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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Besar a un Angel Nick y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Besar a un Angel Nick y Tu
los capitulos estuvieron Tan asdfghjkgfdfghj cuando Nick la abrazo y le dijo que habia tenido miedo yo estaba muy feliz, no se si el padre de ___ este en lo correcto respecto a Nick
SIGUELA
SIGUELA
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Chicas lamento la demora igual que siempre:/, las chicas que me han seguido en todas las novelas, saben que esto no es normal en mi, asi que les pido perdon.
lo bueno esque se hacercan las vacaciones de invierno asi que no las defraudare...
como regalo y una forma de pedir discrulpa, por la demora, les dejo mega maraton, las quiero un beso adios :)
Nick se abrió paso a empujones entre los periodistas
y fotógrafos que rodeaban a ___(tn) al término de la última función.
—Mi esposa ha tenido suficiente por hoy. Necesita descansar un poco.
Ignorándole, un periodista metió una pequeña grabadora bajo las narices de
___(tn).
—¿En qué pensó cuando se dio cuenta de que el tigre andaba suelto?
____(tn) abrió la boca para responder, pero Nick la interrumpió sabiendo que su
esposa era tan condenadamente educada que respondería a todas las preguntas
aunque estuviera muerta de cansancio.
—Lo siento, no tenemos nada más que decir. —Pasó el brazo por los hombros de
____(tn) y la alejó de allí.
Los periodistas se habían enterado enseguida de la fuga del tigre y no habían
dejado de entrevistarla desde la primera función. Al principio Miley se había alegrado
por la publicidad que eso suponía, pero luego había oído que ____(tn) comentaba
que la casa de fieras era cruel e inhumana, por lo que se había puesto hecha
una furia. Cuando Miley había tratado de interrumpir la entrevista, ____(tn) le
había lanzado una mirada inocente y había dicho sin pizca de malicia:
—Pero Miley, los animales odian estar allí. Son infelices en esas jaulas.
Cuando Nick y ___(tn) llegaron a la caravana, él estaba un contento de tenerla
sana y salva que no podía concentrarse en lo que le estaba contando. ____(tn)
trastabilló y Nick se dio cuenta de que caminaba demasiado rápido. Siempre le
estaba haciendo eso. Arrastrándola. Empujándola. Haciendo que se tropezara. ¿Y
si hubiera resultado herida? ¿Y si Sinjun la hubiera matado?
Sintió un pánico aplastante mientras se le cruzaban por la cabeza unas imágenes
horripilantes de las garras de Sinjun despedazando aquel delgado cuerpo. Si le
hubiera ocurrido algo a ____(tn), jamás se lo hubiera perdonado a sí mismo. La
necesitaba demasiado.
Le llegó la dulce y picante fragancia de su esposa mezclada con algo más,
quizás el olor de la bondad. ¿Cómo había logrado ____(tn) metérsele bajo la
piel en tan poco tiempo? No era su tipo, pero le hacía sentir emociones que
nunca había imaginado. Esa joven cambiaba las leyes de la lógica y hacía que el
negro fuera blanco y el orden se convirtiera en caos. Nada era racional cuando
ella estaba cerca. Convertía a los tigres en mascotas y retrocedía con espanto
ante un perrito. Le había enseñado a reírse y, también, había conseguido algo
que nadie más había logrado desde que era un niño, había destruido su rígido
autocontrol. Tal vez fuera por eso que él comenzaba a sentir dolor.
Una imagen le cruzó por la mente, al principio difusa, aunque poco a poco se
volvió más nítida. Recordó cuando en los días más fríos de invierno pasaba
demasiado tiempo a la intemperie y luego entraba para calentarse. Recordó el
dolor en sus manos congeladas cuando empezaban a entrar en calor. El dolor del
deslució. ¿Sería eso lo que le ocurría? ¿Estaba sintiendo el deshielo de sus
emociones?
___(tn) volvió la mirada a los reporteros.
—Van a pensar que soy una maleducada, Nick. No debería haberme ido así.
—Me importa un bledo lo que piensen.
—Eso es porque tienes la autoestima alta. Yo, sin embargo, la tengo baja...
—No empieces...
Tater, atado cerca de la caravana, soltó un barrito al ver a ____(tn).
—Tengo que darle las buenas noches.
Nick sintió los brazos vacíos cuando ella se acercó a Tater y apretó la mejilla
contra su cabeza. Tater la rodeó con la trompa y Nick tuvo que contener el
deseo de apañarla antes de que el elefantito la aplastara por un exceso de
cariño. Un gato. Quizá podría comprarle un gato. Sin uñas, para que no le
arañara.
La idea no lo tranquilizó. Conociendo a ____(tn), probablemente se asustaría
también de los gatos domésticos.
Finalmente ____(tn) se alejó de Tater y siguió a Nick a la caravana, donde
comenzó a desvestirse, pero se lo pensó mejor y se sentó a los pies de la cama.
—Venga, échame la bronca. Sé que llevas queriendo hacerlo todo el día.
Nick nunca la había visto tan desolada. ¿Por qué siempre tenía que pensarlo
peor de él? Aunque su corazón lo impulsaba a tratarla con suavidad, su mente le
decía que tenía que dejar las cosas claras y echarle un sermón que jamás
olvidaría. El circo estaba lleno de peligros y él haría cualquier cosa para
mantenerla a salvo.
Mientras pensaba en eso, ella lo miró y todos los problemas del mundo se
reflejaron en las profundidades violeta
de sus ojos.
—No podía dejar que lo mataras, Nick. No podía.
Las buenas intenciones de Nick se disolvieron.
—Lo sé. —Se sentó a su lado y comenzó a quitarle las
hebras de paja del pelo mientras le
hablaba con voz ronca: —Lo que has hecho hoy fue lo más valiente que he visto
nunca.
—Y lo más estúpido. Venga, dilo.
—Eso, también. —Nick alargó la mano y le apartó un mechón de la mejilla con el
dedo índice.
Miró nariz respingona y no pudo recordar haber visto algo que lo conmoviera más
profundamente.
—Cuando te conocí, pensé que eras una niña mimada, tonta y consentida;
demasiado hermosa para su propio bien.
Como era de esperar, ella comenzó a negar con la cabeza.
—No soy hermosa. Mi madre...
—Lo sé. Tu madre era bellísima y tú eres feísima —sonrió. —Lamento decirte,
nena, que no estoy de acuerdo contigo.
—Eso es porque no la conociste.
____(tn) lo dijo con tal seriedad que él tuvo que reprimir uno de esos ataques
de risa que lo
asaltaban cada vez que estaban juntos.
—¿Tu madre habría conseguido meter al tigre en la jaula?
—Quizá no, pero era muy buena con los hombres. Se desvivían por ella.
—Pues este hombre se desvivirá por ti.
___(tn) abrió mucho los ojos, y él lamentó haber dicho esas palabras porque
sabía que habían revelado demasiado. Se había prometido a sí mismo que la protegería
de sus sueños románticos, pero acababa de insinuar cuánto le importaba.
Conociendo a ____(tn) y su anticuada visión del matrimonio, imaginaría que
aquel cariño era amor y empezaría a construir castillos en el aire sobre un
futuro juntos; quimeras que la retorcida carga emocional de él no le dejarían
cumplir. La única manera de protegerla era hacerle ver con qué cabrón hijo de
perra se había casado.
Pero era difícil. De todas las crueles jugarretas que le había hecho el
destino, la peor había
sido atarlo a esa frágil y decente mujer, con esos bellos ojos y ese corazón
tan generoso. El
cariño no era suficiente para ella. ___(tn) necesitaba a alguien que la
quisiera de verdad.
Necesitaba hijos y un buen marido, uno de esos tipos con el corazón de oro y
trabajo fijo, que fuera a la iglesia los domingos y que la amara hasta el final
de sus días.
Sintió una dolorosa punzada en su interior al pensar que ___(tn) podría casarse
con otra persona, pero la ignoró. Sin importar lo que tuviera que hacer, iba a
protegerla.
—¿Qué quieres decir, Nick? ¿Te desvivirías realmente por mí? —A pesar de todas
aquellas
buenas intenciones, Nick asintió como un tonto. —Entonces siéntate y déjame
hacerte el amor.
Nick se tensó, duro y palpitante; deseaba tanto a ___(tn) que no podía
contenerse. En el último instante, antes de que el deseo de poseerla lo
dominase, la bota de _____(tn) se curvó en una sonrisa tan dulce y suave que él
sintió como si le patearan el estómago.
Ella no se reservaba nada. Nada en absoluto. Si ofrecía a él en cuerpo y alma.
¿Cómo podía
alguien ser tan autodestructivo? Nick se puso a la defensiva. Si ella no era
capaz de protegerse a sí misma, él haría el trabajo sucio.
—El sexo es algo más que dos cuerpos —le dijo con
dureza. —Eso fue lo que me dijiste. Que tenía que ser sagrado, pero no hay nada
sagrado entre nosotros. Entre nosotros no hay amor, ____(tn). Es sólo sexo. No lo
olvides.
Para absoluta sorpresa de Nick, ella le brindó una tierna sonrisa, teñida por
un poco de piedad. —Eres tonto. Por supuesto que hay amor. ¿Acaso no lo sabes?
Yo te amo.
Él sintió como si le hubieran golpeado a traición. Ella tuvo el descaro de
reírse.
—Te amo, Nick, y no hay necesidad de hacer una montaña de un grano de arena. Sé
que te dije que no lo haría, pero no he podido evitarlo. He estado negando la verdad,
pero hoy Sinjun me hizo comprender lo que siento.
A pesar de todas las advertencias y amenazas, de todos sus sermones, ____(tn)
había decidido que estaba enamorada de él. Pero era él quien tenía la culpa.
Debería haber mantenido más distancia entre ellos. ¿Por qué había paseado por
la playa con ella? ¿Por qué le había abierto su corazón? Y lo más reprobable de
todo, ¿por qué no la había mantenido alejada de su cama? Ahora tenía que
demostrarle que lo que ella pensaba que era amor no era más que una visión
romántica de la vida. Y no iba a ser fácil.
Antes de que pudiera señalarle su error, ella le cubrió la boca con la suya.
Nick dejó de pensar. La deseaba. Tenía que poseerla.
____(tn) le recorrió los labios con la punta de la lengua, luego profundizó el
beso con suavidad.
Él le cogió la cabeza entre las manos y hundió los dedos en su suave pelo.
La joven se acomodó entre sus brazos, ofreciéndose a
él por completo.
___(tn) gimió con dulzura. Vulnerable. Excitada. El sonido atravesó la embotada
conciencia de Nick
y lo trajo de vuelta a la realidad. Tenía que recordarle a ___(tn) cómo eran
las cosas entre
ellos. Por su bien tenía que ser cruel. Mejor que ella sufriera un pequeño
dolor en ese momento
que uno devastador más adelante.
Se apartó bruscamente de ella. La hizo tumbarse en la cama con una mano y se
ahuecó la
protuberancia de los vaqueros con la otra.
—Lo mires como lo mires, un buen polvo es mejor que el amor.
Nick dio un respingo para sus adentros ante la expresión de sorpresa que cruzó
por la cara de ____(tn) antes de que se ruborizara. Conocía a su esposa y se
preparó para lo que vendría a continuación: iba a levantarse de la cama de un
salto y a hacer que le saliera humo por los oídos con un sermón sobre la
vulgaridad.
Pero no lo hizo. El rubor de la cara de ____(tn) se desvaneció y fue sustituido
por la misma
expresión de pesar que había adoptado antes.
—Sabía que te pondrías difícil con esto. Eres tan previsible.
«¿Previsible? ¿Así lo veía? ¡Maldita fuera, estaba tratando de salvarla y ella
se lo pagaba
burlándose de él. Pues bien, se lo demostraría con hechos.»
Se obligó a esbozar una sonrisa cruel.
—Quítate la ropa. Me siento un poco violento y no quiero desgarrártela.
—¿Violento?
—Eso es lo que he dicho, nena. Ahora desnúdate.
__(tn) tragó saliva.
—¿Quieres que me desnude?
Sabía que parecía idiota, pero Nick la había cogido por sorpresa. ¿Qué quería
decir exactamente con que «se sentía violento»? Miró al otro lado de la
caravana el látigo que él había dejado enrollado sobre el brazo del sofá. Sabía
que le había asustado muchísimo al decirle que lo amaba, pero ella no se había
esperado esa reacción. Aun así, sabiendo que aquél era un tema delicado para
Nick, debería haber imaginado que reaccionaría de manera exagerada.
—Deja de perder el tiempo. —Nick se quitó la camiseta. Los vaqueros le caían a
la altura de las caderas, haciéndole parecer oscuro y peligroso. Estaba medio
desnudo y mostraba esa flecha de vello que le dividía el estómago plano en dos
y que indicaba el camino del peligro con la misma sutileza que un letrero de
neón.
—Cuando dices que te sientes violento...
—Quiero decir que es el momento de mostrarte algo diferente.
—Para ser sinceros, no creo que aún esté preparada para eso.
—Pensaba que habías dicho que me amabas, ___(tn), demuéstramelo.
—Definitivamente Nick la estaba retando, y ____(tn) contó mentalmente hasta
diez. —No soy de esos hombres románticos que regalan flores. Lo sabes. Me gusta
el sexo. Me gusta practicarlo a menudo y no me gusta contenerme.
«¡Dios! Sí que le había asustado.» ___(tn) se mordisqueó el labio inferior. A
pesar de lo que ella había dicho antes, Nick no era previsible, así que debía
ser cautelosa. Por otra parte, Tater y sus compañeros le habían ensenado una
regla básica para tratar con bestias grandes. Si retrocedes, te aplastan.
—Muy bien —dijo. —¿Qué quieres que haga?
—Ya te lo he dicho. Desnúdate.
—Te he dicho que quería hacerte el amor, nada más.
—Quizá yo no quiera hacer el amor. Quizá sólo quiera follar.
Era un cebo; uno que, evidentemente, Nick quería que picara. ___(tn) tuvo que
morderse la lengua para no caer en la trampa. Si perdía la calma le estaría
siguiendo el juego, que era justo lo que él quería. Tenía que hacerle frente de
alguna manera y tenía que ser ella la que dictara las normas. Lo amaba
demasiado para dejar que la intimidara.
Consideró sus opciones, luego se levantó de la cama y comenzó a desnudarse. Él
no dijo nada; se limitó a observarla. ___(tn) se quitó los zapatos y se deshizo
del maillot, pero cuando se quedó en bragas y sujetador, se detuvo indecisa.
Nick estaba muy excitado, un hecho que revelaban los ceñidos vaqueros, y su
estado de ánimo era tan volátil que ella no sabía qué esperar. Quizá lo mejor
sería distraerlo. Puede que de esa manera lograra ganar un poco de tiempo.
Desde la charla que había mantenido con su padre, ___(tn) no había tenido
oportunidad de hablar con Nick sobre su asombroso origen. Si ahora sacaba el
tema a colación, puede que le pillara desprevenido. Una conversación sobre sus
orígenes familiares podría calmar el imprevisible humor de su marido.
—Mi padre me ha dicho que tu padre era un Romanov.
—Quítame los vaqueros.
—Y no cualquier Romanov. Me ha dicho que eres el nieto del zar Fernando II.
—No quiero tener que repetírtelo. -Nick la miró con tal arrogancia que no le
resultó difícil imaginarlo sentado en el trono de Catalina la Grande mientras
le ordenaba a alguna de las obstinadas mujeres Petroff que se lanzara al Volga.
—Dice que eres el heredero de la corona rusa.
—Calla y haz lo que te digo.
___(tn) contuvo un suspiro. «Señor, qué difícil estaba siendo.» Parecía que no
había nada como una declaración de amor para que ese ruso se lanzara al ataque.
A ___(tn) le costó trabajo sostenerle la mirada con algo de dignidad cuando
sólo llevaba puesta la ropa interior y él parecía tan alarmantemente
omnipotente, pero lo hizo lo mejor que pudo. Estaba claro que ése no era el
momento adecuado para obtener las respuestas que deseaba de él.
—Y cuando me quites los vaqueros, hazlo de rodillas —le dijo Nick con desdén.
«¡Mamón insufrible!»
Él apretó los labios.
—Ahora.
___(tn) respiró hondo tres veces. Nunca hubiera imaginado que él la presionaría
de esa manera. Le sorprendía cómo reaccionaba un hombre bajo los efectos del
miedo. Y ahora tenía intención de presionarla para que ella retirara aquella
declaración de amor. ¿Cuántos tigres tenía que domesticar en un día?
Al estudiar los arrogantes ojos entornados de Nick, la llamarada insolente de
sus fosas nasales, ___(tn) sintió una inesperada oleada de ternura. Pobrecito.
Se enfrentaba al miedo de la única manera que sabía y castigarlo sólo lo
pondría más a la defensiva.
«Oh, Nick, ¿qué te hizo el látigo de tu tío?»
Lo miró a los ojos y se puso de rodillas. La inundó una oleada de sensaciones
al ver lo excitado que estaba. Ni siquiera el miedo podía evitarlo. Nick cerró
los puños.
—¡Maldita sea! ¿Y tu orgullo?
___(tn) se sentó sobre los talones y miró aquella cara dura e inflexible; esa
combinación eslava de pómulos prominentes y profundas sombras, así como las
pálidas líneas de tensión que le enmarcaban la boca.
—¿Mi orgullo? Está en mi corazón, por supuesto.
—¡Estás permitiendo que te humille!
Ella sonrió.
—Tú no puedes humillarme. Sólo yo puedo rebajarme. Y me arrodillo ante ti para
desnudarte porque eso me excita.
Un traidor silencio se extendió entre ellos. Nick parecía muy torturado y a
___(tn) le dolió
verlo así. Se inclinó hacia él y apretó los labios contra aquel duro abdomen,
justo encima de la cinturilla de los vaqueros. Le dio un ligero mordisco, luego
tiró del botón hasta que cedió bajo sus dedos y le bajó la cremallera.
A Nick se le puso la piel de gallina.
—No te comprendo en absoluto. —Su voz sonó áspera.
—Creo que a mí sí. Es a ti mismo a quien no comprendes.
Nick la agarró por los hombros y la hizo ponerse en líe. Sus ojos parecían tan
oscuros e
infelices que ella no podía soportar mirarlos.
—¿Qué voy a hacer contigo? —dijo él.
—¿Quizá corresponder a mi amor?
lo bueno esque se hacercan las vacaciones de invierno asi que no las defraudare...
como regalo y una forma de pedir discrulpa, por la demora, les dejo mega maraton, las quiero un beso adios :)
Nick se abrió paso a empujones entre los periodistas
y fotógrafos que rodeaban a ___(tn) al término de la última función.
—Mi esposa ha tenido suficiente por hoy. Necesita descansar un poco.
Ignorándole, un periodista metió una pequeña grabadora bajo las narices de
___(tn).
—¿En qué pensó cuando se dio cuenta de que el tigre andaba suelto?
____(tn) abrió la boca para responder, pero Nick la interrumpió sabiendo que su
esposa era tan condenadamente educada que respondería a todas las preguntas
aunque estuviera muerta de cansancio.
—Lo siento, no tenemos nada más que decir. —Pasó el brazo por los hombros de
____(tn) y la alejó de allí.
Los periodistas se habían enterado enseguida de la fuga del tigre y no habían
dejado de entrevistarla desde la primera función. Al principio Miley se había alegrado
por la publicidad que eso suponía, pero luego había oído que ____(tn) comentaba
que la casa de fieras era cruel e inhumana, por lo que se había puesto hecha
una furia. Cuando Miley había tratado de interrumpir la entrevista, ____(tn) le
había lanzado una mirada inocente y había dicho sin pizca de malicia:
—Pero Miley, los animales odian estar allí. Son infelices en esas jaulas.
Cuando Nick y ___(tn) llegaron a la caravana, él estaba un contento de tenerla
sana y salva que no podía concentrarse en lo que le estaba contando. ____(tn)
trastabilló y Nick se dio cuenta de que caminaba demasiado rápido. Siempre le
estaba haciendo eso. Arrastrándola. Empujándola. Haciendo que se tropezara. ¿Y
si hubiera resultado herida? ¿Y si Sinjun la hubiera matado?
Sintió un pánico aplastante mientras se le cruzaban por la cabeza unas imágenes
horripilantes de las garras de Sinjun despedazando aquel delgado cuerpo. Si le
hubiera ocurrido algo a ____(tn), jamás se lo hubiera perdonado a sí mismo. La
necesitaba demasiado.
Le llegó la dulce y picante fragancia de su esposa mezclada con algo más,
quizás el olor de la bondad. ¿Cómo había logrado ____(tn) metérsele bajo la
piel en tan poco tiempo? No era su tipo, pero le hacía sentir emociones que
nunca había imaginado. Esa joven cambiaba las leyes de la lógica y hacía que el
negro fuera blanco y el orden se convirtiera en caos. Nada era racional cuando
ella estaba cerca. Convertía a los tigres en mascotas y retrocedía con espanto
ante un perrito. Le había enseñado a reírse y, también, había conseguido algo
que nadie más había logrado desde que era un niño, había destruido su rígido
autocontrol. Tal vez fuera por eso que él comenzaba a sentir dolor.
Una imagen le cruzó por la mente, al principio difusa, aunque poco a poco se
volvió más nítida. Recordó cuando en los días más fríos de invierno pasaba
demasiado tiempo a la intemperie y luego entraba para calentarse. Recordó el
dolor en sus manos congeladas cuando empezaban a entrar en calor. El dolor del
deslució. ¿Sería eso lo que le ocurría? ¿Estaba sintiendo el deshielo de sus
emociones?
___(tn) volvió la mirada a los reporteros.
—Van a pensar que soy una maleducada, Nick. No debería haberme ido así.
—Me importa un bledo lo que piensen.
—Eso es porque tienes la autoestima alta. Yo, sin embargo, la tengo baja...
—No empieces...
Tater, atado cerca de la caravana, soltó un barrito al ver a ____(tn).
—Tengo que darle las buenas noches.
Nick sintió los brazos vacíos cuando ella se acercó a Tater y apretó la mejilla
contra su cabeza. Tater la rodeó con la trompa y Nick tuvo que contener el
deseo de apañarla antes de que el elefantito la aplastara por un exceso de
cariño. Un gato. Quizá podría comprarle un gato. Sin uñas, para que no le
arañara.
La idea no lo tranquilizó. Conociendo a ____(tn), probablemente se asustaría
también de los gatos domésticos.
Finalmente ____(tn) se alejó de Tater y siguió a Nick a la caravana, donde
comenzó a desvestirse, pero se lo pensó mejor y se sentó a los pies de la cama.
—Venga, échame la bronca. Sé que llevas queriendo hacerlo todo el día.
Nick nunca la había visto tan desolada. ¿Por qué siempre tenía que pensarlo
peor de él? Aunque su corazón lo impulsaba a tratarla con suavidad, su mente le
decía que tenía que dejar las cosas claras y echarle un sermón que jamás
olvidaría. El circo estaba lleno de peligros y él haría cualquier cosa para
mantenerla a salvo.
Mientras pensaba en eso, ella lo miró y todos los problemas del mundo se
reflejaron en las profundidades violeta
de sus ojos.
—No podía dejar que lo mataras, Nick. No podía.
Las buenas intenciones de Nick se disolvieron.
—Lo sé. —Se sentó a su lado y comenzó a quitarle las
hebras de paja del pelo mientras le
hablaba con voz ronca: —Lo que has hecho hoy fue lo más valiente que he visto
nunca.
—Y lo más estúpido. Venga, dilo.
—Eso, también. —Nick alargó la mano y le apartó un mechón de la mejilla con el
dedo índice.
Miró nariz respingona y no pudo recordar haber visto algo que lo conmoviera más
profundamente.
—Cuando te conocí, pensé que eras una niña mimada, tonta y consentida;
demasiado hermosa para su propio bien.
Como era de esperar, ella comenzó a negar con la cabeza.
—No soy hermosa. Mi madre...
—Lo sé. Tu madre era bellísima y tú eres feísima —sonrió. —Lamento decirte,
nena, que no estoy de acuerdo contigo.
—Eso es porque no la conociste.
____(tn) lo dijo con tal seriedad que él tuvo que reprimir uno de esos ataques
de risa que lo
asaltaban cada vez que estaban juntos.
—¿Tu madre habría conseguido meter al tigre en la jaula?
—Quizá no, pero era muy buena con los hombres. Se desvivían por ella.
—Pues este hombre se desvivirá por ti.
___(tn) abrió mucho los ojos, y él lamentó haber dicho esas palabras porque
sabía que habían revelado demasiado. Se había prometido a sí mismo que la protegería
de sus sueños románticos, pero acababa de insinuar cuánto le importaba.
Conociendo a ____(tn) y su anticuada visión del matrimonio, imaginaría que
aquel cariño era amor y empezaría a construir castillos en el aire sobre un
futuro juntos; quimeras que la retorcida carga emocional de él no le dejarían
cumplir. La única manera de protegerla era hacerle ver con qué cabrón hijo de
perra se había casado.
Pero era difícil. De todas las crueles jugarretas que le había hecho el
destino, la peor había
sido atarlo a esa frágil y decente mujer, con esos bellos ojos y ese corazón
tan generoso. El
cariño no era suficiente para ella. ___(tn) necesitaba a alguien que la
quisiera de verdad.
Necesitaba hijos y un buen marido, uno de esos tipos con el corazón de oro y
trabajo fijo, que fuera a la iglesia los domingos y que la amara hasta el final
de sus días.
Sintió una dolorosa punzada en su interior al pensar que ___(tn) podría casarse
con otra persona, pero la ignoró. Sin importar lo que tuviera que hacer, iba a
protegerla.
—¿Qué quieres decir, Nick? ¿Te desvivirías realmente por mí? —A pesar de todas
aquellas
buenas intenciones, Nick asintió como un tonto. —Entonces siéntate y déjame
hacerte el amor.
Nick se tensó, duro y palpitante; deseaba tanto a ___(tn) que no podía
contenerse. En el último instante, antes de que el deseo de poseerla lo
dominase, la bota de _____(tn) se curvó en una sonrisa tan dulce y suave que él
sintió como si le patearan el estómago.
Ella no se reservaba nada. Nada en absoluto. Si ofrecía a él en cuerpo y alma.
¿Cómo podía
alguien ser tan autodestructivo? Nick se puso a la defensiva. Si ella no era
capaz de protegerse a sí misma, él haría el trabajo sucio.
—El sexo es algo más que dos cuerpos —le dijo con
dureza. —Eso fue lo que me dijiste. Que tenía que ser sagrado, pero no hay nada
sagrado entre nosotros. Entre nosotros no hay amor, ____(tn). Es sólo sexo. No lo
olvides.
Para absoluta sorpresa de Nick, ella le brindó una tierna sonrisa, teñida por
un poco de piedad. —Eres tonto. Por supuesto que hay amor. ¿Acaso no lo sabes?
Yo te amo.
Él sintió como si le hubieran golpeado a traición. Ella tuvo el descaro de
reírse.
—Te amo, Nick, y no hay necesidad de hacer una montaña de un grano de arena. Sé
que te dije que no lo haría, pero no he podido evitarlo. He estado negando la verdad,
pero hoy Sinjun me hizo comprender lo que siento.
A pesar de todas las advertencias y amenazas, de todos sus sermones, ____(tn)
había decidido que estaba enamorada de él. Pero era él quien tenía la culpa.
Debería haber mantenido más distancia entre ellos. ¿Por qué había paseado por
la playa con ella? ¿Por qué le había abierto su corazón? Y lo más reprobable de
todo, ¿por qué no la había mantenido alejada de su cama? Ahora tenía que
demostrarle que lo que ella pensaba que era amor no era más que una visión
romántica de la vida. Y no iba a ser fácil.
Antes de que pudiera señalarle su error, ella le cubrió la boca con la suya.
Nick dejó de pensar. La deseaba. Tenía que poseerla.
____(tn) le recorrió los labios con la punta de la lengua, luego profundizó el
beso con suavidad.
Él le cogió la cabeza entre las manos y hundió los dedos en su suave pelo.
La joven se acomodó entre sus brazos, ofreciéndose a
él por completo.
___(tn) gimió con dulzura. Vulnerable. Excitada. El sonido atravesó la embotada
conciencia de Nick
y lo trajo de vuelta a la realidad. Tenía que recordarle a ___(tn) cómo eran
las cosas entre
ellos. Por su bien tenía que ser cruel. Mejor que ella sufriera un pequeño
dolor en ese momento
que uno devastador más adelante.
Se apartó bruscamente de ella. La hizo tumbarse en la cama con una mano y se
ahuecó la
protuberancia de los vaqueros con la otra.
—Lo mires como lo mires, un buen polvo es mejor que el amor.
Nick dio un respingo para sus adentros ante la expresión de sorpresa que cruzó
por la cara de ____(tn) antes de que se ruborizara. Conocía a su esposa y se
preparó para lo que vendría a continuación: iba a levantarse de la cama de un
salto y a hacer que le saliera humo por los oídos con un sermón sobre la
vulgaridad.
Pero no lo hizo. El rubor de la cara de ____(tn) se desvaneció y fue sustituido
por la misma
expresión de pesar que había adoptado antes.
—Sabía que te pondrías difícil con esto. Eres tan previsible.
«¿Previsible? ¿Así lo veía? ¡Maldita fuera, estaba tratando de salvarla y ella
se lo pagaba
burlándose de él. Pues bien, se lo demostraría con hechos.»
Se obligó a esbozar una sonrisa cruel.
—Quítate la ropa. Me siento un poco violento y no quiero desgarrártela.
—¿Violento?
—Eso es lo que he dicho, nena. Ahora desnúdate.
__(tn) tragó saliva.
—¿Quieres que me desnude?
Sabía que parecía idiota, pero Nick la había cogido por sorpresa. ¿Qué quería
decir exactamente con que «se sentía violento»? Miró al otro lado de la
caravana el látigo que él había dejado enrollado sobre el brazo del sofá. Sabía
que le había asustado muchísimo al decirle que lo amaba, pero ella no se había
esperado esa reacción. Aun así, sabiendo que aquél era un tema delicado para
Nick, debería haber imaginado que reaccionaría de manera exagerada.
—Deja de perder el tiempo. —Nick se quitó la camiseta. Los vaqueros le caían a
la altura de las caderas, haciéndole parecer oscuro y peligroso. Estaba medio
desnudo y mostraba esa flecha de vello que le dividía el estómago plano en dos
y que indicaba el camino del peligro con la misma sutileza que un letrero de
neón.
—Cuando dices que te sientes violento...
—Quiero decir que es el momento de mostrarte algo diferente.
—Para ser sinceros, no creo que aún esté preparada para eso.
—Pensaba que habías dicho que me amabas, ___(tn), demuéstramelo.
—Definitivamente Nick la estaba retando, y ____(tn) contó mentalmente hasta
diez. —No soy de esos hombres románticos que regalan flores. Lo sabes. Me gusta
el sexo. Me gusta practicarlo a menudo y no me gusta contenerme.
«¡Dios! Sí que le había asustado.» ___(tn) se mordisqueó el labio inferior. A
pesar de lo que ella había dicho antes, Nick no era previsible, así que debía
ser cautelosa. Por otra parte, Tater y sus compañeros le habían ensenado una
regla básica para tratar con bestias grandes. Si retrocedes, te aplastan.
—Muy bien —dijo. —¿Qué quieres que haga?
