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Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
siguela... me encato el cap no se quien me saca mas de mis casillas si la rayis o joe......
jonatic&diectioner
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
la verda no entiendo esta nve
es de la rayis con nick?
o de la rayis con joe?? :S
es de la rayis con nick?
o de la rayis con joe?? :S
andreita
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
ES ESO QUE ES NICK?????!!!
AAII SIGUELA PORFAAA
AAII SIGUELA PORFAAA
chelis
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
andreita escribio:
la verda no entiendo esta nve
es de la rayis con nick?
o de la rayis con joe?? :S
ya veras mas adelante en el proximo capitulo no desesperes x favor
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
siguela
quiero u trio haha
quiero u trio haha
berenice_89
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
yo tambien quiero un trio
Siguela!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
nyJB escribió:andreita escribio:
la verda no entiendo esta nve
es de la rayis con nick?
o de la rayis con joe?? :S
ya veras mas adelante en el proximo capitulo no desesperes x favor
jaja beno
andreita
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
holas pase rapidito para dejarles nuevo capitulo espero y les guste
Nick. ¿Qué es un Succubus? –dejé los rodeos.
Él abrió los ojos de par en par.
–¿Lo escuchaste todo? –escudriñó.
–Lo suficiente –aseveré–. Dime, ¿qué es eso que eres?
–No es nada –dijo y me besó ligeramente con sus labios cerrados.
–Dímelo –lo presioné.
–No lo haré –volvió a darme otro corto beso.
–¿Por qué? –empecé a enojarme.
–Porque no necesitas saberlo –apartó los cabellos de mi rostro antes de darme otro beso, éste fue un poco más extenso.
–Gracias por la información, me ha servido de mucho –lo retiré con un débil empujón e intenté irme.
Me atrapó de la cintura por detrás.
–______, en serio, no tienes que saber cosas como esa, no es necesario –me besó el cuello.
–No creas que soy tan inocente nick –me volví hacia él y lo besé, con una mano sostuve su cara y con la otra acaricié su pecho–. Puedo escuchar cualquier cosa.
Sentí como Nick quedó patidifuso ante mi repentino cambio de actitud, sus músculos se tensaron. Sacudió su cabeza.
–No voy a decirte.
Se fue andando a su habitación. Yo bajé a la sala para ver quien había dormido allí esa noche. Sólo estaban Nina y Alan, arrimados juntos en el sofá a medio vestir, dormidos uno encima del otro.
No dormí en toda la noche, me di un paseo a la biblioteca buscando información sobre Succubus. Esa biblioteca estaba cargada de literatura vampírica, libros de vampiros, sobre ellos (nosotros), sobre sus orígenes, sus poderes, sobre su jerarquía y sus rangos, sus debilidades, pero más que todo sobre como matarlos (matarnos).
Encontré el término Zephyr: "Vampiro de alto rango con mucha antigüedad y edad avanzada, poseedor de máximos poderes y prácticamente del todo inmortal. Encargado de dar órdenes a otros vampiros en clanes o independientes, de proteger que otros humanos no sean transformados sin consentimiento y de proteger la clandestinidad de su condición de vampiros de la comunidad mortal. Creador de leyes e importantes códigos y juramentos de su raza, y en su mayoría príncipes o reyes con características de Succubus. Asesinan de la forma más dolorosa a los quebrantadores de la leyes y beben sangre de humanos y de otros vampiros."
Buena definición, pensé. Llevaba implícita la palabra Succubus pero eso no me decía nada. Indagué en otro libro con un extraño símbolo en la fachada, me di cuenta al leerlo que eran ejemplares de conjuros, estaban en otro idioma, las páginas de éste eran arcaicas y ambarinas, tenía paradójicos símbolos en cada una sus hojas. Pasé otra página y escuché un ruido a mis espaldas, me volví y vi algo que me dejó desconcertada, una diminuta puerta en la pared acababa de abrirse dando paso a Harvey, la entrada secreta volvió a ser invisible en segundos y Harvey colocó un sillón para ocultarla.
