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Mensaje por andreita Jue 19 Abr 2012, 12:21 pm

dodn estas???????
andreita
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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Jue 19 Abr 2012, 8:05 pm

Siguelaaa! :D
☎ Jimena Horan ♥
☎ Jimena Horan ♥


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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por jb_fanvanu Jue 19 Abr 2012, 11:44 pm

Ahhhhh siguelaa!!
jb_fanvanu
jb_fanvanu


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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por andreita Vie 20 Abr 2012, 11:57 am

quiero nove :(
andreita
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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por ☎ Jimena Horan ♥ Sáb 21 Abr 2012, 8:22 am

Siguelaaaa!
☎ Jimena Horan ♥
☎ Jimena Horan ♥


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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por andreita Sáb 21 Abr 2012, 9:20 am

:(
andreita
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 9:11 pm

Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 8653d4695f42a5ae1aec8b4

Capitulo 12

"Un momento", quiso gritar ________, pero no le salieron las palabras.

Lo único que logró fue abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua, con la garganta obstruida de terror. Sintió los miembros paralizados, que se negaban a llevarla donde estaba Joe, con esa horrible cuerda alrededor del cuello. ¡Oh, Dios, esto era peor que cualquier pesadilla! ¡Estaban por ahorcarlo y ella no podía hablar ni moverse!

Una mano la aferró del brazo y la oprimió de una manera familiar; de pronto ________ recuperó el uso de los miembros v giró bruscamente hacia el supuesto atacante. Los insultos que pugnaban por salir de sus labios murieron al ver el semblante sombrío, fatigado, pero inmensamente aliviado de su padre.


—¡________!

La exclamación sonó como una plegaria.

—¡________, mi pequeña, pensé que estabas muerta...!

—¡Papá! —gritó la muchacha, agradecida—. ¡Oh, papá, gracias a Dios! ¡Tienes que impedir que cuelguen a ese hombre!

Señaló a Joe. Ante el ruego desesperado, los marinos que los rodeaban se dieron la vuelta, con expresiones curiosas. A ________ no le importó. Pastaba más allá de la vergüenza o de las consideraciones sociales. Joe era lo único que importaba.

Al ver que el padre se limitaba a mirar al hombre con los ojos vendados, ________, desesperada, le sacudió el brazo.

—¡Rápido, papá! ¡Oh, por favor, date prisa!

—¿Ese es el hombre que te secuestró? —preguntó sir Kevin, sin apartar la vista del hombre que estaba en la horca.

—¡Si, papá, deteneos!

—¡Deja que lo cuelguen! ¡Le hacen un favor a ese perro al ahorcarlo! ¡Querría arrastrarlo y descuartizarlo por lo que te hizo sufrir! ¡Canalla sanguinario!

Sir Kevin lanzó una mirada de odio hacia Joe, que estaba demasiado lejos para oír a _______; el pirata, pálido y callado, asentía a las preguntas del sacerdote. Ante la mirada de ________ y del padre, horrorizada una y gozosa la otra, el sacerdote hizo la señal de la cruz sobre el prisionero y se trasladó hacia el siguiente para repetir la ceremonia.

—¡Papá, tienes que detenerlos! ¡Es el padre de mi hijo!

—¿Qué? —exclamó sir Kevin, con la voz quebrada de pena e indignación.

—¡Voy a tener un hijo de él! ¡Oh, papá, no quiero que ahorquen al padre de mi hijo! ¡Por favor, no los dejes! ¡Date prisa!

Sir Kevin contempló a la hija largo rato y entretanto _______ creyó que se volvería loca. El sacerdote dio la absolución al último de los cinco y retrocedió. Comenzó el redoble de tambor que precedía a la ejecución.

—¡Por favor, papá! —rogó _______, aferrada al brazo del padre. Ya era demasiado tarde para recurrir al capitán del lady Chester. Si el padre no le hacía caso, ¿qué quedaría por hacer?

La mirada de sir Kevin pasó del rostro suplicante de la hija al del hombre en la horca, otra vez al de _______, con los labios apretados en una línea fina.

—¡Papá...!

—¡Alto! —resonó la voz profunda y autoritaria—. ¡Quiero que me traigáis a ese hombre, el tercero de la izquierda, para interrogarlo! ¡Bajadlo! .

El verdugo vaciló con la mano sobre la palanca que enviaría a los cinco hombres balanceándose a la eternidad y echó una mirada al oficial a cargo, para que confirmase la brusca orden. El oficial identificó de un vistazo a sir Kevin e hizo un breve gesto de asentimiento al hombre de la capucha negra. Este se encogió de hombros, como lavándose las manos de toda responsabilidad por lo que estaba a punto de hacer y quitó el lazo del cuello de Joe. _______ sintió un nudo en la garganta al ver que los hombros anchos, erguidos en espera de la ejecución, caían un tanto. Dos de los marineros armados arrastraron a Joe desde las horcas improvisadas, lo apartaron con rudeza, todavía atado y amordazado.
________, ansiosa, se volvió hacia sir Kevin.


—¿A dónde lo llevan?

—Supongo que a la bodega, hasta que yo mande a buscarlo. Estará seguro.

________ se crispó ante la amarga ironía que resonaba en las palabras del padre.

—Papá, quiero explicarte... —insegura, se interrumpió, deseosa de disipar la ira y el dolor que veía en los ojos de! padre. Este hizo una mueca y la tomó del brazo.

—Estoy seguro, hija, pero me parece mejor que lo hagas en privado. Creo que ya hemos atraído demasiado la atención.

Echó una mirada colérica al grupo de marinos sonrientes que, sin escrúpulos, escuchaban la conversación. Al percibir las miradas lascivas que le lanzaban, ________ comprendió, asqueada, que con sus propias palabras se había catalogado como una prostituta. Fueran cuales fuesen las circunstancias, una mujer soltera, encinta, era exactamente eso de acuerdo con la moral de la época. Levantó la cabeza mientras se dirigía con el padre hacia la escalera, pero no pudo evitar el intenso rubor que le cubrió las mejillas. A sus espaldas, la ejecución prosiguió. Un grito ronco que resonó en cubierta la hizo encogerse; la siguió el crujido agudo de los cuellos que se quebraban. ________ se estremeció, oprimió con fuerza el brazo del padre y le subió a la garganta una bilis que amenazó con ahogarla. A pesar de la ruina inevitable de su propia reputación, no podía lamentar lo que había hecho: era preferible que fuese despreciada por el resto de su vida y no que Joe perdiese la propia. Pero no era sólo _______ la que soportaba la vergüenza, sino también el padre...

—Papá... —comenzó con voz débil.

—Calla —le pidió el padre con suavidad, instándola a bajar la escalera—. Me lo dirás cuando estemos en mi camarote.

Como persona muy rica e influyente, a sir Kevin se le había asignado el mejor camarote del barco. Cuando hizo pasar a ________, la muchacha quedó un poco abrumada por el lujo. Comparadocon el lugar pulcro pero espartano de Joe en el Margarita, este era un cuarto opulento, casi incómodo por el exceso de lujo. Parpadeó al imaginar la reacción de Joe ante una habitación tan recargada. Imaginó que haría un gesto desdeñoso al ver la alfombra gruesa, las cortinas de terciopelo, los muebles finos y los adornos de cristal, del mismo modo que resopló al ver la ropa lujosa de ________. La muchacha contempló el camarote a través de los ojos de Joe y se sintió un poco incómoda.

—Ahora, hijita, quiero que me cuentes todo lo que sucedió —indicó el padre, mirándola con expresión sombría y haciéndole señas de que se sentara en la silla, frente a él.

_______ carraspeó, se ruborizó y obedeció lo mejor que pudo, soslayando únicamente las partes más intimas de la relación con Joe. Subrayó quejón había sido amable con ella, se había ocupado de que estuviese bien alimentada, abrigada y protegida de todo daño. Al describir cómo había arriesgado la vida para salvarla, en Cádiz, no advirtió que sus ojos resplandecían de amor. Sir Kevin, en cambio, notó su expresión y entrecerró los ojos. _______ describió las terribles heridas de Joe y cómo ella lo había cuidado; los ojos del padre se entrecerraron todavía más. De pronto, _______ advirtió que la ira del padre subía de tono y se interrumpió. Sir Kevin guardó silencio largo rato, mirando sin ver la pared opuesta. Por fin, demasiado inquieta, _______ calló.

—¿Estás segura... de que vas a tener un hijo, quiero decir?

Sir Kevin procuró dar a su voz un tono neutro.

________ sintió que el rubor traicionero encendía otra vez sus mejillas. En su actual estado, no podía ser más que un impedimento para el padre, que tan orgulloso había estado de ella. ¡La hija de sir Kevin, preñada por un pirata...! ________ imaginaba las conversaciones maliciosas. Eso destruiría tanto al padre como a ella misma.

—Sí, papá, estoy segura —logró decir, sin poder mirarlo a los ojos.

Al ver cuánto se avergonzaba, e! corazón de sir ________ se llenó de amor por la muchacha. Después de todo era su hija y no tenía la culpa de lo que le había sucedido. Sintió que brotaba en él un odio feroz hacia el hombre que había tenido la crueldad de infligir semejante degradación a una virgen de diecisiete años, a una joven de buena crianza. Cuando recordó que él mismo había salvado de una muerte bien merecida a ese sujeto, echó chispas por los ojos. "Pero sólo di al pirata un perdón transitorio", pensó. "Por ahora, lo más importante es la felicidad v el buen nombre de mi hija. Pero más adelante..."

—Hija mía, no tienes motivos para afligirte tanto —dijo sir Kevin con voz consoladora, al tiempo que le tomaba la mano y la palmeaba—. Yo sé que no tienes la culpa de tu estado. El hijo que llevas fue concebido a través de un acto brutal, por el que no se te puede hacer responsable. Ahora, tendremos que adoptar medidas para salvaguardar tu reputación. Es una pena que hayas hablado delante de los marineros, pero creo que eso se puede remediar. Y ahora, ________...


_________ sentía que le volvían las náuseas. Al reservarse los detalles más íntimos de la relación con Joe, era evidente que había inducido a error al padre. Por el bien de Joe, tendría que hacerle saber la verdad, por mucho que le doliese.

