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Mensaje por IreGarciaT Sáb 01 Dic 2012, 5:38 pm


Capitulo 16


El comedor era una gran habitación con cinco largas mesas en las que se sentaban diez personas en cada una. Un buffet al estilo cafetería se encontraba ubicado donde las enfermeras llenaban los platos de los pacientes. Esta era la única habitación con ventanales grandes. Básicamente todo el muro sur se encontraba cubierto por ventanales enmarcados con vista a la playa. Le di las gracias a la enfermera que me entregó la bandeja de color rojo brillante llena de macarrones con queso que parecían bastante comestibles, tiras de pollo asado, una ensalada César, judías verdes, un panecillo de trigo grande, y una pequeña porción de algún tipo de crema que ya sabía que no probaría. Las mesas más cercanas a las ventanas parecían ser las más populares, ya que se encontraban completamente llenas, y algunos pacientes discutían sobre lugares específicos. Decidí sentarme en una de las mesas lejos de las ventanas. No quería tener que lidiar con problemas si me sentaba en el asiento codiciado de alguien. Tomé una taza de plástico llena de té helado y me dirigí hacia la última fila de mesas.
—Probablemente quieras ir a buscar algo de esa azúcar. El té no tiene nada de dulce, y así es simplemente desagradable. —Una chica con el pelo fibroso de color marrón, y grandes ojos marrones, se quedó allí de pie con el ceño fruncido hacia la taza en mi mano. Sus dientes parecían sobresalir un poco y tenía la nariz cubierta de pecas. Me recordó a alguien que podrías encontrarte en alguna granja de por allí.
—Oh, eh, gracias, pero yo no tomo azúcar en mi té helado. —Le expliqué y, frunció la nariz.
—Entonces debes ser de Florida. No entiendo porque continúan actuando como si fueran del norte. Ustedes están más al sur de lo que estamos en Mississippi, y nosotros sabemos que el té helado necesita azúcar.
Me costó entender su acento, pero le sonreí y me giré hacia la mesa que había elegido, pero me di cuenta de que ahora habían otros dos ocupantes: la chica con el grueso cabello marrón que había cerrado la puerta y se había encerrado adentro luego de haberme visto, y Gee. Vacilé y me pregunté si tal vez debería ir a sentarme en otra mesa, cuando Gee me lanzó una sonrisa desafiante. Me imaginé que era mejor seguir con mi plan.
Gee esperaba que me fuera a otro sitio, y no quería que pensara que me daba miedo. Me sorprendía un poco que estuviese sentada con la chica hiperactiva. Gee no parecía la clase de persona que le agradaría a alguien nerviosa y llena de miedo.
—No estarás pensando en sentarte con esas dos, ¿verdad? —La chica de vaquera me preguntó.
Me encogí de hombros. —No veo por qué no.
Se echó a reír. —Porque Gee es una loca, por eso. Es una completa Looney Toons, te lo digo. —Me mordí el labio para evitar sonreír por el hecho de que este lugar era para enfermos mentales. ¿Acaso no todos eran un poco Looney Toons en este lugar?
—Um, gracias, pero ya conocí a Gee y no parece tan mal. —La chica junto a mí se me quedó mirando, como estudiándome cuidadosamente.
—No eres esquizofrénica, ¿cierto? Porque tengo que saberlo. No me siento cómoda alrededor de los esquizofrénicos. —Miré a Gee y me pregunté si era eso lo que ella era. ¿Tenía esquizofrenia?
Negué con la cabeza. —No, tengo trastorno de estrés postraumático.
Ella sonrió. —Ah, bueno, puedo lidiar con eso. Son fáciles de manejar. Yo soy bipolar. Mamá me trajo por haberme intentado matar.
Me puse rígida, mirando a esta amigable persona con aspecto agrícola de niña inocente, preguntándome cómo alguien como ella podría intentar acabar con su vida. —¿Por qué? —Me oí preguntar.
Ella se encogió de hombros. —A veces me siento tan triste que suena bien. —dijo esto con mucha seriedad, y me estremecí. Nunca me di cuenta que habían chicos de mi edad que parecían normales, pero que por dentro luchaban con mucho más. Coloqué mi bandeja en la mesa, al otro lado de la morena. —Fue bueno hablar contigo, —dijo la chica de campo, sonriendo.
—¿No vas a sentarte a mi lado, Henrietta? ¿Por qué, Henrietta? Creo que mis sentimientos están heridos. Puedo sentir la necesidad de llorar aquí, delante de la maldita cafetería. —dijo Gee, sonriendo a la chica de campo.
—Déjala en paz. —Siseó la tupida morena antes de meterse una cucharada llena de macarrones con queso a la boca.
Gee le devolvió la sonrisa a la tupida morena. —Es muy divertido burlarse de Henrietta. A veces, incluso puedes hacerla decir “he tenido suficiente de tus habladurías. Ahora déjame en paz antes de que te delate.” —Gee imitó perfectamente el habla de Henrietta.
La tupida morena sonrió y tragóazv su bocado de comida.
—¿Así que no estás loca? Yo soy Jess, siento lo de antes, pero no me gusta mucho conocer a los locos nuevos que ingresan. Estoy suficientemente loca, y no necesito más loqueras a mí alrededor. Es extraño que pase tanto tiempo alrededor de Gee. —Gee sonrió y sacó la lengua, que también tenía una barra en ella, pero de plata.
Me sorprendí por cómo lucía su lengua y ella rió a carcajadas.
—Relájate. _______. No muerdo, al menos no a otras personas. —Se rió de su comentario al igual que su compañera. —Le dije a Jess que no se estresara tanto por ti. Que ya te había visto, y que no había nada malo en ti. Pero eres interesante. No logramos comprender qué es lo que ellos creen que tienes.
Moví la comida en mi plato, pero nada me llamó la atención.
—Trastorno de estrés postraumático —dije, mirándola.
—Ah, así que piensan que has tenido un trauma y que te afectó. Lo que es realmente malo, ya que sabemos que no estás loca. ¿Qué hiciste para conseguir que te enviaran aquí? —Preguntó Jess antes de introducir otra cuchara llena de macarrones con queso a su boca. Miré a las enfermeras que ya habían comenzado a patrullar las mesas laterales.
—Eso no es algo de lo que realmente quiero hablar. —Cogí mi rollo, con la esperanza de que si comenzaba a llenar mi boca, dejarían de esperar que hablara.
Gee asintió con la cabeza y luego le dio un codazo a Jess. —Mira a Roberta. Está a punto de atacar a Kim por tocar el plato. ¡Ah, maldita sea! Es esa enfermera Karen. Se está llevando a Roberta para que busque otro plato y se lave las manos. —Gee sonrió hacia mí. —Roberta es el mejor tipo de enfermo mental para molestar.
—Ella tiene trastorno obsesivo compulsivo. —Jess terminó, sonriendo. Al parecer, los pobres problemas de Roberta eran una cuestión de entretenimiento. Gee tiró del anillo de su lengua con los dientes.
—Mierda divertida. —dijo ella, sonriendo.
—Diez minutos mañana, Gee. —la voz de la enfermera Karen vino detrás de mí.
Jess entornó los ojos. —¿Por qué haces eso cuando sabes que puede oírte?
Gee se encogió de hombros. —Porque puedo. O porque no me gusta ir a mi cuarto sola. Tú sabes que las voces en mi cabeza son muy altas cuando estoy sola. —Gee me dirigió una sonrisa y le dio un mordisco a su pastel de crema.

