Homophobia |Larry Stylinson|

El pánico en la sala era más que latente y lamentablemente no podía hacer nada para remediarlo. No es que no pudiera, es que no quería.
Es decir, si abre su boca y dice que sospecha que Harry se irá a ir del país, todos correrían inmediatamente al aeropuerto, ignorando completamente la incógnita de si ya se fue o aún seguía ahí en su casa. Si recordaba que lo conocía tan bien, Harry de seguro le pidió a Simon que los citara hoy a la mañana para decirles lo que sucedía.
Lo odiaba no por el simple hecho de ser un homosexual de mierda. Si no que por su culpa perdió a sus tres amigos.
Pero ahora que lo pensaba, lo mejor quizá sería decir la verdad. Le sacaría provecho a la situación y se burlaría de Harry a sus espaldas, cuando nadie más le mire o cuando le dejen solos con el de rulos con la patética excusa de querer platicas tranquilamente.
Su mirada azulina se cruzó con la de Niall, el cual tenía los ojos llorosos de tanto llorar. En el fondo de su persona se sentía sucio porque no le gustaba verlo así, tan destrozado. Ni siquiera Eleanor le despertaba ese sentimiento de fragilidad absurda, hasta cierto punto agonizante. Una sonrisa pequeña se curvó en sus labios y se puso de pie de manera rápida, recibiendo la atención de Zayn y de Simon, quienes estaban gritando de seguro sólo tonterías.
—Sospecho que se va a ir. Del país. Si no es que ya se fue—admitió de forma seca—. No perdemos nada comprobando.
La pequeña discusión de Simon y Zayn se vio acallada cuando Louis dijo lo que tenía que decir. Niall dejó de llorar un poco cuando le escuchó y Liam, el cual no había sido tan partícipe a la situación como los demás, alzó su rostro y le miró de manera furiosa. Todos esos orbes estaban puestos en su persona, esperando a que dijera algo más o el por qué estaba tan seguro de sus palabras. Él comenzó a caminar a paso lento hacia la puerta de la habitación, mirando el reloj de pared en el transcurso.
Diez de la mañana. ¿Cuánto tiempo habían pasado en silencio, platicando, o contándose la verdad? No lo sabía, y tampoco le importaba. Su celular comenzó a sonar pero decidió ignorarlo pensando que no era importante, ya que ese tono era únicamente para números desconocidos. Aunque en el fondo sospechó que a él sí lo conocían porque eran pocas las personas que sabían su verdadero teléfono celular, el que sólo utilizaba para cosas personales.
Dejó todo de lado y tomó su chaquetón negro con lentitud, todo bajo la atenta mirada de todos.
—Si estás tan seguro, Tomlinson—habló Liam por primera vez, con su voz ronca y cargada de odio—, entonces no tiene sentido que vayamos a su casa. Es mejor ir al aeropuerto y preguntar.
Louis se detuvo a escasa distancia de la puerta color caoba. Liam Payne no entendía la extraña necesidad del otro castaño al decir todo lo que había dicho, pero si era cierto eso entonces no podía permitir que Harry se fuera del país. Tenía que pedirle perdón por haberlo dejado solo la tarde anterior sin darle siquiera alguna explicación. No supo muy bien la causa de su acción pero simplemente pasó. Aunque no quisiera darse excusas en lo absoluto.
Sus orbes cafés se posaron en la figura de Louis, quien había crecido y se había fortalecido en los últimos cuatro años. Éste le miraba con ironía y coraje, y así hubieran seguido si no fuera porque Simon carraspeó de manera brusca, buscando entender la situación. No entendía nada en lo absoluto.
—Disculpen, pero, ¿qué está pasando entre ustedes?
Zayn se acercó a ellos seguido de un Niall que le tomaba de la mano mientras se tallaba los ojos. Gruñó por lo bajo con fastidio.
—Nada, tío Simon. Es mejor que nos vayamos al aeropuerto ya.


Caminó con lentitud y sin ninguna fuerza hacia la entrada eléctrica del aeropuerto.
