Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

por **chelis** Miér 23 Mayo 2012, 1:20 pm

OTROOO CAAAPIIIISSS

por **andreita** Miér 23 Mayo 2012, 1:26 pm

PERO SIGUELAAAAAAAAA YA JAJAJAJA LO DEJAS EN LO MEJRO SIEMPRE

YA TERMIANSTE DE LEER LA NOVE'?
WAO
FAL MUCHO PARA QUE ACABE??

por **Augustinesg** Miér 23 Mayo 2012, 1:45 pm

Nooo por favor no!!
Que buena novela!!, se va al chori (? hahaa xD
Me encanta!! Muchas gracias!!
Espero pacientemente la conti! :D
Un besote!

por **chelis** Miér 23 Mayo 2012, 1:46 pm

OTROOOO

por **aranzhitha** Miér 23 Mayo 2012, 3:11 pm

siguela!!!

por **chelis** Jue 24 Mayo 2012, 2:27 pm

PORFIIISSS

por **aranzhitha** Vie 25 Mayo 2012, 3:27 pm

siguela!!!

por **chelis** Vie 25 Mayo 2012, 3:32 pm

porfiisss

por **DanieladeJonas** Vie 25 Mayo 2012, 4:51 pm

siguela porfis :)

por **ElitzJb** Vie 25 Mayo 2012, 5:10 pm

Capítulo 16: Primera Parte

Striptease

Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 20 Scaled.php?server=17&filename=16lovebesocuello

