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Pasiones Ocultas (Así te conocí)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 19 de 24. • 1 ... 11 ... 18, 19, 20 ... 24
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
HI!! Es una muy buena historia, unas de las mejores q eh leido, no soy de escribir comentarios xq realmente no suelo leer las novelas que no estan terminadas, ya q muchos de los escritores desepcionan al no terminarlas o cancelarlas, y tmb xq mis comentarios son muy sinceros (lo q me causa problemas algunas veces). Me gusta leer mucho y soy impaciente, cuando comienzo con una novela, libro o historia me encanta terminarlas. Otra causa es q solo tengo los fines de semana para leer lo q me gusta.De verdad espero q la sigas lo mas pronto posible asi podre hacer un tiempo para tu exitante y hermosa novela. IVANA ACOSTA
ivana acosta
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
¡Hola, Celeste! Soy nueva lectora y me llamo Lizeth Tu novela me ha atrapado por completo, creo que terminé de leerla como en dos días Los protagonistas son tan encantadores :(L): Y es cierto, algunas veces Sam puede agotar la paciencia xD Sin embargo, espero que vuelva muy pronto la inspiración y continúes subiendo capítulo. No la abandones porque en serio, en serio, me ha cautivado tanto Eres excelente escribiendo y tienes muy buena imaginación ¡Que tengas un lindo día!
DearLizzy
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
HOLA. SOY SILVINA. ME ENCANTA ESTA HISTORIA. ¿ PARA CUANDO EL PRÓXIMO CAPÍTULO?
silvina988
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
holaa me encanta es novelaa kisiera saber si no ay algien k aga novelas de niall horan :D :3
sharom de horan
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
e__e Pido perdón por mis 4236252484 días de desaparición , he logrado un par de vacaciones y tiempito libre para poder escribir un poquito más y tengo ya varias ideas para ir dejando de a poco, así que para las personitas que han sido pacientes, bellas, y adorables y han seguido la historia y han estado por aquí esperando más, aquí les dejo otro capítulo y contarles que la historia tendrá bastante vuelta *-* espero les guste!
¿Cómo se suponía que entendiera todo esto? Todo el tiempo creí que él simplemente era un maldito mujeriego que no podía asumir un compromiso con una sola persona y ahora... ahora tenía que enterarme de que además de que le gustasen las mujeres, no podía controlar su instinto sexual. Y yo lo amaba... lo amaba tanto que me desquiciaba pensar en otra mujer tocándolo, recordar cómo Clara lo había besado esa noche solo hacía que el estómago se me retorciera y las lágrimas salían sin más. Esa noche no sucedió absolutamente nada entre nosotros, a penas si hablamos, creo que él estaba lo suficientemente perturbado con lo que me había dicho y con lo que yo había visto y mi pobre mente tenía demasiado que procesar junto con la impotencia de no saber cómo ayudarlo. ¿A caso debería enojarme con él por tener ese problema? ¿Qué tenía que hacer? La cabeza me daba tantas vueltas aún habiendo transcurrido dos días desde esa noche que ni siquiera sabía cómo sentirme bien. Le había enviado un mensaje de texto por la mañana pero ya era de tarde y aún no recibía una respuesta, ¿Qué le costaba decirme simplemente cómo se encontraba?
-¿En qué momento voy a verte feliz?- me dijo Sheila tirándose en uno de los nuevos sofás que habíamos colocado en el apartamento. Levanté mi rostro desde el otro y suspiré sin siquiera poner una sonrisa.
-No he sabido nada de él, tengo miedo que ya no quiera saber de mi...- dije con preocupación.
-Sinceramente Sam, déjame decirte que Alex no te ha traído más que problemas en todo este tiempo, quizá deberías... seguir adelante, ya sabes- me dijo y la miré confundida, ¿Qué quería decir? ¿Estaba insinuándome que debería olvidarlo?
-¿Me estás diciendo que simplemente lo deje pasar con lo que siento por él?- pregunté molesta.
-Oye, no te enojes conmigo, se que estás pasando una situación fea pero siento que cada vez te hundes más- comenzó diciendo y me incorporé ya demasiado molesta por todo. -Marcos me dijo que él está mejor solo, que hablaron el otro día y que quizá sea lo mejor que dejen de verse- culminó y sentí cómo el fuego se apoderaba de mi completamente.
-¡Ustedes no entienden nada!- le grité exasperada y me miró con grandes ojos de sopesa. -No quiero que me digas lo que debo o no debo hacer, estoy cansada de sentir que todo en mi vida se viene abajo, déjame en paz...- pedí ya con lágrimas en los ojos y me marché de ahí a caminar un rato.
Sabía que no había actuado bien, que quizá no debería agarrármelas con ella que no tenía nada que ver y solo deseaba verme bien, pero es que ni siquiera sabía qué hacer yo misma. Mi vida se había vuelto un entero desastre desde hacía ya mucho tiempo, pero si de algo estaba segura era que no quería volver a ser la de antes, la chica perfecta, la que seguía las normas impuestas, la que estaba con quién se suponía que debía estar. En mi caminata impulsiva, y aunque supe que no estaba haciendo las cosas bien, me dirigí a su edificio. Quizá lo encontrara con Clara, o con otra de sus chicas pero me importaba un carajo, ya estaba lo suficientemente jodida como para asombrarme si veía algo más y no podía ser que él simplemente volviera a desaparecer como cada vez que había un problema. Había llorado toda la noche, ni siquiera me había preocupado por arreglarle el cabello que colgaba de una coleta sin demasiada gracia y andaba con la vestimenta que probablemente usaría en mis peores momentos, pantalón, blusa amplia y zapatillas deportivas. Era la peor manera de presentarme ante él, jamás hubiese dejado que me viera así si la situación en la que me encontraba no hubiese llegado al extremo en el que estaba. Pero ya no podía más y si no hablaba con él para saber qué sucedería iba a morir presa de la ansiedad y la desesperación de sentirme en una maldita cuerda floja todo el tiempo.
Llegué a su edificio y me detuve preguntándome si no sería mejor dar la vuelta y volver al apartamento. La noche comenzaba a caer y el clima se había vuelto más fresco de lo normal en esa temporada por lo que por las calles pocas personas andaban; grises nubes comenzaban a ocultar el poco sol que había alumbrado el día e irónicamente el suave gris se correspondía con mi ánimo. Sentía un nudo en la garganta, pero aún así, sin siquiera saber si él se encontraba ahí ingresé en el edificio y tomé el ascensor hasta su piso. Ya no había vuelta atrás, esta vez no dejaría que nada se interpusiera entre todo lo que tenía para decirle, quería las cosas claras y si este era el final de todo entonces me iría de ese lugar con las ideas claras aunque significara que mi corazón se rompiera a pedazos. Golpeé en su puerta y esperé unos minutos sin respuesta alguna hasta que finalmente la puerta se abrió y su figura apareció ante mí. Me miró durante unos segundos sin decir nada, al menos llevaba ropa puesta así que el miedo a encontrarlo en medio de algún acto sexual se esfumó aunque no tenía idea con quién podía estar.
