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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
Toto, amo esta novela! como varias que escribiste!! Aca esta la lectora fantasma boba que no se podía hacer una cuenta :P Me llamo Sofia, como se que te asustas con que conoces a la gente que te saluda, te tranquilizo, no me conoces, soy de Argentina ^^
como haces que toda esa creatividad venga de una sola fabrica de Totos corriendo de un lado para otro con sus informes y cayéndoles papeles para presentar a la jefa Toto?... Asi me imagino tu cabeza ocupada, jaja, no se porque :P
Llego leyendo tus novelas un poco antes de que comenzaras ''Once Upon A Time''
como haces que toda esa creatividad venga de una sola fabrica de Totos corriendo de un lado para otro con sus informes y cayéndoles papeles para presentar a la jefa Toto?... Asi me imagino tu cabeza ocupada, jaja, no se porque :P
Llego leyendo tus novelas un poco antes de que comenzaras ''Once Upon A Time''
♥Soo!
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
Un día me las cobrare y ese día desearas no haber abandonado tus novelas, porque CriCri puede tener paciencia con Toto pero si Toto no sigues sus novelas entonces CriCri se molesta.
Zarek
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
NUEVO ANUNCIO: VOY A MATAR A ELEANOR CALDER (en una novela, claro)
Y, posiblemente, sólo posiblemente, empiece a subir una :D excited like yeah :P
AHORA ME VOY A COMER LEMMON PIE MIENTRAS ESPERO QUE TOTIN SUBA ALGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Y, posiblemente, sólo posiblemente, empiece a subir una :D excited like yeah :P
AHORA ME VOY A COMER LEMMON PIE MIENTRAS ESPERO QUE TOTIN SUBA ALGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Clarísima
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
PD: MI CHICO BATERISTA JARDINERO MUTANTE NOVIO DE MEDIO TIEMPO ES NINJA ASI QUE ESTA DISPONIBLE PARA CONTRATACIONES DE LA MAFIA CHINA Y DE LAS UMPALUMPAS CUANDO SEA NECESARIO. Está a cargo de mi pony también, pero los raptos los hace Andrea en el unicornio con Lerman asi que esa absuelto de eso.
Clarísima
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
Será que lo puedo contratar? just saying xd. OMG LARA VAS A SUBIR UNA NOVELA! DFMJBVJDJGDFJGS
Lily Ann Marie.
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
siiiiiii voy a subir una en cuanto Kimy (mi beta) me diga que le pareció el capo.. Igual en esa no asesino a El.... en otra :D
Clarísima
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
chico baterista ja...wut?Clarísima escribió:PD: MI CHICO BATERISTA JARDINERO MUTANTE NOVIO DE MEDIO TIEMPO ES NINJA ASI QUE ESTA DISPONIBLE PARA CONTRATACIONES DE LA MAFIA CHINA Y DE LAS UMPALUMPAS CUANDO SEA NECESARIO. Está a cargo de mi pony también, pero los raptos los hace Andrea en el unicornio con Lerman asi que esa absuelto de eso.
Heaven.Foster
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
Josh Ands, Josh...Heaven.Foster escribió:chico baterista ja...wut?Clarísima escribió:PD: MI CHICO BATERISTA JARDINERO MUTANTE NOVIO DE MEDIO TIEMPO ES NINJA ASI QUE ESTA DISPONIBLE PARA CONTRATACIONES DE LA MAFIA CHINA Y DE LAS UMPALUMPAS CUANDO SEA NECESARIO. Está a cargo de mi pony también, pero los raptos los hace Andrea en el unicornio con Lerman asi que esa absuelto de eso.
Clarísima
Capítulo...
Capítulo 6:
—Me agrada este chico, “el principito”… tiene razón en todo —me decía Astrid. Estábamos en el parque otra vez, yo estaba sentado sobre el césped, la observaba como ella leía ese libro con a mirada brillante y su cabeza apoyada en mi estómago—. Y él no dice cosas tan horribles como “matar mariposas”, en serio Zayn, a veces creo que te estás volviendo loco.
