Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)

por **Haven.** Sáb 12 Ene 2013, 4:52 pm

Me gustaron muchos los capitulos!!!!!!!!!!!!
SIGUELA!!
No puedo creer que la abuela enserio la vaya a obligar a fingir que lleva saliendo 1 año y medio con el tipo, WTF??
No me lo puedo creer:/
Al menos los chicos la apoyan, pero creo que yo huiría de mi casa, si tengo a mis amigos y me resisto a hacer algo contra mis principios eso haría yo:33 ok, ya pensé demasiado.
Besos!!!!!

por **Solee012** Dom 13 Ene 2013, 9:42 am

oiWEUGVHUKWFJBVOWIELHBVWRGBTADFIONQLAJBKF QEPG
O por dios esta geniall, tienes que seguirlaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :)

por **Hale** Miér 16 Ene 2013, 7:02 pm

CAPITULO 6.

Primer encuentro.

[size=12]— Asaltaste la tienda —rio Danielle mientras nos sentábamos en una banca en el centro comercial.[/size]

[size=12]Teníamos toda la tarde comprando sin parar. 12 bolsas nos rodeaban, mientras estábamos sentadas en la banca a mitad del centro comercial. Todo el día estuvimos riendo y bromeando como solíamos hacerlo antes. Danielle había logrado hacerme olvidar todos mis problemas por un día.

— ¡Hey! No era mi culpa no poder decidirme por uno.

— Si, por eso llevaste 8, Caitlin.

— Eran muy lindos para dejarlos ahí solo.

— Estás loca —rio— ¿Ahora qué hacemos? Al menos de que quieras asaltar otra tienda.

— No creo, gaste mi depósito de esta semana con el último par de zapatos.

— ¡Te los daban gratis! ¿Por qué no aceptaste? —pregunto.

Normalmente cuando salía de compras, en las tiendas solían darme los artículos gratis, debido a que si la Princesa de Inglaterra usaba tal prenda, le brindaba publicidad a las tiendas, lo cual me parecía ridículo. ¿Por qué a las personas que si podían darse el lujo de tener ciertas cosas se las daban gratis, habiendo personas que no pueden pagarlas? Si solo fuera una chica normal tendría que pagar por todo. ¿Si puedo darme el lujo de costearlo porque no hacerlo?

— Ya te dije, pienso que es ridículo —respondí— ¿Quieres ir al salón? Tengo que teñirme el cabello, comienzan a notarme las raíces.

— Claro, estaba pensando en teñírmelo. Creo que necesito un cambio.

— ¡Perfecto! Te llevare con Ashley, es la mejor de todo Londres.

Tomamos las bolsas de nuevo y emprendimos el viaje de nuevo al auto. Guardamos todo en el maletero y cerca de 20 minutos después nos encontrábamos fuera del salón.

— ¡Caitlin! —exclamo la rubia al verme. Se acerco a mí y beso mis dos mejillas— Que bueno verte de nuevo por aquí.

— Gracias, Ash. Ella es mi amiga Danielle.

— Un gusto —saludo la castaña a mi lado.

— Venimos a que hagas tu magia, tenemos tiempo de sobra.

— Entendido, queridas. Pasen.

Nos guio por el lugar hasta llegar a dos sillas altas de color negro. Frente a estas se encontraban tocadores de cristal llenos de artículos de peinado y maquillaje, y un gran espejo rodeado de faros. Tome asiento en una de ellas y Danielle lo hizo con la de al lado. Ashley se situó detrás de mí, mientras que Meredith, otra de las chicas que trabajaba ahí, lo hizo con Danielle.

— ¿Qué es lo que quieres, Cat?

— Solo quiero el retoque del tinte en el cabello, no mucho cambio, Ashley.

— Como gustes.

Comenzó con todo el proceso. Trajo el tinte correspondiente y todos los artículos para hacerlo. Comencé a hablar con Danielle de todo y nada, mientras arreglaban nuestro cabello.

Era reconfortante tener una tarde de chicas después de todo el drama de hace unos días.

Había aprovechado nuestra salida de compras para contarle detalladamente todo lo que había pasado. Ella como la maravillosa amiga que era, me mostro su apoyo. Seguía sin entender como había personas que la odiaban e insultaba, siendo ella tan linda. Y lo peor de todo, era que solo lo hacían porque salía con Liam, aunque ya no lo hiciera.

Hablamos de sus próximas presentaciones, y que volvería a bailar para The X Factor la próxima temporada, solo esperaba que las contrataciones comenzaran para apuntarse.

Una vez Danielle y yo insistimos en darles clases de baile a Eleanor y a Chelsea, pero fue un completo desastre. Las dos se desesperaban porque algunos pasos no los podían hacer y nosotras solo reíamos por su comportamiento. Al final, terminamos bobeando en el estudio de ensayos que yo solía usar de pequeña en el palacio, cuando estudiaba Ballet.

Al final, pasamos el resto de la tarde metidas en el salón. Mi cabello había sido teñido de nuevo a castaño y Danielle se lo había aclarado un poco, además de que ambas nos arreglamos las uñas.

Agradecimos por todo a Ashley y después nos dispusimos a salir del lugar para ir a su departamento. En el camino, compramos un par de cafés, frituras y comida china para pasar la noche. Al llegar a su departamento, nos instalamos en la sala tumbándonos en el sofá y dejando todo sobre la mesita de noche frente a este.

Danielle fue por algo de tomar a la cocina cuando mi teléfono comenzó a sonar en el interior de mi bolso. Lo tome con del interior de este y mire la pantalla. Llamada entrante de Liam. Mire hacia la cocina y vi que Danielle rebuscaba en los armarios, así que lleve el teléfono a mi oído.

— Hey, Caitlin.

— Hey, Liam.

— ¿Qué haces?

— Estoy en el departamento de una amiga, veremos un par de películas.

— Comprendo. Llamo para saber si iras en nuestro vuelo a New York, Paul ya está haciendo las reservaciones.

— No creo, lo más seguro es que viaje un par de días después. Y antes de que Louis diga algo, porque sé que lo hará…

— ¡Bruja! —escuche en el fondo.

— Lo sabía. Tranquilo, iré días antes del concierto.

— Entendido, Cat. Nos vemos luego.

— Adiós.

Corte la llamada y volví a guardar el teléfono en mi bolso.

— Era Liam, ¿Verdad?

Mire a Danielle sorprendida. Ella solo me miraba tranquila desde el umbral de la puerta de la cocina.

— ¿Cómo supiste?

— Escuche cuando lo saludaste —suspiro. Se acerco a mí, dejo bowl de palomitas sobre la mesita de centro y se sentó en el sofá. — ayer hable con él.

— ¿De verdad? —pregunte sentándome a su lado.

— Si. Me pidió que volviéramos, pero no se qué hacer.

— ¿Por qué?

— Es… difícil. Todo se vuelve una locura. Salgo a la calle y me encuentro con muchas fans y, son adorables, pero todo el… odio. Es demasiado. Me lastima. Tú no sabes de esto, las Directioners te aman.

— Danielle, ¿Recuerdas que en agosto se rumoraba que Niall y yo salíamos?

— Si, solo por las fotos de ustedes saliendo de Milkshake City.

— Exacto. Por unos días supe lo que pasabas, y es horrible. Pero si de verdad amas a Liam, deberías pensarlo bien antes de responderle.

— No sé qué hacer —suspiro.

— ¿De verdad lo amas? —pregunte mirándola a los ojos.

— Más que a nada.

— Entonces, ignora toda la basura que te dicen y se feliz con él.

Sonrió ampliamente y se inclino para abrazarme.

— Eres la mejor, Caitlin.

El resto de la noche la pasamos viendo películas y bromeando. Cuando menos pensamos ya eran las 12:30 pm así que me despedí de Danielle y deje su departamento.

El camino a casa fue lento y tranquilo. Al llegar ordene que subieran todas las bolsas de compras a mi habitación. Tenía sueño y solo quería dormir, así que me despedí de James y subí a mi cuarto. Me cambie por el pijama, conecte mi teléfono ya que tenía poca batería y después me acomode entre las sabanas para dormir.

.

.

.

Los días siguientes pasaron tranquilos. El drama había dejado de aparecer y solo me concentraba en disfrutar los días con los chicos. Normalmente pasaba las tardes en casa de Niall viendo películas y comiendo palomitas y pizza, o si no iba con Chelsea a pasar la tarde. Me había mantenido alejada de Buckingham para evitar hablar con mi abuela, ya no era tan fácil como antes.

Hoy por desgracia, no podría disfrutar mi día como ayer —que la había pasado con Chelsea, Niall y Harry, en la casa de este ultimo— ya que era el tan esperando momento. El príncipe Eduardo se encontraba en un Jet privado que lo traería hasta Londres y yo iría a recogerlo. Habíamos hablado un par de horas en los últimos días para ponernos de acuerdo de cómo sería todo. Teníamos que actuar perfectamente ya que a mi abuela le interesaba que se viera real, no quería que la población pensara que la casa real era una vil farsa, aunque realmente lo era.

Mire el reloj de mi laptop, 4:30 pm, sería mejor que me comenzara a arreglar, ya que Eduardo llegaría en hora y media.