–Hola, nena neófito de vampiro –anunció él.
Sentí que me habían atrapado con las manos en la masa. ¿Harvey lo sabía todo? No hice la pregunta en voz alta pero él la respondió.
–Por supuesto que lo sé todo, pequeña. ¿Me tomas por estúpido? –contestó con esa voz dotada y jactanciosa.
–¿Eres un cazador? –le pregunté empezando a sentirme asustada.
–No, sólo soy un mayordomo. ¿Qué no me ves? Gano muy bien y me acuesto con tres hermanas trillizas.
–¿Le has hablado de esto a ellas? –me refería a las hermanas Salem y al hecho de que él sabía lo que yo era.
–Ya he dicho que eso no es necesario, no les contaré nada sobre lo que son, como te dije, no tengo que hacerlo. Te invito a la salida, niñita –me aferró del brazo y me expulsó por la puerta principal a la fuerza, era más fuerte que yo.
No dormí el resto de la noche, y durante el día me encontré con la misma tensión entre Joe y yo, durante el desayuno no me dirigió una palabra, yo hice lo mismo, durante el almuerzo me dijo un par de insultos, asimismo se los devolví, mientras jugábamos un partido de billar en la sala de juegos me lanzó miradas llenas de presunción y arrogancia, y yo sin conseguir sobrellevarlo le di un empujón y fui a dormir a la habitación aunque todavía era de día.
Esa noche cuando desperté me encontré a Nina maquillándose en el espejo del pasillo, llevaba ropa que daba mucho que desear y una peluca de cabello rosado brillante, corto hasta el cuello y liso. Otra de sus payasadas y donaires.
–¿Ya tenemos permiso para salir? –comenté, ella se volvió a mirarme mientras pintaba sus labios en color púrpura.
–No –refutó–. Pero esta noche me saldré con la mía.
En eso también Joe deambulaba por el pasillo medio arreglado con una corbata sin anudar colgando de sus hombros y con la camisa arremangada hasta los codos. ¿Por qué tenía que ser tan fastuoso y encantador? Eso era una maldición.
–Joe, ¿a dónde irás? ¿Puedo colarme contigo? –le dijo Nina a él.
–No –rebatió–. Voy a pasar la noche con Deborah. A menos que quieras...
–Ni lo digas –lo silenció Nina–. No, gracias.
Joe sonreía tratando de no carcajearse.
–Hey, Nina. ¿Puedo irme contigo? –interrogué inesperadamente.
Ella volteó a verme. Me examinó rotundamente.
–Bueno, pero no deberías ir en pijamas –comunicó Nina.
Sonreí.
–Estaré lista en dos minutos –corroboré.
No exactamente en dos minutos pero me emperifollé rápidamente con un sensual vestido de color carmín, mi cabello suelto alrededor de mi cara y no podía faltar la persuasión de labios carmesíes y provocativos.
Sonreí sin darme cuenta cuando noté que Joe estaba mirándome, con los ojos entornados no retiraba su vista de mí.
Entonces Nick entró a la escena.
–Vas a salir entonces –reconocí la voz de Nick .
Él me agarró de la cintura apretándome contra su cuerpo, yo lo besé y dejé sus labios manchados de rojo, Joe se marchó de la habitación como un relámpago.
–Sí –reconocí–. Esta noche es para mí.
–Espero que te comportes bien.
–Lo haré –dije y le di otro beso en los labios, él besó mi cuello.
Nina y yo ganamos el Chevy, es decir competimos en piedra, papel o tijera contra Joe para saber quien utilizaba el auto.
Nina se antojó en conducir y yo estuve en el asiento del copiloto, fue un largo paseo en auto de vuelta a la ciudad, Nina y yo nos conllevamos muy bien trabando conversación sobre gustos y hombres que solían interesarnos, el diálogo acabó cuando aparcamos el auto en un callejón sombrío.