Supe en ese mismo instante lo que era enardecer súbitamente. Pero me dio la impresión de que Joe tenía el control, siempre, en todo momento, en cada situación él lograba avasallarme porque… él me pedía que lo besara y yo lo hacía, me lisonjeaba y yo caía entre sus brazos, me decía cosas bonitas y yo me derretía, me pedía que me desvistiera y yo… ¿Lo haría?
Alcé una ceja y permanecí mirando a Joe.
–¿Quieres que yo…? –pregunté un poco pasmada–. ¿Quieres que haga un striptease para ti?
Joe se encogió de hombros y me observó casi de forma inocente alzando ambas cejas.
Asentí lentamente con la cabeza al mismo tiempo que planeaba mi dulce venganza.
–Lo haré exclusivamente por ti, pero… –respondí con tonalidad altiva y suave, haciendo énfasis en la última palabra–. ¿Por qué no lo hacemos más interesante?
La sonrisa de Joe se extendió hasta sus traviesos ojos y frotó su barbilla con una mano en gesto pensativo.
–De acuerdo, ¿qué pretendes? –soltó Joe.
Mordí mis labios, mi sonrisa se llenó de malicia.
–Yo quiero que tú también te desvistas para mí –propuse. Sin borrar esa sonrisa bosquejada en la comisura de sus labios Joe sacudió su cabeza negando negligentemente, debí imaginar que se negaría, pero yo tenía un as bajo la manga–. No voy a hacerte un striptease personal sin recibir nada a cambio.
Oí suspirar a Joe con resignación.
–Está bien –accedió finalmente Joe–. Comienza tú.
Solté una risilla poco audible, lancé la toalla sobre la cama, hacía falta una sensual melodía de música para comenzar mi acto. Nunca antes había hecho algo como eso, tampoco había tenido que hacerlo con anterioridad. Había sido Joe el primero en tener la primicia de ver mi cuerpo íntegramente descubierto, de tocarme con lujuria, de hacerme el amor y ahora de un striptease privado.
Al principio me sentí llena de inseguridad, vacilé antes de hacer cualquier movimiento. No obstante, con tan solo mirar a Joe e imaginarme su cuerpazo por debajo de su ropa mi sangre enardecía de tal forma que lo único que pretendía era despojarme de mi indumentaria. Empecé a danzar al ritmo de una música ilusoria. De manera sensual recorrí mi cuerpo con mis manos, descansé mis manos en el escote en “V” de mi camisa y jugueteé con los botones antes de desabrocharlos, yo esperaba a que Joe hiciera algún movimiento antes de continuar con mi función.
Mantuvimos una distancia de al menos un metro entre nosotros, sonreí al ver que él comenzaba a arrancar de forma precipitada el primer botón del cuello de su camisa.
–Hazlo lentamente –lo incité mientras danzaba y empezaba a quitar el primer botón de mi propia vestimenta.
Joe me miró fulminándome, en el buen sentido.
–¿Cómo pretendes que lo haga lentamente cuando bailas de esa forma? –rezongó Joe.
Uno a uno fui desprendiendo mis botones hasta tener mi camisa abierta en dos. Joe utilizó sus pies para sacarse los tennis y con las manos temblorosas terminó de abrir por completo su camisa.
Bailé y acaricié mi abdomen desnudo que se asomaba a través de mi atuendo. Casi de forma desesperada vi a Joe sacar la camisa de sus hombros y lanzarla al suelo, aunque para mi desdicha llevaba debajo otra camiseta sin mangas de color negro, sin embargo esos rígidos brazos hacían que mi cuerpo trepidara y se estremeciera, el simple hecho de mirarlo y deleitarme con su cuerpo me hacía gemir de regodeo, batallé para controlar mis arrebatados impulsos, me costaba trabajo respirar y sentía mi corazón golpear mis costillas con violencia.
Se me dificultó ver las expresiones en el rostro de Joe ensombrecido por la oscuridad, deslicé hacia abajo el cierre delantero de mi sujetador antes de quitarme la camisa.
Lentamente, muy lentamente Joe sujetó el borde de su camiseta negra y comenzó a levantarla mientras yo me deleitaba contemplando poco a poco sus abdominales y luego sus pectorales definidos y portentosamente formados. Inclusive se me hacía difícil tragar, menearme cada segundo era una tarea más ardua, cada movimiento de Joe me incitaba, me estimulaba, me hacía descontrolarme. Lo tenía allí sin camisa, descalzo y con sus jeans ajustados enfundando sus piernas masculinas. Traté de ser lo más sensual posible al danzar corriendo mi blusa a través de mis hombros y mis brazos.