Deje la computadora de lado y fui al baño a tomar una ducha corta. Al salir, envolví una toalla a mi cabello y me coloque una bata de baño. Fui a la laptop sobre mi cama y escribí un tweet “I’m soooooooooooooooooooo haappyyyyyyyy!!!! Aaaaaaahhh!!!! Really excited!!!! #ThisIsTheDay”. Esto daría un poco mas de credibilidad al asunto.

Fui al armario y me vesti con unos jeans ajustados y una blusa azul grisáceo. Me calce en unos toms negros y volví al cuarto. Seque mi cabello con paciencia y después lo cepille para acomodar las ondas. Me maquille ligero, solo la base, brillo y mascara y regrese al armario para tomar un saco gris, unas gafas de piloto y un bolso negro (http://www.polyvore.com/cgi/set?.svc=twitter&id=68777026 ). Guarde todo lo necesario en este ultimo y con un suspiro Salí de mi habitación.

Trate de vestirme lo más sencilla que pude, se suponía que no quería “Llamar la atención”.

Recogí las llaves de mi auto y lo puse en marcha rumbo al aeropuerto. Tenía un largo recorrido de 45 minutos para llegar y finalmente ver a mi… futuro prometido.

Comenzaba a prepararme mentalmente para todo esto. Suena ilógico, es la primera vez que veo al tipo en persona y tengo que recibirlo como si nos conociéramos de toda la vida para llamar la atención, aunque también tenía que actuar como si no quisiera llamarla.

El sonido de mi teléfono me distrajo de mis pensamientos, así que tome el aparato de mi bolso y lo lleve a mi oído.

— ¿Qué paso, Duende?

— ¿Qué cuentas, Cat? —pregunto alegre al otro lado de la línea.

— Voy en camino a recoger a mi futuro esposo al aeropuerto, te lo dije anoche.

— Lo olvide, lo siento.

— No importa.

— Quería saber si quieres ir hoy a casa de Louis, veremos un par de películas y quien sabe que más haremos.

— Suena bien, no creo que la pase precisamente bien hoy. Tomando en chenta que cierto español aterrizara en media hora.

— Siento todo esto, Cat.

— Yo también —suspire— hablamos luego, estoy conduciendo.

— Vale, nos vemos, Cat.

— Chao, Niall.

Corte la llamada y deje el teléfono en el bolso.

20 minutos después comenzaba a entrar al estacionamiento del aeropuerto. Apagué el motor y colgué el bolso a mi hombro antes de salir de auto. Trate de caminar lento y normal, no llamando la atención, aunque sabía perfectamente que alguien me observaba, siempre lo hacían.

Camine con la cabeza un poco baja hasta entrar al interior del gran edificio.

Personas por aquí, personas por allá. Gente con maletas esperando su tiempo para abordar, otras esperando a familiares, todo estaba rodeada de personas. Camine a la puerta 7, donde El Príncipe Eduardo saldría, llegando de su vuelo privado. Espere frente a esta un tiempo, actuando entre emocionada y nerviosa, como actuaria si esta situación fuera real, como si estuviera esperando a mi verdadero novio.

Entre la espera, saque mi iPhone y entre a twitter para agitar todo un poco más. Escribí: “15 minutes!!! Get it now!!! Aaaaaaaahhhhh!!!! #CantWait”.

Nadie sabía el porqué de mis dos últimos tweets, hasta mañana, cuando las fotos salieran a la luz. Y estaba segura de que habría fotos y mas, añadiendo que “The Sun” nunca ha escrito una nota 100% honesta, siempre le agregan algo más interesante como “Fuentes aseguran que…” “Una persona cercana asegura que…” y bla, bla, bla. Justo como había pasado, con lo ocurrido entre Niall, yo y nuestra supuesta “Relación”.

— “Vuelo 2365 proveniente de Madrid, desembarcando por la puerta 5”

¿5? ¿Qué no era la 7?

Rayos, me había equivocado de puerta.

Contuve el aire mientras mordía mi labio y caminaba hacia la puerta correcta. Solo tenía unos segundos para prepararme y repasar lo que haría. Tenía que esperar a que saliera, y en cuanto lo hiciera, saltaría a sus brazos como toda una “Novia Feliz” y bla, bla, bla. ¿Saben lo que significa? Tendría que… besarlo.

Ugh, el simple hecho de imaginarlo me provocaba vomito. No había besado a nadie desde Michael, lo que significa, desde hace mas de 4 años, sin contar el beso que le di a Harry —Styles—,pero ese solo fue porque era parte de una apuesta y no estaba en mis cinco sentidos en ese momento.

De pronto, lo vi.

Parado a unos metros de la puerta 5, se encontraba el, vistiendo unos jeans un poco ceñidos de color negro, una playera gris informal, converse blancas, gafas, un abrigo negro y una maleta Louis Vuitton del mismo color colgando de su hombro. Miraba hacia todos lados, y en cuanto lo vi, me congele un instante, antes de que el volteara a verme y finalmente reaccionara.

Corrí hacia él con una sonrisa fingida, sintiéndome la mejor actriz de este planeta. Llegue junto a él y me lance a sus brazos para después besarlo… en la mejilla.

Me había acobardado en el último instante, dirigiendo mis labios un poco más a la derecha de lo que debía. Eduardo me rodeo con sus brazos y nos fundimos en un abrazo tan puro y verdadero, como que Niall ama las dietas y Zayn piensa que es feo.

Deberían darnos un par de Oscar’s a cada uno por nuestra perfecta actuación.

Luego de un par de minutos “Abrazándonos”, se separo de mi y tomo mi mano para dirigirnos a la salida.

— ¿Cómo estuvo el vuelo? —pregunte con una sonrisa.

— Tranquilo, pero fueron dos horas eternas para poder verte.

— Eres demasiado lindo —solté una pequeña risa y lo abrace.

Se preguntaran ¿Y por que están hablando así? Bien, la respuesta es simple. El lugar está rodeado de personas, sé que hay más de dos paparazzis detrás de nosotros que nos siguen a “Escondidas” con sus cámaras listas, y después de que nos pierdan de vista, preguntaran a las personas que estaban cerca de nosotros, de que es de lo que hablábamos ¿Lo ven? Nuestra actuación debía ser perfecta, verse absolutamente real. Teníamos que actuar como la pareja perfecta frente a las personas, pero detrás del público, quien sabe que será de nosotros.

Llegamos a mi auto, saque las llaves de mi bolso y le ayude a guardar su equipaje en el maletero. Una vez dentro del auto, las sonrisas se desvanecieron y la tención se noto entre nosotros. Antes de que él pudiera decir algo, con toda tranquilidad le dije:

— Le pediré un favor, Príncipe Eduardo. Cuando nadie nos este mirando, intente no dirigirme la palabra, no es usted una personas precisamente de mi agrado.

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chicas, mil perdones por subir hasta ahorita pero un primo vino a pasar unos dias a mi casa y no tenia tiempo de escribir, ademas tambien disculpen que el link de polyvore aparesca abierto en lugar de en enlace, pero el codigo que usaba no me esta funcionando. Porfa, si alguien sabe de alguno que me diga :3
Espero que les guste el cap, besos!! Xxxxx
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por **Hale** Miér 16 Ene 2013, 7:09 pm

The Dreamer Girl escribió:Me gustaron muchos los capitulos!!!!!!!!!!!!
SIGUELA!!
No puedo creer que la abuela enserio la vaya a obligar a fingir que lleva saliendo 1 año y medio con el tipo, WTF??
No me lo puedo creer:/
Al menos los chicos la apoyan, pero creo que yo huiría de mi casa, si tengo a mis amigos y me resisto a hacer algo contra mis principios eso haría yo:33 ok, ya pensé demasiado.
Besos!!!!!

La abuela esta loca! asdfdhg

leiste mi mente, si yo fuera Caitlin me largaria de mi casa, pero mas adelante sabras porque no lo hace. :D

por **Solee012** Sáb 19 Ene 2013, 10:14 am

me encanto linduraaa, sigue pronto tu novelaaa!

por **Haven.** Dom 20 Ene 2013, 7:25 pm

Me encantoo!!!!!!!!!!
Yo no sería capaz de fingir tan bien:((
Vamos hermosa, quiero saber porque no huye???
Besos!!!!!

por **Hale** Lun 21 Ene 2013, 5:58 pm

CAPITULO 7.

Trato.

¿Perdón? —pregunto sorprendido.

— Lo que ha escuchado. Ahora si me permite, tenemos un largo viaje de camino a Buckingham.

El resto del camino lo describiré rápidamente: Incomodo.

Ninguno de los dos hablaba, y lo único que se escuchaba dentro del auto era el leve volumen de la radio. No mire al hombre a mi lado en ningún momento y solo me concentre en mantener la vista en el camino mientras conducía. Cuando finalmente llegamos al palacio, deje el auto frente a la puerta principal y uno de los mayordomos bajo el equipaje del príncipe. Guie a Eduardo por el interior de la gran casa, hasta llegar al Hall principal, donde fue recibido por mis abuelos.

