Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 3 de 10. • Comparte
Página 3 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Hola como andan????
Pido disculpas por no subir la nove :/
Capitulo 14
Este es el fin de semana más deprimente que he tenido, y he tenido un montón de ellos como para medir sus contras. Antes todo se trataba sobre lo que estaba esperándome en casa, ahora pienso que existen cosas fuera de ella que pueden haber estado esperando por mí durante todo este tiempo.
Hace una semana, no habría siquiera pensado en ello, pero ahora sí. Me lo puedo imaginar y todo es por culpa de Nick; me trató como si yo fuera igual que todas las otras chicas cuando me preguntó. No sé nada de fútbol, no sé si es algo que me gustaría o que odiaría, de modo que no ha capturado mi imaginación. Solo sería estar allí, entre mis compañeros, sentada al lado de Nick.
Ni siquiera se me ocurre preocuparme sobre las burlas o la humillación que podría sufrir al aparecer en un evento social donde hay incluso menos supervisión que en la escuela, porque de alguna manera sé que si estoy con él, nadie me molestará.
Mamá está particularmente furiosa este fin de semana, probablemente, porque el viernes fue el día de pago de papá. Todavía no ha llegado a casa del trabajo, desde la noche del sábado, lo que significa que no habrá mucho dinero cuando regrese a casa, si es que aún le queda, porque seguramente se ha bebido la mayor parte. Esto significa que en la cima de mi miseria me pierdo al pensar en Nick y en el partido, también tengo añadida diversión, lo que ayuda a mi objetivo.
Los platos no son lavados y estoy lo suficiente callada como para provocar contusiones de huellas dactilares en mi brazo; causando que las partículas de polvo que vuelan en el aire me distraigan del puñetazo en el pecho que me deja sin aliento.
Finalmente, el domingo ella se pone a gritar en mi cara porque me había comido uno de sus barritas de dulces (lo que en realidad por primera vez es verdad, aunque en mi defensa no había comido nada más en todo el fin de semana y me había sentido mareada por haber sido obligada a permanecer en una esquina durante tres horas seguidas) ella acerca su cinturón y lo sostiene por delante de mí mis ojos, golpeándome en el suelo. Antes de que pueda llegar más lejos al hacerme daño, se oye el coche de mi padre en la entrada.
—Ve a limpiar. Mira el desastre que has hecho —me dice rápidamente.
Estoy bien al tanto del juego de ocultar el abuso a tu padre. No porque él se preocupe por mí, sino porque simplemente le da más excusas para golpearla a ella. A este particular caballo regalado no se le miran los dientes. Me apresuro a subir las escaleras, lavo mi cara, veo que ya el color púrpura está rodeando mi ojo. Le he oído entrar, ella lo incrimina y empiezan a gritar. Me meto en mi habitación, abro la ventana y salgo en busca del refugio de mi columpio.
***
El lunes por la mañana, me levanto temprano, tomo una ducha rápida y me visto. Establezco la mejor marca personal en estar preparada para salir, corro por mi calle y doy vuelta a la esquina, donde mis pies se auto-detienen.
Nick está en el puesto de la parada, apoyado en el capó de su coche, con sus piernas dobladas en los tobillos, los brazos cruzados y la cabeza gacha, con la mayor relajación del mundo, como si estuviera en una larga espera, tal como si estuviera sintiéndome observarlo, aunque, de pronto levanta la vista. Cuando me ve, una lenta sonrisa divide su cara; sin prisa descruza sus tobillos y se acerca a mí.
—Hola —me dice, naturalmente, como si se tratara de una normal ocurrencia para él, estar sentado aquí.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto sospechosamente.
Se ríe.—Buenos días a ti también.
Sonrío encogiéndome de hombros, avergonzada por ser tan grosera. —Buenos días― Lo miro por un momento, y luego vuelvo a preguntar: —¿Qué estás haciendo aquí?
Agita su mano para indicar el coche.
—Pensé que te gustaría dar un paseo.
Cambio de inquietud. —¿No has pensado que tal vez camino porque me gusta hacerlo?― pregunto, un poco a la defensiva. Él está sorprendido por eso.
—¿En serio? —Está desconcertado —¿Te gusta caminar desde tan lejos hasta la escuela dos veces al día, todos los días?
Miro lejos, y luego doy una verdad a medias. —Sí.
Me gusta caminar la mayoría de las veces, pero sólo porque la otra alternativa es muy poco atractiva. Algunos días es aburrido, y algunas veces mi cuerpo maltratado lo hace difícil, pero también me da tiempo para mí misma, tiempo para pensar, para ver, para sentir y oler el mundo sin que nadie me moleste.
—¡Huh! —Resopla, sorprendido y un poco desalentado ―Bueno, pensé que tal vez tus rodillas...
—Se sienten mejor ahora.
—¡Ah! —Parece desconcertado. Las esquinas de mi boca se levantan ligeramente por su aspecto de niño pequeño y tomo misericordia de él.
—Fue una oferta muy agradable, sin embargo. Te lo agradezco.
Todavía luce un pequeño puchero, y puedo recordar al niño que había sido en nuestros primeros años en la escuela primaria. De pronto se ilumina y me mira.
—Tal vez puedo caminar contigo hoy. Voy a dejar mi coche aquí, y lo recogeré después de la escuela.
Frunzo mis cejas. —Pero, ¿cómo vas a volver aquí para recogerlo?
—Puedo caminar de nuevo... contigo... ya sabes, si te parece bien... —Su voz se desvanece y de golpe me doy cuenta que se siente inseguro de sí mismo.
—De acuerdo.
Mi silenciosa respuesta lo sorprende, y me sorprende, también, si soy honesta. Me mira por un momento, meditando sobre si estoy aceptando por querer hacerlo o si tan sólo me siento presionada. Todo lo que ve en mi cara le satisface, y asiente.
—Está bien. Déjame tomar mis libros y cerrar el seguro— Él hace eso, corriendo de vuelta a mi lado —¿Tienes una ruta especial que tomes?
Asiento con la cabeza, muy seria. —Sí, me gusta tomar la que me lleve hasta allá.
Me mira por un minuto. No puedo mantener mi sonrisa oculta. Se echa a reír.
—Sí, creo que sería una buena idea― Toma los libros de mis brazos, alzando los hombros. —Mi mamá me mataría si pensará que no soy un absoluto caballero a cada segundo.
CONTINUARA…
Espero les haya gustado.
Las adoro <3
Pido disculpas por no subir la nove :/
Capitulo 14
Este es el fin de semana más deprimente que he tenido, y he tenido un montón de ellos como para medir sus contras. Antes todo se trataba sobre lo que estaba esperándome en casa, ahora pienso que existen cosas fuera de ella que pueden haber estado esperando por mí durante todo este tiempo.
Hace una semana, no habría siquiera pensado en ello, pero ahora sí. Me lo puedo imaginar y todo es por culpa de Nick; me trató como si yo fuera igual que todas las otras chicas cuando me preguntó. No sé nada de fútbol, no sé si es algo que me gustaría o que odiaría, de modo que no ha capturado mi imaginación. Solo sería estar allí, entre mis compañeros, sentada al lado de Nick.
Ni siquiera se me ocurre preocuparme sobre las burlas o la humillación que podría sufrir al aparecer en un evento social donde hay incluso menos supervisión que en la escuela, porque de alguna manera sé que si estoy con él, nadie me molestará.
Mamá está particularmente furiosa este fin de semana, probablemente, porque el viernes fue el día de pago de papá. Todavía no ha llegado a casa del trabajo, desde la noche del sábado, lo que significa que no habrá mucho dinero cuando regrese a casa, si es que aún le queda, porque seguramente se ha bebido la mayor parte. Esto significa que en la cima de mi miseria me pierdo al pensar en Nick y en el partido, también tengo añadida diversión, lo que ayuda a mi objetivo.
Los platos no son lavados y estoy lo suficiente callada como para provocar contusiones de huellas dactilares en mi brazo; causando que las partículas de polvo que vuelan en el aire me distraigan del puñetazo en el pecho que me deja sin aliento.
Finalmente, el domingo ella se pone a gritar en mi cara porque me había comido uno de sus barritas de dulces (lo que en realidad por primera vez es verdad, aunque en mi defensa no había comido nada más en todo el fin de semana y me había sentido mareada por haber sido obligada a permanecer en una esquina durante tres horas seguidas) ella acerca su cinturón y lo sostiene por delante de mí mis ojos, golpeándome en el suelo. Antes de que pueda llegar más lejos al hacerme daño, se oye el coche de mi padre en la entrada.
—Ve a limpiar. Mira el desastre que has hecho —me dice rápidamente.
Estoy bien al tanto del juego de ocultar el abuso a tu padre. No porque él se preocupe por mí, sino porque simplemente le da más excusas para golpearla a ella. A este particular caballo regalado no se le miran los dientes. Me apresuro a subir las escaleras, lavo mi cara, veo que ya el color púrpura está rodeando mi ojo. Le he oído entrar, ella lo incrimina y empiezan a gritar. Me meto en mi habitación, abro la ventana y salgo en busca del refugio de mi columpio.
***
El lunes por la mañana, me levanto temprano, tomo una ducha rápida y me visto. Establezco la mejor marca personal en estar preparada para salir, corro por mi calle y doy vuelta a la esquina, donde mis pies se auto-detienen.
Nick está en el puesto de la parada, apoyado en el capó de su coche, con sus piernas dobladas en los tobillos, los brazos cruzados y la cabeza gacha, con la mayor relajación del mundo, como si estuviera en una larga espera, tal como si estuviera sintiéndome observarlo, aunque, de pronto levanta la vista. Cuando me ve, una lenta sonrisa divide su cara; sin prisa descruza sus tobillos y se acerca a mí.
—Hola —me dice, naturalmente, como si se tratara de una normal ocurrencia para él, estar sentado aquí.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto sospechosamente.
Se ríe.—Buenos días a ti también.
Sonrío encogiéndome de hombros, avergonzada por ser tan grosera. —Buenos días― Lo miro por un momento, y luego vuelvo a preguntar: —¿Qué estás haciendo aquí?
Agita su mano para indicar el coche.
—Pensé que te gustaría dar un paseo.
Cambio de inquietud. —¿No has pensado que tal vez camino porque me gusta hacerlo?― pregunto, un poco a la defensiva. Él está sorprendido por eso.
—¿En serio? —Está desconcertado —¿Te gusta caminar desde tan lejos hasta la escuela dos veces al día, todos los días?
Miro lejos, y luego doy una verdad a medias. —Sí.
Me gusta caminar la mayoría de las veces, pero sólo porque la otra alternativa es muy poco atractiva. Algunos días es aburrido, y algunas veces mi cuerpo maltratado lo hace difícil, pero también me da tiempo para mí misma, tiempo para pensar, para ver, para sentir y oler el mundo sin que nadie me moleste.
—¡Huh! —Resopla, sorprendido y un poco desalentado ―Bueno, pensé que tal vez tus rodillas...
—Se sienten mejor ahora.
—¡Ah! —Parece desconcertado. Las esquinas de mi boca se levantan ligeramente por su aspecto de niño pequeño y tomo misericordia de él.
—Fue una oferta muy agradable, sin embargo. Te lo agradezco.
Todavía luce un pequeño puchero, y puedo recordar al niño que había sido en nuestros primeros años en la escuela primaria. De pronto se ilumina y me mira.
—Tal vez puedo caminar contigo hoy. Voy a dejar mi coche aquí, y lo recogeré después de la escuela.
Frunzo mis cejas. —Pero, ¿cómo vas a volver aquí para recogerlo?
—Puedo caminar de nuevo... contigo... ya sabes, si te parece bien... —Su voz se desvanece y de golpe me doy cuenta que se siente inseguro de sí mismo.
—De acuerdo.
Mi silenciosa respuesta lo sorprende, y me sorprende, también, si soy honesta. Me mira por un momento, meditando sobre si estoy aceptando por querer hacerlo o si tan sólo me siento presionada. Todo lo que ve en mi cara le satisface, y asiente.
—Está bien. Déjame tomar mis libros y cerrar el seguro— Él hace eso, corriendo de vuelta a mi lado —¿Tienes una ruta especial que tomes?
Asiento con la cabeza, muy seria. —Sí, me gusta tomar la que me lleve hasta allá.
Me mira por un minuto. No puedo mantener mi sonrisa oculta. Se echa a reír.
—Sí, creo que sería una buena idea― Toma los libros de mis brazos, alzando los hombros. —Mi mamá me mataría si pensará que no soy un absoluto caballero a cada segundo.
CONTINUARA…
Espero les haya gustado.
Las adoro <3
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Gracias por leer la nove espero te guste ;)chelis escribió:NUUUEEEVAAAAA LEEECCCTOOORRRAAAA
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
meeee encaaantaaaaa!!!!
aaaii ese nick es tan lindoooo!!!
pero por que su maaa se enzañaaa tantoooo!!!!
aaaii ese nick es tan lindoooo!!!
pero por que su maaa se enzañaaa tantoooo!!!!
chelis
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
aaaaaaaaaaa, me gusto mucho el cap =) Nick es super tierno :arre: .
Siguela
Siguela
Any Ledezma
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Me alegra que te guste la nove.chelis escribió:meeee encaaantaaaaa!!!!
aaaii ese nick es tan lindoooo!!!
pero por que su maaa se enzañaaa tantoooo!!!!
Nick es un tierno ajaja.
