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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
siguela pronto
pasate por mis novelas:
paraiso robado:
https://onlywn.activoforo.com/t35005-paraiso-robado-nick-y-y-tu
para siempre:
https://onlywn.activoforo.com/t35721-para-siempre-joe-tu-adaptacion
pasate por mis novelas:
paraiso robado:
https://onlywn.activoforo.com/t35005-paraiso-robado-nick-y-y-tu
para siempre:
https://onlywn.activoforo.com/t35721-para-siempre-joe-tu-adaptacion
anasmile
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
:ilusion: OOTROOO
chelis
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Vuelve!! Por favor! :(
Augustinesg
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
mañana les prometo colocar capitulo ok
es q aun estoy algo cansada x el concierto mis jonas de ayer tengo las energías de editar muy bajas mañana siii coloco segurisimo
es q aun estoy algo cansada x el concierto mis jonas de ayer tengo las energías de editar muy bajas mañana siii coloco segurisimo
ElitzJb
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
III Temporada
Capitulo 16
Capitulo 16
La forma de transporte de Kevin era un Dodge Charger modelo
1971, no precisamente el auto más silencioso para un chico que
insistía en mantener un perfil bajo. Añadiendo el hecho de que el
tubo de escape sonaba como si tuviera una grieta y estaba bastante segura que
podíamos ser oídos en varias cuadras a la redonda. Aunque pensaba que sólo
estábamos agregando sospecha al conducir como un trueno por la ciudad con
nuestras capuchas puestas, Kevin fue categórico.
—La Mano Negra tiene espías en todas partes —me informó una vez más.
Como para acentuar su punto, sus ojos giraron hacia el espejo retrovisor—. Si
nos atrapa juntos…. —Dejó que la frase colgara en el aire.
—Lo entiendo —dije. Palabras valientes, considerando que enviaron un
estremecimiento por todo mi cuerpo. Prefería no pensar en lo que haría Hank si
sospechaba que Kevin y yo estábamos espiándolo.
—No debí haberte llevado a la cueva —dijo Kevin—. Él haría cualquier cosa para
encontrarme. No estaba pensando en cómo te impactaría esto.
—Está bien —dije, pero el ominoso escalofrío no había desaparecido—. Estabas
sorprendido de verme. No estabas pensando. Y tampoco yo. Aún no estoy
pensando —agregué con una temblorosa risa—. De lo contrario, no estaría
husmeando en una de sus bodegas. ¿El edificio está bajo vigilancia con cámaras
de video?
—No. Supongo que la Mano Negra no quiere evidencia de más que pruebe lo
que está sucediendo allí. Los videos pueden filtrarse—añadió
significativamente.
Kevin aparcó el Charger cerca del Río Wentworth, bajo las ramas caídas de un
árbol, y salimos. Para cuando habíamos caminado una cuadra, no podía ver el
auto cuando miraba sobre mi hombro. Supuse que esa había sido la razón de
Kevin para aparcar allí. Caminamos al lado del río, la luna era demasiado delgada para dejar ver nuestras sombras.
Cruzamos la calle Front, yendo entre bodegas de ladrillos viejos, estrechas y
altas, construidas una al lado de la otra. El arquitecto original claramente no
había querido desperdiciar espacio. Las ventanas de las construcciones estaban
engrasadas, cerradas con barrotes de hierro, o cubiertas desde el interior con
papel periódico. La basura y las plantas rodadoras atiborraban los cimientos.
—Esa es la bodega de la Mano Negra —susurró Kevin. Señaló en dirección a una
construcción de ladrillos con una salida de chimenea y ventanas arqueadas—.
Ha entrado allí cinco veces la semana pasada. Siempre viene justo antes del
amanecer, cuando el resto de la ciudad está durmiendo. Aparca a varias cuadras
de aquí y camina el resto del camino a pie. Alguna veces le da la vuelta a una
cuadra dos veces para asegurarse que no lo están siguiendo. ¿Aún piensas que
está guardando autos?