—Papá —empezó, vacilante, la vista fija en las manos—. Papá, no fue una violación.

—¿Qué dices? —explotó sir Kevin, después de un instante de silencio estupefacto.

—Joe... Joe no tuvo necesidad de violarme, papá —murmuró ________, sintiendo la humillación más profunda de su vida—. Yo... yo lo deseaba,

—¡Dios mío!, ¿qué estás diciendo?

Sir Kevin se levantó de un salto, agitado, y lanzó a la hija una colérica mirada de soslayo. _______ levantó la vista para mirarlo, casi tan blanca como su vestido.


—Así es, papá.

Habló en voz queda, pero con la mirada firme. El rostro rubicundo de sir Kevin se puso más encarnado aún. ________ se mordió el labio inferior pero no bajó la vista.

—¡Ese miserable sanguinario! —resopló sir Kevin—. ¡Me alegro de haber detenido la ejecución! ¡Él pagará...!

A ________ le alarmó el resplandor de odio que asomó a los ojos del padre, que por lo general eran plácidos. Se levantó y al hacerlo se tambaleó, como si hubiese sufrido vértigos. Sir Kevin alargó una mano para sujetarla y _______, con los ojos muy abiertos y asustados, se aferró a él.

—Papá, yo lo amo.


Parecía un cadáver y sir Kevin no tuvo ánimos para seguir riñéndola. "Aunque no la hubiese forzado, para un hombre experimentado como él no sería muy dificultoso seducir a una jovencita inocente", pensó el padre, furioso. "Lo que hizo no es mucho mejor que una violación. ¡Tengo que hacérselo entender a ________. No puedo permitir que siga creyendo que está enamorada de semejante sujeto!"

—Hija, ese hombre es mucho mayor que tú, ¿verdad? —comenzó con suavidad.

Comprendió que, si condenaba el sentimiento de la hija hacia el pirata, lo único que lograría sería alejarla.

—Tiene treinta y cuatro años —respondió ________, mientras se dejaba caer otra vez en la silla.

La súbita voltereta del padre la sorprendió, pues esperaba que la sermoneara durante horas.

—Eso pensé.

Lo dijo como si se hubiesen confirmado sus peores temores.
—¿Tienes motivos para suponer que él te ama a ti?
—Bueno...
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 9:19 pm

—¿Alguna vez te lo ha dicho? —insistió sir Kevin. Una mirada perspicaz al rostro sonrojado de _______ le indicó que iba por buen camino.

—N-no —admitió.

Bajó la vista como si estudiase la lujosa alfombra, contra la cual sus pies calzados con sandalias parecían completamente fuera de lugar.

—Eso me parecía —sir Kevin exhaló un pesado suspiro, volvió a sentarse y tomó la mano de ______—. Hija mía, un hombre de treinta y cuatro años, si es además un bandido sin principios, tiene que haber conocido a muchas mujeres, hablando en sentido bíblico. Créeme que no habrán sido novedosos los sentimientos que despertaste en él, fueran cuales fuesen. Tú, en cambio, inocente, protegida de los hombres, interpretaste mal lo que era el despertar natural al amor. Es normal que una joven imagine que se enamora perdidamente del primer hombre que la hace mujer. ¿No has advertido que muchas jóvenes que desprecian a los maridos antes del matrimonio pronto se encariñan con ellos? Hija, ¿por qué crees que eso ocurre?

_______ pensó; "Lo que dice mi padre es cierto. He conocido chicas que lloraban ante la idea de casarse y luego parecían por completo resignadas a su destino y hasta encariñadas con los
esposos. Pero...".


—No es así, papá —dijo, decidida—. En realidad amo a Joe. Es apuesto, fuerte y capaz de ser muy gentil, muy dulce... El padre estalló en carcajadas.

—Claro que es gentil y dulce contigo, pobre chica. Para un hombre, el placer es mayor si tiene una compañera bien dispuesta. Yo lo sé. Yo mismo empleé esa técnica para asegurar la complacencia de una mujer. Y las pobres siempre imaginaron que yo estaba locamente enamorado de ellas, cuando en realidad no era así. Un hombre no deshonra a la mujer que ama y ella tendría que tener la prudencia de usar el respeto que le brinda ese hombre como medida de los verdaderos sentimientos por ella.


A sir Kevin le satisfizo el efecto de su discurso, pues _______ pareció anonadada, y si hubiese adivinado lo que en verdad pensaba, se habría alegrado todavía más. "Joe me prefería cuando estaba bien dispuesta. ¿Acaso su ternura era sólo una treta para que yo aceptara que me hiciese el amor?" Sólo podía juzgar por la profundidad de sus sentimientos hacia él, pero el padre le había abierto la puerta a sus propias sospechas. Lo que sentía por Joe, ¿era realmente amor o la reacción natura! de una mujer hacia un hombre apuesto? ¿Cómo podía estar segura?

Sir ________ vio que ya le había proporcionado material para pensar y, prudente, no agregó nada más sobre el tema. Prefirió pasar a un problema más grave aún.

—________ —dijo al fin, sacándola bruscamente del laberinto en que se hallaba perdida—. Tenemos que casarte, hija. Me parece que será el único modo de restablecer tu reputación.

________ lo miró, interrogante, con sus ojos azules muy parecidos a los del padre, ahora velados y pensativos. Tardó un rato en responder. —¿Casarme, papá? —repitió, con expresión perdida.

—Sí, hija. Tengo en mente a un joven teniente de buena familia que en estos momentos está a bordo del Lady Chester. Tiene tres años más que tú y es un muchacho apuesto y caballeroso. Claro que no está a la altura del matrimonio que podrías haber hecho, pero es mejor que nada. Tal como están las cosas, estoy seguro de que puedo convencer a ese joven de que se reconozca como el padre de tu hijo. En este momento la familia está escasa de fondos, ¿sabes?

_______ lo miró, mientras sus labios perdían el color lentamente; apretó los puños sobre el regazo

—Papá, ¿propones comprarme un marido? —preguntó, con aire tenso.

Sir ________ enfrentó con calma la mirada cada vez más fría de la hija.

—Querida mía, no tenemos muchas opciones. No hay muchos hombres dispuestos a aceptarte sin cierta presión. Sé realista, hija, no sólo por tu propio bien sino por el mío, y hasta por el del hijo que llevas dentro. Para que cualquiera de nosotros pueda volver a levantar la cabeza, debes tener un esposo.

________ reflexionó. Lo que el padre decía era cierto, pero no más que lo que ella se había dicho a sí misma, antes. ¿Acaso quería criar a un hijo bastardo, verlo sufrir el estigma de la ilegitimidad? ¿Quería soportar ella misma el ridículo, el desprecio, verse aparta- da de la sociedad el resto de su vida? No, no quería. Y, al parecer, el matrimonio era el único modo de evitarlo.

—Estoy de acuerdo contigo, papá —dijo con claridad. Sir Kevin la miró, algo sorprendido, pues esperaba una discusión y no semejante aceptación.

—¡Magnifico! —Las facciones abultadas del hombre se relajaron en una sonrisa—. Haré los arreglos de inmediato. Cuanto antes te cases, antes acabarán las habladurías.

—Sólo pongo una condición, papá. Sir Kevin la miró con cariño.

—¿De qué se trata, hija?

—Quiero elegir yo a mi esposo. Sir Kevin farfulló: —¡Pero querida mía, no hay tiempo para que conozcas a un hombre y lo elijas! Para resolver algo, tenemos que actuar de inmediato. Si demoramos, cuando nazca el niño ya no podremos decir que es prematuro.

—Para hallar al hombre al que me refiero no necesitarnos tiempo, papá.

El significado de la afirmación de ________ se abatió sobre sir Kevin como un francotirador sobre un soldado enemigo confiado y entornó los ojos.

—Supongo que te refieres al pirata.

—Se llama Joe, papá. Sí, me refiero a él.

—Pero hija, ya te expliqué que lo que ese hombre siente por ti no nene nada que ver con el amor. Y pronto comprenderás que tú tampoco lo amas. No hay ningún motivo para que enmiendes tu error casándote con ese sujeto.

—Hay un motivo excelente, papá: llevo dentro a su hijo —________ enfrentó con calma la mirada azul del padre.


Sir Kevin suspiró y cuando habló su tono fue más duro:

—________, tienes que entender que no permitiré que te cases con ese hombre. ¡Es un asesino, un criminal! ¡Te avergonzarás de él en cuanto recuperes la sensatez y me reprocharás haber permitido que te sucediera algo semejante! ¡Por Dios!, ¿qué harás con él
después de la ceremonia? ¿Llevarlo a Londres y presentarlo en la Corte? ¡Seremos el hazmerreír de Inglaterra!


El mentón de _______ esbozó la línea de terquedad que sir Kevin tan bien conocía y tanto temía. ¡Maldita fuese su tozudez!

—Papá, si no me caso con Joe no me casaré con nadie. La frialdad de la voz de ________ era terriblemente convincente, pero de todos modos sir Thomas lo intentó. La miró ceñudo, y su rostro adquirió el color que empleaba para asustarla y que le obedeciera.

—¡Maldición, muchacha, no puedes desafiarme! Soy tu padre y tengo la responsabilidad de arreglar tu futuro. ¡Te casarás con quien yo designe!

—¡Lamento mucho desobedecerte, papá, pero me casaré con Joe o no me casaré con nadie!

Dos pares de ojos de un azul casi idéntico lucharon entre si y ninguno de los dos cedió.

—Y si yo fuera lo bastante tonto para permitirlo, ¿qué sucederá después de la ceremonia? Sabes que tu pirata aún está bajo sentencia de muerte, ¿no es cierto? No es probable que escape para siempre a la horca, pues los de su clase rara vez lo consiguen.

—Papá, sé que tienes gran influencia en la Corte. Si lo deseas, te resultará fácil conseguir arreglar el perdón.

