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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
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Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
maraton
2/4
Capítulo 10
Fui despertada por el sonido del timbre de mi teléfono. Atrapada en mitad del sueño,
puse mi almohada sobre mi cabeza e intenté amortiguar el ruido. Pero el teléfono sonó y
sonó.
La llamada pasó a mensajes de voz. Cinco segundos después, el timbre comenzó a sonar
otra vez.
Estiré un brazo sobre el lado de la cama, buscando a tientas hasta que encontré mis jeans
y saqué el celular del bolsillo.
-“¿Sí?”- Dije entre un gran bostezo y con los ojos cerrados.
Al otro lado, alguien estaba respirando con coraje. -“¿Qué pasó contigo? ¿Qué pasó con
el algodón dulce? ¡Y mientras me dices eso, qué tal si me dices en dónde estas para
poder ir a estrangularte con mis manos!”-
Golpeé varias veces mi frente con la palma de mi mano.
-“¡Pensé que te habían raptado!”- Siguió Demi -“¡Pensé que te habían secuestrado! ¡Pensé
que te habían matado!”-
Intenté encontrar el reloj en la oscuridad. Golpeé un marco de foto en la mesa de noche
y todos los cuadros que estaban tras ese también se cayeron por el efecto dominó.
-“Me retrasé un poco”- Dije -“Para cuando regresé a los videojuegos, ya te habías ido.”-
-“¿Retrasada? ¿Qué clase de excusa es ‘retrasada’?”-
Los números rojos del reloj se enfocaron. Era un poco después de las dos de la mañana.
-“Conduje por una hora en el estacionamiento”- Dijo Demi. -“Elliot caminó todo el parque
mostrando la única foto tuya que tengo en mi celular. Intenté llamar a tu celular un billón
de veces. Espera. ¿Estas en tu casa? ¿Cómo llegaste a tu casa?”-
Me estrujé los ojos. -“Joe.”-
-“¿Joe el acosador?”-
-“Bueno no tenía muchas opciones ¿o sí?”- Dije directo al grano. -“Tú te fuiste sin mi.”-
-“Suenas a la defensiva. Bien a la defensiva. No, no es eso. Suenas agitada… nerviosa…
excitada.”- Podía sentir sus ojos ponerse como platos. -“Él te besó ¿verdad?”-
Ninguna respuesta.
-“¡Lo hizo! ¡Lo sabía! He visto la manera en que él te mira. Sabía que esto iba a pasar. Lo
vi desde una milla de distancia.”-
No quería pensar en eso.
-“¿Cómo fue?”- Presionó Demi. -“¿Un beso melocotón? ¿Un beso ciruela? ¿O fue un beso
al-fal-fa?”-
-“¿Qué?”-
-“¿Fue un besito, las bocas se abrieron, o hubo lengua? Olvídalo. No tienes que contestar
eso. Joe no es la clase de muchacho que lidia con preliminares. Allí hubo lengua.
Garantizado.”-
Cubrí mi cara con mis manos, escondiéndola tras ellas. Joe probablemente pensó que
yo no tenía ningún auto control. Yo me derretí en sus brazos como mantequilla. Justo
antes que le dijera que se tenía que ir, estaba bien segura que hice un sonido que era un
cruce entre un suspiro de alegría y un gemido de éxtasis.
Eso explicaría su arrogante sonrisa.
-“¿Podemos hablar de esto después?”- Pregunté, presionando el puente de mi nariz.
-“De ninguna manera.”- Suspiré. -“Estoy muerta de cansancio.”-
-“No puedo creer que estés pensando en dejarme con el suspenso.”-
-“Estoy contando con que lo olvides.”-
-“Muy poco probable.”-
Traté de imaginar los músculos de mi cuello relajarse, anticipándose al dolor de cabeza
que sentía avecinarse. -“¿Todavía esta en pie el ir de compras?”-
-“Te recogeré a las cuatro.”-
-“Pensé que no nos íbamos a reunir hasta las cinco.”-
-“Las circunstancias han cambiado. Estaré allí más temprano si es que puedo escaparme
de la hora familiar. Mi mamá esta teniendo un ataque de nervios. Ella piensa que mis
malas calificaciones se deben a su mal trabajo como madre. Aparentemente pasar
tiempo juntas es la solución. Deséame suerte.”-
Cerré el celular y me hundí en mi cama. Imaginé la sonrisa cínica de Joe y sus brillantes
ojos negros. Después de varios minutos dando vueltas en la cama, me rendí en intentar
ponerme cómoda. La verdad es que, mientras Joe estuviera en mi mente, la
comodidad estaba fuera del tema.
Cuando era pequeña, Lionel (el ahijado de Dorothea) rompió uno de los vasos de cristal
en la cocina. Él recogió todos los pedazos de cristal excepto uno y me retó a lamerlo.
Imaginé que enamorarme de Joe era un poco como lamer un cristal roto. Sabía que era
estúpido. Sabía que me iba a cortar. Después de todos estos años, una cosa no había
cambiado: todavía seguía siento atraída por el peligro.
De repente me senté derecha en mi cama, alcancé mi celular y encendí la lámpara.
La carga de la batería estaba completa.
Un inquietante hormigueo recorrió mi espina vertebral. Se supone que mi celular
estuviera muerto. ¿Entonces cómo fue que mi mamá y Demi pudieron llamarme?
La lluvia caía en grandes cantidades sobre los coloridos toldos de las tiendas junto al
muelle y se derramaba en la acera. Las anticuadas lámparas de gas que estaban
estancadas en ambos lados de la carretera brillaron con vida. Con nuestros paraguas
chocándose, Demi y yo nos apresuramos por la acera hasta estar bajo el toldo de líneas
blancas y rosadas de Victoria’s Secret. Cerramos nuestros paraguas al unísono y las
colocamos afuera, junto a la entrada.
El estruendo de un trueno nos hizo correr hacia la puerta.
Sacudí la lluvia de mis zapatos y me estremecí por el frío. Varios difusores de aceite
aromático estaban ardiendo sobre un mostrador en el centro de la tienda, rodeándonos
de un exótico y potente olor.
Una mujer vestida con pantalones negros y una ajustada camiseta negra, se adelantó
hacia nosotras. Ella tenía una cinta medidora enrollada en su cuello y comenzó a mover
su mano para tomarla. -“¿Les gustaría que tome sus medidas gratuitamente…?” -
-“Aparta esa maldita cinta”- Ordenó Demi. -“Ya sé mi talla. No necesito que me lo
recuerden.”-
Sonreí a la mujer a manera de disculpas mientras seguía a Demi, quién se dirigía hasta la
sección de rebajas que estaba en la parte de atrás.
-“Copa D no es algo por lo que deberías estar avergonzada”- Le dije a Demi mientras
tomaba un sostén de satín azul y buscaba la etiqueta de precio.
