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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Otroooooo capcapiss porfiiisss
chelis
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Shelley- escribió:hola, recién llegue acá luego de haberme leído la 1ra y 2da temporada, simplemente me encantó, me gustaría que por favor subieras un cap, sii? ^^
hey q bueno q llegaras aca que te parecieron los otros libros espero q genial :)
bueno cariño x supuesto q seguirás leyendo esta super saga q tanto amo xq es asi amo esta saga
ya colocare mas capitulos y bienvenida xD
ElitzJb
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
III Temporada
1/2
Capitulo 17
Kevin me llevó de vuelta a casa y fue mucho más liberal con el
límite de velocidad que lo que yo había sido alguna vez. Aparcó a
una distancia de la casa, ante mi insistencia. Durante todo el
paseo a casa, me había debatido entre dos clases de miedos. El primero, que el
guardia Nefil de alguna manera nos hubiera seguido, a pesar de las medidas
cuidadosas de Kevin, y segundo, que mi mamá nos ganara en llegar a casa. Lo
más probable era que hubiera marcado a mi celular rápidamente en el
momento en que encontrara mi cama vacía, pero entonces otra vez, quizás su
furia herviría ante mi segundo cargo de desobediencia imprudente en menos
de una semana y la había dejado sin habla.
—Bueno, eso fue emocionante —le dije a Kevin, mi voz deslucida.
Golpeó su mano sobre el volante.
—Treinta segundos más. Es todo lo que necesitaba. Si no hubiera dejado caer la
cámara, tendríamos fotos del almacén. —Movió la cabeza en incredulidad.
Estaba por decirle que si tenía intensiones de volver, debería encontrar otro
compañero, cuando dijo sobriamente:
—Si el guardia obtuvo un buen vistazo de mí, va a decirle a Hank. Incluso si no
vio mi cara, pudo haber visto mi marca. Hank sabrá que fui yo. Enviará un
equipo a hacer búsqueda en el área. —Sus ojos volaron hacia mí—. He
escuchado rumores de Nefilim siendo encerrados en prisiones reforzadas de
por vida. En cámaras bajo tierra en bosques, o construcciones subterráneas. No
puedes matar un Nefil, pero puedes torturarlo. Voy a tener que estar de baja
durante un tiempo.
—¿Qué marca?
Kevin estiró hacia abajo el cuello de su camisa, revelando un pequeño círculo
de piel que había sido cauterizado con la marca de un puño cerrado idéntico a la
de su anillo. La carne se había curado, pero sólo podía imaginar lo crudo y
doloroso que había sido alguna vez.
—La marca de la Mano Negra. Es como me forzaron a entrar en este ejército. El
lado positivo es que él no fue lo suficientemente listo para integrar un
dispositivo de rastreo.
No estaba de humor para bromas, y no le regresé su media sonrisa.
—¿Crees que el guardia vio tu marca?
—No puedo decirlo.
—¿Crees que me vio?
Kevin sacude su cabeza.
—No podíamos ver nada a través de los faros. Solo sabía que eras tú porque
reconocí el Charger.
Esto debería haberme hecho respirar más fácilmente, pero estaba tan herida,
que un suspiro de alivio estaba fuera de cuestión.
—Hank podría dejar a tu mamá en cualquier momento —Kevin sacudió su dedo
hacia el camino—. Tengo que dar media vuelta. Voy a mantener un perfil bajo
por unas semanas. Con suerte el guardia no vio mi marca. Con suerte crea que
soy un gamberro común.
—De cualquier manera, sabe que eres un Nefilim. La última vez que comprobé,
los humanos no saltaban edificios. Cuando Hank lo sepa, no creo que vaya a
tomar eso como una coincidencia.
—Más razones para retirarme. Si desaparezco del campo, Hank podría pensar
que me asusté y dejé la ciudad. Cuando esto termine, te encontraré.
Prepararemos un plan diferente y lo derribaremos desde un ángulo nuevo.
Sentí mi paciencia hacerse trizas.
—¿Qué hay de mí? Eres el que puso toda esta idea en mi cabeza. No puedes
acobardarte ahora. Está saliendo con mi mamá. No tengo el lujo de mantener
un perfil bajo. Si estuvo involucrado en mi secuestro, quiero que pague. Si está
planeando cosas incluso peores, quiero detenerlo. No en un par de semanas o
meses sino ahora.
—¿Y quién va a deshacerse de él? —Su voz era gentil, pero había una firmeza subyacente
—. ¿La policía? Tiene a la mitad de ellos en su bolsillo. Y la otra
mitad podría someterse. Escúchame, (tn). Nuestro plan puede superar esto.
Tenemos que dejar que el polvo se asiente y dejar que la Mano Negra piense
que está a cargo otra vez. Luego nos reagruparemos y trataremos un ataque
diferente cuando menos lo espere.
—Él está a cargo. No es una coincidencia que repentinamente esté saliendo con
mi mamá. Ella no es su prioridad, construir el ejército Nefilim lo es. Jeshvan
empieza el próximo mes, en octubre. ¿Entonces por qué ella, por qué ahora?
¿Cómo encaja ella en sus planes? ¡Tengo que averiguarlo antes de que sea
demasiado tarde!
Kevin tiró de su oreja irritablemente.
—No debería haberte dicho nada. Vas a derrumbarte. La Mano Negra va a
llamarte desde una milla de distancia. Vas a hablar. Vas a decirle sobre mí y la
cueva.
—No te preocupes por mí. —Chasqueé la lengua. Salí del Charger y le di una
señal de despedida antes de cerrar la puerta—. Mantente en perfil bajo, bien.
Pero no es tu mamá la que se está enamorando cada vez más de un monstruo
día tras día. Voy a deshacerme de él contigo o sin ti.
Por supuesto, no tenía idea cómo. Hank se había incrustado tan profundamente
en esta ciudad, que era su esencia misma. Tenía amigos, aliados, y empleados.
Tenía dinero, recursos, y su propio ejército privado. Lo más inquietante de todo,
tenía a mi mamá apretada en su puño.
Dos días pasaron con poca emoción. Fiel a su palabra, Kevin desapareció. En
retrospectiva, lamentaba haberlo hecho estallar. Él estaba haciendo lo que tenía
que hacer, y no podía culparlo por eso. Lo había acusado de acobardarse, pero
ese no era el caso para nada. Sabía cuando presionar y cuando echarse atrás.
Era más listo de lo que yo le había dado crédito. Y paciente.
Y luego estaba yo. No me gustaba Hank Millar, confiaba en él cada vez menos, y
entre más pronto averiguara su propósito, mucho mejor. Jeshvan colgaba como
una nube negra en mis pensamientos, un recuerdo constante de que Hank
estaba planeando algo. No tenía una prueba contundente de que mi mamá
fuera parte del plan, pero había pistas. Dado todo lo que Hank estaba tratando
de lograr antes de Jeshvan, incluyendo construir y entrenar un ejército completo
de Nefilim para ganar de nuevo la posesión de sus cuerpos de los ángeles
caídos, ¿por qué era devoto a mi mamá por tanto tiempo? ¿Por qué necesitaba su confianza?
Sencillamente, ¿Por qué la necesitaba?
No fue hasta que estuve sentada en Historia Avanzada, medio escuchando a mi
profesor describir los eventos que nos llevaron a la Reforma Protestante Inglesa,
que un foco se encendió. Hank conocía a Kevin. ¿Por qué no lo había pensado
antes? Si Hank sospechaba que Kevin era el Nefil responsable de husmear su
edificio hace dos noches, sabía que Kevin no se arriesgaría en un segundo paso
tan pronto después de ser atrapado. De hecho, Hank probablemente asumía
que Kevin se había arrastrado directo a su escondite, el cual tenía. Nunca, ni en
un millón de años, Hank esperaría otro intruso tan pronto como esta noche.
Nunca, ni en un millón de años…
La tarde llegó y se fue. A las diez, mamá me dio el beso de las buenas noches y
se retiró a su habitación. Una hora más tarde su luz se apagó. Esperé uno
minuto extra o dos para estar segura, luego me quité las cobijas.
Completamente vestida, agarré una bolsa de lona llena con una linterna, y las
llaves de mi auto de debajo de mi cama.