***

Me sentí aliviada al llegar a la cama. Después de la cena había sido enviada a salas de reuniones para "Tiempo de Discusión", lo que significaba que animaban a todos a hablar. No quería hablar. No tenía nada que decir. Se había vuelto tan aburrido, que me encontré a mí misma buscando almas errantes con la mirada. Después de que ninguna diese señales por horas, me di cuenta de que no había visto una desde que puse un pie en la casa. Al parecer, a las almas les asustaba este lugar. No podía culparlas. Afuera podía escuchar las olas rompiendo, y esperaba que fuera el único sonido que escuchara esta noche.
Justo en ese momento escuché un grito ahogado. Me estremecí y me hundí en la cama. No era que me dieran miedo, pero sufría por ellos. En verdad trataban con cosas que no podía comprender. Otro grito hizo eco en el pasillo. Alguien había abierto la puerta y soltó su terror. Miré de nuevo a mi puerta para asegurarme de haberla bloqueado. Una enfermera hablaba con el gritón y varias puertas se abrieron y cerraron.
—Nunca voy a poder dormir. —Murmuré en la oscuridad. Me levanté de la cama y caminé hacia la ventana para ver las olas rompiendo contra la costa, iluminadas por la luna. Las olas me recordaban la última noche que había pasado con Nick. Me salvó de las olas que intentaban quitarme la vida. Había estado lista para que sucediera, hasta que su brazo se envolvió a mí alrededor.
El dolor atravesó mi corazón y tuve que sentarme en la cama y apretar fuertemente mi estómago, con el fin de mantenerme en una sola pieza. Otro grito se escuchó a pocas habitaciones. Una lágrima ardiente corrió por mi rostro. Me encontraba sola, por primera vez en mi vida. Me acosté con las rodillas contra mi pecho y mis brazos envueltos con fuerza alrededor de ellas. Mis párpados se volvieron pesados y los gritos comenzaron a ser ahogados de inmediato.
Lentamente me dejé llevar a mis sueños por la música que empezó a tocar. Luché para despertar de nuevo. La familiar tonada era mi canción de cuna. El cansancio del día y mi sensación de soledad parecían desaparecer a medida que la música se reproducía. La calidez de la voz de Nick llenó mi mente, y me dormí.

***

—Tienes un visitante y es delicioso, delicioso para lamerse los labios. —dijo Gee, pavoneándose en la biblioteca. Estaba casi segura de que ella nunca había dedicado un momento a mirar la copia de cuero gastado de Orgullo y Prejuicio que había encontrado entre los estantes de libros que cubrían las paredes.
—¿Tengo un visitante? —Tenía que ser Kevin. —Gracias. —Me levanté y
seguí a Gee de nuevo a la gran sala, donde todas las visitas tenían que llevarse a cabo. El ceño fruncido de Kevin se esfumó cuando me vio venir hacia él. Una sonrisa disminuyó la línea de preocupación en su frente.
—_______. —dijo, caminando y tirando de mí en un abrazo feroz. Me aferré a él con fuerza, tratando de no llorar.
—Te extraño, _______, mucho. —dijo contra mi pelo, y nos quedamos sosteniéndonos mutuamente hasta que alguien se aclaró la garganta, y de mala gana me retiré. La enfermera Karen frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—Oh, vamos zorra Twitter, esto es más entretenido que la mierda que tenemos que ver en la televisión. —Gee llamó desde su silla.
—Veinte minutos, Gee. —Respondió la enfermera Karen con aburrimiento.
—Ya he perdido todo mi tiempo de mierda el día de hoy, Enfermera Karen.
Ella la miró y señaló con el dedo hacia Gee. —Veinte minutos mañana y te perderás todos los privilegios por una semana si dices otra mala palabra.
Gee rodó sus ojos y acarició el asiento a su lado. —Ven con el Sr. Delicioso aquí para que pueda mirarlo —dijo con un ronroneo en su voz.
—Gee, anda a ayudar a la Enfermera Ashley con los preparativos del almuerzo.
Gee miró a Karen y se levantó malhumorada. —Iba a jugar limpio, ya sabes, Karen. No eres divertida, en absoluto divertida. —Gee se lamió los labios al pasar frente de Kevin y me guiñó un ojo. Apreté la mano de Kevin y lo llevé hasta el extremo de la gran sala, donde se podía ver televisión o jugar juegos de mesa. Siempre se encontraba vacía.
Kevin me observó con preocupación. —¿Todas las personas de aquí son como ella? —Parecía traumatizado. Me reí entre dientes y comencé a sacudir la cabeza, pero lo pensé mejor.
—No, pero no es la peor aquí. —Kevin todavía parecía horrorizado. Le sonreí—. Son muy entretenidos cuando te das cuenta de lo inofensivos que son. Me siento muy mal por ellos, Kevin. —Sacudí la cabeza. —De todos modos, dime acerca de la escuela, y de Demi, y de ti. ¿Cómo están todos?
La cara de Kevin se iluminó con una gran sonrisa aliviada. —Pareces mejor ya. —Tocó el lado de mi cabeza suavemente. —Dios, te he echado de menos.
—Yo también te extraño. Gracias por venir hoy. Necesitaba hablar con alguien del mundo exterior. Dime, ¿Cómo están todos?
Me dio una triste sonrisa. —Estamos preocupados por ti. Te echamos de menos y hablamos de ti todo el tiempo. No esta ocurriendo absolutamente nada más. —Quería decirle que también pensaba en ellos todo el tiempo, pero la verdad es que pensaba en Nick. Lo había escuchado la noche anterior. Él había estado allí, en mis sueños.
—¿Trajiste mi trabajo escolar? —Le pregunté, mirando a la bolsa en sus manos.
—Oh, sí, aquí tienes. ¿En verdad puedes hacerla aquí? —Miró a las dos chicas que acababan de entrar y comenzaban a jugar al Monopolio. Al parecer, tenían un desacuerdo y procedieron a meter el dinero del juego por debajo de sus camisas mientras gritaban. La enfermera Karen corrió y empezó a romper la discusión desde arriba. Oí decirles cuánto tiempo a solas habían perdido.
—¿Por qué los mantienen amenazados a todos con el tiempo? ¿Es igual que el tiempo que se obtiene como castigo o algo así?
Me reí y sacudí mi cabeza. —No, en realidad es todo lo contrario. Sólo tenemos una hora al día para estar solos en las habitaciones. Es un castigo para reducir tu tiempo. Tiempo a solas en tu habitación para escapar de todo esto es codiciado.
Kevin dejó salir un suspiro irregular y sacudió la cabeza. —Tú no perteneces aquí, _____ —dijo, mirándome con el ceño fruncido.
Me encogí de hombros. —El hecho de que no arrojo maldiciones a las enfermeras, ni trato con las voces en mi cabeza, no quiere decir que no estoy lidiando con mis propias cosas. —Asintió. Su mano apretó la mía.
—Te amo. No voy a ir a ninguna parte —dijo en un susurro. Las lágrimas brotaron de mis ojos y le regalé una sonrisa.
—Lo sé. —Quería decir algo más, pero sabía que no podía.
—Romeo, Romeo, ¿donde te encuentras, Romeo? —Gee llamó desde el pasillo mientras caminaba hacia las escaleras con los brazos llenos de toallas.
Me reí en voz alta. —Ella es inofensiva. —Le aseguré a Kevin, y luego pensé en ello un momento. —Bueno, quizás no inofensiva. Pero ella no implica daño alguno en estos momentos. —La mirada de espanto de Kevin regresó.
—¿Bloqueas tu puerta por la noche? —Me preguntó mirando a su alrededor, como si tuviera miedo de que lo escucharan y vinieran por él.
Sonreí y asentí con la cabeza. —Pero sólo porque hay muchos gritando y corriendo por la noche. Terrores nocturnos y cosas similares.
Sacudió la cabeza y bajó la mirada hacia mí. —Por favor, date prisa y mejórate para que vuelvas a casa. Aquí no es donde perteneces.
—Lo sé.

