Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Fiesta privada-Joe y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 8 de 13. • Comparte
Página 8 de 13. • 1, 2, 3 ... 7, 8, 9 ... 11, 12, 13
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
quvalsss........
Siguelaa porfissss
Nawuaaa stoy q lloro!
Desde ayer pasamos la pagina 8 y nah q publicasss! :'(
Siguelaa porfissss
Nawuaaa stoy q lloro!
Desde ayer pasamos la pagina 8 y nah q publicasss! :'(
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
LO siento lo siento es que no pude subir asi que ahora mataron ok :)
Capítulo
13
Capítulo
13
A la mañana siguiente, Jane Bowden, la reina incontestable de la audiencia
televisiva, llegó con su séquito nupcial a remolque. El caos resultante se
recordaría a partir de entonces y para siempre en Cayo Holley como «huracán
Jane».
—Típicos nuevos ricos de Hollywood —murmuró Carla varias horas después, cuando
_________ y ella se encontraron reorganizando la disposición de las mesas por
quinta vez.
—Vamos, Carla, no seamos esnobs —la riñó _________, aunque también estaba algo
más que un poco molesta. El ensayo de la ceremonia era en menos de una hora
pero en lugar de estar asegurándose de que todo estaba en orden para la cena de
esa noche, _________ y Carla estaban atrapadas, con el resto del personal,
sudando y trabajando bajo el sol tropical.
Jane había echado un vistazo bajo la carpa de gasa para mirar la configuración
de las mesas para la recepción del día siguiente y de inmediato la había
declarado inaceptable. Ni _________, ni la madre de Jane, ni siquiera el novio,
pudieron convencerla de que había cosas más importantes que reclamaban su
atención.
—Mamá, tú no sabes nada, así que calla, ¿estamos? —le soltó Jane a su
progenitura—. Tenemos que disponerlo para que todo el mundo tenga una buena
vista. —Jane insistió en que había que reconfigurar toda la distribución de las
mesas para que todo el mundo tuviera vistas de la playa. Hasta que se dio
cuenta de que, si se distribuían las mesas así, el sol de últimas horas de la
tarde cegaría a todos y cada uno de los invitados antes de que se sirviera la
tarta. Entonces los obligó a cambiarlo todo otra vez.
—Tengo que irme —les soltó Jane entonces—. Tengo una cita para la manicura y la
pedicura. Tal y como van las cosas, no me extrañaría terminar con hongos.
La madre de Jane, una mujer de rostro dulce de cuarenta y tantos años, tan
suave y rellenita como su hija agresiva y huesuda, les ofreció a _________ y
Carla una sonrisa de disculpa antes de echar a correr detrás de su hija.
—Míralo por el lado bueno —dijo _________ mientras levantaba dos sillas
plegables por encima de los hombros—. Podría haber hecho esto mañana, justo
antes de la ceremonia. Y al menos así no tendrá tiempo para cambiar el menú.
—Esta noche no —asintió Carla—, pero te apuesto cinco pavos a que intenta
cambiar el menú del banquete. —Carla giró de repente la cabeza cuando Dan, el jefe
de seguridad de Jane, la llamó—. Por Dios, no empecemos —murmuró Carla mientras
recogía la carpeta y sus notas—. Si me pide que repasemos una vez más «posibles
puntos de infiltración», me voy a cortar las venas.
—Vamos, Carla —bromeó _________—, es mono.
—Sí —bufó Carla—, si te gustan los defensas cachas que son todo músculos y nada
de cerebro. —Y, a juzgar por el meneo de las caderas de la joven al acercarse a
Dan, a Carla desde luego le gustaban ese tipo de tíos. A pesar de su anconada
relación telefónica, ni a un observador casual se le escaparía la tensión
sexual que vibraba entre aquellos dos como un ardiente destello. _________
estaba segura de que para cuando los invitados de la boda dejaran la isla,
Carla y aquel tipo terminarían enrollándose. Eso si no se mataban antes, claro.
Pero en ese momento ella tenía mayores problemas que solucionar que la posible
vida sexual de Carla. A saber, una novia que parecía haber dejado la medicación
y puesto rumbo a toda vela a maniaticalandia.
A _________ no le sorprendió en absoluto que a última hora de la tarde Joe la
llevara a un lado para hablar con ella.
—Tenemos un problema —dijo.
_________ hizo todo lo que pudo por concentrarse en lo que le decía su amante,
aunque no le resultaba muy fácil porque Joe no dejaba de frotarle la piel suave
de la parte interna del codo con el pulgar.
—Jane ha decidido que no podemos servir pargo de ninguna de las maneras, porque
eso fue lo que Sarah Michelle Gellar comió en su boda. —_________ puso los ojos
en blanco y se preparó para lo peor—. Así que quiere merluza negra en su lugar.
—Pero eso cuesta el doble, por no mencionar que no puede ser más políticamente
incorrecto.
Joe se pasó los dedos por el pelo.
—Sí, lo sé y he intentado decírselo. Se diría que después de todos los líos que
me montó con el presupuesto… —Apretó la mandíbula y le apareció una vena en la
sien izquierda.
_________ se puso de puntillas y le plantó un suave beso en la boca con la
esperanza de disipar parte de la tensión. Funcionó un poco, a. juzgar por el modo
en el que la boca, masculina se abrió con impaciencia sobre la suya. _________
se apartó de él de mala gana antes de contestar.
—No te preocupes, yo me ocupo de todo.
Se dio la vuelta pero antes de que pudiera irse, Joe la cogió de la mano, la
atrajo hacia sí y volvió a rodearla con sus brazos.
—Es fantástico, de verdad, tenerte aquí, ayudándome —sus palabras iban
puntuadas por el modo en que la apretaba entera contra él en un cálido abrazo—.
No sé qué haríamos sin ti.
—Estoy deseando que me demuestres lo agradecido que estás —le contestó
_________ con coquetería mientras disfrutaba de la sensación de acariciar la
poderosa espalda musculosa bajo la tela de la camisa. Aspiró la fragancia
salada y jabonosa que emanaba de la piel del pecho de Joe y tuvo que contenerse
para no mandar a tomar vientos a Jane y sus preocupaciones por el menú y
arrastrar a Joe a un sitio un poco más privado—. Pero supongo que será mejor
que esperemos hasta un poco más tarde para que me des las gracias —dijo al
tiempo que se desprendía de mala gana de sus brazos.
—Más tarde, entonces —dijo Joe
con una sonrisa lobuna. _________ notó con satisfacción que la única
frustración que el empresario parecía sentir en ese momento era de naturaleza
sexual.
—Más tarde —le respondió a su vez.
_______________________
A Joe seguía asombrándole el modo que tenía _________ de manejar sin ninguna
dificultad cada crisis. Resolvió con toda facilidad el fiasco del pescado
recordándole sin aspavientos a Jane la pesadilla que supondría para sus
relaciones públicas que la prensa se enterara de que había servido una especie
en peligro de extinción en su banquete de boda.
¿Un vestido de novia que «encogía» al plancharlo? _________ localizó a una
camarera que daba la casualidad de que era una costurera experta y además de
estar dispuesta, era capaz de hacer las alteraciones necesarias sin ni siquiera
pedir la gratificación que _________ había prometido.
—¿Encogido? Y una mie&$a. Lo que pasa es que tiene que dejar los hidratos
de carbono —se burló Carla mientras observaban a Amalie, la camarera, que
estaba dando las últimas puntadas al vestido, perfectamente entallado ya, de
Jane—. No puedes pasarte toda la vida matándote de hambre y esperar no
hincharte como un globo con el primer bollo que te comas.
A _________ se le escapó una risita cansada pero la sofocó de inmediato cuando
Jane les lanzó a las dos una mirada asesina.
¿Un padrino borracho? _________ se las arregló para llevárselo de la fiesta y
quitarle la curda lo suficiente como para que pudiera hacer el brindis de
rigor.
¿Invitados que se emparejaban y se iban a montárselo a la playa? _________
alertó a los camareros para que tuvieran cuidado, ya que la arena podía hacer
un poco resbaladiza la pista de baile.
En ese momento estaba al borde de esa misma pista de baile, observando a los
novios, que giraban como salvajes al ritmo de «Brick House». Parecía un milagro
pero jane estaba sonriendo. Hasta Dan, el tío de seguridad, había esbozado una
sonrisa al oír algo que estaba diciendo Carla.
Joe se acercó a _________ por detrás y le pasó un brazo por la cintura.
—Mírala —le susurró mientras rozaba con la nariz los rizos rubios que rodeaban
la oreja femenina—. Prácticamente resplandece.
_________ suspiró. Joe ladeó la cabeza para poder mirarla a la cara. Fue
entonces cuando notó la extraña y triste expresión de la cara de _________.
—¿Qué te ocurre? Has conseguido convertir a la godzi11a de las novias más
grande de Hollywood en la encarnación de la novia ruborosa. Deberías estar muy
orgullosa de ti misma.
—Gracias —dijo _________ con una sonrisita fugaz—. Parecen muy felices
—suspiró.
—Pues tú no pareces muy feliz por ellos. —Joe le sacudió un poco el brazo en un
intento de sacarla de su depresión.
—Pues lo soy. Me alegro por cualquiera que consiga encontrar a la persona
adecuada.
El brazo de Joe se tensó alrededor de la cintura de la joven.
—Estás pensando en Nick. —El empresario no pudo evitar el tono resentido que se
le coló en la voz.
—Sí. No. —_________ se giró para mirarlo—. Es que me resulta duro mirarlos y
saber que fui lo bastante débil como para casarme con alguien solo porque,
según mis padres, era la persona «adecuada».
_________ alzó la cabeza y lo miró con unos ojos llenos de autodesprecio, unos
ojos que resplandecían con un intenso color azul a la luz de las antorchas.
Cualquier resentimiento que Joe pudiera sentir hacia su hermano quedó anulado
por la necesidad de consolar a aquella mujer.
—No pienses en él —le dijo atrayéndola hacia sí y masajeándole los hombros para
aliviarle la tensión.
—Tienes razón —dijo _________ metiéndole la nariz en el cuello abierto de la
camisa—. Solo tenemos dos días más y no quiero que Nick se interponga entre
nosotros.
La banda empezó a tocar una balada lenta.
—Vamos —dijo Joe al tiempo que la sacaba a la pista de baile. Se meció contra
ella y moldeó el cuerpo de la joven contra el suyo. Era un placer tenerla entre
sus brazos, sentir bajo sus manos la espalda y la cintura esbelta de la joven,
y la cabeza femenina acurrucada bajo su barbilla. No quería pensar en la
partida de _________. Prefirió concentrarse en aquel momento concreto y en el
modo en que aquella mujer encajaba a la perfección entre sus brazos.
_________ rodeó con los brazos la cintura de Joe y se acurrucó un poco más
mientras se movían al ritmo de la música en perfecta armonía. Se arrimó aún más
y le cosquilleó la piel cuando Joe le deslizó las manos por los hombros, que
dejaban al descubierto los finos tirantes de su vestido satinado de gasa. El
calor emanaba del empresario en oleadas y su aroma, cálido y oceánico, la
envolvía.
Estaba enamorada de él. No había forma de negarlo. Había intentado luchar
contra sus sentimientos, se había dicho que estaba atrapada en la fantasía que
suponía ver hecho realidad al fin su encaprichamiento adolescente. Que se
estaba vengando de Nick teniendo al fin la aventura que siempre había querido
tener con su hermano menor, la oveja negra de la familia.
Siempre había estado loca por él, desde el instante que le había puesto los
ojos encima. Pero siempre había sabido que Joe jamás sería el tío adecuado para
ella. Era demasiado salvaje, demasiado hostil con el mundo en el que ella había
creado. Además, jamás había mostrado el menor interés por ella.
Pero lo
que _________ sentía en Cayo Holley iba mucho más allá de un encaprichamiento
adolescente. Lo que sentía era profundo y real. Y no era solo que el sexo fuese
asombroso. _________ quizá no tuviera mucha experiencia pero no era tonta. Y
tendría que haber sido tonta para no reconocer la intensa conexión que sentía
con Joe, algo que iba mucho más allá del dormitorio.
