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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por RedHair94 Mar 06 Nov 2012, 10:07 pm

Me encanto la maraton, espero que la sigas pronto.

Besos cuidate.
RedHair94
RedHair94


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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por alex_gomez_95 Vie 09 Nov 2012, 7:38 pm

Les recuerdo0 k ya so0n lo0s ultimo0s caps y me gustaria k co0mentaran lo0 bien k les a gustado0 la no0ve hasta aho0ra


Capitulo 50
-Créeme, no te arrepentirás.-sonrió y me dio un papel.- Esta es la dirección.

-Oh, gracias.-sonreí.- Allí estaré.

-¡Genial! Me gustaría que fueras, hay algunos chicos que quiero presentarte.

-De todas maneras, tengo novio.-dije y sonreí. Arqueó una ceja.

-¿Tú?-preguntó. Hice una mueca de desagrado y ella volvió a sonreír.- No lo tomes mal, pensé que no tenías. Esta bien, puedo presentarte a mis amigas.-sonrió.- ¡Hanna!-gritó y corrió al otro lado del pasillo.

-Mady, ¿Qué quieres?-preguntó la chica de bellos rulos.

-Ven aquí, ______.-me hizo una seña y me conduje rumbo a ellas.- Ella es _____, _____ ella es Hanna.-sonrió.

-Hola, un gusto.-dije y sonreí. Hanna arqueó una ceja.

-Me gustan mucho tus ojos.-dijo sonriente.- ¿Eres la chica nueva?-preguntó. Asentí.- He oído muchas cosas sobre ti.-abrió los ojos.- Dicen que eres hermosa y encantadora.

-Oh, ¿en serio?-pregunté sorprendida.

-Hanna, ella irá a tu fiesta.-le informó Mady.

-¡Que bien!-hizo una mueca.- Espero que te diviertas tanto como los demás.-sonrió.- ¿Sabes donde es?

-Si, Mady me dio tu dirección.-dije. Ella asintió.- Chicas, este fin de semana, no, el próximo, quiero festejar mis diecisiete pero no conozco a todos en el colegio, ¿creen que puedan ayudarme?

-Si, genial. Amo organizar fiestas.-dijo Mady casi saltando de la emoción.

-Va a ser estupendo.-sonrió Hanna.- Hoy podemos almorzar juntas y organizamos a quien invitar, es que, _______ ya sabes, hay algunos que es preferible no se acerquen.-asqueó en una mueca y Mady rió.

-Ese tal Johan, no es muy buena junta.-dijo Mady. Hanna asintió.

-Conmigo es bueno.-lo defendí.- Las que ya andan cansándome son, Emily y su perrito faldero.-dije con desagrado. Hanna abrió la boca.

-¿Esa ya se ha metido contigo?-preguntó.- Disculpa que te diga, ten cuidado con las chicas como ella.-dijo. Mady murmuró algo y golpeó a Hanna con el codo.- Esta bien, no digo más.

-¿Tienes auto, ______?-preguntó Mady cambiando de tema.

-No, pero Justin pasa por mí a la salida y puedo decirle que nos lleve.

-¿Quién es Justin?-preguntó Hanna con intriga.

-Mi novio.-respondí. Sonrieron.

-Apuesto lo que sea a que es muy sexy.-dijo Hanna.- Ese nombre lo dice todo.-mordió su labio inferior.

-Disculpa pero ya esta ocupado.-dije y reímos.- No creo que me diga que no.

-O podemos pedirle a papá que mande un coche para las tres, así no molestas a Justin.

-Bueno, mejor.-sonreí.- Así luego el sábado no se enoja por dejarlo solo.

La campana sonó y cada una se fue a su salón. Mady y Hanna tenían clase de historia mientras que a mi me tocaba francés. Entré al salón y vi a todos acomodados exceptuando a un par de chicas y chicos. Nos informaron que el profesor no podría venir hoy y que por lo tanto teníamos hora libre. Salimos al parque, con Johan nos apoyamos en la barandilla de la escalera y hablamos animadamente.

-¿En serio te juntas con ellas?-preguntó arqueando una ceja.

-No son malas personas.-le dije y sonreí.

Negó con la cabeza y bajó un escalón sin mirar hacía atrás. Se tambaleó y lo tomé de la mano haciendo que no cayera. Rió y se sostuvo de la barandilla.

-Casi me mato.-dijo y rió. Observó nuestras manos y al instante la quité de encima suyo.- ¡Oye!-exclamó.

-¿Qué? Solo no quería que cayeras.-dije con notorio nerviosismo.

-No, no es eso.-dijo.-Gracias.-sonrió apresuradamente.- Dame tu mano.-tendió la suya.

-¿Para que?-pregunté y metí ambas manos a los bolsillos de mi abrigo.- ¿Qué quieres?

-Ver tu anillo.-respondió. Tragué saliva y recordé que esa mañana no me lo había quitado.- ¿Estas comprometida?

-No.-respondí fugazmente.

-Anda, cuéntame.-dijo.

-No estoy comprometida.- no estaba mintiendo, simplemente estaba casada.

-¿Casada? O ¿Es el anillo de pureza?-rió.

-No, no es nada de eso.-dije y reí nerviosamente.

-¡Oye! He visto el anillo de oro con diamante.-me reprochó.- ¿Puedes enseñármelo? Debe de haberte costado una fortuna.-se impresionó.

-No voy a mostrarte nada.-le dije.

-¿Por favor?

-Te juro que si dices algo de esto a alguien, no sales vivo.-dije y saqué las manos de mi bolsillo.- Estoy casada.-le informé y extendí mi mano para que viera el anillo.

-¡Júralo!-casi gritó.

-Cállate, Johan.-exigí.- No puedes decírselo a nadie.

-Esta bien.-dijo impresionado.- Ni siquiera sabía que tenías novio o algo así.

-Justin va a matarme.-dije sin darle importancia a sus palabras.

-¿Justin?-preguntó.- ¿Tu esposo?

-No va a querer que vuelva al colegio.-dije preocupada.

-¿Por qué? No debe enterarse que yo sé.-dijo. Asentí.- Hey, ¿le tienes miedo?

-No, claro que no.-negué con la cabeza mientras hablaba.- Pero me ha costado casi toda la luna de miel convencerlo de mandarme aquí y ahora se enteraran todos y Justin va a dejar de mandarme al colegio.

-No digas bobadas.-rió.- No puede ser tan malo ese tipo.

-No es malo, solo extremista.-dije.- Logré que no nos fuéramos a vivir a Los Angeles para poder cursar mi último año aquí.-dije y suspiré.- Por favor, promete no decir nada.

-No lo haré, quédate tranquila.

-Gracias, Johan.

El resto del horario escolar, lo pasé pensando en lo estúpida que había sido al llevar el anillo de casada al colegio. Mady y Hanna me confirmaron que íbamos a almorzar juntas para organizar mi fiesta. Había estado toda la mañana intentando contactar a Justin para decirle que no me volvería con él. Pero su móvil daba ocupado o estaba apagado.
Corrí al auto negro que tanto reconocía y le golpeé la ventanilla de su lado. Se asustó y luego volteó a verme. Mady y Hanna me esperaban al otro lado de la calle. Bajó la ventanilla y se sacó los lentes de sol.

-¿Vas a subir o que?

-Justin, debes atender mis llamadas.-reclamé casi pareciendo enojada.

-Disculpa, he estado usando el móvil toda la mañana y luego tuve que apagarlo para una junta.

-Okay.-le sonreí. Entré la cabeza al auto y le planté un beso sobre los labios.- Almorzaré con Mady y Hanna.-le dije. Arqueó una ceja. Saqué la cabeza de allí y le sonreí.- No te enojes.

-¿_______, vas a dejarme solo, todos los días?-preguntó fastidiado.

-Almorzaré con ellas y luego iré a casa, lo prometo.-hice morros.

-¿Quiénes son?-preguntó.

-Mis amigas.

-¿Amigas?-alzó las cejas.- Muévete de allí que quiero bajar.

-Ni se te ocurra.-dije viendo como Mady y Hanna nos observaban.- Puede verte cualquiera y saben que eres un empresario y toda la cosa.

-¿Qué hay de malo?

-Estamos casados.-le recordé.- Nadie puede enterarse aquí.- y por cierto, alguien lo sabía ya.

-Quiero ver con que clase de chicas te juntas.-empujó la puerta y con ella, mi cuerpo.- Dame permiso si no quieres que te lastime.-exigió.

-Quédate allí.-dije mientras le sonreía a las dos chicas. Mady hizo una seña preguntando si todo iba bien y asentí.

-Hazte a un lado.-dijo enojado.- Quiero ver quienes son.

-¿Para que?-me moví.- No haré nada malo, solo almorzaremos juntas.

Mady y Hanna seguían observando la escena cuando Justin, de pantalón negro y camisa blanca, salió del auto y tomó mi mano mientras yo me negaba a tocarlo.

-Vete a casa.-dije.- Por favor, no me arruines la vida.

-No te arruino nada.-dijo y buscó con la mirada.- ¿Son aquellas que miran sin disimulación alguna?-preguntó. Asentí.- Llámalas.

-No, Justin, no.-dije apretando los dientes.

-Dije que las llames.

Suspiré resignada y les hice una seña a Mady y Hanna que esperaban el coche que el padre de Mady había prometido mandar. Ellas se miraron entre sí y luego caminaron apresuradamente hacía nosotros.

-Vas a pagármelas.-susurré con fastidio. Justin sonrió y me tomó la mano a la fuerza. No me resistí.- Chicas, él es Justin, Justin ellas son Mady y Hanna.

Las dos lo examinaron con la mirada y luego sonrieron. Si se pudiera violar con la mirada, ambas estarían encerradas por acoso sexual. Mady agitó la mano y miró a Justin directo a los ojos.

-______, nos ha hablado de ti.-sonrió explayadamente y sentí a Justin ponerse nervioso.

-¿Bien o mal?-preguntó. Las dos rieron.

-Muy bien.-dijo Hanna y sonrió.

El ambiente estaba tan denso que se podía cortar con tijera. Justin y yo intercambiamos una mirada y luego él, se apoyó contra el auto.

-Oye, _____.-dijo Mady.- Creo que mi padre ha olvidado mandar el coche.

-Si, siempre se olvida de Mady y nosotras pagamos los platos rotos.-dijo Hanna. Justin rió.

-¿A dónde piensan ir?-preguntó Justin.

-No lo sé.-respondió Hanna.

-______.-llamó mi atención.- ¿Quieres que las lleve?-preguntó.

-¿Quieren?-le pregunté a ellas y asintieron al instante.- Si, vamos.-dije desinteresada.

Mady y Hanna sonrieron y se subieron a la parte trasera del auto. Solté la mano de Justin para subirme del otro lado, tironeó de mí y me volteó haciendo que lo besara. Bufé y me sonrió.

-No te enojes conmigo.

-¿Viste cómo te observaban?-murmuré. Rió.

-Ellas solo observan, tú gozas de lo demás.-dijo y besó mis labios nuevamente.

Le sonreí antes de correr para subirme del otro lado. Justin encendió el motor y en menos de tres segundos comenzó a andar.

-¿A dónde las llevo?-preguntó. Observé a las dos chicas de atrás y se limitaron a alzar los hombros.

-No lo se.-respondí.- ¿A Mc.Donalds?

-Ayer almorzamos allí, vas a reventar.-dijo Justin. Hanna y Mady rieron.

-Bueno, entonces elige tú, Bieber.-dije fastidiada. Hanna hizo una mueca de asombro y su cabeza apareció entre medio de los dos asientos delanteros.

-¿Eres Bieber?-preguntó con entusiasmo.

-Si.

-¡Wow!-gritó Mady.- Eres el hijo de Jeremy Bieber, el futuro dueño de la compañía con más dinero sobre Estados Unidos.

-Bueno, ya.-dije y suspiré. Justin rió.

-¡Es que, ______!-volvió a gritar Mady.- Ha salido en todos los canales de televisión.

-Si, lo sé.-dije. Justin volvió a reír y posó su mano sobre mi pierna.

-No te enfades, cariño.-dijo y sonrió. Mady y Hanna hicieron ruidos tontos. Reí mientras mis mejillas se tornaban rosadas.- Puedo llevarlas a Mc.Donalds.

-Sería genial.-dijo Mady. Hanna rió.

-Yo siempre como allí, de verdad me gusta.-admitió y reímos.

Unos minutos después, Justin estaba aparcando en el estacionamiento de Mc.Donalds. Hanna y Mady dieron las gracias y se bajaron al instante. Justin volteó a verme y sonrió.

-¿A que hora paso por ti?-preguntó.

-Te llamo.-dije al momento que abría mi bolso.- Toma.-le entregué el anillo de bodas.- No quiero perderlo.

-¿Te lo has llevado al colegio?-preguntó mientras lo tomaba.- Me habías dicho que no lo ibas a llevar para que nadie se enterara.

-Disculpa, me lo he dejado puesto.-bufé.- Ya, hasta luego.-besé sus labios.- Compórtate.

-No soy como tú.-dijo al momento que reía.
Estaba frente al espejo, maquillándome para salir. Mady había quedado en pasar por mí a las diez y de allí iríamos a la fiesta de Hanna. Justin no quiso acceder a pasar por mí más tarde de las tres de la mañana, y por más que había insistido durante toda la semana. No me dejó.

-Muy corto.-sentí que decía desde el umbral de la puerta.

-Eres fastidioso, Bieber.-me quejé.

-Habías dicho que podía elegir que te pondrías y prefiero que vayas de vaqueros.

-No, gracias.-terminé con el maquillaje y volteé a verlo.- ¿Qué harás tú?

-Mi esposa me ha dejado solo durante toda la semana y Chaz me ha invitado a jugar cartas en su casa.-sonrió y se acercó a mí. Acomodó un mechón de mi cabello.- Compórtate, ¿si?

-Justin, ya te dije, no haré nada malo.

-Por favor.

-Lo prometo.-bufé.- Vas lindo.-sonreí.

-Creo que lo dices por compromiso.-rió.

-No creo eso.-dije y besé sus labios. Sonrió.- ¿Cómo me veo?

-¿Hace falta que lo diga?-preguntó. Me sonrojé.- Hermosa.-concluyó y me sentí completamente halagada.

-Son las diez menos veinte. Creo que debo apurarme.-dije y me alejé de él. Se apoyó en la pared y siguió mis movimientos con la vista.

Me eché unas cuantas gotas de perfume y acomodé nuevamente mi cabello. Tomé mi bolso y metí el celular junto con algunas cosas que me harían falta. Volteé a ver a Justin y me sonrió.

-Me da la sensación de que estas triste.-dije y me acerqué a él.- ¿Vamos abajo?

-Vamos.-dijo al tiempo que yo tomaba su mano.- No estoy triste.-me aclaró mientras bajábamos las escaleras.- Solo que estará lleno de adolescentes locos y tú estarás allí, con ese vestido durante cinco horas.

-No seas tonto.-reí.

-Aparte, nunca nos hemos separado más que para que tú vayas al colegio, y se que allí estás segura, aparte…-se quedó en silencio.- Oh, vamos ______, no vayas allí. Quédate conmigo y vemos películas, juntos.-hizo morros.

-Pareces un niño.-dije y reí.- El próximo fin de semana.-prometí.- Cuando estrenemos la casa nueva.-sonreí.- Puedes dejarme faltar al colegio y hacemos noche de películas con refrescos y palomitas de maíz.

-Me gusta la idea, pero ahora, vamos.-volvió a hacer morros.

-No, ahora iré a la fiesta de Hanna y el próximo fin de semana hacemos eso.

-Okay.-dijo no muy convencido. La bocina de un auto se hizo notar.

-Debo irme.-besé sus labios.- No pongas cara larga, Justin.-reí. Volví a besarlo y me tomó por la cintura.

-Por favor, quédate.-murmuró sobre mis labios.

-Créeme que me está tentando la idea, pero no.-me separé de él.- Te veo más de noche.-corrí a la puerta.

-¡________!-me gritó al momento que estaba por cerrar la puerta e irme de allí.

-¿Qué quieres?-asomé la cabeza para verlo y sonrió tímidamente.