Mientras empujaba silenciosamente el Volkswagen hacia Hawthorne Lane,
interiormente agradecí a Kevin por comprarme un vehículo ligero. Nunca podría
haber hecho esto con una camioneta. No fue hasta que estuve a un buen cuarto
de milla de la casa, y lejos del alcance del oído de mi mamá, que encendí el
motor.
Veinte minutos después aparqué el Volkswagen a unas cuadras de donde Kevin
había dejado el Charger hace dos noches. El escenario no había cambiado. Los
mismos edificios con tablas de madera. Las mismas farolas en mal estado. En la
distancia, un tren hizo sonar un silbato triste.
Ya que el edificio de Hank estaba vigilado, descarté la idea de ir a algún lugar
cerca. Iba a tener que encontrar otra manera de mirar en el interior. Una idea
me golpeó. Si había una cosa que podía usar a mi favor, era la construcción, los
edificios estaban construidos uno al lado del otro. Probablemente podría ver el
interior del edificio de Hank desde el que estaba directamente detrás de éste.
Adhiriéndome a la ruta que Kevin y yo habíamos tomado, corrí más cerca del
edificio de Hank. Agachándome en las sombras, me instalé en mi primer intento
de vigilancia. Noté que la escalera de incendios había sido inmediatamente
removida. Hank estaba siendo cuidadoso entonces. Había papel periódico reciente
cubriendo las ventanas del tercer piso, pero quien fuera que hubiera
empezado el trabajo no lo había hecho todavía en el cuarto piso. Cada diez
minutos, como un relojito, un guardia salía del edificio y caminaba el perímetro.
Convencida de que tenía suficiente información para seguir, rodeé la cuadra,
saliendo cerca del edificio que estaba al respaldo del de Hank. Tan pronto como
el guardia finalizó su vuelta y se retiró al interior del edificio de Hank. Corrí
hacia la entrada. Sólo esta vez, en lugar de esconderme en el callejón detrás del
edificio de Hank, me escondí en el callejón abajo.
Parada en la cima de un bote de basura lleno, tiré de la escalera de incendios
para que llegara al suelo. Estaba asustada de las alturas, pero no iba a dejar que
el miedo se interpusiera en el camino de averiguar lo que Hank estaba
escondiendo. Tomando algunas respiraciones superficiales, subí el primer
rellano. Me dije que no mirara abajo, pero la tentación era demasiado fuerte.
Mis ojos barrieron el callejón de abajo, mirándolo a través del enrejado de
hierro de la escalera de incendios. Mi estómago se apretó y mi visión se tornó
borrosa.
Subí al segundo nivel. Hasta el tercero. Un poco mareada, probé las ventanas.
Las primeras estaban bloqueadas, pero finalmente encontré una suelta, y la abrí
con un gemido áspero. Cámara en mano, me metí a través de la ventana.
Acababa de llegar a una posición completa en el interior cuando fui cegada por
luces. Lancé mi brazo sobre mis ojos. Alrededor, escuché los sonidos de cuerpos
agitándose. Cuando abrí mis ojos otra vez, miré hilera tras hilera de catres. Un
cuerpo dormido en cada catre. Todos hombres, todos excepcionalmente altos.
Nefilim.
Antes de que pudiera formar un pensamiento, un brazo enganchó mi cintura
desde atrás.
—¡Muévete! —ordenó una voz baja, halándome hacia atrás a la ventana por la
que había entrado.
Saliendo de mi aturdimiento, sentí el par de brazos fuertes arrastrarme hacia la
ventana y sobre la escalera de incendios. Adam me dio una mirada impaciente,
sus ojos rebosando con irritación. Sin palabras, me empujó hacia los peldaños.
Mientras trepábamos hacia abajo en la escalera de incendios, los gritos hicieron
eco desde el frente del edificio. En cualquier minuto ahora, íbamos a
encontrarnos atrapados desde arriba y desde abajo.
Haciendo un sonido impaciente, Adam me acunó en sus brazos, sosteniéndome nivelada contra él.
límite de velocidad que lo que yo había sido alguna vez. Aparcó a
una distancia de la casa, ante mi insistencia. Durante todo el
paseo a casa, me había debatido entre dos clases de miedos. El primero, que el
guardia Nefil de alguna manera nos hubiera seguido, a pesar de las medidas
cuidadosas de Kevin, y segundo, que mi mamá nos ganara en llegar a casa. Lo
más probable era que hubiera marcado a mi celular rápidamente en el
momento en que encontrara mi cama vacía, pero entonces otra vez, quizás su
furia herviría ante mi segundo cargo de desobediencia imprudente en menos
de una semana y la había dejado sin habla.
—Bueno, eso fue emocionante —le dije a Kevin, mi voz deslucida.
Golpeó su mano sobre el volante.
—Treinta segundos más. Es todo lo que necesitaba. Si no hubiera dejado caer la
cámara, tendríamos fotos del almacén. —Movió la cabeza en incredulidad.
Estaba por decirle que si tenía intensiones de volver, debería encontrar otro
compañero, cuando dijo sobriamente:
—Si el guardia obtuvo un buen vistazo de mí, va a decirle a Hank. Incluso si no
vio mi cara, pudo haber visto mi marca. Hank sabrá que fui yo. Enviará un
equipo a hacer búsqueda en el área. —Sus ojos volaron hacia mí—. He
escuchado rumores de Nefilim siendo encerrados en prisiones reforzadas de
por vida. En cámaras bajo tierra en bosques, o construcciones subterráneas. No
puedes matar un Nefil, pero puedes torturarlo. Voy a tener que estar de baja
durante un tiempo.
—¿Qué marca?
Kevin estiró hacia abajo el cuello de su camisa, revelando un pequeño círculo
de piel que había sido cauterizado con la marca de un puño cerrado idéntico a la
de su anillo. La carne se había curado, pero sólo podía imaginar lo crudo y
doloroso que había sido alguna vez.
—La marca de la Mano Negra. Es como me forzaron a entrar en este ejército. El
lado positivo es que él no fue lo suficientemente listo para integrar un
dispositivo de rastreo.
No estaba de humor para bromas, y no le regresé su media sonrisa.
—¿Crees que el guardia vio tu marca?
—No puedo decirlo.
—¿Crees que me vio?
Kevin sacude su cabeza.
—No podíamos ver nada a través de los faros. Solo sabía que eras tú porque
reconocí el Charger.
Esto debería haberme hecho respirar más fácilmente, pero estaba tan herida,
que un suspiro de alivio estaba fuera de cuestión.
—Hank podría dejar a tu mamá en cualquier momento —Kevin sacudió su dedo
hacia el camino—. Tengo que dar media vuelta. Voy a mantener un perfil bajo
por unas semanas. Con suerte el guardia no vio mi marca. Con suerte crea que
soy un gamberro común.
—De cualquier manera, sabe que eres un Nefilim. La última vez que comprobé,
los humanos no saltaban edificios. Cuando Hank lo sepa, no creo que vaya a
tomar eso como una coincidencia.
—Más razones para retirarme. Si desaparezco del campo, Hank podría pensar
que me asusté y dejé la ciudad. Cuando esto termine, te encontraré.
Prepararemos un plan diferente y lo derribaremos desde un ángulo nuevo.
Sentí mi paciencia hacerse trizas.
—¿Qué hay de mí? Eres el que puso toda esta idea en mi cabeza. No puedes
acobardarte ahora. Está saliendo con mi mamá. No tengo el lujo de mantener
un perfil bajo. Si estuvo involucrado en mi secuestro, quiero que pague. Si está
planeando cosas incluso peores, quiero detenerlo. No en un par de semanas o
meses sino ahora.
—¿Y quién va a deshacerse de él? —Su voz era gentil, pero había una firmeza subyacente
—. ¿La policía? Tiene a la mitad de ellos en su bolsillo. Y la otra
mitad podría someterse. Escúchame, (tn). Nuestro plan puede superar esto.
Tenemos que dejar que el polvo se asiente y dejar que la Mano Negra piense
que está a cargo otra vez. Luego nos reagruparemos y trataremos un ataque
diferente cuando menos lo espere.
—Él está a cargo. No es una coincidencia que repentinamente esté saliendo con
mi mamá. Ella no es su prioridad, construir el ejército Nefilim lo es. Jeshvan
empieza el próximo mes, en octubre. ¿Entonces por qué ella, por qué ahora?