En el mismo ritmo empecé a mover mi pecho expulsándolo hacia afuera y hacia adentro, permitiendo que mi sujetador se abriera ligeramente y mostrara parte de lo que él quería ver.
En apuros Joseph abrió el cierre de su pantalón y no alcanzó a impedir avecinarse a mí. Su proximidad cada vez era mayor y el calor de su cuerpo se mezclaba con su aroma a dioses. Yo estaba muriéndome por saborearlo y rogaba que él me saboreara a mí. Impaciente se acercó hasta mí y puso sus manos encima de mi abdomen. El contacto con su piel me suministró éxtasis y electrificó todo mi cuerpo.
–Lo siento, pero no voy a dejarte terminar –dijo Joe aproximando peligrosamente sus labios a los míos y subiendo sus manos hasta adentrarlas por debajo de mi sujetador. Con movimientos lentos y apasionados fue arrancándome esta prenda. Me aventuré a besar la superficie de su pecho descubierto.
Entre los dos abordamos a bajar mi falda, los labios de Joe se acercaban impulsivamente a los míos pero luego él alejaba su rostro como si quisiera contenerse de besarme, estaba titubeando como un adolescente antes de dar su primer beso, sus labios fluctuaban, su boca estaba cerca, su respiración acariciaba mi rostro, su aliento con olor a menta se difundía con el mío y dentro de su pecho su corazón no dejaba de agitarse rápidamente. Joe empujaba mi cuerpo dando pasos hacia adelante, me condujo hasta el interior del baño, sentí su vientre rozar el mío, sus manos en mi rostro.
Nuestras últimas prendas cayeron en las baldosas del baño, Joe me acariciaba suave y delicadamente como nunca lo había hecho, entramos en el jacuzzi y nos abrazamos allí en medio, estábamos de pie y el agua tibia llegaba a la altura de mis rodillas. Él besó mi cuello afablemente con suavidad, humedeciendo con su lengua mi piel.
Tomé una esponja de baño y la sumergí en el agua, de forma sutil acaricié su rostro con la esponja, veía como el agua se desprendía y rociaba su rostro. Las rígidas y fuertes manos de Joe estaban sobre mi cara y él acariciaba mis mejillas con sus pulgares. Nos fuimos recostando y sumergiendo nuestros cuerpos dentro del agua efervescente. Me acosté encima de su pecho y tomé sus labios para saborearlos. Con el cuerpo enfebrecido me subí a horcajadas sobre sus caderas. Joseph se aferró a mí con mucha fuerza, sus dedos me apretaban demasiado.
–¿Qué me haces? –resonó la voz ronca de Joe–. No entiendo qué es lo que me haces para volverme tan loco. En serio, estoy enloqueciendo, ________tú me estás enloqueciendo.
Lo besé agasajándolo con suavidad con mi lengua y finalmente solté un gemido cuando Joe me hizo suya, me moví encima de su cuerpo y disfruté la sutileza de sus caricias y de sus manos inquisitivas, él tocaba mi cuerpo y me saboreaba con su boca. Sus caricias me saciaban al mismo tiempo que me dejaban ansiosa por más. Joe pareció relajarse profundamente y lo vi cerrar los ojos.
–Joe –jadeé hundiendo mis uñas en su espalda. Él respondió con un grave bramido que salió de su garganta–. ¿Estás bien? ¿Te sucede algo?
Abrió los ojos y me miró fijamente.
–Te amo –murmuró despacio–. No te alejes nunca de mí.
Mi corazón dio vuelco y sentí como mis ojos se inundaban de lágrimas que reprimí. Sus palabras penetraron a borbotones en lo más hondo de mi corazón, Joe había quebrado su armadura de metal que lo endurecía, había derrumbado un muro más que había entre nosotros, por primera vez sentí que realmente me amaba con todo su ser, igual que yo lo hacía.
–Cariño –susurré con la mente nublada y perdiendo toda mi cordura–. Te amo, te amo tanto.
Me retorcí entre sus piernas sin poder evitarlo, en ese momento me sentí increíblemente unida a él, tal como si fuéramos un solo ser, lo amaba con cada parte de mi alma y cuerpo. Y creí que me pertenecía, alcanzó hacerme sentir suya como ningún otro hombre lo haría.
Joe besaba mi cuello y logró rasguñarme con sus colmillos, en ese momento recordé que estaba acostándome con un vampiro, y que yo era también uno. De manera increíble no había deseado morderlo hasta ese instante, únicamente había deseado tenerlo a él. Habíamos hecho el amor sin compartir sangre, eso era algo… Nuevo.
Podía sentir las manos de Joe recorriendo mi espalda y agua acariciando mi cuerpo palpitante de deseo.