Saludos :D
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Si nick es re tierno jaja Me alegra que te guste el cap y ya subu cap :) Besos.AnyLedezma1 escribió:aaaaaaaaaaa, me gusto mucho el cap =) Nick es super tierno :arre: .
Siguela
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Holaaaaaaaaa.
Antes que nada quiero decirles que a partir de ahora voy a subir la nove solamente los fines de semana, lo que pasa es que mi mama me castigo por bajar las notas en la escuela y bueno es lo que paso jaja.
Bueno igual cuando pueda les voy a subir un cap en la semana, espero sepan entender. Las quiero mucho :P Les dejo un cap :)
Capitulo 15
—¿Tienes una ruta especial que tomes?
Asiento con la cabeza, muy seria. —Sí, me gusta tomar la que me lleve hasta allá.
Me mira por un minuto. No puedo mantener mi sonrisa oculta. Se echa a reír.
—Sí, creo que sería una buena idea― Toma los libros de mis brazos, alzando los hombros. —Mi mamá me mataría si pensará que no soy un absoluto caballero a cada segundo.
Bueno, eso explica lo de él abriendo la puerta del coche por mí. Se acerca con zancada más largas que las mías mientras caminamos. Mira a un lado de mí, abriendo la boca para decir algo. Las palabras nunca llegan. Se detiene abruptamente y me detengo con él por la mirada alarmada de su rostro. Observo detrás de mí para ver qué es lo que le preocupa. ¿Alguien lo ha visto caminar conmigo? Echando un vistazo atrás de él, noto que es a mí a quien está mirando.
—¿Qué? —pregunto.
Extiende una mano, poniéndola suavemente sobre mi mejilla, rozando ligeramente con su pulgar justo encima de mi pómulo.
—Tienes un ojo negro.
Me agito lejos de su toque, utilizando mi mano para sustituir la suya, cubriendo un lado de mi cara, utilizando mí cabello como un velo entre nosotros, cayendo por mi rostro. Me había olvidado por completo de ello.
Lo había cubierto con un corrector antes, aunque al parecer no había hecho un muy buen trabajo con eso. —¿Qué pasó? —Oigo la angustia en su voz.
—Solo se trata de mi torpeza habitual. —Le miento—. Me caí y choqué contra el marco de la puerta.
La mentira transita fácilmente de mi boca, después de haberla dicho muchas veces antes. Él extiende su mano y tira de la mía, tornando mi cara hacia él, examinándome con el mismo cuidado y concentración que utilizó antes, cuando examinaba mis manos raspadas. Luce escéptico ante mi historia, pero no me hace más preguntas.
—Necesitas ser más cuidadosa —reprende con suavidad —¿Te duele?
Su toque familiar está haciendo cosas raras en mi cabeza, por lo que es difícil pensar, entonces me alejo de nuevo y continúo caminando.
—No. Me había olvidado de ello hasta que lo mencionaste― Da un paso rápido para alcanzarme. Puedo sentir su mirada en mi cara, y a mis mejillas calentarse. Él está en silencio. —¿Luce tan mal? —le pregunto cuando el silencio se prolonga. Él no dice nada durante tanto tiempo que finalmente me arriesgo a mirarlo. Me mira con una atención intensa. Suspira.
—No, en realidad no es tan fácil de ver.
—Tú lo has visto —le acuso.
—Soy muy observador, probablemente más de lo normal.
Caminamos en silencio durante unos minutos.
—¿Has pensado alguna vez en convertirte en médico? —pregunto. Se sacude con sorpresa.
—¿Qué te hace preguntar eso?
—No lo sé, es sólo que pareces una especie de doctorcito, tú sabes, como hoy con mi ojo y la semana pasada cuando estabas limpiando mis manos. Luces muy preocupado por las lesiones.
—En realidad, he pensado en eso. He pensado un montón sobre ello. Basta con que he planeado mis estudios para dirigirme a esa dirección. Mi papá es un veterinario, por lo que he pasado la mayor parte de mi vida viéndolo sanar animales, de todos modos. Siempre quise ser como él, ser veterinario, ¿sabes? Pero a pesar de que me gustan mucho la mayoría de los animales, no soy un apasionado de ellos como él lo es, así que pensé que tal vez sería mejor probar con la gente.
Trato de imaginar cómo sería tener un papá al cual tú admires tanto que desees seguir sus pasos.
—Recuerdo un poco a tu mamá —le digo —Ella siempre iba de excursión, y me acuerdo de su salón para fiestas y cosas.
—Sí, ella es una buena madre. Es una buena cosa que tengo hermanas menores, porque se vuelve loca gastando su tiempo con los niños pequeños.
Mi garganta se aprisiona. Recuerdo vagamente a mi propia madre ser una vez de esa manera. Que niña más horrible debo haber sido para haber matado esa clase de preocupación. Me aclaro la garganta, apartando aquellos pensamientos.
—Recuerdo a una hermana, tu mamá siempre la llevaba en coche. ¿Tienes más ahora?
—Esa fue mi hermana pequeña. Ella ahora tiene diez. Tengo otra hermana que tiene trece. Tal vez no la recuerdas porque estaba en una escuela diferente. Y tengo una hermana pequeña que tiene tres, fue una especie de “oops”. Bastante embarazoso para un chico de quince años, tener a una madre embarazada. Pero, ¿qué puedes hacer? Además, es una niña muy linda.
—¿Sin hermanos?
—No —Él se ríe—. Mi papá dice que él y yo vivimos en un océano de estrógeno, lo cual no es tan malo ahora, pero espera a que todas ellas hayan llegado a la pubertad― Me río. Me mira, avergonzado por haber dicho eso, por lo que mira hacia otro lado.
—¿Qué hay de ti? —pregunta—. ¿Algunos hermanos o hermanas?
—No —digo, pensando como siempre en el hermano pequeño que debería haber tenido, en el pequeño niño cuya muerte destruyó a mi madre.
Todavía tengo recuerdos de la vida cuando era buena. Eso es tanto una bendición como una maldición, como dice el refrán. Una bendición porque en los tiempos más oscuros es a lo que me aferro, a lo que me gustaría tener e imagino lo que mi vida es. A veces eso es todo lo que me mantiene aguantando.
La maldición es que los recuerdos hacen que mi vida ahora parezca mucho más sombría, porque hubo un tiempo cuando la vida era luz. La oscuridad comenzó el día que mi padre perdió su trabajo, pero en realidad, las personas pierden sus puestos de trabajo todos los días. ¿Por qué había sido tan traumático para mi padre? Esa es una pregunta que nunca podré responder.
Al principio, mi madre embarazada me protegió de la peor parte de la furia de mi padre. Ella era la calma en la tormenta. Cuando oíamos su coche que venía por el camino, ella me alentaba a jugar en mi nuevo columpio. Fue allí donde encontré mi escape. Con el viento soplando a través de mi pelo, el cielo azul y la hierba verde debajo, me encontré volando.
Imaginaba que era un pájaro, y que si alcanzaba elevarme lo suficientemente alto, podía dejar de lado todas a estas cadenas y volar lejos de los gritos, de los sonidos que negaba a mi cerebro a procesar, pero que siempre dieron lugar a un ojo negro o a un corte en el labio de mi madre.
Cuando se puso de parto prematuro después de una pelea particularmente violenta unos pocos días antes de Halloween, yo estaba fuera tratando de llegar a ese vuelo mágico. Había oído a mi padre dar un portazo a la puerta principal y al coche, cuando la oí gritar dolorosamente, angustiada en busca de ayuda.
Corrí al el interior y vi el charco de sangre debajo de ella en el piso, donde estaba de pie, sosteniendo su vientre, redondeándolo y jadeando de dolor. Aproximadamente un mes antes vi a unos aterrados hombres ver que había llegado el día y tomar su coche. Yo no podía haber manejado de todas formas, ya que sólo tenía nueve años y era pequeña para mi edad.
El no tener teléfono también disminuye las opciones. Estaba expresamente prohibido ir por los vecinos en absoluto. Cuando ella cayó al suelo y no podía despertarla, me desesperé. Rompí la regla y corrí hacia la casa de al lado.
CONTINUARA…
Espero les haya gustado :oops: y como dije el fin de semana suboo espero poder subir antes pero ya estan avisadas.
Las quiero mucho y gracias por leer
Antes que nada quiero decirles que a partir de ahora voy a subir la nove solamente los fines de semana, lo que pasa es que mi mama me castigo por bajar las notas en la escuela y bueno es lo que paso jaja.
Bueno igual cuando pueda les voy a subir un cap en la semana, espero sepan entender. Las quiero mucho :P Les dejo un cap :)
Capitulo 15
—¿Tienes una ruta especial que tomes?
Asiento con la cabeza, muy seria. —Sí, me gusta tomar la que me lleve hasta allá.
Me mira por un minuto. No puedo mantener mi sonrisa oculta. Se echa a reír.
—Sí, creo que sería una buena idea― Toma los libros de mis brazos, alzando los hombros. —Mi mamá me mataría si pensará que no soy un absoluto caballero a cada segundo.
Bueno, eso explica lo de él abriendo la puerta del coche por mí. Se acerca con zancada más largas que las mías mientras caminamos. Mira a un lado de mí, abriendo la boca para decir algo. Las palabras nunca llegan. Se detiene abruptamente y me detengo con él por la mirada alarmada de su rostro. Observo detrás de mí para ver qué es lo que le preocupa. ¿Alguien lo ha visto caminar conmigo? Echando un vistazo atrás de él, noto que es a mí a quien está mirando.
—¿Qué? —pregunto.
Extiende una mano, poniéndola suavemente sobre mi mejilla, rozando ligeramente con su pulgar justo encima de mi pómulo.
—Tienes un ojo negro.
Me agito lejos de su toque, utilizando mi mano para sustituir la suya, cubriendo un lado de mi cara, utilizando mí cabello como un velo entre nosotros, cayendo por mi rostro. Me había olvidado por completo de ello.
Lo había cubierto con un corrector antes, aunque al parecer no había hecho un muy buen trabajo con eso. —¿Qué pasó? —Oigo la angustia en su voz.
—Solo se trata de mi torpeza habitual. —Le miento—. Me caí y choqué contra el marco de la puerta.
La mentira transita fácilmente de mi boca, después de haberla dicho muchas veces antes. Él extiende su mano y tira de la mía, tornando mi cara hacia él, examinándome con el mismo cuidado y concentración que utilizó antes, cuando examinaba mis manos raspadas. Luce escéptico ante mi historia, pero no me hace más preguntas.
—Necesitas ser más cuidadosa —reprende con suavidad —¿Te duele?
Su toque familiar está haciendo cosas raras en mi cabeza, por lo que es difícil pensar, entonces me alejo de nuevo y continúo caminando.
—No. Me había olvidado de ello hasta que lo mencionaste― Da un paso rápido para alcanzarme. Puedo sentir su mirada en mi cara, y a mis mejillas calentarse. Él está en silencio. —¿Luce tan mal? —le pregunto cuando el silencio se prolonga. Él no dice nada durante tanto tiempo que finalmente me arriesgo a mirarlo. Me mira con una atención intensa. Suspira.
—No, en realidad no es tan fácil de ver.
—Tú lo has visto —le acuso.
—Soy muy observador, probablemente más de lo normal.
Caminamos en silencio durante unos minutos.
—¿Has pensado alguna vez en convertirte en médico? —pregunto. Se sacude con sorpresa.
—¿Qué te hace preguntar eso?
—No lo sé, es sólo que pareces una especie de doctorcito, tú sabes, como hoy con mi ojo y la semana pasada cuando estabas limpiando mis manos. Luces muy preocupado por las lesiones.
—En realidad, he pensado en eso. He pensado un montón sobre ello. Basta con que he planeado mis estudios para dirigirme a esa dirección. Mi papá es un veterinario, por lo que he pasado la mayor parte de mi vida viéndolo sanar animales, de todos modos. Siempre quise ser como él, ser veterinario, ¿sabes? Pero a pesar de que me gustan mucho la mayoría de los animales, no soy un apasionado de ellos como él lo es, así que pensé que tal vez sería mejor probar con la gente.
Trato de imaginar cómo sería tener un papá al cual tú admires tanto que desees seguir sus pasos.
—Recuerdo un poco a tu mamá —le digo —Ella siempre iba de excursión, y me acuerdo de su salón para fiestas y cosas.
—Sí, ella es una buena madre. Es una buena cosa que tengo hermanas menores, porque se vuelve loca gastando su tiempo con los niños pequeños.
Mi garganta se aprisiona. Recuerdo vagamente a mi propia madre ser una vez de esa manera. Que niña más horrible debo haber sido para haber matado esa clase de preocupación. Me aclaro la garganta, apartando aquellos pensamientos.
—Recuerdo a una hermana, tu mamá siempre la llevaba en coche. ¿Tienes más ahora?
—Esa fue mi hermana pequeña. Ella ahora tiene diez. Tengo otra hermana que tiene trece. Tal vez no la recuerdas porque estaba en una escuela diferente. Y tengo una hermana pequeña que tiene tres, fue una especie de “oops”. Bastante embarazoso para un chico de quince años, tener a una madre embarazada. Pero, ¿qué puedes hacer? Además, es una niña muy linda.
—¿Sin hermanos?
—No —Él se ríe—. Mi papá dice que él y yo vivimos en un océano de estrógeno, lo cual no es tan malo ahora, pero espera a que todas ellas hayan llegado a la pubertad― Me río. Me mira, avergonzado por haber dicho eso, por lo que mira hacia otro lado.
—¿Qué hay de ti? —pregunta—. ¿Algunos hermanos o hermanas?
