El Club de las Cinco {One Direction}

La música comienzo a resonar tan fuerte en mis oídos que sentí que estaban sangrando, casi dejándome sin una gota de sangre en mi cuerpo. Sabía que exageraba, que nada de aquello ocurriría, pero en el estado en el que me encontraba dejaba mucho que desear.

Volvieron a golpear la puerta con fuerza mientras yo me seguía observando al gran espejo al frente mío. Había usado una pollera de rayas negras y blancas, una tras otra, tras otra. Una clásica musculosa negra junto con una camisa verde militar, remangada hasta mis codos y bastante grande para mi cuerpo. Lo único que podía amar de mi misma era lo increíble que me quedaban los zapatos de plataforma negros. Había valido la pena luchar contra mi hermana para quedármelos.

Salí del baño para encontrarme cara a cara con la persona más desagradable que pude ver en esos momentos. Mi querido hermanastro Liam Payne.

- Perdedor – dije dándole una sonrisa arrogante - ¿Qué sucede? ¿Estas por hacerte en tus pantalones, hermanito?

- Siempre tan educada, Stark.- sonrió falsamente-

- Siempre tan imbécil, Payne – replique empujándolo a un lado con brusquedad y pasando al lado de él.

La música de David Guetta comenzó a sonar, dejando que mis pies comenzaran a bailar junto con mi cuerpo que parecía perder el control. No era bastante consiente de lo que estaba haciendo, pero solo quería librarme. Así que cerré los ojos, moví mis brazos hacia arriba donde fueron a cualquier dirección. Sonreí con ganas y revolee el pelo hacia cualquier dirección. Al abrir los ojos, vi cómo se acercaban Camila, Alice y Gemma dejaba olvidado a un chico, al que seguro le había dejado la pollera corrida. Reí como idiota y apoye mi cuerpo en el de Camila, la cual murmuraba algo sobre que Josie estaba bastante distraída.

- Le di de mi cerveza ¡La muy idiota no sabía que tenía acido! – grite mientras reía a carcajadas. Camila me imito.

- ¿En su refresco? Eres una perra, Heather – dijo Alice un poco molesta. Gemma redondeo los ojos y la abrazo por detrás.

- Que nuestra niña sea libre de todas esas obligaciones que tiene ¿No?

- Gemm tiene razón, Ally – murmure rascándome el pelo - ¿O me vas a decir que no te agrada la idea de divertirnos como Dios mande?

- Claro que sí, pero a veces…

- Bla, bla, bla. A la mierda y vamos a bailar – interrumpió Cam y tomo mis manos para guiarme a la pista de baile.

No tenía idea de lo que hacía, pero solo quería bailar, sacar todas estas energías que tenía por dentro y seguir fumando o tomando lo que fuera. Todo daba tantas vueltas a mí alrededor, todo parecía como un sueño, del cual solo pensaba en despertar.

- ¿Dónde está Josie? – pregunto Gemma mirando a su alrededor.

- Dándose una alegría – murmuro Camila con una sonrisa maliciosa en el rostro.

- Espero que se haya encontrado a ese “Boo Bear” o como el idiota se llame. Por cierto ¿Alguien me quiere decir por qué no decimos el nombre de los muchachos? – pregunto Alice mirando un punto fijo para luego reír como idiota. Bien, estaba perdida.

- Se burlaron de mí porque les conté que había besado a Mike Evans – bufo Cam.

- ¡Comía pegamentos! ¡Todo el mundo lo sabe! – replico Gemma partiéndose de la risa conmigo.

Y de repente, mi canción y la de Camila comenzaron a sonar por todo la casa. Nos miramos sorprendidas para luego colocar nuestras sonrisas cómplices. Camila le dejo el bolso a Alice, o bueno, se lo arrojo prácticamente, yo seguí a la castaña mientras bailábamos con movimientos suaves y sexuales hacia la barra, donde había colocada además un caño.


Ambas nos subimos y comenzamos a bailar, mientras toda atención caía de manera inevitable hacia nosotras. Cam se movía realmente bien, excitando a la mayoría de la población masculina y creando envidias en las perras.


Comenzamos a cantar con la voz arrastrada y a balbuceos, pero nos entendíamos y el público parece que también, así que comenzó a cantar con nosotras, mas Gemma y Alice que agitaban la botella para todo lados y movían su cuerpo al compás de la música. Me sentía bien, me sentía linda, me sentía sexy. Me sentía toda una perra.

I love rock n' roll
So put another dime in the jukebox, baby
I love rock n' roll
So come and take your time and dance with me

Camila camino hacia el caño y comenzó a bailar en el mientras de a poco iba sacándose algunas prendas. Oh mierda, esta chica iba a volver locos a todos los hombres de allí, pero solo pude reírme y quitarme la camisa para revolearla por los cielos una y otra vez.