Mientras ________ hablaba, la mente de sir Kevin corría. Pensándolo bien, quizás hubiese algo aprovechable en ese plan. Nunca le había gustado la idea de obligar a la hija a entregarse a cualquier jovencito que no tuviese ni dinero ni influencias en su favor. Si encontrara la forma de restaurar el buen nombre de la hija sin imponerle un esposo, todavía se podría salvar algo de las ruinas. Por ejemplo, si se convirtiese en viuda... Sir _______ sonrió para sus adentros: había dado con la verdadera solución. Daria permiso a ________ para que se casara con el pirata y luego adoptaría medidas para sacarlo de en medio, con toda seguridad. "No es que vaya a rebajarme al asesinato", pensó, con astucia. "No será necesario." Si se entregaba al pirata a la justicia de la reina, su fin sería rápido y seguro... y perfectamente legal. Y _______ quedaría libre para elegir otro marido, más acorde con su propio rango social. Sir Kevin preveía dos problemas: el mundo elegante no debía enterarse de que el difunto esposo de ________ había sido pirata y ella misma no tenía que saber cuál había sido el destino del sujeto hasta que el enamoramiento terminara por sí mismo. Aunque existían maneras de asegurarse de esas cosas...

—¿Qué has dicho, hija? —Sir Kevin dirigió a la hija una sonrisa brillante.

Los constantes cambios en la actitud del padre desanimaron a _______, pero repitió lo que estaba diciendo.

—Podrías lograr el perdón para Joe, papá.

Sir Kevin asintió con lentitud y apretó los labios como si estuviese pensando en el asunto.

—Sí, supongo que sí.

—No me casaré con ningún otro, papá.

Los ojos de ______ lo desafiaron y sir Kevin suspiró,

—¿Y ésa es tu última palabra, querida?

—Sí, papá, es mi última palabra.

—Veo que no me dejas alternativa —admitió sir Kevin, como a desgana—. ¡Después no me lo reproches! ¡Es idea tuya y yo me niego a aceptar ninguna responsabilidad por ella!

________ se levantó de un salto, echó los brazos al cuello del padre y lo estrechó con fuerza.

—¡Oh, gracias, papá, gracias!

Sir Kevin le dio unas palmadas en la espalda.
♫ Laura Jonas ♥
♫ Laura Jonas ♥


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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 9:24 pm

—Está bien, querida. Sabes que lo único que me importa es tu felicidad.

—Lo sé, papá, y te quiero por eso.

Esa suave afirmación, echa contra la chaqueta de satén del padre, aguijoneó la conciencia del hombre. Se sobrepuso y siguió acariciando el cabello revuelto de la hija hasta que ella se apartó con risa trémula.

—Debo de estar hecha un desastre.

—Así es, querida. ¿No tienes otra ropa?

Sir Kevin contempló con cierta severidad el arrugado vestido blanco y el cabello desgreñado.

—Tenía, pero estaba en casa de Joe, que se incendió por un cañonazo. Creo que no quedó nada.

—¡Por Dios! —exclamó el padre, abrumado—. Si hubiese estado seguro de que estabas en la isla, jamás habría permitido que abrieran fuego. Pero el coronel Hugh, que está al mando de los soldados que vinieron con nosotros, me aseguró que los piratas debían de haberte matado hace tiempo, pues no pidieron rescate. Pensé que estabas muerta, ________.

—Oh, papá —exclamó _______ con los ojos llenos de lágrimas al imaginar el dolor del padre—. Joe no pidió rescate porque quiso quedarse conmigo. Nunca estuve en peligro, realmente —en ese punto, se permitió una sonrisa—, al menos hasta esta mañana.

—Sí, claro —sir Kevin se volvió, y se aclaró la voz—. Creo que Martha agregó algo de ropa tuya con mis cosas, por si la necesitabas. Haré que alguien te la traiga. Creo que será mejor que haga los arreglos para que la boda se celebre hoy, si te parece bien. En estas circunstancias, cuanto antes, mejor.

—Como tú digas, papá.

_______ le sonrió con cariño y obedeciendo a un impulso corrió a estamparle un beso en la mejilla enrojecida. El padre le dio un abrazo y la dejó ir. Cuando se volvió para salir, a _______ le pareció ver que tenía los ojos húmedos.

Cuando quedó sola, _______ vagó al azar por el cuarto, demasiado excitada para sentarse. Pasó la mano sobre el respaldo curvo de las sillas elegantes y admiró distraída su delicada belleza. "A fin de cuentas, no hay nada de malo en tener las mejores cosas, si uno puede permitírselo", pensó, a la defensiva, al imaginar el resoplido desdeñoso que esas ideas provocarían en Joe. Con gesto casi desafiante, alzó un delicado florero de Sévres. Joe tendría que habituarse a otro nivel de vida. En realidad, si los planes de _______ resultaban como ella esperaba, Joe no tendría muchas opciones. Sería divertido enseñarle los modales y las costumbres de la sociedad. Sonrió, al imaginar al feroz capitán pirata vestido como un caballero de la alta sociedad. ¡Cómo se enfurruñaría, al principio! Pero se adaptaría, por el bien de ________ y del hijo de ambos. Sabía que, si le daba tiempo, lo haría.

Cobró conciencia de un molesto aguijón de culpa ante la perspectiva de obligarlo a lo que, estaba segura, sería un matrimonio no deseado. Era evidente que no le había complacido la noticia del hijo y no era probable que estuviese más contento con convertirse en esposo, además de padre. Pero era mejor casado que muerto y la joven pensaba hacérselo entender en la primera ocasión. Si no fuese por ella y por el niño, Joe sería ahorcado.

El padre estaba seguro de que Joe no la quería, que era imposible que la quisiera. Tal vez no fuese así. Tal vez ella misma no lo amara. Sin embargo, entre los dos habían concebido a un hijo y ahora los sentimientos de ambos eran secundarios. Lo importante en ese momento era el niño que vendría.

En la puerta del camarote sonó un golpe suave y _______, sin darse cuenta, se pasó una mano por el pelo revuelto antes de hacer pasar a la persona que llamaba, fuera quien fuese.

—¡Masón! —exclamó, gozosa, al ver al caballero entre caballeros, que estaba con su padre desde hacía años.

—¡Mi lady! —el hombre la miró, rebosante de alegría—. Me alegra volver a verla, mi lady, si me permite decirlo. Desde que sir Kevin se enteró de que había sido capturada por los piratas, parecía un hombre poseído. Creyó que estaba muerta, mi lady, y eso lo acongojó... nos acongojó a todos.

—Lo sé, Masón.

________ sonrió al hombrecillo vestido con austeridad. Masón formaba parte tan fundamental de su infancia como su padre o Martha. Siempre había sido reservado, como correspondía al sirviente personal de un gran hombre, pero a ________ le resultaba tan familiar como el salón de la casa de Lisboa.

—Un marinero está trayendo el baúl de sir Kevin, mi lady. Si necesita ayuda para arreglarse el cabello o la ropa, por favor, no dude en requerir mis servicios. Sir Thomas me ha informado que contraerá matrimonio esta tarde. Permítame ofrecerle mis mejores deseos de felicidad, mi lady.

—Gracias, Masón.

Ese discurso tan formal conmovió a _______: tratándose de Masón, ofrecerle sus servicios como doncella personal era el equivalente de que ella se ofreciera para fregar los suelos.

—Tal vez le pida que me ayude a arreglarme el cabello. Todavía no soy muy hábil para hacerlo por mí misma.

—Pienso que no, mi lady —resopló Masón, evidentemente escandalizado ante la idea.

Respondió a otro llamado en la puerta y liberó al hombre que llevaba el baúl de sir Kevin, sin permitir que echara un vistazo a la joven. _______ sonrió: le resultaba extraño volver a sentirse tan protegida. Comprendió que le exigiría cierto esfuerzo volver a adaptarse a su auténtico papel de dama de linaje, pues se había acostumbrado a la libertad en el barco pirata.

________ despidió a Masón con una sonrisa y un agradecimiento, y rebuscó ella misma en el baúl del padre. Martha había puesto cuatro vestidos, ropa interior, hebillas para el cabello y toda la parafernalia sin la cual ninguna dama podía afirmar que estuviese
bien vestida. Los atavíos de la joven ocupaban buena parte del baúl de sir Kevin. "A Masón no debió de gustarle", pensó _______, riendo. Masón siempre insistió en que el padre de _______ se vistiera según los cánones más elevados de la moda, y si consintió en ceder parte del espacio del precioso equipaje del amo para las necesidades de _______, debía de ser porque todos estaban mucho más afligidos por ella de lo que suponía. Aunque era una pequeña señal de devoción, la conmovió más que ninguna otra.


Mientras sacaba los vestidos y los sacudía, pensó que uno de ellos sería su traje de bodas. Todos eran encantadores: toda su ropa, en realidad, como había señalado Joe una vez, pero ________ siempre imaginó que se casaría de satén blanco, con un velo de encaje y un ramo de azahares. Se concedió a sí misma un momento de pesar y luego se decidió por un vestido de seda de color melocotón, bordeado con metros de encaje vienes de color crema. Siempre práctica, Martha había puesto las sandalias a juego y un bello conjunto de collar y pendientes de perlas. "Con un peinado elegante estaré bien", se dijo y llamó a Masón para pedirle que le planchara el vestido. Cuando el criado se fue, se lavó la cara y las manos en una palangana de agua tibia v recordó con una fugaz punzada de pena los aromas que, sin duda, se habrían reducido a cenizas entre las ruinas de la casa de Joe. Era significativo que Martha no hubiese incluido sus perfumes.

Con esfuerzo, _______ se puso las tres enaguas ató el corsé lo mejor que pudo. "Por fortuna, soy delgada", pensó con cierta amargura. No podía imaginarse a Masón atándole los cordones.

Cuando éste volvió con el vestido, lo hizo esperar fuera mientras se lo poma; una vez decentemente cubierta, lo hizo entrar para que la peinase. Para sorpresa de _______, Masón era muy hábil con el cepillo y las hebillas, y ella le hizo bromas al respecto.
El hombre mantuvo un silencio digno, mientras alzaba el cabello para formar un elegante moño griego. Por último, le pasó un espejo pequeño y ________ se examinó con actitud crítica. Sin engreimiento alguno, admitió que estaba encantadora como nunca. Bajo el suave
sol tropical, las mejillas tenían el mismo color radiante del vestido; el resto de la piel, hasta la curva de los pechos que asomaban apenas por encima del escote con volantes, tenía el tono de la crema fresca. Las perlas perfectas daban dos vueltas alrededor de su cuello y descansaban con pesada frescura en el hueco entre los pechos, mientras otras destacaban su brillo delicado, blanco y rosado, contra los lóbulos de las orejas. Los meses transcurridos con los piratas habían conferido al rostro de _______ una pureza de líneas
que antes no se percibía en la estructura ósea. Actualmente ya no parecía una muchacha sino una mujer, y al pensar en el inminente matrimonio con e! hombre que había impulsado esa transformación, un rubor en las mejillas la tornó más adorable aún.