-“¿Quién dijo que estoy avergonzada?”- Dijo Demi. -“No estoy avergonzada. ¿Por qué
estaría avergonzada? Las únicas chicas de dieciséis años con senos así de grandes como
los míos es porque están cubiertos de silicona y todo el mundo lo sabe. ¿Qué razón
tendría para estar avergonzada?”- Ella rebuscó en un perchero. -“¿Crees que aquí tengan
algún sostén que hagan que mis bebés se vean planos?”-
-“Eso se llama sostenes deportivos y tienen un horrible efecto secundario llamado
uniteta”- Dije observando un sostén negro de encaje que estaba junto a otros.
No debería estar mirando lencería. Naturalmente me hace pensar en cosas sexy. Como
besarse. Como Joe.
Cerré mis ojos y repetí nuestra noche juntos. La sensación de la mano de Joe en mi
cadera, sus labios saboreando mi cuello…
Demi me sorprendió fuera de guardia lanzándome un par de bragas con estampado de
tigre color turquesa. -“Esto luciría bien en ti”- Dijo. -“Todo lo que necesitas es un trasero
como el mío para rellenarlas.”-
¿En qué estaba pensando? Había estado muy cerca de besar a Joe. El mismo Joe que
posiblemente ha estado invadiendo mi mente. El mismo Joe que me salvó de
precipitarme hacia mi muerte en el Arcángel porque estaba segura de que eso era lo que
había pasado, aunque no tenía ninguna explicación lógica. Me pregunto si él de alguna
forma detuvo el tiempo y me atrapó durante la caída. Si él era capaz de hablarme a
través de la mente, tal vez, solo tal vez, él era capaz de otras cosas.
O quizá, pensé con un escalofrío, ya no podía confiar en mi mente.
Todavía tenía el pedazo de papel que Joe había metido en mi bolsillo, pero de ninguna
manera iba a ir a la fiesta esta noche. Secretamente disfrutaba la atracción entre
nosotros, pero el misterio y el miedo lo sobrepasaban. De ahora en adelante iba a sacar a
Joe de mi sistema y esta vez lo decía en serio. Iba a ser como una dieta purificadora. El
problema era que la única dieta que había hecho, había actuado en mi contra. Una vez
intenté pasar un mes entero sin comer chocolate. Ni si quiera un mordisco. Al final de las
dos semanas, no pude más y comí más chocolates de los que hubiera comido en tres
meses.
Esperaba que mi dieta libre de chocolates no presagiara lo que podría pasar si intentaba
evitar a Joe.
-“¿Qué estas haciendo?”- Pregunté, esta vez atendiendo a Demi.
-“¿Qué parece que estoy haciendo? Estoy despegando de este sostén este sello de rebaja
para pegarlo en uno que no esté en rebaja. De esa manera puedo tener sostenes sexy al
precio de uno barato.”-
-“No puedes hacer eso. Cuando vayas a pagar, ella va a escanear las barras de código y
sabrá lo que estas haciendo.”-
-“¿Barras de código? Ellos no escanean las barras de código.”- Ella no sonaba muy segura.
-“Lo hacen. Lo juro. Atraviesa mi corazón”- Supuse que mentir era mejor que observar a
Demi ser llevada a la cárcel.
-“Bueno, parecía una buena idea…”-
-“Tienes que comprarte esto”- Le dije a Demi, arrojándole un pedazo de seda y esperando
que eso la distrajera.
Ella sostuvo en alto la braga. Pequeños cangrejos rojos adornaban la tela. -“Esto es lo
más asqueroso que haya visto. Por otro lado, me gusta ese sostén negro que tienes. Creo
que deberías comprarlo. Ve y paga, yo seguiré viendo.”-
Pagué. Luego, pensando que sería más fácil olvidar a Joe si buscaba algo más benigno,
comencé a buscar en la sección de lociones.
Estaba oliendo una botella de Dream Angels cuando sentí cerca una presencia familiar.
Era como si alguien hubiera arrojado una bola de helado en la parte de atrás de mi blusa.
Era la misma sacudida de escalofríos que experimentaba cada vez que Joe llegaba.
Demi y yo seguíamos siendo las únicas en la tienda, pero al otro lado de la ventana de
cristal, vi una figura encapuchada ocultarse bajo la sombra de un toldo al otro lado de la
carretera. Nuevamente agitada, me quedé inmóvil un minuto entero antes de que
recobrara la compostura y fuera a buscar a Demi.
-“Es hora de irnos”- Le dije.
Ella estaba rebuscando en un perchero de batas de dormir. -“Vaya. Mira esto, pijamas de
franela con un cincuenta por ciento de descuento. Necesito un par de pijamas de
franela.”-
Mantuve un ojo pegado a la ventana. -“Creo que me han estado siguiendo.”-
Demi levantó la cabeza. -“¿Joe?”-
-“No. Mira a través de la calle.”-
Demi miró. -“No veo a nadie.”-
Tampoco yo. Un auto había pasado, interrumpiendo mi línea de visión. -“Creo que
entraron a la tienda.”-
-“¿Cómo sabes que te están siguiendo?” -
-“Un mal presentimiento.”-
-“Se parecían a alguien que conozcamos? Por ejemplo… si era un cruce entre Pippi
Longstocking y la Malvada Bruja del Oeste obviamente era Marcie Miller.”-
-“No era Marcie”- Dije, todavía mirando a la calle. -“Cuando anoche me fui de los
videojuegos para comprar algodón de azúcar, vi que alguien me vigilaba. Creo que es la
misma persona que esta aquí.”-
-“¿Estas hablando en serio? ¿Por qué me dices eso ahora? ¿Quién es?”-
Dirigí la voz a la vendedora. -“¿Esta tienda tiene una puerta trasera?”-
Ella estaba ordenando una gaveta y me miró. -“Es solo para empleados.”-
-“¿La persona es hombre o mujer?”- Quiso saber Demi.
-“No sabría decir.”-
-“¿Bueno, por qué crees que te están siguiendo? ¿Qué quieren?”-
-“Asustarme.”- Parecía bastante razonable.
-“¿Por qué querrían asustarte?”-
Quería decir ¿Quién no esta intentando asustarme?
-“Necesitamos una distracción”- Le dije a Demi.
-“Exactamente lo que estaba pensando”- Dijo ella. -“Y sabemos que soy muy buena en
eso. Dame tu chaqueta.”-
Yo me le quedé mirando. -“De ninguna manera. No sabemos nada sobre esta persona.
No voy a permitir que salgas vestida como yo. ¿Qué pasa si están armados?”-
-“A veces tu imaginación me asusta”- Dijo Demi.
Tenía que admitirlo, la idea de que ellos estuvieran armados y listos para matar era un
poco exagerada. Pero con todas las cosas raras que estaban pasando últimamente, no
me culpaba por sentirme alarmada y asumiera lo peor.
