Escritor de fanfics (One Direction)

—¡Ahhhhhhhhhhhhh! —gritó Susan, la pequeña hermana de Constance.

—¿Qué sucede ahora? —replicó la mayor. Susan no dejaba de saltar sobre su silla, haciendo que su cabello rubio rebotara sobre sus hombros. Constance se limitó a rodar los ojos y ponerlos en blanco, ya conocía esa reacción a la perfección, y sólo ocurría cuando…

—¡Liz subió capítulo! —exclamó más emocionada que antes.

Antes, hace un año, esos ataques de hiperactividad que le daban a su hermana le parecían divertidos, e incluso tiernos. Que se emocionara por leer era un milagro, pero ya no pensó lo mismo cuando descubrió finalmente de qué se trataba.

One Direction.


Aquella espantosa banda que se había convertido en su sentencia de muerte desde que comenzaron a hacer conciertos y ella consiguió su licencia de conducir. Hace dos meses, recorrieron la mitad de Inglaterra para poder verlos en unos premios televisados. Susan se unió junto a un grupo de chicas al borde del colapso en la puerta trasera del recinto. Constance casi quedó sorda cuando las chicas comenzaron a gritar como si el mundo se fuera a acabar. Recién se percató en la lejanía en la que se encontraba que, como había supuesto, la dichosa banda estaba saliendo del edificio. Y sin camisetas. Al menos eso era nuevo y Constance no tuvo nada que perder mirando, pero seguía fastidiándole el hecho de que ahora debía hacerse cargo de transportar a Susan desde un extremo de Gran Bretaña a otro.

Sin embargo, esa obsesión que su hermana tenía por una tal “Liz” estaba a un nivel más alto. Mucho más que su vida como fan obsesionada.

—¡Ahhhhhh, es Alone Heart! ¡Muero! —siguió gritando. Constance en realidad creyó que su hermana podría ser cantante, se estaba gastando unos pulmones increíbles allí.

—Espera… ¿Alone Heart, el fanfic de Louis y de la chica popular que ni siquiera lo conocía, y que de pronto, comenzó a sentir cosas por él?

—¡Sí! —chilló aún más, Susan—. ¿Acaso lo leíste? ¡Es genial!

—¡Sí… No! —Susan se calló cuando Constance la bajó de su nube con su cortante sarcasmo—. Tienes que dejar de leer eso y comenzar a leer libros de verdad, no estúpidas historias de esa banda de gays…

Susan la ignoró, ya conocía esos arranques de “madurez” que le daban a Connie, y la verdad, ya ni le importaban. Así que ignoró los comentarios de ella, se acomodó en su silla frente a la computadora, y leyó gritando de vez en cuando por las estupideces que hacían los protagonistas.

—¡Kristin, ¿por qué le dijiste eso al pobre Louis?! —se lamentó Susan.

Constance no lo soportó más, era lo mismo cada vez que actualizaban un capítulo. Ni siquiera entendía por qué tanto alboroto, esas historias no era reales, ni siquiera estaban publicadas por una editorial, y Liz sólo era otra fan reprimida con muchas historias de amor en la cabeza.

Vaya hermana que le había tocado, y ahora era parte de toda esa locura.

(…)

—Zayn… explícame… ¿Qué decía allí? ¿Quién es Liz? —Harry lo sabía perfectamente, pero no quería aceptarlo, no iba a confiar en lo que sus ojos habían visto.

—Era el tweet de una fan… —carraspeó Zayn, inseguro de sus palabras.

Harry se removió incómodo sobre la cama, ahora ese cuarto de hotel le parecía asfixiante con sus cortinas amarillas y pisos alfombrados, todo parecía hacerse cada vez más pequeño y sus mejillas se coloreaban de a poco.

Zayn se encontraba en una situación similar, estaba atrapado, acorralado por dónde quiera que mirase. Tendría que decírselo, sabía de antemano que no podría guardar el secreto por mucho tiempo.

—Harry… yo… tienes que prometer que no se lo dirás a nadie, a nadie, ¿entendiste? —un nudo se instaló en el estómago del rizado. Oh, no, era real, en serio Zayn había estado leyendo… —.Promételo, no, júralo por Louis y que nunca más se hablen —Harry iba a protestar, era demasiado en juego, aunque tampoco planeaba contar nada, si sabían lo que hacía Zayn, era cuestión de tiempo para que descubrieran a Liz.

Así que asintió con pesadumbre y miró el suelo, contando las pelusas verdes y rojas e la alfombra para distraerse mientras su amigo era un manojo de nervios con piernas y pies que iban de un lado a otro, recorriendo toda la habitación en un intento vano de calmarse.

—Bien… yo… esto… lo que sucede es que…

—¡Zayn, dilo!

—¡Leo fanfics!

Un silencio profundo y sepulcral se instaló en la habitación. Un frío recorrió la espalda de Harry, escucharlo y saber que era verdad era mil veces peor que imaginarlo. Zayn leía fanfics, específicamente sus fanfics, aunque él no lo sabía.