Ingresamos en un night-club, había toda clase de hombres, en su mayoría borrachos, chicas semidesnudas bailando en tubos sobre el escenario, luces rojas alumbrando de forma tenue el lugar, mucho alcohol y muchos apetitosos humanos desamparados, también noté a unos cuantos vampiros sentados en las mesas observando a sus presas. Muchos hombres saludaron a Nina por su nombre, generalmente los trabajadores de allí, también otros tipos sobre la barra, muchos parecían conocerla, ella cordialmente les devolvió el saludo.
–¿Has traído a una amiga hoy? –le preguntó a Nina uno de los barman.
–Sí, quizá pueda ligarse a algunos esta noche, tú sabes, ella es nueva haciendo esto –respondió Nina al tiempo que le entregaban una bebida que ella ni siquiera había pedido con anterioridad.
–¿Y qué quieres tomar, muñequita? –me ofreció un robusto hombre que también conocía a Nina.
Iba a responder pero Nina me lo impidió.
–Oh no, ella no va a tomar esta noche, se emborracha con facilidad.
–Oh, entiendo –respondió el tipo.
Sin embargo, Nina no tardó en desaparecer con una víctima y yo me tomé dos cocteles tranquilamente esperando por un chico guapo que se acercara y así poder cenar esta noche.
El ambiente era oscuro y la música salvaje, nunca, en mi vida había estado en lugar como ése, el alcohol se olfateaba en cada rincón, la sangre también. Me sentí orgullosa de mi misma porque estaba tan auto controlada como se es posible.
No tardaron en llegar varias propuestas de hombres ofreciéndome bailar, o un trago o directamente pidiéndome ir a la cama. Yo los rechacé, eran tipos desagradables y borrachos. Hasta que llegó aquel, estaba sobrio, tenía buena pinta, de al menos unos veintiocho o veintinueve años, su traje lo hacía parecer un apoderado empresario y no parecía ser tan joven como para ser un cazador.
Me sorprendí al escuchar que con amable voz y total delicadeza el hombre me ofrecía dinero para que yo me acostara con él.
–No quiero tu dinero –negué rotundamente–. No soy una prostituta, pero si prefieres puedes pagarme con otra cosa.
Lo seduje, me llevó hasta su auto y ahí lo maté, no me acosté con él, no pensaba hacer eso, pero si tuve que darle unos cuantos besos antes de que me dejara hundirle mis colmillos en su garganta.
Camino a casa, sentada en el asiento del Chevy, manteniendo una conversación agradable con Nina se me ocurrió preguntarle algo.
–¿Y cómo conoces a todos los tipos de ese lugar? –inquirí refiriéndome a los hombres del night-club.
La mirada de Nina se oscureció, sus ojos verdes fijos en la carretera se ensombrecieron, apretó el volante con más fuerza y su mandíbula se tensó.
–Yo trabajaba allí –confesó.
–¿Cómo? ¿De...? –iba a sugerir camarera pero Nina lo malinterpretó y respondió.
–Sí, yo era una prostituta –hizo una pausa–. Hace mucho tiempo mi padre era dueño de ese lugar, mi madre murió cuando yo tenía doce años y desde entonces mi padre me obligó a trabajar allí, yo era sólo una niña y trabajaba sólo para darle más fama al negocio sucio de mi padre.
Se encogió de hombros como si ya no le importara.
–Y bueno, crecí en ese lugar hasta que un día llegó Adolph, él me pagaba por mis servicios, mi cuerpo y mi sangre. Fui mordida tantas veces por él que una noche terminé siendo esto –la voz de Nina sonaba calmada y sin interés pero su mirada era fría.
–Lo siento, ha debido de ser horrible –me lamenté.
–Lo fue. Pero no te lamentes, cuando me convertí en esto asesiné a mi padre.
Se me revolvió el estómago al escuchar esa horrible historia. Y yo que a veces me quejaba de mi vida.