Masón fue a informar a sir Kevin que la joven estaba lista. _______ se obligó a permanecer sentada y a esperar el regreso del padre. De súbito, la asaltó el deseo de tener unos momentos a solas con Joe antes de la boda. Si a Joe le desagradaba la idea... "¿Qué podré yo hacer?", se preguntó. Joe ya estaba comprometido y ella también. Si le disgustaba tendría que soportarlo, pues a esas alturas ________ no estaba dispuesta a retroceder. Para ser sincera, debía admitir que tampoco quería hacerlo.

Llegó sir Kevin y le aseguró que todo estaba arreglado. Winslow, el capitán del Lady Chester, celebraría la ceremonia, y Masón y el mismo sir Thomas serían los únicos testigos. Además del capitán Winslow, fuera de la familia nadie conocería los detalles de esa boda precipitada. "Y así tendrá que ser", le advirtió el padre. Si se difundía que el flamante marido había sido pirata, la respetabilidad que le daría ese matrimonio quedaría destruida para siempre.

Cuando se oyó un golpe perentorio en la puerta y ésta se abrió, ________ se sorprendió. Esta ruptura de la etiqueta por parte de los dos marineros que custodiaban al prisionero hizo fruncir el ceño a sir Kevin, pero ________ sólo tuvo ojos para el hombre que iba entre ambos. Tenía el rostro magullado y manchado con una mezcla de pólvora, suciedad y sudor. La ropa estaba desgarrada y mugrienta, y los ojos despidieron un extraño resplandor al dejar resbalar la mirada despectiva sobre la elegante silueta de _______. Nerviosa, la joven se pasó la lengua por los labios y la expresión de Joe se tornó de salvaje desdén. Sólo en el momento en que los dos guardias lo empujaron con brutalidad hacia adelante, _________ vio las pesadas cadenas que le sujetaban las muñecas y los tobillos.

Por segunda vez en ese día, no pudo moverse ni hablar. Lo único que pudo hacer fue observar con horrorizada compasión al hombre que se tambaleaba con la cadena extendida entre los tobillos. Hizo un esfuerzo, logró erguirse y permaneció ahí, mirándola, mientras el padre despedía a los guardias.

—Bien, bien —dijo Joe, marcando las palabras al ver que ni _______ ni el padre hablaban—. Pensar que estaba preocupado por ti. Tendría que haber recordado que los gatos siempre caen de pie.

—¡Caramba, usted...! —refunfuñó sir ________, dando un rápido paso hacia adelante.

Joe giró con brusquedad para enfrentarlo, haciendo tintinear las cadenas y mostrando los dientes como un animal salvaje. ______ corrió junto al padre y se le colgó del brazo.
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 9:36 pm

—¡No, papá! —lo urgió, los ojos inmensos, al colocarse entre los dos. Agregó, casi en un susurro—: Quiero hablar con él a solas, papá. Por favor.

—¡Imposible! —gruñó sir Kevin y entornó los ojos con expresión de odio al posarlos en la figura alta y musculosa del animal que había abusado de la hija.

El ansia de sangre le resecó la boca. Si no hubiera sido por la presencia de _______, habría tenido el placer de golpear a ese miserable hasta enviarlo al infierno.

—¡Papá, por favor! —repitió ________, con expresión suplicante. Sir Kevin contempló el rostro pálido de la hija v su propio semblante se suavizó.

—Querida mía, es imposible —dijo, paciente—. Una vez te secuestró y parece muy capaz de usarte otra vez de rehén, para forzar su propia libertad. Lo siento, hija, pero así es.

—Tu padre tiene razón, _________ —dijo Joe, lentamente, en los ojos una expresión que a la joven le resultó difícil de definir—. Si te me acercas demasiado, podría enlazarte con estas cadenas y romper ese dulce cuello de un simple tirón. Es preferible que no nos arriesguemos.

—¡Calle! —le espetó sir Kevin y apuntó la pistola con mano firme al corazón del pirata—. ¡Agradezca a mi hija que aún está vivo! Si no me hubiese dicho que la dejó embarazada por la fuerza, yo habría tenido sumo placer en permitir que lo ahorcasen. ¡Tal como están las
cosas, hará lo posible para devolverle su buen nombre!


—¡Papá! —gritó _______, desesperada, al ver que el rostro de Joe se ensombrecía, ominoso. ¡Así no era como pensaba hablarle! Si pudiesen hablar a solas, podría convencerlo de que casarse con ella no sería el purgatorio que, al parecer, él esperaba.

—¿Que yo la dejé encinta a la fuerza? —repitió Joe con tono de burla feroz—. Si eso fue lo que le dijo, mintió.

La sangre se precipitó al rostro de sir Kevin y se contuvo con esfuerzo de apretar el gatillo, al punto de que le dolía el dedo. La acritud de las palabras de Joe hizo sonrojar a _________, pero no soltó el brazo del padre.

—Tengo entendido que usted desea que me case con ella —dijo Joe, en un tono cruel que desgarró el corazón de la joven.

—¿y por qué no? —exclamó ella, picada—. ¡Sabes que es tu hijo y compartes conmigo la responsabilidad! ¡Lo menos que puedes hacer es procurar que no crezca como un bastardo!

—¡Eres una perra oportunista! —refunfuñó Joe y su mirada quemante hizo palidecer a ________.

—Si vuelve a hablarle a mi hija de ese modo, lo mataré aquí mismo. —Sir Kevin había recuperado la compostura y habló con tono helado.

Ni Joe ni _______ replicaron. Se miraron de soslayo; en los ojos de ambos se reflejaban la ira y el dolor, pero ninguno reconocía la pena del otro. Al observarlos, sir Kevin se aflojó un tanto: lo satisfacía el modo en que se desarrollaba el encuentro. Antes de que terminara la ceremonia, _________ odiaría al hombre.

—¿Y si me niego? —preguntó Joe, tras una larga pausa.

—Lo ahorcarán —respondió sir Kevin, sin vacilar. _______ se mordió el labio y los ojos de Joe se volvieron hacia ella.

—¿Tú estás de acuerdo con esto? —preguntó, cortante. ________ lo miró, con aire desdichado.

—Joe, sé que no quieres casarte conmigo, pero tengo que pensar en el niño. Lo lamento.

—Estás de acuerdo.

Se dio la vuelta, quedó de espaldas a ellos y juró por lo bajo. _______ anhelaba ir hacia él, rodearle la cintura con los brazos, pero la retenían la actitud del propio Joe y la presencia del padre. "Habrá tiempo de sobra de hacer las paces con él luego de la ceremonia", pensó.

—Parece que no tengo alternativa —dijo Joe, por fin, con frialdad, echando a ________ una mirada que la hizo sonrojar—. Espero que no pretendas una declaración formal.

La cruel ironía crispó a ________. "En verdad, es un miserable", pensó, furiosa. "Mi padre tenía razón. ¡Es evidente que Joe no me quiere."

Una vez resuelta la cuestión insignificante de la negativa del pirata, sir Kevin se ocupó de las demás formalidades con su habitual eficacia. No habían pasado veinte minutos cuando ________ estaba de pie junto a Joe, ante el capitán Winslow, mientras el
atribulado caballero leía las palabras que los unirían en sagrado matrimonio. La sorprendió la frialdad de su propia voz al emitir las respuestas correctas, pues dentro de ella latía una masa trémula de dolor. Joe también parecía muy compuesto y _______ descubrió que lo odiaba. ¡Era despreciable la insensibilidad y el desinterés hacia las necesidades de _______ y del hijo!


Cuando llegó el momento de la sortija, sir Kevin se apresuró a quitarse el anillo del sello que llevaba en su propio dedo. En la prisa, había olvidado conseguir una sortija de bodas, pero ya se ocuparía de eso cuando estuviesen seguros, en Inglaterra. Joe aceptó la sortija sin decir palabra y la deslizó en el dedo de la desposada, tratando de tocarla lo menos posible. ________ sintió ganas de llorar al sentir la mano cálida que sostenía la suya con tanto disgusto. ¡Cuando imaginaba que se casaría con Joe, ni un solo instante pensó en nada similar a esto! El frío desagrado casi la enfermaba.

Aturdida, firmó el papel que le tendía el capitán Winslow;

Joe estampó su propio apellido con un firme garabato negro. Luego, el capitán los declaró marido y mujer; ________, esperanzada, levantó el rostro hacia Joe. El la miró un instante y torció los labios en una sonrisa desdeñosa.


—Supongo que no esperarás que te dé un casto beso de novios luego de semejante farsa —dijo, subrayando las palabras.

Sin darse tiempo para pensarlo, _______ le cruzó la cara de una bofetada. La marca de la mano pequeña se destacó con claridad sobre la mejilla morena. Joe refunfuñó, la atrapó y, al hacerlo, movilizó a los otros tres hombres que contemplaban la escena, atónitos.

La pistola de sir Kevin crujió sobre la cabeza de Joe y el capitán Winslow lo sujetó de la nuca. Joe se apagó como una luz. Masón corrió hacia la puerta y gritó a los guardias que estaban apostados. Arrastraron a Joe fuera de allí, mientras ________ se mordía el puño apretado para no llorar. Sabía que había provocado la violencia de Joe y lo lamentaba amargamente, pues no quería herirlo.

—Papá, ¿puedes comprobar que esté bien? —preguntó en voz baja, un momento más tarde.

El padre la miró con agudeza, asintió y condujo a los dos hombres con él, fuera del camarote. Cuando volvió, _______ estaba de pie junto a la ventana y las lágrimas rodaban por sus mejillas. Al verla, sir Kevin sintió que su odio por el pirata se renovaba.

—No estaba herido, ¿verdad, papá? —dijo, jadeante. Sir Kevin atravesó el cuarto, le rodeó la cintura con el brazo y la hija, desdichada, se abrazó a él.

