo largo del respaldar.
“¿Quieres volver a Viena?” dijo.
Alec no respondió, sólo miró hacia el espacio.
“O podríamos ir a otra parte,” dijo Magnus. “Cualquier lugar que desees. Tailandia, Carolina del Sur, Brasil, Perú—Oh, espera, no, tengo prohibido ir a Perú. Me había olvidado de eso. Es una historia larga, pero divertida si quieres oír.”
La expresión de Alec dijo que muy bien que no quería oírlo. Deliberadamente se volvió y miró hacia la habitación como si el cuarteto de cuerdas del hombre lobo le fascinara.
Ya que Alec le estaba haciendo caso omiso, Magnus decidió divertirse cambiando los colores del champaña en las copas sobre la mesa. Hizo una azul, la siguiente rosada, y estaba trabajando en una verde cuando Alec se inclinó sobre la mesa y lo golpeó en la muñeca.
“Deja de hacer eso,” dijo. “La gente está mirando.”
Magnus se miró los dedos, los cuales estaban rociando chispas azules. Tal vez era un poco obvio. Cerró sus dedos. “Bueno,” dijo. “Tengo que hacer algo para evitar morir de aburrimiento, ya que no me hablas.”
“No lo estoy,” dijo Alec. “Que no te hablo, quiero decir.”
“¿Ah, sí?” dijo Magnus. “Sólo te pregunté si querías ir a Viena, o Tailandia, o la luna, y no recuerdo que dijeras nada en respuesta.”
“No sé lo que quiero.” Alec tenía la cabeza inclinada, estaba jugando con un tenedor de plástico abandonado. Aunque sus ojos estaban mirando desafiantemente hacia abajo, su color azul pálido era visible incluso a través de sus párpados cerrados, que eran pálidos y tan finos como el pergamino. Magnus había encontrado siempre los seres humanos más hermosos que cualquier otra criatura viva en la tierra, y se había preguntado a menudo por qué. Sólo unos años antes de las tinieblas, le había dicho Camille. Pero era la mortalidad lo que los hacía lo que eran, la llama que ardía brillante por su parpadeo. La muerte es la madre de la belleza, como dijo el poeta. Se preguntó si el Ángel había considerado alguna vez hacer a sus siervos humanos, los Nefilim, inmortales. Pero no, de todas sus fuerzas, ellos cayeron como los seres humanos siempre habían caído en la batalla a través de todas las edades del mundo.
“Tienes esa mirada de nuevo,” dijo Alec mal humor, mirando a través de sus pestañas. “Como si estuvieras mirando algo que no puedo ver. ¿Estás pensando en Camille?”
“No realmente,” dijo Magnus. “¿Qué parte de la conversación que tuve con ella oíste?”
“La mayor parte.” Alec pinchó el mantel con el tenedor. “Estaba escuchando a través puerta. Lo suficiente.”
“No, en absoluto lo suficiente, creo.” Magnus miró en el tenedor, y éste se deslizó fuera del alcance de Alec y a través de la mesa hacia él. Cerró la mano por encima de la de él y le dijo: “Deja moverte. ¿Qué le dije a Camille que te molestó tanto?”
Alec levantó los ojos azules. “¿Quién es Will?”
Magnus exhaló una especie de risa. “Will. Querido Dios. Eso fue hace mucho tiempo. Will era un Cazador de Sombras, como tú. Y sí, él se parecía a ti, pero tú no eres como él. Nicholas se parece más a Will, al menos en la personalidad; y mi relación contigo no tiene nada que ver con la que tuve con Will. ¿Es eso lo que te molesta?”
“No me gusta pensar que sólo estás conmigo porque me parezco a un tipo muerto que te gustaba.”
“Yo nunca dije eso. Camille lo insinuó. Es una maestra de la insinuación y la manipulación. Ella siempre lo ha sido.”
“No le dijiste que estaba equivocada.”
“Si se lo permites Camille, ella te atacará en todos los frentes. Defiende un frente, y ella atacará otro. La única manera de tratar con ella es fingir que no está llegando a ti.”
“Ella dijo que los chicos lindos eran tu perdición,” dijo Alec. “Lo que lo hace sonar como si solo fuera uno más en una larga línea de juguetes para ti. Uno muere o desaparece, tú consigues otro. No soy nada. Soy… insignificante.”
“Alexander…”
“Lo que,” Alec continuó, mirando la mesa fijamente de nuevo, “es especialmente injusto, ya que tu eres cualquier cosa menos insignificante para mí. He cambiado mi vida por ti. Pero ningún cambio para ti, ¿verdad? Supongo que eso es lo que significa vivir para siempre. Nada realmente tiene mucha importancia.”
