Entrega la Evidencia y nadie saldrá herido. (One Direction y tú) [TERMINADA]

— ¡Harry! ¡Louis! … — Tenía sus nombres impregnados de memoria con sus gritos, más de los que ya los tenía con tanta noticia suya que debía investigar.
Además de escuchar todo lo que las chicas les declaraban sin piedad, intentaba abrirme paso entre el gentío de hormonas para llegar al interior del hotel donde ellos, desafortunadamente, y yo nos hospedábamos.
Al parecer esto había sido obra de Helen, puesto que tanta llamada y dejarme el día libre eran las advertencias obvias de su malévolo plan.
Cuando finalmente pude hacerme camino hasta el principio de la escalera, guardias de unos 120 kilos y casi 2 metros de altura se interpusieron frente a mí, consecuencia de tener 18 años y que te vean como una más del montón de chillonas a tu espalda.
— Guarde su distancia, señorita. — Dijo uno de piel morena y lentes oscuros, pero nadie nunca me dejará fuera de mi zona de descanso por un montón de artistas requeridos por la sociedad.
Puse ambas manos en forma de jarra sobre mis caderas y lo miré a los ojos por sobre el pedazo de plástico para decirle. — ¿¡Quién te crees que eres para negarme la entrada al hotel donde pago por dormir!?
El pobre hombre no tenía la culpa, pero en esos momentos cuando te sientes menospreciada por parecer parte de un grupo sin importancia, yo no tenía la suficiente paciencia de seguir esperando a que se fuesen todos a dormir.
— Lo siento mucho, pero necesitamos alguna prueba que certifique su estadía en este lugar. — Citó el hombre.
Se me erizó todo el cabello del cuerpo por la rabia, ¿Cómo era posible que no te dejasen entrar al hotel por culpa de ese grupo de idiotas?
Saqué con molestia los papeles que Hel me había entregado antes de salir de su oficina y se los mostré al 120x2mts. Quién por su expresión sorprendida detrás de los lentes oscuros, me dejó pasar de mejor manera.
— Estese atenta a las noticias y horarios luego de esto para mejor recepción, Señorita. Y de verdad, lo siento mucho.
Me relajé un poco para asentirle agradecida y volteé hacia la entrada, donde 5 cabezas sonreían de forma plástica a sus fanáticas totalmente enloquecidas. Volví a sentir el enojo sobre ellos que tenía cuando intentaba llegar al inicio de la multitud, bufando de lado y subiendo las escaleras de mala manera sin mirarlos a los ojos.
Cuando al fin había llegado a la puerta giratoria del hotel, pateé fuerte el suelo para desahogarme por la maldita jefa que me hacía pasar por estos problemas, sin pensar entonces que detrás existían personas famosas intentando parecer estrellas.
No fue hasta que suspiré cuando sentí que hablaban de mi por la espalda. — ¿Es una fanática? ¿Por qué la dejaste pasar? Puede ser una loca maníaca intentando colarse en nuestros dormitorios.
Había llegado hasta mi punto máximo de paciencia. Arrojé el bolso al suelo con fuerza y me volteé para enfrentarlos, descubriendo que los 5 se habían detenido con suma alerta de lo que pudiese hacer o decir.
Los reconocí al instante, a cada uno de ellos por igual.
— ¿Qué te ocurre? — Preguntó malhumorado Zayn al mismo tiempo que me cruzaba de brazos mirándolos con furia saliendo de mis ojos.
Harry se apoyó en su hombro sonriéndole para seguir el juego. — No seas tan desconsiderado, Zayn. ¿No ves que está esperando por un beso tuyo?
Basta.
— ¿¡Qué mierda les pasa a todos ustedes!? — Estallé. Apuntándolos a cada uno. — ¿Acaso se creen especiales por estar frente a tanta psicópata que se encuentra allá afuera?
Volví a mirarlos por última vez y cada uno tenía una mirada diferente que la del principio.
Louis estaba a punto de volar en risa, Liam había bajado la mirada avergonzado, Niall abrió la boca sorprendido mientras sostenía un paquete de golosinas, Harry me observaba de arriba abajo y Zayn había, por fin, fruncido el ceño.
Tomé mis cosas del suelo y corrí hacia el ascensor para llegar pronto a mi habitación.
Helen había planeado todo, sabía que no me agradaban aunque escribiese sus noticias con la mayoría de las oraciones intentando ayudarles con cada chisme, cosa que molestaba a la presidenta.
Tomé una rápida ducha para sacarme el sudor de un día lleno de nuevas experiencias y abrí mi laptop para comenzar con mi columna de la nueva noticia del día, “One Direction se hospeda en nuestro hotel”
Cuando finalmente terminé, decidí bajar por algún aperitivo en el casino del edificio. Tomé un cappuccino vainilla con 2 de azúcar y un muffin pequeño de chocolate para satisfacer el hambre.