Las manos masculinas se deslizaron hasta su cintura. _________ suspiró cuando
sintió el fulgor cálido de la excitación que despertaba entre sus muslos.
Aquel hombre la hacía sentirse tan… bien. No había otra forma de expresarlo.
Guapa y sexy. Pero también lista y capaz. Los elogios que había dedicado al
modo en que _________ había manejado la boda de Jane y todos los desafíos
consiguientes significaban más para _________ de lo que Joe podría entender
jamás.
Ni siquiera ella lo había entendido hasta esa noche, cuando el empresario le
había dicho que no lo podrían haber hecho sin ella. ¿Cuándo había sido la
última vez que se había sentido indispensable de verdad, como si estuviera
haciendo algo importante? Su padre siempre la había mirado con ojos críticos,
hasta tal punto que _________ trabajaba como una esclava solo para obtener una
palabra de elogio de él. Daba igual que sus compañeros le dijeran sin parar lo
buena que era, ella siempre estaba luchando por alcanzar el esquivo cumplido de
Grant __________
¿Y Nick? ¿Cuándo la había tratado Nick como algo más que un adorno sin cerebro?
Según él, el cargo de _________ como directora de eventos especiales del
Winston no era más que un hobby diseñado para mantenerla ocupada entre un acto
social y otro. Y pensar que había sido lo bastante imbécil como para casarse
con él, y solo para tener al fin la sensación de que había hecho algo bien a
los ojos hipercríticos de su padre.
Era gracioso pero el corto espacio de tiempo que había pasado lejos de la
mirada atenta de su familia había hecho maravillas por su autoestima. No
recordaba la última vez que se había sentido tan segura de sí misma, tan capaz
y tan apreciada. Por una vez no estaba mirando constantemente por encima del
hombro, preocupada por si alguien la sorprendía cometiendo un error. No se
cuestionaba todo el tiempo a la espera de que alguien (es decir, su padre o Nick)
pusieran en duda sus decisiones. Joe y Carla habían puesto toda su confianza en
ella y sus habilidades y le habían proporcionado una energía y un entusiasmo
aparentemente sin límites para enfrentarse incluso a la novia más exigente.
Ojalá el trabajo fuera igual en casa. Se acurrucó un poco más contra Joe
mientras se mecían al ritmo de la música y se preguntó si quizá no necesitara
un cambio de aires a largo plazo. Quizá, como Joe, le hacía falta salir del
nido de una vez para ver de lo que era capaz de verdad. Ojalá pudiera quedarse
allí. Pero desterró de inmediato esa idea. Joe ni siquiera había insinuado nada
parecido al largo plazo y, con confianza o sin ella, _________ no tenía
intención de arriesgar el corazón y el orgullo preguntándole si podía quedarse
algún tiempo más en Cayo Holley.
Con todo, estaba decidida a hacer grandes cambios, y tan pronto como volviera a
casa le iba a pedir a su padre que la trasladara a otro complejo de D&D por
un tiempo. _________tendría que acceder, hasta él entendería que _________ no
quisiera trabajar en la misma oficina que Nick. Quizá se mudara a Nueva York, o
incluso a Londres. O a St. Barts. Entonces al menos estaríais en la misma
región geográfica, le sugirió una vocecita astuta. _________, mentalmente,
apartó la idea de un bofetón. Por muy tentadora —aunque absurda— que fuera la
idea, _________ no pensaba quedarse sentada en el Caribe suspirando por si a Joe
se le ocurría que le apetecía tenerla como novia.
Levantó la cabeza y lo miró, y sintió un estremecimiento al ver aquel calor ya
tan conocido en sus ojos del color negro azulado de la medianoche. Tenía unos
labios carnosos, un poco separados en una expresión que _________ había llegado
a reconocer muy bien en las dos últimas semanas.
La deseaba. Al menos tenía eso.
—Si sigues mirándome así, no vamos a aguantar hasta que Jane tire el ramo
—bromeó Joe.
_________ lanzó una risita cuando se desvanecieron las últimas notas de la
balada y atrajo a Joe hacia ella para un último abrazo.
—Ojalá pudiéramos irnos a casa, pero supongo que eso no sería muy profesional.
Una expresión sorprendida cruzó la cara de Joe, una expresión tan fugaz que
_________ creyó haberla imaginado. Entonces se dio cuenta de lo que había
dicho. Había dicho «a casa» para referirse a la quinta de Joe, como si también
fuera suya. Una simple equivocación, comprensible además. Y totalmente
insignificante, ¿verdad?
Al parecer no, si se fiaba de la tensión que había surgido en la cara de Joe.
Desesperada por evitar cualquier otra incomodidad, _________ le dio a Joe un
beso rápido en la mandíbula y se desprendió de sus brazos.
—Tengo que decirles a los camareros que vayan pasando el champán para cortar la
tarta —dijo—. Con un poco de suerte, Jane no se la estrellará en la cara al
novio.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Capítulo
14
14
—Venga, vamos. —Joe la observaba con impaciencia mientras _________ se ponía
unos pantalones cortos y una camiseta encima del brillante bikini de color
coral.
—Ya voy —dijo ella con un gruñido—. Pero no veo a qué viene tanta prisa. Son
solo las nueve menos veinticinco.
Joe podía perdonarle el mal humor. Eran casi las dos de la mañana cuando los
últimos invitados de la boda habían dejado al fin la playa y se habían dirigido
a una de las quintas más grandes. Y, pensó Joe con una sonrisita engreída, no
se podía decir que _________ y él se hubieran ido a dormir directamente.
Pero ese día era especial y él quería empezar lo antes posible. Iba a tener a
_________ solo para él, sin nadie alrededor, el día entero. Sin interrupciones.
¿Cómo no iba a estar impaciente?
—Ya llevo yo crema protectora en la mochila —exclamó Joe mientras _________
revolvía por el baño.
—Ya lo sé. Estoy cogiendo la crema de cacao para los labios —le soltó ella al
tiempo que cogía el tubo de donde lo había dejado con todo cuidado, en el
aparador del baño. Justo entre la crema limpiadora y la hidratante.
Por alguna razón estúpida, la colocación de sus artículos de tocador hizo sonreír
a Joe. Lo recordaba de la universidad, la forma que tenía de poner cada
cosmético, cada prenda de ropa, en un lugar concreto, y siempre lo devolvía
allí después de usarlo. En eso no había cambiado nada. Cuando había llevado sus
cosas al chalé de Joe, este había sentido una emoción extraña mientras
observaba cómo hacía sitio con todo cuidado para sus cosas entre el desorden
masculino.
Pero Joe tampoco quería darle vueltas al hecho de que le parecía de lo más
natural tener el champú de _________ junto al suyo en la ducha. En ese momento,
lo único que quería era tenerla solo para él y ofrecerle un día asombroso.
Había planeado ese día en parte como forma de darle las gracias por todo lo que
los había ayudado con la boda. _________ se merecía un premio por renunciar a
sus vacaciones para echarles una mano a él y a Carla. Y bien sabía Dios que no
habrían sobrevivido sin ella. Decir que no habían estado preparados para la
boda de una exigente aspirante a estrella de Hollywood sería quedarse muy
cortos.
Tomar nota: La próxima vez que intentes algo nuevo para ampliar el negocio del
hotel, empieza con algo un poco más pequeño. Pero ese nunca había sido su
estilo. Joe siempre hacía las cosas a lo grande o no aparecía, y la primera
boda de relieve de Cayo Holley no iba a ser ninguna excepción. Y al parecer
todavía no se le había acabado la suerte, porque le había llevado a _________
justo a tiempo para salvarle el culo.
Así que una excursión en velero alrededor de las islas vecinas y los cayos
desiertos era lo menos que podía hacer.
Y, mira por dónde, al mismo tiempo podía satisfacer también sus propias
necesidades.
Sonrió mientras _________ bajaba por la playa gruñendo y sujetándose el
sombrero con una mano para evitar que la brisa marina de la mañana se lo
llevara.
—¿Estamos listos? —exclamó Joe cuando llegaron al muelle.
—Todo listo para salir, Joe. —Nathan, un nativo de la isla que trabajaba como
marinero de cubierta en los barcos del complejo, hizo destellar una sonrisa
blanca que contrastaba con su piel oscura—. Lleva gasolina de sobra y el
depósito de agua potable lleno, suficiente para que os duchéis si os hace
falta. Y he recogido la nevera de la cocina como me pediste.
Una lenta sonrisa se extendió por la cara de _________ al admirar el Placer de
Holley, un Beneteau 505 de cincuenta pies. Se parecía muchísimo al que tenía el
padre de Joe, el barco en el que _________ y Joe habían navegado juntos en el
puerto deportivo de San Francisco el último año que él había pasado en
Berkeley. Por la forma en que los ojos de la joven se arrugaron tras las gafas
de sol de color lavanda, era obvio que se acordaba.
—Joe —chilló; su porte, por lo general tan sereno, había huido despavorido ante
tanta emoción—. Es un Beneteau 505. Ni siquiera sabía que estaba en la flota.
—Ya lo sé. No forma parte de la flota del complejo, es para mi uso personal.
Por lo general lo tengo en el dique seco, en Tórtola, pero les pedí a Nathan y
Ricky que fueran a recogerlo. Pensé que quizá te gustaría navegar a vela en
lugar de a motor todo el tiempo.
_________ prácticamente resplandeció bajo la luz brillante del sol que se
reflejaba en el agua.
—Me encantaría. La última vez que navegué fue… Dios, antes de que te fueras.
Joe se sintió desfallecer un poco al oír eso.
¿Cómo podía haber sido tan idiota? Quizá si se hubiera molestado en llamar,
coño, si le hubiera enviado algún email en los últimos cinco años, quizá
_________ jamás habría empezado a salir con Nick. Quizá Joe habría tenido
alguna oportunidad si hubiera luchado por ella.
Joe tropezó al subir a bordo del Placer de Holley y estuvo a punto de mandar su
mochila al fondo de la bahía. ¿Qué se creía, que habrían terminado juntos?
incluso sí _________ hubiera estado dispuesta a abandonar el nido protector de
su familia —y eso era un «si» de proporciones gigantescas—, Joe se conocía lo
suficiente, sabía cómo era en una relación. No, si en aquel entonces hubieran
terminado juntos, él se habría aburrido y la hubiera dejado, como había hecho
con casi todas las mujeres con las que había salido. Igual que si intentaba
convertir lo que tenían en algo más, aquello estaba destinado a fracasar.
Al menos eso era lo que Joe se decía porque era más fácil enfrentarse a eso que
a la idea de que quizá hubiera estropeado la oportunidad de estar con una mujer
con la que podría haberse pasado el resto de su vida.
_________ no pareció notar su
angustia cuando trepó a bordo con gesto impaciente y se puso a inspeccionar
cada centímetro cuadrado de la cubierta antes de bajar a ver lo que tenía que
ofrecer la cabina.
Joe, entre tanto, repasó la lista de detalles con Nathan sin poner los cinco
sentidos porque unos cuantos se concentraban por completo en _________ y en aquellos
sentimientos espeluznantes y tan poco conocidos que aquella mujer despertaba en
él. ¿De verdad se habría aburrido de _________? En la universidad jamás se
había cansado de su amistad. Y después de dos semanas de compañía casi
constante —por no hablar del sexo continuo—, Joe no sentía la menor sensación
de aburrimiento.
¿Era posible que _________ fuera la mujer de su vida? ¿La única mujer de la que
nunca se cansaría, la mujer junto a la que podría despertar durante el resto de
su vida?
Era una idea tan aterradora que hasta se mareó un poco.
Porque eso significaba que tendría que creer en «el gran amor», y él no creía.
Y estaba bastante seguro después de ver los desastres en los que se habían
metido sus padres —hasta la propia _________, diablos— en busca de ese ideal.
Se obligó a sonreír cuando _________ asomó la cabeza por la escotilla y lo
ayudó a esquivar el muelle al sacar marcha atrás el barco de la grada. Joe
sintió que su sonrisa se iba haciendo más natural a medida que respondía al
entusiasmo contagioso de la joven.
