Remember that Summer [HarryStyles]

Respiro con profundidad y me digo a mi mismo que me controle, que no salte arriba de Louis y lo asesine, que no ponga mala cara ahora; mi padre está bajando del avión y, mierda, estoy nervioso.

Lo único que agradezco, es que Josh se haya quedado en Inglaterra y no vino, sería el colmo no solo tener que soportar a Liam vigilándome y provocándome las 24 horas del día, sino también el idiota de mi hermano. Aun así, tendré que soportar a Des mayor parte del tiempo, no creo que se pase todas las vacaciones con Geoff, y ahora que Louis está a cada minuto con Runa – aunque esta sigue un poco distante como antes, no lo insulta o lo trata mal – no tendrá con quien estar. No es que no me guste pasar tiempo con mi padre, pero ese es el problema: es mi padre y no a todos, incluso a mi edad, nos gusta estar a cada rato con ellos. Además, quiero salir con Luna y pasar tiempo con ella. No puedo decirle esto ya que si lo hago, también sabrá lo que sucede entre la hija de su amigo y no es lo recomendable, más aun con los cuatro años de diferencia que hay de por medio.

- No te preocupes, Harry –Louis me palmea el hombro y me sonríe – tu padre de seguro vera a una chica bastante sexy e ira con ella.

Suelto un bufido y quito con brusquedad la mano de Louis sobre mí. El suelta una carcajada, debido a que cometió su plan de fastidiarme. Mi padre no se ha vuelto a casar o a estar en una relación – por lo que yo sé – con ninguna mujer desde que mi madre murió. Siempre se lo ve bastante distante con las mujeres y con una expresión fría, aún más con ellas que con las demás personas. Sé que sufrió bastante cuando ella murió, refugiándose todos los días y a cada momento en el trabajo, donde tuvo que asistir a una psicóloga dos años después debido a los desmayos que tenía por el stress.

Observo como mi padre avanza entre las personas hacia nuestra dirección, con su equipaje en la mano, lo cual me hace avanzar hasta quedar enfrente de él y tomar su maleta. Siento sus brazos redondeando mi cuerpo, y como tengo una mano ocupada, le devuelvo el abrazo son una solamente, pero de esa forma le expreso lo mucho que lo he extrañado.

- Qué bueno es verte de nuevo, hijo – sonríe ligeramente y se quita sus anteojos negros. – ¿Qué tal se porta, Louis? – le pregunta a mi amigo con un tono divertido.

- Bastante bien, a decir verdad, Des – contesta mi amigo con una sonrisa en el rostro y le da la mano – Es bueno volver a verlo.

- Lo mismo digo, muchacho.

Caminamos los tres hacia el auto que he alquilado mientras estemos aquí, aunque lo usa más Louis en las noches sobre todo para pasear con Runa, mientras yo me manejo con el minibús de la castaña. Pongo la maleta de mi padre en el baúl y me siento en la parte del copiloto, esperando a que Louis ponga las llaves y arranque. Cuando lo hace, nos mantenemos en silencio y solo escuchando la música de fondo, hasta que mi padre rompe el silencio, preguntándonos donde nos hospedamos.

- En el hotel de Geoff Payne – contesto con sequedad. Louis me envía una mirada reprobatoria debido a mi comportamiento.

- El señor Payne es un gran hombre. Cuando le comente que usted vendría mando a sus mejores empleados a prepararle una suite.

- Geoff siempre fue un hombre muy atento con sus amistades y también con sus clientes – comenta mi padre, dando una media sonrisa - ¿Dispone de buena salud?

- Lo veras cuando lleguemos – le corto la conversación y subo un poco el volumen del estéreo, provocando gruñidos por parte de mi padre.

Los segundos van consumiéndome de camino al hotel, nervioso y también ansioso; necesito tener una buena excusa para sacarme a mi padre de encima por lo menos este día. Quiero ver a Luna, aprovechar cada segundo con ella a su lado, tenerla en mis brazos y sostener sus labios con los míos. Detesto pasar un día sin ella, y me temo que cuando me iré, será difícil volver a empezar lejos de su lado. Estoy planteándome mucho la idea de dejarla nuevamente o no; por momentos, solo me digo a mi mismo que estar con ella sería un grave error, seria quererla aún más – si es que ya se puede – y simplemente, esperar el día de su partida con dolor y angustia; por otra parte, solo me digo a mi mismo que aproveche cada instante que nos queda de tiempo juntos. La vida es corta y hay que saber disfrutarla, pero a veces, los miedos obstruyen sueños y metas.

