MIS PIES TOCAN EL INFIERNO, MIS MANOS EL CIELO. {Zayn Malik y tú}

CAPITULO 8

La canción llegó a su fin, y con ella el último suspiro de sus voces. Se quedaron completamente callados, con las manos unidas, y de frente.
El único ruido que había en la casa era sus agitadas respiraciones mezclándose con el “tic tac” de un reloj que estaba colgado de la pared perfectamente decorada. La vista de ambos estaba clavada en los ojos de su acompañante, viéndose tal y como eran, por dentro y por fuera. Transmitiéndose todos sus pensamientos por los ojos.
“Una mirada vale más que mil palabras”
Ninguno de los dos lo sabía hasta ahora. Pero algo había, chispa. Cariño, dulzura, ¿amor? Quizás el sentimiento mutuo no era tan fuerte. Pero si había lo demás.
Ambos necesitaban un beso. Cosas diferentes, cargas distintas, pero los dos un mismo resultado; un poco de cariño.
Su mirada lo decía todo. Y sin más rodeos, _________ habló:
-Bésame.
No hicieron falta más palabras. Sus labios chocaron con los de ella con desesperación. No fue un roce de bocas, ya fue el destello de la tercera guerra mundial, sus labios se movían rápido, al compás, sus lenguas se rozaban…
Zayn exploraba cada punto de la boca de la chica, mientras que ella hacía lo mismo allí. Instintivamente, el moreno la elevó en el aire con sus fuertes brazos y ella enroscó sus piernas alrededor de su cintura.
Zayn se dirigió a paso lento hasta el sofá, donde la recostó y se puso encima de ella, sin dejar de besarse. Las manos de la chica empezaron a desabotonar la camisa del moreno, y fue ahí cuando él se dio cuenta la locura que estaba cometiendo. Se separó bruscamente de ella y la miró bien. Los ojos húmedos, sus mejillas rosadas por el acaloramiento, sus labios hinchados y rojizos por la presión de los suyos y sus manos temblorosas.
Ahí fue cuando se dio cuenta, de que en tan solo un par de días, y ya lo había vuelto loco. Una niña lo había excitado más con solo un beso, que cualquiera de sus ex novias con toda una noche de placer.
-Perdóname.-susurró él una vez salió de sus pensamientos absurdos.
-No…fui yo la que lo pidió.-la pequeña, subió su temblorosa mano hasta su cara y se deshizo de las pequeñas lágrimas que habían resbalado.
-No podemos hacer esto.-dijo Zayn poniéndose de cuclillas frente a ella.
-Lo sé…pero, pero…-empezó a tartamudear.-No es nada. Me iré a dormir Zayn, buenas noches.
Y diciendo eso último, la chica se levantó del sofá esquivando a Zayn y subió a la carrera las escaleras. Cerró la puerta de la habitación y se fue resbalando por ella hasta llegar al piso y quedarse allí, abrazando sus rodillas y llorando desconsoladamente. “No puedo quererlo…” se decía a sí misma. “No, no, él es mayor.” Entre sollozos y lágrimas consiguió tumbarse en la cama y quedar profundamente dormida, pero eso sí, sola.
Unos potentes rayos de luz la despertaron a la mañana siguiente. Se levantó costosamente de la cama y todo vino a su mente. Y además, hoy era el día. El funeral de sus padres.
Se metió en la ducha dejando que el agua quitase todo rastro de cansancio y dolor que había en el cuerpo de la chica, se enjabonó, y se enjuagó. Salió con la toalla enroscada a su cuerpo y abrió el armario, donde allí relucía el vestido el cual había elegido para esa ocasión. Se vistió y dejó su pelo suelto. Miró el reloj y vio que todavía tenía tiempo. Abrió la puerta y empezó a bajar los escalones hasta llegar a la cocina, donde Zayn se encontraba sentado leyendo el periódico.
Él también estaba ya preparado; lucía un traje negro ajustado, con una camisa blanca perfectamente planchada. Su pelo peinado hacia arriba en su típico tupé, y su cara recién afeitada.
-Hola…-susurró la chica casi inaudible.
-Buenos días…-susurró él levantando su mirada, que se clavó en el cuerpo sorprendido.-Vaya, estás, estás preciosa.-consiguió articular después de unos segundos apreciando su figura.
-Gracias…-dijo la chica sonrojándose levemente.
-___________, lo de anoche…-comenzó a decir Zayn.
-No, de verdad, no lo digas. Fui yo la que me comporté como una completa inmadura cuando te dije que me besaras…yo estaba, estoy muy afectada por todo lo que pasó recientemente…-él la quiso interrumpir pero ella no le dejó- y no me siento querida. Echo de menos el cariño y amor de mis padres…
Lo miró a los ojos y él la atrapó entre sus brazos, haciendo que descansara allí.
-Vamos pequeña, ahora todo va a estar bien.-comenzó a hablar tranquilo él.-Me tienes a mí, que seré como…¿tú hermano mayor?-ambos rieron.- Y también están Laura y Thais, ellas te quieren muchísimo y te estarán apoyando siempre. Y si quieres, te presentaré a mis amigos…están un poco locos, pero te harán reír, por lo menos más que yo.-esas palabras hicieron que la chica sonriera hasta tal punto de dolerle los mofletes.
-Gracias Zayn…-susurró todavía enterrada en su pecho-por todo.
Él asintió e hizo que ___________ le cogiese la mano. Se sentaron en los taburetes altos de la cocina y empezaron a desayunar. Cuando terminaron, cogieron sus cosas y me dirigieron al coche de Zayn, en el cuál se irían al cementerio.
El funeral fue triste, doloroso. Había mucha gente allí, amigos de sus padres, compañeros de trabajo...Hasta estaba el antiguo jefe de la que hasta la fecha, era la empresa de su padre y después pasaría a ser suya cuando cumpliese la mayoría de edad. También estaba el abogado de sus padres, y mejor amigo Julio, junto con su esposa Sarah y su hija Noelia.
Él se les acercó una vez fue terminada la ceremonia.
-Hola __________.-su voz sonó temblorosa. Julio era el mejor amigo de su padre desde que ella tenía uso de razón. Y se le notaba afectado.-¿Qué tal estás?-preguntó a lo que la chica solo consiguió esbozar una pequeña sonrisa.-_________, sabes que para lo que sea, estamos aquí. Si necesitas algo, o hablar con alguien, ya sabes. Mi hija Noelia, no tendría ningún problema en quedar contigo algún día, si quieres…-Ella se lo agradeció y saludó a la chica y su madre. Ellas le dieron el pésame, y Noelia también le dio su número, diciendo las mismas palabras que su padre.
A ___________ le pareció una buena chica, así que aceptó y dijo que algún día la llamaría.
La gente pasaba por su lado, y solo le daba consolaciones y pésames. Algunos lloraban por verdadera tristeza y otros, solo envidia, de la familia que antes formaban.