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Amor Real (Niall Horan y Tu)
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: Músicos :: One Direction
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Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
ESOOO! siiguela plis que agonizo sin tu novela jajaja porfaass! Ya somos dos que queremos que subas jajaja
katara.
------
Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
siguela, he muerto con el beso de Cat y Niall. Los dos son tan perfectos ajbdbddgydud <3
fatimac
Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
Nos dejaste más desesperadas de lo normal, cat y Niall se besan y no la has seguido!! :( siguelaaaa por favor ajshaja
Daniela_nialler
Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
LA PREPA ES HORRIBLE
Demasiadas tareas, llego cansada a mi casa y lo único que quiero es dormir :(
perdón chicas, se que les prometí esto hace una semana pero la escuela no me dejaba. Ya entre a clases normales (lo anterior eran cursos) y los trabajos no me dejan! Saben que no dejare esta novela, primero dejo de respirar. Tal vez hayan veces en las que tarde mas en subir, pero al final siempre lo haré, lo prometo.
acabo de terminar la segunda parte del cap. Solo lo edito y se los subo ¿Va?
Hale
Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
BRUJA ADIVINA!!!!Daniela_nialler escribió:NO JODAAAAAS!!
SE BESARON OMG!!!
Pero hay algo que no entendí, Cuando Caitlin le miraba los labios a Niall, ambos se acercaban y al final ella lo beso por el impulso?, o ella fue la que se iba acercando a el y lo beso?
En fin omg no puedo esperar a que subas la siguiente parteeeee
De seguro culpan a la borrachera que traían para darle una excusa al beso (?)
Jajajaja
Akshakaj amo tu novela en serio
Síguela lo más pronto posible :))
Si estamos en esas... ¿Cuanto me sacare en el proximo examen de matematicas? jajajajaj
Hale
Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
Se los hice mas largo por ser las mejores!! Lalalalala las quiero!
CAPITULO 26
Feliz Cumpleaños — Parte 6.
El tacto era suave y tibio. Mucho mejor de lo que alguna vez pude imaginarme. Nuestros labios se movían al compás de una suave danza, mientras todo a nuestro alrededor desaparecía. Apenas y era consciente del frio viento golpeando en mis brazos y piernas desnudas, pero no le tomaba importancia. Lo único que importaba en este momento éramos él y yo. Lo demás podía esperar. Podría estallar la tercera guerra mundial, invadirnos los aliens, o que los chinos se apoderaran del mundo, y no nos daríamos cuenta…
La puerta siendo aporreada me despertó.
— ¡Despierta, Windsor! ¡Tienes media hora para bajar a desayunar!
Enterré la cabeza de nuevo en la almohada, luchando por devolver mis pensamientos al hermoso recuerdo. Aun podía sentir el cálido roce, pero era más que obvio que no se volvería a repetir. Acordamos que solo fue por impulso, que nos dejamos llevar por el momento y nuestra pésima sobriedad, y que no había significado nada. Eso último me había lastimado un poco, pero no iba discutir. Era mejor si lo dejábamos ahí, no quería perder a mi mejor amigo por una estupidez.
Una vez que fui capaz de darme cuenta de que el sueño no volvería, abandone la cama con un intenso dolor de cabeza y me dirigí al baño. Tome una corta ducha para despertarme y retirar los restos de maquillaje y fijador de cabello en mí. Anoche había regresado a la habitación tan cansada que apenas y pude quitarme el vestido para ponerme el pijama. Las pestañas artificiales aún seguían en su puesto, tal y como Emma las había colocado.
Me vestí tranquilamente con unos jeans grises, una blusa manga larga blanca, un cárdigan de lana color crema y oxfords a juego.
La temperatura había bajado tanto que ni siquiera la calefacción podía evitar el frio. Mis manos estaban más pálidas de lo normal y sentía los dedos frígidos. Eran momentos como este en los que lo único que quería era tumbarme en la cama, encender la chimenea, y pasar el resto del día leyendo junto a una tasa de té o durmiendo. Tenía tiempo sin leer un buen libro, lo último que había leído había sido una de las entregas de la saga de “Evermore”. Era un buen libro, más no atrapante, así que dudaba en seguir con la historia. Tampoco es que últimamente tuviera mucho tiempo para dedicar a la lectura, pero era probable que la abuela nos diera estos días libres a Eduardo y a mí.
La que si había seguido leyendo era Chelsea. De las dos ella siempre fue la más lectora, además de que adoraba escribir. Tenía una biblioteca impresionante en su casa, llena de libros de fantasía, romance, tragedias. Excelentes historias para leer, no simples libros de historia sin gracia y aburridos.
Deje mi cabello suelto, únicamente colocando un gorro sobre los incontrolables rizos que hoy se habían formado. Tampoco aplique maquillaje, la cabeza me seguía pulsando y no tenía ganas de estar cubierta, quería estar lo más natural posible. Tal vez el clima también influyera, ya que me recordaba a las viejas películas navideñas. Faltaban tres días para navidad y el espíritu podía sentirse en el aire, mas no por mi parte. Pasaría el 25 de diciembre igual de aburrida como todos los años, viendo como los adultos disfrutan la cena, los niños esperan ansiosos la llegada de Papa Noel, mientras que los que estamos en el rango de 15 a 25 años nos morimos de aburrimiento, ya que tenemos que estar presentes en la absurda fiesta real.
Tome mi teléfono antes de bajar al restaurante. En el lobby, me encontré con Eduardo hablando con la recepcionista acerca de planes de viaje. Espere a distancia hasta que terminara de hablar antes de acercarme. Me recibió con un abrazo y un beso en la mejilla.
