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Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
ohh dios mujer acaso quieres matrme?!! me encanto la escena de celos!! espero que Joe no haya estado con esa tipa si no yo lo mato!! hay con tus preguntas solo me dejas con mas intriga!! es que tengo una imaginacion muy grande y diciendo eso me imagino muchisimas situaciones a si que ya sabras que tanto pienso en este momento!! espero que si subas capitulos mañana por que no se si aguante mucho!!!
DanieladeJonas
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Cielos!! Sin palabras!!
Esto es genial!!
Gracias por subir la novela!!!
Esto es genial!!
Gracias por subir la novela!!!
Augustinesg
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
andreita escribió:PERO SIGUELAAAAAAAAA YA JAJAJAJA LO DEJAS EN LO MEJRO SIEMPRE
YA TERMIANSTE DE LEER LA NOVE'?
WAO
FAL MUCHO PARA QUE ACABE??
andreita
DanieladeJonas
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
aja ahora si ya volví espero y les guste el capitulo
El nudo de mi garganta se hizo más asfixiante.
–No, nada de lo que haga el imbécil de Joe puede lastimarme –refuté.
–No te creo –rebatió nick –. Estás herida, y te apuesto a que esto tiene que ver con Deborah y Joe. Vi a esa mujer en la fiesta, él se quedó allí por ella.
Lancé un juramento en voz baja y bebí otro trago de ese líquido rosa.
–Ellos no estuvieron juntos –dije escrupulosamente.
–¡Cómo eres de ingenua! – nick atrapó mi mano con la suya–. Estoy seguro de que Joe te dijo eso, te dijo que no estuvo con ella, que te amaba y todo el protocolo. No seas tonta, ________.
Cada palabra de Nick me estaba haciendo más daño, hiriéndome como el filo de una navaja. Yo tenía esperanzas de confiar en Joe y Nick las tiraba a la basura, mis ganas de sollozar se multiplicaron.
–nick, no quiero hablar de Joseph.
–Ni yo –escudriñó–. Quiero hablar de ti. Él te hará daño.
Permanecí en silencio con expresión meditabunda, reflexionando sobre las dolorosas palabras de Nick .
–Cállate, por favor –rebatí y me bebí de un sorbo lo último que quedaba de mi néctar de cereza.
–Estoy en lo cierto, por eso te duele –Nick llenó mi vaso con más líquido–. Sólo quiero saber una cosa, ¿de verdad amas a ese patrañero insulso?
Separé mis labios para contestarle pero me arrepentí en el mismo segundo, sabiendo que mi voz sonaría quebradiza y endeble. Asentí con la cabeza al tiempo ingería por completo mi segundo vaso de esa bebida dulce.
–Sabía que él iba a lastimarte –aseveró el guapo y amable nick , sirviéndome más licuado con hielo–. Quizás ahora no te haga llorar, pero a la larga te va a hacer mucho daño, Joe no es un tipo de una sola mujer, _______ . Ese chico es irresponsable y mujeriego, jamás va hacerte feliz. Sólo quiere tener sexo contigo. Él no te ama, yo sí te amo.
Por un momento flaqueé, sentí mi sangre calentarse y me tambaleé ligeramente mientras sentía el líquido frío y dulce bajar por mi garganta. Me dolió la cabeza por engullir tan rápidamente esa bebida tan fría.
–Eres tan ciega, ¿qué será lo que habrás visto en ese tipo? –sentí que Nick estaba llegando muy lejos, me estaba ofendiendo.
–¿Por qué me hablas de ese modo? –lo increpé.
Él me dirigió un atisbo acusatorio antes de contestarme.
–Lo siento, pero quiero abrirte los ojos, quiero cuidarte –masculló vertiendo más bebida rosada dentro de mi vaso, a pesar de que aún no la había terminado.
Con cierto vértigo me acurruqué contra su pecho, una oleada de nauseas se encasquilló en mi garganta.
–Nick esto… –balbuceé contemplando el trago rosa que estaba tomando–. ¿Qué es lo que me diste?
Sonrió perversamente.
–Prometí que te emborracharía para que fueras mía. Y fue más fácil de lo qué pensé.
Sujetó mi cara entre sus manos de improviso, me sostuvo de manera bruta, con mucha fuerza. Demasiado débil para moverme cerré los párpados, todo se volvió negro y Nick depositó un tórrido beso en mis labios, permanecí inmóvil sintiendo la lengua de Nick forzando mis labios. Posteriormente me besó suave y delicadamente a un lado de mi cuello y yo abrí los ojos exaltada separándome levemente de él.