Luego de entrar en relajación tomé la barra de jabón y con ésta froté el cuerpo desnudo de Joe mientras besaba sus labios y saboreaba el interior de su boca con mi lengua.
Salimos goteando del jacuzzi, me encargué de secar con la toalla el cuerpo de Joe, él se veía satisfecho, más complacido y saciado que nunca antes, pero aun así no dejaba de besarme, con esos deleitables labios y esa lengua capaz de moverse con tal pasión que me hacía volverme completamente maniática, desquiciada, y adicta a sus malditos embrujadores besos.
Joseph me embelesaba con su absoluta belleza, él era simplemente perfecto en todos los sentidos, estaba completamente dotado, su cuerpo, su rostro, su gestos, su carácter de seductor graduado profesionalmente. Conseguía hacerme desearlo con voracidad, hacerme perder el pudor y discernimiento.
Envuelta en la toalla regresé al dormitorio. Empecé a buscar algo de ropa para colocarme cuando sentí que Joe rodeaba mis caderas desde atrás con sus brazos, y besaba mi cuello.
¡Cielo Santo! Aquí vamos otra vez, pensé sintiendo que mi cuerpo ardía con avidez.
–¿Piensas vestirte tan pronto? –farfulló Joe–. Yo aún tengo hambre y sed.
Los suaves y ardientes labios de ese fascinante hombre posados en mi cuello me hacían querer gritar que me desencadenara. Que me desencadenara de la tentación, del deseo, de todo ese encanto en el que me estaba envolviendo nuevamente. Porque me sentía incapaz de controlar mi cuerpo, incapaz de tener mi propia voluntad, tal como si estuviera bajo su control mental, y para mi fortuna yo no lograba escaparme de ese encantamiento que había utilizado para poseerme. En mi interior estaba gritando descontroladamente, y en mi exterior podía jadear con la respiración alterada de forma notable. Contuve un gemido que se escaparía de mi boca y apreté mis puños fuertemente. Grité de placer cuando sus dientes perforaron mi cuello. Eso no me lo esperaba, aun así las sensaciones avivaron mi pasión.
–Ay, Joe –tartamudeé.
Él dejó de beber mi sangre para hablar.
–¿Qué pasa? –escuché preocupación en su voz–. ¿Te he mordido muy fuerte?
–No –me apresuré a decir–. Es sólo que… yo…
Me estremecí al sentir que mi sangre goteaba desde la hendidura que los dientes de Joe habían dejado en mi cuello, él lamió la herida saboreando mi sangre. Me giré para quedar frente a frente con él, consecutivamente hinqué mis dientes en su garganta, Joe siseó complacido desenfundando mi cuerpo de la toalla para luego lanzarme a la cama con dosel.
Comenzamos de nuevo hasta caer rendidos en una infructífera lucha contra el sueño, por primera vez habíamos pasado una noche completa juntos, por primera vez había dormido en su pecho, estábamos juntos abrazados en esa cama, cosa que me hacia completamente feliz.
Esa noche tuve un sueño:
“En la opacidad estaba Joe, con sus labios enrojecidos con sangre y sus dientes manchados en rojo reluciendo, me miró a mí con una maliciosa sonrisa, casi malvada. Relamió sus labios saboreando la sangre. Él apretaba en su mano una manzana, de un color rojo fuerte fulgente. Los ojos de Joseph parecían tener un especial brillo suspicaz, él acercó la manzana a sus labios y la mordió casi con pasión”
La respiración alterada de Joe interrumpió mi extraña ensoñación, me desperté con su aroma en mi cuerpo, mi cabello estaba esparcido por todo su rígido pecho. Percibí sus músculos contraídos, la forma en la que tensó la mandíbula y como apretaba forzosamente sus ojos cerrados. Él dormía aún pero estaba apretando sus dientes con fuerza y sus puños estaban cerrados duramente, sus nudillos se veían enrojecidos por la fuerza que estaba utilizando, él estaba sudando, jadeando, cabeceando y agitando su pecho al respirar.
Puse mis manos sobre sus brazos, Joe abrió sus puños y noté que sus manos sangraban, se había lastimado con las uñas las palmas de las manos por la fuerza que empleó al cerrar los puños.
–Joe –dije asustada. Contemplé como se quedaba inmóvil tumbado en la cama y abrió los ojos petrificado–. Cariño, ¿te pasa algo?
–Tuve… –balbuceó él jadeando–.tuve un mal sueño.
–Pero, Joe, mira tus manos –objeté.
Bruscamente él se levantó de la cama, las sábanas cayeron al suelo. Se vistió de manera apresurada.
–¿A dónde vas? –inquirí–. ¿Estás bien?
–Sí, yo… estaré en mi habitación –articuló.