***

Los gritos ahogados comenzaron inmediatamente después de que se anunció el apago de las luces. Me cubrí la cabeza y bloqueé el sonido. Había esperado todo el día para volver a la cama y caer en un profundo sueño en el que esperaba oír su música. Pensé en las veces que había cantado para mí y las horas que me había tenido y me había besado. Mis ojos se comenzaron a cerrar y la música empezó. Luché por abrir mis ojos y encontrarlo en mi habitación. Él se encontraba allí. Lo podía sentir. Su guitarra tocaba mi canción de cuna e intenté desesperadamente de abrir los ojos. Era como si un manto oscuro estuviese sobre mí, y no pudiese quitármelo. En lugar de ser presa del pánico, esto me calentaba. La tranquilidad de saber que Nick estaba conmigo era suficiente por ahora. Su voz se unió al rasgueo de la guitarra. Sabía que andaba por aquí y que había venido por mí. Ya no me encontraba sola. Los sonidos amortiguados de los gritos y portazos cesaron, y todo lo que escuché fue la música que ayudó a llenar el vacío dentro de mí. Quería girarme, hacer frente a la fuente de la música y arrojarme a sus brazos. Me quedé dormida, incapaz de luchar contra la somnolencia por más tiempo.

***

—¿No te sientes un poco sola Miss Popularidad? —Gee se paseaba por el pasillo hacia mi habitación cuando salí luego de una siesta de media hora. Si no fuese por las noches cuando la música llegaba y Nick se encontraba conmigo, perdería la cabeza por la monotonía de este lugar.
—¿Tengo un visitante? —Le pregunté a Gee cuando volvía a su dormitorio.
—Sí. —dijo y cerró la puerta detrás de ella. No había manera de que Gee tuviese un momento a solas hoy. Personalmente había escuchado a la Enfermera Karen quitarle minutos por dos días, desde el desayuno. Alguien podría estar buscándola en pocos minutos.
Me dirigí escaleras abajo, ansiosa por ver quién había venido a verme. Me eché a correr en el momento en que mis ojos se encontraron con Demi, de pie en la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho en forma defensiva.
—¿Te dijo Gee que tenías una visita? —Preguntó la enfermera Karen, frunciendo el ceño y mirando detrás de mí. Asentí con la cabeza, no queriendo delatar a Gee por ir a su habitación. —¿Dónde está? —Preguntó.
Levanté las cejas y me encogí de hombros. —Parece que volvió de nuevo aquí. —La enfermera Karen miró por el pasillo, con el ceño fruncido, como si pensara que había perdido a Gee al regresar. Asintió con la cabeza y volvió a escribir en el ordenador.
Miranda echó sus brazos a mi alrededor tan pronto como llegué hasta ella. Se sentía tan bien verla. —Por favor, márchate conmigo. —Susurró en mi oído.
Me reí entre dientes. —No puedo.
—Te ayudaré a salir. Chica, esta gente está loca, tienes que salir. —Me mordí la risa. —La chica, Gee, es una demente y no volvió a bajar las escaleras. Me encontraba mirándola. Si ella no volvía a bajar contigo de inmediato yo iba a subir para vengar tu muerte. —Me reí en voz alta un momento.
Demi volvió a mirar hacia las escaleras. —Todavía no ha bajado. Tal vez tengas que decirle a la enfermera. —Susurró Demi detrás de mí. Me senté en una silla y señalé otra que había a mi lado.
—No, no le voy a decir nada a Karen. Gee no es mala. A ella le gusta dejar una buena impresión. Es más acerca de la atención con ella. Y no quiero ser el que la delate. Me gusta y me gustaría mantenerlo de esa manera. He visto lo que hace a la gente que no le gusta. —Los ojos marrones de Demi crecieron grandes y redondos. Le sonreí tranquilizadoramente. — Cosas que un matón de escuela podría hacer, no un asesino en serie, cálmate.
Demi pareció relajarse un poco y cruzó las piernas delante de ella, luego se inclinó para mirarme de cerca. —Por lo tanto, ¿Están siendo buenos aquí? ¿Ni los locos ni nadie te están maltratando? Porque si lo están haciendo, voy a hacerlos caer. No existe un enfermo mental por acá que vaya a meterse con mi chica. Yo te protegeré. —Su expresión feroz me calentó.
Le sonreí. —Todos son agradables, pero gracias por el apoyo.
Ella miró por encima de mi hombro a la enfermera Karen: —Espero que las otras enfermeras presten más atención a los enfermos mentales que ella. ¿Sabías que está metida en Twitter?
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Mensaje por IreGarciaT Sáb 01 Dic 2012, 5:43 pm

Ho-hola shicas! :(L): HE VUELTO, HE RENACIDO DE LAS CENIZAS, COMO EL AVE FENIX (?) ah. Bueno, les quiero dar gracias por sus mensajes, me siento muchísimo mejor, disculpen no haber subido antes... Como lo había prometido, ¡ALLÍ ESTA LA MARATÓN! (Con los capitulos completos e.e ¿Qué más prodían pedir?) Espero que los disfruten y no se olviden de comentar, amo leer sus comentarios... ¿Se dieron cuenta de que este tema ya es tema popular! KALSKSLSKSLKALAKALA *5 SECONDS DANCE PARTY* Bueno, eso es todo por ahora, un abrazo psicológico para todas y ya después haremos una celebración por ser tema popular (? LOGE YA!
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Mensaje por IreGarciaT Sáb 01 Dic 2012, 5:58 pm

Y el cap de hoy... Disfruten ;)