Tenía que admitirlo, las probabilidades de que Hank tomara esa clase de
precaución por un inventario de Toyotas eran bastante bajas. Si algo, sonaba
como que él estaba usando el edificio como un negocio de venta de partes
robadas, pero en realidad no me creía eso tampoco. Hank era uno de los
hombres más ricos e influyentes de la ciudad. No estaba desesperado por
conseguir más dinero. No, algo más estaba sucediendo allí. Y por la forma en
que los vellos en la parte trasera de mi cuello se erizaron, predije que no era
algo bueno.
—¿Vamos a poder ver dentro? —pregunté, preguntándome si las ventanas de la
construcción de Hank estaban tapadas como las otras. Aún estábamos
demasiado lejos para decirlo con certeza.
—Movámonos otra cuadra y averigüémoslo.
Pasamos por cada edificio en el camino tan cerca que los ladrillos se
engancharon a mi capucha. Al final de la cuadra, estábamos los suficientemente
cerca de la bodega de Hank para que, mientras las ventanas en los dos pisos de
abajo estaban cubiertas con periódico, aquellas en los dos pisos superiores
habían sido dejadas sin obstrucciones.
—¿Estás pensando en lo mismo que yo? —preguntó Kevin con un misterioso
brillo en sus ojos.
—¿Subir por la chimenea y echar un vistazo adentro?
—Podemos echarlo a la suerte. El perdedor sube.—Ni pensarlo. Esta fue tu idea. Tú deberías subir.
—Gallina. —Sonrió, pero el sudor brilló en su frente. Sacó una barata cámara
desechable—. Está oscuro, pero intentaré conseguir fotos claras.
Sin una palabra más, corrimos a cuclillas a través de la calle. Nos apresuramos al
callejón detrás del edificio de Hank y no nos detuvimos hasta que estuvimos
escondidos tras un basurero lleno de grafiti. Me abracé las rodillas con las
manos y tragué aire. No podía decir si mi falta de aliento era debido a la carrera
o a la ansiedad. Ahora que habíamos llegado tan lejos, repentinamente deseaba
haberme quedado detrás del Charger. O haberme quedado en casa y punto. Mi
temor más grande en este punto era ser descubiertas por Hank. ¿Qué tan
seguro estaba Kevin que no estábamos siendo atrapado por una cinta de
vigilancia en este preciso momento?
—¿Vas a subir? —pregunté, esperando en secreto que él hubiera cambiado de
idea también y tomara la decisión de regresar al auto.
—O a entrar. ¿Cuáles son las probabilidades de que la Mano Negra olvidara
cerrar con seguro? —preguntó, girando la cabeza en dirección a una fila de
puertas de bahía.
No había notado las puertas de bahía hasta que Kevin las señaló. Se elevaban
sobre el suelo y quedaban en un hueco. Perfectas para cargar y descargar
cargamentos con privacidad. Eran tres en una fila y algo rondó en mi cabeza
cuando las vi. Se veían cómo las puertas de bahía que había imaginado durante
mi alucinación en el baño de la escuela. La bodega también tenía un
escalofriante parecido con la otra alucinación que había tenido con Adam al lado
del camino. Encontré las coincidencias inquietantes, pero no estaba segura de
cómo sacar a colación el asunto con Kevin. Decirle: Creo que vi este lugar
durante una de mis alucinaciones, no iba a darme mucha credibilidad.
Mientras todavía estaba ponderando la espeluznante conexión, Kevin dio un
salto en la cornisa de cemento e intentó abrir la primera puerta.
—Cerrada. —Se movió hacia el teclado numérico—. ¿Cuál crees que es el
código? ¿El cumpleaños de Hank?
—Demasiado obvio.
—¿El cumpleaños de su hija?
—Dudoso. —Hank no me tomaba por estúpida.—Devuelta al plan A, entonces —suspiró Kevin.
Saltó, cayendo sobre el peldaño inferior de la chimenea. Una capa de óxido
cayó y el metal dio un bajo gruñido de protesta, pero la polea funcionó, la
cadena se aferró a través de él y la escalera bajó.
—Atrápame si caigo. —Fue todo lo que dijo, antes de subir. Probó los dos
primero peldaños, balanceando su peso contra ellos. Cuando no cedieron,
continuó subiendo, con pasos cuidadosos para minimizar el crujir del metal. Lo
observé todo el camino hasta el primer descansillo.