–Nina... –dije al cabo de un momento, sentí curiosidad–. Si muerdes a alguien... Y éste no muere, ¿se convierte en uno como nosotros?
–Es probable –me contestó–. Pero no es tan fácil, debes morder varias veces a una persona para que adopte nuestra condición.
–Pero Joe... –repliqué.
–Joe también tuvo que morderte unas cuantas veces, pero no estuviste despierta para presenciarlo –testificó–. Incluso, hay personas que mantienen relaciones con vampiros y son mordidos constantemente sin efectos secundarios, bueno, sólo algunos.
Personas que mantienen relaciones con vampiros, repetí en mi mente para hacerme a la idea.
Estuvimos en casa casi al amanecer, Joe aún no llegaba, Nick esperaba en la sala conversando con Alan. Nina besó a su novio y yo al mío antes de ir a la habitación a acostarme.
Otra madrugada acurrucada debajo de las cobijas, el cielo pintado en mi ventana comenzaba a aclararse levemente, cerré los ojos pensando en dormir cuando escuché un golpeteo en el cristal de las puertas corredizas del balcón, abrí los ojos y vi al techo, el golpeteo continuó, entonces, con mucha cautela me senté sobre la cama y le eché un atisbo a las puertas de cristal que estaban cubiertas con las largas cortinas. El sonido era seco, como si alguien estuviera golpeando la puerta con sus puños, como si intentaran llamarme. Vacilando di pasos con mis pies descalzos hasta las aquellas cortinas, nada mas debía separar una tela de otra y ver que había del otro lado, debo admitir que tuve pánico porque cada vez el sonido se hacía más audible.
Respiré profundo y sentí que mi corazón se paralizaba justo antes de hacer el movimiento y apartar las cortinas de mi vista. ¡Oh Dios! Del otro lado había un muchacho, un chico de mi edad aparentemente, pálido, tan pálido como la luz, tan traslúcido como el cristal, era esbelto y hasta pudiera haber sido muy apuesto si no fuera por esa palidez tan descomunal que tenía su cuerpo, sus ojos eran tan azules como los míos, su cabello corto de un simple color marrón estaba bastante desordenado, y su ropa parecía sacada de las escenas de las obras de Shakespeare en el mismísimo siglo XVI, con un traje a la antigua, sobretodo negro largo hasta las rodillas, y esos faralaos en las mangas de la camisa blanca y la corbata, pantalones negros y unas brillantes zapatillas de cuero negro. Sus labios también estaban pálidos, daba aspecto espeluznante, cuando me vio del lado de adentro de la habitación dejó de golpear el vidrio, apoyé una de mis manos en el cristal, él hizo lo mismo, puso su mano sobre la mía, separadas por un delgado trozo rectangular de vidrio, mi aliento empañó la puerta transparente y su aliento era invisible.
Me saludó con la mano y leí en el movimiento de sus labios la palabra "hola".
–Hola –dije yo también despojándome de todo el miedo.
"Ábreme," leí esta vez en sus labios. No podía escucharlo porque las puertas impedían el paso de sonido.
Dudando le abrí la puerta. Él no parecía ser mala persona, o vampiro, o lo que sea que fuera.
Cuando los cristales estuvieron del todo abiertos el aire gélido entró como una ráfaga de viento, y el chico permaneció de pie del lado de afuera, me aparté para dejarlo entrar sin saber porqué.
–Hola –repitió–. Yo soy Darius Ross.
–¿Quién demonios es Darius Ross? –las palabras se me escaparon de la boca de forma indeliberada.
–Soy quien debe advertirte de algunos peligros –testificó–. No debes decirle a nadie que me has visto, nadie puede saber que he estado aquí.
–¿Por qué?
–No preguntes por qué, sólo no hables de mí –me advirtió con su voz armoniosa y calmada.
–¿A qué viniste? –dije finalmente.
–Vine a prevenirte, quiero advertirte que no confíes en todos los que viven en esta casa, no todos son lo que parecen –luego de haberlo dicho volvió caminando al balcón.