—No —digo, pensando como siempre en el hermano pequeño que debería haber tenido, en el pequeño niño cuya muerte destruyó a mi madre.
Todavía tengo recuerdos de la vida cuando era buena. Eso es tanto una bendición como una maldición, como dice el refrán. Una bendición porque en los tiempos más oscuros es a lo que me aferro, a lo que me gustaría tener e imagino lo que mi vida es. A veces eso es todo lo que me mantiene aguantando.
La maldición es que los recuerdos hacen que mi vida ahora parezca mucho más sombría, porque hubo un tiempo cuando la vida era luz. La oscuridad comenzó el día que mi padre perdió su trabajo, pero en realidad, las personas pierden sus puestos de trabajo todos los días. ¿Por qué había sido tan traumático para mi padre? Esa es una pregunta que nunca podré responder.
Al principio, mi madre embarazada me protegió de la peor parte de la furia de mi padre. Ella era la calma en la tormenta. Cuando oíamos su coche que venía por el camino, ella me alentaba a jugar en mi nuevo columpio. Fue allí donde encontré mi escape. Con el viento soplando a través de mi pelo, el cielo azul y la hierba verde debajo, me encontré volando.
Imaginaba que era un pájaro, y que si alcanzaba elevarme lo suficientemente alto, podía dejar de lado todas a estas cadenas y volar lejos de los gritos, de los sonidos que negaba a mi cerebro a procesar, pero que siempre dieron lugar a un ojo negro o a un corte en el labio de mi madre.
Cuando se puso de parto prematuro después de una pelea particularmente violenta unos pocos días antes de Halloween, yo estaba fuera tratando de llegar a ese vuelo mágico. Había oído a mi padre dar un portazo a la puerta principal y al coche, cuando la oí gritar dolorosamente, angustiada en busca de ayuda.
Corrí al el interior y vi el charco de sangre debajo de ella en el piso, donde estaba de pie, sosteniendo su vientre, redondeándolo y jadeando de dolor. Aproximadamente un mes antes vi a unos aterrados hombres ver que había llegado el día y tomar su coche. Yo no podía haber manejado de todas formas, ya que sólo tenía nueve años y era pequeña para mi edad.
El no tener teléfono también disminuye las opciones. Estaba expresamente prohibido ir por los vecinos en absoluto. Cuando ella cayó al suelo y no podía despertarla, me desesperé. Rompí la regla y corrí hacia la casa de al lado.
CONTINUARA…
Espero les haya gustado :oops: y como dije el fin de semana suboo espero poder subir antes pero ya estan avisadas.
Las quiero mucho y gracias por leer
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
HASTA AHOORAAAAA!!!!!
SIEMPRE LLOOROO AL LEER ESTOS CAAAAPIISSS!!
ME PREGUNTO POR QUE SU MAMIII LA GOLPEEEAAAA!!
AAAIII Y NICK LA AMAAAA???
O SOLO LA QUIERE COMO AMIGAAA??
SIEMPRE LLOOROO AL LEER ESTOS CAAAAPIISSS!!
ME PREGUNTO POR QUE SU MAMIII LA GOLPEEEAAAA!!
AAAIII Y NICK LA AMAAAA???
O SOLO LA QUIERE COMO AMIGAAA??
chelis
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Estoy aburrida y me pude conectar asi que les voy a subir un cap :D
Capitulo 16
El no tener teléfono también disminuye las opciones. Estaba expresamente prohibido ir por los vecinos en absoluto. Cuando ella cayó al suelo y no podía despertarla, me desesperé. Rompí la regla y corrí hacia la casa de al lado.
El vecino llamó al 911, pero al parecer, allí fue donde terminó su ayuda. Ni siquiera me acompañó a la casa para ver si podía ayudar a mi madre, e incluso a esa temprana edad pude entender su renuencia a involucrarse. A mí misma me hubiera encantado no involucrarme con mi familia.
Pronto llegó una ambulancia para llevársela. Nadie parecía demasiado preocupado de que una niña de nueve años de edad se quedara sola en la casa con un gran charco de sangre estropeando las baldosas del piso de la cocina. Tenía miedo de que mi padre llegara a casa y viera el desorden, por lo que encontré algunas toallas y limpié lo mejor que pude. Nunca había utilizado la lavadora, pero había visto a mi madre hacerlo, así que traté de imitar lo que recordaba y coloqué las toallas empapadas de color rojo en el interior, el vertedero parecía tener la cantidad correcta de jabón, y giré el dial hasta que el flujo de agua comenzó.
Entonces fregué el piso y guardé el cubo en el armario, luego terminé de limpiar, puliendo alrededor de los bordes de las baldosas, inclusive donde la sangre del charco se había comenzado a secar en una línea dura, hasta que no pude ver restos de la sangre en el piso. Mi padre no volvió a casa esa noche. De alguna manera había recibido la noticia y fue al hospital. Me quedé sola en casa.
Ella no volvió a casa al día siguiente, o bien, cuando mi padre llegó a casa para brevemente decirme que ella lo haría al día siguiente. Me sorprendió que en realidad pareciera un poco triste y algo más ¿culpable? Cuando regresó. Trajo una bolsa con una hamburguesa, unas patatas fritas, y un refresco para mí; un raro gesto que no había obtenido desde el día antes de él perdiera su trabajo. Se fue y asumí que iba a pasar la noche sola otra vez.
Sin embargo, me desperté en la oscuridad de la noche cuando llegó. Entonces me encogí bajo las sábanas, con miedo, sin la protección de mi madre. Sus pasos se detuvieron frente a mi puerta, y el hielo se arrastró sobre mi piel, congelando mi cuerpo inmóvil, incluso mi respiración. Finalmente, se tropezó, y solté un suspiro de alivio. Temblaba como un árbol en invierno, incapaz de controlar el miedo residual, las lágrimas corrían por mis mejillas en silencio. El sueño tardó un largo tiempo en llegar.
Él fue al hospital al día siguiente para traer a mi madre a casa. Cuando llegó, su estómago estaba extrañamente plano, y no traía un bebé. Estaba tan feliz de que estuviera en la casa que me lancé contra ella, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Pero no me devolvió el abrazo, ni siquiera parecía darse cuenta de que estaba ahí.
—¡Detente! —ordenó mi padre más o menos, una frase que mis padres empezaron a usar muy a menudo conmigo. Dejé caer mis brazos, mirando hacia arriba con una pregunta. Ella ni siquiera me miró, y me di cuenta de lo triste que parecía estar, las comisuras de sus labios estaban profundamente marcadas, tenía los ojos rojos e hinchados. Entró en la casa y se acostó en el sofá, dándonos la espalda, tirando de la manta que colgaba en la parte posterior del respaldo sobre sí misma, cubriéndose la cabeza.
—¿Mami? —pregunté, llamándola por el nombre que no había utilizado en mucho tiempo.
Me ignoró y luego escuché los suaves sollozos procedentes de debajo de la manta. Miré a mi padre, con un tono acusador, que parecía justo ya que había sido el causante de todas sus lágrimas en los últimos meses. Me miró y vi revolotear la culpa rápidamente a través de su rostro, luego miró hacia otro lado y la reemplazó con su habitual ceño fruncido.
—Tu mamá perdió al bebé —me dijo.
¿Lo perdió? ¿No deberíamos estar buscándolo? Él debe haber visto la confusión en mi cara, porque aclaró: —El bebé murió. Tu madre estará triste por un tiempo como para salir a la calle y dejarla sola.
Estaba aturdida. ¿El bebé había muerto? ¿Cómo sucedió eso? Me miró brevemente de nuevo, vio las preguntas en mi rostro y se alejó.
—Me voy —dijo por encima de su hombro mientras empujaba la puerta principal. Me quedé detrás de él, con las lágrimas pinchando en mis ojos. Volví la vista hacia el bulto acurrucado en el sofá que se estaba moviendo en silencio e hice lo que me habían dicho; cuando salí a la calle mi fiel amigo el columpio esperaba para llevarme lejos.
—Hija única, ¿eh? Apuesto a que has sido mimada. —El comentario de Nick me regresa de los amargos recuerdos mientras caminamos. Se me escapa una sonrisa cínica por su comentario.
—Soy lo más alejado que podría haber de malcriada— Me mira fijamente.
—¿Cómo estuvo el juego? —Dejo escapar, pero es lo primero que se me ocurre para cambiar de tema. Me mira por unos momentos más, aunque miro la acera, como si él pudiera leer mi mente y ver la verdad.
—Estuvo bien, supongo. Típico, montones de gritos y chicos no viendo el partido en absoluto. Es más social que otra cosa. Dudo que más de unos pocos supieran decirte la diferencia entre un touchdown y un gol de campo― Siento el color de la mortificación en mis mejillas, preguntándome si él sabe algo que no sé. —Creo que la mayoría de los chicos van a ver a las porristas, y la mayoría de las chicas van a ver a los jugadores de fútbol— No tiene idea de lo grande que todo el asunto suena para mí —Y hemos perdido de todos modos. La semana que viene debe ser mejor, sin embargo. Jugamos contra Jefferson.
La preparatoria Jefferson es el más grande rival de nuestra escuela, aunque nunca pude entender por qué es el rival más grande que cualquier otra escuela.
—Deberías venir― Detecta la negativa que estoy a punto de emitir, se apresura a sobresaltarse. —Antes de decir que no, sólo prométeme pensar en ello. Si se trata de un problema con tus padres porque no quieren que vayas con un chico, podríamos encontrarnos allí. Me aseguraré de que haya chicas con nosotros, así no tienes que mentir. Incluso puedo conseguir a alguien que venga recogerte, una chica, quiero decir. No tiene que ser como una cita ni nada, si eso es un problema. Sólo amigos, sólo por diversión. —Levanta sus manos en súplica. —¿Pensarás en ello? ¿Por favor?
No quiero discutir, o tratar de inventar una excusa, por lo que sólo muevo mi cabeza, sabiendo que tendré que decirle que no, el viernes por la tarde. Él sonríe triunfante, y me siento mal pensando en que tendré que quitarle la victoria adelantada. Tengo que admitir que, el resto de la semana, fantaseo con ello. Me imagino diciéndole que sí, sintiendo cómo sería estar sentado allí como todos los demás, tomando algo que todos dan por sentado, siendo normal.
CONTINUARA…
Espero les haya gustado :) Las amo.
Y si me aburro les subo otro ;)
Capitulo 16
El no tener teléfono también disminuye las opciones. Estaba expresamente prohibido ir por los vecinos en absoluto. Cuando ella cayó al suelo y no podía despertarla, me desesperé. Rompí la regla y corrí hacia la casa de al lado.
El vecino llamó al 911, pero al parecer, allí fue donde terminó su ayuda. Ni siquiera me acompañó a la casa para ver si podía ayudar a mi madre, e incluso a esa temprana edad pude entender su renuencia a involucrarse. A mí misma me hubiera encantado no involucrarme con mi familia.
Pronto llegó una ambulancia para llevársela. Nadie parecía demasiado preocupado de que una niña de nueve años de edad se quedara sola en la casa con un gran charco de sangre estropeando las baldosas del piso de la cocina. Tenía miedo de que mi padre llegara a casa y viera el desorden, por lo que encontré algunas toallas y limpié lo mejor que pude. Nunca había utilizado la lavadora, pero había visto a mi madre hacerlo, así que traté de imitar lo que recordaba y coloqué las toallas empapadas de color rojo en el interior, el vertedero parecía tener la cantidad correcta de jabón, y giré el dial hasta que el flujo de agua comenzó.
Entonces fregué el piso y guardé el cubo en el armario, luego terminé de limpiar, puliendo alrededor de los bordes de las baldosas, inclusive donde la sangre del charco se había comenzado a secar en una línea dura, hasta que no pude ver restos de la sangre en el piso. Mi padre no volvió a casa esa noche. De alguna manera había recibido la noticia y fue al hospital. Me quedé sola en casa.
Ella no volvió a casa al día siguiente, o bien, cuando mi padre llegó a casa para brevemente decirme que ella lo haría al día siguiente. Me sorprendió que en realidad pareciera un poco triste y algo más ¿culpable? Cuando regresó. Trajo una bolsa con una hamburguesa, unas patatas fritas, y un refresco para mí; un raro gesto que no había obtenido desde el día antes de él perdiera su trabajo. Se fue y asumí que iba a pasar la noche sola otra vez.
Sin embargo, me desperté en la oscuridad de la noche cuando llegó. Entonces me encogí bajo las sábanas, con miedo, sin la protección de mi madre. Sus pasos se detuvieron frente a mi puerta, y el hielo se arrastró sobre mi piel, congelando mi cuerpo inmóvil, incluso mi respiración. Finalmente, se tropezó, y solté un suspiro de alivio. Temblaba como un árbol en invierno, incapaz de controlar el miedo residual, las lágrimas corrían por mis mejillas en silencio. El sueño tardó un largo tiempo en llegar.
Él fue al hospital al día siguiente para traer a mi madre a casa. Cuando llegó, su estómago estaba extrañamente plano, y no traía un bebé. Estaba tan feliz de que estuviera en la casa que me lancé contra ella, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Pero no me devolvió el abrazo, ni siquiera parecía darse cuenta de que estaba ahí.
—¡Detente! —ordenó mi padre más o menos, una frase que mis padres empezaron a usar muy a menudo conmigo. Dejé caer mis brazos, mirando hacia arriba con una pregunta. Ella ni siquiera me miró, y me di cuenta de lo triste que parecía estar, las comisuras de sus labios estaban profundamente marcadas, tenía los ojos rojos e hinchados. Entró en la casa y se acostó en el sofá, dándonos la espalda, tirando de la manta que colgaba en la parte posterior del respaldo sobre sí misma, cubriéndose la cabeza.