El inusual afecto que sentía por _________ era producto del deseo contenido
durante tantos años, combinado con el cariño sincero de la amistad. La había
codiciado durante, Dios, casi diez años, así que tenía sentido que le llevara más
de lo normal sacársela de la cabeza, sexualmente hablando.
—Hace un día tan bonito —gorjeó _________—. Aunque supongo que aquí todos los
días son bonitos.
Joe gobernó con cuidado el barco para rodear el arrecife y puso rumbo a un
grupito de islas pequeñas que sobresalían como grandes esmeraldas brillantes en
el horizonte de color turquesa.
—No dirías lo mismo durante la temporada de huracanes.
_________ hizo una mueca irónica, después alzó la cabeza hacia el sol y Joe se
quedó sin aliento al ver el fulgor brillante que se reflejaba en la curva de la
mejilla femenina y destacaba la piel dorada de los pechos, que se henchían por
encima del escote redondo de la camiseta de _________.
—Es como en los viejos tiempos.
—No del todo —dijo Joe.
—¿A qué te refieres?
—En el barco de mi padre nunca te hice lo que tengo pensado hacerte hoy.
_________ suspiró, se colocó detrás de él y le deslizó la mano con gesto
seductor por los abdominales. Después posó las puntas de los dedos justo por
debajo de la cinturilla de los bermudas que llevaba Joe.
—¿Ah, sí? ¿Y como qué, por ejemplo?
Los pechos femeninos se acurrucaron con una sensación deliciosa contra la
espalda de Joe cuando _________ se puso de puntillas para darle un mordisquito
en el hombro.
—Unos cuantos centímetros más abajo y vas a tener una idea muy clara de lo que
tengo planeado —murmuró Joe.
—Mmm, ¿no me digas?
Al empresario lo atravesó una oleada de calor cuando _________ tuvo la
amabilidad de bajar la mano un poco más y provocarlo hasta que se le puso dura
y eso sin dejar de sostener el peso de los testículos con la mano.
Joe bajó de mala gana la mano y la detuvo.
—Pero antes tienes que encargarte de la vela mayor para que podamos salir de
aquí.
Todavía estaban a la vista del muelle, donde se habían reunido varios invitados
a la boda para hacer un crucero matinal.
Con un puchero fingido, _________ se alejó sin prisas y ocupó su puesto. Joe
fue incapaz de contener la sonrisa.
—¿Qué? —dijo ella a la defensiva cuando notó su expresión.
—La pequeña _________ __________ ha estado a punto de hacerme una paja justo
delante de la madre de la novia.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
A
_________ todavía le ardían las mejillas cuando Joe maniobró para meter el
barco en una cala al sur de cayo Sandy, un islote desierto a varías millas de
Cayo Holley. No había visto al grupo que se estaba reuniendo en el muelle, y no
había sido consciente de que para ellos sería obvio lo que estaba haciendo a
solo cincuenta metros de la costa.
Soplaba un viento firme y pudieron salvar a vela casi toda la distancia que los
separaba de cayo Sandy. _________ bajó las velas con movimientos eficientes
mientras Joe echaba el ancla. _________ sacó una botella de agua de la bien
provista nevera y echó un largo trago mientras saboreaba el sol, el mar y,
sobre todo, el guapísimo hombre con el que se encontraba.
Lo miró con total desvergüenza a través de los cristales de las gafas de sol.
Seguía dejándola alucinada lo increíblemente sexy que era Joe. Se había quitado
la camisa en cuanto habían salido y se había quedado solo con unas bermudas
rojas. El color bronce de su piel resplandecía al sol y los músculos de la
espalda le vibraban mientras ataba una cuerda. _________ se lamió los labios
sin querer al fijarse en aquellas manos grandes de dedos largos. Tan grandes,
lo bastante como para cubrirle a ella la espalda entera, pero siempre sensibles
a cada una de sus necesidades.
Suspiró de forma audible y tomó otro largo trago del agua helada. Estaba
empezando a entender lo que quizá había querido decir Nick cuando afirmaba que
era adicto al sexo.
Solo que ella no era adicta al sexo. Ella era adicta
a Joe.
Volvió a suspirar.
—¿Ocurre algo? —preguntó Joe mientras se limpiaba las manos en las bermudas
después de atar todas las cuerdas. Aquel hombre era la fantasía definitiva de
un día perfecto en la playa, con el cabello oscuro veteado de mechas rubias y
rojas y las Raybans enmarcando a la perfección aquella sonrisa amplia y
descarada.
—Solo tengo un poquito de calor —dijo _________ acudiendo a su lado y
rodeándole la cintura con los brazos.
—Eso es porque llevas demasiada ropa —le contestó Joe mientras le quitaba la
camiseta con un solo movimiento.
_________ levantó la cabeza y le sonrió.
—No sé, todavía tengo mucho calor.
Las manos masculinas se apresuraron a bajarle los pantalones cortos y la
dejaron cubierta por cuatro triángulos de tela de color coral y tamaños
diversos.
—Y estás increíblemente buena —le dijo.
Los dedos de _________ se entrelazaron en las densas ondas del cabello de Joe y
alzó la cabeza para recibir su beso. Pero en lugar del beso profundo y carnal
que ella esperaba, la boca masculina se mostró sorprendentemente tierna cuando
le cubrió los labios y la lengua de besos dulces y ligeros como plumas.
_________ sintió un tirón en el sujetador del bikini y se estremeció cuando la
prenda se soltó. Un tirón más y Joe estaba arrojando el sujetador encima de uno
de los bancos de la cubierta.
Después le deslizó las manos por la espalda desnuda y las metió por debajo de
la cinturilla de las bragas del bikini; una oleada de humedad brotó entre los
muslos de _________ al sentir el tacto cálido de los dedos de Joe en la piel
desnuda del trasero. Antes de poder decidir si quería protestar, Joe le había
desatado las tiras que sostenían las braguitas y se encontró desnuda por
completo en un barco, a plena luz del día.
La timidez superó por un momento el deseo y se apartó mientras tanteaba en
busca de algo con lo que cubrirse.
Pero Joe no se lo consintió.
—No hay nadie en varios kilómetros a la redonda —dijo en un susurro cálido que
provocó chispas que atravesaron todas las terminaciones nerviosas femeninas—.
Estamos completamente solos —continuó Joe, que hacía las delicias de _________
dibujándole con los dedos la parte inferior de los pechos—, y el otro día no
tuviste mayor problema para tomar el sol en topless.
—Pero, es que… estoy desnuda —dijo ella, aunque sabía lo estúpida que parecía.
—Mucho mejor para empezar a quitar esas marcas del bikini, cielo. —Las manos de
Joe le cubrieron la espalda entera cuando la atrajo de nuevo hacia su pecho y
_________ gimió contra la boca masculina al sentir el vello áspero de Joe
contra sus pezones.
_________ tenía unos dedos hábiles que no tardaron en desabrocharle a Joe las
bermudas y en unos segundos se los estaba bajando por las piernas bronceadas y
llenas de músculos. Después bajó la mano para acariciarlo y una calidez cremosa
le estalló entre los muslos al anticipar aquel miembro largo y duro en su
interior.
Con un solo movimiento Joe la cogió entre sus brazos y _________ cerró los ojos
y dejó que la invadiera una pequeña fantasía. El era un pirata y ella la
doncella inocente que él había secuestrado para aprovecharse de ella…
—¡Aaahi! —_________ estaba cayendo en picado por el aire pero su grito se
interrumpió de repente cuando chocó contra el agua, de culo.
Salió a la superficie escupiendo agua justo a tiempo de que Joe casi la
aplastase al tirarse de cabeza a solo unos centímetros de ella.
—Serás gilipollas —chilló _________ mientras usaba la mano para lanzarle a Joe
a la cara todo un muro de agua.
Joe se apartó el pelo de la cara y aulló de risa.
—Deberías haberte visto la cara cuando te caíste…
—No me caí, me tiraste.
—Solo quería ayudar. —La sonrisa masculina apestaba a falsa disculpa.
_________ se lanzó contra él con un chillido e intentó treparle a la cabeza
para hundírsela. A Joe no le costó esquivarla y la inmovilizó envolviéndole una
pierna con la suya y sujetándole los brazos al torso. Se mecieron y se
salpicaron hasta que _________ consiguió liberarse y salir nadando hacia la
orilla.
Joe no tardó en alcanzarla y la interceptó cuando el agua les llegaba a las
rodillas. _________ intentaba llegar a la playa tropezando y riéndose pero Joe
rodó encima ella hasta que se sentó con _________ en su regazo y el agua
lamiéndoles con suavidad el pecho a los dos.
_________, sin aliento, se apartó de la cara varios mechones de cabello.
—Creo que ya me he enfriado un poco —dijo con una risita ronca. Después se
retorció hasta ponerse más cómoda, apoyada en él, y notó contra la cadera la
más que evidente erección de Joe—. Pero creo que no tardarías mucho en
calentarme otra vez.
Joe la atrajo hacia sí para que se apoyara más contra él. _________ había
cruzado las piernas, lo que la dejaba abierta al suave asalto de la mano
masculina, que se deslizó por el muslo de la joven para atormentarla entre las
piernas.
—Ya estás mojada —murmuró—, pero vamos a ver si podemos calentarte también.
_________ ahogó un grito y apoyó la cabeza en el hombro de Joe. La boca de este
capturó los quejidos de la joven, los dedos masculinos se deslizaron por su
hendidura y la abrieron para dejar el botón duro de su deseo a merced del suave
ataque de Joe.
Un dedo se deslizó por la entrada del cuerpo de _________ y dibujó un círculo
al salir, extendiendo así la suntuosa humedad de la joven, que se mezcló con el
agua salada y cálida del mar Caribe.
_________ empezó a gemir cuando Joe la acarició primero con dulzura y después
cada vez con más presión. La mano de la joven se deslizó con gesto inconsciente
para coger la muñeca de la otra mano que le envolvía con firmeza la cintura.
_________ tiró de esa muñeca y le subió la mano hasta que la palma de Joe le
envolvió un pecho.
—¿Qué quieres que haga? —le susurró él,
acariciándole con la lengua el lóbulo de la oreja.
A _________ no le salían las palabras. Era extraño que después de todo lo que
habían compartido ella todavía pudiera sentir vergüenza. Pero era tan decadente,
estar allí fuera, a plena luz del día.
—Dímelo —dijo Joe al tiempo que detenía las caricias entre las piernas de
_________.
_________ le sujetó con la otra mano la muñeca e impidió que la mano masculina
abandonara su puesto entre sus muslos.
—No pares. —Cualquier sentido de la modestia que pudiera quedarle no era rival
para la intensidad del deseo que la invadía.
—Dime cómo quieres que te toque —repitió Joe.
_________ tragó saliva. Y luego, en voz tan baja ¿fue apenas podía oírse ella
misma, se lo explicó.
—Tócame los pezones.
Los dedos de la mano izquierda de Joe rodearon con suavidad el pezón izquierdo
de la joven, provocándolo, dándole golpecitos, en una caricia que solo alimentó
la frustración femenina.
—¿Así?
—No.
—¿Entonces cómo?
_________ cerró los ojos bajo el sol, bajo la vergüenza que amenazaba con
superar la necesidad que sentía de decirle exactamente lo que quería y cómo.
—Pellízcalos —murmuró. Y después, con voz más firme—. Pellízcame los…
Se le quebró la voz en un gemido satisfecho cuando él la obedeció y tironeó con
firmeza del duro botoncito.
—¿Es todo?
—Tócame… —gimió _________— entre las piernas, como antes. —Cubrió el dorso de
la mano que descansaba entre sus piernas y la apretó contra su sexo basta que
él ejerció la presión que ella ansiaba—. Ah, así —murmuró cuando los dedos
masculinos se deslizaron por la piel resbaladiza que cubrían—. Dentro —le rogó
_________ con un grito cuando sintió la deliciosa sensación de los dedos que la
abrían todavía más—. Más aún.