Tengo miedo de perder definitivamente a Luna. Podría soportar perderla, saber que su cuerpo está sin vida y que jamás aproveche esos momentos; prefiero pasar el resto de mi vida con culpa, culpa por no haber valorado los momentos y las oportunidades, pero prefiero vivir con ello a que este inundado de recuerdos de aquellos años juntos. Dos veranos serán fáciles y al mismo tiempo difíciles de olvidar, de dejar atrás; quizás, después de todo, no debo hacerlo, o quizás sí. Solo espero que el destino tenga algo bueno preparado no solo para mí, sino también para ella.

Salgo de mis pensamientos con brusquedad cuando Louis me golpea el hombro para llamar mi atención. Lo miro con mala cara y me aguanto para no devolverle el golpe; Des va a regañarme como si tuviera cinco años y no estoy de humor para pelear con él. Salimos del auto y ayudo a mi padre con su maleta, trayéndola nuevamente a mis manos e impidiéndole llevarla.

- No me voy a morir por llevar eso yo mismo – refunfuña mirándome con mala cara.

- Solo dame las gracias y listo – replico poniendo los ojos en blanco.

- Peleas de padre e hijo, como las he extrañado – bromea Louis.

Entramos en el hotel, siendo recibidos por un botones que lleva la maleta de mi padre en un carro. Se me es un poco raro que solo traiga una maleta, pero supongo que es porque no se quedara mucho tiempo. O eso es lo que espero.

Al llegar a la recepción, Runa le sonríe abiertamente a Louis, quien se acerca a ella y la observa fijamente, con una sonrisa de oreja a oreja marcando su felicidad al ver a la castaña. Se ve realmente enamorado, como años atrás no lo había estado; puede que sea un poco infantil en su forma de ser o actuar, pero en cuanto al amor, es demasiado maduro, incluso más que yo. Aunque eso jamás quitara el peso de que fue un gran mujeriego, destruyendo ilusiones y corazones en el camino.

- Oh, señor Styles – abre los ojos con sorpresa y le dedica una sonrisa cordial - ¿Cómo ha estado?

- Buenos días, señorita Payne – dice mi padre tomándole la mano y besándosela. Tan caballero como siempre – Muy bien, gracias por su pregunta. Lo que me intriga saber es que tan bien se encuentra.

- Excelente – responde Runa y cuando me ve, su sonrisa se borra. Su odio hacia a mí nunca cambiara. – Mi padre dijo que en cuanto llegara, que por favor se instalara en la habitación 737 y, que por favor, almorzara con el esta tarde. ¿Qué le parece?

Des asiente y le agradece una vez que se marcha, con la tarjeta electrónica de su habitación. Lo incomodo es que está a dos suite de la mía, lo cual le será más útil vigilarme o pasarme a buscar para sus planes. Estoy seguro que Runa lo sabía, de lo contrario no me estaría mirando con esa sonrisa burlona que tiene pegada en el rostro. A veces me pregunto si merezco tanto odio de su parte; nunca la juzgue después de todo el daño que le hice a su hermana, pero simplemente, me pregunto hasta donde llegara mi merecido.

Louis se ofrece a ayudar a mi padre en el recorrido a la suite y a instalarse, mientras me invento una excusa de que debo ir a mandar por correo unos papeles para mi secretaria. Su ceño fruncido me recuerda a que estoy de vacaciones, por lo que agrego con rapidez que es para la compra de un local, de esa forma Louis tendrá su restaurante. Veo a mi amigo que intenta replicar, seguramente diciéndome que el solo podrá llegar a su sueño, pero con la mirada le indico que no es el momento de hablar de ello.

Camino con rapidez hacia el café de Niall, donde Luna ha estado esperándome hace media hora. Le había advertido la noche anterior que seguramente llegaría tarde, pero aseguro que me esperaría por una hora y si no llegaba, se iría. No estaría molesta u ofendida si la llegara a plantar, lo había dejado en claro para que yo no me preocupara. Aun así, camine tan rápido como pude hasta que mis piernas comenzaron a correr, ansiosas por llegar y verla.