Me puse de pie, aún no estaba lo suficientemente ebria como pensar con incoherencia. Al momento en que me giré para marcharme me congelé violentamente y dejé caer el vaso de vidrio que resbaló de mi mano e hizo un estridente sonido cuando impactó contra el empedrado, quebrándose y derramando su contenido rosado. Joe estaba descansado contra un muro, observándome de brazos cruzados.
Tragué saliva.
¡Mierda! ¿Qué ha visto Joe?
Joseph me sonrió cariñosamente, me dio la espalda y caminó hacia dentro. Lo seguí con cautela.
Aclaré mi garganta para hablar.
–¿Joe?
Se detuvo y me miró a los ojos con apesadumbrada ternura. Su cabello estaba húmedo, y ahora poseía su esencia natural y masculina.
–Sé que te prometí que hablaríamos pero me siento cansado. ¿Podemos postergarlo? –Dijo él con un asomo de añoranza en la voz y una sonrisa que no le llegaba a los ojos–. Voy a estar en mi alcoba.
Recibí confundida un dulce beso que él me dio, tuve la sensación de haber quedado atrapada en esos ojos hermosos y esos labios irresistibles. Casi temblando apoyé mi peso en Joe queriendo besarlo plenamente, pero él abandonó mis labios y se alejó abriéndose paso a través del pasillo.
Durante todo el día Joe no apareció, supe a media tarde que había salido, al igual que Alan y Adolph. Yo le pedí a Nina que no me dejara a solas con Nick, no es que no confiara en él. Ok, quizá sí desconfiaba de él, pero sólo porque quiso emborracharme en la mañana. Eso era un buen argumento.
Al llegar la medianoche Joe todavía no aparecía, vi llegar a Adolph junto con Alan, pero Joe no estaba con ellos y me avergonzaba preguntar sobre él.
La siguiente noche Joe no había puesto un pie en casa desde la tarde pasada.
–¿Saldremos esta noche? –cuestioné sentada en sofá junto a los demás.
–No sin Joe –se apresuró a contestar Adolph.
Nick mirando fijamente el televisor largó un resoplido burlón.
–No sé ustedes, pero yo sí me largo –Nick se levantó, atravesó la estancia, tomó su abrigo y fue directo hacia la puerta.
Todos sabían que lo que él hacía cada noche, ahora podría marcharse públicamente en lugar de simplemente desaparecer.
Nick abrió la puerta mientras se ponía el abrigo sobre los hombros, para sorpresa de todos, Joseph estaba erguido del lado de afuera de la puerta. Ladeó la cabeza y sonrió mirando a Nick con expresión inmutable.
–Hola, mi más preciado amigo –saludó Joe cínicamente a ese Succubus que se hallaba frente a él.
Joseph dio un paso adelante y se abalanzó sobre Nick mientras le daba un apretado abraso.
–Suéltame, imbécil –gruñó Nick dándole un empujón.
–¿Qué pasa? –dijo Joe de forma burlona–. ¿No habíamos acordado ser amigos?
Nick se rió con ironía, sólo parpadeé y Joseph embistió a nick empujándolo hacia dentro de la casa.
Joe soltó una brusca y amarga risotada mientras daba amenazadores pasos hacia adelante, se abalanzó contra Nick y le lanzó un golpe inesperadamente a la cara. Nick escupió sangre tumbado en el suelo. Enfurecido se puso de pie y se arrojó contra Joseph.
Impactada cerré los ojos, escuché los estruendos de sus golpes y las maldiciones que lanzaron.
A toda velocidad Alan y Adolph entraron a la contienda y sujetaron a los dos chicos fanfarrones que lanzaban puños y patadas al aire queriendo matarse.
–Infeliz –vociferó Nick mostrando sus colmillos inevitablemente y con la respiración agitada.
–Te quiero, compañero –se burló Joe con una carcajada mientras Alan sujetaba sus brazos desde atrás–. Bastardo.
–¿Desde cuándo has estado bebiendo, Joe? –chilló Nina estupefacta.
Joe sin responderle continuaba provocando a nick y batallaba por librarse de Alan para proferirle algunos golpes más.
–Joe, ¿puedes calmarte y decirme dónde has estado? –gruñó Adolph.