— Príncipe Eduardo, que alegría recibirlo en nuestro palacio —celebro mi abuela al ver al Español.

— El placer es todo mío, altezas —hizo una pequeña reverencia ante los dos monarcas— les agradezco que aceptaran recibirme en su morada.

— Oh, tonterías, Príncipe Eduardo —dijo mi abuelo— Después de todo, esta también será su casa dentro de unos meses.

— Caitlin —llamo mi abuela— ¿Por qué no llevas al príncipe a su habitación? Estoy segura de que querrá relajarse un rato antes de que ambos salgan a cenar. L reservación esta lista en el Northwest para las 8, después de todo deben comenzar con sus apariciones en público cuanto antes.

— Enseguida abuela —respondí resignada.

Comencé a caminar escaleras arriba para ir a la habitación designada para el príncipe. Sentí sus pasos detrás de mí, así que no me detuve hasta llegar a su habitación, la cual por desgracia estaba separada de la mía solo por una —la cual era ocupada por Chelsea cuando se quedaba a adormir en Buckingham—.

Lo deje frente a la puerta de madera, y después me dirigí a la mía para poder estar sola. Cerré la puerta tras de mí, y deje todas mis cosas en el sofá. Mire el reloj en mi mesita de noche, 6:45 pm, podría dormir un rato y después comenzar a prepararme para ir a cenar.

Me acomode entre las sabanas, recostando la cabeza entre las mullidas almohadas, con la esperanza de conciliar el sueño.

.

.

.

El ruido de mi teléfono sonando, con la muy bien conocida canción de Live While We’re Young, me despertó de mi pequeña siesta. Me levante a como pude de la cama, caminando medio zombi hacia el sofá para sacar mi teléfono del interior de mi bolso. Cuando logre hacerlo, lo lleve a mi oído.

— ¿Qué paso, Niall? —pregunte esto último con un bostezo.

— ¿No vendrás a casa de Louis? Te estamos esperando.

— ¡Dios! Lo olvide —murmure— lo siento, Duende, pero no puedo hacerlo. Mi abuela planeo una cena para el Príncipe Eduardo y yo esta noche, quiere que comencemos ya con nuestras salidas en público y todo eso.

— ¿No vendrás?

— Lo siento, de verdad.

— No importa, yo le aviso a Tommo.

— Gracias, Niall. Eres un amor.

Corte la llamada y mire el reloj en la mesita de noche.

— ¡Dios mío! —exclame al ver la hora en la pantalla. 7:30, se me hacia tarde.

Salí disparada hacia el armario, rebuscando entre los vestidos uno decente que usar. Saque uno beige con cuello de perlas, junto con unos tacones del mismo color y bolso a juego. Encendí el rizador de cabello para que se fuera calentando en lo que me maquillaba. Debido al poco tiempo, solo aplique la base, un poco de sobras claras, un brillo rosa casi transparente, mascara y delineador por fuera. Rice las puntas de mi cabello un poco y los sacudí con la mano para acomodarlos. Volví al armario a vestirme con lo que anteriormente había sacado y antes de salir disparada de mi habitación, tome un abrigo beige, guarde todo lo necesario en el bolso y rosee un poco de perfume sobre mi cuello.

Mis tacones resonaban por el eco mientras chocaban contra los escalones de mármol. Cuando llegue al hall el príncipe Eduardo ya me esperaba. Me disculpe por la demora, a lo que él solo sonrió y me ofreció su brazo para guiarme hacia el garaje y tomar el auto que nos llevaría a cenar. Ignore su invitación y comencé a caminar por mi propia cuenta hacia los autos. Escuche un suspiro detrás de mí, seguido de unos pasos.

— Creí que un auto nos llevaría —comente mientras miraba el interior de la Range Rover.

— Se supone que queremos hacerlo parecer más “Discreto”, por lo que supuse que el que yo personalmente condujera le daría un toque de realismo.

— Buen punto.

El Príncipe Eduardo encendió el motor, y poco después el auto se alejaba de las inmediaciones del palacio. El recorrido fue tedioso e incomodo. Ninguno de los dos hablaba, y yo me negaba a decir palabra alguna primero. La verdad, ni siquiera quería dirigirle la palabra a este tipo, lo único que quería era que el volviera a su país y yo pudiera volver a tener mi vida normal, si es que alguna vez lo fue. Y lo peor de todo, era que esto solo era el comienzo.

Detuvo el auto frente al codicioso restaurante. Bajo del auto y en lo que lo rodeaba para abrir mi puerta, suspire sonoramente. Tendría que acostumbrarme a esto.

Abrió mi puerta y antes de tomar su mano para bajar del auto, tome una bocanada de aire y fingí una sonrisa.

El frio aire congelo mis mejillas, pero actué como si no sintiera nada. Eduardo coloco una mano en mi cintura para guiarme al interior del lugar, mientras nos dirigíamos a la puerta, le entrego las llaves del auto al valet parking.

Un joven de unos veinte y pocos nos guio a nuestra mesa en el reservado, antes de retirarse me ayudo a quitarme mi abrigo y nos informo que un mesero pronto llegaría. Tome asiento en la mesa, y mire fijamente al hombre frente a mí.

Tenso, incomodo, molesto. Son las palabras que definían el ambiente que nos rodeaba a ambos. Ninguno hablaba, y yo no quería hacerlo. Cuando el mesero llego, nos entrego las cartas y en lo que serbia una copa de champagne frente a cada uno de nosotros dos, revise los platillos y ordene lo primero que vi. Se retiro con las órdenes listas, dejándonos a los dos solos de nuevo.

Tome la copa entre mis dedos y la lleve a mis labios sin dejar de ver al príncipe enfrente de mí.

— Así que… me entere que tiene la habilidad de tocar el piano —solo asentí y deje la copa de nuevo— interesante…

Subí la mano a la mesa y comencé a golpetear el blanco mantel rítmicamente con los dedos.

— Supe que viajo a España hace unos años… —no respondí. Seguí con mi postura mientras lo miraba.

Estaba segura que si mi abuela estuviera presente en estos momentos, me daría un regaño eterno sobre mi detestable comportamiento, pero ella no estaba presente, así que…

Un duelo de miradas se llevaba a cabo entre nosotros, en el que claramente yo iba ganando, ya que la de Eduardo se veía completamente débil y temerosa. Tenía tantas ganas de largarme de esta mesa e irme a casa de Louis para ver películas y comer palomitas con el resto de los chicos, solamente que no podía por cierto inepto frente a mí.

Nuestro alrededor seguía tan tenso como hace minutos. Cuando el mesero llego con nuestra cena, ninguno de los dos comento algo, como era de suponerse. El chico dejo los platos frente a nosotros y se retiro después de una pequeña reverencia. Tome el cuchillo y el tenedor y comencé a cortar el salmón frente a mí.

— Londres es muy lindo, hermosa ciudad… —otro vano intento de iniciar conversación.

Pinche el pescado con el tenedor y lo lleve a mi boca.

Otro incomodo silencio, comenzaba a acostumbrarme a esto.

Al parecer, el príncipe no se daba por vencido. Trataba de iniciar conversación, a la cual yo ni siquiera respondía cortando todo. Solo me concentraba en terminar mi cena para así poder largarnos de este lugar.

— Me canse —bufo después de otro vano intento. Soltó los cubierto frente al plato, causando un estruendo que me hizo sobresaltar y levantar la vista del plato para mirarlo— llevo menos de cuatro horas en Londres y usted, Princesa, me trata peor que un perro.

— Se equivoca —corregí— Trato con mayor cariño a los perros de mi abuela.

— No se comporte como una niñita inmadura, Princesa Caitlin.

— ¡Oh, perdón alteza! ¡Disculpe mi poco porte! Hoy no es mi mejor día —ironice.

— Está actuando como una bebe ¿Eso es lo que le ha enseñado su familia?

— Se equivoca, mi familia me ha enseñado muchas cosas, pero suelo aplicarlas solo en las personas que me agradan e importan.

— No entiendo a que se debe su actitud hacia mí. ¿Qué le he hecho para que me trate de esta manera?

— Yo no tengo por qué darle explicaciones a usted. Me largo. —avente la servilleta sobre la mesa y me levante e la silla completamente dispuesta a tomar mi abrigo y llamar a Niall para que viniera por mi y fuéramos a casa de Louis, pero antes de poder dar siquiera un paso, una mano tomo mi muñeca.

— Espere, por favor.

— Que quiere —bufe irritada.

— Por favor, hablemos como personas civilizadas. Se lo pido.

Suspire sonoramente antes de volver a sentarme con pesadez en mi lugar. Me cruce de piernas y volví a golpetear la mesa rítmicamente con los dedos, claramente irritada y molesta.

— Muy bien, que es de lo que quiere hablar. Porque que yo sepa, usted y yo no tenemos absolutamente nada que decir.

— Se equivoca —contradijo rápidamente— ¿Acaso tengo que recordarle que en unos meses usted y yo contraeremos matrimonio?

— ¿Cuál es su punto? —ataque.

— Que debemos aprender a tratarnos. No podemos estar actuando así el resto de nuestras vidas, tenemos una imagen que cuidar frente a reino unido y España.

