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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Besar a un Angel Nick y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Besar a un Angel Nick y Tu
ahhj maldita selly como se atreve, si la rayita solo a sido buena con ella, es Miley tambien es una resentida maldita, pobre rayita no se lo merece Nick es un estupido
Siguela pronto!!!
Siguela pronto!!!
aranzhitha
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
SELLY de seguro que va a confesar no va a poder con la culpa, ah, les apuesto que quisieron ser ella y que nick las registrara jajajajaj
SIGUELA
SIGUELA
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Por supuesto que nos gustaria ser ella para que nos registrara Nick, pero no me gusto que la tratara asi como si fuera una ladronataescaab escribió:SELLY de seguro que va a confesar no va a poder con la culpa, ah, les apuesto que quisieron ser ella y que nick las registrara jajajajaj
SIGUELA
Siguela!!!!!!!
aranzhitha
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
awooo definitivamente que eres extraodinariaa!!!!
Siguelaa porifisss! Y disculpa que no comente siempre pero es que estoy estudiando para la prueba de admision de la universidad!
Siguelaa porfisss amoo cmo escribes! Pero le fantan muchos capis a esta novee??? Muero x el final! :) y obvio que empiece la de Joe y tu :)
Siguelaaa
Siguelaa
Att: tu mega fielisima lectora! :)
Besos
Siguelaa porifisss! Y disculpa que no comente siempre pero es que estoy estudiando para la prueba de admision de la universidad!
Siguelaa porfisss amoo cmo escribes! Pero le fantan muchos capis a esta novee??? Muero x el final! :) y obvio que empiece la de Joe y tu :)
Siguelaaa
Siguelaa
Att: tu mega fielisima lectora! :)
Besos
Yhosdaly
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Chicas lamento mucho la demora pero e estado a ful en la universidad asi que en recompensa les dejare una mini maraton ok :)
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Se le volcó la primera vez que lo intentó y tuvo que
recogerlo todo de nuevo. Había seguido
llorando todo el tiempo, pero no se detuvo. De vez en cuando levantaba la
cabeza y veía a Nick, que la observaba con esos ojos dorados, pero lo ignoró.
Los hombros y los brazos le dolían demasiado, pero apretó los dientes y se
obligó a seguir.
Cuando terminó de limpiar con la manguera el interior del camión, la camiseta y
los vaqueros que Nick le había comprado dos días antes estaban cubiertos por
una capa de porquería que parecía formar parte de ellos. Tenía el pelo
alborotado alrededor de la cara y se le habían roto las uñas. Examinó el
trabajo intentando sentir orgullo por lo bien que lo había hecho, pero lo único
que sintió fue un cansancio mortal.
Se apoyó en la puerta del camión. Desde aquella ventajosa posición, en lo alto
de la rampa,
podía ver a los elefantes encadenados cerca de la carretera para anunciar que
el circo estaba
allí.
—Bajate, señorita —dijo Joe. —El día no ha terminado todavía.
_____(tn) bajó por la pendiente cojeando sin apartar la vista de los
elefantitos que estaban, sin atar, a unos quince metros.
Joe los llamó por señas.
—Hay que llevarlos a abrevar. Usa esto para empujarlos, cláveselo en los
costados. —Le señaló un palo de casi dos metros con un pincho en el extremo,
luego se acercó a los pequeños elefantes (que debían de pesar cerca de una
tonelada cada uno). Combinando las órdenes y la voz con unos ligeros golpecitos
del pincho, Joe los hizo ponerse en movimiento hacia un tanque lleno de agua.
_____(tn) se mantuvo tan alejada
de ellos como le fue posible, con el corazón latiéndole con fuerza por el
miedo.
El hombre volvió la mirada hacia ella.
—Así es como debes hacerlo.
______(tn) se acercó poco a poco, diciéndose a sí misma que, a pesar de su
tamaño, aquellas bestias eran sólo unos bebés. Al menos no eran unos
desagradables perritos.
Observó que algunos bebían directamente de la artesa, mientras que otros
aspiraban el agua con la trompa y luego se la llevaban a la boca. Joe notó que
ella se mantenía apartada.
—No te darán miedo, ¿verdad, _____(tn)? Ella no dijo ni un si ni un no, pero
era evidente su mierdo
—No debes dejar nunca que los animales perciban tu miedo.
—Eso me ha dicho todo el mundo.
—Tienes que demostrarles quién es el jefe. Enseñarles que eres tú la que manda.
Él golpeó a uno de los animales, haciendo que se echara a un lado para que
pudieran pasar los demás. Desde lo alto de las gradas, durante el espectáculo,
_____(tn) había encontrado preciosos a los elefantitos, con esas orejas blanditas,
aquellos encantadores rabitos y las expresiones solemnes, pero ahora le daban
muchísimo miedo.
_____(tn) había visto cómo manejaba Kevin a los adultos (los machos, se recordó
a sí misma, aunque hubiera jurado que todas eran hembras). Hizo una mueca cuando
Joe golpeó con fuerza a uno de ellos. Puede que ella no fuera amante de los
animales, pero al ver aquello se revolvió por dentro.
Los elefantes no habían nacido para vivir en un
circo y nadie debería tratarlos tan brutalmente por no seguir las reglas de los
hombres, en especial cuando dichas reglas iban contra sus instintos.
—Tengo que ayudar a Kevin a pasear a los elefantes —dijo Joseph. —Encárgate de
llevar a los elefantitos hasta la estaca. Iré dentro de unos minutos para
ayudarte a atarlos.
—¡Oh, no! No, no creo que... —Aquel de allí es Puddin. Ése es Tater. El del
fondo es Pebbies y este de aquí es Bam Bam, lo llamamos Bam para abreviar. Dale
ahora a Pebbies con el pincho.
Tienes que enseñarle modales. —Le ofreció el pincho a _____(tn) y se alejó.
_____(tn) miró con consternación aquella arma del diablo. Bam abrió la boca,
_____(tn) no supo si lo hacía para bostezar o para pegarle un bocado, y se echó
hacia atrás. Dos de los elefantes metieron la trompa en el abrevadero.
«Ahora sí que me voy a rendir», pensó ella. Había conseguido limpiar el camión,
pero no
lograría acercarse a los elefantes. Había alcanzado su límite.
A lo lejos vio a Nick observándola, vigilándola como un buitre acecha a su
presa antes de saltar sobre ella. Ella se estremeció y dio un paso indeciso
hacia los elefantitos.
—Eh... venga, amiguitos. —Temblorosamente señaló la estaca con el pincho.
Bam (o quizá fuera Pebbies) levantó la cabeza y le lanzó una mirada de desdén.
Ella se acercó con inquietud.
—Por favor, no me deis más problemas. Ha sido un día terrible.
Tater levantó la trompa de la artesa y giró la
cabeza hacia ella. A continuación _____(tn)
recibió un chorro de agua fría en la cara.
—¡Aaah! —Gritó dando un salto atrás.
Tater salió disparado aunque, por supuesto no hacia la estaca, sino hacía los
remolques.
—¡Vuelve! —gritó ella, frotándose la cara. —¡No hagas eso! ¡Por favor, vuelve!
Kevin se acercó corriendo con una larga barra metálica con un aguijón en forma
de U en el
extremo. Lo dirigió hacia Tater, escogiendo un punto detrás de la oreja. El
elefante dio un fuerte chillido de dolor; se detuvo en seco y se giró
inmediatamente hacia la estaca. Los demás elefantes lo siguieron con rapidez.
_____(tn) miró a los animales antes de volverse hacia Kevin.
—¿Qué le has hecho?
Él se pasó la barra metálica de una mano a otra.
—Es una picana. Lanza descargas eléctricas. No la uso a menos que sea necesario,
pero ellos saben que la utilizaré si no se comportan correctamente.
______(tn) miró la picana con desagrado.
—¿Les das descargas? ¿No te parece que es una medida muy drástica?
—Cuando se trabaja con animales no se puede ser sentimental. Puede que los
quiera mucho, pero no soy estúpido. Tienen que saber quién es el que manda,
quién lleva aquí la voz cantante.
—Kevin, esto no es para mí. Ya le he dicho a todo el mundo que los animales me
dan miedo, pero nadie me hace caso.
—Acabarás por superarlo. Sólo necesitas pasar algún
tiempo con ellos. No les gustan las
personas ni los ruidos inesperados, así que tienen que verte venir. —Le quitó
el pincho de la mano y le dio la picana a cambio. —Si te ven con ella te respetarán
más. Los pequeños son fáciles de controlar; un par de descargas rápidas si no
te hacen caso y listo. Cuando uses el pincho, apunta detrás de las orejas, es
donde más les molesta.
Ella sintió como si estuviera siendo obligada a sujetar algo obsceno. Miró a
los elefantitos y vio que Tater le devolvía la mirada. El animal observó la
picana y, aunque tal vez fuera cosa de su imaginación, _____(tn) pensó que
parecía decepcionado.
Cuando Kevin se marchó, ella se acercó a los animalitos tosiendo para no
sorprenderlos. Ellos levantaron la cabeza y se removieron inquietos al ver lo
que llevaba en la mano. Bam abrió la boca y emitió un fuerte barrito de
tristeza.
Debían de estar acostumbrados a que les dieran descargas eléctricas. _____(tn)
pensó lo mucho que comenzaba a desagradarle Kevin. Más que incrementar la
confianza en sí misma, la picana hacía que se sintiera incómoda. No importaba
lo mucho que le asustaran los animales, jamás podría hacerles daño, así que
dejó el artilugio detrás de una bala de heno.
Miró con anhelo la caravana de Nick. Sólo tres días antes la había considerado
repugnante, pero ahora le parecía el lugar más acogedor del mundo. Se recordó a
sí misma que si había podido limpiar el remolque, también podía sobrevivir a
eso.
Se acercó a las bestias de nuevo, esta vez sin la picana. Ellos la observaron
durante un momento.
Satisfechos de que ella ya no supusiera una amenaza, se dedicaron a remover el
heno.
Todos salvo Tater. ¿Sería cosa de su imaginación o él le estaba realmente
sonriendo? ¿Y no
tenía esa sonrisa cierto toque diabólico?
—Elefantes bonitos. Elefantitos b-bonitos —canturreó ella. —_____(tn) es buena.
_____(tn) es
muuuuuy buena.
Pebbies y Bam levantaron la cabeza y se miraron el uno al otro, y ella hubiera
jurado que incluso
habían puesto los ojos en blanco. Tater, mientras tanto, levantó un fardo de
heno y lo dejó caer
sobre su lomo. Aunque los demás elefantes continuaron observándola, Tater no
estaba molesto por la
presencia de la joven. Parecía el más sociable de todos.
El animal dejó caer otro fardo de heno sobre su lomo. _____(tn) se acercó unos
pasos más, hasta
que sólo hubo tres metros entre ellos. Tater comenzó a resollar en la paja.
—Tater bonito. Tater es un elefantito muy bonito. —Se acercó a él unos
centímetros más,
susurrándole tonterías como si fuera un bebé de verdad. —Niño bonito. Sé bueno.
—Comenzó a
temblarle la voz. —Tater tiene que ser más educado. —Estaba tan cerca que podía
palmearle la
trompa, y ______(tn) sintió la piel húmeda y pegajosa por el sudor. —A Tater le
gusta
______(tn). _____(tn) es amiga de Tater. —Alargó la mano lentamente,
obligándose a hacerlo
centímetro a centímetro, diciéndose a sí misma que los elefantesno comían personas,
tan sólo... «¡Zas!»
El elefantito le plantó la trompa en el pecho y la tiró al suelo. La joven cayó
con tal fuerza
que vio las estrellas. El dolor le subió por el costado izquierdo. La vista se
le aclaró justo a
tiempo de observar cómo el elefante levantaba la trompa y emitía un grito de
inequívoca victoria.
_____(tn) se quedó allí sentada, demasiado deprimida para levantarse. Las
florecitas de las
sandalias centelleaban como estrellas plateadas ante sus ojos. Levantó la
cabeza y vio que Miley
Cyrus la miraba desde detrás de unas gafas de sol. Miley llevaba un ceñido top
blanco, unos
pantalones cortos a juego y un cinturón de color lavanda. Cargaba sobre la
cadera a un bebé de
pelo oscuro, un niño que _____(tn) recordaba haber visto con uno de los hermanos
Tolea y su mujer.
Miley bajó la mirada hacia ella, luego se colocó las gafas de sol en la
coronilla, retirándose el
pelo lo suficiente para dejar a la vista unos pendientes púrpura con brillantes
en forma de
estrellas.
_____(tn) esperaba ver una expresión de triunfo en los ojos de Miley, pero sólo
vio satisfacción.
Se dio cuenta de que estaba tan hundida que la mujer ni siquiera la consideraba
una amenaza.
—¿De dónde demonios te ha sacado Nick?
Negando con la cabeza, Miley pasó por encima de los pies de _____(tn), para
acercarse a Tater y
acariciarle
—Eres un pequeño demonio, ¿verdad, colega? ¿A que es un diablillo, Theo? —dijo
Miley,
cogiendo el pie del niño.
____(tn) había sido derrotada por todos y ya no pudo
soportarlo más. En lo que a ella concernía,
el trabajo había terminado por ese día, y había sobrevivido a duras penas. Se
puso en pie y se
dirigió a la caravana. En ese momento vio a Nick. Demasiado cansada para volver
a enfrentarse a
él, se dio la vuelta y comenzó a deambular por el recinto del circo.
Se cruzó con dos de las animadoras, pero le dieron la espalda. Uno de los
payasos fingió no verla.