—Para nada, querida mía —respondió con pena el padre. Algo en su tono hizo que _______ elevara la vista hacia él.

—Papá...

—Hijita, espero que no te lastime lo que te diré. Es evidente que no amas a ese pirata más que él a ti. Por lo tanto, debes considerar esto como una bendición.

—¡Papá...!

—Se escapó, ________. Os abandonó a ti y a tu hijo, y a mi promesa de obtener el perdón. Hija mía, ¿tenía yo razón o no?Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 167695056
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 11:06 pm

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Capitulo 13

Londres no se parecía en absoluto a lo que _______ había imaginado. En lugar de mansiones majestuosas rodeadas de parques inmensos, había casas particulares estrechas, separadas de la calle por patios minúsculos y verjas de hierro. Los coches traqueteaban por las calles empedradas a todas horas y los vendedores callejeros voceaban sus mercancías desde el amanecer hasta el crepúsculo. La basura llenaba las zanjas y a nadie parecía importarle el hedor. No era insólito que alguien vaciara el contenido de la taza de noche desde la ventana de un segundo piso sobre la cabeza de un peatón desprevenido. El Londres de los ensueños de _______ era elegante, alegre y moderno. La de la realidad, simplemente sucio.

Encerrada en medio de la opulencia de la casa de su tía Elizabeth en Grosvenour Square, al principio estaba inquieta, después aburrida y por último desolada. Aunque ya había adquirido la dignidad de matrona, se consideraba impropio que saliera de la casa sin una acompañante femenina. El embarazo, cada vez más evidente, le impedía participar de fiestas, bailes y veladas musicales de la temporada londinense. Sus únicos pasatiempos eran tranquilas caminatas o paseos en coche por el parque, en compañía de Martha, o ir de tiendas por el barrio.

Pronto estas diversiones se volvieron aburridas para ________. El frío del invierno que se aproximaba tornaba desagradables los paseos por el parque para una persona acostumbrada a climas más templados; la cintura, cada vez más gruesa, le impedía interesarse por la moda. Durante varias semanas se entretuvo eligiendo el ajuar del niño, pero cuando quedó completo, desde el diminuto gorrito hasta la manta de satén, no le quedaba nada por hacer.

En cambio, aprendió a bailar con el paso más ligero de los alrededores. Aprendió a caminar con los dedos de los pies un tanto vueltos hacia adentro, de modo que las faldas fruncidas se balancearan como una campana. Aprendió a sonreír, lanzando miradas hechiceras entre las pestañas, y a reír como una campanilla de plata, ante los hombres que le suplicaban una palabra amable o, los más atrevidos, un beso.

Pero más importante aún, aprendió a ocultar su verdadero carácter ante los hombres que la rondaban. En compañía, en especial si se trataba de jóvenes atractivos, tenía actitudes que no desmentían la dulzura de su rostro. Sólo la niñera conocía la inteligencia aguda y el temperamento explosivo de ________, y la anciana insistía en que ocultase esos rasgos hasta que hallara esposo.

El padre de ________, sir Kevin Aidley, noveno par de Badstoke y embajador de la reina en Portugal, amaba tiernamente a su única hija, aunque la veía muy poco y no tenía idea de lo
cabeza dura y egoísta que era. Sólo sabía que era bella y encantadora, y que representaba un sólido apoyo a su propia posición. Aunque fuese una desdicha que hubiese heredado su propio temperamento explosivo, al parecer lo mantenía bajo control. De cualquier modo, era bueno que una mujer tuviese un poco de carácter, pues mantenía a raya a los hombres. En síntesis, era una buena hija y sólo en los últimos tiempos le había dado motivos de preocupación. Durante los últimos seis meses, parecía que todos los jovencitos que vivían en Lisboa la pretendían y el matrimonio de su hija con un extranjero no favorecería su carrera política. Sir Kevin comenzó a acariciar la idea de apartar a la hija del peligro enviándola, por ejemplo, a visitar a su hermana, en Inglaterra. El podría reunirse con ella al año siguiente, cuando terminara su período como embajador. Entretanto, confiaba en que _______ quedaría tan atrapada en el remolino de la temporada londinense que no tendría tiempo de echar de menos a los pretendientes portugueses. Y podía contar con su hermana Elizabeth para que examinara minuciosamente a los nuevos amigos de la sobrina. Sí, enviar a ________ a Inglaterra era lo mejor que podía hacer.


Merodeaba por la casa y respondía con vagas sonrisas a los intentos de sir Kevin y de Martha para animarla. Se negaba a atribuir su inexplicable desánimo a la defección de Joe. "En lo que a mí respecta", se dijo, resuelta, "Joe es un capítulo cerrado de mi vida." Elizabeth Augusta Anne Aidley Case, lady Stanhope por matrimonio, hermana de sir Kevin, no tenia paciencia con la melancolía de la sobrina. Según la reputada opinión de la dama, la muchacha era muy afortunada por haber escapado de semejante situación con un castigo tan leve. Si ella no hubiese estado dispuesta a albergar a _______ bajo el manto de su intachable reputación, ésta se habría convertido en una descastada social... pese al velo que sir Kevin intentó echar sobre tan desagradable asunto. Pues aunque la duquesa de Kent se abstuvo de comentar lo acontecido a ladv Aidley en manos de los piratas, los Grady no tuvieron tantos escrúpulos. Inventaron lo que no sabían y lo que contaban era lo bastante escandaloso para estropear la reputación de la dama más virtuosa.

Ladv Stanhope, lanzándose al fragor de la batalla como un navío de guerra de busto prominente, desechó los rumores calificándolos de mentiras. La sobrina, decía la dama con expresión desafiante, antes de partir para Londres se había casado en secreto, en Lisboa, con un norteamericano. Cuando el infortunado novio enfermó de fiebres y murió, pocos días después de la boda, el padre de la desdichada ________ la mandó a pasar el verano con la tía, con la idea de que un cambio de paisaje ayudara a la joven viuda a superar la pena. Cuando los piratas abordaron el Anna Creer, _______ ya estaba encinta y el capitán, al enterarse de su estado, le ofreció caballerosamente su propio camarote y se comportó desde entonces con la mayor corrección. Sir Kevin recuperó a la hija en Cádiz, después de que la duquesa y esos sujetos fueron rescatados. Eso fue lo sucedido, afirmaba su señoría. Si bien la sociedad elegante se reía de Lady Stanhope con disimulo, nadie se atrevía a discutir en su presencia.

Si bien _______ no era desagradecida, los esfuerzos de la tía en su beneficio la dejaban indiferente. No imaginaba que sentiría un anhelo urgente de brillar en sociedad, ni siquiera de participar de ella, incluso después del nacimiento del hijo. Dijo al padre que se sentiría mucho mejor si se retiraba al campo con su hijo y sir Kevin quedó abrumado. Imaginó todas sus cuidadosas maquinaciones convertidas en aire por el capricho incomprensible de una mujer. Apeló a Martha para que enumerase a ________ las ventajas de lograr un lugar en la
sociedad elegante. Y cuando su hija señaló, con lógica indiscutible, que no podía pensarse en un segundo matrimonio pues en realidad viuda no era, sir Kevin se removió, inquieto, y le pidió que no perturbara con ese tema su linda cabecita. Agregó que, cuando llegara el momento, eso se podría arreglar.


Además de lady Stanhope, ________, sir Kevin y los criados, el actual lord Stanhope también vivía en la casa de Grosvenour Square. Regordete, pomposo, de rostro pálido, era el único hijo de la viuda de Stanhope, y la luz de sus ojos. Según lady Stanhope, Harold no
era capaz de hacer nada malo, y cuando él miró con altivez a la prima y la proclamó salvaje, ella no pudo menos que estar de acuerdo. La tía repetía con frecuencia a la joven que sus tendencias degeneradas le habían provocado su propia caída. La muchacha se mordía la lengua y se sometía con toda la gracia que podía a las peroratas de la tía, temerosa de estropear la carrera del padre v recordando la carga que ya había puesto con su aventura sobre los hombros de sir Kevin. Pero con Harold no tenia semejantes escrúpulos: lo despreciaba y le daba igual quién lo supiera.


El 1° de diciembre _________ entró en el sexto mes de embarazo. Se sentía tan grande y desganada como una marrana preñada, y el disgusto con su propio aspecto y el malestar general la volvieron respondona y malhumorada con cualquiera que se le acercase.
Las tensiones en la casa llegaron a tal intensidad que optó por pasar mucho tiempo en su propio dormitorio, una habitación grande, de elegante mobiliario, con una cama de cuatro postes con colgaduras de satén, sillas delicadas, un tocador con espejo y una alfombra oriental de terciopelo dorado. Pero la falta de aire fresco y de ejercicio la volvieron pálida y lánguida. Pasaba los días acurrucada, apática, frente al fuego rugiente del hogar, con un libro olvidado sobre el regazo, mientras daba curso a melancólicos ensueños. Por lo general, e] tema era "Si Joe me hubiese amado...", y estaba demasiado acongojada para disipar esos ensueños. No obstante, al fin logró convencerse de que su amor por Joe, si alguna vez existió, había muerto y ocupaba su lugar un antagonismo implacable.


Cada día que pasaba, el niño por nacer se tornaba más real. Lo sentía moverse en su interior, y las pequeñas patadas y los giros le hacían cosquillas como si tuviese una mariposa atrapada.

La fascinaba la perspectiva de tener, en menos de tres meses, al hijo en los brazos. A pesar de la traición de Joe, amaría al hijo de ambos con cada partícula de su ser. El niño sería su vida entera.

La melancolía de ________ comenzaba a preocupar seriamente a Martha y las consultas con sir Kevin sobre e! tema eran interminables. También el padre empegaba a alarmarse. Fuera del vientre abultado, la muchacha perdía peso y estaba desusadamente callada. Sir Kevin comentó a preguntarse si habría hecho lo correcto. Sabía que tenía el remedio en sus propias manos, pero cualquier plan que trazara tendría que ejecutarse con rapidez, pues a partir del 3 de enero sería demasiado tarde: _______ quedaría realmente viuda.