—Ya te lo he dicho. Desnúdate.
—Te he dicho que quería hacerte el amor, nada más.
—Quizá yo no quiera hacer el amor. Quizá sólo quiera follar.
Era un cebo; uno que, evidentemente, Nick quería que picara. ___(tn) tuvo que
morderse la lengua para no caer en la trampa. Si perdía la calma le estaría
siguiendo el juego, que era justo lo que él quería. Tenía que hacerle frente de
alguna manera y tenía que ser ella la que dictara las normas. Lo amaba
demasiado para dejar que la intimidara.
Consideró sus opciones, luego se levantó de la cama y comenzó a desnudarse. Él
no dijo nada; se limitó a observarla. ___(tn) se quitó los zapatos y se deshizo
del maillot, pero cuando se quedó en bragas y sujetador, se detuvo indecisa.
Nick estaba muy excitado, un hecho que revelaban los ceñidos vaqueros, y su
estado de ánimo era tan volátil que ella no sabía qué esperar. Quizá lo mejor
sería distraerlo. Puede que de esa manera lograra ganar un poco de tiempo.
Desde la charla que había mantenido con su padre, ___(tn) no había tenido
oportunidad de hablar con Nick sobre su asombroso origen. Si ahora sacaba el
tema a colación, puede que le pillara desprevenido. Una conversación sobre sus
orígenes familiares podría calmar el imprevisible humor de su marido.
—Mi padre me ha dicho que tu padre era un Romanov.
—Quítame los vaqueros.
—Y no cualquier Romanov. Me ha dicho que eres el nieto del zar Fernando II.
—No quiero tener que repetírtelo. -Nick la miró con tal arrogancia que no le
resultó difícil imaginarlo sentado en el trono de Catalina la Grande mientras
le ordenaba a alguna de las obstinadas mujeres Petroff que se lanzara al Volga.
—Dice que eres el heredero de la corona rusa.
—Calla y haz lo que te digo.
___(tn) contuvo un suspiro. «Señor, qué difícil estaba siendo.» Parecía que no
había nada como una declaración de amor para que ese ruso se lanzara al ataque.
A ___(tn) le costó trabajo sostenerle la mirada con algo de dignidad cuando
sólo llevaba puesta la ropa interior y él parecía tan alarmantemente
omnipotente, pero lo hizo lo mejor que pudo. Estaba claro que ése no era el
momento adecuado para obtener las respuestas que deseaba de él.
—Y cuando me quites los vaqueros, hazlo de rodillas —le dijo Nick con desdén.
«¡Mamón insufrible!»
Él apretó los labios.
—Ahora.
___(tn) respiró hondo tres veces. Nunca hubiera imaginado que él la presionaría
de esa manera. Le sorprendía cómo reaccionaba un hombre bajo los efectos del
miedo. Y ahora tenía intención de presionarla para que ella retirara aquella
declaración de amor. ¿Cuántos tigres tenía que domesticar en un día?
Al estudiar los arrogantes ojos entornados de Nick, la llamarada insolente de
sus fosas nasales, ___(tn) sintió una inesperada oleada de ternura. Pobrecito.
Se enfrentaba al miedo de la única manera que sabía y castigarlo sólo lo
pondría más a la defensiva.
«Oh, Nick, ¿qué te hizo el látigo de tu tío?»
Lo miró a los ojos y se puso de rodillas. La inundó una oleada de sensaciones
al ver lo excitado que estaba. Ni siquiera el miedo podía evitarlo. Nick cerró
los puños.
—¡Maldita sea! ¿Y tu orgullo?
___(tn) se sentó sobre los talones y miró aquella cara dura e inflexible; esa
combinación eslava de pómulos prominentes y profundas sombras, así como las
pálidas líneas de tensión que le enmarcaban la boca.
—¿Mi orgullo? Está en mi corazón, por supuesto.
—¡Estás permitiendo que te humille!
Ella sonrió.
—Tú no puedes humillarme. Sólo yo puedo rebajarme. Y me arrodillo ante ti para
desnudarte porque eso me excita.
Un traidor silencio se extendió entre ellos. Nick parecía muy torturado y a
___(tn) le dolió
verlo así. Se inclinó hacia él y apretó los labios contra aquel duro abdomen,
justo encima de la cinturilla de los vaqueros. Le dio un ligero mordisco, luego
tiró del botón hasta que cedió bajo sus dedos y le bajó la cremallera.
A Nick se le puso la piel de gallina.
—No te comprendo en absoluto. —Su voz sonó áspera.
—Creo que a mí sí. Es a ti mismo a quien no comprendes.
Nick la agarró por los hombros y la hizo ponerse en líe. Sus ojos parecían tan
oscuros e
infelices que ella no podía soportar mirarlos.
—¿Qué voy a hacer contigo? —dijo él.
—¿Quizá corresponder a mi amor?
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Nick respiró hondo antes de cubrirle la boca con la
suya. ___(tn) sintió su desesperación, pero no sabía cómo ayudarle. El beso los
capturó a los dos. Los envolvió como un ciclón.
___(tn) no supo cómo se despojaron de la ropa, pero antes de darse cuenta
estaban desnudos sobre la cama. Una sensación cálida y ardiente comenzó a
extenderse por su vientre. La boca de Nick estaba en su hombro, en sus pechos,
rozándole los pezones. La besó en el vientre. ___(tn) abrió las piernas para él
y permitió que le subiera las rodillas.
—Voy a tocarte por todas partes —le prometió él contra la suave piel del
interior de sus
muslos. Y lo hizo. Oh, cómo lo hizo. Puede que no la amara con el corazón, pero
la amaba con su cuerpo, y lo hizo con una desenfrenada generosidad que la llenó
de deseo. ___(tn) aceptó todo lo que él quiso darle y se lo devolvió a su vez,
usando las manos y los pechos, la calidez de su boca y el roce de su piel.
Cuando finalmente él se hundió profundamente en su interior, ___(tn) lo
envolvió con las piernas aferrándose a él.
—Sí —susurró ella.
Las barreras entre ellos desaparecieron y mientras buscaban juntos el éxtasis,
ella comenzó a murmurar:
— Me encanta... Sí. Más profundo. Justo así...
___(tn) siguió susurrando aquellas palabras, guiada, por el instinto y la
pasión. Si dejaba de
hablar, él trataría de olvidar quién era ella y la convertiría en un cuerpo
anónimo. Y eso no
podía consentirlo. Era ___(tn). Era su esposa.
Así que habló, se aferró a él y juntos alcanzaron ti
éxtasis.
Finalmente, la oscuridad dejó paso a la luz.
—Ha sido sagrado.
—No ha sido sagrado. Ha sido sexo.
—Hagámoslo de nuevo.
—Vamos a cien por hora, no hemos dormido más de tres horas y llegamos con
retraso a Allentown.
—Estirado.
—¿A quién llamas estirado?
—A ti.
La miró de reojo, con una chispa diabólica en los ojos.
—A ver si te atreves a repetirlo cuando estés desnuda.
-No volverás a verme desnuda hasta que admitas que ha sido sagrado.
—¿Y si admito que fue especial? Porque fue muy especial.
Ella le dirigió una mirada engreída y lo dejó pasar. La noche anterior había
sido más que
especial y los dos lo sabían. ___(tn) lo había sentido en la urgencia con la
que habían hecho el amor y en la forma en que se habían abrazado después.
Cuando se habían mirado a los ojos no se habían ocultado nada, no se habían
reservado nada.
Esa mañana, ___(tn) esperaba que él volviera a las nidadas y que actuara de la
misma manera hosca y distante de siempre. Pero para su sorpresa, él se había mostrado
tierno y cariñosamente burlón. Como si se hubiera rendido. ___(tn) quería creer
con cada latido de su romántico corazón que su marido se había enamorado de
ella, pero sabía que eso no sería fácil. Por ahora, agradecía que Nick hubiera
bajado la guardia.
La lluvia comenzó a caer sobre el polvoriento
parabrisas de la camioneta. Era un día frío y gris, y según el pronóstico del
tiempo sólo iría a peor. Nick la miró, y ___(tn) tuvo la sensación de que le
había leído la mente.
—No puedo resistirme a ti —dijo Nick con suavidad. —¿Lo sabes, no? Y ya me he
cansado de fingir lo contrario —adoptó una expresión de profunda preocupación.
—Pero no te amo,
____(tn), y no puedes hacerte una idea de cuánto lo siento, porque si tuviera
que amar a alguien, sería a ti.
Ella se obligó a tragar saliva.
—¿Es por lo de la mutación de la que hablaste?
—No bromees con eso.
—Lo siento. Pero es que es increíblemente... —«Estúpido». Porque era una
estupidez, aunque se calló la palabra. Si él creía que no podía amarla, lo
único que conseguiría discutiendo con él sería que se pusiera de nuevo a la
defensiva. A menos que fuera cierto. Tan desafortunado pensamiento cruzó como
un relámpago por la mente de ___(tn). ¿Y si Nick tenía razón? ¿Y si aquella
violenta infancia le había dejado una cicatriz tan profunda que nunca sería
capaz de amar? ¿Y si simplemente no podía amarla a ella?
La lluvia tamborileó con fuerza contra el techo. ___(tn) bajó la mirada a su
anillo de boda.
—Dime cómo sería. ¿Cómo sería si me amases?
—¿Si te amase?
—Sí.
—Es una pérdida de tiempo hablar de algo que no puede ocurrir.
—¿Sabes qué pienso? Que no creo que fuera mejor que esto. Ahora es perfecto.
—Pero no durará. Dentro de seis meses nuestro matrimonio habrá terminado.
No podría vivir conmigo mismo viendo cómo
languideces por no darte lo que te mereces. No puedo darte amor. Ni hijos. Y
eso es lo que necesitas, ___(tn). Eres ese tipo de mujer. Te marchitarás como
una flor si no lo tienes.
___(tn) sintió una punzada de dolor al oír aquellas palabras, pero no podía
reprocharle su
sinceridad. Como sabía que él no admitiría nada más por el momento, cambió de
tema.
—¿Sabes qué es lo que quiero de verdad?
—Supongo que unas semanas en un spa con manicura incluida.
—No. Quiero trabajar en una guardería.
—¿En serio?
—Es una tontería, ¿a que sí? Tendría que ir a la universidad y ya soy demasiado
mayor. Para cuando me graduara, habría pasado de los treinta.
—¿Igual que si no vas a la universidad?
—¿Perdón?
—Los años pasarán igual, vayas o no a la universidad.
—¿Me estás diciendo en serio que debería hacerlo?
—No veo por qué no.
—Porque ya he metido la pata demasiadas veces en mi vida y no quiero hacerlo
más. Sé que soy inteligente, pero he tenido una educación muy poco convencional
y no soy capaz de seguir una rutina. No me imagino compartiendo clase con un
puñado de jovencitos de dieciocho años de ojos brillantes recién salidos del
instituto.
—Quizás es hora de que empieces a verte con otros ojos. No olvides que eres la
dama que domestica tigres. —Le dirigió una misteriosa sonrisa que hizo que ___(tn)
se preguntase de qué tigre hablaba: de Sinjun o de sí mismo, pero Nick era
demasiado arrogante para pensar que ella lo había domesticado.
Miró hacia delante y divisó una serie de flechas indicando la dirección.
—Gira ahí delante.
Encontrar las flechas que señalaban la ubicación del circo era tan natural para
Nick como
respirar. ___(tn) sospechó que ya las había visto, pero él asintió con la
cabeza. La lluvia
arreció y él aumentó la velocidad de los limpiaparabrisas.
—Supongo que no seremos tan afortunados como para instalarnos sobre el asfalto
esta vez —dijo ella.
—Me temo que no. Estaremos en un descampado.
—Supongo que ahora sabré de primera mano por qué a los circos como el de los
Hermanos Cyrus se les llama circos de barro. Sólo espero que la lluvia no
moleste a los animales.
—Estarán bien. Son los empleados los que sufrirán más.
—Y tú. Tú estarás allí con ellos. Siempre lo estás.
—Es mi trabajo.
—Extraño trabajo para alguien que debería ser zar. —Lo miró de reojo. Si él
pensaba que se había olvida do de ese tema, se equivocaba.
—¿Ya estamos con eso otra vez?
—Si me dices la verdad no volveré a mencionarlo nunca más.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo.
—Está bien, pues —respiró hondo. —Es probable que sea verdad.
—¿¡Qué!? —___(tn) volvió la cabeza con tal rapidez que casi se partió el
cuello.
—Las pruebas dicen que tengo ascendencia Romanov y, por lo que Max ha podido
averiguar, existen muchas probabilidades de que sea el bisnieto de Fernando II.
Ella se hundió en el asiento.
—No me lo creo.
—Bueno. Entonces no hay nada más de lo que hablar.
—¿Lo dices en serio?
—Max tiene pruebas bastante convincentes. Pero dado que no puedo hacer nada al
respecto, será mejor que hablemos de otros temas.
—¿Eres el heredero del trono ruso?
—En Rusia no hay trono. Por si se te ha olvidado, allí no existe la monarquía.
—Pero si la hubiera...
—Si la hubiera, saldrían Romanov de cada carpintería de Rusia afirmando ser el
heredero.
—Por lo que me dijo mi padre, hay pruebas más que suficientes en tu caso, ¿no?
—Probablemente, pero ¿qué más da? Los rusos odian más a los Romanov que a los
comunistas, así que no creo que se restaure la monarquía.
—¿Y si lo hicieran?
—Me cambiaría de nombre y huiría a alguna isla desierta.
—Mi padre pondría el grito en el cielo.
—Tu padre está obsesionado.
—Sabes por qué concertó este matrimonio, ¿no? Yo pensaba que estaba tratando de
castigarme buscándome el peor marido del mundo, pero no es así. Quería que los
Petroff y los Romanov se unieran y me utilizó para ello. —____(tn) se
estremeció. —Es como una novela victoriana. Todo esto me pone la piel de
gallina. ¿Sabes qué me dijo ayer?
—Probablemente lo mismo que a mí. Te habrá enumerado todas las razones por las
que deberíamos seguir casados.
—Me dijo que si quería retenerte tendría que reprimir mi carácter. Y estar
dispuesta a
esperarte en la puerta con las zapatillas en la mano.
Nick sonrió.
—A mí me dijo que ignorara tu carácter y me fijara en tu dulce cuerpo.
—¿De veras?
—No con esas palabras, pero ésa era la idea.
—No lo entiendo. ¿Por qué se molestó en tramar todo esto para un matrimonio de
seis meses?
—¿No es evidente? Espera que cometamos un desliz y te quedes embarazada.
—___(tn) lo miró fijamente. —Quiere garantizar el futuro de la monarquía.
Quiere un bebé con sangre Petroff y Romanov que ocupe un lugar en la historia.
Ése es su plan. Que des a luz a un bebé mítico; si luego seguimos casados o no,
no importa. De hecho, probablemente preferiría que nos divorciáramos; en cuanto
rompiéramos intentaría hacerse cargo del niño.
—Pero sabe que tomo anticonceptivos. Amelia (esposa de Max) me acompañó al
ginecólogo. Incluso es ella quien se encarga de conseguir las recetas porque no
se fía de mí.
—Es evidente que Amelia no está tan ansiosa como él por tener un pequeño
Petroff-Romanov corriendo por la casa. O simplemente aún no quiere ser abuela. Supongo
que él no lo sabe, pero dudo que tu madrastra pueda ocultárselo durante mucho
más tiempo.
Ella miró por la ventanilla los cuatro carriles de la autopista. Un letrero de
neón de Taco Bell brillaba intermitentemente a un lado. Luego pasaron ante un concesionario
de Subaru. ___(tn) experimentó una sensación de irrealidad por el contraste
entre los modernos signos de civilización y la conversación que mantenía con
Nick sobre antiguas monarquías. Al rato le asaltó un pensamiento horrible.
suya. ___(tn) sintió su desesperación, pero no sabía cómo ayudarle. El beso los
capturó a los dos. Los envolvió como un ciclón.
___(tn) no supo cómo se despojaron de la ropa, pero antes de darse cuenta
estaban desnudos sobre la cama. Una sensación cálida y ardiente comenzó a
extenderse por su vientre. La boca de Nick estaba en su hombro, en sus pechos,
rozándole los pezones. La besó en el vientre. ___(tn) abrió las piernas para él
y permitió que le subiera las rodillas.
—Voy a tocarte por todas partes —le prometió él contra la suave piel del
interior de sus
muslos. Y lo hizo. Oh, cómo lo hizo. Puede que no la amara con el corazón, pero
la amaba con su cuerpo, y lo hizo con una desenfrenada generosidad que la llenó
de deseo. ___(tn) aceptó todo lo que él quiso darle y se lo devolvió a su vez,
usando las manos y los pechos, la calidez de su boca y el roce de su piel.
Cuando finalmente él se hundió profundamente en su interior, ___(tn) lo
envolvió con las piernas aferrándose a él.
—Sí —susurró ella.
Las barreras entre ellos desaparecieron y mientras buscaban juntos el éxtasis,
ella comenzó a murmurar:
— Me encanta... Sí. Más profundo. Justo así...
___(tn) siguió susurrando aquellas palabras, guiada, por el instinto y la
pasión. Si dejaba de
hablar, él trataría de olvidar quién era ella y la convertiría en un cuerpo
anónimo. Y eso no
podía consentirlo. Era ___(tn). Era su esposa.
Así que habló, se aferró a él y juntos alcanzaron ti
éxtasis.
Finalmente, la oscuridad dejó paso a la luz.
—Ha sido sagrado.
—No ha sido sagrado. Ha sido sexo.
—Hagámoslo de nuevo.
—Vamos a cien por hora, no hemos dormido más de tres horas y llegamos con
retraso a Allentown.
—Estirado.
—¿A quién llamas estirado?
—A ti.
La miró de reojo, con una chispa diabólica en los ojos.
—A ver si te atreves a repetirlo cuando estés desnuda.
-No volverás a verme desnuda hasta que admitas que ha sido sagrado.
—¿Y si admito que fue especial? Porque fue muy especial.
Ella le dirigió una mirada engreída y lo dejó pasar. La noche anterior había
sido más que
especial y los dos lo sabían. ___(tn) lo había sentido en la urgencia con la
que habían hecho el amor y en la forma en que se habían abrazado después.
Cuando se habían mirado a los ojos no se habían ocultado nada, no se habían
reservado nada.
Esa mañana, ___(tn) esperaba que él volviera a las nidadas y que actuara de la
misma manera hosca y distante de siempre. Pero para su sorpresa, él se había mostrado
tierno y cariñosamente burlón. Como si se hubiera rendido. ___(tn) quería creer
con cada latido de su romántico corazón que su marido se había enamorado de
ella, pero sabía que eso no sería fácil. Por ahora, agradecía que Nick hubiera
bajado la guardia.
La lluvia comenzó a caer sobre el polvoriento
parabrisas de la camioneta. Era un día frío y gris, y según el pronóstico del
tiempo sólo iría a peor. Nick la miró, y ___(tn) tuvo la sensación de que le
había leído la mente.
—No puedo resistirme a ti —dijo Nick con suavidad. —¿Lo sabes, no? Y ya me he
cansado de fingir lo contrario —adoptó una expresión de profunda preocupación.
—Pero no te amo,
____(tn), y no puedes hacerte una idea de cuánto lo siento, porque si tuviera
que amar a alguien, sería a ti.
Ella se obligó a tragar saliva.
—¿Es por lo de la mutación de la que hablaste?
—No bromees con eso.
—Lo siento. Pero es que es increíblemente... —«Estúpido». Porque era una
estupidez, aunque se calló la palabra. Si él creía que no podía amarla, lo
único que conseguiría discutiendo con él sería que se pusiera de nuevo a la
defensiva. A menos que fuera cierto. Tan desafortunado pensamiento cruzó como
un relámpago por la mente de ___(tn). ¿Y si Nick tenía razón? ¿Y si aquella
violenta infancia le había dejado una cicatriz tan profunda que nunca sería
capaz de amar? ¿Y si simplemente no podía amarla a ella?
La lluvia tamborileó con fuerza contra el techo. ___(tn) bajó la mirada a su
anillo de boda.
—Dime cómo sería. ¿Cómo sería si me amases?
—¿Si te amase?
—Sí.
—Es una pérdida de tiempo hablar de algo que no puede ocurrir.
—¿Sabes qué pienso? Que no creo que fuera mejor que esto. Ahora es perfecto.
—Pero no durará. Dentro de seis meses nuestro matrimonio habrá terminado.
No podría vivir conmigo mismo viendo cómo
languideces por no darte lo que te mereces. No puedo darte amor. Ni hijos. Y
eso es lo que necesitas, ___(tn). Eres ese tipo de mujer. Te marchitarás como
una flor si no lo tienes.
___(tn) sintió una punzada de dolor al oír aquellas palabras, pero no podía
reprocharle su
sinceridad. Como sabía que él no admitiría nada más por el momento, cambió de
tema.
—¿Sabes qué es lo que quiero de verdad?
—Supongo que unas semanas en un spa con manicura incluida.
—No. Quiero trabajar en una guardería.
—¿En serio?
—Es una tontería, ¿a que sí? Tendría que ir a la universidad y ya soy demasiado
mayor. Para cuando me graduara, habría pasado de los treinta.
—¿Igual que si no vas a la universidad?
—¿Perdón?
—Los años pasarán igual, vayas o no a la universidad.
—¿Me estás diciendo en serio que debería hacerlo?
—No veo por qué no.
—Porque ya he metido la pata demasiadas veces en mi vida y no quiero hacerlo
más. Sé que soy inteligente, pero he tenido una educación muy poco convencional
y no soy capaz de seguir una rutina. No me imagino compartiendo clase con un
puñado de jovencitos de dieciocho años de ojos brillantes recién salidos del
instituto.
—Quizás es hora de que empieces a verte con otros ojos. No olvides que eres la
dama que domestica tigres. —Le dirigió una misteriosa sonrisa que hizo que ___(tn)
se preguntase de qué tigre hablaba: de Sinjun o de sí mismo, pero Nick era
demasiado arrogante para pensar que ella lo había domesticado.
Miró hacia delante y divisó una serie de flechas indicando la dirección.
—Gira ahí delante.
Encontrar las flechas que señalaban la ubicación del circo era tan natural para
Nick como
respirar. ___(tn) sospechó que ya las había visto, pero él asintió con la
cabeza. La lluvia
arreció y él aumentó la velocidad de los limpiaparabrisas.
—Supongo que no seremos tan afortunados como para instalarnos sobre el asfalto
esta vez —dijo ella.
—Me temo que no. Estaremos en un descampado.
—Supongo que ahora sabré de primera mano por qué a los circos como el de los
Hermanos Cyrus se les llama circos de barro. Sólo espero que la lluvia no
moleste a los animales.
—Estarán bien. Son los empleados los que sufrirán más.
—Y tú. Tú estarás allí con ellos. Siempre lo estás.
—Es mi trabajo.
—Extraño trabajo para alguien que debería ser zar. —Lo miró de reojo. Si él
pensaba que se había olvida do de ese tema, se equivocaba.
—¿Ya estamos con eso otra vez?
—Si me dices la verdad no volveré a mencionarlo nunca más.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo.
—Está bien, pues —respiró hondo. —Es probable que sea verdad.
—¿¡Qué!? —___(tn) volvió la cabeza con tal rapidez que casi se partió el
cuello.
—Las pruebas dicen que tengo ascendencia Romanov y, por lo que Max ha podido
averiguar, existen muchas probabilidades de que sea el bisnieto de Fernando II.
Ella se hundió en el asiento.
—No me lo creo.
—Bueno. Entonces no hay nada más de lo que hablar.
—¿Lo dices en serio?
—Max tiene pruebas bastante convincentes. Pero dado que no puedo hacer nada al
respecto, será mejor que hablemos de otros temas.
—¿Eres el heredero del trono ruso?
—En Rusia no hay trono. Por si se te ha olvidado, allí no existe la monarquía.
—Pero si la hubiera...
—Si la hubiera, saldrían Romanov de cada carpintería de Rusia afirmando ser el
heredero.
—Por lo que me dijo mi padre, hay pruebas más que suficientes en tu caso, ¿no?
—Probablemente, pero ¿qué más da? Los rusos odian más a los Romanov que a los
comunistas, así que no creo que se restaure la monarquía.
—¿Y si lo hicieran?
—Me cambiaría de nombre y huiría a alguna isla desierta.
—Mi padre pondría el grito en el cielo.
—Tu padre está obsesionado.
—Sabes por qué concertó este matrimonio, ¿no? Yo pensaba que estaba tratando de
castigarme buscándome el peor marido del mundo, pero no es así. Quería que los
Petroff y los Romanov se unieran y me utilizó para ello. —____(tn) se
estremeció. —Es como una novela victoriana. Todo esto me pone la piel de
gallina. ¿Sabes qué me dijo ayer?
—Probablemente lo mismo que a mí. Te habrá enumerado todas las razones por las
que deberíamos seguir casados.
—Me dijo que si quería retenerte tendría que reprimir mi carácter. Y estar
dispuesta a
esperarte en la puerta con las zapatillas en la mano.
Nick sonrió.
—A mí me dijo que ignorara tu carácter y me fijara en tu dulce cuerpo.
—¿De veras?
—No con esas palabras, pero ésa era la idea.
—No lo entiendo. ¿Por qué se molestó en tramar todo esto para un matrimonio de
seis meses?
—¿No es evidente? Espera que cometamos un desliz y te quedes embarazada.
—___(tn) lo miró fijamente. —Quiere garantizar el futuro de la monarquía.
Quiere un bebé con sangre Petroff y Romanov que ocupe un lugar en la historia.
Ése es su plan. Que des a luz a un bebé mítico; si luego seguimos casados o no,
no importa. De hecho, probablemente preferiría que nos divorciáramos; en cuanto
rompiéramos intentaría hacerse cargo del niño.
—Pero sabe que tomo anticonceptivos. Amelia (esposa de Max) me acompañó al
ginecólogo. Incluso es ella quien se encarga de conseguir las recetas porque no
se fía de mí.
—Es evidente que Amelia no está tan ansiosa como él por tener un pequeño
Petroff-Romanov corriendo por la casa. O simplemente aún no quiere ser abuela. Supongo
que él no lo sabe, pero dudo que tu madrastra pueda ocultárselo durante mucho
más tiempo.
Ella miró por la ventanilla los cuatro carriles de la autopista. Un letrero de
neón de Taco Bell brillaba intermitentemente a un lado. Luego pasaron ante un concesionario
de Subaru. ___(tn) experimentó una sensación de irrealidad por el contraste
entre los modernos signos de civilización y la conversación que mantenía con
Nick sobre antiguas monarquías. Al rato le asaltó un pensamiento horrible.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
—El príncipe Nick el cosaco, me refiero al relato
del que dicen en el circo, tenía hemofilia y es hereditaria. Nick, no tendrás
esa enfermedad, ¿verdad?
—No. Sólo se transmite a través de las mujeres. Aunque Nick el cosaco la tenía,
no podía
pasarla a sus hijos. —Se pasó al carril izquierdo. —Sigue mi consejo, ___(tn),
y no piensa en esto. No vamos a seguir casados y no vas a quedarte embarazada,
así que mis conexiones familiares no tienen importancia. Sólo te he contado
esto para que dejes de darme la lata.
—Yo no te doy la lata.
Nick le recorrió el cuerpo con una mirada lasciva.
—Eso es como decir que tú no...
—Calla. Como pronuncies esa palabra con «S», lo lamentarás.
—¿Qué palabra es ésa? Dímela al oído para que sepa de qué hablas.
—No te voy a decir nada.
—Deletréala.
—Tampoco la deletrearé.
Nick siguió bromeando con ella hasta llegar al recinto, pero no consiguió que
se la dijera.
A primera hora de la tarde, la lluvia se había
convertido en un diluvio. Gracias al impermeable que le había prestado Nick,
___(tn) no se había mojado la cabeza, pero para cuando terminó de comprobar la
casa de fieras y visitar a Tater, tenía los vaqueros cubiertos de lodo y sus
deportivas estaban tan duras que parecían zapatos de cemento.
Esa noche, los artistas habían comenzado a hablar con ella antes de la función.
Kevin se disculpó por la rudeza que había mostrado el día anterior y Demi la
invitó a ir de compras esa misma semana. Los Tolea y los Lipscomb la
felicitaron por su valentía y los payasos le dieron un ramillete de flores de
papel.
A pesar del mal tiempo, la publicidad que había rodeado la fuga de Sinjun había
atraído a mucha gente y lograron vender todas las entradas de la función
matinal. Jack había narrado la historia heroica de ___(tn), pero ella lo había
echado a perder al soltar un grito cuando Nick le rodeó las muñecas con el
látigo.
Cuando acabó la función, ___(tn) volvió a ponerse los vaqueros enlodados en la
zona provisional de vestuarios que se había dispuesto junto a la puerta trasera
del circo para que los artistas no se mojaran los trajes de actuación. Se abrochó
el impermeable, inclinó la cabeza y salió rápidamente bajo las ráfagas de
lluvia y viento. Aunque no eran ni las cuatro de la tarde, la temperatura había
descendido mucho y para cuando llego a la caravana le castañeteaban los
dientes. Se quitó los vaqueros, puso el calentador en marcha y encendió todas
las luces para iluminar la estancia.
Cuando la luz llenó el confortable interior y la caravana comenzó a caldearse,
___(tn) pensó que aquel lugar nunca le había parecido tan acogedor. Se puso un
chándal color melocotón y unos calcetines de lana antes de empezar a trajinar
en la pequeña cocina. Solían cenar antes de la última función y, durante las
últimas semanas, había sido ella quien se había encargado de hacer la comida;
le encantaba cocinar cuando no tenía que guiarse por una receta.
Canturreó mientras cortaba una cebolla y varios brotes de apio antes de empezar
a saltearlos con ajo en una pequeña sartén; luego añadió un poco de romero.
Encontró un paquete de arroz silvestre y lo añadió junio con más hierbas
aromáticas. Sintonizó la radio portátil del mostrador en una emisora de música
clásica. Los olores hogareños de la cocina y los exuberantes acordes del
Preludio en do menor de Rachmaninov inundaron la caravana. Hizo una ensalada,
añadió pechuga de pollo a la sartén y agregó el vino blanco que quedaba en una
botella que habían abierto hacía varios días.
Se empañaron las ventanas y regueros de condensación se deslizaron por los
cristales. La lluvia repiqueteaba contra el techo metálico, mientras los olores,
la música suave y la acogedora cocina la mantenían en un cálido capullo. Puso
la mesa con la descascarillada vajilla de porcelana china, las soperas de
barro, las desparejadas copas y un viejo bote de miel que contenía unos
tréboles rojos que había recogido en el campo el día anterior, antes de la fuga
de Sinjun. Cuando finalmente miró a su alrededor, pensó que ninguna de las
lujosas casas en las que había vivido antes le había parecido tan perfecta como
aquella caravana destartalada.
La puerta se abrió y entró Nick. El agua se le deslizaba por el impermeable
amarillo y tenía el pelo pegado a la cabeza. Ella le pasó una toalla mientras
él cerraba la puerta. El estallido distante de un trueno sacudió la caravana.
—Huele bien aquí dentro. —Él echó un vistazo a su alrededor, al interior
cálidamente iluminado, y ___(tn) observó en su expresión algo que parecía
anhelo. ¿Había tenido alguna vez un hogar? Por supuesto no cuando era niño,
pero, ¿y de adulto?
