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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
siempre la dejas en momentos culminantes que me hacen tener un pre-infarto
siguelaaa
siguelaaa
JB&1D2
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
hola chicas como estan bueno aqui les traigo capitulo nuevo espero y les guste y disculpen x no haber pasado antes x aqui disfrútenlo :)
gracias x sus comentarios xD.... ♥
gracias x sus comentarios xD.... ♥
II TEMPORADA
Capítulo 21
Capítulo 21
No había dormido en unas treinta y seis horas, excepto por un momento
muy breve el jueves en la noche cuando Joe me había encontrado en sueños.
El quedarme despierta toda la noche no había sido un problema; cada vez
que sentía mis ojos cerrarse, la explosión se me venía a la mente, haciendo que
me despertara al instante. Incapaz de dormirme, pasaba la noche pensando en
Joe.
Cuando Nick me dijo que Joe era The Black Hand, él me había plantado
una semilla de duda en mi interior que había sido tragada y florecida con la
peor clase de traición a la confianza, pero no me había ahogado completamente.
No aún. Había una parte de mí que quería llorar y sacudir la cabeza negando la
idea de que Joe pudiera haber matado a mi padre. Mordí mi labio con fuerza,
concentrándome en el dolor en vez de recordar todas las veces en las que él
había trazado mi boca con su dedo o besado la curva de mi oreja. No podía
pensar en esas cosas.
No me había molestado en arrastrarme fuera de la cama a las siete para la
escuela de verano. Había dejado una serie de mensajes telefónicos para el
detective Basso durante toda la mañana y durante la tarde, una llamada por
hora. Él no había devuelto ninguna de ellas. Me dije que estaba llamando para
saber sobre Kevin pero en el fondo, sospechaba que sólo quería saber que la
policía estaba cerca. Por mucho que odiara al detective Basso, me sentí un poco
más segura creyendo que él estaba a sólo una llamada de distancia. Porque una
pequeña parte de mí estaba empezando a creer que la noche anterior no había
sido sobre destruir evidencia.
¿Y si alguien había tratado de matarme?
En medio de todos los pensamientos que había hecho la noche anterior,
vagaba por los fragmentos de información que tenía, tratando de que algo
encajara. El único fragmento que tenía claro era el de la sociedad de sangre de
Nefilim. Joe había dicho que el sucesor de Chauncey quería vengar su
muerte. Joe juró que nadie podía relacionarme con la muerte de Chauncey
pero estaba empezando a temer lo contrario. Si el sucesor sabía de mí, tal vez la
noche anterior había sido su primer intento de vengarse.
Parecía improbable que nadie me hubiera seguido al apartamento de
Joe a tan altas horas de la noche anterior pero si había una cosa que sabía
sobre los Nefilim, era que ellos eran muy buenos haciendo lo improbable.
Mi celular sonó en mi bolsillo y lo saqué antes de el primer timbrazo
tuviera tiempo a terminar.
–¿Hola?
–Vamos al Solsticio de Verano –dijo Demi–. Comeremos un poco de
algodón de azúcar, subirnos a algunos juegos, quizás seamos hipnotizadas y
hacer cosas que hagan que las Girls Gone Wild parezcan domesticadas.
Mi corazón, el cual se me había subido a la garganta, se deslizó de vuelta a
su lugar. No era el detective Basso entonces.
–Hey.
–¿Qué dices? ¿Estás de humor para algo de acción? ¿De humor para
Delphic?
Honestamente, no lo estaba. Había planeado volver a llamar al detective
Basso en el intervalo de sesenta minutos hasta que él atendiera a alguna de mis
llamadas.
–Llamando a tierra.
–No me siento bien –dije
–¿No te sientes bien cómo? ¿Dolor de estómago? ¿Dolor de cabeza?
¿Calambres? ¿Intoxicación por comida? El Delphic es la cura para todas esas
cosas.
–Creo que paso, gracias de todos modos.
–¿Es por Kevin? Porque él está en la cárcel. Él no puede ir por ti. Ven,
diviértete. Nick y yo no nos besaremos enfrente de ti si eso es lo que te
molesta.
–Me voy a poner mis pijamas y a ver una película.
–¿Estás diciendo que una película es más divertida que yo?
–Esta noche lo es.
–¡Huh! Esta película. Sabes que no dejaré de insistirte hasta que vengas.
–Lo sé.
–Entonces hazlo fácil y sólo di que sí.
Dejé escapar un suspiro. Podía quedarme en casa toda la noche y esperar a
que el detective Basso se moviera para contestar mis llamadas o podía tomarme
un pequeño respiro y comenzar de nuevo. Además, él tenía mi número del
celular y me podía localizar en cualquier parte.
–Está bien –le dije a Demi –. Dame unos diez minutos.
En mi habitación, extraje un par de vaqueros ajustados, me puse una
playera con diseños y una chaqueta y completé mi apariencia con unas
bailarinas de gamuza. Arreglé mi pelo en una coleta baja haciendo que cayera
sobre mi hombro derecho. Al no haber dormido por más de un día entero, mis
ojos estaban rodeados por unas ligeras ojeras. Me puse máscara, sombra de ojos
plateada y brillo labial, esperando verme más animada de lo que me sentía. Le
dejé una nota insulsa en la encimera de la cocina a mi mamá, diciéndole que me
había ido a la celebración del solsticio de verano en el Delphic. Se suponía que
ella no regresaría sino hasta mañana en la mañana pero ella me sorprendía más
a menudo que por no regresar a casa temprano. Si ella llegaba a casa esta noche,
probablemente iba a ser un momento en el que ella deseara no haber ido a su
viaje. Había ensayado lo que le iba a decir. Lo que fuera que hiciera, no podía
romper el contacto ocular con ella mientras le decía que sabía acerca de su
romance con Hank. Y no podía dejar que dijera una palabra después de que le
contara que me estaba mudando. Como había practicado, planeaba salirme en
este punto. Quería transmitirle el mensaje de que era demasiado tarde para
hablar –si ella hubiese querido decirme la verdad, tuvo dieciséis años para
hacerlo. Ahora era demasiado tarde.
Cerré la puerta con llave y troté por el camino para encontrarme con Demi.
Una hora más tarde, Demi estacionaba el Neon en un espacio para
estacionar entre dos camiones gigantes que ocupaban nuestro espacio en ambos
lados. Cerramos las ventanas y nos impulsamos de espaldas para evitar rayar la
pintura al abrir las puertas. Cruzamos el estacionamiento y pagamos nuestras
entradas. El parque estaba más lleno de lo usual por causa del solsticio de
verano –el día más largo del año. De inmediato reconocí algunas caras de la
escuela. Pero en su mayoría, sentía que estaba parada en un mar de
desconocidos. La mayoría estaba vistiendo máscaras de mariposas en tonos de
las joyas que cubría la mitad de sus caras. Uno de los vendedores debió de estar
vendiéndolas con descuentos.
–¿Con qué deberíamos de empezar? –preguntó Demi. –¿El arcade? ¿La casa
de la diversión? ¿Las ventas de comida? Personalmente, pienso que deberíamos
de empezar con la comida. Así comeremos menos.
–¿Tu lógica?
–Si vamos a las ventas de último, habremos aumentado nuestro apetito.
Siempre como más cuando he trabajado con mi apetito.
No me importaba dónde empezáramos. Yo sólo estaba aquí para
distraerme por unas horas. Revisé mi celular pero no tenía ninguna llamada
perdida. ¿Qué tanto le tomaba al detective Basso devolver una llamada? ¿Le
había pasado algo? Tenía un nubarrón negro colgando en el fondo de mi mente
y no me gustaba cómo me hacía sentirme incómoda.
–Te ves pálida –dijo Demi.
–Te lo dije: no me siento bien.
–Eso es porque no has comido lo suficiente. Siéntate, iré por algo de
algodón de azúcar y hot dogs. Sólo piensa en toda esa salsa y mostaza. No sé tú
pero ya puedo sentir mi cabeza aclararse y mi pulso calmarse.
–No tengo hambre, Demi.
–Por supuesto que tienes hambre. Todos tienen hambre. Por eso es que
tenemos todos estos puestos –antes de que pudiera detenerla, ella se adentró en
la multitud.
Estaba paseándome, esperando a Demi, cuando mi celular sonó. Detective
Basso fue el nombre que apareció en la pantalla.
–Por fin –respiré, abriendo el celular.
–(tn), ¿dónde estás? –él dijo en el momento en el que contesté. El estaba
hablando rápido y podía decir que estaba molesto –Kevin escapó. Se largó.
Tenemos a la patrulla entera buscándolo pero quiero que te quedes fuera de su
camino. Voy a recogerte hasta que esto termine. Estoy en camino a tu casa
ahora mismo.
Mi garganta se cerró, dificultando el poder articular palabras.
–¿Qué? ¿Cómo pudo escapar?
El detective Basso dudó antes de responder.
–Él dobló las barras de su celda.
Por supuesto que lo había hecho. Él era un Nefilim. Hace dos meses había
visto a Chauncey destrozar mi celular con un mero apretón de su mano. No
parecía ser demasiado surrealista para imaginarlo. Kevin usando su fuerza
Nefilim para escaparse de la cárcel.
–No estoy en casa –dije–. Estoy en el parque de diversiones Delphic.
Sin haber querido hacerlo, ubiqué mis ojos en la multitud, buscando a
Kevin. Pero no había manera de que él supiera que yo estaba aquí. Después de
escaparse de la cárcel, él probablemente habría ido directamente a mi casa,
esperando encontrarme aquí. Me sentí increíblemente agradecida con Demi por
sacarme de casa esta noche. Kevin probablemente estaba en mi casa en este
mismo momento…
El celular se deslizó un poco en mi mano. La nota. En la encimera. La que
le había dejado a mi madre diciéndole que había ido al Delphic.
