Summer is not Spring (Harry Styles y Tú)

— ¿Qué te es tan gracioso? — Pregunté son una media sonrisa agradeciendo la presencia de su risa en mis oídos, nunca en mi vida escuché algo tan melodioso como la de ella.
— Deberías ver un doctor o algo parecido, Harry. Tienes un caso de bipolaridad seria. — Volvió a reírse y se sentó a mi lado.
— Lo dice la que me golpea furiosa y al segundo está que se queda sin respirar de tanta carcajada.
Su rostro volvió a lo serio y se cruzó de brazos, esa era otra de las cosas que me gustaban.
— ¿Lo vez? Ahora regresará la ____(tn) que conocí desde el principio. — Sonrió y negó con su cabeza. — ¿A qué debo tan inocente despertada?
Levantó una ceja y yo sonreí ante su reacción, se veía tan dulce cuando se enojaba que admito no poder dejar de molestarla.
— Ya es hora de ir a casa, Harry. Pasaba a buscar mis cuadernos cuando te encontré durmiendo. — Suspiró y se acomodó en la silla. — Me debes un favor.
— ¿Ah sí? ¿Qué tipo de favor? — Fijó su mirada en la mía con confusión y luego al parecer ordenó sus ideas.
— Necesito transporte, hacia mi casa.
Reí desesperadamente, ¿Me estaba invitando a pervertirla mentalmente con esa petición?, Bien inocente salió esta niña.
— No es lo que estás pensando, Styles. — Está bien, dejé de reír. — Louis no puede llevarme hoy y… ¡Me debes el favor de despertarte!
Su mirada ahora se encontraba en el pizarrón de la sala como si quisiera darle con un hacha encima, estaba molesta por algo y ese algo era el que le estaba tomando el pelo ahora mismo.
Yo.
— ¿Me hechas la culpa de que tu enamorado guardaespaldas no te quiera llevar?
— No es mi enamorado.
¡Bingo! Respondió a una de mis tan deseadas respuestas inconscientemente. Veamos si puedo sacarle más información aunque ya me las haya contado Nicola.
— ¿Entonces es tu esposo? ¿Algo?
— Estás haciendo muchas preguntas, Harry. Ya respondí la pregunta del día.
¿¡Acaso me leía la mente!?
— Está bien, está bien. Te llevaré a tu casa.
Su rostro se iluminó y sonrió abiertamente como si su mayor sueño se hubiese cumplido, hasta pensé que los ángeles no eran nada comparado con ella en ese instante.
— ¿Y? ¿Tienes tu auto fuera?
— ¿Auto? No, cariño. Zayn es mi chofer en ese aspecto, pero como nos hemos demorado tanto por la culpa de su señoría tendremos que ir a pie.
Dejó de sonreír y se levantó rápidamente para poner ambas manos sobre sus caderas mirándome atónita.
— ¿¡No dijiste que me llevarías a casa!?
Me levanté imitándola en su postura, solo que la miré hacia abajo por su baja estatura.
— Sí, lo hice. Pero nunca especifiqué que tenía un auto o algo por estilo.
Mantuvo su pose de “soymejorquetú” por unos segundos y bajó los brazos rendida junto a un ronco suspiro.
— Tú ganas. Pero te recomiendo una cosa, — Me crucé de brazos escuchando su recomendación la cual debía ser “No te me acerques”. — No me toques en ningún momento.
Bien, eso era nuevo. ¿No tocarla? Primero me golpea cada vez que nos encontramos, luego al punto de estar a solo segundos de llegar más allá de solo un beso… ¿Y ahora quiere que ni la toque?.
Cálmate, Hazza. Es solo una atracción, nada más.
— Hecho.
Sonrió, ambos tomamos nuestras cosas y salimos del salón.

Llevábamos ya veinte minutos caminando en silencio, yo detrás de ella siguiéndola en dirección hacia su casa, hasta que se detuvo en un gran portón de madera junto al número 0704 y un timbre en la parte derecha.
— Listo, gracias por traerme. — Sonrió y se giró hacia mí. — Aunque haya sido caminando, te lo agradezco de verdad.
¿Tanta caminata para qué? Podía haber llegado ella misma.
Se rascó su nuca queriendo decir algo más que solo eso y debió su mirada hacia el piso. Yo solo la miraba serio.
— ¿Por qué hiciste eso, Harry?
¿Hice qué?
— ¿De qué hablas?
— Ya sabes de lo que hablo. Me besaste.
Mi corazón se aceleró recordando el momento de nuestro pequeño “encuentro” en el salón de Artes el otro día y un leve sonrojo apareció en mis mejillas.
Mierda Hazza, contrólate.
— Tú aceptaste con gusto, preciosa.
Sus mejillas enrojecieron más aún y creí ver sus pelos erizarse.
— Diablos, Harry. Te estoy preguntando algo importante.
Rodeé los ojos y me acerqué a ella con peligro en el aire hasta hacerla retroceder y chocar contra el portón, dejándola en la misma posición de aquella escena anterior.
— ¿Por qué crees que te besé? — Nuestras miradas estaban juntas la una a la otra, como buscando la profundidad de ellas sin obtener respuesta alguna.
Hasta que el silencio fue roto por una voz masculina desde el costado del portón.
— ¿Qué estás haciendo, Georgia?