Estaba sentada en la mesa más apartada del lugar, con ya la mitad del vaso tomado, cuando siento los gritos masculinos de algunos chicos que se acercaban por mi espalda.
Pensando en que nada podía ser peor, tenía puesta mis pantuflas negras con un lazo rosado, lo que me hacía avergonzar por quiénes las vieran y se burlasen sin piedad.
— ¿Puedes dejar de molestarme, Louis? No fue divertido. — Escuché a Zayn cuando todos se sentaron en la mesa de atrás mientras yo intentaba pasar desapercibida ocultándome el rostro con mi cabello.
— ¿Estás loco? Por primera vez adoro a una chica así, la cual no estaba nada mal, al contrario, creo que es linda. — lo que dijo me hizo sonrojar, nunca nadie me había dicho linda luego de verme totalmente furiosa, y escucharlo de su parte a escondidas me daba más vergüenza.
— ¡Te ha gustado! ¡A Louis le ha gustado una fanática! — Dijo Niall con la boca llena de comida.
¿Fanática? ¿Aún me tomaban como una de sus muchas seguidoras luego de insultarlos?
Terminé con mi bajativo y me levanté con la bandeja en mano encaminándome hacia el mesón y dejar cada cosa en su respectivo lugar.
Cuando estaba por salir del comedor me detuve a mirarlos disimuladamente, pero mi corazón bombeó con fuerza al notar sus miradas puestas en mí, como si desde el principio supieran que yo me encontraba en la mesa de a junto.

— ¿Y? ¿Cómo estuvo tu primer día en Londres? — Decía mi pesadilla de jefa desde el otro lado del teléfono.
Me senté en la cama. — Sabes muy bien que el grupo está en los mismos metros cuadrados que yo, no me lo ocultes.
Sentí su risa, duplicando mi fuerza de voluntad para no arrojarle unas cuántas verdades en la cara.
— Está bien, está bien. Pero agradece que te di un empujón por lo bien que lo has hecho hasta ahora.
Me sentía como una idiota, primero que nada insultándolos y segundo por pensar que pasaría desapercibida si tenía la misma ropa con la que les grité en la entrada.
Me despedí de Helen y me cambié la ropa por un pijama para, finalmente, irme a dormir.

Al día siguiente, bajé con el pijama puesto como siempre acostumbraba cuando me asignaban un nuevo “seguimiento” a mi presa.
Me hizo recordar los viajes que hacía con papá cuando él estaba a cargo de un nuevo proyecto arquitectónico y mi mamá en casa con su trabajo como periodista.
Apenas salí del ascensor descubrí que había sido un gran error, puesto que miles de cámaras aparecieron de la nada corriendo a entrevistarme y sacarme fotografías, aunque yo apenas podía mantenerme en pie debido a la inesperada atención.
— ¿Cómo lograste evadir la seguridad? — Decía uno de los periodistas.
Otro con gorro dijo. — ¿Se conocían desde antes? ¿Eres novia de alguno de los chicos?
Me quedé petrificada, no podía responderles nada con la fuerza que tenía el día anterior.
Estaba pasmada viendo como reporteros y gente encargada del hotel quedaban observándome, aunque seguramente mi pijama sobresaldría en todo el mundo en ese instante.
Un agarre se hizo presente en mi brazo y fui devuelta al ascensor justo antes de que las puertas se cerrasen, quedando yo sola y el desconocido dentro.
Traté de asimilarlo todo, y cuando recordé el pequeño insulto frente a la entrada también recordé que ellos eran famosos, por lo que probablemente existiesen cámaras grabando el momento.
Pateé el piso del ascensor con rabia y me crucé de brazos.
— Son unos idiotas. — Dije en voz alta mirando mis pantuflas.
— ¡Auch! Gracias.
Abrí mis ojos sorpresivamente, levantando con cuidado la mirada para encontrarme con unos ojos azulados y un desordenado cabello rubio pertenecientes a Niall Horan, el padre de la comida.
Salté hacia atrás atónita por su compañía, nunca me lo hubiese esperado, dentro de un ascensor con el sonriente Horan.
— ¿Te sorprendiste demasiado con los paparazzis? — Dijo suavemente aún con la sonrisa pasmada en su rostro.
Asentí, hipnotizada por sus ojos.
Él sonrió aun más y se apoyó en el barandal para mirarme desde los pies a la cabeza.
— El mejor de los pijamas que he visto, le gana al de Coca-Cola que tenía Louis la otra vez.
Debía admitir que el mío era algo especial, llevaba por delante de la polera blanca un bolsillo grande que decía “Carrots” en naranjo, y por detrás un sombrero con orejas de conejo. Era simplemente un regalo de mamá.
— Le va a encantar tanto que te lo quitará de inmediato. — Dijo mientras reía.
Desvié mi mirada de él ignorando el doble sentido que quiso decir con la frase y miré ahora el letrero que advertía el número de mi piso.