–Creo que él sabe dónde estoy –le dije al detective Basso, sintiendo los
primeros lengüetazos de pánico–. ¿Qué tan pronto puedes venir?
–¿Delphic? Treinta minutos. Ve a Seguridad. Hagas lo que hagas, mantén
tu teléfono contigo. Si ves a Kevin, llama de inmediato.
–No tienen seguridad en el Delphic –dije con la boca reseca. Era sabido
que el parque no empleaba seguridad, lo cual era una de las muchas razones
por las que a mamá no le gustaba que viniera aquí.
–Entonces sal de allí –ladró–. Conduce de vuelta a Coldwater y
encuéntrame en la estación. ¿Puedes hacer eso?
Sí, podía hacer eso. Demi me podía llevar a dar una vuelta. Estaba
caminando ya en dirección donde ella se había ido, con los ojos puestos en la
multitud, buscándola.
Detective Basso exhaló.
–Vas a estar bien. Sólo… apúrate en regresar. Enviaré al resto de la
patrulla para ir tras Kevin. Lo encontraremos. –la ansiedad en su voz no me
consoló.
Colgué. Kevin estaba fuera. La policía estaba tras él y todo eso iba a
terminar bien… siempre y cuando yo lograra salir. Esbocé un plan rápido.
Primero, tenía que encontrar a Demi. También tenía que salir al aire libre. Si Kevin
viniera caminando por el sendero en este momento, me iba a ver.
Estaba trotando a través de los puestos de comidas cuando alguien le dio
un codazo a mis costillas por atrás. Algo en la fuerza del codazo me dijo que
esto había sido más que un accidente. Me giré y antes de poder hacerlo
completamente, mi cerebro se erizó al momento que registraba una cara
conocida. Lo primero que vi fue un flashazo de un aro plateado en su oreja. La
segunda cosa que advertí fue lo golpeada que estaba su cara. Su nariz estaba
rota –torcida y el morete de un color rojo oscuro. El morete se extendía hasta
debajo de ambos ojos, volviéndose de color violeta oscuro.
Lo próximo que supe fue que Kevin me tenía sujeta por el codo y me
arrastraba por la pasarela.
–Quítame las manos de encima –dije, luchando contra él. Pero Kevin era
más fuerte y fortaleció su agarre.
–Claro, (tn), después de que me digas dónde está.
–¿Dónde está qué? –dije, mi voz fue pasivo-agresiva.
Él se rió sin humor.
Mantuve mi expresión lo más neutra que pude pero mis pensamientos
estaban disparados. Si le decía que el anillo estaba en mi casa, él se iría del
parque. Él probablemente me llevaría con él. Cuando la policía llegara, no nos
iba a encontrar a ninguno de los dos. No era como si pudiera llamar al detective
Basso y decirle que nos dirigíamos a mi casa. No con Kevin parado enfrente de
mí. No, tenía que mantenerlo aquí, en el parque.
–¿Se lo diste al novio de Demi? ¿Creíste que él podía protegerlo de mí? Sé
que él no es normal.” Los ojos de Kevin estaban desconcertantemente
aterrorizados–. Sé que él puede hacer cosas que otras personas no pueden.
–¿Cómo tú?
Kevin me miró.
–Él no es como yo. Él no es lo mismo. Eso es todo lo que puedo decir. No
te voy a lastimar, (tn). Todo lo que necesito es el anillo. Dámelo y nunca
volverás a verme.
Él estaba mintiendo. Él podía lastimarme. Él estaba lo suficientemente
desesperado como para escaparse de la cárcel. Nada era demasiado extremo en
este punto –él obtendría el anillo de vuelta, costara lo que costara. La adrenalina
latió a través de mis piernas y no podía pensar claramente. En alguna parte en
el fondo de mi mente, mi instinto de supervivencia me dijo que necesitaba
tomar el control de la situación. Necesitaba encontrar un camino de separarme
de Kevin. Siguiendo ciegamente mis instintos dije: “Tengo el anillo.”
–Yo sé que lo tienes –dijo impacientemente–. ¿Dónde?
–Está aquí. Lo traje conmigo.
Él me consideró por un momento, entonces tiró de mi bolso de mano fuera
de mi brazo y lo abrió, buscándolo.
Sacudí la cabeza.
–Lo tiré.
Él me lanzó mi bolso de vuelta y lo atrapé, apretándolo contra mi pecho.
–¿Dónde? –demandó.
–En un bote de basura cerca de la entrada –dije automáticamente–. Dentro
de uno de los que hay en el baño de damas.
–Muéstrame.
Mientras caminábamos por la pasarela, ordené quedarme calmada el
tiempo suficiente para pensar en mi siguiente movimiento. ¿Podría correr? No,
Kevin me atraparía. ¿Me podía esconder en uno de los baños de señoras?” No,
definitivamente no. Kevin no era tímido y no tendría problema alguno en entrar
si eso significaba obtener lo que él quería. Yo seguía con mi celular, sin
embargo. En el baño de damas podía llamar al detective Basso.
–En éste –dije, señalando a uno de los bloques de hormigón. La entrada al
servicio de damas estaba en línea recta, por un pasillo inclinado de cemento con
el baño de hombres a la vuelta.
Kevin me sujetó por los hombros y me sacudió.
–No me mientas. Ellos me matarán si lo pierdo. Si me estás mintiendo,
te…–se detuvo pero sabía que era lo que estaba por decir. Si me estás mintiendo,
te mataré.
–Está en el baño –asentí, más para convencerme de que podía hacer eso
que para asegurarle–. Iré por él. Y entonces me dejarás en paz, ¿no?
En vez de responderme, Kevin extendió una mano, llamándome la
atención.
–Tu celular.
Mi corazón tartamudeó. Viendo que no me quedaba de otra, saqué mi
celular y se lo di. Mi mano tembló ligeramente pero reafirmé mi agarre en él,
negándome a darle a saber que tenía un plan o simplemente que él me lo había
hecho trizas.
–Tienes un minuto. No hagas nada estúpido.
Dentro del baño, hice un inventario rápido. Cinco lavabos contra la pared
y cinco cubículos en el lado opuesto. Dos chicas universitarias estaban por los
lavabos con una capa de burbujas cubriéndoles las manos. Había una pequeña
ventana en la pared más ventana y estaba abierta. Sin perder más tiempo, puse
mi pie en el último lavabo y me impulsé para pararme. La ventana estaba a la
altura de mis codos ahora y mientras no hubiera una pantalla que me
obstruyera la salida, iba a ser una lucha para atravesarla. Podía sentir los ojos
de todas en mi pero los ignoré y me impulsé en la cornisa, apenas dándome
cuenta del popó de pájaro o de las telarañas.
Cuando me empujé por el cristal abierto, se cayó al suelo afuera con un
repiqueteo. Contuve el aliento, pensando que Kevin lo había escuchado pero las
multitudes en los alrededores habían amortiguado el ruido. Aplastando mi
estómago contra el marco de la ventana, levanté mi pierna izquierda,
encogiéndola contra mi cuerpo hasta que fui capaz de rodarla a través de la
ventana. Serpenteé en el resto del camino, mi pierna derecha fue la última en
deslizarse. Me sujeté en el marco con los dedos y me solté, estando ya en el
pasillo exterior. Me quedé de cuclillas por un momento, medio esperando que
Kevin rodeara la construcción.
Entonces corrí hacia el pasillo principal del parque y me deslicé dentro de
la corriente de la multitud.
continuara.......
muy breve el jueves en la noche cuando Joe me había encontrado en sueños.
El quedarme despierta toda la noche no había sido un problema; cada vez
que sentía mis ojos cerrarse, la explosión se me venía a la mente, haciendo que
me despertara al instante. Incapaz de dormirme, pasaba la noche pensando en
Joe.
Cuando Nick me dijo que Joe era The Black Hand, él me había plantado
una semilla de duda en mi interior que había sido tragada y florecida con la
peor clase de traición a la confianza, pero no me había ahogado completamente.
No aún. Había una parte de mí que quería llorar y sacudir la cabeza negando la
idea de que Joe pudiera haber matado a mi padre. Mordí mi labio con fuerza,
concentrándome en el dolor en vez de recordar todas las veces en las que él
había trazado mi boca con su dedo o besado la curva de mi oreja. No podía
pensar en esas cosas.
No me había molestado en arrastrarme fuera de la cama a las siete para la
escuela de verano. Había dejado una serie de mensajes telefónicos para el
detective Basso durante toda la mañana y durante la tarde, una llamada por
hora. Él no había devuelto ninguna de ellas. Me dije que estaba llamando para
saber sobre Kevin pero en el fondo, sospechaba que sólo quería saber que la
policía estaba cerca. Por mucho que odiara al detective Basso, me sentí un poco
más segura creyendo que él estaba a sólo una llamada de distancia. Porque una
pequeña parte de mí estaba empezando a creer que la noche anterior no había
sido sobre destruir evidencia.
¿Y si alguien había tratado de matarme?
En medio de todos los pensamientos que había hecho la noche anterior,
vagaba por los fragmentos de información que tenía, tratando de que algo
encajara. El único fragmento que tenía claro era el de la sociedad de sangre de
Nefilim. Joe había dicho que el sucesor de Chauncey quería vengar su
muerte. Joe juró que nadie podía relacionarme con la muerte de Chauncey
pero estaba empezando a temer lo contrario. Si el sucesor sabía de mí, tal vez la
noche anterior había sido su primer intento de vengarse.
Parecía improbable que nadie me hubiera seguido al apartamento de
Joe a tan altas horas de la noche anterior pero si había una cosa que sabía
sobre los Nefilim, era que ellos eran muy buenos haciendo lo improbable.