Capitulo 17


—_______. —La doctora Janice vino caminando hacia la habitación en donde me hallaba sentada jugando Monopolio con Gee, quien hacía trampa y Roberta, quien seguía mirando mal a Gee por hacer trampa.
—¿Sí señora? —Pregunté. Le sonrió a las chicas y sostuvo en alto un portapapeles.
—Es hora de tu valoración. Por favor ven conmigo. —Descrucé mis piernas y me levanté del suelo.
—Oh mierda, disfrutaba jugar contigo Peggy Ann, te van a decir que no eres una enferma mental y te enviarán a casa. —Gee me mostró su lengua perforada y me guiñó un ojo. Había tomado la costumbre de llamarme Peggy Ann en los últimos días. Era un poco molesto, pero no le veía el caso formar un problema por eso.
Forcé una sonrisa y seguí a la doctora. Aún no me encontraba lista para irme.
Nick había venido en la noche y temía que una vez que estuviera en casa me dejaría otra vez. Mi corazón dolía, recordándome que seguía vacío. La doctora Janice abrió la puerta de su oficina y la sostuvo abierta para mí mientras entraba.
—Tendrás que ignorar el desastre en mi escritorio. He estado haciendo gráficos esta semana y se sale un poco de control aquí. —Me sonrió a modo de disculpa y caminó alrededor para situarse detrás de su escritorio.
—Por favor, siéntate. —dijo, señalando unos mullidos sillones de cuero negro detrás de mí. Me senté en uno mientras la doctora Janice tomaba el portapapeles en sus manos. Deslizó por el puente de su larga nariz el par de gafas que colgaban de su cuello en una cadena de perlas.
—Aparentemente, _______; eres el paciente más saludable mentalmente que hemos tenido en un largo tiempo. Eres compasiva y te haces amiga de incluso los más duros casos que hemos tenido. Lo que solo refuerza el diagnóstico de que no estás mentalmente enferma. Entablar amistad con alguien como Georgia Vain no es fácil y Jess es su única amiga porque parece tener miedo de Georgia. Las evaluaciones de las enfermeras dicen que eres amable y que comprendes bien. Reaccionas en el modo en el que lo hace alguien quien entiende que está rodeada de enfermos mentales, y eres paciente con ellos. Eso no solo te hace una paciente muy agradable sino también una persona muy estable. —La doctora Janice colocó el portapapeles en su escritorio y se quitó las gafas, dejándolas caer delicadamente en su pecho. —El hecho básico es: no perteneces aquí.
Asentí, sabiendo que no tenía ningún sentido discutir con la doctora de que yo era un caso mental y que necesitaba quedarme.
La doctora Janice bajó la mirada.
—Estudié cuidadosamente las recomendaciones que fueron enviadas cuando fuiste recetada para estar aquí, para ayudarte a aprender cómo lidiar con el trauma que sufriste. Normalmente no estoy en desacuerdo de manera tan radical con las observaciones de otros doctores pero esta vez fuiste muy mal diagnosticada. Ahora, la pregunta es ¿Por qué, _______ Moore, te retiraste tanto en ti misma que tu madre tuvo que buscar ayuda médica?
Me tragué el miedo que crecía dentro de mí ante el pensamiento que sería enviada a casa hoy y esta noche no tendría a Nick. Necesitaba una razón para quedarme. Estudié de vuelta a la Doctora Janice y me pregunté si podría ser honesta con ella y la verdad me mantendría aquí. Si le dijera que vi gente muerta, ¿Cambiaría su opinión? Empecé a hablar y una imagen de los ojos llenos de lágrimas de mamá cuando había venido a visitarme regresó a mi mente. Me extrañaba y se preocupaba por mí. La lastimaba, o bueno, más bien la enfermedad que ella pensaba que yo tenía la hería. Si admitía que veía almas, me etiquetarían de loca. Sería diagnosticada con todo un nuevo problema y mi madre sería consumida por la preocupación. Tan solo trataría de ganar una noche más. Una oportunidad más de escuchar a Nick y esta vez lucharía contra el sueño que siempre me impedía verlo. Encontraría una manera de hablar con él.
—El accidente automovilístico me molestó y me confiné en mí misma porque no me gustaba pensar acerca de lo que había sido testigo. Estuve de acuerdo en venir aquí para hacer sentir a mamá mejor. Le asustaba la idea de que me iba a convertir en una solitaria. Mi estancia aquí ha sido aclaradora y siempre lo voy a apreciar. Las chicas de aquí son como yo, solo que ellas tienen enfermedades mentales que hacen que vivir una vida normal sea difícil. Siguen siendo personas. Siguen teniendo sentimientos y quieren ser aceptadas. He disfrutado conocerlas a todas. Tiene razón, no tengo una enfermedad mental como los otros pacientes, pero estar alrededor de ellos me ha ayudado a aprender a aceptar lo que atestigüé.
La doctora Janice sonrió. —Bueno, eso sigue confirmando mi diagnóstico. Tú estás completamente sana en cuanto a salud mental y eres muy madura para tu edad. ¿Te gustaría llamar a tu madre y contarle que eres libre para irte a casa?
—Doctora Janice ¿Sería un problema si me quedo aquí esta noche y me voy mañana a primera hora? Me gustaría cenar con mis nuevos amigos y darles una apropiada despedida a todos ellos.
Me dio una lenta y complacida sonrisa y asintió.
—Pienso que eso sería perfecto.
Observé el teléfono en su escritorio.
—Entonces, ¿Puedo llamar a mi madre y dejarle saber que soy libre para irme mañana en la mañana?
Pensé en cómo las noticias de que podría ir a casa iban a traer una sonrisa a su rostro.
Sabía que eso ayudaría a reducir el dolor, pero no lo suficiente. 

***

Llevé mi bandeja de comida para sentarme en frente de Gee y Jess. Gee inclinaba su cabeza de un lado a otro, como hace frecuentemente cuando está pensando en algo, jugaba con el aro de su lengua, pasándolo contra sus dientes frecuentemente.
—Te vas Peggy Ann, ¿Cierto?
Le sonreí y asentí. Ella suspiró dramáticamente.
—Era obvio que te mandarían a casa pronto, ya que no tienes fallos mentales. Quiero decir, ni siquiera gritas en las noches. Pero por supuesto, él canta para ti. Me impresiona de verdad. Me habría asustado hasta la mierda si él entrara en mi habitación. El hecho de que no estás asustada te hace alguien que no me fastidie.
Me congelé, escuchando sus palabras. Ella sabía que Nick venía en las noches y cantaba para mí. ¿Cómo lo supo? ¿Acaso lo vio? ¿Gee veía almas? ¿Era eso mi problema? ¿Era yo esquizofrénica? Dejó salir su sonrisa maniática y me guiñó el ojo.
—Estás pensando que sólo podrías ser ridícula después de todo ¿No es así Peggy Ann? Desearías estar así de jodida. De ninguna manera, pequeña. De ninguna jodida manera. —Susurró, inclinándose hacia mí para que las enfermeras no escucharan sus maldiciones y le quitaran sus privilegios.
—¿Qué es lo que te molesta? ¿Tomaste tus medicinas hoy, Gee? Porque estás hablando como una lunática, peor de lo normal. —dijo Jess, frunciendo el ceño antes de echar un cacahuate en su boca. Gee no quitó sus ojos de mí. Casi tenía un brillo en sus ojos mientras me miraba, disfrutando la confusión que sabía que se encontraba claramente visible en mi rostro.
—Sólo aquellos por los que él ha venido pueden verlo, Peggy Ann. Sabes eso ¿Cierto? Sólo aquellos a los que se les acerca su hora. Sé por qué está aquí. —Movió su cabeza de un lado a otro y me estudió más de cerca. — Pero él no canta para mí. No, él no canta para mí.
Jess suspiró ruidosamente y fulminó con la mirada a Gee.
—Si no paras de hablar como una psicópata, llamaré a la enfermera Karen para que venga y drogue tu culo.
—¿Quién es él? —Le pregunté a Gee silenciosamente, temerosa de que ella en verdad no supiera.
Una sonrisa triste tocó sus labios y sacudió su cabeza.
—Ah, entonces no ha venido por ti aún. Tan extraño. Tú lo puedes ver y él está contigo, aunque no haya venido por ti. Es el único que te lo puede decir.
Gee se levantó de la mesa, dejando su bandeja de comida sin tocar en ella y se alejó caminando.
Jess me observó y sacudió su cabeza tristemente.
—Está escondiendo sus medicinas debajo de su lengua otra vez y las está escupiendo en el sanitario. Tendré que decirle a alguien antes de que enloquezca más. Me temo que si pasa más tiempo sin tomar sus medicinas podrá hacer algo fatal. —Jess tomó un mordisco de carne, se levantó y se dirigió hacia la enfermera Ashley.
Esta noche decidí a preguntarle a él otra vez, pero el miedo de que se alejara me asustó más que las palabras de mi psicótica amiga.