La presión en mis piernas se relaja una vez que llegue a la esquina. Inspiro profunda mente y exhalo una y otra vez mientras camino hacia el café, tratando de normalizar mi respiración. La observo desde la ventana, toma un jugo de naranja mientras devora entusiasta una tarta de chocolate, y al mismo tiempo, lee un papel entre sus manos con mucha atención. Entro al local, provocando que una pequeña campana suene, anunciando mi llegada como cualquier visitante. Luna levanta la mirada y sonríe alegre al verme, deja todo arriba de la mesa y se acerca hacia a mí, enredando sus brazos en mi cuello y besando mis labios. La abrazo con fuerza, estrechándola hacia a mí y dándome cuenta de que la he extrañado, incluso a pesar de estar pocas horas separado de ella.

- ¡Qué bueno que pudiste venir! – exclama contenta al separarse, para luego volver a juntar sus labios con los míos.

- Lo siento tanto, no quería tardar mucho y…

- Está bien, Harry – interrumpe mientras pone una mano en mi hombro – Te entiendo y tu padre te necesitaba más que yo.

Luna me toma de las manos y me guía hacia la mesa donde estaba sentada. Al sentarse, me coloco a su lado y le robo el jugo, por lo que me saca la lengua y me lo arrebata. Le sonrió de forma divertida y paso mi mano por su hombro, atrayéndola hacia a mí.

- ¿Qué es eso? – le pregunto mientras tomo el papel en mis manos y lo observo con determinación; es un anuncio de una audición.

- Primero mi juego, ¿ahora esto? – broma y me quita el papel. – Me estoy pensando seriamente en ir a la audición para el papel de Sandy, ¿tú crees que podría hacerlo?

- ¿Sandy?

- De Grease, hombre – suelta una risita pequeña – Ya sabes, la chica dulce y buena que se enamora de Danny Zuko, el rebelde y mujeriego de la preparatoria.

- Aun no entiendo que le ves a esa película – niego con la cabeza. Luna me la ha hecho ver cientos de veces, y enserio, no tiene nada de especial.

- Oh, vamos. ¡Es hermosa! ¿Y sabes qué? Tú, serias un perfecto Danny Zuko – me guiña un ojo, a lo que solo revoleo los ojos.
- No se actuar ni tampoco me gusta cantar.

Luna trata de convencerme para que audicione, pero me niego tantas veces que estoy a punto de acceder solo para darle el gusto; por suerte, se rinde pero no sin antes hacerme prometer que iré a verla si queda, y si no queda, también iré a ver la obra con ella. Sera aquí en el café y mañana están las audiciones. Dos días después le darán los resultados y comenzara a ensayar para la obra pequeña que es dentro de dos semanas. Quizás es algo apresurado, pero comento de que el padre de Niall tuvo algunos problemas y se olvidó bastante de la obra musical que organizan todos los años.

Mi celular empieza a sonar ruidosamente, cortando nuestra charla. Contesto de malhumor, realmente molesto por ello, pero suspiro cuando mi papa me propone ir esta noche al casino. El viejo tiene tanta suerte, que si viviera de las apuestas, estaría forrado en plata, aún más de lo que está. No sé cómo hace, supongo que es la suerte de cada uno. Por mi parte, me desespera ir a los casinos; siempre gano, eso sí, pero es porque intento las cosas más de diez veces o las que sea necesarias para llegar a ganar aunque sea en un solo juego. Soy nervioso y terco, y definitivamente, el casino no es mi lugar.

- Podrías llevar una dama de compañía – me propone.

- No quiero ninguna mujer ahí conmigo, papa – replico en un tono de advertencia – por lo tanto, no lleves a ninguna dama para mí, ¿de acuerdo?

- Oh, vamos, Harry. No seas amargado. A veces estoy pensando seriamente en que eres gay.

- No soy gay – masajeo mi frente y veo que Luna observa todo divertida.

- Lleva una dama de compañía y demuéstralo, hijo.

Antes de que pudiera decirle que usar a una mujer como un objeto sexual no, no definiría mi sexualidad, me corta la llamada, dejándome como idiota con las palabras en la boca. Odio cuando hace eso.

- ¿El casino? – Luna levanta las cejas, algo sorprendida – No sabía que te gustaba ir.

- No me gusta, pero es para acompañarlo.

- ¿Quiere que lleves a una chica?

- Se las suele lucir cuando se va a esos lugares – me encojo de hombros, restándole importancia – No suelo hacerlo, pero veo que tendré que contratar a alguien.

- ¿Y eso por qué? – quita mi brazo con brusquedad de sus hombros. Se cruza de brazos y me mira con los ojos entrecerrados - ¿No puedes ir solo y ya?

- Pensara que soy gay, y no es como saber que tu padre mismo cree que te gustan los hombres.