-¿Qué haces aquí?- preguntó sin siquiera saludarme. Error, sobre todo por mi mal ánimo gracias a todo lo que había ocurrido.
-¿Qué hago? ¿A caso crees justo para mi volver a desaparecer y ni responder un mensaje de texto?- pregunté intentando mantener la poca calma que me quedaba. Él suspiró con seriedad, ninguna señal de sonrisa o diversión en su rostro, ningún intento de acomodar la situación acercándose a mí, simplemente un Alex serio y distante que me dejó claro que las cosas peores no podían estar.
-Iba a hablar contigo...- dijo haciéndome seña para que pasara. ¿Hablar conmigo? si claro, quizá en algún momento de su vida porque demasiado interés esos días no había visto. Pasé dentro, observando el silencioso lugar, la TV de la sala principal se encontraba encendida en un partido de fútbol pero en un volumen casi inaudible; no me molesté siquiera en mirarlo y tomé asiento en un sofá para luego recién levantar mi cansado rostro hacia él, quién se sentó en otro frente a mi. ¿No iba ni siquiera a acercarse? Esto era totalmente perturbador.
-¿Y bien?- pregunté con nervios. En esos momentos solo me hubiese gustado que me besara, que me hiciera olvidar de todo lo malo como de costumbre pero no lo hizo, y la angustia solo aumentaba en mi interior intentando comprender qué debía decirle.
-Lamento no haber escrito antes, quería sentirme mejor para poder hablar contigo- comenzó diciendo desviando la vista por unos segundos, algo que habitualmente no solía hacer y que me preocupó un poco más. -Yo.... creo que es mejor que dejemos de vernos, Sam- las frases resonaron en mi cabeza y mi cuerpo se estremeció como si le hubiesen tirado un balde con agua fría; cerré los ojos solo unos segundos como si eso fuese a hacerme despertar de la maldita pesadilla.
-¿Por qué?- quise saber.
-Porque no te estoy haciendo bien, no quiero dañarte más y esto no está funcionando- respondió.
-¿Esto? ¿Esto, qué? Si nunca tuvimos nada Alex, ¿A qué te refieres?- pregunté molesta y nerviosa.
-Sabes a lo que me refiero, creo que tu necesitas seguir tu vida, estar bien. Yo no te estoy haciendo bien, no puedo ser lo que tu mereces....-
-¡¿Y tú que demonios sabes lo que yo deseo o quiero?!- le grité conteniendo las lágrimas.
-Por favor... no quiero pelear contigo, estoy siendo sincero, yo no quiero seguir con esto ya, no puedo...- dijo en un calmado tono. Si me hubiese gritado, si se hubiese alterado como siempre lo hacía cada vez que yo me enojaba me habría dado una pequeña señal de que las cosas podían solucionarse.
-Así que ya... eso fui, un simple pasatiempos que utilizaste y ahora que ya te has quitado las ganas me descartas- le dije dolida.
-No seas así conmigo, sabes perfectamente que no fuiste eso para mí, te he dicho como me siento y que me importas...- me dijo con algo de tristeza en su mirada aunque no sabía si quizá lo estaba fingiendo para no lastimarme tanto.
Me mantuve en silencio durante unos minutos. No sabía qué decir, no tenía idea cómo salvar la situación de algo que desde hacía ya un tiempo se veía venir, ¿Por qué solo yo parecía querer que esto siguiera? Él no quería cambiar, no deseaba que yo lo ayudase con nada, él simplemente solucionaba todo alejándome, quitándose un problema de encima, ¿Cómo no se daba cuenta de que me estaba haciendo pedazos?
-No te importa como yo me siento....- dije sin poder evitar que una lágrima se deslizara por mi mejilla.
-Estás muy equivocada, es justamente porque me importas tu que esto debe terminar. Podría ser un jodido egoísta y permanecer a tu lado sabiendo que te haría sufrir todo el tiempo, y prefiero alejarme para darte la oportunidad de que seas feliz de otra manera y como lo mereces- argumentó. Mi interior, la parte más razonable y pequeña de mi mente sabía que en cierto sentido él tenía razón, pero mi corazón y mis sentimientos estaban tan heridos y resentidos porque él no quería luchar, que no podía sentir más que deseos de gritarle de todo y luego suplicarle que se quedase conmigo.
-Supongo... que este es el fin, entonces- dije ya sin contener mi angustia; él bajó la vista y luego de un leve suspiro volvió a mirarme.
-Lo siento mucho, nunca quise lastimarte.... No me verás, me iré un tiempo, trata de olvidarte de mí por favor-
-¿Qué? ¿A dónde?- pregunté más consternada que antes.
-Viajaré un tiempo, necesito estar lejos y sentirme mejor, necesito que tú te olvides de mí, Sam- dijo con palabras seguras y tajantes.
No salía nada de mi boca, y si la hubiese abierto lo único que habría logrado sería llorar como una niña pequeña. ¿Por qué él me hacía esto? Sabía que estaba sufriendo horriblemente pero irse, olvidarse de mí, apartarme por completo de su vida era lo último que yo habría esperado. En esos momentos solo desee volver el tiempo atrás, no haberlo seguido nunca, no haber visto lo que sucedió con Clara, quizá de esa manera él no estaría diciéndome ahora que ya no podíamos estar juntos; pero la realidad era otra, y yo tenía algo de dignidad aún como para ya dejar de insistir si él tan seguro de todo estaba. Me sentía un trapo, sin fuerzas y sin ganas ya de nada, pero no me quedaba otra cosa más que aceptar su decisión y marcharme de ahí, siendo esa seguramente la última vez que lo vería. Me puse de pie dispuesta a marcharme y se levantó también acercándose a la puerta de su apartamento junto a mi; me detuve y volví a mirar sus azules y distantes ojos una vez más, buscando algo en su interior como si eso fuese a calmar el dolor que sentía en el momento, peor nada... solo él, una seriedad que jamás había visto en mi vida, lo que me hizo darme cuenta de que ya no quedaba más nada, todo estaba hecho, ese era el final.
