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Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Me Encanto el Cap es sjffhjsafdkjfgdk
Lo ame estuvo increible *--*
Me gusta mucho Aria ella es tan Interesante! *--*
Lo ame estuvo increible *--*
Me gusta mucho Aria ella es tan Interesante! *--*
Jhensley.
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Oh my fucking -A(? jaja
Jossie! O.O AME el capitulo!! Increible, te quedo perfecto!! *-*
Gooshh yo tenia miedo de que mi capitulo fuera demasiado largo pero ya
no me preocupa xq el tuyo estubo genial! y es mejor asi no? :D jaja
No se si podre esperar dos dias para que suban cap's >.<
MORIRE! D':
Aria es genial :'D
Jossie! O.O AME el capitulo!! Increible, te quedo perfecto!! *-*
Gooshh yo tenia miedo de que mi capitulo fuera demasiado largo pero ya
no me preocupa xq el tuyo estubo genial! y es mejor asi no? :D jaja
No se si podre esperar dos dias para que suban cap's >.<
MORIRE! D':
Aria es genial :'D
TheGirlImpossible
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Me encanto el cap *--*
esto hace que -A tenga mas cosas planiadas!
quiero que siga xD
Atte: -a
esto hace que -A tenga mas cosas planiadas!
quiero que siga xD
Atte: -a
# Remember.
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Ok ameee el cap estuvo demasiado asfghññ *----------* Ok? Me entienden? Jajaja 8)
Mañana puedo subir el miooo?? :?:
Mañana puedo subir el miooo?? :?:
PeetaGomezBieber
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Es por ordenPeetaGomezBieber escribió:Ok ameee el cap estuvo demasiado asfghññ *----------* Ok? Me entienden? Jajaja 8)
Mañana puedo subir el miooo?? :?:
Atte:
# Remember.
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
# Lunática escribió:Es por ordenPeetaGomezBieber escribió:Ok ameee el cap estuvo demasiado asfghññ *----------* Ok? Me entienden? Jajaja 8)
Mañana puedo subir el miooo?? :?:
Atte:
Asi es :) y a ti Rachel te ah tocado ante-ultima D:
Yo tambien quiero subir mi cap :crybaby: pero soy quinta, creo! D:
Asi que debo esperar :3
TheGirlImpossible
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
No te quejes!! yo soy la ultima .-.Maay·Wright·Jonas escribió:# Lunática escribió:Es por ordenPeetaGomezBieber escribió:Ok ameee el cap estuvo demasiado asfghññ *----------* Ok? Me entienden? Jajaja 8)
Mañana puedo subir el miooo?? :?:
Atte:
Asi es :) y a ti Rachel te ah tocado ante-ultima D:
Yo tambien quiero subir mi cap :crybaby: pero soy quinta, creo! D:
Asi que debo esperar :3
okey eso pasa por ser A
Atte:
# Remember.
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Capitulo 2:
Spencer Hastings
Un año antes...
Las primeras lluvias del otoño habían llegado a Rosewood. Y con ellas, las hojas habían huido despavoridas de las ramas de los árboles dejándolos prácticamente desnudos, los universitarios tenían a punto las maletas para echar a correr en cuanto pudiesen y las luces de los amaneceres se habían estado tornando frías, húmedas y distantes en los últimos días. Desacostumbrados al estrés que supone el cambio de estación y conmocionados por los acontecimientos recientes, el ayuntamiento había decidido aplazar dos días el inicio de la rutina. En aquel momento, el tiempo en la pequeña ciudad se había detenido súbitamente y seguiría en aquel estado de semiinconsciencia durante las cuarenta y ocho horas siguientes.
―Solo digo que me parece una estupidez ―sentenció Melissa tras conocer la noticia―.
―Y estoy de acuerdo, Melissa ―dijo su padre― pero debemos mostrarnos cuidadosos y respetar el duelo, por Spencer.
La joven arrugó la nariz en señal de desagrado. Bastante tenía con soportar los constantes intentos de competición de su hermana pequeña, como para tener que soportar sus rabietas también. Spencer entró en la cocina como si no hubiera escuchado nada ―la verdad, lo hubiera preferido―.
―¿Cómo te encuentras esta mañana, Spencer? ―preguntó su madre―.
Deshabituada a tantas atenciones, se sentía un tanto agobiada y, como de costumbre, presionada. Con todo el asunto de Alison no había tenido tiempo de preparar debidamente la entrada del nuevo curso, aunque los dos días de margen que le habían sido concedidos estaban ayudando bastante. Sin embargo, Melissa no pensaba igual. Sabía que todo lo que estaba sucediendo no daba pie a una tregua. No, porque toda la atención extra que estaba recibiendo de sus padres no ponía de buen humor a su querida hermana mayor.