_____(tn) necesitaba con urgencia un cigarrillo.
Dio un respingo cuando un potente chillido surcó el aire. La joven giró la
cabeza con rapidez y
vio a Kukú cerca de uno de los camiones de la mano de Demi. La señaló y chilló
de nuevo. Demi lo
cogió en brazos y, sin dirigirle la palabra a _____(tn), se alejó.
______(tn) se sintió fatal. El mensaje era claro. La habían declarado una
paria.
Siguió caminando hasta que se encontró delante de la casa de fieras. La puerta
de lona estaba
levantada y todos los animales estaban dentro menos Sinjun, cuya jaula aún se
encontraba a pleno
sol. El animal bajó las orejas cuando ella se acercó, y la miró con desdén. La
noche anterior
había estado demasiado oscuro para ver en qué condiciones se encontraba la
jaula, pero ahora
podía ver lo sucia que estaba. Joe era quien se encardaba de cuidar a los
animales, pero estaba
claro que éstos ocupaban el último lugar en su lista de tareas.
El tigre clavó los ojos en ella y _____(tn) no pudo apartar la mirada de él.
La noche anterior el pelaje a rayas parecía brillar
bajo los reflectores, pero ahora el animal
parecía flaco y sucio. La joven miró fijamente aquellos misteriosos iris
dorados y, al cabo de
unos segundos, se sintió muy sofocada.
El sudor le cubría el hueco de la garganta y los brazos. Tenía la cara
congestionada y los pechos
mojados. Nunca había sentido tantísimo calor. Quiso desnudarse por completo y
meterse en una
piscina de agua helada. Tenía un calor insoportable. Sabía que el ardor no
provenía de ella sino
del tigre.
—Aquí estás.
_____(tn) volvió la cabeza y vio que Nick se acercaba a ella. La miró de arriba
abajo y se quedó
helada bajo el impacto de esos ojos fríos e impersonales.
—Aún te queda algo de tiempo libre antes de la función —dijo. —¿Por qué no vas
a ducharte
y luego cenamos algo?
—¿La función?
—Ya sabes que es parte de tu trabajo.
—Pero no esta noche. Es imposible que pueda hacer nada esta noche. ¡Mírame!
Mientras la observaba, Nick casi se rindió. La parte más decente de sí mismo le
exigía que la
dejara en paz por esa noche. Estaba pálida debido al agotamiento y tan sucia
que era imposible
reconocerla. El único rastro de cosméticos en su cara era la mancha de rímel
bajo los ojos. Su
pequeña boca tenía un gesto de tristeza y Nick pensó que nunca había estado en
presencia de
alguien que estuviera tan a punto de quebrarse.
Sintió una renuente chispa de admiración ante el
hecho de que ella estuviera todavía en pie. Por
la forma que había manejado la pala supo lo difícil que le había resultado todo
aquello. La joven
lo había dejado sorprendido. Por desgracia, aquella pequeña rebelión sólo había
prolongado lo
inevitable.
¿Por qué no se rendía? No sabía de dónde había sacado las fuerzas para llegar
hasta allí,
pero sí que acabaría por ceder, y se negaba a torturarla más. Luchó contra esa
debilidad
interior que lo impulsaba a ablandarse, sabiendo que sería una crueldad
presionarla. Pero tenía
que hacerlo si quería que _____(tn) aceptara la verdad.
Se recordó con firmeza que era una ladrona y que, a pesar de las
circunstancias, no podía
perdonárselo.
—La primera función es a las seis. Saldrás con los elefantes.
—Pero...
Se fijó en que ella tenía un corte en la palma de la mano y se la agarró con
rapidez para
examinarla.
—¿Cuánto hace que te vacunaste del tétanos?
Lo miró sin comprender.
—La vacuna del tétanos. Por la infección.
Ella parpadeó; estaba tan agotada que él tuvo que resistir el deseo de cogerla
en brazos y
llevarla a la caravana. Nick no quiso pensar lo que sería sentir ese menudo y
suave cuerpo entre
sus brazos. Si no hubiera robado ese dinero, hubieran pasado la noche anterior
en la misma cama,
pero al ver lo que había hecho, él se había enfurecido tanto que no había
confiado en sí mismo
para tocarla. No había deseado tocarla.
—¿Cuándo te has vacunado del tétanos? —repitió el
bruscamente.
Ella se miró el corte.
—El año pasado. Me corté en el yate de Biffy Brougenhaus.
«Santo Dios.» ¿Cómo podía estar casado con una mujer que conocía a alguien
llamado Biffy
Brougenhaus? Al diablo con ella.
—Échate un poco de antiséptico —le espetó— y procura estar lista a tiempo para
la función
o también te encargarás del remolque del caballo.
Mientras la miraba, el semblante de Nick se endureció todavía más. Siempre se
había sentido
orgulloso de su sentido de la justicia, pero ella lo hacía sentir como un matón
malhumorado. Otro
punto más en contra de ella.
_____(tn) sobrevivió a la función, básicamente porque el cansancio la había
entumecido de tal
manera que no le dio vergüenza aparecer en público vestida con el minúsculo
maillot rojo. Aunque
Nick le había dicho que desfilaría con los elefantes, había ocupado un lugar
algo más atrás,
como si fuera un miembro de los Tolea Voladores.
Se había obligado a ducharse, algo que le había resultado muy doloroso por los
arañazos que le
cubrían los brazos. Se lavó y secó el pelo y se maquilló más de lo habitual
siguiendo las
instrucciones de Nick. Entre ambas funciones, se quedó dormida en la caravana
con un sándwich de
mantequilla de cacahuete en la mano. Si él no la hubiera despertado se habría
perdido la segunda
función.
Al finalizar, Kevin la detuvo cuando salía por la puerta de los artistas.
—Joe necesita que le eches una mano para subir a los
elefantitos al camión.
Joseph no parecía necesitar ayuda, pero ése era su trabajo y ella no quería que
Nick le echara
nada en cara.
—No seré de mucha ayuda —dijo ella.
—Tienen que acostumbrarse a ti, eso es todo.
_____(tn) se puso una bata azul de Nick que había encontrado colgada en la
percha del cuarto de
baño. Aunque se enrolló las mangas, todavía le quedaba enorme, pero era
apropiada para preservar
su pudor.
Al ver que los elefantitos salían en ese momento por la puerta trasera, _____(tn)
se acercó a Joe.
—¿Necesitas ayuda?
—No te pasees por delante de ellos, todavía les pones nerviosos.
Se puso detrás de Joe, a varios metros de distancia de los elefantes. No tuvo
ningún problema en
reconocer a Tater dado que era el más pequeño de los cuatro; recordaba de sobra
el golpe que le
había dado y lo miró con resentimiento mientras él trotaba detrás de Puddin
cogido de su cola.
Cuando llegaron a la estaca, Joe los ató con una correa.
—Ven aquí, Bam. Acércate ____(tn), así aprenderás cómo se hace.
_____(tn) estaba tan atenta a lo que él estaba haciendo con Bam que no se dio
cuenta de que Tater
se había acercado a ella por detrás, hasta que sintió un cosquilleo húmedo,
suave como una
caricia, por el lateral de su cuello. Dio un gritito y saltó hacia atrás,
alejándose de la trompa
extendida del elefante.
El elefantito la miró con un brillo testarudo en los
ojos, se acercó a ella y alargó la trompa de
nuevo. Demasiado tensa para moverse, _____(tn) se quedó mirando las fosas
nasales de la trompa que
cada segundo estaban más cerca de ella.
—Tater b-bonito. Elefantito b-bonito. —Emitió un chillido asustado cuando Tater
le metió la
trompa por el cuello, abriéndole la bata. —Joseph... —gritó.
Joe la miró y se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo.
—¿Te has puesto perfume?
Ella tragó saliva y asintió con la cabeza. Tater le pasó la trompa con
delicadeza por detrás de
la oreja.
—A Tater le vuelven loco los perfumes de mujer.
—¿Qué tengo que hacer ahora? —dijo con voz entrecortada.
Joe la miró sin entender qué le preguntaba.
—¿A qué te refieres?
—¿A T-Tater?
—Pues no lo sé. ¿Qué quieres hacer?
Se oyó una risa entrecortada.
—Es probable que quiera desmayarse, ¿verdad, _____(tn)?
Nick apareció justo detrás de ella y la joven intentó mostrar valor.
—No... no exactamente.
—Es por el perfume. —Alargó la mano y acarició a Puddin. Tater, mientras tanto,
emitió un
barrito de alegría y metió la punta de la trompa por el cuello de la bata,
hasta la base de la
garganta de _____(tn).
—N-nadie me dijo que no usara perfume. —Para sorpresa de la joven, el
elefantito bajó más la
trompa, hacia las llamas que dibujaban las lentejuelas rojas que cubrían el
corpiño del maillot.
Recordó que también se había puesto perfume entre los pechos.
—Nick... —le imploró.
—Me va a tocar... me va a tocar... —la trompa de Tater alcanzó su
meta. —¡Los pechos! —gritó.
—Tienes razón. —Nick palmeó la trompa y la apartó a un lado. —Ya basta,
amiguito. Eso es de
mi propiedad.
_____(tn) estaba tan asombrada por aquella declaración que no notó que Tater
retrocedía.
Joe soltó una risita jadeante y señaló al elefante con la cabeza.
—Parece que Tater se ha enamorado.
—Eso me temo—repuso Nick.
—¿De mí? —____(tn) miró a los dos hombres con incredulidad.
—¿Ves a alguien más? —contestó Nick.
Lo cierto era que el elefante le estaba lanzando una mirada conmovedora.
—Pero si me odia. Esta tarde me golpeó y me tiró al suelo.
—Esta tarde no llevabas perfume.
Joe se levantó y le crujieron las rodillas. Se acercó al elefantito.
—Ven, chico. La joven no está interesada.
Mientras Joe lo alejaba de allí, Tater le lanzó por encima del hombro una
mirada de adolescente
enamorado. ______(tn) no sabía si sentir temor o agradecimiento por gustarle al
menos a alguien de ese horrible circo.
Esa noche se quedó dormida en cuanto su cabeza tocó la almohada. Oyó entre
sueños que Nick
entraba en la caravana unas horas más tarde y notó que le cubría los hombros
con la manta
mientras volvía a dormirse.
recogerlo todo de nuevo. Había seguido
llorando todo el tiempo, pero no se detuvo. De vez en cuando levantaba la
cabeza y veía a Nick, que la observaba con esos ojos dorados, pero lo ignoró.
Los hombros y los brazos le dolían demasiado, pero apretó los dientes y se
obligó a seguir.
Cuando terminó de limpiar con la manguera el interior del camión, la camiseta y
los vaqueros que Nick le había comprado dos días antes estaban cubiertos por
una capa de porquería que parecía formar parte de ellos. Tenía el pelo
alborotado alrededor de la cara y se le habían roto las uñas. Examinó el
trabajo intentando sentir orgullo por lo bien que lo había hecho, pero lo único
que sintió fue un cansancio mortal.
Se apoyó en la puerta del camión. Desde aquella ventajosa posición, en lo alto
de la rampa,
podía ver a los elefantes encadenados cerca de la carretera para anunciar que
el circo estaba
allí.
—Bajate, señorita —dijo Joe. —El día no ha terminado todavía.
_____(tn) bajó por la pendiente cojeando sin apartar la vista de los
elefantitos que estaban, sin atar, a unos quince metros.
Joe los llamó por señas.
—Hay que llevarlos a abrevar. Usa esto para empujarlos, cláveselo en los
costados. —Le señaló un palo de casi dos metros con un pincho en el extremo,
luego se acercó a los pequeños elefantes (que debían de pesar cerca de una
tonelada cada uno). Combinando las órdenes y la voz con unos ligeros golpecitos
del pincho, Joe los hizo ponerse en movimiento hacia un tanque lleno de agua.
_____(tn) se mantuvo tan alejada
de ellos como le fue posible, con el corazón latiéndole con fuerza por el
miedo.
El hombre volvió la mirada hacia ella.
—Así es como debes hacerlo.
______(tn) se acercó poco a poco, diciéndose a sí misma que, a pesar de su
tamaño, aquellas bestias eran sólo unos bebés. Al menos no eran unos
desagradables perritos.
Observó que algunos bebían directamente de la artesa, mientras que otros
aspiraban el agua con la trompa y luego se la llevaban a la boca. Joe notó que
ella se mantenía apartada.
—No te darán miedo, ¿verdad, _____(tn)? Ella no dijo ni un si ni un no, pero
era evidente su mierdo
—No debes dejar nunca que los animales perciban tu miedo.
—Eso me ha dicho todo el mundo.
—Tienes que demostrarles quién es el jefe. Enseñarles que eres tú la que manda.
Él golpeó a uno de los animales, haciendo que se echara a un lado para que
pudieran pasar los demás. Desde lo alto de las gradas, durante el espectáculo,
_____(tn) había encontrado preciosos a los elefantitos, con esas orejas blanditas,
aquellos encantadores rabitos y las expresiones solemnes, pero ahora le daban
muchísimo miedo.
_____(tn) había visto cómo manejaba Kevin a los adultos (los machos, se recordó
a sí misma, aunque hubiera jurado que todas eran hembras). Hizo una mueca cuando
Joe golpeó con fuerza a uno de ellos. Puede que ella no fuera amante de los
animales, pero al ver aquello se revolvió por dentro.
Los elefantes no habían nacido para vivir en un
circo y nadie debería tratarlos tan brutalmente por no seguir las reglas de los
hombres, en especial cuando dichas reglas iban contra sus instintos.
