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Besar a un Angel Nick y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Max (papá de ___(tn)) lo fulminó con la mirada.
—¿Por qué pierdes el tiempo buscándola aquí? Ya te dije que me pondría en
contacto contigo en cuanto supiera algo de ella.
Nick miró por la ventana, escrutando Central Park como si pudiera encontrar la
respuesta en el parque. No podía recordar cuándo había sido la última vez que
había comido algo decente o dormido más de unas cuantas horas sin despertar sobresaltado.
Tenía el estómago revuelto, había perdido peso y sabía que estaba hecho un
desastre.
Hacía un mes que ___(tn) había huido, pero no estaba más cerca de localizarla
ahora que la noche que había desaparecido. Había seguido una pista tras otra,
faltando a más funciones de las que podía enumerar, pero ni él, ni el detective
que había contratado, habían conseguido averiguar nada.
Max le había dado una lista de las personas con las que podía haber contactado
___(tn), y Nick había ido a visitarlas a todas, pero era como si su esposa
hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Él rezaba para que sus alas de
ángel la mantuvieran a salvo.
Se volvió lentamente y se enfrentó a Max.
—He pensado que podías haber pasado algo por alto. ___(tn) no tenía más de cien
dólares cuando se fue.
Amelia (esposa de Max) intervino desde el sofá.
—Nick, ¿de verdad piensas que Max te ocultaría algo después de todo el trabajo
que se tomó para que estuvierais juntos?
La manera que tenía Amelia de arquear las cejas siempre le había hecho rechinar
los dientes y, con los nervios a flor de piel, Nick no pudo ocultar su
desagrado.
—La cuestión es que mi esposa ha desaparecido y nadie sabe dónde está.
—Tranquilo, Nick. Estamos tan preocupados por ella como tú.
—Te aconsejo —dijo Amelia— que le preguntes a ese empleado que la vio por
última vez.
Nick había interrogado a Al Poner hasta la saciedad, y ya se había convencido
de que el anciano no tenía nada más que decirle. Mientras Nick cometía la
estupidez de ir a aquella tienda, Al había visto cómo ___(tn) se subía a un
camión de dieciocho ruedas. Llevaba puestos los vaqueros y, en la mano, la
pequeña maleta de Nick.
—No puedo creer que hiciera autoestop —dijo Max. —Podrían haberla asesinado.
Aquella angustiosa posibilidad había tenido a Nick en vilo durante tres días,
pero una tarde Jack salió precipitadamente del vagón rojo para decirle que
acababa de hablar con ___(tn) por teléfono. Al parecer había llamado para
asegurarse de que los animales estaban bien.
Colgó sin mencionarlo a él en cuanto Jack intentó sonsacarle dónde se
encontraba.
Nick maldijo las circunstancias que habían evitado que fuera él quien
contestara al teléfono, luego recordó la media docena de llamadas que no habían
tenido más respuesta que un chasquido al otro lado de la línea. ___(tn) había
llamado hasta que fue otra persona la que respondió. No quería hablar con él.
Max se paseó de un lado a otro de la estancia.
—No puedo comprender por qué la policía no se lo toma más en serio.
—Porque desapareció voluntariamente.
—Pero podría haberle ocurrido cualquier cosa desde entonces. No es capaz de
valerse por sí misma.
—Eso no es cierto. ___(tn) es inteligente y no le asusta el trabajo duro.
Max ignoró sus palabras. A pesar del incidente que había presenciado con
Sinjun, todavía veía a su hija como una persona inútil y frívola.
—Tengo amigos en el FBI, ya va siendo hora de que hable con alguno de ellos.
—Centenares de testigos vieron lo que sucedió esa noche en la pista. La policía
cree que tenía razones de sobra para desaparecer.
—Eso fue un accidente y, a pesar de todos sus defectos, ___(tn) no es
vengativa. Nunca te guardaría rencor. No, Nick. Tiene que haber alguien más
implicado, no dejaré que me mantengas al margen más tiempo. Hoy mismo me pondré
en contacto con el FBI.
Nick no le había explicado a Max toda la verdad, y era eso lo que le había
impulsado a ir allí ese día. Al no haberle puesto al corriente de todos los
hechos, se estaba reservando una información que podría dar una pista a Max o a
Amelia sobre el paradero de ___(tn). No le gustaba tener que decir nada
desagradable de sí mismo, pero su orgullo no era tan importante como la
seguridad y el bienestar de su mujer y su hijo.
Cuando miró a su suegro se dio cuenta de que había envejecido considerablemente
durante el último mes. Había perdido parte de la flema diplomática que le
caracterizaba. Sus movimientos eran más lentos y su voz menos firme. A su
manera —rígida y prejuiciosa, por lo que Nick había podido observar, —Max
quería a ____(tn) y sufría por ella.
Nick miró por un
momento el samovar de plata que había encontrado para Max en una galería de París.
Había sido diseñado por Peter Cari Faberge para el zar Alejandro III y llevaba
impresa el águila imperial rusa. El distribuidor le había dicho que databa de
1886, pero el detalle de la pieza hacía que Nick pensara que se acercaba más a
1890.
Contemplar el talento de Faberge era menos duro que pensar en lo que tenía que
contarle a Max. Se metió las manos en los bolsillos de los pantalones y luego
las sacó. Carraspeó.
—___(tn) no sólo estaba molesta conmigo por lo que le hice con el látigo.
Max lo miró fijamente.
—¿Qué?
—Está embarazada.
—Te lo dije —dijo Amelia desde el sofá. Max y Amelia intercambiaron una mirada
que puso a Nick en guardia.
—Claro que me lo dijiste, cariño —dijo Max en tono cariñoso.
—Y supongo que la reacción de Nick al oír las buenas nuevas no fue demasiado
agradable.
Amelia era irritante pero no estúpida. Aquellas palabras fueron como meter el
dedo en la llaga.
—Me comporté mal con ella —admitió él.
Amelia miró a su marido con aire satisfecho.
—También te dije que ocurriría eso.
Nick trago saliva antes de obligarse a decir el resto.
—Le ordené que abortara.
Max apretó los labios.
—¿Cómo te atreviste a decirle eso?
—Cualquier cosa que me digas ya me la he dicho yo mil veces.
—¿Sigues pensando igual?
—Por supuesto que no —dijo Amelia. —Sólo hay que mirarle a la cara para darse
cuenta. La culpa le pesa sobre los hombros. —Se levantó del sofá. —Voy a llegar
tarde al masajista. Ya resolveréis esto vosotros solos. Felicidades, Max.
Nick percibió que había algo oculto en las últimas palabras de Amelia y en la
sonrisita cómplice que intercambió con Max. Se la quedó mirando mientras
abandonaba la estancia y supo que Max y ella le ocultaban algo.
—¿Tiene razón Amelia? —inquirió Max. —¿Ya no piensas lo mismo?
—Tampoco lo pensaba cuando se lo dije a ella. Pero me dio la noticia de sopetón
y la adrenalina me nubló la razón —estudió a Max. —Amelia no se ha sorprendido
al oír que ___(tn) estaba embarazada a pesar de saber que tomaba la píldora.
¿Por qué?
Max se acercó a la vitrina de nogal y observó la colección de porcelana a
través de las puertas de cristal.
—Lo esperábamos, eso es todo.
—¡Estás mintiendo! ___(tn) me dijo que era Amelia quien compraba las pastillas.
¿Qué me estás ocultando?
—Nosotros... hicimos lo que creímos más conveniente.
Nick se quedó paralizado. Pensó en el pequeño bote de las píldoras de ____(tn).
Como si lo estuviera viendo en ese momento, recordó que no tenía precinto. En
esta época de medicamentos precintados, aquellas píldoras no lo llevaban.
La presión que sentía desde que ___(tn) desapareció le oprimió el pecho. Una
vez más había dudado de su esposa y, de nuevo, se había equivocado.
—Lo planeaste tú, ¿no? Igual que planeaste todo lo demás. Reemplazaste sus
píldoras.
—No sé de qué me hablas.
—No quiero jugar al gato y al ratón. Dime la verdad, Max. Dímela ya.
El hombre pareció derrumbarse. Se le doblaron las rodillas y se hundió en la
silla que tenía más cerca.
—¿No lo entiendes? Era mi deber.
—¿Tu deber? Debí suponer que lo verías así. No puedo creer que haya sido tan
estúpido. Siempre he sabido lo obsesionado que estás con la historia de mi
familia, pero nunca se me ocurrió que pudieras hacer algo así. —La amargura le
revolvió el estómago. Desde el principio, ___(tn) y él no habían sido más que
títeres de Max.
—¿Y qué? Por Dios, deberías agradecérmelo. —Max se levantó de un salto de la
silla. Apuntó a Nick con un dedo tembloroso. —Para ser historiador, no respetas
tu linaje. ¡Eres bisnieto del zar!
—Soy un Jonas. Eso es lo único que significa algo para mí.
—Una panda de vagabundos. Vagabundos, ¿me oyes? Eres un Romanov y tu deber era
tener un hijo. Pero no querías ser padre, ¿verdad?
—¡Ésa era una decisión mía, no tuya!
—Esto es mucho más importante que un capricho egoísta.
—Cuando ___(tn) me dijo que estaba embarazada pensé que lo había hecho a
propósito. ¡La acusé de haberme mentido, bastardo!
Max hizo una mueca y la justa indignación de Nick perdió fuelle.
—Nick, míralo desde mi punto de vista. Sólo disponía de seis meses y tenía que
aprovecharlos. No podía esperar que llegaras a enamorarte de ella, es imposible
que un hombre con tu inteligencia se interese por alguien tan atolondrado como
mi hija, salvo para acostarse con ella.
—¿Por qué pierdes el tiempo buscándola aquí? Ya te dije que me pondría en
contacto contigo en cuanto supiera algo de ella.
Nick miró por la ventana, escrutando Central Park como si pudiera encontrar la
respuesta en el parque. No podía recordar cuándo había sido la última vez que
había comido algo decente o dormido más de unas cuantas horas sin despertar sobresaltado.
Tenía el estómago revuelto, había perdido peso y sabía que estaba hecho un
desastre.
Hacía un mes que ___(tn) había huido, pero no estaba más cerca de localizarla
ahora que la noche que había desaparecido. Había seguido una pista tras otra,
faltando a más funciones de las que podía enumerar, pero ni él, ni el detective
que había contratado, habían conseguido averiguar nada.
Max le había dado una lista de las personas con las que podía haber contactado
___(tn), y Nick había ido a visitarlas a todas, pero era como si su esposa
hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Él rezaba para que sus alas de
ángel la mantuvieran a salvo.
Se volvió lentamente y se enfrentó a Max.
—He pensado que podías haber pasado algo por alto. ___(tn) no tenía más de cien
dólares cuando se fue.
Amelia (esposa de Max) intervino desde el sofá.
—Nick, ¿de verdad piensas que Max te ocultaría algo después de todo el trabajo
que se tomó para que estuvierais juntos?
La manera que tenía Amelia de arquear las cejas siempre le había hecho rechinar
los dientes y, con los nervios a flor de piel, Nick no pudo ocultar su
desagrado.
—La cuestión es que mi esposa ha desaparecido y nadie sabe dónde está.
—Tranquilo, Nick. Estamos tan preocupados por ella como tú.
—Te aconsejo —dijo Amelia— que le preguntes a ese empleado que la vio por
última vez.