―Mejor, mamá ―contestó con desgana―. La vida sigue, ¿no?
Trató de sonar positiva pero lo único que consiguió fue provocar lástima en sus padres e ira en Melissa, quien abandonó la cocina en aquel mismo instante. Su madre le había preparado un poco habitual desayuno, repleto de calorías ―las grandes enemigas de una chica en Rosewood―. Su padre se marchó al trabajo, como era costumbre en su vida ―daba lo mismo la hora, el día, la semana, el mes o la estación― y su madre llevaba puesto el chándal, así que no tardaría en irse al club.
Minutos después, cuatro paredes encerraban a Spencer junto a doscientos setenta y cuatro millones de recuerdos de Alison y dos toneladas de silencio y confusión. Sobre todo eso, confusión. Un grito era lo único que era capaz de escuchar cada vez que pensaba en su amiga. Amiga ―una palabra extraña y cercana a la vez―. Removió con desgana el desayuno con un tenedor y finalmente lo dejó estar. Llevaba ya unos días con el estómago revuelto y lo único que había conseguido hacer que su cuerpo asimilara era el café y el chocolate y, siendo sinceros, no necesitaba abusar del chocolate ―lo que le faltaba era darle kilos de ventaja a Melissa―.
Y era curioso, ¿no? Porque daba lo mismo la situación en la que estuvieran, daba lo mismo quién pudiera salir herido, daba lo mismo el "¿qué pasaría si no…?". Daba lo mismo, en aquella casa ―en aquella familia―, lo importante siempre había sido ser el mejor ―ganar, superarse, seguir, aplastar, escalar―. Hasta la cima, en todo. Así que Spencer se había tomado la desaparición de Alison como otra meta que cruzar, otro reto que superar. Al fin y al cabo, encerrándose en su habitación y alejándose del mundo no hacía mucho.
Echó una ojeada a la cocina. Había tantos momentos guardados en ella ―con sus padres, con sus amigas, con Melissa, con los novios de Melissa―. Y, evidentemente, con Alison. Era sorprendente como la chica estaba en todas partes incluso cuando nadie sabía dónde estaba. Spencer sonrió tristemente. Ella siempre queriendo ser el centro del mundo, siempre compitiendo con ella por conseguir la atención de todo Rosewood. Alison, Alison, Alison. Ella era como un pequeño pajarillo cantarín. Intentar encerrarla era como atrapar copos de nieve: en el mismo instante en que los dos cuerpos entran en contacto, se derriten ―mueren, se desvanecen, se desintegran, se pierden―. Y así, viajaba libre. Todos la seguían pero nadie la alcanzaba. Maravillosa, coqueta, fugaz.
¿Qué decir del resto? Ojalá hubiera nacido en una familia como la de Aria, cuya madre la dejaba andar por ahí con mechas rosas en el pelo. Ojalá, siempre pensaba Spencer con envidia. Ya no tanto por las mechas, sino por el hecho de no sentir ningún remordimiento al cometer imperfecciones y aceptarlas y aprender de ellas. Errores, errores y más errores. Le encantaba cometer errores y que nadie se enterara. A veces comía pescado con el tenedor de la carne solamente para saber qué se sentía no siendo perfectamente perfecta veinticinco horas al día, ocho días a la semana, trece meses al año. El teléfono interrumpió sus pensamientos.
―¿Diga? ―respondió Spencer―. Nosotras también te vamos a echar de menos, ya sabes que esto no será lo mismo sin ti, Aria ―se apresuró a reiterar la chica―. ¿Esta noche? ¿En El Grill? De acuerdo. No, no te preocupes, yo aviso a las demás. Hasta luego ―se despidió con la voz a punto de quebrársele―.
Y Aria estaba a punto de echar a correr a Islandia. ¿Es que no se le había ocurrido ningún lugar más lejos y más deshabitado o qué? Es decir, no era que Spencer tuviera nada en contra de Islandia pero, no sé. ¿Nueva York, Londres, Roma, Praga, Luxemburgo, Ámsterdam? No. Islandia. A veces la admiraba por su fuera de voluntad y por su capacidad de adaptación a lo que fuera. Y esperaba de todo corazón que tuviera ropa de abrigo. Mucha ropa de abrigo.
―Hola, señora Marin ―saludó Spencer―. ¿Está Hanna? ¿Con Mona? ―el dato la confundió― Bueno, ¿puede decirle que nos reuniremos esta noche donde siempre? Sí, para despedir a Aria. Muchas gracias, señora Marin. Adiós.