Esa noche Joe estaba engalanándose frente al espejo de la sala, yo estaba reclinada en el sofá observando como él me guiñaba el ojo en el reflejo del espejo y me coqueteaba sin que nadie pudiera ver, lo vi colocarse su chaqueta de cuero y peinar su cabello con sus dedos. Era encantador, la manera en que me coqueteaba y sonreía para mí.
Nick se hallaba sentado en el sillón delante del mío, Nina estaba escogiendo el color de su peluca, y Alan y Adolph esperaban afuera en el Chevy.
Le sonreí embobada a Joseph al tiempo resolvía mi gran dilema de labiales.
Rojo, pensé, a Joe le gusta el rojo.
La mirada de Nick estaba puesta en mí, y era tan penetrante que me hacía sentir intimidada.
Intencionalmente Joseph y yo esperamos para ser los últimos en salir de casa, cuando el resto de los chicos esperaban en el vehículo Joe seguía fingiendo arreglarse y yo me colocaba el labial rojo.
–Adoro cuando te pones ese color en los labios –dijo masculinamente Joseph.
Sonreí y me aproximé paulatinamente hasta él, en la cercanía percibí su aroma a colonia de hombre, cuero, y shampoo. Olía delicioso. Él sujetó mi barbilla entre su dedo índice y su dedo pulgar, acercó mis labios a los suyos para besarme y yo giré mi rostro de manera precipitada.
–Un día voy a amarrarte y te besaré a la fuerza –habló entre dientes Joe con una media sonrisa pintada en la comisura de sus labios. Lo que él me acababa de proponer sonaba incluso tentador.
Yo rechazaba sus besos para hacerlo sufrir un poco, aunque lo único que ansiaba era degustarlo.
–Y yo haré el horrible sacrificio de comportarme y recibir tus besos –atestigüé de forma burlona.

wao este capitulo enciende a cualquiera
ahora vendrá el DRAMA....... entra la rayis y joe :(

por **aranzhitha** Vie 25 Mayo 2012, 5:31 pm

awww me encanto :)
estos calenturientos :twisted:
no pudieron terminar el Striptease baba

era perder el tiempo jajaja :evil:
aww se dijieron Te Amo que hermoso :arre:
y que soñó Joe ??
y como es eso que se viene el drama?? no me digas que se van a pelear???
no es justo si ellos están felices :x
Siguela!!!!

por **DanieladeJonas** Vie 25 Mayo 2012, 6:21 pm

awwww hermoso!! ame la perte cuando Joe le dice que la ama!! pero lo del sueño me dejo un poco confundida... espera como que viene el drama? en serio que te encanta hacernos sufrir!!! en serio que la relacion de Joe y la rayis se me hace tan romantica!!! siguela pronto porfis..que no sabes que ya no vivo sin tu nove?