Nick había interrogado a Al Poner hasta la saciedad, y ya se había convencido
de que el anciano no tenía nada más que decirle. Mientras Nick cometía la
estupidez de ir a aquella tienda, Al había visto cómo ___(tn) se subía a un
camión de dieciocho ruedas. Llevaba puestos los vaqueros y, en la mano, la
pequeña maleta de Nick.
—No puedo creer que hiciera autoestop —dijo Max. —Podrían haberla asesinado.
Aquella angustiosa posibilidad había tenido a Nick en vilo durante tres días,
pero una tarde Jack salió precipitadamente del vagón rojo para decirle que
acababa de hablar con ___(tn) por teléfono. Al parecer había llamado para
asegurarse de que los animales estaban bien.
Colgó sin mencionarlo a él en cuanto Jack intentó sonsacarle dónde se
encontraba.
Nick maldijo las circunstancias que habían evitado que fuera él quien
contestara al teléfono, luego recordó la media docena de llamadas que no habían
tenido más respuesta que un chasquido al otro lado de la línea. ___(tn) había
llamado hasta que fue otra persona la que respondió. No quería hablar con él.
Max se paseó de un lado a otro de la estancia.
—No puedo comprender por qué la policía no se lo toma más en serio.
—Porque desapareció voluntariamente.
—Pero podría haberle ocurrido cualquier cosa desde entonces. No es capaz de
valerse por sí misma.
—Eso no es cierto. ___(tn) es inteligente y no le asusta el trabajo duro.
Max ignoró sus palabras. A pesar del incidente que había presenciado con
Sinjun, todavía veía a su hija como una persona inútil y frívola.
—Tengo amigos en el FBI, ya va siendo hora de que hable con alguno de ellos.
—Centenares de testigos vieron lo que sucedió esa noche en la pista. La policía
cree que tenía razones de sobra para desaparecer.
—Eso fue un accidente y, a pesar de todos sus defectos, ___(tn) no es
vengativa. Nunca te guardaría rencor. No, Nick. Tiene que haber alguien más
implicado, no dejaré que me mantengas al margen más tiempo. Hoy mismo me pondré
en contacto con el FBI.
Nick no le había explicado a Max toda la verdad, y era eso lo que le había
impulsado a ir allí ese día. Al no haberle puesto al corriente de todos los
hechos, se estaba reservando una información que podría dar una pista a Max o a
Amelia sobre el paradero de ___(tn). No le gustaba tener que decir nada
desagradable de sí mismo, pero su orgullo no era tan importante como la
seguridad y el bienestar de su mujer y su hijo.
Cuando miró a su suegro se dio cuenta de que había envejecido considerablemente
durante el último mes. Había perdido parte de la flema diplomática que le
caracterizaba. Sus movimientos eran más lentos y su voz menos firme. A su
manera —rígida y prejuiciosa, por lo que Nick había podido observar, —Max
quería a ____(tn) y sufría por ella.
Nick miró por un
momento el samovar de plata que había encontrado para Max en una galería de París.
Había sido diseñado por Peter Cari Faberge para el zar Alejandro III y llevaba
impresa el águila imperial rusa. El distribuidor le había dicho que databa de
1886, pero el detalle de la pieza hacía que Nick pensara que se acercaba más a
1890.
Contemplar el talento de Faberge era menos duro que pensar en lo que tenía que
contarle a Max. Se metió las manos en los bolsillos de los pantalones y luego
las sacó. Carraspeó.
—___(tn) no sólo estaba molesta conmigo por lo que le hice con el látigo.
Max lo miró fijamente.
—¿Qué?
—Está embarazada.
—Te lo dije —dijo Amelia desde el sofá. Max y Amelia intercambiaron una mirada
que puso a Nick en guardia.
—Claro que me lo dijiste, cariño —dijo Max en tono cariñoso.
—Y supongo que la reacción de Nick al oír las buenas nuevas no fue demasiado
agradable.
Amelia era irritante pero no estúpida. Aquellas palabras fueron como meter el
dedo en la llaga.
—Me comporté mal con ella —admitió él.
Amelia miró a su marido con aire satisfecho.
—También te dije que ocurriría eso.
Nick trago saliva antes de obligarse a decir el resto.
—Le ordené que abortara.
Max apretó los labios.
—¿Cómo te atreviste a decirle eso?
—Cualquier cosa que me digas ya me la he dicho yo mil veces.
—¿Sigues pensando igual?
—Por supuesto que no —dijo Amelia. —Sólo hay que mirarle a la cara para darse
cuenta. La culpa le pesa sobre los hombros. —Se levantó del sofá. —Voy a llegar
tarde al masajista. Ya resolveréis esto vosotros solos. Felicidades, Max.
Nick percibió que había algo oculto en las últimas palabras de Amelia y en la
sonrisita cómplice que intercambió con Max. Se la quedó mirando mientras
abandonaba la estancia y supo que Max y ella le ocultaban algo.
—¿Tiene razón Amelia? —inquirió Max. —¿Ya no piensas lo mismo?
—Tampoco lo pensaba cuando se lo dije a ella. Pero me dio la noticia de sopetón
y la adrenalina me nubló la razón —estudió a Max. —Amelia no se ha sorprendido
al oír que ___(tn) estaba embarazada a pesar de saber que tomaba la píldora.
¿Por qué?
Max se acercó a la vitrina de nogal y observó la colección de porcelana a
través de las puertas de cristal.
—Lo esperábamos, eso es todo.
—¡Estás mintiendo! ___(tn) me dijo que era Amelia quien compraba las pastillas.
¿Qué me estás ocultando?
—Nosotros... hicimos lo que creímos más conveniente.
Nick se quedó paralizado. Pensó en el pequeño bote de las píldoras de ____(tn).
Como si lo estuviera viendo en ese momento, recordó que no tenía precinto. En
esta época de medicamentos precintados, aquellas píldoras no lo llevaban.
La presión que sentía desde que ___(tn) desapareció le oprimió el pecho. Una
vez más había dudado de su esposa y, de nuevo, se había equivocado.
—Lo planeaste tú, ¿no? Igual que planeaste todo lo demás. Reemplazaste sus
píldoras.
—No sé de qué me hablas.
—No quiero jugar al gato y al ratón. Dime la verdad, Max. Dímela ya.
El hombre pareció derrumbarse. Se le doblaron las rodillas y se hundió en la
silla que tenía más cerca.
—¿No lo entiendes? Era mi deber.
—¿Tu deber? Debí suponer que lo verías así. No puedo creer que haya sido tan
estúpido. Siempre he sabido lo obsesionado que estás con la historia de mi
familia, pero nunca se me ocurrió que pudieras hacer algo así. —La amargura le
revolvió el estómago. Desde el principio, ___(tn) y él no habían sido más que
títeres de Max.
—¿Y qué? Por Dios, deberías agradecérmelo. —Max se levantó de un salto de la
silla. Apuntó a Nick con un dedo tembloroso. —Para ser historiador, no respetas
tu linaje. ¡Eres bisnieto del zar!
—Soy un Jonas. Eso es lo único que significa algo para mí.
—Una panda de vagabundos. Vagabundos, ¿me oyes? Eres un Romanov y tu deber era
tener un hijo. Pero no querías ser padre, ¿verdad?
—¡Ésa era una decisión mía, no tuya!
—Esto es mucho más importante que un capricho egoísta.
—Cuando ___(tn) me dijo que estaba embarazada pensé que lo había hecho a
propósito. ¡La acusé de haberme mentido, bastardo!
Max hizo una mueca y la justa indignación de Nick perdió fuelle.
—Nick, míralo desde mi punto de vista. Sólo disponía de seis meses y tenía que
aprovecharlos. No podía esperar que llegaras a enamorarte de ella, es imposible
que un hombre con tu inteligencia se interese por alguien tan atolondrado como
mi hija, salvo para acostarse con ella.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Nick sintió ganas de vomitar. ¿Cómo era posible que
su educada e inteligente esposa sintiera cariño por un padre que tenía tan poco
respeto por ella?
—___(tn) es más lista que nosotros dos juntos.
—No es necesario que enmascares los hechos.
—No lo hago. No conoces a tu hija en absoluto.
—No podía aceptar que vuestro matrimonio finalizara sin intentar que hubiera un
heredero Romanov.
—No era asunto tuyo.
—Eso no es cierto. A lo largo de la historia, los Petroff siempre se han
dedicado a hacer lo mejor para los Romanov, incluso aunque los Romanov no
estuvieran de acuerdo.
Mientras miraba a Max, Nick se dio cuenta de que el padre de ___(tn) estaba
obsesionado con ese tema. Max podía ser un hombre coherente en todo lo demás,
pero no en eso.
—Ibas a dejar que muriera tu estirpe —dijo Max, —y yo no podía consentirlo.
No había nada más que discutir con él. Para Max el niño que ___(tn) llevaba en
su vientre no era más que un peón, pero ese bebé significaba algo muy diferente
para Nick, y todos sus instintos
paternos afloraron para protegerlo.
—¿Qué coño ha estado tomando ___(tn)? ¿Qué le diste?
—Nada que pudiera dañar al bebé. Pastillas de fluoruro, eso es todo. —Max se
derrumbó en lasilla. —Tienes que encontrarla antes de que haga algo estúpido.
¿Y si se ha librado del bebé? Nick clavó los ojos en Max. Poco a poco la
amargura se convirtió en piedad al pensar en todos los años que Max había
desaprovechado, todos los años que había pasado sin conocer a su maravillosa hija.
—Nada conseguiría que ____(tn) hiciera eso. Tiene agallas, Max. Hará lo que sea
para mantener a salvo a ese bebé.
Nick llegó al circo a la mañana siguiente, cuando
los primeros camiones entraban en el recinto de Chattanooga. Los días eran más
cortos y el verano llegaba a su fin. El circo se dirigía hacia el sur para
pasar el invierno cerca de Tampa, donde se instalarían hasta el final de la
temporada durante la última semana de octubre. La excedencia de Nick en la
universidad concluía en enero y había pensando hacer una investigación en
Ucrania antes de incorporarse, pero ahora sabía que no lo haría. Sin ___(tn)
todo lo demás carecía de importancia.
Echó un vistazo al recinto. El nuevo asentamiento estaba en una ladera con muy
poco espacio llano para montar la carpa principal. Nick tenía ojeras por la
falta de sueño, pero le dio la bienvenida al reto. Sabía que eso no apartaría a
___(tn) de sus pensamientos —nada lo hacía, —pero le ayudaría a pasar el
tiempo.
Era Trey quien conducía su caravana hasta allí, pero aún no había llegado, así
que Nick se dirigió a la carpa de la cocina para tomarse un café bien cargado
que calmara el vacío de su estómago. Antes de llenarse la taza, oyó un chillido
agudo y exigente. Maldijo por lo bajo y se dirigió hacia donde estaban los
elefantes.
Cuando llegó, no le sorprendió ver que Kevin parecía resentido.
—Devuélveme la picana, Nick. Con un solo pinchazo pondremos fin a esta sandez.
A pesar de la petición, Nick sabía que el domador prefería no usar la picana
tras su encuentro con Sinjun. Le gustaba pensar que había sido ___(tn) y su manera
de tratar a los animales lo que había abierto los ojos de Kevin, porque ahora
era más suave con los elefantes y todo marchaba mucho mejor. Pero tenía que
asegurarse de que Kevin lo había entendido y de que no volvería a las andadas.
—Mientras siga siendo el jefe, no volverás a usar la picana.
—Entonces, hazlo tú.
Nick se acercó a Tater y el elefante lo abrazó. Le metió la punta de la trompa
por el cuello de la camisa para olerlo, igual que hacía con __(tn). Nick lo
desató y se dirigió al camión que transportaba la carpa con Tater trotando tras
él.