–Pero por supuesto. Estoy calmado –se quedó quieto con una sonrisa y fingió mantener la compostura para que lo soltaran. En cuanto estuvo libre se aproximó hasta mí lentamente, me observó con voracidad haciéndome temblar–. Pregúntame dónde estuve, _______.
Lo miré asustada y silenciada ante su tono de voz.
–¡HAZLO! –gritó.
–¿Dónde estuviste, Joe? –balbuceé en un murmullo.
Él se rió con satisfacción.
–Estuve con ella, estuve con Deborah –admitió desvergonzado–. La llevé a la cama, y la otra noche de la fiesta también estuve con ella, te he mentido, te he engañado, tonta.
En ese momento me estaba costado a horrores contener las lágrimas.
Era prácticamente imposible describir lo que estaba sintiendo en ese instante, me dolía el pecho, repentinamente me sentí indefensa, sola, abatida. Descubrí que mis manos temblaron cuando las entrelacé en mi cabellera. ¿Qué podía decir yo ahora en mi defensa? Él me había engañado y me había humillado delante de todos, Nick se retorcería de placer al decirme “te lo dije.”
Me quedé callada obligándome a no llorar.
Un segundo después me levanté del sofá para alejarme casi corriendo de allí, sentí que Joe iba detrás de mí.
–Ten cuidado con ella, Joseph –escuché a mis espaldas la advertencia que le dio Adolph.
Corrí a través del pasillo y entré a mi habitación, pero antes de poder cerrar la puerta Joe irrumpió dentro del dormitorio forzudamente cerrando la puerta detrás de él.
–Fuera. ¡Vete de aquí! –le grité perturbada.
La sola presencia de Joe me hacía retemblar, atrapó mi mirada con intensidad, adoptó una mirada gélida y rigurosa que me dejó sin aliento.
Lentamente él me arrinconó en la negrura de las sombras, estaba tan cerca de mí que podía percibir su aliento a whisky, sentí que su peligrosa mirada me atravesaba. Con brusquedad él me sujetó los brazos, el roce con su piel me hizo tensarme, aproximó su rostro al mío, podía delirar al mirarlo de cerca. ¿Por qué nunca podía dejar de ser tan atractivo? ¿Por qué me miraba de esa manera?
Cerré los ojos, noté que Joe no había mentido, estuvo con esa mujer, el cuello de su camisa estaba manchado de labial, y una vez más todo su cuerpo olía a su perfume.
–Mírame –la voz de Joe sonó como una súplica.
–No me toques, miserable infeliz –chillé con tonalidad quebradiza, mis lágrimas estaban por venirse abajo–. Eres un maldito. Joseph, te odio tanto.
Maldita sea la belleza de ese hombre, ahí mismo mi cuerpo imploraba que él me abrazara y me besara apasionadamente, me encontraba débil ante esa diáfana mirada, contuve la respiración.
–Bésame, sé que quieres –me dijo aspirando mi aroma con su nariz en mi cuello.
Mi piel se erizó.
–¡Lárgate! –grité empujándolo y comencé a golpearlo en el pecho con mis puños.
–Por favor, _____, deja de querer parecer herida –Joe sonaba duro y enfadado.
–¿Crees que estoy herida? –interrogué–. Te dije que no me importa lo que tú hagas con otras mujeres.
Continué golpeando inútilmente su bien formado y duro pecho.
–¿Ah no? –siseó él–. Entonces no te importará saber lo buena que es ella en la cama, lo mucho que sabe tocarme, y lo ardiente que es cuando me besa.
No resistí más, empecé a sollozar descontroladamente, firme como una roca me detuve y le di una fuerte bofetada a ese idiota vampiro. Él apretó los dientes, ladeó la cara y se llevó la mano a la mejilla.
–Te odio, eres un sucio, una basura –grité entre sollozos mientras continuaba agrediéndolo físicamente.
Furiosa emprendí a lanzarle todo lo que tenía cerca, le arrojé almohadones, zapatos y hasta una lámpara. Enrojecido por la cólera esquivaba mis ataques con facilidad.
–¡Cálmate! –me gritó con los dientes apretados, me sujetó nuevamente de los brazos y me arrojó en la cama.
–¿Vas a golpearme? –protesté.
–No, no golpeo a las mujeres –se arrodilló en la cama y con fuerza me sujetó el rostro mientras yo lloraba abrumada. Él hizo silencio y me escuchó llorar–. Me molesta tener que besarte sabiendo que ese repugnante cerdo ha estado en tus labios.