Figurándome que debía seguir echándole un ojo a Kevin mientras subía, asomé
la cabeza por el costado del edificio. Más adelante, en la esquina adyacente, una
larga sombra con forma de cuchillo se esparcía a través de la acera y un hombre
caminó hasta quedar a la vista. Retrocedí.
—Kevin —susurré en su dirección, mi voz era apenas un sonido.
Él estaba demasiado arriba para escuchar.
Miré hacia la esquina del edificio una segunda vez. El hombre estaba de pie en
la esquina con su espalda hacia mí. Entre sus dedos resplandecía el brillo
anaranjado de un cigarrillo. Él se inclinó en la calle, mirando a ambos lados de
ella. Yo no creía que él estuviera esperando ser recogido y no pensaba que
saldría un momento del trabajo para fumar. La mayoría de las bodegas en este
distrito habían estado retiradas desde hacía años y era más de medianoche.
Nadie estaba trabajando a esta hora. Si tenía que apostar, apostaría por que
este hombre estaba vigilando el edificio de Hank.
Una prueba aún mayor de que lo que Hank estaba escondiendo tenía valor.
El hombre lanzó el cigarrillo bajo su bota, echó un vistazo de nuevo y se quedó
mirando tranquilamente hacia el callejón.
—¡Kevin! —silbé, ahuecándome la boca—. Tenemos un problema.
Kevin estaba más allá del segundo nivel, a sólo unos cuantos pasos de distancia
del tercer descansillo. La cámara en su mano, estaba lista para tomar fotos en el
momento que él tuviera un vistazo claro.
Dándome cuenta que él no iba a escucharme, agarré una pieza de gravilla y se
la lancé. En lugar de golpearlo, sin embargo, la roca golpeó la chimenea,
resonando con un clang, clang, clang mientras se echaba hacia atrás. Me cubrí la boca, paralizada por el miedo.
Kevin miró abajo y se congeló. Señalé urgentemente con mi dedo al costado del
edificio.
Luego, corrí hacia el basurero, agachándome detrás de él. A través de la grieta
entre este último y el edificio, observé al guardia del Hank correr para ver.
Debió haber oído la piedra que lancé, porque sus ojos inmediatamente viajaron
hacia arriba, intentando localizar el sonido.
—¡Oye! —le gritó a Kevin, saltando hacia el peldaño inferior de la chimenea e
impulsándose hacia arriba con una velocidad y agilidad que muy pocos
humanos podían alcanzar. Era alto, también, una de las maneras más fáciles que
Kevin me había enseñado para identificar un Nefil.
Kevin trepó por la chimenea, subiendo de a dos peldaños. En su prisa, la cámara
se deslizó de su mano, cayendo en el callejón, en donde se hizo añicos. Él lanzó
una corta mirada de incredulidad antes de apresurar su escalada. En el cuarto
descansadillo, se impulsó por la escalera que se enganchaba con el tejado y
desaparecía encima de él.
Analicé apresuradamente mis opciones. El guardia Nefil era sólo a un salto de
llegar a Kevin, a momentos de acorralarlo en el techo. ¿Golpearía a Kevin? ¿Lo
arrastraría abajo para interrogarlo? Mi estómago se sacudió. ¿Llamaría a Hank
para que viniera y tratara con Kevin directamente?
Me apresuré a ir a la parte delantera del edificio y estiré el cuello, intentando
localizar a Kevin. Cuando lo hice, una sombra se reflejó por encima. No por la
esquina del tejado, sino que en el aire entre este edificio y el que estaba
cruzando la calle. Parpadeé, aclarando mi visión justo a tiempo para ver un
segundo cometa atravesar el cielo, brazos y piernas arremolinándose
atléticamente.
Mi mandíbula cayó. Kevin y el Nefil estaban saltando edificios. No sabía cómo lo
estaban haciendo y no había tiempo para cuestionar la imposibilidad de lo que
estaba viendo. Corrí hacia el Charger, tratando de anticiparme a la mente de
Kevin. Si ambos podíamos vencer al Nefil en el auto, teníamos la posibilidad de
escapar. Moviendo los brazos más fuertemente, seguía el sonido de sus zapatos
resonando y raspando muy encima.