Tater había dejado de comer al desaparecer ___(tn), pero Nick había estado
demasiado sumergido en su infierno privado para notarlo. Kevin le obligó a ser
consciente de la situación cuando el estado del elefantito comenzó a
deteriorarse.
No tardó mucho en comprobar que el elefante encontraba sosiego con su
presencia; pero no por Nick, sino porque Tater lo asociaba con ___(tn). Comenzó
a comer otra vez y poco después seguía a Nick por el recinto como antes la había
seguido a ella.
Los dos se abrieron paso hasta el camión. Desenrollarían la carpa tan pronto
decidieran dónde colocar el circo. Joe había llegado antes que él, pero se
apartó cuando Nick se acercó. Nick no sabía que hubiera hecho sin Joe; Jack y
él se habían encargado de que todo marchara bien durante sus largas ausencias.
Durante las horas siguientes, Nick trabajó codo con codo con los empleados en
el montaje. Todavía tenía puesta la ropa que llevaba en el avión, pero tampoco
se la cambió cuando llegó Trey con la camioneta. El sudor empapaba la camisa
azul de algodón y se le había desgarrado el pantalón del traje gris, pero no le
importó. El trabajo le entumecía la mente e impedía que pensara.
Cuando ya no pudo posponerlo más, fue a la caravana con Tater pisándole los
talones. Ató el animal cerca de donde Joe había preparado el heno y vaciló al
acercarse a la puerta. La caravana olía a ___(tn), tenía su toque, lo único que
faltaba era su presencia y él odiaba estar allí dentro.
Entró y se vio torturado por imágenes de ella entrando corriendo por la puerta
con las mejillas manchadas, la ropa sucia, la paja enredada en el pelo y un
brillo de satisfacción en los ojos. Se acercó a la nevera, pero lo único que
encontró fue una lata de cerveza y un yogur que ___(tn) había comprado. Había
caducado dos semanas antes, pero no quería tirarlo.
Agarró la cerveza y la abrió mientras se acercaba a Tater. El elefantito se
estaba echando el heno en el lomo, y tomó un poco de paja fresca para
espolvorear a Nick con ella como gesto de amistad. Nick entendía ahora por qué
su esposa siempre llevaba el pelo lleno de heno.
—Estoy seguro de que ___(tn) te echa de menos, amiguito —dijo suavemente,
frotando la trompa del elefante.
Se sentiría todavía más perdida sin Sinjun. Existía una extraña comunión entre
___(tn) y el tigre, algo que él nunca había entendido por completo. A su esposa
le encantaba trabajar con los animales que nadie más quería: un elefantito
problemático, una gorila tímida, un viejo tigre con aire regio... Debía de ser
difícil para ella no estar con los seres que amaba. En ese momento se quedó
paralizado, se le puso la piel de gallina y se olvidó de respirar. ¿Qué le
hacía pensar que no estaba con uno de ellos?
Veinticuatro horas después estaba frente a la verja de la zona tropical del
zoologico Brookfield de Chicago mirando a Glenna. La gorila estaba sentada
sobre la montana rocosa del centro del recinto y comía un tallo de apio. Nick
llevaba horas vagando por las pasarelas que rodeaban el hábitat. Le picaban los
ojos por la falta de sueño, le dolía la cabeza y notaba como si le ardiera el estómago.
¿Y si se equivocaba? ¿Y si ella no estaba allí después de todo? Había pasado
por la oficina de empleo del zoologico y sabía que no trabajaba allí. Pero
estaba seguro de que ___(tn) querría estar cerca de Glenna. Además, no tenía
más pistas y no perdía nada por intentarlo.
«Tonto.» La palabra resonaba en su cabeza como el ruido de una taladradora.
«Tonto. Tonto. Tonto. Tonto.»
El pesar que sentía era demasiado privado para ser exhibido y, cuando oyó el
murmullo de otro grupo de niños, subió por la senda curva, bordeada por
vegetación tropical y una verja de hierro pintada de verde como el bambú y
unida por una cuerda. Arriba estaría solo. Glenna se agarró con fuerza a una de
las pesadas cuerdas que colgaba de los troncos que coronaban la cima de la
montaña de los gorilas y se acercó a él. Parecía sana y feliz en su nuevo
hogar. Se bajó, esta vez con una zanahoria.
De repente, la gorila alzó la cabeza y comenzó a emitir ruiditos. Nick siguió
la dirección de su mirada y vio cómo ___(tn) se acercaba por el sendero de
abajo hacia el animal.
su educada e inteligente esposa sintiera cariño por un padre que tenía tan poco
respeto por ella?
—___(tn) es más lista que nosotros dos juntos.
—No es necesario que enmascares los hechos.
—No lo hago. No conoces a tu hija en absoluto.
—No podía aceptar que vuestro matrimonio finalizara sin intentar que hubiera un
heredero Romanov.
—No era asunto tuyo.
—Eso no es cierto. A lo largo de la historia, los Petroff siempre se han
dedicado a hacer lo mejor para los Romanov, incluso aunque los Romanov no
estuvieran de acuerdo.
Mientras miraba a Max, Nick se dio cuenta de que el padre de ___(tn) estaba
obsesionado con ese tema. Max podía ser un hombre coherente en todo lo demás,
pero no en eso.
—Ibas a dejar que muriera tu estirpe —dijo Max, —y yo no podía consentirlo.
No había nada más que discutir con él. Para Max el niño que ___(tn) llevaba en
su vientre no era más que un peón, pero ese bebé significaba algo muy diferente
para Nick, y todos sus instintos
paternos afloraron para protegerlo.
—¿Qué coño ha estado tomando ___(tn)? ¿Qué le diste?
—Nada que pudiera dañar al bebé. Pastillas de fluoruro, eso es todo. —Max se
derrumbó en lasilla. —Tienes que encontrarla antes de que haga algo estúpido.
¿Y si se ha librado del bebé? Nick clavó los ojos en Max. Poco a poco la
amargura se convirtió en piedad al pensar en todos los años que Max había
desaprovechado, todos los años que había pasado sin conocer a su maravillosa hija.
—Nada conseguiría que ____(tn) hiciera eso. Tiene agallas, Max. Hará lo que sea
para mantener a salvo a ese bebé.
Nick llegó al circo a la mañana siguiente, cuando
los primeros camiones entraban en el recinto de Chattanooga. Los días eran más
cortos y el verano llegaba a su fin. El circo se dirigía hacia el sur para
pasar el invierno cerca de Tampa, donde se instalarían hasta el final de la
temporada durante la última semana de octubre. La excedencia de Nick en la
universidad concluía en enero y había pensando hacer una investigación en
Ucrania antes de incorporarse, pero ahora sabía que no lo haría. Sin ___(tn)
todo lo demás carecía de importancia.
Echó un vistazo al recinto. El nuevo asentamiento estaba en una ladera con muy
poco espacio llano para montar la carpa principal. Nick tenía ojeras por la
falta de sueño, pero le dio la bienvenida al reto. Sabía que eso no apartaría a
___(tn) de sus pensamientos —nada lo hacía, —pero le ayudaría a pasar el
tiempo.
Era Trey quien conducía su caravana hasta allí, pero aún no había llegado, así
que Nick se dirigió a la carpa de la cocina para tomarse un café bien cargado
que calmara el vacío de su estómago. Antes de llenarse la taza, oyó un chillido
agudo y exigente. Maldijo por lo bajo y se dirigió hacia donde estaban los
elefantes.
Cuando llegó, no le sorprendió ver que Kevin parecía resentido.
—Devuélveme la picana, Nick. Con un solo pinchazo pondremos fin a esta sandez.
A pesar de la petición, Nick sabía que el domador prefería no usar la picana
tras su encuentro con Sinjun. Le gustaba pensar que había sido ___(tn) y su manera
de tratar a los animales lo que había abierto los ojos de Kevin, porque ahora
era más suave con los elefantes y todo marchaba mucho mejor. Pero tenía que
asegurarse de que Kevin lo había entendido y de que no volvería a las andadas.
—Mientras siga siendo el jefe, no volverás a usar la picana.
—Entonces, hazlo tú.
Nick se acercó a Tater y el elefante lo abrazó. Le metió la punta de la trompa
por el cuello de la camisa para olerlo, igual que hacía con __(tn). Nick lo
desató y se dirigió al camión que transportaba la carpa con Tater trotando tras
él.
Tater había dejado de comer al desaparecer ___(tn), pero Nick había estado
demasiado sumergido en su infierno privado para notarlo. Kevin le obligó a ser
consciente de la situación cuando el estado del elefantito comenzó a
deteriorarse.
No tardó mucho en comprobar que el elefante encontraba sosiego con su
presencia; pero no por Nick, sino porque Tater lo asociaba con ___(tn). Comenzó
a comer otra vez y poco después seguía a Nick por el recinto como antes la había
seguido a ella.
Los dos se abrieron paso hasta el camión. Desenrollarían la carpa tan pronto
decidieran dónde colocar el circo. Joe había llegado antes que él, pero se
apartó cuando Nick se acercó. Nick no sabía que hubiera hecho sin Joe; Jack y
él se habían encargado de que todo marchara bien durante sus largas ausencias.
Durante las horas siguientes, Nick trabajó codo con codo con los empleados en
el montaje. Todavía tenía puesta la ropa que llevaba en el avión, pero tampoco
se la cambió cuando llegó Trey con la camioneta. El sudor empapaba la camisa
azul de algodón y se le había desgarrado el pantalón del traje gris, pero no le
importó. El trabajo le entumecía la mente e impedía que pensara.
Cuando ya no pudo posponerlo más, fue a la caravana con Tater pisándole los
talones. Ató el animal cerca de donde Joe había preparado el heno y vaciló al
acercarse a la puerta. La caravana olía a ___(tn), tenía su toque, lo único que
faltaba era su presencia y él odiaba estar allí dentro.
Entró y se vio torturado por imágenes de ella entrando corriendo por la puerta
con las mejillas manchadas, la ropa sucia, la paja enredada en el pelo y un
brillo de satisfacción en los ojos. Se acercó a la nevera, pero lo único que
encontró fue una lata de cerveza y un yogur que ___(tn) había comprado. Había
caducado dos semanas antes, pero no quería tirarlo.
Agarró la cerveza y la abrió mientras se acercaba a Tater. El elefantito se
estaba echando el heno en el lomo, y tomó un poco de paja fresca para
espolvorear a Nick con ella como gesto de amistad. Nick entendía ahora por qué
su esposa siempre llevaba el pelo lleno de heno.
—Estoy seguro de que ___(tn) te echa de menos, amiguito —dijo suavemente,
frotando la trompa del elefante.
Se sentiría todavía más perdida sin Sinjun. Existía una extraña comunión entre
___(tn) y el tigre, algo que él nunca había entendido por completo. A su esposa
le encantaba trabajar con los animales que nadie más quería: un elefantito
problemático, una gorila tímida, un viejo tigre con aire regio... Debía de ser
difícil para ella no estar con los seres que amaba. En ese momento se quedó
paralizado, se le puso la piel de gallina y se olvidó de respirar. ¿Qué le
hacía pensar que no estaba con uno de ellos?
Veinticuatro horas después estaba frente a la verja de la zona tropical del
zoologico Brookfield de Chicago mirando a Glenna. La gorila estaba sentada
sobre la montana rocosa del centro del recinto y comía un tallo de apio. Nick
llevaba horas vagando por las pasarelas que rodeaban el hábitat. Le picaban los
ojos por la falta de sueño, le dolía la cabeza y notaba como si le ardiera el estómago.