¿Cómo encaja ella en sus planes? ¡Tengo que averiguarlo antes de que sea
demasiado tarde!
Kevin tiró de su oreja irritablemente.
—No debería haberte dicho nada. Vas a derrumbarte. La Mano Negra va a
llamarte desde una milla de distancia. Vas a hablar. Vas a decirle sobre mí y la
cueva.
—No te preocupes por mí. —Chasqueé la lengua. Salí del Charger y le di una
señal de despedida antes de cerrar la puerta—. Mantente en perfil bajo, bien.
Pero no es tu mamá la que se está enamorando cada vez más de un monstruo
día tras día. Voy a deshacerme de él contigo o sin ti.
Por supuesto, no tenía idea cómo. Hank se había incrustado tan profundamente
en esta ciudad, que era su esencia misma. Tenía amigos, aliados, y empleados.
Tenía dinero, recursos, y su propio ejército privado. Lo más inquietante de todo,
tenía a mi mamá apretada en su puño.
Dos días pasaron con poca emoción. Fiel a su palabra, Kevin desapareció. En
retrospectiva, lamentaba haberlo hecho estallar. Él estaba haciendo lo que tenía
que hacer, y no podía culparlo por eso. Lo había acusado de acobardarse, pero
ese no era el caso para nada. Sabía cuando presionar y cuando echarse atrás.
Era más listo de lo que yo le había dado crédito. Y paciente.
Y luego estaba yo. No me gustaba Hank Millar, confiaba en él cada vez menos, y
entre más pronto averiguara su propósito, mucho mejor. Jeshvan colgaba como
una nube negra en mis pensamientos, un recuerdo constante de que Hank
estaba planeando algo. No tenía una prueba contundente de que mi mamá
fuera parte del plan, pero había pistas. Dado todo lo que Hank estaba tratando
de lograr antes de Jeshvan, incluyendo construir y entrenar un ejército completo
de Nefilim para ganar de nuevo la posesión de sus cuerpos de los ángeles
caídos, ¿por qué era devoto a mi mamá por tanto tiempo? ¿Por qué necesitaba su confianza?
Sencillamente, ¿Por qué la necesitaba?
No fue hasta que estuve sentada en Historia Avanzada, medio escuchando a mi
profesor describir los eventos que nos llevaron a la Reforma Protestante Inglesa,
que un foco se encendió. Hank conocía a Kevin. ¿Por qué no lo había pensado
antes? Si Hank sospechaba que Kevin era el Nefil responsable de husmear su
edificio hace dos noches, sabía que Kevin no se arriesgaría en un segundo paso
tan pronto después de ser atrapado. De hecho, Hank probablemente asumía
que Kevin se había arrastrado directo a su escondite, el cual tenía. Nunca, ni en
un millón de años, Hank esperaría otro intruso tan pronto como esta noche.
Nunca, ni en un millón de años…
La tarde llegó y se fue. A las diez, mamá me dio el beso de las buenas noches y
se retiró a su habitación. Una hora más tarde su luz se apagó. Esperé uno
minuto extra o dos para estar segura, luego me quité las cobijas.
Completamente vestida, agarré una bolsa de lona llena con una linterna, y las
llaves de mi auto de debajo de mi cama.
Mientras empujaba silenciosamente el Volkswagen hacia Hawthorne Lane,
interiormente agradecí a Kevin por comprarme un vehículo ligero. Nunca podría
haber hecho esto con una camioneta. No fue hasta que estuve a un buen cuarto
de milla de la casa, y lejos del alcance del oído de mi mamá, que encendí el
motor.
Veinte minutos después aparqué el Volkswagen a unas cuadras de donde Kevin
había dejado el Charger hace dos noches. El escenario no había cambiado. Los
mismos edificios con tablas de madera. Las mismas farolas en mal estado. En la
distancia, un tren hizo sonar un silbato triste.
Ya que el edificio de Hank estaba vigilado, descarté la idea de ir a algún lugar
cerca. Iba a tener que encontrar otra manera de mirar en el interior. Una idea
me golpeó. Si había una cosa que podía usar a mi favor, era la construcción, los
edificios estaban construidos uno al lado del otro. Probablemente podría ver el
interior del edificio de Hank desde el que estaba directamente detrás de éste.
Adhiriéndome a la ruta que Kevin y yo habíamos tomado, corrí más cerca del
edificio de Hank. Agachándome en las sombras, me instalé en mi primer intento
de vigilancia. Noté que la escalera de incendios había sido inmediatamente
removida. Hank estaba siendo cuidadoso entonces. Había papel periódico reciente
cubriendo las ventanas del tercer piso, pero quien fuera que hubiera
empezado el trabajo no lo había hecho todavía en el cuarto piso. Cada diez
minutos, como un relojito, un guardia salía del edificio y caminaba el perímetro.
Convencida de que tenía suficiente información para seguir, rodeé la cuadra,
saliendo cerca del edificio que estaba al respaldo del de Hank. Tan pronto como
el guardia finalizó su vuelta y se retiró al interior del edificio de Hank. Corrí
hacia la entrada. Sólo esta vez, en lugar de esconderme en el callejón detrás del
edificio de Hank, me escondí en el callejón abajo.
Parada en la cima de un bote de basura lleno, tiré de la escalera de incendios
para que llegara al suelo. Estaba asustada de las alturas, pero no iba a dejar que
el miedo se interpusiera en el camino de averiguar lo que Hank estaba
escondiendo. Tomando algunas respiraciones superficiales, subí el primer
rellano. Me dije que no mirara abajo, pero la tentación era demasiado fuerte.
Mis ojos barrieron el callejón de abajo, mirándolo a través del enrejado de
hierro de la escalera de incendios. Mi estómago se apretó y mi visión se tornó
borrosa.
Subí al segundo nivel. Hasta el tercero. Un poco mareada, probé las ventanas.
Las primeras estaban bloqueadas, pero finalmente encontré una suelta, y la abrí
con un gemido áspero. Cámara en mano, me metí a través de la ventana.
Acababa de llegar a una posición completa en el interior cuando fui cegada por
luces. Lancé mi brazo sobre mis ojos. Alrededor, escuché los sonidos de cuerpos
agitándose. Cuando abrí mis ojos otra vez, miré hilera tras hilera de catres. Un
cuerpo dormido en cada catre. Todos hombres, todos excepcionalmente altos.
Nefilim.
Antes de que pudiera formar un pensamiento, un brazo enganchó mi cintura
desde atrás.
—¡Muévete! —ordenó una voz baja, halándome hacia atrás a la ventana por la
que había entrado.
Saliendo de mi aturdimiento, sentí el par de brazos fuertes arrastrarme hacia la
ventana y sobre la escalera de incendios. Adam me dio una mirada impaciente,
sus ojos rebosando con irritación. Sin palabras, me empujó hacia los peldaños.
Mientras trepábamos hacia abajo en la escalera de incendios, los gritos hicieron
eco desde el frente del edificio. En cualquier minuto ahora, íbamos a
encontrarnos atrapados desde arriba y desde abajo.
Haciendo un sonido impaciente, Adam me acunó en sus brazos, sosteniéndome nivelada contra él.
ElitzJb
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
III Temporada
2/2
Capitulo 17
(parte 2)
—Hagas lo que hagas, no te sueltes.
Apenas había fijado mi agarre cuando estuvimos volando. Directo a abajo. Sin
molestarse en usar una escalera de incendios, Adam había saltado sobre la
barandilla. El aire pasó por nosotros mientras la gravedad nos llevaba hacia el
callejón de abajo. Terminó antes de que pudiera gritar, mi cuerpo sacudiéndose
con el impacto del aterrizaje, y justo así estuve de vuelta en mis propios pies.
Adam agarró mi mano y tiró de mí hacia la calle.
—Aparqué a tres cuadras de aquí.
Rodeamos la esquina, corrimos una cuadra y cortamos por un callejón.
Adelante, aparcado en la cuneta, miré la Tahoe blanco. Adam sacó la llave para
abrir las puertas, y nos arrojamos en el interior.
Adam condujo rápido y firme, chirriando en las curvas y hundiéndolo hasta el
fondo en las rectas, hasta que había puesto millas entre nosotros y los Nefilim.