por **ElitzJb** Vie 25 Mayo 2012, 8:53 pm

a se me avia olvidado subir esta capitulo espero q les guste :)

Segunda parte de:

Striptease

Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 20 Scaled.php?server=594&filename=94353278

Finalmente le propiné un corto beso antes de salir por la puerta principal y entrar en el auto con los demás, debía aprovechar porque estando en público nosotros no hacíamos demostraciones amorosas, no es que los chicos no pudieran saber, porque ellos seguramente ya sabían que nosotros pues… estábamos juntos. Sin embargo, Joe actuaba como si nunca hubiera pasado nada entre ambos cuando estábamos acompañados, en términos generales yo también me sentía más cómoda manteniendo nuestras escenas románticas bajo llave, en privado.
Esa noche las calles se veían iluminadas y atiborradas de fiesta. Seis jóvenes malévolos bajaron de un Impala de color negro aparcado frente a una pintoresca vivienda de dos pisos al norte de Manhattan, quiero decir, nosotros, los seis vampiros perversos nos detuvimos en una casa cuyo jardín se encontraba repleto de chicos universitarios alocados, la música se escuchaba hasta las dos calles adyacentes, bueno, al menos yo la escuchaba desde tan lejos. Las luces salían desde las ventanas despidiendo coloridos resplandores de diferentes gamas.
Esto es absolutamente genial, me dije.
Esos inocentes, ingenuos humanos nos miraban mientras atravesábamos el jardín hasta la entrada.
–Hola, hermosa, te veo adentro –me habló un chico algo mayor que yo, sosteniendo una botella de cerveza en su mano, era fornido, rubio y llevaba la chaqueta con el logo del equipo de football de la universidad a la que pertenecía.
Pobre tonto, si supiera que ésta noche es mi comida. Sonreí inmediatamente.
Me tomó por sorpresa ver que Joe tomaba la delantera y se colocaba delante de mí, miró de manera arrogante al chico rubio que se alejó sin pensarlo.
–Oye –me quejé para Joseph–. Deja de ahuyentar a mis conquistas.
–Estúpido mortal –resopló Joe–. No sabe que no mirarás a nadie más teniendo a un tipo tan encantador a tu lado.
Largué una risotada estridente.
–¿Qué te hace pensar eso? –declamé entre risas.
Joe aparentaba estar muy serio, aunque sus labios se curvaban ligeramente reprimiendo una sonrisa.
–Tan solo mírame. ¿Que acaso no soy un galán? –su tonalidad era completamente seria–. Mira, esa chica de allá me está observando con esa ridícula sonrisa insinuante, te apuesto cualquier cosa a que quiere ligar conmigo.
Odié al instante a la chica con la piel de color chocolate que estaba lanzándole esa mirada a Joseph.
Me reí de forma burlona.
–Oh sí, apuesto a que sí –balbuceé con cierta nota de amargura–. Ahora lleva tu trasero y tu ego lejos de esa chica.
Joe sonrió y acarició mi barbilla de forma inadvertida con las yemas de sus dedos.
–Ugh, todos esos babosos están mirándote –gruñó–. Tú eres malditamente hermosa, odio que todos tengan que girar la vista cuando apareces.
–¿En serio hacen eso?
–No me digas que no te has dado cuenta –disertó Joe.
En la entrada dos hombres grandulones vestidos de negro con los brazos cruzados sobre su pecho bloqueaban la entrada, uno de ellos era vampiro, un tipo rígido, grande, de piel bronceada y cabello largo. El otro era humano, piel oscura, corpulento, con la cabeza rapada completamente. El vampiro nos sonrió y se apartó del marco de la puerta.
–Las bebidas se encuentran por allá –comunicó el chupasangre señalando hacia el interior de la casa. Me pregunté si se refería a algo más que alcohol.
Aturdida con la música tan alta arrugué mi rostro analizando visualmente el lugar, había jóvenes borrachos, fiesta de besos en el sofá, gente bailando de manera indecente, mujeres mojando sus camisetas en alcohol, nerds tratando de flirtear, chicas de secundaria asustadas en los rincones. Al momento quise reírme despiadadamente.