Con Mona. ¿Y qué pintaba Hanna con Mona? Según tenía entendido Alison no soportaba a Mona de ninguna de las maneras. Y Hanna, ferviente seguidora de la chica, nunca la traicionaría. Incluso aún estando desaparecida. Porque claro, no puedes morder la mano que te da de comer, le recordaba siempre Alison a Hanna, Hefty Hanna antes de que la recogiera y la pusiera en la cima. Tal vez, estuviera buscando alguien a quien no deberle nada para poder seguir adelante. Spencer siempre tuvo la sensación de que la amistad entre ellas se debía a una especie de contrato por el cual una se había comprometido a respaldar a la otra a cambio de popularidad. Extraño, pero eficaz. Hasta ahora.
―Señora Fields, soy Spencer. ¿Está Emily? Ah, claro, es hora del entrenamiento. Bueno, ¿si la ve puede darle un mensaje de mi parte? Dígale que esta noche nos vemos donde siempre para despedir a Aria. Muchas gracias. Adiós.
Emily había estado un tanto extraña respecto a Alison desde hacía ya algunos meses. Al final, apenas se dirigían la palabra, ella apenas la miraba, pero seguía sintiendo esa conexión ―fuerte, directa―. Una compenetración que abrumaba. No para los que lo miraban desde fuera, claro está ―cosas de adolescentes, pensarían ellos―. Pero, para ellas, las que formaban parte del grupo, era más que obvio. Había algo ―no hubiera sabido decir el qué ni definirlo con precisión―. Algo. Aunque ella ahora estaba totalmente sumida en la natación y en sus estudios, era imposible sacarle dos minutos para hablarlo con ella. Y después, estaba esa manía suya de eludir el tema.
Total, que parecía que ella era la única que no había empezado todavía a ponerse las pilas para el nuevo curso. Se puso en pie, se terminó el café de un sorbo y se marchó a su habitación. Su momento de aseo matinal era sagrado. Primero, se lavaba el pelo con esmero ―champú, acondicionador, mascarillas, protector―. Después, utilizaba gel de baño con varios millones de propiedades ―que lo único que habían conseguido era hacer que oliera igual que un jardín de petunias en medio del atlántico―. Se untaba en crema hidratante, se lavaba la cara con jabón, tónico facial, etc. Al final, la piel le quedaba tan brillante que podría competir con un espejo. Luego los dientes, pasta blanqueadora, enjuague, hilo dental. Sus dientes podrían competir con su piel. Y luego, el maquillaje, la ropa, los zapatos, el bolso, el perfume y los complementos.
Todo perfectamente perfecto.
Algunos días tenía unas incontrolables ganas de levantarse tarde, darse una ducha de diez minutos y ponerse lo primero que encontrara. Pero las controlaba, muy a su pesar, y repetía cuidadosamente su rutina una y otra y otra y otra vez. Casi podría hacerlo dormida.
Salió a la calle y se pintó en la cara la más adorable sonrisa que pudo y continuó con su día, saludando a los vecinos y recibiendo todo el apoyo posible. Cuán absurdo podía ser a veces Rosewood ―el mundo entero, más bien―. Se cruzó con Emily, que volvía del entrenamiento, y apenas mediaron palabra. Se sentía extraño ―frío, distante, lejano, desacojedor―. Era como si Alison hubiese sido el pegamento que había unido cuatro vidas que, en un principio, nunca habrían tenido que cruzar caminos ―cuatro especies diferentes, cuatro alejados puntos en el mapa, cuatro estrellas en una inmensidad―. Había sido agradable, en parte. Habían vivido demasiado cosas juntas como para arrepentirse de haber escogido una misma ruta durante un viaje tan largo como es una vida.
La noche no se le presentaba nada agradable. Cuatro desconocidas sentadas a una mesa ―cuatro caminos que tomaban direcciones diferentes, que escondían temores diferentes, que huían de problemas diferentes―, celebrando que habían tenido el placer de conocerse. O, al menos, de haber fingido intentarlo. Cuatro para una y una para cuatro. Y todo había sido tan idílico que hasta empezaba a recordarlo como una especie de sueño infinito. Un sueño, ¿cómo decirlo? ¡Ah, sí!
Perfectamente perfecto.
―Solo digo que me parece una estupidez ―sentenció Melissa tras conocer la noticia―.
―Y estoy de acuerdo, Melissa ―dijo su padre― pero debemos mostrarnos cuidadosos y respetar el duelo, por Spencer.
La joven arrugó la nariz en señal de desagrado. Bastante tenía con soportar los constantes intentos de competición de su hermana pequeña, como para tener que soportar sus rabietas también. Spencer entró en la cocina como si no hubiera escuchado nada ―la verdad, lo hubiera preferido―.
―¿Cómo te encuentras esta mañana, Spencer? ―preguntó su madre―.