Quise reírme en su cara, soltar la carcajada más sarcástica que pudiera emitir, pero no lo hice. Sino que me quedé en silencio, observando su cabello dorado sobre mí y el césped. Ya atardecía, pero eso no parecía importarle, esta noche iríamos al circo con el permiso de sus padres y eso la tenía de un humor increíble.
—Uhmm… que extraño… —murmuró de pronto.
—¿Qué sucede? —le pregunté al fin.
Ella sólo me dedicó una mirada confundida, volvió a leer algo en el libro y me miró otra vez. Negó con la cabeza varias veces, pero al final se mordió el labio y se encogió de hombros. Algo pasaba por su cabeza, estaba seguro de que era algo importante como para que la tuviera pensando tanto tiempo.
—Astrid…
—¿Qué? ¡Oh, mira, no te muevas! —exclamó, cambiando de tema rápidamente. No me moví cuando ella se levantó y se sentó sobre mis piernas. Mentiría si dijera que no me puse nervioso, pero cuando pasó su mano sobre mi rostro y la colocó en mi cabeza, quedé algo desconcertado. Hasta que la bajó, y sobre su mano, había una mariposa naranja.
—La pequeña Astrid… —la nombré. Astrid sonrió de oreja a oreja, y la dejó volar, libre.
—Me guastaría ser libre.
—Ya lo eres, Astrid.
—No, no lo soy. No puedo elegir.
Me levanté, la ayudé a ponerse de pie y caminamos hasta mi casa, nos iríamos de allí al circo. Al final, la habían dejado, después de muchas súplicas.
—¿Qué es lo que no puedes elegir? —le pregunté a mitad de camino.
—Es que… las libélulas me dicen que debo aspirar a un príncipe… pero ya no estoy tan segura.
No pude ocultar mi felicidad, sonreí como nunca, anhelando llegar el punto culminante de esta conversación.
—¿Por qué no? Creí que todo lo que querías era un príncipe.
Ella bufó y pateó una piedra del suelo, lanzándola lejos.
—No, están pasados de moda. Y no hay príncipes aquí. Pero, ¿me creerías si te dijera que abundan sapos que se transforman en hechiceros de un día para otro? —me miró, con esos ojos azules brillantes bajo el sol, bajo sus pestañas largas y doradas, no pude evitar reír.
La mejor conversación de mi vida.
—Te creo —respondí. Ella echó a correr cuando vio burbujas en el aire.
Sabía que estábamos cerca de casa, porque sólo mis hermanas hacían burbujas por las tardes.
Astrid lucía fascinada, como una niña pequeña, y eso a veces me dolía, porque me encantaba conversar con esa niña que llevábaba dentro, pero también me hubiese gustado ver a la “Astrid” mayor, la chica que cruzaba los 17 de la cual me había enamorado. Era doloroso, porque no quería quebrarla por amor, por más que lo deseara, ella era demasiado especial para aquello.
(...)
Creí que nunca nos iríamos de mi casa.
Astrid jugó toda la tarde con mis hermanas, mientras ellas hacían burbujas y ella bailaba alrededor. Fue un gran espectáculo, pero dieron las ocho y seguían así, mi madre ya tenía dolor de cabeza con el escándalo que hacían, y me preguntó si Astrid era mi amiga o yo era su niñero.
Ignoré su pregunta porque Harry y Louis habían hecho la misma, pero no podía responderle a mi madre, porque era mi madre y ya. Tenía poder sobre mí aunque no quisiera. A veces me preguntaba qué sucedería cuando le dijera que me iría a otro país, ya tenía ahorrado lo suficiente y una vez comprados los boletos, no habría marcha atrás.
Sólo que, en estos últimos meses, se me había presentado un contratiempos.
—Astrid, es hora de ir al circo —le dije, cuando ya eran las nueve y media. El show comenzaría pronto.
Se sacudió el vestido, que estaba manchado con pinturas, y se arregló el cabello. Me tomó de la mano para salir y se despidió con un fuerte grito de alegría de mi madre y de mis hermanas.
Antes de que me arrastrara por la acera para llegar al circo, noté que tenía una mancha de pintura azul en su mejilla. La limpié con mi pulgar hasta que quedó sólo el sonrojo de ésta. Me observó con curiosidad, y me preguntó:
—¿Por qué hiciste eso?