— ¿Cómo te fue anoche? —pregunte con las cejas alzadas.
Sus mejillas comenzaron a tornarse rojas.
— Cierra la boca, Windsor —rio entre dientes, arrebatando el gorro de mi cabeza.
— ¡Hey! —salte, tratando de agarrar la prenda de lana de su mano. Después de tres intentos, lo logre— ¿Dónde están Logan y Jordan? Después de encontrarlos en la fiesta no los volví a ver.
— Los dos salieron temprano con Elena a dar una vuelta, mientras que yo me quedé dormido.
— Típico —rodé los ojos. Las sienes empezaron al pulsarme, por lo que presione una de ellas con mis dedos.
— Calla. Además, quería entregarte esto —del bolsillo de su pantalón, saco una pequeña cajita de terciopelo negra. La respiración se me corto al verla, temiendo encontrar cierta cosa en su interior. Eduardo pareció notar mi nerviosismo, por lo que dijo: — calma, no es lo que piensas —levanto la tapa de la cajita, dejando al descubierto una fina gargantilla de plata con la letra “C “ como dije. Me sentí estúpida por haber creído que era un anillo— Feliz cumpleaños atrasado.
Volví a abrazarlo, agradeciéndole por el detalle. Me ayudo a colocármela, abrochándola detrás de mí cuello donde yo no alcazaba. Le invite a desayunar, diciéndole que los chicos me esperaban y seria genial si nos acompañaba. Se negó un par de veces, hasta que finalmente acepto ante mi insistencia. Iría a su habitación por unas cosas y después me alcanzaría en el restaurante. Cuando las puertas del ascensor se cerraron tras de él, seguí mi camino aun con la cabeza dando tumbos.
Los chicos se encontraban en uno de los privados. Todos estaban ahí, incluidos Harry y Greg, este último en compañía de su prometida. Abrace a mi hermano por atrás, tirándolo de las mejillas haciendo que riera. Deje su rostro en paz para que siguiera su conversación con Greg. En el otro extremo de la mesa se encontraban los únicos dos puestos libres. Mi pulso se alteró al ver a Niall, temiendo su reacción al verme después de lo de anoche. Tome asiento a su lado, ocupando uno de los dos vacíos.
— Buenos días, princesa —su tono era alegre y mantenía una sonrisa en la cara. Se inclinó para besar mi mejilla, y fue el momento en el que deje escapar un suspiro de alivio. Todo seguía como antes.
— Buenos días, Niall. ¿Qué tal dormiste?
— Bien, supongo —extendió la mano para tomar la jarra llena de jugo de naranja — aunque no pude salvarme de la resaca cuando desperté. La cabeza me está matando. Supongo que estas igual que yo —sirvió mi vaso hasta casi el tope, lo dejo frente a mí, y después me tendió dos pastillas que saco de su abrigo— toma, te ayudara con el dolor.
Le sonreí cálidamente, aceptando las dos pastillas que me brindaba. Las pase con un trajo de jugo, aunque el amargo sabor de la medicina permaneció en mi lengua.
— Gracias. No te ves tan mal, por cierto.
— Deberías ver a Louis —rio.
Recorrí la mesa con la mirada, en busca de mi hermano perdido. Lo encontré en frente, dos puestos más a la izquierda.
— Tal parece que te divertiste anoche, Lou —ironice.
Tenía los parpados pesados, aun vestía pijama, y subía y bajaba la bolsita de té en su taza. Un aspecto completamente miserable.
— A la próxima, por favor, aléjenme de la botella de tequila —suplico cansado.
— ¡Te dije que te caería mal! —Reprocho Eleanor— pero como siempre, ¡Me ignoras!
— Lo siento, bebe.
— Déjalo, El. Parece que ya aprendió la razón —Danielle, quien se encontraba frente a mí al lado de Liam, salió a la defensa de Louis.
— Buen chiste, Dani —dijo Harry dos puestos más allá de la rizada— Louis nunca aprende. Dice que no lo volverá a hacer pero termina haciéndolo.
— Sigo aquí, idiotas —Louis tomo un sorbo de su té y se apoyó en el respaldo de su silla— no hablen como si no…
La puerta del privado se abrió y Eduardo apareció por ella. Las tres conversaciones que se llevaban a cabo en la mesa en ese momento —incluyendo la nuestra— se detuvo en seco al verlo. Vi como el pánico atravesó su rostro al notar más de 10 pares de ojos sobre él.
— Yo… uhm… buenos… días —eso ultimo sonó mas como una pregunta.
El pobre no recibió respuesta alguna, excepto por las miradas expectantes de mis amigos. Note a Niall tenso a mi lado, y sabía que no era el único en el mismo estado. Rodee los ojos. Levantándome de mi lugar para salvar al pobre de Eduardo.
— Actúan como idiotas —dije. Me levante de mi puesto, haciéndome notar entre todos. Le sonreí a Eduardo y le hice una seña para que se acercara— venga, te guarde un puesto.
Rodeo la mesa aun siendo observado. Cuando tomo asiento a mi lado, sonrió musitando un “Hola” tímidamente. Un tenso silencio nos envolvió a todos, prácticamente se podía cortar con cuchillo. Intercambiábamos miradas, sin saber que hacer ahora. No se me ocurría nada, mi cerebro había quedado en blanco. Era la primera vez en que pasaba una situación como esta junto a los chicos.
Al final, fue Harry quien salió al rescate.
— Así que… ¿Eres de España?
Eduardo se removió un poco incómodo, y carraspeo antes de hablar.
— Uhm, sí. Madrid para ser más exactos.
— ¿Te gusta el futbol? —Louis, quien aún lucia como si le hubieran pasado un camión encima, pregunto.