-“Yo saldré primero”- Dijo Demi. -“Si ellos me siguen, tú los sigues. Voy a subir la colina,
rumbo al cementerio y luego los vamos a acorralar y les sacaremos algunas respuestas.”-
Un minuto después, Demi dejó la tienda llevando puesta mi chaqueta y cogió mi paraguas
rojo, sosteniéndolo muy bajo sobre su cabeza. Si descontáramos el hecho de que ella era
unas cuantas pulgadas más alta que yo y un par de libras más voluptuosa, se confundía
conmigo. Agachada tras un perchero de batas de dormir, observé como la figura
encapuchada salía de la tienda al otro lado de la calle y seguía a Demi. Me acerqué
sigilosamente hasta la ventana. Aunque la sudadera y los jeans anchos lo hacían lucir
andrógeno, la manera de andar era femenina. Definitivamente femenina.
Demi y la chica se perdieron de vista en la esquina y yo corrí hasta la puerta. Afuera la
lluvia se había convertido en un aguacero.
Agarrando el paraguas de Demi, aceleré el paso manteniéndome bajo los toldos, libre de la
lluvia. Podía sentir el borde de mis jeans mojarse. Deseé haber tenido botas.
Detrás de mi, el muelle se extendía hacia el océano gris. Frente a mi, la línea de tiendas
terminaban en la base de una empinada y verde colina y sobre ella se podía ver la verja
de hierro del cementerio local.
Abrí el Neon, subí la calefacción al máximo y encendí los limpiaparabrisas a toda
velocidad. Conduje fuera del estacionamiento y giré hacia la izquierda, acelerando hacia
lo alto de la colina. Hacía mucho viento, los árboles del cementerio se mecían y sus ramas
parecían como si cobraran vida a través del loco vaivén de los limpiaparabrisas. Las
lápidas de mármol blanco eran las únicas que se podían ver a través de la oscuridad. Las
lápidas grises se disolvían en la atmósfera.
De la nada, un objeto rojo se lanzó contra el parabrisas, obstruyó mi línea de visión y
luego voló sobre el auto. Frené en seco y el Neon patinó hasta detenerse a un lado de la
carretera.
Abrí la puerta y salí. Corrí hasta la parte de atrás del auto para buscar lo que había
golpeado.
Hubo un momento de confusión mientras mi mente procesaba lo que estaba viendo. Mi
paraguas rojo estaba enredado en la maleza. Estaba roto; un lado estaba colapsado
exactamente de la manera que se esperaría si hubiese sido arrojado contra algo, un
objeto más duro.
Escuché un ahogado sollozo a través de la violenta lluvia.
-“¿Demi?”- Dije. Troté por la carretera, protegiendo mis ojos contra la lluvia mientras
recorría el paisaje. Más adelante yacía un cuerpo y comencé a correr.
-“¡Demi!”- Me dejé caer de rodillas a su lado. Ella estaba acostada de lado, con sus piernas
pegadas contra su pecho y luego gimió.
-“¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te puedes mover?”- Eché mi cabeza hacia atrás,
pestañeando contra la lluvia. ¡Piensa! Me dije. Mi teléfono celular está en el auto. Tengo
que llamar al 911.
-“Voy a buscar ayuda”- Le dije a Demi.
Ella gimió y se aferró a mi mano.
Yo me bajé hasta quedar al nivel de ella y la aferré firmemente. Las lágrimas quemaron
tras mis ojos. -“¿Qué pasó? ¿Fue la persona que te siguió? ¿Ellos te hicieron esto? ¿Qué
hicieron?”-
Demi murmuró algo ininteligible que pudo haber sido “bolso”. Lo cierto era que su bolso
no estaba.
-“Vas a estar bien.”- Luché por mantener mi voz firme. Tenía un oscuro presentimiento
corroyéndome y estaba tratando de mantenerlo a raya. Estaba segura que la persona
que me vigilaba en Delphic y la que me siguió hoy en las tiendas era la responsable, pero
me culpé por poner a Demi en peligro. Marqué al 911 en mi teléfono y el operador
respondió.
Tratando de mantener la histeria fuera de mi voz, dije -“Necesito una ambulancia. Mi
amiga fue atacada y asaltada.
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
maraton 3/4
Capítulo 11
El lunes lo pasé en las nubes. Fui de clase en clase esperando que sonara la última campana del día. Antes de ir a la escuela llamé al hospital y me dijeron que el brazo izquierdo de Demi fue roto durante el ataque y como el hueso no se había alineado, necesitaba cirugía. Quería verla pero no pude hasta más tarde, cuando la anestesia cedió y los empleados del hospital la movieron hasta su habitación. Era especialmente importante el que yo escuchara su versión del ataque antes de que ella olvidara los detalles o los exagerara. Cualquier cosa que ella recordara podría ayudarme a descubrir quién hizo esto. Mientras las horas se alargaban hasta llegar la tarde, dejé de pensar en Demi y comencé a pensar en la chica afuera del Victoria’s Secret. ¿Quién era ella? ¿Qué quería? Quizá se trataba de una perturbadora casualidad el que Demi fuera atacada minutos después de que viera a la chica seguirla, pero mis instintos no estaban de acuerdo. Deseé poder haber tenido una imagen más clara de cómo era ella. La ancha sudadera, los jeans y la lluvia hicieron un buen trabajo disfrazándola. Por lo poco que sabía, bien pudo haber sido Marcie Millar. Pero muy en mi interior sabía que no podía ser ella. Abrí la puerta de mi casillero para tomar mi libro de biología y luego me dirigí hacia mi última clase. Entré y encontré vacía la silla de Joe. Típicamente, él llevaba al último momento junto con la campana tardía, pero la campana sonó y el entrenador tomó su lugar ante la pizarra y comenzó a leer. Comencé a reflexionar sobre la silla vacía de Joe. En el fondo de mi cabeza, una diminuta voz especulaba que su ausencia podría estar relacionada con el ataque hacia Demi. Era un poco extraño que él estuviera desaparecido en la mañana después y no podía olvidar el escalofrío que sentí momentos antes de mirar a las afueras del Victoria’s Secret y descubriera que estaba siendo vigilada. Todas las otras veces que me había sentido de esa manera, era porque Joe estaba cerca. La voz de la razón extinguió rápidamente la implicación de Joe. Él pudo haberse contagiado de algún resfriado. O se pudo haber quedado sin gasolina de camino a la escuela y estaba varado a millas de distancia. O tal ves había una gran apuesta en el billar de Bo’s Arcade y él pensó que eso era más provechoso que pasar una tarde aprendiendo las complejidades del cuerpo humano. Al final de la clase, el entrenador me detuvo mientras salía por la puerta. -“Espera un minuto, (tn).”- Me regresé y subí mi mochila a mi hombro. -“¿Sí?”- Él me ofreció un pedazo de papel doblado. -“La Srta. Greene pasó por aquí antes de la clase y me pidió que te diera esto”- Dijo. Yo acepté el papel. -“¿La Srta. Greene?”- No tenía ninguna maestra con ese apellido. -“La nueva psicóloga estudiantil. Ella acaba de reemplazar al Dr. Hendrickson.”-
