#Addicted To Love {Harry, Zayn & Tú}

ADDICTED TO LOVE (Harry, Zayn & Tú)

Capítulo 4

Harry se quedó ahí plantado sin saber muy bien qué hacer. Hace unos minutos, había apostado con Zayn Malik por el corazón de la chica que ahora tenía en frente.
La chica que lo miraba con esos ojos abiertos de par en par, a través de esas pestañas larguísimas… que poseía ese cabello tan largo y esos labios tan finos…la chica a la que tenía que enamorar para conseguir el maldito volvo. Y sí que quería ese volvo.
—¿Quieres salir en una cita conmigo? —repitió, mostrando su sonrisa más adorable. Sabía que era una de sus mejores armas: su sonrisa. Los hoyuelos le daban un aspecto más infantil e inocente y hacían que conseguir citas fuera como quitarle un dulce a un bebé.
__________ se le quedó viendo otro buen rato y, justo cuando Harry pensaba que iba a caer, cuando pensó que su cara no podía decir otra cosa más que “Yo Amo A Harry Styles” (como la de todas las chicas que había salido), justo entonces __________ se echó a reír a carcajadas. Harry se le quedó viendo con una ceja arqueada.
—¿Qué es tan gracioso?
—Lo siento pero, yo, ¿salir contigo? —se rio una vez más y luego su amiga, la pelirroja, salió del baño. Cuando vio a Harry, se puso roja como tomate y apartó la mirada.
—__________... ¿está todo bien? —preguntó, cautelosa.
__________ se incorporó y tomó el plato con ambos rollos.
—Todo perfecto, Vicky. Pero creo que vamos a pedir estos para llevar, ¿te importaría llevarlos abajo y pedirlos? Necesito decirle algo a Henry. —sonrió.
—Harry. Me llamó Harry. —replicó él con un tono de molestia. No estaba acostumbrado a ser tratado así. Mucho menos por una chica a la que sólo quería por diversión y que no le interesaba en lo más mínimo como algo más que un pase para su volvo.
Vicky tomó el plato y corrió escaleras abajo. __________ se dio la vuelta y caminó hacia Harry, deteniéndose a unos pocos centímetros de él. Despeinó sus rizos y pellizcó sus mejillas, haciendo que él se sintiera como un niño pequeño en una reunión familiar donde la tía Gertrudis no lo ha visto en mucho tiempo y siente la necesidad de pellizcarle las mejillas para decirle cuánto ha crecido.
—Mira, Harry. Eres muy lindo y todo eso… pero no eres mi tipo. Mi tipo es… menos mujeriego. —se encogió de hombros. Harry estuvo tentado a decirle todo lo de la apuesta: como ella no era más que un juego para él y Zayn y que, probablemente, ahora todos los chicos del campus la verían del mismo modo gracias a ellos. Pero en lugar de eso, respiró hondo, y sonrió levemente.
—¿Por qué? ¿No te gusta la competencia, __________?
___________ soltó un bufido sarcástico y le dio unas palmaditas en la espalda.
—Lo que no me gusta es que piensen en mí como una del montón. —Respondió, esbozando una sonrisa dulce— Y ahora, si me disculpas, creo que tengo que irme.
Lo dejó ahí parado, como idiota, mirando como su cabello se agitaba alrededor de sus hombros cuando bajaba. Después de algunos segundos, él también bajó las escaleras y salió del local. Tres locales a la derecha, estaba la pizzería, donde su mejor amigo Louis lo esperaba. Zayn, junto con Niall y Michael, se habían ido a las duchas, por lo que no estaban con todo el grupo.
En cuanto entró, el resto del equipo empezó a animarlo y a decirle cosas del tipo “eres el hombre, Styles”. Harry se limitó a encogerse de hombros y sonreír con suficiencia. Todo el equipo pensaba que lo había conseguido: que ___________ le había dicho que sí y lo más seguro era que se acostaran en su cita. Harry no sabía cómo decirles que lo había rechazado. Durante quince años de su vida tuvo que soportar que nadie quisiera salir con él. Cada chica a la que se le acercaba o intentaba decirle algo, simplemente lo rechazaba o se reía de él. Después de todo, ¿quién quería salir con Harry Styles, el niño de los rizos raros, la cara de bebé, y (de los doce a los quince) de la cara llena de acné?