— Por supuesto.
— ¿Real Madrid o el Barcelona? —Liam continúo con el interrogatorio.
— ¿Es un chiste? el Barcelona, es obvio.
Liam sonrió abiertamente.
— En ese caso, bienvenido al grupo, chico.
.
.
.
— ¿Cuándo vas a volver? —le pregunte a Justin.
Nos encontrábamos afuera del hotel, esperando a que terminaran de cargar la maleta del canadiense en el auto que lo llevaría al aeropuerto de Chester. Demi se había ido una hora antes, y apenas y había podido despedirme por temor a que perdiera el vuelo.
— Regresare en febrero por la gira, una semana más o menos.
— ¿Me reservaras asientos? —pregunte con una sonrisa.
— ¡Claro que lo hare! Y Alfredo también quiere verte.
— Yo también lo echo de menos. Dile que cuando vuelva, le tendré preparada una sorpresa con Oreos.
— Se morirá cuando le diga —rio.
El chofer informo que todo estaba listo. Abrace fuertemente a Justin, besando su mejilla como último adiós. El auto negro desapareció por el camino, sin dejar rastro. Regrese al interior del hotel, encontrándome con Eduardo y sus amigos saliendo del ascensor.
— ¿Se marchan ya? —pregunte.
— Así es —respondió Eduardo— acamparemos en un lago aquí cerca en lo que queda del fin de semana.
— Después volveremos a España por las fiestas—concluyo Jordán.
— Suena bien.
— ¿Quieres venir? —ofreció Logan.
Mire a Eduardo y a Elena, y sonreí al ver como compartían miradas.
— Lo siento, tengo que volver a Londres para la tarde.
— Oh, —logan parecía desilusionado, pero se esforzó en ocultarlo— bueno, de igual forma fue un placer conocerte.
Abrace a los tres chicos como despedida. Aunque había convivido poco con ellos, habían sido completamente de mi agrado. Espere al lado de la puerta de cristal, viendo como los cuatro se montaban en la Range Rover de Eduardo. Lo siguiente que paso, no sabría decir si lo imagine o no, pero me pareció haber visto como Elena sonreía. A mí. No era una sonrisa frívola, ni hipócrita; era sincera. Me sonreía cálidamente, como si esa fuera su forma de decir “Nos vemos”.
La mayoría de los chicos ya se habían marchado con su familia. Louis y Eleanor pasarían las fiestas en Doncaster, Harry se quedaría aquí, Danielle y Liam ya estaban en camino a Wolverhampton junto con la familia de este último, y los Horan también se habían ido ya, a excepción de Niall.
Subí a mi habitación para terminar de alistar mis maletas. Harry vendría conmigo a Londres, aunque no se quedaría para navidad. Era triste, puesto que estaba acostumbrada a pasar ese día junto con él, y por primera vez en mis 19 años no podría hacerlo. Regresaría esta noche a la base, y no volvería a verlo hasta finales de enero. Tenía toda la intención de pasar el mayor tiempo posible con el antes de que se marchara de nuevo.
Tom y Will —quienes siempre se mantenían a mi lado, aunque la mayoría del tiempo me olvidaba de su presencia— me ayudaron a bajar mi equipaje. En el lobby, Zayn, Perrie y Niall hablaban entre sí. Me separe de los dos gorilas y fui hacia ellos.
— ¿Ustedes también se marchan? —pregunte.
— Bueno, esa era la idea —respondió Perrie, haciendo una mueca.
— ¿Qué paso?
— Mi familia tiene que volver a Bradford, porque Safaa y Waliyha siguen allá. La idea era que los tres nos iríamos con ellos a Londres.
— Tengo una entrevista con las chicas a las 6 —agrego Perrie.
— Y mi vuelo sale mañana —finalizo Niall.
— Oh… —considere mis opciones para ayudarlos. Yo podría llevarlos, compartíamos destino, sin embargo me iría en el Mercedes que Niall me había regalado, y este solo era para dos personas. Harry y yo. Chelsea, Brittany, Seth y Antoine también se dirigían a Londres, pero ellos ya estaban cubiertos en el auto de este último. Si tan solo alguno de estos tres supiera conducir, podrían rentar un auto, el problema era que no sabían. Al final, la idea brillo en mi cabeza, como una chispa— creo que se cómo ayudarlos.
— ¿Cómo, princesa?
— Me sobra un auto, en el que vine —señale— pueden usarlo.
— ¿Y quién conducirá? —Zayn ya lucia cansado de todo esto.
Di media vuelta y le hice un gesto a uno de los de seguridad. Tom fue quien se acercó.
— ¿Puedes llevarlos en el BMW de regreso a Londres?
— Por supuesto.
Sonreí con suficiencia.
— En ese caso, ¡Todo arreglado!
Abrace a Niall antes de que se fuera. Como siempre, sus brazos se envolvieron a mí alrededor, encajando perfectamente. Era bueno saber que el incidente de anoche no había cambiado nada en nosotros, que seguíamos perfectamente igual que siempre. Cuando todo estuvo listo, me despedí también de Zayn y Perrie, aunque con menos intensidad.
Harry bajo a los 15 minutos después de que los chicos se fueran. Will nos seguiría en el Mercedes Benz negro, como siempre. Antes de tomar camino, le envié un mensaje a Chelsea, Seth y Brittany, diciéndoles que los vería en casa. El único que respondió fue Seth, escribiendo:
“Te llamare en cuanto llegue. Necesitamos hablar. Xx”
No sabía a qué se refería, pero no le tome importancia.