¿Y si se equivocaba? ¿Y si ella no estaba allí después de todo? Había pasado
por la oficina de empleo del zoologico y sabía que no trabajaba allí. Pero
estaba seguro de que ___(tn) querría estar cerca de Glenna. Además, no tenía
más pistas y no perdía nada por intentarlo.
«Tonto.» La palabra resonaba en su cabeza como el ruido de una taladradora.
«Tonto. Tonto. Tonto. Tonto.»
El pesar que sentía era demasiado privado para ser exhibido y, cuando oyó el
murmullo de otro grupo de niños, subió por la senda curva, bordeada por
vegetación tropical y una verja de hierro pintada de verde como el bambú y
unida por una cuerda. Arriba estaría solo. Glenna se agarró con fuerza a una de
las pesadas cuerdas que colgaba de los troncos que coronaban la cima de la
montaña de los gorilas y se acercó a él. Parecía sana y feliz en su nuevo
hogar. Se bajó, esta vez con una zanahoria.
De repente, la gorila alzó la cabeza y comenzó a emitir ruiditos. Nick siguió
la dirección de su mirada y vio cómo ___(tn) se acercaba por el sendero de
abajo hacia el animal.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
El corazón le palpitó contra las costillas, pero la
alegría que amenazó con hacerlo estallar fue sustituida casi de inmediato por
ansiedad. Incluso a quince metros era evidente que ___(tn) no llevaba
maquillaje y que las líneas de fatiga marcaban su rostro. Llevaba el pelo
recogido en la nuca y, por primera vez desde que la conocía, parecía marchita.
¿Dónde estaba la ___(tn) que disfrutaba maquillándose y echándose perfume? ¿La
____(tn) que disfrutaba untándose loción de albaricoque y pintándose los labios
de color frambuesa? ¿Dónde estaba la ____(tn) que gastaba toda el agua caliente
en una ducha dejando una densa capa de vapor en el cuarto de baño? A Nick se le
secó la boca mientras se empapaba con la imagen de su esposa y algo se desgarró
en su interior.
Ésta era la ___(tn) que él había creado.
Ésta era la ___(tn) con la luz del amor extinguida.
Se acercó más y vio que se le habían hundido las mejillas; se dio cuenta de que
había perdido peso. Deslizó la mirada a su vientre, pero la chaqueta floja y
los pantalones oscuros le impidieron ver si su cuerpo había experimentado algún
cambio. Nick se asustó. ¿Y si había perdido al bebé? ¿Sería ése el castigo que
le esperaba a él?
___(tn) estaba tan concentrada en la silenciosa comunión con la gorila que no
vio cómo él se abría paso entre los niños y se acercaba a ella.
—____(tn) —dijo en voz baja.
___(tn) se puso tensa antes de volverse. La vio palidecer
todavía más y cerrar los puños. Lo
miró como si se estuviera preparando para escapar y él dio un paso adelante
para detenerla, pero la fría expresión de su esposa lo detuvo. Sólo había visto
unos ojos tan vacíos como ésos cuando se miraba en el espejo.
—Tenemos que hablar. —Aquellas palabras imitaron inconscientemente las que ella
le había dicho
tantas veces, y la expresión fría con que lo miró debía de ser un reflejo de la
manera en que
él la había mirado con frecuencia.
¿Quién era esa mujer? En su cara no asomaba la animación que acostumbraba. Sus
enormes ojos violeta estaban tan vacíos que parecía que nunca hubiera llorado.
Era como si algo hubiera muerto en su interior y él comenzó a sudar. ¿Habría
perdido al bebé? ¿Era ésa la causa de su cambio? «Por favor, que no le haya
pasado nada al bebé.»
—No hay nada de qué hablar. —Se volvió y se alejó atravesando la cortina de
cuerda que
servía de entrada al hábitat. Él la siguió y la tomó del brazo sin pensar.
—Suéltame.
¿Cuántas veces le había dicho eso ___(tn) cuando él
la arrastraba por el recinto del circo o la sacaba de la cama al amanecer? Pero
en ese momento las palabras carecían de la fuerza anterior.
Miró la cara pálida e inexpresiva de su esposa. «¿Qué te he hecho, mi amor?»
—Sólo quiero hablar contigo —dijo él con rapidez,
apartándola de la gente.
Ella miró en silencio la mano con que le rodeaba el brazo.
—Si lo que quieres es que aborte, es demasiado tarde.
Nick quiso echar la cabeza hacia atrás y aullar. ___(tn) había perdido el bebé
y era culpa suya.
—No sabes cuánto lo
siento —dijo a duras penas, dejando caer la mano.
—Oh, ya lo sé —dijo ella con una extraña calma, —me lo dejaste muy claro.
—Yo no te dejé claro nada. No te dije que te amaba. Lo único que te dije fue un
montón de estupideces. Cosas que no sentía de verdad. —A Nick le dolían los
brazos por el deseo de abrazarla, pero ___(tn) había erigido una barrera
invisible a su alrededor. —Olvidémonos de todo eso, cariño. Vamos a empezar de
cero. Te prometo que todo será distinto esta vez.
—Tengo que irme. No puedo llegar tarde al trabajo.
Fue como sí él no hubiera hablado. Le había dicho que la amaba, pero no había
servido de nada. ___(tn) sólo quería irse y no volver a verlo nunca más.
La determinación de Nick se hizo más fuerte. No podía dejar que ocurriera eso.
Ya se ocuparía más tarde de su pesar. Antes haría lo que fuera necesario para
recuperar a su esposa.
—Te vienes conmigo.
—Ni hablar. Tengo que ir a trabajar.
—¿Y qué pasa con nuestro matrimonio?
—No es un matrimonio de verdad. Nunca fue más que un acuerdo legal.
—Ahora es de verdad. Hicimos unos votos, ___(tn). Unos votos sagrados. Y eso es
tan cierto como que estamos aquí.
A ___(tn) le tembló el labio inferior.
—¿Por qué haces esto? Ya te he dicho que es muy tarde para que aborte.
Sufría por ella. A pesar de lo intenso que era su dolor, sabía que no podía ser
tan intenso como el de ____(tn).
—No te preocupes, cariño. Lo intentaremos otra vez. En cuanto el médico nos lo
permita.
—¿De qué estás hablando?
—Quería a este bebé tanto como tú, pero no me di cuenta de ello hasta que
desapareciste. Sé que es culpa mía que lo hayas perdido. Si te hubiera cuidado
mejor nunca habría ocurrido.
___(tn) frunció el ceño.
—No he perdido al bebé. —Lo miró a los ojos. —Aún estoy embarazada.
—Pero has dicho... cuando te dije que quería hablar contigo, dijiste que era
demasiado tarde para que abortaras.
—Estoy de cuatro meses y medio. El aborto ya no es legal.
Mientras él se sentía inundado por la alegría, ____(tn) torció la boca en un
gesto de cinismo que nunca hubiera imaginado en ella.
—Eso cambia las cosas, ¿no, Nick? Ahora que sabes que el pastel sigue en el
horno y que va a quedarse ahí, supongo que ya no estarás tan ansioso por que
regrese.
Nick se vio embargado por tantas emociones que no sabía cómo asimilarlas. Aún
estaba embarazada. Lo odiaba. No quería volver con él. No podía manejar tal
caos emocional, así que recurrió a lo práctico.
—¿Estás yendo al médico?
—Voy a una consulta no lejos de aquí.
—¿A una consulta? —Él tenía una fortuna en el banco y su esposa iba a una
consulta. Tenía que llevársela a un lugar donde pudiera borrar a besos esa
implacable y resuelta mirada de su cara, pero la única manera de hacerlo era
intimidándola.
—No creo que hayas estado cuidándote demasiado. Estás delgada y pálida. Y tan
nerviosa que parece que te vaya a dar un ataque.
—¿Y a ti qué te importa? No quieres al bebé.
—Oh, claro que quiero al bebé. Puede que actuara como un bastardo cuando me
diste la buena nueva, pero te aseguro que he recuperado la cordura. Sé que no
quieres volver conmigo ahora, pero no tienes otra opción. Es peligroso para a
ti y para el bebé, ___(tn), y no voy a permitir que sigas así.
Nick supo que había encontrado su punto débil, pero ella se siguió oponiendo a
él con terquedad.
—No es asunto tuyo.
—Claro que sí. Voy a asegurarme de que tanto tú como el bebé estéis bien. —En
los ojos de ___(tn) apareció una mirada recelosa. —No me importa jugar sucio
—añadió Nick en voz baja, —pienso descubrir dónde trabajas y me encargaré de
que te despidan.
—¿Me harías eso?
—Sin pensarlo dos veces.
____(tn) hundió los hombros y él supo que había ganado, pero no sintió ninguna
satisfacción.
—Ya no te amo —susurró ella. —No te amo en absoluto.
A él se le puso un nudo en la garganta.
—No importa, cariño. Yo tengo amor suficiente por los dos.
alegría que amenazó con hacerlo estallar fue sustituida casi de inmediato por
ansiedad. Incluso a quince metros era evidente que ___(tn) no llevaba
maquillaje y que las líneas de fatiga marcaban su rostro. Llevaba el pelo
recogido en la nuca y, por primera vez desde que la conocía, parecía marchita.
¿Dónde estaba la ___(tn) que disfrutaba maquillándose y echándose perfume? ¿La
____(tn) que disfrutaba untándose loción de albaricoque y pintándose los labios
de color frambuesa? ¿Dónde estaba la ____(tn) que gastaba toda el agua caliente
en una ducha dejando una densa capa de vapor en el cuarto de baño? A Nick se le
secó la boca mientras se empapaba con la imagen de su esposa y algo se desgarró
en su interior.
Ésta era la ___(tn) que él había creado.
Ésta era la ___(tn) con la luz del amor extinguida.
Se acercó más y vio que se le habían hundido las mejillas; se dio cuenta de que
había perdido peso. Deslizó la mirada a su vientre, pero la chaqueta floja y
los pantalones oscuros le impidieron ver si su cuerpo había experimentado algún
cambio. Nick se asustó. ¿Y si había perdido al bebé? ¿Sería ése el castigo que
le esperaba a él?
___(tn) estaba tan concentrada en la silenciosa comunión con la gorila que no
vio cómo él se abría paso entre los niños y se acercaba a ella.
—____(tn) —dijo en voz baja.
___(tn) se puso tensa antes de volverse. La vio palidecer
todavía más y cerrar los puños. Lo
miró como si se estuviera preparando para escapar y él dio un paso adelante
para detenerla, pero la fría expresión de su esposa lo detuvo. Sólo había visto
unos ojos tan vacíos como ésos cuando se miraba en el espejo.
—Tenemos que hablar. —Aquellas palabras imitaron inconscientemente las que ella
le había dicho
tantas veces, y la expresión fría con que lo miró debía de ser un reflejo de la
manera en que
él la había mirado con frecuencia.
¿Quién era esa mujer? En su cara no asomaba la animación que acostumbraba. Sus
enormes ojos violeta estaban tan vacíos que parecía que nunca hubiera llorado.
Era como si algo hubiera muerto en su interior y él comenzó a sudar. ¿Habría
perdido al bebé? ¿Era ésa la causa de su cambio? «Por favor, que no le haya
pasado nada al bebé.»
—No hay nada de qué hablar. —Se volvió y se alejó atravesando la cortina de
cuerda que
servía de entrada al hábitat. Él la siguió y la tomó del brazo sin pensar.