“Estoy diciendo que te sí me importas…”
“El Libro del Blanco,” dijo Alec, de repente. “¿Por qué lo querías tanto?”
Magnus lo miró, perplejo. “Tú sabes por qué. Es un libro de hechizos muy poderoso.”
“Pero lo querías por algo específico, ¿no? ¿Por un hechizo que había en él? “Alec tomó una respiración irregular. “No tienes que responder, puedo decir por tu cara que lo hiciste. ¿Era…se trataba de un hechizo para hacerme inmortal?”
Magnus se sintió sacudido hasta la médula. “Alec,” susurró. “No. No, yo…yo no haría eso.”
Alec lo miró fijamente con su penetrante mirada azul. “¿Por qué no? ¿Por qué a través de todos los años de todas las relaciones que alguna vez has tenido nunca has tratado de hacer a alguno de ellos inmortales como tú? Si me pudieras tener contigo para siempre, ¿no lo querrías?”
“¡Por supuesto que sí!” Magnus, dándose cuenta de que estaba casi gritando, bajó la voz con esfuerzo. “Pero que no entiendes. No se obtiene algo por nada. El precio por vivir para siempre…”
“Magnus.” Era Isabelle, corriendo hacia ellos, el teléfono en la mano. “Magnus, tengo de hablar contigo.”
“Isabel.” Normalmente a Magnus le gustaba la hermana de Alec. No tanto en este momento. “Preciosa,
maravillosa Isabelle. ¿Podrías por favor, desaparecer? Ahora es un muy mal momento.”
Isabelle miró a su hermano Magnus, y viceversa. “¿Entonces, no quieres que te diga que Camille acaba de escapar del Santuario y que mi madre está exigiendo que regreses al Instituto en este momento para ayudarles a encontrarla?”
“No,” dijo Magnus. “No quiero que me digas eso.”
“Bueno, mala suerte,” dijo Isabel. “Porque es cierto. Quiero decir, supongo que no tiene que ir, pero…”
El resto de la frase quedó colgando en el aire, pero Magnus sabía lo que ella no estaba diciendo. Si él no iba, la Clave sospecharía que él había tenido algo que ver con el escape de Camille, y eso era la última cosa que necesitaba.
Maryse se pondría furiosa, lo que complicaría su relación aún más con Alec. Y sin embargo…
“¿Se escapó?” dijo Alec. “Nadie se había escapado del Santuario.”
“Bueno”, dijo Isabel, “ahora alguien lo ha hecho.”
Alec se escabulló más abajo en su asiento. “Ve,” dijo. “Es una emergencia. Sólo ve. Podemos hablar después.”
“Magnus. . .” La voz de Isabelle sonaba media compungida, pero no había duda de la urgencia en su voz.
“Bien.” Magnus se puso de pie. “Pero,” añadió, haciendo una pausa junto a la silla de Alec y apoyándose cerca de él, “no eres insignificante.”
Alec enrojeció. “Si tú lo dices,” dijo.
“Yo lo digo,” dijo Magnus, y se volvió para seguir Isabelle fuera de la habitación.
Afuera, en la calle desierta, Simón se apoyó contra la pared de Ironworks, contra el ladrillo cubierto de hiedra, y miró hacia el cielo. Las luces del puente lavaban las estrellas así que no había nada que ver, excepto una cortina de negro aterciopelado. Deseaba con una fiereza repentina poder respirar el aire frío para despejar su cabeza, poder sentirlo en su rostro, en su piel. Lo único que llevaba era una camisa fina, y no había ninguna diferencia. No podía temblar, e incluso el recuerdo de lo que se sentía temblar estaba lejos de él, poco a poco, todos los días, escapando como los recuerdos de otra vida.
“¿Simón?”
Se quedó inmóvil donde estaba. Esa voz, baja y familiar, a la deriva como un hilo en el aire frío. Sonríe. Eso fue lo último que había dicho.
Pero no podía ser. Estaba muerta.
“¿No me vas a mirar, Simón?” Su voz era tan baja como siempre, apenas un suspiro. “Estoy aquí.”
El terror arañó el camino hasta su columna vertebral. Abrió los ojos, y volvió la cabeza lentamente.
Maureen estaba en el círculo de luz de una farola justo en la esquina de Vernon Boulevard. Llevaba un largo vestido blanco virginal. Tenía el pelo alisado sobre sus hombros, brillando de amarillo a la luz de la lámpara. Todavía había un poco de tierra de tumba pegada en éste. Había unas pequeñas zapatillas blancas en sus pies. Su rostro estaba mortalmente pálido, círculos de colorete pintado en sus pómulos, y su boca de un color rosa oscuro, como si hubiera sido dibujado con un marcador de punta de fieltro.