–¿Qué? –murmuré sintiendo los dedos de Joe apretar mi rostro.
–¿Qué? ¿Te harás la tonta ahora? –habló frunciendo el ceño–. ¿Cuántas veces te has acostado él desde que estás conmigo?
Sentí un nudo en el estómago.
–¿Estás hablando de Nick ?
–A menos que haya otro, sí –me contestó sosteniendo mi cara más fuerte–. Y no puedes mentirme, yo los vi besarse.
Bien, venganza, dulce venganza, ahora se sentía justo como yo, y él me había engañado primero. Lo nuestro era un notable problema de engaño. Sucio y vil engaño. Si él estaba con otra significaba que no me amaba como decía. Me había mentido, había jugado con mis sentimientos, me había hecho creer que sí me quería. Pero todo había sido una farsa, un estúpido engaño. Se merecía lo peor, una cucharada de su propia medicina.
–¿Qué importa cuántas veces hemos intimado? ¿Qué interesa las veces que nos hemos besado a tus espaldas? Ahora me doy cuenta de que siempre estuve equivocada contigo. ¡Felicidades! Me engañaste, conseguiste lo que querías de mí, conseguiste hacerme caer en tu trampa y me creí como una estúpida que me amabas y me querías, y estabas enamorado de mí. Lo has hecho excelentemente bien –las lágrimas salían de mis ojos a chorros y además mi voz se quebraba cuando yo hablaba.
Yo, que siempre había batallado para ser fuerte y que nadie me viera llorar, de un momento a otro un miserable chupasangre me hacía llorar así de fácil, eso era lo que más me avergonzaba, y llorar frente a él era mucho peor, estaba mostrándome débil y lastimada delante de él. A pesar de todo, él seguía inquietándome y encendiendo fuego en mi interior, un centenar de llamas besaban mi cuerpo por tenerlo tan cerca, él era el único que podía hacerme alcanzar el cielo con cada fricción, cada roce, cada contacto con su ardiente piel.
–Tú estuviste revolcándote con él. ¡Deja de fingir, _______! –dijo alterado.
–Y él es mucho mejor que tú –sollocé.
Los ojos de Joe volvieron un tanto salvajes e indómitos.
–No lo creo –susurró.
Joe me apretó contra su vientre con bestial fuerza, a duras penas me dejaba respirar, su mirada se oscureció.
Con mi rostro entre sus manos sentí que sus labios se comprimían con los míos, empleando el mismo salvajismo me besó de manera impúdica, su lengua penetró en mi boca con furia. No pude evitar que mi cuerpo enardeciera, en mi interior se acopiaron miles de sensaciones inexplicables, todavía en mi rostro había un puñado de lágrimas que bajaban por mi cuello.
Mi estómago dio un vuelco en cuanto sentí mi pecho aprisionado contra el suyo, mi corazón se aceleró notablemente, palpitaba apresurado debajo de mis costillas. Me estremecí involuntariamente. Después de debilitarme con un ardiente e intenso beso me alejé de él para no volver a caer rendida a sus labios.
–No hagas esto –le supliqué.
–Él no puede ser mejor que yo, porque estoy seguro de que tú no podrás resistirte si te beso ahora mismo, o te muerdo o te despojo de tu ropa.
Tenía razón, mi sensatez se desvanecía cuando él me tocaba, no era capaz de simplemente apartarlo y despreciarlo, únicamente creía ver colores por todas partes y sentía mi cuerpo enfebrecido, mi respiración perturbada, mi corazón palpitar con fuerza cada vez que miraba con la intensidad de sus ojos. Lo amaba demasiado.
–Déjame en paz, Joe. Actúas como un pequeño inmaduro –dije limpiando las lágrimas de mi cara con mis manos.
Capítulo 17: Primera Parte
Dulce Venganza
Dulce Venganza
El nudo de mi garganta se hizo más asfixiante.
–No, nada de lo que haga el imbécil de Joe puede lastimarme –refuté.
–No te creo –rebatió nick –. Estás herida, y te apuesto a que esto tiene que ver con Deborah y Joe. Vi a esa mujer en la fiesta, él se quedó allí por ella.
Lancé un juramento en voz baja y bebí otro trago de ese líquido rosa.
–Ellos no estuvieron juntos –dije escrupulosamente.