Se le había hecho un poco tarde ya que se durmió hasta ya entrada la noche, así que no tuvo tiempo suficiente como para despedirse de su familia o de escribir algo en el Twitter. Las directioners constantemente le preguntaban el por qué se le veía últimamente demasiado deprimido, y él siempre les contestaba con un emoticón sonriente, o en ocasiones pedía disculpas por hacerles creer eso, negándolo con efusividad.
Cerró los ojos mientras escuchaba la música que entraba por sus oídos. Llevaba puestos los audífonos y la cabeza gacha, aparte de que se había puesto una gorra lo suficientemente grande como para ocultar sus rizos y pasar irreconocible. No quería que las cosas fueran más difíciles de lo que ya eran.
Después de haber cerrado la puerta de su hogar cuando Simon le dejó ahí, había sacado las botellas de cerveza que tenía ocultas en el estante de la cocina, bebiéndoselas todas de manera rápida y necesitada. Había cantado como nunca importándole poco si entonaba o no, y al final terminó dormido en el suelo con un frío del demonio, pero no es que le importara demasiado. De hecho si se moría, le daba lo mismo.
Cuando iba a cambiar de canción porque se comenzó a reproducir una demasiado apática para su gusto, una chica le tocó gentilmente del hombro y con algo de ingenuidad y curiosidad le sonrió plácidamente. Él se dedicó a devolverle la sonrisa casi a la fuerza. De seguro quería un autógrafo.
—Eres Harry de One Direction, ¿cierto?
La estudió detenidamente ignorando el hecho de que la chica le tendió la mano en forma de saludo. De manera temblorosa, él se lo devolvió. La fémina de la cual no sabía su nombre—e insistía, de seguro quería un autógrafo—era de mediana estatura, un poco más pequeña que él como pudo notar. Sus ojos verdes y brillantes le miraban con algo de curiosidad esperando alguna respuesta de su parte, mientras que las pecas de su piel blanca sin llegar a la palidez le hacían verse, desde su punto de vista, tierna. Su cabello ondulado y castaño recogido en una coleta estaba quieto, suave y radiante.
La sonrisa en la chica se explayó.
—Supongo que soy yo—susurró con desdén disimulado.
Maldijo por lo bajo pensando que el vuelo se le iría, pero al ver que saldría en poco menos de media hora, se tranquilizó un poco. Volvió su vista verde esmeralda a la chica que aún le sostenía de la mano.
—Disculpa si te molesto—le dijo con voz cándida después de un tiempo. Al parecer, el desinterés de Harry le había incomodado—. Soy Eva. Eva Skyler.
—Un gusto. Soy Harry Styles.
Una carcajada salió de la boca de la chica y al de rulos le dieron ganas de reír también. Después de unos segundos de felicidad opacada por el sufrimiento, su ahora conocida Eva se detuvo para mirar por encima del hombro de él con algo de interés.
—Eso lo sé. Pero supongo que eso no es suficiente, ¿verdad? Puedo dar miedo quizá, lo sé. —una risa angelical se escuchó. Le miró de nuevo a los ojos con un destello de ilusión, y abrió sus labios para seguir hablando—. No sé si Louis te habló de mí.
¿Louis? ¿Qué tenía que ver él con todo… esto? Una mueca de disgustó ocupó en su rostro mientras la chica se acercaba un poco más a él, lo suficiente como para que escuchara los susurros de su parte.
—Soy su amiga de la infancia. Su mejor amiga, mejor dicho—confesó.
Y eso fue como un balde de agua fría para Harry.


—Oh, Eleanor. Adelante, estás en tu casa.
La castaña entró con paso decidido al hogar de Gemma, quien aún traía puesto su pijama y una notoria hinchases en los ojos, probablemente por una razón lo demasiado fuerte como para estar a esas horas con música de balada y con una botella de whisky en la mano.
Maldijo por lo bajo. Todo ese maldito lugar le recordaba al patético de Harry Styles.
—Gracias—respondió con rencor.
Esperó por unos minutos a que Gemma Styles le ofreciera un refresco o aunque fuera un vaso con agua, pero al ver que ése ofrecimiento jamás llegaría, se dio por vencida y se dejó caer en el mullido sillón de la sala. Por la forma y el color que era, se dio cuenta de que era la que Louis le había regalado en su cumpleaños. Después de todo era la hermana del que había sido su mejor amigo.