A mitad de camino al auto, Kevin giró repentinamente a la derecha y el Nefil lo
siguió. Escuché el último de sus imposibles pasos rápidos llenando la oscuridad.
Cuando lo hicieron, un timbre metálico resonó por la acera más adelante.
Saqueé la llave del auto. Sabía lo que Kevin estaba haciendo: desviar al Nefil el tiempo suficiente para darme la oportunidad de entrar al auto antes que ellos.
Eran más rápidos—mucho más rápido—y sin minutos de más, no lo lograría.
Aun así, Kevin no podía llevar al Nefil en una búsqueda inútil para siempre.
Tenía que apurarme.
En la calle Front, me apresuré todavía más y eché una carrera en la última
cuadra hacia el Charger. Estaba mareada, la oscuridad llenaba mi visión.
Agarrándome del costado, me apoyé contra el auto, tomando respiros. Escaneé
los tejados atentamente, en busca de cualquier señal de Kevin o del Nefil.
Una figura se reflejó en el costado del edificio más adelante, piernas y brazos
revolviéndose a través del aire mientras caía. En la parte inferior de la cuarta
planta, Kevin golpeó el piso, tropezó y giró. El Nefil estaba justo detrás de él,
pero arañaba el descansillo. Tiró a Kevin al piso y dejó caer un fuerte golpe al
lado de su cabeza. Kevin se tambaleó, pero se mantuvo consiente. Yo no estaba
segura si él sería capaz de manejar tanto como un segundo golpe.
Sin tiempo para pensar, me lancé en el Charger. Giré la llave de Kevin para
hacerlo arrancar. Encendiendo las luces, conduje directo hacia Kevin y el Nefil.
Mis manos agarraron el volante, con fuerza. Por favor, que esto funcione.
Kevin y el Nefil giraron para enfrentarme, sus complexiones fueron claras con las
luces altas. Kevin me gritó, pero no pude entender las palabras. El Nefil también
gritó. En el último momento, liberó a Kevin y se alejó del parachoques del auto.
Kevin no tuvo tanta suerte; él voló sobre el capo. No tenía tiempo para
preguntarme si se había herido antes de que se enroscara a sí mismo en el
asiento a mi lado.
—¡Acelera!
Pisé fuerte el acelerador.
—¿Qué fue lo que sucedió allí? —grité—. ¡Estabas saltando edificios como si
fuera vallas!
—Te dije que soy más fuerte que un hombre promedio.
—Sí, bueno, ¡no mencionaste que volabas! ¡Y me dijiste que no te gustaba usar
esa fuerza!
—Quizá cambiaste mi perspectiva. —Una sonrisa pícara cruzó sus labios—.
Entonces, ¿te impresioné?—¿Ese Nefil casi te captura y eso es lo único que te importa?
—Eso pensé. —Sonaba auto-complacido, apretando y relajando su mano, en
donde el anillo de la Mano Negra encajaba cómodamente alrededor de su dedo
medio. No creía que fuera el momento adecuado como para presionarlo en
busca de una explicación. Especialmente dado el alivio que sentí por su decisión
de empezar a usarlo de nuevo. Con él, Kevin tenía una posibilidad en contra de
Hank. Y yo también, por asociación.
—¿En que estabas pensando? —dije, agotada.
—Te estás ruborizando.
—Estoy sudando. —Cuando me di cuenta a dónde estaba llegando él, me
apresuré a decir—: ¡No estoy impresionada! Lo que hiciste allá… lo que pudo
haber sucedido… —Me quité algunos cabellos de mi rostro y puse mis ideas en
orden—. ¡Creo que eres imprudente y descuidado y tienes algo de agallas al
hacer sonar esto como una gran broma!
Su sonrisa se convirtió en una enorme risa burlona.
—No más preguntas. Tengo mi respuesta.