Mi celular sonó en mi bolsillo y lo saqué antes de el primer timbrazo
tuviera tiempo a terminar.
–¿Hola?
–Vamos al Solsticio de Verano –dijo Demi–. Comeremos un poco de
algodón de azúcar, subirnos a algunos juegos, quizás seamos hipnotizadas y
hacer cosas que hagan que las Girls Gone Wild parezcan domesticadas.
Mi corazón, el cual se me había subido a la garganta, se deslizó de vuelta a
su lugar. No era el detective Basso entonces.
–Hey.
–¿Qué dices? ¿Estás de humor para algo de acción? ¿De humor para
Delphic?
Honestamente, no lo estaba. Había planeado volver a llamar al detective
Basso en el intervalo de sesenta minutos hasta que él atendiera a alguna de mis
llamadas.
–Llamando a tierra.
–No me siento bien –dije
–¿No te sientes bien cómo? ¿Dolor de estómago? ¿Dolor de cabeza?
¿Calambres? ¿Intoxicación por comida? El Delphic es la cura para todas esas
cosas.
–Creo que paso, gracias de todos modos.
–¿Es por Kevin? Porque él está en la cárcel. Él no puede ir por ti. Ven,
diviértete. Nick y yo no nos besaremos enfrente de ti si eso es lo que te
molesta.
–Me voy a poner mis pijamas y a ver una película.
–¿Estás diciendo que una película es más divertida que yo?
–Esta noche lo es.
–¡Huh! Esta película. Sabes que no dejaré de insistirte hasta que vengas.
–Lo sé.
–Entonces hazlo fácil y sólo di que sí.
Dejé escapar un suspiro. Podía quedarme en casa toda la noche y esperar a
que el detective Basso se moviera para contestar mis llamadas o podía tomarme
un pequeño respiro y comenzar de nuevo. Además, él tenía mi número del
celular y me podía localizar en cualquier parte.
–Está bien –le dije a Demi –. Dame unos diez minutos.
En mi habitación, extraje un par de vaqueros ajustados, me puse una
playera con diseños y una chaqueta y completé mi apariencia con unas
bailarinas de gamuza. Arreglé mi pelo en una coleta baja haciendo que cayera
sobre mi hombro derecho. Al no haber dormido por más de un día entero, mis
ojos estaban rodeados por unas ligeras ojeras. Me puse máscara, sombra de ojos
plateada y brillo labial, esperando verme más animada de lo que me sentía. Le
dejé una nota insulsa en la encimera de la cocina a mi mamá, diciéndole que me
había ido a la celebración del solsticio de verano en el Delphic. Se suponía que
ella no regresaría sino hasta mañana en la mañana pero ella me sorprendía más
a menudo que por no regresar a casa temprano. Si ella llegaba a casa esta noche,
probablemente iba a ser un momento en el que ella deseara no haber ido a su
viaje. Había ensayado lo que le iba a decir. Lo que fuera que hiciera, no podía
romper el contacto ocular con ella mientras le decía que sabía acerca de su
romance con Hank. Y no podía dejar que dijera una palabra después de que le
contara que me estaba mudando. Como había practicado, planeaba salirme en
este punto. Quería transmitirle el mensaje de que era demasiado tarde para
hablar –si ella hubiese querido decirme la verdad, tuvo dieciséis años para
hacerlo. Ahora era demasiado tarde.
Cerré la puerta con llave y troté por el camino para encontrarme con Demi.
Una hora más tarde, Demi estacionaba el Neon en un espacio para
estacionar entre dos camiones gigantes que ocupaban nuestro espacio en ambos
lados. Cerramos las ventanas y nos impulsamos de espaldas para evitar rayar la
pintura al abrir las puertas. Cruzamos el estacionamiento y pagamos nuestras
entradas. El parque estaba más lleno de lo usual por causa del solsticio de
verano –el día más largo del año. De inmediato reconocí algunas caras de la
escuela. Pero en su mayoría, sentía que estaba parada en un mar de
desconocidos. La mayoría estaba vistiendo máscaras de mariposas en tonos de
las joyas que cubría la mitad de sus caras. Uno de los vendedores debió de estar
vendiéndolas con descuentos.
–¿Con qué deberíamos de empezar? –preguntó Demi. –¿El arcade? ¿La casa
de la diversión? ¿Las ventas de comida? Personalmente, pienso que deberíamos
de empezar con la comida. Así comeremos menos.
–¿Tu lógica?
–Si vamos a las ventas de último, habremos aumentado nuestro apetito.
Siempre como más cuando he trabajado con mi apetito.
No me importaba dónde empezáramos. Yo sólo estaba aquí para
distraerme por unas horas. Revisé mi celular pero no tenía ninguna llamada
perdida. ¿Qué tanto le tomaba al detective Basso devolver una llamada? ¿Le
había pasado algo? Tenía un nubarrón negro colgando en el fondo de mi mente
y no me gustaba cómo me hacía sentirme incómoda.
–Te ves pálida –dijo Demi.
–Te lo dije: no me siento bien.
–Eso es porque no has comido lo suficiente. Siéntate, iré por algo de
algodón de azúcar y hot dogs. Sólo piensa en toda esa salsa y mostaza. No sé tú
pero ya puedo sentir mi cabeza aclararse y mi pulso calmarse.
–No tengo hambre, Demi.
–Por supuesto que tienes hambre. Todos tienen hambre. Por eso es que
tenemos todos estos puestos –antes de que pudiera detenerla, ella se adentró en
la multitud.
Estaba paseándome, esperando a Demi, cuando mi celular sonó. Detective
Basso fue el nombre que apareció en la pantalla.
–Por fin –respiré, abriendo el celular.
–(tn), ¿dónde estás? –él dijo en el momento en el que contesté. El estaba
hablando rápido y podía decir que estaba molesto –Kevin escapó. Se largó.
Tenemos a la patrulla entera buscándolo pero quiero que te quedes fuera de su
camino. Voy a recogerte hasta que esto termine. Estoy en camino a tu casa
ahora mismo.
Mi garganta se cerró, dificultando el poder articular palabras.
–¿Qué? ¿Cómo pudo escapar?
El detective Basso dudó antes de responder.
–Él dobló las barras de su celda.
Por supuesto que lo había hecho. Él era un Nefilim. Hace dos meses había
visto a Chauncey destrozar mi celular con un mero apretón de su mano. No
parecía ser demasiado surrealista para imaginarlo. Kevin usando su fuerza
Nefilim para escaparse de la cárcel.
–No estoy en casa –dije–. Estoy en el parque de diversiones Delphic.
Sin haber querido hacerlo, ubiqué mis ojos en la multitud, buscando a
Kevin. Pero no había manera de que él supiera que yo estaba aquí. Después de
escaparse de la cárcel, él probablemente habría ido directamente a mi casa,
esperando encontrarme aquí. Me sentí increíblemente agradecida con Demi por
sacarme de casa esta noche. Kevin probablemente estaba en mi casa en este
mismo momento…
El celular se deslizó un poco en mi mano. La nota. En la encimera. La que
le había dejado a mi madre diciéndole que había ido al Delphic.
–Creo que él sabe dónde estoy –le dije al detective Basso, sintiendo los
primeros lengüetazos de pánico–. ¿Qué tan pronto puedes venir?
–¿Delphic? Treinta minutos. Ve a Seguridad. Hagas lo que hagas, mantén
tu teléfono contigo. Si ves a Kevin, llama de inmediato.
–No tienen seguridad en el Delphic –dije con la boca reseca. Era sabido
que el parque no empleaba seguridad, lo cual era una de las muchas razones
por las que a mamá no le gustaba que viniera aquí.
–Entonces sal de allí –ladró–. Conduce de vuelta a Coldwater y
encuéntrame en la estación. ¿Puedes hacer eso?
Sí, podía hacer eso. Demi me podía llevar a dar una vuelta. Estaba
caminando ya en dirección donde ella se había ido, con los ojos puestos en la
multitud, buscándola.
Detective Basso exhaló.
–Vas a estar bien. Sólo… apúrate en regresar. Enviaré al resto de la
patrulla para ir tras Kevin. Lo encontraremos. –la ansiedad en su voz no me
consoló.
Colgué. Kevin estaba fuera. La policía estaba tras él y todo eso iba a
terminar bien… siempre y cuando yo lograra salir. Esbocé un plan rápido.
Primero, tenía que encontrar a Demi. También tenía que salir al aire libre. Si Kevin
viniera caminando por el sendero en este momento, me iba a ver.
Estaba trotando a través de los puestos de comidas cuando alguien le dio
un codazo a mis costillas por atrás. Algo en la fuerza del codazo me dijo que
esto había sido más que un accidente. Me giré y antes de poder hacerlo
completamente, mi cerebro se erizó al momento que registraba una cara
conocida. Lo primero que vi fue un flashazo de un aro plateado en su oreja. La
segunda cosa que advertí fue lo golpeada que estaba su cara. Su nariz estaba
rota –torcida y el morete de un color rojo oscuro. El morete se extendía hasta
debajo de ambos ojos, volviéndose de color violeta oscuro.
Lo próximo que supe fue que Kevin me tenía sujeta por el codo y me
arrastraba por la pasarela.
–Quítame las manos de encima –dije, luchando contra él. Pero Kevin era
más fuerte y fortaleció su agarre.
–Claro, (tn), después de que me digas dónde está.
–¿Dónde está qué? –dije, mi voz fue pasivo-agresiva.
Él se rió sin humor.
Mantuve mi expresión lo más neutra que pude pero mis pensamientos
estaban disparados. Si le decía que el anillo estaba en mi casa, él se iría del
parque. Él probablemente me llevaría con él. Cuando la policía llegara, no nos
iba a encontrar a ninguno de los dos. No era como si pudiera llamar al detective
Basso y decirle que nos dirigíamos a mi casa. No con Kevin parado enfrente de
mí. No, tenía que mantenerlo aquí, en el parque.