Yo desdoblé la hoja y leí el mensaje garabateado. Querida (tn), Yo estaré reemplazando al Dr. Hendrickson y seré tu nueva psicóloga escolar. He visto que has faltado a las últimas dos sesiones con el DR. H. Por favor, ven ahora mismo para poder ponernos al día. He enviado una carta a tu madre para informarle del cambio. Todo lo mejor, Srta. Greene -“Gracias”- Le dije al entrenador mientras doblaba la nota hasta volverla lo suficientemente pequeña para caber en mi bolsillo. Afuera en el pasillo seguí a la corriente de personas. Ahora no lo estaba evitando. Tenía que ir. Me abrí camino por los pasillos hasta que pude ver la puerta cerrada de la oficina del Dr. Hendrickson. Como era de esperar, en la puerta había una placa con un nombre nuevo. El latón pulido resplandecía contra la fea puerta de roble: Srta. D. Greene, Psicóloga Escolar. Toqué a la puerta y un momento después se abrió. La Srta. Green tenía una piel pálida y sin defectos. Sus ojos eran azules y tenía una boca exuberante. Su pelo era fino, lacio y rubio; le llegaba más allá de los codos y estaba dividido en la coronilla de su ovalado rostro. Unas gafas puntiagudas color turquesa descansaban en la punta de su nariz y estaba vestida formalmente con una falda a la rodilla gris y ajustada, y una blusa de seda rosa. Su figura era esbelta, pero femenina. Ella parecía ser mayor que yo por no más de cinco años. -“Tú debes ser (tn) Grey. Luces igual que en la foto de tu expediente”- Dijo ella, dándome un firme apretón de mano. Su voz era abrupta, pero no ruda. Una voz de negocios. Echándose para atrás, ella me indicó que entrara a la oficina. -“¿Te traigo jugo o agua?”- Preguntó ella. -“¿Qué le pasó al Dr. Hendrickson?”- -“Se retiró antes de tiempo. He estado pendiente a este trabajo desde hace tiempo, así que me lancé en cuanto estuvo abierta la plaza. Fui al Estado de Florida, pero crecí en Portland y mis padres todavía viven allí. Es bueno estar otra vez cerca de la familia.”- Yo contemplé la pequeña oficina. Había cambiado drásticamente desee la última vez que la vi unas cuantas semanas atrás. El librero que cubría la pared ahora estaba lleno de libros académicos de carpeta dura y apariencia genérica; todos encuadernados en colores neutrales y con letras doradas. El Dr. Hendrickson usaba las estanterías para colocar marcos de fotos familiares, pero allí no habían instantáneas de la vida personal de la Srta. Greene. El mismo helecho colgaba en la ventana, pero bajo el cuidado del Dr. Hendrickson, había sido más marrón que verde. Unos cuantos días con la Srta. Greene y ya parecía coqueto y vivo. Había una silla de estampado rosa al otro lado del escritorio y varias cajas estaban amontonadas en la esquina más lejana.
-“El viernes fue mi primer día”- Explicó ella al ver que mis ojos caían sobre las cajas. ---“Todavía estoy desempacando. Siéntate.”- Bajé mi mochila hasta mi brazo y me senté en la silla estampada. Nada en ese pequeño cuarto me daban claves de la personalidad de la Srta. Greene. En su escritorio tenía una pila de expedientes -no muy ordenados, pero tampoco muy desordenados- y una taza blanca con lo que parecía té. No había rastros de perfume ni de refrescadores de aire. El monitor de su computadora estaba negro. La Srta. Greene se inclinó sobre un archivero detrás de su escritorio y sacó una carpeta manila. Con un marcador negro escribió mi nombre en la lengüeta y lo puso en su escritorio, junto a mi expediente viejo, el cual tenía varias manchas de la taza de café del Dr. Henrickson. “Pasé todo el fin de semana leyendo los expedientes del Dr. Henrickson,” ella dijo. “Aquí entre nos, su letra me da migraña, así que estoy copiando todos su expedientes. Me sorprendí al ver que él no usaba una computadora para escribir sus apuntes. ¿Quién escribe grandes textos a mano en esta época?” Ella se acomodó en su silla giratoria, cruzando sus piernas y sonriéndome cortésmente. -“Bueno ¿por qué no me cuentas un poco sobre la historia de tus sesiones con el Dr. Henrickson? A penas pude descifrar sus apuntes. Parece que ustedes dos estaban discutiendo cómo te sentías acerca del nuevo empleo de tu mamá.”- -“No es tan nuevo. Ha estado trabajando allí por un año.”- -“Ella solía ser ama de casa ¿correcto? Y luego de que tu papá murió, ella tomó un empleo a tiempo completo.”- Ella se quedó mirando una hoja de papel que había en mi expediente. -“Ella trabaja para una compañía de subastas ¿cierto? Parece que coordina subastas estatales por toda la costa.”- Ella me observó por encima de sus gafas. -“Eso debe requerir mucho tiempo lejos de casa.”- -“Nos quisimos quedar en nuestra granja”- Dije con una voz que casi sonaba a la defensiva. -“No hubiésemos podido pagar la hipoteca si ella hubiese tomado un empleo local.”- No es que yo amara mis sesiones con el Dr. Henrickson, pero me encontré guardándole rencor por haberse retirado y por haberme abandonado con la Srta. Greene. Estaba comenzando a sentir algo sobre ella. Parecía atenta a detalles. Podía sentir como se moría de ganas por meterse en cada esquina oscura de mi vida. -“Sí, pero tú debes sentirte muy solitaria estando sola en esa granja”- -“Tenemos una ama de llaves que se queda conmigo todas las tardes hasta las nueve o diez de la noche.”- -“Pero una ama de llaves no es lo mismo que una mamá.”- Yo miré a la puerta. Ni siquiera intenté ser discreta. -“¿Tienes una mejor amiga? ¿Un novio? ¿Alguien con quién hablar cuando tu ama de llaves no… esta disponible?”- Ella echó una bolsita de té en la taza y luego la levantó para beber de ella. -“Tengo una mejor amiga.”- Me propuse decir lo menos posible. Mientras menos dijera, más corta sería la sesión. Mientras más corta la sesión, más pronto podría visitar a Demi.