Encendí el motor justo en el momento en que Harry cerraba la puerta del copiloto. Dio un análisis completo al interior del auto, examinando cada cosa a su paso. Al final, soltó un silbido y murmuro:
— Niall se ha lucido.
— Sigo pensando que es demasiado —Salí del estacionamiento, tomando Middlewich Rd para llegar a la carretera.
— El sabrá porque lo hace, enana. Además, siempre puedes corresponderle en navidad.
.
.
.
Tres horas y media después atravesábamos los límites de Londres. Después de dos horas de estar charlando sin parar, bromas sin sentido, y cuatro paradas a comer en la carretera; Harry se había quedado dormido. Simplemente bajo el respaldo de su asiento, se acurruco de la forma más cómoda que el estrecho espacio le permitiera, y cerró los ojos para dormir. No tardó mucho en hacerlo, él amaba dormir.
Lo desperté cuando nos acercábamos a Buckingham. Emitió un sonoro bostezo y se estiro en su asiento para desperezarse. Al llegar, James se sorprendió al verlo bajar del auto, y un minuto después reacciono sobre que ese no era mi usual auto. Le informe sobre que era un regalo de Niall y que él me había llevado regresaría en un rato más, ya que Tom dejara a Zayn, Perrie y a Niall en sus respectivas casas.
El recibimiento de los abuelos fue efusivo. Abrazaron a Harry un largo rato, y le decían lo mucho que lo echaban de menos. Por otro lado, mi hermano lucia más serio y rígido. No se mostraba muy afectivo que digamos con ellos, y simplemente respondía a sus halagos con monosílabos. Cuando se excusó para subir a su habitación, le seguí de cerca. Entre después de él, cerrando la puerta tras de mí. Harry se desparramo sobre la cama, colocándose una almohada sobre la cabeza.
— ¿Qué te pasa, Enrique? —pregunte tranquila, de pie sobre la cama.
— Ya no es como antes —murmuro contra la almohada. Se la retiro del rostro y alzo el cuello para mirarme— ¿Cómo quieres que actué cariñoso con los abuelos, si te obligan a hacer todo esto?
— Harry… —me acerque a él. Tome asiento a su lado y lleve la almohada que anteriormente había estado en su cara a mi regazo—no tienes por qué molestarte con ellos por esto. A ti no te han hecho nada.
— Pero a ti si, Caitlin. Y no es justo. No tienes por qué pasar por todo esto, y no lo harías si no fuera por ellos.
— No tengo opción.
— Si la tienes, solo que no quieres verla.
— ¿A qué te refieres? —cuestione. Harry me mantuvo la mirada, pero no hablo. Si el hacía eso, significaba que no iba a responderme. Suspire— solo te quedan unas cuantas horas en la ciudad, no hay que desperdiciarlas en esto.
Sonrió abiertamente, formándosele pequeñas arrugas alrededor de los ojos azules.
— Deja tomo una ducha y nos vamos. Aunque no lo creas, tengo ganas de ver a William.
— Vale.
Me levante de la cama y le tendí una mano a Harry para ayudarlo a levantarse. Lo patee ligeramente para que caminara más aprisa al baño y después me dirigí a mi habitación. Justo al cerrar la puerta, mi teléfono comenzó a sonar. Lo saque del bolsillo trasero de mis jeans y lo lleve a mi oído mientras me acercaba a la cama.
— ¿Hola?
— ¡SUELTA LA SOPA, WINDSOR!
— ¿Qué sopa, Seth? ¿De qué hablas? —me arroje sobre el suave acolchado, enterrando la cabeza entre las almohadas.
— Tu. Niall. Anoche. Beso.
— Oh…
— Si, “Oh” —dijo imitando mi tono— ¿No pensabas decirme?
— De hecho, no pensaba decirle a nadie.
Su tono de reproche me hizo saber que se sentía ofendido.
— ¡¿Por qué?!
— Porque… bueno… yo… quedamos en que no fue nada. Solo un impulso, accidente, como quieras tomarlo. Sin importancia.
— ¿Sin importancia? ¿Acaso no significo nada para ti?
Mis defensas cayeron. No tenía palabras para defenderme. Mentía al decir que no había significado nada, porque claramente lo había hecho. Si cerraba los ojos podía rememorar ese momento tan vívidamente, como si estuviera volviendo a pasar. Pero, ¿Qué se suponía que dijera? Había sentido algo con el beso, pero era difícil de explicar. No podía hacerlo con palabras. Además, Niall era mi mejor amigo. Alguien demasiado importante en mi vida como para perderlo por algo tan insignificante. En este momento, lo mejor era callar.
— Nada del otro mundo —mentí— ninguno de los dos estaba plenamente consiente en ese momento.
— Caitlin…
— Seth, no insistas. En serio.
— Ok. En ese caso, ¿Te veo en noche buena?
Mi cerebro chisporroteó al recordar.
— Claro que sí. Nos vemos, Grey.
— Adiós, Cat.
En cuanto corte la llamada, busque rápidamente en la agenda de mi teléfono. Rogaba al cielo poder encontrarlo, y al final, apareció en la letra “G”. Pulse llamar y devolví el aparato a mi oído. A los cuatro tonos respondieron.
— ¿Diga?
— ¿Hola? Greg, soy Caitlin. Necesito que hagas algo por mí.
CAPITULO 26
Feliz Cumpleaños — Parte 6.
El tacto era suave y tibio. Mucho mejor de lo que alguna vez pude imaginarme. Nuestros labios se movían al compás de una suave danza, mientras todo a nuestro alrededor desaparecía. Apenas y era consciente del frio viento golpeando en mis brazos y piernas desnudas, pero no le tomaba importancia. Lo único que importaba en este momento éramos él y yo. Lo demás podía esperar. Podría estallar la tercera guerra mundial, invadirnos los aliens, o que los chinos se apoderaran del mundo, y no nos daríamos cuenta…
La puerta siendo aporreada me despertó.