-¿Por qué me haces esto?- pregunté como si mi mente se negase a aceptar lo que estaba sucediendo. Él cerró los ojos y se acercó dándome un delicado y suave beso en la frente y luego volvió a mirarme.
-Lo siento mucho....- fue lo único que dijo, sus últimas palabras y su despedida abriendo la puerta y mis pasos fuera de ahí marcaron el final de lo que nunca fue, de lo que pudo haber sido pero jamás sería.
No tenía idea cómo seguiría mi vida ahora, en esos momentos lo único que deseaba era desaparecer. Ignoraba cómo haría para olvidarlo, para quitar todo el amor de mi corazón y poder comenzar de nuevo, pero lo cierto es que la vida seguía y por más dañada que estuviese ahora, tenía que buscar la manera de sacar todos los sentimientos y olvidarlo para siempre....
-¿En qué momento voy a verte feliz?- me dijo Sheila tirándose en uno de los nuevos sofás que habíamos colocado en el apartamento. Levanté mi rostro desde el otro y suspiré sin siquiera poner una sonrisa.
-No he sabido nada de él, tengo miedo que ya no quiera saber de mi...- dije con preocupación.
-Sinceramente Sam, déjame decirte que Alex no te ha traído más que problemas en todo este tiempo, quizá deberías... seguir adelante, ya sabes- me dijo y la miré confundida, ¿Qué quería decir? ¿Estaba insinuándome que debería olvidarlo?
-¿Me estás diciendo que simplemente lo deje pasar con lo que siento por él?- pregunté molesta.
-Oye, no te enojes conmigo, se que estás pasando una situación fea pero siento que cada vez te hundes más- comenzó diciendo y me incorporé ya demasiado molesta por todo. -Marcos me dijo que él está mejor solo, que hablaron el otro día y que quizá sea lo mejor que dejen de verse- culminó y sentí cómo el fuego se apoderaba de mi completamente.
-¡Ustedes no entienden nada!- le grité exasperada y me miró con grandes ojos de sopesa. -No quiero que me digas lo que debo o no debo hacer, estoy cansada de sentir que todo en mi vida se viene abajo, déjame en paz...- pedí ya con lágrimas en los ojos y me marché de ahí a caminar un rato.
Sabía que no había actuado bien, que quizá no debería agarrármelas con ella que no tenía nada que ver y solo deseaba verme bien, pero es que ni siquiera sabía qué hacer yo misma. Mi vida se había vuelto un entero desastre desde hacía ya mucho tiempo, pero si de algo estaba segura era que no quería volver a ser la de antes, la chica perfecta, la que seguía las normas impuestas, la que estaba con quién se suponía que debía estar. En mi caminata impulsiva, y aunque supe que no estaba haciendo las cosas bien, me dirigí a su edificio. Quizá lo encontrara con Clara, o con otra de sus chicas pero me importaba un carajo, ya estaba lo suficientemente jodida como para asombrarme si veía algo más y no podía ser que él simplemente volviera a desaparecer como cada vez que había un problema. Había llorado toda la noche, ni siquiera me había preocupado por arreglarle el cabello que colgaba de una coleta sin demasiada gracia y andaba con la vestimenta que probablemente usaría en mis peores momentos, pantalón, blusa amplia y zapatillas deportivas. Era la peor manera de presentarme ante él, jamás hubiese dejado que me viera así si la situación en la que me encontraba no hubiese llegado al extremo en el que estaba. Pero ya no podía más y si no hablaba con él para saber qué sucedería iba a morir presa de la ansiedad y la desesperación de sentirme en una maldita cuerda floja todo el tiempo.
Llegué a su edificio y me detuve preguntándome si no sería mejor dar la vuelta y volver al apartamento. La noche comenzaba a caer y el clima se había vuelto más fresco de lo normal en esa temporada por lo que por las calles pocas personas andaban; grises nubes comenzaban a ocultar el poco sol que había alumbrado el día e irónicamente el suave gris se correspondía con mi ánimo. Sentía un nudo en la garganta, pero aún así, sin siquiera saber si él se encontraba ahí ingresé en el edificio y tomé el ascensor hasta su piso. Ya no había vuelta atrás, esta vez no dejaría que nada se interpusiera entre todo lo que tenía para decirle, quería las cosas claras y si este era el final de todo entonces me iría de ese lugar con las ideas claras aunque significara que mi corazón se rompiera a pedazos. Golpeé en su puerta y esperé unos minutos sin respuesta alguna hasta que finalmente la puerta se abrió y su figura apareció ante mí. Me miró durante unos segundos sin decir nada, al menos llevaba ropa puesta así que el miedo a encontrarlo en medio de algún acto sexual se esfumó aunque no tenía idea con quién podía estar.
-¿Qué haces aquí?- preguntó sin siquiera saludarme. Error, sobre todo por mi mal ánimo gracias a todo lo que había ocurrido.
-¿Qué hago? ¿A caso crees justo para mi volver a desaparecer y ni responder un mensaje de texto?- pregunté intentando mantener la poca calma que me quedaba. Él suspiró con seriedad, ninguna señal de sonrisa o diversión en su rostro, ningún intento de acomodar la situación acercándose a mí, simplemente un Alex serio y distante que me dejó claro que las cosas peores no podían estar.
-Iba a hablar contigo...- dijo haciéndome seña para que pasara. ¿Hablar conmigo? si claro, quizá en algún momento de su vida porque demasiado interés esos días no había visto. Pasé dentro, observando el silencioso lugar, la TV de la sala principal se encontraba encendida en un partido de fútbol pero en un volumen casi inaudible; no me molesté siquiera en mirarlo y tomé asiento en un sofá para luego recién levantar mi cansado rostro hacia él, quién se sentó en otro frente a mi. ¿No iba ni siquiera a acercarse? Esto era totalmente perturbador.
-¿Y bien?- pregunté con nervios. En esos momentos solo me hubiese gustado que me besara, que me hiciera olvidar de todo lo malo como de costumbre pero no lo hizo, y la angustia solo aumentaba en mi interior intentando comprender qué debía decirle.
-Lamento no haber escrito antes, quería sentirme mejor para poder hablar contigo- comenzó diciendo desviando la vista por unos segundos, algo que habitualmente no solía hacer y que me preocupó un poco más. -Yo.... creo que es mejor que dejemos de vernos, Sam- las frases resonaron en mi cabeza y mi cuerpo se estremeció como si le hubiesen tirado un balde con agua fría; cerré los ojos solo unos segundos como si eso fuese a hacerme despertar de la maldita pesadilla.
-¿Por qué?- quise saber.