—Suéltame.
¿Cuántas veces le había dicho eso ___(tn) cuando él
la arrastraba por el recinto del circo o la sacaba de la cama al amanecer? Pero
en ese momento las palabras carecían de la fuerza anterior.
Miró la cara pálida e inexpresiva de su esposa. «¿Qué te he hecho, mi amor?»
—Sólo quiero hablar contigo —dijo él con rapidez,
apartándola de la gente.
Ella miró en silencio la mano con que le rodeaba el brazo.
—Si lo que quieres es que aborte, es demasiado tarde.
Nick quiso echar la cabeza hacia atrás y aullar. ___(tn) había perdido el bebé
y era culpa suya.
—No sabes cuánto lo
siento —dijo a duras penas, dejando caer la mano.
—Oh, ya lo sé —dijo ella con una extraña calma, —me lo dejaste muy claro.
—Yo no te dejé claro nada. No te dije que te amaba. Lo único que te dije fue un
montón de estupideces. Cosas que no sentía de verdad. —A Nick le dolían los
brazos por el deseo de abrazarla, pero ___(tn) había erigido una barrera
invisible a su alrededor. —Olvidémonos de todo eso, cariño. Vamos a empezar de
cero. Te prometo que todo será distinto esta vez.
—Tengo que irme. No puedo llegar tarde al trabajo.
Fue como sí él no hubiera hablado. Le había dicho que la amaba, pero no había
servido de nada. ___(tn) sólo quería irse y no volver a verlo nunca más.
La determinación de Nick se hizo más fuerte. No podía dejar que ocurriera eso.
Ya se ocuparía más tarde de su pesar. Antes haría lo que fuera necesario para
recuperar a su esposa.
—Te vienes conmigo.
—Ni hablar. Tengo que ir a trabajar.
—¿Y qué pasa con nuestro matrimonio?
—No es un matrimonio de verdad. Nunca fue más que un acuerdo legal.
—Ahora es de verdad. Hicimos unos votos, ___(tn). Unos votos sagrados. Y eso es
tan cierto como que estamos aquí.
A ___(tn) le tembló el labio inferior.
—¿Por qué haces esto? Ya te he dicho que es muy tarde para que aborte.
Sufría por ella. A pesar de lo intenso que era su dolor, sabía que no podía ser
tan intenso como el de ____(tn).
—No te preocupes, cariño. Lo intentaremos otra vez. En cuanto el médico nos lo
permita.
—¿De qué estás hablando?
—Quería a este bebé tanto como tú, pero no me di cuenta de ello hasta que
desapareciste. Sé que es culpa mía que lo hayas perdido. Si te hubiera cuidado
mejor nunca habría ocurrido.
___(tn) frunció el ceño.
—No he perdido al bebé. —Lo miró a los ojos. —Aún estoy embarazada.
—Pero has dicho... cuando te dije que quería hablar contigo, dijiste que era
demasiado tarde para que abortaras.
—Estoy de cuatro meses y medio. El aborto ya no es legal.
Mientras él se sentía inundado por la alegría, ____(tn) torció la boca en un
gesto de cinismo que nunca hubiera imaginado en ella.
—Eso cambia las cosas, ¿no, Nick? Ahora que sabes que el pastel sigue en el
horno y que va a quedarse ahí, supongo que ya no estarás tan ansioso por que
regrese.
Nick se vio embargado por tantas emociones que no sabía cómo asimilarlas. Aún
estaba embarazada. Lo odiaba. No quería volver con él. No podía manejar tal
caos emocional, así que recurrió a lo práctico.
—¿Estás yendo al médico?
—Voy a una consulta no lejos de aquí.
—¿A una consulta? —Él tenía una fortuna en el banco y su esposa iba a una
consulta. Tenía que llevársela a un lugar donde pudiera borrar a besos esa
implacable y resuelta mirada de su cara, pero la única manera de hacerlo era
intimidándola.
—No creo que hayas estado cuidándote demasiado. Estás delgada y pálida. Y tan
nerviosa que parece que te vaya a dar un ataque.
—¿Y a ti qué te importa? No quieres al bebé.
—Oh, claro que quiero al bebé. Puede que actuara como un bastardo cuando me
diste la buena nueva, pero te aseguro que he recuperado la cordura. Sé que no
quieres volver conmigo ahora, pero no tienes otra opción. Es peligroso para a
ti y para el bebé, ___(tn), y no voy a permitir que sigas así.
Nick supo que había encontrado su punto débil, pero ella se siguió oponiendo a
él con terquedad.
—No es asunto tuyo.
—Claro que sí. Voy a asegurarme de que tanto tú como el bebé estéis bien. —En
los ojos de ___(tn) apareció una mirada recelosa. —No me importa jugar sucio
—añadió Nick en voz baja, —pienso descubrir dónde trabajas y me encargaré de
que te despidan.
—¿Me harías eso?
—Sin pensarlo dos veces.
____(tn) hundió los hombros y él supo que había ganado, pero no sintió ninguna
satisfacción.
—Ya no te amo —susurró ella. —No te amo en absoluto.
A él se le puso un nudo en la garganta.
—No importa, cariño. Yo tengo amor suficiente por los dos.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Nick acompañó a ___(tn) a una casa modesta en una
calle de un barrio obrero bastante alejado del zoológico. Había una escultura
de escayola de la Virgen María en el diminuto patio delantero, al lado de unos
girasoles que rodeaban un parterre de petunias rosadas. ___(tn) había alquilado
una habitación en la parte trasera con vistas a la vía del tren. Mientras ella
recogía sus escasas pertenencias, él fue a pagar a la casera sólo para
descubrir que ___(tn) ya había pagado el alquiler por adelantado.
Gracias a la charlatana mujer se enteró de que ___(tn) trabajaba como
recepcionista en un salón de belleza durante el día y de camarera en una
cafetería del barrio por la noche. No era de extrañar que pareciera tan
cansada.
No tenía coche y tenía que ir andando o en autobús a todas partes; ahorraba
todo lo que ganaba para cuando naciera el bebé. El hecho de que su esposa
hubiera vivido en la miseria mientras él tenía dos automóviles de lujo y una
casa llena de obras de arte de incalculable valor sólo contribuyó a hacerlo
sentir más culpable.
Antes de ponerse en camino, Nick consideró por un momento llevarla a su casa en
Connecticut, pero al instante rechazó la idea. Ella necesitaba más que una
curación física, necesitaba una curación emocional y tal vez los anímales que
amaba la ayudarían a conseguirla.
Aquello le resultaba tan familiar que ___(tn) sintió
una momentánea felicidad cuando la camioneta se detuvo. Nick y ella estaban en
la carretera, camino de la siguiente ubicación del circo. Estaba enamorada y
embarazada y... Se despertó de golpe cuando la realidad se abatió sobre ella.
Nick sacó la llave del contacto y abrió la puerta.
—Tengo que dormir un poco o acabaremos empotrándonos contra un árbol. Pasaremos
aquí la noche. —Bajó de la camioneta y cerró la puerta.
___(tn) se reclinó en el asiento y cerró los ojos ante el brillante crepúsculo;
también cerró el corazón a la dulzura que escuchaba en la voz de Nick. Él se
sentía culpable, cualquiera podía verlo, pero no dejaría que eso la ablandara.
Seguro que él se sentía mejor después de haberle dicho todas aquellas mentiras,
pero si ella las creía acabaría atrapada. Tenía que proteger a su bebé; ya no
podía permitirse el lujo de ser optimista.
Nick le había dicho que Amelia y su padre habían sustituido las píldoras
anticonceptivas y se había disculpado por no haber confiado en ella. Otra cosa
que lo hacía sentirse culpable. Ella lo ignoró.
¿Por qué Nick no podía dejarla sola? ¿Por qué la había obligado a regresar con
él? Por primera vez en semanas, todas las emociones que mantenía bajo control
irrumpieron en su interior. Apretó los nudillos contra los labios y luchó por
contener todos aquellos sentimientos hasta que volvió a erigir el muro que la
había mantenido en pie el último mes.
Ella siempre se había dejado llevar por las emociones, pero si quería
sobrevivir no podía seguir así. El orgullo lo es todo, le había dicho Nick, y
era cierto. Fue el orgullo lo que la sostuvo. Lo que consiguió que contestara
al teléfono en la peluquería un día tras otro y que pasara las noches cargando
las pesadas bandejas con aquella comida grasienta que le producía náuseas. El
orgullo fue lo que puso un techo sobre su cabeza y lo que le hizo ganar dinero
para el futuro. El orgullo la mantuvo en pie cuando el amor la traicionó.
¿Y ahora qué? Por primera vez en semanas, experimentaba temor por algo que no
tenía nada que ver con poder pagar el alquiler. Le daba miedo Nick. ¿Qué quería
de ella?
«La peor amenaza para los tigres jóvenes es un tigre adulto. Los tigres no
mantienen fuertes vínculos familiares como los leones o los elefantes. No es
inusual que un tigre mate a su cachorro.»
Forcejeó con el tirador de la puerta sólo para ver que su marido se dirigía
hacia ella.
Nick apartó la silla de la mesa donde el camarero del servicio de habitaciones
había puesto la comida que había pedido.
—Siéntate y come, ___(tn).
Nick no había escogido un motelucho de carretera, de eso nada; los había
instalado en una suite de lujo en un reluciente y novísimo hotel Marriott a
orillas del río Ohio, en la frontera entre Indiana y Kentucky. ____(tn) recordó
cómo acostumbraba a contar los peniques cuando iba a hacer la compra y el
sermón que le soltaba a Nick cuando adquiría una botella de vino de buena
cosecha. Cómo debía de haberse reído de ella.
—Te he dicho que no tengo hambre.
—Entonces siéntate y acompáñame.
A ___(tn) le costó menos sentarse en la silla que discutir con él. Nick se
ajustó el nudo del cinturón del albornoz blanco que se había puesto tras la
ducha y se sentó frente a ella. Tenía el pelo húmedo y se le rizaba en las
sienes. Necesitaba un buen corte.
Nick bajó la vista a la ingente cantidad de comida que había pedido para
___(tn): una enorme ensalada, pechugas de pollo con salsa de champiñones,
patatas al horno, pasta, lasaña, dos panecillos, un gran vaso de leche y una
ración de tarta de queso.
—No puedo comerme todo esto.
—Estoy hambriento. Comeré parte de lo tuyo.
Aunque a él le gustaba comer, no comía tanto como para dar cuenta de todo
aquello. ___(tn) sintió el estómago revuelto.
Había tenido problemas para retener la comida cuando
abandonó a Nick y durante todo el primer trimestre de embarazo.
—Prueba esto —Nick tomó un poco de lasaña de su plato y la acercó a sus labios.
Cuando ella abrió la boca para negarse, él se la metió dentro con rapidez,
obligándola a tragársela.
—He dicho que no tengo hambre.
—Pruébala. Está buena, ¿verdad?
Para sorpresa de ___(tn), en cuanto pasó la impresión inicial, la lasaña sabía
bien, aunque no pensaba decírselo. Tomó un sorbo de agua.
—De verdad, no quiero nada más.
—No me sorprende —Nick señaló el pollo. —Tiene pinta de estar seco.
—Está flotando en salsa. No está seco.
—Créeme, ___(tn), este pollo está tan seco como la suela de un zapato.
—No sabes lo que dices.
—Déjame probar.
Ella pinchó el pollo con el tenedor y cuando comió un trozo, vio que era
jugoso.
—Aquí tienes. —___(tn) le acercó el tenedor.