-Te quiero.-pronunció. Sonreí y volví corriendo a él. Lo besé.- Mucho.

-Yo también te quiero, Justin.-dije sobre sus labios.- No me hagas las cosas difíciles.-casi supliqué.

-Te cuidas.-me gritó antes de que yo saliera de casa.


Por un momento, casi me echo atrás y me quedo con Justin. Pero, tenía ganas de salir con las chicas y bailar un rato a la vez que conocía gente. Tenía ganas de estar con Justin, definitivamente, la relación era hermosa. Cuando volviera de la fiesta, iba a hacerle saber que yo lo amaba, de una u otra manera, él, iba a decirme que me amaba también.


-¡Están hermosas!-gritó Hanna en la puerta de su casa. Mady y yo sonreímos.

-Tú estas que deslumbras.-le gritó Mady a causa del bullicio en el lugar.

-Oh, gracias.-dije yo con emoción.

-Vamos, entren.-nos hizo pasar a la hermosa casa.


Era una casa de ladrillo visto, dos pisos y terriblemente grande con un hermoso parque. Estaba totalmente repleto de gente y los vasos junto con platos en el suelo, daban a entender que eso ya había comenzado y que terminaría peor. La música estaba al máximo y los chicos/as ebrios no faltaban por allí.

-Vamos a embriagarnos y olvidar todo.-dijo Mady tomando una botella de cerveza.

-No, yo paso.-dije y reí. Mady alzó los hombros.

-Aguafiestas.-gritó Hanna y le quitó la botella a Mady para luego colocarla sobre sus labios y beber.- Oh, si, esto está genial.-gritó.


La noche se hacía más profunda a medida que las agujas de reloj avanzaban. Mady estaba durmiendo sobre uno de los escalones, mientras que Hanna reía animadamente sentada en el regazo de un chico que la tocaba sin piedad alguna. Me senté en el sillón, al lado de una pareja que parecía estar desesperada por un beso. Reí, era una de las pocas personas sobrias por allí. Recién a las dos y media de la mañana, la fiesta estaba acabando, por culpa de todos los que habían abusado del alcohol. Se podía decir que era la mayoría de los chicos y chicas del instituto. Había gente en el suelo y otras que bailaban animadamente mientras movían las caderas con entusiasmo. Un chico, rubio de ojos marrones, se acercó a mí y me sonrió.

-Eres la chica nueva.-afirmó. Asentí.- Soy, Ian.-me dijo. Hice una mueca.- Oye, ¿quieres ir afuera? Es que aquí, es mejor que dejemos a ellos solos.-dijo y rió.

-No, gracias. Estoy bien aquí.

-Que mala onda.-dijo y me ofreció su trago.- ¿Quieres?

-No, gracias.

-Anda, es solo licuado.-dijo. Lo tomé.

-No es solo licuado.-le reproché luego de olerlo.

-Vamos afuera.-cambió de tema. Me puse de pie y lo seguí hasta el jardín.- ¿Cómo te llamas?

-________.-dije. Me sonrió.- ¿Qué es esto?-pregunté luego de tomar un poco.- No sabe nada mal.

-Es piña colada con algo que de verdad no sé que es.-rió.

-Da igual, me gusta.


En algún momento, para mi, el tiempo dejo de correr. Saber en dónde estaba se me hizo imposible y la hora pactada con Justin parecía no llegar. Me dolía la cabeza y sentía que iba a vomitar en cualquier momento. Tomé mi móvil y le marqué a Justin.

-¿Hola?-preguntó entre risas.

-¡Justin!-casi grité.- ¿Puedes venir por mí?

-Claro que si, cariño.-dijo dulcemente.- Estaba despidiéndome de Chaz para ir a buscarte.-me informó.- ¿Te sientes bien?

-No, así que, por favor, apúrate.-dije antes de colgar y sentarme en una banca.

Ian había desaparecido en algún momento que se me hizo imposible recordar. Até mi cabello en una coleta y respiré profundamente. La música se alejaba y los murmullos ya no estaban al alcance de mi escucha. Volví a tomar mi móvil y este resbaló hasta el suelo. Bufé y me eché contra el respaldo de la banca. Estaba asustada por lo que sentía y no podía tomar mi móvil para apurar a Justin. Tomé un poco de fuerzas y estiré el brazo. Agarré el móvil y volví a marcarle.

-¿Qué es lo que sientes?-preguntó asustado. Mis manos temblaron.- ______, responde.-dijo Justin insistente.- Estoy llegando.

-Apúrate.-suplique.- Necesito verte, ahora.

-Ya, ya, cariño, tranquila.-dijo suavizando su voz.- Estoy aquí, ¿puedes ir a la puerta?

-No puedo moverme de aquí.

-¿Dónde estas?-preguntó y escuché el cerrar de la puerta del auto.

-En el jardín trasero de la casa.-dije y sentí como sudaba.- Tengo miedo.

-No cortes la llamada y dime por dónde debo entrar.

-La puerta principal está… está… abierta.-respiré entrecortadamente.- Entra y si caminas derecho hasta el fondo, está la puerta del jardín.-le indiqué.

-Si.-dijo fugazmente y luego sentí como la llamada se cortaba.


Cerré los ojos y segundos después unos fuertes brazos rodearon mi cuerpo. Respiré profundamente y pude sentir su masculino perfume. Rodeé su cuerpo con mis brazos y me tomó entre sus brazos para luego besar mi mejilla.

-¿Qué has tomado?-preguntó.

-Piña colada con algo.

-¿Algo que?-insistió.

-No lo sé, solo me lo dieron.-dije y abrí los ojos para encontrarme con su mirada sobre la mía.- Me siento mal, Justin.

-Tranquila, mi amor.-dijo acariciando mi cabello.- Voy a llevarte al hospital, de seguro esa bebida tenía algo.

Cerré los ojos nuevamente, mi respiración era agitada y sentía las gotas de sudor por mi frente. Justin se movió de allí y pronto me recostó en el asiento trasero del auto. Murmuró algo que no pude comprender y tras cerrar la puerta trasera, se acomodó para manejar.

-¿Háblame si?-dijo poniendo en marcha el auto.- No te duermas, ______.

-Tengo miedo.-susurré casi inentendiblemente.

-Vas a estar bien, lo prometo.-el auto comenzó a andar.- Canta una canción, murmura algo, hazme saber que no duermes.-sonaba nervioso.- Por favor, _______.

-‘Just look at us now, cuz everything start from something…’-respire profundamente.

-‘Something will be nothing…’ Vamos, canta, _______.

-‘Nothing if your heart didn’t dream with me’-casi perdí todo el aire que me quedaba y sentí como Justin frenaba de golpe.- Justin…-murmuré.

-Cállate, _______.-gritó.- Dios, todo tiene que ocurrirnos a nosotros. No he hecho nada malo.-se bajó del auto.- No es tu culpa, algún imbécil, de seguro tiró algo en tu bebida y no me sorprenderia que fuera una pastilla.-me tomó en brazos y besó mi mejilla.- N quiero que vayas más al instituto.

-Pero Justin…-quise reprochar. Mi estomagó se retorció.- Duele.

-Vamos a entrar, así que ya no digas nada y relájate.-casi me ordeno.

-No te vayas.

-Estoy aquí, nena.-dijo dulcemente.

Luego de eso, no recuerdo más nada. Mis sentidos dejaron de funcionar. No sé cómo, por qué, cuándo y en qué momento había ocurrido todo aquello. Sentí un calido beso sobre mis labios y luego me hundí en una profunda oscuridad.
alex_gomez_95
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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por RedHair94 Sáb 10 Nov 2012, 4:32 am

Nooo!!


Que le paso a la rayis?? que le dieron??

Siguelaaaaa

Quiero saber si se va a poner bien.
RedHair94
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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por alex_gomez_95 Dom 11 Nov 2012, 9:59 am

Capitulo 51
Dos dedos deslizarse por mi mejilla me hicieron darme cuenta que aún estaba viva. Tenía a Justin a mi lado y de seguro permanecía recostada sobre una camilla en el hospital. Era de día, se sentía el canto de los pájaros fuera del lugar. Mi respiración era tranquila y con Justin a mi lado estaba completamente segura.

-¿Estas despierta?-preguntó con voz aterciopelada.

No tenía fuerzas para abrir los ojos y menos, para responder. Permanecí quieta, sin mover un músculo sobre la camilla. Sentí un suspiro de parte de Justin y luego su cabeza se apoyó sobre mi plano abdomen, las caricias no cesaron.

-No puedes dormir por más de catorce horas.-sollozó. Me sentí mal.- Dijeron que estarías bien, por favor, no me contradigas eso.-siguió hablando.- Quiero que te levantes de aquí, que me pelees, que luego nos reconciliemos.-sentí como ya no se apoyaba allí. Me sentí observada.- Despierta, _______.

Luego de pronunciar eso, se quedó completamente callado. Pude sentir como se ponía de pie y abría una puerta para luego cerrarla. No estaba segura de a donde iba, pero no podía dejarme sola. Podría abrir los ojos, pero, mis parpados pesaban más de lo pude imaginarme.
Segundos después, la puerta volvió a abrirse y tras unos pasos, se cerró. Recé por que fuera Justin y así fue, se sentó nuevamente a mi lado y tomó una de mis manos.

-Si de verdad me estas escuchando y no puedes responder, abre los ojos.-apretó mi mano con fuerza.- Levanta una ceja.-casi ordenó.- ¿Puedes hacer algo? Me siento estúpido.

Y no era estúpido, pero no podía alzar una ceja y menos hablarle. Tal vez podía presionar su mano, pero hubiera sido inútil. Si no podía alzar una ceja, menos iba a poder apretar la mano de Justin.

-Vamos, ______. Quiero que vayamos a casa, juntos.-siguió hablando.- Necesito que conozcas la casa nueva, que festejemos tu cumple años con toda la gente que te quiere, tenemos que hacer noche de películas y dormir juntos luego de que te asustes.-sentí como su voz se quebraba.- Tienes que estar bien.

Sonaba triste, arrepentido, muy mal para lo que él solía ser. Quería avisarle que podía escucharlo, que estaba escuchando las cosas que él decía, que íbamos a cumplir todo aquello.

Nuevamente apoyó su cabeza sobre mi abdomen.

-Por culpa de un estúpido chico que te ha dado de beber piña colada con cuatro pastillas diferentes, no dejaremos de ser felices juntos, ¿o si?

No pude responder a eso, ¿Ian me había drogado? Porque por lo que sabía, las pastillas dentro del alcohol, era casi como drogarse, no tan así, pero de un modo muy parecido.

-Extraño tu voz.-prosiguió con su sermón melancólico.- Que cursi acaba de sonar eso.-rió amargamente.- Pero lo cierto es que desde que nos casamos, ambos somos cursis.-rió nuevamente y levantó su cabeza. Me estaba observando.- También extraño tus besos, ______.

¿Por qué no se podía poner de pie y plantarme un beso en los labios? Sentía su mirada sobre mí y eso me ponía nerviosa. Mi respiración siguió su curso normal y luego sentí como Justin quitaba la vista de mí para besar nuestras manos entrelazadas.

-Eres lo más importante que tengo.-pronunció con dificultad.- Y sería muy lindo que puedas escucharme. Debo confesarte muchas cosas.-admitió y trago saliva.- Y suena muy tonto hablarle a alguien que no te está escuchando y que tú le dices que quieres confesarle algo lindo.-rió nuevamente. No sonaba feliz.- Lo cierto es que siempre que llego a casa luego del trabajo, pienso que puedo decírtelo, pero tú te acercas con esa sonrisa hermosa y me cuentas sobre el colegio.-suspiró.- Entonces siento que no debo decírtelo porque simplemente arruino tu vida, día a día.

Si hubiera podido abofetearlo por decir semejante estupidez, lo hubiera hecho.

-Sé que no me estás escuchando, pero necesito descargar todo lo que me vengo guardando desde que nos fuimos a México.

¿Qué podría ser para que le diera tantas vueltas?

-Luego de que mi papá te conoció.-comenzó a decir.- Me dijo que no hacía falta que nos casáramos tan jóvenes, que él podía dejarme ver a Jazzy de todas maneras.-confesó. Suspiró sonoramente.- No podía meterte a un orfanato y pensé en seguir con la farsa. Le dije a mi papá que nos casábamos porque queríamos y no porque él me había dicho. No se opuso y supuse que no debía contarte sobre eso. Lo de haber gastado dinero en esa subasta, no me afectaba en lo más mínimo pero tampoco quería afectar tu vida por siempre. Capaz debí dejarte ir, no lo sé. Hubo un momento en que pensé que podríamos llevarnos bien, luego nos peleábamos y deseaba no haberte conocido, pero luego pensaba que mi vida sería un completo aburrimiento sin ti a mi lado.

Sentí como apretaba más nuestras manos entrelazadas y besó la mía. Una fría lágrima recorrió el dorso de mi mano y sentí como todo mi mundo se venía abajo. Nunca lo había visto llorar, sufrir o preocuparse tanto por alguien.

-Creí que deberíamos casarnos y que más tarde podría darte el divorcio para hacerte feliz. Pensé que eso era lo que querías. Jazzy y Jaxon te amaron desde el día de la boda, mis padres dijeron que eras perfecta para ser mi esposa y todos en mi familia estuvieron de acuerdo con eso. No podía darte el divorcio.-prosiguió.- Pensé que era un problema.-añadió.- Pero luego me planteé el echo de cómo me sentiría sin ti.-sollozó.- ¿Sabías que no podría vivir sin ver tu sonrisa día a día?-me preguntó. Sentí como mi corazón daba un vuelco.- Me siento un nene enamorado al decir esto, pero es la verdad.

Se quedó en silencio por unos segundos y tras suspirar tres veces y soplar su nariz hacía adentro, volvió a hablar.

-Luego volví a pensarlo mejor, podría darte el divorcio si tú estabas contenta con eso.-siguió.- Pero por lo menos debíamos llevar seis meses de casados para que eso ocurriera. Llevamos casi uno y ya siento que si te dejo ir, moriré.-se calló y besó mi mejilla. Humedeciendo mi cara volvió a besarme, esta vez, en los labios. Se separó de mi y me limpió las lágrimas que él había dejado caer en mi rostro.- Ya estaba decidido que iba a dejarte luego de seis meses.-siguió contando.- Y luego me entregaste tu cuerpo y más tarde sentí que eras completamente mía. Ya no podía dejarte ir. Volví a planteármelo luego de volver de Francia. Si no quería que sufrieras, te iba a dejar. Sé que es muy confuso, pero es que soy muy indeciso cuando se trata de cosas que de verdad me importan.

Sentía que en cualquier momento desfallecía allí mismo. ¿Dónde había quedado ese frío Justin? Se había esfumado y me encantaba saber que yo había contribuido con eso.

-Y empezaste a estar mal por las noches, no querías decirme que te ocurría y de verdad pensé seriamente que tendríamos un hijo. Siendo así, no iba dejar que te fueras. Pensé que sería un problema, pero luego me lo planteé bien y me encantó la idea de tener un hijo contigo.-estaba segura de que había sonreído.- Te negaste una y mil veces a decirme lo que te ocurría y de verdad me hacías sufrir. Pensé que debía revolver entre tus cosas para saber si estabas embarazada o si se trataba se una simple preocupación adolescente por una estupidez.

No importaba nada, ya no me sentía mal. Quería moverme, abrazarlo, decirle que lo amaba tanto que no dejaría que él me dejara ir. Necesitaba besarlo y asegurarle que estaba bien, que no había por qué sufrir.

-Y fue cuando me dijiste que me amabas.-dijo en un hilo de voz.- Dios, ¿cómo iba a reaccionar ante esa confesión?-preguntó y rió con remordimiento.- Fui un estúpido y me puse de pie para retírame.-suspiró.- Estaba seguro que te había hecho mucho daño y no me lo perdonaría. Pero no podía decirte que yo pensaba dejarte en cinco meses y que no sabía exactamente que sentía. ¿Crees que pude dormir? Sé que tú tampoco lo hiciste y estaba luchando para no ir a la habitación y abrazarte hasta asfixiarte.-volvió a suspirar.- Sé que fui un estúpido insensible y cuando te lo dije, ese mismo día, sabía que capaz lo que yo sentía no era nada diferente a lo que tú me habías confesado la noche anterior.