—Tengo que ayudar a Kevin a pasear a los elefantes —dijo Joseph. —Encárgate de
llevar a los elefantitos hasta la estaca. Iré dentro de unos minutos para
ayudarte a atarlos.
—¡Oh, no! No, no creo que... —Aquel de allí es Puddin. Ése es Tater. El del
fondo es Pebbies y este de aquí es Bam Bam, lo llamamos Bam para abreviar. Dale
ahora a Pebbies con el pincho.
Tienes que enseñarle modales. —Le ofreció el pincho a _____(tn) y se alejó.
_____(tn) miró con consternación aquella arma del diablo. Bam abrió la boca,
_____(tn) no supo si lo hacía para bostezar o para pegarle un bocado, y se echó
hacia atrás. Dos de los elefantes metieron la trompa en el abrevadero.
«Ahora sí que me voy a rendir», pensó ella. Había conseguido limpiar el camión,
pero no
lograría acercarse a los elefantes. Había alcanzado su límite.
A lo lejos vio a Nick observándola, vigilándola como un buitre acecha a su
presa antes de saltar sobre ella. Ella se estremeció y dio un paso indeciso
hacia los elefantitos.
—Eh... venga, amiguitos. —Temblorosamente señaló la estaca con el pincho.
Bam (o quizá fuera Pebbies) levantó la cabeza y le lanzó una mirada de desdén.
Ella se acercó con inquietud.
—Por favor, no me deis más problemas. Ha sido un día terrible.
Tater levantó la trompa de la artesa y giró la
cabeza hacia ella. A continuación _____(tn)
recibió un chorro de agua fría en la cara.
—¡Aaah! —Gritó dando un salto atrás.
Tater salió disparado aunque, por supuesto no hacia la estaca, sino hacía los
remolques.
—¡Vuelve! —gritó ella, frotándose la cara. —¡No hagas eso! ¡Por favor, vuelve!
Kevin se acercó corriendo con una larga barra metálica con un aguijón en forma
de U en el
extremo. Lo dirigió hacia Tater, escogiendo un punto detrás de la oreja. El
elefante dio un fuerte chillido de dolor; se detuvo en seco y se giró
inmediatamente hacia la estaca. Los demás elefantes lo siguieron con rapidez.
_____(tn) miró a los animales antes de volverse hacia Kevin.
—¿Qué le has hecho?
Él se pasó la barra metálica de una mano a otra.
—Es una picana. Lanza descargas eléctricas. No la uso a menos que sea necesario,
pero ellos saben que la utilizaré si no se comportan correctamente.
______(tn) miró la picana con desagrado.
—¿Les das descargas? ¿No te parece que es una medida muy drástica?
—Cuando se trabaja con animales no se puede ser sentimental. Puede que los
quiera mucho, pero no soy estúpido. Tienen que saber quién es el que manda,
quién lleva aquí la voz cantante.
—Kevin, esto no es para mí. Ya le he dicho a todo el mundo que los animales me
dan miedo, pero nadie me hace caso.
—Acabarás por superarlo. Sólo necesitas pasar algún
tiempo con ellos. No les gustan las
personas ni los ruidos inesperados, así que tienen que verte venir. —Le quitó
el pincho de la mano y le dio la picana a cambio. —Si te ven con ella te respetarán
más. Los pequeños son fáciles de controlar; un par de descargas rápidas si no
te hacen caso y listo. Cuando uses el pincho, apunta detrás de las orejas, es
donde más les molesta.
Ella sintió como si estuviera siendo obligada a sujetar algo obsceno. Miró a
los elefantitos y vio que Tater le devolvía la mirada. El animal observó la
picana y, aunque tal vez fuera cosa de su imaginación, _____(tn) pensó que
parecía decepcionado.
Cuando Kevin se marchó, ella se acercó a los animalitos tosiendo para no
sorprenderlos. Ellos levantaron la cabeza y se removieron inquietos al ver lo
que llevaba en la mano. Bam abrió la boca y emitió un fuerte barrito de
tristeza.
Debían de estar acostumbrados a que les dieran descargas eléctricas. _____(tn)
pensó lo mucho que comenzaba a desagradarle Kevin. Más que incrementar la
confianza en sí misma, la picana hacía que se sintiera incómoda. No importaba
lo mucho que le asustaran los animales, jamás podría hacerles daño, así que
dejó el artilugio detrás de una bala de heno.
Miró con anhelo la caravana de Nick. Sólo tres días antes la había considerado
repugnante, pero ahora le parecía el lugar más acogedor del mundo. Se recordó a
sí misma que si había podido limpiar el remolque, también podía sobrevivir a
eso.
Se acercó a las bestias de nuevo, esta vez sin la picana. Ellos la observaron
durante un momento.
Satisfechos de que ella ya no supusiera una amenaza, se dedicaron a remover el
heno.
Todos salvo Tater. ¿Sería cosa de su imaginación o él le estaba realmente
sonriendo? ¿Y no
tenía esa sonrisa cierto toque diabólico?
—Elefantes bonitos. Elefantitos b-bonitos —canturreó ella. —_____(tn) es buena.
_____(tn) es
muuuuuy buena.
Pebbies y Bam levantaron la cabeza y se miraron el uno al otro, y ella hubiera
jurado que incluso
habían puesto los ojos en blanco. Tater, mientras tanto, levantó un fardo de
heno y lo dejó caer
sobre su lomo. Aunque los demás elefantes continuaron observándola, Tater no
estaba molesto por la
presencia de la joven. Parecía el más sociable de todos.
El animal dejó caer otro fardo de heno sobre su lomo. _____(tn) se acercó unos
pasos más, hasta
que sólo hubo tres metros entre ellos. Tater comenzó a resollar en la paja.
—Tater bonito. Tater es un elefantito muy bonito. —Se acercó a él unos
centímetros más,
susurrándole tonterías como si fuera un bebé de verdad. —Niño bonito. Sé bueno.
—Comenzó a
temblarle la voz. —Tater tiene que ser más educado. —Estaba tan cerca que podía
palmearle la
trompa, y ______(tn) sintió la piel húmeda y pegajosa por el sudor. —A Tater le
gusta
______(tn). _____(tn) es amiga de Tater. —Alargó la mano lentamente,
obligándose a hacerlo
centímetro a centímetro, diciéndose a sí misma que los elefantesno comían personas,
tan sólo... «¡Zas!»
El elefantito le plantó la trompa en el pecho y la tiró al suelo. La joven cayó
con tal fuerza
que vio las estrellas. El dolor le subió por el costado izquierdo. La vista se
le aclaró justo a
tiempo de observar cómo el elefante levantaba la trompa y emitía un grito de
inequívoca victoria.
_____(tn) se quedó allí sentada, demasiado deprimida para levantarse. Las
florecitas de las
sandalias centelleaban como estrellas plateadas ante sus ojos. Levantó la
cabeza y vio que Miley
Cyrus la miraba desde detrás de unas gafas de sol. Miley llevaba un ceñido top
blanco, unos
pantalones cortos a juego y un cinturón de color lavanda. Cargaba sobre la
cadera a un bebé de
pelo oscuro, un niño que _____(tn) recordaba haber visto con uno de los hermanos
Tolea y su mujer.
Miley bajó la mirada hacia ella, luego se colocó las gafas de sol en la
coronilla, retirándose el
pelo lo suficiente para dejar a la vista unos pendientes púrpura con brillantes
en forma de
estrellas.
_____(tn) esperaba ver una expresión de triunfo en los ojos de Miley, pero sólo
vio satisfacción.
Se dio cuenta de que estaba tan hundida que la mujer ni siquiera la consideraba
una amenaza.
—¿De dónde demonios te ha sacado Nick?
Negando con la cabeza, Miley pasó por encima de los pies de _____(tn), para
acercarse a Tater y
acariciarle
—Eres un pequeño demonio, ¿verdad, colega? ¿A que es un diablillo, Theo? —dijo
Miley,
cogiendo el pie del niño.
____(tn) había sido derrotada por todos y ya no pudo
soportarlo más. En lo que a ella concernía,
el trabajo había terminado por ese día, y había sobrevivido a duras penas. Se
puso en pie y se
dirigió a la caravana. En ese momento vio a Nick. Demasiado cansada para volver
a enfrentarse a
él, se dio la vuelta y comenzó a deambular por el recinto del circo.
Se cruzó con dos de las animadoras, pero le dieron la espalda. Uno de los
payasos fingió no verla.
_____(tn) necesitaba con urgencia un cigarrillo.
Dio un respingo cuando un potente chillido surcó el aire. La joven giró la
cabeza con rapidez y
vio a Kukú cerca de uno de los camiones de la mano de Demi. La señaló y chilló
de nuevo. Demi lo
cogió en brazos y, sin dirigirle la palabra a _____(tn), se alejó.
______(tn) se sintió fatal. El mensaje era claro. La habían declarado una
paria.
Siguió caminando hasta que se encontró delante de la casa de fieras. La puerta
de lona estaba
levantada y todos los animales estaban dentro menos Sinjun, cuya jaula aún se
encontraba a pleno
sol. El animal bajó las orejas cuando ella se acercó, y la miró con desdén. La
noche anterior
había estado demasiado oscuro para ver en qué condiciones se encontraba la
jaula, pero ahora
podía ver lo sucia que estaba. Joe era quien se encardaba de cuidar a los
animales, pero estaba
claro que éstos ocupaban el último lugar en su lista de tareas.
El tigre clavó los ojos en ella y _____(tn) no pudo apartar la mirada de él.
La noche anterior el pelaje a rayas parecía brillar
bajo los reflectores, pero ahora el animal
parecía flaco y sucio. La joven miró fijamente aquellos misteriosos iris
dorados y, al cabo de
unos segundos, se sintió muy sofocada.
El sudor le cubría el hueco de la garganta y los brazos. Tenía la cara
congestionada y los pechos
mojados. Nunca había sentido tantísimo calor. Quiso desnudarse por completo y
meterse en una
piscina de agua helada. Tenía un calor insoportable. Sabía que el ardor no
provenía de ella sino
del tigre.
—Aquí estás.
_____(tn) volvió la cabeza y vio que Nick se acercaba a ella. La miró de arriba
abajo y se quedó
helada bajo el impacto de esos ojos fríos e impersonales.
—Aún te queda algo de tiempo libre antes de la función —dijo. —¿Por qué no vas
a ducharte
y luego cenamos algo?
—¿La función?
—Ya sabes que es parte de tu trabajo.
—Pero no esta noche. Es imposible que pueda hacer nada esta noche. ¡Mírame!
Mientras la observaba, Nick casi se rindió. La parte más decente de sí mismo le
exigía que la
dejara en paz por esa noche. Estaba pálida debido al agotamiento y tan sucia
que era imposible
reconocerla. El único rastro de cosméticos en su cara era la mancha de rímel
bajo los ojos. Su
pequeña boca tenía un gesto de tristeza y Nick pensó que nunca había estado en
presencia de
alguien que estuviera tan a punto de quebrarse.
Sintió una renuente chispa de admiración ante el
hecho de que ella estuviera todavía en pie. Por
la forma que había manejado la pala supo lo difícil que le había resultado todo
aquello. La joven
lo había dejado sorprendido. Por desgracia, aquella pequeña rebelión sólo había
prolongado lo
inevitable.
¿Por qué no se rendía? No sabía de dónde había sacado las fuerzas para llegar
hasta allí,
pero sí que acabaría por ceder, y se negaba a torturarla más. Luchó contra esa
debilidad
interior que lo impulsaba a ablandarse, sabiendo que sería una crueldad
presionarla. Pero tenía
que hacerlo si quería que _____(tn) aceptara la verdad.
Se recordó con firmeza que era una ladrona y que, a pesar de las
circunstancias, no podía
perdonárselo.
—La primera función es a las seis. Saldrás con los elefantes.
—Pero...
Se fijó en que ella tenía un corte en la palma de la mano y se la agarró con
rapidez para
examinarla.
—¿Cuánto hace que te vacunaste del tétanos?
Lo miró sin comprender.
—La vacuna del tétanos. Por la infección.
Ella parpadeó; estaba tan agotada que él tuvo que resistir el deseo de cogerla
en brazos y
llevarla a la caravana. Nick no quiso pensar lo que sería sentir ese menudo y
suave cuerpo entre
sus brazos. Si no hubiera robado ese dinero, hubieran pasado la noche anterior
en la misma cama,
pero al ver lo que había hecho, él se había enfurecido tanto que no había
confiado en sí mismo
para tocarla. No había deseado tocarla.
—¿Cuándo te has vacunado del tétanos? —repitió el
bruscamente.
Ella se miró el corte.
—El año pasado. Me corté en el yate de Biffy Brougenhaus.
«Santo Dios.» ¿Cómo podía estar casado con una mujer que conocía a alguien
llamado Biffy
Brougenhaus? Al diablo con ella.
—Échate un poco de antiséptico —le espetó— y procura estar lista a tiempo para
la función
o también te encargarás del remolque del caballo.
Mientras la miraba, el semblante de Nick se endureció todavía más. Siempre se
había sentido
orgulloso de su sentido de la justicia, pero ella lo hacía sentir como un matón
malhumorado. Otro
punto más en contra de ella.
_____(tn) sobrevivió a la función, básicamente porque el cansancio la había
entumecido de tal
manera que no le dio vergüenza aparecer en público vestida con el minúsculo
maillot rojo. Aunque
Nick le había dicho que desfilaría con los elefantes, había ocupado un lugar
algo más atrás,
como si fuera un miembro de los Tolea Voladores.