En la primera de sus numerosas visitas, sir Kevin comprobó que la prisión de Newgate era un sitio horrible y para un prisionero sin amigos, sin dinero y con condena a muerte, era el infierno mismo. Los guardias no tenían escrúpulos en arrastrar al condenado al patio, amarrarlo a un poste de castigos y darle latigazos hasta hacerlo sangrar. Sir Kevin supo que una moneda de plata arrojada como al descuido garantizaba semejante trata- miento todas las semanas. No necesitaba sobornar a los guardias para que le escatimaran el alimento y el agua, pues la ración de la prisión era un trozo de pan mohoso dos veces por día, acompaña-
do por una jarra de agua turbia.


El anhelo de venganza de sir Kevin quedó casi satisfecho al observar las palizas semanales y al contemplar al hombre que antes lucía un aspecto poderoso convertido en un esqueleto de ojos salvajes. "Si ________ lo viese ahora", pensaba, volviendo la nariz al percibir el olor del cuerpo sin lavar, cuidándose para no quedar al alcance de esas manos que anhelaban matarlo, "se sentiría asqueada." En el presente, el pirata no tenía nada que pudiese conmover el corazón de una doncella, lo que complacía sobremanera a sir Kevin. No obstante, todavía lo preocupaba la posible reacción de _________ si por alguna remota mala suerte descubría que el capitán pirata no había escapado sino que estaba confinado en Tyburn. ¿Sería posible que, pese al paso del tiempo, de todos modos se enfadara?
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 11:09 pm

Pero nada igualaba al odio que Joe Jonas sentía por sir Kevin. Los enloquecidos ojos grises del pirata despedían un brillo homicida cada vez que se posaban en su verdugo y los
labios resecos se curvaban en una mueca feroz. Y aunque el hombre estaba encadenado de pies y manos, y bajo constante vigilancia, sir Kevin sentía de vez en cuando un estremecimiento de temor. Sólo en una ocasión el pirata cometió el error de abalanzarse sobre él, cuando sir Kevin habló delante de él de los planes que tenía para el futuro de la hija. El pirata lanzó lo que podría describirse como un aullido y saltó al cuello del otro como una bestia salvaje, pero sir Kevin logró retroceder a tiempo mientras los guardias desmayaban al prisionero a garrotazos. Luego, lo arrastraron hasta el poste de castigo, lo ataron y lo golpearon en cuanto lo revivieron. Desde entonces, cada vez que sir Kevin comentaba lo mucho que ________ lamentaba el trato que él recibía, el pirata se fingía sordo. Pensando que de ese modo facilitaba la venganza de ________, comenzó a decirle a Joe que los latigazos que recibía eran ordenados por ella y no por él mismo. Y el brillo malévolo de los ojos del pirata o la contracción de un músculo en su mejilla demostraban a sir Kevin que el prisionero sabía de qué le hablaba.


Pese a que sir Kevin odiaba a Joe Jonas por haber causado la desgracia de su hija, empezaba a sentir un ramalazo de respeto por la resistencia de hierro del pirata. Nunca exhalaba un sonido, aunque sufriera un dolor espantoso, y las únicas veces que mostraba alguna reacción era ante la mención de _______. Aunque la emoción que reflejaban esos ojos grises era tan fugaz que sir Kevin no lograba identificarla.


El ahorcamiento de Joe estaba programado para las siete de la mañana del 3 de enero. Cuando llegó y pasó la Navidad, sir Kevin comenzó a tener serias dudas acerca de la prudencia de lo que estaba haciendo. ¿Realmente cuidaba los intereses de su hija al hacer que colgaran al pirata? ¿________ no estaría mejor con él como marido? Pues en lugar de haber superado el enamoramiento como sir Kevin esperaba, ______ no parecía más feliz que semanas atrás. Más bien se hundía cada vez más en la depresión. Si el amor de ______ por el pirata era auténtico, aunque de mala gana sir Kevin pondría los sentimientos de la hija por encima de su propia carrera. Sin embargo, aún estaba convencido de que lo que _______ sentía era un enamoramiento infantil que pasaría con el tiempo. Pero curarlo llevaba más tiempo de lo que él había supuesto al principio. De todos modos, ya era demasiado tarde para devolverle al pirata, pues era muy probable que si éste le ponía las manos encima a _______ le causaría daños graves, teniendo en cuenta lo que creía que ella estaba haciéndole. Por lo tanto, sir Kevin decidió que lo mejor para todos sería dejar que la ejecución se cumpliera. Hasta el mismo pirata recibiría con gusto la muerte para acabar con sus actuales sufrimientos.

El día de Año Nuevo del año 1843 amaneció claro y frío. En el alféizar de la ventana del dormitorio de _______ había una gruesa capa de nieve. Los retozos del niño en sus entrañas la habían despertado más temprano de lo acostumbrado los últimos tiempos. Permaneció largo tiempo acostada con la mano sobre el vientre, contemplando el cielo que pasaba del azul de la noche a un gris plomizo. Por el aspecto del cielo, seguiría nevando y la capa que ya cubría el suelo aumentaría en unos treinta centímetros. ______ hizo una mueca, reconociendo que lo lúgubre del día igualaba su propio estado de ánimo.

El fuego de la chimenea se había reducido a unas pocas ascuas y el cuarto estaba helado. ________ se hundió bajo la gruesa manta de satén y se arropó de modo que sólo la punta de la nariz y los ojos quedaran expuestos al aire helado. Se le ocurrió levantarse de la cama para atizar el fuego, pero luego desistió: requería demasiado esfuerzo. En unos minutos Martha le llevaría el chocolate matinal y lo avivaría.

Sonó un golpe muy formal en la puerta y ________ sonrió con picardía. Por lo general, Martha se comportaba más como una madre que como su criada, y cuando se mostraba tan formal era porque estaba muy ofendida. ________ suspiró, pues cuando se sentía ofendida era más difícil de aplacar que un toro enfurecido. Al parecer, todavía estaba molesta por las palabras que _________ le había espetado la noche anterior. Dios era testigo de que no había querido lastimar a Martha; en los últimos tiempos estaba tan malhumorada, había cambiado de tal modo su personalidad, que casi no se reconocía a sí misma.

—Pasa —dijo, resignada a pasar la mayor parte de la mañana disipando la indignación de su antigua niñera.

Martha entró con un aire digno de la mismísima reina Victoria.

—He traído el chocolate, mi lady.

La forma pomposa de dirigirse a ella indicó a _______ con más claridad que cualquier regaño que Martha se sentía maltratada. ________ suspiró otra vez, pues esa mañana no estaba en condiciones de aplacar a nadie. El solo hecho de incorporarse para sentarse contra las almohadas le costó un gran esfuerzo.

—Por favor, no te enfades conmigo —le rogó, mientras Martha acomodaba la bandeja con chocolate caliente y pastas sobre su regazo—. Tú y mi padre sois los únicos amigos que me quedan. Si vosotros me abandonáis, me quedaré sola.

—Nadie habló de abandonarte, señorita ________. La mujer reaccionó a la tristeza en la voz de _______ tal como ella había previsto.

—Es natural que, de tanto en tanto, estés un poco quisquillosa por el niño v porque no estás bien de salud. Cuando te veo tan cambiada, mataría a ese pirata con mis propias manos. ¡Lo que te ha hecho es un crimen!

—¡Martha, por favor! —exclamó ________, mordiéndose el labia Cada vez que mencionaban a Joe le resultaba tan doloroso que, por lo general, Martha y sir Kevin cuidaban de no aludir a él de ninguna manera. Pese a que ________ había hecho todo lo posible para disipar de su memoria esa figura esbelta, le resultaba imposible, pues el hijo de ambos se movía con todo vigor dentro de ella. Ese hombre la perseguía de noche y de día como un fantasma.

Si cerraba los ojos, lo veía con los pies separados, en la cubierta del Margarita, mientras un viento tibio agitaba sus espesos cabellos negros. Tal vez en ese momento estuviera navegando por alguno de los mares del mundo, apresando navíos más débiles y haciendo el amor a una procesión de mujeres deseosas. ________ sintió que una rabia mucho tiempo contenida bullía en su interior al imaginar la boca de Joe arrasando los labios ansiosos de alguna beldad polinesia de ojos oscuros. "¡Canalla!", pensó, anhelando venganza, cuando recordó cómo la había abandonado al enterarse de que esperaba un hijo. No merecía que derramase una sola lágrima por él... y no tenía la menor intención de llorar por él. Ya era terrible que pudiese abandonar a _________, su esposa, aunque no hubiese tenido intenciones de casarse con ella. Pero el hecho de que pudiera dejar con tanta frialdad al hijo por venir, lo hacía acreedor de todas las palabras duras que el padre de ________ hubiese pronunciado alguna vez contra él. Joe Jonas era un bandido sin corazón, despiadado, que se había aprovechado de su inexperiencia y le había hecho creer que la amaba. En la mente de ________, sus propias acciones lo condenaban.

—Lo siento, señorita _________.

El tono sumiso de Martha devolvió a _______ al presente. Por la expresión de la criada, dedujo que tenía deseos de morderse la lengua por haberle recordado al causante de todos sus problemas. ________ sonrió a la niñera con súbito y cálido afecto, pues la apenaba verla tan desdichada.

—¿Qué vestido me pondré hoy?

La pregunta tenía la intención de atraer la atención de Martha hacia temas más mundanos y tuvo un éxito admirable. Fue evidente que la mujer se sintió encantada al ver que su pupila volvía a interesarse por su propia apariencia. Desde el momento mismo en que fue rescatada de manos del bárbaro pirata, ________ se había mostrado apagada, apática, muy diferente de la que había sido siempre. En general, dejaba que Martha escogiera lo que se pondría y una vez vestida ni siquiera echaba un vistazo al espejo de cuerpo entero del rincón de la habitación. De cualquier manera, no había mucho para elegir en el guardarropas de _______ admitió Martha. La absurda historia de la viudez la sentenciaba a vestir de negro, sin el alivio de una cinta o un adorno. A decir verdad, la única joya que se consideraba correcta era la sencilla sortija de oro que sir Kevin había comprado en Londres. Al examinar el lamentable surtido del guardarropas, a Martha no le extrañó el desánimo de su pupila. Vestidos tan tristes no levantarían el ánimo de ninguna joven.