¿Entonces me amaba? –me pregunté a mi misma. Sonreí internamente.

-Pero debes comprender que no podía saber que sentía si nunca había sido amado por nadie. Si, hubo dos chicas que me amaron, pero supongo que no fue a mi, si no a mi dinero.-admitió.- Sabía que tú no eras así y era por eso que mis sentimientos hacía ti se desarrollaron de forma tan rápida. Créeme, aún no estoy seguro de que se puede hacer con esto. Te dije que no creo en el amor, pero tú haces que albergue, en mi corazón, una pequeña esperanza de amar y ser amado.-apretó nuestras manos.- Es tan lindo estar a tu lado y estoy seguro que no lo siento solo porque estamos casados.-confesó.- Mi corazón me traiciona bastante seguido.-dijo casi riendo.- Eres tan perfecta y tan no sé, especial, que siento que no puedo estar contigo porque solo sé hacerte mal.

¿Cuántas veces más podía hablar de ese modo tan erróneo?


-Ahora que te veo allí, tan vulnerable, tan indefensa que podría hacerte lo que sea y no puedes decir nada.-lo sentí soltar una risita.- No sería nada que nunca te haya hecho.-rió. Por lo menos, estaba mejor.- Sé que me comporto como un verdadero inútil, pero no soy tan así, no creo que pueda hacerte más daño del que te he hecho y si me amas, no es porque si. Algo bueno debe haber en mí y te juro que no fue la intención enamorarte.-se defendió.- Pero supongo que la tuya tampoco fue enamorarme a mí y sin embargo, lo has hecho.


¿Por qué no podía decir que me amaba? Quería escucharlo pronunciar dos simples palabras “Te amo” y seria feliz de por vida.

-Ya esta, mejor me callo porque no me lleva a nada hablarle a quien no me escucha.-sonaba frustrado.- Necesitaba descargarme y no pagaré un psicólogo para contarle mis problemas amorosos.-rió.- Alguna vez voy a decírtelo.

Se quedó callado por más de veinte minutos y luego me soltó la mano para retirarse. El solo echo de pensar que él no estaba a mi lado, que no podía escuchar su voz, me atormentó. Sentí la cadena del baño ser tirada y mi respiración volvió a la normalidad. No podía seguir postrada en esa cama, debía hacer algo más que respirar. Se sentó de nuevo a mi lado y esta vez, apoyó la cabeza sobre la camilla. Buscó mi mano y la tomó nuevamente.

-Ya, levántate, niña.-murmuró. Reí internamente.- Me estoy aburriendo. ¿Quieres que te cante?-preguntó. Si hubiera podido, asentía.- Recuerdo cuando estábamos en México que yo canté en la ducha y tú por querer escucharme te pegaste a la puerta y cuando yo salí, caíste al suelo.-rió.- Pero cuando te pregunté, me dijiste que te habían dicho que las puertas de México olían a vainilla.-rió nuevamente.- Cada día estoy más convencido de que has llegado a mi vida para hacerme feliz.-de seguro había sonreído.- También recuerdo cuando vimos la película de terror y luego se cortó la luz, ese día te partiste la barbilla.-rió.- Estabas indefensa en el suelo y fue la primera vez que dormimos juntos.-recordó. Estaba completamente feliz de que él recordara todo aquello.


Esos recuerdos se habían aferrado a mi corazón, hacía mucho. Yo lo amaba desde que nos habíamos ido a México pero no podía admitirlo, ni siquiera a mí misma.

-También recuerdo cuando nos tiramos arena en la playa y luego esa ola nos arrastró.-rió.- Estabas enojada porque tiré arena en tu cabello y me correteaste hasta que terminamos mojados a tope y riendo en la arena mojada. ¿Sabes? Esos momentos, por más insignificantes que parezcan, no los cambiaria por nada del mundo. –hizo silencio un momento. Estaba pensando.- También recuerdo cuando tuviste la loca idea de las trenzas con hilos de cera y los tatuajes.-rió.- Estabas muy mal de la cabeza si pensabas que yo podía hacer eso.-volvió a reír.- De todas maneras, me fui del tema. Es que si no me respondes es difícil mantener una conversación entre nosotros, mientras que él único que habla, soy yo.- guardó silencio un segundo.- Creo que me pasaré el día hablando solo.-dijo resignado.- De todas maneras, te había preguntado si querías que te cantara y luego recordé eso, y no sé por qué extraña razón, empecé a hablar nuevamente de eso.-dio rienda suelta a una risa animada.- Mejor me callo.

Y así lo hizo, por solo diez o quince minutos, porque luego comenzó a cantar. Su voz era angelical, amaba eso de él. No entendía por qué razón nunca había cantado para nadie más que para él en la ducha.

-Well, did u know you are an angel? Who forgot how to fly. Did you know that it breaks my heart every time I see you cry.- canto suavemente mientras acariciaba mi mano con tierna delicadeza.- No sé cual es tu canción favorita.-admitió rozando sus dedos por mi mano.- Pero me sabía la que venías cantando en el auto.-susurró.- Quiero que abras los ojos, ______. ¿Puedes escucharme?

¿Cómo le hacía saber que podía escucharlo pero no reaccionar de alguna manera? Me sentí mal por eso. Debía respirar más fuerte o algo para avisarle que lo escuchaba. Debía mover la mano, la ceja, apretar los ojos con fuerza, algo debía hacer.

-No te darán el alta por mucho.-añadió.- Oh, vamos, dame señales de que te encuentras bien.-pidió. No pude hacer nada.- Esta bien, mejor si duermes.-dijo.- Si te levantas y ves que tienes la aguja del suero incrustada en tu muñeca, sé que harás un gran escándalo.

No me había detenido a pensar en cómo estaría físicamente. Debía estar pálida y con mi brazo moretoneado por la aguja del suero. De seguro mi cabello era un completo desastre y mis labios estaban resecos y partidos. Capaz eso no era lo peor. No tenía que pensar solo en eso, Justin no me había dicho nada de mi apariencia, al parecer, no le molestaba estar con un monstruo postrado en una camilla.

Sentí la puerta abrirse y una suave voz habló. ¿Acaso era Pattie? No, yo podía reconocerla. Esa voz no se me hacía conocida en lo absoluto. Sentí como Justin se ponía de pie y dejaba de tararear la canción que segundos antes tarareaba. Me soltó la mano y sentí como una mano fría tocaba la aguja intravenosa colocada allí. Me dolió.

-¿Es probable que me esté escuchando?-preguntó Justin.

Quien estaba allí, era la enfermera.

-Puede que si.-le dijo ella.- Ya sabes que lo que ha tomado ha sido muy fuerte para su cuerpo.-le avisó.- Está débil y anoche la cedamos, es por eso que no podrá moverse por un par de horas más.

-¿Pero me escucha?-preguntó Justin insistente.

-Ya le dije, puede que si.

-¿Y si no?

-Y si no, no lo escucha.-respondió ella y rió.- Está bien, no tiene por qué hacerse problema.-le aseguró la enfermera. Justin suspiró.- No ha sido nada tan grave. Peor hubiera sido que le dieran una bebida peor y con más pastillas.

-Pero me he llevado el susto del año.-admitió. Sonaba tan tierno.

-Va a recuperarse y dentro de dos días puede llevársela a casa.-le avisó ella. Seguro Justin había sonreído.

-Gracias.

-No hay de que.-le dijo ella.- Cuando despierte, que seguro será por la noche, avise a alguna enfermera de turno.-le aconsejó.- Hay que terminar de hacerle estudios por si las pastillas aún siguen en su sangre.

-Está bien. No tardaré en avisar cuando ella despierte.

En cuanto sentí la puerta cerrarse, escuché los pasos apresurados de Justin y seguido de eso un beso se posó en mi frente. Tomó mi mano y se sentó nuevamente donde estaba antes.

-¿Has escuchado, mi amor? En dos días puedes irte de aquí.-apostaba cualquier cosa sobre el planeta a, que él, estaba sonriendo.

Nuevamente la idea de saber si me amaba o no, me invadió. Quería que me digiera que me amaba, que sentía lo mismo que yo por él. Necesitaba saber que todo iba a estar bien, que estando él conmigo no podría pasarme nada malo.

-¿Quieres que siga hablando o te aburre?-preguntó. Seguramente seguiría hablando.- Está bien, ______.-respondió ofendido. Me reí internamente.- Voy a contarte cómo estoy vestido.-me avisó.- Es que no sé de que hablarte y quiero decirte cómo estoy vestido.-añadió.- En verdad ya lo sabes, tengo lo mismo de ayer por la noche.-rió.- Tú tienes puesto un camisón blanco de abuela.-me dijo y largó una tierna carcajada.- Se podría decir que cuando seas vieja, vas a verte sexy con eso.

Mi esposo estaba notoriamente aburrido y la tristeza se le había esfumado, al igual que la ternura.

-Ya no sé de que hablar. Créeme, se me esta haciendo difícil esto de hablar solo. Es que no puedo seguir el hilo de la conversación.-prosiguió.- ¿Quieres que te cuente un secreto? Bueno, tal vez no quieres, pero voy a contártelo.-rió.- Aunque debes saberlo, es muy obvio.-añadió.- Me vuelves loco.-susurró.- Espero puedas escucharme porque quiero contarte algo, de verdad, importante.-añadió.


¿Podía tal vez decir que me amaba? Me gustaba mucho la idea de que se quedara conmigo y no dejara de hablarme. Me hacía sentirme protegida, segura y amada. Claro que capaz lo último no era cierto, pero así me sentía. Lo sentí suspirar y luego su respiración chocó contra mis labios. Besó cortamente sobre ellos y se separó un poco. Pasó mi mano por mi mejilla y murmuró algo que no pude comprender. Volvió a unir nuestros labios y al separarse, sentí mi mundo completamente lleno de felicidad. Lo había dicho.

-Te amo.-susurró casi inaudible.- Te amo tanto, _____.-murmuró y besó mis labios.- ¿Me escuchas?-preguntó.- Te he dicho que te amo.

Claro que lo escuchaba, sin embargo, no podía decirle que yo también lo amaba. El hecho de que no pudiera profesarle mis sentimientos de igual manera, me desesperaba. Reuní unas pocas fuerzas y apreté su mano.

-¿Me escuchas?-preguntó en un hilo de voz.- ¿Estas despierta, _______?-su tono de voz era animado.- Te amo, ______, te amo mucho.

Era suficiente, no podía seguir recostada con los ojos cerrados y permaneciendo callada, mientras, él, me decía que me amaba y besaba mis labios con suma ternura.

-¿Aún me amas?-preguntó temeroso.

Estaba muy mal de la cabeza, sí pensaba, que yo había dejado de amarlo.

-Hazlo de nuevo, presiona mi mano.-pidió suplicante. A duras penas, moví uno de mis dedos.- Si me estas escuchando.-dijo feliz. Quise sonreír, no pude.- Creo que debo dejarte descansar, podemos hablar cuando se te pase eso de estar casi dormida.-añadió.

Lo sentí quedarse en silencio y tras unos minutos, besó mis labios fugazmente. Sonreí internamente al saber que no me besaba solo por hacerlo, si no, porque quería hacerlo, quería besarme porque le gustaba, porque estaba enamorado de mí.

-¿Te gustaría abrir esos hermosos ojos y decirme que me amas también?-preguntó. Me sentí desfallecer.- Sería algo hermoso, mi amor.-añadió. Se le estaba haciendo costumbre llamarme así y claramente, no lo iba a negar, me encantaba.


La habitación estaba completamente silenciosa. La respiración de Justin era regular, se había quedado dormido, tomando mi mano y brindándole pequeñas caricias. Ahora permanecía recostado, a mi lado, o por lo menos su cabeza y su cuerpo yacía en la silla. Nuestras manos aún entrelazadas y su respiración chocando contra mis dedos.

Claramente era de noche, aún con los ojos cerrados, podías darte cuenta que la habitación estaba casi a oscuras. Justin se removió y siguió durmiendo. Profundice mi respiración y segundos después fui inconciente de todo a mi alrededor.

No estoy segura de a qué hora desperté, pero estaba totalmente conciente de que era de noche. Apreté mis ojos y los abrí con suavidad. Al principio todo se veía borroso, pero segundos más tarde, todo era más claro y visible. Volteé a ver a Justin, quien dormía como yo lo había supuesto. Apoyando la cabeza y los brazos sobre la camilla, mientras que su cuerpo estaba sentado en la incomoda silla negra.

-Justin.-probé como salía mi voz. Horrible y rasposa. Tosí.

Iba a dejarlo dormir, pero no por eso, iba a dejar de tomarle la mano. Observé la habitación y me fijé en cada pequeño detalle. Era una habitación para un solo paciente, no había camilla al lado, solo un pequeño sillón, el cual, Justin parecía rehusarse a usar. Todo estaba bajo la tenue luz de una lámpara a nuestro lado y la pared padecía de un color crema, claro que bajo los efectos de la tenue luz, podía ser un poco distinta por el día. Miré a Justin y se removió un poco, siguió durmiendo. Acaricie el dorso de su mano con mi dedo gordo. Se veía tan lindo, dormido a mi lado. Me incliné un poco para observar la hora en su reloj. Cinco con trece minutos. Era tarde y temprano a la vez. ¿Qué podría hacer? Justin estaba cansado y dejarlo dormir era lo mejor, para él.

-También te amo.-dije por lo bajo y me sentí genial al hacerlo.- Mucho, Biebs.

Se removió un poco, nuevamente, y luego suspiró. Reí, había hecho morros mientras dormía. Se veía como un angelito en reposo. Aunque quería despertarlo, no podía hacerlo, estaba muy cansado y sería egoísta de mi parte, no dejarlo dormir. Pero, la enfermera había dicho que debían llamar a una enfermera, en cuanto yo, despertara.

-Justin…-murmuré. Alzó la cabeza y me observó, volvió a tirar la cabeza contra el colchón y segundos más tarde volvió a levantar la cabeza y sonrió perezosamente.- Cuando yo duermo, tú estás despierto y cuando tú duermes, yo estoy despierta.-le dije débilmente y sonreí de la misma manera.

-Dios.-susurró y se estiró para estrecharme en sus brazos.- Dios, ______. El susto que me he llevado.-besó mi frente y comenzó a bajar desesperadamente sus besos hasta llegar a mis labios.- No pienso alejarme de ti, te guste o no, vamos a vivir uno al lado del otro, todo el día.-susurró y me besó.- No vuelvas a asustarme de esa manera porque te juro que no sobrevivo.

-Ya, cálmate.-dije entre tiernas risas. Siguió llenándome de cortos besos en los labios.- Espera, Justin, espera.-reí y se alejó un poco de mi. Sonrió y le devolví el gesto.

-Debo avisar que estás despierta.-me informó.- Y cuando te dejen salir de este hospital, tendrás que presentarme a ese chico que te ha dado la bebida. Espero que tenga su obra social al día, porque va a necesitar un médico.-dijo indignado.

-No vas a hacerle nada.-dije mientras reía por sus comentarios.- Estoy bien, ¿no es lo que importa?

-Claro que si, mi amor.-respondió y me besó nuevamente.- He sido un egoísta, estando feliz porque estas has despertado y no me he preocupado por cómo te sientes.-se regañó a si mismo. Le sonreí.- ¿Te encuentras bien?

-Si.-respondí sinceramente.- Me duele un poco la cabeza y cuando me sacudes de esa manera, siento nauseas. Pero no es nada de que preocuparse.-dije y abrió los ojos con impresión.

-Lo siento.-se disculpó al tiro y me abrazó.- Soy un bruto.-añadió.- Debo llamar a una enfermera. ¿Crees que puedas quedarte sola un momento?

-No llames a nadie.-dije en un quejido. Se sentó y me observó a los ojos.- Podemos llamarla dentro de tres horas, por ahora, no quiero remedios ni inyecciones.

-Tranquila, eso lo han hecho mientras dormías.-me avisó. Bufé.- Estás bien, o por lo menos, eso dijeron.