Bajé con cuidado decidida a cambiarme de ropa, pero cuando había girado la llave en mi habitación, Niall se encontraba apoyado en la pared de en frente admirando cada movimiento que hacía. Fruncí el ceño y de la nada se escuchó otra voz al final del pasillo contrario al ascensor.
— ¡Admítelo! Josh puede patearte el trasero en la copa mundial. — Era Liam, y al parecer venía caminando junto con alguien más puesto que sus pisadas eran diferentes cada vez que se acercaban más.
Niall sonrió y volteó a mirar en la misma dirección por donde venían las voces.
— ¡Tenemos una conejita esperando en su puerta! — Les gritó.
Volteé a verlos automáticamente y ahí estaban, los 4 chicos que faltaban se detuvieron frente a nosotros para sentir sus miradas desnudándome por encima del pijama.
Retrocedí totalmente alerta y sentía como cada uno de ellos seguía todo paso que daba, lo que por un momento pensaba era terrorífico me hicieron recordar a las cámaras del primer piso.
Abrí mi boca para reprocharles algo pero escuché mi teléfono dentro de mi habitación con el tono de Helen advirtiéndome que debía de seguir con mi trabajo.
Corrí cerrándoles la puerta en la cara y por primera vez en mi vida agradecí una llamada de quien nunca quise tener en mis contactos.
— ¿Qué…?
Fui interrumpida por sus gritos. — ¿¡Qué significa “Una extraña chica es el nuevo juguete de One Direction”!? ¡Explícame esto, Ellesonn!
Hel estaba histérica, y no le oponía objeción. Me habían sacado de mis casillas en solo 5 segundos y ahora estaba por todo el mundo en pijama saliendo del mismo hotel que ellos, ¿Cómo no enojarse por eso?
— Lo lamento, Hel. — Fue lo único que pude decir.
Escuché que se calmaba y suspiró fuerte para continuar. — Sé que lo lamentas, también tuve un poco de culpa por no decirte donde se hospedarían. Continúa todo como lo estás haciendo hasta ahora, yo me ocupo de los que supongo, son falsos rumores.
Luego de colgar, hice una nueva columna llamada “La nueva chica de One Direction no es más que un rumor” y en el pie de página “Confirmado por ella misma”, para luego ducharme y esperar a que las noticias dejasen de acosarme.
Con apenas 18 años, trabajando en una revista y de una estatura normal, es obvio que todos piensen que eres una de las tantas novias de esa banda, pero no por eso dejaré de salir de mi habitación.
Me puse unos jeans, chaleco de tiro delgado y bufanda negras, encima un chaleco grueso de color blanco con decoraciones de líneas cafés y por último, un gorro del mismo negro que las vestimentas anteriores para resguardarme del frío junto con botas altas cafés. (Aquí)
Decidí sacar unos lentes oscuros para disfrazarme entre los camarógrafos sin ser reconocida, así mismo podría seguir al famoso grupo sin pasar más vergüenzas.
— ¿Entonces solo fueron rumores? ¡Qué envidia! — Escuché a una fanática, estando sentada en la banca fuera del hotel, conversando con su amiga sobre el día de ayer.
Su acompañante rio y me sentí rebajada de nivel cuando dijo. — Tal vez ella era la que buscaba atención, ¿Por qué otra razón alguien de nuestra edad estaría en medio de ellos?
Me levanté lentamente y caminé por un callejón detrás del edificio, pensando en que tal vez estar ahí había sido una mala elección. Debía pasar desapercibida, y no lo estaba logrando.
— ¡Ya te dije que estoy bien! — Me sorprendí cuando un grito masculino apareció desde la puerta trasera del hotel, escondiéndome detrás de unas cajas pude observar con detenimiento de quién, o mejor dicho, quiénes eran.
— ¡Baja la voz, Harry! Pueden estar los camarógrafos en cualquier parte capturando esto. — Dijo Liam.
Eran 3 de los 5 chicos de mis pesadillas, Liam sujetaba a Harry sobre sus hombros afirmándolo con un brazo alrededor de su cadera, y el tercero de ellos Louis intentaba llamar por teléfono.
Harry, borracho al parecer, decía incoherencias e insultos hacia sus amigos y por primera vez, agradecí esta caída desde cielo por una nueva noticia que me daría los resultados correspondientes para subir de puesto.
Saqué mi celular desde el bolsillo externo de mi bolso y ajusté la cámara hacia ellos, el lente se enfocó y apreté el botón de capturar. Todo había sido perfecto.
Sonreí decidida a irme sin que nadie me viese y fue ahí donde empezó todo.
— Vaya, vaya, vaya. — Escuché una voz en mi oído y salté hacia atrás chochando con todas las cajas haciendo un ensordecedor alboroto, donde por el ruido, Harry me maldijo.
Guardé otra vez mi teléfono en el bolso y crucé los dedos esperando que nadie haya visto la fotografía, aunque por el rostro del moreno con perforaciones en sus orejas, acepté que no lo pude disimular.
Estaba atrapada.