Mi sombra en tu silueta (Justin Bieber & tu)

CAPITULO 11: Arreglando el problema “Booz”

Íbamos en la camioneta, nadie se atrevía a decir ni una palabra. De no ser por la música del radio todo estaba en silencio, sin embargo no era incómodo –al menos no para mí-, tenía cosas que hablar con Booz pero este no era el lugar indicado. Ella y yo veníamos en la parte trasera, Gaspar iba manejando. Estaba lloviendo, era de noche pero aún así la ciudad de Los Ángeles era iluminada por los rayos y sus luces; y el sonido de los truenos y los motores de los autos. Yo iba recargando mi cabeza por la ventana, a pesar que seguía enojada con Booz el sonido de la lluvia me tranquilizaba.

-¿Podemos ir a comer a algún lado? Tengo hambre y pues... –no terminé la frase y yo volteé a mirar a Booz, ella sabía que quería hablar. Nada más asintió.

-Claro, ¿A donde quieres ir? –me dijo Gaspar

-Pues no sé, algún restaurante esta bien –le contesté. Booz seguía sin decir nada, nada más me sonreía, yo le devolví el gesto.

Después de unos 15 minutos más llegamos a un hermoso restaurante, ni siquiera sabía su nombre pero eso era lo que menos importaba, yo me moría de hambre.

El del valet abrió la puerta trasera de la camioneta, primero salió Booz y después yo, éste nos cubría con una sombrilla para que no nos mojáramos. Todos entramos y después de que Gaspar hablara con el mozo –mesero- éste nos llevó a una mesa un poco alejada, cerca de las ventanas. Gaspar me conocía muy bien, preferiría ese lugar para seguir oyendo la lluvia, me encanta su sonido.

El restaurante era muy bonito, de gala, con candelabros en los techos. Se veía que gente importante iba allí, eso no importaba, a mí no me importaba. Sonó el teléfono de Gaspar, el se disculpó pero antes de irse al otro extremo a contestar me sonrió, su sonrisa era algo traviesa, supongo que le pareció muy conveniente su llamada todo para que yo pudiera charlar con Booz más a gusto, le devolví el gesto con una media sonrisa algo torcida mientras desviaba mi mirada al ventanal justo enfrente de nosotros.

-Supongo que quieres una explicación –Booz rompió el silencio que yo había creado entre nosotras.

-Sí –contesté aún sin voltear a verla.

-Esta bien, es que... –no la dejé terminar su frase.

-Este no es el lugar, luego. –dije mientras la miraba y ponía mi mano encima de la suya que reposaba en la mesa como muestra de confianza. Mi torpe media sonrisa regresó pero esta vez si era sincera, para mi amiga.

Decidí ver el resto del lugar, era hermoso. Supuse que era un restaurante italiano porque en la gran pared donde se encontraba Gaspar –todavía llamando- estaba una pintura enorme del coliseo romano. Algún día me gustaría ir ahí, se que está hermoso, de eso no hay duda.

En ese momento mi celular sonó desde mi pequeña bolsa, lo saqué. Sonreí mientras veía el número y contesté.

-¿Hola? –dije en español. Booz me sonrió, ya sabía de quien se trataba.

-Hola ¿que tal?, ¿cómo estas princesa?-Oí una voz masculina del otro lado de la línea.

Solté una carcajada, aún me trataba como una niña y lo malo es que yo lo permitía, pero ¿qué quieren que haga?, estuve muchos años de mi infancia sin él –aunque para él pareciera lo contrario- así que eso a mí no me importaba.

-Bien ¿y tu? ¿ya llegaste? –Pregunté mientras recordaba que día era, viernes, el dijo que llegaba el viernes por la noche.

-Sí, voy para la casa. ¿Donde estas? Se oye mucho ruido –si, mi papá aveces era un exagerado. Nada más era la otra gente que se encontraba platicando en otras mesas y tal vez la música italiana para el ambiente.

-En un restaurante con Booz y Gaspar, después del show nos venimos a comer comida italiana, ¿nos acompañas? –dije mientras veía a Gaspar dirigirse hacía nosotras.

-no preciosa, perdón pero estoy algo cansando por el viaje, será otro día. –se disculpó, que malo que no lo veré hoy.

-si no te preocupes, ya será otro día. –le contesté.