–¡Cómo eres de ingenua! – nick atrapó mi mano con la suya–. Estoy seguro de que Joe te dijo eso, te dijo que no estuvo con ella, que te amaba y todo el protocolo. No seas tonta, ________.
Cada palabra de Nick me estaba haciendo más daño, hiriéndome como el filo de una navaja. Yo tenía esperanzas de confiar en Joe y Nick las tiraba a la basura, mis ganas de sollozar se multiplicaron.
–nick, no quiero hablar de Joseph.
–Ni yo –escudriñó–. Quiero hablar de ti. Él te hará daño.
Permanecí en silencio con expresión meditabunda, reflexionando sobre las dolorosas palabras de Nick .
–Cállate, por favor –rebatí y me bebí de un sorbo lo último que quedaba de mi néctar de cereza.
–Estoy en lo cierto, por eso te duele –Nick llenó mi vaso con más líquido–. Sólo quiero saber una cosa, ¿de verdad amas a ese patrañero insulso?
Separé mis labios para contestarle pero me arrepentí en el mismo segundo, sabiendo que mi voz sonaría quebradiza y endeble. Asentí con la cabeza al tiempo ingería por completo mi segundo vaso de esa bebida dulce.
–Sabía que él iba a lastimarte –aseveró el guapo y amable nick , sirviéndome más licuado con hielo–. Quizás ahora no te haga llorar, pero a la larga te va a hacer mucho daño, Joe no es un tipo de una sola mujer, _______ . Ese chico es irresponsable y mujeriego, jamás va hacerte feliz. Sólo quiere tener sexo contigo. Él no te ama, yo sí te amo.
Por un momento flaqueé, sentí mi sangre calentarse y me tambaleé ligeramente mientras sentía el líquido frío y dulce bajar por mi garganta. Me dolió la cabeza por engullir tan rápidamente esa bebida tan fría.
–Eres tan ciega, ¿qué será lo que habrás visto en ese tipo? –sentí que Nick estaba llegando muy lejos, me estaba ofendiendo.
–¿Por qué me hablas de ese modo? –lo increpé.
Él me dirigió un atisbo acusatorio antes de contestarme.
–Lo siento, pero quiero abrirte los ojos, quiero cuidarte –masculló vertiendo más bebida rosada dentro de mi vaso, a pesar de que aún no la había terminado.
Con cierto vértigo me acurruqué contra su pecho, una oleada de nauseas se encasquilló en mi garganta.
–Nick esto… –balbuceé contemplando el trago rosa que estaba tomando–. ¿Qué es lo que me diste?
Sonrió perversamente.
–Prometí que te emborracharía para que fueras mía. Y fue más fácil de lo qué pensé.
Sujetó mi cara entre sus manos de improviso, me sostuvo de manera bruta, con mucha fuerza. Demasiado débil para moverme cerré los párpados, todo se volvió negro y Nick depositó un tórrido beso en mis labios, permanecí inmóvil sintiendo la lengua de Nick forzando mis labios. Posteriormente me besó suave y delicadamente a un lado de mi cuello y yo abrí los ojos exaltada separándome levemente de él.
Me puse de pie, aún no estaba lo suficientemente ebria como pensar con incoherencia. Al momento en que me giré para marcharme me congelé violentamente y dejé caer el vaso de vidrio que resbaló de mi mano e hizo un estridente sonido cuando impactó contra el empedrado, quebrándose y derramando su contenido rosado. Joe estaba descansado contra un muro, observándome de brazos cruzados.
Tragué saliva.
¡Mierda! ¿Qué ha visto Joe?
Joseph me sonrió cariñosamente, me dio la espalda y caminó hacia dentro. Lo seguí con cautela.
Aclaré mi garganta para hablar.
–¿Joe?
Se detuvo y me miró a los ojos con apesadumbrada ternura. Su cabello estaba húmedo, y ahora poseía su esencia natural y masculina.
–Sé que te prometí que hablaríamos pero me siento cansado. ¿Podemos postergarlo? –Dijo él con un asomo de añoranza en la voz y una sonrisa que no le llegaba a los ojos–. Voy a estar en mi alcoba.
Recibí confundida un dulce beso que él me dio, tuve la sensación de haber quedado atrapada en esos ojos hermosos y esos labios irresistibles. Casi temblando apoyé mi peso en Joe queriendo besarlo plenamente, pero él abandonó mis labios y se alejó abriéndose paso a través del pasillo.