- ¿Y después qué? ¿Querrá verte que te revuelques con alguien? – espeta muy enojada.

Me toma un milésimo de segundo darme cuenta de lo que sucede: Luna esta celosa, muy celosa, y eso me hincha el corazón de felicidad. Le sonrió de lado, cosa que hace aumentar su malhumor y comienza a pararse, pero le tomo de la mano, obligándola a que me mire.

- ¿Es mi imaginación, o estas celosa?

- ¡Pues claro que sí! – exclama, logrando que varias miradas se centren en ella. Se sienta un poco avergonzada y me mira de forma acusadora – No puedes ir con cualquiera. Te lo prohíbo.

- ¿Y con qué derecho me prohíbes tú a mi algo? – pregunto divertido, apoyando mi mejilla en mi mano, dejando el codo en la mesa.

- Desde que soy tu novia. – contesta con toda seguridad, lo que hace sorprenderme. – No tienes permiso para hacer nada con otra mujer.

- ¿Así que novia? – levanto las cejas y sonrió medianamente.

- Es lo lógico – murmura algo incomoda y avergonzada – estamos juntos desde hace un mes y medio, y bueno, creo que al menos merezco ese puesto, ¿no?

Niego con la cabeza y me acerco hacia ella, tomando su cabeza entre mis manos.

- Te mereces mucho más, cariño. – confieso, para luego atrapar sus labios con los míos.

En la noche.

No debí haberme dejado llevar por las insistencias de Luna de traerla como mi dama de compañía, insistió tanto hasta el punto en que me irrito por completo; juro que si hubiera sido otra persona, le gritaría de que se callara de una puta vez, el problema es claro porque no puedo gritarle a Luna, por más que mi voz quiera expulsar toda la ira contenida, algo no me lo permite.

Me preocupa el hecho de que también se encuentren conocidos del padre de mi novia, además de que Des la reconocerá y me colgara de las pelotas por salir con alguien menor a mí por cuatro años. No es que no se llevara muchos años con mi madre, solo unos cinco o seis años, pero la cuestión es que a mí me matara por tener veintidós y salir con una de dieciocho. Al menos, agradezco que no sepa que hace cuatro años, Luna también era mi novia cuando solo tenía unos catorce años.

A pesar de que no me guste mucho la idea de que Luna este aquí, no puedo negar que se ve malditamente sexy con su vestido rojo y corto hasta un poco más arriba de las rodillas, con unas pequeñas tiras que sujetan la prenda y una pequeña cartera negra al igual que sus tacos. Si venir al casino logra que se produzca así, me la estoy pensando seriamente venir todas las noches.

- Nunca antes había estado aquí – murmura y enreda su brazo con el mío, mirando todo con una gran excitación y entusiasmo – Por fin tener dieciocho años tiene sus grandes ventajas.

- No es tan emocionante, cariño – comento observando todo con poco gusto. Realmente, detesto este lugar.

- Oh, vamos, Harry. No seas amargado – suelta una risita y con sus dedos, acaricia mi brazo. – Nos divertiremos esta noche, ¿sí?

- De acuerdo – suelto un suspiro y le sonrió abiertamente.

Pero mi sonrisa se quita cuando veo que mi padre y Geoff están cerca con damas de compañía. No sé porque siquiera mi padre trae la suya, nunca les da importancia y solo les paga al instante en que salen del casino, pero él nunca quiere quedar mal ante los demás.

Largo un suspiro tratando de controlar mis nervios, diciéndome a mí mismo que Luna y yo podemos quedar como amigos delante de nuestros padres, que no tenía nadie a quien traer y Luna, como buena “amiga”, se ofreció a acompañarme. Y en cuanto la mirada de su padre recae en nosotros, veo de sus ojos unas llamas rojas y los humos salir de sus orejas. Estoy muerto.

- Tranquilo – susurra Luna – Simplemente, esta celoso. Incluso cuando empecé a salir con Zayn se ponía así.

Asiento con la cabeza, poco convencido por sus palabras, pero finalmente me trago la respuesta que le iba a dar para saludar a nuestros padres. Des parece muy sorprendido, aunque de todas formas saluda a Luna; Geoff, por su parte, me saluda educadamente, matándome con la mirada una y otra vez. Me imagino a mí mismo siendo degollado por él.

- ¿Y qué haces aquí, Luna? ¿No eres muy chica? – pregunta mi padre con los ojos entrecerrados, diciéndome una mirada interrogativa.