Las rodillas de Simón fallaron. Se deslizó por la pared en la que había estado apoyado, hasta que estuvo sentado en el suelo, con las rodillas dobladas. Su cabeza se sentía como que iba a explotar.
Maureen dio una risita de niña y salió debajo de la farola. Se acercó a él y bajó la mirada, su rostro tenía una mirada de divertida satisfacción.
“Pensé que estarías sorprendido,” dijo.
“Eres un vampiro,” dijo Simón. “Pero… ¿cómo? Yo no te hice esto. Sé que no lo hice.”
Maureen negó con la cabeza. “No fuiste tú, pero fue gracias a ti. Ellos pensaban que era tu novia, ya sabes. Me sacaron de mi habitación por la noche, y me mantuvieron en una jaula todo el día siguiente. Me dijeron que no me preocupara porque vendrías por mí. Pero no llegaste. Nunca llegaste.”
“No lo sabía.” La voz de Simón se agrietó. “Hubiera llegado si lo hubiera sabido.”
Maureen lanzó su cabello rubio por encima del hombro en un gesto que le recordó a Simón repentina y dolorosamente a Camille. “No importa,” dijo con su vocecita de niña. “Cuando el sol se puso, me dijeron que podía morir o podía elegir vivir así. Como un vampiro.”
“¿Así que optaste por esto?”
“No quiero morir,” suspiró ella. “Y ahora voy a ser bonita y joven para siempre. Me puedo quedar toda la noche, y nunca debo volver a casa. Y ella me cuida.”
“¿De quién estás hablando? ¿Quién es ella? ¿Te refieres a Camille? Mira, Maureen, ella está loca. No la escuches.” Simón se puso de pie. “Puedo conseguirte ayuda. Encontrarte un lugar para que te quedes. Te enseñaría como ser un vampiro…”
“Oh, Simón.” Ella sonrió, y sus pequeños dientes blancos aparecieron en una fila precisa. “No creo que sepas cómo ser un vampiro tampoco. No querías morderme, pero lo hiciste. Tus ojos se volvieron completamente negros como los de un tiburón, y me mordiste.”
“Lo siento mucho. Si dejas que te ayude…”
“Puedes venir conmigo,” dijo. “Eso me ayudaría.”
“¿Ir contigo a dónde?”
Maureen miró de arriba abajo la calle vacía. Parecía un fantasma en su vestido blanco y fino. El viento soplaba alrededor de su cuerpo, pero claramente no sentía el frío. “Has sido elegido,” dijo. “Porque eres un Daylighter. Los que me hicieron esto te quieren. Pero saben que llevas la marca ahora. No pueden conseguirte a menos que elijas ir con ellos, así que me enviaron como mensajera.” Ella inclinó la cabeza hacia un lado, como un pájaro. “Puedo no ser la persona que te importa,” dijo, “pero la próxima vez lo será. Ellos seguirán llegando a las personas que amas hasta que no haya salida, así que podrías venir conmigo y saber qué es lo que quieren.”
“¿Lo sabes?” preguntó Simón. “¿Sabes que es lo que quieren?”
Ella negó con la cabeza. Estaba tan pálida bajo la luz de la lámpara difusa que se veía casi transparente, como si Simón pudiera mirar a través de ella. De la forma en que siempre lo había hecho, supuso.
“¿Importa?” dijo, y extendió la mano.
“No,” dijo. “No, supongo que no.” Y tomó su mano.
La terraza era una amplia extensión de losas de piedra, rodeada por una verja hierro. Antorchas Tiki ardían en grandes soportes de estaño, pero estas no hacían mucho para calentar el aire, lo cual probablemente explicaba por qué no había nadie más aquí además de Nicholas. Estaba de pie junto a la barandilla, mirando hacia el río.
Quería correr hacia él, pero no podía evitar vacilar. Llevaba un traje oscuro, la chaqueta abierta sobre una camisa blanca, y su cabeza estaba vuelta hacia un lado, lejos de ella. Ella nunca lo había visto vestido así antes, y lo hacía parecer mayor y un poco remoto. El viento del río levantó su cabello rubio, y vio la pequeña cicatriz en el lado de la garganta donde Simón lo había mordido una vez, y recordó que Nicholas se había dejado morder, había arriesgado su vida, por ella.
“Nicholas,” dijo.