Sus cejas se arquearon. -“¿Novio?”- -“No.”- -“Eres una chica atractiva. Me imagino que alguien del sexo opuesto debe tener algún interés en ti.”- -“Este es el asunto”- Dije lo más paciente posible. -“De verdad aprecio que estés tratando de ayudarme, pero hace un año tuve exactamente esta misma conversación con el Dr. Henrickson cuando mi papá murió. Es como regresar en el tiempo y revivirlo todo otra vez. Sí, fue trágico y horrible y aún sigo lidiando con eso todos los días, pero lo que en realidad necesito es seguir adelante.”- El reloj en la pared hizo tic tac entre nosotras. -“Bueno”- Dijo finalmente la Srta. Greene, forzando una sonrisa. -“Me ayuda mucho conocer tu punto de vista, (tn). Lo cual era lo que estaba tratando de entender. Escribiré sobre tus sentimientos en tu expediente. ¿Hay alguna otra cosa de la que quieras hablar?”- -“No.”- Sonreí para confirmar que, de verdad, estaba bien. Ella hojeó unas cuantas páginas más de mi expediente. No tenía idea de qué observaciones el Dr. Henrickson habrá inmortalizado allí, y no quería esperar lo suficiente para saberlo. Levanté mi mochila del suelo y me moví hasta el borde de la silla. -“No es que quiera acortar esto, pero tengo que estar en otro lugar a las cuatro.”- -“¿Ah sí?”- No tenía ningún deseo de contarle a la Srta. Greene sobre el ataque a Demi. -“Tengo que buscar información en la biblioteca”- Mentí. -“¿Para qué clase?”- Dije la primera respuesta que me vino a la mente. -“Biología.”- -“Hablando de clases ¿cómo te va en ellas? ¿Algún problema en esa área?”- -“No.”- Ella pasó unas cuantas páginas más de mi expediente. -“Excelentes calificaciones”- Observó ella. -“Dice aquí que eres tutora de tu compañero de biología, Joe Cipriano.”- Ella me miró, aparentemente queriendo mi confirmación. Estaba sorprendida de que mi tarea como tutora era lo suficientemente importante para que llegara hasta el expediente del psicólogo escolar. -“Hasta ahora no hemos podido reunirnos. Conflicto de horarios.”- Me encogí de hombros como queriendo decir, qué se le puede hacer. Ella le dio golpecitos a mi expediente, luego recogió todas las hojas sueltas y las guardó en el nuevo expediente que había identificado a mano. -“Para darte una advertencia justa, voy a hablar con el Sr. McConaughy para establecer ciertos parámetros en tus sesiones de tutoría. Me gustaría que todas las reuniones se hagan aquí en la escuela, bajo la supervisión directa de un maestro o cualquier otro miembro de la facultad. No quiero que le des tutorías a Joe fuera de la propiedad escolar. Especialmente no quiero que ustedes dos se reúnan a solas.”- Un escalofrío recorrió mi piel. -“¿Por qué? ¿Qué pasa?”- -“No puedo discutirlo.”- La única razón que se me ocurría para explicar el por qué ella no me quería sola con Joe era que él era peligroso. Mi pasado podría asustarte, él me había dicho en la plataforma de desembarque del Arcángel. -“Gracias por su tiempo. No te retrasaré más”- Dijo la Srta. Greene. Ella caminó a grandes pasos hasta la puerta, la mantuvo abierta con su delgada cadera y se despidió con una sonrisa que pareció mecánica. Llamé al hospital después de dejar la oficina de la Srta. Greene. La cirugía de Demi había terminado, pero ella seguía en la habitación de recuperación y no podía tener visitas hasta las siete de la noche. Consulté el reloj de mi teléfono. Tres horas. Encontré el Fiat en el estacionamiento de estudiantes y me metí en él esperando que pasar una tarde haciendo mis tareas en la biblioteca haría que la espera fuera más corta. Me quedé en la biblioteca toda la tarde y antes de que me diera cuenta, el reloj en la pared había pasado calladamente al anochecer. Mi estómago rugió contra el silencio de la biblioteca y mis pensamientos fueron hacia la máquina expendedora que estaba en la entrada. Lo último de mi tarea podía esperar hasta más tarde, pero aún quedaba un proyecto que requería la ayuda de los recursos de la biblioteca. En casa tenía una anticuada computadora IBM con conexión de Internet dial-up y normalmente evitaba bastantes gritos y tirones de cabello innecesarios utilizando el laboratorio de computadoras de la librería. A las nueve de la noche tenía que entregar una reseña de Othello al editor del eZin y me había propuesto ir a comer tan pronto lo terminara. Guardando todas mis pertenencias, caminé hasta los elevadores. Ya adentro, presioné el botón para cerrar las puertas, pero no presioné el número del piso de inmediato. Saqué mi celular y llamé otra vez al hospital. -“Hola”- Le dije a la enfermera que contestó. -“Mi amiga esta en recuperación por una cirugía y cuando verifiqué temprano en la tarde, me dijeron que saldría de recuperación esta noche. Su nombre es Demi Sky.”- Hubo una pausa en donde solo se escuchaba el clic del teclado de la computadora. -“Parece que dentro de una hora la van a llevar a un cuarto privado.”- -“¿Cuándo termina las horas de visita?”- -“A las ocho.”- -“Gracias.”- Me desconecté, presioné el botón del tercer piso y comencé a ascender. En el tercer piso, seguí los letreros hacia la sección de colecciones esperando que si leía varias reseñas de teatro en el periódico local, iluminaría mi musa. -“Disculpe”- Le dije a la bibliotecaria detrás del escritorio de colecciones. -“Intento encontrar copias de crónicas o el Portland Press Herald del año pasado. Particularmente la sección de teatro.”- -“No tenemos cosas tan recientes en la sección de colecciones”- Dijo ella -“Pero si buscas online, creo que el Portland Press Herald tiene archivos en su página. Sigue directo por el pasillo que esta tras de ti y verás a tu izquierda el laboratorio de computadoras.”- Dentro del laboratorio firmé para usar una computadora. Estaba apunto de sumergirme en mi tarea cuando una idea se me cruzó. No podía creer que no se me hubiera ocurrido antes. Luego de confirmar que nadie estaba mirando sobre mi hombro, busqué “Joe Cipriano” en Google. Tal vez encontraría algún artículo que arrojara luz sobre su pasado. Tal vez tenía un blog. Fruncí el ceño al ver los resultados de mi búsqueda. Nada. Ningún Facebook, ningún MySpace, ningún blog. Era como si él no existiera. -“¿Cuál es tu historia, Joe?”- Murmuré. -“¿Quién eres realmente?”