-hablando de eso, ¿qué tal te fue en el show? –no quería que me preguntara eso pero de una u otra forma tenía que enterarse algún día. –no pude ver el show porque me encontraba en el avión, me hubiese gustado verte, de seguro te veías preciosa –reí.

-¿cómo que me veía? Yo pienso que todavía, ¿o no? –le contesté con otra pregunta, la verdad quería desviarme tantito del tema.

-Claro que sí, siempre te ves hermosa, por eso eres mi hija –pero que ego tiene mi padre. Reí en mi mente. –pero no me cambies de tema, ¿cómo te fue? –me conocía muy bien.

-Pues bien, al final terminé pidiéndole disculpas a todo el mundo, incluso al muchacho que ponía las toallas en mi camerino –Reí para calmar mi nerviosismo, él también lo hizo pero por mi “chiste”. Quería ponerle algo cómico a esta incómoda situación.

-Esta bien, te entiendo. Tal vez no se te sea muy cómodo hablar de esto y pues respeto tu decisión pero aún así quiero que sepas que estoy mur orgulloso de ti, hiciste lo correcto, te felicito. –dijo, de no ser hombre supuse que se pondría a llorar en cualquier momento.

-Gracias –le contesté sinceramente. –bueno papi te dejó, vamos a pedir de comer. Te veo mañana ¿esta bien?, hoy me quedaré donde Booz porque tengo que arreglar unos asuntos con ella –ella me miró de reojo mientras escondía su cara en el menú que tenía enfrente. Le sonreía, era mi forma de decirle que no estaba enfadada, no ahora, pero aún así sabía que me debe una explicación.

-Esta bien, te quiero, te cuidas, le mandas saludos a... –sin querer había presionado el táctil del celular y cancelé llamada, de todos modos ya sabía a quien quería saludar, a la mamá de Booz y a Gaspar, siempre me decía lo mismo.

-ops! Le colgué –dije mientras picaba con mi dedo a lo tonto la pantalla del móvil para luego bloquearlo y ver el menú que el mesero había puesto enfrente de mí hace unos momentos. –y bien, vamos a ver que hay –me dije mientras agarraba la carta –se me antoja un...

-ni modo, ya pedimos –dijo mi amiga mientras me arrebataba la carta de mis manos –nada más pide algo de tomar –se reía mientras le entregaba el menú al mesero.

-ni siquiera se que voy a comer, ¿cómo voy a poder pedir algo de tomar? –reclamé, nada más me hacía la chistosita, quería que se rieran un poco. –esta bien, un refresco de lima-limón por favor–le dije al muchacho de no más de 25 años, estatura media, que al parecer estaba algo frustrado por haberme
esperado tanto. Sonrío y se fue.

En ese momento un hombre como de unos 10 años más grande que el mesero entró al restaurante, con estatura normal y una que otra cana en su cabello castaño oscuro se acercó a nuestra mesa.



-perdón pero allá afuera está lloviendo ¡a cantaros! –reí por su apariencia, esta algo mojado por la lluvia que hasta parecía un vago por su ropa un poco desgastada, me impresiona saber como es que lo dejaron entrar, debe tener sus técnicas. Se sentó en la única silla libre de nuestra mesa –¿ya ordenaron? –preguntó mientras se acomodaba en el asiento.

-si, me gustaría saberlo pero no me quieren decir –le contesté. Él se rió de mi expresión, me hubiera gustado unirme a él pero la frustración no me dejó.

-es porque nunca preguntaste –dijo Gaspar con una voz tan tranquila que me desesperó, en parte tenía razón. Suspiré profundo.

-Esta bien, ¿Qué ordenaron? –los demás nada más se reían, siempre jugaban conmigo así, soy muy débil.

-Pizza –contestó mi amiga sin el más mínimo sentido de importancia.

-oh claro, ¿cómo no se me ocurrió? –me dije irónicamente.

Estuvimos otros 10 minutos hablando y riendo mientras que mi estómago rugía porque tenía mucha hambre, me dí cuenta que no había comido nada en todo el día. Me levanté por ahí de las 4:30 de la tarde y ahí había estado corriendo para ir al show, lo único que tenía en el estómago era tal vez la botella de agua que me había tomado mientras estaba en el camerino, tal vez en aquel entonces estaba tan nerviosa que ni había notado que no había comido nada. En eso llega la pizza, para ese momento ya me había terminado mi refresco así que le pedí otro al mesero del humor no muy amigable que digamos.