- Escuche a Harry hablando con usted en la cafetería – ella comienza a contar la historia que habíamos acordado, incluso es buena actuando – Le pregunte que era una dama de compañía y me conto que las utilizaban para venir a los casinos. Por cierto, ¿y las suyas?

- Baño – contestan los dos hombres indiferentes, solo interesados en que siga el relato.

- Oh, bueno – Luna se encoge de hombros – Bueno, le pregunte que tal era el casino, ya que siempre tuve un gran interés en ellos desde que vi Locos de amor en Las Vegas. ¿Vieron esa película? Dios, Ashton Kutcher sí que se lució, más Cameron Díaz. Es una gran comedia y se las recomiendo, incluso me hace desear ir y casarme con un completo desconocido y enamorarme de él. – bromea y suelta una risita, que no es acompañada por ninguno de los tres. Poca gracia me hace que se case con otra persona – En fin, pedí ser su dama de compañía, de paso, conocía el lugar.

- No debiste traerla, Harry – me reprende Geoff, claramente tragándose la historia.

- Papa, no lo regañes – interviene Luna – Es preferible que viniera con el que con un desconocido. Sabes además que Zayn no le gustan estos lugares como a Liam, y Runa tiende a emocionarse aquí. Ella no tiene ni la más pálida idea como yo, así que aproveche que Harry necesitaba ayuda. Y ahora que he explicado todo innecesariamente, Styles me llevara a la mesa de póker.

- ¿Eh? – frunzo el ceño, ¿Cuándo le dije tal cosa?

Luna tira de mi a la fuerza y me lleva hacia un guardia, al cual le pregunta dónde quedan las habitaciones donde se juega el póker. Por más que me resisto, termino accediendo cuando me pide dinero para jugar; no estoy seguro que esto sea sano para una adolescente de dieciocho años, y más sino me permite jugar y los hombres, al entrar a la habitación, la miran como carnada. No me queda otra que esperar a que termine de jugar, pensando en que rondara por la cabeza de mi padre y la de Geoff. Quizás, en verdad no debí traerla, solo me causaran más problemas y ni hablar con ella.

- ¡Gane! – chilla mi novia con alegría.

Miro sorprendido hacia la mesa, donde los hombres la miran con mala cara, solo hay uno o dos que están realmente sorprendidos y divertidos ante la situación. Luna toma todas las fichas y las coloca en una pequeña bolsita que un camarero le ha entregado. Juega otra partida y la gana más rápido que antes, y así se repite por tres veces más hasta que los hombres se niegan a jugar con ella.

- Son unos maricas – refunfuña ella mirándolos con los ojos entrecerrados.

- Cuida tu boca, niña estúpida. – escupe uno con malhumor.

- Pues esta niña estúpida, como tú le dices, te gano 345.000 dólares – le guiña el ojo y junta todas las fichas – Son pésimos perdedores.

Me rio a carcajadas, captando la atención de todos los hombres. Tomo de la mano a Luna y la saco de la habitación, ambos riéndonos por lo ocurrido adentro. Iba a golpear a ese idiota por insultarla, pero al parecer ella sabe defenderse con palabras y sin golpes perfectamente. Vuelve arrastrarme hacia el juego de la ruleta, donde pienso seriamente que se está tomando las cosas con demasiada emoción; lo que menos quiero es que sea una adicta al casino y sus juegos.

- ¿Qué día naciste, Harry? – pregunta después de que el muchacho le dijera que era su turno de apostar.

- El primero de febrero, ¿Por qué?- pregunto confundido.

- Si juntas los dos números es un doce, mi número de la suerte – me guiña el ojo y vuelve hacia el chico – Doce.

La pelota cae en la ruleta de la suerte, comenzando girar y a girar en ella hasta que, de repente, se queda en el doce. Luna salta prácticamente mientras lanza un grito de felicidad junto con otros que la felicitan, aumentando más sus fichas. Vuelve a apostar nuevamente, esta vez eligiendo el 24, debido a que en esa fecha era el cumpleaños de su madre. Gana nuevamente y es felicitada una vez más.

- ¿Y todas esas fichas? – murmura Geoff con la cara blanca una vez que nos retiramos y nos lo encontramos.

- Lo gane yo solita, papi – dice con felicidad mi novia – Al menos tengo aquí unos 500.000 dólares, ¿puedes creerlo?

- Tiene la suerte de su madre – comenta mi padre, mirando todo con diversión.