_________ se retorció contra él y continuó jadeando palabras de aliento. Los
dedos de Joe se hundieron y la penetraron mientras clavaba la palma contra el
monte de Venus de la joven. Una última y firme caricia y _________ se corrió,
estremecida contra él. Joe la sostuvo contra su cuerpo, la sujetaba con un
brazo mientras la acariciaba con la otra mano hasta que le arrancó hasta el
último temblor del cuerpo.
_________ suspiró y se relajó contra él. Se sentía bastante orgullosa de sí
misma. Para ser una mujer que se había pasado la mayor parte de su vida
intentando complacer a otros, no se le daba nada mal exigir que la complacieran
a ella.
Se quedó allí varios minutos, reclinada entre los brazos masculinos. Se sentía
segura, envuelta en la calidez de Joe, en su aroma.
—Eres tan dulce —le susurró él rozándole con los labios la piel tierna del
hombro.
_________ giró la cabeza y acarició con la mejilla la mandíbula firme de su
chico.
Joe cambió de postura bajo ella e intentó estirar las piernas para colocarse en
una posición más cómoda. _________ fue consciente de inmediato de la erección
que palpitaba con insistencia contra sus riñones.
Se dio la vuelta y se sentó a horcajadas de Joe, de modo que su miembro quedó
acunado por el calor húmedo del sexo de _________, todavía palpitante.
—No —gruñó él cuando ella se retorció un poco. Cada movimiento hacía que la
verga de Joe se frotara de una forma deliciosa contra la entrada húmeda de la
joven—. Los condones están en el barco —protestó él mientras intentaba sin
mucha, convicción levantarla.
—No los necesitamos —dijo _________ al inclinarse para besarlo—. Levántate.
_________ todavía le ardían las mejillas cuando Joe maniobró para meter el
barco en una cala al sur de cayo Sandy, un islote desierto a varías millas de
Cayo Holley. No había visto al grupo que se estaba reuniendo en el muelle, y no
había sido consciente de que para ellos sería obvio lo que estaba haciendo a
solo cincuenta metros de la costa.
Soplaba un viento firme y pudieron salvar a vela casi toda la distancia que los
separaba de cayo Sandy. _________ bajó las velas con movimientos eficientes
mientras Joe echaba el ancla. _________ sacó una botella de agua de la bien
provista nevera y echó un largo trago mientras saboreaba el sol, el mar y,
sobre todo, el guapísimo hombre con el que se encontraba.
Lo miró con total desvergüenza a través de los cristales de las gafas de sol.
Seguía dejándola alucinada lo increíblemente sexy que era Joe. Se había quitado
la camisa en cuanto habían salido y se había quedado solo con unas bermudas
rojas. El color bronce de su piel resplandecía al sol y los músculos de la
espalda le vibraban mientras ataba una cuerda. _________ se lamió los labios
sin querer al fijarse en aquellas manos grandes de dedos largos. Tan grandes,
lo bastante como para cubrirle a ella la espalda entera, pero siempre sensibles
a cada una de sus necesidades.
Suspiró de forma audible y tomó otro largo trago del agua helada. Estaba
empezando a entender lo que quizá había querido decir Nick cuando afirmaba que
era adicto al sexo.
Solo que ella no era adicta al sexo. Ella era adicta
a Joe.
Volvió a suspirar.
—¿Ocurre algo? —preguntó Joe mientras se limpiaba las manos en las bermudas
después de atar todas las cuerdas. Aquel hombre era la fantasía definitiva de
un día perfecto en la playa, con el cabello oscuro veteado de mechas rubias y
rojas y las Raybans enmarcando a la perfección aquella sonrisa amplia y
descarada.
—Solo tengo un poquito de calor —dijo _________ acudiendo a su lado y
rodeándole la cintura con los brazos.
—Eso es porque llevas demasiada ropa —le contestó Joe mientras le quitaba la
camiseta con un solo movimiento.
_________ levantó la cabeza y le sonrió.
—No sé, todavía tengo mucho calor.
Las manos masculinas se apresuraron a bajarle los pantalones cortos y la
dejaron cubierta por cuatro triángulos de tela de color coral y tamaños
diversos.
—Y estás increíblemente buena —le dijo.
Los dedos de _________ se entrelazaron en las densas ondas del cabello de Joe y
alzó la cabeza para recibir su beso. Pero en lugar del beso profundo y carnal
que ella esperaba, la boca masculina se mostró sorprendentemente tierna cuando
le cubrió los labios y la lengua de besos dulces y ligeros como plumas.
_________ sintió un tirón en el sujetador del bikini y se estremeció cuando la
prenda se soltó. Un tirón más y Joe estaba arrojando el sujetador encima de uno
de los bancos de la cubierta.
Después le deslizó las manos por la espalda desnuda y las metió por debajo de
la cinturilla de las bragas del bikini; una oleada de humedad brotó entre los
muslos de _________ al sentir el tacto cálido de los dedos de Joe en la piel
desnuda del trasero. Antes de poder decidir si quería protestar, Joe le había
desatado las tiras que sostenían las braguitas y se encontró desnuda por
completo en un barco, a plena luz del día.
La timidez superó por un momento el deseo y se apartó mientras tanteaba en
busca de algo con lo que cubrirse.
Pero Joe no se lo consintió.
—No hay nadie en varios kilómetros a la redonda —dijo en un susurro cálido que
provocó chispas que atravesaron todas las terminaciones nerviosas femeninas—.
Estamos completamente solos —continuó Joe, que hacía las delicias de _________
dibujándole con los dedos la parte inferior de los pechos—, y el otro día no
tuviste mayor problema para tomar el sol en topless.
—Pero, es que… estoy desnuda —dijo ella, aunque sabía lo estúpida que parecía.
—Mucho mejor para empezar a quitar esas marcas del bikini, cielo. —Las manos de
Joe le cubrieron la espalda entera cuando la atrajo de nuevo hacia su pecho y
_________ gimió contra la boca masculina al sentir el vello áspero de Joe
contra sus pezones.
_________ tenía unos dedos hábiles que no tardaron en desabrocharle a Joe las
bermudas y en unos segundos se los estaba bajando por las piernas bronceadas y
llenas de músculos. Después bajó la mano para acariciarlo y una calidez cremosa
le estalló entre los muslos al anticipar aquel miembro largo y duro en su
interior.
Con un solo movimiento Joe la cogió entre sus brazos y _________ cerró los ojos
y dejó que la invadiera una pequeña fantasía. El era un pirata y ella la
doncella inocente que él había secuestrado para aprovecharse de ella…
—¡Aaahi! —_________ estaba cayendo en picado por el aire pero su grito se
interrumpió de repente cuando chocó contra el agua, de culo.
Salió a la superficie escupiendo agua justo a tiempo de que Joe casi la
aplastase al tirarse de cabeza a solo unos centímetros de ella.
—Serás gilipollas —chilló _________ mientras usaba la mano para lanzarle a Joe
a la cara todo un muro de agua.
Joe se apartó el pelo de la cara y aulló de risa.
—Deberías haberte visto la cara cuando te caíste…
—No me caí, me tiraste.
—Solo quería ayudar. —La sonrisa masculina apestaba a falsa disculpa.
_________ se lanzó contra él con un chillido e intentó treparle a la cabeza
para hundírsela. A Joe no le costó esquivarla y la inmovilizó envolviéndole una
pierna con la suya y sujetándole los brazos al torso. Se mecieron y se
salpicaron hasta que _________ consiguió liberarse y salir nadando hacia la
orilla.
Joe no tardó en alcanzarla y la interceptó cuando el agua les llegaba a las
rodillas. _________ intentaba llegar a la playa tropezando y riéndose pero Joe
rodó encima ella hasta que se sentó con _________ en su regazo y el agua
lamiéndoles con suavidad el pecho a los dos.
_________, sin aliento, se apartó de la cara varios mechones de cabello.
—Creo que ya me he enfriado un poco —dijo con una risita ronca. Después se
retorció hasta ponerse más cómoda, apoyada en él, y notó contra la cadera la
más que evidente erección de Joe—. Pero creo que no tardarías mucho en
calentarme otra vez.
Joe la atrajo hacia sí para que se apoyara más contra él. _________ había
cruzado las piernas, lo que la dejaba abierta al suave asalto de la mano
masculina, que se deslizó por el muslo de la joven para atormentarla entre las
piernas.
—Ya estás mojada —murmuró—, pero vamos a ver si podemos calentarte también.
_________ ahogó un grito y apoyó la cabeza en el hombro de Joe. La boca de este
capturó los quejidos de la joven, los dedos masculinos se deslizaron por su
hendidura y la abrieron para dejar el botón duro de su deseo a merced del suave
ataque de Joe.
Un dedo se deslizó por la entrada del cuerpo de _________ y dibujó un círculo
al salir, extendiendo así la suntuosa humedad de la joven, que se mezcló con el
agua salada y cálida del mar Caribe.
_________ empezó a gemir cuando Joe la acarició primero con dulzura y después
cada vez con más presión. La mano de la joven se deslizó con gesto inconsciente
para coger la muñeca de la otra mano que le envolvía con firmeza la cintura.
_________ tiró de esa muñeca y le subió la mano hasta que la palma de Joe le
envolvió un pecho.
—¿Qué quieres que haga? —le susurró él,
acariciándole con la lengua el lóbulo de la oreja.
A _________ no le salían las palabras. Era extraño que después de todo lo que
habían compartido ella todavía pudiera sentir vergüenza. Pero era tan decadente,
estar allí fuera, a plena luz del día.
—Dímelo —dijo Joe al tiempo que detenía las caricias entre las piernas de
_________.
_________ le sujetó con la otra mano la muñeca e impidió que la mano masculina
abandonara su puesto entre sus muslos.
—No pares. —Cualquier sentido de la modestia que pudiera quedarle no era rival
para la intensidad del deseo que la invadía.
—Dime cómo quieres que te toque —repitió Joe.
_________ tragó saliva. Y luego, en voz tan baja ¿fue apenas podía oírse ella
misma, se lo explicó.
—Tócame los pezones.
Los dedos de la mano izquierda de Joe rodearon con suavidad el pezón izquierdo
de la joven, provocándolo, dándole golpecitos, en una caricia que solo alimentó
la frustración femenina.
—¿Así?
—No.
—¿Entonces cómo?
_________ cerró los ojos bajo el sol, bajo la vergüenza que amenazaba con
superar la necesidad que sentía de decirle exactamente lo que quería y cómo.
—Pellízcalos —murmuró. Y después, con voz más firme—. Pellízcame los…
Se le quebró la voz en un gemido satisfecho cuando él la obedeció y tironeó con
firmeza del duro botoncito.
—¿Es todo?
—Tócame… —gimió _________— entre las piernas, como antes. —Cubrió el dorso de
la mano que descansaba entre sus piernas y la apretó contra su sexo basta que
él ejerció la presión que ella ansiaba—. Ah, así —murmuró cuando los dedos
masculinos se deslizaron por la piel resbaladiza que cubrían—. Dentro —le rogó
_________ con un grito cuando sintió la deliciosa sensación de los dedos que la
abrían todavía más—. Más aún.
_________ se retorció contra él y continuó jadeando palabras de aliento. Los
dedos de Joe se hundieron y la penetraron mientras clavaba la palma contra el
monte de Venus de la joven. Una última y firme caricia y _________ se corrió,
estremecida contra él. Joe la sostuvo contra su cuerpo, la sujetaba con un
brazo mientras la acariciaba con la otra mano hasta que le arrancó hasta el
último temblor del cuerpo.
_________ suspiró y se relajó contra él. Se sentía bastante orgullosa de sí
misma. Para ser una mujer que se había pasado la mayor parte de su vida
intentando complacer a otros, no se le daba nada mal exigir que la complacieran
a ella.
Se quedó allí varios minutos, reclinada entre los brazos masculinos. Se sentía
segura, envuelta en la calidez de Joe, en su aroma.
—Eres tan dulce —le susurró él rozándole con los labios la piel tierna del
hombro.
_________ giró la cabeza y acarició con la mejilla la mandíbula firme de su
chico.
Joe cambió de postura bajo ella e intentó estirar las piernas para colocarse en
una posición más cómoda. _________ fue consciente de inmediato de la erección
que palpitaba con insistencia contra sus riñones.