Deshabituada a tantas atenciones, se sentía un tanto agobiada y, como de costumbre, presionada. Con todo el asunto de Alison no había tenido tiempo de preparar debidamente la entrada del nuevo curso, aunque los dos días de margen que le habían sido concedidos estaban ayudando bastante. Sin embargo, Melissa no pensaba igual. Sabía que todo lo que estaba sucediendo no daba pie a una tregua. No, porque toda la atención extra que estaba recibiendo de sus padres no ponía de buen humor a su querida hermana mayor.
―Mejor, mamá ―contestó con desgana―. La vida sigue, ¿no?
Trató de sonar positiva pero lo único que consiguió fue provocar lástima en sus padres e ira en Melissa, quien abandonó la cocina en aquel mismo instante. Su madre le había preparado un poco habitual desayuno, repleto de calorías ―las grandes enemigas de una chica en Rosewood―. Su padre se marchó al trabajo, como era costumbre en su vida ―daba lo mismo la hora, el día, la semana, el mes o la estación― y su madre llevaba puesto el chándal, así que no tardaría en irse al club.
Minutos después, cuatro paredes encerraban a Spencer junto a doscientos setenta y cuatro millones de recuerdos de Alison y dos toneladas de silencio y confusión. Sobre todo eso, confusión. Un grito era lo único que era capaz de escuchar cada vez que pensaba en su amiga. Amiga ―una palabra extraña y cercana a la vez―. Removió con desgana el desayuno con un tenedor y finalmente lo dejó estar. Llevaba ya unos días con el estómago revuelto y lo único que había conseguido hacer que su cuerpo asimilara era el café y el chocolate y, siendo sinceros, no necesitaba abusar del chocolate ―lo que le faltaba era darle kilos de ventaja a Melissa―.
Y era curioso, ¿no? Porque daba lo mismo la situación en la que estuvieran, daba lo mismo quién pudiera salir herido, daba lo mismo el "¿qué pasaría si no…?". Daba lo mismo, en aquella casa ―en aquella familia―, lo importante siempre había sido ser el mejor ―ganar, superarse, seguir, aplastar, escalar―. Hasta la cima, en todo. Así que Spencer se había tomado la desaparición de Alison como otra meta que cruzar, otro reto que superar. Al fin y al cabo, encerrándose en su habitación y alejándose del mundo no hacía mucho.
Echó una ojeada a la cocina. Había tantos momentos guardados en ella ―con sus padres, con sus amigas, con Melissa, con los novios de Melissa―. Y, evidentemente, con Alison. Era sorprendente como la chica estaba en todas partes incluso cuando nadie sabía dónde estaba. Spencer sonrió tristemente. Ella siempre queriendo ser el centro del mundo, siempre compitiendo con ella por conseguir la atención de todo Rosewood. Alison, Alison, Alison. Ella era como un pequeño pajarillo cantarín. Intentar encerrarla era como atrapar copos de nieve: en el mismo instante en que los dos cuerpos entran en contacto, se derriten ―mueren, se desvanecen, se desintegran, se pierden―. Y así, viajaba libre. Todos la seguían pero nadie la alcanzaba. Maravillosa, coqueta, fugaz.
¿Qué decir del resto? Ojalá hubiera nacido en una familia como la de Aria, cuya madre la dejaba andar por ahí con mechas rosas en el pelo. Ojalá, siempre pensaba Spencer con envidia. Ya no tanto por las mechas, sino por el hecho de no sentir ningún remordimiento al cometer imperfecciones y aceptarlas y aprender de ellas. Errores, errores y más errores. Le encantaba cometer errores y que nadie se enterara. A veces comía pescado con el tenedor de la carne solamente para saber qué se sentía no siendo perfectamente perfecta veinticinco horas al día, ocho días a la semana, trece meses al año. El teléfono interrumpió sus pensamientos.
―¿Diga? ―respondió Spencer―. Nosotras también te vamos a echar de menos, ya sabes que esto no será lo mismo sin ti, Aria ―se apresuró a reiterar la chica―. ¿Esta noche? ¿En El Grill? De acuerdo. No, no te preocupes, yo aviso a las demás. Hasta luego ―se despidió con la voz a punto de quebrársele―.
Y Aria estaba a punto de echar a correr a Islandia. ¿Es que no se le había ocurrido ningún lugar más lejos y más deshabitado o qué? Es decir, no era que Spencer tuviera nada en contra de Islandia pero, no sé. ¿Nueva York, Londres, Roma, Praga, Luxemburgo, Ámsterdam? No. Islandia. A veces la admiraba por su fuera de voluntad y por su capacidad de adaptación a lo que fuera. Y esperaba de todo corazón que tuviera ropa de abrigo. Mucha ropa de abrigo.