***

Empaqué el último par de jeans en mi maleta. Los cajones se encontraban vacíos y el armario no guardaba ya mis cosas. Caminé hacia la pequeña mesa redonda y tomé las cartas que Kevin y Demi me habían enviado. Leyéndolas cada mañana, me habían dado una razón para sonreír. Las deslicé en un bolsillo de mi mochila y me senté en mi cama.
Había sido autorizada para venir a mi habitación tan temprano como quisiera. Las reglas del aislamiento ya no se aplicaban a mí, además necesitaba empacar. La pequeña habitación no era más grande que el clóset de mi madre pero iba a ser duro alejarme de ella en la mañana. Justo como en casa, en esta habitación había estado Nick. Tendría recuerdos de Nick.
La enfermera Ashley caminaba por los pasillos, haciendo sonar su campana, anunciando que las luces se iban a apagar. Me levanté y empujé las cobijas de mi cama y me deslicé en ella antes de estirarme y apagar la lámpara. Esta noche vendría y yo hablaría con él. No me tendría que preocupar acerca de si me dejaría y no volvería, porque me iba en la mañana. Quería saber por qué Gee sabía quién era él o si ella pensaba que era alguien más. ¿Era él el mismo él del que la pequeña niña pelirroja del hospital había hablado? El él que ella había dicho que iba a venir pronto a llevársela.
Nick había sido el que se había llevado a la pareja del auto cuando habían muerto. ¿Eso fue lo que él había hecho? ¿Era él el alma quien iba y recuperaba otras almas cuando estas morían? Cerré mis ojos y esperé. Pensé en las diferentes cosas que había visto y lo que Gee y la pequeña niña habían dicho. Todo apuntaba a Nick siendo guardián de algún tipo. Quizás un ángel. Me volteé de un lado para otro, esperando a la música. Esperando a que Nick viniera y cantara para mí.
Él nunca vino.
El amanecer trajo un pálido brillo a la amarilla habitación mientras me levantaba con mis maletas, mirando alrededor para ver si había olvidado algo. Me iba sin ninguna respuesta. Mis pensamientos regresaron a Gee. Deslicé mi maleta un poco más arriba de mi hombro y me encaminé escaleras abajo para encontrarla. Quería hablar con ella una última vez antes de que me fuera. Decirle adiós y preguntarle una vez más si ella me podía explicar quién era esa persona que había creído escuchar en mi habitación. La sala principal se encontraba vacía y los sonidos de pequeñas charlas a la deriva provenían del comedor, donde todo el mundo comía el desayuno. Gee estaría allí. Puse mis maletas al lado de la puerta y me dirigí a decir mis últimas despedidas.
En el momento en el que entré en el concurrido comedor miré hacia la mesa más alejada. Jess se sentaba sola, mirando hacia su plato mientras removía la comida y la empujaba dentro de su boca. Miré hacia la línea de servicio, pero las enfermeras ya habían terminado de servir la comida a todos sus pacientes. Todo el mundo se encontraba sentado en sus mesas, desayunando. La enfermera Karen miró hacia arriba y asintió hacia mí con una sonrisa triste en su rostro. Caminé hacia Jess y me senté en frente de ella.
—Se ha ido. —dijo Jess, mientras metía otro pedazo de queso en su boca.
—¿Gee se fue? ¿Qué quieres decir? —Pregunté confundida. La había visto la noche anterior antes de irme a la cama, sentada con un grupo de chicas jugando un juego de cartas.
Jess levantó su mirada hacia mí y me frunció el ceño.
—Fue a golpearlos, alrededor de las cuatro. Empezó a gritar y a maldecir y tuvieron que sedarla. Está empeorando y la doctora Janice no se quedará con aquellos que se alteren de tal manera, que se vuelvan peligrosos para ellos mismos. Ella los transfiere al hospital donde puedan ser mantenidos solos y bajo llave. —Jess sacudió su cabeza y tomó un gran trago de leche achocolatada. —Sabía que la enviarían fuera pronto. Es lo que siempre hacen con los psicóticos.
Sentí un nudo enfermo en mi estómago.
—¿Sabes el hospital al que fue enviada?
IreGarciaT
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Mensaje por DanieladeJonas Dom 02 Dic 2012, 12:21 am

ahhhhh ame el maraton!!!
dios estoy asi de WTF!!!
lo del hospital ufff creo que hasta yo enloqueci
todo eso que dijo Gee me confundio D:
siguela pronto porfis que me dejaste
mas picada que nunca!!!
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por IreGarciaT Dom 02 Dic 2012, 5:31 am


Ella se encogió de hombros.
—No, porque no estoy lo suficientemente loca como para ser enviada allí.
Me levanté.
—Emm, está bien. Um, fue bastante lindo conocerte Jess. —Decirle que la vería después sonaría extraño, porque ambas sabíamos que no era verdad. Así que simplemente sonreí y dije: —Adiós.
Ella asintió, llenó su boca con otro pedazo de tocino y miró más allá de mí, hacia las ventanas de daban vista al golfo. Me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta. La enfermera Karen caminó hacia mí.
—Necesito que tu madre firme algunos papeles, para tramitar tu salida. —Me siguió hacia la puerta.
Me giré hacia ella.
—¿Gee fue enviada al hospital? —Quería escucharlo de la enfermera.
—Me temo que sí. No está segura aquí. Necesita un trato más fuerte y aquí no se lo podemos ofrecer.
Tragué el repentino nudo en mi garganta y caminé detrás de ella por el pasillo. Mi mamá esperaba para saludarme. Se encontraba en la sala viéndonos aproximarnos. Miré por encima de mi hombro, a la enfermera Karen antes de que estuviéramos lo suficientemente cerca de mi madre como para que oyera.
—¿En qué hospital está? —Quería verla. La enfermera Karen me sonrió.
—Mercy Medical.
El hospital en el que me había anotado para ser voluntaria. Sin embargo, ahora tenía en mi historial problemas mentales, así que ya no me dejarían trabajar en el hospital nunca más. Pero estoy segura de que podía seguir haciendo visitas.
—_______, te ves como si hubieras perdido diez libras. —dijo mamá tan pronto como estuve lo suficientemente cerca de ella para oírla. Caminó hacia mí y envolvió sus brazos alrededor, sosteniéndome fuerte. —Estoy tan feliz de que estés de vuelta en casa. Ganarás algo de peso en menos tiempo del que piensas.
Sonreí y disfruté la comodidad de sus brazos.
—Estoy segura de que la pizza y la comida china serán ilimitadas. — Bromeé. Ella rió y me soltó.
—Nunca digas que cocinaré la comida que te engordará. —Sus ojos vidriosos, pero estoy segura de que no eran lágrimas de tristeza esta vez.