____(tn) me empujó fuertemente haciendo que cayera en el suelo sin equilibrio.
¿Qué mierda había sucedido?
Miré sorprendido como su rostro estaba aterrorizado mirando al hombre que tenía frente a ella, como si de un fantasma se tratase.
— Respóndeme, Georgia. ¿Quién es él?
¿Por qué le decía Georgia? ____(tn) no se movía, más bien solo se encontraba hecha una piedra.
Me levanté sin importarme lo sucio que pudiese estar y me acerqué otra vez hacia ella.
— ¿____(tn)?
Sus ojos me observaron y mi corazón se detuvo.
Estaba pidiendo mi ayuda.
— Jovencito, ¿Quién es usted?
El hombre de cabello canoso y casi de mi estatura comenzó a caminar hacia nosotros, y ____(tn) tomó mi mano escondiéndose detrás de mí.
— ¿Por qué debería responderle eso, señor?
Se detuvo y sonrió negando con su cabeza apuntándonos.
— Porque soy el padre de esa chica malcriada.
____(tn) comenzó a temblar y mis sentidos se opacaron de inmediato, dejando solo en mi mente la acción de escapar junto a ella.
Y así lo hice.
Escapamos por el mismo camino por donde llegamos y sin decir nada la llevé hacia mi casa.
Por todo el camino ella solo fue tirada por mí, sin decir nada, sin demostrar nada. Hasta que nos detuvimos en la puerta principal de mi hogar.
Nuestras respiraciones eran agitadas y con rapidez saqué las llaves de la entrada y la dejé pasar sin reclamos.
Cuando cerré con cuidado y me aseguré que no nos haya seguido nadie me adentré al living para encontrarme a una ____(tn) diferente.
Estaba sentada en el borde de uno de los sillones, con sus piernas juntas abrazándolas y escondiendo su rostro en ellas.
Pero no solo eso había llamado mi atención.
Sus sollozos eran desesperados.
— ¿____(tn)?
Dio un pequeño salto y levantó su mirada hacia mí con sus ojos llenos de lágrimas.
— Harry, ayúdame.
No lo pude soportar más. Corrí hacia ella y la abracé lo más fuerte que pude escondiendo su rostro en mi pecho, logrando así callar su desgarrador llanto que había comenzado al momento de tocarla.
Habían pasado ya varios minutos hasta que pudo calmarse totalmente, pero aún seguía abrazada a mí con fuerza.
— ¿Quieres tomar algo?
Era lo único que pensaba decir.
Ella asintió y se separó con su cabeza baja.
Caminé hacia la cocina por un vaso con agua y observé como limpiaba todo rastro de lágrimas con la manga de su polera.
Le estiré el vaso con agua y lo aceptó agradecidamente. De inmediato me senté a su lado y corrí un mechón de su cabello que caía por su rostro.
— Debes pensar que soy una especie de rebelde o algo así, ¿Verdad? Por pedirte escapar así…
Sonreí para mí y negué amablemente.
— Tienes que tener una razón para no querer verlo, ¿Cierto?
Miró el vaso con agua y luego volteó su rostro hacia mí decidida.
— ¿De verdad quieres saber?
— Si.
— ¿Mantendrás todo esto en secreto?
— Todo.
Lo dudó por un instante, pero finalmente tomó mis mejillas con fuerza para acercar su rostro y dejarlo a centímetros del mío sintiendo nuestras respiraciones mezclándose.
— Entonces desde este momento, Harry Styles, prométeme que no te separarás de mí hasta que te canses de mi vida.
Sus ojos se cristalizaron esperando su tan deseada respuesta, hasta que procesé lo que había dicho y mi pecho saltó.
— No.
Vi como su agarre se iba aflojando de a poco y tomé sus manos para que volviese a tomar mis mejillas otra vez.
— Prometo no separarme de ti “nunca”, ¿Entendiste?
Sonrió rápidamente y rio ante mi sentencia.
— Entendido.

Me contó todo lo sucedido en Los Ángeles con su padre, e intenté hacerme el sorprendido en cosas que Nicola me había ya dicho.
Pero otras cosas no era necesario fingir.
— ¿Tu padre te ofrecía a hacer algo además de los shows?
Su rostro se petrificó y desvió su mirada apenada.
— Se supone que eso es privado…
— Oh, por Dios. ¿¡El maldito te vendía a los enfermos esos!?
Saltó en su posición y comenzó a temblar de a poco.
— No quiero recordar eso, Harry.
Tocó su brazo izquierdo con la mano derecha y juntó sus rodillas aceptando mi pregunta, haciendo que mi sangre hirviera de rabia en contra de su padre.
— Solo fue una vez… y nunca lo volvió a repetir al ver que me convertía en alguien más agresivo…
Y ahí estaba el inicio de su otra personalidad.
La misma con la que me encontré fuera de la oficina de Flannagan al reaccionar por nuestro choque.
— Entonces, ¿Tu verdadera yo es la que te demuestras con Zayn, Liam, y los demás?
Abrió los ojos sorprendida.
— ¿Estabas atento a nuestras conversaciones?
El corazón se me aceleró de inmediato, no podía aceptar que solo ponía atención de lo que hablaban mis amigos al escuchar su nombre entre cada oración, no.
— Solo una vez, cuando Liam intentó pelear con tu novio Carrot.
— ¿Carrot?
Mierda.
Comenzó a reírse con ganas mientras el rojo aparecía en mi rostro enojado.
— Ya sabes, ese tal Tomlinson…
— Si, lo sé. Pero debo admitir que un sobrenombre como ese nunca se me hubiese ocurrido, aunque admito que le gustan mucho las zanahorias.
Se acomodó más en el sillón con sus ojos cerrándose de a poco.
— Entonces… ¿Es tu novio?
Los volvió a abrir sonriéndome pícaramente.
— ¿Celoso, Harry?
No. Nunca lo estaría.
— Si.