Se rio ante la situación que se planteó. Estaba disfrutando todo esto.
— ¿Y bien? ¿De qué quieres hablar? Sospecho que es urgente.
—No, no lo es—respondió de manera desdeñosa—. Sólo vine aquí para, ya sabes… burlarme.
Las finas cejas de Gemma se fruncieron con rapidez. Harry le había informado el día de ayer que se iría del país pero que la visitaría seguido. También le había confesado la manera en que Eleanor y Louis le trataban, y de la plática para nada inocente que había tenido con la primera. Siempre tenía a la castaña como una chica tierna, amable, simpática y para nada presumida, pero ahora entendía que ella no se paseaba por esos lares. Era todo lo contrario, y eso hasta cierto punto le espantaba.
— ¿Burlarte? ¿De quién? ¿Del chico al que Louis y tú hicieron sufrir en estos últimos días? —preguntó con furia.
—Mi querida Gemma, no te pongas a la defensiva. Tu hermano es un jodido homosexual.
—Mi hermano es un ser humano, Calder. Y es mucho mejor que ustedes dos.
Justo cuando le iba a responder por lo que le había dicho, la mayor se puso de pie de manera rápida sin despegar sus ojos verdes de ella. Se dirigió a la puerta que no tenía ni cinco minutos de haberse abierto, para volverla abrirla otra vez. Eleanor Calder entendió que la estaba corriendo, así que tomó su bolso café con desfachatez y caminó a paso lento hacia donde estaba Gemma. La miró de arriba abajo con arrogancia mientras una sonrisa victoriosa aparecía en sus labios.
—Agradezco al cielo que Harry entendió que Louis jamás lo amará.
—Lárgate.
No quería agarrarla a golpes ahí mismo, así que la tuvo que tomar a la fuerza de su codo para echarla de la casa. Un gemido se escuchó y una mueca de dolor apareció en el rostro de la castaña, mientras Gemma forcejeaba para que cruzara el umbral de la puerta. Cuando ya había cumplido su cometido, alzó su rostro para hacer lo que tuvo que hacer desde hace mucho tiempo.
El rostro de Eleanor quedó ladeado y su mejilla algo roja debido a la fuerte bofetada que Gemma Styles le había propinado. Su mano aperlada se dirigió a la zona golpeada, colocándola encima de ella y mirándola con sorpresa. Jamás en su vida la habían golpeado así. Justo cuando se mordía su labio para regresarle el golpe, otra bofetada en su otra mejilla retumbó en el lugar. No podía creer lo que le estaba pasando. Ya se quejaría con Louis por eso.
Le miró con odio dándose cuenta de que Gemma no estaba sonriendo ni mucho menos se mostraba feliz por lo que había hecho con anterioridad. De hecho algo en el fondo le decía que estaba sorprendida y que ella misma no se creía capaz de haber caído tan bajo. Se iba a burlar de ella a pesar del dolor en ambas de sus mejillas, pero la voz quebrada de la mayor le llegó a los oídos.
—Lárgate, Calder—repitió otra vez—. No quiero que vuelvas nunca más. No quiero saber nada de ti ni de Tomlinson.
—No íbamos a volver, perra—susurró.
Eleanor gruñó con furia mientras comenzaba a caminar hacia atrás y afianzaba el agarre de su bolso. Se mordió los labios para al final darse media vuelta y salirse completamente de la casa. Pero antes de darse cuenta, estaba llorando sin razón alguna. Gemma Styles, de manera de despedida, le dirigió unas palabras que le llegaron hasta lo más profundo del corazón y que le dolían mucho más que las bofetadas que le propinó.
—A pesar de que Louis sea un homofóbico de mierda, sabes que Harry siempre será la persona más importante para él. ¡Por encima de ti incluso!
Lo último que escuchó antes de correr con rapidez fue el portazo de la casa de Gemma.


Harry se despidió de Eva con la excusa de que su vuelo salía en menos de quince minutos.