— No voy a…

— Inténtelo. Comportémonos educadamente frente al otro cuando nadie nos este viendo, frente al ojo público actuaremos todo lo que debamos, pero debemos evitar discutir todo el tiempo cuando estamos a solas, sino esto no funcionara. Se perfectamente que no soy una persona de su grado, me lo dejo muy claro cuando salíamos del aeropuerto, y usted tampoco lo es del mío. No piense que deje mi país voluntariamente para venir aquí, para mí también todo sería mucho más fácil si la alianza no existiera, pero este no es un mundo perfecto. No le pido que seamos amigos, solo que… nos toleremos, como buenos conocidos ¿Qué opina?

Me quede sin palabras. El chico se había expresado perfectamente a través de sus palabras y no encontraba respuesta alguna a estas. Después de todo, tenía razón. Si nos odiábamos a cada instante cuando nadie nos vería la farsa se iría al caño, al igual que la alianza y la poca estabilidad que tenía mi familia —si es que tenía alguna—. No me estaba pidiendo que fingiéramos ser la pareja perfecta las 24 horas del día, solo que nos comportáramos cuando estuviéramos a solas. Si mi abuela notaba que nos llevábamos bien, no nos presionaría tanto con toda la mentira y no tendríamos le necesidad de actuar más tiempo de lo normal.

— De acuerdo, tiene razón, lo reconozco. Los dos saldremos beneficiados si logramos comportarnos.

— Perfecto —sonrió.

— Solo una cosa —añadí— no espere que yo llegue a tener algun tipo de afecto hacia usted.

— Como guste.

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asdfghjk Espero que les guste!!!

Besos!! xxx

por **Haven.** Mar 22 Ene 2013, 12:26 pm

Pero que triste:((
Pobre Caitlin, pff... odio que la abuela le haga eso, podría estar en casa de Niall, pero no por la maldita farsaDD:
Siguela!!!
Besos!!!!

por **Hale** Jue 31 Ene 2013, 6:25 pm

ASDFGHJK PERDON!!!!!!! Mil discuplas por la demora, pero esque tuve semana de examenes y BLAAAAAH!! Odio la escuela, la dejare y vivire debajo de un puente con un gato llamado Harold (? okno.

Como sea, aqui esta el siguiente cap, espero que les guste :D

Besos!! Xxx

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CAPITULO 8.

Dia de farsa.

El resto de la cena paso relativamente… aburrido. Solo hablábamos un poco en lo que nos concentrábamos completamente en comer, y no eran precisamente temas muy interesantes.

Finalmente, cuando ambos platos estuvieron limpios, Eduardo pidió la cuenta y poco tiempo después ambos salíamos del restaurante tomados de la mano y con una sonrisa falsa sonrisa, mientras fingíamos hablar sobre sus padres.

En lo que traían el auto a la puerta para que pudiéramos irnos, pude ver de reojo un fotógrafo escondido —no muy bien que digamos— detrás de un arbusto. Apreté la mano de mi acompañante que enseguida pareció reaccionar y coloco su brazo a mi alrededor, abrazándome de lado sin que ninguno de los dos mirara hacia la dirección del hombre que nos fotografiaba.

Cuando el auto se posicionaba frente a nosotros, Eduardo recogió las llaves y me ayudo a subir al auto antes de que él lo rodeara y tomara asiento a mi lado dentro de este. Lo puso en marcha y durante el tiempo en que duro el recorrido recosté mi cabeza contra el cristal de la ventanilla mientras miraba el paisaje del Londres nocturno.

Ninguno menciono palabra durante el camino, al llegar me ayudo a subir al auto, demostrando los valores que su familia le había inculcado como buen caballero. Dejo las llaves al cuidado de james y después ambos pasamos al interior del palacio. Como nuestras habitaciones estaban prácticamente juntas, fuimos hacia ellas en compañía del otro forzosamente. Musite un bajo “Buenas noches” y entre a la mía.

Me senté sobre la cama para quitarme los tacones. Un bostezo escapo de mi boca mientras masajeaba mis pies. Me levante con pereza de la cama, tome todas mis cosas de esta y fui al armario a guardar todo. Cambie mi ropa por un pijama de ositos y regrese a la cama. Apague todas las luces en el camino, antes de acomodarme entre las sabanas.

.

.

.

A la mañana siguiente, las luces que se filtraban por la ventana me despertaron. Dure un rato más entre las sabanas sin querer levantarme, hasta que me aburrí y Salí de ahí con toda la pereza del mundo. Fui al baño y tome una larga ducha con agua caliente, dejando que esta me destensara por completo. Cuando el vapor inundaba prácticamente todo el baño, cerré los grifos y me envolví en una bata de baño, para después enredar una a mi cabello. Fui al armario y saque unos jeans ceñidos, una blusa negra de manga larga holgada y unos toms del mismo color para vestirme. Seque mi cabello con el secador y antes de salir de mi habitación tome mi teléfono.

Cuando llegue al gran comedor, mis abuelos y el príncipe Eduardo desayunaban tranquilamente. Entre conteniendo el aire, antes de tomar asiento al lado de mi abuelo y frente a Eduardo.

— ¿Dormiste bien, Cariño? —pregunto mi abuela con dulzura, pero que para mí fue pura hipocresía.

— Si —musite.

Marie entro al comedor con una bandeja de plata, la cual contenía mi desayuno. La coloco frente a mí y murmure un “gracias”, antes de que ella se retirara con una pequeña reverencia. Tome mi tenedor y pinche un pedazo de fresa, antes de llevármela a la boca.

— Caitlin, Príncipe Eduardo —llamo mi abuela. Levante la vista del plato y le mire— quiero felicitarlos, las noticias de hoy no paran de hablar sobre ustedes —al decir eso, el pedazo de fruta se atoro en mi garganta, dificultándome el poder tragarla— admírenlo por ustedes mismos, han sido portada en los periódicos de hoy.

Hizo un gesto con las manos y vi como dos mayordomos abandonaban sus puestos de pie junto a la pared, para acercarse a nosotros —Eduardo y yo—, colocando un periódico frente a cada uno. Abrí los ojos como plato cuando vi el gran espectacular “CAITLIN DE GALES Y EDUARDO DE ASTURIAS… ¿JUNTOS?”. Y eso no era todo, sino que de acompañamiento para la portada de “The Sun”, estaba una foto de plana completa, en la que se mostraba una imagen clara de nosotros saliendo de la cena de anoche, cuando esperábamos el auto.

4 palabras: The Sun trabaja rápido.

— Los medios la han tragado por completo —celebro mi abuelo— pero esto es solo el comienzo, no daremos declaraciones aun, hay que hacerlos esperar más.

— ¿Qué tanto, su majestad? —pregunto Eduardo.

— Unos cuantos días, no demasiados. Quiero que el compromiso matrimonial sea anunciado más tardar en un mes, no tenemos tiempo que perder.

— ¿Qué tenemos que hacer ahora?

— Es muy simple, Caitlin —sonrió mi abuela— seguirán como hasta ahora. Saldrán por ahí a pasar el rato, y pasaran la mayor parte del tiempo juntos. Si la situación fuera real, seria de lo más normal que eso hicieran. Así que, por el momento, tendrás que dejar de salir a solas con Niall y los chicos.

— ¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué?! —Exclame— abuela, en una semana es el concierto en New York, tengo que estar ahí, se lo prometí a Niall.

— Ya habrá otros conciertos.

— Estas de chiste ¿no? Niall jamás me perdonara si falto, se lo prometí hace meses. Este concierto es muy especial para él, como para el resto de los chicos. Tengo que ir.

— Está bien, está bien. Tendremos que acelerar las cosas un poco. Charlotte —llamo a su asistente, la cual normalmente siempre estaba detrás de ella. La rubia dio un par de pasos y se situó al lado de mi abuela— quiero que revises la agenda de Caitlin y el príncipe Eduardo y me hagas un informe, te veré en mi oficina en 20 minutos —Charlotte asintió, hizo una pequeña diferencia, y después se retiró del comedor con toda la gracia que le caracterizaba.

— Por el momento, después de que ambos desayunen —mi abuelo apunto a Eduardo y a mí— será mejor que de salgan a algún lado, el tiempo es oro.

Suspire sonoramente, antes de asentir con resignación. Termine mi desayuno sin ánimos y un poco amargada. Hoy quería ir a casa de Niall para ver películas, pero gracias a mi abuela no podría.

Llevaba todo el día repitiéndome en la mente “ Acostúmbrate, acostúmbrate, acostúmbrate…”, pero simplemente no podía. Viví 19 años de una forma totalmente diferente a esta, podía salir con mis amigos, estar con los que quería, y ahora ni siquiera podía ir a visitar a uno de mis más grandes amigos.

Me levante de mi asiento en la mesa y Salí del comedor para ir a mi habitación. Cambie mi blusa negra por una blanca de manga ¾ y encima de esta un cárdigan largo color coral. Me saque los Toms y los cambie por unos flats negros. Ate mi cabello en una coleta alta, aplique un poco de maquillaje a mi rostro y me colgué al cuello un guardapelo de oro en forma de corazón. Antes de abandonar mi habitación, tome unas gafas Gucci de aviador color claro y un bolso Prada de color negro, guarde todo lo necesario en él y finalmente Salí de mi habitación con un último suspiro.