—Porque tenías la mejilla manchada de pintura.
—¿Y de qué color era? —parpadeé, sorprendido. Tal vez ya no debería hacerlo, pero Astrid era tan impredecible como asombrosa.
—Azul —le respondí, aún algo desconcertado.
—¿Y cuál es tu color favorito?
¿Qué? ¿Qué tenía que ver eso?
—El azul… —murmuré, y mi corazón se agitó cuando ella sonrió bajo la noche que estaba despertando del atardecer, detrás de unos edificios al oeste.
—Ya… ¿y por qué crees que esa mancha azul estaba en mi mejilla entonces? … No debiste borrarla…
Y siguió caminando, soltándome la mano y saltando como una bailarina, cuidando de no pisar las líneas que dividían el cemento de la acera.
(…)
Las luces del circo anunciaron que el espectáculo estaba por comenzar. Se apagaron y todo quedó como la noche, pero aun así podía ver los brillantes ojos de Astrid y la fascinación que sentía de estar allí, de ser libre por una noche y ser quién en realidad era, porque en un circo, una persona como Astrid era una estrella. Y sólo esperaba que las demás personas se comenzaran a dar cuenta de eso, sus padres, mis amigos, su enfermera, su psicóloga.
—¡Mira, están volando! —gritó de pronto, cuando los trapecistas comenzaron a rasgar el cielo bajo la carpa, y apuntó con su dedo y se colocó de pie, saltando de emoción. Parecía que en cualquier momento bajarían y la tomarían de las manos para que volara junto a ellos, como una trapecista. O mejor aún, como una mariposa.
—¡Chica, siéntate! —gritaron desde atrás.
—¡Zayn, un gigante, y me habló! —exclamó. Me giré, y no era ningún gigante, sino un hombre alto y fornido con barba. Sólo esperaba que el hombre no la hubiese escuchado, o de lo contrario no podríamos disfrutar de nada.
A mitad del show, dejé de prestarles atención a los payasos, a las lentejuelas y todos los colores que flotaban alrededor… Astrid reía con ganas, como nunca la escuché antes y eso no tenía precio. Acompañar a la persona que quería en un momento así era indescriptible, tal vez si de niño hubiese desobedecido a mi madre, y de todas formas, me hubiese juntado a jugar con Astrid, no tendría ningún problema ahora con los sapos, ni príncipes, ni nada del mundo mágico de las mariposas cazadoreas de sueños –o al menos así lo llamaba Astrid-, tal vez, si hubiese sido lo suficientemente valiente –o rebelde- para estar a su lado antes, habría disfrutado más momentos con ella, porque no podía olvidar el hecho de que me iría, y eso no lo podría cambiar.
Después de que todo terminó, acompañé a Astrid a que se pintara el rostro y le compré un globo con forma de flor. Hizo fila con un montón de niñas histéricas, aunque la más emocionada sin duda era ella.
La maquillaron de conejo, le pintaron los bigotes y los dientes, cosa que no le causó mucha gracia. Pero le dije que a mí me gustaba, así que se quedó tranquila con eso.
De regreso a casa, con las energías aún como nuevas, Astrid me pidió ir al parque. Al mismo de siemrpe.
—Tengo curiosidad de cómo se verá de noche —me dijo cuando le pregunté el por qué.
Se subió al columpio de pie, y se balanceó con la cabeza extendida, mirando al cielo.
—Es la mejor noche de mi vida, en serio, Zayn—me estremecí de frío y porque dijo mi nombre, era inevitable no hacerlo con su voz tan dulce como el algodón de azúcar, y sin mencionar porque me llamaba el 98% del tiempo que pasábamos juntos, bajo el ápodo de Sapo.
—La mía también —no mentí, en realidad lo era. Había pasado en muchas fiestas, la pasé genial con mis amigos, pero estaba seguro de que ninguna de esas veces había sido tan especial como para recordarla una y otra vez.
De pronto, supe lo que tenía que hacer.
La tomé de la cintura cuando el columpio se balanceó hacia delante, y la obligué a bajar. Su rostro ya no parecía ser el mismo, había algo distinto. Debía ser porque adivinó lo que haría a continuación.