Se había obligado a ducharse, algo que le había resultado muy doloroso por los
arañazos que le
cubrían los brazos. Se lavó y secó el pelo y se maquilló más de lo habitual
siguiendo las
instrucciones de Nick. Entre ambas funciones, se quedó dormida en la caravana
con un sándwich de
mantequilla de cacahuete en la mano. Si él no la hubiera despertado se habría
perdido la segunda
función.
Al finalizar, Kevin la detuvo cuando salía por la puerta de los artistas.
—Joe necesita que le eches una mano para subir a los
elefantitos al camión.
Joseph no parecía necesitar ayuda, pero ése era su trabajo y ella no quería que
Nick le echara
nada en cara.
—No seré de mucha ayuda —dijo ella.
—Tienen que acostumbrarse a ti, eso es todo.
_____(tn) se puso una bata azul de Nick que había encontrado colgada en la
percha del cuarto de
baño. Aunque se enrolló las mangas, todavía le quedaba enorme, pero era
apropiada para preservar
su pudor.
Al ver que los elefantitos salían en ese momento por la puerta trasera, _____(tn)
se acercó a Joe.
—¿Necesitas ayuda?
—No te pasees por delante de ellos, todavía les pones nerviosos.
Se puso detrás de Joe, a varios metros de distancia de los elefantes. No tuvo
ningún problema en
reconocer a Tater dado que era el más pequeño de los cuatro; recordaba de sobra
el golpe que le
había dado y lo miró con resentimiento mientras él trotaba detrás de Puddin
cogido de su cola.
Cuando llegaron a la estaca, Joe los ató con una correa.
—Ven aquí, Bam. Acércate ____(tn), así aprenderás cómo se hace.
_____(tn) estaba tan atenta a lo que él estaba haciendo con Bam que no se dio
cuenta de que Tater
se había acercado a ella por detrás, hasta que sintió un cosquilleo húmedo,
suave como una
caricia, por el lateral de su cuello. Dio un gritito y saltó hacia atrás,
alejándose de la trompa
extendida del elefante.
El elefantito la miró con un brillo testarudo en los
ojos, se acercó a ella y alargó la trompa de
nuevo. Demasiado tensa para moverse, _____(tn) se quedó mirando las fosas
nasales de la trompa que
cada segundo estaban más cerca de ella.
—Tater b-bonito. Elefantito b-bonito. —Emitió un chillido asustado cuando Tater
le metió la
trompa por el cuello, abriéndole la bata. —Joseph... —gritó.
Joe la miró y se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo.
—¿Te has puesto perfume?
Ella tragó saliva y asintió con la cabeza. Tater le pasó la trompa con
delicadeza por detrás de
la oreja.
—A Tater le vuelven loco los perfumes de mujer.
—¿Qué tengo que hacer ahora? —dijo con voz entrecortada.
Joe la miró sin entender qué le preguntaba.
—¿A qué te refieres?
—¿A T-Tater?
—Pues no lo sé. ¿Qué quieres hacer?
Se oyó una risa entrecortada.
—Es probable que quiera desmayarse, ¿verdad, _____(tn)?
Nick apareció justo detrás de ella y la joven intentó mostrar valor.
—No... no exactamente.
—Es por el perfume. —Alargó la mano y acarició a Puddin. Tater, mientras tanto,
emitió un
barrito de alegría y metió la punta de la trompa por el cuello de la bata,
hasta la base de la
garganta de _____(tn).
—N-nadie me dijo que no usara perfume. —Para sorpresa de la joven, el
elefantito bajó más la
trompa, hacia las llamas que dibujaban las lentejuelas rojas que cubrían el
corpiño del maillot.
Recordó que también se había puesto perfume entre los pechos.
—Nick... —le imploró.
—Me va a tocar... me va a tocar... —la trompa de Tater alcanzó su
meta. —¡Los pechos! —gritó.
—Tienes razón. —Nick palmeó la trompa y la apartó a un lado. —Ya basta,
amiguito. Eso es de
mi propiedad.
_____(tn) estaba tan asombrada por aquella declaración que no notó que Tater
retrocedía.
Joe soltó una risita jadeante y señaló al elefante con la cabeza.
—Parece que Tater se ha enamorado.
—Eso me temo—repuso Nick.
—¿De mí? —____(tn) miró a los dos hombres con incredulidad.
—¿Ves a alguien más? —contestó Nick.
Lo cierto era que el elefante le estaba lanzando una mirada conmovedora.
—Pero si me odia. Esta tarde me golpeó y me tiró al suelo.
—Esta tarde no llevabas perfume.
Joe se levantó y le crujieron las rodillas. Se acercó al elefantito.
—Ven, chico. La joven no está interesada.
Mientras Joe lo alejaba de allí, Tater le lanzó por encima del hombro una
mirada de adolescente
enamorado. ______(tn) no sabía si sentir temor o agradecimiento por gustarle al
menos a alguien de ese horrible circo.
Esa noche se quedó dormida en cuanto su cabeza tocó la almohada. Oyó entre
sueños que Nick
entraba en la caravana unas horas más tarde y notó que le cubría los hombros
con la manta
mientras volvía a dormirse.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
_____(tn) estaba sobre la rampa del camión a las
diez de la mañana siguiente. Tenía los músculos de las piernas agarrotados y le
dolían a cada paso que daba. Además sentía como si le hubieran estirado los
brazos en un potro de tortura.
—Lo siento, Joe. Me he quedado dormida.
A pesar de lo cansada que estaba la noche anterior, se había despertado a eso
de las tres de la madrugada tras un sueño en el que Nick y ella navegaban en
una barca rosa con forma de cisne por un anticuado túnel del amor. Nick la
besaba y la miraba con tal ternura que ella se había sentido como si su cuerpo
se fundiera con la barca, con el agua y con el propio Nick. Había sido esa
sensación lo que la había despertado y lo que la había hecho reflexionar,
tumbada en el sofá, sobre el doloroso contraste entre aquel bello sueño y la
realidad de su matrimonio.
Cuando llegaron a la amplia explanada de High Point, en Carolina del Norte, el
remolque que transportaba a los elefantes aún no había aparecido, y se había
metido en la camioneta para echar una siesta. Dos horas después, se había
despertado con el cuello rígido y dolor de cabeza.
Desde lo alto de la rampa vio que Joe casi había terminado de retirar el
estiércol del camión. La sensación de alivio se mezcló con una punzada de
culpabilidad. Ése era su trabajo.
—Deja que siga yo.
—Lo peor ya está hecho. —Habló como un hombre que estaba acostumbrado a esperar
lo peor de la vida.
—Lo siento, no ocurrirá de nuevo.
Él sorbió por la nariz y la miró como diciendo que se lo creería cuando lo
viera.
Desde donde estaba, _____(tn) tenía una amplia vista de la nueva localización
del circo, situado entre un Pizza Hut y una gasolinera. Según le había dicho
Nick, la mayor parte de los miembros del circo preferían instalarse en un
terreno liso y asfaltado, aunque eso significara tener que reparar antes de
marcharse todos los agujeros que hicieran para clavar las estacas.
Oyendo de fondo el rítmico golpeteo de los hombres que montaban el circo, miró
hacia atrás y vio a Selly sentada en una silla delante de su caravana. Miley
estaba de pie detrás de ella haciéndole una trenza. También había visto cómo la
dueña del circo echaba una mano a los trabajadores y ayudaba a levantarse al
pequeño de los Lipscomb, de seis años, cuando se caía. Miley Cyrus era una
mujer llena de contradicciones: con _____(tn) se comportaba como una bruja
malvada, pero con todos los demás era una persona muy amable.
Sintió que le tiraban del pantalón. Cuando bajó la vista vio que era la trompa
de Tater, que estaba al pie de la rampa, mirándola con adoración a través de
unas pestañas ridículamente rizadas.
Joe se burló de ella.
—Tu novio ha venido a verte.
—Pues se va a llevar un chasco. No me he puesto perfume.
—Supongo que tendrá que acercarse más para comprobarlo por sí mismo. Llévalo
con los demás, ¿de acuerdo? Hay que darles de beber. El pincho está allí dijo,
señalando con la cabeza el objeto apoyado contra el camión.
Ella miró el pincho con autentica aversión. Al fondo de la rampa, Tater barritó
y giró sobre sí mismo, como si estuviera llamándola. Luego se detuvo, y levantó
una pata tras otra como si fuera un bebé pataleando. O mucho se equivocaba
_____(tn) o todo eso era por ella.
—¿Qué voy a hacer contigo, Tater? ¿No te das cuenta del miedo que me das?
Armándose de valor, se acercó al fondo de la rampa mientras se metía la mano en
el bolsillo para sacar una zanahoria mustia que había encontrado en la nevera.
Esperaba que la siguiera al ver que iba a alimentarlo, y le ofreció la
hortaliza con una mano temblorosa.
El animalito alargó la trompa y olisqueó la zanahoria con delicadeza,
haciéndole cosquillas en la palma de la mano. Ella retrocedió un paso,
utilizando la zanahoria como cebo para llevarlo con los demás. Tater se la
arrebató de la mano y se la llevó a la boca.
_____(tn) observó con aprensión la mano ahora vacía mientras el alargaba la
trompa hacia ella otra vez.
—N-no tengo más.
Pero no era comida lo que él quería; era perfume.
Metió la trompa por el cuello de la camiseta de _____(tn) buscando el olor que
tanto le gustaba.
—Amiguito... lo siento... yo...
¡Zas! Con un dramático barrito, Tater le dio un golpe con la trompa y la tiró
al suelo. ____(tn) gritó. Al mismo tiempo, Tater levantó la cabeza y volvió a
barritar, anunciando al mundo la profunda traición de la que acababa de ser
objeto: ¡____(tn) no llevaba perfume!
—____(tn), ¿estás bien? —Nick apareció de la nada y
se puso en cuclillas a su lado.
—Estoy bien. —Hizo una mueca de dolor al sentir una punzada en la cadera.
—¡Maldita sea! No puedes dejar que este animal continúe haciéndote eso. Miley
me ha dicho que
ayer también te tiró.
Por supuesto, Miley no había podido resistirse a dejar pasar algo como eso,
pensó _____(tn),
tensándose al cambiar de postura.
Por el rabillo del ojo, vio cómo Kevin se acercaba a grandes zancadas hacia
ellos.
—Yo me encargaré de esto —les dijo.
____(tn) soltó un grito ahogado cuando lo vio coger el pincho.
—¡No! ¡No le pegues! Ha sido culpa mía. Yo... —Ignorando el dolor, se obligó a
ponerse de
pie y se interpuso de un salto entre Kevin y Tater, pero llegó demasiado tarde.
Horrorizada, observó cómo Kevin golpeaba al elefantito en aquel lugar sensible
detrás de la
oreja. Tater soltó un agudo chillido y retrocedió. Kevin se acercó de nuevo a
él, levantando el
pincho para propinarle un segundo golpe.
—Ya basta, Kevin.
_____(tn) no oyó las suaves palabras de advertencia de Nick porque ya se había
lanzado sobre la
espalda de Kevin.
—¡No vuelvas a pegarle! —con un grito de indignación, intentó arrebatarle el
pincho.
Alarmado, Kevin tropezó, y tras recuperar el equilibrio, soltó una maldición y
se dio la vuelta.
_____(tn) no pudo sujetarse a sus hombros y sintió que se resbalaba. Pero en
vez de caer al sucio
por segunda vez ese día, Nick la atrapó en sus brazos.
—Ya te tengo.
Miley se acercó con rapidez.
—Por el amor de Dios, Nick, hay periodistas en el recinto.
Mientras la dejaba en el suelo, ____(tn) se preparó para sufrir una bronca de
Nick. Pero para su
sorpresa, Nick se volvió hacia Kevin.
—Creo que Tater ha captado el mensaje la primera vez.
Kevin se puso rígido.
—Sabes tan bien como yo que no hay nada más peligroso que un elefante se vuelva
contra sus
adiestradores.
____(tn) no pudo morderse la lengua.
—¡Es sólo un bebé! Y fue culpa mía. No me he puesto perfume y se enfadó
conmigo.
—Cállate, _____(tn) —dijo Nick con suavidad.
—Tu bebé pesa una tonelada —dijo Kevin apretando los labios. —No dejaré que
ninguno de los
que trabaja conmigo se ponga sentimental con los animales. No podemos correr
riesgos. Actuando de
esa manera pones en peligro la vida de la gente; los animales tienen que saber
quién manda.
_____(tn) dejó salir toda su frustración.
—¡Las vidas de los animales también tienen valor! Tater no pidió que lo
encerraran en un circo.
No pidió que lo llevaran por todo el país en un remolque maloliente, ni que le
ataran para ser
exhibido delante de personas ignorantes. Dios no creó a los elefantes para que
hicieran equilibrios
sobre sus patas. Los creó para que vagaran libres.
Miley se cruzó de brazos y alzó una ceja con ironía.
—Ya la veo tirando pintura roja a los abrigos de piel. Nick, controla a tu
esposa o la echaré de
mi circo.
Ni el más mínimo atisbo de emoción cruzó por la cara de Nick cuando sus ojos se
encontraron con los de Miley.
— es la encargada de los elefantes. Por lo que he visto, sólo cumplía con su
trabajo.
A ____(tn) casi se le detuvo el corazón. ¿Sería posible que su marido la
estuviera defendiendo?
El placer de la joven se desvaneció cuando él se volvió hacia ella, señalando
con la cabeza el
remolque de los elefantes.