— ¡Despierta, Windsor! ¡Tienes media hora para bajar a desayunar!
Enterré la cabeza de nuevo en la almohada, luchando por devolver mis pensamientos al hermoso recuerdo. Aun podía sentir el cálido roce, pero era más que obvio que no se volvería a repetir. Acordamos que solo fue por impulso, que nos dejamos llevar por el momento y nuestra pésima sobriedad, y que no había significado nada. Eso último me había lastimado un poco, pero no iba discutir. Era mejor si lo dejábamos ahí, no quería perder a mi mejor amigo por una estupidez.
Una vez que fui capaz de darme cuenta de que el sueño no volvería, abandone la cama con un intenso dolor de cabeza y me dirigí al baño. Tome una corta ducha para despertarme y retirar los restos de maquillaje y fijador de cabello en mí. Anoche había regresado a la habitación tan cansada que apenas y pude quitarme el vestido para ponerme el pijama. Las pestañas artificiales aún seguían en su puesto, tal y como Emma las había colocado.
Me vestí tranquilamente con unos jeans grises, una blusa manga larga blanca, un cárdigan de lana color crema y oxfords a juego.
La temperatura había bajado tanto que ni siquiera la calefacción podía evitar el frio. Mis manos estaban más pálidas de lo normal y sentía los dedos frígidos. Eran momentos como este en los que lo único que quería era tumbarme en la cama, encender la chimenea, y pasar el resto del día leyendo junto a una tasa de té o durmiendo. Tenía tiempo sin leer un buen libro, lo último que había leído había sido una de las entregas de la saga de “Evermore”. Era un buen libro, más no atrapante, así que dudaba en seguir con la historia. Tampoco es que últimamente tuviera mucho tiempo para dedicar a la lectura, pero era probable que la abuela nos diera estos días libres a Eduardo y a mí.
La que si había seguido leyendo era Chelsea. De las dos ella siempre fue la más lectora, además de que adoraba escribir. Tenía una biblioteca impresionante en su casa, llena de libros de fantasía, romance, tragedias. Excelentes historias para leer, no simples libros de historia sin gracia y aburridos.
Deje mi cabello suelto, únicamente colocando un gorro sobre los incontrolables rizos que hoy se habían formado. Tampoco aplique maquillaje, la cabeza me seguía pulsando y no tenía ganas de estar cubierta, quería estar lo más natural posible. Tal vez el clima también influyera, ya que me recordaba a las viejas películas navideñas. Faltaban tres días para navidad y el espíritu podía sentirse en el aire, mas no por mi parte. Pasaría el 25 de diciembre igual de aburrida como todos los años, viendo como los adultos disfrutan la cena, los niños esperan ansiosos la llegada de Papa Noel, mientras que los que estamos en el rango de 15 a 25 años nos morimos de aburrimiento, ya que tenemos que estar presentes en la absurda fiesta real.
Tome mi teléfono antes de bajar al restaurante. En el lobby, me encontré con Eduardo hablando con la recepcionista acerca de planes de viaje. Espere a distancia hasta que terminara de hablar antes de acercarme. Me recibió con un abrazo y un beso en la mejilla.
— ¿Cómo te fue anoche? —pregunte con las cejas alzadas.
Sus mejillas comenzaron a tornarse rojas.
— Cierra la boca, Windsor —rio entre dientes, arrebatando el gorro de mi cabeza.
— ¡Hey! —salte, tratando de agarrar la prenda de lana de su mano. Después de tres intentos, lo logre— ¿Dónde están Logan y Jordan? Después de encontrarlos en la fiesta no los volví a ver.
— Los dos salieron temprano con Elena a dar una vuelta, mientras que yo me quedé dormido.
— Típico —rodé los ojos. Las sienes empezaron al pulsarme, por lo que presione una de ellas con mis dedos.
— Calla. Además, quería entregarte esto —del bolsillo de su pantalón, saco una pequeña cajita de terciopelo negra. La respiración se me corto al verla, temiendo encontrar cierta cosa en su interior. Eduardo pareció notar mi nerviosismo, por lo que dijo: — calma, no es lo que piensas —levanto la tapa de la cajita, dejando al descubierto una fina gargantilla de plata con la letra “C “ como dije. Me sentí estúpida por haber creído que era un anillo— Feliz cumpleaños atrasado.
Volví a abrazarlo, agradeciéndole por el detalle. Me ayudo a colocármela, abrochándola detrás de mí cuello donde yo no alcazaba. Le invite a desayunar, diciéndole que los chicos me esperaban y seria genial si nos acompañaba. Se negó un par de veces, hasta que finalmente acepto ante mi insistencia. Iría a su habitación por unas cosas y después me alcanzaría en el restaurante. Cuando las puertas del ascensor se cerraron tras de él, seguí mi camino aun con la cabeza dando tumbos.
Los chicos se encontraban en uno de los privados. Todos estaban ahí, incluidos Harry y Greg, este último en compañía de su prometida. Abrace a mi hermano por atrás, tirándolo de las mejillas haciendo que riera. Deje su rostro en paz para que siguiera su conversación con Greg. En el otro extremo de la mesa se encontraban los únicos dos puestos libres. Mi pulso se alteró al ver a Niall, temiendo su reacción al verme después de lo de anoche. Tome asiento a su lado, ocupando uno de los dos vacíos.