Finalmente puso la Tahoe en una pequeña gasolinera de dos bombas a medio
camino entre Coldwater y Portland. Una señal de cerrado colgaba en la ventana,
con solo unas pocas luces oscuras llenando el interior.
Adam apagó el motor.
—¿Qué estabas haciendo allí? —Su volumen era bajo, su tono furioso.
—Subir la escalera de incendios, ¿qué te parecía? —respondí. Mis cordones
estaba rotos, mis rodillas y mis manos estaban raspadas, y enojarme era lo
único que me detendría de estallar en lágrimas.
—Bueno, felicitaciones, la subiste. Y casi te haces matar. No me digas que
estabas allí por coincidencia. Nadie pasa el rato en ese vecindario después de
que oscurece. Y fue una casa de seguridad de Nefilim a la que irrumpiste, así
que otra vez, no estoy comprando que eso fuera por accidente. ¿Quién te dijo
que fueras allí.
Parpadeé.
—¿Una casa de seguridad Nefilim?
—¿Vas a jugar a hacerte la tonta? —Sacudió su cabeza—. Increíble.
—Pensé que el edificio estaba vacío. Pensé que el edificio de al lado era el almacén de los Nefilim.
—Ambos son propiedad de un Nefil, un Nefil muy poderoso. Uno es un señuelo
y en el otro duermen alrededor de cuatrocientos Nefilim cualquier noche.
¿Adivina a cuál entraste?
Un señuelo. Muy listo de parte de Hank. Qué lástima que no hubiera pensado
en eso hace veinte minutos. Él tendría toda la operación trasladada para
mañana en la mañana. Y yo había perdido mi única pista. Al menos ahora sabía
lo que estaba escondiendo. El almacén era los dormitorios para al menos una
porción de su ejército Nefilim.
—Pensé que te había dicho que dejaras de buscar problemas. Pensé que te
había dicho que trataras de ser normal por un tiempo —dijo Adam.
—La normalidad no duró demasiado. Justo después de la última vez que te vi,
choqué con un viejo amigo. Un viejo amigo Nefil. —Había dejado salir las
palabras sin pensar, pero no veía daño en decirle a Adam sobre Kevin. Después de
todo, Adam había estado de mi lado cuando había peleado con Gabe por soltar a
P.J., así él no odiaría a los Nefilim de la manera en que Gabe claramente lo
hacía.
Los ojos de Adam se endurecieron.
—¿Cuál amigo Nefil?
—No tengo que contestar eso.
—Olvídalo. Ya lo sé. El único Nefil que serías lo suficiente crédula de llamar
amigo es Kevin Parnell.
No fui lo suficientemente rápida para esconder mi sorpresa.
—¿Conoces a Kevin?
Adam no respondió. Pero podía decir por la mirada tranquila y asesina en sus ojos
que no tenía en buena estima a Kevin.
—¿Dónde está quedándose? —preguntó.
Pensé en la cueva, y le había prometido a Kevin que no le diría a nadie.
—Él… no me lo dijo. Me choqué con él cuando estaba corriendo. Fue una
conversación breve. Ni siquiera tuvimos tiempo de intercambiar números
telefónicos. —¿Dónde estabas corriendo?
—En el centro —mentí fácilmente—. Él salía de un restaurante mientras yo
estaba pasando y me reconoció, y hablamos por un minuto.
—Estás mintiendo. Kevin no se habría abierto de esa manera, no cuando la
Mano Negra tiene un precio a su cabeza. Te apuesto que lo viste en algún lugar
más remoto. ¿El bosque cerca de tu casa? —adivinó.
—¿Cómo sabes dónde vivo? —pregunté nerviosamente.
—Tienes a un Nefil poco confiable siguiéndote. Si vas a preocuparte por algo,
preocúpate por eso.
—¿Poco confiable? Me informó sobre los Nefilim y los ángeles caídos, ¡que es
más de lo que puedo decir de ti! —Reuní mi calma. No quería hablar sobre
Kevin. Quería hablar sobre nosotros y forzar a Adam a abrirse sobre nuestra
conexión del pasado. Había estado fantaseando sobre verlo por días, y ahora
que tenía lo que quería, no iba a dejarlo escabullirse. Necesitaba saber quién
había sido él para mí.
—¿Y qué te dijo? ¿Qué es la víctima? ¿Qué los ángeles caídos son los chicos
malos? Puede culpar a los ángeles caídos por la existencia de su raza, pero no
es una víctima y no es inofensivo. Si está por aquí, es porque necesita algo de ti.
Todo lo demás es un pretexto.
—Es curioso que digas eso, ya que él no me ha pedido un solo favor. Hasta el
momento, ha sido todo sobre mí. Está tratando de ayudarme a recuperar mi
memoria. No parezcas tan sorprendido. Sólo porque eres un idiota cerrado no
significa que el resto del mundo también lo es. Después de darme pistas sobre
los Nefilim y los ángeles caídos, me dijo que Hank Millar está construyendo un
ejército Nefilim clandestino. Quizás el nombre no signifique nada para ti, pero
significa mucho para mí, ya que Hank está saliendo con mi mamá.
El ceño se desvaneció de su cara.
—¿Qué acabas de decir? —preguntó en una voz genuinamente amenazadora.
—Te llamé idiota cerrado, y quise decir cada palabra.
Estrechó su mirada hacia la ventana, claramente pensando, y tuve la impresión
inconfundible que había encontrado algo de lo que yo había dicho importante.
Un músculo en su mandíbula se apretó, una mirada oscura y aterradora trajo un
borde frío a sus ojos. Incluso desde donde estaba sentada, sentí su cuerpo
apretarse, una corriente de emoción subyacente, nada bueno, flexionándose bajo su piel.—¿A cuántas personas les has hablado de mí? —preguntó.
—¿Qué te hace pensar que le he dicho a alguien de ti?
Sus ojos me atraparon.
—¿Tu mamá lo sabe?
Me debatí en hacer otro comentario sarcástico, pero estaba demasiado cansada
para hacer el esfuerzo.
—Pude haber mencionado tu nombre, pero ella no lo reconoció. Así que
volvemos al principio. ¿Cómo te conozco, Adam?
—Si te pedí que hicieras algo por mí, ¿no se supone que escucharías? —Cuando
obtuvo mi atención, continuó—: Voy a llevarte a casa. Trata de olvidar que esta
noche pasó. Trata de actuar normal, especialmente alrededor de Hank. No
menciones mi nombre.
A modo de respuesta, le lancé una mirada oscuro y salí de la Tahoe. Él hizo lo
mismo, viniendo a mi lado.
—¿Qué clase de respuesta es esa? —preguntó, pero su voz no era tan brusca.
Me alejé de la Tahoe, en caso de que pensara que podía usar la fuerza para
meterme de nuevo en el auto.
—No voy a mi casa. Todavía no. Desde la noche en que me salvaste de Gabe, he
estado pensando en todas las maneras en que podía encontrarme contigo otra
vez. He pasado demasiado tiempo especulando sobre cómo me conociste
antes, cómo me conocías en algo. Puede que no te recuerde a ti o cualquier
otra cosa de los últimos cinco meses, pero todavía puedo sentir, Adam. Y cuando
te vi la otra noche, sentí algo que nunca había sentido antes. No podía mirarte y
respirar al mismo tiempo. ¿Qué significa eso? ¿Por qué no quieres que te
recuerde? ¿Quién fuiste para mí?
Ante eso, dejé de caminar y me giré para encararlo. Sus ojos estaban dilatados
con negro puro, y sospeché que toda clase de emociones se escondían allí.
Pesar, angustia, cautela.
—La otra noche, ¿por qué me llamaste Ángel? —pregunté.
—Si estuviera pensando bien, te llevaría a tu casa ahora mismo —dijo
tranquilamente.—¿Pero?
—Pero estoy tentado a hacer algo que probablemente lamentaré.
—¿Decirme la verdad? —dije con esperanza.
Esos ojos negros se fijaron en mí.
—Primero necesito sacarte de las calles. Los hombres de Hank no pueden estar muy lejos.
Continuara
aja les gusto
a q si?? gracias x todos sus comentarios mis bellas chicas
como ya saben cualquier cosita q me quieran preguntar solo díganmelo ok
no les coloco casi capitulos xq aun no eh editado el cuarto libro y como es mi
costumbre colocar fotos editadas tampoco las eh hecho x el simple hecho de q no eh terminado de
leer el 4to libro...
pero pronto ya comenzare a dedicarme a es ultimo libro.
no se angustien ok yo seguire la saga no las abandonare okis
se les quiere y saludos
ElitzJb
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
hayyy ya subiste!!!!!!