Se volvió, la miró y sonrió. La sonrisa era familiar y pareció abrir algo en su interior, liberándola a correr sobre las piedras hacia él y lanzar los brazos a su alrededor. Él la recogió y la mantuvo sobre el suelo por un largo tiempo, con la cara enterrada en su cuello.
“Estás bien,” dijo ella por último, cuando la bajó. Restregó con fiereza todas las lágrimas que se habían derramado de sus ojos. “Quiero decir…los Hermanos Silenciosos no te hubiera dejado ir si no estuvieras bien, pero ¿pensé que dijeron que el ritual iba va a tomar mucho tiempo? ¿Días, incluso?”
“No lo hizo.” Él puso las manos a ambos lados de la cara y le sonrió. Detrás de él, el puente de Queensboro se arqueaba sobre el agua. “Conoces a los Hermanos Silenciosos, les gusta hacer un gran acontecimiento de todo lo que hacen, pero en realidad es una ceremonia muy sencilla.” Él sonrió. “Me sentí un poco estúpido. Es una ceremonia destinada a niños pequeños, además me quedé pensando en que si lo pasaba rápidamente conseguiría verte en tu sexy vestido de fiesta. Eso fue lo que me hizo pasar.” Sus ojos la examinaron de arriba a abajo. “Y déjame decirte, no estoy decepcionado. Estás preciosa.”
“Tu también te ves muy bien.” Ella se echó a reír un poco a través de las lágrimas. “Ni siquiera pensé que tuvieras un traje.”
“No lo tenía. Tuve que comprar uno.” Él deslizó sus pulgares sobre sus pómulos, donde las lágrimas los habían humedecido. “_____(tn)…”
“¿Por qué viniste aquí afuera?” le preguntó. “Hace mucho frío. ¿No quieres volver adentro?”
Él negó con la cabeza. “Quería hablar contigo a solas.”
“Entonces que habla,” dijo _____(tn) casi en un susurro. Ella quitó sus manos de su cara y los puso en su cintura. Su necesidad de estar contra él era casi abrumadora. “¿Es algo malo? ¿Vas a estar bien? Por favor, no me ocultes nada; después de todo lo que ha pasado, debes saber que puedo manejar cualquier mala noticia.” Sabía que estaba hablando con nerviosismo, pero no podía evitarlo. Su corazón se sentía como si estuviera latiendo a mil kilómetros por minuto. “Sólo quiero que estés bien,” dijo con toda la calma que pudo.
Sus ojos dorados eran oscuros. “Sigo revisando esa caja, la que perteneció a mi padre. No siento nada al respecto. Las cartas, las fotos. No sé quiénes eran esas personas, no se sienten reales para mí. Valentine era real.”
_____(tn) parpadeó, no era lo que le esperaba que dijera. “Recuerda que te dije que tomaría tiempo…”
Ni siquiera pareció oírla. “¿Si realmente fuera Nicholas Morgenstern, todavía me amarías? Si yo fuera Sebastián, ¿me amarías?”
Ella le apretó la mano. “Nunca podrías ser así.”
“Si Valentine me hizo lo que le hizo a Sebastián, ¿me amarías?”
Había una urgencia en la pregunta que ella no entendía. _____(tn) dijo: “Pero entonces no serías tú.”
Su respiración se cortó, casi como si lo que había dicho le hubiera hecho daño— pero ¿cómo puede haberlo hecho? Era la verdad. Él no era como Sebastian. Él era como él mismo. “No sé quién soy,” dijo. “Me miro en el espejo y veo a Stephen Herondale, pero actúo como un Lightwood y hablo como mi padre—como Valentine. Así que veo quien soy en tus ojos, y trato de ser esa persona, porque tú tienes fe en esa persona y creo que la fe puede ser suficiente para hacerme lo que tú quieres que sea.”
“Ya eres lo que quiero. Siempre lo has sido,” dijo _____(tn), pero no podía evitar sentir como si estuviera gritando en una habitación vacía. Era como si Nicholas no pudiera oírla, no importaba cuántas veces le dijera que lo amaba. “Sé que te sientes como que no sabes quién eres, pero yo sí. Yo lo sé. Y algún día tú también. Y mientras tanto no puedes seguir preocupándote por perderme, porque eso jamás va a suceder.”
“Hay una manera. . .” Nicholas levantó sus ojos a los de ella. “Dame tu mano.”
Sorprendida, _____(tn) alzó una mano, recordando la primera vez que le había tomado la mano así. Ahora tenía la runa, la runa del ojo abierto, en la parte posterior de su mano, la que él había estado buscando, y no había encontrado. Su primera runa permanente. Él volvió la mano hacia arriba, dejando al descubierto la muñeca, la piel vulnerable de su antebrazo.