—Tengo la cena casi lista —dijo ella. —¿Por qué no te cambias?
Mientras Nick se ponía ropa seca, ella llenó las copas de vino y revolvió la
ensalada. En la radio sonaba Debussy. Cuando él regresó a la mesa con unos
vaqueros y una sudadera gris, ella ya había servido el pollo con arroz.
Nick se sentó después de que ___(tn) tomara asiento. Cogió su copa y la levantó
hacia ella en un silencioso brindis.
—No sé cómo estará la comida. He utilizado los ingredientes que tenía a mano.
Nick la probó.
—Está buenísima.
Durante un rato comieron en un agradable silencio, disfrutando de la comida, la
música y la acogedora caravana bajo la lluvia.
—Te compraré un molinillo de pimienta con mi próximo sueldo —dijo ella, —así no
tendrás que condimentar la comida con lo que contiene esa horrible lata.
—No quiero que te gastes tu dinero en un molinillo para mí.
—Pero si te gusta la pimienta.
—Eso no viene al caso. El hecho es...
—Si fuese a mí a quien le gustase la pimienta, ¿mi comprarías un molinillo?
—Si quisieras...
Ella sonrió.
Nick pareció quedarse perplejo.
—¿Es eso lo que quieres? ¿Un molinillo de pimienta?
—Oh, no. A mí no me gusta la pimienta.
Él curvó
la boca.
—Me avergüenza admitirlo, ____(tn), pero parece que empiezo a entender estas
conversaciones tan complejas que tienes.
—Pues a mí no me sorprende. Eres muy brillante.
Le dirigió una sonrisita traviesa.
—Y tú, señora, eres la bomba.
—Y además sexy.
—Eso por supuesto.
—¿Podrías decirlo de todas maneras?
—Claro. —Nick la miró con ternura y le cogió la mano por encima de la mesa.
—Eres sin duda la mujer más sexy que conozco. Y la más dulce...
A ___(tn) se le puso un nudo en la garganta y se perdió en las profundidades
ámbar de los ojos de Nick. ¿Cómo había podido pensar que eran fríos? Bajó la
cabeza antes de que él pudiese ver las lágrimas de anhelo.
Él comenzó a hablarle de la función y pronto se reían del lío que se había
formado entre uno de los payasos y una señorita muy bien dotada de la primera
fila. Compartieron los pequeños detalles del día: los problemas de Nick con uno
de los empleados o la impaciencia de Tater por estar atado todo el día.
Planearon un viaje a la lavandería para el día siguiente y Nick mencionó que
tenía que cambiar el aceite de la camioneta. Podrían haber sido un matrimonio
cualquiera, pensó ___(tn), hablando del día a día, y no pudo evitar sentir la
esperanza de que, después de todo, pudieran resolverse las cosas entre ellos.
Nick le dijo que fregaría los platos si se quedaba a hacerle compañía, después
se quejó,
naturalmente, por el número de utensilios que ella había utilizado. Mientras él
bromeaba con ella, a ___(tn) se le ocurrió una idea.
Aunque Nick le había hablado abiertamente de su linaje Romanov, no le había
revelado nada sobre su vida actual, algo que para ella era mucho más
importante. Hasta que él le dijera a qué se dedicaba cuando no viajaba con el
circo no existiría entre ellos una verdadera comunicación. Pero no se le
ocurría otra manera de averiguar la verdad más que engañándolo. Decidió que
quizá no había nada malo en decir una pequeña mentirijilla cuando era la
felicidad de su matrimonio lo que estaba en juego.
Hasta que él le dijera a qué se dedicaba cuando no
viajaba con el circo no existiría entre ellos una verdadera comunicación. Pero
no se le ocurría otra manera de averiguar la verdad más que engañándolo.
Decidió que quizá no había nada malo en decir una pequeña mentirijilla cuando
era la felicidad de su matrimonio lo que estaba en juego.
—Nick, creo que tengo una infección de oído. —Él dejó lo que estaba haciendo y
la miró con tal preocupación que a ____(tn) le remordió la conciencia.
—¿Te duele el oído?
—Un poquito. No mucho. Sólo un poquito nada más.
—Iremos al médico en cuanto termine la función.
—Para entonces todas las consultas estarán cerradas.
—Te llevaré a urgencias.
—No quiero ir a urgencias. Te aseguro que no es nada serio.
—No voy a dejar que viajes con una infección de oído.
—Supongo que tienes razón. —___(tn) vaciló; sabía que ahora tocaba poner el
cebo. —Tengo una idea —dijo lentamente. —¿Te importaría mirármelo tú?
Él se quedó quieto.
—¿Quieres que te examine yo el oído? —___(tn) se sintió culpable. Ladeó la
cabeza y jugueteó con el borde de la arrugada servilleta de papel. Al mismo
tiempo, recordó la manera en que él le había preguntado si estaba vacunada del
tétanos o cómo había administrado los primeros auxilios a un empleado. Tenía
derecho a saber la verdad.
—Supongo que, sea cual sea tu especialidad, estarás cualificado para tratar una
infección de oído. A menos que seas veterinario.
—No soy veterinario.
—Vale. Entonces hazlo.
Él no dijo nada. ___(tn) contuvo los nervios mientras recolocaba los tréboles y
alineaba los botes de sal y la pimienta. Se obligó a recordar que aquello era
por el bien de Nick. No podría conseguir que su matrimonio funcionara si él
insistía en mantener tantas cosas en secreto.
Lo oyó moverse.
—Vale, ___(tn). Te examinaré.
La joven alzó la cabeza con rapidez. ¡Lo había conseguido! ¡Por fin lo había
pillado! Con astucia, había logrado que admitiera la verdad. Su marido era
médico y ella había logrado que confesara.
Sabía que se enfadaría cuando la examinara y descubriera que no tenía nada en
el oído, pero ya se las arreglaría después. Sin duda alguna podría hacerle
entender que había sido por su bien. No era bueno para él ser tan reservado.
—Siéntate en la cama —dijo. —Y acércate a la luz para que pueda ver.
Ella lo hizo.
Nick se demoró secándose las manos delante del fregadero antes de dejar a un
lado la toalla y acercarse a ella.
—¿No necesitas el instrumental?
—Está en el maletero de la camioneta y preferiría no tener que mojarme otra
vez. Además, hay más de una manera de diagnosticar una infección de oído. ¿Cuál
de ellos te duele?
___(tn) vaciló una fracción de segundo, luego señaló la oreja derecha. Nick le
retiró el pelo a un lado y luego se inclinó para examinarla.
—No veo bien con esta luz, acuéstate.
___(tn) se recostó en la almohada. El colchón se hundió cuando él se sentó a su
lado y le puso la mano en la garganta.
—Traga.
Lo hizo.
Nick apretó con la punta de los dedos.
—Otra vez.
___(tn) tragó por segunda vez.
—Mmm. Ahora abre la boca y di «ah».
—Ahhh...
Nick inclinó la cabeza de ___(tn) hacia la luz.
—¿Qué opinas? —preguntó ella finalmente.
—Pues parece que sí tienes una infección, pero no creo que sea en el oído.
«¿Tenía una infección?»
Nick bajó la mano a su cintura y le presionó el abdomen.
—¿Te duele aquí?
—No.
—Bien. —Le cogió un tobillo y lo separó del otro. —Estate quieta mientras
compruebo el pulso alterno.
Ella se mantuvo en silencio con la frente arrugada de preocupación. «¿Cómo era
posible que tuviera una infección?» Se encontraba bien. Luego recordó que había
tenido un leve dolor de cabeza hacía un par de días y que a veces se sentía un
poco mareada cuando se levantaba demasiado rápido. Tal vez estaba enferma y no
lo sabía.
Lo miró con preocupación.
—¿Tengo el pulso normal?
—Shhh... —Le desplazó el otro tobillo para que mantuviera las piernas separadas
y le apretó las rodillas sobre la tela del chándal. —¿Te ha dolido algo
últimamente?
«¿Le había dolido algo?»
—Creo que no.
Nick le subió la parte superior del chándal y le tocó un pecho.
—¿Sientes algo aquí?
—No.
Le rozó el pezón con los dedos y, aunque su toque pareció impersonal, ___(tn)
entrecerró los ojos con suspicacia. Luego se relajó al notar la intensa
concentración en la cara de Nick. Estaba portándose como todo un profesional;
no había indicio de lujuria en lo que estaba haciendo.
Le tocó el otro pecho.
—¿Y aquí? —preguntó.
—No.
Nick bajó la parte superior del chándal, cubriéndola con modestia, y ella se
sintió avergonzada por haber dudado de él.
Parecía preocupado.
—Me temo que...
—¿Qué?
Cubrió la
mano de ___(tn) con la suya y le dio una palmadita consoladora.
—___(tn), yo no soy ginecólogo, y normalmente no haría esto, pero me gustaría
examinarte. ¿Te importaría?
—¿Si me importaría...? —___(tn) vaciló. —Bueno, no, supongo que no. Es decir,
estamos
casados y ya me has visto... pero ¿qué tienes que hacer? ¿Crees que me pasa
algo?
—Estoy prácticamente seguro de que no es nada, pero los problemas glandulares
pueden complicarse y sólo quiero asegurarme de que no es así. —Nick deslizó los
pulgares hasta la cinturilla de los pantalones de ___(tn). Ella levantó las
caderas y dejó que se los quitara junto con las bragas.
Cuando él tiró la ropa al suelo, las sospechas de ___(tn) regresaron de nuevo,
pero las ignoró cuando se dio cuenta de que él no estaba mirándola. Parecía
distraído, como si estuviera ensimismado. ¿Y si en realidad tenía una
enfermedad rara y él estaba pensando la mejor manera de decírselo?
—¿Prefieres que te cubra con la sábana? —preguntó él.
A la joven le ardieron las mejillas.
—Er..., esto... No es necesario. Es decir, dadas las circunstancias...
—Vale. Entonces... —Le apretó con suavidad sus rodillas. —Dime si te duele.
No le dolió. Ni un poquito. Mientras la examinaba, a ___(tn) se le cerraron los
ojos y comenzó a flotar. Nick tenía un toque de lo más asombroso. Controlado.
Exquisito. Un roce aquí. Otro allá.
Era delicioso. Esos dedos dejaron un rastro suave y húmedo. Su boca... ¡Era su
boca!
___(tn)
levantó de golpe la cabeza de la almohada.
—¡Eres un pervertido! —chilló ella.
Él soltó una risota y la inmovilizó, agarrándola con firmeza.
—¡No eres médico!
—¡Ya te lo había dicho! Eres muy ingenua. —Nick se rio más fuerte. Ella intentó
soltarse y
él la sujetó con tina mano mientras se bajaba la cremallera con la otra.
—Pequeña farsante, has intentado engañarme con una falsa infección de oídos.
___(tn) entornó los ojos cuando él se bajó los vaqueros.
—¿Qué estás haciendo?
—Sólo hay una cura para lo que te pasa, cariño. Y yo soy el único hombre que
puede
proporcionártela.
Los ojos de Nick chispearon de risa y pareció tan satisfecho de sí mismo que la
irritación de
___(tn) se aplacó y le resultó difícil mantener el ceño fruncido.
—¡Me las pagarás!
—No hasta que me cobre la consulta. —Los vaqueros de Nick cayeron al suelo en
un suave susurro junto con los calzoncillos. Con una amplia y lobuna sonrisa,
cubrió el cuerpo de ___(tn) con el suyo y entró en ella con un suave envite.
—¡Degenerado! Eres un horrible..., ahh..., un horrible... Mmm...
Nick esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Decías?
___(tn) luchó contra la creciente excitación que la inundaba, decidida a no
ceder a él con
demasiada facilidad.
—¡Creí que me pasaba algo! Y... y durante todo ese tiempo estabas... ahhh...
¡estabas buscando un polvo!
—Ese lenguaje...
Ella gimió y apresó las caderas de Nick entre las manos.
—Y lo dice alguien que ha violado el juramento hipocrático...
Él soltó una carcajada que envió vibraciones de
placer al interior de la joven. Cuando ___(tn) le miró a los ojos, vio que el
desconocido tenso y peligroso con quien se había casado había desaparecido. En
su lugar había un hombre que no había visto nunca: joven, alegre y
despreocupado.
A ___(tn) le dio un vuelco el corazón.
Se le empañaron los ojos. Nick le mordisqueó el labio inferior.
—Oh, Nick...
—Calla, amor. Cállate y deja que te ame. -Dijo las palabras con el ritmo que
marcaban sus
embestidas. Ella le respondió y se unió a él con los ojos llenos de lágrimas.
En un par de horas tendrían que enfrentarse en la pista, pero por ahora no
había peligro, sólo el placer que atravesaba sus cuerpos, inundaba sus
corazones y estallaba en un manto de estrellas.
Un rato después, cuando ___(tn) estaba en el cuarto de baño aplicándose el
maquillaje para la función, la sensación de bienestar se evaporó. No importaba
lo que ella quisiera creer, no
habría verdadera intimidad entre ellos si Nick guardaba tantos secretos.
—¿Quieres tomar un café antes de que salgamos a mojarnos? —gritó él.
___(tn) guardó el lápiz de labios y salió del cuarto de baño. Nick estaba
apoyado en el
mostrador con sólo los vaqueros y una toalla amarilla colgando del cuello. Ella
metió las manos en los bolsillos del albornoz.
del que dicen en el circo, tenía hemofilia y es hereditaria. Nick, no tendrás
esa enfermedad, ¿verdad?
—No. Sólo se transmite a través de las mujeres. Aunque Nick el cosaco la tenía,
no podía
pasarla a sus hijos. —Se pasó al carril izquierdo. —Sigue mi consejo, ___(tn),
y no piensa en esto. No vamos a seguir casados y no vas a quedarte embarazada,
así que mis conexiones familiares no tienen importancia. Sólo te he contado
esto para que dejes de darme la lata.
—Yo no te doy la lata.
Nick le recorrió el cuerpo con una mirada lasciva.
—Eso es como decir que tú no...
—Calla. Como pronuncies esa palabra con «S», lo lamentarás.
—¿Qué palabra es ésa? Dímela al oído para que sepa de qué hablas.
—No te voy a decir nada.
—Deletréala.
—Tampoco la deletrearé.
Nick siguió bromeando con ella hasta llegar al recinto, pero no consiguió que
se la dijera.
A primera hora de la tarde, la lluvia se había
convertido en un diluvio. Gracias al impermeable que le había prestado Nick,
___(tn) no se había mojado la cabeza, pero para cuando terminó de comprobar la
casa de fieras y visitar a Tater, tenía los vaqueros cubiertos de lodo y sus
deportivas estaban tan duras que parecían zapatos de cemento.
Esa noche, los artistas habían comenzado a hablar con ella antes de la función.
Kevin se disculpó por la rudeza que había mostrado el día anterior y Demi la
invitó a ir de compras esa misma semana. Los Tolea y los Lipscomb la
felicitaron por su valentía y los payasos le dieron un ramillete de flores de
papel.
A pesar del mal tiempo, la publicidad que había rodeado la fuga de Sinjun había
atraído a mucha gente y lograron vender todas las entradas de la función
matinal. Jack había narrado la historia heroica de ___(tn), pero ella lo había
echado a perder al soltar un grito cuando Nick le rodeó las muñecas con el
látigo.
Cuando acabó la función, ___(tn) volvió a ponerse los vaqueros enlodados en la
zona provisional de vestuarios que se había dispuesto junto a la puerta trasera
del circo para que los artistas no se mojaran los trajes de actuación. Se abrochó
el impermeable, inclinó la cabeza y salió rápidamente bajo las ráfagas de
lluvia y viento. Aunque no eran ni las cuatro de la tarde, la temperatura había
descendido mucho y para cuando llego a la caravana le castañeteaban los
dientes. Se quitó los vaqueros, puso el calentador en marcha y encendió todas
las luces para iluminar la estancia.
Cuando la luz llenó el confortable interior y la caravana comenzó a caldearse,
___(tn) pensó que aquel lugar nunca le había parecido tan acogedor. Se puso un
chándal color melocotón y unos calcetines de lana antes de empezar a trajinar
en la pequeña cocina. Solían cenar antes de la última función y, durante las
últimas semanas, había sido ella quien se había encargado de hacer la comida;
le encantaba cocinar cuando no tenía que guiarse por una receta.
Canturreó mientras cortaba una cebolla y varios brotes de apio antes de empezar
a saltearlos con ajo en una pequeña sartén; luego añadió un poco de romero.
Encontró un paquete de arroz silvestre y lo añadió junio con más hierbas
aromáticas. Sintonizó la radio portátil del mostrador en una emisora de música
clásica. Los olores hogareños de la cocina y los exuberantes acordes del
Preludio en do menor de Rachmaninov inundaron la caravana. Hizo una ensalada,
añadió pechuga de pollo a la sartén y agregó el vino blanco que quedaba en una
botella que habían abierto hacía varios días.
Se empañaron las ventanas y regueros de condensación se deslizaron por los
cristales. La lluvia repiqueteaba contra el techo metálico, mientras los olores,
la música suave y la acogedora cocina la mantenían en un cálido capullo. Puso
la mesa con la descascarillada vajilla de porcelana china, las soperas de
barro, las desparejadas copas y un viejo bote de miel que contenía unos
tréboles rojos que había recogido en el campo el día anterior, antes de la fuga
de Sinjun. Cuando finalmente miró a su alrededor, pensó que ninguna de las
lujosas casas en las que había vivido antes le había parecido tan perfecta como
aquella caravana destartalada.
La puerta se abrió y entró Nick. El agua se le deslizaba por el impermeable
amarillo y tenía el pelo pegado a la cabeza. Ella le pasó una toalla mientras
él cerraba la puerta. El estallido distante de un trueno sacudió la caravana.
—Huele bien aquí dentro. —Él echó un vistazo a su alrededor, al interior
cálidamente iluminado, y ___(tn) observó en su expresión algo que parecía
anhelo. ¿Había tenido alguna vez un hogar? Por supuesto no cuando era niño,
pero, ¿y de adulto?
—Tengo la cena casi lista —dijo ella. —¿Por qué no te cambias?
Mientras Nick se ponía ropa seca, ella llenó las copas de vino y revolvió la
ensalada. En la radio sonaba Debussy. Cuando él regresó a la mesa con unos
vaqueros y una sudadera gris, ella ya había servido el pollo con arroz.
Nick se sentó después de que ___(tn) tomara asiento. Cogió su copa y la levantó
hacia ella en un silencioso brindis.
—No sé cómo estará la comida. He utilizado los ingredientes que tenía a mano.
Nick la probó.
—Está buenísima.
Durante un rato comieron en un agradable silencio, disfrutando de la comida, la
música y la acogedora caravana bajo la lluvia.
—Te compraré un molinillo de pimienta con mi próximo sueldo —dijo ella, —así no
tendrás que condimentar la comida con lo que contiene esa horrible lata.
—No quiero que te gastes tu dinero en un molinillo para mí.
—Pero si te gusta la pimienta.
—Eso no viene al caso. El hecho es...
—Si fuese a mí a quien le gustase la pimienta, ¿mi comprarías un molinillo?
—Si quisieras...
Ella sonrió.
Nick pareció quedarse perplejo.
—¿Es eso lo que quieres? ¿Un molinillo de pimienta?
—Oh, no. A mí no me gusta la pimienta.
Él curvó
la boca.
—Me avergüenza admitirlo, ____(tn), pero parece que empiezo a entender estas
conversaciones tan complejas que tienes.
—Pues a mí no me sorprende. Eres muy brillante.
Le dirigió una sonrisita traviesa.
—Y tú, señora, eres la bomba.
—Y además sexy.
—Eso por supuesto.
—¿Podrías decirlo de todas maneras?
—Claro. —Nick la miró con ternura y le cogió la mano por encima de la mesa.
—Eres sin duda la mujer más sexy que conozco. Y la más dulce...
A ___(tn) se le puso un nudo en la garganta y se perdió en las profundidades
ámbar de los ojos de Nick. ¿Cómo había podido pensar que eran fríos? Bajó la
cabeza antes de que él pudiese ver las lágrimas de anhelo.
Él comenzó a hablarle de la función y pronto se reían del lío que se había
formado entre uno de los payasos y una señorita muy bien dotada de la primera
fila. Compartieron los pequeños detalles del día: los problemas de Nick con uno
de los empleados o la impaciencia de Tater por estar atado todo el día.
Planearon un viaje a la lavandería para el día siguiente y Nick mencionó que
tenía que cambiar el aceite de la camioneta. Podrían haber sido un matrimonio
cualquiera, pensó ___(tn), hablando del día a día, y no pudo evitar sentir la
esperanza de que, después de todo, pudieran resolverse las cosas entre ellos.
Nick le dijo que fregaría los platos si se quedaba a hacerle compañía, después
se quejó,
naturalmente, por el número de utensilios que ella había utilizado. Mientras él
bromeaba con ella, a ___(tn) se le ocurrió una idea.
Aunque Nick le había hablado abiertamente de su linaje Romanov, no le había
revelado nada sobre su vida actual, algo que para ella era mucho más
importante. Hasta que él le dijera a qué se dedicaba cuando no viajaba con el
circo no existiría entre ellos una verdadera comunicación. Pero no se le
ocurría otra manera de averiguar la verdad más que engañándolo. Decidió que
quizá no había nada malo en decir una pequeña mentirijilla cuando era la
felicidad de su matrimonio lo que estaba en juego.
Hasta que él le dijera a qué se dedicaba cuando no
viajaba con el circo no existiría entre ellos una verdadera comunicación. Pero
no se le ocurría otra manera de averiguar la verdad más que engañándolo.
Decidió que quizá no había nada malo en decir una pequeña mentirijilla cuando
era la felicidad de su matrimonio lo que estaba en juego.
—Nick, creo que tengo una infección de oído. —Él dejó lo que estaba haciendo y
la miró con tal preocupación que a ____(tn) le remordió la conciencia.
—¿Te duele el oído?
—Un poquito. No mucho. Sólo un poquito nada más.
—Iremos al médico en cuanto termine la función.
—Para entonces todas las consultas estarán cerradas.
—Te llevaré a urgencias.
—No quiero ir a urgencias. Te aseguro que no es nada serio.
—No voy a dejar que viajes con una infección de oído.
—Supongo que tienes razón. —___(tn) vaciló; sabía que ahora tocaba poner el
cebo. —Tengo una idea —dijo lentamente. —¿Te importaría mirármelo tú?
Él se quedó quieto.
—¿Quieres que te examine yo el oído? —___(tn) se sintió culpable. Ladeó la
cabeza y jugueteó con el borde de la arrugada servilleta de papel. Al mismo
tiempo, recordó la manera en que él le había preguntado si estaba vacunada del
tétanos o cómo había administrado los primeros auxilios a un empleado. Tenía
derecho a saber la verdad.
—Supongo que, sea cual sea tu especialidad, estarás cualificado para tratar una
infección de oído. A menos que seas veterinario.
—No soy veterinario.
—Vale. Entonces hazlo.
Él no dijo nada. ___(tn) contuvo los nervios mientras recolocaba los tréboles y
alineaba los botes de sal y la pimienta. Se obligó a recordar que aquello era
por el bien de Nick. No podría conseguir que su matrimonio funcionara si él
insistía en mantener tantas cosas en secreto.
Lo oyó moverse.
—Vale, ___(tn). Te examinaré.
La joven alzó la cabeza con rapidez. ¡Lo había conseguido! ¡Por fin lo había
pillado! Con astucia, había logrado que admitiera la verdad. Su marido era
médico y ella había logrado que confesara.
Sabía que se enfadaría cuando la examinara y descubriera que no tenía nada en
el oído, pero ya se las arreglaría después. Sin duda alguna podría hacerle
entender que había sido por su bien. No era bueno para él ser tan reservado.
—Siéntate en la cama —dijo. —Y acércate a la luz para que pueda ver.
Ella lo hizo.
Nick se demoró secándose las manos delante del fregadero antes de dejar a un
lado la toalla y acercarse a ella.
—¿No necesitas el instrumental?
—Está en el maletero de la camioneta y preferiría no tener que mojarme otra
vez. Además, hay más de una manera de diagnosticar una infección de oído. ¿Cuál
de ellos te duele?
___(tn) vaciló una fracción de segundo, luego señaló la oreja derecha. Nick le
retiró el pelo a un lado y luego se inclinó para examinarla.
—No veo bien con esta luz, acuéstate.
___(tn) se recostó en la almohada. El colchón se hundió cuando él se sentó a su
lado y le puso la mano en la garganta.
—Traga.
Lo hizo.
Nick apretó con la punta de los dedos.
—Otra vez.
___(tn) tragó por segunda vez.
—Mmm. Ahora abre la boca y di «ah».
—Ahhh...
Nick inclinó la cabeza de ___(tn) hacia la luz.
—¿Qué opinas? —preguntó ella finalmente.
—Pues parece que sí tienes una infección, pero no creo que sea en el oído.
«¿Tenía una infección?»
Nick bajó la mano a su cintura y le presionó el abdomen.
—¿Te duele aquí?
—No.
—Bien. —Le cogió un tobillo y lo separó del otro. —Estate quieta mientras
compruebo el pulso alterno.
Ella se mantuvo en silencio con la frente arrugada de preocupación. «¿Cómo era
posible que tuviera una infección?» Se encontraba bien. Luego recordó que había
tenido un leve dolor de cabeza hacía un par de días y que a veces se sentía un
poco mareada cuando se levantaba demasiado rápido. Tal vez estaba enferma y no
lo sabía.
Lo miró con preocupación.
—¿Tengo el pulso normal?
—Shhh... —Le desplazó el otro tobillo para que mantuviera las piernas separadas
y le apretó las rodillas sobre la tela del chándal. —¿Te ha dolido algo
últimamente?
«¿Le había dolido algo?»
—Creo que no.
Nick le subió la parte superior del chándal y le tocó un pecho.
—¿Sientes algo aquí?
—No.
Le rozó el pezón con los dedos y, aunque su toque pareció impersonal, ___(tn)
entrecerró los ojos con suspicacia. Luego se relajó al notar la intensa
concentración en la cara de Nick. Estaba portándose como todo un profesional;
no había indicio de lujuria en lo que estaba haciendo.
Le tocó el otro pecho.
—¿Y aquí? —preguntó.
—No.
Nick bajó la parte superior del chándal, cubriéndola con modestia, y ella se
sintió avergonzada por haber dudado de él.
Parecía preocupado.
—Me temo que...
—¿Qué?
Cubrió la
mano de ___(tn) con la suya y le dio una palmadita consoladora.
—___(tn), yo no soy ginecólogo, y normalmente no haría esto, pero me gustaría
examinarte. ¿Te importaría?
—¿Si me importaría...? —___(tn) vaciló. —Bueno, no, supongo que no. Es decir,
estamos
casados y ya me has visto... pero ¿qué tienes que hacer? ¿Crees que me pasa
algo?
—Estoy prácticamente seguro de que no es nada, pero los problemas glandulares
pueden complicarse y sólo quiero asegurarme de que no es así. —Nick deslizó los
pulgares hasta la cinturilla de los pantalones de ___(tn). Ella levantó las
caderas y dejó que se los quitara junto con las bragas.
Cuando él tiró la ropa al suelo, las sospechas de ___(tn) regresaron de nuevo,
pero las ignoró cuando se dio cuenta de que él no estaba mirándola. Parecía
distraído, como si estuviera ensimismado. ¿Y si en realidad tenía una
enfermedad rara y él estaba pensando la mejor manera de decírselo?
—¿Prefieres que te cubra con la sábana? —preguntó él.
A la joven le ardieron las mejillas.
—Er..., esto... No es necesario. Es decir, dadas las circunstancias...
—Vale. Entonces... —Le apretó con suavidad sus rodillas. —Dime si te duele.
No le dolió. Ni un poquito. Mientras la examinaba, a ___(tn) se le cerraron los
ojos y comenzó a flotar. Nick tenía un toque de lo más asombroso. Controlado.
Exquisito. Un roce aquí. Otro allá.
Era delicioso. Esos dedos dejaron un rastro suave y húmedo. Su boca... ¡Era su
boca!
___(tn)
levantó de golpe la cabeza de la almohada.
—¡Eres un pervertido! —chilló ella.
Él soltó una risota y la inmovilizó, agarrándola con firmeza.
—¡No eres médico!
—¡Ya te lo había dicho! Eres muy ingenua. —Nick se rio más fuerte. Ella intentó
soltarse y
él la sujetó con tina mano mientras se bajaba la cremallera con la otra.
—Pequeña farsante, has intentado engañarme con una falsa infección de oídos.
___(tn) entornó los ojos cuando él se bajó los vaqueros.
—¿Qué estás haciendo?
—Sólo hay una cura para lo que te pasa, cariño. Y yo soy el único hombre que
puede
proporcionártela.
Los ojos de Nick chispearon de risa y pareció tan satisfecho de sí mismo que la
irritación de
___(tn) se aplacó y le resultó difícil mantener el ceño fruncido.
—¡Me las pagarás!
—No hasta que me cobre la consulta. —Los vaqueros de Nick cayeron al suelo en
un suave susurro junto con los calzoncillos. Con una amplia y lobuna sonrisa,
cubrió el cuerpo de ___(tn) con el suyo y entró en ella con un suave envite.
—¡Degenerado! Eres un horrible..., ahh..., un horrible... Mmm...
Nick esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Decías?
___(tn) luchó contra la creciente excitación que la inundaba, decidida a no
ceder a él con
demasiada facilidad.
—¡Creí que me pasaba algo! Y... y durante todo ese tiempo estabas... ahhh...
¡estabas buscando un polvo!
—Ese lenguaje...
Ella gimió y apresó las caderas de Nick entre las manos.
—Y lo dice alguien que ha violado el juramento hipocrático...
Él soltó una carcajada que envió vibraciones de
placer al interior de la joven. Cuando ___(tn) le miró a los ojos, vio que el
desconocido tenso y peligroso con quien se había casado había desaparecido. En
su lugar había un hombre que no había visto nunca: joven, alegre y
despreocupado.
A ___(tn) le dio un vuelco el corazón.
Se le empañaron los ojos. Nick le mordisqueó el labio inferior.
—Oh, Nick...
—Calla, amor. Cállate y deja que te ame. -Dijo las palabras con el ritmo que
marcaban sus
embestidas. Ella le respondió y se unió a él con los ojos llenos de lágrimas.
En un par de horas tendrían que enfrentarse en la pista, pero por ahora no
había peligro, sólo el placer que atravesaba sus cuerpos, inundaba sus
corazones y estallaba en un manto de estrellas.
Un rato después, cuando ___(tn) estaba en el cuarto de baño aplicándose el
maquillaje para la función, la sensación de bienestar se evaporó. No importaba
lo que ella quisiera creer, no
habría verdadera intimidad entre ellos si Nick guardaba tantos secretos.
—¿Quieres tomar un café antes de que salgamos a mojarnos? —gritó él.
___(tn) guardó el lápiz de labios y salió del cuarto de baño. Nick estaba
apoyado en el
mostrador con sólo los vaqueros y una toalla amarilla colgando del cuello. Ella
metió las manos en los bolsillos del albornoz.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
—Lo que
quiero es que te sientes y me digas a qué te dedicas cuando no viajas con el
circo.
—¿Ya estamos con eso otra vez?
—Más bien
seguimos con ello. Ya basta, Nick. Quiero saberlo.