Durante todo el día Joe no apareció, supe a media tarde que había salido, al igual que Alan y Adolph. Yo le pedí a Nina que no me dejara a solas con Nick, no es que no confiara en él. Ok, quizá sí desconfiaba de él, pero sólo porque quiso emborracharme en la mañana. Eso era un buen argumento.
Al llegar la medianoche Joe todavía no aparecía, vi llegar a Adolph junto con Alan, pero Joe no estaba con ellos y me avergonzaba preguntar sobre él.
La siguiente noche Joe no había puesto un pie en casa desde la tarde pasada.
–¿Saldremos esta noche? –cuestioné sentada en sofá junto a los demás.
–No sin Joe –se apresuró a contestar Adolph.
Nick mirando fijamente el televisor largó un resoplido burlón.
–No sé ustedes, pero yo sí me largo –Nick se levantó, atravesó la estancia, tomó su abrigo y fue directo hacia la puerta.
Todos sabían que lo que él hacía cada noche, ahora podría marcharse públicamente en lugar de simplemente desaparecer.
Nick abrió la puerta mientras se ponía el abrigo sobre los hombros, para sorpresa de todos, Joseph estaba erguido del lado de afuera de la puerta. Ladeó la cabeza y sonrió mirando a Nick con expresión inmutable.
–Hola, mi más preciado amigo –saludó Joe cínicamente a ese Succubus que se hallaba frente a él.
Joseph dio un paso adelante y se abalanzó sobre Nick mientras le daba un apretado abraso.
–Suéltame, imbécil –gruñó Nick dándole un empujón.
–¿Qué pasa? –dijo Joe de forma burlona–. ¿No habíamos acordado ser amigos?
Nick se rió con ironía, sólo parpadeé y Joseph embistió a nick empujándolo hacia dentro de la casa.
Joe soltó una brusca y amarga risotada mientras daba amenazadores pasos hacia adelante, se abalanzó contra Nick y le lanzó un golpe inesperadamente a la cara. Nick escupió sangre tumbado en el suelo. Enfurecido se puso de pie y se arrojó contra Joseph.
Impactada cerré los ojos, escuché los estruendos de sus golpes y las maldiciones que lanzaron.
A toda velocidad Alan y Adolph entraron a la contienda y sujetaron a los dos chicos fanfarrones que lanzaban puños y patadas al aire queriendo matarse.
–Infeliz –vociferó Nick mostrando sus colmillos inevitablemente y con la respiración agitada.
–Te quiero, compañero –se burló Joe con una carcajada mientras Alan sujetaba sus brazos desde atrás–. Bastardo.
–¿Desde cuándo has estado bebiendo, Joe? –chilló Nina estupefacta.
Joe sin responderle continuaba provocando a nick y batallaba por librarse de Alan para proferirle algunos golpes más.
–Joe, ¿puedes calmarte y decirme dónde has estado? –gruñó Adolph.
–Pero por supuesto. Estoy calmado –se quedó quieto con una sonrisa y fingió mantener la compostura para que lo soltaran. En cuanto estuvo libre se aproximó hasta mí lentamente, me observó con voracidad haciéndome temblar–. Pregúntame dónde estuve, _______.
Lo miré asustada y silenciada ante su tono de voz.
–¡HAZLO! –gritó.
–¿Dónde estuviste, Joe? –balbuceé en un murmullo.
Él se rió con satisfacción.
–Estuve con ella, estuve con Deborah –admitió desvergonzado–. La llevé a la cama, y la otra noche de la fiesta también estuve con ella, te he mentido, te he engañado, tonta.
En ese momento me estaba costado a horrores contener las lágrimas.
Era prácticamente imposible describir lo que estaba sintiendo en ese instante, me dolía el pecho, repentinamente me sentí indefensa, sola, abatida. Descubrí que mis manos temblaron cuando las entrelacé en mi cabellera. ¿Qué podía decir yo ahora en mi defensa? Él me había engañado y me había humillado delante de todos, Nick se retorcería de placer al decirme “te lo dije.”
Me quedé callada obligándome a no llorar.
Un segundo después me levanté del sofá para alejarme casi corriendo de allí, sentí que Joe iba detrás de mí.
–Ten cuidado con ella, Joseph –escuché a mis espaldas la advertencia que le dio Adolph.