Ella se estremeció. El viento del río se sintió como estuviera introduciéndose en sus huesos. “Nicholas, ¿qué estás haciendo?”
“¿Recuerdas lo que dije acerca de las bodas de los Cazadores de Sombras? ¿Como en lugar de intercambiar anillos, se marcaban el uno al otro con runas de amor y compromiso?” Él la miró, sus ojos muy abiertos y vulnerables debajo de sus espesas pestañas doradas. “Quiero marcarte de una manera que nos una, _____(tn). Es sólo una pequeña marca, pero es permanente. ¿Estás dispuesta?”
Ella dudó. Una runa permanente, cuando eran tan jóvenes— su madre estaría indignada. Pero ninguna otra cosa parecía funcionar, nada de lo que le dijo lo convenció. Tal vez esto podría. En silencio, ella sacó su estela y se la entregó. Él la tomó, frotando sus dedos cuando lo hizo. Ella estaba temblando más fuerte ahora, tenía frío en todas partes, excepto donde la tocó. Él acunó su brazo contra él y bajó la estela, tocando suavemente su piel, moviéndola suavemente hacia arriba y hacia abajo, y luego, cuando ella no protestó, con más fuerza. Tan fría como ella estaba, la quemadura de la estela fue casi bienvenida. Ella observaba mientras las líneas oscuras salían en espiral desde la punta de la estela, formando un patrón de líneas duras, angulares.
Sus nervios hormiguearon con una alarma repentina. El patrón no hablaba de amor y compromiso con ella, había algo más ahí, algo más oscuro, algo que hablaba del control y la sumisión, de la pérdida y la oscuridad. ¿Estaba dibujando mal la runa? Pero este era Nicholas, sin duda él sabía más. Y sin embargo, un entumecimiento comenzaba a difundirse hasta el brazo desde el lugar en donde la estela la tocaba; un hormigueo doloroso, como los nervios despertando y se sentía mareada, como si el suelo se estuviera moviendo bajo ella…
“Nicholas.” Su voz se elevó teñida de ansiedad. “Nicholas, no creo que eso sea correcto…”
Él soltó su brazo. Sostuvo la estela equilibrándola ligeramente en la mano, con la misma gracia con la que sostendría un arma. “Lo siento, _____(tn),” dijo. “Quiero estar unido a ti. Yo nunca mentí sobre eso.”
Abrió la boca para preguntarle de qué demonios estaba hablando, pero ninguna palaba salió. La oscuridad estaba alzándose demasiado rápido. Lo último que sintió fueron los brazos de Nicholas a su alrededor mientras ella caía.
*********************************
Después de lo que pareció una eternidad de vagar en torno a lo que consideraba una fiesta extremadamente aburrida, Magnus finalmente encontró Alec, sentado solo en una mesa en un rincón, detrás de un ramillete de rosas blancas artificiales. Había una serie de copas de champán en la mesa, la mayoría medio llena, como si los asistentes a la fiesta las hubieran abandonado allí. Alec se veía más bien abandonado. Tenía el mentón en sus manos y miraba pensativamente hacia el espacio. No levantó la vista, incluso cuando Magnus enganchó un pie alrededor de la silla frente a él, la giró hacia él y se sentó, apoyando los brazos a lo largo del respaldar.
“¿Quieres volver a Viena?” dijo.
Alec no respondió, sólo miró hacia el espacio.
“O podríamos ir a otra parte,” dijo Magnus. “Cualquier lugar que desees. Tailandia, Carolina del Sur, Brasil, Perú—Oh, espera, no, tengo prohibido ir a Perú. Me había olvidado de eso. Es una historia larga, pero divertida si quieres oír.”
La expresión de Alec dijo que muy bien que no quería oírlo. Deliberadamente se volvió y miró hacia la habitación como si el cuarteto de cuerdas del hombre lobo le fascinara.
Ya que Alec le estaba haciendo caso omiso, Magnus decidió divertirse cambiando los colores del champaña en las copas sobre la mesa. Hizo una azul, la siguiente rosada, y estaba trabajando en una verde cuando Alec se inclinó sobre la mesa y lo golpeó en la muñeca.
“Deja de hacer eso,” dijo. “La gente está mirando.”
Magnus se miró los dedos, los cuales estaban rociando chispas azules. Tal vez era un poco obvio. Cerró sus dedos. “Bueno,” dijo. “Tengo que hacer algo para evitar morir de aburrimiento, ya que no me hablas.”
“No lo estoy,” dijo Alec. “Que no te hablo, quiero decir.”