Y Eva lo comprendió porque vio algo de tristeza en sus ojos, una tristeza congelada que se negaba a salir. Con un beso en la mejilla de manera de despedida, la chica se fue sin ningún autógrafo y con la dirección de Louis que Harry le dio. Siguió la figura frágil de Eva con lentitud y, cuando por fin la chica cruzó las puertas de la salida, él siguió con su camino.
Dejó sus maletas en donde tenían que estar y se dirigió hacia la fila algo larga que se dirigía a Japón. Se le hacía extraño hasta cierto punto, ya que Japón no era un país adorado por los ingleses. No es que lo odiaran, pero muchos no iban a esos lugares por las excesivas cantidades de trabajo que pedían y por la perfección que vivían su día a día.
«Pasajeros con su vuelo a Tokyo, Japón, favor de pasar por el pasillo 07B2. Pasajeros con su vuelo a Tokyo, Japón, favor de pasar por el pasillo 07B2».
La voz monótona llegó a sus oídos justo cuando guardó sus audífonos en una pequeña bolsa que no dejó que se la quitaran—por la cual tuvo que mostrar su rostro para que las señoritas le dieran su capricho por ser famoso—, caminando otra vez a paso lento. Quedó detrás de una señora demasiado alta para su gusto, pero que aún seguía teniendo su atractivo; entonces se acordó de todas las relaciones falsas que había tenido con mujeres mayores que él, y se sonrojó de manera furiosa. Se dio cuenta entonces de que hasta ese momento no estaba lo suficientemente deprimido como para no pensar en otras cosas.
La fila comenzó a avanzar mientras las chicas del aeropuerto pedían sus respectivos boletos para tomar el vuelo. Él entregó el suyo con mano temblorosa mientras la chica le comenzó a sonreír de manera coqueta. Miró a los lados comprobando si esa sonrisa iba dirigida a su persona, o para ver si había algún paparazzi o camarógrafo que se dieran cuenta de su presencia. Mientras hablaba con Eva la gorra se le había caído y no había hecho ademán de ponerla en su lugar.
Chasqueó la lengua mientras le sonreía tímidamente a la chica rubia. Después de todo a él no le gustaban las mujeres.
Se rascó la nuca con pesadez a la vez que reavivaba el paso hacia un destino, un destino que él esperaba que le fuera mucho mejor. Y justo cuando iba a subir el primer escalón de la escalera eléctrica que lo llevaba al interior del avión, una voz quebrada llegó a sus oídos rompiéndole el corazón.
— ¡Hazza, por favor! ¡No te vayas!
Se hizo a un lado para que los demás pasaran y se giró sobre sí mismo más que sorprendido. Niall estaba casi frente a él, separados por un ventanal que no se había enterado que estaba ahí, pero que aun así lo podía escuchar a la perfección. Pasó saliva con pesadez al comprobar que Zayn y Liam venían detrás de él con una preocupación notoria en su rostro.
—Chicos…
— ¡Perdónanos, Hazza! ¡Perdónanos por no darnos cuenta antes de todo lo que sufrías!
La gente se comenzó a aglomerar alrededor un poco curiosos por la situación. Harry miró de reojo detrás de él y se dio cuenta de que la mujer que estaba delante de él en la fila y unas cuantas personas más que iban al mismo vuelo, miraban ajenos la situación. Se mordió los labios temblorosos y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Colocó su mano en su pecho de manera lenta, deseando de todo corazón que los chicos no cruzaran el ventanal para llevárselo a rastras. Él no quería.
Pero sus fuerzas cayeron cuando un Louis serio apareció de entre toda la gente. Su chaquetón negro estaba algo arrugado quizá por las fuerzas que tuvo que hacer para pasar entre toda esa bola de personas que estaban ahí. Quedaron frente a frente, y Harry pudo sentir varios flashes de cámara encima de su persona y de los otros cuatro. Dio un paso hacia atrás negando con la cabeza.
—Harry, por favor…—Liam comenzó a hablar de manera temblorosa, acercándose al ventanal—… Perdón. Yo no quería dejarte así ayer. Yo no… no quería. Yo…
Su cuerpo comenzó a temblar dándose cuenta de que si seguía escuchando todo lo que le decían caería de nuevo y volvería otra vez, pero no, no lo haría. Se dio la vuelta y, evitando a todas las personas que estaban en las escaleras, comenzó a caminar, a subir. Niall, el cual lloriqueaba con frustración, comenzó a gritar su nombre más de veinte veces, implorándole que se quedara. Zayn comenzó a patear el suelo con enojo mientras le llamaba, y Liam prácticamente le estaba ordenando que se quedara.