-¿Y bien? ¿ya tienes el vestido que te vas a poner en la premiere? –me preguntó mientras mordía su rebanada de pizza. Volteé a ver a Booz, ella rió al igual que yo. -¿qué? ¿dije algo malo?

-mi querido y tontito Andy –le dije mientras le apretaba un cachete –Soy una chica ¿si? –puso los ojos en blanco –eso quiere decir que ya lo tengo, y eso es desde hace mucho tiempo.

-enserio mucho tiempo –remarcó mi amiga para darle énfasis a la frase.

-Esta bien, tienes razón, lo siento –dijo mientras le tomaba un sorbo a su bebida.

A los 20 minutos terminamos la pizza y llegó otra, esta bien que una pizza no alcanza para 4 personas y más con la hambre que yo tenía perdí la cuenta de cuántas rebanadas llevaba.

-y dime señor ocupado –le dije a Andy -¿Donde habías estado? ¿Por qué no fuiste al show? –enserio esperaba verlo ahí, tenía que estar ¿no?, es mi representante.

-Estaba terminando los últimos detalles para la premiere señorita yo no me quiero encargar de cosas que no entiendo y/o no puedo hacer –reí, eso lo repetía mucho pero yo no fui la que se lo dijo unos años atrás, Darani había sido. Esa niña, un poco irresponsable. Me pregunto cómo estará.

-Esta bien, esta bien, lo siento –ojalá me ganara un centavo por cada vez que me he disculpado este día, me compraría un sandwich de albóndigas.

-pero aún así si te vi por televisión, hiciste lo correcto –dijo mientras me miraba a los ojos, amaba que hiciera eso, me demostraba sinceridad y orgullo.

-gracias, aunque me gustaría saber qué habrá pasado con Wolff después de eso, no me gustaría arruinarle su carrera o algo así, mi intención nunca fue esa.

-si lo sé, pero aún así hiciste lo correcto y se que él te disculpará. –me sonrió.

-eso espero. –exhalé mientras perdía mi mirada a cualquier otro lado del restaurante.

-ah, por cierto –dijo mientras sacaba unos papelitos del bolsillo de su pantalón. Era un poco desordenado pero muy responsable, lo bueno es que tiene buena memoria si no no sé que haría sin él. –Aquí tienes tus entradas para la premiere, tu no necesitas obvio pero –reí, era obvio, yo era una de los protagonistas- para los que vayas a invitar. –dijo mientras me extendía 5 tickets, nada más tenía pensado 4, no sé que haré con la otra, tal vez la regale. Guardé los tickets en mi bolsa, muy pequeña pero aún así entraban muchas cosas sabiéndolas acomodar bien.

-¿alguien quiere llevar a alguien? Me sobra un ticket –dije mientras les enseñaba el ticket.

-¿por qué? ¿a quiénes tenías pensado llevar? -Me dijo Andrew mientras guardaba el resto de los papeles inservibles que había dejado en la mesa.

-Pues ya sabes –comencé mientras contaba en mi cabeza –papá, booz, Lidia, Gaspar, tú... –paré, esas eras mis 4 personas.

-Darani –me llamó Gaspar, me desconectó de mis pensamientos. Yo volteé –nombraste 5.

-no, no es cierto. –rezongaba como niña pequeña.

-si, si es cierto –dijeron los 3 al unísono. Conté con mi dedos y... tenían razón. Me sonrojé de vergüenza y agaché la mirada mientras todos se reían.

-¡aww! la pequeña Darani no ha cambiado –dijo Gaspar mientras me sacudía el pelo como si fuera un cachorro.

Terminamos de cenar y Gaspar nos llevó a casa.

-Gracias Gassy –le decía de cariño, nada más para hacerlo enojar en broma –que pases buenas noches. –dije mientras salía de la camioneta. La lluvia ya había terminado desde hace como una hora, pero aún así el suelo estaba mojado así que debía de tener cuidado para no resbalar con las zapatillas.

-de nada, nos vemos mañana –contestó mientras encendía la camioneta. Cerré la puerta y caminé hacia la casa con Booz a mi lado. Oía el sonido del motor alejarse.

Entramos a la casa y todo estaba obscuro. Saqué el móvil para ver la hora, pasaban de las 12 de la madrugada, ya todos debían de estar durmiendo. Aproveché que mi celular estaba afuera para alumbrarnos hasta las escaleras y de ahí subir a la habitación, no quería encender ningún foco porque si no despertaría a varios y no quería molestar. Yo entré a la habitación y me empecé a cambiar por ropa más cómoda y a quitarme el maquillaje mientras Booz se dirigió a la habitación de su mamá para avisarle que ya habíamos llegado.