_______________________________________________________________________________________________________1971, no precisamente el auto más silencioso para un chico que
insistía en mantener un perfil bajo. Añadiendo el hecho de que el
tubo de escape sonaba como si tuviera una grieta y estaba bastante segura que
podíamos ser oídos en varias cuadras a la redonda. Aunque pensaba que sólo
estábamos agregando sospecha al conducir como un trueno por la ciudad con
nuestras capuchas puestas, Kevin fue categórico.
—La Mano Negra tiene espías en todas partes —me informó una vez más.
Como para acentuar su punto, sus ojos giraron hacia el espejo retrovisor—. Si
nos atrapa juntos…. —Dejó que la frase colgara en el aire.
—Lo entiendo —dije. Palabras valientes, considerando que enviaron un
estremecimiento por todo mi cuerpo. Prefería no pensar en lo que haría Hank si
sospechaba que Kevin y yo estábamos espiándolo.
—No debí haberte llevado a la cueva —dijo Kevin—. Él haría cualquier cosa para
encontrarme. No estaba pensando en cómo te impactaría esto.
—Está bien —dije, pero el ominoso escalofrío no había desaparecido—. Estabas
sorprendido de verme. No estabas pensando. Y tampoco yo. Aún no estoy
pensando —agregué con una temblorosa risa—. De lo contrario, no estaría
husmeando en una de sus bodegas. ¿El edificio está bajo vigilancia con cámaras
de video?
—No. Supongo que la Mano Negra no quiere evidencia de más que pruebe lo
que está sucediendo allí. Los videos pueden filtrarse—añadió
significativamente.
Kevin aparcó el Charger cerca del Río Wentworth, bajo las ramas caídas de un
árbol, y salimos. Para cuando habíamos caminado una cuadra, no podía ver el
auto cuando miraba sobre mi hombro. Supuse que esa había sido la razón de
Kevin para aparcar allí. Caminamos al lado del río, la luna era demasiado delgada para dejar ver nuestras sombras.
Cruzamos la calle Front, yendo entre bodegas de ladrillos viejos, estrechas y
altas, construidas una al lado de la otra. El arquitecto original claramente no
había querido desperdiciar espacio. Las ventanas de las construcciones estaban
engrasadas, cerradas con barrotes de hierro, o cubiertas desde el interior con
papel periódico. La basura y las plantas rodadoras atiborraban los cimientos.
—Esa es la bodega de la Mano Negra —susurró Kevin. Señaló en dirección a una
construcción de ladrillos con una salida de chimenea y ventanas arqueadas—.
Ha entrado allí cinco veces la semana pasada. Siempre viene justo antes del
amanecer, cuando el resto de la ciudad está durmiendo. Aparca a varias cuadras
de aquí y camina el resto del camino a pie. Alguna veces le da la vuelta a una
cuadra dos veces para asegurarse que no lo están siguiendo. ¿Aún piensas que
está guardando autos?
Tenía que admitirlo, las probabilidades de que Hank tomara esa clase de
precaución por un inventario de Toyotas eran bastante bajas. Si algo, sonaba
como que él estaba usando el edificio como un negocio de venta de partes
robadas, pero en realidad no me creía eso tampoco. Hank era uno de los
hombres más ricos e influyentes de la ciudad. No estaba desesperado por
conseguir más dinero. No, algo más estaba sucediendo allí. Y por la forma en
que los vellos en la parte trasera de mi cuello se erizaron, predije que no era
algo bueno.
—¿Vamos a poder ver dentro? —pregunté, preguntándome si las ventanas de la
construcción de Hank estaban tapadas como las otras. Aún estábamos
demasiado lejos para decirlo con certeza.
—Movámonos otra cuadra y averigüémoslo.
Pasamos por cada edificio en el camino tan cerca que los ladrillos se
engancharon a mi capucha. Al final de la cuadra, estábamos los suficientemente
cerca de la bodega de Hank para que, mientras las ventanas en los dos pisos de
abajo estaban cubiertas con periódico, aquellas en los dos pisos superiores
habían sido dejadas sin obstrucciones.
—¿Estás pensando en lo mismo que yo? —preguntó Kevin con un misterioso
brillo en sus ojos.
—¿Subir por la chimenea y echar un vistazo adentro?