Él abrió obedientemente la boca, lo masticó e hizo una mueca.
—Seco.
___(tn) agarró el cuchillo con rapidez, cortó un pedazo para ella y se lo
comió. Estaba tan
delicioso como parecía.
—El pollo está riquísimo.
—Supongo que no me sabe a nada por culpa de la lasaña. Déjame probar la pasta.
Irritada, ___(tn) lo observó girar el tenedor en la pasta y metérselo en la
boca. Un momento
después, él dio su veredicto.
—Lleva demasiado condimento.
—Ahora prefiero la comida muy especiada.
—Luego no me digas que no te lo dije.
Ella cogió un poco de
pasta que goteó en el mantel cuando se la llevó a la boca. Estaba suave y sabrosa.
—No está demasiado condimentada.
Se dispuso a coger otro bocado pero detuvo el tenedor en el aire. Se dio cuenta
de que la estaba engañando. Lo miró y dejó el tenedor en el plato.
—Otro juego de poder.
Los dedos largos de Nick se cerraron en torno a su muñeca mientras la miraba
con una preocupación que ___(tn) no se creyó ni por un momento.
—Por favor, ___(tn), me asusta lo delgada que estás. Tienes que comer por el
bien del bebé.
calle de un barrio obrero bastante alejado del zoológico. Había una escultura
de escayola de la Virgen María en el diminuto patio delantero, al lado de unos
girasoles que rodeaban un parterre de petunias rosadas. ___(tn) había alquilado
una habitación en la parte trasera con vistas a la vía del tren. Mientras ella
recogía sus escasas pertenencias, él fue a pagar a la casera sólo para
descubrir que ___(tn) ya había pagado el alquiler por adelantado.
Gracias a la charlatana mujer se enteró de que ___(tn) trabajaba como
recepcionista en un salón de belleza durante el día y de camarera en una
cafetería del barrio por la noche. No era de extrañar que pareciera tan
cansada.
No tenía coche y tenía que ir andando o en autobús a todas partes; ahorraba
todo lo que ganaba para cuando naciera el bebé. El hecho de que su esposa
hubiera vivido en la miseria mientras él tenía dos automóviles de lujo y una
casa llena de obras de arte de incalculable valor sólo contribuyó a hacerlo
sentir más culpable.
Antes de ponerse en camino, Nick consideró por un momento llevarla a su casa en
Connecticut, pero al instante rechazó la idea. Ella necesitaba más que una
curación física, necesitaba una curación emocional y tal vez los anímales que
amaba la ayudarían a conseguirla.
Aquello le resultaba tan familiar que ___(tn) sintió
una momentánea felicidad cuando la camioneta se detuvo. Nick y ella estaban en
la carretera, camino de la siguiente ubicación del circo. Estaba enamorada y
embarazada y... Se despertó de golpe cuando la realidad se abatió sobre ella.
Nick sacó la llave del contacto y abrió la puerta.
—Tengo que dormir un poco o acabaremos empotrándonos contra un árbol. Pasaremos
aquí la noche. —Bajó de la camioneta y cerró la puerta.
___(tn) se reclinó en el asiento y cerró los ojos ante el brillante crepúsculo;
también cerró el corazón a la dulzura que escuchaba en la voz de Nick. Él se
sentía culpable, cualquiera podía verlo, pero no dejaría que eso la ablandara.
Seguro que él se sentía mejor después de haberle dicho todas aquellas mentiras,
pero si ella las creía acabaría atrapada. Tenía que proteger a su bebé; ya no
podía permitirse el lujo de ser optimista.
Nick le había dicho que Amelia y su padre habían sustituido las píldoras
anticonceptivas y se había disculpado por no haber confiado en ella. Otra cosa
que lo hacía sentirse culpable. Ella lo ignoró.
¿Por qué Nick no podía dejarla sola? ¿Por qué la había obligado a regresar con
él? Por primera vez en semanas, todas las emociones que mantenía bajo control
irrumpieron en su interior. Apretó los nudillos contra los labios y luchó por
contener todos aquellos sentimientos hasta que volvió a erigir el muro que la
había mantenido en pie el último mes.
Ella siempre se había dejado llevar por las emociones, pero si quería
sobrevivir no podía seguir así. El orgullo lo es todo, le había dicho Nick, y
era cierto. Fue el orgullo lo que la sostuvo. Lo que consiguió que contestara
al teléfono en la peluquería un día tras otro y que pasara las noches cargando
las pesadas bandejas con aquella comida grasienta que le producía náuseas. El
orgullo fue lo que puso un techo sobre su cabeza y lo que le hizo ganar dinero
para el futuro. El orgullo la mantuvo en pie cuando el amor la traicionó.
¿Y ahora qué? Por primera vez en semanas, experimentaba temor por algo que no
tenía nada que ver con poder pagar el alquiler. Le daba miedo Nick. ¿Qué quería
de ella?
«La peor amenaza para los tigres jóvenes es un tigre adulto. Los tigres no
mantienen fuertes vínculos familiares como los leones o los elefantes. No es
inusual que un tigre mate a su cachorro.»
Forcejeó con el tirador de la puerta sólo para ver que su marido se dirigía
hacia ella.
Nick apartó la silla de la mesa donde el camarero del servicio de habitaciones
había puesto la comida que había pedido.
—Siéntate y come, ___(tn).
Nick no había escogido un motelucho de carretera, de eso nada; los había
instalado en una suite de lujo en un reluciente y novísimo hotel Marriott a
orillas del río Ohio, en la frontera entre Indiana y Kentucky. ____(tn) recordó
cómo acostumbraba a contar los peniques cuando iba a hacer la compra y el
sermón que le soltaba a Nick cuando adquiría una botella de vino de buena
cosecha. Cómo debía de haberse reído de ella.
—Te he dicho que no tengo hambre.
—Entonces siéntate y acompáñame.
A ___(tn) le costó menos sentarse en la silla que discutir con él. Nick se
ajustó el nudo del cinturón del albornoz blanco que se había puesto tras la
ducha y se sentó frente a ella. Tenía el pelo húmedo y se le rizaba en las
sienes. Necesitaba un buen corte.
Nick bajó la vista a la ingente cantidad de comida que había pedido para
___(tn): una enorme ensalada, pechugas de pollo con salsa de champiñones,
patatas al horno, pasta, lasaña, dos panecillos, un gran vaso de leche y una
ración de tarta de queso.
—No puedo comerme todo esto.
—Estoy hambriento. Comeré parte de lo tuyo.
Aunque a él le gustaba comer, no comía tanto como para dar cuenta de todo
aquello. ___(tn) sintió el estómago revuelto.
Había tenido problemas para retener la comida cuando
abandonó a Nick y durante todo el primer trimestre de embarazo.
—Prueba esto —Nick tomó un poco de lasaña de su plato y la acercó a sus labios.
Cuando ella abrió la boca para negarse, él se la metió dentro con rapidez,
obligándola a tragársela.
—He dicho que no tengo hambre.
—Pruébala. Está buena, ¿verdad?
Para sorpresa de ___(tn), en cuanto pasó la impresión inicial, la lasaña sabía
bien, aunque no pensaba decírselo. Tomó un sorbo de agua.
—De verdad, no quiero nada más.
—No me sorprende —Nick señaló el pollo. —Tiene pinta de estar seco.
—Está flotando en salsa. No está seco.
—Créeme, ___(tn), este pollo está tan seco como la suela de un zapato.
—No sabes lo que dices.
—Déjame probar.
Ella pinchó el pollo con el tenedor y cuando comió un trozo, vio que era
jugoso.
—Aquí tienes. —___(tn) le acercó el tenedor.
Él abrió obedientemente la boca, lo masticó e hizo una mueca.
—Seco.
___(tn) agarró el cuchillo con rapidez, cortó un pedazo para ella y se lo
comió. Estaba tan
delicioso como parecía.
—El pollo está riquísimo.
—Supongo que no me sabe a nada por culpa de la lasaña. Déjame probar la pasta.
Irritada, ___(tn) lo observó girar el tenedor en la pasta y metérselo en la
boca. Un momento
después, él dio su veredicto.
—Lleva demasiado condimento.
—Ahora prefiero la comida muy especiada.
—Luego no me digas que no te lo dije.
Ella cogió un poco de
pasta que goteó en el mantel cuando se la llevó a la boca. Estaba suave y sabrosa.
—No está demasiado condimentada.
Se dispuso a coger otro bocado pero detuvo el tenedor en el aire. Se dio cuenta
de que la estaba engañando. Lo miró y dejó el tenedor en el plato.
—Otro juego de poder.
Los dedos largos de Nick se cerraron en torno a su muñeca mientras la miraba
con una preocupación que ___(tn) no se creyó ni por un momento.
—Por favor, ___(tn), me asusta lo delgada que estás. Tienes que comer por el
bien del bebé.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
—¡No me digas lo que tengo que hacer! —La atravesó
una sensación dolorosa. Contuvo las
palabras que había estado a punto de decir y se escudó detrás de la gélida
barrera que la
mantenía a salvo. Las emociones eran sus enemigas, aunque debía hacer lo más
conveniente para su hijo.
Sin decir nada más, se concentró en la comida y tragó hasta que no pudo más.
Ignoró los
intentos de Nick por entablar conversación y que él no comiera casi nada.
___(tn) se había
escapado mentalmente a un bello prado donde su bebé y ella eran libres, donde
les protegía un poderoso tigre llamado Sinjun, que los amaba y que no se pasaba
el día encerrado en una jaula.
—Estás agotada —dijo Nick cuando ella dejó el tenedor sobre el plato. —Los dos
necesitamos dormir. Nos acostaremos temprano.
___(tn) se levantó de la mesa, cogió sus cosas y
entró en el baño; se permitió el placer de
darse una larga ducha. Cuando salió, la suite estaba a oscuras, alumbrada sólo
por la tenue luz que se filtraba por la abertura en las cortinas. Nick estaba
acostado boca arriba en uno de los
lados de la enorme cama.
Ella estaba tan cansada que casi no se mantenía en pie, pero el pecho desnudo
de Nick impidió que se acercara a la cama.
—Está bien —susurró él en la oscuridad. —No te tocaré, cariño.
___(tn) permaneció donde estaba hasta que se dio cuenta que le daba lo mismo si
la tocaba o no. No le importaba lo que él hiciera porque no sentía nada.
Bueno chicas la djo hasta aqui ojala la disfruten un beso :)
una sensación dolorosa. Contuvo las
palabras que había estado a punto de decir y se escudó detrás de la gélida
barrera que la
mantenía a salvo. Las emociones eran sus enemigas, aunque debía hacer lo más
conveniente para su hijo.
Sin decir nada más, se concentró en la comida y tragó hasta que no pudo más.
Ignoró los
intentos de Nick por entablar conversación y que él no comiera casi nada.
___(tn) se había
escapado mentalmente a un bello prado donde su bebé y ella eran libres, donde
les protegía un poderoso tigre llamado Sinjun, que los amaba y que no se pasaba
el día encerrado en una jaula.
—Estás agotada —dijo Nick cuando ella dejó el tenedor sobre el plato. —Los dos
necesitamos dormir. Nos acostaremos temprano.
___(tn) se levantó de la mesa, cogió sus cosas y
entró en el baño; se permitió el placer de
darse una larga ducha. Cuando salió, la suite estaba a oscuras, alumbrada sólo
por la tenue luz que se filtraba por la abertura en las cortinas. Nick estaba
acostado boca arriba en uno de los
lados de la enorme cama.