— Buenos días, princesa —su tono era alegre y mantenía una sonrisa en la cara. Se inclinó para besar mi mejilla, y fue el momento en el que deje escapar un suspiro de alivio. Todo seguía como antes.
— Buenos días, Niall. ¿Qué tal dormiste?
— Bien, supongo —extendió la mano para tomar la jarra llena de jugo de naranja — aunque no pude salvarme de la resaca cuando desperté. La cabeza me está matando. Supongo que estas igual que yo —sirvió mi vaso hasta casi el tope, lo dejo frente a mí, y después me tendió dos pastillas que saco de su abrigo— toma, te ayudara con el dolor.
Le sonreí cálidamente, aceptando las dos pastillas que me brindaba. Las pase con un trajo de jugo, aunque el amargo sabor de la medicina permaneció en mi lengua.
— Gracias. No te ves tan mal, por cierto.
— Deberías ver a Louis —rio.
Recorrí la mesa con la mirada, en busca de mi hermano perdido. Lo encontré en frente, dos puestos más a la izquierda.
— Tal parece que te divertiste anoche, Lou —ironice.
Tenía los parpados pesados, aun vestía pijama, y subía y bajaba la bolsita de té en su taza. Un aspecto completamente miserable.
— A la próxima, por favor, aléjenme de la botella de tequila —suplico cansado.
— ¡Te dije que te caería mal! —Reprocho Eleanor— pero como siempre, ¡Me ignoras!
— Lo siento, bebe.
— Déjalo, El. Parece que ya aprendió la razón —Danielle, quien se encontraba frente a mí al lado de Liam, salió a la defensa de Louis.
— Buen chiste, Dani —dijo Harry dos puestos más allá de la rizada— Louis nunca aprende. Dice que no lo volverá a hacer pero termina haciéndolo.
— Sigo aquí, idiotas —Louis tomo un sorbo de su té y se apoyó en el respaldo de su silla— no hablen como si no…
La puerta del privado se abrió y Eduardo apareció por ella. Las tres conversaciones que se llevaban a cabo en la mesa en ese momento —incluyendo la nuestra— se detuvo en seco al verlo. Vi como el pánico atravesó su rostro al notar más de 10 pares de ojos sobre él.
— Yo… uhm… buenos… días —eso ultimo sonó mas como una pregunta.
El pobre no recibió respuesta alguna, excepto por las miradas expectantes de mis amigos. Note a Niall tenso a mi lado, y sabía que no era el único en el mismo estado. Rodee los ojos. Levantándome de mi lugar para salvar al pobre de Eduardo.
— Actúan como idiotas —dije. Me levante de mi puesto, haciéndome notar entre todos. Le sonreí a Eduardo y le hice una seña para que se acercara— venga, te guarde un puesto.
Rodeo la mesa aun siendo observado. Cuando tomo asiento a mi lado, sonrió musitando un “Hola” tímidamente. Un tenso silencio nos envolvió a todos, prácticamente se podía cortar con cuchillo. Intercambiábamos miradas, sin saber que hacer ahora. No se me ocurría nada, mi cerebro había quedado en blanco. Era la primera vez en que pasaba una situación como esta junto a los chicos.
Al final, fue Harry quien salió al rescate.
— Así que… ¿Eres de España?
Eduardo se removió un poco incómodo, y carraspeo antes de hablar.
— Uhm, sí. Madrid para ser más exactos.
— ¿Te gusta el futbol? —Louis, quien aún lucia como si le hubieran pasado un camión encima, pregunto.
— Por supuesto.
— ¿Real Madrid o el Barcelona? —Liam continúo con el interrogatorio.
— ¿Es un chiste? el Barcelona, es obvio.
Liam sonrió abiertamente.
— En ese caso, bienvenido al grupo, chico.
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— ¿Cuándo vas a volver? —le pregunte a Justin.
Nos encontrábamos afuera del hotel, esperando a que terminaran de cargar la maleta del canadiense en el auto que lo llevaría al aeropuerto de Chester. Demi se había ido una hora antes, y apenas y había podido despedirme por temor a que perdiera el vuelo.
— Regresare en febrero por la gira, una semana más o menos.
— ¿Me reservaras asientos? —pregunte con una sonrisa.
— ¡Claro que lo hare! Y Alfredo también quiere verte.
— Yo también lo echo de menos. Dile que cuando vuelva, le tendré preparada una sorpresa con Oreos.
— Se morirá cuando le diga —rio.
El chofer informo que todo estaba listo. Abrace fuertemente a Justin, besando su mejilla como último adiós. El auto negro desapareció por el camino, sin dejar rastro. Regrese al interior del hotel, encontrándome con Eduardo y sus amigos saliendo del ascensor.
— ¿Se marchan ya? —pregunte.
— Así es —respondió Eduardo— acamparemos en un lago aquí cerca en lo que queda del fin de semana.
— Después volveremos a España por las fiestas—concluyo Jordán.
— Suena bien.
— ¿Quieres venir? —ofreció Logan.
Mire a Eduardo y a Elena, y sonreí al ver como compartían miradas.
— Lo siento, tengo que volver a Londres para la tarde.
— Oh, —logan parecía desilusionado, pero se esforzó en ocultarlo— bueno, de igual forma fue un placer conocerte.
Abrace a los tres chicos como despedida. Aunque había convivido poco con ellos, habían sido completamente de mi agrado. Espere al lado de la puerta de cristal, viendo como los cuatro se montaban en la Range Rover de Eduardo. Lo siguiente que paso, no sabría decir si lo imagine o no, pero me pareció haber visto como Elena sonreía. A mí. No era una sonrisa frívola, ni hipócrita; era sincera. Me sonreía cálidamente, como si esa fuera su forma de decir “Nos vemos”.