-Siendo así, puedes llamarle.-accedí. Rió y me besó.- Nos queda una plática pendiente.-avisé. Sonrió.

-¿Entonces si podías escucharme?-preguntó mientras se separaba de mí y caminaba hacía la puerta.

-Claro que podía escucharte.-dije alzando una ceja. Me sonrió.

-Ya vuelvo.-avisó y abrió la puerta.- Sé que se te hará difícil no extrañarme, pero has el intento.-sonrió. Reí.

Su egocentrismo me llevaba a pensar que capaz si creía que solo él existía sobre la tierra. Pero, luego pensaba en que siempre hablaba bien de su familia y que acababa de profesarme su amor. Solo era egocéntrico cuando se trataba de su belleza. Y cualquiera de nosotros sería igual si cargara con tantos kilos de sensualidad extrema y exuberante belleza.
Minutos después, volvió con una rubia vestida de blanco. Ella me sonrió al instante y se sentó en la silla que antes era ocupada por Justin.

-Dime, ¿Qué es lo que sientes?

-Aparte de que me duele la cabeza…-expliqué.- me dan pequeños mareos.

-Supongo que es normal.-explicó ella.- Puede que te suceda eso por unos días. La combinación de pastillas en el alcohol, puede provocar graves problemas, para tu suerte, has salido perfecta.-añadió. Le sonreí.- Te hemos puesto suero y podemos quitarlo mañana a primera hora.-siguió hablando. Asentí.- Estamos a lunes y el miércoles pueden darte de alta.-avisó.- Cuando tengas ganas de ir al baño, no dudes en pedir ayuda para entrar y salir. Cuando te quiten el suero, te dará un terrible hambre, no podrás consumir mucho pero cuando se te dé, de comer, tendrás que hacerlo relajada y de a poco.-comenzó con las condiciones para mantenerme bien.- Y lo último, no podrás beber alcohol por mas de dos meses, esa mezcolanza te ha destrozado el estómago.-hizo una mueca y Justin se movió a mi otro lado.- Era solo eso, intenta descansar y si necesitas algo, no dudes en avisar.-se puso de pie.- Que tengan un lindo resto de la noche.-sonrió.

-Gracias.-musitó Justin. Le sonreí. La rubia se retiró del lugar y aproveché para hablar.- ¿Desde que parte hasta que parte has escuchado?-me interrumpió.

-Desde que contaste lo de tu padre hasta que dijiste algo que de verdad me gustó mucho escuchar.-le sonreí. Me devolvió el gesto y se inclinó para besarme. Me dejé besar y al separarnos volvió a sonreírme.

-¿Me haces un hueco?-preguntó como un niño.- Quiero dormir contigo.-añadió.

¿Cómo negarse?-me pregunté mientras me movía a un lado de la camilla.

-¿Estas cómoda?-preguntó pasando su brazo por mis hombros.

-Si, claro que si.-me acurruqué entre sus brazos.- No me sueltes.

-Nunca, princesa.-murmuró. Cerré los ojos y aspiré su perfume.- No muevas mucho la mano donde tienes la aguja intravenosa.-me advirtió.- Luego tendrás un súper moretón.

-Está bien.-dije y reí.- No quiero parecer Barney.

-No, gracias.-rió.- Imagina que la gente piense que me gustan los dibujos animados.

-¡Oye! Barney no es un dibujo animado.-me quejé entre risas.

-Lo que sea.-rió y me uní a sus risas.- Es lo mismo, un peluche de un dinosaurio morado que se hace grande.-explicó y reímos.- Hey, extrañaba tu risa.

-Justin…-alargué riendo.- No me he muerto, tampoco estuve en coma, hace un día que no hablábamos.-reí.

-Cuando intento ser tierno, me cortas el mambo.-se quejó.- ¿Quieres que sea un pervertido?-preguntó. Reí.- Hablaba en serio.

-Se como tu quieras ser.-le espeté. Me apretó más a él.- Si quieres ser pervertido, se pervertido, si quieres ser tierno, se tierno, si quieres…-me interrumpió.

-Ya, entendí.-carcajeó.- Creo que debo tener un poco de ambas, ¿Qué dices?

-Si.-asentí.- Pero menos de pervertido, es que a veces te pasas.

-Pero nunca te quejas.-bufó.- Te gusta lo que te hago y punto.

-Okay, como digas.-reí y me sonrojé.

-No has negado que te gusta.-se burló.

-¿Por qué negaría eso?-pregunté.- Estaría mintiendo.

-Me ha gustado eso.-dijo y besó mi cabeza.- ¿Sabes? No voy a darte nunca ningún divorcio.-me avisó.- ¿Has escuchado esa parte?

-Si.-respondí rozando la punta de mi nariz en su camisa.- No pienso decirte que si, en caso que de que quieras dármelo.-admití.

-Gracias, entonces.-murmuró.- Estoy muy bien a tu lado y no pienso separarme de ti.

-Eso es algo que tenemos en común.-le dije y alcé la vista para observarlo a los ojos.

-¿Qué mas tenemos en común?-preguntó. Le sonreí. Sabía a que se refería.

-Una casa.

-¿A parte de eso?-preguntó queriendo llegar a ese punto.

-La cama.

-Vamos, _______.

-No sé a que te refieres.-pronuncie atontada por la intensidad de su mirada.- ¿Tal vez el amor que nos tenemos?

-A eso me refiero.-sonrió y se inclinó para besarme.- Esta no es la mejor posición para besarnos.-dijo luego de reír. Sonreí.

-Entonces…-lo incité a seguir.

-¿Qué quieres que te diga?

-Lo que sientes por mi.-titubeé al hablar. Me sonrió.

-Ya lo sabes, ______.-respondió.

-Quiero oírlo nuevamente.-le espeté. Sonrió.- Quiero que lo repitas.

-Te amo.-susurró y sonreí a la vez que lo decía.- Te amo como nunca amé a nadie, ______ Jarrel.

Les recuerdo que son los ultimos capitulos iia falata poko para k termine esta increible novela
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Mensaje por RedHair94 Dom 11 Nov 2012, 11:17 am

OMB!!!!

Me encanto, no quiero que a acabe, pero a la vez si quiero saber que es lo que va a pasar.

Siguela pronto.

Besos Cuidate.
RedHair94
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Mensaje por thebiebs_joelis Sáb 17 Nov 2012, 1:47 pm

perdon por no leer es que tenia problemas con internet amo la nove y te amo por escribirla sigelaa :love: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 1606340316
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Mensaje por thebiebs_joelis Dom 18 Nov 2012, 9:24 pm

siegela
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Mensaje por feer de bieber Mar 20 Nov 2012, 3:14 pm

awwww suigueeeelaaaaa sigueeela la amo lore con los cap y que cres la lei toooda de nuevo y llore como nunca sigueee y haz 2 temporada
feer de bieber
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Mensaje por thebiebs_joelis Vie 23 Nov 2012, 2:00 pm

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Mensaje por thebiebs_joelis Lun 26 Nov 2012, 12:21 pm

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Mensaje por feer de bieber Mar 27 Nov 2012, 1:34 pm

sigueeeeelaaaa
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Mensaje por alex_gomez_95 Mar 27 Nov 2012, 3:24 pm

Capitulo 52

-¿Puedes con eso o necesitas ayuda?-preguntó quitándome los globos de la mano.

-Hey, Bieber.-me quejé.- Puedo sola, no soy una inútil.

-Lo se, amor.-respondió y tomó mi bolso.- Pero no puedes llevar todo.

-Son simples globos.-bufé.- Sé que te abruma el hecho de que me los hayan regalado a mi y no a ti.-dije y reí. Negó divertidamente con la cabeza y abrió la puerta del auto.

-Entra allí y deja de fastidiar.

-Tú eres el fastidioso.-entré al auto y lo observé.- Dame mis globos.-ordené. Rió y me los entregó.


Un día antes de que me dieran de alta, Pattie había aparecido por el hospital con los dos pequeños y me habían llenado de cariño toda la tarde. Jazzy había dibujado con crayones en una hoja celeste y me la había entregado con un chocolate. Jaxon sostenía los globos y a la hora de dármelos, besó mi mejilla y enrojeció tiernamente para luego abrazarme. Y Pattie, mi suegra, me había dado mil y un consejos para recuperarme pronto. Se podía decir que la familia de Justin, era bastante amigable y cariñosa. Justin, se había encargado de recordarme el amor que me tenía y me dejaba sola una vez por día para ir a casa por ropa limpia y una ducha para él. Regresaba con un ramo de rosas o una revista para cuando el aburrimiento se apoderara de mí.
La estadía en el hospital se había prolongado dos días más, por el simple hecho de que me tenían que sacar sangre y a la hora de sacarme sangre, los resultados no eran lo que se esperaba y tuve que permanecer medicada por un día más y a eso se le suma un día más de reposo absoluto, con suero incluido.


-¿En que piensas?-preguntó mientras frenaba en la luz roja.

-Nada.-alcé los hombros y agité los globos.- ¿Sabes? Espero que la próxima vez que vengamos al hospital y salgamos con globos, traigamos de vuelta a un pequeño en brazos.-sonreí ante la idea y a Justin pareció gustarle.

-Coincido contigo.-sonrió y avanzo ante la luz verde.


En menos de diez minutos, las calles que recorríamos no se me hacían para nada conocidas y sentí como mi estomago se revolvía. ¿Qué se traía Justin entre manos? No podríamos ir a almorzar por allí, por el simple hecho que debía comer sano y cuidarme por dos semanas.

-¿A dónde vamos?-pregunté con la intriga a flor de piel.

-Ya se me hacía extraño que no preguntaras.-rió.

Volvió a extrañarme que Justin no respondiera a mi pregunta. De cualquier forma, estaba exagerando las cosas y Justin no iba a hacerme nada malo. No era momento para paranoias y menos cuando sabía que el me amaba de la misma manera en que yo lo amaba a él.

-No respondiste.-insistí.

-A casa, _______.-respondió y dobló para pasar de calle.

-No conozco por aquí.-fruncí el ceño.- Mi memoria esta intacta, ¿cierto?-pregunté desconfiada.

-Claro que si.-rió.- Solo espera a llegar y veras.

Me limité a apoyar la cabeza contra el vidrio del auto y observé el lugar. Llevábamos más de veinte minutos montados en el auto y cada vez la ciudad se hacía más lejana a nosotros, mejor dicho, nosotros nos hacíamos más lejanos a la ciudad. Era de suponerse que no íbamos a nuestra casa. Pero, Justin podría llamarle ‘nuestra casa’ a la casa de sus padres y como yo nunca había estado allí, podría referirse a eso.

-No te duermas, cariño.-dijo casi en un susurro.- Estamos por llegar.

Pestañeé rápidamente y me enderecé en el asiento del automóvil. Íbamos por un camino de tierra, el lugar era casi campo y a lo lejos se veía una enorme casa de ladrillo visto.

-¿Dónde estamos?-pregunté extrañada. Justin rió levemente, sin responder mi pregunta.

No le tomé importancia y observé a mis alrededores. Pronto, Justin se estacionó a unos metros de la lujosa casa y apagó el motor del automóvil.

-¿Qué piensas?-preguntó observándome. Abrí la puerta del auto.

-¿Qué se supone que debo pensar?-pregunté y me bajé de allí. Justin realizó el mismo acto que yo.

-Dime, simples palabras, ¿te gusta o no?

-Claro que me gusta.-dije emocionada.- Es enorme. ¿Es la casa de tus padres?-pregunté cuando el se ponía a mi lado.

-No.-me abrazó por detrás y apoyó su barbilla en mi hombro.- ¿No piensas en algo más?

-¿La casa de Danielle?

-¿Tienes algo mejor?

-Me rindo, Biebs.-reí.

Parados en frente de la enorme casa, abrazados con globos de colores en la mano. Hablando en susurros y yo, aún, no comprendía que hacíamos allí.

-Bienvenida a casa, mi amor.-besó mi mejilla y tomó mi mano.

-Bromeas.-dije revolviéndome entre sus brazos para darme la vuelta. Rió.- ¿Hablas en serio?-pasé mis brazos por su cuello y los uní detrás de su nuca.

-Claro que es en serio, cariño.-rió y besó mis labios con ternura.- Ahora tenemos más privacidad.-murmuró.- Estamos más alejados de todo…-ladeó la cabeza.

-¡Me encanta!-grité haciéndolo estremecer.- Gracias, gracias, gracias.-mis labios recorrieron su cara, formando así, un sendero de besos hacía su boca.

-No hay de que.-sonrió- ¿entramos?-preguntó emocionado.

Me solté de su cuerpo y los globos se escaparon de mis manos. El helio dentro de los coloridos inflables de distintos tamaños, provocó que estos comenzaran a partir hacía el cielo.

-Se te fueron los globos.-rió.

-Oh, no me digas, Justin.-me crucé de brazos.- De verdad me gustaban.-intenté contener la risa.- No hagas eso.-grité y reí.

-¿Hacer que?-preguntó haciendo muecas.- No hago nada, mujer.-rió.

-Ya, vamos adentro.-le tomé la mano.- ¿Tienes la llave?

-No, debes abrirla con una hebilla.-dijo riendo. Le pegué levemente en el hombro y reí.

-¿Te has tragado un payaso o que?-pregunté frunciendo el ceño. Rió y sacó un manojo de llaves del bolsillo de su campera.

-Adelante.-abrió la puerta y se hizo a un lado.

Todo estaba oscuro y daba miedo. Justin entró y cerró la puerta detrás de él.

-Justin, la luz.-murmuré. Rió y encendió las luces.

Era enorme y estaba amueblado lujosamente. Todo estaba en completo orden e impecablemente limpio. Justin sacó las llaves de la puerta y las dejó caer dentro su bolsillo.

-Ven, te llevare a ver todo.-me tomó la mano. Sonreí.

-Es hermosa, de verdad.-murmuré. Justin rió.

-Sabía que te gustaría.-aseguró y comenzamos a caminar.- Este es el living, tiene un tamaño considerable, así que creo que podemos celebrar tu cumple años aquí.

-Me gusta la idea, pensé que ya no ibas a dejarme celebrar mi cumple años.

-Podemos, siempre y cuando invites a la gente que no causa problemas.

-Descuida, sé a quien puedo invitar y a quien no.

-Bueno.-asintió.- Esta es la cocina.

Atravesamos la puerta para encontrarnos con una amplia cocina. Estaba amueblada claramente y tenía un desayunador con bancos a una altura considerable al igual que el desyaunador.

-Me encanta.-dije sonriente.

-Algún día podremos cocinar nosotros.-dijo y acomodó un banco.

-Claro que si, Biebs.-sonreí.- Sigamos viendo.-ordené emocionada.

Los veinte minutos siguientes, nos la pasamos recorriendo la casa de arriba abajo, de delante hacia atrás y de derecha a izquierda.

Recorrimos el escritorio de Justin, amueblado en tonos de marrón, con biblioteca incluida y dos sillones que hacían juego con un mini bar. Después fuimos a la segunda planta. Allí había seis habitaciones y un baño en el pasillo. La primera habitación a la que entramos, estaba adornada en tonos de celeste y tenía una pequeña cama, un baño y una mesa de noche con una lámpara sobre ella. La segunda habitación era igual a la primera, pero en tonos de rosado y la tercera era igual pero en tonos de verde. La cuarta, estaba totalmente vacía al igual que la quinta.

-¿Y que se supone que habrá allí?-pregunté sin comprender.

-Tenemos dos opciones.-dijo mientras caminábamos a la sexta habitación.- Pueden ser habitaciones para nuestros hijos.-sonreí ante la idea.- Y capaz tendremos que desocupar una de las habitaciones de huéspedes o puedes hacer lo que a ti más te guste en una de ellas.

-Para nuestros hijos.-sonreí y pase mi brazo por sus hombros. Pasó su brazo por mi cintura y me atrajo a él.- ¿La que falta es la nuestra?-pregunté con emoción.

-¿Tú que crees?-preguntó cuando nos detuvimos frente a la última habitación del pasillo.

-¿Qué si?-pregunté feliz.