Pero la voz de Louis jamás la escuchó. Y eso le dio en lo más profundo de su corazón.
— ¡Boo Bear, por favor! —La voz temblorosa de Niall le partió el corazón—. ¡Dile algo, vamos! ¡No dejes que se vaya! ¡Hago… hago lo que sea, pero no dejes que…!
— ¡Nialler!
El rubio se calló cuando la voz ronca y temblorosa de Harry se escuchaba en el lugar. Todos miraban la escena más que estupefactos, sin hacer ningún movimiento y siguiendo el trágico momento que estaba viviendo One Direction. El silencio en el aeropuerto inundó todo y Harry vio que incluso los que estaban a metros de distancia miraban hacia donde estaban ellos. Sonrió con ternura mientras subía el último escalón para entrar al avión.
—Los amo. A todos—respondió con voz rasposa—. Pero ya no hay marca atrás… Lo siento.
Y dicho esto, dio la vuelta adentrándose a su destino, a Japón.


Zayn casi golpea al hombre encargado del aeropuerto, pidiéndole que le deje subir para sacar a Harry de ahí. Pero éste se había negado, y les pidió a los guardias de seguridad que despejaran el lugar para que el vuelo siguiera su curso. Al saber que no podía hacer nada más, su mirada furiosa y con lágrimas en sus mejillas se dirigió a Louis, quien se había mantenido en silencio todo ese tiempo, mirando a la nada y sin sentimiento alguno aparentemente.
Con pasos rápidos e intentando ignorar el llanto agonizante de Niall, quien había caído al suelo del sufrimiento, le propinó un puñetazo a Louis en el rostro, haciendo que éste cayera y se echara hacia atrás.
El vuelo aún no salía pero ya no podían hacer nada. La gente aún seguía alrededor.
— ¡Todo esto es por tu puta culpa! —Lo tomó del chaquetón para que se pusiera de pie, aventándolo hacia atrás y dándole una patada en la pierna—. ¡Si tú hubieras dicho algo, si hubieras sido tierno o compresivo con él nada de esto estuviera pasando!
Louis se dejó hacer y deshacer con Zayn. Lo golpeaba, le seguía dando puñetazos en el rostro, justo en el mismo lugar en donde Liam no había hecho la noche anterior. Un golpe en su estómago lo hizo retorcerse mientras, por primera vez, le regresaba el golpe al moreno para que se detuviera.
—Es… lo mejor. Nos crearía una muy mala imagen—susurró con furia contenida.
Zayn contuvo aire al escuchar las palabras del castaño. Lanzando un alarido frustrado se dirigió de nuevo a él, forcejeando y tratando de tirarlo al piso. Cuando lo logró, quedó a horcajadas sobre él y comenzó a golpearlo en el rostro, y el castaño con ojos azules intentaba defenderse. Se revolcaban en el suelo y se turnaban el quién quedaba arriba y golpeaba o quién quedaba abajo y era golpeado.
Pero todo se detuvo cuando Zayn alzó su puño para darle otro golpe a Louis y fue detenido por la mano dura de Liam, quien les miraba sin sentimiento alguno.
—Zayn, detente.
El aludido pestañeó varias veces, girando su rostro para mirar al castaño que se mostraba nervioso.
—Pero…—intentó refutar.
—Es la decisión de Harry—admitió en un gemido ahogado—. Y hay que respetarla. Aunque nos duela… y a otros no—cuando dijo eso miró a Louis con furia.
Obligó a Zayn a que se pusiera de pie dejando a un Louis en shock, mirando a la nada, en el suelo. Su labio sangraba y presentía que tenía demasiados moratones en el rostro y en varias partes de su cuerpo que estaban de más mencionar. Se incorporó con lentitud y cansancio y, cuando los dos chicos estaban lejos de él, sintió una mirada sobre su persona.