La canción siguió su curso haciéndonos bailar tantas veces y movernos, que juro que la habían vuelto a poner cuando Alice y Gemma subieron a la barra a bailar junto conmigo. Solo faltaba Josie y todo hubiera sido perfecto, y por cierto… ¿Dónde estaba esa perra? ¿Le había pasado algo? ¿Se habría encontrado con ese tal “Boo”? Oh mi Dios ¡Me sentía tan bien de que le quitaran la maldita virginidad! ¡Las cinco vivíamos también del sexo! ¡Ella debería haber probado ese excelente placer que era lo único bueno que proporcionaban los hombres!

Justo cuando canción comenzó a terminar, me di la vuelta y sin pensarlo, me tire de la barra de espaldas. Sentí miles de manos sobre mi espalda y el resto del cuerpo que me sujetaban. No podía parar de cantar y reírme como desquiciada. La estaba pasando bien, realmente bien. Una lástima que me haya tenido que encontrar con el estúpido de Payne ese día, pero nadie podía arruinarme ahora, ni siquiera el año, nuestro último año.

Cuando llegue al suelo otra canción distinta comenzó a sonar, una que no reconocía pero poca importancia le di, solo quería una cerveza bien fría para despejar mi mente.

Agarre la última lata en la heladera justo cuando otro chico iba a tomarla. Lo mire burlona cuando balance la lata en su cara. Y me encontré con nada más ni nada menos que Harry Styles, el maldito galán de toda la puta preparatoria. Styles y yo siempre tuvimos un horrible enfrentamiento desde que ingrese a la preparatoria, desde sus burlas por ganarme la vida como mecánica hasta decirme que parecía una zanahoria con el pelo pelirrojo. Quizás no me quedaba tan bien como a él le quedaban de maravilla esos rizos, pero al menos hacia lo que podía para quererme ¿Qué podía llegar a entender el? Las cosas le caían del cielo y no se rompía el culo para comprarse algo como yo estaba acostumbrada a hacer.

- Que gran espectáculo, francesita.

- Cuando no tú, molestándome – replique molesta.

- Solo digo la verdad – murmuro poniendo sus manos sobre mi cintura y estrechándome hacia el – Te veías muy caliente ahí arriba – susurro en mi oído y mordisqueo mi oreja – Casi me hacen desearte en mi cama.

- Sigue soñando – me separe riendo.

- Siempre supe que eras una cobarde – dijo con arrogancia mirándome de los pies a la cabeza.

Dicho esto, se dio la vuelta y se fue a sentar en un sillón en forma de “L”. Entrecerré los ojos y lo fulmine con la mirada. ¿Styles me había llamado cobarde por no querer acostarme con él? ¿Por, a pesar del estado en que me encontraba, era consciente del error humano que haría al acostarme con él? El maldito hijo de puta había pegado con algo que no se juega: Mi orgullo.

Camine con pasos decididos hacia él y le arrebate un vaso de cerveza de su mano para dejarlo en una mesa cercana. Harry me miro con completa confusión, encarnando las cejas y amagando para hablar, pero no lo deje, porque me había sentado dejando mis rodillas a los costados de sus piernas.

- ¿De verdad crees que soy una cobarde? – murmure mordiéndome el labio inferior.

Lo vi tragar saliva y eso me fue suficiente para comenzar a besar su cuello, mientras con sus manos iba recorriendo cada parte de mi cuerpo con lentitud y cada tanto repetía el acto. Podía escucharlo suspirar y jadear en mi oído, lo que me hacía calentarme aún más. No iba a negar que Styles tuviera lo suyo para ser un completo mujeriego, porque realmente era atractivo, con sus ojos esmeraldas que me ponían la piel de gallina cada vez que me dirigía la mirada o una mirada de arrogancia, claro que también surgía el odio y rencor. Todo pareció olvidarse en el momento en que el tomo mi rostro, miro a mis ojos por una brevedad de segundos que los sentí eternos, y beso mis labios con suavidad, hasta que comenzó a volverse más salvaje y brusco a medida que íbamos pasando los segundos.

Me tiro arriba del sillón y se situó arriba mío, al mismo tiempo que colocaba sus manos sobre mis pechos y comenzaba a masajearlos. Gemí cuando sentí su miembro contra mi cuerpo, haciéndome respirar agitada. Oh Dios, estaba por comenzarme a mojar demasiado rápido. Harry estaba haciendo algo que jamás Zayn había podido haber hecho o algún otro idiota que haya conocido.

- Mira lo que provocas, Stark – lo escuche gruñir contra mi oreja, mientras una de sus manos se situaba en mi entrepierna.

- Si vamos a hacerlo, que sea en un lugar privado.