“¿Ah, sí?” dijo Magnus. “Sólo te pregunté si querías ir a Viena, o Tailandia, o la luna, y no recuerdo que dijeras nada en respuesta.”
“No sé lo que quiero.” Alec tenía la cabeza inclinada, estaba jugando con un tenedor de plástico abandonado. Aunque sus ojos estaban mirando desafiantemente hacia abajo, su color azul pálido era visible incluso a través de sus párpados cerrados, que eran pálidos y tan finos como el pergamino. Magnus había encontrado siempre los seres humanos más hermosos que cualquier otra criatura viva en la tierra, y se había preguntado a menudo por qué. Sólo unos años antes de las tinieblas, le había dicho Camille. Pero era la mortalidad lo que los hacía lo que eran, la llama que ardía brillante por su parpadeo. La muerte es la madre de la belleza, como dijo el poeta. Se preguntó si el Ángel había considerado alguna vez hacer a sus siervos humanos, los Nefilim, inmortales. Pero no, de todas sus fuerzas, ellos cayeron como los seres humanos siempre habían caído en la batalla a través de todas las edades del mundo.
“Tienes esa mirada de nuevo,” dijo Alec mal humor, mirando a través de sus pestañas. “Como si estuvieras mirando algo que no puedo ver. ¿Estás pensando en Camille?”
“No realmente,” dijo Magnus. “¿Qué parte de la conversación que tuve con ella oíste?”
“La mayor parte.” Alec pinchó el mantel con el tenedor. “Estaba escuchando a través puerta. Lo suficiente.”
“No, en absoluto lo suficiente, creo.” Magnus miró en el tenedor, y éste se deslizó fuera del alcance de Alec y a través de la mesa hacia él. Cerró la mano por encima de la de él y le dijo: “Deja moverte. ¿Qué le dije a Camille que te molestó tanto?”
Alec levantó los ojos azules. “¿Quién es Will?”
Magnus exhaló una especie de risa. “Will. Querido Dios. Eso fue hace mucho tiempo. Will era un Cazador de Sombras, como tú. Y sí, él se parecía a ti, pero tú no eres como él. Nicholas se parece más a Will, al menos en la personalidad; y mi relación contigo no tiene nada que ver con la que tuve con Will. ¿Es eso lo que te molesta?”
“No me gusta pensar que sólo estás conmigo porque me parezco a un tipo muerto que te gustaba.”
“Yo nunca dije eso. Camille lo insinuó. Es una maestra de la insinuación y la manipulación. Ella siempre lo ha sido.”
“No le dijiste que estaba equivocada.”
“Si se lo permites Camille, ella te atacará en todos los frentes. Defiende un frente, y ella atacará otro. La única manera de tratar con ella es fingir que no está llegando a ti.”
“Ella dijo que los chicos lindos eran tu perdición,” dijo Alec. “Lo que lo hace sonar como si solo fuera uno más en una larga línea de juguetes para ti. Uno muere o desaparece, tú consigues otro. No soy nada. Soy… insignificante.”
“Alexander…”
“Lo que,” Alec continuó, mirando la mesa fijamente de nuevo, “es especialmente injusto, ya que tu eres cualquier cosa menos insignificante para mí. He cambiado mi vida por ti. Pero ningún cambio para ti, ¿verdad? Supongo que eso es lo que significa vivir para siempre. Nada realmente tiene mucha importancia.”
“Estoy diciendo que te sí me importas…”
“El Libro del Blanco,” dijo Alec, de repente. “¿Por qué lo querías tanto?”
Magnus lo miró, perplejo. “Tú sabes por qué. Es un libro de hechizos muy poderoso.”
“Pero lo querías por algo específico, ¿no? ¿Por un hechizo que había en él? “Alec tomó una respiración irregular. “No tienes que responder, puedo decir por tu cara que lo hiciste. ¿Era…se trataba de un hechizo para hacerme inmortal?”
Magnus se sintió sacudido hasta la médula. “Alec,” susurró. “No. No, yo…yo no haría eso.”
Alec lo miró fijamente con su penetrante mirada azul. “¿Por qué no? ¿Por qué a través de todos los años de todas las relaciones que alguna vez has tenido nunca has tratado de hacer a alguno de ellos inmortales como tú? Si me pudieras tener contigo para siempre, ¿no lo querrías?”
“¡Por supuesto que sí!” Magnus, dándose cuenta de que estaba casi gritando, bajó la voz con esfuerzo. “Pero que no entiendes. No se obtiene algo por nada. El precio por vivir para siempre…”
“Magnus.” Era Isabelle, corriendo hacia ellos, el teléfono en la mano. “Magnus, tengo de hablar contigo.”