—Si es por lo que acabo de hacer...
—Eso ha sido una tontería. Pero no quiero más misterios. Si no eres médico ni
veterinario,
dime, ¿qué tipo de doctor eres?
—Puede que sea dentista.
Nick parecía tan esperanzado que ___(tn) casi sonrió.
—No eres dentista. Ni siquiera utilizas la seda dental todos los días.
—Sí que lo hago.
—Mentiroso, como mucho cada dos días. Y, definitivamente, no eres psiquiatra, aunque
estás neurótico perdido.
Él cogió la taza de café del mostrador y se quedó mirando el contenido.
—Soy profesor universitario, ___(tn).
—¿Que eres qué?
Nick la miró.
—Soy profesor de historia del arte en una pequeña universidad privada de
Connecticut. Ahora mismo he cogido una excedencia.
___(tn) se había imaginado muchas cosas, pero no ésa. Aunque, si lo pensaba
bien, tampoco debería
asombrarse tanto. Él había dejado caer pistas sutiles. Recordó que Selly le
había dicho que Nick la había llevado a una exposición y le había comentado los
cuadros. Y había muchas revistas de arte en la caravana, aunque ella había
pensado que se las habían dejado los anteriores inquilinos.
Además, estaban las numerosas referencias que Nick había hecho a pinturas
famosas. Se acercó a él.
—¿Y por qué tanto misterio?
Nick se encogió de hombros y tomó un sorbo de café.
—A ver si
lo adivino. Es por el mismo motivo por el que usamos esta caravana, ¿no? ¿La
misma razón por la que escogiste vivir en el circo en vez de otro sitio? Sabías
que estaría más cómoda con un profesor universitario que con Nick el Cosaco, y
no querías que estuviese a gusto.
—Quería que te dieras cuenta de lo diferentes que somos. Trabajo en un circo,
___(tn). Nick el Cosaco es una parte muy importante de mi vida.
—Pero también eres profesor universitario.
—En una universidad pequeña.
___(tn) recordó la raída camiseta universitaria que a veces se ponía ella para
dormir.
—¿Estudiaste en la Universidad de Carolina del Norte?
—Hice prácticas allí, pero me licencié y doctoré en la Universidad de Nueva
York.
—Me cuesta imaginarlo.
Nick le rozó la barbilla con el pulgar.
—Esto no cambia nada. Todavía diluvia, tenemos una función que hacer y estás
tan hermosa que lo único que quiero es quitarte el albornoz y volver a jugar a
los médicos.
__(tn) se obligó a dejar de lado las preocupaciones y a vivir el presente, al
menos de momento.
Esa noche, a mitad de la función, se levantó viento.
Cuando los laterales de la lona de nailon del circo comenzaron a hincharse y
deshincharse como un gran fuelle, Nick ignoró la afirmación de Miley de que la
tormenta amainaría y ordenó a Jack que suspendiera la función.
El maestro de ceremonias lo anunció de manera discreta, diciéndole al público
que necesitaban bajar la cubierta del circo como medida de seguridad,
garantizando a todos el reembolso de la entrada. Mientras Miley echaba humo por
el dinero perdido, Nick dio instrucciones a los músicos de tocar una alegre
melodía para acelerar la salida de la gente.
Parte del público se detuvo bajo el toldo de entrada para no mojarse y tuvieron
que animarlo para que continuara saliendo. Mientras ayudaba a la evacuación,
Nick sólo pensaba en ___(tn); en si habría seguido sus órdenes de permanecer en
la camioneta hasta que amainara el viento.
¿Y si no lo había hecho? ¿Y si estaba ahí fuera en ese momento, bajo el viento
y la lluvia, por si se había perdido algún niño o para ayudar a un anciano a
llegar hasta su coche? ¡Maldición, seguro que era así! ___(tn) tenía más
corazón que sentido común y se olvidaría de su propia seguridad si sabía que
alguien estaba en problemas.
Un sudor frío le cubrió la piel y tuvo que recurrir a todo su control para
mirar con gesto tranquilo al público que pasaba por su lado. Se dijo a sí mismo
que ella estaría bien, e incluso esbozó una sonrisa cuando recordó la jugarreta
que le había hecho antes. Se había reído más en el tiempo que llevaban juntos
que en toda su vida. Nunca sabía cuál sería la próxima ocurrencia de su esposa.
Lo hacía sentirse como el niño que nunca había sido. ¿Qué haría cuando ella se
fuera? Se negaba a pensar en ello. Lo superaría y punto, tal como había hecho
con todo lo demás. La vida lo había convertido en un solitario, y era así como
le gustaba vivir.
Cuando el último de los espectadores abandonó el circo, el viento había
arreciado y la empapada lona se abombaba por las ráfagas. Nick tenía miedo de
perder la cubierta si no la aseguraban con rapidez, y se movió de un grupo a
otro para ordenar y ayudar a aflojar las cuerdas. Uno de los empleados soltó la
cuerda antes de tiempo y le dio en la mejilla, pero Nick ya había sentido
latigazos antes e ignoró el dolor. La fría lluvia cayó sobre él cegándole, el
viento le revolvió el pelo y, durante todo el tiempo que estuvo trabajando,
pensaba en ___(tn). «Será mejor que estés en la camioneta, ángel. Por tu propia
seguridad y por la mía.»
___(tn) estaba agazapada en el centro de la jaula de Sinjun con el tigre
acurrucado a su lado y la lluvia entrando por los barrotes. Nick no confiaba en
la seguridad de la caravana durante la tormenta y le había dicho que se metiera
en la camioneta hasta que amainara el viento. Se dirigía allí cuando había oído
el rugido aterrorizado de Sinjun. Se dio cuenta de que la tormenta lo había
asustado.
El tigre estaba a la intemperie, expuesto a los elementos mientras todos
ayudaban a desmontar el circo. Al principio ___(tn) se había quedado junto a la
jaula, pero el embate de la lluvia y del viento hacía que le resultara difícil
mantenerse en pie. Sinjun se puso frenético cuando ella intentó resguardarse
debajo de la jaula y, sin que le quedara otra elección, se había metido dentro
con él.
Ahora la rodeaba como si fuera un gato grande. ___(tn) sentía la vibración de
la respiración y del ronroneo del felino en la espalda y gracias al calor del
animal no tenía frío. Se acurrucó contra él y se sintió tan segura como unas
horas antes, cuando se encontraba entre los brazos de Nick.
___(tn) no estaba en la camioneta.
____(tn) no estaba en la caravana.
Nick atravesó el recinto buscándola frenéticamente. ¿Que habría hecho esta vez?
¿Dónde se habría metido? ¡Maldita sea, todo eso era culpa suya! Sabía de sobra
lo loca que estaba; debería haberla acompañado a la camioneta y, ya puestos,
atado al volante.
Nick siempre se había sentido orgulloso de mantener la cabeza fría ante una
crisis, pero ahora no podía pensar. La tormenta amainó después de que
aseguraran la carpa y pasaron unos cuantos minutos revisando los daños
superficiales; el cristal delantero de uno de los camiones estaba salpicado de
escombros y uno de los puestos había volcado por el viento. La lona del circo
tenía algún desgarrón, pero no parecía haber sufrido daños serios.
Tras
asegurarse de que todo estaba en orden decidió ir a buscar a ___(tn). Sin
embargo, cuando llegó a la camioneta, y vio que no estaba allí, sintió cómo el
pánico le atenazaba las
entrañas.
¿Por qué no la había vigilado de cerca? Era demasiado frágil, demasiado
confiada. «Dios mío, que no le haya ocurrido nada.»
Vio un destello de luz al otro lado del recinto, pero uno de los remolques le
bloqueaba la vista. Mientras corría hacia allí, oyó la voz de ___(tn) y se le
aflojaron los músculos de puro alivio.
Rodeó el vehículo con rapidez y pensó que nunca había visto nada más hermoso
que ___(tn) sosteniendo una linterna y dirigiendo a dos de los empleados para
que cargaran la jaula de Sinjun en la parte trasera del camión que transportaba
a las fieras.
Quiso sacudirla por haberle hecho pasar tanto miedo, pero se contuvo. No era
culpa suya que él se hubiera convertido en un debilucho y un cobarde.
Cuando lo vio, ___(tn) esbozó una sonrisa tan llena de felicidad que hizo que
el calor alcanzara los dedos de los pies de Nick.
—¡Estás bien! Estaba tan preocupada por ti.
Él se aclaró la garganta y tomó aliento para tranquilizarse.
—¿Necesitas que te eche una mano?
—Creo que ya estamos acabando —dijo ____(tn), subiéndose al camión.
Aunque Nick quería llevarla a la caravana y amarla hasta la mañana siguiente,
la conocía lo
suficiente como para saber que ninguna baladronada por su parte la apartaría
del camión hasta que estuviera totalmente segura de que los animales a su cargo
estaban
bien resguardados. Si se lo permitía, incluso les habría leído un cuento antes
de
arroparlos.
___(tn) salió por fin y, sin ninguna vacilación, estiró los brazos y se dejó
caer desde la parte
superior de la rampa hacia él. Cuando Nick la estrechó contra su pecho, decidió
que eso era lo que más le gustaba de ella: nunca dudaba de él. ___(tn) había
sabido que la atraparía entre sus brazos costara lo que costase.
—¿Te quedaste en la camioneta durante la tormenta como te dije? —le preguntó
plantándole un beso duro y desesperado sobre el pelo mojado.
—Mmm... estuve a salvo, te lo aseguro.
—Bien. Volvamos a la caravana. Los dos necesitamos una ducha caliente.
—Antes necesito...
—Saber cómo está Tater. Iré contigo.
—Pero no vuelvas a mirarlo con cara de pocos amigos.
—Nunca lo miro con cara de pocos amigos.
—La última vez que lo miraste así heriste sus sentimientos.
—No tiene...
—Por supuesto que tiene sentimientos.
—Lo mimas demasiado.
—Es cariñoso, no mimado. Hay una gran diferencia.
Nick le dirigió una mirada significativa.
—Créeme, conozco la diferencia entre cariñoso y mimado.
—¿Estás insinuando...?
—Ha sido un cumplido.
—No ha sonado así.
Discutió con ella hasta que llegaron al remolque donde se encontraba el
elefante, pero Nick no le soltó la mano en ningún momento. Ni se le borró la
sonrisa de la cara.
Durante los meses de
junio y julio, el circo de los Hermanos Cyrus pasó el ecuador de la gira mientras
se dirigía hacia el oeste a través de pueblos de Pensilvania y Ohio. Algunas
veces seguían el curso de un río: Allegheny, Monongahela, Hocking, Scioto y
Maumee. Actuaron en pueblos pequeños que habían sido olvidados por los circos
grandes, pueblos mineros con las minas cerradas, pueblos con molinos
abandonados, pueblos con fábricas clausuradas. Los circos más famosos podían
haber olvidado a la gente común de Pensilvania y Ohio, pero el de los Hermanos
Cyrus la recordaba y la función continuaba.
La primera semana de agosto, el circo llegó a Indiana y ___(tn) nunca había
sido más feliz en su vida. Cada día era una aventura. Se sentía como si fuera
una persona diferente: fuerte, confiada y capaz de defenderse por sí misma.
Desde la fuga de Sinjun se había ganado el respeto de los demás y ya no la
trataban como a una paria. Las showgirls intercambiaban chismes con ella y los
payasos le pedían opinión sobre los trucos nuevos.
Joe la buscaba para hablar de política y la ayudaba 4 mejorar el tono muscular
con las pesas. Y Sel pasaba un rato con ella todos los días salvo que estuviera
Nick cerca.
—¿Has estudiado psicología? —le preguntó Selly una tarde a principios de agosto
cuando estaban almorzando en el McDonald's de un pueblo donde estaban actuando,
al este de Indiana.
quiero es que te sientes y me digas a qué te dedicas cuando no viajas con el
circo.
—¿Ya estamos con eso otra vez?
—Más bien
seguimos con ello. Ya basta, Nick. Quiero saberlo.
—Si es por lo que acabo de hacer...
—Eso ha sido una tontería. Pero no quiero más misterios. Si no eres médico ni
veterinario,
dime, ¿qué tipo de doctor eres?
—Puede que sea dentista.
Nick parecía tan esperanzado que ___(tn) casi sonrió.
—No eres dentista. Ni siquiera utilizas la seda dental todos los días.
—Sí que lo hago.
—Mentiroso, como mucho cada dos días. Y, definitivamente, no eres psiquiatra, aunque
estás neurótico perdido.
Él cogió la taza de café del mostrador y se quedó mirando el contenido.
—Soy profesor universitario, ___(tn).
—¿Que eres qué?
Nick la miró.
—Soy profesor de historia del arte en una pequeña universidad privada de
Connecticut. Ahora mismo he cogido una excedencia.
___(tn) se había imaginado muchas cosas, pero no ésa. Aunque, si lo pensaba
bien, tampoco debería
asombrarse tanto. Él había dejado caer pistas sutiles. Recordó que Selly le
había dicho que Nick la había llevado a una exposición y le había comentado los
cuadros. Y había muchas revistas de arte en la caravana, aunque ella había
pensado que se las habían dejado los anteriores inquilinos.
Además, estaban las numerosas referencias que Nick había hecho a pinturas
famosas. Se acercó a él.
—¿Y por qué tanto misterio?
Nick se encogió de hombros y tomó un sorbo de café.
—A ver si
lo adivino. Es por el mismo motivo por el que usamos esta caravana, ¿no? ¿La
misma razón por la que escogiste vivir en el circo en vez de otro sitio? Sabías
que estaría más cómoda con un profesor universitario que con Nick el Cosaco, y
no querías que estuviese a gusto.
—Quería que te dieras cuenta de lo diferentes que somos. Trabajo en un circo,
___(tn). Nick el Cosaco es una parte muy importante de mi vida.
—Pero también eres profesor universitario.
—En una universidad pequeña.
___(tn) recordó la raída camiseta universitaria que a veces se ponía ella para
dormir.
—¿Estudiaste en la Universidad de Carolina del Norte?
—Hice prácticas allí, pero me licencié y doctoré en la Universidad de Nueva
York.
—Me cuesta imaginarlo.
Nick le rozó la barbilla con el pulgar.
—Esto no cambia nada. Todavía diluvia, tenemos una función que hacer y estás
tan hermosa que lo único que quiero es quitarte el albornoz y volver a jugar a
los médicos.
__(tn) se obligó a dejar de lado las preocupaciones y a vivir el presente, al
menos de momento.
Esa noche, a mitad de la función, se levantó viento.
Cuando los laterales de la lona de nailon del circo comenzaron a hincharse y
deshincharse como un gran fuelle, Nick ignoró la afirmación de Miley de que la
tormenta amainaría y ordenó a Jack que suspendiera la función.
El maestro de ceremonias lo anunció de manera discreta, diciéndole al público
que necesitaban bajar la cubierta del circo como medida de seguridad,
garantizando a todos el reembolso de la entrada. Mientras Miley echaba humo por
el dinero perdido, Nick dio instrucciones a los músicos de tocar una alegre
melodía para acelerar la salida de la gente.
Parte del público se detuvo bajo el toldo de entrada para no mojarse y tuvieron
que animarlo para que continuara saliendo. Mientras ayudaba a la evacuación,
Nick sólo pensaba en ___(tn); en si habría seguido sus órdenes de permanecer en
la camioneta hasta que amainara el viento.
¿Y si no lo había hecho? ¿Y si estaba ahí fuera en ese momento, bajo el viento
y la lluvia, por si se había perdido algún niño o para ayudar a un anciano a
llegar hasta su coche? ¡Maldición, seguro que era así! ___(tn) tenía más
corazón que sentido común y se olvidaría de su propia seguridad si sabía que
alguien estaba en problemas.
Un sudor frío le cubrió la piel y tuvo que recurrir a todo su control para
mirar con gesto tranquilo al público que pasaba por su lado. Se dijo a sí mismo
que ella estaría bien, e incluso esbozó una sonrisa cuando recordó la jugarreta
que le había hecho antes. Se había reído más en el tiempo que llevaban juntos
que en toda su vida. Nunca sabía cuál sería la próxima ocurrencia de su esposa.
Lo hacía sentirse como el niño que nunca había sido. ¿Qué haría cuando ella se
fuera? Se negaba a pensar en ello. Lo superaría y punto, tal como había hecho
con todo lo demás. La vida lo había convertido en un solitario, y era así como
le gustaba vivir.
Cuando el último de los espectadores abandonó el circo, el viento había
arreciado y la empapada lona se abombaba por las ráfagas. Nick tenía miedo de
perder la cubierta si no la aseguraban con rapidez, y se movió de un grupo a
otro para ordenar y ayudar a aflojar las cuerdas. Uno de los empleados soltó la
cuerda antes de tiempo y le dio en la mejilla, pero Nick ya había sentido
latigazos antes e ignoró el dolor. La fría lluvia cayó sobre él cegándole, el
viento le revolvió el pelo y, durante todo el tiempo que estuvo trabajando,
pensaba en ___(tn). «Será mejor que estés en la camioneta, ángel. Por tu propia
seguridad y por la mía.»
___(tn) estaba agazapada en el centro de la jaula de Sinjun con el tigre
acurrucado a su lado y la lluvia entrando por los barrotes. Nick no confiaba en
la seguridad de la caravana durante la tormenta y le había dicho que se metiera
en la camioneta hasta que amainara el viento. Se dirigía allí cuando había oído
el rugido aterrorizado de Sinjun. Se dio cuenta de que la tormenta lo había
asustado.
El tigre estaba a la intemperie, expuesto a los elementos mientras todos
ayudaban a desmontar el circo. Al principio ___(tn) se había quedado junto a la
jaula, pero el embate de la lluvia y del viento hacía que le resultara difícil
mantenerse en pie. Sinjun se puso frenético cuando ella intentó resguardarse
debajo de la jaula y, sin que le quedara otra elección, se había metido dentro
con él.
Ahora la rodeaba como si fuera un gato grande. ___(tn) sentía la vibración de
la respiración y del ronroneo del felino en la espalda y gracias al calor del
animal no tenía frío. Se acurrucó contra él y se sintió tan segura como unas
horas antes, cuando se encontraba entre los brazos de Nick.
___(tn) no estaba en la camioneta.
____(tn) no estaba en la caravana.
Nick atravesó el recinto buscándola frenéticamente. ¿Que habría hecho esta vez?
¿Dónde se habría metido? ¡Maldita sea, todo eso era culpa suya! Sabía de sobra
lo loca que estaba; debería haberla acompañado a la camioneta y, ya puestos,
atado al volante.
Nick siempre se había sentido orgulloso de mantener la cabeza fría ante una
crisis, pero ahora no podía pensar. La tormenta amainó después de que
aseguraran la carpa y pasaron unos cuantos minutos revisando los daños
superficiales; el cristal delantero de uno de los camiones estaba salpicado de
escombros y uno de los puestos había volcado por el viento. La lona del circo
tenía algún desgarrón, pero no parecía haber sufrido daños serios.
Tras
asegurarse de que todo estaba en orden decidió ir a buscar a ___(tn). Sin
embargo, cuando llegó a la camioneta, y vio que no estaba allí, sintió cómo el
pánico le atenazaba las
entrañas.
¿Por qué no la había vigilado de cerca? Era demasiado frágil, demasiado
confiada. «Dios mío, que no le haya ocurrido nada.»
Vio un destello de luz al otro lado del recinto, pero uno de los remolques le
bloqueaba la vista. Mientras corría hacia allí, oyó la voz de ___(tn) y se le
aflojaron los músculos de puro alivio.
Rodeó el vehículo con rapidez y pensó que nunca había visto nada más hermoso
que ___(tn) sosteniendo una linterna y dirigiendo a dos de los empleados para
que cargaran la jaula de Sinjun en la parte trasera del camión que transportaba
a las fieras.
Quiso sacudirla por haberle hecho pasar tanto miedo, pero se contuvo. No era
culpa suya que él se hubiera convertido en un debilucho y un cobarde.
Cuando lo vio, ___(tn) esbozó una sonrisa tan llena de felicidad que hizo que
el calor alcanzara los dedos de los pies de Nick.
—¡Estás bien! Estaba tan preocupada por ti.
Él se aclaró la garganta y tomó aliento para tranquilizarse.
—¿Necesitas que te eche una mano?
—Creo que ya estamos acabando —dijo ____(tn), subiéndose al camión.
Aunque Nick quería llevarla a la caravana y amarla hasta la mañana siguiente,
la conocía lo
suficiente como para saber que ninguna baladronada por su parte la apartaría
del camión hasta que estuviera totalmente segura de que los animales a su cargo
estaban
bien resguardados. Si se lo permitía, incluso les habría leído un cuento antes
de
arroparlos.
___(tn) salió por fin y, sin ninguna vacilación, estiró los brazos y se dejó
caer desde la parte
superior de la rampa hacia él. Cuando Nick la estrechó contra su pecho, decidió
que eso era lo que más le gustaba de ella: nunca dudaba de él. ___(tn) había
sabido que la atraparía entre sus brazos costara lo que costase.
—¿Te quedaste en la camioneta durante la tormenta como te dije? —le preguntó
plantándole un beso duro y desesperado sobre el pelo mojado.
—Mmm... estuve a salvo, te lo aseguro.
—Bien. Volvamos a la caravana. Los dos necesitamos una ducha caliente.
—Antes necesito...
—Saber cómo está Tater. Iré contigo.
—Pero no vuelvas a mirarlo con cara de pocos amigos.
—Nunca lo miro con cara de pocos amigos.
—La última vez que lo miraste así heriste sus sentimientos.
—No tiene...
—Por supuesto que tiene sentimientos.
—Lo mimas demasiado.
—Es cariñoso, no mimado. Hay una gran diferencia.
Nick le dirigió una mirada significativa.
—Créeme, conozco la diferencia entre cariñoso y mimado.
—¿Estás insinuando...?
—Ha sido un cumplido.
—No ha sonado así.
Discutió con ella hasta que llegaron al remolque donde se encontraba el
elefante, pero Nick no le soltó la mano en ningún momento. Ni se le borró la
sonrisa de la cara.
Durante los meses de
junio y julio, el circo de los Hermanos Cyrus pasó el ecuador de la gira mientras
se dirigía hacia el oeste a través de pueblos de Pensilvania y Ohio. Algunas
veces seguían el curso de un río: Allegheny, Monongahela, Hocking, Scioto y
Maumee. Actuaron en pueblos pequeños que habían sido olvidados por los circos
grandes, pueblos mineros con las minas cerradas, pueblos con molinos
abandonados, pueblos con fábricas clausuradas. Los circos más famosos podían
haber olvidado a la gente común de Pensilvania y Ohio, pero el de los Hermanos
Cyrus la recordaba y la función continuaba.
La primera semana de agosto, el circo llegó a Indiana y ___(tn) nunca había
sido más feliz en su vida. Cada día era una aventura. Se sentía como si fuera
una persona diferente: fuerte, confiada y capaz de defenderse por sí misma.
Desde la fuga de Sinjun se había ganado el respeto de los demás y ya no la
trataban como a una paria. Las showgirls intercambiaban chismes con ella y los
payasos le pedían opinión sobre los trucos nuevos.
Joe la buscaba para hablar de política y la ayudaba 4 mejorar el tono muscular
con las pesas. Y Sel pasaba un rato con ella todos los días salvo que estuviera
Nick cerca.
—¿Has estudiado psicología? —le preguntó Selly una tarde a principios de agosto
cuando estaban almorzando en el McDonald's de un pueblo donde estaban actuando,
al este de Indiana.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
—Durante unos meses. Tuve que abandonar el colegio
antes de terminar el curso. —___(tn) cogió una patata frita, la mordisqueó y
luego la dejó donde estaba. La comida frita no le sentaba bien últimamente. Se
puso la mano sobre el vientre y se obligó a concentrarse en lo que Selly decía.
—Creo que estudiaré psicología. Lo digo porque, después de todo lo que he
pasado, creo que podría ayudar a bastantes niños.
—Seguro que sí.
Sel parecía preocupada, algo raro en ella. Sin embargo, la menuda adolescente
se mostraba animada cuando estaba con ella. Aunque ___(tn) sabía que el tema
del dinero robado le pesaba en la conciencia, la joven jamás lo había
mencionado.
—¿Te ha dicho Nick algo de...? ¿Se ha reído de lo tonta que fui y todo eso?
—No, Selly. Te aseguro que ni siquiera ha vuelto a pensar en ello.
—Cada vez que me acuerdo de lo que hice me muero de vergüenza.
—Nick está acostumbrado a que las mujeres se le echen encima. Si te digo la
verdad, no creo que se acuerde siquiera.
—¿De veras? Creo que sólo lo dices para que me sienta mejor.
—Le caes genial, Selly. Y te aseguro que no cree que seas tonta.
—Parecías muy cabreada cuando nos encontraste juntos.
___(tn) contuvo una sonrisa.
—No es muy agradable para una mujer mayor ver como una chica va detrás de su
hombre.
Sel asintió con aire de entendida.
—Sí. Pero, ____(tn), no creo que Nick le echara un polvo a nadie que no fueras
tú. Te lo juro. Les he oído comentar a Demi y a Taylor que ni siquiera las mira
cuando toman el sol en biquini. Creo que les jode mucho.
—Selly...
—Lo siento, les fastidia mucho. —Desmigó distraídamente la corteza del pan.
—¿Puedo preguntarte una cosa? Es sobre... bueno..., sobre cuando se mantienen
relaciones sexuales y todo eso. Lo que quiero decir es, ¿no se siente
vergüenza?
___(tn) se dio cuenta de que Selly se había estado mordiendo las uñas y supo
que no era porque le preocupara el tema del sexo, sino porque sentía
remordimientos de conciencia.
—Cuando es correcto, no da vergüenza.
—Pero ¿cómo sabes cuándo es correcto?
—Hay que dar tiempo al tiempo y conocer bien a la otra persona. Selly, deberías
esperar hasta estar casada.
Sel puso los ojos en blanco.
—Ahora nadie espera hasta estar casado.
—Yo lo hice.
—Sí, pero tú estás algo...
—¿Algo zumbada?
—Sí, pero eres muy maja. —Sel abrió los ojos como platos y mostró el primer
signo de animación en semanas. Dejó su refresco sobre la mesa. —¡Oh, Dios! ¡No
mires!
—¿Mirar qué?
—La puerta. Acaba de entrar aquel chico que estuvo hablando conmigo ayer. Oh,
Dios... qué bueno está...
—¿Quién es?
—El que está en la caja. ¡No mires! Lleva un chaleco negro y pantalones cortos.
Vale, mira deprisa, pero que no te pille haciéndolo.
___(tn) observó el área de las cajas con el mayor disimulo que pudo. Vio al
chico estudiando el menú. Era de la edad de Selly, con un espeso cabello
castaño y una expresión adorablemente bobalicona en la cara. ___(tn) estaba
contenta de que, por fin, Sel actuara como una adolescente normal y no como si
cargara el peso del mundo sobre sus hombros.
—¡Ay, Dios! ¡Me va a ver! —gimió Selly. —¡Oh, joder! Mi pelo...
—No digas palabrotas. Y estás estupenda.
Selly hundió la cabeza y ___(tn) supo que el chico se estaba acercando.
—Hola...
Selly ganó tiempo revolviendo el hielo de la Coca-Cola antes de levantar la
vista.
—Hola...
Los dos se ruborizaron a la vez y ___(tn) supo que ambos estaban pensando algo
brillante que decir. Fue el chico quien habló primero.
—¿Qué hay de nuevo?
—Nada.
—¿Estarás
hoy por aquí? Digo..., me refiero, en el circo.
—Sí.
—Vale, entonces iré a verte.
Otra larga pausa, esta vez rota por Selly.
—Ésta es ___(tn). Puede que la recuerdes de la función. Es mi mejor amiga.
___(tn), éste es
Justin.
—Hola, Justin.
—Hola. Me..., esto..., me gustaste en la función.
—Gracias.
Habiendo agotado ese tema de conversación, Justin se volvió hacia Selly.
—Jeff y yo, no lo conoces, pero es un buen tipo..., pensábamos pasarnos por
allí.
—Vale.
—Quizá nos veamos.
—Sí. Estaría genial.
Silencio
—Vale, hasta luego.
—Hasta luego.
Cuando el chico se fue, una expresión soñadora apareció en la cara de Sel,
seguida casi de
inmediato por una de incertidumbre.
—¿Crees que le gusto?
—Es evidente.
—¿Qué hago si me invita a salir esta noche entre las funciones o algo por el
estilo? Sabes que Joe no me dejará ir.
—Tendrás que decirle la verdad a Justin. Que tu hermano es muy estricto y no te
va a dar permiso para salir con nadie hasta que cumplas los treinta.—De nuevo,
Sel puso los ojos en blanco, pero ____(tn) no dejó pasar.
Consideró el dilema de Selly. Era bueno que la chica tuviera un ligue, incluso
uno de doce horas.
Necesitaba comportarse como una adolescente normal en lugar de parecer que
hacía penitencia.
___(tn) era consciente de que Selly tenía razón: Joe se negaría.
—¿Y si le enseñas el circo? Eso le gustaría. Y luego puedes sentarte junto a
las camionetas
donde tu hermano pueda verte sin que por ello pierdas tu intimidad.
—Eso no
funcionará. —Selly arrugó la frente con preocupación. —¿Por qué no hablas con
Joe y le dices que no me humille delante de Justin?
—Hablaré con él.
—Que no diga ninguna estupidez delante de Justin, Por favor, ___(tn).
—Haré lo que pueda.
Sel ladeó la cabeza y pasó el dedo índice por el envase vacío. Hundió los
hombros de nuevo, y ___(tn) notó que volvía a caer la sombra de la culpabilidad
sobre ella.
—¡Cuando pienso en lo que te hice me siento... una mierda! Quiero decir fatal.
—Levantó la vista. —Sabes que siento muchísimo lo que hice, ¿verdad?
—Sí. —___(tn) no sabía cómo ayudarla. Sel había intentado compensarlo de todas
maneras
posibles. Lo único que no había hecho era decirle la verdad a su hermano, y
___(tn) no quería que lo hiciera. La relación de Selly con Joe ya era muy
difícil y eso sólo empeoraría las cosas.
—___(tn), jamás hubiera... Me refiero a lo que pasó con Nick, fue algo muy
inmaduro. Él había sido muy amable conmigo, pero nunca había intentado
ligármelo ni nada parecido, si es eso lo que te preocupa...
—Gracias por decírmelo. —___(tn) se dedicó a recoger los restos de comida para
que Selly no la viera sonreír.
La adolescente arrugó la nariz.
—Sin intención de ofender, ____(tn), puede que sea muy sexy, pero es demasiado
grande para mi.
Sel miró a las cajas, donde Justin estaba recociendo su pedido.
—Está buenísimo.
—¿Nick?
Selly pareció horrorizada.
—¡No, no! ¡Justin!
—Ah, bueno. Nick no es Justin, eso seguro.
Selly asintió con gravedad.
—Eso seguro.
Esta vez ___(tn) no pudo evitarlo. Se echó a reír y, para su deleite, Selly la
imitó.
antes de terminar el curso. —___(tn) cogió una patata frita, la mordisqueó y
luego la dejó donde estaba. La comida frita no le sentaba bien últimamente. Se
puso la mano sobre el vientre y se obligó a concentrarse en lo que Selly decía.
—Creo que estudiaré psicología. Lo digo porque, después de todo lo que he
pasado, creo que podría ayudar a bastantes niños.