Capitulo 18


Me mantuve de pie estudiando la mesa de la cocina. Se encontraba cubierta con latas de soda vacías, dos cajas de pizza, también vacías, y la mitad de un pastel de chocolate, en el que se podía leer Bienvenida a casa _______ en letras blancas. Kevin, Demi y Joe me habían sorprendido esta tarde. Había abierto la puerta hace cuatro horas para encontrarlos a los tres sosteniendo pizza, sodas y una caja de pastelería. Estar con ellos, comiendo comida de muy buen sabor y entreteniéndolos con historias del tiempo que estuve en la casa de reposo, me hizo sentir como si estuviera en casa. Sus caras sonrientes y las risas familiares me daban una sensación cálida, alejando la frialdad que siempre me penetraba. Kevin me había sostenido en sus brazos mientras estábamos sentados en la sala, recuperando el tiempo que habíamos perdido.
Kendra se había caído de la cima de una pirámide humana durante una práctica de animadoras y tenía un cabestrillo en su pierna derecha. Demi parecía bastante complacida con el pequeño sufrimiento de la chica. Los reclutadores de las universidades habían venido a observar a Kevin y ahora él tenía propuestas de dos universidades diferentes.
Kevin había seguido sin mí. El saber que estaría bien cuando ya no fuera parte de su vida, alivió un poco la culpa que había dentro de mí. No podía quedarme con él. No cuando ansiaba tanto a Nick. Incluso si no podía encontrarlo, sabía que le importaba.
Él tendría que volver, eventualmente. Sabría que lo necesitaba y vendría a mí. Incluso si no podía verlo, sabía que estaba cerca. Miré hacia las escaleras sabiendo que no vendría esta noche. Mi habitación era un lugar seguro para mí ahora. Si tan solo pudiera verlo y decirle que lo amo y que iría a cualquier lugar que tuviera que ir solo para estar con él... pero nunca le permitiría saberlo, o incluso entenderlo.
El escritorio vacío, en donde Nick se había sentado una vez en Literatura Inglesa relampagueó por mi mente y el vacío en mi pecho dolió aún más.