Niall estaba llorando demasiado y sus labios temblaban. Estaba rojo de tanto llorar y sus ojos azules brillaban debido a la capa de lágrimas que los cobijaban.
—Te odio, Boo Bear—le dijo con voz temblorosa—. ¡Te odio!
Se fue corriendo sin mirar atrás, siendo perseguido por Zayn quien le había pedido que se detuviera. Sólo quedaron él y Liam. Escuchó los alaridos del moreno gritándole que iban a encontrar a Harry y que lo irían a traer de vuelta aunque les costara la vida. El sonido de sus voces fue disminuyendo conforme se alejaban y las personas les tapaban el camino sin bajar sus cámaras.
Se puso de pie con lentitud mientras se mordía sus labios dolorosos. Se sacudió la ropa y comenzó a caminar hacia el ventanal, todo bajo la atenta mirada castaña de Liam, quien no dijo ninguna palabra. Se quedó viendo cómo alejaban la escalera del avión y cómo la puerta se cerraba con las azafatas entrando recién. Miró las pequeñas ventanillas que estaban siempre en todos los aviones, y se detuvo en una en particular ya que ahí estaba esa persona en específico.
Los rulos de Harry Styles jamás pasaron irreconocibles por la vista azulina de Louis. A pesar de que lo odiara, le costaba admitir que le era imposible el olvidarlos; a ellos y a su dueño. Apretó el puño cuando eso sucedió.
Los orbes verdes de su ex mejor amigo se posaron sobre él, cansados como siempre estuvieron desde que le rechazó y le echó en cara su odio. Tan apagados, sin vida, sin ese brillo que le caracterizaban y que hacía suspirar a muchas chicas de cualquier edad. Se miraban sin importarles la escena que hicieron minutos atrás, sin importarle el mundo, y mucho menos las personas que estaba alrededor. Liam comenzó a caminar a paso lento para ver mejor el reflejo de Louis por el ventanal, para ver así su rostro y ver si mostraba aunque sea una emoción, cualquiera que fuese.
Se estuvieron mirando por segundos, pero Louis apartó la mirada cuando la voz monótona hizo anuncio de vuelo.
«Disculpen por las molestias. Los vuelos salen ahora, ya. Gracias por preferir la línea Chriptom, siempre queriendo lo mejor para ustedes».
—Harry… Hazza…—murmuró de manera que sólo él se escuchara.
Volvió a mirarlo y se dio cuenta de que el de rulos estaba llorando. Se miraron por última vez antes de que el avión comenzara a andar, listo para tomar vuelo. Ninguna vez dijo palabra alguna o hizo ademán de hacerlo, y eso le dolió a Harry. Siguió con su vista el avión y su corazón comenzó a doler de manera extraña. Había ido al aeropuerto solamente para hacerle burla, para hacerlo pedazos. Pero ahora, por una extraña razón, no podía hacerlo.
«Tú eres un hombre, hijo. Los homosexuales son personas asquerosas. Si te acercas a ellos terminarán dándote por detrás y tú serás uno de ellos. Y no creo que tú quieras eso, ¿verdad? Lo mejor es odiarlos. Con tu odio los alejarás.»
El avión se fue haciendo más pequeño y después emprendió vuelo. Un vuelo a donde él no supo a dónde iba ni mucho menos.
Liam le miraba con una expresión petrificada, sin sentimientos, sin despegar sus orbes de él. Louis agachó el rostro y el castaño que estaba detrás vio algo que jamás se le ocurrió que pasaría.
« ¡Te odio, Boo Bear! ¡Te odio! »
Era algo increíblemente patético, que incluso le sorprendió más que la situación que acababan de protagonizar. Él también había chocado su mirada con Harry, pero, a cambio del otro castaño que se había quedado callado, le dijo algo con el movimiento de los labios—«Te amo, Hazza. Y perdón»—, ganándose una sonrisa cansada del de ojos verdes esmeraldas.
«¡Todo esto es por tu puta culpa!»
Louis Tomlinson había derramado una lágrima.
Una lágrima que no pasó desapercibida por Liam, y que quizá jamás olvidaría.
«Sí, tío… hay que odiarlos».