–¡Espera! –grité.
*********************
continuara
ahora a comentar chicas
Capitulo 8: Primera Parte
Darius Ross
Darius Ross
Nick. ¿Qué es un Succubus? –dejé los rodeos.
Él abrió los ojos de par en par.
–¿Lo escuchaste todo? –escudriñó.
–Lo suficiente –aseveré–. Dime, ¿qué es eso que eres?
–No es nada –dijo y me besó ligeramente con sus labios cerrados.
–Dímelo –lo presioné.
–No lo haré –volvió a darme otro corto beso.
–¿Por qué? –empecé a enojarme.
–Porque no necesitas saberlo –apartó los cabellos de mi rostro antes de darme otro beso, éste fue un poco más extenso.
–Gracias por la información, me ha servido de mucho –lo retiré con un débil empujón e intenté irme.
Me atrapó de la cintura por detrás.
–______, en serio, no tienes que saber cosas como esa, no es necesario –me besó el cuello.
–No creas que soy tan inocente nick –me volví hacia él y lo besé, con una mano sostuve su cara y con la otra acaricié su pecho–. Puedo escuchar cualquier cosa.
Sentí como Nick quedó patidifuso ante mi repentino cambio de actitud, sus músculos se tensaron. Sacudió su cabeza.
–No voy a decirte.
Se fue andando a su habitación. Yo bajé a la sala para ver quien había dormido allí esa noche. Sólo estaban Nina y Alan, arrimados juntos en el sofá a medio vestir, dormidos uno encima del otro.
No dormí en toda la noche, me di un paseo a la biblioteca buscando información sobre Succubus. Esa biblioteca estaba cargada de literatura vampírica, libros de vampiros, sobre ellos (nosotros), sobre sus orígenes, sus poderes, sobre su jerarquía y sus rangos, sus debilidades, pero más que todo sobre como matarlos (matarnos).
Encontré el término Zephyr: "Vampiro de alto rango con mucha antigüedad y edad avanzada, poseedor de máximos poderes y prácticamente del todo inmortal. Encargado de dar órdenes a otros vampiros en clanes o independientes, de proteger que otros humanos no sean transformados sin consentimiento y de proteger la clandestinidad de su condición de vampiros de la comunidad mortal. Creador de leyes e importantes códigos y juramentos de su raza, y en su mayoría príncipes o reyes con características de Succubus. Asesinan de la forma más dolorosa a los quebrantadores de la leyes y beben sangre de humanos y de otros vampiros."
Buena definición, pensé. Llevaba implícita la palabra Succubus pero eso no me decía nada. Indagué en otro libro con un extraño símbolo en la fachada, me di cuenta al leerlo que eran ejemplares de conjuros, estaban en otro idioma, las páginas de éste eran arcaicas y ambarinas, tenía paradójicos símbolos en cada una sus hojas. Pasé otra página y escuché un ruido a mis espaldas, me volví y vi algo que me dejó desconcertada, una diminuta puerta en la pared acababa de abrirse dando paso a Harvey, la entrada secreta volvió a ser invisible en segundos y Harvey colocó un sillón para ocultarla.
–Hola, nena neófito de vampiro –anunció él.
Sentí que me habían atrapado con las manos en la masa. ¿Harvey lo sabía todo? No hice la pregunta en voz alta pero él la respondió.
–Por supuesto que lo sé todo, pequeña. ¿Me tomas por estúpido? –contestó con esa voz dotada y jactanciosa.
–¿Eres un cazador? –le pregunté empezando a sentirme asustada.
–No, sólo soy un mayordomo. ¿Qué no me ves? Gano muy bien y me acuesto con tres hermanas trillizas.
–¿Le has hablado de esto a ellas? –me refería a las hermanas Salem y al hecho de que él sabía lo que yo era.
–Ya he dicho que eso no es necesario, no les contaré nada sobre lo que son, como te dije, no tengo que hacerlo. Te invito a la salida, niñita –me aferró del brazo y me expulsó por la puerta principal a la fuerza, era más fuerte que yo.