:canto:
hahahhaha ya extrañaba tus capis!!
que emocionante.... me encantaron
aww Kevin la quiere cuidar
no puedo creer que la rayis fuera de nuevo al almacen
tsss ya me estaba muriendo!!
pero cuando aparecio Adam (o Joe) casi me desmayo!!
la salvo awww que romantico!!
le dira la verdad? dime que si!!
ya no soporto que ella no recuerde!!
hehe no te preocupes siguela cuando puedas
y siii tengo una duda....
como va hasta ahora el 4 libro? emocionante?
besos :bye:
:canto:
hahahhaha ya extrañaba tus capis!!
que emocionante.... me encantaron
aww Kevin la quiere cuidar
no puedo creer que la rayis fuera de nuevo al almacen
tsss ya me estaba muriendo!!
pero cuando aparecio Adam (o Joe) casi me desmayo!!
la salvo awww que romantico!!
le dira la verdad? dime que si!!
ya no soporto que ella no recuerde!!
hehe no te preocupes siguela cuando puedas
y siii tengo una duda....
como va hasta ahora el 4 libro? emocionante?
besos :bye:
DanieladeJonas
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
waaaaaa sera que ya le va a dacir toda la vedad???????
pon un maraton largote porfa
pon un maraton largote porfa
andreita
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Creees que ya le dura toda la verdad a cerca de quien es enrealidad o esperaremos a que lo descubra ella sola
Aaaaaaaaahhhh siguela pooooorfiiss
Aaaaaaaaahhhh siguela pooooorfiiss
chelis
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Oh por Dios!!! Siiii!
Haha quiero saber mas!! :wut:
Vuelve pronto y gracias!!
Haha quiero saber mas!! :wut:
Vuelve pronto y gracias!!
Augustinesg
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Nueva lectora <3 me llamo. Vale tengo 13.
Me encanta leer sagas de este tipo!
Muchisisimas gracias x pasar el trabajo de adaptarla !
Eres grandiosaaaaaaa porfass subeee más que desde hace 4 días no duermo soñando con lo que sigueeee
Besos ! Xx
Me encanta leer sagas de este tipo!
Muchisisimas gracias x pasar el trabajo de adaptarla !
Eres grandiosaaaaaaa porfass subeee más que desde hace 4 días no duermo soñando con lo que sigueeee
Besos ! Xx
Twilingromantic
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Come back! :)
Ya te echamos de menos!
Ya te echamos de menos!
Augustinesg
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Nosss abandonasteeee! Voy y a moooorriirriiriririririri
Nzos dejaste en la mejor parteeee
Me voy a cortar la yugularrrr buaaaaaaaaaa
Nzos dejaste en la mejor parteeee
Me voy a cortar la yugularrrr buaaaaaaaaaa
Twilingromantic
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
Pon uno... Aunque sea uno chiquitito
chelis
Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)
III Temporada
Capitulo 18
Capitulo 18
Como si oyera su señal, el chillido de llantas estalló detrás de
nosotros. Hank hubiera estado orgulloso; sus hombres no se
rendían fácilmente.
Adam me llevó detrás de un muro de ladrillos en ruinas.
—No podemos ganarles corriendo hacia la Tahoe, y aún si pudiéramos, no te
voy a arrastrar a una persecución en auto con Nefilim. Ellos podrán salir
caminando de un auto destruido, pero tú quizás no. Mejor arriesgarnos a pie y
hacer un rodeo de vuelta hasta el auto después de que se hayan rendido. Hay
un club nocturno a una cuadra de aquí. No es el lugar más limpio, pero
podemos escondernos allí. —Tomó mi codo, impulsándome hacia adelante.
—Si los hombres de Hank revisan el club, y serían estúpidos de no hacerlo ya
que verán la Tahoe y sabrán que estamos a pie, me reconocerán. Las luces en el
almacén estuvieron encendidas por cinco segundos antes de que me sacaras de
allí. Alguien en ese cuarto tiene que haberme visto bien. Puedo intentar
esconderme en el baño, pero si comienzan a preguntar, no me quedaré
escondida por mucho tiempo.
—El almacén al que entraste es para nuevos reclutas. Dieciséis o diecisiete en
años humanos y recientemente prometidos, lo que los hace menores a uno en
años de Nefilim. Soy más fuerte que ellos, y he tenido mucha más práctica
cuando se trata de jugar con mentes. Voy a ponerte un trance. Si nos miran, van
a ver un tipo en chaparreras de cuero con un collar de púas, y una chica rubia
platinada con un corsé y botas de combate.
De repente me sentí un poco mareada. Un trance. ¿Era así como funcionaban
los trucos mentales? ¿Con un encantamiento?
Adam elevó mi mentón, buscando en mis ojos. —¿Confías en mí?
Si confiaba en él o no, no importaba. La dura verdad era que tenía que hacerlo.
La alternativa era enfrentar a los hombres de Hank sola, y podía suponer cómo
iba a terminar eso.
Asentí.
—Bien. Sigue caminando.
Seguí a Adam dentro de una alejada fábrica que ahora funcionaba como el club
nocturno Bloody Mary, y él se encargó de pagar la entrada. Tomó un minuto
para que mis ojos se ajustaran a las luces estroboscópicas que hacían latir mi
visión entre negro y blanco. Los muros interiores habían sido derribados, dando
lugar a un espacio abierto que en el momento estaba lleno de cuerpos que
giraban.
La ventilación dejaba mucho que desear, y fui golpeada
inmediatamente por una ola de olor corporal mezclado con perfume, humo de
cigarrillo y vómito. La clientela era al menos quince años mayor que yo, y yo era
la única persona en pantalones de pana y con una cola de caballo, pero los
trucos mentales de Adam debían haber funcionado, porque entre el mar de
cadenas, cuero, púas y medias de red, nadie miró en mi dirección.
Peleamos por abrirnos camino hacia el centro de la multitud, donde podríamos
escondernos y aún así vigilar las puertas.
—El plan A es quedarnos aquí y esperar —exclamó Adam sobre la percusión de la
música—. En algún momento tendrán que rendirse y volver al almacén.
—¿Y el plan B?
—Si nos siguen aquí, nos iremos por la puerta trasera.
—¿Cómo sabes si hay una puerta trasera?
—He estado aquí antes. No es mi primera elección, pero es de los favoritos
cuando se trata de mi gente.
No quería pensar sobre cuál era su gente. En este momento, no quería pensar
en nada excepto en volver viva a casa.
Eché un vistazo alrededor.
—Pensé que habías dicho que podías hacer trucos mentales con todos.
¿Entonces por qué tengo la sensación de que la gente nos mira?—Somos las únicas dos personas en el cuarto que no están bailando.
Bailando. Hombres y mujeres que tenían un parecido increíble con los
miembros de la banda Kiss estaban sacudiendo la cabeza, empujándose, y
lamiéndose unos a otros. Un tipo con tiradores de cadenas sosteniendo sus
jeans se trepó a una escalera fijada al muro y se lanzó hacia la multitud. Cada
loco con su tema, pensé.
—¿Me concedes este baile? —preguntó Adam con una simpática sonrisa retorcida.
—¿No deberíamos estar buscando una forma de salir de aquí? ¿Diseñando un
par más de planes de respaldo?
Él tomó mi mano derecha, acercándome a él en un baile lento que era lo
opuesto a la música acelerada. Como si leyera mi mente, él dijo:
—Dejarán de mirarnos pronto. Están demasiado ocupados compitiendo por el
movimiento de baile más extremo de la noche. Intenta relajarte. A veces la
mejor ofensiva es una buena defensa.
El latido de mi corazón se aceleró, y no porque supiera que los hombres de
Hank estaban cerca. Bailar de esta manera con Adam destruía cualquier chance
que tuviera de mantener mis sentimientos bajo control. Sus brazos eran fuertes,
su cuerpo tibio. Y esos ojos. Profundos, misteriosos, insondables. A pesar de
todo, quería acercarme a él y... sólo dejarme ir.
—Mejor —murmuró en mi oído.