—Se está haciendo tarde y aún no lo has limpiado con la manguera. Vuelve al
trabajo.
Ella se dio la vuelta y, deseando que los tres se fueran al infierno, volvió a
su tarea. Sabía que
los animales que viajaban con el circo debían estar bajo control, pero la idea
de que estaban
siendo obligados a comportarse en contra de su naturaleza, le molestaba. Tal
vez encontrara tan
perturbadora su situación porque sentía que tenía algo en común con ellos. Como
los animales del
circo, estaba cautiva contra su voluntad y, como ellos, su guardián tenía todo
el control.
diez de la mañana siguiente. Tenía los músculos de las piernas agarrotados y le
dolían a cada paso que daba. Además sentía como si le hubieran estirado los
brazos en un potro de tortura.
—Lo siento, Joe. Me he quedado dormida.
A pesar de lo cansada que estaba la noche anterior, se había despertado a eso
de las tres de la madrugada tras un sueño en el que Nick y ella navegaban en
una barca rosa con forma de cisne por un anticuado túnel del amor. Nick la
besaba y la miraba con tal ternura que ella se había sentido como si su cuerpo
se fundiera con la barca, con el agua y con el propio Nick. Había sido esa
sensación lo que la había despertado y lo que la había hecho reflexionar,
tumbada en el sofá, sobre el doloroso contraste entre aquel bello sueño y la
realidad de su matrimonio.
Cuando llegaron a la amplia explanada de High Point, en Carolina del Norte, el
remolque que transportaba a los elefantes aún no había aparecido, y se había
metido en la camioneta para echar una siesta. Dos horas después, se había
despertado con el cuello rígido y dolor de cabeza.
Desde lo alto de la rampa vio que Joe casi había terminado de retirar el
estiércol del camión. La sensación de alivio se mezcló con una punzada de
culpabilidad. Ése era su trabajo.
—Deja que siga yo.
—Lo peor ya está hecho. —Habló como un hombre que estaba acostumbrado a esperar
lo peor de la vida.
—Lo siento, no ocurrirá de nuevo.
Él sorbió por la nariz y la miró como diciendo que se lo creería cuando lo
viera.
Desde donde estaba, _____(tn) tenía una amplia vista de la nueva localización
del circo, situado entre un Pizza Hut y una gasolinera. Según le había dicho
Nick, la mayor parte de los miembros del circo preferían instalarse en un
terreno liso y asfaltado, aunque eso significara tener que reparar antes de
marcharse todos los agujeros que hicieran para clavar las estacas.
Oyendo de fondo el rítmico golpeteo de los hombres que montaban el circo, miró
hacia atrás y vio a Selly sentada en una silla delante de su caravana. Miley
estaba de pie detrás de ella haciéndole una trenza. También había visto cómo la
dueña del circo echaba una mano a los trabajadores y ayudaba a levantarse al
pequeño de los Lipscomb, de seis años, cuando se caía. Miley Cyrus era una
mujer llena de contradicciones: con _____(tn) se comportaba como una bruja
malvada, pero con todos los demás era una persona muy amable.
Sintió que le tiraban del pantalón. Cuando bajó la vista vio que era la trompa
de Tater, que estaba al pie de la rampa, mirándola con adoración a través de
unas pestañas ridículamente rizadas.
Joe se burló de ella.
—Tu novio ha venido a verte.
—Pues se va a llevar un chasco. No me he puesto perfume.
—Supongo que tendrá que acercarse más para comprobarlo por sí mismo. Llévalo
con los demás, ¿de acuerdo? Hay que darles de beber. El pincho está allí dijo,
señalando con la cabeza el objeto apoyado contra el camión.
Ella miró el pincho con autentica aversión. Al fondo de la rampa, Tater barritó
y giró sobre sí mismo, como si estuviera llamándola. Luego se detuvo, y levantó
una pata tras otra como si fuera un bebé pataleando. O mucho se equivocaba
_____(tn) o todo eso era por ella.
—¿Qué voy a hacer contigo, Tater? ¿No te das cuenta del miedo que me das?
Armándose de valor, se acercó al fondo de la rampa mientras se metía la mano en
el bolsillo para sacar una zanahoria mustia que había encontrado en la nevera.
Esperaba que la siguiera al ver que iba a alimentarlo, y le ofreció la
hortaliza con una mano temblorosa.
El animalito alargó la trompa y olisqueó la zanahoria con delicadeza,
haciéndole cosquillas en la palma de la mano. Ella retrocedió un paso,
utilizando la zanahoria como cebo para llevarlo con los demás. Tater se la
arrebató de la mano y se la llevó a la boca.
_____(tn) observó con aprensión la mano ahora vacía mientras el alargaba la
trompa hacia ella otra vez.
—N-no tengo más.
Pero no era comida lo que él quería; era perfume.
Metió la trompa por el cuello de la camiseta de _____(tn) buscando el olor que
tanto le gustaba.
—Amiguito... lo siento... yo...
¡Zas! Con un dramático barrito, Tater le dio un golpe con la trompa y la tiró
al suelo. ____(tn) gritó. Al mismo tiempo, Tater levantó la cabeza y volvió a
barritar, anunciando al mundo la profunda traición de la que acababa de ser
objeto: ¡____(tn) no llevaba perfume!
—____(tn), ¿estás bien? —Nick apareció de la nada y
se puso en cuclillas a su lado.
—Estoy bien. —Hizo una mueca de dolor al sentir una punzada en la cadera.
—¡Maldita sea! No puedes dejar que este animal continúe haciéndote eso. Miley
me ha dicho que
ayer también te tiró.
Por supuesto, Miley no había podido resistirse a dejar pasar algo como eso,
pensó _____(tn),
tensándose al cambiar de postura.
Por el rabillo del ojo, vio cómo Kevin se acercaba a grandes zancadas hacia
ellos.
—Yo me encargaré de esto —les dijo.
____(tn) soltó un grito ahogado cuando lo vio coger el pincho.
—¡No! ¡No le pegues! Ha sido culpa mía. Yo... —Ignorando el dolor, se obligó a
ponerse de
pie y se interpuso de un salto entre Kevin y Tater, pero llegó demasiado tarde.
Horrorizada, observó cómo Kevin golpeaba al elefantito en aquel lugar sensible
detrás de la
oreja. Tater soltó un agudo chillido y retrocedió. Kevin se acercó de nuevo a
él, levantando el
pincho para propinarle un segundo golpe.
—Ya basta, Kevin.
_____(tn) no oyó las suaves palabras de advertencia de Nick porque ya se había
lanzado sobre la
espalda de Kevin.
—¡No vuelvas a pegarle! —con un grito de indignación, intentó arrebatarle el
pincho.
Alarmado, Kevin tropezó, y tras recuperar el equilibrio, soltó una maldición y
se dio la vuelta.
_____(tn) no pudo sujetarse a sus hombros y sintió que se resbalaba. Pero en
vez de caer al sucio
por segunda vez ese día, Nick la atrapó en sus brazos.
—Ya te tengo.
Miley se acercó con rapidez.
—Por el amor de Dios, Nick, hay periodistas en el recinto.
Mientras la dejaba en el suelo, ____(tn) se preparó para sufrir una bronca de
Nick. Pero para su
sorpresa, Nick se volvió hacia Kevin.
—Creo que Tater ha captado el mensaje la primera vez.
Kevin se puso rígido.
—Sabes tan bien como yo que no hay nada más peligroso que un elefante se vuelva
contra sus
adiestradores.
____(tn) no pudo morderse la lengua.
—¡Es sólo un bebé! Y fue culpa mía. No me he puesto perfume y se enfadó
conmigo.
—Cállate, _____(tn) —dijo Nick con suavidad.
—Tu bebé pesa una tonelada —dijo Kevin apretando los labios. —No dejaré que
ninguno de los
que trabaja conmigo se ponga sentimental con los animales. No podemos correr
riesgos. Actuando de
esa manera pones en peligro la vida de la gente; los animales tienen que saber
quién manda.
_____(tn) dejó salir toda su frustración.
—¡Las vidas de los animales también tienen valor! Tater no pidió que lo
encerraran en un circo.
No pidió que lo llevaran por todo el país en un remolque maloliente, ni que le
ataran para ser
exhibido delante de personas ignorantes. Dios no creó a los elefantes para que
hicieran equilibrios
sobre sus patas. Los creó para que vagaran libres.
Miley se cruzó de brazos y alzó una ceja con ironía.
—Ya la veo tirando pintura roja a los abrigos de piel. Nick, controla a tu
esposa o la echaré de
mi circo.
Ni el más mínimo atisbo de emoción cruzó por la cara de Nick cuando sus ojos se
encontraron con los de Miley.
— es la encargada de los elefantes. Por lo que he visto, sólo cumplía con su
trabajo.
A ____(tn) casi se le detuvo el corazón. ¿Sería posible que su marido la
estuviera defendiendo?
El placer de la joven se desvaneció cuando él se volvió hacia ella, señalando
con la cabeza el
remolque de los elefantes.
—Se está haciendo tarde y aún no lo has limpiado con la manguera. Vuelve al
trabajo.
Ella se dio la vuelta y, deseando que los tres se fueran al infierno, volvió a
su tarea. Sabía que
los animales que viajaban con el circo debían estar bajo control, pero la idea
de que estaban
siendo obligados a comportarse en contra de su naturaleza, le molestaba. Tal
vez encontrara tan
perturbadora su situación porque sentía que tenía algo en común con ellos. Como
los animales del
circo, estaba cautiva contra su voluntad y, como ellos, su guardián tenía todo
el control.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Miley casi había llegado al vagón rojo cuando la
abordó Joseph. A pesar de lo molesta que estaba con Joe, no podía negar lo
apuesto que era, con aquella piel aceitunada y esos rasgos fuertes y firmes.
Aquel atlético y poderoso cuerpo que poseía no tenía ni un ápice de grasa
—¿Te tiras a Kevin? —preguntó él de esa manera agresiva que siempre la hacía
rechinar los dientes.
—No es asunto tuyo.
—Me apuesto lo que sea a que sí. Es el tipo de tío que te gusta. Guapo y corto
de entendederas.
—Vete al infierno. —La irritación de la mujer se debía al hecho de que sí se había
acostado con Kevin en alguna ocasión al inicio de la temporada. Sin embargo,
había perdido rápidamente el interés en él y no había sentido ganas de repetir
la experiencia. No quería que nadie sospechara que el sexo ya no le interesaba
tanto como antes.
—Con un tío como Kevin siempre puedes llevar la voz cantante, ¿verdad? Mientras
que con alguien como yo...
—Alguien como tú nunca podría satisfacerme. —Dirigiéndole una falsa sonrisa, le
recorrió con la uña el deltoides que se marcaba bajo la camiseta. —Las chicas
dicen que ya no se te levanta, ¿es cierto?
Para disgusto de Miley, él reaccionó a la puya con una carcajada.
—Vigila esa lengua viperina que tienes, Miley. Un día te meterá en grandes
problemas.
—Me gustan los problemas.
—Lo sé. En especial los que provocan los hombres.
Ella continuó caminando hacia el vagón rojo, pero en vez de darse por aludido y
marcharse, Joe no tardó en ajustar su paso al de ella. Todo en él, desde la
longitud de su zancada hasta el movimiento de sus hombros, anunciaba que se
consideraba un regalo de Dios para las mujeres. Era además un machista confeso,
por lo que Miley siempre tenía que recordarle quién era la que mandaba. Y aun
así, a pesar de todo lo que la exasperaba, era el tipo de hombre que más le
gustaba. Orgulloso, trabajador y honesto. Debajo de su hosca fachada tenía una
naturaleza generosa y, a diferencia de Nick Markov, no había en él más de lo
que se veía.
La recorrió con la mirada tal y como hacía siempre. Joe nunca había mantenido
en secreto que le gustaban las mujeres y, a pesar de que solía coquetear con
las jóvenes del circo, tenía una manera de mirarla que la hacía sentir como si
aún estuviera en la flor de la vida. Ella había fingido no notar la sensual
cadencia de caderas de ese hombre, pues no podía olvidar que Joe era el hijo de
un carnicero de Brooklyn sin una sola gota de sangre circense en las venas.
—Selly y tú pasáis mucho tiempo juntas últimamente —dijo él.
—Hoy le he hecho una trenza, si es eso a lo que te refieres.
Joe la cogió del brazo y la giró hacia él.
—Eso no es lo que quiero decir, y lo sabes. Estoy hablando del tiempo que
dedicas a entrenarla.
—¿Y qué?
—No quiero que la hagas albergar falsas esperanzas. Sabes que no tiene madera
para ser una buena equilibrista.
—¿Por qué dices eso? Ni siquiera le has dado una oportunidad.
—¿Estás de coña? ¡He trabajado con ella desde que llegó y no ha mejorado nada!
—¿Y te parece extraño?
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que podría llegar a ser buena si tú fueras un buen entrenador.
—¡No me jodas! No hay nadie que entrene mejor que yo. —Se clavó el pulgar en el
pecho. —Fui yo quien le enseñó a los demás equilibristas todo lo que saben.
—Matt y Rob son tan duros como tú. Una cosa es enseñar a dos chicos
pendencieros y otra trabajar con Selly. ¿Cómo va a aprender algo contigo si no
haces más que decirle lo mal que lo hace?
—¿Qué demonios sabrás tú de Selly? Por lo que me han dicho, tu madre te
amamantó con arsénico.
—Muy gracioso.
—No intentes convencerme de que tu padre se añilaba con contemplaciones cuando
te enseñaba a hacer el triple salto.