—¿Mami? —pregunté, llamándola por el nombre que no había utilizado en mucho tiempo.
Me ignoró y luego escuché los suaves sollozos procedentes de debajo de la manta. Miré a mi padre, con un tono acusador, que parecía justo ya que había sido el causante de todas sus lágrimas en los últimos meses. Me miró y vi revolotear la culpa rápidamente a través de su rostro, luego miró hacia otro lado y la reemplazó con su habitual ceño fruncido.
—Tu mamá perdió al bebé —me dijo.
¿Lo perdió? ¿No deberíamos estar buscándolo? Él debe haber visto la confusión en mi cara, porque aclaró: —El bebé murió. Tu madre estará triste por un tiempo como para salir a la calle y dejarla sola.
Estaba aturdida. ¿El bebé había muerto? ¿Cómo sucedió eso? Me miró brevemente de nuevo, vio las preguntas en mi rostro y se alejó.
—Me voy —dijo por encima de su hombro mientras empujaba la puerta principal. Me quedé detrás de él, con las lágrimas pinchando en mis ojos. Volví la vista hacia el bulto acurrucado en el sofá que se estaba moviendo en silencio e hice lo que me habían dicho; cuando salí a la calle mi fiel amigo el columpio esperaba para llevarme lejos.
—Hija única, ¿eh? Apuesto a que has sido mimada. —El comentario de Nick me regresa de los amargos recuerdos mientras caminamos. Se me escapa una sonrisa cínica por su comentario.
—Soy lo más alejado que podría haber de malcriada— Me mira fijamente.
—¿Cómo estuvo el juego? —Dejo escapar, pero es lo primero que se me ocurre para cambiar de tema. Me mira por unos momentos más, aunque miro la acera, como si él pudiera leer mi mente y ver la verdad.
—Estuvo bien, supongo. Típico, montones de gritos y chicos no viendo el partido en absoluto. Es más social que otra cosa. Dudo que más de unos pocos supieran decirte la diferencia entre un touchdown y un gol de campo― Siento el color de la mortificación en mis mejillas, preguntándome si él sabe algo que no sé. —Creo que la mayoría de los chicos van a ver a las porristas, y la mayoría de las chicas van a ver a los jugadores de fútbol— No tiene idea de lo grande que todo el asunto suena para mí —Y hemos perdido de todos modos. La semana que viene debe ser mejor, sin embargo. Jugamos contra Jefferson.
La preparatoria Jefferson es el más grande rival de nuestra escuela, aunque nunca pude entender por qué es el rival más grande que cualquier otra escuela.
—Deberías venir― Detecta la negativa que estoy a punto de emitir, se apresura a sobresaltarse. —Antes de decir que no, sólo prométeme pensar en ello. Si se trata de un problema con tus padres porque no quieren que vayas con un chico, podríamos encontrarnos allí. Me aseguraré de que haya chicas con nosotros, así no tienes que mentir. Incluso puedo conseguir a alguien que venga recogerte, una chica, quiero decir. No tiene que ser como una cita ni nada, si eso es un problema. Sólo amigos, sólo por diversión. —Levanta sus manos en súplica. —¿Pensarás en ello? ¿Por favor?
No quiero discutir, o tratar de inventar una excusa, por lo que sólo muevo mi cabeza, sabiendo que tendré que decirle que no, el viernes por la tarde. Él sonríe triunfante, y me siento mal pensando en que tendré que quitarle la victoria adelantada. Tengo que admitir que, el resto de la semana, fantaseo con ello. Me imagino diciéndole que sí, sintiendo cómo sería estar sentado allí como todos los demás, tomando algo que todos dan por sentado, siendo normal.
CONTINUARA…
Espero les haya gustado :) Las amo.
Y si me aburro les subo otro ;)
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
¿No te has aburrido? :?: :lol:
Okeeey Nueva Lectora ;$$ Estoy Llorando :crybaby:
Hace aproximadamente un mes o dos que no leo novelas si
te das cuenta en el lado derecho no tengo ninguna novela leida
pero creo que ya encontre la primera :hug: Siguela Porfavor creo que
no podre dormir si no subes uno o dos capitulos Por mi si?? :sad:
Por cierto soy Rachel Lovebug ;) y te soy sincera no hay novelas
que me agraden pero esta es especial se va a mis favoritas espero
la continues pronto Saludos Ya eh leido la historia pero me gusta
volver a leerla con Nick *-* :hi:
Okeeey Nueva Lectora ;$$ Estoy Llorando :crybaby:
Hace aproximadamente un mes o dos que no leo novelas si
te das cuenta en el lado derecho no tengo ninguna novela leida
pero creo que ya encontre la primera :hug: Siguela Porfavor creo que
no podre dormir si no subes uno o dos capitulos Por mi si?? :sad:
Por cierto soy Rachel Lovebug ;) y te soy sincera no hay novelas
que me agraden pero esta es especial se va a mis favoritas espero
la continues pronto Saludos Ya eh leido la historia pero me gusta
volver a leerla con Nick *-* :hi:
Rachel lovebug
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Holaaaaa Bienvenidaaa :DRachel lovebug escribió:¿No te has aburrido? :?: :lol:
Okeeey Nueva Lectora ;$$ Estoy Llorando :crybaby:
Hace aproximadamente un mes o dos que no leo novelas si
te das cuenta en el lado derecho no tengo ninguna novela leida
pero creo que ya encontre la primera :hug: Siguela Porfavor creo que
no podre dormir si no subes uno o dos capitulos Por mi si?? :sad:
Por cierto soy Rachel Lovebug ;) y te soy sincera no hay novelas
que me agraden pero esta es especial se va a mis favoritas espero
la continues pronto Saludos Ya eh leido la historia pero me gusta
volver a leerla con Nick *-* :hi:
Lei un poco tarde tu mensaje si no hubiera escrito unos capis u.u
Me alegra que te guste la nove y gracias por todo
Ya subo una pequeña maraton :)
Saludosssss
MaleDeJonas
Re: Heart On A Chain (Nick y Tu) Adaptacion
Hola hola holaaaaa
Como andan?
Me hice un tiempo porque mi mami no se acordo del castigo jeje
Mañana tengo prueba de musica u.u re larga y ni ganas de estudiar pero bue jaja
Me hice un pequeño lugarcito y les escribo una pequeña maraton siiii en honor a todas las nuevas lectoras y a las de siempre tambien :D
1/5
Capitulo 17
Él no menciona el partido de futbol por el resto de la semana. Parte de mi espera que se haya olvidado acerca de eso y no me pregunte de nuevo, obligándome a decirle que no, si lo hace. Una gran parte de mi está consternada al pensar que lo ha olvidado, o que lamenta haberme preguntado, y por eso no me preguntará de nuevo.
Me lleva a casa el viernes. Cada día ha venido por mí en la mañana. Algunas veces vamos en su coche, otras veces vamos caminando. Me gusta más caminar porque toma más tiempo para llegar a la escuela. A solas con él puedo ser yo misma y hablar libremente, o tan libremente como puedo para alguien que está llena de secretos.
Estoy tensa el viernes, llena de temor sobre si me preguntará o no. No dice nada acerca de eso en todo el camino a casa, agradezco que conducir no tome tanto tiempo. Así que con ambos, alivio y decepción digo adiós tan pronto como él abre mi puerta y salgo del coche.
—Espera —dice, tomando mi antebrazo suavemente ―¿Pensaste acerca del partido? ¿Vendrás?
No puedo. Esas son las palabras en mi cabeza, las que intento decir. En cambio me escucho decir. —Está bien― ¿Qué dije? Su rostro hace eco al aturdimiento en mi cabeza, pero se recupera rápidamente.
—Genial. Debería recogerte a tu casa o...
—Nos encontraremos aquí. —Sin estar segura de cómo voy a lograr eso. Mi garganta se cierra con miedo.
—Está bien. ¿Qué tal a las 6:30?
Asiento con la cabeza, sin confiarme en si es que puedo hablar, camino lejos rápidamente en lugar de esperar mientras se aleja como usualmente hago. Me apresuro a casa, queriendo terminar mis tareas tan rápida y eficientemente como sea posible para evitar la ira de mamá.
Siento como si fuera a vomitar la tensión que se apodera de mí desde la parte superior de mi cabeza hasta la punta de los dedos de mis pies. Estoy orando por algo parecido a un milagro para sacar esto adelante. Cuando llego a casa, encuentro a mamá en la ducha. Esto me confunde, ya que ella nunca se ducha por las tardes. Es raro cuando se ducha por las mañanas, pero nunca lo hace por la tarde.
Estoy en la cocina, insegura sobre qué hacer con respecto a esto.
—¿______ (TN)? —me llama unos minutos después desde su habitación. Al menos me está llamando “______ (TN)” en lugar de llamarme por mi nombre completo, y eso nunca termina bien. Con miedo, me acerco a su puerta. Toco suavemente, y me llama para entrar. Miro fijamente la puerta con terror.
Nunca se me ha permitido incluso acercarme a su habitación, menos aún entrar en ella. Mi mano está en el pomo de la puerta, temerosa de darle vuelta, temerosa de no hacerlo.
—______ (TN), entra —ordena.
Abro la puerta, pero me quedo en el umbral.
—Ahí estás. —Está de pie en frente de su armario vestida sólo en ropa interior y sujetador. Miro alrededor, preguntándome si di un paso dentro de alguna retorcida versión del mundo real.
—Necesito tu ayuda. Tengo que estar lista para ir a cenar —dice como si se tratara de una petición habitual.
—¿Cenar? —Mi voz es un susurro estrangulado.
—Sí, a cenar— Idiota, es claramente el resto no hablado de la oración —¿Sabes lo que es, verdad? La comida que ingieres en la noche, después del almuerzo, antes de irte a dormir— Su voz es burlona. He escuchado sobre eso, sí, sólo que usualmente no consigo tenerla. Imagino las consecuencias de decir esa oración en voz alta. En cambio, le digo:
—¿Qué puedo hacer para ayudar?
—El jefe de tu papá está teniendo alguna fiesta lujosa en que las esposas tienen la obligación de presentarse. Tienes que ayudarme a vestirme y arreglar mi cabello.
Me pregunto si está hablando de repente en un idioma extranjero, porque sus palabras no tienen sentido para mí. Cuando sólo me quedo parada ahí, me da una sucia mirada.
—No sólo te quedes ahí parada como una imbécil. Entra.
Entro con vacilación dentro del reino prohibido, tratando de no mirar a mí alrededor, a pesar de que no puedo evitarlo de alguna manera. Hay ropa sucia y un desorden de papeles en la habitación. Bueno, pienso, si no dejas entrar a Cenicienta dentro del castillo, ella no puede limpiar por ti.
Se pone una blusa de botones con una falda cruzada, que le ayudo a atar. Se sienta mientras uso la secadora para secar su cabello. Quiere que le ponga rodillos calientes por ella, pero el contacto cercano me hace un manojo de nervios, y sigo dejándolos caer. Finalmente golpea con fuerza mis manos lejos de ella.
—Eres inútil —me dice—. Ve a... limpiar la cocina o algo. Trata de hacer algo útil.
No espero a ver si cambia de opinión, habiéndome dado este alivio. Voy a hacer lo que me ordena, limpio rápido pero a fondo para que no sea capaz de encontrar ningún fallo de inmediato. Cuando mi padre se detiene en la entrada, mi estómago comienza a convulsionar de nuevo. No ha estado en casa temprano por tanto tiempo como puedo recordar. La mayoría del tiempo se siente como si nadie más viviera aquí más que mi madre y yo.
Entra, dándome una mirada pero ignorándome completamente como si fuera invisible. Escucho la ducha de nuevo y unos minutos después ambos salen de su habitación, luciendo para todo el mundo como cualquier otra pareja de casados saliendo a cenar. Estoy segura de que mi boca está colgando abierta.
—Termina tus tareas, después ve a la cama. —Es toda la instrucción de información que consigo mientras caminan hacia la puerta principal. Camino en la sala de estar, observándolos a través de la ventana mientras se suben al apaleado coche viejo de papá y salen de la entrada. No es hasta que se alejan que me doy cuenta de lo que esto significa. Voy a ir a un partido de futbol.
Termino mis tareas en tiempo record. No hay mucho que pueda hacer acerca de mí, además de cepillar mi cabello, y ponerme la camisa menos arruinada de las cinco que tengo. Tengo miedo de que ellos regresen temprano y me detengan, corro calle abajo y doy vuelta en la esquina, y casi caigo sobre Nick.
Él me atrapa por los brazos, tomando el peso de ambos contra un poste de teléfono, arreglándoselas para evitar caer en la acera. Vergüenza fluye por mí mientras me aleja de él.
—¿Estás apurada? —me pregunta con una sonrisa.
—Lo siento, no pensé que estarías aquí todavía― Confusión revolotea a través de sus rasgos.
—¿Entonces por qué la prisa? ¿Tratabas de llegar e irte antes de que llegara?
Estoy sorprendida por la manera en que su mente trabaja, que pudiera pensar que trataría de evitarlo, sacudo mi cabeza.
—Por supuesto que no. Aunque hubiera sido lindo ser la primera aquí. No importa cuán temprano salga de casa, siempre me vences aquí— No es una mentira, sólo una verdad diferente. Él se ríe.