Para ser sinceras no tenía sueño, había dormido suficiente la noche anterior. Booz llegó a la habitación y empezó a repetir mi acciones.

-esta bien, ahora ¿me puedes decir que pasó?

(Narrador Omnisciente)
Eran cerca de las 4 de tarde cuando una rubia de cabello ondulado recibió una llamada.

-Alo –contestó aquella rubia mientras se sentaba en uno de los asientos blancos que estaban en su balcón.



-Hola, ¿Booz? –se escuchó del otro lado del teléfono –soy Angie. Te marqué para avisarte que tengo una fiesta esta noche de despedida ya que me voy a Europa por un tiempo y pues, ya sabes, ¡fiesta! –lo último lo dijo casi gritando haciendo aturdir a la pequeña rubia. Ésta nada más rió.

-Claro que sí, pero, ¿puedo llevar a una amiga? –le contestó la rubia mientras se ponía de pie para acercarse al borde del balcón para contemplar el resto de su casa, desde ahí se podía ver el patio trasero lleno de plantas y árboles y una piscina no muy lejana.

-por supuesto, esta bien, te envío los detalles por mensaje. Bye. –la rubia dejó su celular en la mesa central mientras se volvía a sentar.

Pensaba en cómo iba a hacer para que su amiga acepte ir a aquella fiesta sin negarse, después de varios minutos al fin encontró la solución. Pensó que si ya la encontraba lista, vestida para irse ésta no se negaría ya que la habría hecho arreglarse para nada. Así que dicho y hecho se arregló mientras que esperaba la llegada de su amiga, en dos horas más llegaría y en unas cuantas más estarían de camino.

Mientras tanto en la cocina se encontraban 2 sirvientas hablando, una de ellas estaba sentada mientras sostenía una botella de refresco en las manos.

-Mira lo que conseguí –le dijo la de la botella a la otra mientras dejaba su botella en la mesa y de su bolsillo sacaba un pequeño sobre color blanco.

-¿Es eso lo que creo que es? –Dijo mientras se acercaba a agarrar el sobre pero no puedo porque la otra lo movió tan rápido que le fue difícil.

-si, pero lo compartiremos. –Dijo mientras espolvoreaba el polvo que se encontraba adentro del sobre por su refresco.

Aquel polvo no era cualquiera, sino más bien droga. Aquella droga era ilegal, sin embargo ellas lo consumían por error, el error más grande que de pequeñas pudieron cometer. Desde muy pequeñas, aquellas niñas por necesidad tendrían que buscar empleo desde muy temprana edad, su única opción era de empleadas domésticas. Los primeros meses todo iba bien, pero no recibían lo suficiente para sobrevivir así que le pidieron a su jefe un aumento, éste se los dio con la condición de que trabajaran horas extra. Los primeros días pudieron soportarlo pero iba empeorando con semanas, hasta que una de ellas creyó encontrar la solución, drogarse. Aquella droga las mantendría despiertas las horas extra que necesitecen trabajar. Años después aquella “solución” empeoró haciéndolas adictas a aquella droga, ya no la utilizaban nada más para aquellas “horas extra”, lo hacían para cualquier momento del día hasta el día de hoy.

Una de ellas estaba apunto de tomar el líquido de aquella botella cuando...

-¡Marilú! ¡Claribel! –las llamaba la señora de la casa. Ambas muchachas no tuvieron otra opción que dejar la botella escondida en lo más profundo de el refrigerador mientras iban al llamado de su jefa.

En algún cuarto de aquella lujosa casa ,un poco después de dos horas, se encontraba la rubia terminándose de vestir cuando escucha que alguien llamaba a la puerta.

-¡yo voy! –gritó ésta mientras se dirigía a la puerta. “De seguro es Darani”, pensó.

Y no se equivocó, su amiga se encontraba en la puerta con unas maletas de lado de ella. Le sonrió en cuanto la vio y la abrazó.

-¡te extrañé tanto! –le dijo la rubia mientras la apretujaba. La pobre de Darani casi no podía ni respirar.

-No es para tanto, nada más me fui una semana. –le contestó mientras también correspondía su apretoso abrazo. En realidad tal vez la apretó hasta más ya que para ella, Ainée, no había sido una simple e insignificante semana, sino más bien un año y medio. –¿Y la tía Lidia? –preguntó para disimular mientras agarraba una de sus maletas y la metía a la casa.