―Hola, señora Marin ―saludó Spencer―. ¿Está Hanna? ¿Con Mona? ―el dato la confundió― Bueno, ¿puede decirle que nos reuniremos esta noche donde siempre? Sí, para despedir a Aria. Muchas gracias, señora Marin. Adiós.
Con Mona. ¿Y qué pintaba Hanna con Mona? Según tenía entendido Alison no soportaba a Mona de ninguna de las maneras. Y Hanna, ferviente seguidora de la chica, nunca la traicionaría. Incluso aún estando desaparecida. Porque claro, no puedes morder la mano que te da de comer, le recordaba siempre Alison a Hanna, Hefty Hanna antes de que la recogiera y la pusiera en la cima. Tal vez, estuviera buscando alguien a quien no deberle nada para poder seguir adelante. Spencer siempre tuvo la sensación de que la amistad entre ellas se debía a una especie de contrato por el cual una se había comprometido a respaldar a la otra a cambio de popularidad. Extraño, pero eficaz. Hasta ahora.
―Señora Fields, soy Spencer. ¿Está Emily? Ah, claro, es hora del entrenamiento. Bueno, ¿si la ve puede darle un mensaje de mi parte? Dígale que esta noche nos vemos donde siempre para despedir a Aria. Muchas gracias. Adiós.
Emily había estado un tanto extraña respecto a Alison desde hacía ya algunos meses. Al final, apenas se dirigían la palabra, ella apenas la miraba, pero seguía sintiendo esa conexión ―fuerte, directa―. Una compenetración que abrumaba. No para los que lo miraban desde fuera, claro está ―cosas de adolescentes, pensarían ellos―. Pero, para ellas, las que formaban parte del grupo, era más que obvio. Había algo ―no hubiera sabido decir el qué ni definirlo con precisión―. Algo. Aunque ella ahora estaba totalmente sumida en la natación y en sus estudios, era imposible sacarle dos minutos para hablarlo con ella. Y después, estaba esa manía suya de eludir el tema.
Total, que parecía que ella era la única que no había empezado todavía a ponerse las pilas para el nuevo curso. Se puso en pie, se terminó el café de un sorbo y se marchó a su habitación. Su momento de aseo matinal era sagrado. Primero, se lavaba el pelo con esmero ―champú, acondicionador, mascarillas, protector―. Después, utilizaba gel de baño con varios millones de propiedades ―que lo único que habían conseguido era hacer que oliera igual que un jardín de petunias en medio del atlántico―. Se untaba en crema hidratante, se lavaba la cara con jabón, tónico facial, etc. Al final, la piel le quedaba tan brillante que podría competir con un espejo. Luego los dientes, pasta blanqueadora, enjuague, hilo dental. Sus dientes podrían competir con su piel. Y luego, el maquillaje, la ropa, los zapatos, el bolso, el perfume y los complementos.
Todo perfectamente perfecto.
Algunos días tenía unas incontrolables ganas de levantarse tarde, darse una ducha de diez minutos y ponerse lo primero que encontrara. Pero las controlaba, muy a su pesar, y repetía cuidadosamente su rutina una y otra y otra y otra vez. Casi podría hacerlo dormida.
Salió a la calle y se pintó en la cara la más adorable sonrisa que pudo y continuó con su día, saludando a los vecinos y recibiendo todo el apoyo posible. Cuán absurdo podía ser a veces Rosewood ―el mundo entero, más bien―. Se cruzó con Emily, que volvía del entrenamiento, y apenas mediaron palabra. Se sentía extraño ―frío, distante, lejano, desacojedor―. Era como si Alison hubiese sido el pegamento que había unido cuatro vidas que, en un principio, nunca habrían tenido que cruzar caminos ―cuatro especies diferentes, cuatro alejados puntos en el mapa, cuatro estrellas en una inmensidad―. Había sido agradable, en parte. Habían vivido demasiado cosas juntas como para arrepentirse de haber escogido una misma ruta durante un viaje tan largo como es una vida.
La noche no se le presentaba nada agradable. Cuatro desconocidas sentadas a una mesa ―cuatro caminos que tomaban direcciones diferentes, que escondían temores diferentes, que huían de problemas diferentes―, celebrando que habían tenido el placer de conocerse. O, al menos, de haber fingido intentarlo. Cuatro para una y una para cuatro. Y todo había sido tan idílico que hasta empezaba a recordarlo como una especie de sueño infinito. Un sueño, ¿cómo decirlo? ¡Ah, sí!
Perfectamente perfecto.
Se despertó sobresaltada. La luz se abría paso cansina a través de las cortinas de la habitación. Se quedó un rato con los ojos cerrados, simplemente respirando el aire helado de principios de Septiembre que se filtraba por las rendijas de la ventana. Intentó relajar el ritmo cardíaco, que amenazaba con matarla allí mismo.