Ella estaba tan cansada que casi no se mantenía en pie, pero el pecho desnudo
de Nick impidió que se acercara a la cama.
—Está bien —susurró él en la oscuridad. —No te tocaré, cariño.
___(tn) permaneció donde estaba hasta que se dio cuenta que le daba lo mismo si
la tocaba o no. No le importaba lo que él hiciera porque no sentía nada.
Bueno chicas la djo hasta aqui ojala la disfruten un beso :)
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
aww que triste ahora que Nick la quiere ella no :crybaby:
Aww pobre rayita todo lo que tuvo que pasar :( pense que habia perdido al bebe, pero no fue asi quiero que le de una oportunidad a Nick, se que ha sido un tonto insensible pero ahora a cambiado
Siguela!!! Quiero saber que va a pasar!!!
Aww pobre rayita todo lo que tuvo que pasar :( pense que habia perdido al bebe, pero no fue asi quiero que le de una oportunidad a Nick, se que ha sido un tonto insensible pero ahora a cambiado
Siguela!!! Quiero saber que va a pasar!!!
aranzhitha
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
DIOS NICK SI QUE ERS TONTO
HASTA AHORA TE DAS CUENTA DE QUE LA AMAS?????UFF CASI CREI QUE PERDIO AL BEBE
QUE PASARA???MUJER TIENES QUE SEGUIRLAA
HASTA AHORA TE DAS CUENTA DE QUE LA AMAS?????UFF CASI CREI QUE PERDIO AL BEBE
QUE PASARA???MUJER TIENES QUE SEGUIRLAA
berenice_89
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
todos pensamos que ella habia perdido al bebe por suerte no fue asi, ay nick y sus trucos para hacerla comer jaja
SIGUELA
SIGUELA
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
bueno chicas hoy tengo tiempo xD asi que les subo la nove :) un beso y las quiero un monton :)
Nick metió las manos en los bolsillos del
impermeable y se apoyó en la cerca contra huracanes que marcaba el borde del
recinto donde pasarían los dos días siguientes. Estaban en Monroe County,
Georgia; la fresca brisa de esa mañana del mes de octubre traía la esencia del
invierno.
Joe se acercó a él.
—Tienes un aspecto horrible.
—Bueno, tú no pareces estar mucho mejor.
—Mujeres —bufó Joe. —No se puede vivir con ellas, pero tampoco sin ellas.
Nick ni siquiera logró esbozar una sonrisa. Puede que Joe tuviera problemas con
Demi; el y ella habían pasado mucho tiempo juntos últimamente, a Nick no le
sorprendería que ellos dos tuvieran un romance. Selly y Joe se llevababan mejor
que nunca, Pasaban mucho tiempo juntos, y era un entrenador más paciente que
nunca. Algo que daba frutos, porque las actuaciones de Selly habían mejorado
sustancialmente.
____(tn) y él habían regresado diez días antes y todos se habían dado cuenta de
que a ____(tn) le pasaba algo malo. Su esposa ya no se reía ni rondaba por el
recinto con su coleta rebotando al viento. Era educada con todos —incluso
ayudaba a Selly con los deberes, —pero todas las cualidades especiales que la
hacían ser como era parecían haber desaparecido. Y todos esperaban que él
tomara cartas en el asunto.
Joe cogió un palillo del bolsillo do su camisa y se lo puso en la boca.
—___(tn) no parece la misma.
—Son los primeros meses de embarazo, nada más.
Joe no pareció convencido.
—Echo de menos cómo era. Bueno, no echo de menos que meta la nariz en mis
asuntos como solía hacerlo, eso te lo aseguro, pero sí que añoro la manera en
que se preocupaba por todos. Parece que ahora sólo le interesan Sinjun y los
elefantes.
—Lo superará.
—Supongo.
Observaron en silencio cómo un camión descargaba heno. Nick miró cómo ___(tn)
lavaba a Puddin. Le había dicho que no quería que siguiera trabajando, pero
ella le respondió que se había acostumbrado a hacerlo. Luego había intentado
que se mantuviera alejada de los elefantes a excepción de Tater, temiendo que
alguno le hiciera daño. ____(tn) lo había mirado sin responder y había hecho lo
que le vino en gana.
Joe se cruzó de brazos.
—Creo que deberías saber que anoche volví a verla dentro de la jaula de Sinjun.
—¡Maldita sea! Te juro que la esposaré para que se mantenga alejada de la jaula
de ese tigre.
—Me asusta cómo está. Odio verla así.
—Bueno, pues no eres el único.
—¿Por qué no haces algo?
—¿Qué me sugieres? He hecho traer uno de mis coches desde Connecticut para que
no tuviera que desplazarse en la camioneta, pero me dijo que le gustaba la
camioneta. Le he comprado flores, pero las ignora. Intenté que nos
trasladáramos a una caravana RV nueva, pero casi le dio un ataque cuando se
enteró, así que lo dejé pasar. Ya no sé qué hacer. —Nick se pasó una mano por
el pelo. —Pero ¿por qué te cuento todo esto? Si supieras algo de mujeres le
diría a mi hermana y a todos los empleados del circo que mantengo una relación
con Demi, ella es una chica estupenda.
—No pienso discutir contigo.
—___(tn) se pondrá bien. Es sólo cuestión de tiempo.
—Puede que tengas razón.
—Te aseguro que la tengo.
Si se lo repetía lo suficiente, tal vez se convertiría en realidad. La echaba
de menos. Ahora ___(tn) ya no lloraba. Aquellas lágrimas repentinas que habían
sido parte de ella como el aire que respiraba, habían desaparecido; era como si
se hubiese anestesiado para no sentir nada. Recordaba cómo solía lanzarse a sus
brazos desde la rampa del camión, su risa, cómo le acariciaba el pelo. La
necesitaba como nunca había necesitado a nadie... Y para colmo, la noche
anterior había tocado fondo.
Hizo una mueca sólo de recordarlo.
Estaba soñando que ___(tn) le sonreía como antes, con su cara iluminada por
completo y ofreciéndose a él. Se había despertado acurrucado contra ella. Había
pasado demasiado tiempo desde la última vez que habían hecho el amor y la
deseaba demasiado para alejarse.
Le deslizó la mano por la cadera y por el vientre redondeado. Ella se despertó
al momento y se tensó bajo sus caricias, pero no se apartó. Ni siquiera se
resistió cuando le separó los muslos y se colocó encima. ___(tn) se mantuvo
inmóvil mientras él añadía un pecado más a la lista de los que ya había
cometido contra ella. Se había sentido como un violador y esa mañana ni
siquiera se había afeitado para no verse en el espejo.
—Sigue hablando con Selly —dijo Joe. —Pero no como solía hacerlo. Selly está
tan preocupada como todos nosotros.
Mientras daba vueltas esa noche por el recinto, ___(tn) se dio cuenta de que
hubiera preferido seguir actuando con Nick. Al menos hubiera estado ocupada.
Cuando le había dicho que no iba a volver a la pista con él, no sintió ni
alegría ni decepción. Le dio igual. En las últimas semanas había descubierto un
dolor mucho más profundo que cualquiera que pudiera provocarle con el látigo.
Observó el bullicio de la multitud al otro lado del recinto. Los niños cansados
se aferraban a sus madres y los padres llevaban en brazos a los más pequeños
con manchas de manzana de caramelo en las bocas. Antes, ver a esos padres
hubiera hecho que los ojos se le llenasen de lágrimas de emoción, pues
imaginaba a Nick llevando en brazos a su hijo. Pero ahora tenía los ojos secos.
Junto con todo lo demás, había perdido la capacidad de llorar.
Como el circo permanecería allí esa noche, los empleados tenían la urde libre y
se habían
dirigido al pueblo en busca de comida y alcohol. El recinto se fue quedando en
silencio. Mientras Nick se ocupaba de Misha, ella se puso una de las viejas
sudaderas de su marido y se movió entre los elefantes dormidos hasta llegar a
Tater. Se arrodilló y se acurrucó entre las patas delanteras del animal y dejó
que le apoyase la trompa en las rodillas.
Se arrebujó dentro de la sudadera de Nick. La suave prenda olía a él, a esa
particular
combinación de jabón, sol y cuero que ella habría reconocido en cualquier
parte. ¿Llegaría a perder todo lo que amaba?
Oyó unos pasos. Tater se incorporó sobre los cuartos traseros y ___(tn) vio un
par de piernas
enfundadas en vaqueros que no tuvo ninguna dificultad en reconocer.
Nick se puso en cuclillas a su lado y apoyó los codos en las rodillas, dejando
colgar las manos
entre ellas. Parecía tan triste que por una fracción de segundo quiso
consolarlo.
—Por favor, sal de ahí —susurró él. —Te necesito tanto.
__(tn) apoyó la mejilla contra la arrugada piel del
pecho de Tater.
—Creo que me quedaré aquí un rato más.
Nick hundió los hombros y pasó un dedo por el suelo.
—Mi casa... es grande. Hay una habitación de invitados con una buena vista del
bosque que hay al sur.
___(tn) soltó el aliento con un suave suspiro.
—Hace frío esta noche. Va a nevar.
—He pensado que podríamos convertirla en una habitación infantil. Es una
estancia agradable, soleada, con un gran ventanal. Tal vez podríamos tener allí
una mecedora.
—Siempre me ha gustado la nieve.
Los animales se movieron y uno de ellos bufó en sueños. Tater levantó la trompa
de la rodilla de ___(tn) y la pasó por los hombros de Nick. El tono suave de
Nick no disimuló su amargura.
—¿No vas a perdonarme nunca? —Ella no dijo nada. —Te amo, ____(tn). Te amo
tanto.
Ella oyó el sufrimiento en su voz, vio la vulnerabilidad en su cara y, si bien
sabía que era
debido a lo culpable que se sentía, ___(tn) había sufrido demasiado dolor para
encontrar placer en infligírselo a otro, en especial a alguien que era tan
importante para ella.
—Tú no sabes cómo amar, Nick.
—Puede que eso fuera cierto antes, pero ya no lo es.
Tal vez fuera por lo cómoda que se sentía bajo el corazón de Tater, o tal vez
fuera el dolor de Nick, pero ____(tn) sintió que la gélida barrera que rodeaba
su corazón comenzaba a agrietarse. A pesar de todo, todavía lo amaba. Se había
mentido a sí misma cuando se dijo que no lo hacía.
Él era su alma gemela y su corazón siempre le
pertenecería. Con esa certeza llegó un
conocimiento más profundo y amargo. Si volvía a caer víctima del amor que
sentía por él,
podría acabar destruida y, por el bien del bebé, no podía permitir que eso
ocurriera.
—¿Es que no lo ves? Sólo te sientes culpable.
—Eso no es cierto.
—Eres un hombre orgulloso. Has violado tu código del honor e intentas
arreglarlo. Lo entiendo, pero no voy a dejar que mi vida se base en unas
palabras que no sientes de verdad. Este bebé es demasiado importante para mí.
—El bebé también es importante para mí.
Ella hizo una mueca de dolor.
—No digas eso, por favor.
—Te probaría mi amor si pudiera, pero no sé cómo hacerlo.
—Tienes que dejarme ir. Sé que eso heriría tu orgullo y lo siento, pero vivir
contigo así es
demasiado duro para mí.
Él no dijo nada. Ella cerró los ojos e intentó ocultarse tras la helada barrera
que la había
mantenido en pie hasta entonces, pero Nick había provocado demasiadas grietas.
—Por favor, Nick —susurró entrecortadamente. —Por favor, deja que me vaya.
La voz de Nick apenas era un susurro.