***

La música sonaba. Me tomó un momento abrir los ojos y darme cuenta de que Nick tocaba mi nana. Me senté derecha en mi cama y dirigí mi mirada hacia la silla, para encontrarla vacía, aun así, la música seguía sonando. Me tomó unos minutos abrirme paso a través de la bruma del sueño y darme cuenta de que la música no sonaba en mi habitación, ni siquiera en la casa. La música se filtraba a través de la ventana desde el exterior. Salté y corrí para ver de dónde venía.
¿Nick se encontraba ahí afuera? El patio trasero se hallaba oscuro y brumoso. La música venía hacia mí desde algún lugar de la noche. Alcancé mi chaqueta, me puse mis zapatos y luego me encaminé escaleras abajo hacia la puerta trasera, cerrándola cuidadosamente detrás de mí, para no despertar a mi madre. Si me atrapaba escabulléndome en la oscuridad ella misma me devolvería a la casa de reposo.
La música sonaba como si viniera desde el bosque. Caminé hacia el jardín para encontrar una linterna, que mi madre siempre guardaba en el cobertizo. Una vez allí, agarré la linterna, comprobé que tuviera baterías y me dirigí otra vez hacia el patio trasero.
¿Por qué Nick estaría aquí afuera, en la oscuridad, tocando mi nana? Seguí el camino que mi madre hacía cuando se daba tiempo para caminatas naturales, desde nuestro patio trasero hasta el estanque comunitario, a través del bosque. Las hojas crujían a mí alrededor y contuve un chillido. Necesitaba encontrar a Nick antes de que alguna extraña criatura me encontrara. La música me llevó aún más adentro del bosque. Mi linterna no ayudaba mucho.
La espesa niebla hacía casi imposible la visibilidad. Me seguí repitiendo en mi cabeza que Nick andaba por aquí, en algún lugar, él quería que yo lo encontrara. ¿Por qué otra razón el tocaría su música para que yo la pudiera oír, si no para sacarme de aquí?
Una luz brilló en la oscuridad, asomándose a través de la niebla. Caminé hacia ella, sabiendo que la música venía de allí. Entre más me acercaba, la luz se hacía más brillante.
Rompí a través de la niebla y llegué a un pequeño claro. Una brillante bola flotaba en el centro del círculo de árboles rodeando el brillo. Escondí la linterna en el bolsillo de mi chaqueta antes de dar un cuidadoso paso hacia la fuente de la luz. La música de Nick venía de ésta.
Confundida, escaneé rápidamente el claro en busca de Nick. Permanecía vacío, aparte de mí y la luz musical. ¿Por qué tocaba la canción de Nick? El miedo empezó lentamente a filtrarse a través de mí. Nick no se encontraba aquí. Él nunca me atraería a un claro, de noche, en medio del bosque, sola. Alguien más lo haría. Alguien que quería que dejara mi cama y me alejara de la seguridad de mi casa.
—Thump thump, thump thump, el ritmo de tu corazón se está acelerando ¿No es así Peggy Ann? —Me giré al oír la voz de Gee. Ella se encontraba en la esquina más alejada del claro, observándome. No se veía como la Gee de la casa de reposo. Su corto cabello rubio volaba a su alrededor, en la brisa nocturna y sus labios rojos ahora parecían brillar como brillantina plateada a la luz de la luna. Retrocedí un paso, poniendo distancia entre nosotras.
—¿Qué estás haciendo aquí, Gee? —Pregunté, tratando de mantener el pánico fuera de mi voz. Ella frunció sus escarchados labios y movió la cabeza de un lado a otro.
—Hmmm ¿La pequeña señorita pantalones listillos no es tan lista después de todo? La única chica sana en la casa, ¡HA! Fuiste la única lo suficientemente estúpida como para hacerse mi amiga. —Busqué frenéticamente alrededor de mí, tratando de pensar un modo de escapar.
—Jess era tu amiga. —Repliqué, esperando distraerla mientras trataba de pensar en cómo podría alejarme de ella.
Gee empezó a reírse a carcajadas.
—Jess es una lunática, cuya mente era fácil de controlar. Tú, sin embargo, te me acercaste sin tener que esforzarme ni un ápice. Lo hiciste todo por tu cuenta. Confiaste en mí. —Ella paró de hablar y empezó a acercarse a mí. Riéndose maniáticamente. —He sido enviada para corregir los errores. Me encontraba allí por ti. La primera noche iba a ir por ti. Estaba destinado así. —Gruñó. —Pero él ya se hallaba allí. Ni siquiera te había matado aún y ya se encontraba allí. Protegiéndote. A una tonta humana. A la simple alma viviendo dentro de ti. Él la protege.
Empezó a pasearse de aquí para allá en frente de mí, como si fuera un gran gato rondando su presa. Retrocedí otro paso y se rió perversamente, como si mi intento de escapar fuera tan loco como ella.
—Es su ¡TRABAJO! ¡Fui enviada para arreglar su error! Rompió una regla contigo. No puede romper las reglas. Si no corrige este error pagará por ello. Debe ser corregido. —Empezó a sacudir su cabeza para atrás y hacia adelante, estudiándome como si fuera una especie desconocida. Me di cuenta de que sus ojos ya no se veían lunáticos. Se veían más como los de un gato. Sus rasgos habían tomado una especie de brillo. No era humana. No era una paciente mental. Era... algo más.
—¿Qué eres Gee? —Pregunté.
—¿De verdad quieres saberlo? —dijo sonriendo. Dejó de rondarme y miró hacia el claro como si estuviera esperando a alguien más. ¿Habían otros más como ella aquí?
—Supongo que es hora de que lo sepas. Eres como un atrasado libro de historia. Tick tock, tick tock, me estás haciendo desperdiciar mi valioso tiempo. Este no es mi trabajo. Es SUYO —Siseó, observando el claro otra vez, y me di cuenta de que esperaba a Nick.
—¿Quién es Nick? —Pregunté. Se rió ante la pregunta y enarcó una de sus cejas tan rubias como su cabello.
—¿Quién crees que es, Peggy Ann? —Se burló.
—Él se lleva a aquellos que murieron a donde se supone que deben ir —Repliqué en un susurro, casi asustada de oírme a mí misma decir esas palabras. Gee se empezó a carcajear con su risa maniática.
—Bueno, si estuvieras en lo correcto, entonces este mundo sería mucho más fácil. Pero viendo lo perdida que estás lo hace más difícil. Nick no es un transportador. Yo lo soy. Es cierto Peggy Ann, yo las llevo arriba o abajo. —dijo con un tono de disgusto. —Y tú ibas a ser fácil. Tú ibas a ir arriba. Te darían un Nuevo Cuerpo, vivirías una nueva vida y tu alma habría hecho lo que las almas buenas hacen. Vivir para siempre, una y otra vez. Pero ¡NO! —Gritó en la oscuridad y chispas rojas brotaron de las puntas de sus dedos. —No PEGGY ANN, Él no quería que eso pasara. ¿Por qué diablos no? Bueno, esta vez tu bonita alma se encontraba en un bonito y joven cuerpo y tenías una sonrisa adorable y un adorable caminar, una risa encantadora y eras interesante. Podías ver otras almas y eras valiente y bla, bla bla. Como sea. —Se detuvo y me fulminó con la mirada. —Llegaste a él, se supone que nadie lo hace, pero tú lo hiciste.
Empezó a balancearse de atrás hacia adelante otra vez, mirándome como si no estuviese segura de qué hacer conmigo.
—Ahora, soy yo quien tiene que corregir los errores. Él es demasiado débil para hacerlo. TE QUIERE. No quiere enviar tu alma conmigo arriba para vivir una nueva vida. No puede soportar el pensamiento de terminar las cosas contigo. —Rodó sus ojos y alzó sus manos en el aire con un suspiro frustrado.
—He sido enviada para recuperar tu alma, con o sin su consentimiento. Él estará aquí en el final, no frunzas el ceño. Verás su sexy cara otra vez. —Gee empezó a caminar hacia mí, pavoneándose como un gato.
—No me dijiste quién es él. —Digo, retrocediendo lejos de ella.
—¿Qué es él? ¿Aún no lo sabes? Y yo que pensé que lo había dejado bastante claro. —Se burló, deteniéndose en frente de mí para deslizar una uña sobre mi rostro. Temblé ante el familiar toque helado. La rubia que había tratado de asesinarme me había dado la misma sensación que el toque de Gee.
—Trataste de asesinarme. —dije con voz ronca, buscando algún parecido con la rubia que pensé que Nick había asesinado.
Ella sonrió y sacudió su cabeza.
—No Peggy Ann, esa alma no era yo. Ky era otra transportadora de quien tu amado se deshizo. ¿Ahora puedes ver por qué no estoy muy entusiasmada con el trabajo que se me ha asignado? Él no va a estar feliz conmigo. No quiero que su ira esté dirigida a mí cuando me lleve a su preciosa. Después de todo, ¿Quién quiere joder a la Muerte? —Tragué el nudo que se había formado en mi garganta.
—Muerte. —Apenas pude susurrar.
—Déjala ir. —La voz de Nick llenó el claro y Gee se tensó. Su agarre se aflojó antes de reforzarse aún más. Respirar ahora era imposible.
—¡NO! —La voz de Nick rompió en la oscuridad. El agarre de Gee se soltó mientras su cuerpo era lanzado contra el suelo. Jadeé por aire, mirándola en el suelo mientras ella fulminaba con la mirada a Nick, en sus ojos había una mezcla entre miedo y odio.
—Es hora. He sido enviada. No puedes romper las reglas. Es un alma a la que se le dará otra vida. La puedes encontrar otra vez. Termina esto. — Gee rogó, observando a Nick. Él caminó más allá de ella y estiró una mano para tocar mi cuello. El calor alivió el dolor que el agarre helado de Gee había dejado.
—Lo siento. —Susurró y me miró directo a los ojos.
Asentí, sin estar segura del “por qué” de su disculpa, pero sabía que lo perdonaría sin importar el motivo. La carcajada salvaje que vino de detrás de él hizo que sus ojos azules se transformaran en dos brillantes zafiros. Se dio la vuelta y fulminó con la mirada a Gee.
—Vete y te dejaré existir. —Su fría y dura demanda penetró la oscuridad.
Gee se levantó, mirándolo, temerosa.
—No me puedo ir hasta que tú hagas tu trabajo y me vaya con esa alma.
Nick sacudió su cabeza y sus ojos parecían como si quisieran hacerle daño.
Ella hizo una mueca mientras retrocedía.
—Escucha, no pedí ser la que molestara a La Muerte. Ellos me enviaron. No tenía elección. —Me señaló. —Me agrada. Puedo ver lo que viste en ella, pero tiene que morir. Está escrito.
Nick se dio la vuelta por completo y empezó a caminar en su dirección.
—¡Nooo! —Rugió. Gee retrocedió aún más con una expresión aterrorizada. Alcancé a Nick, tomando su brazo.
—No, Nick, por favor. —Rogué. Él se detuvo, volviéndose hacia mí.
—¿Entiendes lo que quiere? No es tu amiga _______, tan solo interpretó muy bien su papel. —Me acerqué a él.
—Eres La Muerte y se supone que debo morir. —Aparté mis ojos de los suyos y posé mi mirada en Gee. —Y ella me va a transportar.
Nick sacudió su cabeza y fulminó con la mirada a Gee.
—¿Lo hiciste sonar así de simple? ¿Le hiciste pensar que podría solo morir, flotar lejos y vivir otra vida?
Un brillo se alojó en el pecho de Nick y Gee se alejó más, su cuerpo temblando visiblemente.
—No funciona de ese modo, ¿No es cierto Gee? —Replicó, y pude sentir los músculos de sus brazos tensarse bajo mi toque.
—Estoy aquí para corregir un error. Rompiste una regla que no puede ser rota. No te puedes quedar con ella, Muerte. Ella no es una mascota con la que puedas jugar. Es un alma y tu único poder sobre un alma es el hecho de que tomas la vida del cuerpo cuando es el momento. No posees las almas.
—NO tomaré su alma. Vivirá. Su muerte no sucedió.
Gee alzó sus manos con exasperación.
—Sí, sabemos eso. ¡Porque TÚ lo detuviste! Se suponía que iba a morir en aquel coche. Y estarías allí para tomar el alma de su cuerpo. Ky iba a terminar las cosas, pero NO. Tomaste su cuerpo y lo salvaste.
Mis piernas se aflojaron cuando la verdad de las palabras de Gee me golpeó. Las palabras de la pequeña niña del hospital vinieron volando hacia mi mente.
—No te pongas triste. Él dijo que este cuerpo que tengo está enfermo y una vez que muera tendré uno nuevo y una nueva vida. Las almas no están forzadas a permanecer en la tierra. Solo aquellas que están muy asustadas de irse son las que permanecen aquí. Si escoges dejar la tierra regresarás con un cuerpo nuevo y una vida nueva. Tu alma, sin embargo, será la misma. Él me dijo que el hombre que escribió mis libros favoritos, Las Crónicas de Narnia, dijo que: Tú no eres un cuerpo. Tú tienes un cuerpo. Tú eres un alma.
Nick me alcanzó antes de que golpeara el piso. Levanté la mirada hacia él.
—Conocí una pequeña niña en el hospital. Te conocía. Estaba enferma e iba a morir y le dijiste que su cuerpo se hallaba enfermo y que no tuviera miedo porque iba a tener un cuerpo nuevo.
Nick sacudió su cabeza con una expresión atormentada.
—Sé lo que estás pensando y no.
Miré a Gee y ella apartó su mirada. Había algo que no sabía y que era importante. Levanté mi mirada hacia Nick.
—¿Qué es lo que no me estás diciendo, Nick? ¿Por qué no puedes tomar mi cuerpo y dejarme vivir una vida otra vez? Puedo estar contigo una vez que no esté destinada a morir y no romperías ninguna regla.
Gee sacudió su cabeza y me dio la espalda. Nick cerró sus ojos fuertemente.
—No volverás. —dijo en un ronco susurro.
—¿Por qué? Tú le dijiste a la pequeña niña que ella lo haría. Gee dijo que tendría otro cuerpo y que viviría, que es lo que las almas hacen. —Nick tomó mi cara entre sus manos.
—_______, el momento en que me enamoré de ti y elegí romper las reglas, todo cambió. Tú eres mi debilidad. Te escogí por encima de las reglas. Una vez que te hayan llevado no volverás. No podré verte nunca más y no se me dará la oportunidad de estar cerca de ti. Soy La Muerte. No puedo vivir con la luz y tú vivirás en ella. Para siempre, sin regresar a la tierra. No puedo resistirme a ti, así que ellos no me dejarán mantenerte conmigo.
El bajó su cabeza y besó mi nariz suavemente. Temblé bajo su toque.
Las lágrimas quemaban mis ojos. No podía soportar el pensamiento de no volver a verlo nunca.
—Y si él se rehúsa a tomar tu cuerpo, el suyo será tomado en consecuencia. ¿Le contarás esa parte, Muerte? ¿Le contarás que ya no serás capaz de correr libremente por la tierra como La Muerte sino que serás enviado al infierno? Serás como los ángeles caídos. Si ella vive, tú mueres. — Gee miraba a Nick con las manos en sus labios. —La elección es ahora. Una vez que tus poderes te sean retirados, te transportaré abajo. Y en verdad odio tener que ir allí. —Dirigió su mirada hacia mí. —Puedes vivir y tener una vida eterna mientras él se quema en el infierno con el resto de los ángeles caídos y pecadores, o puedes venir conmigo y vivir en la luz, dejándolo continuar viviendo la vida que ha vivido desde la creación de los hombres. Lo que es, y siempre ha sido, La Muerte.