-Porque no te estoy haciendo bien, no quiero dañarte más y esto no está funcionando- respondió.
-¿Esto? ¿Esto, qué? Si nunca tuvimos nada Alex, ¿A qué te refieres?- pregunté molesta y nerviosa.
-Sabes a lo que me refiero, creo que tu necesitas seguir tu vida, estar bien. Yo no te estoy haciendo bien, no puedo ser lo que tu mereces....-
-¡¿Y tú que demonios sabes lo que yo deseo o quiero?!- le grité conteniendo las lágrimas.
-Por favor... no quiero pelear contigo, estoy siendo sincero, yo no quiero seguir con esto ya, no puedo...- dijo en un calmado tono. Si me hubiese gritado, si se hubiese alterado como siempre lo hacía cada vez que yo me enojaba me habría dado una pequeña señal de que las cosas podían solucionarse.
-Así que ya... eso fui, un simple pasatiempos que utilizaste y ahora que ya te has quitado las ganas me descartas- le dije dolida.
-No seas así conmigo, sabes perfectamente que no fuiste eso para mí, te he dicho como me siento y que me importas...- me dijo con algo de tristeza en su mirada aunque no sabía si quizá lo estaba fingiendo para no lastimarme tanto.
Me mantuve en silencio durante unos minutos. No sabía qué decir, no tenía idea cómo salvar la situación de algo que desde hacía ya un tiempo se veía venir, ¿Por qué solo yo parecía querer que esto siguiera? Él no quería cambiar, no deseaba que yo lo ayudase con nada, él simplemente solucionaba todo alejándome, quitándose un problema de encima, ¿Cómo no se daba cuenta de que me estaba haciendo pedazos?
-No te importa como yo me siento....- dije sin poder evitar que una lágrima se deslizara por mi mejilla.
-Estás muy equivocada, es justamente porque me importas tu que esto debe terminar. Podría ser un jodido egoísta y permanecer a tu lado sabiendo que te haría sufrir todo el tiempo, y prefiero alejarme para darte la oportunidad de que seas feliz de otra manera y como lo mereces- argumentó. Mi interior, la parte más razonable y pequeña de mi mente sabía que en cierto sentido él tenía razón, pero mi corazón y mis sentimientos estaban tan heridos y resentidos porque él no quería luchar, que no podía sentir más que deseos de gritarle de todo y luego suplicarle que se quedase conmigo.
-Supongo... que este es el fin, entonces- dije ya sin contener mi angustia; él bajó la vista y luego de un leve suspiro volvió a mirarme.
-Lo siento mucho, nunca quise lastimarte.... No me verás, me iré un tiempo, trata de olvidarte de mí por favor-
-¿Qué? ¿A dónde?- pregunté más consternada que antes.
-Viajaré un tiempo, necesito estar lejos y sentirme mejor, necesito que tú te olvides de mí, Sam- dijo con palabras seguras y tajantes.
No salía nada de mi boca, y si la hubiese abierto lo único que habría logrado sería llorar como una niña pequeña. ¿Por qué él me hacía esto? Sabía que estaba sufriendo horriblemente pero irse, olvidarse de mí, apartarme por completo de su vida era lo último que yo habría esperado. En esos momentos solo desee volver el tiempo atrás, no haberlo seguido nunca, no haber visto lo que sucedió con Clara, quizá de esa manera él no estaría diciéndome ahora que ya no podíamos estar juntos; pero la realidad era otra, y yo tenía algo de dignidad aún como para ya dejar de insistir si él tan seguro de todo estaba. Me sentía un trapo, sin fuerzas y sin ganas ya de nada, pero no me quedaba otra cosa más que aceptar su decisión y marcharme de ahí, siendo esa seguramente la última vez que lo vería. Me puse de pie dispuesta a marcharme y se levantó también acercándose a la puerta de su apartamento junto a mi; me detuve y volví a mirar sus azules y distantes ojos una vez más, buscando algo en su interior como si eso fuese a calmar el dolor que sentía en el momento, peor nada... solo él, una seriedad que jamás había visto en mi vida, lo que me hizo darme cuenta de que ya no quedaba más nada, todo estaba hecho, ese era el final.
-¿Por qué me haces esto?- pregunté como si mi mente se negase a aceptar lo que estaba sucediendo. Él cerró los ojos y se acercó dándome un delicado y suave beso en la frente y luego volvió a mirarme.
-Lo siento mucho....- fue lo único que dijo, sus últimas palabras y su despedida abriendo la puerta y mis pasos fuera de ahí marcaron el final de lo que nunca fue, de lo que pudo haber sido pero jamás sería.
No tenía idea cómo seguiría mi vida ahora, en esos momentos lo único que deseaba era desaparecer. Ignoraba cómo haría para olvidarlo, para quitar todo el amor de mi corazón y poder comenzar de nuevo, pero lo cierto es que la vida seguía y por más dañada que estuviese ahora, tenía que buscar la manera de sacar todos los sentimientos y olvidarlo para siempre....
celeste smith
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
¡Regresaste! *-* Oh, gad, esto se puso triste, qué lástima por Sam, luego el problema de Alex Pero intriga mucho saber que dará otro giro Gracias por volver a subir capítulo ¡Cuídate!
DearLizzy
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
*O* Siiii, volví para quedarme y si habrán muchos giros y mucho drama porque amo el drama *-----* a la tarde dejo otro cap! muchas gracias por leer
celeste smith
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
1 Año después...
El paisaje verde contrarrestaba con la joven de pie frente al faro. Era una mañana muy calurosa, cercana a las fechas navideñas y la familia deseaba una fotografía perfecta para colocar en la inmensa pared de la sala principal. Se trataba de una familia de la alta sociedad, con mucho dinero y pagaban por su trabajo una cantidad por la cuál valía la pena el esfuerzo que estaba haciendo; me acomodé el sombrero que utilizaba para mi trabajo en esa temporada del año y miré a la joven acomodarse el vestido rosa que su madre le había colocado.
-¿Puedes moverte un poco hacia la derecha?- le pedí con una cálida sonrisa, sabiendo que la pobrecita se estaba muriendo de calor en ese lugar únicamente para complacer a sus padres. Asintió, dejando que sus rizos rubios se agitase con la brisa de la playa y se colocó en el lugar perfecto para la fotografía; no debía esperar demasiado, sabía que las mejores fotos se tomaban en esos instantes pequeños de los cuales las personas parecían no ser conscientes pero que dejaban como resultado bellas imágenes y un recuerdo que quedaría por siempre. La fotografía se había convertido en una pasión para mi en el último tiempo, el pequeño trabajo que conseguí hacía ya un año se había vuelto una estabilidad y me habían ascendido para la realización de las fotografías de las revistas de sociedad y moda que editaban cada mes, por lo que no solo implicaba responsabilidad y compromiso sino también una paga mucho mayor que me daba para poder vivir de forma cómoda. No había sido fácil al comienzo, nadie me conocía, y había estado algunos meses a prueba pero finalmente mi trabajo les había gustado como para darme un puesto seguro y duradero. Además de eso, contaba con el tiempo suficiente durante las tardes para tomar algunos cursos en la universidad de artes, en la cuál me había asentado por completo sabiendo que eso era lo que quería para mi futuro.