Se levantó sigilosamente intentando no despertar a los demás integrantes de la casa, no tenía ni las más mínimas ganas de verlos. Se duchó, se vistió y preparó el desayuno en la cocina. Un café con leche y dos tostadas con mantequilla después se conecto al ordenador, como hacía todos los Domingos, para consultar su correo.
Hoy era un día especialmente odioso. Volvía su hermana después de un duro curso en la Universidad, y por lo visto volvía con la vida ya medio formada. Comprometida.
Cuando se enteró de la noticia, no le dió mayor importancia, pero por lo visto sus padres consideraron en contratar el catering más prestigioso de Rosewood y vestir a toda la casa de etiqueta, era la mejor forma de celebrarlo.
Apagó el ordenador, apartando esos indeseables pensamientos de su cerebro.
Cogió su móvil, su chaqueta y su bolso y antes de salir de casa se echó un último vistazo para comprobar que todo estuviese en orden. Cuando se miró en el espejo, Spencer contempló durante unos pocos segundos la posibilidad de cortarse el pelo. Ahora que se miraba detenidamente en el espejo, la verdad, no le quedaría nada mal.
Bajó su mirada a la cómoda de la entrada y un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza.
"Sigue desaparecida" se podía leer en la portada del periódico, y debajo del titular la foto de Alison. Se quedo unos minutos contemplando la foto y dejando que los recuerdos inundara su mente. Después de unos minutos redirigió la vista a la puerta de salida.
Salió de casa, y se montó en su nuevo coche, un bonito Toyota Prius azul, uno más de sus múltiples regalos de cumpleaños.
Se dirigió hacia el Centro Comercial de Rosewood, con el propósito de encontrar algo sencillo y versátil para la Cena de Bienvenida.
Se montó en las escaleras mecánicas y llegó hasta una de sus boutiques favoritas. Empezó a revisar la nueva colección distraidamente, hasta que una voz la saco de sus pensamientos.
—No me lo puedo creer, Spencer Hastings está en una tienda comprando—dijo una cantarina voz a sus espaldas.
Spencer volteó reconociendo de inmediato a la dueña de esa voz. Hanna Marin.—La chica más buscada y solicitada de todo Rosewood.
—Me gusta estar ocupada, solo es eso— respondió Spence mientras volvía a colocar la percha en su sitio.—No como tú, que solo te dedicas a comprar y comprar.—Bromeó Spence.
—Pues claro, Spence, son vacaciones—soltó Hanna como si fuera lo mas lógico del mundo.
—¿Has leido el periódico hoy?— pregunto Spence cambiando radicalmente de tema.
A Hanna se le borró la sonrisa de inmediato, y asintió de forma mecánica con la mirada aflijida.
—Ya ha pasado un año...—prosiguio Spence.
—Y sigue igual de presente—terminó la frase Hanna.
—¿Recuerdas aquel dia, en la fiesta de pijamas, lo ultimo que nos dijo?—pregunto Spence—¿Que nos unian nuestros secretos?...Creo que se equivocaba, puesto que ha sido totalmente al reves.
Se miraron durante unos segundos a los ojos, a falta de no saber que decir.
—Bueno...¿que haces aquí?—preguntó Hannah, evitando el tema.
—Tengo una cena, viene el prometido de Melissa—respondió Spence.
—¿Doña perfecta por fin ha encontrado a Don Perfecto?—preguntó Hanna mientras se dirigian a la caja.
—Algo asi—respondió Spence con una sonrisa.
—¿No pensaras llevarte eso, no?—preguntó Hanna mientras miraba a la prenda que Spencer había escogido—Tengo algo mejor para ti—dijo Hanna mientras se internaba en las filas de ropa.
Despues de unos segundos Hanna apareció con una alegre camisa color vino, con escote y sin mangas.
—Suerte con tu cena—dijo Hanna mientras colocaba la prenda en el mostrador y le guiñaba el ojo, para después desaparecer de alli tan rápidamente como habia aparecido.
Spencer salio del centro comercial, despues de darle muchas vueltas respecto a la camisa.
Finalmente se quedó con la idea de Hanna, que aunque no le parecia muy adecuada, era bonita y personalmente le encantaba.
Se levantó sigilosamente intentando no despertar a los demás integrantes de la casa, no tenía ni las más mínimas ganas de verlos. Se duchó, se vistió y preparó el desayuno en la cocina. Un café con leche y dos tostadas con mantequilla después se conecto al ordenador, como hacía todos los Domingos, para consultar su correo.
Hoy era un día especialmente odioso. Volvía su hermana después de un duro curso en la Universidad, y por lo visto volvía con la vida ya medio formada. Comprometida.