¿Quién soy? Me dije para mí misma.
Soy una sanguinaria vampiro que disfruta bebiendo sangre de inocentes humanos, ¡y diablos! Cada vez me gustaba más pertenecer a esa banda de sexys asesinos.
Si tan solo mis padres supieran lo que hago. Con el simple hecho de vivir con cuatro chicos mayores en casa y… beber, salir después de medianoche, dormir con uno de esos chicos, matar a gente, robar. Vaya, cualquier padre lloraría si su hija de diecinueve años se convirtiera en lo que yo era.
Bruscamente me suspendí cuando vi pasar a esa mujer vestida de rojo. Deborah Russel.
Por suerte Joe pareció no notar la presencia de esa mujerzuela de cuarta.
–Estaré por allá bailando –enunció Nina asegurándose de que escucháramos por encima del bullicio.
Ella se alejó agitando su cabello falso y Adolph en el mismo segundo tenía en brazos a una joven atlética y bonita.
–¿Bailas? –escuché cerca de mí una voz masculina y juvenil.
Me volví hacia la voz y me encontré con un chico moreno, guapo y con una increíble sonrisa. Perfecto, mi próxima víctima.
Él me haló del brazo y me sacó del costado de Joseph para conducirme hasta la pista, que en esta ocasión era la sala principal de la casa de un chico cuyos padres habían salido de viaje, seguramente. Eché mis brazos al cuello del chico mientras bailábamos al ritmo de la música, las manos de él reposaban en mi cintura, olía a alcohol y a sangre fresca.
Al terminar la melodía fingí sentirme acalorada.
–¿Sabes? –le murmuré–. Tengo un poco de sed, ¿por qué no vamos por unas bebidas?
–Bien –vociferó él–. Luego podemos ir a mi habitación arriba.
Exacto, en su habitación era mucho más cómodo beber de su sangre para calmar mi sed.
–¡Oh! ¿Tú eres el responsable de esta catastrófica fiesta? –bromeé. Él asintió sonriendo y fuimos por esas bebidas.
Sin darme cuenta había perdido de vista al resto de mi clan. De seguro estarían disfrutando en alguna parte de la estancia.
Su habitación estaba desordenada como la de cualquier universitario disparatado, me empujó esperando que yo cayera como pluma encima de su cama. Con todo, me reí y me lancé sobre el colchón fingiendo caer, yo era más fuerte que él. Cuando se puso sobre mí y empezó a besar mi cuello me giré para quedar boca abajo encima de su cuerpo, lo sujeté de los brazos con fuerza. Él pobre se veía sorprendido.
–Dime –le sonreí mostrándole plenamente mi par de colmillos superiores–. ¿Te gustan los vampiros?
Pasé mi lengua por la superficie de mis dientes expuestos y ataqué directo a su cuello. Escuché sus alaridos de terror y dolor, sentí su sangre caliente en mi lengua y corriendo a través de mi garganta. Hacía tiempo que estaba necesitando sangre humana y la de él estaba particularmente deliciosa. Se resistió cómo si tuviera alguna esperanza de escapar, a pesar de que era bastante fuerte no conseguía zafarse de mí. Poco a poco lo sentí debilitarse hasta que no tuvo fuerzas para continuar gritando, quedó prácticamente seco y su corazón se detuvo por completo.
Ese joven universitario simplemente había sido un aperitivo, un tentempié de medianoche, pues mi sed parecía haberse incrementado ahora.
Salí del dormitorio tambaleándome sobre mis pies, el pasillo se encontraba repleto de universitarios.
–Hola –me saldó una chica pelirroja.
–Cazadora –murmuré entre dientes.
Esa mujer estaba llena de amuletos y sus armas estaban escondidas bajo su jersey.
–¡Que buena eres! –dijo de forma burlona la mujer–. Estaré bailando, niñita, pero más tarde clavaré una estaca en tu pecho.
–Ella no anda sola –oí desde atrás la agraciada voz de Nick –. Hay unos cuantos como nosotros en este lugar, será mejor que juegues a la cazadora en otro lado.
La pelirroja retrocedió lánguidamente, olfateé su miedo, ella estaba asustada de Nick . Él le enseñó sus colmillos con un gruñido y en cuanto la chica desapareció de nuestra vista me sonrió de manera afable.
–Estaba buscándote, _____–comentó nick –. Tenemos que irnos, pronto vendrá la policía a detener esta fiesta, entonces será mejor marcharnos.
Asentí y caminamos entre la multitud hacía la salida.
En el automóvil esperaban el resto de los chicos salvo Joe.
–¿Joe no viene? –interrogué precavidamente.
–Dijo que nos alcanzaría luego –contestó Nina–. No lo extrañes, volverá pronto.
Me ruboricé antes de incorporarme.
–¡JA! no lo extraño –dije y solté un resoplido al tiempo que el vehículo comenzaba a avanzar.
–Sí, como no –decía Nina con astucia–. ¡Vamos! Reconoce que Joseph es un bombón y que te parece súper sexy.
–Nina, ¿de qué estás hablando? –mi voz retemblaba, mi rostro había enrojecido demasiado.
¿Por qué Nina decía esas cosas en frente de todos los chicos? Además Nick se veía claramente incómodo.
Alan y Adolph se rieron discretamente, pero yo lo noté, y Nina mantenía una sonrisilla repleta de picardía al mirarme.
–Me parece que te has ruborizado –se burló Nina–. Oh no, eso también debe de ser mi imaginación.
¡Joder! Fulminé a esa chica con mi mirada.