-Eso es todo cariño, gracias- le dije a la joven cuando finalicé girándome para mirar a sus padres. -Las fotografías estarán listas en una semana, saldrán junto a la siguiente edición pero podrán verlas antes por si es necesario acomodar algún detalle- les dije como cada vez que finalizaba mi trabajo.
Me encontraba con más libertad desde que los cursos habían finalizado ese año, dando paso a unas merecidas vacaciones aunque ahora sí, debía dedicarme al trabajo en la ciudad. No tenía planes de viajar por el momento, y aunque lo hubiese querido el trabajo diario tampoco me lo había permitido, a penas si me había tomado dos días en mi cumpleaños número 19 hace pocos meses atrás para un paseo por una ciudad cercana con amigos pero luego había regresado a la rutina, una rutina agradable y de la cuál no podía quejarme. Mi móvil sonó mientras terminaba de guardas las herramientas en un pequeño bolso que siempre llevaba conmigo.
-Ya lo sé... la cena a las 9 en punto- dije antes siquiera de decir "hola".
-Tu padre no quiere que llegues tarde, Sam, es víspera de navidad y queremos estar todos juntos- la voz de mi madre sonaba como de costumbre alterada, a veces me preguntaba si no se tomaba al menos una hora de su vida para hacer algo que le quitase el estrés o que le gustase; siempre había sido una mujer dedicada a las tareas del hogar, a dejar todo en perfectas condiciones para que sus invitados o el ambiente social en el cuál se movía no tuviese nada malo que decir de ella sino todo lo contrario.
-No llegaré tarde, ahí estaremos a la hora justa- dije intentando tranquilizarla.
-De acuerdo, no olvides que vendrán tus tíos y primos, no los vemos hace tanto que ya no recuerdo ni siquiera las edades de sus hijos- dijo con preocupación.
-Mamá... tómate un té y descansa, todo irá bien- respondí con una sonrisa que si bien no veía estaba segura de que percibiría.
Los problemas con mis padres habían mejorado mucho con el paso de los meses. Luego de haberme ido de la casa, habían transcurrido varios meses junto a mi "mala racha" para que las cosas se acomodasen; mi padre me había buscado, para hablar conmigo y pedirme perdón, si bien sus formas de ser jamás cambiarían, aceptaban mis decisiones, y lo que había querido hacer ofreciéndome nuevamente su apoyo económico, el cuál por supuesto, no acepté aunque sí, sus disculpas y un trato cordial porque después de todo eran mi familia. Mi hermana Susan, había regresado a la ciudad hacía muy poco tiempo consiguiendo un buen puesto laboral como abogada y vivía con su esposo en una bonita casa cercana a la de la familia; mi trato con ella siempre había sido bueno aunque la distancia nos hacía ver más como extrañas que como hermanas pero esperaba que eso con el tiempo también mejorase. Miré el reloj, eran las 10 de la mañana en punto y las playas comenzaban a llenarse de personas como siempre durante esa temporada del año; contaba con la suerte de que pudiese trabajar con la vestimenta que más me gustase de modo que llevaba unas cómodas bermudas claras y una camisa color blanco de seda lo cuál se veía formal pero no generaba ningún tipo de molestias en lo referente al calor de los mil demonios que estaba haciendo. Sentí un bocinazo y giré mi rostro hacia uno de los estacionamientos de la playa observando el vehículo blanco detenido recientemente con una sonrisa; tomé mis cosas como pude y me dirigí al mismo a paso lento para no terminar estampada contra el piso; si no hubiese sabido que él vendría a buscarme jamás habría traído tanto cargamento.
Salió del auto; con su sonrisa de lado y sus gafas oscuras mientras giraba la llaves en el dedo de una divertida manera.
-¿Es que no piensas ayudar a una dama o qué?- pregunté en broma luchando con los artefactos en los cuales ubicaba la cámara que prácticamente tenían mi misma altura.
-Depende, ¿Qué obtengo a cambio?- dijo casi riendo y suspiré exasperada.
-Marcos, demonios, ayúdame- le dije aguantando la risa. Dio la vuelta alrededor del auto y se dirigió hacia mí rápidamente, más si sabía lo que le convenía; se detuvo delante de mí y sujetó la mitad de las cosas que se me venían cayendo para luego darme un corto beso en los labios.
-Molesta te ves muy sexy- dijo tomándome el pelo mientras yo lo miraba por debajo de mi gran sombrero.
-Me veré muy mal si seguimos bajo el sol, subamos ya- le dije riendo y dirigiéndome a su auto.
Marcos... ¿Irónico no? Sobre todo si se tenía en cuenta todo lo que había sucedido en el pasado, un pasado que había costado tanto superar que por determinados momentos no supe ni siquiera donde estaba parada, pero con mucho esfuerzo y voluntad había logrado dejar eso atrás, solo dejarlo atrás... porque si me tomaba demasiado tiempo para pensar la angustia regresaba a mi, por ello lo evitaba. Luego de la última y desgarradora conversación con Alexander, no habíamos vuelto a hablar. Él se había mudado a Europa con su padre cuando éste se marchó y el contacto había finalizado del todo, dejando una ciudad y un corazón vacíos, como si nunca hubiese existido en mi vida. Eso debería haber sido más que suficiente para olvidarme de él, pero lo cierto es que costó horrores, meses, mi vida se transformó en algo sin rumbo, a penas si trabajaba y lo hacía de forma mecánica; no salía, poco hablaba y pasaba más llorando que sin lágrimas en los ojos; mi situación había decaído tanto que tuve momentos en los cuales Sheila me obligaba a salir y para no pensar bebía alcohol, quizá más de lo normal terminando en estados que prefería no recordar. Pero todo tiene un punto límite, así que unos meses después de eso y con el apoyo de mi mejor amiga y de Marcos, quién en ese momento estaba con ella y con mil mujeres más, decidí que era momento de comenzar a reponerme y a seguir. Estaba claro que él había seguido con su vida, que yo no había importado lo suficiente como para que se quedase a mi lado y que nuestro vínculo había sido totalmente destructivo, con solo 18 años no podía simplemente dejar que mi vida pasara o continuar destruyéndome a mi misma. No fue nada sencillo, curar heridas, dejar ir el pasado, centrarme en mi caótico presente y comenzar a acomodarme de a poco; habían noches que lo extrañaba tanto que solo deseaba cerrar los ojos y no despertar, pero me sobrepuse, coloqué por delante todo lo malo que me había sucedido estando con él y todo lo malo que me había hecho pasar, preferí la rabia hacia su persona que el amor que le tenía y de a poco comencé a aceptar su ausencia, guardé en el interior de mi corazón, un interior que jamás volví a tocar, todo el amor y lo dejé ahí, evitando cualquier pensamiento que tuviese que ver con él.