-Abre.-me ordenó en un susurro.

Tomé el pomo de la puerta entre mis manos y lo giré para quedar con una enorme habitación ante mis ojos.

-¡Oh por Dios!-pronuncié asombrada.

-¡Sabía!-rió Justin.- Te ha gustado, ¿cierto?

-Es increíble.-grité y Justin se cubrió los oídos.- Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias.-lo abracé y él rió.

-¿Prefieres quedarte abrazándome o terminar de recorrer la habitación?

-En este caso –dije riendo- terminaré de recorrer la habitación.

Lo dejé en el umbral de la puerta mientras me adentraba más en la habitación.

La cama era como para cuatro personas y estaba forrada por un acolchado de plumas, negro con extraños dibujos en blanco. A cada uno de los costados de la cama, había una mesa de noche con una lámpara sobre ella. Al final de la cama, había un pequeño sillón sin brazos con dos almohadones blancos. Las cortinas estaban abiertas sobre el cristal y se veía el sol iluminando todo el campo floreado.

Me volteé a ver a Justin y le sonreí. Me devolvió el gesto y me indicó que siguiera. Haciéndole caso volteé mi mirada a la derecha. Había un pequeño living y un mini bar. Otro más en la casa y pensaría que Justin era alcohólico. Reí para mis adentros antes de seguir. Caminé hacía la primera puerta de madera y la abrí para dejar ante mis ojos un enorme vestidor. Entré allí. Había un pequeño pasillo y a la derecha se acomodaban las pertenencias de Justin, a la izquierda las mías. Cada uno de mis vestidos estaba colocado del color más oscuro hasta el más claro, cada uno de mis zapatos estaba debajo, con su correspondiente par y acomodados del más alto al más bajo.

Sonreí, era todo increíble.

Salí de allí y cerré la puerta. Vi a Justin apoyado sobre el marco de la puerta mientras tecleaba en su celular. No dije nada y abrí la segunda puerta de madera, allí adentro se encontraba el baño. Grande y lujoso al igual que el resto de la casa. Estaba todo en tonos de blanco y negro, igual a la habitación. Había un jacuzzi, una bañera, un enorme espejo y todo lo que contiene un baño, sumado a pequeños adornos florales y cuadros pequeños. Salí de allí y cerré la puerta. Justin alzó la mirada.

-Me gusta todo.-le dije y caminé hacía la puerta de cristal.- Pero falta algo, ¿tienes idea de que es?-le pregunté.

-¿Qué detalle se me pasó?-preguntó acercándose a mí. Abrí la puerta del balcón y ambos salimos.

-Faltan fotos, porta retratos.

-Nunca nos hemos sacado una foto, juntos.-dijo. Lo observé y luego tomé su mano.

-¿Tienes cámara de fotos?-pregunté. Negó con la cabeza.- Eres raro.-reí. Rió conmigo.

-¿Debería tener?

-Claro que si.-le sonreí.- Es lindo captar los momentos del más bonito al más triste.

-Es que nunca he sido de tomarme muchas fotos.-se excusó.

-Debes comprar una.-le sonreí y me apoyé en la barandilla. Hizo lo mismo y soltó nuestras manos para abrazarme.- ¿Aly, Sandy y Alice siguen trabajando para nosotros?-pregunté cambiando de tema.

-Si, solo que hoy les he dado libre.-explicó.- Mañana a primera hora estarán aquí.

-Oh, genial. Es que cuando tú no estas, me divierto con ellas.

-¿Ah si?-preguntó. Asentí.- Bueno, me he tomado libre dos semanas. Así que podremos compartir tiempo, juntos.-comentó.

-¿De verdad?-pregunté alzando una ceja.

-Claro. Cuando tu esposa se enferma y está en el hospital, puedes pedir licencia para cuidarla, ¿no lo sabías?

-No.-reí.- Así que fui tu escusa.

-No tan así.-rió.- Mi papá va a darme la empresa cuando me reincorpore. Y más que nada, por eso, quiere que me tome estas semanas.

-¿De verdad?-pregunté.

-¿Por qué todo te parece mentira?-preguntó riendo.

-Bueno, no sé.-lo observé directo a sus ojos.- Es que es todo tan extraño.

-¿Extraño de la buena manera o de la mala?

-¿Cuál es buena y cuál mala?-pregunté. Rodó los ojos.- Es extraño en todo sentido.

-¿A que te refieres?-preguntó sin comprender.

-Si una persona viene y te cuenta una historia como la mía, piensas que necesita un psicólogo urgente y sin embargo, no es así. Por más que parezca lo más loco del mundo, estoy casada con mi dueño.-hice una mueca. Justin rió.- Y lo de dueño no es porque seas mi esposo, si no porque me compraste.-dije. Rió nuevamente.

-Si tuvieras que contarme tu historia, ¿qué me contarías?

-Bueno, empezaría diciéndote que mi madre murió cuando yo era pequeña y que mi padre me crió en medio de una terrible depresión. Luego crecí y me hice amigos en el colegio pero había algunos compañeros que no se juntaban conmigo porque yo no tenía madre, entonces no querían ser mis amigos.

-Eso es cruel.-dijo acariciando mi mano que se posaba en la barandilla.

-No era algo de vida o muerte tener a esas personas como amigos. Así que, me conformé con tener a mis tres mejores amigas, ellas lo eran todo para mí. Luego Leslie se mudó a San Francisco y quedamos solo tres, antes éramos cuatro y las cosas iban mas pares, desde ese día, yo siempre era dejada de lado.

-¿En serio las consideras mejores amigas?

-Ya no, Justin.-dije y lo observé a los ojos miel que tanto me cautivaban- Mi padre se enfermó y dejé el colegio para quedarme con él. La enfermedad lo consumió poco a poco hasta matarlo.-Justin apretó sus labios y me abrazó.- Y ahí fue cuando me mandaron a esa subasta.-seguí diciendo.- Pensé que irme a vivir contigo sería lo peor del mundo. Pensé que me tendrías como una esclava sexual o algo así.

-Nunca haría eso.

-Bueno, yo no te conocía.-me excusé. Asintió y me observó atentamente esperando a que continuara.- Estaba totalmente asustada cuando me llevaste a tu casa y luego ni siquiera te me acercabas. Más tarde me presentaste ante tu papá como si yo fuera tu novia, ahí me asusté más y pensé que debíamos casarnos pero cuando nos fuimos a México y me planteé mejor el casamiento contigo, no me resultó para nada malo.

-Si es extraña la historia.-rió y besó mis labios.

-Quiero terminar.-dije casi emocionada.

-Vamos, termina y te cuento la mía.

-¿De verdad?

-No responderé a tus preguntas de “¿de verdad?”.-rió- Comienza a creerle más a la gente.

-Está bien, comenzaré a creerte. Ahora, déjame seguir.

-Sigue.

-Bien.-pensé en dónde me había quedado- Ah, si. Cuando estábamos en México me di cuenta que te amaba y que de verdad quería pasar el resto de mi vida contigo. En serio nunca creí que eso podría ocurrir porque pensé que tú solo te casarías conmigo y cuando vieras a Jazzy, me darías el divorcio.

-Dios mío, tú y tus especulaciones.

-Cállate y déjame seguir.-dije riendo- Entonces nos casamos y nos fuimos a Paris. Ya sabes lo que ocurrió allí.-rió y mis mejillas se enrojecieron- Y bueno, luego llegamos aquí y todo eso, pero cuando me dijiste que me amabas, creo que fue el mejor día de mi vida, sin contar que estaba en un hospital. Esos detalles es mejor olvidárselos.-reímos.

-Te amo.-susurró. Lo abracé y él pasó sus manos por mi cintura para aferrarme más a su cuerpo.

-También te amo, Justin.-nos fundimos en un tierno beso.- Mucho, muchísimo.

-No más que yo a ti.

-Sigue pensando eso pero no es cierto.

-Hey, si digo que te amo más que tú a mí, es porque así es.

-¿Quién lo dice?

-Yo.

-No, Justin.-toqué mi nariz con la suya.- Yo te amo más que tú a mí.

-No es cierto, _____.

-Si que lo es.

-No lo es.

-Que si.

-No.

-Si.

-No.

-No.

-Si.

-¿Viste? Es cierto.

-No, no lo es.-rió- Eso fue trampa. Hiciste que me equivocara.

-No, hice que lo admitieras.

-Es trampa.

-No lo es.

-Como digas.

-¿Entonces admites que yo te amo más que tú a mí?-pregunté. Se apartó de mí.

-No.

-¡Justin!

-Es muy estúpido por lo que estamos discutiendo.

-No es estúpido.-le reproché.- Más estúpido es el que no quieras admitir que yo te amo más.

-Es que no es cierto.

-¿Ah no?

-No.

-Admítelo.

Se quedó en silencio y luego caminó hacía la puerta para entrar la habitación. Lo llamé dos veces y al no obtener una respuesta de su parte, decidí quedarme observando el campo y a lo lejos la ciudad.

-¡Nunca voy a admitirlo!-gritó desde adentro. Reí.

Entré a la casa y lo vi sentado en uno de los sillones, con un vaso en la mano.

-No has ganado.-dijo y tomó del contenido del vaso.

-Piensa lo que quieras.

-Si, eso hago.-me sacó la lengua-Infantil.-dije en un cantito estúpido. Rió nuevamente.

-Infantil eres tú.

-Tú.-me defendí.

-Tú.

-¡Ya basta!-grité y Justin explotó en risas.- ¿sabes lo ridículo que nos debemos ver cuando peleamos así?

-Si y me gusta.-rió.- Creo que es una característica muy particular de nuestra pareja.

-Somos anormales.

-Más de lo que puedas imaginarte.-dijo y reímos.

Justin se puso de pie y terminó su bebida. Caminó hasta donde yo estaba y depositó un suave beso en mis labios.

-¿Qué quieres hacer hoy, princesa?-preguntó en un susurró sobre mis labios.

-No lo sé, lo que tú quieras.

-¿Estrenamos la cama?-preguntó pícaramente. Volví a besarlo.

lamento no haber subido antes pero no tenia tiempo y se k he sido mala escritora x no subir pero de vdd k no tube tiempo y me he tomado un pequeño respiro para subirles cap y ojala y acepten mis disculpas pero con todo esto de la escuela apenas tengo tiempo de repirar.
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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por alex_gomez_95 Mar 27 Nov 2012, 3:27 pm

Capitulo 53: Últimos Capítulos


Asió mi mano y me hizo dar una vuelta para luego envolverme en sus brazos. Besó mi mejilla y susurró a mi oído:

-¿Crees que deberíamos volver?

-Si por mí fuera, me quedaría aquí toda la vida-respondí y besé sus labios. Sonrió-. ¿Un rato más?

-Tus deseos son ordenes, princesa-besó mis labios cortamente.


El sol se iba escondiendo, dejando el lugar casi sin luz. Los últimos rayos de sol destellaban sobre el agua del lago, Justin y yo paseábamos por las orillas del lugar, tomados de la mano. Las hierbas a nuestros pies, daban la sensación de caminar por el cielo. Era totalmente suave y con poca altura.

Los hermosos ojos de Justin se veían de un color más claro al sol, la miel de allí era contorneada con un pequeño delineado negro y luego lo blanco del resto de su ojo. Tenían un ligero brillo y su sonrisa lo acompañaba. La perfecta hilera de dientes enmarcada por unos rosados labios. Unos pequeños lunares esparcidos por su rostro y otros por su cuello. Tan varonil, su perfume, su apariencia, su sonrisa, sus ojos, su cabello, era totalmente perfecto y también, completamente mío.

-¿En que piensas?-preguntó intrigado.

Le dediqué una ligera sonrisa y respondí:

-En ti.

-¿En mí?-preguntó extrañado y rió-. ¿Qué piensas de mí?

-Que eres perfecto-confesé sin más. Sonrió-. Justin, esta mañana dijiste que ibas a contarme tu historia.

-Ya la sabes-respondió-. ¿Por qué piensas que soy perfecto?

-Es que lo eres-respondí a la ligera-. No me cambies de tema. Cuéntame.

-_______, tú has cambiado de tema primero-respondió. Estaba en lo cierto-. Yo sigo con el tema que hemos comenzado.

-Está bien-respondí y observé mis pies antes de alzar la mirada hacia sus ojos-. Pensaba que de verdad eres perfecto, en todo sentido.

-¿Qué te hace creer eso?

-Todo, Justin-respondí. Rió.

-¿Crees que soy perfecto aún así sabiendo que te hice la vida imposible por dos meses?

-Justin, me enamoré de esa actitud-respondí. Me sonrió extrañado-. Tu forma de ignorarme me parecía tan atractiva.

-Oh Dios, estás tan loca-rió. Acompañé su risa con la mía.

-¿Qué es lo que más te gusta de mí?-pregunté. Alzó los ojos al cielo y luego fijo su vista en mí.

-Todo.

-¿Algo en particular?

-Eres tan inocente-respondió sonriendo-. Eres mi debilidad, _______.

-Pensé que tu debilidad era Jazzy-nos detuvimos-. Ella es tu punto débil.

-Es mi hermana, tú eres mi esposa.

-Explícame.

-Tú eres la mujer con la que compartiré el resto de mi vida y ella es la niña que más amo sobre la tierra, pero, cuando crezca va a formar una familia y ya yo no seré el hombre perfecto que ella cree que soy. Seré reemplazado por su marido.

-¿A qué te refieres?

-No me mires de esa manera-me tomó por la cintura y se pegó a mí-. Ella es la niña que más amo, tú eres la mujer que más amo.

-¿Qué hay de tú mamá?

-Estoy seguro de que él hombre que más ama, es papá.

-Me confundes.

-Todo es confuso, _______-respondió.

-Yo creo que eso que están diciendo, tiene una explicación-respondí confundida-, una que tú no quieres darme.

-Eres muy curiosa.

-Y tú un flojo-reímos-. ¿Me amaras por siempre?

-Por siempre-repitió y sonrió-. Te amo, ______.

-También te amo, Justin-besé sus labios-. Tengo frío.

-¿Volvemos?-preguntó. Asentí.

-Tengo una pregunta.

-Estoy muy seguro que sigues enredada con el tema de Jazzy, mi mamá y tú-rió. Estaba en lo cierto.

-Bueno, no pregunto nada.

-Hey, dime.

-Bueno-formulé la pregunta en mi mente-. Cuándo tengamos una niña…-fui interrumpida por su voz.

-Ella será la niña que más ame.

-¿Y cuando ella sea una mujer? ¿La amaras más que a mí?

-Ella será la mujer que más ame y tú serás la anciana que más ame.

-¡Oye!-grité entre risas.

-Vamos, volvamos. Va a hacerse tarde.








El sol dio justo sobre mis ojos y lo primero que atiné a hacer, fue cubrirme con las sabanas. Justin se quejó y aflojó su agarré contra mi cuerpo.

-Quieta, ______-gruñó-. Intento dormir.

-Entonces cierra esa cortina y vuelve a la cama.

-Ciérrala tú-murmuró roncamente.

-Tú.

-A mi no me molesta, ciérrala tú.

-Entonces voy a darte la espalda-dije revolviéndome entre sus brazos. Gruñó.

Un vacío se apoderó de el lado de Justin y cuando el sol ya no daba más sobre la cama, el vacío fue reemplazado por el cuerpo que tanto placer me brindaba por las noches.

-Listo-murmuró y me abrazó por detrás-. Ahora si, buenos días, ______.

Reí antes de responderle.

-Buenos días, Justin.

-¿Cómo has dormido?

-Acostada.

-Oh, has despertado de payasa-rió.

-Ayer eras tú el payaso.

-¿Yo?

-Si, tú.

-No, yo no.

-Si, tú.

-¿Quién es ‘tú’?

-Mi esposo-respondí entre risas.

-¿Y a ese quien lo conoce?

-Ya, basta-reí-. Luego me dices payaso a mí.

-Hey, estaba jugando.

-Tú siempre juegas-dije casi como un quejido. Rió.

-Anoche no te quejabas de mis juegos-murmuró y besó mi cuello.

-Te sobrepasas, cerdo.

-No vamos a pelear, ______-rió y volvió a besarme.