En casa me lancé sobre el sofá, despinté mis labios y encendí el televisor con el control de mando a larga distancia.

Los labios de Joe tocaron los míos, lo sabía por su textura, su movimiento, su suavidad, su sabor. Abrí los ojos y observé sus perfectos ojos irradiando fulgor. Yo me había quedado dormida sobre el sillón con el control de mando aún en mis manos, todavía llevaba los zapatos puestos y la misma ropa. Había amanecido, la luz hirió mis pupilas. Jalé a Joseph hacia mí, todo mi cuerpo palpitó, la nariz de él estaba hundida en mi cuello, cuando él me olfateaba mi corazón se aceleraba desenfrenado. Me apreté contra su pecho y al fin tomé una bocanada de aire.
Me paralicé, estaba petrificada como una figura de cerámica. Joe, su aroma… él tenía en su ropa el olor de esa mujer… Deborah.
Fruncí el ceño sintiéndome terriblemente mal, era como si mi pecho estuviera cerrándose.
–Joe –murmuré–. Tú estuviste con ella.
–¿Cómo? –preguntó Joe haciendo una pausa antes de seguir dialogando–. Hablas de Deborah, ¿verdad?
Me levanté del sofá empujando a Joseph a su vez.
–Estabas con ella, por eso te has quedado en la fiesta –rezongué–. Ah, lo sabía, eres un desgraciado, Joseph.
Él esbozó una sonrisa. Era tan descarado para sonreírme de esa manera.
–¿Celosa? –interpeló. Lo miré de manera fulminante y él me sujetó de la cintura cuando estaba por retirarme.
Extasiada por la sensación de su cuerpo rozando el mío, me quedé callada mirando esos ojos ladinos.
–No estoy jugando, Joseph –lo miré entrecerrando mis ojos.
Quería odiarlo, quería maldecirlo, golpearlo, ultrajarlo, gritarle. Pero ¿quién era yo para reprocharle que haya estado con esa diabla? No iba a armarle una escena de celos, ¿o sí?
–Yo tampoco estoy jugando –objetó Joseph–. ¡Dios! Te ves hermosa cuando te enfadas.
Me atrapó con más fuerza y besó mis labios. Luché para no perder la razón en esos momentos, debía mantenerme firme.
–Joseph Jonas- suéltame ahora mismo –le exigí.
–Cariño, ya deberías saber que no sigo órdenes de nadie –articuló con esa sonrisa suya–. Pero me gusta que me llames por mi nombre completo.
–Suéltame, Joe –repetí furiosa.
Estaba enfurecida, ardiendo. Estaba furiosa porque él siempre babearía tras esa mujer fatal sin importar las veces que me decía que me amaba, furiosa por su actitud seductora justo en el momento en que yo estaba por abatirme, furiosa porque tal vez no podría resistir a su atractivo y porque su piel en contacto con la mía alteraba mi respiración. En mi mente estaba maldiciéndolo.
Cuando sentí que mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas aparté mi rostro a un lado y respiré profundamente para evitar llorar.
–Linda –me dijo él–. Yo no estuve con Deborah. Bueno, sí estuve con ella, pero no como tú crees.
–No quiero saber más, déjame ir –le pedí hablando con mis dientes apretados tan fuerte que mi mandíbula estaba doliéndome.
–Hey, escúchame. La saludé y nos tomamos un trago, no pasó nada –alegó.
–Está bien, tú puedes hacer lo que quieras con esa asquerosa mujer, ahora déjame en paz –gruñí.
Forcejeé para salir de sus brazos pero me apretó con más fuerza. Él suspiró con frustración.
–Cálmate, por favor –articuló Joe estupefacto–. No sabía que te molestaría tanto esto… yo…
Solté un resoplido burlón.
–No me molesta, no estoy molesta –mentí.
–Sí, claro. Como tú digas. ¿Qué debo hacer para que olvides esto? –dijo.
–Nada, yo estoy en calma, sólo necesito que me sueltes –protesté.
Tiré de mi brazo con más fuerza y me zafé de las poderosas manos de Joe. Le di la espalda para retirarme. Di una sola zancada en dirección contraria cuando sentí que me atrapó del brazo y me hizo girar bruscamente hacia él.
–Estás encolerizada.
–Claro que no –negué.
–Claro que sí.
No tuve tiempo para pensar, sus labios atraparon los míos sin previo aviso.
¡Demonios! ¿Dónde había quedado mi fuerza de voluntad? Él me besaba y yo me venía abajo, con esa mirada diabólica conseguía derrumbarme fácilmente. Correspondí a sus besos, con sus labios separó los míos, y adentró su lengua en mi boca. Me costaba respirar, mi corazón estaba por paralizarse.
–Basta –jadeé. Detuve sus caricias de lengua al encontrarme sin aliento.
Él acarició mi rostro con manos y me regocijé de placer. Qué gran injusticia.
–¿Sabes que te amo? ¿Te lo he dicho alguna vez? –masculló Joseph–. Porque parece que no te ha quedado muy claro.
Fingí disgusto, aunque no me salía muy bien pretender estar enojada con ese chico tan increíblemente hermoso. Pero cada vez que olfateaba su esencia podía percibir el olor de esa mujer y me causaba un arrebato de celos que me hacían retorcerme y enrojecer de ira.
–Deberías darte una ducha, hueles cómo ella –refunfuñé.
–¿No quieres darte un baño conmigo? –propuso Joe.
–Olvídalo –murmuré.
Joe guardó silencio unos instantes.
–Iré a ducharme y luego hablaremos –él me robó otro beso corto antes de soltarme e irse dando trancos firmes.
Crucé mis brazos en mi pecho y cuando desapareció en el pasillo largué un suspiro anhelante y pasé mis manos por mi cabello queriendo golpear algo, cualquier cosa. Sentía un nudo atravesado en mi garganta cerrando mi respiración. Intenté respirar profundamente y sosegar la furia que me invadía.
Atravesé la antesala encaminándome hacia el patio trasero, al salir sentí como si el sol laceraba mi piel, me recosté en las sillas reclinables de plástico que estaban alrededor de la piscina. Cerré los ojos y apreté mis labios, mi piel me ardía, el sol estaba quemándome, lastimándome, hiriéndome, me dolía y me ardía desde adentro, sentí que mis mejillas se enrojecían. Empecé a sentirme mareada, el suelo parecía estar dando vueltas, comencé a trastornarme y a delirar con el sofoque del calor. Odio a Joe, odio a Deborah, repetí en mi cabeza. Repentinamente percibí un aroma familiar y me sobresalté al sentir que alguien apartaba el cabello de mi rostro con las puntas de sus dedos. Abrí los ojos consternada.
–¡Dios! ¿Quieres derretirte? –descubrí a Nick inclinado frente a mí.
Alargó su mano y me sostuvo para ayudarme a ponerme de pie, pasó su brazo por encima de mis hombros, me hizo caminar hacia las sombras, cogió una de las sillas largas que estaban frente al bar y me invitó a sentarme.
–¿Quieres un trago? –me ofreció Nick tomando un par de vasos del bar. Asentí con timidez–. ¿Por qué te has quedado bajo el sol, estás loca?
Nick comenzó a preparar un batido con hielo y me lo ofreció inmediatamente, sostuve entre mis manos el vaso de vidrio que contenía una sustancia dentro de un matiz rosa fuerte. Probé la primera bocanada, sabía a cereza y refrescó el interior de mi organismo. Nick tomó lugar a mi lado y bebió de su propio vaso.
–Déjame adivinar, Joe te ha lastimado.

q pasara en este cuadro amoroso xq aun nick quiere a la rayis
y la diabla esa q ????? se interpondra devorah entre joe y ____tn????
PODRÁN SUPERAR TODA LA TORMENTA Q SE AVECINA ???
en esta nove el drama aun no a dado su mejor cara .....
chicas mañana es posible q coloque capitulos

por **aranzhitha** Vie 25 Mayo 2012, 9:15 pm

que le pasa a Joe?? Como se atreve a engañar a la rayiz?? Pero si la engaño o no??? Awww ya no se que pensar :x
Nick todavia quiere a la rayiz verdad?? Pero ella quiere a Joe y él tambien a ella, pero ya no se estoy confundida solo se que no quiero que se pelien
Siguela!!!

por **berenice_89** Vie 25 Mayo 2012, 9:35 pm

QUE PASARA???

CUANTO DRAMA CON LOS CELOS¡¡

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