Al llegar al Hall, Eduardo ya me esperaba vestido con unos simples jeans, una camiseta blanca y encima de esta una chaqueta de Jean. Me recibió con una débil sonrisa y le devolví el gesto por educación.

— Vamos.

Asentí en silencio y deje que me guiara al garaje. Tome asiento en el puesto del copiloto en la Range Rover de anoche, y recosté la cabeza contra la ventanilla mientras observaba como salía del palacio. El recorrido fue tranquilo y silencioso. No era de esos silencios cómodos, pero tampoco era incomodo, sino quemas bien ninguno de nosotros dos quería decir algo, y tampoco sabía que decir.

El cielo encapotado de nubes, la baja temperatura y el frio aire, fueron algunas de las cosas que sentí cuando baje del auto. Eduardo se había detenido en el centro, justo en Oxford Street.

— ¿Qué hacemos aquí? —pregunte mirando las tiendas a mi alrededor.

— Sé que eres fanática de las compras, así que ¿Por qué no hacerlo?

— Gracias —sonreí tímidamente. El chico trataba de complacerme y yo lo trataba casi igual que a una mula.

Tomo mi mano y comenzamos a caminar por la acera, deteniéndonos en cada escaparate y observando todo. Por inercia, la conversación dio inicio. No hablábamos de nada relevante, sino de temas sin importancia. Era un poco agradable pasar el tiempo con él, tampoco era como si me encantara —ya que ciertamente preferiría estar en otra parte, con cierto irlandés viendo películas y comiendo palomitas— pero tampoco podía decir que lo odiaba.

Seguía sin acostumbrarme del todo a esta situación. No había pasado ni un mes y mi vida había cambiado tanto. Ya no podía hacer lo que quisiera —aunque antes tampoco lo hacía por completo—, extrañaba salir de compras con Chelsea y las chicas, cuando me aburriera ir a casa de Niall a pasar la tarde, ir con él a los bolos, salir a comer, cenar, desayunar, o cualquier cosa que involucrara comida, tontear con él, reír como estúpidos como siempre lo hacíamos. Porque, si Niall nunca podía dejar de reír, yo era peor. Solían darme ataques de risa y no me callaba con nada, aunque usualmente era cuando Niall intervenía y me lanzaba algo —normalmente eran almohadas, cuando estábamos en su casa.

Y pensar que ahora, ya no podía simplemente tomar mi auto y conducir a su apartamento, las cosas ya no eran tan simples. Y lo peor de todo es que esto solo es el principio, tendría que acostumbrarme ya a todo esto. Solo era el comienzo del resto de mi vida prácticamente.

El único consuelo que tenía, era que en unos días tomaría mis maletas y viajaría a New York. Podría recompensar los días que había perdido con los chicos, cumplir el capricho de Louis —que en si no era capricho— de ir de compras. Alejarme de todo el drama, de Eduardo, todo. Poder disfrutar de mis días libres en compañía de los chicos, aunque lo más seguro es que terminara solamente con el irlandés, Harry y Liam, ya que lo más seguro es que Louis y Zayn decidieran pasar su tiempo con sus respectivas novias.

Tenía que recordarme de llamar a Danielle después, quería saber que había pasado entre ella y Liam y si ya habían hablado o aún no. Me importaba la felicidad de mis dos amigos, ellos estaban destinados a estar juntos. Se podía notar a kilómetros el brillo en los ojos de ambos cuando se miraban, o simplemente mencionaban al otro.

— ¿Azul o verde? —pregunto Eduardo sacudiendo dos camisas frente a mí, alejándome de mis pensamientos.

— Verde, sin duda. Combina con tus ojos —sonreí.

— Lo supuse —murmuro.

Giro la percha que sostenía en su mano de la camisa correspondiente y la analizo un par de segundos, antes de musitar un “Me la llevo” y comenzar a dirigirse hacia la caja, donde una pila con nuestras cosas de tamaño considerable esperaba para ser registrada y comprada. Se detuvo en seco y giro sobre sus talones para mirarme y decir:

— ¿Vamos por un café después de esto? Tengo antojo de algo caliente.

— Claro —respondí.

Sonrió en respuesta y después volvió a girar para seguir con su camino. Solté un pequeño suspiro antes de tomar mi bolso y levantarme del pequeño sofá blanco de piel, en el cual anteriormente descansaba.

Alcance a Eduardo en la caja, cuando comenzaban a registrar todas las cosas. Mientras admiraba los pequeños pendientes mostrados sobre la mesa, logre visualizar a un hombre por fuera de la tienda, a través del cristal, con su cámara en mano apuntando a nosotros. Golpe un par de veces el cristal del mostrador, llamando la atención de mi acompañante quien enseguida dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenía el agudo sonido, mirando de paso el pequeño espejo de marco en color plata, y la silueta que se reflejaba en este.

Capto la indirecta y coloco un brazo sobre mis hombros, haciendo que recostara mi cabeza en su hombro a la vez que fingía una sonrisa mientras las dos chicas frente a nosotros seguían registrando nuestras cosas. No era tan difícil una vez que te acostumbrabas. Esta era una de las pocas cosas a las que me había acostumbrado, fingir una sonrisa. Siempre lo había hecho, ya casi era un hábito natural.

Cuando finalmente todo estuvo registrado, pagado y acomodado delicadamente en exactamente cinco bolsas, nos despedimos de las dos chicas y abandonamos el lugar tomados de las manos. Sentía al hombre siguiéndonos por detrás, pero lo ignoraba universalmente. Después de todo, esto era parte del trato, aunque los reporteros no formaran parte de este directamente.

Llegamos a un café unas cuantas calles después de la tienda. Ordenamos un par de cappuccinos y debido a que no había muchos comensales, nuestra orden estuvo lista en cuestión de minutos. Pagamos por los cafés y salimos del lugar continuando nuestro recorrido por las calles. Con cada paso que daba, podía ver a un paparazzi nuevo prácticamente. Sentía la tan ya común sensación de ser observada cuando salía en público. Era una de los pocos miembros reales que se habían negado rotundamente a estar siempre en compañía de algún miembro de la guardia real para protegerme. Siempre había querido ser una chica normal, y le hecho de tener un gorila detrás de todo el tiempo no me haría sentirme como tal.

Llegamos al auto, guardando las bolsas de compras en el maletero. Cuando acomodaba una en la orilla, sentí como sus labios se posaban delicadamente en mi mejilla. Un paparazzi detrás de nosotros, igual que siempre.

Cerró la puerta del maletero y coloco una mano en la parte baja de mi espalda para ayudarme a subir al auto. Cerro la puerta tras de mí y después vi como rodeaba el auto para tomar asiento a mi lado. Encendió el motor y espero a que no hubiera autos transitando para poder arrancar y alinearse a la línea de conducción de regreso a casa.

El trayecto fue tranquilo. En esta ocasión no hubo un silencio incomodo, sino que más bien las palabras eran innecesarias. La salida de hoy había… mejorado un poco de cierto modo nuestra relación. Podíamos hablar normalmente sin discutir o hacer caras, tal como habíamos acordado, nos tratábamos como buenos conocidos. Solamente eso.

Al llegar al palacio, ordene que subieran las bolsas con mis cosas a mi habitación y las de Eduardo a la suya. Cuando ingresamos al hall, Holly nos intercepto indicándonos que fuéramos al despacho de mi abuela. Ambos aceptamos y nos dispusimos a caminar hacia la oficina correspondiente. Una vez al otro lado de la puerta, Eduardo toco dos veces, y un ligero “Pase” nos indicó que podíamos ingresar.

Mi abuela se ubicaba detrás de su escritorio, revisando algunos papeles.

— ¿Nos llamabas? —pregunte.

— Así es, cariño. Tomen asiento —hizo un ademan con la mano y ambos cumplimos la orden al sentarnos cada quien en uno de los sofás individuales frente a su escritorio.

— ¿En qué podemos servirle, su Majestad?

— Es algo muy simple, Príncipe Eduardo. Simplemente quería informarles, mejor dicho, infórmale a Caitlin, que tiene una entrevista preparada con Alan Carr este viernes.

— ¿Este viernes? ¿No es muy pronto? —cuestione.

— No hay tiempo que perder, Cariño —sonrió. Dirigió su vista a Eduardo y volvió a hablar— lo llame a usted para que este enterado de todo, ya que, obviamente, la entrevista tratara principalmente de los recientes rumores de su relación. Decidí que la declaración e todo esto fuera en “Chatty Man”, sé que es tu lugar favorito para hacer entrevistas, Caitlin.

— Si lo es, pero… —negué un poco mientras reorganizaba mis palabras— No estoy segura de esto, abuela.

— Es simple, solamente iras y responderás las preguntas que Alan te haga con la historia que tenemos planeada. No hay nada de qué preocuparse.