“Isabel.” Normalmente a Magnus le gustaba la hermana de Alec. No tanto en este momento. “Preciosa,
maravillosa Isabelle. ¿Podrías por favor, desaparecer? Ahora es un muy mal momento.”
Isabelle miró a su hermano Magnus, y viceversa. “¿Entonces, no quieres que te diga que Camille acaba de escapar del Santuario y que mi madre está exigiendo que regreses al Instituto en este momento para ayudarles a encontrarla?”
“No,” dijo Magnus. “No quiero que me digas eso.”
“Bueno, mala suerte,” dijo Isabel. “Porque es cierto. Quiero decir, supongo que no tiene que ir, pero…”
El resto de la frase quedó colgando en el aire, pero Magnus sabía lo que ella no estaba diciendo. Si él no iba, la Clave sospecharía que él había tenido algo que ver con el escape de Camille, y eso era la última cosa que necesitaba.
Maryse se pondría furiosa, lo que complicaría su relación aún más con Alec. Y sin embargo…
“¿Se escapó?” dijo Alec. “Nadie se había escapado del Santuario.”
“Bueno”, dijo Isabel, “ahora alguien lo ha hecho.”
Alec se escabulló más abajo en su asiento. “Ve,” dijo. “Es una emergencia. Sólo ve. Podemos hablar después.”
“Magnus. . .” La voz de Isabelle sonaba media compungida, pero no había duda de la urgencia en su voz.
“Bien.” Magnus se puso de pie. “Pero,” añadió, haciendo una pausa junto a la silla de Alec y apoyándose cerca de él, “no eres insignificante.”
Alec enrojeció. “Si tú lo dices,” dijo.
“Yo lo digo,” dijo Magnus, y se volvió para seguir Isabelle fuera de la habitación.
*****************************
Afuera, en la calle desierta, Simón se apoyó contra la pared de Ironworks, contra el ladrillo cubierto de hiedra, y miró hacia el cielo. Las luces del puente lavaban las estrellas así que no había nada que ver, excepto una cortina de negro aterciopelado. Deseaba con una fiereza repentina poder respirar el aire frío para despejar su cabeza, poder sentirlo en su rostro, en su piel. Lo único que llevaba era una camisa fina, y no había ninguna diferencia. No podía temblar, e incluso el recuerdo de lo que se sentía temblar estaba lejos de él, poco a poco, todos los días, escapando como los recuerdos de otra vida.
“¿Simón?”
Se quedó inmóvil donde estaba. Esa voz, baja y familiar, a la deriva como un hilo en el aire frío. Sonríe. Eso fue lo último que había dicho.
Pero no podía ser. Estaba muerta.
“¿No me vas a mirar, Simón?” Su voz era tan baja como siempre, apenas un suspiro. “Estoy aquí.”
El terror arañó el camino hasta su columna vertebral. Abrió los ojos, y volvió la cabeza lentamente.
Maureen estaba en el círculo de luz de una farola justo en la esquina de Vernon Boulevard. Llevaba un largo vestido blanco virginal. Tenía el pelo alisado sobre sus hombros, brillando de amarillo a la luz de la lámpara. Todavía había un poco de tierra de tumba pegada en éste. Había unas pequeñas zapatillas blancas en sus pies. Su rostro estaba mortalmente pálido, círculos de colorete pintado en sus pómulos, y su boca de un color rosa oscuro, como si hubiera sido dibujado con un marcador de punta de fieltro.
Las rodillas de Simón fallaron. Se deslizó por la pared en la que había estado apoyado, hasta que estuvo sentado en el suelo, con las rodillas dobladas. Su cabeza se sentía como que iba a explotar.
Maureen dio una risita de niña y salió debajo de la farola. Se acercó a él y bajó la mirada, su rostro tenía una mirada de divertida satisfacción.
“Pensé que estarías sorprendido,” dijo.
“Eres un vampiro,” dijo Simón. “Pero… ¿cómo? Yo no te hice esto. Sé que no lo hice.”
Maureen negó con la cabeza. “No fuiste tú, pero fue gracias a ti. Ellos pensaban que era tu novia, ya sabes. Me sacaron de mi habitación por la noche, y me mantuvieron en una jaula todo el día siguiente. Me dijeron que no me preocupara porque vendrías por mí. Pero no llegaste. Nunca llegaste.”
“No lo sabía.” La voz de Simón se agrietó. “Hubiera llegado si lo hubiera sabido.”