Antes de que pudiera responder, me hizo girar. Nunca había bailado así antes, y
la habilidad de Adam me sorprendió. Danza callejera, podría haber adivinado, pero
no esto. La manera en que bailaba me recordaba a otro tiempo y lugar. Él era
seguro y elegante... refinado y sexy.
—¿Piensas que van a creer que un tipo en chaparreras baratas de cuero de mal
gusto baile así? —me mofé cuando él me giró de nuevo hacia sus brazos.
—Sigue así, y te pondré a ti las chaparreras de cuero. —No sonrió, pero percibí
una corriente oculta de diversión. Era bueno saber que uno de nosotros
encontraba algo remotamente divertido en esta situación.
—¿Cómo funcionan los trances? ¿Como un hechizo?
—Es más complicado que eso, pero tienen el mismo resultado final.
—¿Podrías enseñarme?
—Si te enseñara todo lo que sé, necesitaríamos pasar una considerable cantidad de tiempo juntos y solos.
Insegura de si estaba sugiriendo algo, dije:
—Estoy segura de que podríamos mantenerlo... profesional.
—Habla por ti —dijo en el mismo tono firme que hacía difícil adivinar sus
intenciones.
Su mano estaba en mi espalda, sosteniéndome contra él, y me di cuenta de que
estaba más nerviosa de lo que originalmente había pensado. Me encontré
pensando si la conexión entre nosotros había sido tan eléctrica antes. ¿Estar
cerca de él siempre se había sentido como jugar con fuego? ¿Tibio y brillante,
intenso y peligroso?
Para mantener nuestra conversación lejos de territorio incómodo, apoyé mi
cabeza contra su pecho, aun cuando sabía que no era seguro. Nada en él era
seguro. Mi cuerpo entero zumbaba bajo su contacto, una sensación
completamente ajena y fascinante. Mi parte sensata quería cortar mis
emociones, pensando y complicando demasiado mi relación con Adam. Pero una
parte más física y inmediata estaba cansada de permitir que la lógica me
persiguiera en círculos, constantemente preguntándome por ese espacio de
tiempo, y así, bajé el interruptor de mi cerebro.
Pieza por pieza, dejé que Adam derribara mis defensas. Me bamboleé y me
sumergí contra él, dejándole poner el ritmo. Estaba demasiado cálida, mi cabeza
obstruida con humo, y el momento comenzó a sentirse irreal, sólo haciéndome
más fácil creer que más tarde, si la culpa o el arrepentimiento me asolaban,
podría pretender que nunca había sucedido. Mientras estuviera allí, atrapada en
el club, atrapada en los ojos de Adam, él hacía demasiado fácil sucumbir.
Su boca rozó mi oreja.
—¿En qué estás pensando?
Cerré mis ojos brevemente, ahogándome en las sensaciones. En cuán cálida me
siento. Cuán increíblemente viva, vibrante y alborotada se siente cada pulgada
de mí junto a ti.
Su boca formó una sexy, perceptiva sonrisa.
—Mmm.
—¿Mmm? —Alejé la mirada, azorada, automáticamente usando la irritación
para cubrir mi incomodidad—. ¿Qué tiene ―Mmm‖ que ver? ¿Podrías usar más
de cinco palabras alguna vez? Todo este gruñido y palabras picadas en trocitos se me hace... primitivo.
Su sonrisa se engrandeció más.
—Primitivo.
—Eres imposible.
—Yo Adam, tú (tn)h.
—Basta. —Pero casi sonrío a mi pesar.
—Ya que lo estamos manteniendo primitivo, hueles bien —observó. Se acercó,
haciéndome agudamente consciente de su tamaño, su pecho subiendo y
bajando, el tibio ardor de su piel contra la mía. Electricidad cosquilleó en mi
cuero cabelludo, y temblé de placer.
—Se llama ducharse... —comencé a decir automáticamente, luego mi voz de
desvaneció. Mi memoria enredada, desconcertada por una sensación
apremiante y contundente de indebida familiaridad—. Jabón, champú, agua
caliente —agregué, casi como una ocurrencia tardía.
—Desnuda. Conozco el proceso —dijo Adam, con algo pasando en sus ojos
imposible de leer.
Insegura de cómo proceder, intenté desterrar el momento con una risa liviana.
—¿Estás flirteando conmigo, Adam?
—¿Así se siente para ti?
—No te conozco lo suficientemente bien para decir otra cosa. —Intenté
mantener mi voz pareja, inclusive neutral.
—Entones tendremos que cambiar eso.
Aún insegura de sus motivos, aclaré mi garganta. Dos podían jugar este juego.
—¿Huir juntos de los chicos malos es tu idea de jugar a conocerme?
—No. Esto es.
Él inclinó mi cuerpo hacia atrás, atrayéndome en un lento arco hasta que me
levantó pegada contra él. En sus brazos, mis articulaciones se soltaban, mis
defensas se derretían mientras él me guiaba por los abrasadores pasos. Sus
músculos se flexionaron bajo sus ropas, sosteniéndome, dirigiéndome. Nunca dejando que me alejara.
Mis rodillas se sintieron gomosas, pero no de bailar. Mi respiración se hizo más
rápida, y supe que estaba caminando por una pendiente resbaladiza. Estar tan
cerca de Adam, con la piel rozándose, piernas tocándose apenas, miradas
conectándose brevemente en la oscuridad, todo era sensación ciega y el calor
intoxicante. Una extraña mezcla de emoción nerviosa, me alejé, pero no
drásticamente.
—No tengo el cuerpo para esto —dije sarcásticamente, levantando mi mentón
hacia una mujer voluptuosa que sacudía sus caderas ardientemente siguiendo
el ritmo—. No tengo curvas.
Los ojos de Adam sostuvieron los míos.
—¿Estás pidiendo mi opinión?
Él inclinó su cabeza hacia abajo, su aliento entibiando mi piel. Sus labios
rozaron mi frente con la presión de una pluma. Cerré mis ojos, intentando
contener el absurdo deseo de que él moviera su boca más abajo, hasta que
encontrara la mía.
—Adam... —quise decir. Sólo que su nombre no se escapó. Adam, Adam, Adam, pensé en
la perfecta cadencia con mi pulso acelerado. Repetí su nombre, un pedido
silencioso, hasta que me mareó.
La brizna de aire entre nuestras bocas era una presencia vívida, provocadora y
tentadora. Él estaba tan cerca, mi cuerpo a tono con el suyo de una manera que
me asustaba a la vez que me maravillaba. Esperé, inclinándome en su abrazo, mi
aliento encendiéndose por la anticipación.
De repente su cuerpo se tensó. El hechizo se rompió, el espacio entre nosotros
ensanchándose irrevocablemente, y yo retrocedí.
—Tenemos compañía —dijo Adam.
Intenté alejarme completamente, pero Adam apretó su abrazo, forzándome a
mantener la simulación de baile.
—Mantente calmada —murmuró, su mejilla rozando mi frente—. Recuerda, si te
miran, verán cabello rubio y botas de combate. No van a ver la verdadera tú.
—¿No esperaran que sabotees sus mentes? —Intenté obtener un vistazo de la
puerta, pero varios hombres altos en el público me bloquearon. No pude decir
si los hombres de Hank estaban avanzando o si se quedaban junto a las puertas, observando.
—No me pudieron ver bien, pero me vieron saltar del tercer piso del almacén,
lo cual les dirá que no soy humano. Estarán buscando un chico y una chica
juntos, pero podría ser cualquiera de las parejas aquí.
—¿Qué están haciendo ahora? —pregunté, aún incapaz de ver más allá de la
multitud.
—Están mirando alrededor. Baila conmigo y mantén tus ojos lejos de las
puertas. Son cuatro. Se están dispersando —soltó Adam—. Dos están viniendo
hacia acá. Creo que hemos sido vistos. La Mano Negra los entrenó bien. Nunca
he conocido un Nefil que pudiera ver a través de un trance durante su primer
año de haber jurado lealtad, pero ellos quizás puedan hacerlo. Camina hacia los
baños y toma la salida al final del salón. No camines muy rápido, y no mires
hacia atrás. Si alguien trata de detenerte, ignóralos y sigue caminando. Voy a
interceptarlos para ganar algo de tiempo. Te veré en el callejón en cinco
minutos.