—Lo siento. Debe parecer que soy algún extraño acosador o algo, aquí sentado esperando que llegues.
Me encojo de hombros. —No me importa. Es agradable de alguna manera tener a alguien esperándome.
Él ladea su cabeza, con sus intensos ojos oscuros. —Bueno, aquellos que no están esperando por ti no saben lo que se están perdiendo.
CONTINUARA…
2/5
Capitulo 18
—No me importa. Es agradable de alguna manera tener a alguien esperándome.
Él ladea su cabeza, con sus intensos ojos oscuros. —Bueno, aquellos que no están esperando por ti no saben lo que se están perdiendo.
Mi aliento se atora en mi garganta. Casi suena como si él estuviera coqueteando. Sacudo la cabeza y doy ‘casi’ una silenciosa carcajada; es una tontería. Está sólo siendo caballeroso como siempre le ha enseñado su madre, de la misma forma en que lleva mis libros o mi bandeja, o saca una silla para mí en el almuerzo, cuando abre mi puerta del coche. Su mirada fija no se ha suavizado, observándome como si esperara algo, una respuesta o una reacción. No tengo ninguna porque no sé cómo responder a ésta clase de bromas.
—Así que —le digo, barriendo mi mano hacia el coche —¿Vas a abrir mi puerta o tengo que hacerlo yo misma y decirle a tu mamá?
Se ríe, rompiendo el hechizo, caminando hacia el coche. Abre la puerta, haciendo un arco con un ademán y barriendo su mano a través del coche. Le sonrío tímidamente mientras lo paso. Llegamos a la preparatoria antes de que el partido comience, pero el estacionamiento está ya repleto de estudiantes. Hay estudiantes no sólo de nuestra escuela, sino también de Jefferson.
Hay un montón de burlas de buen humor sucediendo, pero los oficiales de policía caminando alrededor dan la impresión de que se podría volver algo más. Nick da la vuelta y abre mi puerta, por supuesto, saludando algunos de sus amigos. Reconozco a unos cuantos que se sientan con nosotros en el almuerzo, y les saludo de regreso, sorprendida, cuando me gritan “hola”.
Nos dirigimos hacia la entrada del campo. Veo a un par de chicas que están en el Equipo de Espíritu sentadas en una mesa, checando las identificaciones de los estudiantes o tomando el dinero de los boletos. Ambas se quedan boquiabiertas cuando me ven caminando hacia la mesa. Sus ojos casi saltan fuera de sus cabezas cuando Nick toma mi mano, entrelazando sus dedos con los míos y tirando de mí hacia él, haciendo obvio que estoy con él.
—Hey Celia, Amber. ¿Cómo les va? —dice Nick. Podía haber sonreído cuando veo a Celia alcanzar dos boletos y dárselos a Nick sin preguntarle por su identificación de estudiantes, sus ojos saltando de ida y vuelta entre nosotros, excepto que estoy comenzando a sentir que esto es un error; debí haberme quedado al margen como siempre hago. Un pozo frío se forma en mi estómago.
Nick no deja ir mi mano, manteniéndome firmemente a su lado mientras entramos por la compuerta, dándole sus boletos a otra chica del Equipo de Espíritu que abre la boca ampliamente como las primeras dos. Él sólo se mantiene sonriendo, saludando a todos, actuando como si no hubiera nada inusual el estar ahí con la perdedora más grande de la escuela.
Hay un sentimiento de alto entusiasmo dentro del estadio, los estudiantes dando vueltas por todas partes. Estudiantes, padres y profesores de la escuela, todos vestidos con los colores de su propia escuela, dependiendo de cuál equipo estén aquí para apoyar. Incluso Nick está vistiendo los colores de nuestra escuela. Miro abajo hacia mi camiseta amarilla que no representa a ninguno de los dos. Apropiada de alguna manera; una isla en mi misma.
Estoy muy consciente de su mano presionada contra la mía. Sé que esto no es una cita, sólo somos amigos pasando el rato. Sabiendo esto no cambia la velocidad de mi corazón, no he tenido mi mano sostenida desde... bueno, desde que sostuve las manos con Nick en sexto grado.
Caminamos hacia las gradas, llenas de una retorcida masa de humanidad sobreexcitada y estoy doblemente agradecida que me sostenga, porque hubiera sido cosa fácil perderse entre toda esas personas. Él tira de mí detrás de él hasta las gradas, al lugar dónde parece haber un camino, y nos encuentra asientos entre un grupo de chicos que conozco por nombre, de los cuales varios me han torturado en un momento u otro en el pasado.
Choca los cinco a los chicos, diciendo “hola” a las chicas, y yo permanezco de pie detrás de él, mientras deseo que un gran hoyo se abra debajo y me trague. Mantengo mi cabeza baja, incluso cuando Nick me lleva delante de él, dejando ir mi mano y poniendo ambas manos sobre mis hombros.
—¿Todos ustedes conocen a ______ (TN), verdad? —pregunta con un animado y positivo tono, avergonzándolos al reconocerme y diciendo “hola”. Les doy una ojeada a cada rostro, asintiendo ligeramente en respuesta, viendo que están claramente incómodos como lo estoy yo, conociendo la historia entre nosotros, sólo Nick la desconoce.
A pesar de que no parece que haya espacio para otra persona donde nos encontramos, Joe y Kevin, nuestros compañeros de almuerzo, se abren paso y comienzan a bromear ruidosamente y ríen con Nick y los otros ahí de pie. Estoy agradecida por su exuberancia ya que toma la nerviosa atención de mí.
Los equipos de futbol hacen su camino hacia el campo y la multitud crece desenfrenada. A pesar de mi ansiedad, me siento atrapada en la emoción. No voy tan lejos como para gritar y chillar como los otros, pero me encuentro a mí misma sonriendo. Nick silba con fuerza junto a mí, y me lanza una sonrisa pícara que me hace reír. Incluso aquellos que nos rodean parecen haber llegado a un acuerdo con mi presencia y ya no me lanzan miradas de reojo, ignorándome ahora para unirse a los aplausos.
Hay una moneda en el aire, aunque sólo podría decir que estaba a nuestro favor por los aplausos que estallaron a mí alrededor. Después de eso, los equipos se alinean en los extremos opuestos del campo y alguien del otro equipo patea la pelota hacia nuestro equipo. Para mi sorpresa, todos están corriendo hacia él, cuando de pronto se arrodilla. Estoy confundida, mi limitado conocimiento por lo menos sé que se supone que hay tecleos envueltos.
Nick escoge ese momento para mirarme, y al ver la mirada confundida en mi rostro, se inclina. Gritando para hacerse oír entre la multitud, me pregunta: —¿Has visto alguna vez un partido de futbol antes?― Sacudo mi cabeza. —¿Visto uno en la TV?― Sacudo mi cabeza de nuevo —¿Sabes algo al respecto?
—Pensé que lo hacía. Pensé que se suponían tenían que teclearse unos a otros.
—La mayor parte es cierto.
—¿Entonces por qué todos se detuvieron?
Así que me explica, y me explica cada jugada después de eso. Escucho atentamente, determinada a aprender. Es difícil concentrarse porque el ruido que nos rodea hace que sea difícil de escuchar, así que envuelve su brazo alrededor de mi hombro con cada explicación, tirando de mi más cerca para poder escuchar mejor. Crea un pequeño capullo privado, y puedo mirarlo, con los ojos fijos en los de él sin un significado más que el de estar escuchando. No para él, de todos modos, pero mucho más para mí.
Después de un rato, deja de quitar su brazo entre explicaciones, dejándolo descansar en mi hombro. Cuando ha pasado un poco de tiempo, él dice: — Vamos. —Tomando mi mano y tirando de mí por las escaleras, esta vez para caminar por la acera en la parte superior de las gradas.
—¿Ha terminado ya el partido?
—No, es casi el medio tiempo. Pero si no llegamos a un puesto de comida ahora, vamos a tener que esperar en una larga fila.
Cuando llegamos al puesto de comida, la línea es de una docena de personas de largo, y me pregunto lo que él considera una larga fila. Oigo un silbato, entonces ambos equipos corren fuera del campo y supongo que eso significa que el medio tiempo ha llegado. La línea detrás de nosotros ha crecido, serpenteando hasta que puedo ver a lo que él se refería.
Justo antes de llegar a la parte delantera de la línea, Nick se vuelve hacia mí y me pregunta qué me gustaría. El pánico me congela por un momento. No he traído nada de dinero. No tengo nada si hubiera querido traer. Simplemente sacudo la cabeza.
—¿No quieres nada? —Él está genuinamente desconcertado.
—No, estoy bien. Yo... comí antes. —Una vez más, no es exactamente una mentira ya que había comido el almuerzo, en la escuela.
—Vamos, no puedes estar en un partido sin un perrito caliente. Es una tradición.
—No, en serio, estoy bien.
Es nuestro turno, así que él se adelanta y ordena mientras miro a mí alrededor, fingiendo que mi vacío estómago no está gruñendo con los olores. No puedo dejar de notar las miradas que recibo de los que están en la fila que asisten a nuestra escuela. La misma mirada que he visto en otros rostros durante toda la noche. Los ignoro, no queriendo arruinar mi noche.
Nick se da la vuelta y me entrega un refresco y un perrito caliente, empujándolos en mis manos antes de que pueda negarme, dándose la vuelta hacia la chica en el puesto para tomar un par para él mismo.
—No, dije que estaba...
—Lo sé, pero ya que éste es tu primer partido, no quiero ser acusado de no darte la experiencia completa. —Su sonrisa me desarma.
CONTINUARA….
3/5
Capitulo 19
Nick se da la vuelta y me entrega un refresco y un perrito caliente, empujándolos en mis manos antes de que pueda negarme, dándose la vuelta hacia la chica en el puesto para tomar un par para él mismo.
—No, dije que estaba...
—Lo sé, pero ya que éste es tu primer partido, no quiero ser acusado de no darte la experiencia completa. —Su sonrisa me desarma.
—Está bien. Gracias.
Inclina su cabeza hacia abajo, hacia mí, con sus ojos negros como la noche, y mi respiración se detiene.
—De nada —dice, con una sonrisa en su voz.
Nos acercamos a una mesa repleta de condimentos, la mayoría de los cuales se han derramado. Ponemos salsa de tomate a nuestros perritos calientes, mostaza y condimentos, y nos los comemos, derramando condimentos en el ya salpicado suelo. Es la mejor comida que he comido.
Hacemos nuestro camino de regreso a las gradas al mismo tiempo en que los equipos regresan al campo. Hay más aplausos, aunque no tan entusiastas como cuando el juego comenzó. Nick está de pie junto a mí, sólo de vez en cuando tiene que explicar las jugadas o reglas del juego.
Pero no está de pie con su brazo a mi alrededor, para mi decepción, pienso con más claridad y me doy cuenta de cosas que no había notado antes. No hay mucha gente prestando atención al partido. La mayoría de los que lo están viendo son los padres. Todos los demás están dando vueltas, hablando y riendo, sólo regresando al juego cuando una buena tecleada es hecha, o cuando puntos son anotados.
Mientras estoy observando a mí alrededor es cuando la veo. Jessica se encuentra un par de filas por encima de mí y una sección lejos. Me está mirando fijamente. La ferocidad de su mirada me aturde. Nunca vacila, aun cuando sus amigos hablan animadamente con ella. Debe de haber estado observándome desde hace algún tiempo porque ninguno de ellos siquiera parece darse cuenta de su concentración, o buscan lo que ella está mirando.
Me giro rápidamente hacia adelante, con los ojos en el partido, pero con mi mente en ella. No estoy segura de por qué me odia tanto. He intentado tan duro permanecer fuera de su camino y no irritarla más de lo necesario. Al parecer, mi presencia en el partido de futbol es suficiente para reavivar su odio en su totalidad. Trato de seguir el partido, pero ahora es como si pudiera sentir sus ojos en mí. Miro rápidamente hacia atrás y confirmo que todavía sigue mirando.
Después de algunos vistazos, Nick me mira, y luego detrás de mí para ver lo que estoy viendo, y luego de nuevo a mí. —¿Todo bien? —me pregunta.
Miro hacia atrás y veo que está de repente, atentamente interesada en la conversación a su alrededor. Mis ojos se estrechan en sospecha. Sonrío a Nick. —Sí, todo está bien.
Él me sonríe de regreso. Nuestro equipo anota un touchdown y su atención se dirige de nuevo al campo, silbando y aplaudiendo. Doy un rápido vistazo hacia atrás y veo que ella está de nuevo mirándome ferozmente. Suspiro. Sería bueno tener sólo un día fácil en mi vida.
***
Nuestro equipo acaba de ganar en un muy emocionante gol de campo de desempate. El pateador es alzado sobre los hombros de sus compañeros y llevado sobre el campo de esa manera, las porristas están saltando arriba y abajo, las personas chocando los cinco y gritando, y todo eso se aleja cuando Nick tira de mí en un improvisado abrazo de celebración, levantando mis pies del suelo mientras me sostiene. Rodeo mis brazos alrededor de su cuello por seguridad por la repentina sensación de ingravidez. La sensación de su sólido cálido cuerpo presionado estrechamente contra el mío es diferente a todo lo que he experimentado antes.
Es simplemente un abrazo de oso para él, pero en ese momento, sé que cualesquiera que sean las consecuencias a las que me enfrentaré si mi ausencia es descubierta, valdrán la pena por este momento. Toma algo de tiempo para hacer nuestro camino hacia abajo desde las gradas con todas las celebraciones. En un momento la mano de Nick es arrancada de la mía por la marea, así que me arropa bajo su brazo, sosteniéndome firmemente contra su costado.