—¿Es eso lo que quieres de verdad?
____(tn) asintió con la cabeza.
Jamás había pensado que lo vería tan derrotado, pero en ese momento la chispa
que ardía en el interior de Nick pareció apagarse.
—Vale —dijo con voz ronca. —Que sea como tú quieras.
Si eso era lo que quería, ¿por qué le dolía tanto?
A su lado se movió una sombra, pero los dos estaban demasiado absortos en su
sufrimiento para darse cuenta de que alguien más había escuchado la
conversación.
Nick metió las manos en los bolsillos del
impermeable y se apoyó en la cerca contra huracanes que marcaba el borde del
recinto donde pasarían los dos días siguientes. Estaban en Monroe County,
Georgia; la fresca brisa de esa mañana del mes de octubre traía la esencia del
invierno.
Joe se acercó a él.
—Tienes un aspecto horrible.
—Bueno, tú no pareces estar mucho mejor.
—Mujeres —bufó Joe. —No se puede vivir con ellas, pero tampoco sin ellas.
Nick ni siquiera logró esbozar una sonrisa. Puede que Joe tuviera problemas con
Demi; el y ella habían pasado mucho tiempo juntos últimamente, a Nick no le
sorprendería que ellos dos tuvieran un romance. Selly y Joe se llevababan mejor
que nunca, Pasaban mucho tiempo juntos, y era un entrenador más paciente que
nunca. Algo que daba frutos, porque las actuaciones de Selly habían mejorado
sustancialmente.
____(tn) y él habían regresado diez días antes y todos se habían dado cuenta de
que a ____(tn) le pasaba algo malo. Su esposa ya no se reía ni rondaba por el
recinto con su coleta rebotando al viento. Era educada con todos —incluso
ayudaba a Selly con los deberes, —pero todas las cualidades especiales que la
hacían ser como era parecían haber desaparecido. Y todos esperaban que él
tomara cartas en el asunto.
Joe cogió un palillo del bolsillo do su camisa y se lo puso en la boca.
—___(tn) no parece la misma.
—Son los primeros meses de embarazo, nada más.
Joe no pareció convencido.
—Echo de menos cómo era. Bueno, no echo de menos que meta la nariz en mis
asuntos como solía hacerlo, eso te lo aseguro, pero sí que añoro la manera en
que se preocupaba por todos. Parece que ahora sólo le interesan Sinjun y los
elefantes.
—Lo superará.
—Supongo.
Observaron en silencio cómo un camión descargaba heno. Nick miró cómo ___(tn)
lavaba a Puddin. Le había dicho que no quería que siguiera trabajando, pero
ella le respondió que se había acostumbrado a hacerlo. Luego había intentado
que se mantuviera alejada de los elefantes a excepción de Tater, temiendo que
alguno le hiciera daño. ____(tn) lo había mirado sin responder y había hecho lo
que le vino en gana.
Joe se cruzó de brazos.
—Creo que deberías saber que anoche volví a verla dentro de la jaula de Sinjun.
—¡Maldita sea! Te juro que la esposaré para que se mantenga alejada de la jaula
de ese tigre.
—Me asusta cómo está. Odio verla así.
—Bueno, pues no eres el único.
—¿Por qué no haces algo?
—¿Qué me sugieres? He hecho traer uno de mis coches desde Connecticut para que
no tuviera que desplazarse en la camioneta, pero me dijo que le gustaba la
camioneta. Le he comprado flores, pero las ignora. Intenté que nos
trasladáramos a una caravana RV nueva, pero casi le dio un ataque cuando se
enteró, así que lo dejé pasar. Ya no sé qué hacer. —Nick se pasó una mano por
el pelo. —Pero ¿por qué te cuento todo esto? Si supieras algo de mujeres le
diría a mi hermana y a todos los empleados del circo que mantengo una relación
con Demi, ella es una chica estupenda.
—No pienso discutir contigo.
—___(tn) se pondrá bien. Es sólo cuestión de tiempo.
—Puede que tengas razón.
—Te aseguro que la tengo.
Si se lo repetía lo suficiente, tal vez se convertiría en realidad. La echaba
de menos. Ahora ___(tn) ya no lloraba. Aquellas lágrimas repentinas que habían
sido parte de ella como el aire que respiraba, habían desaparecido; era como si
se hubiese anestesiado para no sentir nada. Recordaba cómo solía lanzarse a sus
brazos desde la rampa del camión, su risa, cómo le acariciaba el pelo. La
necesitaba como nunca había necesitado a nadie... Y para colmo, la noche
anterior había tocado fondo.
Hizo una mueca sólo de recordarlo.
Estaba soñando que ___(tn) le sonreía como antes, con su cara iluminada por
completo y ofreciéndose a él. Se había despertado acurrucado contra ella. Había
pasado demasiado tiempo desde la última vez que habían hecho el amor y la
deseaba demasiado para alejarse.
Le deslizó la mano por la cadera y por el vientre redondeado. Ella se despertó
al momento y se tensó bajo sus caricias, pero no se apartó. Ni siquiera se
resistió cuando le separó los muslos y se colocó encima. ___(tn) se mantuvo
inmóvil mientras él añadía un pecado más a la lista de los que ya había
cometido contra ella. Se había sentido como un violador y esa mañana ni
siquiera se había afeitado para no verse en el espejo.
—Sigue hablando con Selly —dijo Joe. —Pero no como solía hacerlo. Selly está
tan preocupada como todos nosotros.
Mientras daba vueltas esa noche por el recinto, ___(tn) se dio cuenta de que
hubiera preferido seguir actuando con Nick. Al menos hubiera estado ocupada.
Cuando le había dicho que no iba a volver a la pista con él, no sintió ni
alegría ni decepción. Le dio igual. En las últimas semanas había descubierto un
dolor mucho más profundo que cualquiera que pudiera provocarle con el látigo.
Observó el bullicio de la multitud al otro lado del recinto. Los niños cansados
se aferraban a sus madres y los padres llevaban en brazos a los más pequeños
con manchas de manzana de caramelo en las bocas. Antes, ver a esos padres
hubiera hecho que los ojos se le llenasen de lágrimas de emoción, pues
imaginaba a Nick llevando en brazos a su hijo. Pero ahora tenía los ojos secos.
Junto con todo lo demás, había perdido la capacidad de llorar.
Como el circo permanecería allí esa noche, los empleados tenían la urde libre y
se habían
dirigido al pueblo en busca de comida y alcohol. El recinto se fue quedando en
silencio. Mientras Nick se ocupaba de Misha, ella se puso una de las viejas
sudaderas de su marido y se movió entre los elefantes dormidos hasta llegar a
Tater. Se arrodilló y se acurrucó entre las patas delanteras del animal y dejó
que le apoyase la trompa en las rodillas.
Se arrebujó dentro de la sudadera de Nick. La suave prenda olía a él, a esa
particular
combinación de jabón, sol y cuero que ella habría reconocido en cualquier
parte. ¿Llegaría a perder todo lo que amaba?
Oyó unos pasos. Tater se incorporó sobre los cuartos traseros y ___(tn) vio un
par de piernas
enfundadas en vaqueros que no tuvo ninguna dificultad en reconocer.
Nick se puso en cuclillas a su lado y apoyó los codos en las rodillas, dejando
colgar las manos
entre ellas. Parecía tan triste que por una fracción de segundo quiso
consolarlo.
—Por favor, sal de ahí —susurró él. —Te necesito tanto.
__(tn) apoyó la mejilla contra la arrugada piel del
pecho de Tater.
—Creo que me quedaré aquí un rato más.
Nick hundió los hombros y pasó un dedo por el suelo.
—Mi casa... es grande. Hay una habitación de invitados con una buena vista del
bosque que hay al sur.
___(tn) soltó el aliento con un suave suspiro.
—Hace frío esta noche. Va a nevar.
—He pensado que podríamos convertirla en una habitación infantil. Es una
estancia agradable, soleada, con un gran ventanal. Tal vez podríamos tener allí
una mecedora.
—Siempre me ha gustado la nieve.
Los animales se movieron y uno de ellos bufó en sueños. Tater levantó la trompa
de la rodilla de ___(tn) y la pasó por los hombros de Nick. El tono suave de
Nick no disimuló su amargura.
—¿No vas a perdonarme nunca? —Ella no dijo nada. —Te amo, ____(tn). Te amo
tanto.
Ella oyó el sufrimiento en su voz, vio la vulnerabilidad en su cara y, si bien
sabía que era
debido a lo culpable que se sentía, ___(tn) había sufrido demasiado dolor para
encontrar placer en infligírselo a otro, en especial a alguien que era tan
importante para ella.
—Tú no sabes cómo amar, Nick.
—Puede que eso fuera cierto antes, pero ya no lo es.
Tal vez fuera por lo cómoda que se sentía bajo el corazón de Tater, o tal vez
fuera el dolor de Nick, pero ____(tn) sintió que la gélida barrera que rodeaba
su corazón comenzaba a agrietarse. A pesar de todo, todavía lo amaba. Se había
mentido a sí misma cuando se dijo que no lo hacía.
Él era su alma gemela y su corazón siempre le
pertenecería. Con esa certeza llegó un
conocimiento más profundo y amargo. Si volvía a caer víctima del amor que
sentía por él,
podría acabar destruida y, por el bien del bebé, no podía permitir que eso
ocurriera.
—¿Es que no lo ves? Sólo te sientes culpable.
—Eso no es cierto.
—Eres un hombre orgulloso. Has violado tu código del honor e intentas
arreglarlo. Lo entiendo, pero no voy a dejar que mi vida se base en unas
palabras que no sientes de verdad. Este bebé es demasiado importante para mí.
—El bebé también es importante para mí.
Ella hizo una mueca de dolor.
—No digas eso, por favor.
—Te probaría mi amor si pudiera, pero no sé cómo hacerlo.
—Tienes que dejarme ir. Sé que eso heriría tu orgullo y lo siento, pero vivir
contigo así es
demasiado duro para mí.
Él no dijo nada. Ella cerró los ojos e intentó ocultarse tras la helada barrera
que la había
mantenido en pie hasta entonces, pero Nick había provocado demasiadas grietas.
—Por favor, Nick —susurró entrecortadamente. —Por favor, deja que me vaya.
La voz de Nick apenas era un susurro.
—¿Es eso lo que quieres de verdad?
____(tn) asintió con la cabeza.
Jamás había pensado que lo vería tan derrotado, pero en ese momento la chispa
que ardía en el interior de Nick pareció apagarse.
—Vale —dijo con voz ronca. —Que sea como tú quieras.
Si eso era lo que quería, ¿por qué le dolía tanto?
A su lado se movió una sombra, pero los dos estaban demasiado absortos en su
sufrimiento para darse cuenta de que alguien más había escuchado la
conversación.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Que?!!! Quien escucho? se ira?
SIGUELA
me quede demasiado enganchada
SIGUELA
me quede demasiado enganchada
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
se ira??? :crybaby: noo no quiero
Que Nick luche por ella :sad: que no se rinda tan facil :x
Quien estaba escuchando ????
Siguela!!!
Que Nick luche por ella :sad: que no se rinda tan facil :x
Quien estaba escuchando ????
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
DIOS NICKKK
NO LA DEJES IRR
CONVENCELA DE QUE LA AMAS
QUIEN ESCUCHO??
NO LA DEJES IRR
CONVENCELA DE QUE LA AMAS
QUIEN ESCUCHO??
berenice_89
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
sigueeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
aranzhitha
Página 16 de 18. • 1 ... 9 ... 15, 16, 17, 18
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