— Si tú lo dices…

— ¡Perfecto! —Celebro— ahora que todo está arreglado, ambos pueden retirarse.

por **Hale** Vie 01 Feb 2013, 5:15 pm

Chicas, les tengo un tipo "Extra". En si no es un capitulo porque es demasiado corto, pero es para darle un poco mas de sentido a la historia. Ya lo tengo listo, lo subire en un rato, espero que les guste :)

por **Hale** Vie 01 Feb 2013, 5:30 pm

Recuerden que es un extra, por lo que la mayor parte de este sera solo dialogo. Espero que les guste :)

CAPITULO 8.1 -EXTRA.

Entrevista.

— ¿Lista para esta noche? —pregunto su alegre voz al otro lado de la línea.

— No del todo, duende. Pero no puedo hacer nada.

Sentí como pasaban la brocha con maquillaje por mis pómulos, provocando que cerrara los ojos por inercia.

— ¡Vamos, Cat! No te amargues, solo es una simple entrevista, y Alan es un tipo genial.

— Si, si, lo sé. Pero es incómodo hablar de todo esto, y lo peor es que todo es una mentira.

Ashley retiro la brocha de mi rostro, abrí los ojos y vi como la rubia guardaba todo el maquillaje en su estuche.

— Como tú misma lo dijiste ayer, es mejor que te acostumbres, princesa. Mira el lado bueno ¡En unos días nos vamos a New York!

— Creo que es lo único bueno de todo esto —reí.

— ¡Princesa Caitlin, al aire en 5 minutos! —indico una voz por fuera del camerino.

— Sera mejor que te deje, Cat. Louis, Harry y yo te veremos en televisión.

— ¿Ellos están contigo? —pregunte con una sonrisa.

— Así es, hermana. Es hora de ver que te pone a hacer Alan, vénganos en el duelo de baile.

— Lo hare, Louis —reí— los quiero chicos, tengo que irme.

— ¡Adiós, Cat! —corearon los tres, haciéndome reír.

Corte la llamada y guarde mi teléfono en el bolso que había traído. Me levante de la silla negra, donde Ashley me había maquillado, y comencé a dirigirme hacia la puerta mientras hablaba con la rubia. Salí del camerino vistiendo un vestido negro manga larga, con detalles en dorado en el cuello y la línea del corte en la cintura, zapatos de tacón negros y joyería dorada. Ashley se había encargado de maquillarme ligeramente, y a peinar mi cabello en un moño con rizos.Cuando llegue a la puerta por la que saldría, una asistente del staff me ayudo a acomodarme el micrófono y el apuntador en el oído, mientras me daba las indicaciones de cómo entraría.

— Bienvenidos a la segunda parte del programa —escuche la voz de Alan desde el escenario— mi siguiente invitada, es una de las personas más queridas en Inglaterra. Ha ayudado a más de 15 fundaciones para caridad con tan solo 18 años, llevando ayuda áfrica, viajando por el mundo para la lucha contra el Bullying, pero siempre tiene tiempo para ir de compras y presumirme su bolso Prada. Damas y caballeros ¡La Princesa Caitlin de Gales!

Se escucharon los aplausos del público, y mi risa ante el último comentario de Alan. Me dieron la señal y comencé a bajar las ya conocidas escaleras para llegar al set, donde el público y Alan me recibieron, este último con un beso en cada una de mis mejillas mientras me guiaba al sofá azul que formaba parte de la decoración del set.

— Hola a todo el mundo —salude al público y a la cámara 5, que es la que el apuntador me indicaba. Gire hacia Alan y volví a hablar— eres muy malo ¿Cuándo te he presumido un bolso Prada?

— No mientas, Caitlin. En la fiesta del Royal Variety, mientras sacudías tu bolso Prada edición limitada —respondió imitando una muy mala versión de mi voz mientras hacía gestos, haciéndome reír aún más.

— No recuerdo esa vez —reí.

— ¿Ah, no? Tal vez porque estabas muy ocupada con cierto rubio irlandés.

Se escuchó un “Uuuhh” por parte del público, mientras yo tenía la boca abierta completamente anonadada.

— Oh, vamos, esa ni tú te la crees.

— Vale, vale. Me has ganado, princesa —declaro. Abrió la licorera detrás de él, donde guardaba todas las bebidas para sus invitados. Saco una botella blanca y una copa— ¿Quieres algo de tomar?

— ¿Quieres emborracharme para que te cuente todo, cierto? —le mire con ojos entrecerrados, mientras todos reían, lo cual al final yo también termine haciendo— está bien, sabes que me gusta.

— Oh, todos lo sabemos —canturreo mientras serbia vodka en una copa. Al terminar, me tendió la pieza de cristal y guardo la botella blanca— ahora, Caitlin. Quiero hablar sobre todos esos rumores que han corrido los últimos días. Primero, Niall Horan ¿Qué pasa entre ustedes?

— Solo somos amigos —sonreí ampliamente.

— ¿De verdad? Porque en esta foto se ven muy cariñosos —hizo un gesto hacia la pantalla en la pared, donde se mostraba una foto de ambos, mientras yo lo abrazaba. La habían tomado la mañana en la que Salí a desayunar con él, Louis y Eleanor.

— Fue… mhh… un momento de ¿Inmadurez? —Alan solo levanto la ceja— ¡Oh, vamos! Solo le estaba agradeciendo por algo, y es un simple abrazo.

— Si, aha… —hizo una mueca extraña, a lo que todos volvimos a reír— Muy bien, dejemos al rubio a un lado, quiero ir al grano. Esto… —hizo otro gesto a la pantalla, donde ahora se mostraba un especie de collage de 3 fotografías, una de Eduardo y yo en la tienda de ropa, en la que él me abrazaba por los hombros, otra en la que él me besaba la mejilla cuando guardábamos las bolsas y otra, en la que yo estaba en sus brazos cuando lo recibí en el aeropuerto, solo que desde el ángulo en el que la foto se había tomado, parecía más que un simple beso en la mejilla— ¡¿Qué diablos es esto, Caitlin?!

— ¿Fotografías? —pregunte con una sonrisa, tratando de desviar el tema.

— No te hagas la inocente pequeña diablito —me apunto con el dedo— ¿Qué pasa entre tú y el príncipe Eduardo?

— Nada interesante —respondí tranquila.

— ¿Segura? —pregunto, acercándome de nuevo la copa con vodka.

Solté una pequeña risa ante eso.

— Ya, Caitlin. ¿Qué te cuesta decirnos?

— No tengo nada que decir —reí— solo somos amigos.

— ¿Y desde cuando los amigos se tratan si, ah? —cuestiono señalando la fotografía del aeropuerto.

— Nosotros… solo… ¡¿Alan, porque me haces esto?!

— Solo quiero saber la verdad —respondió en un cómico tono angelical— Se sincera ¿Qué pasa entre ustedes? Hay muchas cuestiones sobre todo esto, es decir ¡Nadie en este maldito planeta sabía que siquiera se conocían! Y de repente ¡Bum! Salen estas fotografías y todos se preguntan ¡¿Quién?! ¡¿Cómo?! ¿¡Cuando?! ¡¿Qué diablos está pasando, Caitlin?! —Sus gestos desesperados, me hicieron reír mucho más fuerte— Esta chica va a adarme un dolor de cabeza… Ya, confiesa.

— Ok, ok —trate de calma mi risa un poco antes de volver a hablar— Nos conocimos hace varios años, cuando yo estaba en España. Nada especial.

— ¿Así que debo suponer que ese encuentro en le aeropuerto fue de viejos amigos que se reencuentran? —Me mordí el labio y sonreí— Oh, por dios. ¿Qué tanto pasa entre ustedes?

— Cuando llegue a casa, alguien va a decapitarme, pero a ti no puedo ocultarte las cosas. Tenemos año y medio saliendo…

— ¡Madre santa! —exclamo. Tomo la copa entre mis manos y se la tomo de golpe— ¡¿Y cómo diablos nadie se había enterado?! Quiero decir, tú en Londres, el en Madrid, y todo tan… creo que necesito otra copa —saco de nuevo la botella y volvió a hablar en lo que se serbia— Explícanos todo antes de que me dé un ataque al corazón.

— No es difícil de explicar, ya sabes. Internet, teléfono, todo eso. Siempre nos mantuvimos en contacto y nos esforzamos por mantenerlo en secreto para evitar todo esto.

— ¿Y porque decidieron sacarlo a la luz?

— Nos cansamos de todo, vivir en diferentes países, nunca vernos, mantenernos escondidos. Pensamos que ya era hora de que el mundo se enterara, así que Eduardo se ha mudado aquí a Londres.

— La reina esta de acuerdo con eso, me imagino.

— Por supuesto, ella siempre ha estado enterada de todo y acepto para que Eduardo se mudara con nosotros al palacio, el tiempo que el residiera aquí. Toda la familia lo ama, y eso me hace feliz.

— ¿Y cómo reaccionaron Louis, Niall, Zayn, Harry y Liam? Todos saben la relación que tienes con ellos, en especial con Niall y Louis.

— Ellos eran de los pocos que sabían de todo esto, y me ayudaron a guardar el secreto.

— Gracias por visitarnos, Caitlin. Fue un placer tenerte devuelta.

— El placer fue mío —sonreí.