Habían pasado unos 4 meses cuando Sheila dijo haberse "enamorado" y no de Marcos, sino de uno de los tantos chicos que solían andar cerca de ella. Aún así, Marcos continuaba frecuentando el apartamento, salía con nosotras y manteníamos los 3 una relación amistosa muy divertida, ahora con su nueva pareja "William", un chico que trabajaba en un pub al cuál solíamos ir siempre y ahí fue que lo conoció, sabía que sus enamoramientos eran fugaces pero como la veía bien con eso me bastaba. El tiempo continuó transcurriendo, comencé a sentirme mejor conmigo misma, a cuidarme un poco más y a pensar que si no hacía eso por mí, nadie lo haría pues todos tenían sus vidas y cuestiones y nadie estaba para darlo todo por el otro. Mi acercamiento con Marcos comenzó hace unos meses atrás; nuestra amistad se había vuelto más fuerte porque en él había encontrado con quién hablar de lo que fuese, incluyendo los asuntos y la persona que casi destruyó mi vida, él siempre me había escuchado y hablado de forma neutral, independientemente de la amistad con Alex, con quién además no había vuelto a hablar después que se fue. Marcos siempre había tenido la misma reputación de mujeriego que su querido amigo y lo hacía notar, pero como amigo las cosas eran muy diferentes y agradables hasta la noche que me besó, hace exactamente 3 meses mientras mirábamos una película en el apartamento. Entonces dos cosas raras sucedieron: le di una bofetada con todas las ganas pero por otro lado me gustó su beso, ¿Ambiguo no?. Insistió con acercarse a mi luego de ese pequeño incidente, yo le tenía mucho cariño pero mi corazón estaba completamente roto y mi amor guardado en los rincones más oscuros del mismo por alguien que ni se debía acordar de mí. En resumidas cuentas, le dije que podía intentar salir con él, me gustaba, pero sobre todas las cosas me hacía sentir bien estar a su lado y me divertía mucho, mis resistencias también iba por el lado de que él era todo un mujeriego pero para mi grata sorpresa todo cambio desde que acepté que saliéramos aunque sin compromisos.
Él era consciente de toda mi situación y la aceptó de igual manera, brindándome un vinculo mucho más seguro, confiable y tranquilo muy diferente a lo que había vivido tiempo atrás. Con el tiempo y hasta ahora en eso estábamos, juntos, sin nadie más alrededor, ni chicas de las cuales preocuparme, tenía sus amigas y yo los míos pero era muy atento, se mantenía todo el tiempo pendiente de mí, salía conmigo y aunque no teníamos título de nada, éramos básicamente una pareja. A Sheila no le molestó lo sucedido aunque podría haberse sentido mal, pero estaba y continua estando tan enroscada con su chico de pub que a veces desaparece dos días seguidos sin darme noticias de ella aunque es claro con quién se encuentra. Por otro lado y entre todas las cosas que pedí como condiciones a mis padres cuando nos "reconciliamos" fue que aceptaran cada cosa que yo quisiera para mi vida, incluyendo ahora a Marcos, a quién trataban de forma amable incluyéndolo en los eventos familiares como los de esa noche, estaba segura que si se hubiese tratado de Alex jamás habrían accedido. No lo había olvidado, quizá algún día pudiera, pero me bastaba con centrar todo el tiempo mi mente en otras cosas y evitar pensar o hablar de él.
-Tenemos que estar a las 9 en casa hoy- dije acomodando mi cabello mientras nos marchábamos en su auto.
-No creo poder ir Sam, es que... me surgió algo- dijo y lo miré con seriedad.
-Marcos, mis padres saben que irás, te avisé con semanas de anticipación.... no puedes....- comencé a decir y soltó una risa divertida.
-Claro que iré, ¿Cuándo te he dejado sola con algo?- dijo. Otra cosa a las que me había costado adaptarme era a su maldito hábito de hacerme bromas o tomarme el pelo. -Estás algo alterada, supongo que se trata de ver a toda tu familia, trata de relajarte, es mas sano- dijo guiñándome un ojo.
-Lo sé, tienes razón, las fechas navideñas me estresan... preferiría quedarme en casa viendo una película- dije mirando hacia fuera.
-Podemos hacer eso después de la cena en casa- dijo tomando mi mano y sonreír levemente. Sabía en que terminaba nuestro "vamos a ver una película" y tenía que admitir que en el plano sexual no tenía nada de qué quejarme, él era mucho más delicado de lo que alguna vez probé en el pasado pero me hacía sentir muy bien y cómoda.
Con todo tan tranquilo y estable en mi vida, ¿Qué podía salir mal?
-¿Puedes moverte un poco hacia la derecha?- le pedí con una cálida sonrisa, sabiendo que la pobrecita se estaba muriendo de calor en ese lugar únicamente para complacer a sus padres. Asintió, dejando que sus rizos rubios se agitase con la brisa de la playa y se colocó en el lugar perfecto para la fotografía; no debía esperar demasiado, sabía que las mejores fotos se tomaban en esos instantes pequeños de los cuales las personas parecían no ser conscientes pero que dejaban como resultado bellas imágenes y un recuerdo que quedaría por siempre. La fotografía se había convertido en una pasión para mi en el último tiempo, el pequeño trabajo que conseguí hacía ya un año se había vuelto una estabilidad y me habían ascendido para la realización de las fotografías de las revistas de sociedad y moda que editaban cada mes, por lo que no solo implicaba responsabilidad y compromiso sino también una paga mucho mayor que me daba para poder vivir de forma cómoda. No había sido fácil al comienzo, nadie me conocía, y había estado algunos meses a prueba pero finalmente mi trabajo les había gustado como para darme un puesto seguro y duradero. Además de eso, contaba con el tiempo suficiente durante las tardes para tomar algunos cursos en la universidad de artes, en la cuál me había asentado por completo sabiendo que eso era lo que quería para mi futuro.