Corrí a través del pasillo y entré a mi habitación, pero antes de poder cerrar la puerta Joe irrumpió dentro del dormitorio forzudamente cerrando la puerta detrás de él.
–Fuera. ¡Vete de aquí! –le grité perturbada.
La sola presencia de Joe me hacía retemblar, atrapó mi mirada con intensidad, adoptó una mirada gélida y rigurosa que me dejó sin aliento.
Lentamente él me arrinconó en la negrura de las sombras, estaba tan cerca de mí que podía percibir su aliento a whisky, sentí que su peligrosa mirada me atravesaba. Con brusquedad él me sujetó los brazos, el roce con su piel me hizo tensarme, aproximó su rostro al mío, podía delirar al mirarlo de cerca. ¿Por qué nunca podía dejar de ser tan atractivo? ¿Por qué me miraba de esa manera?
Cerré los ojos, noté que Joe no había mentido, estuvo con esa mujer, el cuello de su camisa estaba manchado de labial, y una vez más todo su cuerpo olía a su perfume.
–Mírame –la voz de Joe sonó como una súplica.
–No me toques, miserable infeliz –chillé con tonalidad quebradiza, mis lágrimas estaban por venirse abajo–. Eres un maldito. Joseph, te odio tanto.
Maldita sea la belleza de ese hombre, ahí mismo mi cuerpo imploraba que él me abrazara y me besara apasionadamente, me encontraba débil ante esa diáfana mirada, contuve la respiración.
–Bésame, sé que quieres –me dijo aspirando mi aroma con su nariz en mi cuello.
Mi piel se erizó.
–¡Lárgate! –grité empujándolo y comencé a golpearlo en el pecho con mis puños.
–Por favor, _____, deja de querer parecer herida –Joe sonaba duro y enfadado.
–¿Crees que estoy herida? –interrogué–. Te dije que no me importa lo que tú hagas con otras mujeres.
Continué golpeando inútilmente su bien formado y duro pecho.
–¿Ah no? –siseó él–. Entonces no te importará saber lo buena que es ella en la cama, lo mucho que sabe tocarme, y lo ardiente que es cuando me besa.
No resistí más, empecé a sollozar descontroladamente, firme como una roca me detuve y le di una fuerte bofetada a ese idiota vampiro. Él apretó los dientes, ladeó la cara y se llevó la mano a la mejilla.
–Te odio, eres un sucio, una basura –grité entre sollozos mientras continuaba agrediéndolo físicamente.
Furiosa emprendí a lanzarle todo lo que tenía cerca, le arrojé almohadones, zapatos y hasta una lámpara. Enrojecido por la cólera esquivaba mis ataques con facilidad.
–¡Cálmate! –me gritó con los dientes apretados, me sujetó nuevamente de los brazos y me arrojó en la cama.
–¿Vas a golpearme? –protesté.
–No, no golpeo a las mujeres –se arrodilló en la cama y con fuerza me sujetó el rostro mientras yo lloraba abrumada. Él hizo silencio y me escuchó llorar–. Me molesta tener que besarte sabiendo que ese repugnante cerdo ha estado en tus labios.
–¿Qué? –murmuré sintiendo los dedos de Joe apretar mi rostro.
–¿Qué? ¿Te harás la tonta ahora? –habló frunciendo el ceño–. ¿Cuántas veces te has acostado él desde que estás conmigo?
Sentí un nudo en el estómago.
–¿Estás hablando de Nick ?
–A menos que haya otro, sí –me contestó sosteniendo mi cara más fuerte–. Y no puedes mentirme, yo los vi besarse.
Bien, venganza, dulce venganza, ahora se sentía justo como yo, y él me había engañado primero. Lo nuestro era un notable problema de engaño. Sucio y vil engaño. Si él estaba con otra significaba que no me amaba como decía. Me había mentido, había jugado con mis sentimientos, me había hecho creer que sí me quería. Pero todo había sido una farsa, un estúpido engaño. Se merecía lo peor, una cucharada de su propia medicina.
–¿Qué importa cuántas veces hemos intimado? ¿Qué interesa las veces que nos hemos besado a tus espaldas? Ahora me doy cuenta de que siempre estuve equivocada contigo. ¡Felicidades! Me engañaste, conseguiste lo que querías de mí, conseguiste hacerme caer en tu trampa y me creí como una estúpida que me amabas y me querías, y estabas enamorado de mí. Lo has hecho excelentemente bien –las lágrimas salían de mis ojos a chorros y además mi voz se quebraba cuando yo hablaba.