No dormí el resto de la noche, y durante el día me encontré con la misma tensión entre Joe y yo, durante el desayuno no me dirigió una palabra, yo hice lo mismo, durante el almuerzo me dijo un par de insultos, asimismo se los devolví, mientras jugábamos un partido de billar en la sala de juegos me lanzó miradas llenas de presunción y arrogancia, y yo sin conseguir sobrellevarlo le di un empujón y fui a dormir a la habitación aunque todavía era de día.
Esa noche cuando desperté me encontré a Nina maquillándose en el espejo del pasillo, llevaba ropa que daba mucho que desear y una peluca de cabello rosado brillante, corto hasta el cuello y liso. Otra de sus payasadas y donaires.
–¿Ya tenemos permiso para salir? –comenté, ella se volvió a mirarme mientras pintaba sus labios en color púrpura.
–No –refutó–. Pero esta noche me saldré con la mía.
En eso también Joe deambulaba por el pasillo medio arreglado con una corbata sin anudar colgando de sus hombros y con la camisa arremangada hasta los codos. ¿Por qué tenía que ser tan fastuoso y encantador? Eso era una maldición.
–Joe, ¿a dónde irás? ¿Puedo colarme contigo? –le dijo Nina a él.
–No –rebatió–. Voy a pasar la noche con Deborah. A menos que quieras...
–Ni lo digas –lo silenció Nina–. No, gracias.
Joe sonreía tratando de no carcajearse.
–Hey, Nina. ¿Puedo irme contigo? –interrogué inesperadamente.
Ella volteó a verme. Me examinó rotundamente.
–Bueno, pero no deberías ir en pijamas –comunicó Nina.
Sonreí.
–Estaré lista en dos minutos –corroboré.
No exactamente en dos minutos pero me emperifollé rápidamente con un sensual vestido de color carmín, mi cabello suelto alrededor de mi cara y no podía faltar la persuasión de labios carmesíes y provocativos.
Sonreí sin darme cuenta cuando noté que Joe estaba mirándome, con los ojos entornados no retiraba su vista de mí.
Entonces Nick entró a la escena.
–Vas a salir entonces –reconocí la voz de Nick .
Él me agarró de la cintura apretándome contra su cuerpo, yo lo besé y dejé sus labios manchados de rojo, Joe se marchó de la habitación como un relámpago.
–Sí –reconocí–. Esta noche es para mí.
–Espero que te comportes bien.
–Lo haré –dije y le di otro beso en los labios, él besó mi cuello.
Nina y yo ganamos el Chevy, es decir competimos en piedra, papel o tijera contra Joe para saber quien utilizaba el auto.
Nina se antojó en conducir y yo estuve en el asiento del copiloto, fue un largo paseo en auto de vuelta a la ciudad, Nina y yo nos conllevamos muy bien trabando conversación sobre gustos y hombres que solían interesarnos, el diálogo acabó cuando aparcamos el auto en un callejón sombrío.
Ingresamos en un night-club, había toda clase de hombres, en su mayoría borrachos, chicas semidesnudas bailando en tubos sobre el escenario, luces rojas alumbrando de forma tenue el lugar, mucho alcohol y muchos apetitosos humanos desamparados, también noté a unos cuantos vampiros sentados en las mesas observando a sus presas. Muchos hombres saludaron a Nina por su nombre, generalmente los trabajadores de allí, también otros tipos sobre la barra, muchos parecían conocerla, ella cordialmente les devolvió el saludo.
–¿Has traído a una amiga hoy? –le preguntó a Nina uno de los barman.
–Sí, quizá pueda ligarse a algunos esta noche, tú sabes, ella es nueva haciendo esto –respondió Nina al tiempo que le entregaban una bebida que ella ni siquiera había pedido con anterioridad.
–¿Y qué quieres tomar, muñequita? –me ofreció un robusto hombre que también conocía a Nina.