Después de un minuto o dos de tratar de averiguar qué hacer con mi mano que está torpemente atrapada entre nosotros, la envuelvo suavemente contra su cintura. Una vez que salimos de la multitud, debería haberme liberado, pero en cambio conserva su agarre. Llegamos a su coche y cede su agarre para sacar las llaves de su bolsillo.
La pérdida de su calor y el frío aire nocturno de otoño me hacen temblar.
—¿Tienes frío? —me pregunta.
Me rodeo con mis brazos.
—Un poco, pero sobreviviré.
—Aquí, tengo una chaqueta... —Abre el baúl, sacando una sudadera con una cremallera frontal. Empujo mis brazos dentro de la chaqueta demasiado grande. Alcanza la cremallera y la cierra, y luego frota sus manos arriba y abajo sobre mis brazos.
—¿Mejor?
—Sí, gracias. ¿Qué hay de ti, sin embargo?
—Difícilmente atrapo un resfriado. Mi mamá dice que mi papá y yo fuimos hechos en hornos.
Él abre la puerta del coche, la cierra detrás de mí, y corre a su lado. Arranca el coche, tomando algo de tiempo para encender la calefacción.
—¿Te gustó el partido? —pregunta mientras tratamos de salir del estacionamiento, que todavía está repleto de chicos sentados en sus coches, parpadeando sus luces y tocando sus bocinas.
—Sí, realmente me gustó.
—Lo captaste con bastante rapidez. Mi papá ve el futbol en la TV todo el tiempo, pero después de todos estos años mi mamá aún no tiene idea de cómo funciona— Esta queja la da con la misma divertida frustración que he escuchado antes cuando habla de ella. Me pregunto cómo sería tener una mamá digna de tal amor. Incluso más, me pregunto cómo sería ser el receptor de tal emoción de Nick.
—Fue muy divertido. Estoy contenta de haber venido. Gracias por invitarme.
Se inclina a través del asiento y aprieta mi mano que se encuentra en mi regazo, y sigue sosteniéndola por el resto del camino a casa. Se detiene en el lugar de siempre, lo que inician las mariposas en mi estómago por lo que voy a encontrar en casa. Si he tenido suerte, ellos aún no estarán en casa. Sí, claro, ¿desde cuándo he tenido ese tipo de suerte?
Desde que él entró a tu vida, otra voz responde, sorprendiéndome con su veracidad.
—Esta es tu parada del autobús —dice mientras abre mi puerta. Salgo, empezando a quitarme la chaqueta para regresársela. Su mano en la mía detiene la acción.
—Consérvala. Puedes dármela después.
—¿No tendrás frío? —pregunto.
—Horno interno, ¿recuerdas?
—Está bien, entonces, te la llevaré el lunes.
—Escucha, me preguntaba si podrías querer ir a hacer algo mañana.
Por supuesto que quiero, más de lo que alguna vez he querido algo en mi vida. Esa no es mi realidad, sin embargo, tener lo que quiero.
—Lo siento, me gustaría poder, pero no puedo.― La decepción se refleja en sus ojos. Él asiente con la cabeza.
—¿Estás segura que no puedo llevarte a casa? Está oscuro aquí afuera― Si supiera que el peligro no está aquí en la oscuridad, sino en la “seguridad” de mi casa.
—No, estaré bien. Gracias de nuevo. No había tenido tanta diversión en tanto tiempo como puedo recordar.
Él sonríe, tira de mí en un rápido abrazo que da testimonio de su horno interior, liberándome antes de que pueda reaccionar lo suficiente como para poder levantar mis brazos para devolverle el gesto.
—Te veo el lunes en la mañana entonces.
—Está bien. Nos vemos luego.
Lo veo marcharse, y luego camino hacia mi casa a oscuras. El coche no está en el camino de entrada, pero todas las luces apagadas son una buena señal. Me escabullo a la parte trasera y trepo hasta mi ventana, que había dejado desbloqueada antes de irme. Subo tranquilamente, de mala gana quitándome su chaqueta, lista para irme a la cama.
Saco las sábanas, moviendo las almohadas que había colocado en mi cama para que lucieran como si estuviera ya en la cama. Las posibilidades de que uno de los dos en realidad viniera a verme eran escasas, pero es mejor estar preparada para todo, lo he aprendido. Justo antes de caer en la cama, tiro de la chaqueta fuera de la silla, cerrando la cremallera hacia arriba con fuerza. Trepo a la cama, acurrucando la chaqueta cerca de mí. Huele como él, pienso, mientras tomo una respiración profunda en los pliegues del material. Vuelvo a vivir la noche, empujando fuera de mi cabeza las partes malas, especialmente a Jessica, reviviendo lentamente cada momento en el encuentro mi mano en la de él, o a mí en sus brazos. Con un contento, feliz suspiro, me deslizo en el sueño.
CONTINUARA…
4/5
Capítulo 20
Si puede haber tal cosa como un fin de semana tranquilo en mi casa, es este. Independientemente, de lo que fue la noche del viernes para mis padres, esto de algún modo proporcionó una pequeña dosis de felicidad a mi mamá. No es que ella se haya transformado inmediatamente en una especie de madre amorosa, pero las humillaciones son pocas, las quejas acerca de mi trabajo casi no existen, y no he recibido ni un pellizco o manotazo.
No puedo dejar de pensar en Nick. La mañana del lunes no puede llegar lo suficientemente rápido, no importa cuán inusualmente tranquilo esté siendo el fin de semana. Me pregunto dónde está, qué está haciendo. Me pregunto con quién está, y estoy celosa de cualquiera que este con él, no importa quién sea.
Nunca hubiera imaginado que la escuela fuera algo para anticipar, pero aquí estoy de nuevo, corriendo para alistarme y salir por la puerta. Sólo desearía tener algo de ropa que no se viera como el elemento obvio de segunda mano que es. Más que nada poseo camisetas y sudaderas sin forma, ropa anónima. Por primera vez, desearía algo más femenino.
Corro hacia la esquina, y luego camino lentamente en caso de que Nick ya esté allí. Lo está. Sonrío, preguntándome cuan temprano tendría que aparecer por aquí para ganarle. Estoy usando su chaqueta en el aire frío de la mañana, habiéndola tenido primero escondida bajo mis libros cuando salí de la casa. Podría simplemente haberla cargado, pero quería sentirla en mí una vez más.
—Hola —me llama.
—Hola —le respondo, con timidez, avergonzada, ahora, que estoy usando la chaqueta.
Acomodo mis libros y comienzo a desabrocharla.
—Gracias por prestarme esto —empiezo.
Envuelve su mano alrededor de las mías, deteniéndome.
—Consérvala. —Mi mano fría es calentada por la suya.
—No puedo...
—Hace frío aquí afuera. —Aprieta mis manos—. Puedo decir que tienes frío. Además, tengo muchas más.
—Está bien, te la devolveré después de la escuela. Estoy segura de que estará más caluroso entonces.
Mientras viajamos en la cálida comodidad de su coche, él extiende su mano.
—Aquí, dame tu mano y la calentaré.
Cautelosamente coloco mi mano en la suya, pensando que esto se siente un poco demasiado como simplemente estar tomados de la mano, algo que nunca he hecho con nadie más. Entonces decido que estoy sobre-analizando todo este asunto. Claramente, él sólo está tratando de ayudar, y estoy muy agradecida por el bien de mi fría mano, de todos modos.
—Quería decirte qué... quiero decir, lo que quería decir era… —Su voz es extrañamente insegura, vulnerable. Se aclara la garganta, y luego comienza ese movimiento completamente distractor, el frotar minuciosamente su pulgar sobre mi palma. —Me divertí mucho contigo la noche del viernes.
—Yo también― Abre su boca, la cierra de nuevo, aprieta la mandíbula una vez antes de decir:
—Me preguntaba si estarías dispuesta a darme tu número de teléfono para que yo pueda, ya sabes, llamarte alguna vez.
Me pregunto si es normal que sea una cosa tan importante tener el número de teléfono de alguien. Sin haber tenido jamás un teléfono, o un amigo, no tengo idea.
—Estaría encantada de dártelo si pudiera.
Me da un vistazo, frunciendo el ceño con esa encantadora mirada desconcertada que a veces tiene.
—¿No te permiten dar tu número?
Agacho mi cabeza, ahora avergonzada.
—No tenemos teléfono.
—Oh —Eso lo frustra. Está en silencio durante un minuto—. Bueno, eso apesta.
No puedo evitarlo. Me echo a reír. ¿Eso apesta para él? ¿Cómo piensa que es para mí? Aunque, es cierto, no me haría mucha falta ya que no hay nadie a quien quiera llamar y mucho menos alguien que quiera llamarme. Sonríe a mi risa.
—El sábado y el domingo fueron días largos. Tenía muchas ganas de hablar contigo.
Estoy sorprendida de cómo sus pensamientos se hacen eco de los míos, pero aún más sorprendida de que él haya siquiera pensado en mí después del partido. Sorprendida de que el oírle decir eso me haga entrar tanto en calor.
—Para mí también fueron largos —le digo.
—¿Crees que podrías ser capaz de salir de nuevo este fin de semana?
—¿Cuándo? —Me escucho preguntando, sabiendo que es completamente imposible.
—Bueno, sería bueno si pudieras el sábado. Mi mamá es famosa en... bueno, más o menos en cada festividad. Pero ya que Halloween está casi aquí, ella tiene prevista su gran cena anual de Halloween para este sábado.
—¿Quieres que yo vaya a la cena de tu mamá? —Estoy sorprendida.
—No es una gran cosa, ni nada —se apresura a decirme—. Ella tiene esta gran cena festiva la mayoría de los días de fiesta antes de las vacaciones reales. Una especie de tradición, pero en cierto modo divertida también, supongo. Sólo pensé que podría gustarte.
—¿Quién estaría allí? —pregunto.
—Sólo mi familia.
Me siento un poco mareada con la idea de estar allí con una familia funcional, o donde sea en realidad. No he tenido mucha experiencia en todo lo que tiene que ver con las familias normales.
—¿Pero tu mamá no se enfadaría si me llevaras tú cena familiar?
—En realidad, ella te invitó.
—Pero... ella ni siquiera me conoce.
—Le he contado sobre ti y le gustaría llegar a conocerte.― El pánico me inunda. ¿Por qué iba a querer conocerme a mí? Leyendo mi mente, dice:
—A ella le gusta conocer a todos mis amigos.
—Oh. —El miedo disminuye un poco. Eso tiene sentido, supongo. Esa es probablemente la forma normal de operar de la mayoría de las mamás.
—Pensé en decírtelo ahora y entonces puedes tener la semana para pensar en ello de nuevo. Me parece que tienes mejor suerte en conseguir venir de esta manera.
Me río. —De acuerdo, pensaré en ello —prometo, ya decepcionada de que no hay ninguna forma en que mi suerte se mantenga durante otro fin de semana, permitiéndome decir que sí.
Probablemente le habría dicho que no, a excepción de un incidente que ocurre el viernes. Después de almuerzo voy caminando a mi clase de matemáticas, sin prestar atención a lo que me rodea. Dado que Nick y yo nos hemos convertido en una especie de amigos, los demás estudiantes parecen haber perdido la mayor parte de su pasión por intimidarme. No estoy segura de la razón de ello, pero no voy a llamar la atención preguntándolo.
De ninguna manera estoy llena de confianza al caminar por los pasillos, continúo manteniendo mis ojos en el suelo, pero tal vez no tan vigilante como antes. Es por eso que no veo a Jessica. Mientras paso por el baño chicas, de repente soy empujada hacia adentro, cayendo a medida que mis libros se arrastran por el suelo. Miro hacia arriba para ver qué ocurre y veo a Jessica con dos de sus seguidoras de pie, bloqueando la salida. Una de ellas se mantenía mirando el pasillo, custodiando que nadie tratara de entrar.
Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha hecho algo, así que en lugar de acobardarme como lo hago usualmente, me pongo de pie, con la intención de enfrentarme a ella. Algo en su cara me detiene. Sus ojos se estrechan, su boca se aprieta. Luce más que enojada. Se ve justo como mi mamá lo hace antes de infligir algún tipo de violencia en mí.
Ella ve mi vacilación y comienza a moverse lentamente hacia mí, como un depredador arrinconando a su presa. Tomo un paso involuntario hacia atrás, y veo sus ojos ensanchándose con el placer de eso.
CONTINUARA…
5/5
Capitulo 21
Ella ve mi vacilación y comienza a moverse lentamente hacia mí, como un depredador arrinconando a su presa. Tomo un paso involuntario hacia atrás, y veo sus ojos ensanchándose con el placer de eso.
—Tengo una pregunta para ti —dice casualmente, pero puedo escuchar la amenaza en su voz.
Me trago el nudo en mi garganta, todos esos sentimientos de miedo y humillación que casi había olvidado pero que recientemente regresan con toda su fuerza. Ella sigue caminando lentamente, examinando sus uñas. —Simplemente me estaba preguntando... —Sus ojos se disparan hacia los míos, y estoy sorprendida por la potencia del odio que leo en ellos—. Sólo ¿quién te crees que eres?
No estaba esperando eso. Mi rostro debe reflejar mi confusión porque de repente da pasos hacia mí, con la cara justo arriba de la mía. —¿Crees que eres tan genial que mereces a alguien como Nicholas Jonas?