Se dio la vuelta y se sentó a horcajadas de Joe, de modo que su miembro quedó
acunado por el calor húmedo del sexo de _________, todavía palpitante.
—No —gruñó él cuando ella se retorció un poco. Cada movimiento hacía que la
verga de Joe se frotara de una forma deliciosa contra la entrada húmeda de la
joven—. Los condones están en el barco —protestó él mientras intentaba sin
mucha, convicción levantarla.
—No los necesitamos —dijo _________ al inclinarse para besarlo—. Levántate.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Capítulo
15
15
Joe observó a __________, que se bajó de su regazo y se arrodilló delante de él
cuando él se levantó. Por un segundo sintió un ligero mareo, y no le ayudó
mucho que __________ se irguiera un poco y le rodeara los músculos firmes de
las pantorrillas con las manos.
El empresario contuvo el aliento al sentir los suaves pechos femeninos
apretados contra sus muslos y también su erección creciente, desesperada por
sentir la boca de __________, que se cernía a solo unos centímetros de la
cabeza palpitante de su miembro.
Un gemido sordo le retumbó en el pecho cuando __________ le rozó la parte
posterior de los muslos con las palmas de las manos y lo atrajo tanto hacía sí
que Joe pudo sentir el calor de su aliento en la piel hipersensibilizada.
Después entrecerró los ojos cuando sintió que __________ se inclinaba hacia
delante.
Pero en lugar de envolverlo con la boca como él esperaba, __________ le
depositó un beso, primero en una cadera, después en la otra.
—Me encanta lo suave que tienes la piel aquí —le susurró mientras hacía girar
la lengua sobre el trozo sin vello que tenía Joe junto a la cadera. El
empresario exhaló un suspiro entrecortado.
—Dios, por favor, __________ —jadeó mientras entrelazaba los dedos en los rizos
húmedos que enmarcaban la cara ruborizada de la joven.
—Y me encanta lo duro que estás aquí. —__________ alzó los ojos azules
semivelados para encontrarse con la mirada masculina, después se lamió los
labios como si no pudiera esperar más para saborearlo—. Me encanta saber lo
mucho que te excito. Aunque acabo de correrme, tengo la sensación de que podría
correrme otra vez con solo mirarlo.
Joe había pensado que nada podía excitarlo más que oír a __________ rogarle que
le pellizcara los pezones y decirle que le metiera los dedos en la dulzura de
su sexo. Pero se equivocaba. Tenerla arrodillada delante de él, tan cerca que
podía sentir su aliento caliente en la polla… se le estaba poniendo tan dura
que le dolía. Gimió y la sujetó por el pelo cuando ella le cogió la erección
con la mano y se la apretó con suavidad antes de acariciarla con mano más
firme.
La lengua femenina, delicada y rosa, se escabulló para saborear la gota de
humedad que se aferraba a la punta de la verga de Joe. __________ hizo girar la
lengua alrededor de la cabeza, y le dio un golpecito, primero con dulzura y
después con más firmeza a lo largo del sensible lado inferior.
El empresario dejó escapar un grito y echó la cabeza hacia atrás cuando los
labios de __________ se cerraron sobre él y lo envolvieron en una succión
cálida y húmeda. No era la primera vez que se la chupaba pero nunca con aquella
especie de determinación resuelta, aquella especie de… entusiasmo.
__________ parecía concentrada, solo y exclusivamente, en complacerlo con los
labios y la lengua.
—Me encanta chuparte la polla —le susurró como sí le leyera el pensamiento.
Aquellas palabras, francas y carnales, saliendo de una boca tan dulce fueron
casi suficientes para hacer que se corriera allí mismo.
La mano de __________ ajustó sus caricias a las pasadas de su boca a medida que
lo devoraba hasta el fondo y luego lo iba soltando, centímetro tras incitante
centímetro, para después colmar de atenciones la cabeza henchida con forma de
ciruela.
Joe sintió el impulso de agarrar la cabeza de __________ y obligarla a
metérsela hasta la garganta pero se contuvo y se conformó con permanecer allí,
pasivo y confiado, mientras ella imponía el ritmo, besándolo, lamiéndolo,
chupándolo, saboreándolo.
El empresario sintió que se le tensaban los testículos y luchó contra el clímax
inminente que se cernía sobre él como un tren de mercancías. Quería absorber
cada detalle de aquel momento. El calor húmedo de la boca y la lengua de
__________, sus preciosos ojos azules que lo miraban con intención mientras
observaban el placer creciente de Joe, el peso suave de sus pechos que se
mecían con suavidad cuando el agua giraba y lamía su cuerpo.
Una mano furtiva se coló entre las piernas de Joe y le acunó con dulzura los
testículos, haciéndolos rodar por la palma mientras su dueña se la chupaba con
avidez.
__________ emitió un gemido profundo y Joe sintió la vibración con cada célula
de su cuerpo.
No estaba seguro de querer correrse así, y no sabía si ella querría siquiera.
Clavó los ojos en la boca llena y húmeda que se deslizaba por su miembro,
grueso y brillante. Después cogió la cabeza de __________ entre las manos para
detener sus movimientos.
—Tienes que parar —gimió—. Estoy muy cerca.
La lengua femenina lo rodeó llena de deseo.
—Quiero sentir cómo te corres en mi boca. —__________ lo obligó a soltarle la
cabeza y siguió chupándosela hasta que casi se la metió hasta la garganta.
Unas estrellas blancas aparecieron tras los párpados del empresario cuando se
corrió, palpitante y denso, casi en la garganta de __________. Después inclinó
la espalda cuando __________ siguió succionando sin detenerse, hasta extraerle
la última gota de semen.
A Joe se le doblaron las rodillas con la fuerza de aquel orgasmo, se hundió en
el agua y cogió a __________ entre sus brazos mientras se maravillaba del leve
temblor que le invadía las manos. ¿Cómo era capaz de hacerle aquello?
—¿Hacerte qué? —preguntó __________ con una nota vacilante en la voz.
Joe ni siquiera se había dado cuenta de que lo había dicho en voz alta. La
abrazó con más fuerza e intentó quitarse de la cabeza, tanta sensiblería como
amenazaba con abrumarlo.
—¿Hacerte qué? —repitió __________, que intentaba desprenderse de sus brazos—.
¿He hecho algo mal?
Joe la ciñó todavía más, la atrajo hacía sí y la obligó a sentarse de cara a él
y que le rodeara la cintura con las piernas.
—Dios, no —susurró mientras enterraba la cabeza en la curva suave del cuello
femenino y absorbía aquella piel perfumada y cálida antes de saborearla con un
mordisquito suave cuando el aroma ya no fue suficiente.
—¿Entonces qué he hecho? —insistió __________ con la voz ahogada por el hombro
musculoso de Joe,
¿Qué podía decirle? ¿Que lo había hecho correrse como nunca en su vida? ¿Que
ella, una relativa novata en lo que al sexo se refería, nunca dejaba de
sorprenderlo y asombrarlo cada vez que hacían el amor? ¿Que tenía la sensación
de que podría hacerle el amor sin parar y que jamás dejaría de desearla y que
con solo pensar en eso se moría de miedo?
—Es que no puedo creer lo que me haces sentir —dijo Joe al fin.
—¿Qué es lo que te hago sentir? —__________ se apartó un poco y le cogió la
cara entre las manos para poder mirarlo a los ojos.
Joe alzó la mano para acariciarle la mejilla y pasarle el pulgar por sus labios
carnosos.
—Algo asombroso —dijo el empresario en voz muy baja—. Lo que me haces sentir es
absolutamente asombroso.
__________ se quedó mirando a Joe pero fue incapaz de leer la emoción que se
ocultaba detrás de su intensa mirada, oscura como la medianoche. Mil preguntas
se confundían en el cerebro de la joven. Puesto que nunca había llevado a Joe
al orgasmo de ese modo, a __________ le complacía, por supuesto, su respuesta.
Pero quizá aquella expresión de agotamiento abrumador fuera de lo más normal,
dadas las circunstancias.
Asombroso. ¿Asombroso como en «te quiero, eres asombrosa», o más bien «es
asombroso lo bien que me siento siempre después de una buena mamada»?
Pero dado que no había nada en la expresión de saciedad de Joe que indicara una
emoción más profunda, __________ se guardó sus preguntas y se limitó a
inclinarse y besarlo con suavidad para intentar transmitir toda la ternura que
sentía con aquella única caricia.
—Lo que tú me haces sentir también es asombroso.
Algo destelló en los ojos de Joe, algo ardiente y penetrante, pero desapareció
antes de que __________ pudiera identificarlo. Y después, sin previo aviso, Joe
se levantó de golpe; apenas tuvo tiempo de sujetar a __________ antes de que
esta cayera de espaldas en el agua poco profunda.
—Tengo hambre —dijo el empresario a toda prisa—. ¿No tienes hambre? Hay una
tonelada de comida en el barco. —Se zambulló con limpieza entre las olas y su
cabeza oscura reapareció empapada unos metros más allá. Después, con brazadas
lentas y elegantes, Joe se dirigió al barco fondeado.
_________ sabía que tenía que mantener el tipo,
al menos hasta el momento de coger el ferry. Estaba empezando a ver cosas que
no existían. Por ejemplo, por un instante habría jurado que había visto algo
parecido al amor en los ojos de Joe, antes de que este se pusiera a nadar sin
prisas de regreso al barco. Pero solo porque ella quisiera verlo, eso no
significaba que estuviera allí.
Se iba a casa en un par de días y ahí se acababa todo. Solicitaría el traslado
y, armada con sus recién hallados conocimientos y experiencias, intentaría ser
la mujer fuerte e independiente que sabía que llevaba dentro.
Y una vez que hubiera puesto su vida en perspectiva, vería su aventura amorosa
con Joe como lo que era. Una anomalía momentánea en el radar de su vida
amorosa, un interludio apasionado que la ayudaría a hacer arrancar su nueva
existencia como mujer sexy, soltera e independiente capaz de controlar su
propia vida.
No era, se dijo con firmeza mientras metía la cabeza debajo del agua, amor. Por
lo menos no del de verdad, del que llevaba al matrimonio, a tener hijos y a
frotarse el uno al otro una pomada en los nudillos artríticos.
Recuerda quién es Joe. El hermano de Nick. El hijo de David Jonas. De tal palo,
tal astilla, igualito que su hermano. Joe nunca le había dado a entender que
quisiera algo más. Quizá ella se hubiera enamorado de él pero no era tan tonta
como para creer que Joe era el tipo de hombre en el que una mujer podía
depositar sus esperanzas.
__________ subió por la escalerilla del barco y se vio envuelta de inmediato
por una enorme y gruesa toalla de playa. Levantó la cabeza y vio a Joe,
sonriéndole desde su altura con una expresión tan tierna que ella no tardó en
olvidar todo lo que se acababa de decir.
Aunque aquel hombre siempre había sido una especie de chico malo, la oveja
negra de la familia, también era generoso con su familia y sus amigos. Y
considerado, aquel día era la prueba.
Y era mucho más que eso. Era inteligente, responsable y un hombre con recursos.
Había que ser una persona extraordinaria para levantar algo de la nada y
convertirlo en una empresa respetada, por no hablar de muy lucrativa, en solo
cinco años; pues eso había sido exactamente lo que había hecho Joe con Cayo
Holley.
No era la primera vez que __________ pensaba que su padre y el de Joe no habían
hecho muy buena elección al preparar a Nick para que, con el tiempo, se hiciera
cargo de D&D. Nick quizá vistiera y actuara como se esperaba de un
ejecutivo con experiencia pero en el fondo solo era un niño mimado al que solo
le importaba el poder que podía proporcionarle el cargo.
Le escocieron los ojos con una mezcla de agua salada y lágrimas al contemplar
su propia estupidez. A ella también la había cegado la pose de Nick e incluso
cuando había comenzado a sospechar la verdadera naturaleza de su prometido,
había preferido dejarse engañar por deferencia a los deseos de sus padres.