La mayoría de los chicos ya se habían marchado con su familia. Louis y Eleanor pasarían las fiestas en Doncaster, Harry se quedaría aquí, Danielle y Liam ya estaban en camino a Wolverhampton junto con la familia de este último, y los Horan también se habían ido ya, a excepción de Niall.
Subí a mi habitación para terminar de alistar mis maletas. Harry vendría conmigo a Londres, aunque no se quedaría para navidad. Era triste, puesto que estaba acostumbrada a pasar ese día junto con él, y por primera vez en mis 19 años no podría hacerlo. Regresaría esta noche a la base, y no volvería a verlo hasta finales de enero. Tenía toda la intención de pasar el mayor tiempo posible con el antes de que se marchara de nuevo.
Tom y Will —quienes siempre se mantenían a mi lado, aunque la mayoría del tiempo me olvidaba de su presencia— me ayudaron a bajar mi equipaje. En el lobby, Zayn, Perrie y Niall hablaban entre sí. Me separe de los dos gorilas y fui hacia ellos.
— ¿Ustedes también se marchan? —pregunte.
— Bueno, esa era la idea —respondió Perrie, haciendo una mueca.
— ¿Qué paso?
— Mi familia tiene que volver a Bradford, porque Safaa y Waliyha siguen allá. La idea era que los tres nos iríamos con ellos a Londres.
— Tengo una entrevista con las chicas a las 6 —agrego Perrie.
— Y mi vuelo sale mañana —finalizo Niall.
— Oh… —considere mis opciones para ayudarlos. Yo podría llevarlos, compartíamos destino, sin embargo me iría en el Mercedes que Niall me había regalado, y este solo era para dos personas. Harry y yo. Chelsea, Brittany, Seth y Antoine también se dirigían a Londres, pero ellos ya estaban cubiertos en el auto de este último. Si tan solo alguno de estos tres supiera conducir, podrían rentar un auto, el problema era que no sabían. Al final, la idea brillo en mi cabeza, como una chispa— creo que se cómo ayudarlos.
— ¿Cómo, princesa?
— Me sobra un auto, en el que vine —señale— pueden usarlo.
— ¿Y quién conducirá? —Zayn ya lucia cansado de todo esto.
Di media vuelta y le hice un gesto a uno de los de seguridad. Tom fue quien se acercó.
— ¿Puedes llevarlos en el BMW de regreso a Londres?
— Por supuesto.
Sonreí con suficiencia.
— En ese caso, ¡Todo arreglado!
Abrace a Niall antes de que se fuera. Como siempre, sus brazos se envolvieron a mí alrededor, encajando perfectamente. Era bueno saber que el incidente de anoche no había cambiado nada en nosotros, que seguíamos perfectamente igual que siempre. Cuando todo estuvo listo, me despedí también de Zayn y Perrie, aunque con menos intensidad.
Harry bajo a los 15 minutos después de que los chicos se fueran. Will nos seguiría en el Mercedes Benz negro, como siempre. Antes de tomar camino, le envié un mensaje a Chelsea, Seth y Brittany, diciéndoles que los vería en casa. El único que respondió fue Seth, escribiendo:
“Te llamare en cuanto llegue. Necesitamos hablar. Xx”
No sabía a qué se refería, pero no le tome importancia.
Encendí el motor justo en el momento en que Harry cerraba la puerta del copiloto. Dio un análisis completo al interior del auto, examinando cada cosa a su paso. Al final, soltó un silbido y murmuro:
— Niall se ha lucido.
— Sigo pensando que es demasiado —Salí del estacionamiento, tomando Middlewich Rd para llegar a la carretera.
— El sabrá porque lo hace, enana. Además, siempre puedes corresponderle en navidad.
.
.
.
Tres horas y media después atravesábamos los límites de Londres. Después de dos horas de estar charlando sin parar, bromas sin sentido, y cuatro paradas a comer en la carretera; Harry se había quedado dormido. Simplemente bajo el respaldo de su asiento, se acurruco de la forma más cómoda que el estrecho espacio le permitiera, y cerró los ojos para dormir. No tardó mucho en hacerlo, él amaba dormir.
Lo desperté cuando nos acercábamos a Buckingham. Emitió un sonoro bostezo y se estiro en su asiento para desperezarse. Al llegar, James se sorprendió al verlo bajar del auto, y un minuto después reacciono sobre que ese no era mi usual auto. Le informe sobre que era un regalo de Niall y que él me había llevado regresaría en un rato más, ya que Tom dejara a Zayn, Perrie y a Niall en sus respectivas casas.
El recibimiento de los abuelos fue efusivo. Abrazaron a Harry un largo rato, y le decían lo mucho que lo echaban de menos. Por otro lado, mi hermano lucia más serio y rígido. No se mostraba muy afectivo que digamos con ellos, y simplemente respondía a sus halagos con monosílabos. Cuando se excusó para subir a su habitación, le seguí de cerca. Entre después de él, cerrando la puerta tras de mí. Harry se desparramo sobre la cama, colocándose una almohada sobre la cabeza.
— ¿Qué te pasa, Enrique? —pregunte tranquila, de pie sobre la cama.
— Ya no es como antes —murmuro contra la almohada. Se la retiro del rostro y alzo el cuello para mirarme— ¿Cómo quieres que actué cariñoso con los abuelos, si te obligan a hacer todo esto?
— Harry… —me acerque a él. Tome asiento a su lado y lleve la almohada que anteriormente había estado en su cara a mi regazo—no tienes por qué molestarte con ellos por esto. A ti no te han hecho nada.