—Seguro que sí.
Sel parecía preocupada, algo raro en ella. Sin embargo, la menuda adolescente
se mostraba animada cuando estaba con ella. Aunque ___(tn) sabía que el tema
del dinero robado le pesaba en la conciencia, la joven jamás lo había
mencionado.
—¿Te ha dicho Nick algo de...? ¿Se ha reído de lo tonta que fui y todo eso?
—No, Selly. Te aseguro que ni siquiera ha vuelto a pensar en ello.
—Cada vez que me acuerdo de lo que hice me muero de vergüenza.
—Nick está acostumbrado a que las mujeres se le echen encima. Si te digo la
verdad, no creo que se acuerde siquiera.
—¿De veras? Creo que sólo lo dices para que me sienta mejor.
—Le caes genial, Selly. Y te aseguro que no cree que seas tonta.
—Parecías muy cabreada cuando nos encontraste juntos.
___(tn) contuvo una sonrisa.
—No es muy agradable para una mujer mayor ver como una chica va detrás de su
hombre.
Sel asintió con aire de entendida.
—Sí. Pero, ____(tn), no creo que Nick le echara un polvo a nadie que no fueras
tú. Te lo juro. Les he oído comentar a Demi y a Taylor que ni siquiera las mira
cuando toman el sol en biquini. Creo que les jode mucho.
—Selly...
—Lo siento, les fastidia mucho. —Desmigó distraídamente la corteza del pan.
—¿Puedo preguntarte una cosa? Es sobre... bueno..., sobre cuando se mantienen
relaciones sexuales y todo eso. Lo que quiero decir es, ¿no se siente
vergüenza?
___(tn) se dio cuenta de que Selly se había estado mordiendo las uñas y supo
que no era porque le preocupara el tema del sexo, sino porque sentía
remordimientos de conciencia.
—Cuando es correcto, no da vergüenza.
—Pero ¿cómo sabes cuándo es correcto?
—Hay que dar tiempo al tiempo y conocer bien a la otra persona. Selly, deberías
esperar hasta estar casada.
Sel puso los ojos en blanco.
—Ahora nadie espera hasta estar casado.
—Yo lo hice.
—Sí, pero tú estás algo...
—¿Algo zumbada?
—Sí, pero eres muy maja. —Sel abrió los ojos como platos y mostró el primer
signo de animación en semanas. Dejó su refresco sobre la mesa. —¡Oh, Dios! ¡No
mires!
—¿Mirar qué?
—La puerta. Acaba de entrar aquel chico que estuvo hablando conmigo ayer. Oh,
Dios... qué bueno está...
—¿Quién es?
—El que está en la caja. ¡No mires! Lleva un chaleco negro y pantalones cortos.
Vale, mira deprisa, pero que no te pille haciéndolo.
___(tn) observó el área de las cajas con el mayor disimulo que pudo. Vio al
chico estudiando el menú. Era de la edad de Selly, con un espeso cabello
castaño y una expresión adorablemente bobalicona en la cara. ___(tn) estaba
contenta de que, por fin, Sel actuara como una adolescente normal y no como si
cargara el peso del mundo sobre sus hombros.
—¡Ay, Dios! ¡Me va a ver! —gimió Selly. —¡Oh, joder! Mi pelo...
—No digas palabrotas. Y estás estupenda.
Selly hundió la cabeza y ___(tn) supo que el chico se estaba acercando.
—Hola...
Selly ganó tiempo revolviendo el hielo de la Coca-Cola antes de levantar la
vista.
—Hola...
Los dos se ruborizaron a la vez y ___(tn) supo que ambos estaban pensando algo
brillante que decir. Fue el chico quien habló primero.
—¿Qué hay de nuevo?
—Nada.
—¿Estarás
hoy por aquí? Digo..., me refiero, en el circo.
—Sí.
—Vale, entonces iré a verte.
Otra larga pausa, esta vez rota por Selly.
—Ésta es ___(tn). Puede que la recuerdes de la función. Es mi mejor amiga.
___(tn), éste es
Justin.
—Hola, Justin.
—Hola. Me..., esto..., me gustaste en la función.
—Gracias.
Habiendo agotado ese tema de conversación, Justin se volvió hacia Selly.
—Jeff y yo, no lo conoces, pero es un buen tipo..., pensábamos pasarnos por
allí.
—Vale.
—Quizá nos veamos.
—Sí. Estaría genial.
Silencio
—Vale, hasta luego.
—Hasta luego.
Cuando el chico se fue, una expresión soñadora apareció en la cara de Sel,
seguida casi de
inmediato por una de incertidumbre.
—¿Crees que le gusto?
—Es evidente.
—¿Qué hago si me invita a salir esta noche entre las funciones o algo por el
estilo? Sabes que Joe no me dejará ir.
—Tendrás que decirle la verdad a Justin. Que tu hermano es muy estricto y no te
va a dar permiso para salir con nadie hasta que cumplas los treinta.—De nuevo,
Sel puso los ojos en blanco, pero ____(tn) no dejó pasar.
Consideró el dilema de Selly. Era bueno que la chica tuviera un ligue, incluso
uno de doce horas.
Necesitaba comportarse como una adolescente normal en lugar de parecer que
hacía penitencia.
___(tn) era consciente de que Selly tenía razón: Joe se negaría.
—¿Y si le enseñas el circo? Eso le gustaría. Y luego puedes sentarte junto a
las camionetas
donde tu hermano pueda verte sin que por ello pierdas tu intimidad.
—Eso no
funcionará. —Selly arrugó la frente con preocupación. —¿Por qué no hablas con
Joe y le dices que no me humille delante de Justin?
—Hablaré con él.
—Que no diga ninguna estupidez delante de Justin, Por favor, ___(tn).
—Haré lo que pueda.
Sel ladeó la cabeza y pasó el dedo índice por el envase vacío. Hundió los
hombros de nuevo, y ___(tn) notó que volvía a caer la sombra de la culpabilidad
sobre ella.
—¡Cuando pienso en lo que te hice me siento... una mierda! Quiero decir fatal.
—Levantó la vista. —Sabes que siento muchísimo lo que hice, ¿verdad?
—Sí. —___(tn) no sabía cómo ayudarla. Sel había intentado compensarlo de todas
maneras
posibles. Lo único que no había hecho era decirle la verdad a su hermano, y
___(tn) no quería que lo hiciera. La relación de Selly con Joe ya era muy
difícil y eso sólo empeoraría las cosas.
—___(tn), jamás hubiera... Me refiero a lo que pasó con Nick, fue algo muy
inmaduro. Él había sido muy amable conmigo, pero nunca había intentado
ligármelo ni nada parecido, si es eso lo que te preocupa...
—Gracias por decírmelo. —___(tn) se dedicó a recoger los restos de comida para
que Selly no la viera sonreír.
La adolescente arrugó la nariz.
—Sin intención de ofender, ____(tn), puede que sea muy sexy, pero es demasiado
grande para mi.
Sel miró a las cajas, donde Justin estaba recociendo su pedido.
—Está buenísimo.
—¿Nick?
Selly pareció horrorizada.
—¡No, no! ¡Justin!
—Ah, bueno. Nick no es Justin, eso seguro.
Selly asintió con gravedad.
—Eso seguro.
Esta vez ___(tn) no pudo evitarlo. Se echó a reír y, para su deleite, Selly la
imitó.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Cuando
regresaron al recinto, Selly salió disparada para ensayar con Miley. ___(tn)
desempaquetó las compras que había hecho y apartó la comida de los animales,
agradeciendo para sus adentros que Nick nunca protestara por los extras en la
factura del supermercado. Ahora que sabía que sólo era un pobre profesor
universitario había intentado controlar los gastos, pero antes ahorraría en su
propia comida que en la de los animales.
Siguiendo la rutina diaria, se acercó a los elefantes y saludó a Tater. Él la
siguió hasta las
jaulas de las fieras.
Sinjun solía ignorar al elefantito, pero esta vez alzó la cabeza con orgullo y
miró a su rival
con arrogante condescendencia.
«___(tn) me ama, molesto infante, no lo olvides.» Lollipop y Chester estaban
atados fuera de la carpa y Tater se acomodó en el lugar de costumbre, donde le
esperaba un fardo de heno limpio.
___(tn) se acercó a Sinjun y metió la mano entre los barrotes para rascarle
detrás de las orejas.
Como no era un cachorro, ___(tn) no lo arrullaba como hacía con los demás.
A ___(tn) le encantaba el tiempo que pasaba con los animales. Sinjun había
mejorado bajo sus cuidados; su pelaje naranja oscuro tenía ahora un brillo
saludable. Algunas veces, casi de madrugada, cuando todo estaba silencioso y
desierto, ____(tn) abandonaba su confortable lugar junto a Nick y se acercaba a la jaula de Sinjun, le abría
la puerta y dejaba que el enorme felino vagara libre un rato.
Mientras retozaban juntos en la hierba húmeda de rocío, Sinjun mantenía sus
garras cuidadosamente enfundadas. ____(tn) se mantenía ojo avizor por si
aparecía algún otro madrugador. En ese momento, mientras acariciaba al animal,
sintió que la envolvía una sensación de letargo.
Sinjun la miró profundamente a los ojos.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo.»
«Pronto, muy pronto.»
¿Cuánto tiempo pasaría antes de que sintiera la nueva vida que crecía en su vientre?
No podía estar embarazada de más de seis semanas,
así que aún pasaría un tiempo. No se había saltado ni una sola píldora, por lo
que al principio había atribuido los síntomas al cansancio. Pero la semana
anterior, tras vomitar en el cuarto de baño, se había comprado un test de
embarazo y había descubierto la verdad.
Jugueteó con una de las orejas de Sinjun. Sabía que tenía que decírselo a Nick,
pero aún no estaba preparada. Sabía que su marido se enfadaría —____(tn) no se
encañaba al respecto, —pero en cuanto se acostumbrara a la idea, ella misma se
aseguraría de que aquello lo hiciera feliz. «Y le haría feliz», se dijo a sí
misma firmemente. Nick la amaba. Aunque todavía no lo hubiera admitido. Y
amaría a su bebé.
Si bien él todavía no había dicho las palabras que ella necesitaba escuchar,
___(tn) sabía que Nick albergaba profundos sentimientos hacia ella. ¿Qué otra
cosa si no provocaría la ternura que veía reflejada en sus ojos de vez en
cuando o la satisfacción que parecía irradiar de él cuando estaban juntos? A
veces le resultaba difícil recordar lo raro que solía ser que él se riera
cuando lo había conocido.
Sabía que a Nick le gustaba estar con ella. Al vivir en una pequeña caravana y
gracias a los interminables kilómetros que hacían en la camioneta casi todas
las mañanas, pasaban más tiempo juntos que la mayoría de los matrimonios y, a
pesar de ello, todavía la buscaba durante el resto del día para compartir con
ella cualquier cosa, para comentarle cualquier problema que hubiera surgido en
la localidad en la que estaban o simplemente darle una rápida palmadita
posesiva en el trasero. La comida diaria entre la matinée y las funciones
nocturnas se había convertido en un ritual importante para los dos. Y por la
noche, tras el trabajo, hacían el amor con una pasión y una libertad que nunca
hubiera creído posible.
Ya no podía imaginar la vida sin él. Por otro lado Nick había dejado de
mencionar el divorcio, señal de que tampoco él podía imaginárselos separados.
Por ese motivo ___(tn) aún no le había contado lo del bebé. Simplemente quería
darle un poco más de tiempo para que se acostumbrase a amarla.
A la mañana siguiente todo se fue al garete. Nick se despertó un poco después
de que ella hubiera salido de la cama y la descubrió en el descampado detrás de
las caravanas jugando con Sinjun. Dos horas más tarde todavía seguía cabreado
con ella.
Esa mañana le tocaba conducir a ____(tn). Habían comenzado a turnarse cuando
Nick se dio cuenta de que ella no iba a destrozar la camioneta y de que le
encantaba conducir.
—Debería haber conducido yo esta mañana —dijo él. —Así habría tenido las manos
ocupadas y no tendría que pensar en dónde meterlas para no estrangularte.
—Ya está bien, Nick, relájate.
—¿¡Que me relaje!? ¿Estás de coña?
___(tn) lo fulminó con la mirada. Él la miró furioso.
—Prométeme que no volverás a soltar a Sinjun.
—No estábamos en un pueblo y no había ni un alma en los alrededores, así que
deja de preocuparte.
—Eso no parece una promesa.
____(tn) contempló los campos de Indiana que se extendían a ambos lados de la
carretera.
—Te has fijado que Joe y Demi pasan mucho tiempo juntos últimamente. ¿No sería
gracioso que se casaran? Lo digo por esa serie de televisión que se llama así.
—No intentes cambiar de tema y prométeme que no volverás a ponerte en peligro.
—Tomó un largo sorbo de café de la taza que agarraba firmemente con la mano.
—¿De verdad crees que Sinjun me haría daño?
—No es un gato doméstico, por mucho que te empeñes en creer lo contrario. Los
animales salvajes son imprevisibles. No vuelvas a dejarlo suelto, ¿me has
entendido? De ninguna manera.
—Te he hecho una pregunta. ¿Crees que me haría daño?
—No a propósito. Es evidente que está loco por ti, pero la historia del circo
está llena de animales dóciles que se volvieron contra sus domadores. Y Sinjun
ni siquiera es dócil.
—Está conmigo y odia la jaula. De verdad. Ya te he dicho que nunca lo dejo
salir si estamos cerca de una zona habitada. Y ya viste por ti mismo que no
había nadie cerca esta mañana. Si hubiera habido alguien, no le hubiera abierto
la puerta.
—Como no volverás a dejarlo libre, nada de esto tiene importancia. —Nick se
terminó el café y colocó la taza en el suelo de la camioneta. —¿Qué ha sucedido
con la mujer con la que me casé? ¿La que creía que la gente civilizada no se
levantaba antes de las once?
—Se casó con un tipo del circo.
___(tn) oyó aquella profunda y entrecortada risa, y
devolvió la atención a la carretera. Sabía
que a Nick le preocupaba que hubiera dejado suelto a Sinjun y esperaba que no
se diera cuenta de que no le había prometido nada.
Sel cerró la puerta de la Airstream de su hermano y salió al fresco de la
noche. Llevaba puesto un camisón amarillo de algodón con un dibujo de Garfield,
y los pies desnudos se le hundieron en la hierba húmeda. El circo ya había sido
desmontado, pero ella se sentía demasiado mal consigo misma como para prestar
atención a la familiar visión. Clavó la mirada en Joe, que estaba sentado junto
a la puerta del Airstream en una silla azul y blanca mientras fumaba el único
cigarrillo que se permitía a la semana.
Por una vez no había ninguna mujer rondándolo. Ni las showgirls ni las jóvenes
del lugar que siempre le perseguían. La idea de que Joe practicara el sexo le
repelía, pero sabía que era irremediable. Por lo menos era discreto, que era
más de lo que podía decir de sus hermanos. Joe siempre les reñía por decir
obscenidades cerca de ella.
Joe todavía no la había visto y la brasa del cigarrillo brilló cuando dio otra
calada. Selly
apenas había comido nada en la cena, pero sentía como si fuera a vomitar sólo
de pensar en lo que tenía que hacer esa noche. Ojalá pudiera taparse las orejas
y ahogar por completo la voz de su conciencia, pero cada día era más fuerte.
La atormentaba de tal manera que ni siquiera podía
dormir por la noche y no lograba retener la comida en el estómago. Guardar
silencio se había convertido en un castigo peor que decir la verdad.
—Er... ¿puedo hablar contigo un momento? —hizo la pregunta como si tuviera una
rana enorme en la garganta y croara en vez de hablar.
—Pensaba que estabas dormida.
—No puedo dormir.
—¿Otra vez? ¿Qué te pasa últimamente?
—Es que... —Selly se retorció las manos. Joe se iba a enfadar cuando se lo
dijera, pero no
podía seguir así, sabiendo que le había jodido la vida a ___(tn) y sin hacer
nada para
remediarlo.
—¿Qué te pasa, Sel? ¿Todavía te preocupa que se te haya caído el aro esta
noche?
—No.
—Bien, porque no deberías preocuparte por eso, los demás trapecistas les paso
lo mismo alguna vez....
—¡No soy ni Matt ni Rob! —Estalló. —¡Siempre Matt y Rob! ¡Matt y Rob! ¡Ellos
son
perfectos y a mí todo me sale mal!
—No he dicho eso.
—Es lo que piensas. Siempre me comparas con ellos. Si hubiera venido a vivir
contigo después de morir mamá en vez de quedarme con tía Terry, ahora lo haría
mejor.
Joe no se enfadó sino que se frotó el brazo y ella supo que le molestaba la
tendinitis.
—Selly, hice lo que era mejor para ti. Ésta no es una vida fácil.
—Me gusta vivir así. Me gusta el circo.
—No me entiendes.
regresaron al recinto, Selly salió disparada para ensayar con Miley. ___(tn)
desempaquetó las compras que había hecho y apartó la comida de los animales,
agradeciendo para sus adentros que Nick nunca protestara por los extras en la
factura del supermercado. Ahora que sabía que sólo era un pobre profesor
universitario había intentado controlar los gastos, pero antes ahorraría en su
propia comida que en la de los animales.
Siguiendo la rutina diaria, se acercó a los elefantes y saludó a Tater. Él la
siguió hasta las
jaulas de las fieras.
Sinjun solía ignorar al elefantito, pero esta vez alzó la cabeza con orgullo y
miró a su rival
con arrogante condescendencia.
«___(tn) me ama, molesto infante, no lo olvides.» Lollipop y Chester estaban
atados fuera de la carpa y Tater se acomodó en el lugar de costumbre, donde le
esperaba un fardo de heno limpio.
___(tn) se acercó a Sinjun y metió la mano entre los barrotes para rascarle
detrás de las orejas.
Como no era un cachorro, ___(tn) no lo arrullaba como hacía con los demás.
A ___(tn) le encantaba el tiempo que pasaba con los animales. Sinjun había
mejorado bajo sus cuidados; su pelaje naranja oscuro tenía ahora un brillo
saludable. Algunas veces, casi de madrugada, cuando todo estaba silencioso y
desierto, ____(tn) abandonaba su confortable lugar junto a Nick y se acercaba a la jaula de Sinjun, le abría
la puerta y dejaba que el enorme felino vagara libre un rato.
Mientras retozaban juntos en la hierba húmeda de rocío, Sinjun mantenía sus
garras cuidadosamente enfundadas. ____(tn) se mantenía ojo avizor por si
aparecía algún otro madrugador. En ese momento, mientras acariciaba al animal,
sintió que la envolvía una sensación de letargo.
Sinjun la miró profundamente a los ojos.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo.»
«Pronto, muy pronto.»
¿Cuánto tiempo pasaría antes de que sintiera la nueva vida que crecía en su vientre?
No podía estar embarazada de más de seis semanas,
así que aún pasaría un tiempo. No se había saltado ni una sola píldora, por lo
que al principio había atribuido los síntomas al cansancio. Pero la semana
anterior, tras vomitar en el cuarto de baño, se había comprado un test de
embarazo y había descubierto la verdad.
Jugueteó con una de las orejas de Sinjun. Sabía que tenía que decírselo a Nick,
pero aún no estaba preparada. Sabía que su marido se enfadaría —____(tn) no se
encañaba al respecto, —pero en cuanto se acostumbrara a la idea, ella misma se
aseguraría de que aquello lo hiciera feliz. «Y le haría feliz», se dijo a sí
misma firmemente. Nick la amaba. Aunque todavía no lo hubiera admitido. Y
amaría a su bebé.
Si bien él todavía no había dicho las palabras que ella necesitaba escuchar,
___(tn) sabía que Nick albergaba profundos sentimientos hacia ella. ¿Qué otra
cosa si no provocaría la ternura que veía reflejada en sus ojos de vez en
cuando o la satisfacción que parecía irradiar de él cuando estaban juntos? A
veces le resultaba difícil recordar lo raro que solía ser que él se riera
cuando lo había conocido.
Sabía que a Nick le gustaba estar con ella. Al vivir en una pequeña caravana y
gracias a los interminables kilómetros que hacían en la camioneta casi todas
las mañanas, pasaban más tiempo juntos que la mayoría de los matrimonios y, a
pesar de ello, todavía la buscaba durante el resto del día para compartir con
ella cualquier cosa, para comentarle cualquier problema que hubiera surgido en
la localidad en la que estaban o simplemente darle una rápida palmadita
posesiva en el trasero. La comida diaria entre la matinée y las funciones
nocturnas se había convertido en un ritual importante para los dos. Y por la
noche, tras el trabajo, hacían el amor con una pasión y una libertad que nunca
hubiera creído posible.
Ya no podía imaginar la vida sin él. Por otro lado Nick había dejado de
mencionar el divorcio, señal de que tampoco él podía imaginárselos separados.
Por ese motivo ___(tn) aún no le había contado lo del bebé. Simplemente quería
darle un poco más de tiempo para que se acostumbrase a amarla.
A la mañana siguiente todo se fue al garete. Nick se despertó un poco después
de que ella hubiera salido de la cama y la descubrió en el descampado detrás de
las caravanas jugando con Sinjun. Dos horas más tarde todavía seguía cabreado
con ella.
Esa mañana le tocaba conducir a ____(tn). Habían comenzado a turnarse cuando
Nick se dio cuenta de que ella no iba a destrozar la camioneta y de que le
encantaba conducir.
—Debería haber conducido yo esta mañana —dijo él. —Así habría tenido las manos
ocupadas y no tendría que pensar en dónde meterlas para no estrangularte.
—Ya está bien, Nick, relájate.
—¿¡Que me relaje!? ¿Estás de coña?
___(tn) lo fulminó con la mirada. Él la miró furioso.
—Prométeme que no volverás a soltar a Sinjun.
—No estábamos en un pueblo y no había ni un alma en los alrededores, así que
deja de preocuparte.
—Eso no parece una promesa.
____(tn) contempló los campos de Indiana que se extendían a ambos lados de la
carretera.
—Te has fijado que Joe y Demi pasan mucho tiempo juntos últimamente. ¿No sería
gracioso que se casaran? Lo digo por esa serie de televisión que se llama así.
—No intentes cambiar de tema y prométeme que no volverás a ponerte en peligro.
—Tomó un largo sorbo de café de la taza que agarraba firmemente con la mano.
—¿De verdad crees que Sinjun me haría daño?
—No es un gato doméstico, por mucho que te empeñes en creer lo contrario. Los
animales salvajes son imprevisibles. No vuelvas a dejarlo suelto, ¿me has
entendido? De ninguna manera.
—Te he hecho una pregunta. ¿Crees que me haría daño?
—No a propósito. Es evidente que está loco por ti, pero la historia del circo
está llena de animales dóciles que se volvieron contra sus domadores. Y Sinjun
ni siquiera es dócil.
—Está conmigo y odia la jaula. De verdad. Ya te he dicho que nunca lo dejo
salir si estamos cerca de una zona habitada. Y ya viste por ti mismo que no
había nadie cerca esta mañana. Si hubiera habido alguien, no le hubiera abierto
la puerta.
—Como no volverás a dejarlo libre, nada de esto tiene importancia. —Nick se
terminó el café y colocó la taza en el suelo de la camioneta. —¿Qué ha sucedido
con la mujer con la que me casé? ¿La que creía que la gente civilizada no se
levantaba antes de las once?
—Se casó con un tipo del circo.
___(tn) oyó aquella profunda y entrecortada risa, y
devolvió la atención a la carretera. Sabía
que a Nick le preocupaba que hubiera dejado suelto a Sinjun y esperaba que no
se diera cuenta de que no le había prometido nada.
Sel cerró la puerta de la Airstream de su hermano y salió al fresco de la
noche. Llevaba puesto un camisón amarillo de algodón con un dibujo de Garfield,
y los pies desnudos se le hundieron en la hierba húmeda. El circo ya había sido
desmontado, pero ella se sentía demasiado mal consigo misma como para prestar
atención a la familiar visión. Clavó la mirada en Joe, que estaba sentado junto
a la puerta del Airstream en una silla azul y blanca mientras fumaba el único
cigarrillo que se permitía a la semana.
Por una vez no había ninguna mujer rondándolo. Ni las showgirls ni las jóvenes
del lugar que siempre le perseguían. La idea de que Joe practicara el sexo le
repelía, pero sabía que era irremediable. Por lo menos era discreto, que era
más de lo que podía decir de sus hermanos. Joe siempre les reñía por decir
obscenidades cerca de ella.
Joe todavía no la había visto y la brasa del cigarrillo brilló cuando dio otra
calada. Selly
apenas había comido nada en la cena, pero sentía como si fuera a vomitar sólo
de pensar en lo que tenía que hacer esa noche. Ojalá pudiera taparse las orejas
y ahogar por completo la voz de su conciencia, pero cada día era más fuerte.
La atormentaba de tal manera que ni siquiera podía
dormir por la noche y no lograba retener la comida en el estómago. Guardar
silencio se había convertido en un castigo peor que decir la verdad.
—Er... ¿puedo hablar contigo un momento? —hizo la pregunta como si tuviera una
rana enorme en la garganta y croara en vez de hablar.
—Pensaba que estabas dormida.
—No puedo dormir.
—¿Otra vez? ¿Qué te pasa últimamente?
—Es que... —Selly se retorció las manos. Joe se iba a enfadar cuando se lo
dijera, pero no
podía seguir así, sabiendo que le había jodido la vida a ___(tn) y sin hacer
nada para
remediarlo.
—¿Qué te pasa, Sel? ¿Todavía te preocupa que se te haya caído el aro esta
noche?
—No.
—Bien, porque no deberías preocuparte por eso, los demás trapecistas les paso
lo mismo alguna vez....
—¡No soy ni Matt ni Rob! —Estalló. —¡Siempre Matt y Rob! ¡Matt y Rob! ¡Ellos
son
perfectos y a mí todo me sale mal!
—No he dicho eso.
—Es lo que piensas. Siempre me comparas con ellos. Si hubiera venido a vivir
contigo después de morir mamá en vez de quedarme con tía Terry, ahora lo haría
mejor.
Joe no se enfadó sino que se frotó el brazo y ella supo que le molestaba la
tendinitis.
—Selly, hice lo que era mejor para ti. Ésta no es una vida fácil.
—Me gusta vivir así. Me gusta el circo.
—No me entiendes.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
—¡No!
—Sel se ruborizó. —¡Siempre piensas lo peor de mí!
Joe se hundió en la silla.
—Lo siento, Selly. Es que te haces mayor y eres muy guapa. Estoy preocupado por
ti.
Era lo más agradable que le había dicho en todo el verano, pero a ver qué decía
cuando confesara lo que había hecho. Quizá debería habérselo dicho a Miley
primero; no era a Miley a quien temía, sino a su Joe. Las lágrimas hicieron que
le picaran los ojos, pero parpadeó para ahuyentarlas porque los hombres odian
las lágrimas.
—Es que hice algo... y ya no puedo callarlo por más tiempo.
Él no dijo nada. Sólo la observó y esperó.
—Es... es como si algo horrible estuviera creciendo en mi interior y no se
detuviera.
—Tal vez sea mejor que me lo cuentes.
—Yo... —Tragó saliva. —El dinero... el dinero que todos pensasteis que había
robado
___(tn)... —Las palabras salieron finalmente: —fui yo quien lo robó.
Por un momento él no dijo nada, luego se levantó de un salto.
—¿¿¡¡Qué!!??
Selly levantó la mirada hacia Joe e incluso en la oscuridad de la noche pudo
ver su expresión furiosa. Se le cayó el alma a los pies, pero se obligó a
continuar.
—Fui yo... Yo cogí el dinero y luego me colé en su caravana y lo escondí en su
maleta para que todos pensaran que lo había robado ella.
—¡No me lo puedo creer! —Joe comenzó a dar patadas a diestro y siniestro, golpeando
la pata de la silla sobre la que estaba sentada ella y haciendo que se cayera.
Antes de
que tocase el suelo, él la agarró por el brazo y comenzó a sacudirla. —¿Por qué
hiciste algo así? Maldita sea, ¿por qué mentiste?
Aterrada, Selly intentó zafarse de él, pero su hermano no la soltó y la chica
ya no pudo contener las lágrimas.
—Quería... quería que ____(tn) tuviera problemas. Fue...
—Eres rastrera.
Volvió a sacudirla.
—¿Sabe Nick algo de esto?
—No.
—Has consentido que todos piensen que ___(tn) es una ladrona cuando fuiste tú.
Me pones enfermo.
Sin ningún miramiento, la arrastró por el recinto. A Selly le goteaba la nariz
y estaba tan
asustada que comenzaron a castañetearle los dientes. Había sabido que Joe se
enfadaría con ella, pero no había imaginado hasta qué punto.
Rodearon la caravana de Miley, y se dirigieron hacia la de Nick y ___(tn), que
estaba aparcada al lado. Con brusquedad, Joe levantó el puño y golpeó la
puerta. Se encendieron las luces del interior y Nick abrió de inmediato.
—¿Qué pasa, Joe?
La cara de ___(tn) apareció por encima del hombro de Nick y, cuando vio a
Selly, pareció
preocupada.
—¿Qué ha pasado?
—Díselo —le exigió Joe.
Selly se explicó entre sollozos.
—Fui yo... fui yo quien...
—¡Míralos a la cara mientras hablas! —Le cogió la barbilla y le alzó la cabeza,
sin
lastimarla pero obligándola a mirar a Nick a los ojos. Selly quiso morirse.
—¡Yo cogí el dinero! —sollozó. —No fue ____(tn). ¡Fui yo! Luego me colé en la
caravana y lo escondí en su maleta.
Nick se
puso tenso y mostró una expresión tan parecida a la de Joe que Selly dio un
paso atrás.
____(tn) soltó un grito ahogado. Aunque era una mujer pequeña logró apartar a
Nick a codazos y bajar un escalón. Intentó abrazar a Selly pero su hermano la
apartó.
—No te compadezcas de ella. Selly ha sido una cobarde y será castigada por
ello.
—¡Pero no quiero que la castigues! Hace meses que pasó. Ya no importa.
—Cuando pienso en todos los desaires que te hice...
—No importa. —___(tn) tenía la misma expresión testaruda que cuando sermoneaba
a la chica por su lenguaje. —Esto es cosa mía, Joe. De Selly y mía.
—Estás equivocada. Selly es carne de mi carne, mi responsabilidad, y nunca
pensé que llegaría el día en que me avergonzaría tanto de ella como ahora.
—Miró a Nick. —Sé que es un problema del circo, pero te pido que dejes que me
encargue yo mismo de esto.
Selly se echó hacia atrás al ver la mirada escalofriante en los ojos de Nick
cuando éste asintió con la cabeza.
—¡No, Nick! —___(tn) intentó acercarse de nuevo a Selly, pero Nick la atrapó
desde atrás.
Joe la arrastró entre las caravanas sin decir ni una palabra. Selly no había
estado tan asustada en toda su vida. Joe nunca le había pegado, pero claro,
ella nunca había hecho nada tan malo.
Él se detuvo en seco cuando Miley surgió de las sombras de su gran caravana RV.
Llevaba puesta una bata verde de seda con estampados de aves y flores por todos
lados.
Selly se
alegró tanto de verla que a punto estuvo de lanzarse en sus brazos, pero la
horrible
mirada en los ojos de la dueña del circo le hizo darse cuenta de que Miley lo
había oído todo.