—No tenía que andarse con nada. Yo ya sabía que me quería.
Joe apretó los labios.
—¿Estás insinuando que no quiero a mi hermana?
Ella plantó las manos en las caderas.
—Pero ¡qué estúpido eres! ¿No se te ha ocurrido pensar que en este momento te
necesita más como hermano que como entrenador? Si dejaras de presionarla tanto,
lo haría mejor.
—Vaya, pero si tenemos aquí a la jodida Arm Landers —dijo refiriéndose a la
famosa columnista del Chicago Tribune.
—¡Vigila tu lengua!
—Mira quién fue a hablar. Te lo advierto, Miley, no me jodas con Selly. Ya lo
tiene bastante difícil en este momento sin que tú intentes ponerla en mi
contra.
Y se fue rezumando animosidad.
Lo observó durante un momento, luego abrió la puerta y entró en el vagón rojo.
Joe y ella habían chocado desde el principio, pero además existía entre ellos
una poderosa atracción sexual que la hacía mantenerse en guardia. La
experiencia le había enseñado a ser cauta con los hombres que elegía como
amantes. El día que se casó con Owen había sido el día que se había prometido a
sí misma que nunca más se acostaría con un hombre al que no pudiera controlar.
Tenía mala suene con los hombres y en dos ocasiones casi la habían
destruido: primero Carlos Méndez y luego, de manera más contundente, Nick
Jonas.
Había hecho pagar a Carlos Méndez por lo que le había hecho, y se recordó a sí
misma que Nick
había tenido su propio castigo. Miró por la ventana y vio a _____(tn) Jonas
forcejeando con un
fardo de heno. Miley casi sintió lástima por ella —y la hubiera sentido de
haber sido otra
persona, —pero _____(tn) era el instrumento con el que podía castigar a Nick.
Qué humillado
debía de sentirse.
Seguro que estaba embarazada, ¿por qué otra razón se hubiera casado Nick con
esa mujer? Pero a
pesar de lo mucho que odiaba a Nick, el circo lo significaba todo para Miley, y
le parecía
denigrante que la sangre de los Jonas —una de las familias más famosas en la
historia del
circo— pasara a la siguiente generación a través de una ladronzuela. Cada vez
que miraba a
____(tn), Miley se preguntaba cómo podría haber mantenido la cabeza en alto si
no se hubiera hecho
pública la verdad sobre _____(tn).
Tiempo después ____(tn) no pudo recordar cómo consiguió aguantar durante los
diez días
siguientes mientras el circo recorría Carolina del Norte antes de cruzar la
frontera de Virginia.
Durante el día Nick y ella estaban solos en la camioneta y, cuando él se
dignaba a hablarle, ella
sentía como si le estuviera pinchando con carámbanos. Ni siquiera compartían
las comidas.
Nick siempre se abría alguna lata de conservas
mientras ella estaba en el cuarto de baño
arreglándose para la función y le dejaba preparado un plato de comida mientras
él se cambiaba.
Nunca le preguntó qué le apetecía comer ni le pidió que cocinara, aunque ella
tampoco habría
tenido fuerzas para hacerlo.
Algunas veces _____(tn) pensaba que había soñado aquel apasionado beso que
habían compartido.
Ahora a ni siquiera se tocaban, salvo en esas ocasiones en las que se quedaba
dormida en la
camioneta y se despertaba acurrucada contra él. Cuando eso ocurría se apartaba
de un salto, sólo
para sentir la intensa energía sexual que existía entre ellos, tan palpable
como la brisa que
entraba en la camioneta.
O puede que todo eso fuera cosa de su imaginación. Tal vez Nick no se sentía
atraído por ella.
¿Cómo iba a encontrar atractiva a una chica con las manos llenas de ampollas,
la nariz quemada por
el sol y los codos llenos de costras, que no vestía otra cosa que ropa de
trabajo sucia? En algún
momento de la última semana había dejado de maquillarse hasta la hora de la
función. Durante el
día se recogía el pelo en una coleta, con algunos rizos sueltos que le caían
sobre el cuello y
las mejillas. En sólo dos semanas había abandonado las costumbres de toda una
vida.
Ni siquiera sabía quién era cuando se miraba en el espejo.
Siempre estaba cansada. Se quedaba dormida en el
sofá antes de medianoche, pero luego, una vez que
Nick entraba en la caravana, le resultaba imposible volver a dormirse. Daba
igual lo que hiciera,
daba vueltas durante horas hasta que finalmente caía en un sueño intranquilo y
se despertaba sin
haber descansado. Se sentía agotada, confundida e increíblemente sola.
Como todos creían que era una ladrona, continuaban haciendo todo lo posible
para evitarla y, por
otro lado, tampoco había mejorado la relación con los elefantes. Tater todavía
se comportaba como
si lo hubiera traicionado. Varias veces llegó a considerar la posibilidad de
ponerse perfume, pero
la asustaba todavía más el cariño del elefantito que su odio. Cuando Kevin y
Joe estaban cerca,
el animal la dejaba tranquila, pero, si no estaban a la vista, buscaba
cualquier oportunidad para
arrojarla al suelo; la derribó tantas veces que _____(tn) tenía magulladuras
por todas partes.
Los otros elefantes se dieron cuenta enseguida de que era una presa fácil y la
convirtieron en el
blanco de todas sus travesuras. La rociaban con agua, le chillaban y la tiraban
al suelo si se
acercaba demasiado. Lo peor era ver cómo esperaban a que se aproximara a ellos
antes de divertirse
a su costa. Kevin le decía que, como se negaba a usar el pincho, tenía lo que
se merecía y que
jamás vencería.
abordó Joseph. A pesar de lo molesta que estaba con Joe, no podía negar lo
apuesto que era, con aquella piel aceitunada y esos rasgos fuertes y firmes.
Aquel atlético y poderoso cuerpo que poseía no tenía ni un ápice de grasa
—¿Te tiras a Kevin? —preguntó él de esa manera agresiva que siempre la hacía
rechinar los dientes.
—No es asunto tuyo.
—Me apuesto lo que sea a que sí. Es el tipo de tío que te gusta. Guapo y corto
de entendederas.
—Vete al infierno. —La irritación de la mujer se debía al hecho de que sí se había
acostado con Kevin en alguna ocasión al inicio de la temporada. Sin embargo,
había perdido rápidamente el interés en él y no había sentido ganas de repetir
la experiencia. No quería que nadie sospechara que el sexo ya no le interesaba
tanto como antes.
—Con un tío como Kevin siempre puedes llevar la voz cantante, ¿verdad? Mientras
que con alguien como yo...
—Alguien como tú nunca podría satisfacerme. —Dirigiéndole una falsa sonrisa, le
recorrió con la uña el deltoides que se marcaba bajo la camiseta. —Las chicas
dicen que ya no se te levanta, ¿es cierto?
Para disgusto de Miley, él reaccionó a la puya con una carcajada.
—Vigila esa lengua viperina que tienes, Miley. Un día te meterá en grandes
problemas.
—Me gustan los problemas.
—Lo sé. En especial los que provocan los hombres.
Ella continuó caminando hacia el vagón rojo, pero en vez de darse por aludido y
marcharse, Joe no tardó en ajustar su paso al de ella. Todo en él, desde la
longitud de su zancada hasta el movimiento de sus hombros, anunciaba que se
consideraba un regalo de Dios para las mujeres. Era además un machista confeso,
por lo que Miley siempre tenía que recordarle quién era la que mandaba. Y aun
así, a pesar de todo lo que la exasperaba, era el tipo de hombre que más le
gustaba. Orgulloso, trabajador y honesto. Debajo de su hosca fachada tenía una
naturaleza generosa y, a diferencia de Nick Markov, no había en él más de lo
que se veía.
La recorrió con la mirada tal y como hacía siempre. Joe nunca había mantenido
en secreto que le gustaban las mujeres y, a pesar de que solía coquetear con
las jóvenes del circo, tenía una manera de mirarla que la hacía sentir como si
aún estuviera en la flor de la vida. Ella había fingido no notar la sensual
cadencia de caderas de ese hombre, pues no podía olvidar que Joe era el hijo de
un carnicero de Brooklyn sin una sola gota de sangre circense en las venas.
—Selly y tú pasáis mucho tiempo juntas últimamente —dijo él.
—Hoy le he hecho una trenza, si es eso a lo que te refieres.
Joe la cogió del brazo y la giró hacia él.
—Eso no es lo que quiero decir, y lo sabes. Estoy hablando del tiempo que
dedicas a entrenarla.
—¿Y qué?
—No quiero que la hagas albergar falsas esperanzas. Sabes que no tiene madera
para ser una buena equilibrista.
—¿Por qué dices eso? Ni siquiera le has dado una oportunidad.
—¿Estás de coña? ¡He trabajado con ella desde que llegó y no ha mejorado nada!
—¿Y te parece extraño?
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que podría llegar a ser buena si tú fueras un buen entrenador.
—¡No me jodas! No hay nadie que entrene mejor que yo. —Se clavó el pulgar en el
pecho. —Fui yo quien le enseñó a los demás equilibristas todo lo que saben.
—Matt y Rob son tan duros como tú. Una cosa es enseñar a dos chicos
pendencieros y otra trabajar con Selly. ¿Cómo va a aprender algo contigo si no
haces más que decirle lo mal que lo hace?
—¿Qué demonios sabrás tú de Selly? Por lo que me han dicho, tu madre te
amamantó con arsénico.
—Muy gracioso.
—No intentes convencerme de que tu padre se añilaba con contemplaciones cuando
te enseñaba a hacer el triple salto.
—No tenía que andarse con nada. Yo ya sabía que me quería.
Joe apretó los labios.
—¿Estás insinuando que no quiero a mi hermana?
Ella plantó las manos en las caderas.
—Pero ¡qué estúpido eres! ¿No se te ha ocurrido pensar que en este momento te
necesita más como hermano que como entrenador? Si dejaras de presionarla tanto,
lo haría mejor.
—Vaya, pero si tenemos aquí a la jodida Arm Landers —dijo refiriéndose a la
famosa columnista del Chicago Tribune.
—¡Vigila tu lengua!
—Mira quién fue a hablar. Te lo advierto, Miley, no me jodas con Selly. Ya lo
tiene bastante difícil en este momento sin que tú intentes ponerla en mi
contra.
Y se fue rezumando animosidad.
Lo observó durante un momento, luego abrió la puerta y entró en el vagón rojo.
Joe y ella habían chocado desde el principio, pero además existía entre ellos
una poderosa atracción sexual que la hacía mantenerse en guardia. La
experiencia le había enseñado a ser cauta con los hombres que elegía como
amantes. El día que se casó con Owen había sido el día que se había prometido a
sí misma que nunca más se acostaría con un hombre al que no pudiera controlar.
Tenía mala suene con los hombres y en dos ocasiones casi la habían
destruido: primero Carlos Méndez y luego, de manera más contundente, Nick
Jonas.
Había hecho pagar a Carlos Méndez por lo que le había hecho, y se recordó a sí
misma que Nick
había tenido su propio castigo. Miró por la ventana y vio a _____(tn) Jonas
forcejeando con un
fardo de heno. Miley casi sintió lástima por ella —y la hubiera sentido de
haber sido otra
persona, —pero _____(tn) era el instrumento con el que podía castigar a Nick.
Qué humillado
debía de sentirse.
Seguro que estaba embarazada, ¿por qué otra razón se hubiera casado Nick con
esa mujer? Pero a
pesar de lo mucho que odiaba a Nick, el circo lo significaba todo para Miley, y
le parecía
denigrante que la sangre de los Jonas —una de las familias más famosas en la
historia del
circo— pasara a la siguiente generación a través de una ladronzuela. Cada vez
que miraba a
____(tn), Miley se preguntaba cómo podría haber mantenido la cabeza en alto si
no se hubiera hecho
pública la verdad sobre _____(tn).
Tiempo después ____(tn) no pudo recordar cómo consiguió aguantar durante los
diez días
siguientes mientras el circo recorría Carolina del Norte antes de cruzar la
frontera de Virginia.
Durante el día Nick y ella estaban solos en la camioneta y, cuando él se
dignaba a hablarle, ella
sentía como si le estuviera pinchando con carámbanos. Ni siquiera compartían
las comidas.
Nick siempre se abría alguna lata de conservas
mientras ella estaba en el cuarto de baño
arreglándose para la función y le dejaba preparado un plato de comida mientras
él se cambiaba.
Nunca le preguntó qué le apetecía comer ni le pidió que cocinara, aunque ella
tampoco habría
tenido fuerzas para hacerlo.
Algunas veces _____(tn) pensaba que había soñado aquel apasionado beso que
habían compartido.
Ahora a ni siquiera se tocaban, salvo en esas ocasiones en las que se quedaba
dormida en la
camioneta y se despertaba acurrucada contra él. Cuando eso ocurría se apartaba
de un salto, sólo
para sentir la intensa energía sexual que existía entre ellos, tan palpable
como la brisa que
entraba en la camioneta.
O puede que todo eso fuera cosa de su imaginación. Tal vez Nick no se sentía
atraído por ella.
¿Cómo iba a encontrar atractiva a una chica con las manos llenas de ampollas,
la nariz quemada por
el sol y los codos llenos de costras, que no vestía otra cosa que ropa de
trabajo sucia? En algún
momento de la última semana había dejado de maquillarse hasta la hora de la
función. Durante el
día se recogía el pelo en una coleta, con algunos rizos sueltos que le caían
sobre el cuello y
las mejillas. En sólo dos semanas había abandonado las costumbres de toda una
vida.