- Media hora después había leído varias reseñas y mis ojos estaban vidriosos. Extendí mi búsqueda online a todos los periódicos en Maine. Un enlace al periódico de la Preparatoria Kinghorn llamó mi atención y pasaron unos segundos antes de que reconociera el nombre. Elliot se había transferido de la Preparatoria Kinghorn. Por puro capricho, decidí leerlo. Si la escuela era tan elite como Elliot decía, probablemente tendría un periódico respetable. Pinché el enlace, busqué en la página de archivo y al azar escogí febrero 10 de este año. Luego de un momento tuve un encabezado. ESTUDIANTE INTERROGADO POR ASESINATO EN LA PREPARATORIA KINGHORN Moví mi silla para acercarme más, atraída por la idea de leer algo más emocionante que las reseñas de teatro. El estudiante de dieciséis años de edad que asiste a la Preparatoria Kinghorn y fue interrogado por la policía en relación a lo que ha sido bautizado como “El Colgado de Kinghorn”, ha sido liberado sin ningún cargo. Después de que el cuerpo de Kjirsten Halverson, de dieciocho años de edad, fuera encontrado colgado de un árbol del campus de la Preparatoria Kinghorn, la policía interrogó al estudiante de segundo curso Elliot Saunders, quién fue visto con la víctima en la noche de su muerte. Mi mente procesaba la información lentamente. ¿Elliot fue interrogado como parte de una investigación de asesinato? Halverson trabajaba como mesera en Blind Joe’s. La policía confirmó que Halverson y Saunders fueron vistos caminando juntos en el campus, tarde en la noche del sábado. El cuerpo de Halverson fue descubierto en la mañana del domingo y Saunders fue liberado en la tarde del lunes luego de que una nota suicida fuera encontrada en el apartamento de Halverson. -“¿Encontraste algo interesante?”- Salté al escuchar la voz de Elliot detrás de mí. Me giré y lo encontré recostado del marco
de la puerta. Sus ojos estaban estrechos y su boca parecía una línea recta. Algo frío me recorrió, como un sonrojo, pero al revés. Moví mi silla un poco a la derecha, intentando ponerme frente al monitor de la computadora. -“Estoy… Estoy terminando mi tarea. ¿Y tú? ¿Qué estas haciendo? No te escuché venir. ¿Desde cuándo estas ahí parado?”- Mi voz se escuchaba por todo el lugar. Elliot se alejó del marco y entró al laboratorio. Sin mirar, busqué a tientas el botón de apagar. Dije -“Estoy intentando inspirarme para una reseña de teatro que se supone debo entregar a mi editor más tarde en la noche.”- Todavía seguía hablando demasiado rápido. ¿Dónde estaba el botón? Elliot observó alrededor mío. -“¿Reseñas de teatro?”- Mis dedos rozaron un botón y escuché el monitor ponerse negro. -“Lo siento, ¿qué dijiste que estabas haciendo?”- -“Estaba pasando por aquí cuando te vi. ¿Pasa algo? Pareces… nerviosa.”- -“Ah, es un bajón de azúcar.”- Puse mis papeles y mis libros en una pila y los metí dentro de mi mochila. -“No he comido desde el almuerzo.”- Elliot agarró una silla y la rodó hasta estar junto a mí. El se sentó con el espaldar de la silla frente a él y se acercó más, invadiendo mi espacio personal. -“Tal ves te pueda ayudar con la reseña.”- Yo me alejé. -“Vaya. Eso es de verdad muy amable de tu parte, pero lo voy a dejar por ahora. Necesito comer algo. Es buen momento para un descanso.”- -“Déjame comprarte comida”- Dijo él. -“¿No hay un restaurante a la vuelta de la esquina?”- -“Gracias, pero mi mamá me estará esperando. Estuvo fuera del pueblo toda la semana y regresa hoy.”- Me paré y traté de pasarle, pero él sacó su celular y me detuvo con él en el ombligo. -“Llámala.”- Yo miré el teléfono y pensé en una excusa. -“No me permiten salir en noches de escuela.”- -“Se le llama mentir, (tn). Dile que tu tarea te tomó más tiempo del que pensabas. Dile que necesitas otra hora en la biblioteca. Ella no sabrá la diferencia.”- La voz de Elliot había cobrado un tono que nunca antes había escuchado. Sus ojos verdes me abofetearon con una frialdad recién descubierta y su boca se veía más delgada. -“A mi mamá no le gusta que ande con chicos que no conoce”- Dije. Elliot sonrió, pero no era una sonrisa cálida. -“Ambos sabemos que no te preocupan mucho las reglas de tu mamá porque la noche del sábado estuviste conmigo en Delphic.”- Tenía mi mochila colgada de un hombro y estaba agarrando el mango. Ni dije nada. Pasé a Elliot y salí rápidamente del laboratorio, dándome cuenta de que si él encendía el monitor, vería el artículo. Pero no había nada que pudiera hacer ahora. A mitad de camino hacia el escritorio de colecciones, me atreví a mirar sobre mi hombro.
La pared de cristal del laboratorio mostraba que estaba vacío. Elliot no se veía por ninguna parte. Regresé a la computadora, manteniéndome en guardia en caso de que él apareciera. Encendí el monitor; el artículo de la investigación del asesinato aún seguía allí. Envié una copia a la impresora más cercana, la guardé dentro de mi carpeta, cerré la ventana de internet y me apresuré a salir
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
fin del maraton 4/4
Capítulo 12
Mi teléfono celular zumbó en mi bolsillo y después de confirmar que ninguna
bibliotecaria me estaba mirando de mala manera, contesté. -“¿Mamá?”-
-“Buenas noticias”- Dijo ella. -“La subasta terminó antes. Estoy de camino una hora antes
de lo planeado y llegaré a casa pronto. ¿Dónde estas?”-
-“¡Hola! No te esperaba hasta más tarde. Justo ahora me estoy yendo de la biblioteca.
¿Cómo estuvo Nueva York?”-
-“El norte de Nueva York estuvo… largo.”- Ella rió, pero sonaba agotada. -“Si esperas
cuarenta y cinco minutos, te puedo llevar a casa. Estoy en la I-95, justo afuera de
Portsmouth.”-
Busqué alrededor un reloj. Antes de ir a casa quería ir al hospital para ver a Demi.
-“El asunto es que”- Le dije a mi mamá. -“Necesito visitar a Demi. ¿Esta bien si nos
reunimos en casa? No voy a tardar mucho… lo prometo.”-
-“Por supuesto.”- Detecté un poco de decepción. -“¿Hay noticias nuevas? Esta mañana
recibí tu mensaje acerca de su cirugía.”-
-“Ya le hicieron la cirugía y en cualquier momento la estarán llevando a un cuarto.”-
-“(tn).”- Escuché que su voz se inflamaba con emoción. -“Estoy tan feliz de que no
hubieras sido tú. No podría vivir conmigo misma si algo te hubiera pasado. Especialmente
desde que tu padre…”- Ella rompió en silencio. -“Nada más estoy muy feliz de que ambas
estemos a salvo. Dile hola a Demi de mi parte. Te veo pronto. Besos y abrazos.”-
-“Te amo, mamá.”-
El Centro Médico Regional de Coldwater es una estructura de tres pisos construidos en
ladrillo y con una acera techada que lleva hacia la entrada principal. Pasé por la puerta
giratoria de cristal y me detuve en el escritorio principal para preguntar sobre Demi. Me
dijeron que hacía media hora que la habían movido a un cuarto y que las horas de visitas
terminaban en quince minutos. Localicé los elevadores y presioné el botón que me
elevaría al siguiente piso.
Cuando llegué a la habitación 207, empujé la puerta. -“¿Demi?”- Aparté un ramillete de
globos que estaban tras de mi, atravesé el pequeño vestíbulo y encontré a Demi reclinada
en la cama, con su brazo izquierdo enyesado y colgado sobre su cuerpo.