–¿Se lo diste al novio de Demi? ¿Creíste que él podía protegerlo de mí? Sé
que él no es normal.” Los ojos de Kevin estaban desconcertantemente
aterrorizados–. Sé que él puede hacer cosas que otras personas no pueden.
–¿Cómo tú?
Kevin me miró.
–Él no es como yo. Él no es lo mismo. Eso es todo lo que puedo decir. No
te voy a lastimar, (tn). Todo lo que necesito es el anillo. Dámelo y nunca
volverás a verme.
Él estaba mintiendo. Él podía lastimarme. Él estaba lo suficientemente
desesperado como para escaparse de la cárcel. Nada era demasiado extremo en
este punto –él obtendría el anillo de vuelta, costara lo que costara. La adrenalina
latió a través de mis piernas y no podía pensar claramente. En alguna parte en
el fondo de mi mente, mi instinto de supervivencia me dijo que necesitaba
tomar el control de la situación. Necesitaba encontrar un camino de separarme
de Kevin. Siguiendo ciegamente mis instintos dije: “Tengo el anillo.”
–Yo sé que lo tienes –dijo impacientemente–. ¿Dónde?
–Está aquí. Lo traje conmigo.
Él me consideró por un momento, entonces tiró de mi bolso de mano fuera
de mi brazo y lo abrió, buscándolo.
Sacudí la cabeza.
–Lo tiré.
Él me lanzó mi bolso de vuelta y lo atrapé, apretándolo contra mi pecho.
–¿Dónde? –demandó.
–En un bote de basura cerca de la entrada –dije automáticamente–. Dentro
de uno de los que hay en el baño de damas.
–Muéstrame.
Mientras caminábamos por la pasarela, ordené quedarme calmada el
tiempo suficiente para pensar en mi siguiente movimiento. ¿Podría correr? No,
Kevin me atraparía. ¿Me podía esconder en uno de los baños de señoras?” No,
definitivamente no. Kevin no era tímido y no tendría problema alguno en entrar
si eso significaba obtener lo que él quería. Yo seguía con mi celular, sin
embargo. En el baño de damas podía llamar al detective Basso.
–En éste –dije, señalando a uno de los bloques de hormigón. La entrada al
servicio de damas estaba en línea recta, por un pasillo inclinado de cemento con
el baño de hombres a la vuelta.
Kevin me sujetó por los hombros y me sacudió.
–No me mientas. Ellos me matarán si lo pierdo. Si me estás mintiendo,
te…–se detuvo pero sabía que era lo que estaba por decir. Si me estás mintiendo,
te mataré.
–Está en el baño –asentí, más para convencerme de que podía hacer eso
que para asegurarle–. Iré por él. Y entonces me dejarás en paz, ¿no?
En vez de responderme, Kevin extendió una mano, llamándome la
atención.
–Tu celular.
Mi corazón tartamudeó. Viendo que no me quedaba de otra, saqué mi
celular y se lo di. Mi mano tembló ligeramente pero reafirmé mi agarre en él,
negándome a darle a saber que tenía un plan o simplemente que él me lo había
hecho trizas.
–Tienes un minuto. No hagas nada estúpido.
Dentro del baño, hice un inventario rápido. Cinco lavabos contra la pared
y cinco cubículos en el lado opuesto. Dos chicas universitarias estaban por los
lavabos con una capa de burbujas cubriéndoles las manos. Había una pequeña
ventana en la pared más ventana y estaba abierta. Sin perder más tiempo, puse
mi pie en el último lavabo y me impulsé para pararme. La ventana estaba a la
altura de mis codos ahora y mientras no hubiera una pantalla que me
obstruyera la salida, iba a ser una lucha para atravesarla. Podía sentir los ojos
de todas en mi pero los ignoré y me impulsé en la cornisa, apenas dándome
cuenta del popó de pájaro o de las telarañas.
Cuando me empujé por el cristal abierto, se cayó al suelo afuera con un
repiqueteo. Contuve el aliento, pensando que Kevin lo había escuchado pero las
multitudes en los alrededores habían amortiguado el ruido. Aplastando mi
estómago contra el marco de la ventana, levanté mi pierna izquierda,
encogiéndola contra mi cuerpo hasta que fui capaz de rodarla a través de la
ventana. Serpenteé en el resto del camino, mi pierna derecha fue la última en
deslizarse. Me sujeté en el marco con los dedos y me solté, estando ya en el
pasillo exterior. Me quedé de cuclillas por un momento, medio esperando que
Kevin rodeara la construcción.
Entonces corrí hacia el pasillo principal del parque y me deslicé dentro de
la corriente de la multitud.
continuara.......
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
AAAIIII NOOOOO!!!
ENTONCES KEV ES EL MAALOO??
AAAII QUE LE HARAA AAA ____???
CIELOOOSS PON OOTROOOO
ENTONCES KEV ES EL MAALOO??
AAAII QUE LE HARAA AAA ____???
CIELOOOSS PON OOTROOOO
chelis
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
aaaaaahhhhhhhhhhh como puedes dejarla ahii!!
que le paso a Kevin porque estaba golpeado??
nonono tienes que seguirla te lo suplico!!!
hahaha ye pues me calmo
pero espero ver capi pronto :D
que le paso a Kevin porque estaba golpeado??
nonono tienes que seguirla te lo suplico!!!
hahaha ye pues me calmo
pero espero ver capi pronto :D
DanieladeJonas
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
Oh por Dios!!!!
Nonononno, me muero!!
Vuelve pronto!!
Nonononno, me muero!!
Vuelve pronto!!
Augustinesg
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
chelis escribió:AAAIIII NOOOOO!!!
ENTONCES KEV ES EL MAALOO??
AAAII QUE LE HARAA AAA ____???
CIELOOOSS PON OOTROOOO
NO CREAS TODO LO Q LEES YA VERAS XQ LO DIGO NO SAQUES LAS CONCLUSIONES TAN APRESURADAS YA MISMO LA SIGO
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
DanieladeJonas escribió:aaaaaahhhhhhhhhhh como puedes dejarla ahii!!
que le paso a Kevin porque estaba golpeado??
nonono tienes que seguirla te lo suplico!!!
hahaha ye pues me calmo
pero espero ver capi pronto :D
YA VERAS XQ ESTA TAN GOLPEADO ....
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
Augustinesg escribió:Oh por Dios!!!!
Nonononno, me muero!!
Vuelve pronto!!
NO MUERAS XQ ME QUEDARE SIN LECTORA YA VERAS Q PASARA ;)
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
II TEMPORADA
Capitulo 22
especial 1/2
Capitulo 22
especial 1/2
LA OSCURIDAD SE EXTIENDE POR EL CIELO, eclipsando las rayas
pálidas de la luz que formaban un abanico desde el horizonte. Caminé a toda
prisa hacía la salida del parque. Podía ver las puertas delante de mí. Casi allí,
empujaba entre el acumulo de gente abriéndome una franja entre la multitud
cuando me paro en seco. A menos de doscientos metros de distancia, Kevin se
acercó a las puertas, sus ojos recorrieron el aplastamiento de los cuerpos que se
vertían dentro y fuera de las puertas. Él había descubierto que yo había
escapado del cuarto de baño y bloqueaba la única salida del parque. Una alta
valla de malla con alambre de púas rodeaba el parque, y la única manera en que
podía huir era a través de las puertas de salida. Yo lo sabía y Kevin también.
Me volteé bruscamente y me introduje entre la multitud, miraba hacía
atrás cada pocos segundos asegurándome que no me había visto.
Me abrí paso en el parque, suponiendo que Kevin aún estaba en el último
lugar donde lo había visto, en las puertas. Mi mayor interés era estar lo más
lejos posible de ellos.
Podría esconderme en la oscuridad de la casa de la risa hasta que llegase la
policía, o podía subir al paseo del cielo y sobre el parque podría ser capaz de
ver a Kevin y mantener la vista sobre él. Mientras Kevin no levantase la vista,
estaría bien. Por supuesto que si él me viese, no tendría duda que estaría
esperándome al final del paseo. Decidí seguir moviéndome entre la mayor
cantidad de gente, donde hubiese más trafico y esperar por esto.
Había una división en el paso de peatones en la rueda de la fortuna, una
de las rutas se desviaba hacía el paseo de agua, mientras que la otra llevaba a la
montaña rusa del arcángel.
Me acababa de virar cuando veo a Kevin, él también me vio. Estábamos en
caminos paralelos, tan sólo el teleférico del paseo del cielo nos separaba. Un
chico y una chica se sentaron en la silla, esta se balanceo, rompiendo
momentáneamente el contacto visual que tenía con Kevin, así que tomé ese
momento para correr.
Me abro paso entre la multitud, pero los pasillos están congestionados, lo
que hace imposible moverse rápido, tengo que parar y seguir. Peor, las calles de esta sección del parque están llenas de altos arbustos, exprimiendo aún más el
tráfico por el laberinto que está lleno de torceduras y vueltas.
No me atreví a mirar detrás de mí, pero yo sabía que Kevin no podía estar
muy lejos. Él no intentaría nada frente a toda esa gente ¿O si? Negué con la
cabeza para eliminar aquel pensamiento y me concentré en mi camino.
Había estado en Delphic antes, sólo tres o cuatro veces, siempre de noche,
por lo que no sabía que el diseño era así. Me podría haber golpeado por no
haber tomado un mapa del camino. Encontré absurdo e irónico que hacía
treinta segundos yo había estado huyendo de la salida; ahora tomarla era la
única cosa que tenía en mente.
—¡Hey! ¡Cuidado!
—Perdón —dije sin aliento —, ¿Qué camino es el de salida?