Ni siquiera sabía quién era cuando se miraba en el espejo.
Siempre estaba cansada. Se quedaba dormida en el
sofá antes de medianoche, pero luego, una vez que
Nick entraba en la caravana, le resultaba imposible volver a dormirse. Daba
igual lo que hiciera,
daba vueltas durante horas hasta que finalmente caía en un sueño intranquilo y
se despertaba sin
haber descansado. Se sentía agotada, confundida e increíblemente sola.
Como todos creían que era una ladrona, continuaban haciendo todo lo posible
para evitarla y, por
otro lado, tampoco había mejorado la relación con los elefantes. Tater todavía
se comportaba como
si lo hubiera traicionado. Varias veces llegó a considerar la posibilidad de
ponerse perfume, pero
la asustaba todavía más el cariño del elefantito que su odio. Cuando Kevin y
Joe estaban cerca,
el animal la dejaba tranquila, pero, si no estaban a la vista, buscaba
cualquier oportunidad para
arrojarla al suelo; la derribó tantas veces que _____(tn) tenía magulladuras
por todas partes.
Los otros elefantes se dieron cuenta enseguida de que era una presa fácil y la
convirtieron en el
blanco de todas sus travesuras. La rociaban con agua, le chillaban y la tiraban
al suelo si se
acercaba demasiado. Lo peor era ver cómo esperaban a que se aproximara a ellos
antes de divertirse
a su costa. Kevin le decía que, como se negaba a usar el pincho, tenía lo que
se merecía y que
jamás vencería.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Aunque se mantuvo alejada de Sinjun y averiguó más
cosas de él por lo que les oyó a los demás.
Era un tigre viejo, tenía unos dieciocho años y fama de arisco. Según Joe,
ninguno de sus
entrenadores había conseguido ganar su confianza, y todos lo consideraban
imprevisible y peligroso.
Como su marido.
Nick la confundía de tal manera que no sabía qué pensar de él. Tan pronto se
comportaba como un
monstruo sádico como aparecía por el camión de los elefantes con unos nuevos
guantes de trabajo
para ella o una gorra de béisbol para que no se quemara con el sol. Y, más de
una vez, llegó
justo a tiempo de bajar una carretilla cargada de estiércol por la rampa antes
de que _____(tn)
tuviera ocasión de hacerlo. Sin embargo, la mayor parte del tiempo sólo parecía
sentir pena por
ella.
Era un día insoportablemente cálido para estar sólo a mediados de mayo. La
temperatura superaba
los treinta y cinco grados y la espesa humedad dificultaba la respiración. De
nuevo instalaron el
circo en un aparcamiento, en un pequeño pueblo al sur de Richmond, y el asfalto
negro intensificaba
el calor. Los elefantes ya habían conseguido tirar a _____(tn) dos veces ese
día y, la segunda
vez, se raspó el codo. Para empeorar las cosas, todos los miembros del circo
parecían disfrutar de
un tiempo de relax excepto ella.
Joe y Perry Lipscomb estaban sentados a la sombra
del toldo de la caravana Airstream de la familia
Pepper, tomando una cerveza fría y escuchando un partido de béisbol en la
radio. Demi se rociaba
con agua mientras el tomaba el sol recostada en una silla con el último
ejemplar del Cosmopolitan
en las manos.
—¡______(tn), mueve el culo y ocúpate del heno! —le ordenó Kevin a gritos desde
la puerta de
la caravana de los equilibristas, luego rodeó los hombros de Charlene con el
brazo. Algunas veces,
desde que se habían enfrentado por el pincho, Kevin la trataba con hostilidad.
Le encargaba los
trabajos más duros, y la hacía trabajar durante horas interminables, hasta que
llegaba Nick y le
decía que ya había sido suficiente por ese día.
Cuando comenzó a mover el heno, le ardía cada músculo del cuerpo. Tenía la
camiseta empapada de
sudor y un roto en el hombro; sus vaqueros parecían no haber visto una lavadora
en semanas, y la
suciedad, el heno y el abono se le pegaban a cada centímetro de su húmeda piel.
Tenía el pelo
enredado y las uñas tan quebradas como su espíritu.
Al otro lado del recinto, Miley tomaba un refresco y se pintaba las uñas de los
pies. A _____(tn)
le goteaba el sudor por los ojos, haciendo que le picaran, pero tenía las manos
demasiado sucias
para enjugarse la cara.
—¿Quieres apresurarte, ____(tn)? —gritó Kevin, mientras Charlene soltaba una
risita tonta.
—Está entrando otra carga.
Algo dentro de ____(tn) explotó. Estaba harta de ser
el chivo expiatorio de todos. Estaba cansada
de que los elefantes la tiraran y de que los seres humanos la despreciaran.
—¿Sabes qué te digo? ¡Que lo hagas tú mismo! —Arrojó al suelo el rastrillo y se
alejó con
paso airado. Ya había tenido suficiente. Iba a buscar a Nick y a exigirle que
le comprara ese
billete de avión. Nada podía ser tan malo como eso.
Un gran rugido resonó en el recinto. En ese momento, le comenzó a arder la piel
y su deshidratada
garganta clamó por agua. Vio una manguera enganchada al camión del agua, que
serpenteaba hasta la
zona de las fieras. Corrió hacia ella, presa del pánico porque jamás se había
sentido tan
acalorada.
Una vez más oyó el rugido, y le sorprendió ver a Sinjun en su jaula cociéndose
bajo el sol.
Oleadas de calor rebotaban contra el asfalto, y las rayas naranjas y negras del
tigre parecían
brillar débilmente.
No todos los animales estaban debajo de la carpa de las fieras. Algunos estaban
en una pequeña zona
cercada entre la carpa de los animales y el circo. Chester, un camello de
aspecto enfermizo, no
estaba demasiado lejos de allí, al lado de Lollipop, una llama de ojos
somnolientos. Un gran toldo
de nailon blanco, un tanto gastado, les daba sombra; pero nada protegía a
Sinjun del sol inclemente
que lo golpeaba a través de los barrotes de la jaula. Igual que ella, Sinjun
parecía haber sido
escogido para que los demás abusaran de él.
El animal clavó los ojos en _____(tn) con amarga
resignación, sin siquiera molestarse en mover las
orejas. Detrás de él, la llama emitió un sonido extraño, pero el camello no le
hizo ni caso. El
calor del asfalto traspasaba la suela de las deportivas de _____(tn) y le
quemaba los pies. Le
goteaba el sudor entre los pechos. Los ojos de Sinjun le taladraron el alma.
«Calor. Tengo calor.»
______(tn) odiaba ese lugar donde los animales se exhibían en jaulas. El
extraño sonido de la
llama reverberó en sus oídos. Le dolía la cabeza y tenía el estómago revuelto
por el olor a
moho del toldo de nailon. Instintivamente dio un paso atrás, intentando
alejarse del sol, y de esos
tristes animales, del horrible calor y de ese olor nauseabundo. Pisó un charco.
Miró hacia abajo y
vio una fuga en la manguera que llevaba el agua al abrevadero.
Sin ni siquiera pensar lo que estaba haciendo, corrió hacia donde la manguera
se conectaba a la
boquilla de latón. La tomó y cortó el flujo del agua. Hasta que sólo cayeron
unas gotas en sus
manos.
Entrecerró los ojos ante el resplandor que se reflejaba en el sucio toldo
blanco y sintió los ojos
de Sinjun quemándola, derritiéndole la piel.
«Calor. Tengo tanto calor.»
_____(tn) miró el agua fría que le goteaba en las manos. Accionó la boquilla de
nuevo, levantó
la manguera y comenzó a rociar agua fría en la jaula de tigre.
¡Sí!
Al momento sintió el alivio del animal en su propio cuerpo.
—¡Eh! —Joe se acercó a ella corriendo tan deprisa
como sus artríticas rodillas se lo
permitían. —¡Detente, ____(tn)! Para de una vez, ¿me has oído?
El tigre le enseñó los dientes al chico. ____(tn) se giró con rapidez y lanzó
el chorro de agua
fría al hombre, mojándole la mugrienta camisa de trabajo.
—¡No te acerques!
Joe se detuvo.
—¿Qué estás haciendo? ¡Vas a matar al tigre! A los felinos no les gusta el
agua.
Volvió a dirigir el chorro al tigre y sintió un fresco alivio en los huesos,
como si estuviera
mojándose ella misma.
—A éste sí.
—¡Te he dicho que te detengas! No puedes hacer eso.
—A Sinjun le gusta. Míralo, Joe.
Cierto, en vez de alejarse del agua, el tigre se recreaba en ella,
permaneciendo inmóvil bajo el
chorro. Mientras continuaba mojando al felino, _____(tn) quiso decirle a Joe
que eso no habría sido
necesario si él hubiera hecho mejor su trabajo, pero sabía que el pobre hombre
no podía hacer
más de lo que hacía y se mordió la lengua.
—¡Dame eso!
Kevin se había plantado detrás de ella y alargó el brazo para quitarle la
manguera de la mano.
Pero ______(tn) ya estaba harta de Kevin y no dejó que se la arrebatara.
El agua cambió de dirección. ______(tn) soltó un jadeo al sentir toda la fuerza
del chorro en la
cara, pero no soltó la manguera.
Él le retorció la muñeca.
—¡Detente, _____(tn)! Dame la manguera.
El rugido enloquecido de Sinjun vibró a través del pesado aire de la tarde,
ahogando por completo
el alboroto habitual del circo.
La jaula tembló cuando Sinjun lanzó su enorme cuerpo
contra los barrotes, casi como si estuviera
intentando llegar a Kevin para protegerla. Alarmado, el domador soltó la muñeca
de ____(tn) y se
volvió hacia los rugidos.
Sinjun aplanó las orejas contra la cabeza y le siseó al hombre. _____(tn) le
arrancó de un tirón
la manguera.
—Condenado tigre loco —masculló Kevin. —Alguien debería haberlo doblegado hace
años.
_____(tn) envió otro chorro de agua a la jaula. Con más seguridad de la que
sentía, le dijo:
—No le gusta que te metas conmigo.
—Mira eso, Kevin —dijo Joe. —A ese cabrón le gusta el agua.
—¿Qué coño pasa aquí?
Todos se volvieron hacía Nick, que se acercaba a ellos. _____(tn) se limpió los
ojos con la manga
de la camisa sucia mientras seguía apuntando el chorro de agua hacia la jaula
del tigre.
—_____(tn) ha decidido duchar a Sinjun —dijo Kevin.
—¿Duchar a Sinjun? —Nick la observó con esos inescrutables ojos pequeños.
—Sinjun tenía calor —explicó ella débilmente. —Quería que lo refrescara.
—¿Te lo ha dicho él?
_____(tn) estaba demasiado agotada para responder. Además, ¿cómo podía
explicarle que Sinjun se
había comunicado con ella? Ni siquiera ella podía comprender esa especie de
conexión mística que
parecía tener con el tigre.
Dirigió el chorro del agua al barro que se había acumulado en el fondo de la
jaula.
—Estas jaulas están asquerosas. Habría que limpiarlas con más frecuencia.
Joe se mostró ofendido.
—Yo no puedo con todo. Si crees que las jaulas están
asquerosas, quizá deberías limpiarlas tú
misma.
—Vale. Lo haré.
¿Qué estaba diciendo? Sólo unos minutos antes, había decidido irse de allí, y
ahora se ofrecía
voluntaria para echarse más trabajo a la espalda. ¿Cómo iba a poder encargarse
de otra tarea si
casi no lograba terminar las que le asignaban?
Nick frunció el ceño.
—_____(tn), tú ya haces demasiado. Apenas te mantienes en pie y no quiero que
hagas nada más.
La joven ya estaba un poco harta de que su marido le dijera lo que podía o no
podía hacer.
—Ya he dicho que lo haría, y lo haré. Ahora, a menos que Kevin y tú queráis
acabar tan mojados
como Joe, será mejor que me dejéis sola.
La sorpresa brilló en los ojos de Nick. Kevin la presionó más.
—____(tn) no consigue siquiera terminar las tareas que le asigno. ¿Cómo se va a
ocupar también
de las fieras?
—No lo hará —dijo Nick firmemente.
—Lo haré.
—_____(tn)...
—No puedes decirme lo que tengo que hacer en mi tiempo libre.
—No tienes tiempo libre —le recordó.
—Entonces supongo que tendré que trabajar más rápido.
Él la miró durante un buen rato. _____(tn) vio brillar en sus ojos algo que no
pudo comprender del
todo. ¿Un poco de reconocimiento? ¿Un atisbo de respeto?
—¿De verdad quieres hacerlo? —le preguntó él.
—Sí.
—¿Estás segura de saber lo que haces?
Ella le sostuvo la mirada sin pestañear.
—No tengo la menor idea.
Una emoción que casi parecía ternura brilló en los ojos de Nick, pero
desapareció tan pronto
como éste asintió bruscamente con la cabeza.
—Vale, estarás a prueba durante unos días. Puedes trabajar aquí un par de horas
a primera hora
de la mañana y luego te encargarás de hacer lo que te mande Kevin.
Joe comenzó a protestar.
—¡Pero necesito ayuda! ¡No puedo hacerlo todo yo solo!
—Tampoco puede hacerlo _____(tn) —dijo Nick en voz baja.
Sorprendida, la joven clavó los ojos en él. Él arqueó una ceja.
—¿Algo más?
_____(tn) acababa de recordar que le daban miedo los animales, pero no era el
momento de sacar el
tema a colación y negó con la cabeza.