Selly sacudió la cabeza y comenzó a llorar de nuevo. Ahora Miley también la
odiaba. Debería haberlo esperado, Miley odiaba el robo más que cualquier cosa.
Miley habló con voz trémula:
—Quiero hablar contigo, Joe.
—Más tarde. Tengo que ocuparme de unos asuntos...
—Mejor ahora. —Luego se dirigió a la chica: —Vete a la cama, Selly. Joe y yo
hablaremos
contigo a primera hora de la mañana.
—¿Y a ti qué más te da? —quiso gritar Selly. —Tú odias a ____(tn). Pero sabía
que eso no
importaba ahora. Miley era tan dura como su padre a la hora de seguir las
reglas del circo.
Joe la soltó, y Selly huyó. Mientras corría a la seguridad de su cama, supo que
había perdido la última oportunidad de conseguir que su padre la amara.
Joe estaba furioso con Miley.
—No quiero que metas las narices en esto.
—Sólo quiero que te tranquilices un poco. Vamos dentro.
Él subió las escaleras y abrió de un tirón la puerta metálica. Estaba demasiado
alterado para
prestar atención a los lujosos muebles que hacían de la RV de Miley la caravana
más ostentosa del circo.
—¡Es una ladrona! ¡Mi hermana es una puta ladrona! Permitió que se culpase a
____(tn).
—Apartó a un lado un juego de pesas y se dejó caer sobre el sofá, donde se pasó
la mano por el pelo.
Miley
cogió una botella de Jack Daniel's del armario de la cocina y llenó dos vasos.
Ninguno de los dos era bebedor y Joe se sorprendió cuando ella vació el
contenido de uno de los vasos antes de pasarle el otro. Despues de eso, Miley y
Joe hablaron un gran rato acerca del circo; jamás tocaron el tema de Selly
Nick se quedó mirando el oscuro escaparate de la tienda de postales de
Hallmark. Tres puertas más abajo brillaban las luces de una pequeña pizzería
mientras, junto a ellos, parpadeaba el letrero de neón de una tintorería
cerrada. Hacía mucho tiempo que había dejado de pensar en el robo de ___(tn),
pero lo cierto era que nunca había creído que fuera inocente. Tenía que asumir
la terrible injusticia que había cometido con ella.
¿Por qué no la había creído? Siempre se había enorgullecido de ser imparcial,
pero había
estado tan seguro de que la desesperación de ___(tn) la había conducido a robar
el dinero que no le había ofrecido el beneficio de la duda. Debería haber
sabido que el fuerte código moral de su esposa jamás le permitiría robar.
Ella se removió inquieta a su lado.
—¿Podemos irnos ya?
____(tn) no había querido acompañarlo a dar un paseo nocturno por la alameda
desierta, cerca de donde se había instalado el recinto del circo, pero Nick no
estaba preparado para volver a los estrechos confines de la caravana y había
insistido en ello. Dio la espalda al despliegue de postales y figuras de
ángeles y sintió la tensión y la mirada preocupada de ___(tn).
Los rizos
negros enmarcaban las mejillas de su esposa y su boca parecía tierna y
delicada. Sintió temor ante aquella dulce cabeza hueca que poseía una voluntad
tan firme como la suya. Le rozó la mejilla con el pulgar.
—¿Por qué no me contaste que lo hizo Selly?
—Podemos hablar de eso más tarde —dijo ____(tn) mirando impacientemente hacia
la carretera y alejándose de él de nuevo.
—¡Espera! —la cogió suavemente por los hombros y ella se removió como un niño
impaciente.
—¡Suéltame! Nunca deberías haber dejado que Joe se la llevara así. ¿Has visto
lo enfadado que estaba? Si le hace daño...
—Espero que le caliente el trasero.
—¿Cómo puedes decir eso? Sólo tiene dieciocho años y ha sido un verano horrible
para ella.
—Tampoco ha sido demasiado bueno para ti. ¿Cómo puedes defenderla después de lo
que te hizo?
—Eso no importa. La experiencia me curtió, algo que ciertamente necesitaba.
¿Por qué has dejado que se la llevara estando tan enfadado? Prácticamente le
has dado permiso para que le dé una zurra. No esperaba eso de ti, Nick, de
verdad. ¡Ahora!, por favor, te lo ruego. Volvamos y deja que me asegure de que
está bien.
«Te lo ruego.» ___(tn) repetía eso todo el tiempo. Las mismas palabras que
habían envenenado el espíritu de Miley Cyrus dos años antes, cuando le había
implorado que la amase, salían de la boca de ____(tn) continuamente. Por la
mañana, con el cepillo de dientes en la boca le gritaba: «¡Café! ¡Por favor, te lo ruego!» La noche
anterior le había susurrado suave y tímidamente al oído: «Hazme el amor, Nick.
Te lo ruego.» Como si tuviese que rogárselo.
Pero implorar no amenazaba el orgullo de ____(tn). Era sólo su manera de
expresarse y, si en algún momento fuera lo suficientemente tonto para sugerirle
que suplicar podía ser humillante, ___(tn) le lanzaría esa mirada compasiva que
él había llegado a conocer tan bien y le diría que dejara de ser tan estirado.
Nick le acarició el labio inferior con el índice.
—¿Te haces una idea de lo mucho que lo siento?
____(tn) se removió con impaciencia bajo el roce de su mano.
—¡Ya te he perdonado! ¡Ahora, vámonos!
Nick quiso besarla y sacudirla al mismo tiempo.
—¿No lo entiendes? Por culpa de Selly todo el circo pensó que eras una ladrona.
Ni siquiera yo te creí.
—Eso es porque eres pesimista por naturaleza. Ahora, basta ya, Nick. Entiendo
que te remuerda la conciencia, pero tendrás que dejarlo para otro momento. Si
Joe...
—No hará nada. Está cabreado, pero no le pondrá un dedo encima.
—¿Cómo puedes estar seguro?
—Joe grita mucho, pero no es violento, en especial con su hermana.
—Siempre hay una primera vez.
—Le oí hablando con Miley un poco antes de que saliéramos. Ella protegerá a
Selly como una leona a sus cachorros.
—Que Selly vaya a ser protegida por Miley no me tranquiliza —dijo ___(tn)
mencionando a una famosa parricida.
—Miley no es cruel con todo el mundo.
—Me odia.
—Habría odiado a cualquiera que se hubiera
casado conmigo.
—Tal vez. Pero no de la manera que me odia a mí. Al principio no era tan malo,
pero ahora...
—Era más fácil cuando te odiaba todo el mundo. —Le frotó el hombro. —Siento que
te hayas visto envuelta en esta batalla que tiene Miley con su orgullo. Siempre
ha poseído talento, incluso de niña, y por ese motivo han sido demasiado
indulgentes con ella. Su padre la hacía trabajar duro, pero también alimentó su
ego, y Miley creció pensando que era perfecta. No puede aceptar que tiene
debilidades como todo el mundo, así que siempre les echa la culpa de todo a los
demás.
—Supongo que no es fácil enfrentarse a tus propios defectos.
—Oh, no. No comiences a sentir pena por ella. No bajes la guardia, ¿me oyes?
—Pero yo no le he hecho nada.
—Te has casado conmigo.
___(tn) frunció el ceño.
—¿Qué fue lo que sucedió entre vosotros?
—Ella creía que estaba enamorada de mí. Pero no lo estaba, sólo amaba mi
linaje, aunque
todavía no se ha dado cuenta. Tuvimos una escena muy desagradable y perdió los
nervios. Cualquier otra mujer lo habría olvidado, pero Miley no. Es demasiado
arrogante para pensar que es culpa suya, por lo tanto la culpa es mía. Nuestro
matrimonio fue un enorme golpe para su orgullo, pero mientras estuviste en
desgracia, resultó llevadero para ella. No sé cómo reaccionará ahora.
—Sel se ruborizó. —¡Siempre piensas lo peor de mí!
Joe se hundió en la silla.
—Lo siento, Selly. Es que te haces mayor y eres muy guapa. Estoy preocupado por
ti.
Era lo más agradable que le había dicho en todo el verano, pero a ver qué decía
cuando confesara lo que había hecho. Quizá debería habérselo dicho a Miley
primero; no era a Miley a quien temía, sino a su Joe. Las lágrimas hicieron que
le picaran los ojos, pero parpadeó para ahuyentarlas porque los hombres odian
las lágrimas.
—Es que hice algo... y ya no puedo callarlo por más tiempo.
Él no dijo nada. Sólo la observó y esperó.
—Es... es como si algo horrible estuviera creciendo en mi interior y no se
detuviera.
—Tal vez sea mejor que me lo cuentes.
—Yo... —Tragó saliva. —El dinero... el dinero que todos pensasteis que había
robado
___(tn)... —Las palabras salieron finalmente: —fui yo quien lo robó.
Por un momento él no dijo nada, luego se levantó de un salto.
—¿¿¡¡Qué!!??
Selly levantó la mirada hacia Joe e incluso en la oscuridad de la noche pudo
ver su expresión furiosa. Se le cayó el alma a los pies, pero se obligó a
continuar.
—Fui yo... Yo cogí el dinero y luego me colé en su caravana y lo escondí en su
maleta para que todos pensaran que lo había robado ella.
—¡No me lo puedo creer! —Joe comenzó a dar patadas a diestro y siniestro, golpeando
la pata de la silla sobre la que estaba sentada ella y haciendo que se cayera.
Antes de
que tocase el suelo, él la agarró por el brazo y comenzó a sacudirla. —¿Por qué
hiciste algo así? Maldita sea, ¿por qué mentiste?
Aterrada, Selly intentó zafarse de él, pero su hermano no la soltó y la chica
ya no pudo contener las lágrimas.
—Quería... quería que ____(tn) tuviera problemas. Fue...
—Eres rastrera.
Volvió a sacudirla.
—¿Sabe Nick algo de esto?
—No.
—Has consentido que todos piensen que ___(tn) es una ladrona cuando fuiste tú.
Me pones enfermo.
Sin ningún miramiento, la arrastró por el recinto. A Selly le goteaba la nariz
y estaba tan
asustada que comenzaron a castañetearle los dientes. Había sabido que Joe se
enfadaría con ella, pero no había imaginado hasta qué punto.
Rodearon la caravana de Miley, y se dirigieron hacia la de Nick y ___(tn), que
estaba aparcada al lado. Con brusquedad, Joe levantó el puño y golpeó la
puerta. Se encendieron las luces del interior y Nick abrió de inmediato.
—¿Qué pasa, Joe?
La cara de ___(tn) apareció por encima del hombro de Nick y, cuando vio a
Selly, pareció
preocupada.
—¿Qué ha pasado?
—Díselo —le exigió Joe.
Selly se explicó entre sollozos.
—Fui yo... fui yo quien...
—¡Míralos a la cara mientras hablas! —Le cogió la barbilla y le alzó la cabeza,
sin
lastimarla pero obligándola a mirar a Nick a los ojos. Selly quiso morirse.
—¡Yo cogí el dinero! —sollozó. —No fue ____(tn). ¡Fui yo! Luego me colé en la
caravana y lo escondí en su maleta.
Nick se
puso tenso y mostró una expresión tan parecida a la de Joe que Selly dio un
paso atrás.
____(tn) soltó un grito ahogado. Aunque era una mujer pequeña logró apartar a
Nick a codazos y bajar un escalón. Intentó abrazar a Selly pero su hermano la
apartó.
—No te compadezcas de ella. Selly ha sido una cobarde y será castigada por
ello.
—¡Pero no quiero que la castigues! Hace meses que pasó. Ya no importa.
—Cuando pienso en todos los desaires que te hice...
—No importa. —___(tn) tenía la misma expresión testaruda que cuando sermoneaba
a la chica por su lenguaje. —Esto es cosa mía, Joe. De Selly y mía.
—Estás equivocada. Selly es carne de mi carne, mi responsabilidad, y nunca
pensé que llegaría el día en que me avergonzaría tanto de ella como ahora.
—Miró a Nick. —Sé que es un problema del circo, pero te pido que dejes que me
encargue yo mismo de esto.
Selly se echó hacia atrás al ver la mirada escalofriante en los ojos de Nick
cuando éste asintió con la cabeza.
—¡No, Nick! —___(tn) intentó acercarse de nuevo a Selly, pero Nick la atrapó
desde atrás.
Joe la arrastró entre las caravanas sin decir ni una palabra. Selly no había
estado tan asustada en toda su vida. Joe nunca le había pegado, pero claro,
ella nunca había hecho nada tan malo.
Él se detuvo en seco cuando Miley surgió de las sombras de su gran caravana RV.
Llevaba puesta una bata verde de seda con estampados de aves y flores por todos
lados.
Selly se
alegró tanto de verla que a punto estuvo de lanzarse en sus brazos, pero la
horrible
mirada en los ojos de la dueña del circo le hizo darse cuenta de que Miley lo
había oído todo.
Selly sacudió la cabeza y comenzó a llorar de nuevo. Ahora Miley también la
odiaba. Debería haberlo esperado, Miley odiaba el robo más que cualquier cosa.
Miley habló con voz trémula:
—Quiero hablar contigo, Joe.
—Más tarde. Tengo que ocuparme de unos asuntos...
—Mejor ahora. —Luego se dirigió a la chica: —Vete a la cama, Selly. Joe y yo
hablaremos
contigo a primera hora de la mañana.
—¿Y a ti qué más te da? —quiso gritar Selly. —Tú odias a ____(tn). Pero sabía
que eso no
importaba ahora. Miley era tan dura como su padre a la hora de seguir las
reglas del circo.
Joe la soltó, y Selly huyó. Mientras corría a la seguridad de su cama, supo que
había perdido la última oportunidad de conseguir que su padre la amara.
Joe estaba furioso con Miley.
—No quiero que metas las narices en esto.
—Sólo quiero que te tranquilices un poco. Vamos dentro.
Él subió las escaleras y abrió de un tirón la puerta metálica. Estaba demasiado
alterado para
prestar atención a los lujosos muebles que hacían de la RV de Miley la caravana
más ostentosa del circo.
—¡Es una ladrona! ¡Mi hermana es una puta ladrona! Permitió que se culpase a
____(tn).
—Apartó a un lado un juego de pesas y se dejó caer sobre el sofá, donde se pasó
la mano por el pelo.
Miley
cogió una botella de Jack Daniel's del armario de la cocina y llenó dos vasos.
Ninguno de los dos era bebedor y Joe se sorprendió cuando ella vació el
contenido de uno de los vasos antes de pasarle el otro. Despues de eso, Miley y
Joe hablaron un gran rato acerca del circo; jamás tocaron el tema de Selly
Nick se quedó mirando el oscuro escaparate de la tienda de postales de
Hallmark. Tres puertas más abajo brillaban las luces de una pequeña pizzería
mientras, junto a ellos, parpadeaba el letrero de neón de una tintorería
cerrada. Hacía mucho tiempo que había dejado de pensar en el robo de ___(tn),
pero lo cierto era que nunca había creído que fuera inocente. Tenía que asumir
la terrible injusticia que había cometido con ella.
¿Por qué no la había creído? Siempre se había enorgullecido de ser imparcial,
pero había
estado tan seguro de que la desesperación de ___(tn) la había conducido a robar
el dinero que no le había ofrecido el beneficio de la duda. Debería haber
sabido que el fuerte código moral de su esposa jamás le permitiría robar.
Ella se removió inquieta a su lado.
—¿Podemos irnos ya?
____(tn) no había querido acompañarlo a dar un paseo nocturno por la alameda
desierta, cerca de donde se había instalado el recinto del circo, pero Nick no
estaba preparado para volver a los estrechos confines de la caravana y había
insistido en ello. Dio la espalda al despliegue de postales y figuras de
ángeles y sintió la tensión y la mirada preocupada de ___(tn).
Los rizos
negros enmarcaban las mejillas de su esposa y su boca parecía tierna y
delicada. Sintió temor ante aquella dulce cabeza hueca que poseía una voluntad
tan firme como la suya. Le rozó la mejilla con el pulgar.
—¿Por qué no me contaste que lo hizo Selly?
—Podemos hablar de eso más tarde —dijo ____(tn) mirando impacientemente hacia
la carretera y alejándose de él de nuevo.
—¡Espera! —la cogió suavemente por los hombros y ella se removió como un niño
impaciente.
—¡Suéltame! Nunca deberías haber dejado que Joe se la llevara así. ¿Has visto
lo enfadado que estaba? Si le hace daño...
—Espero que le caliente el trasero.
—¿Cómo puedes decir eso? Sólo tiene dieciocho años y ha sido un verano horrible
para ella.
—Tampoco ha sido demasiado bueno para ti. ¿Cómo puedes defenderla después de lo
que te hizo?
—Eso no importa. La experiencia me curtió, algo que ciertamente necesitaba.
¿Por qué has dejado que se la llevara estando tan enfadado? Prácticamente le
has dado permiso para que le dé una zurra. No esperaba eso de ti, Nick, de
verdad. ¡Ahora!, por favor, te lo ruego. Volvamos y deja que me asegure de que
está bien.
«Te lo ruego.» ___(tn) repetía eso todo el tiempo. Las mismas palabras que
habían envenenado el espíritu de Miley Cyrus dos años antes, cuando le había
implorado que la amase, salían de la boca de ____(tn) continuamente. Por la
mañana, con el cepillo de dientes en la boca le gritaba: «¡Café! ¡Por favor, te lo ruego!» La noche
anterior le había susurrado suave y tímidamente al oído: «Hazme el amor, Nick.
Te lo ruego.» Como si tuviese que rogárselo.
Pero implorar no amenazaba el orgullo de ____(tn). Era sólo su manera de
expresarse y, si en algún momento fuera lo suficientemente tonto para sugerirle
que suplicar podía ser humillante, ___(tn) le lanzaría esa mirada compasiva que
él había llegado a conocer tan bien y le diría que dejara de ser tan estirado.
Nick le acarició el labio inferior con el índice.
—¿Te haces una idea de lo mucho que lo siento?
____(tn) se removió con impaciencia bajo el roce de su mano.
—¡Ya te he perdonado! ¡Ahora, vámonos!
Nick quiso besarla y sacudirla al mismo tiempo.
—¿No lo entiendes? Por culpa de Selly todo el circo pensó que eras una ladrona.
Ni siquiera yo te creí.
—Eso es porque eres pesimista por naturaleza. Ahora, basta ya, Nick. Entiendo
que te remuerda la conciencia, pero tendrás que dejarlo para otro momento. Si
Joe...
—No hará nada. Está cabreado, pero no le pondrá un dedo encima.
—¿Cómo puedes estar seguro?
—Joe grita mucho, pero no es violento, en especial con su hermana.
—Siempre hay una primera vez.
—Le oí hablando con Miley un poco antes de que saliéramos. Ella protegerá a
Selly como una leona a sus cachorros.
—Que Selly vaya a ser protegida por Miley no me tranquiliza —dijo ___(tn)
mencionando a una famosa parricida.
—Miley no es cruel con todo el mundo.
—Me odia.
—Habría odiado a cualquiera que se hubiera
casado conmigo.
—Tal vez. Pero no de la manera que me odia a mí. Al principio no era tan malo,
pero ahora...
—Era más fácil cuando te odiaba todo el mundo. —Le frotó el hombro. —Siento que
te hayas visto envuelta en esta batalla que tiene Miley con su orgullo. Siempre
ha poseído talento, incluso de niña, y por ese motivo han sido demasiado
indulgentes con ella. Su padre la hacía trabajar duro, pero también alimentó su
ego, y Miley creció pensando que era perfecta. No puede aceptar que tiene
debilidades como todo el mundo, así que siempre les echa la culpa de todo a los
demás.
—Supongo que no es fácil enfrentarse a tus propios defectos.
—Oh, no. No comiences a sentir pena por ella. No bajes la guardia, ¿me oyes?
—Pero yo no le he hecho nada.
—Te has casado conmigo.
___(tn) frunció el ceño.
—¿Qué fue lo que sucedió entre vosotros?
—Ella creía que estaba enamorada de mí. Pero no lo estaba, sólo amaba mi
linaje, aunque
todavía no se ha dado cuenta. Tuvimos una escena muy desagradable y perdió los
nervios. Cualquier otra mujer lo habría olvidado, pero Miley no. Es demasiado
arrogante para pensar que es culpa suya, por lo tanto la culpa es mía. Nuestro
matrimonio fue un enorme golpe para su orgullo, pero mientras estuviste en
desgracia, resultó llevadero para ella. No sé cómo reaccionará ahora.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
—Mal,
supongo.
—Miley y
yo nos conocemos bastante bien. Podía vivir con el pasado mientras me veía como
un ser desgraciado, pero ahora no. Querrá castigarme por ser feliz y sólo tengo
una debilidad. —La miró.
—¿Yo? ¿Yo soy tu debilidad?
—Si te hace daño a ti, me lo hace a mí. Por eso quiero que tengas cuidado.
—Me parece una pérdida de tiempo malgastar toda esa energía intentando
convencer a todo el mundode que uno es mejor que nadie. No puedo comprenderlo.
—Claro que no puedes. Te encanta señalar
tus defectos a todo aquel que quiera escucharte.
___(tn) debió encontrar divertida la exasperación de Nick porque sonrió.
—De cualquier manera acabarían descubriéndolos por sí solos en cuanto pasaran
el tiempo
suficiente conmigo. Sólo les evito el esfuerzo.
—Lo único que descubrirían es que eres una de las personas más decentes que
conozco.
Una expresión muy parecida a la culpa asomó en el rostro de ____(tn), aunque Nick
no podía imaginar de que se sentía culpable. De repente, la joven volvió a
mostrar su preocupación.
—¿Estás seguro de que a Selly no le pasará nada?
—No he dicho eso. Te aseguro que Joe la castigará.
—Dado que soy la persona agraviada, debería decidir yo el castigo.
—Joe no lo verá de ese modo, y Miley tampoco.
—¡Miley! ¡Qué hipócrita! Le encantaba creer que yo era una ladrona. ¿Cómo puede
castigar a Selly por concederle su más anhelado deseo?
—Miley
estaba encantada porque pensaba que era verdad. Pero tiene un fuerte sentido de
la
justicia. Las gentes del circo llevan una vida itinerante y no hay nada que
odien más que a un ladrón. Cuando Selly cometió el robo y mintió, violó todo en
lo que Miley cree.
—Aun así, creo que es una hipócrita y no harás que cambie de idea. Si no haces
algo con
respecto a Joe, lo haré yo.
—No, tú no harás nada.
____(tn) abrió la boca para discutir con él, pero antes de que pudiera emitir
una palabra, Nick se inclinó y la besó. La joven resistió dos segundos
intentando demostrar que no era una chica fácil, pero enseguida se rindió.
Santo Dios, a Nick le encantaba besarla, le encantaba sentir cómo se fusionaba
con él, la presión suave de sus pechos. ¿Qué había hecho para merecer a esa
mujer? Era su ángel personal.
Lo atravesó una oleada de frustración porque ella no exigía la venganza que
merecía. Pero
vengarse no formaba parte de la naturaleza de ____(tn), por eso era tan
vulnerable.
Se apartó ligeramente para hablar y tuvo que obligarse a decir aquellas
palabras tan inusuales en él.
—Lo siento, cariño. Siento no haberte creído.
—No importa —repuso ella.
Nick supo lo que ella quería decir y sintió como si su corazón explotara.
Miley estaba bajo las sombras del toldo, ocultando
su sufrimiento, mientras observaba reírse a Nick y ____(tn) frente a su
caravana. Él quitó una paja del pelo a su esposa y luego le rozó la cara; un
gesto tan íntimo que fue como si le hubiera acariciado el pecho.
La amargura se extendió por su cuerpo como una vid corrupta, despojándola de
todo lo demás. Habían pasado cuatro días desde que Selly había confesado la
verdad y Miley no podía soportar lo feliz que parecía la pareja. Sentía como si
fuera a su costa, y Nick no merecía ser feliz.
—Olvídalo, Miley.
Se giró y vio a Joe caminando hacia ella.
—Déjame en paz.
—No es eso lo que quieres que haga.
Miley odió la mirada de lástima que él le lanzó.
—No sabes nada.
—Déjalo, Miley. Nick forma parte de tu pasado. Será mejor que lo olvides.
—Suponía que dirías algo así. Eres todo un experto en olvidar, ¿no es cierto?
—Si estás hablando de Selly...
—Ya sabes que sí.
Digirió la mirada hacia el camión de los elefantes donde Selly empujaba una
carretilla cargada de estiércol. Ahora era ella quien se encargaba de esa
tarea, la misma que había realizado ___(tn). Miley lo consideraba un castigo
apropiado, pero Joe no estaba satisfecho. Lo había arreglado todo para enviar a
Selly con su tia Terry.
—Selly es cosa mía.
Miley no dijo nada, simplemente sonrió con sarcasmo. Entonces vio que Nick se
inclinaba para besar a ____(tn) en la punta de la nariz. Cómo lo odiaba. Cómo
los odiaba a los dos. A ella nunca la había mirado así.
—Mantente alejado de mí, Joe. —Lo empujó al pasar por su lado y se alejó con
paso airado.
Tres días después, ___(tn) se dirigía a la casa de fieras con una bolsa de
golosinas que había comprado cuando había pasado con Nick por la tienda de
comestibles, Tater iba detrás de ellos.
Unos minutos despues, ___(tn) siguió caminando hacia la casa de fieras, donde
pasó unos pocos minutos con Sinjun.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo ya.»
«Pronto.»
Le dio la espalda escapando de la reprimenda que creía haber visto en los ojos
de Sinjun. Durante los últimos días Nick había sido tan feliz como un niño y
ella no había sido capaz de aguarle la fiesta. Sabía que a él le costaría
acostumbrarse a la idea de un bebé, así que era importante elegir el momento
adecuado para darle la noticia.
Cogió las ciruelas que había comprado para Glenna y entró en la carpa. Pero la
jaula de la gorila había desaparecido.
Salió con rapidez. Tater abandonó el heno y trotó felizmente tras ella mientras
se acercaba al camión que transportaba a las fieras. Kevin estaba echando una
siesta dentro de la cabina y ella se inclinó sobre la ventanilla abierta para
sacudirle el brazo.
—¿Dónde está Glenna?
Kevin se despertó sobresaltado y su desgastado Stetson chocó contra el espejo
retrovisor cuando se enderezó.
—¿Eh?
—¡Glenna! No está en su jaula.
Él bostezó.
—Vinieron esta mañana por ella.
—¿Quien?
—Un chico. Miley estaba con él. Cargó la jaula de Glenna en una camioneta y se
piró.
Aturdida, ___(tn) soltó al muchacho y dio un paso atrás. ¿Qué había tramado
Miley?
___(tn) encontró a Nick revisando la lona del circo por si había desgarrones.
—¡Nick! ¡Se han llevado a Glenna!
—¿Qué?
Le explicó lo que había averiguado, y Nick la miró con gravedad.
—Vamos a hablar con Miley.
La dueña del circo estaba sentada tras el escritorio del vagón rojo ocupándose
del papeleo. Tenía el pelo recogido y estaba vestida con un mono color caqui
con el cuello adornado con un bordado de estilo mexicano. ___(tn) se puso
delante de Nick para enfrentarse a ella.
—¿Qué has hecho con Glenna?
Miley levantó la vista.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Porque soy yo quien se encarga de la casa de fieras. Es uno de mis animales y
está bajo mi cuidado.
—¿Perdón? ¿Uno de tus animales? Me temo que no.
—Ya basta, Miley—la interrumpió Nick. —¿Dónde está la gorila?
—La he vendido.
—¿La has vendido? —la increpó él.
—Por si no lo sabíais, el circo de los Hermanos Cyrus está de rebajas. Como
todos os quejabais de la casa de fieras, he decidido venderla.
—¿No crees que deberías habérmelo dicho?
—Pues la verdad es que ni se me pasó por la cabeza. —Se levantó del escritorio
y llevó un fajo de documentos al archivador.
___(tn) dio un paso adelante cuando Miley abrió uno de los cajones.
—¿A quién se la has vendido? ¿Dónde está?
—No sé por qué estás tan disgustada. ¿No era a ti a quien le gustaba decir a
todo el mundo lo inhumana que era nuestra exhibición de fieras?
—Eso no quiere decir que quisiera que vendieras a Glenna. Quiero saber adónde
se la han llevado.
—A un nuevo hogar. —Miley cerró el cajón.
—¿Adónde?
—¿Estás interrogándome?
Nick apoyó la mano en el hombro de ___(tn).
—¿Por qué no vuelves con los animales y dejas que yo me encargue de esto?
—Quiero
saber dónde está. Nick, tengo que decirle un montón de cosas sobre las
costumbres de Glenna al nuevo propietario. Odia los ruidos fuertes y le dan
miedo las personas que llevan
sombreros grandes. —Se le puso un nudo en la garganta al pensar que no vería
otra vez a la dulce gorila. Quería que Glenna tuviera un nuevo hogar, pero le
habría gustado poder despedirse de ella.
Recordó la manera en que a la gorila le gustaba asearla y se preguntó si alguno
de sus nuevos cuidado res le dejaría hacerlo. Sintió que se le llenaban los
ojos de lágrimas. —Le encantan las ciruelas. Tengo que decirles lo de las
ciruelas.
Nick le dio una palmadita en el brazo.
—Escribe una lista y me aseguraré de que la lean. Venga, ahora tengo que hablar
con Miley.
___(tn) quiso protestar, pero se dio cuenta de que Nick tendría más
posibilidades de conseguir que Miley colaborara si estaban solos. Se dirigió a
la puerta, pero se detuvo en el umbral y volvió la mirada hacia la dueña del
circo.
—Ni se te ocurra hacerlo de nuevo, ¿me has oído? La próxima vez que vendas un
animal, quierosaberlo antes. Y también quiero hablar con el nuevo propietario.
Miley arqueó las cejas.
—No puedo creer que te atrevas a darme órdenes.
—Pues créetelo. Y será mejor que me hagas caso. —Se dio la vuelta y los dejó
solos.
Durante un rato, ni Miley ni Nick abrieron la boca. Nick dudaba que el discurso
de ____(tn) hubiera intimidado a Miley, pero se sintió orgulloso de que su
esposa se hubiera defendido sola. Observó a su antigua amante y sólo sintió
asco.
—¿Qué te pasa, Miley? Siempre has sido una mujer dura, pero nunca fuiste cruel.
—No sé de qué te quejas. A ti tampoco te gusta la exposición de fieras.
—No te hagas la tonta. Querías hacer daño a ___(tn) y lo has conseguido. La
utilizas a ella para hacerme daño a mí y no pienso consentirlo.
—No seas creído, no eres tan importante.
—Te conozco, Miley. Sé cómo piensas. Todo iba bien mientras la gente pensaba
que ____(tn) era una ladrona, pero ahora que saben la verdad, no puedes
soportarlo.
—Hago lo que me da la gana, Nick. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.
—¿Dónde está la gorila?
—No es asunto tuyo. —Miley salió de la caravana tras fulminarle con la mirada.
Nick se negó a ir tras ella, no pensaba darle la satisfacción de tener que
pedirle nada. Se
acercó al teléfono.
Tardó un día en localizar al distribuidor al que Miley había vendido la gorila.
El distribuidor le pidió el doble de lo que le había pagado a Miley por el
animal, pero Nick no regateó.