Media hora después, nos encontrábamos escaleras abajo tomando el desayuno, juntos. Justin observaba la televisión con atención y yo, lo observaba fruncir el ceño tras una noticia. Reí.

-¿Y lo divertido?-preguntó sin mirarme.

-Tus gestos.

Desvió su mirada del televisor y me observó a mí. Juntó sus ojos mirando su nariz y rió.

-Estás loco.

-Claro, solo yo-se quejó y juntó su silla a la mía-. ¿Qué haremos hoy?

-No lo sé-alcé los hombros-. ¿Qué quieres estrenar hoy?

Rió antes de contestar:

-Podemos estrenar la piscina.

-Estamos en primavera y no hace mucho calor para piscina-respondí. Se encojió de hombros.

-Estrenemos la cocina.

-Ya está estrenada.

-No.

-Si.

-No.

-Si.

-¡Ya!-gritó haciéndome sobresaltar. Rió-. Me has contagiado esa locura.

-¿Quieres que cocinemos?

-No, quiero que juguemos a las cartas sobre la estufa.

-Oh, si, te has tragado un payaso.

-¿Nada mejor que decir?

-No-reímos.

-Tengo una idea genial-me informó. Hice señas de que hablara-. Podemos cocinar, juntos, y luego cenar a la luz de la luna, en la terraza.

-Me gusta-le sonreí.

-Entonces hagámoslo.


Llegada las siete de la tarde, Justin se colocó un delantal y me pasó uno a mí. Me recogí el cabello en una coleta y comenzamos a cocinar.
Justin pretendía hacer una pizza casera. Pero al parecer, hacer la masa, no era su fuerte.
Harina por aquí, harina por allá. Cocina, comedor y las escaleras. Justin tomaba de puñados y me dejaba blanca tras el polvo. Yo, por mi parte, esperaba que se distrajera y lo dejaba lleno de harina, blanco como la leche. Reía y comenzaba a perseguirme por todos lados con la bolsa.

-Controlaré la pizza mientras tú te duchas y te vistes-me dijo. Le sonreí-. Luego tú puedes poner la mesa mientras yo me ducho y me visto.

-Claro que si-respondí y besé sus labios.

-Beso enharinado-gritó. Reí ante su estúpido comentario y corrí escaleras arriba.

Me metí a la ducha y tardé más de quince minutos. No recomiendo a nadie que aplique harina sobre su cabello. Salí de la ducha y me encontré al blanco de mi marido parado frente a mí.

-Eres raro, Bieber-reí.

-Se dice blanco, ______-me corrigió con gracia.

-Ya, ve a la ducha-dije riendo. Se acercó a mi para besarme y me aparté-. Ni se te ocurra.

-Un beso no se le niega a nadie.

-A nadie limpio.

-Bueno, bueno-se quejó y entró al baño.

-Apúrate porque la pizza va a enfriarse.

-Bueno-gritó desde adentró.

Me coloqué un vestido con sencillez y me maquillé ligeramente. Bajé las escaleras y preparé la mesa como habíamos quedado con Justin. Alrededor de veinte minutos pasaron cuando Justin bajó con una camisa a rayas y un pantalón negro.

Nos sentamos a la mesa y disfrutamos de la pizza.

-No está tan mal-dijo cuando tomaba de su jugo.

-A mí me gusta-le sonreí-. Deberíamos cocinar más seguido.

-Oh, no-dijo y sonrió-. Me gusta cocinar contigo pero… ¿has visto cómo ha quedado la casa entera?

-Ha sido solo la planta baja-reí.

-Lo haremos a menudo, pero no tan a menudo-rió.

-Eres un retrasado mental.

-Agresiva.

-¡Oye! ¿Qué te ocurre?

-Tú me has…-se quedó en silencio y luego estalló en risas-. ¿Es que has visto la estupidez que tenemos encima?

-Es tú culpa, Bieber-dije riendo.

-Eres tú la que me vuelve loco.

-Hey, no es mi cul…-me quedé en silencio-. Tú a mi, Justin-sonreí y le hizo gracia.
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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por alex_gomez_95 Mar 27 Nov 2012, 3:30 pm

Capitulo 54: Antepenúltimo Capitulo


La casa estallaba en gente, risas, alcohol, comida rápida, globos, música, vasos, bebidas, familiares, amigos y regalos. Todos bailando al ritmo de la música. Tres cuarenta de la mañana y Justin gruñía a cada uno que se cruzara por su camino.

-Ya, tranquilo, Bieber-apoyé mi mano sobre su hombro y volteó exasperado.

-¿Cómo quieres que esté tranquilo?-gritó-. Mira mi casa, _______.

-Hey, es nuestra casa, ¿no es así?

-Bueno, mira nuestra casa. Está infestada de gente borracha.

-No todos están borrachos-le corregí y frunció el ceño-. Cálmate y disfruta, ¿puedes por favor? Es mi cumple años y no pienso pasar el resto de la noche peleando contigo.

-Disculpa-desvió la mirada-. Van a destrozar todo, es eso lo que me molesta.

-No van a destrozar nada.

-Aparte están todos con ganas de tener sexo en cualquier parte de mi casa-se quejó-. Yo te juro que si alguien sube, sufrirá las consecuencias.

-¿Sabes, Justin? Voy a echarlos a todos, no tienes de qué preocuparte-dije enojada y comencé a caminar hacia la puerta.

-No, no, espera, ______-me tomó del brazo y volteé a verlo-. No me hagas caso, solo ve con tus amigas y disfruta.

-¿Te vas a dormir?

-¿Estas loca? Nunca me iría a dormir cuando esta casa corre peligro de ser incendiada.

Hice caso omiso a sus palabras y me zafé de su agarre. Caminé hasta donde estaban Mady y Hanna. Ellas me sonrieron.

-Está el sucio Johan aquí-dijo Hanna a las carcajadas.

-No hables así de él, es mi amigo-lo defendí.

-Bueno, pero si es sucio-dijo Hanna alzando las manos.

-Estás pasada de alcohol-le dijo Mady.

-Pero si es sucio.

-Como digas, Hanna-dijo Mady-. ¿Tu novio esta gruñón? –me preguntó.

-Si, algo así-dije buscándolo con la mirada-. No sé que le ocurre.

-Necesita un buen polvo.

-Seguro que _____ se lo da todas las noches-rió Hanna. Mady la empujó y cayó sentada en un sillón.

-Quieta, Hanna-le gritó-, y cállate, nadie quiere oírte.

-Bueno-dijo riendo y cerró los ojos.

-Apartemos la vista de ella, cuando esta ebria la gusta llamar la atención-dijo Mady y le dimos la espalda.

-Hay tanta gente que no conozco-admití. Mady rió.

-Así son las fiestas, invitas a alguien y ese alguien viene con amigos y amigos de sus amigos.

-Me he dado cuenta-dije entre risas.

-Está buena tu fiesta, pero si tú no las disfrutas, no vale la pena-me dijo.

-Es que no puedo disfrutarla si Justin se está quejando por todo.

-Él es solo tu novio, que no te afecte.

-Mady-dije y le mostré mi anillo de bodas-, no es solo mi novio.

-¡Oh por Dios!-gritó y algunas chicas nos observaron-. No hablas en serio, dime que estas jugando.

-Hablo muy en serio-dije y reí por su expresión.

-¿Comprometidos?

-Casados.

-¡Dios!-volvió a gritar y la gente comenzaba a fastidiarse.

-Bueno, ya cálmate.

-En el colegio no lo usabas-me reprochó-, eres una pilla.

-Cállate, estúpida-reímos.

-Pero es en serio, ¿por qué en el colegio no lo usabas?

-Porque con Justin preferimos dejar esa parte de nuestra vida, escondida-le dije. Me sonrió-. La única vez que me olvidé de quitármelo, Johan lo vio y se enteró.

-O sea que; el sucio Johan supo antes que yo, ¿verdad?-preguntó con aire ofendido-. Eres mala, ______.

-Se enteró solo-me excusé-, a ti te lo he contado yo.

-¡Tienes razón!-gritó y me abrazó.

-¡Hey, Mady!-dijo un rubio a nuestras espaldas. Volteamos a verlo.

-Hola, Paúl-le sonrió.

-¿Bailas conmigo?-preguntó. Mady me observó y preguntó con la mirada. Asentí tímidamente y ella le tomó la mano-. Te la robo solo un segundo.

-No te hagas problema, llévatela todo lo que quieras-dije y reí. Mady se sonrojó.

Ellos dos se alejaron y observé a Hanna en el sillón, estaba completamente dormida con la boca abierta. Reí y me crucé de brazos para observar a toda la gente bailando. Dos chicos en las escaleras se devoraban a besos, si no salían de allí, Justin iba a hacerles daño.

-Hola-susurró una masculina voz a mi oído.

-¡Justin!-me sobresalté.

-Has adivinado-dijo y rodeó mi cintura con sus brazos-. ¿Me perdonas?

-¿Por qué?-pregunté mientras mis brazos rodeaban su cuello-, ¿por portarte como un crío?

-Si-dijo apenado. Besé sus labios.

-Siempre te perdono por todo, Justin.

-Lo sé y me siento un bobo.

-Lo eres.

-¡Oye!-se quejó y volvió a besarme.

-Es la verdad.

-Está bien, lo acepto-rió y me besó-. Échalos a todos, vamos arriba.

-Justin…-murmuré vagamente. Rió.

-En serio, ______-me apretó a su cuerpo-. Son las cuatro de la mañana, que nos dejen solos.

-Estás viejo, Justin-dije riendo-. Una fiesta acostumbra a ser hasta las seis de la mañana o más.

-Entonces está será una fiesta especial-susurró-. No pienso aguantar hasta las seis de la mañana para llevarte a la cama.

-Depravado-susurré.

-Oh, vamos, dime que no te gusta y me voy de aquí.

-¿Qué no me gusta que?

-Que sea depravado y diga cosas sucias cuando estoy cachondo.

-Justin, ya basta.

-No quiero.

-¿Has tomado?

-No mucho.

-No te creo.

-No me creas, pero vamos arriba.

-¿No vas a parar hasta que vayamos arriba?

-Claro que no parare hasta que vayamos arriba-me besó-. Suena excitante hacer el amor arriba mientras nadie de los de abajo sabe que ocurre allí.

-Estás loco.

-Cachondo, mi amor, se dice; cachondo-dijo y reí.

-Has bebido demasiado.

-Merezco un castigo, ¿no crees?

-Si-dije y sonrió pícaramente-, por eso dormirás solo.

-Hey, no es justo-se quejó. Reí.

-¿Se han ido tus amigos?

-Si, hace como media hora-besó mi cuello.

-Justin, apártate si no quieres que te empuje.

Hizo caso omiso a mis palabras y siguió con su camino de besos, bajó al escote de mi vestido e intente sacar su rostro de entre mis pechos. El muy depravado me tomó en brazos y besó mis labios.

-Arriba-murmuró.

-Estás ebrio y ya suéltame-me quejé.

Me dejó en el suelo y sacó la lengua en gesto burlón, hice lo mismo y rió.

La siguiente hora y media la pasamos bailando. El lado pervertido de Justin nunca podría reprimirse y menos si estaba pasado de copas. Según él, estaba esperando a que se fueran todos para darme mi regalo de cumple años y no me sorprendía en lo absoluto porque estaba más que claro que lo primero que iba a hacer era tomarme en brazos y llevarme arriba.

-Tengo sueño-se quejó mientras se tiraba en el sillón.

-Estás viejo, ya te he dicho-dije y reí. Frunció el ceño y cerró los ojos-. Duérmete mientras arreglo un poco este desastre.

-¿Por qué no se lo dejas a las chicas de limpieza?-preguntó adormilado.

-Las compadezco-murmuré observando el lugar.

Seis menos diez de la mañana. Justin tirado en el sillón, una mano sobre la alfombra y la otra sobre sus pantalones. Olor a alcohol por todos lados, vasos descartables en el suelo, globos explotados por todas partes.

Justin roncó y reí animadamente. Se sobresaltó y se sentó en el sillón.

-¿Qué ha ocurrido?-preguntó asustado.

-Nada, solo me reí-dije entre risas-. Estabas roncando.

-¿Ah si?-alzó una ceja y se puso de pie-. ¿Eso le parece gracioso, señora Bieber?

-Claro que me parece gracioso, señor Bieber-dije y reí.

Se acercó a mí y me tomó la mano. Dio un corto besó sobre mis labios y me quitó el trapo de las manos. Volvió a besarme y tiró el trapo al suelo.

-Ven, te mostraré algo-susurró y me llevó con él.

Cruzamos el living y luego la cocina. Justin tomó el control del portón del garaje y volvimos al living. Se puso un abrigo y me tendió el mío. No comprendí por qué, pero salimos por la puerta principal y rodeamos la casa para llegar al garaje.

-Abre el garaje-ordenó en un susurró y me pasó el pequeño control.

Lo tomé sin decir nada y presioné el botón verde. El portón comenzó a abrirse dejando a la vista un hermoso Mini Cooper rojo, con un moño gigante en el techo.

-Bromeas-dije con la boca abierta. Rió.

-Feliz cumple años, mi amor-dijo.

Me tiré en sus brazos y me recibió tiernamente. Besé sus labios una y otra vez hasta que le hizo gracia y me retiré. Tomé su mano con más fuerza y me acerqué al auto llevando a Justin detrás de mí.

-Justin…-murmuré-, no sé manejar.

-Voy a enseñarte.

-¿Tú?-casi grité. Rió.

-No voy a mandarte a la escuela de manejo cuando puedo enseñarte yo.

-Voy a romper el auto.

-Ni pienses que vas a usar tu auto para aprender a manejar.

-¿El tuyo?

-Sigue soñando, _____-rió y me uní a su risa-. Vamos a pedirle a Chaz que nos preste un auto de su taller.

-Oh, genial-sonreí-. ¿Esto está abierto?-pregunté encaminándome hacia una puerta.

-Toma, es tuyo-me dio las llaves.

-Justin, voy a emocionarme y lloraré-dije y rió.

-¿Quieres que demos una vuelta?

-Has tomado y me da miedo.

-No he tomado casi nada. Hey, no haría nada que te pusiera en peligro a ti.

-Lo sé, lo sé-dije abriendo la puerta del copiloto-. Vamos, dame una vuelta.

-Como diga, señorita-rodeó el auto y se subió en el asiento del conductor-. ¿Cinturones?

-Listo-dije con emoción.

-Seis de la mañana y nosotros estrenando tu auto-dijo negando con la cabeza. Reí.

-¡Enciéndelo!-grité con entusiasmo.

-Tus deseos son órdenes-dijo y le di las llaves. Encendió el auto y pegué un leve grito de emoción-. Que bien suena.

-Oh, si, increíble.

-Estás loca-rió.

-Oh, vamos, Justin, ¿puedes poner esto a andar?

Sin decir más, Justin presionó el acelerador y comenzamos a andar. Justin reía cuando le golpeaba el hombro pidiendo que acelerara un poco la marcha. Iba andando como un viejecito en una noche lluviosa.

-¿A dónde vamos?

-Por ahí-respondió-. ¿Quieres manejar?

-Oh, no-negué con la cabeza-. No sé nada.

Frenó el auto en la calle desierta y se quitó el cinturón.

-Ven aquí.

-¿Encima de ti? ¿Cómo los niños pequeños?

-Si, vamos, ven-dijo y rió.

-No soy tan pequeña, ¿eh?-arqueé una ceja-. ¿Sabes que? Voy a aplastarte.

-Ya te he tenido encima.

-Otra vez hablando depravadamente-dije causando su risa.

-Vamos, ven aquí.

Sin protestar me quité el cinturón de seguridad y me dispuse a sentarme sobre su regazo. Hizo el asiento hacia atrás dejando así un espacio más amplio para que los dos entráramos en el asiento del piloto.

-Ese es el acelerador, ese es el freno y ese es el embrague.

-¿El que?-pregunté confundida.

-No importa, tú solo presiónalo cuando yo te avise.

-Bueno, pero no vamos muy rápido, ¿eh?-giré la cabeza para verlo. Me sonrió-. Te estoy haciendo daño, ¿cierto?