Cuando no le respondo, su ira estalla. Con un medio grito, medio gruñido me da un puñetazo en la cara, golpeándome de nuevo en el piso. —¡Eres una perdedora! —me grita —Él es demasiado bueno para ti. ¡Déjalo en paz! —Ella se aleja, suponiendo que la voy a obedecer. Yo tengo mejor criterio, sé dejar las cosas como estaban.
Pero algo ha cambiado en mí, muy ligeramente, y antes de poder considerar las consecuencias, abro mi boca.
—Él es mi amigo. —Mi voz es débil, pero ella la escucha con claridad. Ella se gira hacia mí.
—¿Qué? —dice a gritos. Me siento, limpiando la sangre que brota del corte de mi labio con mi pulgar.
—Dije que él es mi amigo —mi voz es más segura ahora.
Con otro grito frustrado ella salta sobre mí, a horcajadas, golpeando mi cabeza contra las frías baldosas. Entonces ella me golpea dos veces más con una buena medida antes de que pueda recuperarme lo suficiente como para tratar de detenerla.
Se inclina sobre mí y habla con los dientes apretados, salpicando saliva en mi cara.
—¿En qué mundo comienzas a creer que él podría ser tu amigo, y mucho menos quererte? He visto la forma en que se miran el uno al otro. Es repugnante. Te digo ahora mismo que no voy a dejarlo ser. Soy la única suficientemente buena para él, y lo tendré cuando dejes de... engañarlo, o lo que sea que hagas para que él te desee. ¡Si tengo que decírtelo una vez más, te vas a arrepentir!
Ella golpea mi cabeza de nuevo, luego se levanta de mí. Después de una patada en mi estómago, para asegurarse de que el mensaje quede claro, da zancas hacia fuera del baño. Levanto la cabeza para verla irse. Las otras dos chicas que están con ella dirigen sus miradas hacia mí, y juro que lucen casi como disculpándose.
Gimo y poso mi cabeza hacia atrás por un minuto. Oigo el timbre y gimo de nuevo. Poco a poco ruedo hacia un lado y me empujo a mí misma para estar en una posición sentada. La habitación se balancea y cierro los ojos en contra de la sensación. Cuando se detiene, agarro el borde del lavamanos y me levanto.
Me miro en el espejo, veo la sangre secándose en mi cara, en la esquina de mi boca, que ya está inflamada. Abro el grifo del agua, y limpio con cuidado la sangre, enjuagando mi boca con un poco de agua. Toco la parte de atrás de mi cabeza que está palpitando, me estremezco de dolor cuando mis dedos rozan el nudo que ya se está formando allí.
Podría haber llorado entonces, ya que mi débil sentido de la seguridad acababa de ser destrozado, excepto por algo que ella me dijo. Algo que canta a través de mi sangre y causa que mis terminaciones nerviosas sientan un hormigueo.
He visto la forma en que se miran el uno al otro, dijo ella, y las posibilidades que acompañan a esas palabras traen una sonrisa a mi cara. Para cuando llega fotografía, mi labio esta hinchado, pero no puedo evitar conservar la amplia sonrisa en mi cara. Nick me mira con espanto.
—¿Qué pasó? —exige con enojo. Estoy empezando a entender que su ira no se dirige hacia mí, sino más bien hacia quien sea que me hizo daño, por lo tanto no estoy tan alarmada por esto.
—No importa —le digo con alegría. Puedo ver su ira vacilando, en guerra con otra cosa.
—¿Estás contenta de que alguien te lastime? —Está incrédulo. Sacudo la cabeza. —Entonces, ¿qué pasa con la gran sonrisa?
—Estoy contenta porque puedo decir que sí.
—¿Sí? —Luce perdido.
—Sí, tengo que decir que sí, a ti. Para el sábado. Si tú aún quieres que vaya.
Una sonrisa lucha por acabar con el ceño fruncido de su cara, sus ojos continúan mostrando su confusión. —¿Tenías que recibir una paliza para decir que sí?― Me encojo de hombros, con mi sonrisa que nunca vacila. —Qué lío —murmura.
El Sr. Hurley se levanta para comenzar con la clase, mientras que Nick se inclina hacia mí.
—Entonces, ¿qué aspecto tiene el otro tipo? —bromea, y doy un suspiro de alivio porque va a dejarlo ir.
CONTINUARA…
Bueno espero les haya gustado.
Las amo :)
Como andan?
Me hice un tiempo porque mi mami no se acordo del castigo jeje
Mañana tengo prueba de musica u.u re larga y ni ganas de estudiar pero bue jaja
Me hice un pequeño lugarcito y les escribo una pequeña maraton siiii en honor a todas las nuevas lectoras y a las de siempre tambien :D
1/5
Capitulo 17
Él no menciona el partido de futbol por el resto de la semana. Parte de mi espera que se haya olvidado acerca de eso y no me pregunte de nuevo, obligándome a decirle que no, si lo hace. Una gran parte de mi está consternada al pensar que lo ha olvidado, o que lamenta haberme preguntado, y por eso no me preguntará de nuevo.
Me lleva a casa el viernes. Cada día ha venido por mí en la mañana. Algunas veces vamos en su coche, otras veces vamos caminando. Me gusta más caminar porque toma más tiempo para llegar a la escuela. A solas con él puedo ser yo misma y hablar libremente, o tan libremente como puedo para alguien que está llena de secretos.
Estoy tensa el viernes, llena de temor sobre si me preguntará o no. No dice nada acerca de eso en todo el camino a casa, agradezco que conducir no tome tanto tiempo. Así que con ambos, alivio y decepción digo adiós tan pronto como él abre mi puerta y salgo del coche.
—Espera —dice, tomando mi antebrazo suavemente ―¿Pensaste acerca del partido? ¿Vendrás?
No puedo. Esas son las palabras en mi cabeza, las que intento decir. En cambio me escucho decir. —Está bien― ¿Qué dije? Su rostro hace eco al aturdimiento en mi cabeza, pero se recupera rápidamente.
—Genial. Debería recogerte a tu casa o...
—Nos encontraremos aquí. —Sin estar segura de cómo voy a lograr eso. Mi garganta se cierra con miedo.
—Está bien. ¿Qué tal a las 6:30?
Asiento con la cabeza, sin confiarme en si es que puedo hablar, camino lejos rápidamente en lugar de esperar mientras se aleja como usualmente hago. Me apresuro a casa, queriendo terminar mis tareas tan rápida y eficientemente como sea posible para evitar la ira de mamá.
Siento como si fuera a vomitar la tensión que se apodera de mí desde la parte superior de mi cabeza hasta la punta de los dedos de mis pies. Estoy orando por algo parecido a un milagro para sacar esto adelante. Cuando llego a casa, encuentro a mamá en la ducha. Esto me confunde, ya que ella nunca se ducha por las tardes. Es raro cuando se ducha por las mañanas, pero nunca lo hace por la tarde.
Estoy en la cocina, insegura sobre qué hacer con respecto a esto.
—¿______ (TN)? —me llama unos minutos después desde su habitación. Al menos me está llamando “______ (TN)” en lugar de llamarme por mi nombre completo, y eso nunca termina bien. Con miedo, me acerco a su puerta. Toco suavemente, y me llama para entrar. Miro fijamente la puerta con terror.
Nunca se me ha permitido incluso acercarme a su habitación, menos aún entrar en ella. Mi mano está en el pomo de la puerta, temerosa de darle vuelta, temerosa de no hacerlo.
—______ (TN), entra —ordena.
Abro la puerta, pero me quedo en el umbral.
—Ahí estás. —Está de pie en frente de su armario vestida sólo en ropa interior y sujetador. Miro alrededor, preguntándome si di un paso dentro de alguna retorcida versión del mundo real.
—Necesito tu ayuda. Tengo que estar lista para ir a cenar —dice como si se tratara de una petición habitual.
—¿Cenar? —Mi voz es un susurro estrangulado.
—Sí, a cenar— Idiota, es claramente el resto no hablado de la oración —¿Sabes lo que es, verdad? La comida que ingieres en la noche, después del almuerzo, antes de irte a dormir— Su voz es burlona. He escuchado sobre eso, sí, sólo que usualmente no consigo tenerla. Imagino las consecuencias de decir esa oración en voz alta. En cambio, le digo:
—¿Qué puedo hacer para ayudar?
—El jefe de tu papá está teniendo alguna fiesta lujosa en que las esposas tienen la obligación de presentarse. Tienes que ayudarme a vestirme y arreglar mi cabello.
Me pregunto si está hablando de repente en un idioma extranjero, porque sus palabras no tienen sentido para mí. Cuando sólo me quedo parada ahí, me da una sucia mirada.
—No sólo te quedes ahí parada como una imbécil. Entra.
Entro con vacilación dentro del reino prohibido, tratando de no mirar a mí alrededor, a pesar de que no puedo evitarlo de alguna manera. Hay ropa sucia y un desorden de papeles en la habitación. Bueno, pienso, si no dejas entrar a Cenicienta dentro del castillo, ella no puede limpiar por ti.
Se pone una blusa de botones con una falda cruzada, que le ayudo a atar. Se sienta mientras uso la secadora para secar su cabello. Quiere que le ponga rodillos calientes por ella, pero el contacto cercano me hace un manojo de nervios, y sigo dejándolos caer. Finalmente golpea con fuerza mis manos lejos de ella.
—Eres inútil —me dice—. Ve a... limpiar la cocina o algo. Trata de hacer algo útil.
No espero a ver si cambia de opinión, habiéndome dado este alivio. Voy a hacer lo que me ordena, limpio rápido pero a fondo para que no sea capaz de encontrar ningún fallo de inmediato. Cuando mi padre se detiene en la entrada, mi estómago comienza a convulsionar de nuevo. No ha estado en casa temprano por tanto tiempo como puedo recordar. La mayoría del tiempo se siente como si nadie más viviera aquí más que mi madre y yo.
Entra, dándome una mirada pero ignorándome completamente como si fuera invisible. Escucho la ducha de nuevo y unos minutos después ambos salen de su habitación, luciendo para todo el mundo como cualquier otra pareja de casados saliendo a cenar. Estoy segura de que mi boca está colgando abierta.
—Termina tus tareas, después ve a la cama. —Es toda la instrucción de información que consigo mientras caminan hacia la puerta principal. Camino en la sala de estar, observándolos a través de la ventana mientras se suben al apaleado coche viejo de papá y salen de la entrada. No es hasta que se alejan que me doy cuenta de lo que esto significa. Voy a ir a un partido de futbol.
Termino mis tareas en tiempo record. No hay mucho que pueda hacer acerca de mí, además de cepillar mi cabello, y ponerme la camisa menos arruinada de las cinco que tengo. Tengo miedo de que ellos regresen temprano y me detengan, corro calle abajo y doy vuelta en la esquina, y casi caigo sobre Nick.
Él me atrapa por los brazos, tomando el peso de ambos contra un poste de teléfono, arreglándoselas para evitar caer en la acera. Vergüenza fluye por mí mientras me aleja de él.
—¿Estás apurada? —me pregunta con una sonrisa.
—Lo siento, no pensé que estarías aquí todavía― Confusión revolotea a través de sus rasgos.
—¿Entonces por qué la prisa? ¿Tratabas de llegar e irte antes de que llegara?
Estoy sorprendida por la manera en que su mente trabaja, que pudiera pensar que trataría de evitarlo, sacudo mi cabeza.
—Por supuesto que no. Aunque hubiera sido lindo ser la primera aquí. No importa cuán temprano salga de casa, siempre me vences aquí— No es una mentira, sólo una verdad diferente. Él se ríe.
—Lo siento. Debe parecer que soy algún extraño acosador o algo, aquí sentado esperando que llegues.
Me encojo de hombros. —No me importa. Es agradable de alguna manera tener a alguien esperándome.
Él ladea su cabeza, con sus intensos ojos oscuros. —Bueno, aquellos que no están esperando por ti no saben lo que se están perdiendo.
CONTINUARA…
2/5
Capitulo 18
—No me importa. Es agradable de alguna manera tener a alguien esperándome.
Él ladea su cabeza, con sus intensos ojos oscuros. —Bueno, aquellos que no están esperando por ti no saben lo que se están perdiendo.
Mi aliento se atora en mi garganta. Casi suena como si él estuviera coqueteando. Sacudo la cabeza y doy ‘casi’ una silenciosa carcajada; es una tontería. Está sólo siendo caballeroso como siempre le ha enseñado su madre, de la misma forma en que lleva mis libros o mi bandeja, o saca una silla para mí en el almuerzo, cuando abre mi puerta del coche. Su mirada fija no se ha suavizado, observándome como si esperara algo, una respuesta o una reacción. No tengo ninguna porque no sé cómo responder a ésta clase de bromas.
—Así que —le digo, barriendo mi mano hacia el coche —¿Vas a abrir mi puerta o tengo que hacerlo yo misma y decirle a tu mamá?
Se ríe, rompiendo el hechizo, caminando hacia el coche. Abre la puerta, haciendo un arco con un ademán y barriendo su mano a través del coche. Le sonrío tímidamente mientras lo paso. Llegamos a la preparatoria antes de que el partido comience, pero el estacionamiento está ya repleto de estudiantes. Hay estudiantes no sólo de nuestra escuela, sino también de Jefferson.
Hay un montón de burlas de buen humor sucediendo, pero los oficiales de policía caminando alrededor dan la impresión de que se podría volver algo más. Nick da la vuelta y abre mi puerta, por supuesto, saludando algunos de sus amigos. Reconozco a unos cuantos que se sientan con nosotros en el almuerzo, y les saludo de regreso, sorprendida, cuando me gritan “hola”.