—¿Donde está el fuego? (quiere decir xq ___tn corre)
Me abrí paso entre la multitud. “Disculpe, tengo que pasar, permiso”.
Por encima de los arbustos, las luces de los paseos ardían y brillaban sobre
el fondo de la noche. Me detuve en una intersección, tratando de orientarme.
¿Izquierda o derecha? ¿Cuál aseguraría mi existencia?
—Aquí estás—el aliento de Kevin calentó mi oído.
Él puso su mano en mi cuello enviando escalofríos que rebotaron hasta
mis huesos.
—¡Ayuda! —grité por instinto—, ¡Alguien que me ayude!
—Mi novia—Kevin explicó a las pocas personas que habían hecho una
pausa suficiente para dirigir su atención hacía nosotros —, este es un juego que
solemos jugar.
—¡No soy su novia! —grito presa del pánico—. ¡Quita tus manos de mí!
—Ven aquí, encanto —Kevin me atrapó entre sus brazos manteniéndome
presionada a él —, necesito el anillo, (tn), no quiero hacerte daño, pero lo haré
si tu lo haces.
—¡Aléjenlo de mí!—grité a alguien que pudiese escucharme.
Kevin puso mi brazo detrás de mi espalda. Hablé entre dientes tratando de
combatir el dolor.
—¿Estás loco? —dije —. Yo no tengo el anillo, se lo dí a la policía anoche.
—¡Deja de mentir! —gruñó.
—Llama tu mismo. Es la verdad, se lo dí a ellos, ya no lo tengo —cerré los
ojos rezando para que me creyese y me soltase el brazo.
—Entonces vas a ayudarme a recuperarlo.
—Ellos no me lo entregarán. Es evidencia y les dije que era su anillo.
—Lo devolverán —dijo lentamente, como si estuviese formando su plan—
, si negocio por el anillo.
Entonces todo hizo clic y se puso en su lugar.
—¿Qué me vas a mantener como rehén? ¿Me negociarás por el anillo?
¡Ayuda! —grité —, ¡Alguien, aléjelo de mí!
Una de las personas que estaba cerca se rió.
—¡Esto no es una broma! —grité, sintiendo la sangre subiendo a mi cuello,
el terror y la desesperación raspándome. “Quítalo—“
Kevin tapó mi boca con su mano, pero yo tenía mi pie levantado, entonces
le dí una patada en el tobillo. Soltó un grito de dolor, torciéndose hacía delante
por la mitad. Sus brazos se aflojaron un poco ante la sorpresa del ataque, me
había liberado a mi misma. Miré hacía atrás y vi su rostro agónico, me giré
nuevamente y me largué, viendo entre la muchedumbre los juegos, todo lo que
tenía que hacer era distinguir, la policía tenía que estar cerca. Entonces yo
estaría segura. Segura. Repetí la palabra frenéticamente como motivación para
mantener mi cabeza y no sucumbir ante el pánico.
Había una luz pálida en el cielo, en la zona oeste, con esto me orientaría
hacía el norte, pues si continuaba hacia el norte y seguía la ruta no tardaría en
encontrar las puertas.
Una explosión destrozó mi oído, me sorprendió tanto que tropecé y caí de
rodillas. O tal vez había actuado de manera refleja, porque había otros a mí
alrededor que también se habían dejado caer al pavimento. Hubo un momento
de escalofriante calma en que se me erizó la piel, y luego todo el mundo estaba
gritando y luchando en todas las direcciones.
—Tiene un arma de fuego—las palabras borrosas sonaban a lo lejos.
A pesar de que una parte de mí no quería, me encontré dando vuelta atrás.
Entonces vi a Kevin que se agarraba fuertemente, mientras un líquido rojo
vivo afloraba por su camisa. Su boca estaba abierta y sus ojos amplios en
evidente estado de shock. Cayó sobre una rodilla y vi a alguien a varios metros
detrás de él, con una pistola. Nick. Demi estaba a su lado, sus manos estaban
sobre su boca y su cara era tan blanca como una hoja.
Hubo una estampida caótica de gente caminando adjunto al pánico y a
gritos escalofriantes, me escabullí hacía un lado del camino evitando ser
pisoteada.
—¡Está huyendo! —oí gritar a Demi —, ¡Qué alguien lo atrape!
Nick disparó varias veces, pero no le dio a nadie. La prisa por salir se
había intensificado, me levanto y miro hacía donde había visto por ultima vez a
Nick y Demi.
El eco de los disparos aún resonaba en mis oídos, pero he leído las
palabras que salieron de los labios de Nick. Aquí. El movió su brazo por el aire,
lo que pareció un movimiento lento. Luché contra la corriente de personas y
corrí hasta él.
—¿Qué demonios? —Demi chilló —. ¿Por qué le has pegado un tiro, Nick?
—Arresto ciudadano —él dijo—, bien, eso me dijo Joe.
—No puedes disparar a la gente porque Joe lo dice —dijo Demi con una
mirada devoradora—. ¿Qué vamos a hacer ahora? —gimió.
—La policía está en camino —dije —, saben sobre Kevin.
—Tenemos que salir de aquí —dice Demi que estaba aún histérica, agitando
sus brazos, girando una y otra vez desde donde había empezado.
—Tomaré a (tn) en la estación de policía. Nick ve a buscar a Kevin, pero
no le dispares de nuevo ¡Átalo como la vez anterior! —señala Demi.
—(tn), no puedes usar las puertas—dijo Nick—, Eso es exactamente lo
que él esperará, sé que hay otra salida. Demi, toma el neón y reúnete con nosotros
en el extremo sur de la playa, cerca de Dumpsters.
—¿Cómo vas a salir? —Demi preguntó.
—A través de los túneles subterráneos —respondió Nick.
—¿Hay túneles bajo Delphic?
Nick la besó en la frente.
—Date prisa, cariño—dio como respuesta.
La multitud se había dispersado, dejando la calle vacía. Todavía podía oír
los ritos de pánico resonando por la calle, pero sonaba a un mundo de distancia.
Demi dudó un momento, pero luego asintió con su cabeza.
—Sólo date prisa ¿de acuerdo? —pidió Demi.
—Hay un cuarto de máquinas bajo la casa de la risa —Nick me explicó
mientras caminábamos a toda prisa —, tiene una puerta de acceso a los túneles
de Delphic, quizá Kevin haya oído hablar de los túneles, pero si se da cuenta a
donde hemos ido y nos sigue no hay manera que nos encuentre, abajo es un
verdadero laberinto y continúa por varias millas—dio una sonrisa nerviosa—.
No te preocupes, Delphic fue construido por ángeles caídos. Yo no, en
particular, pero si ayudaron algunos de mis compañeros, me sé las rutas de
memoria. Hum… en su mayoría.
hey chicas les gusto ya van a ir descubriendo ciertas cosas en el sigue capitulo
pálidas de la luz que formaban un abanico desde el horizonte. Caminé a toda
prisa hacía la salida del parque. Podía ver las puertas delante de mí. Casi allí,
empujaba entre el acumulo de gente abriéndome una franja entre la multitud
cuando me paro en seco. A menos de doscientos metros de distancia, Kevin se
acercó a las puertas, sus ojos recorrieron el aplastamiento de los cuerpos que se
vertían dentro y fuera de las puertas. Él había descubierto que yo había
escapado del cuarto de baño y bloqueaba la única salida del parque. Una alta
valla de malla con alambre de púas rodeaba el parque, y la única manera en que
podía huir era a través de las puertas de salida. Yo lo sabía y Kevin también.
Me volteé bruscamente y me introduje entre la multitud, miraba hacía
atrás cada pocos segundos asegurándome que no me había visto.
Me abrí paso en el parque, suponiendo que Kevin aún estaba en el último
lugar donde lo había visto, en las puertas. Mi mayor interés era estar lo más
lejos posible de ellos.
Podría esconderme en la oscuridad de la casa de la risa hasta que llegase la
policía, o podía subir al paseo del cielo y sobre el parque podría ser capaz de
ver a Kevin y mantener la vista sobre él. Mientras Kevin no levantase la vista,
estaría bien. Por supuesto que si él me viese, no tendría duda que estaría
esperándome al final del paseo. Decidí seguir moviéndome entre la mayor
cantidad de gente, donde hubiese más trafico y esperar por esto.
Había una división en el paso de peatones en la rueda de la fortuna, una
de las rutas se desviaba hacía el paseo de agua, mientras que la otra llevaba a la
montaña rusa del arcángel.
Me acababa de virar cuando veo a Kevin, él también me vio. Estábamos en
caminos paralelos, tan sólo el teleférico del paseo del cielo nos separaba. Un
chico y una chica se sentaron en la silla, esta se balanceo, rompiendo
momentáneamente el contacto visual que tenía con Kevin, así que tomé ese
momento para correr.
Me abro paso entre la multitud, pero los pasillos están congestionados, lo
que hace imposible moverse rápido, tengo que parar y seguir. Peor, las calles de esta sección del parque están llenas de altos arbustos, exprimiendo aún más el
tráfico por el laberinto que está lleno de torceduras y vueltas.
No me atreví a mirar detrás de mí, pero yo sabía que Kevin no podía estar
muy lejos. Él no intentaría nada frente a toda esa gente ¿O si? Negué con la
cabeza para eliminar aquel pensamiento y me concentré en mi camino.
Había estado en Delphic antes, sólo tres o cuatro veces, siempre de noche,
por lo que no sabía que el diseño era así. Me podría haber golpeado por no
haber tomado un mapa del camino. Encontré absurdo e irónico que hacía
treinta segundos yo había estado huyendo de la salida; ahora tomarla era la
única cosa que tenía en mente.
—¡Hey! ¡Cuidado!
—Perdón —dije sin aliento —, ¿Qué camino es el de salida?