Yo, que siempre había batallado para ser fuerte y que nadie me viera llorar, de un momento a otro un miserable chupasangre me hacía llorar así de fácil, eso era lo que más me avergonzaba, y llorar frente a él era mucho peor, estaba mostrándome débil y lastimada delante de él. A pesar de todo, él seguía inquietándome y encendiendo fuego en mi interior, un centenar de llamas besaban mi cuerpo por tenerlo tan cerca, él era el único que podía hacerme alcanzar el cielo con cada fricción, cada roce, cada contacto con su ardiente piel.
–Tú estuviste revolcándote con él. ¡Deja de fingir, _______! –dijo alterado.
–Y él es mucho mejor que tú –sollocé.
Los ojos de Joe volvieron un tanto salvajes e indómitos.
–No lo creo –susurró.
Joe me apretó contra su vientre con bestial fuerza, a duras penas me dejaba respirar, su mirada se oscureció.
Con mi rostro entre sus manos sentí que sus labios se comprimían con los míos, empleando el mismo salvajismo me besó de manera impúdica, su lengua penetró en mi boca con furia. No pude evitar que mi cuerpo enardeciera, en mi interior se acopiaron miles de sensaciones inexplicables, todavía en mi rostro había un puñado de lágrimas que bajaban por mi cuello.
Mi estómago dio un vuelco en cuanto sentí mi pecho aprisionado contra el suyo, mi corazón se aceleró notablemente, palpitaba apresurado debajo de mis costillas. Me estremecí involuntariamente. Después de debilitarme con un ardiente e intenso beso me alejé de él para no volver a caer rendida a sus labios.
–No hagas esto –le supliqué.
–Él no puede ser mejor que yo, porque estoy seguro de que tú no podrás resistirte si te beso ahora mismo, o te muerdo o te despojo de tu ropa.
Tenía razón, mi sensatez se desvanecía cuando él me tocaba, no era capaz de simplemente apartarlo y despreciarlo, únicamente creía ver colores por todas partes y sentía mi cuerpo enfebrecido, mi respiración perturbada, mi corazón palpitar con fuerza cada vez que miraba con la intensidad de sus ojos. Lo amaba demasiado.
–Déjame en paz, Joe. Actúas como un pequeño inmaduro –dije limpiando las lágrimas de mi cara con mis manos.
ElitzJb
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
OMG!!! maldito Joe!!! estupido!!! que le pasa!!!
ya no se si enojarme con el o que me de pena!!!
si llorar o aventar la compu!!!!
como puede ser posible que haya pasado todo esto?!!!
ahhh siguela pronto!!! y dime porfavor que con el siguiente capi
mi compu vivira!!!! siguela!!
ya no se si enojarme con el o que me de pena!!!
si llorar o aventar la compu!!!!
como puede ser posible que haya pasado todo esto?!!!
ahhh siguela pronto!!! y dime porfavor que con el siguiente capi
mi compu vivira!!!! siguela!!
DanieladeJonas
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
ese joeee tiene que controolaaarrr ese maldio caracter que tiiieeeneeee!!!!
aaaiii quien entiende a los hombreeeess
aaaiii quien entiende a los hombreeeess
chelis
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
Nooooo!!, maldito estupido!!
:( Quien te mintio asi!!?
Por dios!,.. O tengo que ir a dormir, me tengo que levantar dentro de 4 horas... pero esta novela es adictiva en todo sentido.
Graciaas!!!
:( Quien te mintio asi!!?
Por dios!,.. O tengo que ir a dormir, me tengo que levantar dentro de 4 horas... pero esta novela es adictiva en todo sentido.
Graciaas!!!
Augustinesg
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
argggg no puedo creer que joe piense eso
enserio estuvo con la otra?? :/
oye quiero maraton!!!
enserio estuvo con la otra?? :/
oye quiero maraton!!!
andreita
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
ahhh maldito nick por su culpa se enojaron mas :caliente:
Joe eres un estupido :enfadado: como la engañas y todavia se lo hechas en cara maldito
Pobre rayita :crybaby: no se lo merece
Siguela!!!
Joe eres un estupido :enfadado: como la engañas y todavia se lo hechas en cara maldito
Pobre rayita :crybaby: no se lo merece
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)
odio a nick a joe porque tuvieron q hacer eso...siguelaaaaaaaaaaaa
jonatic&diectioner
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