-Eso es todo cariño, gracias- le dije a la joven cuando finalicé girándome para mirar a sus padres. -Las fotografías estarán listas en una semana, saldrán junto a la siguiente edición pero podrán verlas antes por si es necesario acomodar algún detalle- les dije como cada vez que finalizaba mi trabajo.
Me encontraba con más libertad desde que los cursos habían finalizado ese año, dando paso a unas merecidas vacaciones aunque ahora sí, debía dedicarme al trabajo en la ciudad. No tenía planes de viajar por el momento, y aunque lo hubiese querido el trabajo diario tampoco me lo había permitido, a penas si me había tomado dos días en mi cumpleaños número 19 hace pocos meses atrás para un paseo por una ciudad cercana con amigos pero luego había regresado a la rutina, una rutina agradable y de la cuál no podía quejarme. Mi móvil sonó mientras terminaba de guardas las herramientas en un pequeño bolso que siempre llevaba conmigo.
-Ya lo sé... la cena a las 9 en punto- dije antes siquiera de decir "hola".
-Tu padre no quiere que llegues tarde, Sam, es víspera de navidad y queremos estar todos juntos- la voz de mi madre sonaba como de costumbre alterada, a veces me preguntaba si no se tomaba al menos una hora de su vida para hacer algo que le quitase el estrés o que le gustase; siempre había sido una mujer dedicada a las tareas del hogar, a dejar todo en perfectas condiciones para que sus invitados o el ambiente social en el cuál se movía no tuviese nada malo que decir de ella sino todo lo contrario.
-No llegaré tarde, ahí estaremos a la hora justa- dije intentando tranquilizarla.
-De acuerdo, no olvides que vendrán tus tíos y primos, no los vemos hace tanto que ya no recuerdo ni siquiera las edades de sus hijos- dijo con preocupación.
-Mamá... tómate un té y descansa, todo irá bien- respondí con una sonrisa que si bien no veía estaba segura de que percibiría.
Los problemas con mis padres habían mejorado mucho con el paso de los meses. Luego de haberme ido de la casa, habían transcurrido varios meses junto a mi "mala racha" para que las cosas se acomodasen; mi padre me había buscado, para hablar conmigo y pedirme perdón, si bien sus formas de ser jamás cambiarían, aceptaban mis decisiones, y lo que había querido hacer ofreciéndome nuevamente su apoyo económico, el cuál por supuesto, no acepté aunque sí, sus disculpas y un trato cordial porque después de todo eran mi familia. Mi hermana Susan, había regresado a la ciudad hacía muy poco tiempo consiguiendo un buen puesto laboral como abogada y vivía con su esposo en una bonita casa cercana a la de la familia; mi trato con ella siempre había sido bueno aunque la distancia nos hacía ver más como extrañas que como hermanas pero esperaba que eso con el tiempo también mejorase. Miré el reloj, eran las 10 de la mañana en punto y las playas comenzaban a llenarse de personas como siempre durante esa temporada del año; contaba con la suerte de que pudiese trabajar con la vestimenta que más me gustase de modo que llevaba unas cómodas bermudas claras y una camisa color blanco de seda lo cuál se veía formal pero no generaba ningún tipo de molestias en lo referente al calor de los mil demonios que estaba haciendo. Sentí un bocinazo y giré mi rostro hacia uno de los estacionamientos de la playa observando el vehículo blanco detenido recientemente con una sonrisa; tomé mis cosas como pude y me dirigí al mismo a paso lento para no terminar estampada contra el piso; si no hubiese sabido que él vendría a buscarme jamás habría traído tanto cargamento.
Salió del auto; con su sonrisa de lado y sus gafas oscuras mientras giraba la llaves en el dedo de una divertida manera.
-¿Es que no piensas ayudar a una dama o qué?- pregunté en broma luchando con los artefactos en los cuales ubicaba la cámara que prácticamente tenían mi misma altura.
-Depende, ¿Qué obtengo a cambio?- dijo casi riendo y suspiré exasperada.
-Marcos, demonios, ayúdame- le dije aguantando la risa. Dio la vuelta alrededor del auto y se dirigió hacia mí rápidamente, más si sabía lo que le convenía; se detuvo delante de mí y sujetó la mitad de las cosas que se me venían cayendo para luego darme un corto beso en los labios.
-Molesta te ves muy sexy- dijo tomándome el pelo mientras yo lo miraba por debajo de mi gran sombrero.
-Me veré muy mal si seguimos bajo el sol, subamos ya- le dije riendo y dirigiéndome a su auto.
Marcos... ¿Irónico no? Sobre todo si se tenía en cuenta todo lo que había sucedido en el pasado, un pasado que había costado tanto superar que por determinados momentos no supe ni siquiera donde estaba parada, pero con mucho esfuerzo y voluntad había logrado dejar eso atrás, solo dejarlo atrás... porque si me tomaba demasiado tiempo para pensar la angustia regresaba a mi, por ello lo evitaba. Luego de la última y desgarradora conversación con Alexander, no habíamos vuelto a hablar. Él se había mudado a Europa con su padre cuando éste se marchó y el contacto había finalizado del todo, dejando una ciudad y un corazón vacíos, como si nunca hubiese existido en mi vida. Eso debería haber sido más que suficiente para olvidarme de él, pero lo cierto es que costó horrores, meses, mi vida se transformó en algo sin rumbo, a penas si trabajaba y lo hacía de forma mecánica; no salía, poco hablaba y pasaba más llorando que sin lágrimas en los ojos; mi situación había decaído tanto que tuve momentos en los cuales Sheila me obligaba a salir y para no pensar bebía alcohol, quizá más de lo normal terminando en estados que prefería no recordar. Pero todo tiene un punto límite, así que unos meses después de eso y con el apoyo de mi mejor amiga y de Marcos, quién en ese momento estaba con ella y con mil mujeres más, decidí que era momento de comenzar a reponerme y a seguir. Estaba claro que él había seguido con su vida, que yo no había importado lo suficiente como para que se quedase a mi lado y que nuestro vínculo había sido totalmente destructivo, con solo 18 años no podía simplemente dejar que mi vida pasara o continuar destruyéndome a mi misma. No fue nada sencillo, curar heridas, dejar ir el pasado, centrarme en mi caótico presente y comenzar a acomodarme de a poco; habían noches que lo extrañaba tanto que solo deseaba cerrar los ojos y no despertar, pero me sobrepuse, coloqué por delante todo lo malo que me había sucedido estando con él y todo lo malo que me había hecho pasar, preferí la rabia hacia su persona que el amor que le tenía y de a poco comencé a aceptar su ausencia, guardé en el interior de mi corazón, un interior que jamás volví a tocar, todo el amor y lo dejé ahí, evitando cualquier pensamiento que tuviese que ver con él.