—Podemos echarlo a la suerte. El perdedor sube.—Ni pensarlo. Esta fue tu idea. Tú deberías subir.
—Gallina. —Sonrió, pero el sudor brilló en su frente. Sacó una barata cámara
desechable—. Está oscuro, pero intentaré conseguir fotos claras.
Sin una palabra más, corrimos a cuclillas a través de la calle. Nos apresuramos al
callejón detrás del edificio de Hank y no nos detuvimos hasta que estuvimos
escondidos tras un basurero lleno de grafiti. Me abracé las rodillas con las
manos y tragué aire. No podía decir si mi falta de aliento era debido a la carrera
o a la ansiedad. Ahora que habíamos llegado tan lejos, repentinamente deseaba
haberme quedado detrás del Charger. O haberme quedado en casa y punto. Mi
temor más grande en este punto era ser descubiertas por Hank. ¿Qué tan
seguro estaba Kevin que no estábamos siendo atrapado por una cinta de
vigilancia en este preciso momento?
—¿Vas a subir? —pregunté, esperando en secreto que él hubiera cambiado de
idea también y tomara la decisión de regresar al auto.
—O a entrar. ¿Cuáles son las probabilidades de que la Mano Negra olvidara
cerrar con seguro? —preguntó, girando la cabeza en dirección a una fila de
puertas de bahía.
No había notado las puertas de bahía hasta que Kevin las señaló. Se elevaban
sobre el suelo y quedaban en un hueco. Perfectas para cargar y descargar
cargamentos con privacidad. Eran tres en una fila y algo rondó en mi cabeza
cuando las vi. Se veían cómo las puertas de bahía que había imaginado durante
mi alucinación en el baño de la escuela. La bodega también tenía un
escalofriante parecido con la otra alucinación que había tenido con Adam al lado
del camino. Encontré las coincidencias inquietantes, pero no estaba segura de
cómo sacar a colación el asunto con Kevin. Decirle: Creo que vi este lugar
durante una de mis alucinaciones, no iba a darme mucha credibilidad.
Mientras todavía estaba ponderando la espeluznante conexión, Kevin dio un
salto en la cornisa de cemento e intentó abrir la primera puerta.
—Cerrada. —Se movió hacia el teclado numérico—. ¿Cuál crees que es el
código? ¿El cumpleaños de Hank?
—Demasiado obvio.
—¿El cumpleaños de su hija?
—Dudoso. —Hank no me tomaba por estúpida.—Devuelta al plan A, entonces —suspiró Kevin.
Saltó, cayendo sobre el peldaño inferior de la chimenea. Una capa de óxido
cayó y el metal dio un bajo gruñido de protesta, pero la polea funcionó, la
cadena se aferró a través de él y la escalera bajó.
—Atrápame si caigo. —Fue todo lo que dijo, antes de subir. Probó los dos
primero peldaños, balanceando su peso contra ellos. Cuando no cedieron,
continuó subiendo, con pasos cuidadosos para minimizar el crujir del metal. Lo
observé todo el camino hasta el primer descansillo.
Figurándome que debía seguir echándole un ojo a Kevin mientras subía, asomé
la cabeza por el costado del edificio. Más adelante, en la esquina adyacente, una
larga sombra con forma de cuchillo se esparcía a través de la acera y un hombre
caminó hasta quedar a la vista. Retrocedí.
—Kevin —susurré en su dirección, mi voz era apenas un sonido.
Él estaba demasiado arriba para escuchar.
Miré hacia la esquina del edificio una segunda vez. El hombre estaba de pie en
la esquina con su espalda hacia mí. Entre sus dedos resplandecía el brillo
anaranjado de un cigarrillo. Él se inclinó en la calle, mirando a ambos lados de
ella. Yo no creía que él estuviera esperando ser recogido y no pensaba que
saldría un momento del trabajo para fumar. La mayoría de las bodegas en este
distrito habían estado retiradas desde hacía años y era más de medianoche.
Nadie estaba trabajando a esta hora. Si tenía que apostar, apostaría por que
este hombre estaba vigilando el edificio de Hank.
Una prueba aún mayor de que lo que Hank estaba escondiendo tenía valor.