Maureen lanzó su cabello rubio por encima del hombro en un gesto que le recordó a Simón repentina y dolorosamente a Camille. “No importa,” dijo con su vocecita de niña. “Cuando el sol se puso, me dijeron que podía morir o podía elegir vivir así. Como un vampiro.”
“¿Así que optaste por esto?”
“No quiero morir,” suspiró ella. “Y ahora voy a ser bonita y joven para siempre. Me puedo quedar toda la noche, y nunca debo volver a casa. Y ella me cuida.”
“¿De quién estás hablando? ¿Quién es ella? ¿Te refieres a Camille? Mira, Maureen, ella está loca. No la escuches.” Simón se puso de pie. “Puedo conseguirte ayuda. Encontrarte un lugar para que te quedes. Te enseñaría como ser un vampiro…”
“Oh, Simón.” Ella sonrió, y sus pequeños dientes blancos aparecieron en una fila precisa. “No creo que sepas cómo ser un vampiro tampoco. No querías morderme, pero lo hiciste. Tus ojos se volvieron completamente negros como los de un tiburón, y me mordiste.”
“Lo siento mucho. Si dejas que te ayude…”
“Puedes venir conmigo,” dijo. “Eso me ayudaría.”
“¿Ir contigo a dónde?”
Maureen miró de arriba abajo la calle vacía. Parecía un fantasma en su vestido blanco y fino. El viento soplaba alrededor de su cuerpo, pero claramente no sentía el frío. “Has sido elegido,” dijo. “Porque eres un Daylighter. Los que me hicieron esto te quieren. Pero saben que llevas la marca ahora. No pueden conseguirte a menos que elijas ir con ellos, así que me enviaron como mensajera.” Ella inclinó la cabeza hacia un lado, como un pájaro. “Puedo no ser la persona que te importa,” dijo, “pero la próxima vez lo será. Ellos seguirán llegando a las personas que amas hasta que no haya salida, así que podrías venir conmigo y saber qué es lo que quieren.”
“¿Lo sabes?” preguntó Simón. “¿Sabes que es lo que quieren?”
Ella negó con la cabeza. Estaba tan pálida bajo la luz de la lámpara difusa que se veía casi transparente, como si Simón pudiera mirar a través de ella. De la forma en que siempre lo había hecho, supuso.
“¿Importa?” dijo, y extendió la mano.
“No,” dijo. “No, supongo que no.” Y tomó su mano.
OMJ! OMJ! OMJ!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
No tienen ni idea de lo que se viene!
Todo esta a punto de ponerse peor si es posible! (que si lo es! )
Por cierto, dejen que les diga que estamos a punto de acabar con el libro!
& este no trae epílogo, así que luego comenzare con el 5 OMJ!
En fin, por lo pronto disfruten del capi! ;)
Las leo hasta mañana! ;)
\^.^/
Lu wH!;*
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
HeyItsLupitaNJ escribió:I.am.rayita (Anto!!!) escribió:Me gustaria que Maia vuelva con Jordan, y que Alec deje de molestra tanto a Magnus!
Ah y ¿como quien te imaginas a Isabelle? cada vez que la nombran yo me la imagino como una Megan Fox mas joven!
En fin, me encanto el cap. no veo la hora de que aparezca Nicholas y saber que le paso al final!
SEGUILA! un beso!!
*.*
Lo sé, serían una linda pareja verdad!
JAJAJAJ eso sería la novela perfecta! ;)
Pero que es una novela sin un poco de drama & misterio! :scratch: :P
Nunca lo había pensado eso de Izzy, pero creo q si, tienes razón! ;)
Por cierto ya viste el Trailer de la peli! (?
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
Nah encerio? entonces era veradad que iban a sacar una peli? wow que emocion! No lo vi... ya mismo lo busco!
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!........... Realmente que es lo que va a pasar?????? Con ________ y nick....... Simón , Alex, izzy bueno con todos ....... Cielos creo que ahora si me va a dar un ataque........
P.d. Le diré a Simón que me convierta en vampiro!!!!!!!!! Jejejejejeje
Bueno ya mejor siguela por que estoy diciendo puras burradas
P.d. Le diré a Simón que me convierta en vampiro!!!!!!!!! Jejejejejeje
Bueno ya mejor siguela por que estoy diciendo puras burradas
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
Que le pasa a Nicholas? que le hizo a la rayis?
Y pobre Simon, por todo lo que esta pasando! Me imagino a Maureen como una nena muuuy diabolica! SEGUILA!
Un beso!!!
Y pobre Simon, por todo lo que esta pasando! Me imagino a Maureen como una nena muuuy diabolica! SEGUILA!
Un beso!!!
I.am.rayita (Anto!!!)
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