- Sin lugar a dudas – asiente Geoff, con una media sonrisa en el rostro.

- ¡Harry! ¡Vamos a jugar a los Craps!

Caminamos hacia el juego, donde esta vez estoy segurísimo que no fallara, y espero que no lo haga porque ha apostado todo el dinero, multiplicándolo por dos. Si llega a ganar, no tendrá 500.000 dólares, sino un millón. Dios, estoy nervioso, demasiado. Me desespera ver como agita los dados en su mano, una y otra vez; casi pareciera que todo va demasiado lento, provocando que mi estómago se revuelva.

- ¡Seis, seis, seis! – exclama antes de tirarlos, y sale… sale seis.

Una gran celebración se arma con champagne y todo. Luna es aplaudida por todo el casino por haber ganado un millón de dólares en menos de tres horas. Sonrió feliz al ver su sonrisa y lo amable que es con quien se acerque para felicitarla; a veces me pregunto si realmente fue un golpe de suerte encontrarla, tal como ella lo tiene en el casino.

Quizás, gane la ruleta de la suerte sin darme cuenta.

Horas después.

Estoy por poner la tarjeta mecánica para abrir la puerta, y de esa forma, entrar a la suite para descansar tranquilamente. Fue una noche tan agitada que casi no siento las piernas. Luna decidió no jugar más, pero si observarme jugar a mí; soy un desastre realmente, aunque ni siquiera pareció importarle cuando me volví idiota en la máquina de traga monedas.

Al ver mi desesperación por no ganar, me propuso salir a dar una vuelta antes de volver al hotel. Intercambiamos las fichas por dinero, el cual depositamos en una cuenta que Luna tiene en el banco, y finalmente, nos despedimos de nuestros padres para ir a tomar un helado cerca. Por suerte, el café de Niall estaba abierto y no tardamos en pedir un tazón de helado para cada uno. Después de un momento tranquilo, ambos nos dirigimos al hotel y cada uno a su habitación.

Me la había pasado bien, o por lo menos antes de que tuviera que jugar yo. Fue una sorpresa descubrir que Luna tenía tanta suerte en el casino, como usaba su ingenio y sabia aprovechar sus habilidades para ganar dinero, aunque creo que ni siquiera le importaba cuanto había ganado esa noche, sino la satisfacción de jugar y ganar.

- Estas saliendo con esa chica, y a mí no me vas a mentir – escucho la voz de mi padre a mis espaldas, lo que me hace voltear y mirarlo con el ceño fruncido.

- ¿De quién estás hablando?

Des se ve bastante serio, incluso un poco molesto. Trato de parecer lo más normal posible, no demostrarle que estoy a punto de morirme de un paro cardiaco por el susto que provoco. No quiero que piense que soy un pedófilo – aunque en la situación en la que estoy, puede pensar lo que quiera – tampoco que estoy jugando con ella.

- Los vi a los dos darse un beso antes de cruzar la calle cuando salieron del casino – Cierro los ojos con fuerza, insultándome internamente por no haber esperado aunque sea una cuadra – Tienes suerte que Geoff se quedó con su dama de compañía. ¿Sabías que ella está comprometida?

- Si – suspiro y me cruzo de brazos, esperando su gran sermón.

- ¿Entonces a que mierda estás jugando? – se acerca unos pasos hacia a mí, mirándome con reprobación – Pensé que eras más serio en estas cosas, no como tu hermano.

- ¿Me ves capaz de jugar con una niña de dieciocho años?

- No, claro que no, hasta que los vi juntos – replica, meneando la cabeza con decepción. – No puedes jugar así con los sentimientos de las personas, Harry. Va a casarse y solo eres un amor de verano.

Una fuerte punzada atraviesa mi pecho, con tanta fuerza que estoy a punto de flaquear y tirarme al suelo por lo insoportable que resulta sentir esto. Me duele de solo pensar que mi padre cree que soy una escoria humana, o en darle la razón de que Luna se casara y solo soy algo del momento; sé que ella me quiere, pero también quiere a su padre y no será capaz de decepcionarlo.

- Que no demuestre mis sentimientos, no signifique que no los tenga – digo con tranquilidad, dejándolo sorprendido.

Antes de que conteste, abro la puerta del cuarto y la cierro de un portazo, demostrando cuando molesto estoy. Me apoyo sobre la puerta, maldiciendo una y otra vez.

No quiero que esto termine. En verdad, no quiero tener que separar de ella. Definitivamente, no quiero.