Adam fue en una dirección y yo fui en la otra, con el corazón en la garganta. Abrí
mi camino a codazos a través de la multitud, el calor de demasiados cuerpos y
mi propia adrenalina nerviosa humedeciendo mi piel. Giré hacia el corredor que
llevaba a los baños, el cual, a juzgar por el aroma rancio y la oleada de moscas,
eran cualquier cosa menos sanitarios. Había una larga fila, y tuve que rodear a
cada persona, murmurando un apresurado:
—Disculpe.
Como Adam había prometido, una puerta apareció al final del corredor. La abrí de
un empujón y me encontré afuera. Sin perder tiempo, comencé a correr. No
pensé que fuera una buena idea quedarme a la vista, eligiendo a cambio
esconderme detrás de los cestos de basura hasta que Adam viniera por mí. Estaba
a la mitad del callejón cuando una puerta detrás de mí se abrió de golpe.
—¡Allí! —gritó una voz—. ¡Se está escapando!
Miré hacia atrás sólo lo suficiente para confirmar que fueran Nefilim. Luego salí
corriendo. No sabía dónde estaba yendo, pero Adam tendría que encontrarme en
otro lugar.
Atravesé la calle a la carrera, dirigiéndome hacia donde habíamos abandonado
la Tahoe. Cuando Adam no me encontrara en el callejón, con suerte su auto sería
el próximo lugar donde pensaría buscar.
Los Nefilim eran demasiado rápidos. Aún a máxima velocidad, podía oírlos
acercarse. Todo era diez veces más fácil para ellos, me di cuenta con creciente
pánico.
nosotros. Hank hubiera estado orgulloso; sus hombres no se
rendían fácilmente.
Adam me llevó detrás de un muro de ladrillos en ruinas.
—No podemos ganarles corriendo hacia la Tahoe, y aún si pudiéramos, no te
voy a arrastrar a una persecución en auto con Nefilim. Ellos podrán salir
caminando de un auto destruido, pero tú quizás no. Mejor arriesgarnos a pie y
hacer un rodeo de vuelta hasta el auto después de que se hayan rendido. Hay
un club nocturno a una cuadra de aquí. No es el lugar más limpio, pero
podemos escondernos allí. —Tomó mi codo, impulsándome hacia adelante.
—Si los hombres de Hank revisan el club, y serían estúpidos de no hacerlo ya
que verán la Tahoe y sabrán que estamos a pie, me reconocerán. Las luces en el
almacén estuvieron encendidas por cinco segundos antes de que me sacaras de
allí. Alguien en ese cuarto tiene que haberme visto bien. Puedo intentar
esconderme en el baño, pero si comienzan a preguntar, no me quedaré
escondida por mucho tiempo.
—El almacén al que entraste es para nuevos reclutas. Dieciséis o diecisiete en
años humanos y recientemente prometidos, lo que los hace menores a uno en
años de Nefilim. Soy más fuerte que ellos, y he tenido mucha más práctica
cuando se trata de jugar con mentes. Voy a ponerte un trance. Si nos miran, van
a ver un tipo en chaparreras de cuero con un collar de púas, y una chica rubia
platinada con un corsé y botas de combate.
De repente me sentí un poco mareada. Un trance. ¿Era así como funcionaban
los trucos mentales? ¿Con un encantamiento?
Adam elevó mi mentón, buscando en mis ojos. —¿Confías en mí?
Si confiaba en él o no, no importaba. La dura verdad era que tenía que hacerlo.
La alternativa era enfrentar a los hombres de Hank sola, y podía suponer cómo
iba a terminar eso.
Asentí.
—Bien. Sigue caminando.
Seguí a Adam dentro de una alejada fábrica que ahora funcionaba como el club
nocturno Bloody Mary, y él se encargó de pagar la entrada. Tomó un minuto
para que mis ojos se ajustaran a las luces estroboscópicas que hacían latir mi
visión entre negro y blanco. Los muros interiores habían sido derribados, dando
lugar a un espacio abierto que en el momento estaba lleno de cuerpos que
giraban.
La ventilación dejaba mucho que desear, y fui golpeada
inmediatamente por una ola de olor corporal mezclado con perfume, humo de
cigarrillo y vómito. La clientela era al menos quince años mayor que yo, y yo era
la única persona en pantalones de pana y con una cola de caballo, pero los
trucos mentales de Adam debían haber funcionado, porque entre el mar de
cadenas, cuero, púas y medias de red, nadie miró en mi dirección.
Peleamos por abrirnos camino hacia el centro de la multitud, donde podríamos
escondernos y aún así vigilar las puertas.
—El plan A es quedarnos aquí y esperar —exclamó Adam sobre la percusión de la
música—. En algún momento tendrán que rendirse y volver al almacén.
—¿Y el plan B?
—Si nos siguen aquí, nos iremos por la puerta trasera.
—¿Cómo sabes si hay una puerta trasera?
—He estado aquí antes. No es mi primera elección, pero es de los favoritos
cuando se trata de mi gente.
No quería pensar sobre cuál era su gente. En este momento, no quería pensar
en nada excepto en volver viva a casa.
Eché un vistazo alrededor.
—Pensé que habías dicho que podías hacer trucos mentales con todos.
¿Entonces por qué tengo la sensación de que la gente nos mira?—Somos las únicas dos personas en el cuarto que no están bailando.
Bailando. Hombres y mujeres que tenían un parecido increíble con los
miembros de la banda Kiss estaban sacudiendo la cabeza, empujándose, y
lamiéndose unos a otros. Un tipo con tiradores de cadenas sosteniendo sus
jeans se trepó a una escalera fijada al muro y se lanzó hacia la multitud. Cada
loco con su tema, pensé.
—¿Me concedes este baile? —preguntó Adam con una simpática sonrisa retorcida.
—¿No deberíamos estar buscando una forma de salir de aquí? ¿Diseñando un
par más de planes de respaldo?
Él tomó mi mano derecha, acercándome a él en un baile lento que era lo
opuesto a la música acelerada. Como si leyera mi mente, él dijo:
—Dejarán de mirarnos pronto. Están demasiado ocupados compitiendo por el
movimiento de baile más extremo de la noche. Intenta relajarte. A veces la
mejor ofensiva es una buena defensa.
El latido de mi corazón se aceleró, y no porque supiera que los hombres de
Hank estaban cerca. Bailar de esta manera con Adam destruía cualquier chance
que tuviera de mantener mis sentimientos bajo control. Sus brazos eran fuertes,
su cuerpo tibio. Y esos ojos. Profundos, misteriosos, insondables. A pesar de
todo, quería acercarme a él y... sólo dejarme ir.
—Mejor —murmuró en mi oído.
Antes de que pudiera responder, me hizo girar. Nunca había bailado así antes, y
la habilidad de Adam me sorprendió. Danza callejera, podría haber adivinado, pero
no esto. La manera en que bailaba me recordaba a otro tiempo y lugar. Él era
seguro y elegante... refinado y sexy.
—¿Piensas que van a creer que un tipo en chaparreras baratas de cuero de mal
gusto baile así? —me mofé cuando él me giró de nuevo hacia sus brazos.
—Sigue así, y te pondré a ti las chaparreras de cuero. —No sonrió, pero percibí
una corriente oculta de diversión. Era bueno saber que uno de nosotros
encontraba algo remotamente divertido en esta situación.
—¿Cómo funcionan los trances? ¿Como un hechizo?
—Es más complicado que eso, pero tienen el mismo resultado final.
—¿Podrías enseñarme?
—Si te enseñara todo lo que sé, necesitaríamos pasar una considerable cantidad de tiempo juntos y solos.
Insegura de si estaba sugiriendo algo, dije:
—Estoy segura de que podríamos mantenerlo... profesional.
—Habla por ti —dijo en el mismo tono firme que hacía difícil adivinar sus
intenciones.
Su mano estaba en mi espalda, sosteniéndome contra él, y me di cuenta de que
estaba más nerviosa de lo que originalmente había pensado. Me encontré
pensando si la conexión entre nosotros había sido tan eléctrica antes. ¿Estar
cerca de él siempre se había sentido como jugar con fuego? ¿Tibio y brillante,
intenso y peligroso?