Cuando se enteró de la noticia, no le dió mayor importancia, pero por lo visto sus padres consideraron en contratar el catering más prestigioso de Rosewood y vestir a toda la casa de etiqueta, era la mejor forma de celebrarlo.
Apagó el ordenador, apartando esos indeseables pensamientos de su cerebro.
Cogió su móvil, su chaqueta y su bolso y antes de salir de casa se echó un último vistazo para comprobar que todo estuviese en orden. Cuando se miró en el espejo, Spencer contempló durante unos pocos segundos la posibilidad de cortarse el pelo. Ahora que se miraba detenidamente en el espejo, la verdad, no le quedaría nada mal.
Bajó su mirada a la cómoda de la entrada y un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza.
"Sigue desaparecida" se podía leer en la portada del periódico, y debajo del titular la foto de Alison. Se quedo unos minutos contemplando la foto y dejando que los recuerdos inundara su mente. Después de unos minutos redirigió la vista a la puerta de salida.
Salió de casa, y se montó en su nuevo coche, un bonito Toyota Prius azul, uno más de sus múltiples regalos de cumpleaños.
Se dirigió hacia el Centro Comercial de Rosewood, con el propósito de encontrar algo sencillo y versátil para la Cena de Bienvenida.
Se montó en las escaleras mecánicas y llegó hasta una de sus boutiques favoritas. Empezó a revisar la nueva colección distraidamente, hasta que una voz la saco de sus pensamientos.
—No me lo puedo creer, Spencer Hastings está en una tienda comprando—dijo una cantarina voz a sus espaldas.
Spencer volteó reconociendo de inmediato a la dueña de esa voz. Hanna Marin.—La chica más buscada y solicitada de todo Rosewood.
—Me gusta estar ocupada, solo es eso— respondió Spence mientras volvía a colocar la percha en su sitio.—No como tú, que solo te dedicas a comprar y comprar.—Bromeó Spence.
—Pues claro, Spence, son vacaciones—soltó Hanna como si fuera lo mas lógico del mundo.
—¿Has leido el periódico hoy?— pregunto Spence cambiando radicalmente de tema.
A Hanna se le borró la sonrisa de inmediato, y asintió de forma mecánica con la mirada aflijida.
—Ya ha pasado un año...—prosiguio Spence.
—Y sigue igual de presente—terminó la frase Hanna.
—¿Recuerdas aquel dia, en la fiesta de pijamas, lo ultimo que nos dijo?—pregunto Spence—¿Que nos unian nuestros secretos?...Creo que se equivocaba, puesto que ha sido totalmente al reves.
Se miraron durante unos segundos a los ojos, a falta de no saber que decir.
—Bueno...¿que haces aquí?—preguntó Hannah, evitando el tema.
—Tengo una cena, viene el prometido de Melissa—respondió Spence.
—¿Doña perfecta por fin ha encontrado a Don Perfecto?—preguntó Hanna mientras se dirigian a la caja.
—Algo asi—respondió Spence con una sonrisa.
—¿No pensaras llevarte eso, no?—preguntó Hanna mientras miraba a la prenda que Spencer había escogido—Tengo algo mejor para ti—dijo Hanna mientras se internaba en las filas de ropa.
Despues de unos segundos Hanna apareció con una alegre camisa color vino, con escote y sin mangas.
—Suerte con tu cena—dijo Hanna mientras colocaba la prenda en el mostrador y le guiñaba el ojo, para después desaparecer de alli tan rápidamente como habia aparecido.
Spencer salio del centro comercial, despues de darle muchas vueltas respecto a la camisa.
Finalmente se quedó con la idea de Hanna, que aunque no le parecia muy adecuada, era bonita y personalmente le encantaba.
Última edición por Srita Aly. el Lun 28 Mayo 2012, 6:21 am, editado 6 veces
Call me Aly.
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Me quede... :affraid: sin palabras!
¡Aly! Oh my god! >.< escribes perfecto! *-*
Mueeeeeeeeeeroo!! D: me quedo muy -demasiado- corta con mi capitulo
ame el tuyo ^*-* estuvo increible! ademas narras genial! :D
Oh god! Ame a Spence, y ya quiero saber que mas sucedera con su personaje :bounce: Ame el cap
¿Quien sigue ahora? Lei que Hava no puede u.u sigue Em entonces?
Goshh quiero seguir leyendo, ustedes son geniales *-* aprendere tanto con respecto a escritura! :'D
¡Aly! Oh my god! >.< escribes perfecto! *-*
Mueeeeeeeeeeroo!! D: me quedo muy -demasiado- corta con mi capitulo
ame el tuyo ^*-* estuvo increible! ademas narras genial! :D
Oh god! Ame a Spence, y ya quiero saber que mas sucedera con su personaje :bounce: Ame el cap
¿Quien sigue ahora? Lei que Hava no puede u.u sigue Em entonces?