-“¡Hola!”- Dije cuando vi que estaba despierta.
Demi dejó escapar un lujurioso suspiro. -“Amo a las drogas. De verdad. Son fantásticas.
Mucho mejor que un capuchino de Enzo. Oye, eso rimó. Enzo Capuchino. Es una señal.
Estoy destinada a ser poeta. ¿Quieres escuchar otro poema? Soy buena improvisando.”-
-“Eh…”-
Una enfermera entró calladamente y empezó a hacer ajustes alrededor de la VI de Demi. --
“¿Te sientes bien?”- Le preguntó a Demi.
-“Olvida lo de ser poeta”- Dijo Demi. -“Estoy destinada a ser una comediante. Toc, toc.”-
-“¿Qué?”-
La enfermera entornó los ojos. -“¿Quién es?”-
-“Garra”- Dijo Demi.
-“¿Garra qué?”-
-“¡Agarra tu toalla que nos vamos a la playa!”-
-“Quizá necesite menos analgésicos”- Le dije a la enfermera.
-“Demasiado tarde. Le acabo de dar otra dosis. Espera a que la veas dentro de diez
minutos.”- Ella salió por la puerta.
-“¿Y?”- Le pregunté a Demi. -“¿Cuál es el veredicto?”-
-“¿El veredicto? Mi doctor es un culo-mantecoso. Así de cerca me recuerda a un Umpa-
Lumpa. No me mires así. La última vez que vino, fue al Funky Chicken y siempre está
comiendo chocolate. La mayoría de las veces son animales cubiertos de chocolate.
¿Conoces esos conejitos de chocolate que venden en pascua? Eso es lo que el Umpa-
Lumpa cenó y un pato de chocolate en el almuerzo con un malvavisco amarillo como
acompañante.”-
-“Me refiero al veredicto…”- Señalé a la parafernalia médica que la adornaba.
-“Ah. Un brazo roto, una concusión y varios cortes, rasguños y moretones. Gracias a mis
reflejos rápidos, salté fuera del camino antes de que pudiera sufrir peores daños. Cuando
se trata de reflejos, soy como un gato. Soy Gatúbela. Soy invulnerable. La única razón de
que él pudiera hacerme daño fue por la lluvia. A los gatos no les gusta el agua. Nos
afecta. Es nuestra kriptonita.”-
-“Lo siento tanto”- Le dije a Demi con sinceridad. -“Debería ser yo la que estuviera en la
cama del hospital.”-
-“¿Y coger todas las drogas? Ah-ah. De ninguna manera.”-
-“¿La policía ha encontrado alguna pista?”- Pregunté.
-“Nada, zilch, zero.”-
-“¿Ningún testigo?”-
-“Estábamos en un cementerio en medio de un aguacero”- Señaló Demi. -“La mayoría de
la gente normal estaba bajo techo.”-
Ella tenía razón. La mayoría de la gente normal estaba bajo techo. Por supuesto Demi y yo
habíamos estado afuera… junto con la chica misteriosa que siguió a Demi cuando salió del
Victoria’s Secret.
-“¿Cómo pasó?”- Pregunté.
-“Estaba caminando al cementerio como habíamos planeado, cuando de la nada escuché
pasos que se acercaban desde atrás”- Explicó Demi. -“Ahí fue cuando miré hacia atrás y
todo fue demasiado rápido. Hubo un flash de una pistola y él arremetiendo contra mí.
Como le dije a los policías, mi cerebro no estaba exactamente transmitiendo ‘coge una ID
visual’. Era más como ‘¡Santos espectáculos fenomenales, estoy a punto de que me
aparruchen!’ Él gruñó, me golpeó tres o cuatro veces con la pistola, agarró mi bolso y
corrió.”-
Estaba más confundida que nunca. -“Espera. ¿Era un chico? ¿Viste su cara?”-
-“Por supuesto que era un chico. Él tenía ojos oscuros… ojos color carbón. Pero es todo lo
que vi. Él llevaba puesta una máscara de esquiar.”-
Cuando mencionó la máscara de esquiar, mi corazón comenzó a latir rápidamente. Era el
mismo chico que saltó frente al Neon, estaba segura de eso. No lo había imaginado. Demi
era la prueba. Recordé la manera en que desapareció toda la evidencia del choque. Quizá
tampoco había imaginado esa parte. Este chico, sea quien fuera, era real y estaba ahí
afuera. Pero, si no había imaginado los daños al Neon ¿Qué pasó en realidad esa noche?
¿Mi vista o mi memoria fue de alguna manera… alterada?
Después de un momento, un montón de preguntas secundarias corrieron a mi mente.
¿Qué quería él esta vez? ¿Tenía él alguna conexión con la chica que estaba a fuera del
Victoria’s Secret? ¿Sabía él que yo estaba de compras en el muelle? Llevar puesta una
máscara constituía un plan avanzado, así que él debió haber sabido de antemano dónde
yo iba a estar. Y él no quería que yo reconociera su rostro.
-“¿A quién le dijiste que íbamos a ir de compras?”- Le pregunté a Demi de repente.
Ella puso una almohada detrás de su cuello, intentando estar más cómoda. -“Mi mamá.”-
-“¿Eso es todo? ¿A nadie más?”-
-“Tal ves se lo mencioné a Elliot.”-
Mi sangre pareció detenerse súbitamente. -“¿Le dijiste a Elliot?”-
-“¿Por qué tanto escándalo?”-
-“Hay algo que necesito decirte”- Dije discretamente. -“¿Recuerdas la noche que conduje
el Neon hasta casa y choqué con un venado?”-
-“¿Sí?”- Ella dijo, frunciendo el ceño.
-“No fue un venado. Fue un chico. Un chico con una máscara de esquiar.”-
-“No manches”- Ella susurró. -“¿Me estas diciendo que mi ataque no fue al azar? ¿Me
estás diciendo que este chico quiere algo de mí? No, espera. El quiere algo de ti. Yo
llevaba puesta tu chaqueta. Él pensó que yo era tú.”-
Todo mi cuerpo se sintió pesado.
Luego de un momento de silencio, ella dijo -“¿Estas segura que no le dijiste a Joe que
íbamos a ir de compras? Porque ahora pensando, creo que el chico tenía la complexión
de Joe. Alto. Delgado. Fuerte. Sexy, sin contar la parte del ataque.”-
-“Los ojos de Joe no son color carbón. Son negros”- Señalé. Pero estaba
incómodamente conciente de que yo sí le había mencionado a Joe que íbamos a ir de
compras al muelle.