-No lo sé, tal vez este en su habitación. –contestó la rubia mientras repetía la acción de su amiga para ayudarle con su equipaje. –te tengo una propuesta –no pudo aguantar más para decirle cuáles eran sus planes y por obvio quería que su amiga la acompañara.

-¿Propuesta? –le preguntó mientras caminaba hacia las escaleras para ir a la habitación.

-si mira –dijo mientras buscaba las palabras correctas en su mente. Para entonces ya habían llegado a la habitación. Estaba apunto de hablar pero se vio interrumpida.

-mira lo que te traje –le dijo su amiga mientras se dirigía a una de sus maletas y sacó una blusa con un hermoso bordado de colores por los hombros, era muy típica en México así que lo hizo para que pensara que aunque estuvo lejos ella se había acordado de su amiga, Booz.



-¡Esta hermosa! ¡Gracias! -le dijo la rubia a la morena mientras la abrazaba por segunda vez en este día.

-¿Por que no te la pruebas? –Una mirada sorpresa de parte de la morena al ver que su amiga ya se encontraba arreglada. –oh, veo que estas vestida, ¿Vas a salir? –le preguntó mientras se sentaba en el borde de la cama.



-Sí, eso es lo que te quería decir, es que...

-Chicas –alguien hablaba por la puerta de la habitación –perdón pero tengo que salir, la comida esta servida allá abajo así que no vayan a tardar en bajar para cenar ¿esta bien? Las quiero –Dijo Lidia mientras se asomaba por la puerta y por la misma se iba. Al parecer tenía prisa ya que ni siquiera saludó a Dara por su llegada o al menos se despidió como era debido. Las chicas se quedaron mirando por un rato y después rieron.

-Vamos que tengo hambre, lo único que tengo en el estómago es un café. –dijo Ainée mientras se acordaba de su estancia en el aeropuerto.

Ambas bajaron para dirigirse al comedor a cenar. La comida ya estaba servida pero las bebidas no.

-toma –dijo la rubia mientras le entregaba una botella de refresco de lima limón que estaba en lo más
profundo del refrigerador –tienes suerte, era la última.

-gracias –le contestó mientras abría la botella y le daba un sorbo. –tiene un sabor extraño

-¿Enserio? Que raro –contestó la rubia sin tomarle mucha importancia mientras cortaba un pedazo de carne.

-en fin, ¿qué era lo que me querías decir? –dijo Ainée mientras también cortaba un pedazo de la carne y se la metía a la boca.

-Angie, ¿te acuerdas de ella? –Ainée asintió. –Bueno, se va a ir a Europa por un tiempo y pues hoy tiene su fiesta de despedida y estaba pensando en si...

-no –contestó la amiga mientras tomaba otro sorbo de su refresco.

-¿no qué? –dijo Booz

-digo, yo no voy a ir, lo siento. Tengo que terminar de aprenderme el libreto y mañana tengo que ir al show de George para disculparme por lo de la semana pasada, en verdad perdón pero que mi ocupada vida no te distraiga a ti también, ve, diviértete. –dijo Darani tratando de que su amiga no se desanimara.

–además ya estás arreglada –dijo para hacerla reir cosa que funcionó.

-pero yo quería que tu fueras, va a ser divertido. Después si quieres podemos ir a otro lado, además, haz trabajo mucho últimamente, necesitas un descanso. –la rubia no aceptaba un no por respuesta.

-Booz, ya me fui una semana a México a descansar, ¿no te parece suficiente? –dijo mientras seguía comiendo y tomando de aquella bebida.

-mmmm, tienes razón. Aun así tenía que intentarlo –la rubia se rindió mientras seguía comiendo. La mexicana rió.

El resto de la cena se la pasaron hablando del viaje de Darani, de lo bien que le hizo haber visto a su mamá, Darani ya la extrañaba. Lo que Booz no sabía era que la verdadera Darani en verdad extrañaba a su mamá, Ainée no porque había estado con ella el último año y medio.

Booz estaba en el patio, esperando un rato para perder tiempo y después irse a la fiesta. Ainée se dirigió a la habitación para al fin poder dormir ya que la mayor parte del día había estado sentada en un avión y/o leyendo un odioso guión de más de 700 páginas. En el camino a la habitación se empezó a sentir algo en su cuerpo, como si una extraña sustancia. Se empezó a marear y sin darse cuenta se desmayó, al caerse al suelo se pegó en la cabeza con un la pequeña mesita que estaba al lado de la cama.