—El de seda es muy bonito —dijo Martha, sin revelar su verdadera opinión ni con un parpadeo.

________ no se dejó engañar.

—Para un cuervo —protestó y sacó las piernas de la cama para que Martha la ayudase con su arreglo.

Ese día tendría que tener un cuidado especial en dar la impresión de apenada rectitud, pues en Año Nuevo era costumbre que los amigos y parientes intercambiasen visitas. Como era evidente que el estado actual de _________ le impedía salir, lady Stanhope decretó que debía permanecer en el salón y recibir a las visitas. Por otra parte, ________ podría beneficiarse mucho con un aspecto de dulce inocencia y coraje ante el prematuro deceso del esposo. Ocultar a la joven a las visitas no haría otra cosa que dar lugar a más habladurías, según informó lady Stanhope al padre y a la hija.

Teniendo presentes las instrucciones de lady Stanhope, Martha dispuso con cuidado el largo cabello dorado de ________ en un recatado moño en lo alto de la cabeza. La palidez y las facciones señoriales de la propia joven eran convincentes. Si alguien no se convencía y tenía la audacia de interrogar directamente a lady _________, Martha estaba dispuesta a derramar de manera accidental, por supuesto, una tetera de té caliente sobre el regazo del impertinente. Estaba decidida a permanecer junto a su señorita todo el día, ¡y nadie, ni siquiera la misma lady Stanhope la haría desistir!

—¡Martha, tengo un aspecto horrible!

La voz de _________ era una extraña mezcla de desazón y maravilla al contemplar su propia imagen en el espejo grande. El peinado distinto del habitual le daba una apariencia inesperadamente mansa y la palidez del rostro y de las manos indicaba desgaste. El severo vestido negro de cuello alto y mangas largas disimulaba cualquier rasgo de su figura, salvo el vientre abultado. A _________ le costaba creer que la muchacha que le devolvía la mirada de ojos azules, empañados por la inactividad, fuese en realidad ella misma. "Parezco enferma", pensó con cierto grado de alarma y se apartó con rapidez del espejo.

—Pareces una verdadera viuda —reprobó Martha con vivacidad y tomó un chal liviano, dispuesta a seguir a la señorita abajo. No convenía que tomara frío. Con lo flaca y huesuda que se había puesto, hasta una enfermedad tan leve como un enfriamiento podía llevársela.

Eldía transcurrió con abrumadora lentitud. Sentada en un incómodo sofá de pelo de caballo, _______ intentó obligar a sus miembros inquietos a permanecer inmóviles, al tiempo que respondía con habilidad a las preguntas de los visitantes. Martha se cernía sobre ella como un buitre de uniforme negro, sin salir del salón en ningún momento. Pastaba más torpe de lo habitual y ________ comenzó a preguntarse si no estaría mareada por algo: no una sino cuatro veces derramó el contenido de la tetera sobre el regazo de algún visitante.

Las últimas visitas se marcharon exactamente a las cuatro y cuarto. _______ se puso de pie con un suspiro de alivio y se rascó con vigor las piernas entumecidas. Todavía le ardía la cara por algunas de las preguntas indiscretas que le habían hecho.

"¿Cuál era el nombre de su querido esposo?", preguntó una vieja murciélago de ojos agudos. Como ________ respondió con la más absoluta verdad, pues no veía motivos para ocultar información tan fundamental, la mujer exclamó: "¡Aaah!" como si hubiese sorprendido a la joven anfitriona en una mentira monumental.
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 11:12 pm

Los ojillos como cuentas brillaron y estaba por abrir la boca para hacer otra pregunta indiscreta cuando Martha volcó una vez más la tetera. La condesa de Firth se marchó de inmediato, indignada, como si hubiese sido un acto deliberado. ________ sacudió la cabeza y apenas sonrió: conociendo a Martha, era posible.

_________ informó que prefería que le llevaran la bandeja con la cena al dormitorio, pues según dijo estaba cansada después de semejante prueba. A decir verdad, se sentía mejor que en los últimos tiempos, aunque no soportaba la idea de cenar con la tía y el primo fastidiándola con comentarios acerca de las visitas, qué habían preguntado y qué había respondido ella. Pastaba segura de que, por más discretas que hubiesen sido sus respuestas, cualquiera de los dos habría descubierto equivocaciones. Si no hubiese tenido que pensar más que en ella, hacía tiempo que los habría mandado al demonio, pero el padre estaba patéticamente ansioso por lograr un lugar respetable en la sociedad para la hija. Por eso, ________ aceptaba la ayuda de la tía. Por odiosa que fuese lady Stanhope, tenía una reputación irreprochable.

Por desgracia, no calculó bien el momento de retirarse a su habitación. En la entrada estaba Harold, al que el obsequioso Sims ayudaba a quitarse el abrigo. Era dudoso que lord Stanhope pudiese sacar sus brazos regordetes de las mangas sin la ayuda del
mayordomo. Parecía una salchicha a la que estuviesen despellejando y, aunque _______ se esforzó para contener la risa, no lo logró. Harold oyó el sonido ahogado y se volvió hacia ella. Cuando vio quién se atrevía a reírse de él, los ojos pequeños se achicaron más aún, hasta desaparecer casi en el promontorio hinchado de carne pálida que constituía su rostro.


—Buenas tardes, prima —dijo con temible afabilidad, al tiempo que daba unos pasos hacia ella.

_______ inclinó la cabeza devolviendo con altanería el saludo, se dio la vuelta y se encaminó con dignidad hacia la escalera curva.

—No te escapes, prima —dijo Harold, subrayando las palabras. El tono afectado hizo rechinar los dientes de _______—. Últimamente te has vuelto callada y sigilosa como un ratón. Me cuesta creer que seas la misma mujer que ejecutó actos de tan indecible depravación. Pero, claro, tu... eh... estado explica tu mansedumbre. Sin embargo, estoy seguro de que una vez que hayas dado a luz a tu bastardo, ese defecto de tu carácter volverá a resurgir.

________ giró hacia él apretando los puños. Pechaba chispas por los ojos v se la veía más llena de vida que en todas las semanas que llevaba en Londres. Harold la observó con creciente interés: sería interesante tenerla en la casa luego de haberse librado de las garras del pirata. Comenzó a jugar con la idea de hacerla su amante. Por cierto, con la reputación que había adquirido, ningún caballero se ofrecería a tomarla por esposa. Calculó que, tarde o temprano, le cosquillearía la carne por necesidad de un hombre y, cuando llegara el momento, él estaría disponible.

—¡Mi hijo no es un bastardo! —escupió, furiosa, y pareció que cada uno de sus cabellos se erizaba de indignación.

Harold esbozó una leve sonrisa: empezaba a comprender cómo había atraído la atención del pirata. Cuando dejaba aflorar su temperamento, era digna de verse.

—Disculpa si he dicho algo ofensivo —dijo el primo, como si estuviera confundido.Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 987434

_______sabía que era fingido y sintió que hervía por dentro, anhelando insultarlo, aunque prefirió contenerse. Si Harold descubría que podía herirla con sus ironías, se deleitaría haciéndolo.

Sin añadir otra palabra, _______ le dio la espalda y subió con gracia la escalera. La siguió la risa aguda de Harold, que le hizo rechinar los dientes. "Tenga o no lugar en la sociedad, me iré de aquí"', se prometió, sombría. "Ni por mi querido papá soportaré a Harold."

Cuando Martha subió con la bandeja de la cena, _______ todavía estaba furiosa. La anciana se alegró al ver el brillo desusado de sus ojos. Desde la captura del Anna Creer no había visto semejante despliegue de animación en ella y esa era una señal saludable.

Martha preparó el baño de ________ y las cosas para la noche mientras la muchacha cenaba. Para variar, estaba hambrienta y no le resultó difícil terminar toda su ración de cordero tierno. Cuando dejó el tenedor a un lado, el niño le dio una patadita y ________ sonrió, tocando la curva del vientre.

Martha la ayudó a desvestirse y le ató el cabello con cintas. ________ se metió en el baño y se sumergió en e! agua perfumada algo sorprendida. Ella no había agregado ninguna esencia y miró a Martha con aire interrogante.

El perfume de rosas es un aroma bueno y decente —dijo Martha, a la defensiva, en respuesta a la pregunta tácita de _______. La muchacha le sonrió con cariño.

—Volcaste el té adrede, ¿no es cierto, Martha? —preguntó con voz suave y mirada maliciosa.

—Por cierto que no, señorita ________ —replicó la mujer, con modestia, interrumpiendo la tarea de apartar las mantas de la cama—. Debo de haber sufrido un ataque de artritis. Las manos se me están poniendo rígidas.

—Martha, mentir es pecado —se burló la joven, pero Martha estaba demasiado contenta con su vivacidad para ofenderse.

________ salió de la bañera y se envolvió en una toalla tibia. Martha la secó con esmero y le puso un hermoso camisón rosado: de noche, en la intimidad de la recámara, ________ gozaba de la única oportunidad de usar ropa de colores y la aprovechaba sin la menor vergüenza. El camisón estaba adornado con metros de encaje y cinta: era una prenda frívola y femenina. Una vez cepillado el cabello y peinado en dos largas trenzas, _______se sintió casi atractiva nuevamente.

Martha la hizo acostar en la enorme cama con baldaquín y la arropó con las mantas hasta la barbilla. ________ se sometió, paciente, a los cuidados de la mujer, pues pese a todo lo que le había sucedido Martha insistía en tratarla como a una niña. La devoción de la mujer era absoluta y a _______ ese cariño le resultaba consolador.

Cuando Martha se fue, después de apagar la vela que ardía junto a la cama, la habitación quedó iluminada sólo por el débil resplandor del fuego, que lanzaba extrañas sombras por el cuarto. ________ se quedó dormida mientras las contemplaba, fascinada.

No supo qué fue lo que la despertó. Quizás el estallido de una brasa o el ladrido fúnebre de algún perro. Ante sus ojos adormilados, el cuarto parecía extraño y no del todo real. Las sombras producidas por el fuego parecían más largas y tenían un aspecto vagamente siniestro. Los ojos de __________ se agrandaron cada vez más al fijarse en una sombra en particular, que parecía moverse en línea recta hacia ella. Por fin, comprendió que no era una sombra... ¡era un hombre! La alta figura que se aproximaba a la cama se recortó contra la luz del fuego que se extinguía. Aterrada, ________ abrió la boca para gritar pero sólo le salió un débil chillido. Al instante, el hombre estaba sobre ella y una manaza le tapaba la boca para acallar otros posibles gritos.