Acaricié las puntas de sus cabellos, que ahora se veían plateados y no dorados, y cuando ambos nos miramos a los ojos, la besé con mucho cuidado. Muy distinto a la vez en que ella lo hizo, en este mismo lugar, la primera vez que le hablé cuando la vi llorando.
Fue sólo eso, casi un roce, tampoco quería que la situación se me escapara de las manos. Junto a Astrid, jamás.
Ella me abrazó y escondió su rostro en mi cuello, haciéndome cosquillas.
—Y así es cómo un sapo, pasó de ser hechicero, y finalmente al príncipe anhelado.
—No —negué, pero ella no se separó, casi podía sentir su sonrisa contra mi piel—. Si fuera príncipe, tu serías una princesa, cosa que no eres. Yo diría que luces más como un conejo… —se separó de mí, con su rostro pintado y con la mirada de “no te burles, Zayn” —. Además, ya lo has dicho, los príncipes están pasados de moda.
—¿Y qué me recomiendas?
—Un Zayn, son más especiales que un sapo, saben más de magia que cualquier hechicero, y por supuesto, los príncipes no le llegan ni a los talones… ¿qué opinas?
Frunció el ceño e hizo como que pensaba, pero matuvo por mucho tiempo al pose y sonrió.
—Que son perfectos.
[img][/img]Quise reírme en su cara, soltar la carcajada más sarcástica que pudiera emitir, pero no lo hice. Sino que me quedé en silencio, observando su cabello dorado sobre mí y el césped. Ya atardecía, pero eso no parecía importarle, esta noche iríamos al circo con el permiso de sus padres y eso la tenía de un humor increíble.
—Uhmm… que extraño… —murmuró de pronto.
—¿Qué sucede? —le pregunté al fin.
Ella sólo me dedicó una mirada confundida, volvió a leer algo en el libro y me miró otra vez. Negó con la cabeza varias veces, pero al final se mordió el labio y se encogió de hombros. Algo pasaba por su cabeza, estaba seguro de que era algo importante como para que la tuviera pensando tanto tiempo.
—Astrid…
—¿Qué? ¡Oh, mira, no te muevas! —exclamó, cambiando de tema rápidamente. No me moví cuando ella se levantó y se sentó sobre mis piernas. Mentiría si dijera que no me puse nervioso, pero cuando pasó su mano sobre mi rostro y la colocó en mi cabeza, quedé algo desconcertado. Hasta que la bajó, y sobre su mano, había una mariposa naranja.
—La pequeña Astrid… —la nombré. Astrid sonrió de oreja a oreja, y la dejó volar, libre.
—Me guastaría ser libre.
—Ya lo eres, Astrid.
—No, no lo soy. No puedo elegir.
Me levanté, la ayudé a ponerse de pie y caminamos hasta mi casa, nos iríamos de allí al circo. Al final, la habían dejado, después de muchas súplicas.
—¿Qué es lo que no puedes elegir? —le pregunté a mitad de camino.
—Es que… las libélulas me dicen que debo aspirar a un príncipe… pero ya no estoy tan segura.
No pude ocultar mi felicidad, sonreí como nunca, anhelando llegar el punto culminante de esta conversación.
—¿Por qué no? Creí que todo lo que querías era un príncipe.
Ella bufó y pateó una piedra del suelo, lanzándola lejos.
—No, están pasados de moda. Y no hay príncipes aquí. Pero, ¿me creerías si te dijera que abundan sapos que se transforman en hechiceros de un día para otro? —me miró, con esos ojos azules brillantes bajo el sol, bajo sus pestañas largas y doradas, no pude evitar reír.
La mejor conversación de mi vida.
—Te creo —respondí. Ella echó a correr cuando vio burbujas en el aire.
Sabía que estábamos cerca de casa, porque sólo mis hermanas hacían burbujas por las tardes.
Astrid lucía fascinada, como una niña pequeña, y eso a veces me dolía, porque me encantaba conversar con esa niña que llevábaba dentro, pero también me hubiese gustado ver a la “Astrid” mayor, la chica que cruzaba los 17 de la cual me había enamorado. Era doloroso, porque no quería quebrarla por amor, por más que lo deseara, ella era demasiado especial para aquello.