El hombre lanzó el cigarrillo bajo su bota, echó un vistazo de nuevo y se quedó
mirando tranquilamente hacia el callejón.
—¡Kevin! —silbé, ahuecándome la boca—. Tenemos un problema.
Kevin estaba más allá del segundo nivel, a sólo unos cuantos pasos de distancia
del tercer descansillo. La cámara en su mano, estaba lista para tomar fotos en el
momento que él tuviera un vistazo claro.
Dándome cuenta que él no iba a escucharme, agarré una pieza de gravilla y se
la lancé. En lugar de golpearlo, sin embargo, la roca golpeó la chimenea,
resonando con un clang, clang, clang mientras se echaba hacia atrás. Me cubrí la boca, paralizada por el miedo.
Kevin miró abajo y se congeló. Señalé urgentemente con mi dedo al costado del
edificio.
Luego, corrí hacia el basurero, agachándome detrás de él. A través de la grieta
entre este último y el edificio, observé al guardia del Hank correr para ver.
Debió haber oído la piedra que lancé, porque sus ojos inmediatamente viajaron
hacia arriba, intentando localizar el sonido.
—¡Oye! —le gritó a Kevin, saltando hacia el peldaño inferior de la chimenea e
impulsándose hacia arriba con una velocidad y agilidad que muy pocos
humanos podían alcanzar. Era alto, también, una de las maneras más fáciles que
Kevin me había enseñado para identificar un Nefil.
Kevin trepó por la chimenea, subiendo de a dos peldaños. En su prisa, la cámara
se deslizó de su mano, cayendo en el callejón, en donde se hizo añicos. Él lanzó
una corta mirada de incredulidad antes de apresurar su escalada. En el cuarto
descansadillo, se impulsó por la escalera que se enganchaba con el tejado y
desaparecía encima de él.
Analicé apresuradamente mis opciones. El guardia Nefil era sólo a un salto de
llegar a Kevin, a momentos de acorralarlo en el techo. ¿Golpearía a Kevin? ¿Lo
arrastraría abajo para interrogarlo? Mi estómago se sacudió. ¿Llamaría a Hank
para que viniera y tratara con Kevin directamente?
Me apresuré a ir a la parte delantera del edificio y estiré el cuello, intentando
localizar a Kevin. Cuando lo hice, una sombra se reflejó por encima. No por la
esquina del tejado, sino que en el aire entre este edificio y el que estaba
cruzando la calle. Parpadeé, aclarando mi visión justo a tiempo para ver un
segundo cometa atravesar el cielo, brazos y piernas arremolinándose
atléticamente.
Mi mandíbula cayó. Kevin y el Nefil estaban saltando edificios. No sabía cómo lo
estaban haciendo y no había tiempo para cuestionar la imposibilidad de lo que
estaba viendo. Corrí hacia el Charger, tratando de anticiparme a la mente de
Kevin. Si ambos podíamos vencer al Nefil en el auto, teníamos la posibilidad de
escapar. Moviendo los brazos más fuertemente, seguía el sonido de sus zapatos
resonando y raspando muy encima.
A mitad de camino al auto, Kevin giró repentinamente a la derecha y el Nefil lo
siguió. Escuché el último de sus imposibles pasos rápidos llenando la oscuridad.
Cuando lo hicieron, un timbre metálico resonó por la acera más adelante.
Saqueé la llave del auto. Sabía lo que Kevin estaba haciendo: desviar al Nefil el tiempo suficiente para darme la oportunidad de entrar al auto antes que ellos.
Eran más rápidos—mucho más rápido—y sin minutos de más, no lo lograría.
Aun así, Kevin no podía llevar al Nefil en una búsqueda inútil para siempre.
Tenía que apurarme.
En la calle Front, me apresuré todavía más y eché una carrera en la última
cuadra hacia el Charger. Estaba mareada, la oscuridad llenaba mi visión.
Agarrándome del costado, me apoyé contra el auto, tomando respiros. Escaneé
los tejados atentamente, en busca de cualquier señal de Kevin o del Nefil.