— Damas y caballeros ¡Caitlin de Gales!

por **Haven.** Sáb 02 Feb 2013, 1:39 pm

AAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!
Me mataste!!!
Muerta! Bien Muerta!!
Cómo que Asghadshfsdjhfsd????!!!!!!!!!!!!!
Tu novela me deprime y me intriga y la amo y asjhnkdfbgdfh !!!!!!!!!
Síguela Por lo que más quieras:((
Por favor!!!
Besos!!!!!

por **Hale** Lun 04 Feb 2013, 2:19 am

CAPITULO 9

Hola, New York.

— ¿A qué hora llegas? —pregunto Niall por el otro lado de la línea.

— A las 5 ¿Iras por mí al aeropuerto? —cerré el cierre de la maleta y tome el teléfono en mi oído con la mano, ya que anteriormente lo tenía sostenido gracias a mi hombro.

— Eso creo, las fans están hechas locas afuera del hotel.

— Me imagino, Niall. La ciudad debe estar hecha una locura en este momento.

— Y lo está, espera a que llegues.

— Muero por llegar, mejor te dejo. Tengo que terminar de arreglar unas cosas para irme al aeropuerto.

— Ok, Cat. Te veré en unas horas.

— Adiós, Niall.

Corte la llamada y deje el teléfono sobre mi cama, al lado de mi maleta. Fui a mi mesita de noche y descolgué el intercomunicador. Marque el 09 y rápidamente una voz masculina respondió.

— A sus órdenes, alteza.

— ¿Ya llego la princesa Kimberly? —pregunte.

— Llamaron del palacio de Kensington, la princesa viene en camino.

— Perfecto, mande a alguien para que baje mis maletas, están sobre mi cama. Bajare en unos minutos.

— Enseguida.

Coloque el audífono en su base y fui al armario. Me saque el vestido azul que había usado para ir a cenar con Eduardo y lo cambie por unos jeans ceñidos, un sweater beige con corazones y unos toms negros. Saque los pasadores que sostenían mi cabello y lo cepille un poco para desenredarlo, después lo ate en un moño informal para estar más cómoda. Fui al baño y mientras cepillaba mis dientes, escuche el ruido de la puerta abrirse, seguramente estaban sacando mis maletas. Cerré el grifo, y en lugar de dejarlo donde debía, lo lleve conmigo a la habitación; al igual que otras cosas para mi neceser. Deje todo sobre la cama —la cual ya no sostenía mis maletas— y regrese al armario para tomar unas gafas de aviador y una maleta más pequeña, negra Louis Vuitton, la cual se colgaba al hombro. Guarde en ella el cargador de mi teléfono, mi iPod, un libro, entre otras cosas. Y en un pequeño estuche las cosas que había sacado del baño. Cerré la maleta y me la colgué al hombro, para después tomar mi teléfono de la cama y abandonar mi habitación.

Al llegar al hall, Kimberly —mi prima de 12 años, la cual estaba loca por los chicos y me amenazo con una chuchara si no la llevaba al concierto conmigo— me esperaba emocionada en el último escalón.

— ¿Lista para irnos, Kim?

— ¡Obviamente! —prácticamente grito.

— En ese caso, muévete. El auto nos espera afuera.

Se levantó de un salto y bailoteo por el pasillo que guiaba hacia la puerta principal. Reí al ver su actitud. Al llegar a la puerta, baje los 6 escalones del porche para poder llegar a la limosina que nos esperaba. Entre a esta, donde una Kimberley que casi brincaba en su asiento me esperaba. Deje la maleta de mano a un lado de mí y le mire.

— Si no te calmas, te dará un ataque al corazón antes del concierto.

— ¿Cómo la canción? —Bromeo, refiriéndose a una de las canciones de los chicos— ¿Quién nos va a recoger en el aeropuerto?

— Niall…

— ¡Oh, por dios! ¿Estas bromeando?

Tenía meses siendo amiga de los chicos, y Kimberly aun no los conocía. Siempre me molestaba con eso, hasta que le dije que me acompañaría al concierto. Desde ese día no paraba de decirme que era la mejor prima del mundo.

— No bromeo, y será mejor que te calmes durante el vuelo, Kim. Podrías asustarlo —dicho esto, una risa escapo de mi garganta.

— Ok, ok. Me calmo.

Negué divertida, antes de dirigir mi vista a la ventanilla y ver como el auto avanzaba por la autopista.

Durante el trayecto al aeropuerto la pase mandando textos con Brittany. Ella ya estaba en New York junto con el resto de los chicos, Chelsea, Antoine, Eleanor y Perrie. Aun no sabía si Danielle iría o no, ya que no había hablado con ella desde entonces, y no sabía si se había arreglado con Liam aun. Brittany ya estaba enterada del compromiso de Chelsea, ya que la castaña se lo había contado cuando se reunieron en New York. Brittany le lanzo una banana a Chelsea por habérselo ocultado, según me había contado ella.

Después de la entrevista no había vuelto a ver a ninguno de los chicos. Los medios habían enloquecido y estábamos en casi todas las portadas —por no decir todas—. Nos habíamos convertido en la pareja del momento, y todos deseaban una foto de nosotros dos juntos. Pero sobre todo, querían la foto exclusiva, la primicia, de nuestro primer beso en público. Aun no habíamos llegado a ese paso, y tenía miedo de darlo. Apenas conocía a Eduardo y el simple hecho de besarlo me causaba escalofríos, no algo precisamente fácil de hacer.

Cuando el auto se detuvo, el chofer abrió mi puerta para ayudarme a salir. El frio aire de la noche londinense congelo mis mejillas, por lo que inconscientemente me abrace a mí misma. Mire a mi alrededor, observando el gran jet con el logo de la familia real en la cola. Comencé a caminar por la alfombra de color rojo que habían colocado, dirigiéndome a las escaleras y sintiendo los pasos de Kimberly detrás de mí. Al entrar al jet, una aeromoza nos recibió, dándonos la bienvenida y guiándonos a nuestros asientos. Tome disposición de uno pegado a la ventanilla, dejando mi maleta de mano sobre la pequeña mesita frente a mí, la cual separaba los dos asientos del lado derecho. Kimberly se instaló al otro lado del pasillo, sacando su laptop en cuanto se sentó esperando a que esta se iniciara por completo.

Reí un poco ante su actitud, se notaba su entusiasmo, sabía que en estos momentos quería gritar algo. Saque mi iPod y me puse los audífonos para escuchar algo de música. Recosté la cabeza contra la ventanilla y cerré los ojos para que poco a poco, el sueño fuera tomando posesión de mí.

.

.

.

7 horas más tarde, la voz del piloto me despertó. Bostece mientras me quitaba los audífonos y guardaba mi iPod de nuevo. Saque el cepillo de dientes y fui al baño para cepillármelos. Lave mi rostro para despertarme, ya que aún sentía el cansancio sobre mí. Se escuchó la voz del piloto de nuevo, anunciando que el vuelo llegaría en 15 minutos y que por favor tomáramos asiento. Me seque la cara con una toalla y volví a mi lugar. Kimberly estaba guardando su laptop en su mochila, completamente tranquila. Supongo que había descargado su entusiasmo en Twitter durante las 7 horas de viaje.

Abroche mi cinturón y espere tranquilamente a que el avión aterrizara, cuando nos anunciaron que podíamos salir, desabroche el seguro y me colgué la maleta al hombro para dirigirme a la compuerta, con Kim detrás de mí.

Un escalofrió me recorrió la columna al bajar las escalinatas de metal. El clima en New York no era muy diferente al de Londres. Se sentía ese aroma húmedo y el frio viento contra mis mejillas. Nos guiaron por la pista hasta el interior del gran edificio, dejándonos en nuestra puerta de salida correspondiente. Nos guiaron hacia donde recibiríamos nuestro equipaje, siendo escoltadas por dos guardaespaldas, aunque eso no evitaba que los flashes de las cámaras me segaran y los paparazzis hicieran preguntas.

— ¿Qué haces en New York? ¿Discutió con el príncipe Eduardo? ¿Hay problemas entre ambos?

— Nada de eso, vine a pasar unos días con mis amigos y a disfrutar del concierto. Eduardo está arreglando unos asuntos en España.

Fue todo lo que dije, sin dar más detalles a pesar de que seguían preguntando. Cuando llegamos al área de equipaje, saque mi teléfono del bolso mientras esperaba a que nos dieran nuestras maletas. Marque al número de Niall y espere dos tonos a que contestara.

— ¿Y estas en el aeropuerto? —pregunte.

— Me temo que no —respondió, mientras escuchaba golpes y gritos a bajo volumen en el fondo— tuve un pequeño percance.

— ¿Dónde estás, Niall?

— Atrapado dentro de un taxi afuera del hotel —lo siguiente que se escuchó, fue mi risa descontrolada— ¡No te burles! Soy claustrofóbico, y comienzo a entrar en pavor. Las fans no me dejan salir.

— ¿Tomo un taxi para ir al hotel? —pregunte aun entre risas.

— Creo que será lo mejor, no sé cuánto tiempo estaré aquí atrapado.

— Esta bien, nos vemos en un rato.