Para mantener nuestra conversación lejos de territorio incómodo, apoyé mi
cabeza contra su pecho, aun cuando sabía que no era seguro. Nada en él era
seguro. Mi cuerpo entero zumbaba bajo su contacto, una sensación
completamente ajena y fascinante. Mi parte sensata quería cortar mis
emociones, pensando y complicando demasiado mi relación con Adam. Pero una
parte más física y inmediata estaba cansada de permitir que la lógica me
persiguiera en círculos, constantemente preguntándome por ese espacio de
tiempo, y así, bajé el interruptor de mi cerebro.
Pieza por pieza, dejé que Adam derribara mis defensas. Me bamboleé y me
sumergí contra él, dejándole poner el ritmo. Estaba demasiado cálida, mi cabeza
obstruida con humo, y el momento comenzó a sentirse irreal, sólo haciéndome
más fácil creer que más tarde, si la culpa o el arrepentimiento me asolaban,
podría pretender que nunca había sucedido. Mientras estuviera allí, atrapada en
el club, atrapada en los ojos de Adam, él hacía demasiado fácil sucumbir.
Su boca rozó mi oreja.
—¿En qué estás pensando?
Cerré mis ojos brevemente, ahogándome en las sensaciones. En cuán cálida me
siento. Cuán increíblemente viva, vibrante y alborotada se siente cada pulgada
de mí junto a ti.
Su boca formó una sexy, perceptiva sonrisa.
—Mmm.
—¿Mmm? —Alejé la mirada, azorada, automáticamente usando la irritación
para cubrir mi incomodidad—. ¿Qué tiene ―Mmm‖ que ver? ¿Podrías usar más
de cinco palabras alguna vez? Todo este gruñido y palabras picadas en trocitos se me hace... primitivo.
Su sonrisa se engrandeció más.
—Primitivo.
—Eres imposible.
—Yo Adam, tú (tn)h.
—Basta. —Pero casi sonrío a mi pesar.
—Ya que lo estamos manteniendo primitivo, hueles bien —observó. Se acercó,
haciéndome agudamente consciente de su tamaño, su pecho subiendo y
bajando, el tibio ardor de su piel contra la mía. Electricidad cosquilleó en mi
cuero cabelludo, y temblé de placer.
—Se llama ducharse... —comencé a decir automáticamente, luego mi voz de
desvaneció. Mi memoria enredada, desconcertada por una sensación
apremiante y contundente de indebida familiaridad—. Jabón, champú, agua
caliente —agregué, casi como una ocurrencia tardía.
—Desnuda. Conozco el proceso —dijo Adam, con algo pasando en sus ojos
imposible de leer.
Insegura de cómo proceder, intenté desterrar el momento con una risa liviana.
—¿Estás flirteando conmigo, Adam?
—¿Así se siente para ti?
—No te conozco lo suficientemente bien para decir otra cosa. —Intenté
mantener mi voz pareja, inclusive neutral.
—Entones tendremos que cambiar eso.
Aún insegura de sus motivos, aclaré mi garganta. Dos podían jugar este juego.
—¿Huir juntos de los chicos malos es tu idea de jugar a conocerme?
—No. Esto es.
Él inclinó mi cuerpo hacia atrás, atrayéndome en un lento arco hasta que me
levantó pegada contra él. En sus brazos, mis articulaciones se soltaban, mis
defensas se derretían mientras él me guiaba por los abrasadores pasos. Sus
músculos se flexionaron bajo sus ropas, sosteniéndome, dirigiéndome. Nunca dejando que me alejara.
Mis rodillas se sintieron gomosas, pero no de bailar. Mi respiración se hizo más
rápida, y supe que estaba caminando por una pendiente resbaladiza. Estar tan
cerca de Adam, con la piel rozándose, piernas tocándose apenas, miradas
conectándose brevemente en la oscuridad, todo era sensación ciega y el calor
intoxicante. Una extraña mezcla de emoción nerviosa, me alejé, pero no
drásticamente.
—No tengo el cuerpo para esto —dije sarcásticamente, levantando mi mentón
hacia una mujer voluptuosa que sacudía sus caderas ardientemente siguiendo
el ritmo—. No tengo curvas.
Los ojos de Adam sostuvieron los míos.
—¿Estás pidiendo mi opinión?
Él inclinó su cabeza hacia abajo, su aliento entibiando mi piel. Sus labios
rozaron mi frente con la presión de una pluma. Cerré mis ojos, intentando
contener el absurdo deseo de que él moviera su boca más abajo, hasta que
encontrara la mía.
—Adam... —quise decir. Sólo que su nombre no se escapó. Adam, Adam, Adam, pensé en
la perfecta cadencia con mi pulso acelerado. Repetí su nombre, un pedido
silencioso, hasta que me mareó.
La brizna de aire entre nuestras bocas era una presencia vívida, provocadora y
tentadora. Él estaba tan cerca, mi cuerpo a tono con el suyo de una manera que
me asustaba a la vez que me maravillaba. Esperé, inclinándome en su abrazo, mi
aliento encendiéndose por la anticipación.
De repente su cuerpo se tensó. El hechizo se rompió, el espacio entre nosotros
ensanchándose irrevocablemente, y yo retrocedí.
—Tenemos compañía —dijo Adam.
Intenté alejarme completamente, pero Adam apretó su abrazo, forzándome a
mantener la simulación de baile.
—Mantente calmada —murmuró, su mejilla rozando mi frente—. Recuerda, si te
miran, verán cabello rubio y botas de combate. No van a ver la verdadera tú.
—¿No esperaran que sabotees sus mentes? —Intenté obtener un vistazo de la
puerta, pero varios hombres altos en el público me bloquearon. No pude decir
si los hombres de Hank estaban avanzando o si se quedaban junto a las puertas, observando.
—No me pudieron ver bien, pero me vieron saltar del tercer piso del almacén,
lo cual les dirá que no soy humano. Estarán buscando un chico y una chica
juntos, pero podría ser cualquiera de las parejas aquí.
—¿Qué están haciendo ahora? —pregunté, aún incapaz de ver más allá de la
multitud.
—Están mirando alrededor. Baila conmigo y mantén tus ojos lejos de las
puertas. Son cuatro. Se están dispersando —soltó Adam—. Dos están viniendo
hacia acá. Creo que hemos sido vistos. La Mano Negra los entrenó bien. Nunca
he conocido un Nefil que pudiera ver a través de un trance durante su primer
año de haber jurado lealtad, pero ellos quizás puedan hacerlo. Camina hacia los
baños y toma la salida al final del salón. No camines muy rápido, y no mires
hacia atrás. Si alguien trata de detenerte, ignóralos y sigue caminando. Voy a
interceptarlos para ganar algo de tiempo. Te veré en el callejón en cinco
minutos.
Adam fue en una dirección y yo fui en la otra, con el corazón en la garganta. Abrí
mi camino a codazos a través de la multitud, el calor de demasiados cuerpos y
mi propia adrenalina nerviosa humedeciendo mi piel. Giré hacia el corredor que
llevaba a los baños, el cual, a juzgar por el aroma rancio y la oleada de moscas,
eran cualquier cosa menos sanitarios. Había una larga fila, y tuve que rodear a
cada persona, murmurando un apresurado:
—Disculpe.
Como Adam había prometido, una puerta apareció al final del corredor. La abrí de
un empujón y me encontré afuera. Sin perder tiempo, comencé a correr. No
pensé que fuera una buena idea quedarme a la vista, eligiendo a cambio
esconderme detrás de los cestos de basura hasta que Adam viniera por mí. Estaba
a la mitad del callejón cuando una puerta detrás de mí se abrió de golpe.
—¡Allí! —gritó una voz—. ¡Se está escapando!
Miré hacia atrás sólo lo suficiente para confirmar que fueran Nefilim. Luego salí
corriendo. No sabía dónde estaba yendo, pero Adam tendría que encontrarme en
otro lugar.
Atravesé la calle a la carrera, dirigiéndome hacia donde habíamos abandonado
la Tahoe. Cuando Adam no me encontrara en el callejón, con suerte su auto sería
el próximo lugar donde pensaría buscar.
Los Nefilim eran demasiado rápidos. Aún a máxima velocidad, podía oírlos
acercarse. Todo era diez veces más fácil para ellos, me di cuenta con creciente
pánico.
continuara........
hermosas niñas aqui les deje capitulo nuevo ojala y les alla gustado nos leeremos pronto se les quiere
ElitzJb
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