Instintivamente, ________ se debatió, retorciéndose y pateando, en un vano intento por liberarse y mordió con fuerza la mano que le cubría la boca. El hombre maldijo y apartó la mano, pero antes de que ella pudiese tomar aliento para gritar, le introdujo un trapo entre los labios resecos.

¡Oh, Dios!, ¿qué pensaba hacer con ella? Primero le ató las manos con un trozo de tela que desgarró de la sábana. Luego retrocedió un poco, le envolvió los pies con las mantas y la alzó. ________ permaneció tambaleándose junto a él, temblando de miedo. El sujeto encendió una cerilla y cuando giró el rostro hacia ella, los ojos de ________ se agrandaron de sorpresa: ¡era Joe! Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 167695056 Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 67591 Su corazón elevó una plegaria de agradecimiento. ¡Después de tanto tiempo, al fin había ido a buscarla! Luego frunció el entrecejo, confundida. ¿Por qué la amarraba? ¡Tema que saber que se alegraba de verlo! ¡A fin de cuentas, era su marido!

________ lo miró con más atención y contuvo el aliento, sorprendida. Las bellas facciones estaban cubiertas casi por completo por una barba negra. La piel estaba amarillenta, como si estuviese enfermo, y su delgadez parecía imposible. ________ percibió una vaharada del cuerpo sin lavar y frunció la nariz, disgustada. Al ver su reacción, Joe esbozó una lenta sonrisa, que no fue agradable de ver.

Parecía odiarla... ¡hasta el punto de querer matarla! Quizás hubiese contraído una fiebre en algún lado y estaba delirando. Eso también explicaría su desagradable apariencia.

Joe estaba haciendo su propia inspección. Recorrió lentamente con la mirada el rostro de ________ y en sus ojos empezó a arder cierto resplandor. La mirada bajó por el cuello y los pechos, y se paralizó en el vientre. Contempló el bulto prominente con el mismo horror con que miraría una abominación y apretó las manos sobre las muñecas de _______ casi hasta quebrarlas.

—¡Dios mío! —exclamó.

En la mandíbula del hombre, un músculo se contrajo espasmódicamente y parecía esforzarse por controlar una emoción tremenda. _________ tembló al sentir su fuerza. Joe lo percibió y esa sonrisa aterradora volvió a sus labios.

—Tienes motivos para temerme, esposa.Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 167695056 Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 134392

Por el modo en que pronunció, la palabra resultó ominosa a oídos de _______. ¿Sería posible que buscara algún tipo de venganza por haberlo obligado a casarse contra su voluntad? En ese caso, ¿qué sentido tenía que la buscara? En el Margarita podría haber sido libre como el viento, sin obligación alguna de reconocer el vínculo que los unía.

—He imaginado este encuentro durante meses, esposa. De hecho, casi desde el último que tuvimos —dijo con suavidad, apresando la mirada de _______ con la propia, al tiempo que se cernía sobre ella. Instintivamente _______ retrocedió y Joe rió de un modo que le heló la sangre—. Crees que me has derrotado, ¿verdad? Bueno, en parte, tienes razón. Ni aun esto en lo que me he convertido se rebajaría a hacerle daño a mi propio hijo. Por lo tanto, decidí llevarte conmigo y te quedarás hasta que nazca el niño. Luego, esposa, igualaremos los tantos. Sufrirás...Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 134392 Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 880909 Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 384426 Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 987434
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Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 11:20 pm

Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 8653d4695f42a5ae1aec8b4

Capitulo 14

Las palabras fueron perdiéndose, amenazadoras, y la mirada de _______ se tornó francamente aterrorizada. Estaba convencida de que Joe se había vuelto loco y que deliraba como los pobres lunáticos del manicomio de Bedlam.

—¿Dónde está tu capa? —musitó, mientras se volvía para buscar por el cuarto.

Miró en el guardarropas y la arrastró con él hacia donde iba. ________ se tambaleó tras él, temerosa de resistirse, de irritar más aún la furia maníaca del hombre.

Joe abrió de par en par la puerta del guardarropas y se paralizó al ver la colección de vestidos de duelo. Lo oyó contener el aliento, como si hubiese recibido un golpe mortal.

—Esto disipa mi última duda —murmuró, enigmático, al tiempo que le tiraba de las muñecas con tanta violencia que la habría derribado de no haber estado sujetándola.

Los ojos de Joe escudriñaron los de _________ con odio y luego hundió las manos en el armario, desgarrando los vestidos mientras buscaba la capa. Por fin la encontró, envolvió a la muchacha sin demasiada delicadeza y la alzó. ________ sintió los huesos del
pecho y de los hombros de Joe, que la sujetaba con tal ferocidad como si disfrutara haciéndole daño.Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 987434 Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 134392


—Por desgracia para ti, esposa, tu viudez fue un tanto prematura. Estoy seguro de que lo lamentas amargamente.

________ se retorció entre los brazos del hombre, mortalmente asustada por tener que irse con este hombre extraño, siniestro y aterrador. ¡Dios querido, este no era el hombre al que había conocido y amado! ¡Este sujeto la odiaba y parecía el mismo diablo con esos fuegos del infierno ardiendo en los ojos! Esta debía de ser una extraña v retorcida pesadilla... _______ rogó que así fuese y se retorció desesperada, en un intento por despertarse.

—¡Quédate quieta! ¡Quédate quieta, perra, o por Dios que te...!

La estrujó contra sí, dejando inconclusa la amenaza. ________ se quedó inerte cuando la violencia del tono la convenció de que no era una aparición. El corazón le latía como en explosiones de terror y de pronto supo cómo debía de sentirse un conejo en una trampa cuando el cazador se acerca. ¿La mataría...?

La puerta de la habitación se abrió apenas y en el suelo se derramó un círculo trémulo de luz. _______ sintió que Joe se paralizaba. Ella también se congeló, aterrada por la persona que estaba entrando en la habitación. Ese hombre estaba loco y era vio- lento. Era capaz de matar...

—¿Señorita ________? —dijo Martha, dando un par de pasos dentro de la habitación y sosteniendo en alto la vela mientras miraba hacia la cama.

Al ver que ya había una vela encendida junto a la cama, titubeó y miró alrededor.

—¿Señorita ________?

La voz era un susurro trémulo. _________ sentía que el corazón de Joe golpeaba con fuerza contra su oído. El echó mano a la cintura con dedos torpes y ________, indefensa, comprendió que llevaba una pistola. Trató de gritar para advertir a Martha pero sólo logró emitir un gemido ahogado por la mordaza. Fue suficiente: Martha giró hacia ellos y abrió los ojos espantada, dejando caer la vela con estrépito y abriendo la boca para gritar.

—Si hace un solo ruido, la mato.

Al amenazar a Martha, la voz de Joe sonó ronca y amenazadora. La mujer se inmovilizó y el grito de alarma murió en su garganta al ver la pistola apretada contra la sien de ________.

—Acérquese.

Martha le clavó una mirada de creciente horror.

—¡Usted es... el pirata! —exclamó, con voz entrecortada. Se puso blanca como el papel, como si fuera a desmayarse.

—¡He dicho que venga aquí!

La voz de Joe, aunque baja, restalló como un látigo. Martha se apresuró a obedecer, como una marioneta manejada por hilos. _______ encontró la mirada asustada de la niñera y le rogó en silencio: "Quédate callada. Obedécele. Está loco".

Cuando Martha estuvo al alcance de su brazo, Joe dejó a ________ en el suelo y le rodeó la cintura con un brazo para que no pudiese huir. Ahora, apuntó la pistola hacia Martha y no vaciló mientras tiraba para desatar el cinturón de la bata de la mujer.

Con destreza, formó un lazo con una mano y lo deslizó sobre la cabeza de Martha, hasta que quedó alrededor de su cuello. La hizo girar de modo que quedara de espaldas a ellos y, sujetando el extremo de la tira, la amarró a su propio cinturón. Lo único que pudo hacer _________ fue permanecer ahí, esperando a ver qué haría a continuación. Quizá, si se mostraban dóciles, Joe bajaría la guardia lo suficiente para permitirles escapar. Desde que él la hiciera girar, Martha no había dicho una palabra.

—Cuando yo lo indique, saldremos muy sigilosamente de la casa. Si alguna de las dos hace un movimiento o un sonido en falso, las mataré a ambas. ¿Entendido?

_______ asintió, esperando que percibiera el movimiento de la cabeza contra su pecho. Le creyó: estaba lo bastante enloquecido para hacer lo que decía. La cabeza de Martha también hizo el mismo gesto afirmativo. ________ miró alrededor, desesperada, buscando algo que sirviera para demorarlos o para dificultar el avance de Joe hasta que pudiesen ser rescatadas, pero no había nada.

—¡Avanzad!Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 384426

La orden fue como una bala en el oído de ______. Martha dio un tímido paso adelante y Joe empujó a ________ tras de ella. Tropezó con uno de los vestidos que Joe había tirado del armario y arrojado al suelo. El hombre lanzó un furioso juramento y lo apartó de un puntapié, pero el recuerdo de los otros vestidos, tendidos ahí como testigos silenciosos, reconfortó un tanto a ________. El padre comprendería que había sido secuestrada al ver esas señales. Era evidente que Joe no estaba cuerdo, y que ella y Martha estaban indefensas, en sus manos. Podría hacer con ellas lo que quisiera.


Última edición por ♫ Laura Jonas ♥ el Mar 24 Abr 2012, 6:57 pm, editado 1 vez
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Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 Empty Re: Pasion en la Isla (Joe y tu)

Mensaje por ♫ Laura Jonas ♥ Sáb 21 Abr 2012, 11:25 pm

Listo chicas ahi esta su MARATON!!

Perdonenme por no subirles en la semana, es que he estado SUPER OCUPADA y SUPER CANSADA de todo lo de la escuela, ademas encima que estoy enferma Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 987434

Bueno chicas ahi sus capi espero ver comments cuidense!! Pasion en la Isla (Joe y tu) - Página 10 681836
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