—¿Donde está el fuego? (quiere decir xq ___tn corre)
Me abrí paso entre la multitud. “Disculpe, tengo que pasar, permiso”.
Por encima de los arbustos, las luces de los paseos ardían y brillaban sobre
el fondo de la noche. Me detuve en una intersección, tratando de orientarme.
¿Izquierda o derecha? ¿Cuál aseguraría mi existencia?
—Aquí estás—el aliento de Kevin calentó mi oído.
Él puso su mano en mi cuello enviando escalofríos que rebotaron hasta
mis huesos.
—¡Ayuda! —grité por instinto—, ¡Alguien que me ayude!
—Mi novia—Kevin explicó a las pocas personas que habían hecho una
pausa suficiente para dirigir su atención hacía nosotros —, este es un juego que
solemos jugar.
—¡No soy su novia! —grito presa del pánico—. ¡Quita tus manos de mí!
—Ven aquí, encanto —Kevin me atrapó entre sus brazos manteniéndome
presionada a él —, necesito el anillo, (tn), no quiero hacerte daño, pero lo haré
si tu lo haces.
—¡Aléjenlo de mí!—grité a alguien que pudiese escucharme.
Kevin puso mi brazo detrás de mi espalda. Hablé entre dientes tratando de
combatir el dolor.
—¿Estás loco? —dije —. Yo no tengo el anillo, se lo dí a la policía anoche.
—¡Deja de mentir! —gruñó.
—Llama tu mismo. Es la verdad, se lo dí a ellos, ya no lo tengo —cerré los
ojos rezando para que me creyese y me soltase el brazo.
—Entonces vas a ayudarme a recuperarlo.
—Ellos no me lo entregarán. Es evidencia y les dije que era su anillo.
—Lo devolverán —dijo lentamente, como si estuviese formando su plan—
, si negocio por el anillo.
Entonces todo hizo clic y se puso en su lugar.
—¿Qué me vas a mantener como rehén? ¿Me negociarás por el anillo?
¡Ayuda! —grité —, ¡Alguien, aléjelo de mí!
Una de las personas que estaba cerca se rió.
—¡Esto no es una broma! —grité, sintiendo la sangre subiendo a mi cuello,
el terror y la desesperación raspándome. “Quítalo—“
Kevin tapó mi boca con su mano, pero yo tenía mi pie levantado, entonces
le dí una patada en el tobillo. Soltó un grito de dolor, torciéndose hacía delante
por la mitad. Sus brazos se aflojaron un poco ante la sorpresa del ataque, me
había liberado a mi misma. Miré hacía atrás y vi su rostro agónico, me giré
nuevamente y me largué, viendo entre la muchedumbre los juegos, todo lo que
tenía que hacer era distinguir, la policía tenía que estar cerca. Entonces yo
estaría segura. Segura. Repetí la palabra frenéticamente como motivación para
mantener mi cabeza y no sucumbir ante el pánico.
Había una luz pálida en el cielo, en la zona oeste, con esto me orientaría
hacía el norte, pues si continuaba hacia el norte y seguía la ruta no tardaría en
encontrar las puertas.
Una explosión destrozó mi oído, me sorprendió tanto que tropecé y caí de
rodillas. O tal vez había actuado de manera refleja, porque había otros a mí
alrededor que también se habían dejado caer al pavimento. Hubo un momento
de escalofriante calma en que se me erizó la piel, y luego todo el mundo estaba
gritando y luchando en todas las direcciones.
—Tiene un arma de fuego—las palabras borrosas sonaban a lo lejos.
A pesar de que una parte de mí no quería, me encontré dando vuelta atrás.
Entonces vi a Kevin que se agarraba fuertemente, mientras un líquido rojo
vivo afloraba por su camisa. Su boca estaba abierta y sus ojos amplios en
evidente estado de shock. Cayó sobre una rodilla y vi a alguien a varios metros
detrás de él, con una pistola. Nick. Demi estaba a su lado, sus manos estaban
sobre su boca y su cara era tan blanca como una hoja.
Hubo una estampida caótica de gente caminando adjunto al pánico y a
gritos escalofriantes, me escabullí hacía un lado del camino evitando ser
pisoteada.
—¡Está huyendo! —oí gritar a Demi —, ¡Qué alguien lo atrape!
Nick disparó varias veces, pero no le dio a nadie. La prisa por salir se
había intensificado, me levanto y miro hacía donde había visto por ultima vez a
Nick y Demi.
El eco de los disparos aún resonaba en mis oídos, pero he leído las
palabras que salieron de los labios de Nick. Aquí. El movió su brazo por el aire,
lo que pareció un movimiento lento. Luché contra la corriente de personas y
corrí hasta él.
—¿Qué demonios? —Demi chilló —. ¿Por qué le has pegado un tiro, Nick?
—Arresto ciudadano —él dijo—, bien, eso me dijo Joe.
—No puedes disparar a la gente porque Joe lo dice —dijo Demi con una
mirada devoradora—. ¿Qué vamos a hacer ahora? —gimió.
—La policía está en camino —dije —, saben sobre Kevin.
—Tenemos que salir de aquí —dice Demi que estaba aún histérica, agitando
sus brazos, girando una y otra vez desde donde había empezado.
—Tomaré a (tn) en la estación de policía. Nick ve a buscar a Kevin, pero
no le dispares de nuevo ¡Átalo como la vez anterior! —señala Demi.
—(tn), no puedes usar las puertas—dijo Nick—, Eso es exactamente lo
que él esperará, sé que hay otra salida. Demi, toma el neón y reúnete con nosotros
en el extremo sur de la playa, cerca de Dumpsters.
—¿Cómo vas a salir? —Demi preguntó.
—A través de los túneles subterráneos —respondió Nick.
—¿Hay túneles bajo Delphic?
Nick la besó en la frente.
—Date prisa, cariño—dio como respuesta.
La multitud se había dispersado, dejando la calle vacía. Todavía podía oír
los ritos de pánico resonando por la calle, pero sonaba a un mundo de distancia.
Demi dudó un momento, pero luego asintió con su cabeza.
—Sólo date prisa ¿de acuerdo? —pidió Demi.
—Hay un cuarto de máquinas bajo la casa de la risa —Nick me explicó
mientras caminábamos a toda prisa —, tiene una puerta de acceso a los túneles
de Delphic, quizá Kevin haya oído hablar de los túneles, pero si se da cuenta a
donde hemos ido y nos sigue no hay manera que nos encuentre, abajo es un
verdadero laberinto y continúa por varias millas—dio una sonrisa nerviosa—.
No te preocupes, Delphic fue construido por ángeles caídos. Yo no, en
particular, pero si ayudaron algunos de mis compañeros, me sé las rutas de
memoria. Hum… en su mayoría.
hey chicas les gusto ya van a ir descubriendo ciertas cosas en el sigue capitulo
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
II TEMPORADA
Capitulo 23
Especial 2/2
Capitulo 23
Especial 2/2
A medida que nos acercábamos a la cabeza del payaso sonriente en la
entrada de la Casa de la risa, los gritos lejanos fueron remplazados por la
espeluznante música de la caseta del carnaval, tintineando fuerte desde la
entrada de la casa de la risa. Entré por la boca y cambio el piso. Extendí mi
mano para no perder el equilibrio, pero las paredes rodaron en mis manos.
Cuando mis ojos se acostumbraron a los rastros de luz que se filtraban por la
boca del payaso a mi espalda, vi que estaba dentro de un cilindro giratorio que
parecía extenderse para siempre. El cañón estaba pintado con franjas de color
rojo y blanco que se alternaban, y se volvían borrosas en un vertiginoso rosa.
–Aquí –dijo Nick, guiándome a través del cañón. Puse un pie delante del
otro, deslizándome torpemente hacia adelante. El frío me acarició la piel y salté
hacia un lado con un suspiro de sobresalto. –No es real –me aseguró Nick. –
Tenemos que seguir adelante. Si Kevin decide buscar en los túneles, tendremos
que vencerlo dentro.
El aire estaba viciado y húmedo, olía a moho. La cabeza del payaso era un
recuerdo lejano ahora. La única luz provenía de las ampolletas rojas en el
cavernoso techo que ardía de vida con el relieve de un esqueleto que colgaba,
zombis desentrañados o vampiros levantándose de su ataúd.
–¿Cuánto falta? –le pregunté a Nick por encima de la cacofonía de gritos
distorsionados, risas, llanto y eco que había alrededor.
–La sala de máquinas esta justo delante. Después de eso, vamos a estar en
los túneles. Kevin está sangrando mucho. Él no va a morir; Joe te ha hablado
de los Nefilim ¿Verdad? Pero podría perder mucha sangre. Probablemente no
encuentre una entrada a los túneles. Volveremos antes de que te des cuenta –.
Su confianza era mucha, un poco demasiado optimista.
–¿Crees que Kevin nos podría haber seguido? –le pregunté a Nick,
manteniendo una voz baja.
Nick se detuvo, se dio vuelta. Escuchaba. Después de un momento, dijo
con certeza. –No hay nadie allí.
Estábamos por continuar nuestro camino hacia la sala de máquinas, cuando una
vez más, sentí una presencia detrás de mí. Mi cuero cabelludo hormigueo, y
eche un vistazo por encima del hombro. Esta vez, el contorno de un rostro se
materializó a través de la oscuridad. Casi grité, y luego la imagen se consolidó
en una cara distinta y familiar.
Mi papá.
Su pelo rubio brillaba en la oscuridad, sus ojos brillaban, pero eran
tristes. Te amo.
–¿Papá? –dije en voz baja. Pero retrocedí un paso por precaución. Me
recordó a los últimos días. Era un truco. Una mentira.
Lo siento, tuve que dejarte a ti y a tu mamá.