- Están en su mundo. Todos drogados. Todos ebrios. Nunca lo notaran. – trato de convencerme, algo a lo que me negué, por lo que comencé a separarme de él. – No me vas a dejar así ¿De acuerdo? Te voy a dar el mejor polvo para que nunca te olvides de mí.

Reí como estúpida ante sus palabras, aunque sabía que Harry hablaba seriamente, no le tome demasiada importancia. Me ayudo a incorporarme y una vez que lo hizo puso sus manos en mi cadera y me acerco a él por detrás. Pude sentir en mi trasero su miembro, duro. Muy duro.

Oh, la noche que me esperaba.

Llegamos casi desesperados a una habitación donde una pareja que debían de ser de primer año estaban por comenzar a tener sexo, aunque ni siquiera se habían sacado la ropa. Harry les aplaudió y les ordeno que se fueran. Con las caras enrojecidas, ellos acataron las órdenes. Una vez que cerré la puerta con llave, sentí ser estampada contra la puerta al mismo tiempo que Harry me giraba para quedar al frente de él.

- Ahora sí, Stark. Me voy a vengar cada una de las bromas pesadas que me hiciste – hablo con la voz ronca cagada de deseo mientras comenzaba a besar mi cuello – Lo vas a disfrutar. Y presiento que yo mucho más.

Al otro día.

Me levante con un leve mareo. Suspire. Nunca más volvería a tomar, aunque sabía que era una gran mentira, esperaba que con eso calmara el mareo.

No funciono.

Mire el cuarto desorientada ¿Cuánto había cambiado Gemma su cuarto? Estaba más ordenada y por todas las estupideces que tenía, parecía que le pertenecía a un chico. Reí como idiota negando la cabeza. Si claro, un chico ¿De quién podría estar en la casa?

- ¿De qué te ríes? – escuche su voz burlona.

Me paralice al escuchar su voz ronca. Levante la mirada sorprendida y vi que Harry estaba con el ceño fruncido, una sonrisa en el rostro y cruzado de brazos apoyando su cuerpo en el remarco de la puerta.

- ¡¿Y yo que mierda hago aquí?! – grite tomando una sábana y enredándola en mi cuerpo. ¡Estaba desnuda! ¡Me había acostado con Styles!

Harry rió y negó con la cabeza.

- Digamos que después de la gran noche que pasamos, bajamos y tú estabas tan borracha al igual que una amiga tuya castaña. Dijo que se iba con un chico y que te lleve a casa porque ella quería un buen polvo y tú arruinabas todo.

- Maldita Gemma – murmure molesta. Solo a ella se le ocurría hacerme esto.

- Si, bueno – se revoleo sus rulos, algo que me hizo acortar la respiración – ¿Cómo la pasaste ayer? – pregunto acercándose, obviamente hablaba de cuando nos acostamos.

- No recuerdo nada, Styles. Así que si me dejas unos minutos a solas para que me cambie y me vaya, te lo agradecería.

Harry sonrió aún más con arrogancia y con un movimiento brusco, me quito la sabana que cubría mi cuerpo. Cuando iba a gritarle y a propinarle un gran puñetazo, me beso con desesperación y me tiro arriba de su cama.

No me controle, lo admito. Las caricias y besos que él me brindaba no habían podido de ser de otra manera mejor.

Comencé a tocar su cuerpo sin esperar a que el me lo pidiera. Necesitaba sentirlo, su piel contra mi piel mientras intenta otra vez hacerme suya. El gimió cuando toque su miembro, con una sonrisa fui bajándole el bóxer hasta desaparecer y caer por algún lado de la habitación. Harry se colocó arriba una vez más en mí, y siguió con sus besos por cada parte de mi cuerpo, mordisqueando mis pezones y haciéndome arquear la espalda para él, donde varias veces aprovechaba a besar mi ombligo hasta llegar a mi entrepierna, donde absorbía todo de mí y su lengua jugaba al igual que sus dedos a darme exquisitos gritos de placer.

Entro en mí con desesperación, haciéndome gritar con fuerza su nombre y gemir con fuerza de placer.
Quería más, necesitaba más, rogaba por más. Le pedí más cuando llegamos al orgasmo. Más me dio. Pedí otro poco más. Lo obtuve.

Dios, no podía quedarme satisfecha. Quería mas, quería que siguiera haciéndome sexo oral, quería que me dé por detrás y por donde él quisiera. Y el parecía estar muy de acuerdo conmigo, no parecía cansarse en ningún momento del día donde todo fue puro sexo, donde ni siquiera me acorde de mis amigas o de mi familia.

Grite una vez más cuando llegue al climax junto a él. Cayo arriba mío y clave las uñas en su espalda como tantas veces lo había hecho. El me acaricio el rostro y beso un poco mi cuello.

- Todos los días. Luego del colegio o antes de las siete. En mi casa y sin falta ¿Qué te parece? – murmuro contra mi oído con la voz ronca.

- Perfecto.