Se había pasado años centrándose en el hermano equivocado. Desde el principio
al que había querido había sido Joe. Lo amaba con cada centímetro de su
dolorido e hinchado corazón.
Sus ojos lo persiguieron con avidez mientras Joe recogía una cesta de picnic,
unas hamacas y una enorme manta para la playa y lo cargaba todo en la pequeña
lancha motora que los iba a llevar a la costa.
Pero daba igual si lo quería o no. Joe no iba a cambiar su estilo de vida ni
sus costumbres solo porque __________ se hubiera enamorado de él. Y __________
no estaba preparada para darles la espalda a sus obligaciones familiares por
algo que no era real.
Se limpió la cara y fue a recoger el bikini y los pantalones cortos de donde Joe
los había dejado. Lo único que tenía que hacer era aguantar el tipo hasta la
hora de irse y asegurarse de que Joe jamás se enterara de lo que ella sentía en
realidad.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Qué fácil
era hablar, pensó __________ más tarde mientras ayudaba a Joe a extender la
gigantesca manta en la arena y a desplegar las dos hamacas. El día entero
parecía diseñado para seducirla. El velero, la playa privada, aquel picnic
ridículamente sofisticado, con su langosta, su vino frío y todo…
Como si Joe necesitara ayuda. __________ sintió una nueva oleada de deseo
mientras admiraba el torso desnudo del hombre que estaba disponiendo el
almuerzo delante de ella. Y el susodicho hombre le lanzó una sonrisa picara
cuando la sorprendió mirándolo, como si supiera con toda exactitud lo que
estaba pensando.
—La comida primero, después el postre —dijo al tiempo que la arrastraba a la
manta, a su lado.
__________ se estiró en la arena y atrajo a Joe hacia sí hasta echarlo encima
de ella. Le rodeó el cuello con los brazos y le bajó la cabeza para apoderarse
de su boca en un beso lento y profundo.
Joe respondió con entusiasmo mientras le deslizaba la palma de la mano bajo la
camiseta que __________ se había puesto junto con los pantalones cortos.
__________ se retorció y suspiró al sentir aquella mano cálida sobre su
estómago. Unos segundos después, Joe le soltó los labios y comenzó a cubrirla
de besos por la frente, las mejillas y la nariz. __________ alzó la cara hacía
aquella boca; el corazón se le henchía de gozo al sentir la ternura de aquellas
caricias.
Después dibujó con las manos los músculos firmes de la espalda masculina. Cómo
disfrutaba al sentirlos vibrar bajo la piel ardiente y lisa. Levantó una
pierna, la apoyó en la cadera de Joe y dejó que la pelvis de este se acurrucara
en la suave curva de su vientre.
La boca de Joe volvió a cubrir la suya y comenzó a darle dulces mordisquitos en
el labio inferior para luego aliviarla con un ligero lametazo. Después se alzó
un momento y la miró sin decir nada. Los ojos azules del empresario
resplandecían de deseo, y de algo más. Era como si en ese momento estuviera tan
abrumado como __________ por el puro placer de estar allí con ella. Como si él
también se sintiera la persona más afortunada del planeta por estar en aquella
playa haciéndole el amor.
Dios, cómo amaba a ese hombre. Pero el único sonido que emitió __________ fue
un ligero gemido y volvió a atraer su cabeza hacia la de ella para intentar
transmitir toda esa emoción en un beso.
Quizá fuera el duro sol del mediodía, quizá fuera el hecho de saber que aquella
era una de las últimas veces que podría hacerle el amor, pero, de repente, todo
se hizo más vivo, más intenso. El cuerpo de __________ se convirtió en una masa
de sensaciones incontrolables envueltas en el calor del sol, la caricia dulce
de la brisa y el sonido y el olor del océano.
Y Joe, la textura de su piel, el vello áspero en algunos sitios y suave como el
de un bebé en otros. Su olor, cálido, almizcleño, invadía los sentidos de
__________. Quería tocarlo, saborearlo por todas partes, memorizar cada
centímetro de su cuerpo y absorberlo como algo propio.
Sus caricias se hicieron más frenéticas a medida que se intensificaba el ansia
palpitante que sentía entre los muslos.
—Por favor, Joe, te necesito dentro de mí —le susurró. Lo deseaba tanto que
casi era un dolor físico.
Pero Joe se negó a incrementar el ritmo.
—Tranquila, Botoncito. Tenemos todo el día y esta vez quiero tomármelo con
calma.
__________ gimió cuando Joe le quitó la camiseta; la tela de algodón le abrasó
los pezones ya hipersensibilizados. La calidez del sol los hizo erguirse
todavía más, hasta que fueron como diminutos puntos erectos que exigieran los
besos y la succión de la boca masculina.
La joven suspiró de alivio cuando vio que Joe bajaba la cabeza, pero en lugar
de ofrecerle la succión firme que __________ ansiaba, rodeó las aureolas con la
lengua, primero una, después la otra, con la boca acercándose a un milímetro de
donde ella lo necesitaba pero sin llegar a tocarla jamás.
—No me atormentes —murmuró __________ dándole un fuerte tirón de pelos para
dejar claro su argumento. Joe abandonó los pechos de la joven por completo y
dibujó un suave camino de besos por la piel lisa del vientre femenino.
__________ decidió que tenía que probar con otro enfoque.
Le soltó el pelo, metió la mano entre los dos y le frotó con firmeza la
erección que forzaba el grueso nylon de sus pantalones cortos.
—Lo quiero, Joe, dentro de mí, ya.
Pero en lugar de obedecerla, Joe lanzó una suave risita y se apoderó sin más de
la mano femenina para apartarla de su bragueta.
—Paciencia, __________. Tú ten paciencia y te prometo que la espera merecerá la
pena.
__________ abrió la boca para protestar cuando él se apoderó de su otra mano y
le sujetó las dos muñecas por encima de la cabeza. Pero cualquier protesta de
__________ murió en sus labios cuando Joe se acomodó mejor sobre ella, le
aplastó suavemente los pechos con el torso y encajó el acero de su erección
contra el sexo de __________, que ardía y se fundía bajo él.
—Esta vez quiero tocarte por
todas partes —susurró Joe antes de embestirle la lengua con la suya en un ritmo
profundo y conocido.
__________ gimió y se retorció bajo él, al borde ya de alcanzar el clímax, y el
chico ni siquiera le había quitado los pantalones cortos. Era como si los
juegos sexuales de un rato antes ni siquiera hubieran ocurrido. Joe había
despertado en su interior un ansia que jamás quedaría satisfecha del todo.
La boca de Joe se deslizó por la garganta femenina, cruzó la clavícula y por
fin, sí, se cerró sobre el pezón con un tirón firme que levantó las caderas de
__________ de la manta. __________ se frotó contra él, luchando por soltarse
las muñecas y jadeando con fuerza.
Joe le soltó las muñecas y __________ le metió de inmediato los dedos en el
pelo para apretarlo contra ella. El empresario usó los dedos para atormentar el
otro pico erecto, la mordió y la pellizcó hasta que la joven estuvo a punto de
volverse loca de placer y dolor.
Las piernas femeninas se entrelazaron con las de Joe y con la planta del pie
__________ le frotó toda la pantorrilla para alentarlo mientras con las manos
le masajeaba los músculos de la espalda y los hombros. Joe tenía la piel
cálida, húmeda de sudor, y __________ pudo oler la excitación que emanaba de él
en oleadas.
—Oh, sí —suspiró la joven de placer y anticipación cuando Joe dibujó un camino
de besos cálidos y húmedos por su vientre. El empresario le bajó los pantalones
cortos y las bragas del bikini con un solo movimiento.
Después le deslizó la mano por el interior de los muslos con la boca siguiendo
el progreso de los dedos. __________ se estremeció cuando el calor del aliento
masculino le rozó el sexo como el más suave de los besos. Su carne, ya muy
excitada, se hinchó todavía más y su cuerpo se tensó, ansiando la caricia de
aquellos labios y aquella lengua.
—¿Tienes idea de lo mucho que me gusta comerte? —le susurró Joe. La lengua masculina
le trazó con delicadeza la hendidura al tiempo que le separaba los labios con
los dedos para abrirla todavía más a su mirada y sus caricias—. Sabes
asombrosamente bien. —La lengua de Joe giró alrededor del botón duro del
clítoris de __________—. Y cuando te corres en mi boca, me imagino lo que debes
de sentir cuando estoy dentro de ti, palpitante, resbaladiza y ceñida alrededor
de mi polla.
Joe enterró la boca en ella con impaciencia, giraba y metía la lengua y le
succionaba el sexo con los labios. __________ ya estaba tan preparada que se
corrió en cuestión de segundos chillando el nombre de Joe.
—¡Ay!
__________ bajó la cabeza y miró a Joe con los ojos un poco nublados. Resultaba
un poco extraño que después de solo dos semanas le pareciera de lo más normal
ver la oscura cabeza del empresario enterrada entre sus muslos.
Fue entonces cuando notó que había apretado tanto los puños en el pelo
masculino que al pobre tenía que dolerle.
—Oh, lo siento mucho —jadeó.
—No pasa nada —se rió él mientras le frotaba el vientre con la barbilla—. Lo
tomaré como un cumplido, solo estabas intentando mantenerme ahí abajo.
__________ agitó la cabeza y se rió, intentó cerrar las piernas y dejarlo fuera
pero el empresario no cedió y le sujetó con firmeza las caderas mientras le
cubría de besos el vientre.
__________ dejó de reírse cuando lo abrazó con fuerza. ¿Cómo iba a dejarlo, a
dejar todo aquello? Aquel pensamiento le provocó tal dolor que se le llenaron
los ojos de lágrimas. Parpadeó a toda prisa para espantarlas antes de que Joe
las viera.
¿Pero qué alternativa tenía?
Prefirió entonces concentrarse en la ternura con la que Joe la acariciaba. Era
tan asombrosamente sensible, nunca dejaba de prestar atención a lo que a ella
le gustaba para darle el máximo placer. __________ siempre había pensado que
era un tópico cuando lo leía en las novelas románticas pero lo cierto era que Joe
conocía su cuerpo mejor que ella misma.
Y el empresario estaba haciendo buen uso de esa habilidad en ese momento. Los
dedos masculinos habían comenzado a acariciar la entrada, del cuerpo de
__________ para después penetrarla con acometidas firmes que reavivaban el
deseo de la joven y anticipaban el momento en que enterraría su verga en ella,
en lo más profundo, más allá de lo que ningún hombre había llegado jamás.
—Te necesito dentro de mí —le susurró __________ con la boca pegada al cuello
de Joe. Necesitaba sentir esa unión, la fusión de los dos cuerpos, incluso más
de lo que necesitaba el alivio físico. Necesitaba los recuerdos que podría
saborear, los recuerdos de aquellos breves momentos en los que Joe formaba
parte de ella de verdad.
—Pues pídemelo —la provocó él, dominándose.
__________ contuvo una sonrisa. A Joe le encantaba obligarla a decir
obscenidades.
—Fóllame, Joe. Méteme la polla hasta él fondo.
El empresario detuvo sus palabras con un beso casi salvaje y gimió en la boca
femenina al tiempo que se ponía el condón a toda prisa. A los pocos segundos,
la punta gruesa y roma de su erección se fue abriendo camino por el sexo de
__________, raspando con una sensación deliciosa aquella carne resbaladiza y
palpitante. __________ se arqueó hacia él para absorberlo más en su interior y
utilizó los músculos para metérselo más.
Lo rodeó con los brazos y las piernas y se arqueó para recibir cada una de las
embestidas masculinas. Te quiero. __________ enterró la boca abierta en el
hombro de Joe para evitar decirlo en voz alta. Te quiero, gritaba su mente
mientras ella se corría, apretando los músculos alrededor de su miembro en
vibrantes oleadas, dándoselo todo a aquel hombre, el corazón, el alma, cuando
el orgasmo la abrasó entera.
Te quiero, susurró __________ en silencio mientras lo veía seguirla al abismo.
Los ojos masculinos se clavaron en ella, ardientes, invitándola a compartir su
rendición y ceder juntos a aquella sensación tan abrumadora, tan intensa. Joe
se derrumbó sobre ella con un gemido profundo y apoyó la cara en el cojín suave
de los pechos femeninos.