— Pero a ti si, Caitlin. Y no es justo. No tienes por qué pasar por todo esto, y no lo harías si no fuera por ellos.
— No tengo opción.
— Si la tienes, solo que no quieres verla.
— ¿A qué te refieres? —cuestione. Harry me mantuvo la mirada, pero no hablo. Si el hacía eso, significaba que no iba a responderme. Suspire— solo te quedan unas cuantas horas en la ciudad, no hay que desperdiciarlas en esto.
Sonrió abiertamente, formándosele pequeñas arrugas alrededor de los ojos azules.
— Deja tomo una ducha y nos vamos. Aunque no lo creas, tengo ganas de ver a William.
— Vale.
Me levante de la cama y le tendí una mano a Harry para ayudarlo a levantarse. Lo patee ligeramente para que caminara más aprisa al baño y después me dirigí a mi habitación. Justo al cerrar la puerta, mi teléfono comenzó a sonar. Lo saque del bolsillo trasero de mis jeans y lo lleve a mi oído mientras me acercaba a la cama.
— ¿Hola?
— ¡SUELTA LA SOPA, WINDSOR!
— ¿Qué sopa, Seth? ¿De qué hablas? —me arroje sobre el suave acolchado, enterrando la cabeza entre las almohadas.
— Tu. Niall. Anoche. Beso.
— Oh…
— Si, “Oh” —dijo imitando mi tono— ¿No pensabas decirme?
— De hecho, no pensaba decirle a nadie.
Su tono de reproche me hizo saber que se sentía ofendido.
— ¡¿Por qué?!
— Porque… bueno… yo… quedamos en que no fue nada. Solo un impulso, accidente, como quieras tomarlo. Sin importancia.
— ¿Sin importancia? ¿Acaso no significo nada para ti?
Mis defensas cayeron. No tenía palabras para defenderme. Mentía al decir que no había significado nada, porque claramente lo había hecho. Si cerraba los ojos podía rememorar ese momento tan vívidamente, como si estuviera volviendo a pasar. Pero, ¿Qué se suponía que dijera? Había sentido algo con el beso, pero era difícil de explicar. No podía hacerlo con palabras. Además, Niall era mi mejor amigo. Alguien demasiado importante en mi vida como para perderlo por algo tan insignificante. En este momento, lo mejor era callar.
— Nada del otro mundo —mentí— ninguno de los dos estaba plenamente consiente en ese momento.
— Caitlin…
— Seth, no insistas. En serio.
— Ok. En ese caso, ¿Te veo en noche buena?
Mi cerebro chisporroteó al recordar.
— Claro que sí. Nos vemos, Grey.
— Adiós, Cat.
En cuanto corte la llamada, busque rápidamente en la agenda de mi teléfono. Rogaba al cielo poder encontrarlo, y al final, apareció en la letra “G”. Pulse llamar y devolví el aparato a mi oído. A los cuatro tonos respondieron.
— ¿Diga?
— ¿Hola? Greg, soy Caitlin. Necesito que hagas algo por mí.
Hale
Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
SIGUEEELA!! No puedo comentar mucho porq estoy desde el celu ahora te hago un super comentario besoos!
katara.
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Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
Hoooola!
Ahora si, puedo comentar librementeeee WUUU ? jjajajaja Bueno en principal, amo como escribes, es todo tan detallado, todo como si lo hubieras pasado, como si conocieras el lugar de pies a cabeza, como si hubieras pasado la experiencia y la reflejaras, TE LO JURO, nunca había leído una novela que detallara tan bien todo, los sentimientos, el espacio y tiempo, la verdad que me encanta, creo que es la primera vez que siento como si estuviera dentro de la novela, es taaaaan GENIAL jajajaja En serio la amo, cuando leeei la parte del beso fue como HO MAI GOD se besarooooon ! Fue todo tan aksjaksjaksa sin palabras ! Siiguela cuando puedas linda Besoos ...katara.
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Re: Amor Real (Niall Horan y Tu)
Es una total sorpresa que hayas subido hoy!
Una sorpresa inesperada y perfecta jaja
Amo tu novela!
Y ame el capítulo!!
Pienso que Niall no sólo se 'tensó' porque Eduardo se sentará alado de cat 8-)
YO SE QUE NIALL AMA A CAITLIN (?) y viceversa ;-)
Cat mentirosa, todos sabemos que le encanto el beso que se dio con el irlandés 8-)
Pero espera un momento.... Como es que Seth supo que cat y Niall se besaron?!
Ajshsjajs para que llamo cat a greg? Le dará un regalo a Niall? :3 mejor que pase la navidad con Niall y su segunda familia jaja (?)
Oh y, a que de refería Harry con que cat podía terminar con todo eso del matrimonio pero que no quería ver la manera? quiero sabeeeeeeer ajshsjaksh
Por favor síguela muy pronto :)))
Una sorpresa inesperada y perfecta jaja
Amo tu novela!
Y ame el capítulo!!
Pienso que Niall no sólo se 'tensó' porque Eduardo se sentará alado de cat 8-)
YO SE QUE NIALL AMA A CAITLIN (?) y viceversa ;-)
Cat mentirosa, todos sabemos que le encanto el beso que se dio con el irlandés 8-)
Pero espera un momento.... Como es que Seth supo que cat y Niall se besaron?!
Ajshsjajs para que llamo cat a greg? Le dará un regalo a Niall? :3 mejor que pase la navidad con Niall y su segunda familia jaja (?)
Oh y, a que de refería Harry con que cat podía terminar con todo eso del matrimonio pero que no quería ver la manera? quiero sabeeeeeeer ajshsjaksh
Por favor síguela muy pronto :)))
Daniela_nialler
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