Quise desaparecerlo. Él no era real. Era una amenaza. Quería hacerme
daño. Recordé la manera en que saco mi brazo a través de la ventana de casa y
trató de cortarme. Me acordé de cómo me había perseguido mí en la biblioteca.
Pero su voz era suave y persuasiva como la que había usado la primera
vez en casa. No es la voz severa, aguda de después. Era su voz.
Te quiero, (tn). Pase lo que pase, prométeme que lo recordarás. No me importa
cómo ni por qué entraste en mi vida, sólo que lo hiciste. No recuerdo todas las cosas que
hice mal. Recuerdo lo que hice bien. Te recuerdo. Tú hiciste que mi vida tuviera sentido.
Tú la hiciste especial.
Negué con la cabeza, tratando de sacar su voz, preguntándome por qué
Nick no decía nada. ¿No veía a mi papá? ¿No había nada que pudiéramos
hacer para que desapareciera? Pero la verdad del asunto era que no quería dejar
de escuchar su voz. No quería que se fuera. Quería que fuera real. Yo necesitaba
que envolviera sus brazos alrededor de mí y me dijera que todo saldría
bien. Sobre todo, deseaba volver a casa con él.
Prométeme que lo recordarás.
Las lágrimas goteaban por mis mejillas. Te lo prometo, pensé, aunque
sabía que no podía oírme.
Un ángel de la muerte me ayudó para poder venir a verte. Ella está deteniendo el
tiempo para nosotros, (tn). Me está ayudando a hablarte mentalmente. Hay algo
importante que debo decirte, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que volver pronto y yo
necesito que escuches con atención.
–No –dije ahogada, mi voz salía estrangulada. –Voy contigo. No me dejes
aquí. ¡Iré contigo! ¡No puedes dejarme otra vez!
No puedo quedarme, nena. Yo pertenezco a otro lugar ahora.
–Por favor no te vayas –sollocé, apretando los puños contra el pecho como
si pudiera detener mi corazón de hincharse. El pánico se apoderó de mí al
pensar en él dejándome de nuevo. La sensación de puro abandono supero todo
lo demás. Él me iba a dejar aquí. En la casa de la risa. En la oscuridad, sin nadie
que me ayude, más que Nick. –¿Por qué me dejas de nuevo? ¡Te necesito!
Toca las cicatrices de Nick. La verdad está ahí.
El rostro de mi padre retrocedió en la oscuridad. Extendí la mano para
detenerlo, pero su rostro se convirtió en niebla ante mi tacto. Los hilos de color
blanco plateado se disolvieron en la oscuridad.
–¿(tn)?
Empecé a oír la voz de Nick –Tenemos que darnos prisa –dijo, como si no
hubiera pasado más que un segundo. –No queremos encontrarnos con Kevin en
el anillo exterior de los túneles, donde todas las entradas se juntan.
Mi papá se había ido. Por razones que no podía explicar, yo sabía que lo
había visto por última vez. El dolor de la pérdida era insoportable. Cuando más
lo necesitaba, cuando me dirigía a los túneles, asustada y perdida, él me había
dejado hacerle frente a esto sola. –No puedo ver a dónde voy –exclamé,
golpeando con fuerza mis ojos secos, luchando en el frustrante proceso de tratar
de centrar mis pensamientos en un objetivo en concreto: llegar a los túneles y
encontrarme con Demi del otro lado. –Necesito algo para sostenerme.
Nick impacientemente me acerco el borde de su camisa. –Sostén la parte
de atrás de mi camisa y sígueme. Mantente conmigo. No tenemos mucho
tiempo.
Apreté el algodón desgastado entre mis dedos, mi corazón latía muy
fuerte. Unas pulgadas me separaban de la piel de su espalda. Mi papá me había
dicho que tocara sus cicatrices, sería tan fácil hacerlo ahora. Todo lo que tenía
que hacer era deslizar mi mano...
Sucumbir a la succión y ser completamente tragada por la oscuridad...
Recordé las veces que había tocado las cicatrices de Joe y cómo había
sido brevemente transportada a su memoria. Sin un ápice de duda, sabía que
pasaría lo mismo si tocaba las cicatrices de Nick.
No quería ir. Quería mantener los pies debajo de mí, llegar a los túneles y
salir de Delfos.
Pero mi padre había vuelto a decirme dónde encontrar la verdad. Todo lo que
viera en los recuerdos de Nick tenía que ser importante. Por mucho que
doliera que mi padre me hubiese dejado aquí, tenía que confiar en él. Tenía que
confiar, él había arriesgado todo para decirme.
Deslicé mi mano por la parte de atrás de la camisa de Nick. Sentí su piel
suave... A continuación, un canto lleno de baches del tejido de las cicatrices.
Extendí mi mano contra la cicatriz, esperando ser llevada a un mundo extraño,
extranjero.
La calle estaba tranquila y oscura. Las casas que enmarcaban ambos lados
estaban abandonadas, destartaladas. Cercas pequeñas. Las ventanas con marco
de madera. Una fuerte helada hundió sus dientes en mi piel.
Dos fuertes explosiones rompieron el silencio. Volví mi cara para enfrentar
la casa que estaba cruzando la calle. ¿Disparos? Entré en pánico. De inmediato
busqué mi teléfono celular en mi bolsillo, para llamar al 911, cuando me acordé
de que estaba atrapada en la memoria Nick. Todo lo que estaba viendo había
sucedido en el pasado.
El sonido de pasos apresurados sonó en la noche, y vi en shock como mi
padre salía por la puerta de la casa de enfrente y desaparecía en el patio lateral.
Sin esperar, fui después de él.
–¡Papá! –le grité, incapaz de ayudarme a mí misma. –¡No vuelvas allí! –.
Llevaba la misma ropa con la que había salido la noche que había sido
asesinado. Empujé la puerta y lo encontré en la esquina trasera de la
casa. Sollozando, arrojé mis brazos alrededor de él. –Tenemos que volver.
Tenemos que salir de aquí. Algo horrible va a suceder.
Mi papá caminó a través de mis brazos, cruzando un pequeño muro de
piedra que corría junto a la propiedad. Se acercó hasta la pared en cuclillas, con
los ojos fijos en la puerta de atrás de la casa. Me apoyé en la pared, escondiendo
mi cabeza entre mis brazos y lloré. No quiero ver esto. ¿Por qué papá me dijo
que tocara las cicatrices de Nick? No quería esto. ¿No sabía cuánto dolor había
sufrido ya?
–Última oportunidad –las palabras fueron pronunciadas desde el interior
de la casa, a la deriva a través de la puerta de atrás, abierta.
–Vete al infierno.
Otra explosión y caí de rodillas, apretándome contra el muro, continuando
el recuerdo.
–¿Dónde está la chica? –preguntó en voz tan baja, tan tranquilo, que casi
no pude oírlo por encima de mi suave llanto.
Por el rabillo de mi ojo vi a papá moverse. Se arrastró por el patio,
moviéndose hacia la puerta. Tenía una pistola en la mano y la levantó,
apuntando. Corrí hacia él, tratando de tomar sus manos, tratando de quitarle el
arma, tratando de empujarlo a las sombras nuevamente. Pero era como tratar
de mover un fantasma; mis manos pasaron alrededor de él.
Mi papá apretó el gatillo. El disparo salió al cielo abierto, rasgando el
silencio a la mitad. Una y otra vez disparó. Pese a que ninguna parte de mi lo
quería, miré hacia la casa, viendo el delgado cuerpo del joven al que mi papá le
disparaba por la espalda. Solo un poco más ella, otro hombre cayó desplomado
al suelo, con su espalda apoyada en el sofá. Estaba sangrando y tenía su
expresión retorcida en agonía y miedo.
En ese momento de confusión, me di cuenta de que era Hank Millar.
–¡Corre! –Hank le gritó a mi padre. –¡Déjame atrás! ¡Corre y sálvate a ti
mismo!
Mi papa no corrió. Mantuvo el nivel del arma, disparando una y otra vez
balas hacia la puerta abierta, donde el joven de gorra de béisbol azul parecía ser
inmune a ellas. Y entonces, muy lentamente, se volteó para mirar a mi padre.
entrada de la Casa de la risa, los gritos lejanos fueron remplazados por la
espeluznante música de la caseta del carnaval, tintineando fuerte desde la
entrada de la casa de la risa. Entré por la boca y cambio el piso. Extendí mi
mano para no perder el equilibrio, pero las paredes rodaron en mis manos.
Cuando mis ojos se acostumbraron a los rastros de luz que se filtraban por la
boca del payaso a mi espalda, vi que estaba dentro de un cilindro giratorio que
parecía extenderse para siempre. El cañón estaba pintado con franjas de color
rojo y blanco que se alternaban, y se volvían borrosas en un vertiginoso rosa.
–Aquí –dijo Nick, guiándome a través del cañón. Puse un pie delante del
otro, deslizándome torpemente hacia adelante. El frío me acarició la piel y salté
hacia un lado con un suspiro de sobresalto. –No es real –me aseguró Nick. –
Tenemos que seguir adelante. Si Kevin decide buscar en los túneles, tendremos
que vencerlo dentro.
El aire estaba viciado y húmedo, olía a moho. La cabeza del payaso era un
recuerdo lejano ahora. La única luz provenía de las ampolletas rojas en el
cavernoso techo que ardía de vida con el relieve de un esqueleto que colgaba,
zombis desentrañados o vampiros levantándose de su ataúd.
–¿Cuánto falta? –le pregunté a Nick por encima de la cacofonía de gritos
distorsionados, risas, llanto y eco que había alrededor.
–La sala de máquinas esta justo delante. Después de eso, vamos a estar en
los túneles. Kevin está sangrando mucho. Él no va a morir; Joe te ha hablado
de los Nefilim ¿Verdad? Pero podría perder mucha sangre. Probablemente no
encuentre una entrada a los túneles. Volveremos antes de que te des cuenta –.