__________ lo abrazó con fuerza y cerró los ojos para intentar grabarse en la
cabeza cada detalle de ese momento. No podía tener la eternidad pero el
presente era suyo. Y en ese instante, el presente era perfecto, qué coño.
era hablar, pensó __________ más tarde mientras ayudaba a Joe a extender la
gigantesca manta en la arena y a desplegar las dos hamacas. El día entero
parecía diseñado para seducirla. El velero, la playa privada, aquel picnic
ridículamente sofisticado, con su langosta, su vino frío y todo…
Como si Joe necesitara ayuda. __________ sintió una nueva oleada de deseo
mientras admiraba el torso desnudo del hombre que estaba disponiendo el
almuerzo delante de ella. Y el susodicho hombre le lanzó una sonrisa picara
cuando la sorprendió mirándolo, como si supiera con toda exactitud lo que
estaba pensando.
—La comida primero, después el postre —dijo al tiempo que la arrastraba a la
manta, a su lado.
__________ se estiró en la arena y atrajo a Joe hacia sí hasta echarlo encima
de ella. Le rodeó el cuello con los brazos y le bajó la cabeza para apoderarse
de su boca en un beso lento y profundo.
Joe respondió con entusiasmo mientras le deslizaba la palma de la mano bajo la
camiseta que __________ se había puesto junto con los pantalones cortos.
__________ se retorció y suspiró al sentir aquella mano cálida sobre su
estómago. Unos segundos después, Joe le soltó los labios y comenzó a cubrirla
de besos por la frente, las mejillas y la nariz. __________ alzó la cara hacía
aquella boca; el corazón se le henchía de gozo al sentir la ternura de aquellas
caricias.
Después dibujó con las manos los músculos firmes de la espalda masculina. Cómo
disfrutaba al sentirlos vibrar bajo la piel ardiente y lisa. Levantó una
pierna, la apoyó en la cadera de Joe y dejó que la pelvis de este se acurrucara
en la suave curva de su vientre.
La boca de Joe volvió a cubrir la suya y comenzó a darle dulces mordisquitos en
el labio inferior para luego aliviarla con un ligero lametazo. Después se alzó
un momento y la miró sin decir nada. Los ojos azules del empresario
resplandecían de deseo, y de algo más. Era como si en ese momento estuviera tan
abrumado como __________ por el puro placer de estar allí con ella. Como si él
también se sintiera la persona más afortunada del planeta por estar en aquella
playa haciéndole el amor.
Dios, cómo amaba a ese hombre. Pero el único sonido que emitió __________ fue
un ligero gemido y volvió a atraer su cabeza hacia la de ella para intentar
transmitir toda esa emoción en un beso.
Quizá fuera el duro sol del mediodía, quizá fuera el hecho de saber que aquella
era una de las últimas veces que podría hacerle el amor, pero, de repente, todo
se hizo más vivo, más intenso. El cuerpo de __________ se convirtió en una masa
de sensaciones incontrolables envueltas en el calor del sol, la caricia dulce
de la brisa y el sonido y el olor del océano.
Y Joe, la textura de su piel, el vello áspero en algunos sitios y suave como el
de un bebé en otros. Su olor, cálido, almizcleño, invadía los sentidos de
__________. Quería tocarlo, saborearlo por todas partes, memorizar cada
centímetro de su cuerpo y absorberlo como algo propio.
Sus caricias se hicieron más frenéticas a medida que se intensificaba el ansia
palpitante que sentía entre los muslos.
—Por favor, Joe, te necesito dentro de mí —le susurró. Lo deseaba tanto que
casi era un dolor físico.
Pero Joe se negó a incrementar el ritmo.
—Tranquila, Botoncito. Tenemos todo el día y esta vez quiero tomármelo con
calma.
__________ gimió cuando Joe le quitó la camiseta; la tela de algodón le abrasó
los pezones ya hipersensibilizados. La calidez del sol los hizo erguirse
todavía más, hasta que fueron como diminutos puntos erectos que exigieran los
besos y la succión de la boca masculina.
La joven suspiró de alivio cuando vio que Joe bajaba la cabeza, pero en lugar
de ofrecerle la succión firme que __________ ansiaba, rodeó las aureolas con la
lengua, primero una, después la otra, con la boca acercándose a un milímetro de
donde ella lo necesitaba pero sin llegar a tocarla jamás.
—No me atormentes —murmuró __________ dándole un fuerte tirón de pelos para
dejar claro su argumento. Joe abandonó los pechos de la joven por completo y
dibujó un suave camino de besos por la piel lisa del vientre femenino.
__________ decidió que tenía que probar con otro enfoque.
Le soltó el pelo, metió la mano entre los dos y le frotó con firmeza la
erección que forzaba el grueso nylon de sus pantalones cortos.
—Lo quiero, Joe, dentro de mí, ya.
Pero en lugar de obedecerla, Joe lanzó una suave risita y se apoderó sin más de
la mano femenina para apartarla de su bragueta.
—Paciencia, __________. Tú ten paciencia y te prometo que la espera merecerá la
pena.
__________ abrió la boca para protestar cuando él se apoderó de su otra mano y
le sujetó las dos muñecas por encima de la cabeza. Pero cualquier protesta de
__________ murió en sus labios cuando Joe se acomodó mejor sobre ella, le
aplastó suavemente los pechos con el torso y encajó el acero de su erección
contra el sexo de __________, que ardía y se fundía bajo él.
—Esta vez quiero tocarte por
todas partes —susurró Joe antes de embestirle la lengua con la suya en un ritmo
profundo y conocido.
__________ gimió y se retorció bajo él, al borde ya de alcanzar el clímax, y el
chico ni siquiera le había quitado los pantalones cortos. Era como si los
juegos sexuales de un rato antes ni siquiera hubieran ocurrido. Joe había
despertado en su interior un ansia que jamás quedaría satisfecha del todo.
La boca de Joe se deslizó por la garganta femenina, cruzó la clavícula y por
fin, sí, se cerró sobre el pezón con un tirón firme que levantó las caderas de
__________ de la manta. __________ se frotó contra él, luchando por soltarse
las muñecas y jadeando con fuerza.
Joe le soltó las muñecas y __________ le metió de inmediato los dedos en el
pelo para apretarlo contra ella. El empresario usó los dedos para atormentar el
otro pico erecto, la mordió y la pellizcó hasta que la joven estuvo a punto de
volverse loca de placer y dolor.
Las piernas femeninas se entrelazaron con las de Joe y con la planta del pie
__________ le frotó toda la pantorrilla para alentarlo mientras con las manos
le masajeaba los músculos de la espalda y los hombros. Joe tenía la piel
cálida, húmeda de sudor, y __________ pudo oler la excitación que emanaba de él
en oleadas.
—Oh, sí —suspiró la joven de placer y anticipación cuando Joe dibujó un camino
de besos cálidos y húmedos por su vientre. El empresario le bajó los pantalones
cortos y las bragas del bikini con un solo movimiento.
Después le deslizó la mano por el interior de los muslos con la boca siguiendo
el progreso de los dedos. __________ se estremeció cuando el calor del aliento
masculino le rozó el sexo como el más suave de los besos. Su carne, ya muy
excitada, se hinchó todavía más y su cuerpo se tensó, ansiando la caricia de
aquellos labios y aquella lengua.
—¿Tienes idea de lo mucho que me gusta comerte? —le susurró Joe. La lengua masculina
le trazó con delicadeza la hendidura al tiempo que le separaba los labios con
los dedos para abrirla todavía más a su mirada y sus caricias—. Sabes
asombrosamente bien. —La lengua de Joe giró alrededor del botón duro del
clítoris de __________—. Y cuando te corres en mi boca, me imagino lo que debes
de sentir cuando estoy dentro de ti, palpitante, resbaladiza y ceñida alrededor
de mi polla.
Joe enterró la boca en ella con impaciencia, giraba y metía la lengua y le
succionaba el sexo con los labios. __________ ya estaba tan preparada que se
corrió en cuestión de segundos chillando el nombre de Joe.
—¡Ay!
__________ bajó la cabeza y miró a Joe con los ojos un poco nublados. Resultaba
un poco extraño que después de solo dos semanas le pareciera de lo más normal
ver la oscura cabeza del empresario enterrada entre sus muslos.
Fue entonces cuando notó que había apretado tanto los puños en el pelo
masculino que al pobre tenía que dolerle.
—Oh, lo siento mucho —jadeó.
—No pasa nada —se rió él mientras le frotaba el vientre con la barbilla—. Lo
tomaré como un cumplido, solo estabas intentando mantenerme ahí abajo.
__________ agitó la cabeza y se rió, intentó cerrar las piernas y dejarlo fuera
pero el empresario no cedió y le sujetó con firmeza las caderas mientras le
cubría de besos el vientre.
__________ dejó de reírse cuando lo abrazó con fuerza. ¿Cómo iba a dejarlo, a
dejar todo aquello? Aquel pensamiento le provocó tal dolor que se le llenaron
los ojos de lágrimas. Parpadeó a toda prisa para espantarlas antes de que Joe
las viera.
¿Pero qué alternativa tenía?
Prefirió entonces concentrarse en la ternura con la que Joe la acariciaba. Era
tan asombrosamente sensible, nunca dejaba de prestar atención a lo que a ella
le gustaba para darle el máximo placer. __________ siempre había pensado que
era un tópico cuando lo leía en las novelas románticas pero lo cierto era que Joe
conocía su cuerpo mejor que ella misma.
Y el empresario estaba haciendo buen uso de esa habilidad en ese momento. Los
dedos masculinos habían comenzado a acariciar la entrada, del cuerpo de
__________ para después penetrarla con acometidas firmes que reavivaban el
deseo de la joven y anticipaban el momento en que enterraría su verga en ella,
en lo más profundo, más allá de lo que ningún hombre había llegado jamás.
—Te necesito dentro de mí —le susurró __________ con la boca pegada al cuello
de Joe. Necesitaba sentir esa unión, la fusión de los dos cuerpos, incluso más
de lo que necesitaba el alivio físico. Necesitaba los recuerdos que podría
saborear, los recuerdos de aquellos breves momentos en los que Joe formaba
parte de ella de verdad.
—Pues pídemelo —la provocó él, dominándose.
__________ contuvo una sonrisa. A Joe le encantaba obligarla a decir
obscenidades.
—Fóllame, Joe. Méteme la polla hasta él fondo.
El empresario detuvo sus palabras con un beso casi salvaje y gimió en la boca
femenina al tiempo que se ponía el condón a toda prisa. A los pocos segundos,
la punta gruesa y roma de su erección se fue abriendo camino por el sexo de
__________, raspando con una sensación deliciosa aquella carne resbaladiza y
palpitante. __________ se arqueó hacia él para absorberlo más en su interior y
utilizó los músculos para metérselo más.
Lo rodeó con los brazos y las piernas y se arqueó para recibir cada una de las
embestidas masculinas. Te quiero. __________ enterró la boca abierta en el
hombro de Joe para evitar decirlo en voz alta. Te quiero, gritaba su mente
mientras ella se corría, apretando los músculos alrededor de su miembro en
vibrantes oleadas, dándoselo todo a aquel hombre, el corazón, el alma, cuando
el orgasmo la abrasó entera.
Te quiero, susurró __________ en silencio mientras lo veía seguirla al abismo.
Los ojos masculinos se clavaron en ella, ardientes, invitándola a compartir su
rendición y ceder juntos a aquella sensación tan abrumadora, tan intensa. Joe
se derrumbó sobre ella con un gemido profundo y apoyó la cara en el cojín suave
de los pechos femeninos.
__________ lo abrazó con fuerza y cerró los ojos para intentar grabarse en la
cabeza cada detalle de ese momento. No podía tener la eternidad pero el
presente era suyo. Y en ese instante, el presente era perfecto, qué coño.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
El sol de la mañana golpeó a Joe en toda la cara. Guiñó los ojos
mientras se acostumbraba a la luz brillante y sonrió al ver los rizos rubios y
despeinados que le cubrían el torso desnudo. Después de asearse y vestirse otra
vez, __________ y él habían disfrutado de un decadente picnic compuesto por
cola de langosta, vino blanco y fruta fresca. Después de echar una siesta a la
sombra, habían ido a bañarse desnudos otra vez. Joe había insistido en volver a
echarle a __________ la crema protectora por todas partes, lo que había llevado
a que volviera a hacerle el amor.