(...)
Creí que nunca nos iríamos de mi casa.
Astrid jugó toda la tarde con mis hermanas, mientras ellas hacían burbujas y ella bailaba alrededor. Fue un gran espectáculo, pero dieron las ocho y seguían así, mi madre ya tenía dolor de cabeza con el escándalo que hacían, y me preguntó si Astrid era mi amiga o yo era su niñero.
Ignoré su pregunta porque Harry y Louis habían hecho la misma, pero no podía responderle a mi madre, porque era mi madre y ya. Tenía poder sobre mí aunque no quisiera. A veces me preguntaba qué sucedería cuando le dijera que me iría a otro país, ya tenía ahorrado lo suficiente y una vez comprados los boletos, no habría marcha atrás.
Sólo que, en estos últimos meses, se me había presentado un contratiempos.
—Astrid, es hora de ir al circo —le dije, cuando ya eran las nueve y media. El show comenzaría pronto.
Se sacudió el vestido, que estaba manchado con pinturas, y se arregló el cabello. Me tomó de la mano para salir y se despidió con un fuerte grito de alegría de mi madre y de mis hermanas.
Antes de que me arrastrara por la acera para llegar al circo, noté que tenía una mancha de pintura azul en su mejilla. La limpié con mi pulgar hasta que quedó sólo el sonrojo de ésta. Me observó con curiosidad, y me preguntó:
—¿Por qué hiciste eso?
—Porque tenías la mejilla manchada de pintura.
—¿Y de qué color era? —parpadeé, sorprendido. Tal vez ya no debería hacerlo, pero Astrid era tan impredecible como asombrosa.
—Azul —le respondí, aún algo desconcertado.
—¿Y cuál es tu color favorito?
¿Qué? ¿Qué tenía que ver eso?
—El azul… —murmuré, y mi corazón se agitó cuando ella sonrió bajo la noche que estaba despertando del atardecer, detrás de unos edificios al oeste.
—Ya… ¿y por qué crees que esa mancha azul estaba en mi mejilla entonces? … No debiste borrarla…
Y siguió caminando, soltándome la mano y saltando como una bailarina, cuidando de no pisar las líneas que dividían el cemento de la acera.
(…)
Las luces del circo anunciaron que el espectáculo estaba por comenzar. Se apagaron y todo quedó como la noche, pero aun así podía ver los brillantes ojos de Astrid y la fascinación que sentía de estar allí, de ser libre por una noche y ser quién en realidad era, porque en un circo, una persona como Astrid era una estrella. Y sólo esperaba que las demás personas se comenzaran a dar cuenta de eso, sus padres, mis amigos, su enfermera, su psicóloga.
—¡Mira, están volando! —gritó de pronto, cuando los trapecistas comenzaron a rasgar el cielo bajo la carpa, y apuntó con su dedo y se colocó de pie, saltando de emoción. Parecía que en cualquier momento bajarían y la tomarían de las manos para que volara junto a ellos, como una trapecista. O mejor aún, como una mariposa.
—¡Chica, siéntate! —gritaron desde atrás.
—¡Zayn, un gigante, y me habló! —exclamó. Me giré, y no era ningún gigante, sino un hombre alto y fornido con barba. Sólo esperaba que el hombre no la hubiese escuchado, o de lo contrario no podríamos disfrutar de nada.
A mitad del show, dejé de prestarles atención a los payasos, a las lentejuelas y todos los colores que flotaban alrededor… Astrid reía con ganas, como nunca la escuché antes y eso no tenía precio. Acompañar a la persona que quería en un momento así era indescriptible, tal vez si de niño hubiese desobedecido a mi madre, y de todas formas, me hubiese juntado a jugar con Astrid, no tendría ningún problema ahora con los sapos, ni príncipes, ni nada del mundo mágico de las mariposas cazadoreas de sueños –o al menos así lo llamaba Astrid-, tal vez, si hubiese sido lo suficientemente valiente –o rebelde- para estar a su lado antes, habría disfrutado más momentos con ella, porque no podía olvidar el hecho de que me iría, y eso no lo podría cambiar.