Booz estaba en el borde de la piscina con los pies adentro del agua, pensando en la inmortalidad del cangrejo [es broma XD] cuando llega su amiga.

-y... ¿en donde dijiste que era la fiesta? –le dijo Ainée mientras se ponía enfrente de ella. Ésta ya se encontraba arreglada, con un vestido de colores muy llamativos y unas zapatillas que no coincidían para nada en el color. También iba pintada muy exageradamente, si no fuera porque es de noche parecería un payaso.

-¿por qué cambiaste de parecer? –le dijo la rubia muy impresionada mientras se ponía de pie.

-No lo sé, quiero bailar –simplemente contestó. “Que raro, Darani si baila cuando fuese necesario en fiestas pero así que ella quiera salir, nunca”, pensó su amiga.

-esta bien, vamonos –dijo la rubia dirigiéndose a la puerta sin saber lo que pasaría esa noche.
20 minutos después se encontraban en la entrada de un club nocturno. Un hombre grandote con esmoquin era el que checaba la lista de los invitados.

-Yo me encargo –dijo Ainée mientras se dirigía al hombre grande, caminaba de lado a lado como si estuviera borracha sin embargo no había tomado ni una gota de alcohol, todavía no. –oye tu, grandote –dijo mientras le daba un pequeño golpe en el pecho -¿que cuentas? –dijo mientras trataba de mantenerse de pie –sabes –ni siquiera dejó que contestara a su pregunta –ya sabes quién soy, ¿no? –el hombre se cruzó de brazos mientras esperaba negaba con la cabeza –¡no sabes quién soy yo! –gritó –Dios, a este hombre que le pasa –dijo riéndose mientras volteaba a ver a su amiga –Soy Darani Hayes, la famosa, famosa, famosa –le seguió unos cuantos “famosa” más mientras bajaba el tono. Acto seguido se empezó a reír como loca y miraba de un lado a otro como si fuera una enferma mental.

-perdónela, no se que le pasa –dijo Booz mientras ponía enfrente de su amiga para poder hablar mejor con el guardia –soy Booz, debo estar en la lista. –el hombre checo su lista, asintió y las dejó pasar.

Encontraron a su amiga y la felicitaron por su viaje, hasta ahora el comportamiento raro de Ainée se había calmado. Booz pensó que se trató de un momento de querer llamar la atención o algo así, simplemente dejó de preocuparse por lo ocurrido y decidió disfrutar la velada.

-chicas, esta noche hay barra libre, así que olvídense que somos menores de edad y pidan lo que quieran –lo dijo gritando ya que la música del club no les permitía escuchar muy bien. –me tengo que ir pero disfruten la velada –dijo mientras se daba la media vuelta y se perdía entre la gente.

Ainée también se dio la media vuelta pero para dirigirse al bar y empezó a pedir bebidas y bebidas, ya estaba perdiendo el conocimiento. Booz empezó a bailar –ya que estaba en medio de la pista- creyendo de Darani estaba con ella pero no era así. Se asustó y empezó a gritar, cosa que era tonto ya que nadie oía por la música, la buscaba entre la gente y nada, no la encontraba. 20 minutos más tarde, ya había ido a los sanitarios, al segundo piso del club y por todas las mesas, la encontró. Estaba sentada en el bar, platicando con el barman. Decidió acercarse para ver de que se trataba.

-y entonces le dije, amigo, si no quieres un pájaro no se lo des al perro, no les gusta, para eso esta el gato –insistía Ainée con voz de borracha. El barman nada más se reía mientras la escuchaba atentamente.

-Darani, ¿estas bien? Te he estado buscando por todos lados y... –volteó a ver la mesa y vio muchas vasos vacíos –¿te has tomado todo esto?

-sí –le contestó y luego eructó.

-no llevamos ni una hora aquí y ya estas borracha. Deberíamos irnos a casa. –dijo mientras la agarraba el brazo y trataba de arrastrarla a la entrada pero ella no se dejaba.

Había logrado jalarla un poco, pero para ese entonces ya estaban a la mitad de la pista de baile. Ainée jaló a Booz del brazo y empezó a moverla de un lado a otro haciéndole entender que quiere bailar.