Claro que, en cuanto su madre le dijo que se mudarían a Sussex, Harry supo que tenía que hacer algo al respecto. Sí, está bien, se había aprovechado un poco de la gran fortuna de su nuevo padrastro… ¿y qué? Al menos las cosas habían salido bien. Después de que hiciera ejercicio, dejara crecer un poco más su cabello, y comiera más sanamente… había terminado por convertirse en la fantasía de todas las chicas.
Vaya, aún ahora todas las chicas que lo habían rechazado en su vida (que eran más o menos todas a las que había invitado a salir) le hablaban en internet y le decían que deberían salir alguna vez. Pero no, Harry ya no quería nada serio. Ahora sólo le interesaba hacerle a todas lo mismo que habían hecho con él tantos años: iba a enamorarlas, usarlas, y luego botarlas. Ojo por ojo. Era lo justo.
—Te rechazó, ¿verdad? —preguntó Louis. Louis lo conocía mejor que nadie: sus expresiones, sus palabras, lo que pensaba, absolutamente todo. Para la mayoría de las personas, Harry era la persona más difícil de descifrar que conocían. Louis siempre decía que era como un libro abierto: una vez que habías aprendido a leerlo, podías saber cualquier cosa de él con un simple parpadeo.
Harry asintió.
—No quiero hablar de eso.
—No, claro que no. —contestó Louis, señalando al fondo del local. Al lado de su mesa estaban las porristas, lo que no le interesaba a Harry en absoluto. La capitana, Miranda, había sido su novia durante, más o menos, tres semanas como motivo de su campaña para Rey y Reina del baile de bienvenida. No era que en realidad se quisieran. Al menos, Harry nunca la había querido. Pero al parecer ella sí. Además, ya se había acostado con todas las porristas, ¿por qué Louis creía que se interesaría por ellas?
Entonces se fijó en una cabeza rubia que no había estado con todo el otro grupo en los últimos meses. La chica era nueva y bonita. Era alta y tenía el cabello corto, ojos miel, y piel muy pálida. Y estaba yendo justo en su dirección. Miranda los observaba con los ojos sacando chispas. Harry se estaba empezando a preguntar si esto era alguna clase de rito de iniciación. Se había dado cuenta de que, las porristas que se llevaba a la cama, siempre duraban bastante tiempo en el equipo y, a las que rechazaba, al siguiente día ya no llevaban uniforme.
Podía ser sólo una casualidad.
El rechazó de ___________ le había traído dolorosos recuerdos de cuando vivía en Cheshire. Cuando era un Don Nadie. Un niño bobo, nerd, al que nadie quería y del que todas las chicas se burlaban. Y sentía la apremiante necesidad de ser deseado… la misma necesidad que había sentido al llegar a Sussex y cambiar toda su forma de ser.
—Me llamo Alexa. —dijo la rubia, con una sonrisa algo penosa. Harry le sonrió a su vez, una de sus sonrisas que sabía que podrían derretir a toda la academia (bueno, gracias a _________, a casi toda). Tomó su mano y besó el dorso de ésta.
—Y yo soy Harry.
—Lo sé. —musitó Alexa, soltando una risita.
—Entonces has oído de mí. —contestó a su vez Harry, arqueando una ceja, jugando. Alexa se encogió de hombros.
Al carajo. Si _________ no quería salir con él, tenía una academia llena de chicas que sí querían.
Tomó la mano de Alexa y, sin decir nada más, la llevó fuera del local y hasta su habitación.