Buscó un hogar confortable para Glenna y, el miércoles de la semana siguiente,
pudo decirle a ___(tn) que su gorila se acababa de convertir en la nueva
residente del zoologico Brookfield de Chicago. Lo que no le dijo fue que había
sido su dinero el que lo había hecho posible.
___(tn) rompió a llorar y le dijo que era el marido más maravilloso del mundo.
Joe y Selly se
detuvieron en el mostrador de la TWA en el aeropuerto de Indianápolis. La chica
embarcaría en un avión de esa compañía rumbo a Wichita. No se habían dirigido
la palabra desde que habían salido del recinto esa mañana, y a Joe le corroía
la culpa, algo que no le gustaba nada. Miley lo había insultado de todas las
maneras que sabía y, el día anterior, ____(tn) lo había acorralado contra uno
de los tenderetes para ponerlo de vuelta y media. Lo habían hecho sentir un canalla.
Pero ninguna de ellas sabía lo que era tener una hermana ni quererla tanto que
haría cualquier cosa por ella. Miró enfadado a Selly.
—Haz caso a la tía Terry, ¿me oyes? Te llamaré todas las semanas. Si necesitas
dinero me lo dices, y no se te ocurra empezar a salir con chicos todavía.
Ella miró hacia delante, con la mochila agarrada firmemente entre las manos. Se
la veía tan bonita, delgada y resentida, que a él le dolió el corazón. Quería
proteger a su hermana, protegerla y hacerla feliz. Daría su vida por ella.
—Te enviaré un billete de avión para que vengas a Florida a pasar las
vacaciones de Navidad con nosotros —dijo bruscamente. —Quizá podríamos ir a
Disneylandia. ¿Te gustaría?
Sel se volvió hacia él con la barbilla temblorosa.
—No quiero volver a verte en mi vida.
Joe sintió un dolor desgarrador en las entrañas.
—No lo dices en serio.
—Ojalá no fueras mi hermano.
—Selena...
—No te quiero. Nunca te he querido. —Sin derramar ni una sola lágrima y con la
cara inexpresiva, Selly lo miró directamente a los ojos. —Quería a mamá, a
papá, pero a ti no.
—No digas eso, Selly.
—Deberías sentirte feliz. Ya no tienes que sentirte culpable por no quererme.
—¿Quién te ha dicho que no te quiero? Maldita sea, ¿te lo han dicho los chicos?
—Eres tú quien me lo ha dicho.
—Jamás he hecho tal cosa. ¿De qué diablos hablas?
—Me lo has demostrado de mil maneras. —Se puso la mochila al hombro. —Lamento
lo que sucedió con el dinero, pero ya te lo dije. Ahora me piro al avión. No te
molestes en llamarme. Siempre estaré demasiado ocupada para ponerme al
teléfono.
Se dio media vuelta y se alejó de él. Le enseñó el billete a la azafata y
desapareció por la puerta de embarque.
Santo Dios, ¿qué había hecho? ¿Qué había querido decir su hermana con que le
había demostrado de mil maneras que no la quería? Jesús, María y José, lo había
jodido todo. Él sólo quería lo mejor para ella. Aquel era un mundo duro y tenía
que ser exigente con ella o acabaría convirtiéndose en una vaga. Pero todo
había salido mal.
En ese momento se dio cuenta de que no podía dejar que se fuera. Miley y
___(tn) habían tenido razón desde el principio.
Empujó a la azafata al pasar por su lado y se coló por la puerta de embarque
dando voces.
—¡Selena Miller, vuelve aquí ahora mismo!
La alarmada azafata se interpuso en su camino.
—Señor, ¿puedo ayudarle en algo?
Los pasajeros que se interponían entre Selly y él se giraron para ver qué
pasaba, pero ella siguió caminando.
—¡Vuelve aquí inmediatamente! ¿Me has oído?
—Señor, voy a tener que llamar a seguridad. Si tiene algún problema...
—Venga, llámelos. Esa chica es mi hermana y quiero que vuelva.
Selly casi había llegado a la puerta del avión cuando Joe la alcanzó.
—No pienso tolerar que ninguna hermana mía me hable así. ¡Ni hablar! —La apartó
a un lado con intención de decirle lo que se merecía. —Si crees que adoptando
esa actitud conseguirás volver con la tía Terry, estás muy equivocada. Mueve el
culo, nos volvemos al circo, jovencita, y espero que te guste limpiar porque es
lo que vas a hacer de camino a Florida.
Ella se lo quedó mirando con los ojos tan abiertos que parecían caramelos de
cafe.
—¿Me quedo?
—Por supuesto que te quedas. Y no quiero volverte a oír hablar así. —Se le
quebró la voz. —Soy tu hermano, y si se te ocurre no quererme de la misma
manera que yo te quiero, te arrepentirás.
A continuación, Joe la abrazó y ella le devolvió el abrazo mientras los
pasajeros que intentaban subir al avión los empujaban con sus bolsas y
carritos, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Joe siguió abrazando
con fuerza a esa hermana que amaba con locura y de la que no pensaba separarse
nunca.
supongo.
—Miley y
yo nos conocemos bastante bien. Podía vivir con el pasado mientras me veía como
un ser desgraciado, pero ahora no. Querrá castigarme por ser feliz y sólo tengo
una debilidad. —La miró.
—¿Yo? ¿Yo soy tu debilidad?
—Si te hace daño a ti, me lo hace a mí. Por eso quiero que tengas cuidado.
—Me parece una pérdida de tiempo malgastar toda esa energía intentando
convencer a todo el mundode que uno es mejor que nadie. No puedo comprenderlo.
—Claro que no puedes. Te encanta señalar
tus defectos a todo aquel que quiera escucharte.
___(tn) debió encontrar divertida la exasperación de Nick porque sonrió.
—De cualquier manera acabarían descubriéndolos por sí solos en cuanto pasaran
el tiempo
suficiente conmigo. Sólo les evito el esfuerzo.
—Lo único que descubrirían es que eres una de las personas más decentes que
conozco.
Una expresión muy parecida a la culpa asomó en el rostro de ____(tn), aunque Nick
no podía imaginar de que se sentía culpable. De repente, la joven volvió a
mostrar su preocupación.
—¿Estás seguro de que a Selly no le pasará nada?
—No he dicho eso. Te aseguro que Joe la castigará.
—Dado que soy la persona agraviada, debería decidir yo el castigo.
—Joe no lo verá de ese modo, y Miley tampoco.
—¡Miley! ¡Qué hipócrita! Le encantaba creer que yo era una ladrona. ¿Cómo puede
castigar a Selly por concederle su más anhelado deseo?
—Miley
estaba encantada porque pensaba que era verdad. Pero tiene un fuerte sentido de
la
justicia. Las gentes del circo llevan una vida itinerante y no hay nada que
odien más que a un ladrón. Cuando Selly cometió el robo y mintió, violó todo en
lo que Miley cree.
—Aun así, creo que es una hipócrita y no harás que cambie de idea. Si no haces
algo con
respecto a Joe, lo haré yo.
—No, tú no harás nada.
____(tn) abrió la boca para discutir con él, pero antes de que pudiera emitir
una palabra, Nick se inclinó y la besó. La joven resistió dos segundos
intentando demostrar que no era una chica fácil, pero enseguida se rindió.
Santo Dios, a Nick le encantaba besarla, le encantaba sentir cómo se fusionaba
con él, la presión suave de sus pechos. ¿Qué había hecho para merecer a esa
mujer? Era su ángel personal.
Lo atravesó una oleada de frustración porque ella no exigía la venganza que
merecía. Pero
vengarse no formaba parte de la naturaleza de ____(tn), por eso era tan
vulnerable.
Se apartó ligeramente para hablar y tuvo que obligarse a decir aquellas
palabras tan inusuales en él.
—Lo siento, cariño. Siento no haberte creído.
—No importa —repuso ella.
Nick supo lo que ella quería decir y sintió como si su corazón explotara.
Miley estaba bajo las sombras del toldo, ocultando
su sufrimiento, mientras observaba reírse a Nick y ____(tn) frente a su
caravana. Él quitó una paja del pelo a su esposa y luego le rozó la cara; un
gesto tan íntimo que fue como si le hubiera acariciado el pecho.
La amargura se extendió por su cuerpo como una vid corrupta, despojándola de
todo lo demás. Habían pasado cuatro días desde que Selly había confesado la
verdad y Miley no podía soportar lo feliz que parecía la pareja. Sentía como si
fuera a su costa, y Nick no merecía ser feliz.
—Olvídalo, Miley.
Se giró y vio a Joe caminando hacia ella.
—Déjame en paz.
—No es eso lo que quieres que haga.
Miley odió la mirada de lástima que él le lanzó.
—No sabes nada.
—Déjalo, Miley. Nick forma parte de tu pasado. Será mejor que lo olvides.
—Suponía que dirías algo así. Eres todo un experto en olvidar, ¿no es cierto?
—Si estás hablando de Selly...
—Ya sabes que sí.
Digirió la mirada hacia el camión de los elefantes donde Selly empujaba una
carretilla cargada de estiércol. Ahora era ella quien se encargaba de esa
tarea, la misma que había realizado ___(tn). Miley lo consideraba un castigo
apropiado, pero Joe no estaba satisfecho. Lo había arreglado todo para enviar a
Selly con su tia Terry.
—Selly es cosa mía.
Miley no dijo nada, simplemente sonrió con sarcasmo. Entonces vio que Nick se
inclinaba para besar a ____(tn) en la punta de la nariz. Cómo lo odiaba. Cómo
los odiaba a los dos. A ella nunca la había mirado así.
—Mantente alejado de mí, Joe. —Lo empujó al pasar por su lado y se alejó con
paso airado.
Tres días después, ___(tn) se dirigía a la casa de fieras con una bolsa de
golosinas que había comprado cuando había pasado con Nick por la tienda de
comestibles, Tater iba detrás de ellos.
Unos minutos despues, ___(tn) siguió caminando hacia la casa de fieras, donde
pasó unos pocos minutos con Sinjun.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo ya.»
«Pronto.»
Le dio la espalda escapando de la reprimenda que creía haber visto en los ojos
de Sinjun. Durante los últimos días Nick había sido tan feliz como un niño y
ella no había sido capaz de aguarle la fiesta. Sabía que a él le costaría
acostumbrarse a la idea de un bebé, así que era importante elegir el momento
adecuado para darle la noticia.
Cogió las ciruelas que había comprado para Glenna y entró en la carpa. Pero la
jaula de la gorila había desaparecido.
Salió con rapidez. Tater abandonó el heno y trotó felizmente tras ella mientras
se acercaba al camión que transportaba a las fieras. Kevin estaba echando una
siesta dentro de la cabina y ella se inclinó sobre la ventanilla abierta para
sacudirle el brazo.
—¿Dónde está Glenna?
Kevin se despertó sobresaltado y su desgastado Stetson chocó contra el espejo
retrovisor cuando se enderezó.
—¿Eh?
—¡Glenna! No está en su jaula.
Él bostezó.
—Vinieron esta mañana por ella.
—¿Quien?
—Un chico. Miley estaba con él. Cargó la jaula de Glenna en una camioneta y se
piró.
Aturdida, ___(tn) soltó al muchacho y dio un paso atrás. ¿Qué había tramado
Miley?
___(tn) encontró a Nick revisando la lona del circo por si había desgarrones.
—¡Nick! ¡Se han llevado a Glenna!
—¿Qué?
Le explicó lo que había averiguado, y Nick la miró con gravedad.
—Vamos a hablar con Miley.
La dueña del circo estaba sentada tras el escritorio del vagón rojo ocupándose
del papeleo. Tenía el pelo recogido y estaba vestida con un mono color caqui
con el cuello adornado con un bordado de estilo mexicano. ___(tn) se puso
delante de Nick para enfrentarse a ella.
—¿Qué has hecho con Glenna?
Miley levantó la vista.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Porque soy yo quien se encarga de la casa de fieras. Es uno de mis animales y
está bajo mi cuidado.
—¿Perdón? ¿Uno de tus animales? Me temo que no.
—Ya basta, Miley—la interrumpió Nick. —¿Dónde está la gorila?
—La he vendido.
—¿La has vendido? —la increpó él.
—Por si no lo sabíais, el circo de los Hermanos Cyrus está de rebajas. Como
todos os quejabais de la casa de fieras, he decidido venderla.
—¿No crees que deberías habérmelo dicho?
—Pues la verdad es que ni se me pasó por la cabeza. —Se levantó del escritorio
y llevó un fajo de documentos al archivador.
___(tn) dio un paso adelante cuando Miley abrió uno de los cajones.
—¿A quién se la has vendido? ¿Dónde está?
—No sé por qué estás tan disgustada. ¿No era a ti a quien le gustaba decir a
todo el mundo lo inhumana que era nuestra exhibición de fieras?
—Eso no quiere decir que quisiera que vendieras a Glenna. Quiero saber adónde
se la han llevado.
—A un nuevo hogar. —Miley cerró el cajón.
—¿Adónde?
—¿Estás interrogándome?
Nick apoyó la mano en el hombro de ___(tn).
—¿Por qué no vuelves con los animales y dejas que yo me encargue de esto?
—Quiero
saber dónde está. Nick, tengo que decirle un montón de cosas sobre las
costumbres de Glenna al nuevo propietario. Odia los ruidos fuertes y le dan
miedo las personas que llevan
sombreros grandes. —Se le puso un nudo en la garganta al pensar que no vería
otra vez a la dulce gorila. Quería que Glenna tuviera un nuevo hogar, pero le
habría gustado poder despedirse de ella.
Recordó la manera en que a la gorila le gustaba asearla y se preguntó si alguno
de sus nuevos cuidado res le dejaría hacerlo. Sintió que se le llenaban los
ojos de lágrimas. —Le encantan las ciruelas. Tengo que decirles lo de las
ciruelas.
Nick le dio una palmadita en el brazo.
—Escribe una lista y me aseguraré de que la lean. Venga, ahora tengo que hablar
con Miley.
___(tn) quiso protestar, pero se dio cuenta de que Nick tendría más
posibilidades de conseguir que Miley colaborara si estaban solos. Se dirigió a
la puerta, pero se detuvo en el umbral y volvió la mirada hacia la dueña del
circo.
—Ni se te ocurra hacerlo de nuevo, ¿me has oído? La próxima vez que vendas un
animal, quierosaberlo antes. Y también quiero hablar con el nuevo propietario.
Miley arqueó las cejas.
—No puedo creer que te atrevas a darme órdenes.
—Pues créetelo. Y será mejor que me hagas caso. —Se dio la vuelta y los dejó
solos.
Durante un rato, ni Miley ni Nick abrieron la boca. Nick dudaba que el discurso
de ____(tn) hubiera intimidado a Miley, pero se sintió orgulloso de que su
esposa se hubiera defendido sola. Observó a su antigua amante y sólo sintió
asco.
—¿Qué te pasa, Miley? Siempre has sido una mujer dura, pero nunca fuiste cruel.
—No sé de qué te quejas. A ti tampoco te gusta la exposición de fieras.
—No te hagas la tonta. Querías hacer daño a ___(tn) y lo has conseguido. La
utilizas a ella para hacerme daño a mí y no pienso consentirlo.
—No seas creído, no eres tan importante.
—Te conozco, Miley. Sé cómo piensas. Todo iba bien mientras la gente pensaba
que ____(tn) era una ladrona, pero ahora que saben la verdad, no puedes
soportarlo.
—Hago lo que me da la gana, Nick. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.
—¿Dónde está la gorila?
—No es asunto tuyo. —Miley salió de la caravana tras fulminarle con la mirada.
Nick se negó a ir tras ella, no pensaba darle la satisfacción de tener que
pedirle nada. Se
acercó al teléfono.
Tardó un día en localizar al distribuidor al que Miley había vendido la gorila.
El distribuidor le pidió el doble de lo que le había pagado a Miley por el
animal, pero Nick no regateó.
Buscó un hogar confortable para Glenna y, el miércoles de la semana siguiente,
pudo decirle a ___(tn) que su gorila se acababa de convertir en la nueva
residente del zoologico Brookfield de Chicago. Lo que no le dijo fue que había
sido su dinero el que lo había hecho posible.
___(tn) rompió a llorar y le dijo que era el marido más maravilloso del mundo.
Joe y Selly se
detuvieron en el mostrador de la TWA en el aeropuerto de Indianápolis. La chica
embarcaría en un avión de esa compañía rumbo a Wichita. No se habían dirigido
la palabra desde que habían salido del recinto esa mañana, y a Joe le corroía
la culpa, algo que no le gustaba nada. Miley lo había insultado de todas las
maneras que sabía y, el día anterior, ____(tn) lo había acorralado contra uno
de los tenderetes para ponerlo de vuelta y media. Lo habían hecho sentir un canalla.
Pero ninguna de ellas sabía lo que era tener una hermana ni quererla tanto que
haría cualquier cosa por ella. Miró enfadado a Selly.
—Haz caso a la tía Terry, ¿me oyes? Te llamaré todas las semanas. Si necesitas
dinero me lo dices, y no se te ocurra empezar a salir con chicos todavía.
Ella miró hacia delante, con la mochila agarrada firmemente entre las manos. Se
la veía tan bonita, delgada y resentida, que a él le dolió el corazón. Quería
proteger a su hermana, protegerla y hacerla feliz. Daría su vida por ella.
—Te enviaré un billete de avión para que vengas a Florida a pasar las
vacaciones de Navidad con nosotros —dijo bruscamente. —Quizá podríamos ir a
Disneylandia. ¿Te gustaría?
Sel se volvió hacia él con la barbilla temblorosa.
—No quiero volver a verte en mi vida.
Joe sintió un dolor desgarrador en las entrañas.
—No lo dices en serio.
—Ojalá no fueras mi hermano.
—Selena...
—No te quiero. Nunca te he querido. —Sin derramar ni una sola lágrima y con la
cara inexpresiva, Selly lo miró directamente a los ojos. —Quería a mamá, a
papá, pero a ti no.
—No digas eso, Selly.
—Deberías sentirte feliz. Ya no tienes que sentirte culpable por no quererme.
—¿Quién te ha dicho que no te quiero? Maldita sea, ¿te lo han dicho los chicos?
—Eres tú quien me lo ha dicho.
—Jamás he hecho tal cosa. ¿De qué diablos hablas?
—Me lo has demostrado de mil maneras. —Se puso la mochila al hombro. —Lamento
lo que sucedió con el dinero, pero ya te lo dije. Ahora me piro al avión. No te
molestes en llamarme. Siempre estaré demasiado ocupada para ponerme al
teléfono.
Se dio media vuelta y se alejó de él. Le enseñó el billete a la azafata y
desapareció por la puerta de embarque.
Santo Dios, ¿qué había hecho? ¿Qué había querido decir su hermana con que le
había demostrado de mil maneras que no la quería? Jesús, María y José, lo había
jodido todo. Él sólo quería lo mejor para ella. Aquel era un mundo duro y tenía
que ser exigente con ella o acabaría convirtiéndose en una vaga. Pero todo
había salido mal.
En ese momento se dio cuenta de que no podía dejar que se fuera. Miley y
___(tn) habían tenido razón desde el principio.
Empujó a la azafata al pasar por su lado y se coló por la puerta de embarque
dando voces.
—¡Selena Miller, vuelve aquí ahora mismo!
La alarmada azafata se interpuso en su camino.
—Señor, ¿puedo ayudarle en algo?
Los pasajeros que se interponían entre Selly y él se giraron para ver qué
pasaba, pero ella siguió caminando.
—¡Vuelve aquí inmediatamente! ¿Me has oído?
—Señor, voy a tener que llamar a seguridad. Si tiene algún problema...
—Venga, llámelos. Esa chica es mi hermana y quiero que vuelva.
Selly casi había llegado a la puerta del avión cuando Joe la alcanzó.
—No pienso tolerar que ninguna hermana mía me hable así. ¡Ni hablar! —La apartó
a un lado con intención de decirle lo que se merecía. —Si crees que adoptando
esa actitud conseguirás volver con la tía Terry, estás muy equivocada. Mueve el
culo, nos volvemos al circo, jovencita, y espero que te guste limpiar porque es
lo que vas a hacer de camino a Florida.
Ella se lo quedó mirando con los ojos tan abiertos que parecían caramelos de
cafe.
—¿Me quedo?
—Por supuesto que te quedas. Y no quiero volverte a oír hablar así. —Se le
quebró la voz. —Soy tu hermano, y si se te ocurre no quererme de la misma
manera que yo te quiero, te arrepentirás.
A continuación, Joe la abrazó y ella le devolvió el abrazo mientras los
pasajeros que intentaban subir al avión los empujaban con sus bolsas y
carritos, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Joe siguió abrazando
con fuerza a esa hermana que amaba con locura y de la que no pensaba separarse
nunca.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
La noche del lunes sólo hubo una función, así que
Nick invitó a ____(tn) a cenar fuera. La suave música flotaba en el comedor en
penumbra de un lujoso restaurante en el centro de Indianápolis, donde la pareja
tomó asiento en un reservado de la esquina.
Ahora que ya no estaba preocupada por Glenna, ____(tn) se sentía como si le
hubieran quitado un peso de encima. También había contribuido a su bienestar
que Joe hubiera regresado del aeropuerto con Selly.
El
equilibrista no se había mostrado demasiado comunicativo al respecto, más bien
se había
comportado como un puerco espín cuando ___(tn) le había preguntado qué había
sucedido, pero fue evidente que mantuvo a su hermana pegada a él durante casi
todo el día. Ésta no había estado tan feliz en todo el verano.
De todas maneras, ____(tn) consideraba las últimas dos semanas las mejores de
su vida. Nick había sido tan tierno y cariñoso con ella que apenas parecía el
mismo hombre. Estaba decidida a contarle lo del bebé esa noche, aunque aún no
sabía cómo.
Nick sonrió; estaba tan guapo que el corazón de ____(tn) hizo una pirueta. A
los hombres
corpulentos no solía sentarles bien el traje, pero él era, definitivamente, una
excepción.
—Estás preciosa esta noche.
—Pensé que ya no sabría cómo arreglarme. —Por una vez no se vio impulsada a
decirle que su madre habría estado guapísima, tal vez porque a ____(tn) ya no le
importaba su apariencia tanto como antes. Se había pasado tanto tiempo en
vaqueros, coleta y con la cara lavada que esa noche se sentía muy sofisticada.
—Te aseguro que estás estupenda.
Ella sonrió. Para salir a cenar se había puesto la única ropa de vestir que
tenía: un jersey de
seda color hueso y una minifalda a juego. Había utilizado como cinturón una
larga bufanda dorada y se la había enrollado dos veces a la cintura dejando
colgar los flecos de los extremos. Las únicas joyas que llevaba puestas eran la
alianza y unos discretos pendientes de oro.
Como no
había querido malgastar el dinero en ir a la peluquería, tenía el pelo más
largo que
nunca y, tras tantas semanas de llevarlo recogido, sentía el sensual roce en el
cuello y en los
hombros.
El camarero dejó dos ensaladas ante ellos, cada una con corazones de alcachofa,
vainas de guisante y pepino, regadas con salsa de frambuesa y sazonadas con
queso rallado.
En cuanto los dejó solos, ____(tn) susurró:
—Tal vez deberíamos haber pedido la ensalada de la casa, esto parece demasiado
caro.
Nick pareció divertirse con su preocupación.
—Incluso los más humildes tenemos derecho a vivir la vida de vez en cuando.
—Lo sé, pero...
—No te preocupes por eso, cariño. Podemos permitírnoslo.
_____(tn) decidió para sus adentros que las siguientes semanas haría comidas
baratas para
compensar el gasto. Aunque Nick no hablaba jamás de dinero, ella no creía que
un profesor
universitario ganara demasiado.
—¿No quieres que te sirva vino?
—No, así está bien. —Al beber un sorbo de agua con gas, miró el vino que
brillaba en la copa de Nick. Había pedido una de las botellas más caras de la
carta y a ella le habría encantado probarlo, pero no pensaba hacer nada
peligroso para el bebé.
No deberían tirar el dinero en una cena tan cara con un bebé en camino. Tan
pronto como terminara la gira, buscaría un trabajo y trabajaría hasta que
llegara el momento del parto, así podría ayudar con los gastos extra. Cuatro
meses antes no se le hubiera pasado por la cabeza tal cosa, pero ahora la idea de trabajar duro no le
preocupaba. Pensó que le gustaba mucho la persona en la que se había
convertido.
—Come. Me encanta verte meter el tenedor en la boca. —La voz de Nick se había
vuelto ronca y manifiestamente seductora. —Me recuerda a todas esas otras cosas
que haces con ella.
___(tn) se ruborizó y volvió a concentrarse en la ensalada, pero sentía los
ojos de Nick clavados en ella con cada bocado que daba. Un montón de imágenes
eróticas comenzó a desfilar por su mente.
—¡Deja de hacer eso! —Soltó el tenedor con exasperación.
Él acarició el tallo de la copa con aquellos dedos largos y elegantes, luego
deslizó el pulgar
por el borde.
—¿Que deje de que hacer qué?
—¡Deja de seducirme!
—Pensaba que te gustaba que te sedujera.
—No cuando me he arreglado para cenar en un restaurante.
—Entiendo. Ya veo que no llevas sujetador. ¿Llevas bragas?
—Por supuesto.
—¿Algo más?
—No. Con las sandalias no uso pantis.
—Bien. Pues vas a hacer lo siguiente: levántate y ve al baño. Quítate las
bragas y mételas en el bolso. Luego vuelve aquí.
El calor se extendió por los lugares más secretos
del cuerpo de ___(tn).
—¡No pienso hacer eso!
—¿Sabes qué pasó la última vez que un Petroff desafió a un Romanov?
—No, y no sé si quiero saberlo.
—Perdió la cabeza. Literalmente.
—Entiendo.
—Pues te doy diez segundos.
Aunque mantenía una expresión desaprobadora, a ____(tn) se le había disparado
el pulso ante la idea.
—¿Es una orden?
—Apuesta tu dulce trasero a que sí.
Aquellas palabras fueron como una caricia erótica que casi la hizo disolverse,
pero logró apretar los labios y levantarse de la mesa con aparente renuencia.
—Señor, es usted un tirano y un déspota.
Salió del comedor con la ronca risa de Nick resonando en sus oídos.
Cuando regresó cinco minutos después, se acercó apresuradamente al reservado.
Si bien las luces eran tenues, estaba segura de que todos podían darse cuenta
de que estaba desnuda bajo la delgada tela de seda. Nick la estudió con
atención mientras se acercaba. Había tal arrogancia en su postura que no cabía
duda de que era un Romanov de los pies a la cabeza.
Cuando ____(tn) se acomodó a su lado, él le pasó un brazo por los hombros y le
deslizó un dedo por la clavícula.
—Pensaba decirte que abrieras el bolso y me mostraras tu ropa interior para
estar seguro de que habías seguido mis órdenes, pero me parece que no será
necesario.
—¿Se nota? —Miró a los lados, alarmada. —Ahora todos saben que estoy desnuda
debajo de la ropa y es culpa tuya. Nunca debí dejar que me convencieras de
esto.
Nick le deslizó la mano bajo el pelo y la cogió por la nuca.
—Tal y como yo lo recuerdo, no tenías otra opción. Fue una orden real,
¿recuerdas?
Él había aprovechado todas las oportunidades que se le presentaban para tomarle
el pelo desde el domingo, y ella disfrutaba de cada minuto. Le lanzó una mirada
reprobatoria.
—Yo no obedezco órdenes reales.
Él se acercó más y le rozó la oreja con los labios.
—Cariño, con un chasquido de dedos puedo hacer que te encierren en una
mazmorra. ¿Seguro que no quieres reconsiderar tu postura?
La llegada del camarero la salvó de responder. Había retirado los restos de la
ensalada mientras ella estaba en el baño y ahora les sirvió el plato principal.
Nick había pedido salmón ahumado y ella pasta. Los linguini olían a sabrosas
hierbas y a los camarones que se escondían entre las verduras. Mientras probaba
el delicado manjar, ____(tn) intentó olvidarse de que estaba medio desnuda,
pero Nick no la dejó.
—¿____(tn)?
—¿Mmm?
—No quiero ponerte nerviosa, pero...
Él levantó la servilleta que cubría el pan caliente y estudió atentamente la
cesta y su contenido. Ya que todos los panecillos eran iguales, ella no
entendía por qué tardaba tanto tiempo en elegir uno como no fuera para ponerla
nerviosa.
—¿Qué? —lo azuzó. —¿Qué decías?
Nick partió el pan y lo untó lentamente de mantequilla.
—Si no me satisfaces por completo esta noche... —la miró, y sus ojos estaban
llenos de fingido pesar— me temo que tendré que cederte a mis hombres.
—¡Qué! —____(tn) casi se levantó de un salto de los cojines.
—Es sólo para inspirarte. —Con una sonrisa diabólica, hundió con firmeza los
dientes blancos en el trozo de pan.
¿Quién podía haber imaginado que ese hombre tan complicado sería un amante tan
imaginativo? Pensó que ese pícaro juego podían jugarlo los dos y sonrió con
dulzura.
—Entiendo, Su Alteza Imperial. Le aseguro que estoy demasiado aterrada por su
real presencia para osar decepcionarle.
Nick arqueó una ceja diabólicamente mientras pinchaba un camarón del plato de
___(tn) y se lo acercaba a los labios de la joven.
—Abre la boquita, cariño.
____(tn) se tomó su tiempo para comer el camarón y, mientras, deslizó los dedos
por el interior de la pantorrilla de Nick, agradeciendo la intimidad y la
escasa luz del reservado que los resguardaban de miradas curiosas. Tuvo la
satisfacción de sentir cómo a su marido se le tensaban los músculos de la
pierna y supo que él no estaba tan relajado como parecía.
—¿Tienes las piernas cruzadas? —preguntó él.
—Sí.
—Sepáralas. —Ella casi soltó un grito ahogado. —Y mantenías así el resto de la
velada.
La comida se volvió insípida de repente y todo en lo
que ____(tn) pudo pensar fue en salir del restaurante y meterse en la cama con
él.
Separó las piernas unos centímetros. Él le tocó la rodilla bajo el mantel, y su
voz ya no sonó
tan segura como antes.
—Muy bien. Sabes acatar las órdenes. —Introdujo la mano debajo de la falda y la
deslizó hacia arriba por el interior del muslo.
Tal audacia la dejó sin aliento y, en ese momento, se sintió como una esclava
bajo el yugo del zar. La fantasía la hizo sentirse débil de deseo.
Aunque ninguno de los dos mostró señales de apresuramiento, acabaron de comer
en un tiempo récord y rehusaron tomar el café y el postre. Pronto estuvieron de
regreso en el circo.
Nick no le dirigió la palabra hasta que estuvieron dentro de la caravana, donde
lanzó las llaves en el mostrador antes de volverse hacia ella.
—¿Has tenido suficiente diversión por esta noche, cariño?
El roce de la seda en su piel desnuda y su flirteo público habían hecho que
___(tn) abandonara sus inhibiciones, pero aun así se sintió un poco tonta
cuando bajó la vista e intentó mostrarse sumisa.
—Lo que Su Alteza Imperial desee.
Él sonrió.
—Entonces desnúdame.
Ella le quitó la chaqueta y la corbata, y le desabotonó la camisa al mismo
tiempo que presionaba la boca contra el torso que dejaba al descubierto. El
roce sedoso del vello cosquilleó en sus labios poniéndole la piel de gallina.