Iba a responder pero Nina me lo impidió.
–Oh no, ella no va a tomar esta noche, se emborracha con facilidad.
–Oh, entiendo –respondió el tipo.
Sin embargo, Nina no tardó en desaparecer con una víctima y yo me tomé dos cocteles tranquilamente esperando por un chico guapo que se acercara y así poder cenar esta noche.
El ambiente era oscuro y la música salvaje, nunca, en mi vida había estado en lugar como ése, el alcohol se olfateaba en cada rincón, la sangre también. Me sentí orgullosa de mi misma porque estaba tan auto controlada como se es posible.
No tardaron en llegar varias propuestas de hombres ofreciéndome bailar, o un trago o directamente pidiéndome ir a la cama. Yo los rechacé, eran tipos desagradables y borrachos. Hasta que llegó aquel, estaba sobrio, tenía buena pinta, de al menos unos veintiocho o veintinueve años, su traje lo hacía parecer un apoderado empresario y no parecía ser tan joven como para ser un cazador.
Me sorprendí al escuchar que con amable voz y total delicadeza el hombre me ofrecía dinero para que yo me acostara con él.
–No quiero tu dinero –negué rotundamente–. No soy una prostituta, pero si prefieres puedes pagarme con otra cosa.
Lo seduje, me llevó hasta su auto y ahí lo maté, no me acosté con él, no pensaba hacer eso, pero si tuve que darle unos cuantos besos antes de que me dejara hundirle mis colmillos en su garganta.
Camino a casa, sentada en el asiento del Chevy, manteniendo una conversación agradable con Nina se me ocurrió preguntarle algo.
–¿Y cómo conoces a todos los tipos de ese lugar? –inquirí refiriéndome a los hombres del night-club.
La mirada de Nina se oscureció, sus ojos verdes fijos en la carretera se ensombrecieron, apretó el volante con más fuerza y su mandíbula se tensó.
–Yo trabajaba allí –confesó.
–¿Cómo? ¿De...? –iba a sugerir camarera pero Nina lo malinterpretó y respondió.
–Sí, yo era una prostituta –hizo una pausa–. Hace mucho tiempo mi padre era dueño de ese lugar, mi madre murió cuando yo tenía doce años y desde entonces mi padre me obligó a trabajar allí, yo era sólo una niña y trabajaba sólo para darle más fama al negocio sucio de mi padre.
Se encogió de hombros como si ya no le importara.
–Y bueno, crecí en ese lugar hasta que un día llegó Adolph, él me pagaba por mis servicios, mi cuerpo y mi sangre. Fui mordida tantas veces por él que una noche terminé siendo esto –la voz de Nina sonaba calmada y sin interés pero su mirada era fría.
–Lo siento, ha debido de ser horrible –me lamenté.
–Lo fue. Pero no te lamentes, cuando me convertí en esto asesiné a mi padre.
Se me revolvió el estómago al escuchar esa horrible historia. Y yo que a veces me quejaba de mi vida.
–Nina... –dije al cabo de un momento, sentí curiosidad–. Si muerdes a alguien... Y éste no muere, ¿se convierte en uno como nosotros?
–Es probable –me contestó–. Pero no es tan fácil, debes morder varias veces a una persona para que adopte nuestra condición.
–Pero Joe... –repliqué.
–Joe también tuvo que morderte unas cuantas veces, pero no estuviste despierta para presenciarlo –testificó–. Incluso, hay personas que mantienen relaciones con vampiros y son mordidos constantemente sin efectos secundarios, bueno, sólo algunos.
Personas que mantienen relaciones con vampiros, repetí en mi mente para hacerme a la idea.
Estuvimos en casa casi al amanecer, Joe aún no llegaba, Nick esperaba en la sala conversando con Alan. Nina besó a su novio y yo al mío antes de ir a la habitación a acostarme.