—Entonces, serás tú quien se ocupe de las fieras.
Mientras Nick se alejaba, _____(tn) pensó que cada vez que lo consideraba el
malo de la película,
él la sorprendía. También se dio cuenta de que ya no le daba miedo. No de
verdad. Nick tenía
unas reglas duras y, para _____(tn), injustas, pero siempre se ceñía a ellas y
____(tn) no podía
imaginárselo comprometiéndose en algo en lo que no creyera.
Durante las horas siguientes, regó las jaulas con la manguera y limpió la
porquería acumulada
mientras intentaba mantenerse lo más alejada posible de los animales. Cuando
por fin terminó,
estaba incluso más sucia que cuando empezó, dado que se había añadido barro a
la mugre que la
cubría.
Disfrutenlo...
cosas de él por lo que les oyó a los demás.
Era un tigre viejo, tenía unos dieciocho años y fama de arisco. Según Joe,
ninguno de sus
entrenadores había conseguido ganar su confianza, y todos lo consideraban
imprevisible y peligroso.
Como su marido.
Nick la confundía de tal manera que no sabía qué pensar de él. Tan pronto se
comportaba como un
monstruo sádico como aparecía por el camión de los elefantes con unos nuevos
guantes de trabajo
para ella o una gorra de béisbol para que no se quemara con el sol. Y, más de
una vez, llegó
justo a tiempo de bajar una carretilla cargada de estiércol por la rampa antes
de que _____(tn)
tuviera ocasión de hacerlo. Sin embargo, la mayor parte del tiempo sólo parecía
sentir pena por
ella.
Era un día insoportablemente cálido para estar sólo a mediados de mayo. La
temperatura superaba
los treinta y cinco grados y la espesa humedad dificultaba la respiración. De
nuevo instalaron el
circo en un aparcamiento, en un pequeño pueblo al sur de Richmond, y el asfalto
negro intensificaba
el calor. Los elefantes ya habían conseguido tirar a _____(tn) dos veces ese
día y, la segunda
vez, se raspó el codo. Para empeorar las cosas, todos los miembros del circo
parecían disfrutar de
un tiempo de relax excepto ella.
Joe y Perry Lipscomb estaban sentados a la sombra
del toldo de la caravana Airstream de la familia
Pepper, tomando una cerveza fría y escuchando un partido de béisbol en la
radio. Demi se rociaba
con agua mientras el tomaba el sol recostada en una silla con el último
ejemplar del Cosmopolitan
en las manos.
—¡______(tn), mueve el culo y ocúpate del heno! —le ordenó Kevin a gritos desde
la puerta de
la caravana de los equilibristas, luego rodeó los hombros de Charlene con el
brazo. Algunas veces,
desde que se habían enfrentado por el pincho, Kevin la trataba con hostilidad.
Le encargaba los
trabajos más duros, y la hacía trabajar durante horas interminables, hasta que
llegaba Nick y le
decía que ya había sido suficiente por ese día.
Cuando comenzó a mover el heno, le ardía cada músculo del cuerpo. Tenía la
camiseta empapada de
sudor y un roto en el hombro; sus vaqueros parecían no haber visto una lavadora
en semanas, y la
suciedad, el heno y el abono se le pegaban a cada centímetro de su húmeda piel.
Tenía el pelo
enredado y las uñas tan quebradas como su espíritu.
Al otro lado del recinto, Miley tomaba un refresco y se pintaba las uñas de los
pies. A _____(tn)
le goteaba el sudor por los ojos, haciendo que le picaran, pero tenía las manos
demasiado sucias
para enjugarse la cara.
—¿Quieres apresurarte, ____(tn)? —gritó Kevin, mientras Charlene soltaba una
risita tonta.
—Está entrando otra carga.
Algo dentro de ____(tn) explotó. Estaba harta de ser
el chivo expiatorio de todos. Estaba cansada
de que los elefantes la tiraran y de que los seres humanos la despreciaran.
—¿Sabes qué te digo? ¡Que lo hagas tú mismo! —Arrojó al suelo el rastrillo y se
alejó con
paso airado. Ya había tenido suficiente. Iba a buscar a Nick y a exigirle que
le comprara ese
billete de avión. Nada podía ser tan malo como eso.
Un gran rugido resonó en el recinto. En ese momento, le comenzó a arder la piel
y su deshidratada
garganta clamó por agua. Vio una manguera enganchada al camión del agua, que
serpenteaba hasta la
zona de las fieras. Corrió hacia ella, presa del pánico porque jamás se había
sentido tan
acalorada.
Una vez más oyó el rugido, y le sorprendió ver a Sinjun en su jaula cociéndose
bajo el sol.
Oleadas de calor rebotaban contra el asfalto, y las rayas naranjas y negras del
tigre parecían
brillar débilmente.
No todos los animales estaban debajo de la carpa de las fieras. Algunos estaban
en una pequeña zona
cercada entre la carpa de los animales y el circo. Chester, un camello de
aspecto enfermizo, no
estaba demasiado lejos de allí, al lado de Lollipop, una llama de ojos
somnolientos. Un gran toldo
de nailon blanco, un tanto gastado, les daba sombra; pero nada protegía a
Sinjun del sol inclemente
que lo golpeaba a través de los barrotes de la jaula. Igual que ella, Sinjun
parecía haber sido
escogido para que los demás abusaran de él.
El animal clavó los ojos en _____(tn) con amarga
resignación, sin siquiera molestarse en mover las
orejas. Detrás de él, la llama emitió un sonido extraño, pero el camello no le
hizo ni caso. El
calor del asfalto traspasaba la suela de las deportivas de _____(tn) y le
quemaba los pies. Le
goteaba el sudor entre los pechos. Los ojos de Sinjun le taladraron el alma.
«Calor. Tengo calor.»
______(tn) odiaba ese lugar donde los animales se exhibían en jaulas. El
extraño sonido de la
llama reverberó en sus oídos. Le dolía la cabeza y tenía el estómago revuelto
por el olor a
moho del toldo de nailon. Instintivamente dio un paso atrás, intentando
alejarse del sol, y de esos
tristes animales, del horrible calor y de ese olor nauseabundo. Pisó un charco.
Miró hacia abajo y
vio una fuga en la manguera que llevaba el agua al abrevadero.
Sin ni siquiera pensar lo que estaba haciendo, corrió hacia donde la manguera
se conectaba a la
boquilla de latón. La tomó y cortó el flujo del agua. Hasta que sólo cayeron
unas gotas en sus
manos.
Entrecerró los ojos ante el resplandor que se reflejaba en el sucio toldo
blanco y sintió los ojos
de Sinjun quemándola, derritiéndole la piel.
«Calor. Tengo tanto calor.»
_____(tn) miró el agua fría que le goteaba en las manos. Accionó la boquilla de
nuevo, levantó
la manguera y comenzó a rociar agua fría en la jaula de tigre.
¡Sí!
Al momento sintió el alivio del animal en su propio cuerpo.
—¡Eh! —Joe se acercó a ella corriendo tan deprisa
como sus artríticas rodillas se lo
permitían. —¡Detente, ____(tn)! Para de una vez, ¿me has oído?
El tigre le enseñó los dientes al chico. ____(tn) se giró con rapidez y lanzó
el chorro de agua
fría al hombre, mojándole la mugrienta camisa de trabajo.
—¡No te acerques!
Joe se detuvo.
—¿Qué estás haciendo? ¡Vas a matar al tigre! A los felinos no les gusta el
agua.
Volvió a dirigir el chorro al tigre y sintió un fresco alivio en los huesos,
como si estuviera
mojándose ella misma.
—A éste sí.
—¡Te he dicho que te detengas! No puedes hacer eso.
—A Sinjun le gusta. Míralo, Joe.
Cierto, en vez de alejarse del agua, el tigre se recreaba en ella,
permaneciendo inmóvil bajo el
chorro. Mientras continuaba mojando al felino, _____(tn) quiso decirle a Joe
que eso no habría sido
necesario si él hubiera hecho mejor su trabajo, pero sabía que el pobre hombre
no podía hacer
más de lo que hacía y se mordió la lengua.
—¡Dame eso!
Kevin se había plantado detrás de ella y alargó el brazo para quitarle la
manguera de la mano.
Pero ______(tn) ya estaba harta de Kevin y no dejó que se la arrebatara.
El agua cambió de dirección. ______(tn) soltó un jadeo al sentir toda la fuerza
del chorro en la
cara, pero no soltó la manguera.
Él le retorció la muñeca.
—¡Detente, _____(tn)! Dame la manguera.
El rugido enloquecido de Sinjun vibró a través del pesado aire de la tarde,
ahogando por completo
el alboroto habitual del circo.
La jaula tembló cuando Sinjun lanzó su enorme cuerpo
contra los barrotes, casi como si estuviera
intentando llegar a Kevin para protegerla. Alarmado, el domador soltó la muñeca
de ____(tn) y se
volvió hacia los rugidos.
Sinjun aplanó las orejas contra la cabeza y le siseó al hombre. _____(tn) le
arrancó de un tirón
la manguera.
—Condenado tigre loco —masculló Kevin. —Alguien debería haberlo doblegado hace
años.
_____(tn) envió otro chorro de agua a la jaula. Con más seguridad de la que
sentía, le dijo:
—No le gusta que te metas conmigo.
—Mira eso, Kevin —dijo Joe. —A ese cabrón le gusta el agua.
—¿Qué coño pasa aquí?
Todos se volvieron hacía Nick, que se acercaba a ellos. _____(tn) se limpió los
ojos con la manga
de la camisa sucia mientras seguía apuntando el chorro de agua hacia la jaula
del tigre.
—_____(tn) ha decidido duchar a Sinjun —dijo Kevin.
—¿Duchar a Sinjun? —Nick la observó con esos inescrutables ojos pequeños.
—Sinjun tenía calor —explicó ella débilmente. —Quería que lo refrescara.
—¿Te lo ha dicho él?
_____(tn) estaba demasiado agotada para responder. Además, ¿cómo podía
explicarle que Sinjun se
había comunicado con ella? Ni siquiera ella podía comprender esa especie de
conexión mística que
parecía tener con el tigre.
Dirigió el chorro del agua al barro que se había acumulado en el fondo de la
jaula.
—Estas jaulas están asquerosas. Habría que limpiarlas con más frecuencia.
Joe se mostró ofendido.
—Yo no puedo con todo. Si crees que las jaulas están
asquerosas, quizá deberías limpiarlas tú
misma.
—Vale. Lo haré.
¿Qué estaba diciendo? Sólo unos minutos antes, había decidido irse de allí, y
ahora se ofrecía
voluntaria para echarse más trabajo a la espalda. ¿Cómo iba a poder encargarse
de otra tarea si
casi no lograba terminar las que le asignaban?
Nick frunció el ceño.
—_____(tn), tú ya haces demasiado. Apenas te mantienes en pie y no quiero que
hagas nada más.
La joven ya estaba un poco harta de que su marido le dijera lo que podía o no
podía hacer.
—Ya he dicho que lo haría, y lo haré. Ahora, a menos que Kevin y tú queráis
acabar tan mojados
como Joe, será mejor que me dejéis sola.
La sorpresa brilló en los ojos de Nick. Kevin la presionó más.
—____(tn) no consigue siquiera terminar las tareas que le asigno. ¿Cómo se va a
ocupar también
de las fieras?
—No lo hará —dijo Nick firmemente.
—Lo haré.
—_____(tn)...
—No puedes decirme lo que tengo que hacer en mi tiempo libre.
—No tienes tiempo libre —le recordó.
—Entonces supongo que tendré que trabajar más rápido.
Él la miró durante un buen rato. _____(tn) vio brillar en sus ojos algo que no
pudo comprender del
todo. ¿Un poco de reconocimiento? ¿Un atisbo de respeto?
—¿De verdad quieres hacerlo? —le preguntó él.
—Sí.
—¿Estás segura de saber lo que haces?
Ella le sostuvo la mirada sin pestañear.
—No tengo la menor idea.
Una emoción que casi parecía ternura brilló en los ojos de Nick, pero
desapareció tan pronto
como éste asintió bruscamente con la cabeza.
—Vale, estarás a prueba durante unos días. Puedes trabajar aquí un par de horas
a primera hora
de la mañana y luego te encargarás de hacer lo que te mande Kevin.
Joe comenzó a protestar.
—¡Pero necesito ayuda! ¡No puedo hacerlo todo yo solo!
—Tampoco puede hacerlo _____(tn) —dijo Nick en voz baja.
Sorprendida, la joven clavó los ojos en él. Él arqueó una ceja.
—¿Algo más?
_____(tn) acababa de recordar que le daban miedo los animales, pero no era el
momento de sacar el
tema a colación y negó con la cabeza.
—Entonces, serás tú quien se ocupe de las fieras.
Mientras Nick se alejaba, _____(tn) pensó que cada vez que lo consideraba el
malo de la película,
él la sorprendía. También se dio cuenta de que ya no le daba miedo. No de
verdad. Nick tenía
unas reglas duras y, para _____(tn), injustas, pero siempre se ceñía a ellas y
____(tn) no podía
imaginárselo comprometiéndose en algo en lo que no creyera.
Durante las horas siguientes, regó las jaulas con la manguera y limpió la
porquería acumulada
mientras intentaba mantenerse lo más alejada posible de los animales. Cuando
por fin terminó,
estaba incluso más sucia que cuando empezó, dado que se había añadido barro a
la mugre que la
cubría.
Disfrutenlo...
Val's Matth.
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