Lamió una de las duras tetillas. Sintió los dedos torpes al forcejear con la
hebilla del
con la hebilla del cinturón y, cuando por fin
consiguió abrirlo, comenzó a bajarle la cremallera.
—Desnúdate tú primero —dijo él, —pero antes dame la bufanda.
A ___(tn) le temblaron las manos cuando se desató la bufanda dorada de la
cintura y se la dio. Se quitó los pendientes y se deshizo de las sandalias. Con
un grácil movimiento se pasó el jersey por la cabeza mostrando los pechos. La
cinturilla de la falda cedió bajo los dedos y la frágil seda se le deslizó por
las caderas. La apartó con el pie y se quedó desnuda ante él.
Nick la acarició con la mano, desde el hombro a la cadera, desde las costillas
a los muslos, como si estuviera marcando una propiedad. El gesto licuó la
sangre de ____(tn) en sus venas, enardeciéndola hasta tal punto que apenas era
capaz de mantenerse en pie. Satisfecho, él cogió la bufanda y dejó que el
extremo se deslizara lentamente entre sus dedos.
Había una amenaza erótica en el gesto y ___(tn) no pudo apartar la vista de la
tela. ¿Qué iba a hacer Nick con ella? Contuvo el aliento cuando él le pasó la
bufanda alrededor del cuello dejando que los extremos colgasen sobre sus
pechos. Tomando los flecos en las manos, Nick levantó primero un extremo y
luego el otro, deslizándolos de un lado a otro. Los dorados hilos de seda le
rozaron los pezones con suavidad. La sensación, cálida y pesada, se extendió
por el vientre de ___(tn).
A Nick se le oscurecieron los ojos hasta adquirir el color del brandy.
—¿A quién perteneces?
—A ti —susurró ella.
Él asintió con la cabeza.
—¿Ves qué sencillo es?
Terminó de desnudarlo. Entonces, ___(tn) deslizó las palmas de las manos por
los muslos de Nick, sintiendo las duras texturas de la piel y los músculos.
Estaba majestuosamente excitado. Ella sintió los pechos pesados y consideró que
tenía más que suficiente, pero siguió con la fantasía.
—¿Qué quieres ahora de mí? —preguntó.
Él apretó los dientes y emitió un profundo sonido inarticulado mientras la
empujaba por los
hombros hacia abajo.
—Esto.
A ___(tn) se le paró el corazón. Acató su orden silenciosa y lo amó como
quería. El tiempo
perdió su significado. A pesar de estar en aquella postura sumisa, nunca se
había sentido tan poderosa. Nick le enredó los dedos en el pelo, mostrándole
sin palabras lo que necesitaba. Los ahogados gemidos de placer de Nick
incrementaron la excitación de ___(tn).
La joven sintió la rígida tensión de los músculos bajo las palmas de las manos
y la película de sudor que cubría aquella dura piel masculina. En ese momento
Nick la puso bruscamente en pie y la tendió en la cama.
Retrocedió un paso para mirarla a los ojos.
—Ábrete para mí y dejaré que me sirvas otra vez.
Oh, Santo Dios. Nick debió de sentir el estremecimiento que la recorrió porque
sus ojos se
entornaron con satisfacción. ___(tn) separó las piernas.
—No tan rápido. —Él le atrapó el lóbulo de la oreja entre los dientes y lo
mordisqueó con
suavidad. —Primero tengo que castigarte.
Bueno chicas asta aqui las dejo
hahaha no mentira :twisted:
Se movieron como si fueran uno. ___(tn) sintió cómo
su amado la llenaba por completo, llegando al mismo centro de su alma.
Se perdieron en un torbellino de pasión; hombre y mujer, cielo y tierra. Todos
los elementos de la creación convergiendo en una perfecta combinación.
Cuando todo terminó, ___(tn) experimentó una dicha que nunca había sentido
antes y tuvo la certeza de que todo iría bien entre ellos. «Quiero amarte», había
dicho él. No había dicho, «quiero hacer el amor contigo», sino «quiero amarte».
Y lo había hecho. No podía haberla amado más intensamente aunque hubiera
repetido las palabras cien veces.
Lo miró por encima de la almohada. Estaba de cara a ella, con los ojos medio
cerrados y
somnolientos. Extendiendo el brazo, ___(tn) le acarició la mejilla y él volvió
la cabeza para
besarle la palma de la mano.
Ella le recorrió la mandíbula con el pulgar, disfrutando de la suave aspereza
de su piel.
—Gracias.
—Soy yo quien debería darte las gracias.
—¿Quiere eso decir que no vas a compartirme con tus cosacos?
—No te compartiría con nadie.
El juego erótico que habían estado jugando la había hecho olvidarse de la
promesa que se había hecho interiormente de decirle lo del bebé esa noche.
—Llevas días sin hablar del divorcio.
Nick se puso en guardia de inmediato y rodó sobre la espalda.
—No he pensado en ello.
___(tn) se sintió desanimada por su retirada, pero ya sabía que iba a ser
difícil y continuó
presionándolo, aunque con toda la suavidad que pudo.
—¡Ay! —la cogió por la barbilla. —¿Qué es lo que
está tramando exactamente esa retorcida mente tuya?
—Sólo pensaba en todos esos hombres tan fuertes bajo el yugo de Catalina la
Grande...
—Aja.
—... obligados a servirla... a someterse a ella.
—Aja.
Ella le acarició con los labios.
—Te toca ser el esclavo, machote.
Por un momento él pareció alarmado, luego soltó un profundo suspiro.
—Creo que he muerto y he ido al cielo.
Nick estuvo imposible toda la semana. Desde que
fueron a cenar para luego disfrutar de aquellos juegos eróticos, buscó todo
tipo de excusas para discutir con ella. Incluso en ese momento la miraba con el
ceño fruncido mientras se secaba el sudor de la frente con el brazo.
—¿No podías haber rellenado la bombona de gas cuando fuiste a hacer la compra
al pueblo?
—Lo siento, pero no sabía que estaba vacía.
—Nunca te fijas en nada —añadió él con acritud. —¿Qué crees? ¿Que se rellena
sola?
___(tn) apretó los dientes. Parecía como si se hubieran acercado demasiado
aquella noche y necesitara distanciarse de ella otra vez. Por el momento había
logrado esquivar todas las granadas que le había lanzado, pero cada vez le
resultaba más difícil mantener a raya su propio temperamento. En ese instante
tuvo que contenerse para hablar con calma.
—No sabía que querías que lo hiciera yo. Siempre te has ocupado tú de esas
cosas.
—Sí, pero por si no te has dado cuenta, he estado muy ocupado últimamente. Han
enfermado los caballos, se incendió la carpa de la cocina y ahora tenemos a un
inspector de sanidad amenazando con multarnos por saltarnos no sé qué normas de
seguridad.
—Sé que has estado sometido a mucha presión. Si me lo hubieras dicho no me
habría importado ocuparme de las bombonas.
—Sí, claro. ¿Cuántas veces has rellenado una bombona?
___(tn) contó mentalmente hasta cinco.
—Ninguna. Pero aprendería a hacerlo.
—No te molestes. —Y se alejó a paso airado.
___(tn) ya no pudo contenerse ni un minuto más. Plantó una mano en la cadera y
le gritó:
—¡Que pases un buen día también!
Nick se detuvo, luego se giró para dirigirle una de sus miradas más sombrías.
—¡No te pases!
____(tn) cruzó los brazos sobre el pecho y dio golpecitos en el suelo con la
deportiva sucia. Puede que Nick estuviera experimentando un montón de
sentimientos que no sabía cómo manejar, pero eso no quería decir que tuviera
que desahogar su frustración en ella. ___(tn) llevaba días intentando ser
paciente, pero ya no aguantaba más.
Nick se acercó a ella apretando los dientes. ___(tn) se negó a retroceder.
Nick se paró delante de ella, intentando intimidarla con su tamaño.
___(tn) tuvo que reconocer que se le daba muy bien.
—¿Pasa algo? —espetó él.
Aquella discusión era tan ridícula que a ella no le quedó más remedio que
sonreír con picardía.
—Si alguien te dice que estás muy guapo cuando te enfadas, miente.
La cara de Nick adquirió un tono púrpura y ___(tn) pensó que explotaría. Pero
en vez de eso, se limitó a alzarla por los codos y empujarla contra el
remolque. Luego la besó hasta que ___(tn) se quedó sin aliento.
Cuando finalmente la puso en el suelo, estaba de peor humor que antes de
besarla.
—¡Lo siento! —gritó.
Como disculpa no era gran cosa, pues cuando se marchó parecía más un tigre
malhumorado que un marido arrepentido. Aunque ___(tn) sabía que él estaba
sufriendo, se le había agotado la paciencia. ¿Por qué tenía que hacerlo todo
tan difícil? ¿Por qué no podía aceptar que la amaba?
Recordó la vulnerabilidad que había visto en sus ojos la noche que le había
pedido más tiempo. Sospechaba que Nick sentía miedo de dar nombre a lo que
sentía por ella. La dicotomía entre sus sentimientos y lo que creía saber sobre
sí mismo estaba desgarrándolo por dentro.
Eso era lo que se decía a sí misma, porque la alternativa —que no la amara— era
algo en lo que no quería pensar. Y más si tenía en cuenta que aún no le había
dicho que estaba embarazada.
Disculpaba aquella cobardía de todas las maneras que se le ocurrían. Cuando las
cosas iban bien entre ellos, se decía que no quería arriesgarse a perder la
armonía y, cuando todo se desmoronaba, que había perdido el valor.
Pero lo mirara como lo mirase, sabía que estaba comportándose como una cobarde.
Debía enfrentarse al problema y, sin embargo, seguía huyendo de él. Ya había
pasado casi un mes desde que se había hecho la prueba del embarazo. Debía de
estar ya de dos meses y medio, pero no había ido al médico porque no quería
arriesgarse a que Nick lo descubriese. El que se estuviera cuidando no era
excusa para no comenzar un correcto control prenatal, sobre todo si tenía que
asegurarse de que el bebé no había resultado dañado por las píldoras
anticonceptivas que había seguido tomando antes de descubrir que éstas habían
fallado y estaba embarazada.
Metió la mano en el bolsillo de los vaqueros y tomó una decisión. No había
razón para seguir postergándolo más. De todas maneras era imposible seguir
viviendo así. ¿Para qué seguir atormentándose? Se lo diría esa tarde.
Eran necesarios dos
para hacer un bebé y ya iba siendo hora de que ambos aceptaran sus
responsabilidades.
Nick invitó a ____(tn) a cenar fuera. La suave música flotaba en el comedor en
penumbra de un lujoso restaurante en el centro de Indianápolis, donde la pareja
tomó asiento en un reservado de la esquina.
Ahora que ya no estaba preocupada por Glenna, ____(tn) se sentía como si le
hubieran quitado un peso de encima. También había contribuido a su bienestar
que Joe hubiera regresado del aeropuerto con Selly.
El
equilibrista no se había mostrado demasiado comunicativo al respecto, más bien
se había
comportado como un puerco espín cuando ___(tn) le había preguntado qué había
sucedido, pero fue evidente que mantuvo a su hermana pegada a él durante casi
todo el día. Ésta no había estado tan feliz en todo el verano.
De todas maneras, ____(tn) consideraba las últimas dos semanas las mejores de
su vida. Nick había sido tan tierno y cariñoso con ella que apenas parecía el
mismo hombre. Estaba decidida a contarle lo del bebé esa noche, aunque aún no
sabía cómo.
Nick sonrió; estaba tan guapo que el corazón de ____(tn) hizo una pirueta. A
los hombres
corpulentos no solía sentarles bien el traje, pero él era, definitivamente, una
excepción.
—Estás preciosa esta noche.
—Pensé que ya no sabría cómo arreglarme. —Por una vez no se vio impulsada a
decirle que su madre habría estado guapísima, tal vez porque a ____(tn) ya no le
importaba su apariencia tanto como antes. Se había pasado tanto tiempo en
vaqueros, coleta y con la cara lavada que esa noche se sentía muy sofisticada.
—Te aseguro que estás estupenda.
Ella sonrió. Para salir a cenar se había puesto la única ropa de vestir que
tenía: un jersey de
seda color hueso y una minifalda a juego. Había utilizado como cinturón una
larga bufanda dorada y se la había enrollado dos veces a la cintura dejando
colgar los flecos de los extremos. Las únicas joyas que llevaba puestas eran la
alianza y unos discretos pendientes de oro.
Como no
había querido malgastar el dinero en ir a la peluquería, tenía el pelo más
largo que
nunca y, tras tantas semanas de llevarlo recogido, sentía el sensual roce en el
cuello y en los
hombros.
El camarero dejó dos ensaladas ante ellos, cada una con corazones de alcachofa,
vainas de guisante y pepino, regadas con salsa de frambuesa y sazonadas con
queso rallado.
En cuanto los dejó solos, ____(tn) susurró:
—Tal vez deberíamos haber pedido la ensalada de la casa, esto parece demasiado
caro.
Nick pareció divertirse con su preocupación.
—Incluso los más humildes tenemos derecho a vivir la vida de vez en cuando.
—Lo sé, pero...
—No te preocupes por eso, cariño. Podemos permitírnoslo.
_____(tn) decidió para sus adentros que las siguientes semanas haría comidas
baratas para
compensar el gasto. Aunque Nick no hablaba jamás de dinero, ella no creía que
un profesor
universitario ganara demasiado.
—¿No quieres que te sirva vino?
—No, así está bien. —Al beber un sorbo de agua con gas, miró el vino que
brillaba en la copa de Nick. Había pedido una de las botellas más caras de la
carta y a ella le habría encantado probarlo, pero no pensaba hacer nada
peligroso para el bebé.
No deberían tirar el dinero en una cena tan cara con un bebé en camino. Tan
pronto como terminara la gira, buscaría un trabajo y trabajaría hasta que
llegara el momento del parto, así podría ayudar con los gastos extra. Cuatro
meses antes no se le hubiera pasado por la cabeza tal cosa, pero ahora la idea de trabajar duro no le
preocupaba. Pensó que le gustaba mucho la persona en la que se había
convertido.
—Come. Me encanta verte meter el tenedor en la boca. —La voz de Nick se había
vuelto ronca y manifiestamente seductora. —Me recuerda a todas esas otras cosas
que haces con ella.
___(tn) se ruborizó y volvió a concentrarse en la ensalada, pero sentía los
ojos de Nick clavados en ella con cada bocado que daba. Un montón de imágenes
eróticas comenzó a desfilar por su mente.
—¡Deja de hacer eso! —Soltó el tenedor con exasperación.
Él acarició el tallo de la copa con aquellos dedos largos y elegantes, luego
deslizó el pulgar
por el borde.
—¿Que deje de que hacer qué?
—¡Deja de seducirme!
—Pensaba que te gustaba que te sedujera.
—No cuando me he arreglado para cenar en un restaurante.
—Entiendo. Ya veo que no llevas sujetador. ¿Llevas bragas?
—Por supuesto.
—¿Algo más?
—No. Con las sandalias no uso pantis.
—Bien. Pues vas a hacer lo siguiente: levántate y ve al baño. Quítate las
bragas y mételas en el bolso. Luego vuelve aquí.
El calor se extendió por los lugares más secretos
del cuerpo de ___(tn).
—¡No pienso hacer eso!
—¿Sabes qué pasó la última vez que un Petroff desafió a un Romanov?
—No, y no sé si quiero saberlo.
—Perdió la cabeza. Literalmente.
—Entiendo.
—Pues te doy diez segundos.
Aunque mantenía una expresión desaprobadora, a ____(tn) se le había disparado
el pulso ante la idea.
—¿Es una orden?
—Apuesta tu dulce trasero a que sí.
Aquellas palabras fueron como una caricia erótica que casi la hizo disolverse,
pero logró apretar los labios y levantarse de la mesa con aparente renuencia.
—Señor, es usted un tirano y un déspota.
Salió del comedor con la ronca risa de Nick resonando en sus oídos.
Cuando regresó cinco minutos después, se acercó apresuradamente al reservado.
Si bien las luces eran tenues, estaba segura de que todos podían darse cuenta
de que estaba desnuda bajo la delgada tela de seda. Nick la estudió con
atención mientras se acercaba. Había tal arrogancia en su postura que no cabía
duda de que era un Romanov de los pies a la cabeza.
Cuando ____(tn) se acomodó a su lado, él le pasó un brazo por los hombros y le
deslizó un dedo por la clavícula.
—Pensaba decirte que abrieras el bolso y me mostraras tu ropa interior para
estar seguro de que habías seguido mis órdenes, pero me parece que no será
necesario.
—¿Se nota? —Miró a los lados, alarmada. —Ahora todos saben que estoy desnuda
debajo de la ropa y es culpa tuya. Nunca debí dejar que me convencieras de
esto.
Nick le deslizó la mano bajo el pelo y la cogió por la nuca.
—Tal y como yo lo recuerdo, no tenías otra opción. Fue una orden real,
¿recuerdas?
Él había aprovechado todas las oportunidades que se le presentaban para tomarle
el pelo desde el domingo, y ella disfrutaba de cada minuto. Le lanzó una mirada
reprobatoria.
—Yo no obedezco órdenes reales.
Él se acercó más y le rozó la oreja con los labios.
—Cariño, con un chasquido de dedos puedo hacer que te encierren en una
mazmorra. ¿Seguro que no quieres reconsiderar tu postura?
La llegada del camarero la salvó de responder. Había retirado los restos de la
ensalada mientras ella estaba en el baño y ahora les sirvió el plato principal.
Nick había pedido salmón ahumado y ella pasta. Los linguini olían a sabrosas
hierbas y a los camarones que se escondían entre las verduras. Mientras probaba
el delicado manjar, ____(tn) intentó olvidarse de que estaba medio desnuda,
pero Nick no la dejó.
—¿____(tn)?
—¿Mmm?
—No quiero ponerte nerviosa, pero...
Él levantó la servilleta que cubría el pan caliente y estudió atentamente la
cesta y su contenido. Ya que todos los panecillos eran iguales, ella no
entendía por qué tardaba tanto tiempo en elegir uno como no fuera para ponerla
nerviosa.
—¿Qué? —lo azuzó. —¿Qué decías?
Nick partió el pan y lo untó lentamente de mantequilla.
—Si no me satisfaces por completo esta noche... —la miró, y sus ojos estaban
llenos de fingido pesar— me temo que tendré que cederte a mis hombres.
—¡Qué! —____(tn) casi se levantó de un salto de los cojines.
—Es sólo para inspirarte. —Con una sonrisa diabólica, hundió con firmeza los
dientes blancos en el trozo de pan.
¿Quién podía haber imaginado que ese hombre tan complicado sería un amante tan
imaginativo? Pensó que ese pícaro juego podían jugarlo los dos y sonrió con
dulzura.
—Entiendo, Su Alteza Imperial. Le aseguro que estoy demasiado aterrada por su
real presencia para osar decepcionarle.
Nick arqueó una ceja diabólicamente mientras pinchaba un camarón del plato de
___(tn) y se lo acercaba a los labios de la joven.
—Abre la boquita, cariño.
____(tn) se tomó su tiempo para comer el camarón y, mientras, deslizó los dedos
por el interior de la pantorrilla de Nick, agradeciendo la intimidad y la
escasa luz del reservado que los resguardaban de miradas curiosas. Tuvo la
satisfacción de sentir cómo a su marido se le tensaban los músculos de la
pierna y supo que él no estaba tan relajado como parecía.
—¿Tienes las piernas cruzadas? —preguntó él.
—Sí.
—Sepáralas. —Ella casi soltó un grito ahogado. —Y mantenías así el resto de la
velada.
La comida se volvió insípida de repente y todo en lo
que ____(tn) pudo pensar fue en salir del restaurante y meterse en la cama con
él.
Separó las piernas unos centímetros. Él le tocó la rodilla bajo el mantel, y su
voz ya no sonó
tan segura como antes.
—Muy bien. Sabes acatar las órdenes. —Introdujo la mano debajo de la falda y la
deslizó hacia arriba por el interior del muslo.
Tal audacia la dejó sin aliento y, en ese momento, se sintió como una esclava
bajo el yugo del zar. La fantasía la hizo sentirse débil de deseo.
Aunque ninguno de los dos mostró señales de apresuramiento, acabaron de comer
en un tiempo récord y rehusaron tomar el café y el postre. Pronto estuvieron de
regreso en el circo.
Nick no le dirigió la palabra hasta que estuvieron dentro de la caravana, donde
lanzó las llaves en el mostrador antes de volverse hacia ella.
—¿Has tenido suficiente diversión por esta noche, cariño?
El roce de la seda en su piel desnuda y su flirteo público habían hecho que
___(tn) abandonara sus inhibiciones, pero aun así se sintió un poco tonta
cuando bajó la vista e intentó mostrarse sumisa.
—Lo que Su Alteza Imperial desee.
Él sonrió.
—Entonces desnúdame.
Ella le quitó la chaqueta y la corbata, y le desabotonó la camisa al mismo
tiempo que presionaba la boca contra el torso que dejaba al descubierto. El
roce sedoso del vello cosquilleó en sus labios poniéndole la piel de gallina.
Lamió una de las duras tetillas. Sintió los dedos torpes al forcejear con la
hebilla del
con la hebilla del cinturón y, cuando por fin
consiguió abrirlo, comenzó a bajarle la cremallera.
—Desnúdate tú primero —dijo él, —pero antes dame la bufanda.
A ___(tn) le temblaron las manos cuando se desató la bufanda dorada de la
cintura y se la dio. Se quitó los pendientes y se deshizo de las sandalias. Con
un grácil movimiento se pasó el jersey por la cabeza mostrando los pechos. La
cinturilla de la falda cedió bajo los dedos y la frágil seda se le deslizó por
las caderas. La apartó con el pie y se quedó desnuda ante él.
Nick la acarició con la mano, desde el hombro a la cadera, desde las costillas
a los muslos, como si estuviera marcando una propiedad. El gesto licuó la
sangre de ____(tn) en sus venas, enardeciéndola hasta tal punto que apenas era
capaz de mantenerse en pie. Satisfecho, él cogió la bufanda y dejó que el
extremo se deslizara lentamente entre sus dedos.
Había una amenaza erótica en el gesto y ___(tn) no pudo apartar la vista de la
tela. ¿Qué iba a hacer Nick con ella? Contuvo el aliento cuando él le pasó la
bufanda alrededor del cuello dejando que los extremos colgasen sobre sus
pechos. Tomando los flecos en las manos, Nick levantó primero un extremo y
luego el otro, deslizándolos de un lado a otro. Los dorados hilos de seda le
rozaron los pezones con suavidad. La sensación, cálida y pesada, se extendió
por el vientre de ___(tn).
A Nick se le oscurecieron los ojos hasta adquirir el color del brandy.
—¿A quién perteneces?
—A ti —susurró ella.
Él asintió con la cabeza.
—¿Ves qué sencillo es?
Terminó de desnudarlo. Entonces, ___(tn) deslizó las palmas de las manos por
los muslos de Nick, sintiendo las duras texturas de la piel y los músculos.
Estaba majestuosamente excitado. Ella sintió los pechos pesados y consideró que
tenía más que suficiente, pero siguió con la fantasía.
—¿Qué quieres ahora de mí? —preguntó.
Él apretó los dientes y emitió un profundo sonido inarticulado mientras la
empujaba por los
hombros hacia abajo.
—Esto.
A ___(tn) se le paró el corazón. Acató su orden silenciosa y lo amó como
quería. El tiempo
perdió su significado. A pesar de estar en aquella postura sumisa, nunca se
había sentido tan poderosa. Nick le enredó los dedos en el pelo, mostrándole
sin palabras lo que necesitaba. Los ahogados gemidos de placer de Nick
incrementaron la excitación de ___(tn).
La joven sintió la rígida tensión de los músculos bajo las palmas de las manos
y la película de sudor que cubría aquella dura piel masculina. En ese momento
Nick la puso bruscamente en pie y la tendió en la cama.
Retrocedió un paso para mirarla a los ojos.
—Ábrete para mí y dejaré que me sirvas otra vez.
Oh, Santo Dios. Nick debió de sentir el estremecimiento que la recorrió porque
sus ojos se
entornaron con satisfacción. ___(tn) separó las piernas.
—No tan rápido. —Él le atrapó el lóbulo de la oreja entre los dientes y lo
mordisqueó con
suavidad. —Primero tengo que castigarte.
Bueno chicas asta aqui las dejo
hahaha no mentira :twisted:
Se movieron como si fueran uno. ___(tn) sintió cómo
su amado la llenaba por completo, llegando al mismo centro de su alma.
Se perdieron en un torbellino de pasión; hombre y mujer, cielo y tierra. Todos
los elementos de la creación convergiendo en una perfecta combinación.
Cuando todo terminó, ___(tn) experimentó una dicha que nunca había sentido
antes y tuvo la certeza de que todo iría bien entre ellos. «Quiero amarte», había
dicho él. No había dicho, «quiero hacer el amor contigo», sino «quiero amarte».
Y lo había hecho. No podía haberla amado más intensamente aunque hubiera
repetido las palabras cien veces.
Lo miró por encima de la almohada. Estaba de cara a ella, con los ojos medio
cerrados y
somnolientos. Extendiendo el brazo, ___(tn) le acarició la mejilla y él volvió
la cabeza para
besarle la palma de la mano.
Ella le recorrió la mandíbula con el pulgar, disfrutando de la suave aspereza
de su piel.
—Gracias.
—Soy yo quien debería darte las gracias.
—¿Quiere eso decir que no vas a compartirme con tus cosacos?
—No te compartiría con nadie.
El juego erótico que habían estado jugando la había hecho olvidarse de la
promesa que se había hecho interiormente de decirle lo del bebé esa noche.
—Llevas días sin hablar del divorcio.
Nick se puso en guardia de inmediato y rodó sobre la espalda.
—No he pensado en ello.
___(tn) se sintió desanimada por su retirada, pero ya sabía que iba a ser
difícil y continuó
presionándolo, aunque con toda la suavidad que pudo.
—¡Ay! —la cogió por la barbilla. —¿Qué es lo que
está tramando exactamente esa retorcida mente tuya?
—Sólo pensaba en todos esos hombres tan fuertes bajo el yugo de Catalina la
Grande...
—Aja.
—... obligados a servirla... a someterse a ella.
—Aja.
Ella le acarició con los labios.
—Te toca ser el esclavo, machote.
Por un momento él pareció alarmado, luego soltó un profundo suspiro.
—Creo que he muerto y he ido al cielo.
Nick estuvo imposible toda la semana. Desde que
fueron a cenar para luego disfrutar de aquellos juegos eróticos, buscó todo
tipo de excusas para discutir con ella. Incluso en ese momento la miraba con el
ceño fruncido mientras se secaba el sudor de la frente con el brazo.
—¿No podías haber rellenado la bombona de gas cuando fuiste a hacer la compra
al pueblo?
—Lo siento, pero no sabía que estaba vacía.
—Nunca te fijas en nada —añadió él con acritud. —¿Qué crees? ¿Que se rellena
sola?
___(tn) apretó los dientes. Parecía como si se hubieran acercado demasiado
aquella noche y necesitara distanciarse de ella otra vez. Por el momento había
logrado esquivar todas las granadas que le había lanzado, pero cada vez le
resultaba más difícil mantener a raya su propio temperamento. En ese instante
tuvo que contenerse para hablar con calma.
—No sabía que querías que lo hiciera yo. Siempre te has ocupado tú de esas
cosas.
—Sí, pero por si no te has dado cuenta, he estado muy ocupado últimamente. Han
enfermado los caballos, se incendió la carpa de la cocina y ahora tenemos a un
inspector de sanidad amenazando con multarnos por saltarnos no sé qué normas de
seguridad.
—Sé que has estado sometido a mucha presión. Si me lo hubieras dicho no me
habría importado ocuparme de las bombonas.
—Sí, claro. ¿Cuántas veces has rellenado una bombona?
___(tn) contó mentalmente hasta cinco.
—Ninguna. Pero aprendería a hacerlo.
—No te molestes. —Y se alejó a paso airado.
___(tn) ya no pudo contenerse ni un minuto más. Plantó una mano en la cadera y
le gritó:
—¡Que pases un buen día también!
Nick se detuvo, luego se giró para dirigirle una de sus miradas más sombrías.
—¡No te pases!
____(tn) cruzó los brazos sobre el pecho y dio golpecitos en el suelo con la
deportiva sucia. Puede que Nick estuviera experimentando un montón de
sentimientos que no sabía cómo manejar, pero eso no quería decir que tuviera
que desahogar su frustración en ella. ___(tn) llevaba días intentando ser
paciente, pero ya no aguantaba más.
Nick se acercó a ella apretando los dientes. ___(tn) se negó a retroceder.
Nick se paró delante de ella, intentando intimidarla con su tamaño.
___(tn) tuvo que reconocer que se le daba muy bien.
—¿Pasa algo? —espetó él.
Aquella discusión era tan ridícula que a ella no le quedó más remedio que
sonreír con picardía.
—Si alguien te dice que estás muy guapo cuando te enfadas, miente.
La cara de Nick adquirió un tono púrpura y ___(tn) pensó que explotaría. Pero
en vez de eso, se limitó a alzarla por los codos y empujarla contra el
remolque. Luego la besó hasta que ___(tn) se quedó sin aliento.
Cuando finalmente la puso en el suelo, estaba de peor humor que antes de
besarla.
—¡Lo siento! —gritó.
Como disculpa no era gran cosa, pues cuando se marchó parecía más un tigre
malhumorado que un marido arrepentido. Aunque ___(tn) sabía que él estaba
sufriendo, se le había agotado la paciencia. ¿Por qué tenía que hacerlo todo
tan difícil? ¿Por qué no podía aceptar que la amaba?
Recordó la vulnerabilidad que había visto en sus ojos la noche que le había
pedido más tiempo. Sospechaba que Nick sentía miedo de dar nombre a lo que
sentía por ella. La dicotomía entre sus sentimientos y lo que creía saber sobre
sí mismo estaba desgarrándolo por dentro.
Eso era lo que se decía a sí misma, porque la alternativa —que no la amara— era
algo en lo que no quería pensar. Y más si tenía en cuenta que aún no le había
dicho que estaba embarazada.
Disculpaba aquella cobardía de todas las maneras que se le ocurrían. Cuando las
cosas iban bien entre ellos, se decía que no quería arriesgarse a perder la
armonía y, cuando todo se desmoronaba, que había perdido el valor.
Pero lo mirara como lo mirase, sabía que estaba comportándose como una cobarde.
Debía enfrentarse al problema y, sin embargo, seguía huyendo de él. Ya había
pasado casi un mes desde que se había hecho la prueba del embarazo. Debía de
estar ya de dos meses y medio, pero no había ido al médico porque no quería
arriesgarse a que Nick lo descubriese. El que se estuviera cuidando no era
excusa para no comenzar un correcto control prenatal, sobre todo si tenía que
asegurarse de que el bebé no había resultado dañado por las píldoras
anticonceptivas que había seguido tomando antes de descubrir que éstas habían
fallado y estaba embarazada.
Metió la mano en el bolsillo de los vaqueros y tomó una decisión. No había
razón para seguir postergándolo más. De todas maneras era imposible seguir
viviendo así. ¿Para qué seguir atormentándose? Se lo diría esa tarde.
Eran necesarios dos
para hacer un bebé y ya iba siendo hora de que ambos aceptaran sus
responsabilidades.
Val's Matth.
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