-Deja de decir tonterías y presiona el acelerador.

-No, no-me negué y lo observé nuevamente-. Estoy gorda y te estoy aplastando.

-Vuelves a decir que estás gorda y voy a dejarte en el medio de la carretera.

-Bueno, bueno, ya, presiona el acelerador.

-Presiónalo tú-casi me gritó.

-Si me tratas así no puedo hacerlo.

-Dios, eres más terca que una mula.

-¿Qué tienen que ver las mulas?-pregunté sin comprender.

-Bájate del auto.

-¿Qué? ¿Me vas a dejar?-pregunté a gritos causando la risa de mi marido.

-Vamos, bájate, no voy a dejarte.

-Promételo.

-Lo prometo.

Abrí la puerta y baje del auto aun con el motor encendido. Justin también se bajó y rodeó el auto para subirse en el asiento del copiloto. La puerta aun abierta del otro lado, me indicó que yo era la que debía manejar.

-Oh, no-dije asustada.

-Vamos, súbete.

-Tengo sueño, ¿no podemos seguir mañana?

-Bueno, pero tú darás la vuelta e iremos a casa.

-Hazlo tú.

-No, hazlo tú-dijo y se abrochó el cinturón. Entré al auto e hice lo mismo que Justin-. No pasa nada, solo presiona el embrague y pon el auto en primera marcha.

-Voy a causar un desastre.

-No lo harás, confía en mí-aseguró-. Vamos, presiona y ponlo en primera marcha.

-Está bien.

Aun insegura de lo que hacía, seguí las indicaciones de Justin. El auto comenzó a moverse a pequeños tirones, Justin rió.

-Hey, está roto.

-Presiona el acelerador constantemente, no lo sueltes-respondió casi burlándose de mí inexperiencia sobre un auto.

Presioné el acelerador como Justin decía y me indicó que debía cambiar de marcha antes de que fundiera el nuevo motor de mi regalo de cumple años. Así lo hice y Justin rió al darse cuenta de que iba más que rápido.

-Frena un tanto, linda-dijo casi asustado.

-Le tienes miedo a la velocidad-reí.

-Bájale, en serio-me ordenó. Hice caso y bajé la velocidad.

Luego de volver del corto paseó en el nuevo automóvil que se aparcaba junto al auto de Justin, subimos y nos decidimos por ir a dormir en compañía del creciente sol.

-Estoy agotado-dijo Justin abriendo la cama para sentarse allí.

-Yo también-dije quitándome el maquillaje frente al espejo del baño-. Entonces… ¿ese era el regalo que me tenías?

-¿Crees que el otro puede esperar hasta mañana?

-No lo creo, pero si así lo deseas-dije y apagué la luz del baño. Abrí la cama.

-Como quieras, princesa-apagó la luz de la lámpara-. Sabes que luego de haber dicho eso ya no hay vuelta atrás, ¿verdad?-pronunció pícaramente.

-Claro que lo sé-gateé hasta él y me senté detrás de su espalda-. ¿Necesitas masajes?

-¿Me estás provocando?-preguntó. Reí-. Oh, si claro que lo estás haciendo.

-No, no, claro que no, Justin-reí-. Es tarde o temprano, es lo mismo, son casi las siete de la mañana y no hemos pegado un ojo.

-Déjame decirte que por tu culpa no pegaras un ojo hasta las ocho y media.

-¿Tanto piensas que durara?-dije entre risas y apoyé la cabeza sobre la almohada.

-Durara lo que yo quiera que dure tu regalo de cumple años.

-Dejémoslo para mañana-murmuré cuando sentí sus besos sobre mis hombros desnudos-. Por favor, Justin, tengo sueño.

-Mañana no te salvas-se bajó de encima de mí y se acostó a mi lado-. Hasta mañana, princesa.

-Hasta mañana, Justin-murmuré contra la almohada-, gracias por todo lo de hoy.

-No tienes nada que agradecer, ______-se acurrucó a mi lado y me abrazó.








-¡Allí voy, ______!-gritó la pequeña voz y se lazó al agua.

-Jazzy, vas a ahogarte-le gritó Pattie.

-______, va a cargarme, no necesito salvavidas.

-¿Puedes, _____?-preguntó Pattie preocupada. Asentí y dejé a Jaxon al borde de la alberca.

-Ven aquí, Jazzy-extendí mis brazos y la pequeña nadó con dificultad hacia mí-. Lo haces bien-le sonreí.

-Papá me ha estado enseñando-me informó sonriente-. ¡Entra Jaxon!-le gritó a su hermano.

Jaxon se puso de pie y saltó entusiasmado al borde de la alberca. Justin se puso de pie al creer que iba a lanzarse pero luego me extendió los brazos y pidió que lo dejara jugar en el agua. Justin se sentó, más tranquilo, bajo la sombra del gran sauce.

-No vayas a lanzarte, Jaxon-le gritó Jeremy con un vaso en la mano.

Jaxon asintió y volvió a extenderme los brazos. Pattie se rió al ver que cargaba con dos pequeños en la parte más baja de la pileta.

-¡Justin! Ven con nosotros-le pidió Jazzy.

-No, gracias, no me gusta mucho el agua.

Reí, a decir verdad, cuando habíamos pasado tiempo en la playa, él se la pasaba en el agua, de un lado al otro, llevándome a rastras hasta lo más profundo del mar.

-Vamos a salirnos un rato, ¿si?-le dije a los dos y Jaxon hizo morros-. Solo por un rato, Jaxon. Tengo algo de hambre-le expliqué. Asintió y lo deje sentado en la escalera-. Quiero, ¿eh? No vayas a lanzarte.

-No lo haré-dijo por lo bajo y me dedicó la tierna sonrisa.

-Jazzy, ven aquí-le grité y ella giró para verme.

La niña de cabellos rubios estaba agarrada del borde de la alberca y tenía el cabello pegado a su rostro. Estaba en la parte más honda de la alberca y me asusté al pensar que no sabía nadar perfectamente como para volver hacia mí.

-Espera, Jazzy, no te muevas-le ordené-. Ni se te ocurra soltarte de allí.

-Está bien, ______, pero apúrate porque voy a hundirme.

-¡Justin!-le grité desde la alberca-. Agarra a tu hermana que va a soltarse.

Justin se puso de pie y tomó a Jazzy por los brazos para así subirla a la orilla de la alberca. La niña lo abrazó, mojando así la ropa veraniega de su hermano.

-Jaz-se quejó Justin y la separó de él.

Reí y me salí de la alberca para tomar a Jaxon en brazos, este me sonrió y se acurrucó en mi pecho.

-¿Tienes frío?-le pregunté tomando una toalla celeste. Jaxon asintió y lo envolví en la toalla-. ¿Mejor?

-Si-dijo alegre.

Lo dejé en el suelo y corrió tras Jazzy que buscaba al cachorro nuevo que Justin les había obsequiado. Estrujé mi cabello y observé a los dos pequeños jugando con el cachorro blanco. Una gran toalla verde me cubrió el cuerpo entero y luego sentí dos brazos rodearme la cintura. Me removí entre los ya conocidos brazos, y lo observé a los ojos.

-¿Tienes frío?-preguntó.

-Ya no-le dije besando sus labios. Me sonrió.

-Cuando quieras irte a casa, me avisas-me besó y acomodó la toalla sobre mis hombros.

-Por ahora no-arrugué la nariz y estornudé-. Tengo hambre…

-Y frío-completó mi oración-. Ve a vestirte y luego ven aquí-me dijo y besó la punta de mi nariz-. No quiero que te enfermes.

Después de separarme de Justin, entré a la casa en busca del baño de visitas. Tomé mi bolso y entré al baño. Me coloqué ropa seca y así me sentí más aliviada y con menos frío.

Al salir me encontré a la pequeña perra de los niños con un oso de peluche en la boca.

-¿Qué haces?-le reproché y quité el oso de la boca de la perra-. Con eso no se juega, June. Jaxon va a ponerse triste cuando vea cómo has dejado su oso de peluche.

La perra pegó las orejas a su rostro y se escondió tras sus patas. La tomé en brazos y la dejé en el jardín. Caminé hacia Pattie, Jeremy, Justin y los dos niños. Me senté al lado de Justin y suspiré mientras me tomaba el pelo húmedo, en una coleta.

-¿Quieres jugo?-preguntó Pattie cortésmente. Asentí y me pasó el vaso.

-Gracias-le sonreí y lo tomé.


Pasamos una tarde agradable junto a la familia de Justin. La sorpresa nos la llevamos cuando Jeremy anunció que se iría con Pattie a un crucero para visitar las islas tropicales. Justin sonrió ante la idea y les deseó suerte pero la parte que aun no había llegado, lo hizo fruncir el ceño.

-¿Pueden cuidar a Jazzy y Jaxon durante ese mes?-Justin se vio presionado por la mirada de su madre y me observó a mí.

La amena conversación se convirtió en un silencio tajante. Se sintieron las pequeñas risas de los niños y seguido de esto salieron a jugar nuevamente. Los pájaros cantaban con entusiasmo y ni eso podía desviar la conversación de donde había quedado.

-Mamá, papá, de verdad nos encantaría ayudarlos-comenzó a hablar-, pero es un mes completo y no sé si podamos. Ya saben, yo trabajo todos los días y ______ tiene clases a diario exceptuando sábados y domingos.

-Si, entendemos-asintió Jeremy.

Justin muy bien sabía que sus padres habían estado en una no muy buena relación luego de que Jeremy había heredado su empresa a Justin. Y es que cuando Jeremy comenzó a pasar las veinticuatro horas del día en casa, Pattie se sentía agobiada por su marido. Las conversaciones diarias habían pasado a ser tediosas y Pattie había corrido en busca de ayuda, a nuestra casa. Justin les había sugerido que se alejaran de la vida cotidiana. Pero claro estaba que no se refería a que dejaran a sus dos hijos más pequeños para irse a un crucero.

-Vamos a pensarlo mejor, ¿no, Justin?-pregunté a mi esposo al ver la cara de decepción de mis suegros.

-No, _______, no hay problema-dijo Pattie moviendo sus manos con nerviosismo-. Entendemos que ustedes tienen una vida muy ocupada y que el poco tiempo que están juntos lo disfrutan al máximo, no vamos a quitarles ese tiempo solo por querer darnos un gusto.

-Como ya he dicho, vamos a pensarlo-dije firmemente y sentí la leve patada de Justin por debajo de la mesa.

El resto de la tarde pasó de forma tensa. Justin intentaba llevar la conversación a un extremo donde nada tuviera que ver con el viaje de sus padres y Pattie parecía darse cuenta porque cerraba la boca al instante.

-Bueno, ya es hora de irnos-anunció Justin cuando el sol se estaba poniendo-. Jazzy, Jaxon, vengan a saludar a su hermano si es que la próxima vez quieren un regalo mejor.

-¡Pero si ha sido el mejor regalo!-sonrió Jaxon.

Justin se quitó la gorra y se la colocó al pequeño. Este sonrió y abrazó una de las fuertes piernas de su hermano mayor. Justin rió y lo tomó en brazos.

-¿_______?-me llamó Jaxon. Lo observé atenta-, ¿Ya me parezco a Justin?-preguntó tímidamente.

Jazzy junto con Justin explotaron en risas y el niño de cabellos claros se ruborizó al instante.

-Estás tan hermoso como tu hermano-le sonreí y acomodé la gorra en su cabeza. Jaxon se cubrió la cara en el pecho de Justin.

Tomé mi bolso y la campera de Justin y tras saludar a Pattie, Jeremy y sus dos hijos, salimos de allí para subirnos a mi auto.

Ya hacía casi un año desde que tenía el lujoso auto y sabía manejarlo a la perfección. Claro que no había sido nada fácil aprender con los gritos de Justin en el asiento del copiloto. Me había gritado y se había enfadado por mis repentinas frenadas y sus cabeceos sobre el asiento.

-¡Me canse!-había gritado una vez que su cuello había quedado doliéndole-. No voy a ser yo quien te enseñe.

-Es que no tienes paciencia, Justin-le había dicho yo. Luego se pasó la mano por el cabello y subió las escaleras para evitar una discusión.

Esa tarde se había ido a dormir temprano, dejándome sola en el living. Tomé las llaves del destartalado auto que Chaz nos había prestado y comencé a manejar lentamente hasta sentirme segura de aumentar la velocidad.
Había aprendido mucho con Justin pero me daba miedo ponerlo en práctica, sabiendo que él se ponía nervioso cuando las cosas no me salían bien. Habíamos discutido por semanas cuando él intentaba enseñarme y terminaba con dolor de cabeza y el cuello inmóvil por los tironeas que provocaba yo al frenar el auto de tal manera.

-¿A dónde has ido con el auto?-gritó Justin al teléfono. Me reí-. No me parece nada gracioso, ______-gruñó-. Ni se te ocurra seguir manejando. ¿Has ido por donde siempre practicamos?

-Si-respondí observando mis uñas mientras detenía el auto al costado de la vacía carretera que conducía a nuestra casa.

-Voy por ti.

-No te molestes, Justin-dije con suma tranquilidad-, puedo volver sola- y dejándolo con la palabra en la boca, la llamada había sido finalizada por mí.

Esa noche discutimos a más no poder y Justin durmió en una de las habitaciones para huéspedes. Al otro día, antes de irse a trabajar, se había aparecido en la habitación con un desayuno para dos y una rosa. Se disculpó por haber sido tan duro y luego me preguntó si había conseguido andar con tranquilidad sin él a mi lado.


Sacudí la cabeza, volviendo a la realidad y aparqué el auto frente a la casa.

-Ni pienses que vamos a cuidar de mis hermanos-dijo abriendo la puerta principal.

-¿Por qué no?-pregunté curiosamente y encendí las luces.

La noche se hacia presente y así, la luna dejaba a la vista su mejor faceta junto a las estrellas.

-Porque son dos pequeños que lo único que saben hacer es destrozos.

-¿Qué pasará cuando tengamos hijos?-pregunté dejando mi bolso sobre el sofá-. ¿Pensaras lo mismo de ellos?

-Es distinto-respondió subiendo las escaleras.

-No lo es-lo seguí-. Justin, sabes que tus padres necesitan un respiro y sin nuestra ayuda no podrán tomarse esas vacaciones.

-Pueden contratar una niñera.

-Seamos realistas-dije cuando entrábamos a la habitación-, ¿Quién va a cuidar de dos niños pequeños por un mes? Nadie, nadie cuerdo.

-Por eso, nosotros estamos cuerdos y no lo haremos.

-Yo si lo haré.

-Tú tienes que estudiar todos los días de la semana, ¿Qué tiempo les dedicaras?

-A primera hora de la mañana puedo estar con ellos, luego del almuerzo contratamos a alguien que los cuide y por la noche tú estarás aquí.

-Sabes que llego demasiado cansado como para lidiar con mis hermanos. Tomo una ducha, cenamos juntos y luego a la cama. Y es que no siempre nos damos el gusto de hacer el amor, ¿crees que teniendo a Jazzy y Jaxon en casa podremos hacerlo? Si es que piensas eso, estas muy equivocada.

-Podemos dejar eso de lado por un mes.

-Ni lo sueñes, ______-dijo negando con la cabeza. Me dio la espalda y entró al bañó-. ¿Quieres tirar nuestro matrimonio por la borda?

-Oh no, claro que no, Justin-casi grité-. Pero quiero ayudar a tus padres.

-¿Haz pensado que tal vez ayudando a mis padres, arruinamos nuestro matrimonio?

Y con esa pregunta, cerró la puerta del baño para encender la ducha y no salir de allí hasta dentro de media hora.
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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA - Página 10 Empty Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA

Mensaje por alex_gomez_95 Mar 27 Nov 2012, 3:32 pm

Capitulo 55: (Parte 1) Penúltimo capitulo


Me encontraba sentada en el sofá, esperando a que Justin se dignara a bajar de una buena vez. Un zumo de naranja en mi mano derecha y una barra de cereales en mi mano izquierda. La ventana abierta, dejando a la vista los árboles bailando por la suave brisa de verano. La noche ya había caído y con ella mis deseos de irme a dormir se hacían notables.