-No, no vamos a bailar, nos vamos a casa –Booz trataba de detenerla para que dejara de moverla pero no podía.

-Nada más un rato, de seguro se me pasa lo borracha si bailo. Tengo que gastar mis energías –dijo mientras seguía moviéndose al ritmo de la canción, locamente de un lado hacía otro, con unos pasos muy extraños.

-esta bien, sólo un rato.

Y así es como estuvieron bailando, tal vez estuvieron como una hora ahí sin que se dieran cuenta.

-tengo sed –dijo Ainée de repente y se dio media vuelta para dirigirse otra vez a la barra. Booz pudo detenerla.

-no, no vas a tomar otra vez. Te vas a emborrachar.

-más de lo que ya estoy no creo –le contestó Ainée mientras se volvía a dar la vuelta para ir otra vez al bar.

-no, no, no, no –dijo Booz mientras la volvía a detener y la regresaba a donde estaban bailando.

-pero tengo sed –reclamó Ainée haciendo pucheros.

-esta bien, pero tomarás agua. Quédate aquí, ahora vuelvo –le gritó más bien porque había mucho ruido, no era como un regaño. -¿Tienes agua? –le preguntó al llegar a la barra.

-Amiga, es un bar, hay barra libre ¿y tu quieres agua? –dijo el barman sarcásticamente mientras se reía.

-esta bien, ¿un refresco? –preguntó algo más bien enojada. El barman se fue y como a los 2 minutos regresó con una lata de refresco de cola fría y un popote.

Booz regresó a la mitad de la pista donde se supone que había dejado a Darani pero... no estaba. Otra vez empezó con su búsqueda, pero esta vez tardó más que la anterior todo porque Ainée no se quedaba en un solo lugar, se movía, iba de mesa en mesa hablando con gente desconocía, según ella ahora sus mejores amigos. Después de un rato la volvió a encontrar, estaba en una mesa platicando animadamente con unos muchachos, de unos 20 años tal vez.

-y entonces le dije, amigo, es el ciclo de la vida. Los perros comen gatos, los gatos conejos, los conejos ratones, los ratones lagartijas, las lagartijas quesos y nosotros los humanos comemos todo ese ciclo de la vida, así es como tiene que ser –le dijo Ainée a los muchachos, éstos nada más se reían de la borrachera de la pobre muchacha.

-¿por que te fuiste? Te traje tu refresco –dijo Booz mientras se acercaba a la mesa y le entragaba el refresco –tal vez eso te baje la borrachera.

-oh, me encanta esa canción, vamos a bailar –dijo mientras jalaba a unos de los muchachos y se lo llevaba a la pista. Booz otra vez la volvió a perder. Sin embargo esta vez regresaría, el muchacho tenía que hacerlo así que se quedó ahí un rato más.

-Me llamo Diego –le dijo un muchacho de aquella mesa mientras le extendía la mano.

-Booz, mucho gusto. –le devolvió el gesto.

Así estuvieron un rato platicando, como gente normal sin darse cuenta de que ya habían pasado muchas canciones y Ainée aún no regresaba.

Pues el capítulo es un poco más largo pero es tanto que dije se van a aburrir de leerlo así que decidí cortarlo :D
Espero y les guste, tal vez esta un poco aburrido pero nada más es de relleno.
Ya falta poco para que aparezca el Shastem, ashfhjkdhfsjkhfhs <3
y pues todo esto que pongo en los capitulos de ahorita son para una trama más desarrollada y más interesante más adelante de la nove, ya enterán a lo que me refiero :B
Si tienen alguna pregunta solamente, pues, pregunten XD, yo contestaré lo más pronto posible.
Y perdón si me tardo en subir los capis pero esque mi laptop se descompuso y pues, estoy usando mi compu de escritorio y luego mi hermana se mete también y :@@@@@@ pero ahora estoy de vacaciones (por cambio de semestre) y le avanzaré más, lo prometo :DDDD
Bueno, espero y comenten o lo que sea, si les gusta porfa rolen mi novela me gustaría que demás gente la lea...
Por si quieren saber más de mí dejé mis redes sociales en mi firma :D
Y MUCHAS GRACIAS por los casi 400 views, aunque sean fantasmistas yo lo admiro, aunque me gustaría saber que piensan, si le entienden o no (a la nove), si es interesante o no, pero en fin.
Chau, Besos a todas mis hermanas panes que estan por ahí!