Su confianza era mucha, un poco demasiado optimista.
–¿Crees que Kevin nos podría haber seguido? –le pregunté a Nick,
manteniendo una voz baja.
Nick se detuvo, se dio vuelta. Escuchaba. Después de un momento, dijo
con certeza. –No hay nadie allí.
Estábamos por continuar nuestro camino hacia la sala de máquinas, cuando una
vez más, sentí una presencia detrás de mí. Mi cuero cabelludo hormigueo, y
eche un vistazo por encima del hombro. Esta vez, el contorno de un rostro se
materializó a través de la oscuridad. Casi grité, y luego la imagen se consolidó
en una cara distinta y familiar.
Mi papá.
Su pelo rubio brillaba en la oscuridad, sus ojos brillaban, pero eran
tristes. Te amo.
–¿Papá? –dije en voz baja. Pero retrocedí un paso por precaución. Me
recordó a los últimos días. Era un truco. Una mentira.
Lo siento, tuve que dejarte a ti y a tu mamá.
Quise desaparecerlo. Él no era real. Era una amenaza. Quería hacerme
daño. Recordé la manera en que saco mi brazo a través de la ventana de casa y
trató de cortarme. Me acordé de cómo me había perseguido mí en la biblioteca.
Pero su voz era suave y persuasiva como la que había usado la primera
vez en casa. No es la voz severa, aguda de después. Era su voz.
Te quiero, (tn). Pase lo que pase, prométeme que lo recordarás. No me importa
cómo ni por qué entraste en mi vida, sólo que lo hiciste. No recuerdo todas las cosas que
hice mal. Recuerdo lo que hice bien. Te recuerdo. Tú hiciste que mi vida tuviera sentido.
Tú la hiciste especial.
Negué con la cabeza, tratando de sacar su voz, preguntándome por qué
Nick no decía nada. ¿No veía a mi papá? ¿No había nada que pudiéramos
hacer para que desapareciera? Pero la verdad del asunto era que no quería dejar
de escuchar su voz. No quería que se fuera. Quería que fuera real. Yo necesitaba
que envolviera sus brazos alrededor de mí y me dijera que todo saldría
bien. Sobre todo, deseaba volver a casa con él.
Prométeme que lo recordarás.
Las lágrimas goteaban por mis mejillas. Te lo prometo, pensé, aunque
sabía que no podía oírme.
Un ángel de la muerte me ayudó para poder venir a verte. Ella está deteniendo el
tiempo para nosotros, (tn). Me está ayudando a hablarte mentalmente. Hay algo
importante que debo decirte, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que volver pronto y yo
necesito que escuches con atención.
–No –dije ahogada, mi voz salía estrangulada. –Voy contigo. No me dejes
aquí. ¡Iré contigo! ¡No puedes dejarme otra vez!
No puedo quedarme, nena. Yo pertenezco a otro lugar ahora.
–Por favor no te vayas –sollocé, apretando los puños contra el pecho como
si pudiera detener mi corazón de hincharse. El pánico se apoderó de mí al
pensar en él dejándome de nuevo. La sensación de puro abandono supero todo
lo demás. Él me iba a dejar aquí. En la casa de la risa. En la oscuridad, sin nadie
que me ayude, más que Nick. –¿Por qué me dejas de nuevo? ¡Te necesito!
Toca las cicatrices de Nick. La verdad está ahí.
El rostro de mi padre retrocedió en la oscuridad. Extendí la mano para
detenerlo, pero su rostro se convirtió en niebla ante mi tacto. Los hilos de color
blanco plateado se disolvieron en la oscuridad.
–¿(tn)?
Empecé a oír la voz de Nick –Tenemos que darnos prisa –dijo, como si no
hubiera pasado más que un segundo. –No queremos encontrarnos con Kevin en
el anillo exterior de los túneles, donde todas las entradas se juntan.
Mi papá se había ido. Por razones que no podía explicar, yo sabía que lo
había visto por última vez. El dolor de la pérdida era insoportable. Cuando más
lo necesitaba, cuando me dirigía a los túneles, asustada y perdida, él me había
dejado hacerle frente a esto sola. –No puedo ver a dónde voy –exclamé,
golpeando con fuerza mis ojos secos, luchando en el frustrante proceso de tratar
de centrar mis pensamientos en un objetivo en concreto: llegar a los túneles y
encontrarme con Demi del otro lado. –Necesito algo para sostenerme.
Nick impacientemente me acerco el borde de su camisa. –Sostén la parte
de atrás de mi camisa y sígueme. Mantente conmigo. No tenemos mucho
tiempo.
Apreté el algodón desgastado entre mis dedos, mi corazón latía muy
fuerte. Unas pulgadas me separaban de la piel de su espalda. Mi papá me había
dicho que tocara sus cicatrices, sería tan fácil hacerlo ahora. Todo lo que tenía
que hacer era deslizar mi mano...
Sucumbir a la succión y ser completamente tragada por la oscuridad...
Recordé las veces que había tocado las cicatrices de Joe y cómo había
sido brevemente transportada a su memoria. Sin un ápice de duda, sabía que
pasaría lo mismo si tocaba las cicatrices de Nick.
No quería ir. Quería mantener los pies debajo de mí, llegar a los túneles y
salir de Delfos.
Pero mi padre había vuelto a decirme dónde encontrar la verdad. Todo lo que
viera en los recuerdos de Nick tenía que ser importante. Por mucho que
doliera que mi padre me hubiese dejado aquí, tenía que confiar en él. Tenía que
confiar, él había arriesgado todo para decirme.
Deslicé mi mano por la parte de atrás de la camisa de Nick. Sentí su piel
suave... A continuación, un canto lleno de baches del tejido de las cicatrices.
Extendí mi mano contra la cicatriz, esperando ser llevada a un mundo extraño,
extranjero.
La calle estaba tranquila y oscura. Las casas que enmarcaban ambos lados
estaban abandonadas, destartaladas. Cercas pequeñas. Las ventanas con marco
de madera. Una fuerte helada hundió sus dientes en mi piel.
Dos fuertes explosiones rompieron el silencio. Volví mi cara para enfrentar
la casa que estaba cruzando la calle. ¿Disparos? Entré en pánico. De inmediato
busqué mi teléfono celular en mi bolsillo, para llamar al 911, cuando me acordé
de que estaba atrapada en la memoria Nick. Todo lo que estaba viendo había
sucedido en el pasado.
El sonido de pasos apresurados sonó en la noche, y vi en shock como mi
padre salía por la puerta de la casa de enfrente y desaparecía en el patio lateral.
Sin esperar, fui después de él.
–¡Papá! –le grité, incapaz de ayudarme a mí misma. –¡No vuelvas allí! –.
Llevaba la misma ropa con la que había salido la noche que había sido
asesinado. Empujé la puerta y lo encontré en la esquina trasera de la
casa. Sollozando, arrojé mis brazos alrededor de él. –Tenemos que volver.
Tenemos que salir de aquí. Algo horrible va a suceder.
Mi papá caminó a través de mis brazos, cruzando un pequeño muro de
piedra que corría junto a la propiedad. Se acercó hasta la pared en cuclillas, con
los ojos fijos en la puerta de atrás de la casa. Me apoyé en la pared, escondiendo
mi cabeza entre mis brazos y lloré. No quiero ver esto. ¿Por qué papá me dijo
que tocara las cicatrices de Nick? No quería esto. ¿No sabía cuánto dolor había
sufrido ya?
–Última oportunidad –las palabras fueron pronunciadas desde el interior
de la casa, a la deriva a través de la puerta de atrás, abierta.
–Vete al infierno.
Otra explosión y caí de rodillas, apretándome contra el muro, continuando
el recuerdo.
–¿Dónde está la chica? –preguntó en voz tan baja, tan tranquilo, que casi
no pude oírlo por encima de mi suave llanto.
Por el rabillo de mi ojo vi a papá moverse. Se arrastró por el patio,
moviéndose hacia la puerta. Tenía una pistola en la mano y la levantó,
apuntando. Corrí hacia él, tratando de tomar sus manos, tratando de quitarle el
arma, tratando de empujarlo a las sombras nuevamente. Pero era como tratar
de mover un fantasma; mis manos pasaron alrededor de él.
Mi papá apretó el gatillo. El disparo salió al cielo abierto, rasgando el
silencio a la mitad. Una y otra vez disparó. Pese a que ninguna parte de mi lo
quería, miré hacia la casa, viendo el delgado cuerpo del joven al que mi papá le
disparaba por la espalda. Solo un poco más ella, otro hombre cayó desplomado
al suelo, con su espalda apoyada en el sofá. Estaba sangrando y tenía su
expresión retorcida en agonía y miedo.
En ese momento de confusión, me di cuenta de que era Hank Millar.
–¡Corre! –Hank le gritó a mi padre. –¡Déjame atrás! ¡Corre y sálvate a ti
mismo!
Mi papa no corrió. Mantuvo el nivel del arma, disparando una y otra vez
balas hacia la puerta abierta, donde el joven de gorra de béisbol azul parecía ser
inmune a ellas. Y entonces, muy lentamente, se volteó para mirar a mi padre.
continuara chicas ya casi esta temporada llega a su fin para darle comienzo de lleno al la III temporada, espero q les alla gustado el especial ya en la III temporada habra mas maratones okis se les quiere se me cuidan okis
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
OOOOOOOOHHH!!!!!!!!... ENTONCES ..... NIIICCKK ES EL MAAALOOO?????....... AAAAIIII YA NO ENTIENTIENDOOOO!!!!
PORFIIISS PON OTROOOO
PORFIIISS PON OTROOOO
chelis
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