Al final habían regresado al barco con la intención de poner rumbo de nuevo a
Cayo Holley, pero entonces __________ había señalado que atardecería en solo un
par de horas, ¿y no sería maravilloso contemplarlo desde el yate? Joe había
accedido con gusto y habían decidido que, puesto que tenían comida y agua
potable de sobra, bien podrían pasar la noche en el barco.
La noche había sido perfecta y despejada y él había hecho una cama improvisada
con los cojines de los bancos y las sábanas que había quitado de una de las
literas.
—¿Para qué pasar la noche abajo cuando tenemos todo esto? —había dicho
__________ mientras se estiraba con pereza y contemplaba el cielo lleno de
estrellas.
Era una belleza, tan guapa con la luz de la luna casi llena destacando cada una
de sus curvas que Joe se había visto obligado a hacerle el amor una vez más.
Pero ya había amanecido y tenían que poner rumbo a casa de una vez. El tenía
que volver al trabajo y __________ tenía que hacer las maletas.
Porque se iba al día siguiente.
La rodeó con los brazos con más fuerza, casi sin querer. __________ cambió de
postura en sueños con un pequeño ruidito de protesta.
Joe prefería no pensar en su partida, la verdad.
Cerró los ojos y por una vez no intentó quitarse de la cabeza las peligrosas
ideas que lo rondaban.
¿Y si no se iba? De lo que se trataba aquel viaje era de hacer unos cuantos
cambios, ¿no? ¿Y que podía sacudir su vida más que dejar San Francisco del
todo? Bien sabía Dios que Carla y él necesitaban ayuda para dirigir el complejo
turístico. Era perfecto, __________ tendría un trabajo a su medida y podía
mudarse a su casa…
A Joe le dio un vuelco el corazón y después empezó a latirle más deprisa. Jamás
en su vida se había planteado vivir con una mujer y sintió un hormigueo de
pánico al pensar que estaba considerando la idea.
Pero más fuerte que el pánico era la voz que le decía que aquella era una gran
idea, sin duda. Incluso una idea perfecta…
__________ volvió a cambiar de postura junto a él y Joe abrió los ojos. La
joven lo miraba con atención y durante un instante de locura Joe pensó que
quizá sabía exactamente lo que estaba pensando.
__________ lo miraba en silencio; sus ojos azules ardían con un color turquesa
que contrastaba con el tono dorado de su piel. Tenía la boca rosa y borrosa,
hinchada por los besos de Joe. Unas pecas diminutas le salpicaban la nariz y Joe
podía ver cada pestaña que se rizaba en sus ojos, tan largas que casi le
tocaban las cejas. Era tan adorable que a Joe le dolió el pecho.
El .empresario observó que una comisura de la boca femenina se alzaba en una
sonrisa diminuta y curiosa.
—¿Qué?
Pídeselo. Pídeselo, nenaza. Dile que no quieres que se vaya, que quieres que se
quede aquí, contigo para averiguar si estás enamorado de ella o no.
—Nada. Solo pensaba, en lo hermosa que eres.
Cobarde.
__________ le sonrió todavía más y lo atrajo encima de ella. Ya se lo pediré
más tarde, cuando se presente la ocasión. No le sueltas algo como eso a una
mujer que se acaba de despertar.
__________ le rodeó la cintura con una pierna y le metió la lengua en la boca.
Y no se interrumpe a una mujer cuando es obvio que tiene otras cosas en la
cabeza.
Iba a esperar la oportunidad que estaba buscando y entonces le pediría que se
quedara, que se arriesgara por él, por los dos. Una oleada de calor lo abrasó
entero cuando una manita se cerró sobre su miembro, que se iba endureciendo a
toda prisa. Pero luego. Mucho después.
mientras se acostumbraba a la luz brillante y sonrió al ver los rizos rubios y
despeinados que le cubrían el torso desnudo. Después de asearse y vestirse otra
vez, __________ y él habían disfrutado de un decadente picnic compuesto por
cola de langosta, vino blanco y fruta fresca. Después de echar una siesta a la
sombra, habían ido a bañarse desnudos otra vez. Joe había insistido en volver a
echarle a __________ la crema protectora por todas partes, lo que había llevado
a que volviera a hacerle el amor.
Al final habían regresado al barco con la intención de poner rumbo de nuevo a
Cayo Holley, pero entonces __________ había señalado que atardecería en solo un
par de horas, ¿y no sería maravilloso contemplarlo desde el yate? Joe había
accedido con gusto y habían decidido que, puesto que tenían comida y agua
potable de sobra, bien podrían pasar la noche en el barco.
La noche había sido perfecta y despejada y él había hecho una cama improvisada
con los cojines de los bancos y las sábanas que había quitado de una de las
literas.
—¿Para qué pasar la noche abajo cuando tenemos todo esto? —había dicho
__________ mientras se estiraba con pereza y contemplaba el cielo lleno de
estrellas.
Era una belleza, tan guapa con la luz de la luna casi llena destacando cada una
de sus curvas que Joe se había visto obligado a hacerle el amor una vez más.
Pero ya había amanecido y tenían que poner rumbo a casa de una vez. El tenía
que volver al trabajo y __________ tenía que hacer las maletas.
Porque se iba al día siguiente.
La rodeó con los brazos con más fuerza, casi sin querer. __________ cambió de
postura en sueños con un pequeño ruidito de protesta.
Joe prefería no pensar en su partida, la verdad.
Cerró los ojos y por una vez no intentó quitarse de la cabeza las peligrosas
ideas que lo rondaban.
¿Y si no se iba? De lo que se trataba aquel viaje era de hacer unos cuantos
cambios, ¿no? ¿Y que podía sacudir su vida más que dejar San Francisco del
todo? Bien sabía Dios que Carla y él necesitaban ayuda para dirigir el complejo
turístico. Era perfecto, __________ tendría un trabajo a su medida y podía
mudarse a su casa…
A Joe le dio un vuelco el corazón y después empezó a latirle más deprisa. Jamás
en su vida se había planteado vivir con una mujer y sintió un hormigueo de
pánico al pensar que estaba considerando la idea.
Pero más fuerte que el pánico era la voz que le decía que aquella era una gran
idea, sin duda. Incluso una idea perfecta…
__________ volvió a cambiar de postura junto a él y Joe abrió los ojos. La
joven lo miraba con atención y durante un instante de locura Joe pensó que
quizá sabía exactamente lo que estaba pensando.
__________ lo miraba en silencio; sus ojos azules ardían con un color turquesa
que contrastaba con el tono dorado de su piel. Tenía la boca rosa y borrosa,
hinchada por los besos de Joe. Unas pecas diminutas le salpicaban la nariz y Joe
podía ver cada pestaña que se rizaba en sus ojos, tan largas que casi le
tocaban las cejas. Era tan adorable que a Joe le dolió el pecho.
El .empresario observó que una comisura de la boca femenina se alzaba en una
sonrisa diminuta y curiosa.
—¿Qué?
Pídeselo. Pídeselo, nenaza. Dile que no quieres que se vaya, que quieres que se
quede aquí, contigo para averiguar si estás enamorado de ella o no.
—Nada. Solo pensaba, en lo hermosa que eres.
Cobarde.
__________ le sonrió todavía más y lo atrajo encima de ella. Ya se lo pediré
más tarde, cuando se presente la ocasión. No le sueltas algo como eso a una
mujer que se acaba de despertar.
__________ le rodeó la cintura con una pierna y le metió la lengua en la boca.
Y no se interrumpe a una mujer cuando es obvio que tiene otras cosas en la
cabeza.
Iba a esperar la oportunidad que estaba buscando y entonces le pediría que se
quedara, que se arriesgara por él, por los dos. Una oleada de calor lo abrasó
entero cuando una manita se cerró sobre su miembro, que se iba endureciendo a
toda prisa. Pero luego. Mucho después.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
AWOOOOO QUE SI LO DISFRUTE???????
X DIOS LO AMEEE!!! AMBOS ESTAN ENAMORADIIIIISIIIMOSS!!
AINS NO QUIERO QUE LA RAYIS SE VALLA!!!
JOE CORBARDEEE!! PORQUE NO LE DIJISTE QUE SE QUEDARA!
AWOO MORI CUANDO LA RAYIS LE DIJO Q LO QUERIA!
PERO ODIE A JOE CUANDO NO LE DIJO NADAAA :(
QUIIERO QUE ESTEN JUNTOS
LA RYIS NO LE DIRA Q NO.... O QUIZAS SIII AINSS NOSE
CONFIESO QUE ESTA ES LA PRIMERA NOVELA QUE ESCRIBES QUE NO SE QUE PASARA!!
SIGUELAA PORFISSS!!!
ESPERO NUESTRO CAPII MAÑANA SIN FALTAA!!
OK OK ME ENCADENE ES QUE ESTOY FELIZ PORQUE QUEDE EN LA UNIVERSIDAD!! (BAILDE DE 20SEGUNDOS)
SIGUELAAA
ATT: TU MEGA FIELISIIIMAAA LECTORA!
LA QUE TE BUSCA X MAR Y TIERRA!
BESOSS VAL'S TE QUIIEROO <3
X DIOS LO AMEEE!!! AMBOS ESTAN ENAMORADIIIIISIIIMOSS!!
AINS NO QUIERO QUE LA RAYIS SE VALLA!!!
JOE CORBARDEEE!! PORQUE NO LE DIJISTE QUE SE QUEDARA!
AWOO MORI CUANDO LA RAYIS LE DIJO Q LO QUERIA!
PERO ODIE A JOE CUANDO NO LE DIJO NADAAA :(
QUIIERO QUE ESTEN JUNTOS
LA RYIS NO LE DIRA Q NO.... O QUIZAS SIII AINSS NOSE
CONFIESO QUE ESTA ES LA PRIMERA NOVELA QUE ESCRIBES QUE NO SE QUE PASARA!!
SIGUELAA PORFISSS!!!
ESPERO NUESTRO CAPII MAÑANA SIN FALTAA!!
OK OK ME ENCADENE ES QUE ESTOY FELIZ PORQUE QUEDE EN LA UNIVERSIDAD!! (BAILDE DE 20SEGUNDOS)
SIGUELAAA
ATT: TU MEGA FIELISIIIMAAA LECTORA!
LA QUE TE BUSCA X MAR Y TIERRA!
BESOSS VAL'S TE QUIIEROO <3
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
que buenos capitulos yo habia leido pero creo que no habia comentado en fin aqui estoy
Taescaab
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
si......genial es buenisima , me gusta=)
Aunq joe pfffff lo odio ajjaja mentiraaaa pero tenia q decirle algoooo como se qda asi mudooo =(
Tan lindoo....me encanto el maraton siguela prontoooo =)
Aunq joe pfffff lo odio ajjaja mentiraaaa pero tenia q decirle algoooo como se qda asi mudooo =(
Tan lindoo....me encanto el maraton siguela prontoooo =)
Liz...=)
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
LikeaSkyscraper' escribió:SIGUELAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!
por cierto nueva lectora :D
Bienvenida!!!! ya puse maraton mañana la sigo ok :)
Val's Matth.
Página 8 de 13. • 1, 2, 3 ... 7, 8, 9 ... 11, 12, 13
Temas similares
» Transferida a Londres (Harry Styles y Helen Thompson)!!CANCELADA!!
» La biblioteca privada de Netherfield Park
» la fiesta...
» Mi vida y mis sueños♥ (1D) TERMINADA
» Irresistible[Zayn Malik y tú] ¡ TERMINADA !
» La biblioteca privada de Netherfield Park
» la fiesta...
» Mi vida y mis sueños♥ (1D) TERMINADA
» Irresistible[Zayn Malik y tú] ¡ TERMINADA !
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 8 de 13.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.