Los pasos sobre los escalones retumbaron en el silencio de la casa, Justin se aproximaba. Volteé a verlo y desvió la mirada para entrar a la cocina.

¿Podía ser posible que se enfadara por eso?, me pregunté mientras escuchaba atenta los movimientos de Justin en la cocina.

Como siempre ocurría, Justin no pedía disculpas, según él, eso no servía de nada. El ejemplo del vaso roto daba a entender que para él no tenía sentido pedir disculpas.

-Cuando tiras un vaso al suelo, se parte en mil pedazos-había explicado-. Discúlpate y veras que el vaso sigue dañado, no vuelve a ser como era antes. Es lo mismo, _____-dijo una y mil veces.

Dejé el vaso vacío sobre la pequeña mesa ratona y terminé la barra de cereales. Justin cerró la nevera dando un azote y lo sentí maldecir.

-Nunca hay nada para cenar-se quejó en voz alta.

-Te avise que debías ir al supermercado-dije casi inaudible.

Lo sentí hacer imitación de mi voz y luego volvió a abrir la nevera. Me puse de pie y tomé el vaso sucio entre mis manos. Caminé hasta la cocina y lo dejé en el fregadero.

-¿Puedes hacerme la cena?

-¿Yo?-me señalé con un dedo sobre mi pecho-, ¿A ti? Ni lo sueñes, Bieber.

-Gracias-dijo entre dientes-. No te comportas como un ama de casa.

-No lo soy, Justin-le aclaré-. Y un ama de casa no es una empleada, así que si quieres cena, pídelo por favor.

-¿Puedes hacerme la cena?-preguntó repetidamente. Arqueé una ceja-. Por favor-añadió.

-Ya pasó el momento.

-_______, por favor-se quejó golpeando un pie sobre la cerámica.

Me quedé en silencio y caminé hasta la nevera, la abrí y saqué un pedazo de carne. Metí el plato al microondas y lo programe. Justin me observó atento. Busqué mostaza y ketchup, y los coloqué sobre el desayunador. El aparato tecnológico hizo sonar el timbre y corrí hacia él, tomé el plato y lo dejé sobre el desayunador. Tomé un tenedor, un cuchillo y un vaso.

-Que disfrutes.

-Oh, vamos, ______, eso es del jueves.

-Dos días, no te hará daño.

-Cocina para mí, por favor.

-No lo haré, Justin-caminé hasta la puerta de la cocina.


Las peleas entre nosotros acostumbraban a ser fuertes y luego terminaban en un revolcón. Como ya le había dicho a Justin la última vez que había ocurrido aquello, la próxima no sería igual. Esta era la próxima, Justin no iba a salirse con la suya. Un masaje sobre los hombros y suaves besos en el cuello, problema resuelto.

Me coloqué el pijama y me observé al espejo, tenía el cabello levemente revuelto y mi maquillaje se extinguía de manera sutil. Tomé las toallitas desmaquilladoras y quité el rastro de negro en mis ojos y rubor en mis mejillas.

-¡Sin duda la cena más maravillosa en la historia de las cenas maravillosas!-exclamó Justin entrando a la habitación.

Mis labios se curvaron en una pequeña sonrisa y largué una leve carcajada. Cepillé mi cabello y luego mis dientes. Apagué la luz del baño y encendí la luz de la lámpara. Justin apagó la luz principal de la habitación y también encendió la luz de su lámpara.

Me observó desde el baño y luego se cepilló los dientes. Terminó por apagar todas las luces cuando yo yacía boca abajo en la cama. Lo sentí llenar el vacío del lugar a mi lado. Volteé quedando de espaldas a él y suspiró. Tarde o temprano iba a abrazarme para conciliar el sueño. Se removió entre las sábanas y luego se quedo quieto. Su respiración se hizo profunda y relajada. Estaba dormido.

¿Acaso él no podía renunciar a su orgullo? Oh no, claro que no, como yo tampoco iba a hacerlo.

-¡Odio pelear contigo!-gritó de repente. Me senté en la cama con la respiración agitada-. ______, no era mi intención asustarte-se disculpó.

-Dios, Justin. Se más suave para la próxima-dije en un susurro. Volví a acostarme de espaldas a él-. Con un abrazo y un “te amo, cariño”, tema resuelto-añadí.

Dos minutos de silencio y Justin cayó en mis palabras. Me tomó por la cintura y juntó mi espalda con su torso.

-Te amo, cariño-susurró y besó mi cuello.

-Yo también te amo, Justin-dije y cerré los ojos.

-Aunque te ame tanto que daría la vida por ti, no cuidaremos de mis hermanos.

-¿Por qué no?-pregunté en un bostezo.

-Porque son pequeños diablillos que carcomen mi paciencia.

-Oh, si lo haremos, Justin-susurré-. Ahora duerme y piensa a que niñera puedes contratar para el mes que sigue.

-______, he dicho que…

-Si, lo sé, que me amas-completé su oración. Se quejó en silencio-. Y también te amo, ahora duerme.

-Luego de decir que te amaba, dije que no iba a cuidar de mis hermanos.

-Y yo dije que si lo haríamos-dije en un pequeño suspiro-. ¿Me dejas dormir?

-Si, claro que si-dijo fugazmente y volvió a besar mi cuello-. Hasta mañana, _______.

-Hasta mañana, Justin.










-Eres la mejor nuera que puede existir-gritó Pattie emocionada-. Jeremy, debemos hacerle un regalo enorme-siguió gritando con emoción.

-¿Justin ha dicho que si?

-Tuvimos una breve discusión pero luego lo convencí-sonreí. Pattie y Jeremy me devolvieron el gesto-. Pasaré por los niños el domingo por la noche.

-Si, si, muchas gracias-aplaudió y me acomodó el cabello-. Oh, nena, no sabes lo mucho que te agradecemos por eso-dijo rápidamente-. Debemos avisarle a Trisha que no debe cuidar de los niños-le dijo a su marido.

Pasar una tarde con Pattie Mallette siempre era un placer para mí. Jueves por la tarde, nuera y suegra tomando la media tarde junto a la pequeña Jazzy. Sonrisas felices y tiernas preguntas de parte de Jazzy.

Justin no estaba al tanto de que ambos nos haríamos cargo de sus dos hermanos durante un mes. Le parecía una locura y sin embargo, me había atrevido a pasar por la casa de mis suegros y contarle a Pattie que nosotros serviríamos de niñeros por ese mes. Pattie se había emocionado y Justin iba a enojarse cuando supiera de esto.
Amaba a sus hermanos, pero, no soportaba que hicieran daños en la casa. Una casa costosa y bien cuidada. Justin, quien era el dueño sin contar que según él lo suyo era mío, se hacía cargo de todos los arreglos para bien del hogar. Y un par de niños traviesos, iban a pasarse el mes de abril destruyendo plantas y mojando el suelo de la casa.


-Nos vemos el domingo, Jazzy-dije revolviendo su cabello.

-Si, ______-me sonrió-. Recuerda que llevaré todas mis muñecas, prepárales una cama-me avisó. Asentí y le devolví la sonrisa.

Salí de la casa con una sonrisa traviesa en mis labios. Justin no iba a tomárselo con calma pero tenía tres noches para convencerlo de la única manera en la que se veía vulnerable, la cama.

Justin llegaba a casa luego de un día de arduo trabajo, acostumbraba a tomar algo fresco por la noche y luego de la ducha nocturna, se tumbaba en la cama. Compartíamos unas palabras y después se quedaba completamente agotado.

Acababa de llegar a casa cuando le pregunté por sus vacaciones, respondió que podría tomarse las siguientes dos semanas y podríamos viajar a algún lugar que yo eligiera. Pero íbamos a estar ocupados con los dos niños para cuando el dejara de trabajar para tomarse unas pequeñas vacaciones, solo que él aún no lo sabía.

-¿Te gusta más América Central o prefieres Europa?-me preguntó. Alcé los hombros restándole importancia.

-Aún sigo pensando que deberíamos cuidar de Jazzy y Jaxon.

-Hace dos semanas quedamos en que eso no ocurriría, aparte mamá y papá ya no insisten con el tema.

-Porque tú lo evades-le reproché.

Me observó unos segundos y luego desvió la mirada. Me apoyé en la mesada mientras él abría la heladera y examinaba la comida allí adentro. Sacó el jugo de naranja y buscó dos vasos, sirvió y me ofreció uno. Le sonreí y luego escuché como comenzaba a molestar con sus conversaciones sobre el matrimonio y todo eso.

-Sabes que amo a mis hermanos, a mis padres y también a ti, pero esta vez no voy a hacer esto. No vamos a cuidar de mis hermanos, quiero que nos vayamos de viaje, solos, sin mis hermanos, sin mis padres. Entiende, tengo solo dos semanas de vacaciones y las quiero aprovechar junto a ti, ¿es mucho pedir?

-Justin...-colocó un dedo sobre mis labios, haciéndome callar.

-Escúchame a mí, luego puedes decir lo que quieras, _______-dijo. Asentí-. Mis padres pueden llevarse a los niños pero no quieren porque quieren estar solos, lo mismo que queremos nosotros. Y ellos deben hacerse cargo, son los padres y cuando nosotros tengamos hijos, nos haremos cargo nosotros, ¿no es así?-preguntó. Asentí-. Bueno, no quiero volver a tocar el tema.

-Tenemos un problema-le dije cuando él tomaba de su jugo.

-¿Qué pasa?-preguntó interrumpiendo su bebida.

-Es que yo…-hice una mueca. Justin llevó el vaso a su boca nuevamente-, le dije a Pattie que si lo haríamos.

Justin bajó el vaso de golpe y comenzó a toser. Torcí la boca y noté que la culpa era mía.

-Oye, no te vayas a morir en frente mío.

-¿Qué has hecho que?-me gritó aun ahogado por el jugo de naranja.

Fruncí los labios y bajé la mirada. Sentí a Justin respirar con fuerza y dejó el vaso en el fregadero. Alcé la mirada y lo vi observándome intensamente.

-Perdona, ¿si? Pensé que iba a poder convencerte-dije en un hilo de voz-. No lo había visto de esa forma y pensé que podríamos hacernos cargo de ellos dos.

-Como quieras, ______-dijo rindiéndose-. Nos haremos cargo del lío en él que tu nos has metido, pero voy a decirte una simple cosa, no dejaras de estudiar durante el verano.

-¿Vas a castigarme?

-Oh, claro que lo haré-dijo enfadado-. Tú me has castigado a mí, haciendo que me ocupara de mis hermanos durante las pocas vacaciones que puedo tomarme.

-Te he pedido disculpas y no me pasaré el verano entero estudiando.

-Si lo harás, ______ y no quiero que volvamos a tener esta conversación.

-Justin tú no eres mi padre-dije intentando que no se fuera de la cocina.

-Voy a recordarte que fui yo quien pagó por tu custodia y te aviso, _______, que aunque estemos casados, esto sigue siendo así, yo ordeno, tú cumples.

-Recuerda lo que acabas de decir, Justin-dije casi a los gritos-. Y no quiero que me hables, ¿entiendes?

-Está más claro que el agua-me gritó antes de salir de la cocina.



Los días transcurrían aburridos y sin sentido alguno. Martes por la noche pasé por casa de Pattie y me llevé los niños a mi casa.

Alice me avisó que Justin iba a llegar tarde esa noche porque tenía una cena.

-¿Y Justin?-preguntó Jaxon cuando era arropado por mí-. No lo hemos visto hoy.

-Justin tiene mucho trabajo, pequeño-dije revolviendo sus rubios cabellos-. Mañana podrán chapotear en la alberca, ¿Qué dices?

-Si, si, si-me sonrió-. Hasta mañana, ________.

-Hasta mañana, Jaxon.

Me puse de pie y caminé hacía la puerta.

-Te quiero hasta el cielo, ______ -me dijo tiernamente.

-Yo también te quiero, cariño-le sonreí y apagué la luz-. Que descanses.


Jazzy se había quedado dormida en el sofá, por lo tanto, debía esperar a que Justin llegara para pedirle que la cargara hasta la habitación de huéspedes. Me senté en la mesa del living y observé la puerta de entrada.

Recordé cuando Justin me había enseñado todas las habitaciones de la casa y pensé que había sido una exageración que aparte de la nuestra, tres habitaciones fueran para huéspedes, pero en este caso funcionaban a la perfección. Justin procuraba esquivarme lo poco que estaba conmigo en casa, Jazzy ocupaba una y Jaxon la restante.

Tres de la mañana y Justin no se hacía presente en la casa. Comenzaba a pensar que podría haberse desahogado en brazos de otra mujer. Ese pensamiento hizo que mis ojos se aguaran y que las lágrimas comenzaran a descender por mis mejillas. Cerré los ojos y crucé mis brazos sobre la mesa para luego esconder mi rostro allí.


-Hey, ________-dijo una aterciopelada voz-. Va a dolerte todo si no duermes en una cama-lo sentí decir.

-No quiero moverme-me quejé levantando la cabeza.

Se me quedó viendo durante unos segundos y luego besó mi mejilla. Estar peleada con él era como vivir un año sin agua, imposible. Me sonrió tiernamente y se sentó a mi lado.

-¿Dónde estabas?-pregunté adormilada.

-A uno de los socios de la empresa, se le ocurrió salir a cenar para cerrar el contrato. Debía aceptar.

-Es lo mismo, de todas maneras, no me hablas.

-Porque tú me lo has pedido-hizo morros-. Vamos a la cama, no te veo muy cómoda y yo estoy bastante cansado.

-¿Duermes conmigo?-pregunté en un susurro.

-Si insistes-rió.

-Jazzy está durmiendo en el sofá.

-Si, la he visto-me avisó-. Ve arriba, voy a llevarla a su habitación.

Nos pusimos de pie y el caminó hacía Jazzy para tomarla en brazos, yo subí a la habitación y me coloqué el pijama. Justin tardó más de veinte minutos y pensé que se habría quedado dormido al lado de Jazzy. Cuando iba a salir de la cama para buscarlo, apareció por la habitación mientras se quitaba la corbata.

-Me ha pedido que me quedara a dormir con ella-dijo quitándose la ropa.

-¿Y por que has vuelto?

-Se quedó dormida y yo debía venir con mi esposa, ¿Qué crees?-hizo una mueca y luego bufó-. Dejé mi pijama en la habitación de huéspedes.

-Ven aquí-dije observando sus coloridos boxers-, no tienes que ocultarte de mí.

-Oh, no, sabes que eso no lo hago muy a menudo-dijo riendo y se metió en la cama.

Apagamos las luces y en menos de veinte minutos la habitación yacía en silencio y completa oscuridad.

-Abrázame, Justin-susurré.

Sus musculosos brazos envolvieron mi frágil cuerpo y me llevó hacía él. Apoyé la cabeza en su pecho y acompasé mi respiración con la suya. Comenzó a mover sus dedos por toda mi espalda, brindando así, tiernas caricias en mi piel.

-He estado pensando…-susurró, no hacía falta hablar más fuerte que eso-, que tal vez, podríamos renovar nuestros votos.

-Hace solo un año y pocos meses que nos casamos.

-Pero no sentíamos lo que ahora, ¿o si?

-No, pero…

-Pero nada-me interrumpió-. Compláceme en esto, _______. Quiero estar seguro de que me amas y que quieres compartir tu vida conmigo. Te has casado por obligación el año pasado, ¿podemos casarnos por que queremos?

-Si, me encantaría-respondí adormilada-. Pero creo que ya te he dado muchas pruebas de amor para que sepas que si quiero pasar el resto de mi vida contigo.

-Entonces, ______ Jarrel, ¿te volverías a casar conmigo?

-Me encantaría, Justin Bieber.

-Eso quería escuchar-dijo y besó mi cabeza-. Descansa, princesa.

-Tú también, Biebs.

Nos quedamos en silencio mientras ambos conciliábamos el sueño, o por lo menos, lo intentábamos.

-_______...-me llamó en un susurro. Ronroneé dando a entender que lo escuchaba-, te amo.

-Yo a ti, mi amor-murmuré antes de caer en un profundo sueño
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