Goshh quiero seguir leyendo, ustedes son geniales *-* aprendere tanto con respecto a escritura! :'D
TheGirlImpossible
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Maay·Wright·Jonas escribió:Me quede... :affraid: sin palabras!
¡Aly! Oh my god! >.< escribes perfecto! *-*
Mueeeeeeeeeeroo!! D: me quedo muy -demasiado- corta con mi capitulo
ame el tuyo ^*-* estuvo increible! ademas narras genial! :D
Oh god! Ame a Spence, y ya quiero saber que mas sucedera con su personaje :bounce: Ame el cap
¿Quien sigue ahora? Lei que Hava no puede u.u sigue Em entonces?
Goshh quiero seguir leyendo, ustedes son geniales *-* aprendere tanto con respecto a escritura! :'D
May! A mi si que me gusta como escribes tu! xD Es sublime!!!! Jajaja, es todo un honor que me digas eso, viniendo de ti :oops: :oops:
Queria reflejar la obsesion por la perfeccion de Spence, aunque creo que fue corto, por que apenas me quede antes de la cena antes de que llegase Melissa...pero bueno, ya intentare explicarlo de alguna forma en el prox. capitulo, y ahora...Quien sigue
PD> Queria poner algo de Scarlett, pero no sabia como ponerlo, soy un desastre!
Call me Aly.
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Srita Aly. escribió:Maay·Wright·Jonas escribió:Me quede... :affraid: sin palabras!
¡Aly! Oh my god! >.< escribes perfecto! *-*
Mueeeeeeeeeeroo!! D: me quedo muy -demasiado- corta con mi capitulo
ame el tuyo ^*-* estuvo increible! ademas narras genial! :D
Oh god! Ame a Spence, y ya quiero saber que mas sucedera con su personaje :bounce: Ame el cap
¿Quien sigue ahora? Lei que Hava no puede u.u sigue Em entonces?
Goshh quiero seguir leyendo, ustedes son geniales *-* aprendere tanto con respecto a escritura! :'D
May! A mi si que me gusta como escribes tu! xD Es sublime!!!! Jajaja, es todo un honor que me digas eso, viniendo de ti :oops: :oops:
Queria reflejar la obsesion por la perfeccion de Spence, aunque creo que fue corto, por que apenas me quede antes de la cena antes de que llegase Melissa...pero bueno, ya intentare explicarlo de alguna forma en el prox. capitulo, y ahora...Quien sigue
PD> Queria poner algo de Scarlett, pero no sabia como ponerlo, soy un desastre!
Awwww graciias! Pero es que goshh enserioo ame tu escritura*-* es tan atrapante
jaja es cierto, Spence es demasiado obsesiva D: y Melissa me enojo¬¬ ya quiero saber que pasara mas adelante,
con Wren*-* <--- yo hice eso(? :roll: okya xD jaja
Oh Scarlett! Bueno, en mi capitulo (creo q lo termine, no se aun :P) ella llega a Rosewood luego del entierro de Ali D: vivira a varias cuadras de la casa de Spencer y sus padres trabajaran juntos, no se quizas podriamos inventar alguna cena de ambas familias juntas(? o que las chicas se conocen en la escuela :D quizas en el segundo capitulo Scar ya empiece en Rosewood Day y ahi podrian cruzarse! :)
PD: No me maten por hacer espacio(? :pale:
TheGirlImpossible
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
o.o Acabo de leer los dos capitulos (si, soy muy irresponsable xD) y quede re atonita, escriben hermoso, las dos, me siento la oveja negra e.e Entonces, Hava va escribir, escribo yo o alguien la va a suplantar?
Por cierto, Hava, que feo que te haya pasado eso :/ enserio no te preocupes si no podes subir, espero que estes mejor, en verdad no soy muy buena para consolar, menos de este tipo porque a mi por suerte no me paso algo asi |: Pero enserio espero que estes mejor.
Por cierto, Hava, que feo que te haya pasado eso :/ enserio no te preocupes si no podes subir, espero que estes mejor, en verdad no soy muy buena para consolar, menos de este tipo porque a mi por suerte no me paso algo asi |: Pero enserio espero que estes mejor.
MalikLove
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Oh My Bieber demasiado bueno! me encantooooo *____*
PeetaGomezBieber
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
Goodness! (: Me encanto el cap Ali escribes perfecto!
# Jossieasley
Re: Pretty Little Liars - {Novela Colectiva}
¡GOSH ALY! Escribes perfecto*-* ¡Me ha encantado el cap! Spencer es genial ;B
Cherry
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