Demi levantó un hombro indecisamente. -“Tal ves sus ojos eran negros. No recuerdo. Todo
pasó muy rápido. Puedo ser específica con la pistola,” ella dijo amablemente. “Estaba
apuntando directamente a mi.”-
Mentalmente moví un par de piezas del rompecabezas. Si Joe atacó a Demi, él debió
haberla visto salir de la tienda llevando puesta mi chaqueta y pensó que era yo. Cuando
se dio cuenta que había seguido a la chica equivocada, golpeó a Demi con la pistola por
coraje y desapareció. El único problema era que no podía imaginar a Joe siendo tan
brutal con Demi. No era su estilo. Además, se supone que él iba estar toda la noche en una
fiesta en la costa.
-“¿Tu atacante se parecía en algo a Elliot?”- Pregunté.
Observé a Demi absorber la pregunta. La droga que le habían administrado parecía que la
estaban haciendo pensar más lento y prácticamente podía escuchar a los engranajes de
su cerebro entrar en acción.
-“Él era como veinte libras más delgado y cuatro pulgadas más alto que Elliot.”-
-“Todo esto es culpa mía”- Dije. -“Nunca debí haber dejado que salieras de la tienda
llevando puesta mi chaqueta.”-
-“Sé que no quieres escuchar esto”- Dijo Demi, luciendo como si estuviera luchando contra
un bostezo inducido por los analgésicos. -“Pero mientras más lo pienso más similitudes
veo entre Joe y mi atacante. La misma complexión. Caminaba igual y tenía piernas
largas. Que pena que su expediente escolar estuviera vacío. Necesitamos una dirección.
Necesitamos investigar su vecindario. Necesitamos encontrar a una abuelita crédula a
quién podamos convencer de poner una webcam en su ventana y apuntar a la casa de él.
Porque hay algo en Joe que no está bien.”-
-“¿De verdad crees que Joe te pudo haber hecho esto?”- Pregunté todavía sin haberme
convencido.
Demi se mordió el labio. -“Yo creo que él esta ocultando algo. Algo grande.”-
Yo no iba a discutir eso.
Demi se acomodó en su cama. -“Siento hormigueo en todo mi cuerpo. Me siento toda
bien.”-
-“No tenemos una dirección”- Dije -“Pero si sabemos en dónde trabaja.”-
-“¿Estas pensando lo que yo estoy pensando?”- Preguntó Demi con sus ojos
resplandeciendo brevemente a través de la sedación química.
-“Basado en experiencias anteriores, espero que no.”-
-“La verdad es que debemos pulir nuestras destrezas detectivescas”- Dijo Demi. -“Úsalas o
déjalas, eso fue lo que el entrenador dijo. Debemos descubrir más sobre el pasado de
Joe. Oye, apuesto a que si lo documentamos, el entrenador hasta nos dará créditos
extras.”-
Completamente dudable puesto que, si Demi estaba envuelta, la tarea detectivesca
probablemente tomaría un giro ilegal. Sin mencionar que este trabajo detectivesco en
particular no tenía nada que ver con biología. Ni siquiera remotamente.
La leve sonrisa que Demi me había causado se borró. Con todo y lo divertido que era ver
las cosas de una manera jocosa, yo estaba asustada. El chico de la máscara estaba ahí
afuera planeando su próximo ataque. Tenía sentido que tal ves Joe sabía lo que estaba
pasando. El chico de la máscara había saltado frente al Neon el día después de que Joe
se había vuelto mi compañero de biología. Tal vez no era una coincidencia.
Justo en ese momento la enferma asomó su cabeza por la puerta. -“Son las ocho”- Me
dijo ella, dando golpecitos a su reloj. -“Las horas de visitas terminaron.”-
-“Salgo en seguida”- Dije.
Tan pronto sus pasos se perdieron por el pasillo, cerré la puerta del cuarto de Demi.
Quería privacidad antes de decirle lo de la investigación de asesinato en donde estaba
envuelto Elliot. No obstante, cuando regresé a la cama de Demi, era aparente que su
medicación había tocado fondo.
-“Aquí viene”- Dijo ella con una expresión de puro éxtasis. -“El torrente de droga… en
cualquier momento… la oleada de calor… adiós, Sr. Dolor…”-
-“Demi…”-
-“Toc, toc.”-
-“Esto de verdad es importante.”-
-“Toc, toc.”-
-“Es sobre Elliot.”-
-“Toc, toooooooc”- dijo con una voz cantarina.
Yo suspiré. -“¿Quién es?”-
-“Madre.”-
-“¿Madre qué?”-
-“¡Madre mía, alguien esta llorando y no soy yo!”- Ella rompió a reír histéricamente.
Comprendiendo que no tenía caso intentar hablar del tema, dije -“Llámame mañana si te
dan de alta.”- Abrí el cierre de mi mochila. -“Antes de que se me olvide, te traje tu tarea.
¿Dónde quieres que la ponga?”-
Ella señaló al bote de basura. -“Allí estará bien.”-
***
Detuve el Fiat en el garaje y guardé las llaves en el bolsillo. De camino a casa el cielo
carecía de estrellas y obviamente una liviana lluvia comenzó a caer. Jalé la puerta del
garaje, llevándola hasta el suelo y asegurándola. Fui a la cocina. En algún lugar del
segundo piso había una luz encendida y momento después mi mamá bajó las escaleras
corriendo y arrojó sus brazos alrededor mío.
Mi mamá tiene pelo oscuro, ondulado y tiene ojos verdes. Ella es una pulgada más baja
que yo, pero tenemos la misma estructura ósea. Ella siempre huele a Love de Ralph
Lauren.
-“Estoy tan feliz de que estés a salvo”- Dijo, apretándome con fuerza.
Más o menos, pensé.
ElitzJb
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
madre mia!! sigo en shck!!
miles de preguntas vienen a mi mente en este segundo!!
pero las mas importantes son: quien era la chica?
quien ataco a Demi? quien es esa psiquiatra?
que oculta Joe? Elliot es un asesino? y la que mas intrigada me tiene:
todas esas cosas se las imagino la rayis o si pasaron en verdad?
tienes que seguirla pronto plis!!!!
esta novela me encanta!!!
miles de preguntas vienen a mi mente en este segundo!!
pero las mas importantes son: quien era la chica?
quien ataco a Demi? quien es esa psiquiatra?
que oculta Joe? Elliot es un asesino? y la que mas intrigada me tiene:
todas esas cosas se las imagino la rayis o si pasaron en verdad?
tienes que seguirla pronto plis!!!!
esta novela me encanta!!!
DanieladeJonas
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
ahhh quien ataco a Demi?? Joe quien es en realidad??
Elliot es un asesino??? Tantas preguntas sin responder
Siguela
Elliot es un asesino??? Tantas preguntas sin responder
Siguela
aranzhitha
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
quien fue el q ataco a demi???
fue elliot o joe???
ahhh
siguelaaaaaa
fue elliot o joe???
ahhh
siguelaaaaaa
jamileth
Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn
WUUUUAAUUUUUU!!!
ENTONCES FUE ELLIOT????
AAII PON MAAASS PORFIISS
ENTONCES FUE ELLIOT????
AAII PON MAAASS PORFIISS
chelis
jamileth
jamileth
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