Una figura se reflejó en el costado del edificio más adelante, piernas y brazos
revolviéndose a través del aire mientras caía. En la parte inferior de la cuarta
planta, Kevin golpeó el piso, tropezó y giró. El Nefil estaba justo detrás de él,
pero arañaba el descansillo. Tiró a Kevin al piso y dejó caer un fuerte golpe al
lado de su cabeza. Kevin se tambaleó, pero se mantuvo consiente. Yo no estaba
segura si él sería capaz de manejar tanto como un segundo golpe.
Sin tiempo para pensar, me lancé en el Charger. Giré la llave de Kevin para
hacerlo arrancar. Encendiendo las luces, conduje directo hacia Kevin y el Nefil.
Mis manos agarraron el volante, con fuerza. Por favor, que esto funcione.
Kevin y el Nefil giraron para enfrentarme, sus complexiones fueron claras con las
luces altas. Kevin me gritó, pero no pude entender las palabras. El Nefil también
gritó. En el último momento, liberó a Kevin y se alejó del parachoques del auto.
Kevin no tuvo tanta suerte; él voló sobre el capo. No tenía tiempo para
preguntarme si se había herido antes de que se enroscara a sí mismo en el
asiento a mi lado.
—¡Acelera!
Pisé fuerte el acelerador.
—¿Qué fue lo que sucedió allí? —grité—. ¡Estabas saltando edificios como si
fuera vallas!
—Te dije que soy más fuerte que un hombre promedio.
—Sí, bueno, ¡no mencionaste que volabas! ¡Y me dijiste que no te gustaba usar
esa fuerza!
—Quizá cambiaste mi perspectiva. —Una sonrisa pícara cruzó sus labios—.
Entonces, ¿te impresioné?—¿Ese Nefil casi te captura y eso es lo único que te importa?
—Eso pensé. —Sonaba auto-complacido, apretando y relajando su mano, en
donde el anillo de la Mano Negra encajaba cómodamente alrededor de su dedo
medio. No creía que fuera el momento adecuado como para presionarlo en
busca de una explicación. Especialmente dado el alivio que sentí por su decisión
de empezar a usarlo de nuevo. Con él, Kevin tenía una posibilidad en contra de
Hank. Y yo también, por asociación.
—¿En que estabas pensando? —dije, agotada.
—Te estás ruborizando.
—Estoy sudando. —Cuando me di cuenta a dónde estaba llegando él, me
apresuré a decir—: ¡No estoy impresionada! Lo que hiciste allá… lo que pudo
haber sucedido… —Me quité algunos cabellos de mi rostro y puse mis ideas en
orden—. ¡Creo que eres imprudente y descuidado y tienes algo de agallas al
hacer sonar esto como una gran broma!
Su sonrisa se convirtió en una enorme risa burlona.
—No más preguntas. Tengo mi respuesta.
Continuara...
que tal va la nove
les gusta ???
les gusta ???
ElitzJb
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
GUUUAAUU POR POCO Y LOS ATRAPAAAAANNNNN!!!!!
QUE SUERTE TIENEN!!!
Y QUE ESCONDERA HANK????
AAII SIGUELLLLAAAAAA!!!
PORFIISSS ...
AAAII MUCHA INTRIGAAA
QUE SUERTE TIENEN!!!
Y QUE ESCONDERA HANK????
AAII SIGUELLLLAAAAAA!!!
PORFIISSS ...
AAAII MUCHA INTRIGAAA
chelis
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
ahhhh me encanto el capi!!!!!
desde que empezo estuve asi...
:gasp:
hahahah *.*
cuanta accion!!! esta increible!!
amo a Kevin!!
tienes que seguirla pronto porfavor!!!
desde que empezo estuve asi...
:gasp:
hahahah *.*
cuanta accion!!! esta increible!!
amo a Kevin!!
tienes que seguirla pronto porfavor!!!
DanieladeJonas
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
weaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa la verdad este libro me teine loca!! jajajaj
andreita
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Cuando sube mas?
me encanto el cap
siguelaaa
me encanto el cap
siguelaaa
JB&1D2
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
hola, recién llegue acá luego de haberme leído la 1ra y 2da temporada, simplemente me encantó, me gustaría que por favor subieras un cap, sii? ^^
Shelley-
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