Habían pasado unos 4 meses cuando Sheila dijo haberse "enamorado" y no de Marcos, sino de uno de los tantos chicos que solían andar cerca de ella. Aún así, Marcos continuaba frecuentando el apartamento, salía con nosotras y manteníamos los 3 una relación amistosa muy divertida, ahora con su nueva pareja "William", un chico que trabajaba en un pub al cuál solíamos ir siempre y ahí fue que lo conoció, sabía que sus enamoramientos eran fugaces pero como la veía bien con eso me bastaba. El tiempo continuó transcurriendo, comencé a sentirme mejor conmigo misma, a cuidarme un poco más y a pensar que si no hacía eso por mí, nadie lo haría pues todos tenían sus vidas y cuestiones y nadie estaba para darlo todo por el otro. Mi acercamiento con Marcos comenzó hace unos meses atrás; nuestra amistad se había vuelto más fuerte porque en él había encontrado con quién hablar de lo que fuese, incluyendo los asuntos y la persona que casi destruyó mi vida, él siempre me había escuchado y hablado de forma neutral, independientemente de la amistad con Alex, con quién además no había vuelto a hablar después que se fue. Marcos siempre había tenido la misma reputación de mujeriego que su querido amigo y lo hacía notar, pero como amigo las cosas eran muy diferentes y agradables hasta la noche que me besó, hace exactamente 3 meses mientras mirábamos una película en el apartamento. Entonces dos cosas raras sucedieron: le di una bofetada con todas las ganas pero por otro lado me gustó su beso, ¿Ambiguo no?. Insistió con acercarse a mi luego de ese pequeño incidente, yo le tenía mucho cariño pero mi corazón estaba completamente roto y mi amor guardado en los rincones más oscuros del mismo por alguien que ni se debía acordar de mí. En resumidas cuentas, le dije que podía intentar salir con él, me gustaba, pero sobre todas las cosas me hacía sentir bien estar a su lado y me divertía mucho, mis resistencias también iba por el lado de que él era todo un mujeriego pero para mi grata sorpresa todo cambio desde que acepté que saliéramos aunque sin compromisos.
Él era consciente de toda mi situación y la aceptó de igual manera, brindándome un vinculo mucho más seguro, confiable y tranquilo muy diferente a lo que había vivido tiempo atrás. Con el tiempo y hasta ahora en eso estábamos, juntos, sin nadie más alrededor, ni chicas de las cuales preocuparme, tenía sus amigas y yo los míos pero era muy atento, se mantenía todo el tiempo pendiente de mí, salía conmigo y aunque no teníamos título de nada, éramos básicamente una pareja. A Sheila no le molestó lo sucedido aunque podría haberse sentido mal, pero estaba y continua estando tan enroscada con su chico de pub que a veces desaparece dos días seguidos sin darme noticias de ella aunque es claro con quién se encuentra. Por otro lado y entre todas las cosas que pedí como condiciones a mis padres cuando nos "reconciliamos" fue que aceptaran cada cosa que yo quisiera para mi vida, incluyendo ahora a Marcos, a quién trataban de forma amable incluyéndolo en los eventos familiares como los de esa noche, estaba segura que si se hubiese tratado de Alex jamás habrían accedido. No lo había olvidado, quizá algún día pudiera, pero me bastaba con centrar todo el tiempo mi mente en otras cosas y evitar pensar o hablar de él.
-Tenemos que estar a las 9 en casa hoy- dije acomodando mi cabello mientras nos marchábamos en su auto.
-No creo poder ir Sam, es que... me surgió algo- dijo y lo miré con seriedad.
-Marcos, mis padres saben que irás, te avisé con semanas de anticipación.... no puedes....- comencé a decir y soltó una risa divertida.
-Claro que iré, ¿Cuándo te he dejado sola con algo?- dijo. Otra cosa a las que me había costado adaptarme era a su maldito hábito de hacerme bromas o tomarme el pelo. -Estás algo alterada, supongo que se trata de ver a toda tu familia, trata de relajarte, es mas sano- dijo guiñándome un ojo.
-Lo sé, tienes razón, las fechas navideñas me estresan... preferiría quedarme en casa viendo una película- dije mirando hacia fuera.
-Podemos hacer eso después de la cena en casa- dijo tomando mi mano y sonreír levemente. Sabía en que terminaba nuestro "vamos a ver una película" y tenía que admitir que en el plano sexual no tenía nada de qué quejarme, él era mucho más delicado de lo que alguna vez probé en el pasado pero me hacía sentir muy bien y cómoda.
Con todo tan tranquilo y estable en mi vida, ¿Qué podía salir mal?
celeste smith
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
¡Un año, no me la creo! La fotografía es una profesión hermosísima antes tenía deseos de estudiarla, pero ya sabes, luego empiezas a entusiasmarte por otras xD Me alegra que Sam esté tratando de salir adelante, al igual que se hayan solucionado los problemas con su familia, ¡y luego tiene algo con Marcos! Jamás me lo imaginé, estoy ansiosa por saber qué sucederá durante la cena *-*
DearLizzy
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
*O* Sí! admiro mucho a quienes hace fotografía, es algo que en algún momento de mi vida me gustaría hacer *-* haaaa me ha costado separarla de Alex T__T me encariño mucho con mis personajes, pero como soy media masoquista dramática, tengo muchas ideas! así que bueno pues estaré subiendo cada que pueda capítulo!
Gracias por pasarte linda! *w*
Gracias por pasarte linda! *w*
celeste smith
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
Aw si para mí fue algo difícil aceptar que se separaran, ahora cómo estarás tú De hecho, se nota mucho en la manera de redactar No te preocupes, sube cuando puedas ¡Gracias a ti por compartir tu novela!
DearLizzy
Re: Pasiones Ocultas (Así te conocí)
1° hola 2° Siguela Siguela siguela quiero ver que pasa con el "¿Que podria salir mal?" no me dejes asi de intrigada que me vuelvo locaaaaaaaa!!! , te juro que tu novela es la mejor me la lei toda en un dia me volvi adicta y me la dejas ahi ... pero se que no vas a decepcionar a tus lectoras y subiras nuevos cap. hasta entonces Besistos P/D: me gusta tu forma de escribir sos muy buena ¿Pensaste en escribir un libro?.
BeluAtaide
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