Corte la llamada y volví a guardar el teléfono. Le conté a Kim lo sucedido con el taxi y lo único que ella hizo fue echarse a reír diciendo “Aaww, creo que empezare a shippear Naxi”, a lo que yo también reí. Tuvimos que planear lo que haríamos ahora, ya que el plan original era que ambas nos iríamos con Niall al hotel y después la seguridad —la cual la abuela había insistido en que trajera—nos encontraría ahí. Al final, optamos por rentar un auto, el cual se cargaría a la cuenta de la casa real. Después de que nos dieran nuestras maletas, tomamos el auto afuera del aeropuerto. Yendo Kimberly y yo en los asientos de atrás, mientras que los dos guardaespaldas que nos acompañaban —John y Johan, los cuales eran hermanos— se habían acomodado adelante.

Admire la vista de las calles neoyorkinas, apreciando las galerías de arte, museos, restaurantes y lo mejor… Las tiendas. Hice una pequeña lista mental de a donde iría cuando saliera de compras. Cuando pasábamos frente al Madison, Kim me dijo “Tenemos que venir al 1D World, quiero comprar de todo”, a lo que le respondí que tal vez iríamos mañana o en la tarde.

Cuando finalmente llegamos al hotel, mire el revuelo de fans fuera de este. Todo era una locura, fans entusiasmadas afuera del hotel, el frio, esperando por la oportunidad de ver a sus ídolos de cerca. Se me retorció el corazón al imaginarme lo que ellas pasaban, así que un plan comenzó a tramarse en mi mente.

Baje del auto color blanco con la ayuda de John, seguido de mi bajo Kimberley con su mochila de diseñador colgando de un solo hombro. Nos guio entre las fans, las cuales se emocionaron al verme pidiendo fotos o simplemente un poco de mi atención. Hice lo que pude respondiendo lo más que se me permitía debido a que teníamos que entrar al hotel. Una vez en la recepción, ordene la llave de la habitación que había reservado, la cual compartiría con Kim y Brittany, ya que Chelsea compartiría la suya con Antoine —como era de esperarse. Indique que llevaran nuestro equipaje a nuestra habitación y que prepararan una para John y Johan para que pasaran la noche, después de eso fui junto con Kim al elevador para llegar a nuestro piso. Cuando el tono anuncio nuestra llegada al piso 23, deje que la pequeña a mi lado saliera primero en lo que seguía sus pasos para ir a la habitación 1364. Paso la tarjeta por la abertura y después de un agudo sonido de afirmación, el seguro se destrabo y Kimberly empujo la puerta para abrirla, mostrando una amplia habitación en tonos dorados, realmente inmensa. Después de todo era la suite real. Tres habitaciones, cuatro baños, una cocina, una sala y una terraza. Todo esto lo conocía, porque siempre utilizaba esta habitación cuando venía a New York.

— Ve a dejar tu mochila a la habitación del fondo, Kim. Traerán el equipaje en un rato —indique a la niña mientras sacaba mi teléfono y comenzaba a marcar un numero— ¿Quieres algo de comer?

— Estoy bien, Caitlin. Tomare una ducha ¿Puedes decir que dejen mis maletas en el cuarto?

— Lo hare, no te preocupes —respondí, aun sin despegar la vista de la pantalla.

Murmuro un “Gracias” y después escuche como sus ligeros pasos de bailarina se alejaban por el pasillo rumbo a su cuarto. Oprimí el botón “llamar” y lleve el teléfono a mi oído mientras esperaba que Niall contestara.

— ¿Ya saliste del taxi? —bromee.

— Jajá, muy graciosa, Caitlin. Estoy en mi habitación ¿Ya llegaste al hotel?

— Estoy en la mía, 1364 ¿Cuál es la tuya?

— 1365, hola vecina —ambos reímos por su comentario— voy para allá.

Después de decir esto, corto la llamada. Metí mi teléfono en el bolsillo de mis jeans y tome asiento en el gran sofá color chocolate frente a la TV de plasma. Tome el control remoto y la encendí, comenzando a hacer zapping en los canales cuando escuche los toques a la puerta, seguido de esto los pasos del irlandés aproximándose a la sala.

— ¡Hey! —me levante del sofá y fui a su encuentro, recibiéndolo con un beso en la mejilla— ¿Estas mejor del asunto del taxi?

— No me lo recuerdes, Cat.

Reí al ver su expresión frustrada. Volví a sentarme en el sofá, viendo como Niall imitaba mi acción.

— ¿Dónde están todos? Brittany no está aquí y no he visto a Chelsea ni a los chicos.

— Louis salió con Eleanor, Zayn con Perrie, Chelsea con Antoine, Brittany creo que salió a recorrer las calles, Liam salió con Danielle…

— ¡¿Qué?! —Exclame ante eso ultimo— ¿Volvieron?

— Hace unos días, creí que ya sabias.

— No, no he hablado con Danielle —me quede sin palabras por un momento, con una inmensa sonrisa en el rostro. Mis amigos habían vuelto, y sabía que eso los hacia inmensamente felices a ambos— me alegro por ellos.

— Igual yo, Liam no era el mismo desde que termino con Dani.

— Lo se… ¿Dónde está Harry?

— A eso quería llegar. Fue a central Park con Lou, Lux y… Taylor Swift.

— ¿Taylor Swift? —pregunte extrañada. Que yo supiera, ellos no tenían nada que ver— ¿Ella también está en la ciudad?

— Tiene un evento de no sé qué, no me importa mucho en realidad. Solo sé que ella y Harry salieron a pasear junto con lux y Lou.

— Que loco —murmure— Suena un poco irónico ¿no?

— ¿El qué?

— Todos salieron con sus parejas y a ti te abandono Taxi.

— ¡Caitlin! —reprocho, antes de golpearme con un cojín, haciéndome reír y provocando que yo también lo golpeara con uno, lo que originó una guerra de almohadazos la cual solo pudo terminar cuando tocaron la puerta de la habitación. Fui a ver quién era y me encontré con un botones manejando un carrito, el cual contenía nuestras maletas. Indique que las colocara en las respectivas habitaciones, mientras me reunía de nuevo con Niall en la sala.

— ¿Qué haremos ahora? Tenemos toda la ciudad.

— Tengo hambre —respondió, a lo cual alce una ceja por lo irónico del caso— hay que ir a cenar, antes de que muera.

— Eres un dramático —reí— ok, hay que ir a soho, solo que mi prima Kimberly nos acompañara, contaba con que Brittany estuviera aquí para cuidarla.

— No hay problema, ve a cambiarte yo espero aquí.

— Ok, regreso pronto.

Me levante de un salto del sofá, perdiéndome por el pasillo que daba a las habitaciones. Me detuve frente a la puerta de la habitación de Kim y le dije por lo alto que se vistiera para ir a cenar. Respondió con un “Ok” y después me retire de ahí para ir a mi habitación. Tome una corta ducha para despejarme y al regresar al cuarto, saque la ropa que usaría de la maleta. Me cambie por unos jeans negros, una blusa de manga larga y botas del mismo color. Seque mi cabello, dejando que los rizos cayeran por mis hombros y espalda hasta la cintura. Me maquille ligeramente y saque una chaqueta verde con mangas negras de piel que Eleanor también tenía. Saque un gorro de osito negro y un bolso Prada del mismo color. Finalmente Salí de la habitación mientras me colocaba el gorro en la cabeza.

Cuando cruzaba por la habitación de Kim, la apure para que terminara de vestirse y le dije que la esperaría en la sala. Al llegar, Niall estaba tumbado en el sofá aprovechándose de mi televisión.

— Tienes mejor habitación que yo, Cat ¿Y si cambiamos cuartos?

— Tonto —reí, antes de tumbarme a su lado— Kim saldrá en un momento, suele tardarse mucho cuando se cambia.

— No importa.

— ¿Dónde está tu familia?

— Ni idea.

— Mama salió con su esposo, Papa con Greg y todos me dejaron solo en el hotel. Nadie está aquí, más que tú. Hasta las familias de los chicos salieron a divertirse.

— Y nosotros también lo haremos, quiero ver sus figuras de cera en el museo de figuras de Madame Tussauds antes de que Louis me secuestre para ir de compras.

— Supongo que tú vas a arrástrame a mi ¿No?

Iba a responder, cuando la voz de Kimberly me interrumpió.

— Ya estoy lis… —se cayó de pronto, cuando miro quien estaba a mi lado— oh, por dios...

por **Hale** Lun 04 Feb 2013, 2:21 am

Chicas, ya acomode las fechas de actualizacion. Subire cap cada fin de semana, aunque si los termino antes talvez los miercoles los suba. Pero es seguro que actualizo un sabado o domingo, si no me golpean :D okya

Besos! Xx

por **Cecy Yoyis** Lun 04 Feb 2013, 8:22 pm

Romina-Horan escribió:Amores, el segundo cap ya esta listo!!!!!!!

Solo voy a esperar hasta mañana para subirlo, ya que mi mejor amiga me da su opinión sobre ellos y por el momento no puede leerlo.

Les prometo que mañana actualizo :D
Besos! Xx

Hay que hermosa esa amiga verdad :)

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