Otra madrugada acurrucada debajo de las cobijas, el cielo pintado en mi ventana comenzaba a aclararse levemente, cerré los ojos pensando en dormir cuando escuché un golpeteo en el cristal de las puertas corredizas del balcón, abrí los ojos y vi al techo, el golpeteo continuó, entonces, con mucha cautela me senté sobre la cama y le eché un atisbo a las puertas de cristal que estaban cubiertas con las largas cortinas. El sonido era seco, como si alguien estuviera golpeando la puerta con sus puños, como si intentaran llamarme. Vacilando di pasos con mis pies descalzos hasta las aquellas cortinas, nada mas debía separar una tela de otra y ver que había del otro lado, debo admitir que tuve pánico porque cada vez el sonido se hacía más audible.
Respiré profundo y sentí que mi corazón se paralizaba justo antes de hacer el movimiento y apartar las cortinas de mi vista. ¡Oh Dios! Del otro lado había un muchacho, un chico de mi edad aparentemente, pálido, tan pálido como la luz, tan traslúcido como el cristal, era esbelto y hasta pudiera haber sido muy apuesto si no fuera por esa palidez tan descomunal que tenía su cuerpo, sus ojos eran tan azules como los míos, su cabello corto de un simple color marrón estaba bastante desordenado, y su ropa parecía sacada de las escenas de las obras de Shakespeare en el mismísimo siglo XVI, con un traje a la antigua, sobretodo negro largo hasta las rodillas, y esos faralaos en las mangas de la camisa blanca y la corbata, pantalones negros y unas brillantes zapatillas de cuero negro. Sus labios también estaban pálidos, daba aspecto espeluznante, cuando me vio del lado de adentro de la habitación dejó de golpear el vidrio, apoyé una de mis manos en el cristal, él hizo lo mismo, puso su mano sobre la mía, separadas por un delgado trozo rectangular de vidrio, mi aliento empañó la puerta transparente y su aliento era invisible.
Me saludó con la mano y leí en el movimiento de sus labios la palabra "hola".
–Hola –dije yo también despojándome de todo el miedo.
"Ábreme," leí esta vez en sus labios. No podía escucharlo porque las puertas impedían el paso de sonido.
Dudando le abrí la puerta. Él no parecía ser mala persona, o vampiro, o lo que sea que fuera.
Cuando los cristales estuvieron del todo abiertos el aire gélido entró como una ráfaga de viento, y el chico permaneció de pie del lado de afuera, me aparté para dejarlo entrar sin saber porqué.
–Hola –repitió–. Yo soy Darius Ross.
–¿Quién demonios es Darius Ross? –las palabras se me escaparon de la boca de forma indeliberada.
–Soy quien debe advertirte de algunos peligros –testificó–. No debes decirle a nadie que me has visto, nadie puede saber que he estado aquí.
–¿Por qué?
–No preguntes por qué, sólo no hables de mí –me advirtió con su voz armoniosa y calmada.
–¿A qué viniste? –dije finalmente.
–Vine a prevenirte, quiero advertirte que no confíes en todos los que viven en esta casa, no todos son lo que parecen –luego de haberlo dicho volvió caminando al balcón.
–¡Espera! –grité.
*********************
continuara
ahora a comentar chicas
Última edición por nyJB el Dom 22 Abr 2012, 7:10 pm, editado 1 vez
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
awwww quien es Darius Ross??
Y en quien no puede confiar? En Nick???
Pero Nick es muy lindo no creo que sea malo verdad???
Siguelaaaaa ya quiero saber que pasa.
P.D. Que historia mas triste la de Nina :(
Y en quien no puede confiar? En Nick???
Pero Nick es muy lindo no creo que sea malo verdad???
Siguelaaaaa ya quiero saber que pasa.
P.D. Que historia mas triste la de Nina :(
aranzhitha
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
peroo quien es elllllll!!!?????....
aaaii sube prontoo porfaaaa
aaaii sube prontoo porfaaaa
chelis
Página 7 de 50. • 1 ... 6, 7, 8 ... 28 ... 50
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