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Mensaje por Karli Jonas Dom 02 Dic 2012, 9:47 am

OMJ nooooooo como la has dejado ahí
Es que es todo tan ahhhhhhhhh
Tienes que seguirla plis te lo suplico
Ame el maratón y luego este último cap
Plis siguelaaaaaaaaaaaaaaa
Quiero saber que va a pasar
Necesito saber que pasaaaaa!!!

SIGUELAAAAA!!
Karli Jonas
Karli Jonas


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Mensaje por M i c a e l a Dom 02 Dic 2012, 11:10 am

O M J SABIA QUE NICK ERA LA MUERTE pero no lo quería leer(? ah OH MY FUCKIN GOD no quiero que nick se vaya al infierno por mi culpa adgfagdfgdfagd TE JURO QUE AHHHHHHHHHHHHHHH ESTO ES LO MEJOR QUE LEÍ EN MI FUCKIN VIDA (? ah re JAJAJA pero es que hadghgh no puedo creer que ya termine :| :( me consolas sabiendo que la vas a seguir y obviamente quiero escenas extras :BB No quiero que termine ahsggdha ¿Qué decidirá? ahdg. Acabo de perder la poca cordura que tenia xD.
M i c a e l a
M i c a e l a


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Mensaje por DanieladeJonas Dom 02 Dic 2012, 10:38 pm

no dejarme picada??
me dejaste peor que eso!!
no puedo creer que 2 capis
(y las escenas extras porque si no las pones muero)
y se acaba la primera temporada!!! ahhh
la segunda que traera con Kevin!!!
me dices todo eso y no quieres que me quede picada haha
ahhh dios que dificil desicion!!! que va a hacer dios!!!!
tienes que seguirla yayayaya plis!!!!!!
por cierto tambien recorde a Patch con lo de angeles caidos...
no la cuentes que apenas voy en el final de segundo libro D:
haha ya pues le paro a mi dialogo.... besos XD
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por Karli Jonas Dom 02 Dic 2012, 11:27 pm

siguelaaaaaaaaaaa!!!!!
Karli Jonas
Karli Jonas


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Mensaje por nickian Lun 03 Dic 2012, 4:55 pm

ahhhhhhhhh Trilogía Existence {Nick&_____} - Página 13 167695056 :wut:
como la dejas así
siguela
siguela
siguela lo mas pronto pliz
nickian
nickian


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Mensaje por M i c a e l a Lun 03 Dic 2012, 8:32 pm

:lloro:
M i c a e l a
M i c a e l a


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Mensaje por Nick's wife Lun 03 Dic 2012, 9:13 pm

YO ELIGIRIA LA MUERTE, ME SENTIRÍA HIPER MAL SÍ NICK VA AL INFIERNO POR MI T.T SIGUELA Q ME DEJASTE EN LA INNNTRIGAAAA
Nick's wife
Nick's wife


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Mensaje por Karli Jonas Mar 04 Dic 2012, 1:41 am

NECESITO CAPS!!! :D
Karli Jonas
Karli Jonas


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Mensaje por M i c a e l a Mar 04 Dic 2012, 2:00 pm

Seguila pleaseeeeeee
M i c a e l a
M i c a e l a


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Mensaje por ElitzJb Mar 04 Dic 2012, 5:39 pm

oh dios no se que decir
pero a la ves son muchas cosas las q quiero decir
dios como me encantaaaaaaaaaaaaaa esta es definitivamente una EXELENTE novela me fascina de verdad tenes q seguirla yaaaaaaaaaaaaaaa pon mas capitulos
q pasara con la rayis morira o no???
q hara nick se quedara con ella o que???
y sobre todo q pasra con kevin???
ElitzJb
ElitzJb


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