Después de que todo terminó, acompañé a Astrid a que se pintara el rostro y le compré un globo con forma de flor. Hizo fila con un montón de niñas histéricas, aunque la más emocionada sin duda era ella.
La maquillaron de conejo, le pintaron los bigotes y los dientes, cosa que no le causó mucha gracia. Pero le dije que a mí me gustaba, así que se quedó tranquila con eso.
De regreso a casa, con las energías aún como nuevas, Astrid me pidió ir al parque. Al mismo de siemrpe.
—Tengo curiosidad de cómo se verá de noche —me dijo cuando le pregunté el por qué.
Se subió al columpio de pie, y se balanceó con la cabeza extendida, mirando al cielo.
—Es la mejor noche de mi vida, en serio, Zayn—me estremecí de frío y porque dijo mi nombre, era inevitable no hacerlo con su voz tan dulce como el algodón de azúcar, y sin mencionar porque me llamaba el 98% del tiempo que pasábamos juntos, bajo el ápodo de Sapo.
—La mía también —no mentí, en realidad lo era. Había pasado en muchas fiestas, la pasé genial con mis amigos, pero estaba seguro de que ninguna de esas veces había sido tan especial como para recordarla una y otra vez.
De pronto, supe lo que tenía que hacer.
La tomé de la cintura cuando el columpio se balanceó hacia delante, y la obligué a bajar. Su rostro ya no parecía ser el mismo, había algo distinto. Debía ser porque adivinó lo que haría a continuación.
Acaricié las puntas de sus cabellos, que ahora se veían plateados y no dorados, y cuando ambos nos miramos a los ojos, la besé con mucho cuidado. Muy distinto a la vez en que ella lo hizo, en este mismo lugar, la primera vez que le hablé cuando la vi llorando.
Fue sólo eso, casi un roce, tampoco quería que la situación se me escapara de las manos. Junto a Astrid, jamás.
Ella me abrazó y escondió su rostro en mi cuello, haciéndome cosquillas.
—Y así es cómo un sapo, pasó de ser hechicero, y finalmente al príncipe anhelado.
—No —negué, pero ella no se separó, casi podía sentir su sonrisa contra mi piel—. Si fuera príncipe, tu serías una princesa, cosa que no eres. Yo diría que luces más como un conejo… —se separó de mí, con su rostro pintado y con la mirada de “no te burles, Zayn” —. Además, ya lo has dicho, los príncipes están pasados de moda.
—¿Y qué me recomiendas?
—Un Zayn, son más especiales que un sapo, saben más de magia que cualquier hechicero, y por supuesto, los príncipes no le llegan ni a los talones… ¿qué opinas?
Frunció el ceño e hizo como que pensaba, pero matuvo por mucho tiempo al pose y sonrió.
—Que son perfectos.
_______________________________
Otra vez, lo siento por no actualizar tan seguido, pero es que no me llegan las notificaciones, entonces no sé si comentan o no /: y por eso creo que la olvidan lol tendré que pasarme por todas las demás novelas :P
Otra vez, lo siento por no actualizar tan seguido, pero es que no me llegan las notificaciones, entonces no sé si comentan o no /: y por eso creo que la olvidan lol tendré que pasarme por todas las demás novelas :P
Derphantasie
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
OH MY GOD!!! AAAAAA SE BESARON, ZAYN S PERFECTO, Y TU SUBISTE CAAAAP! DESPUES DE 2 LARGOS AÑOS! sjdhsdjhsd LO AME "L" dghgfh enserio! POR FINNN! ahora seran felicez para Siempre *-* o eso espero, conosiendote Cambiaras todo y nos confundiras e_e dghdfghfd pero bueno estoy feliz de que ya no lo vea como un sapo , que se hayan besadoo y que hayas subido caaaaaaaaaaaaaap! *-* siguela cuanto antes Toto! besos
#MuchLove
Lenny'Unicorns'EveryWhere
Re: Butterfly (Zayn Malik y Astrid)
o.0 !!! por fin otro cap ! Qe bien Astrid se a comportado un poquito normal y por eso que .... ya me entiendes jejejeje Qe guay asíque prefiere los Zayn's que son mas especiales Noo ? jejeje Siguela pronto (: un beso
Aireen_Sweet13
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