Estuvieron así unos minutos, ninguno dijo nada, ni el más mínimo comentario. Bien, Zayn leía fanfics, mientras no fuera como el resto de sus lectoras, no era tan grave… aunque, Harry escribía fanfics de todos los chicos, y si Zayn leía las historias de Liz, eso significaba que también había estado imaginando esas fantasías amorosas con respecto a él y el resto de los chicos.

De pronto se sintió un fracasado y un morboso, no culpaba a Zayn, no tenía idea, él sólo leía. Pudo haber llegado a su página por error y así comenzó a leer, en cambio Harry, se regañaba por dentro porque él sabía en lo que se había metido cuando comenzó todo eso.

Era un enfermo. Escribía sobre sus amigos.

—No te quedes callado, Harry, di algo… —le rogó Zayn, el silencio lo estaba torturando y sólo deseaba acabar lo antes posible con aquella vergüenza.

—No sé qué decirte Zayn, ¿qué tipo de fanfics lees?

—No te hagas el idiota, creo que te imaginas qué clase de fanfics son… —la cabeza de Zayn era un desastre, pero a la vez, se hacía muchas preguntas lógicas. ¿Cómo sabía Harry la relevancia que tenía el nombre “Liz”? Pudo haber pensado que le escribía a una fan, pero no, de inmediato pidió una explicación e hizo un escándalo por eso.

—Son… fanfics sobre nosotros, la banda, ¿no es cierto? —inquirió, sabiendo de antemano la respuesta. Zayn asintió, pero ahora con más seguridad, miles de preguntas se agolpaban en su mente, y cada una implicaba a Harry en el asunto más que la otra—. ¿Y son buenos, malos, de terror… de amor?

Ahí estaba, la palabra prohibida. Fanfics de amor.

Zayn miró por la ventana, distrayéndose con el paisaje de los edificios de la ciudad. Harry tomó eso como un sí, estaba leyendo los fanfics de Liz sin lugar a dudas. Sobraban las palabras, no había nada más que decir, era su fin.

—Bien, no te preocupes, Zayn, no se lo diré a nadie —le dijo Harry antes de salir de la habitación de su amigo, y cuando cerró la puerta tras de sí, ambos chicos suspiraron al mismo tiempo, lo que se venía iba a ser muy incómodo a partir de esos momentos.

(…)

Constance se había puesto los audífonos con el volumen al máximo, los gritos de Susan al otro lado de la puerta ya la habían hartado y no pensaba ceder esta vez.

One Direction daría un concierto en su ciudad la próxima semana y Susan quería ir a acampar fuera del hotel para esperarlos junto con una amiga. Y Constance estaba incluida en el plan, como chofer, niñera y guardaespaldas.

No, ella quería vivir tranquila y salir con sus amigas sin tener que dejarlas abandonadas en el centro comercial, sólo porque One Direction daría una firma de autógrafos en una hora en la ciudad contigua.

—¡Vamos, Connie, te daré mi postre por todo un año! —gritaba Susan, desesperada. No sabía que Constance no la escuchaba y que su pie se movía al ritmo de la música.

Cuando ya creía que esta vez no lograría su sueño de conocer a los chicos, oyó la cerradura de la puerta principal y la inconfundible voz de su madre anunciando que ya había llegado del trabajo.

Era la hora de actuar. Fingiendo sollozar y con el rostro bañado en lágrimas, corrió a los brazos de su madre y comenzó a lamentarse.

—Cariño, ¿qué sucede? ¿Alguien te hizo daño? —le preguntó su madre, preocupada.

—Es que… OndeDiretonvieneynolospodréverporqueConnienoquierellevarme… —lloraba tan desconsolada y ruidosamente, que su madre no lo soportó más.

Como hija menor, siempre se le daba en el gusto, y a Constance, como hija mayor, siempre se le llevaba la contraria. Por eso, cuando su madre tocó la puerta de su habitación y Connie no abrió, lo tomó como un acto de rebeldía, cuando en realidad la chica no había oído nada en absoluto.

—¡Constance Melford, escúchame bien, llevarás a tu hermana a conocer a One Directon o estarás castigada por tres meses!

(…)

—Zayn, deja de mirar a Louis de esa manera —susurró Harry, sentado al lado de Zayn en la camioneta que los llevaría al estadio donde darían su siguiente concierto.

—¿De qué manera, Harry? —le preguntó Zayn.

—Con pena y lástima —Harry tenía razón, había estado mirando a Louis como si fuera la persona más desdichada del mundo.

Pero tenía excusa, en Alone Heart, Kristin, la protagonista, había engañado a Louis con Niall –quien era el chico más popular de la escuela- sólo porque Louis no quiso hacer lo que ella le ordenó, molestar a una chica. Kristin creía que así Louis se haría popular y su relación ya no sería un secreto, pero nada salió como lo previsto.

—Y por favor, no acoses tanto a Niall, ha mirado tres veces hacia acá, lo estás asesinando con la mirada, Zayn —le dijo Harry después. Tenía que controlarse, esas historias no eran reales, mas Liz escribía tan bien que sí lo parecían.