Nos dirigimos hacia la entrada del campo. Veo a un par de chicas que están en el Equipo de Espíritu sentadas en una mesa, checando las identificaciones de los estudiantes o tomando el dinero de los boletos. Ambas se quedan boquiabiertas cuando me ven caminando hacia la mesa. Sus ojos casi saltan fuera de sus cabezas cuando Nick toma mi mano, entrelazando sus dedos con los míos y tirando de mí hacia él, haciendo obvio que estoy con él.
—Hey Celia, Amber. ¿Cómo les va? —dice Nick. Podía haber sonreído cuando veo a Celia alcanzar dos boletos y dárselos a Nick sin preguntarle por su identificación de estudiantes, sus ojos saltando de ida y vuelta entre nosotros, excepto que estoy comenzando a sentir que esto es un error; debí haberme quedado al margen como siempre hago. Un pozo frío se forma en mi estómago.
Nick no deja ir mi mano, manteniéndome firmemente a su lado mientras entramos por la compuerta, dándole sus boletos a otra chica del Equipo de Espíritu que abre la boca ampliamente como las primeras dos. Él sólo se mantiene sonriendo, saludando a todos, actuando como si no hubiera nada inusual el estar ahí con la perdedora más grande de la escuela.
Hay un sentimiento de alto entusiasmo dentro del estadio, los estudiantes dando vueltas por todas partes. Estudiantes, padres y profesores de la escuela, todos vestidos con los colores de su propia escuela, dependiendo de cuál equipo estén aquí para apoyar. Incluso Nick está vistiendo los colores de nuestra escuela. Miro abajo hacia mi camiseta amarilla que no representa a ninguno de los dos. Apropiada de alguna manera; una isla en mi misma.
Estoy muy consciente de su mano presionada contra la mía. Sé que esto no es una cita, sólo somos amigos pasando el rato. Sabiendo esto no cambia la velocidad de mi corazón, no he tenido mi mano sostenida desde... bueno, desde que sostuve las manos con Nick en sexto grado.
Caminamos hacia las gradas, llenas de una retorcida masa de humanidad sobreexcitada y estoy doblemente agradecida que me sostenga, porque hubiera sido cosa fácil perderse entre toda esas personas. Él tira de mí detrás de él hasta las gradas, al lugar dónde parece haber un camino, y nos encuentra asientos entre un grupo de chicos que conozco por nombre, de los cuales varios me han torturado en un momento u otro en el pasado.
Choca los cinco a los chicos, diciendo “hola” a las chicas, y yo permanezco de pie detrás de él, mientras deseo que un gran hoyo se abra debajo y me trague. Mantengo mi cabeza baja, incluso cuando Nick me lleva delante de él, dejando ir mi mano y poniendo ambas manos sobre mis hombros.
—¿Todos ustedes conocen a ______ (TN), verdad? —pregunta con un animado y positivo tono, avergonzándolos al reconocerme y diciendo “hola”. Les doy una ojeada a cada rostro, asintiendo ligeramente en respuesta, viendo que están claramente incómodos como lo estoy yo, conociendo la historia entre nosotros, sólo Nick la desconoce.
A pesar de que no parece que haya espacio para otra persona donde nos encontramos, Joe y Kevin, nuestros compañeros de almuerzo, se abren paso y comienzan a bromear ruidosamente y ríen con Nick y los otros ahí de pie. Estoy agradecida por su exuberancia ya que toma la nerviosa atención de mí.
Los equipos de futbol hacen su camino hacia el campo y la multitud crece desenfrenada. A pesar de mi ansiedad, me siento atrapada en la emoción. No voy tan lejos como para gritar y chillar como los otros, pero me encuentro a mí misma sonriendo. Nick silba con fuerza junto a mí, y me lanza una sonrisa pícara que me hace reír. Incluso aquellos que nos rodean parecen haber llegado a un acuerdo con mi presencia y ya no me lanzan miradas de reojo, ignorándome ahora para unirse a los aplausos.
Hay una moneda en el aire, aunque sólo podría decir que estaba a nuestro favor por los aplausos que estallaron a mí alrededor. Después de eso, los equipos se alinean en los extremos opuestos del campo y alguien del otro equipo patea la pelota hacia nuestro equipo. Para mi sorpresa, todos están corriendo hacia él, cuando de pronto se arrodilla. Estoy confundida, mi limitado conocimiento por lo menos sé que se supone que hay tecleos envueltos.
Nick escoge ese momento para mirarme, y al ver la mirada confundida en mi rostro, se inclina. Gritando para hacerse oír entre la multitud, me pregunta: —¿Has visto alguna vez un partido de futbol antes?― Sacudo mi cabeza. —¿Visto uno en la TV?― Sacudo mi cabeza de nuevo —¿Sabes algo al respecto?
—Pensé que lo hacía. Pensé que se suponían tenían que teclearse unos a otros.
—La mayor parte es cierto.
—¿Entonces por qué todos se detuvieron?
Así que me explica, y me explica cada jugada después de eso. Escucho atentamente, determinada a aprender. Es difícil concentrarse porque el ruido que nos rodea hace que sea difícil de escuchar, así que envuelve su brazo alrededor de mi hombro con cada explicación, tirando de mi más cerca para poder escuchar mejor. Crea un pequeño capullo privado, y puedo mirarlo, con los ojos fijos en los de él sin un significado más que el de estar escuchando. No para él, de todos modos, pero mucho más para mí.
Después de un rato, deja de quitar su brazo entre explicaciones, dejándolo descansar en mi hombro. Cuando ha pasado un poco de tiempo, él dice: — Vamos. —Tomando mi mano y tirando de mí por las escaleras, esta vez para caminar por la acera en la parte superior de las gradas.
—¿Ha terminado ya el partido?
—No, es casi el medio tiempo. Pero si no llegamos a un puesto de comida ahora, vamos a tener que esperar en una larga fila.
Cuando llegamos al puesto de comida, la línea es de una docena de personas de largo, y me pregunto lo que él considera una larga fila. Oigo un silbato, entonces ambos equipos corren fuera del campo y supongo que eso significa que el medio tiempo ha llegado. La línea detrás de nosotros ha crecido, serpenteando hasta que puedo ver a lo que él se refería.
Justo antes de llegar a la parte delantera de la línea, Nick se vuelve hacia mí y me pregunta qué me gustaría. El pánico me congela por un momento. No he traído nada de dinero. No tengo nada si hubiera querido traer. Simplemente sacudo la cabeza.
—¿No quieres nada? —Él está genuinamente desconcertado.
—No, estoy bien. Yo... comí antes. —Una vez más, no es exactamente una mentira ya que había comido el almuerzo, en la escuela.
—Vamos, no puedes estar en un partido sin un perrito caliente. Es una tradición.
—No, en serio, estoy bien.
Es nuestro turno, así que él se adelanta y ordena mientras miro a mí alrededor, fingiendo que mi vacío estómago no está gruñendo con los olores. No puedo dejar de notar las miradas que recibo de los que están en la fila que asisten a nuestra escuela. La misma mirada que he visto en otros rostros durante toda la noche. Los ignoro, no queriendo arruinar mi noche.
Nick se da la vuelta y me entrega un refresco y un perrito caliente, empujándolos en mis manos antes de que pueda negarme, dándose la vuelta hacia la chica en el puesto para tomar un par para él mismo.
—No, dije que estaba...
—Lo sé, pero ya que éste es tu primer partido, no quiero ser acusado de no darte la experiencia completa. —Su sonrisa me desarma.
CONTINUARA….
3/5
Capitulo 19
Nick se da la vuelta y me entrega un refresco y un perrito caliente, empujándolos en mis manos antes de que pueda negarme, dándose la vuelta hacia la chica en el puesto para tomar un par para él mismo.
—No, dije que estaba...
—Lo sé, pero ya que éste es tu primer partido, no quiero ser acusado de no darte la experiencia completa. —Su sonrisa me desarma.
—Está bien. Gracias.
Inclina su cabeza hacia abajo, hacia mí, con sus ojos negros como la noche, y mi respiración se detiene.
—De nada —dice, con una sonrisa en su voz.
Nos acercamos a una mesa repleta de condimentos, la mayoría de los cuales se han derramado. Ponemos salsa de tomate a nuestros perritos calientes, mostaza y condimentos, y nos los comemos, derramando condimentos en el ya salpicado suelo. Es la mejor comida que he comido.
Hacemos nuestro camino de regreso a las gradas al mismo tiempo en que los equipos regresan al campo. Hay más aplausos, aunque no tan entusiastas como cuando el juego comenzó. Nick está de pie junto a mí, sólo de vez en cuando tiene que explicar las jugadas o reglas del juego.
Pero no está de pie con su brazo a mi alrededor, para mi decepción, pienso con más claridad y me doy cuenta de cosas que no había notado antes. No hay mucha gente prestando atención al partido. La mayoría de los que lo están viendo son los padres. Todos los demás están dando vueltas, hablando y riendo, sólo regresando al juego cuando una buena tecleada es hecha, o cuando puntos son anotados.
Mientras estoy observando a mí alrededor es cuando la veo. Jessica se encuentra un par de filas por encima de mí y una sección lejos. Me está mirando fijamente. La ferocidad de su mirada me aturde. Nunca vacila, aun cuando sus amigos hablan animadamente con ella. Debe de haber estado observándome desde hace algún tiempo porque ninguno de ellos siquiera parece darse cuenta de su concentración, o buscan lo que ella está mirando.
Me giro rápidamente hacia adelante, con los ojos en el partido, pero con mi mente en ella. No estoy segura de por qué me odia tanto. He intentado tan duro permanecer fuera de su camino y no irritarla más de lo necesario. Al parecer, mi presencia en el partido de futbol es suficiente para reavivar su odio en su totalidad. Trato de seguir el partido, pero ahora es como si pudiera sentir sus ojos en mí. Miro rápidamente hacia atrás y confirmo que todavía sigue mirando.
Después de algunos vistazos, Nick me mira, y luego detrás de mí para ver lo que estoy viendo, y luego de nuevo a mí. —¿Todo bien? —me pregunta.
Miro hacia atrás y veo que está de repente, atentamente interesada en la conversación a su alrededor. Mis ojos se estrechan en sospecha. Sonrío a Nick. —Sí, todo está bien.
Él me sonríe de regreso. Nuestro equipo anota un touchdown y su atención se dirige de nuevo al campo, silbando y aplaudiendo. Doy un rápido vistazo hacia atrás y veo que ella está de nuevo mirándome ferozmente. Suspiro. Sería bueno tener sólo un día fácil en mi vida.
***
Nuestro equipo acaba de ganar en un muy emocionante gol de campo de desempate. El pateador es alzado sobre los hombros de sus compañeros y llevado sobre el campo de esa manera, las porristas están saltando arriba y abajo, las personas chocando los cinco y gritando, y todo eso se aleja cuando Nick tira de mí en un improvisado abrazo de celebración, levantando mis pies del suelo mientras me sostiene. Rodeo mis brazos alrededor de su cuello por seguridad por la repentina sensación de ingravidez. La sensación de su sólido cálido cuerpo presionado estrechamente contra el mío es diferente a todo lo que he experimentado antes.
Es simplemente un abrazo de oso para él, pero en ese momento, sé que cualesquiera que sean las consecuencias a las que me enfrentaré si mi ausencia es descubierta, valdrán la pena por este momento. Toma algo de tiempo para hacer nuestro camino hacia abajo desde las gradas con todas las celebraciones. En un momento la mano de Nick es arrancada de la mía por la marea, así que me arropa bajo su brazo, sosteniéndome firmemente contra su costado.
Después de un minuto o dos de tratar de averiguar qué hacer con mi mano que está torpemente atrapada entre nosotros, la envuelvo suavemente contra su cintura. Una vez que salimos de la multitud, debería haberme liberado, pero en cambio conserva su agarre. Llegamos a su coche y cede su agarre para sacar las llaves de su bolsillo.
La pérdida de su calor y el frío aire nocturno de otoño me hacen temblar.
—¿Tienes frío? —me pregunta.
Me rodeo con mis brazos.
—Un poco, pero sobreviviré.
—Aquí, tengo una chaqueta... —Abre el baúl, sacando una sudadera con una cremallera frontal. Empujo mis brazos dentro de la chaqueta demasiado grande. Alcanza la cremallera y la cierra, y luego frota sus manos arriba y abajo sobre mis brazos.
—¿Mejor?
—Sí, gracias. ¿Qué hay de ti, sin embargo?
—Difícilmente atrapo un resfriado. Mi mamá dice que mi papá y yo fuimos hechos en hornos.
Él abre la puerta del coche, la cierra detrás de mí, y corre a su lado. Arranca el coche, tomando algo de tiempo para encender la calefacción.
—¿Te gustó el partido? —pregunta mientras tratamos de salir del estacionamiento, que todavía está repleto de chicos sentados en sus coches, parpadeando sus luces y tocando sus bocinas.
—Sí, realmente me gustó.
—Lo captaste con bastante rapidez. Mi papá ve el futbol en la TV todo el tiempo, pero después de todos estos años mi mamá aún no tiene idea de cómo funciona— Esta queja la da con la misma divertida frustración que he escuchado antes cuando habla de ella. Me pregunto cómo sería tener una mamá digna de tal amor. Incluso más, me pregunto cómo sería ser el receptor de tal emoción de Nick.
—Fue muy divertido. Estoy contenta de haber venido. Gracias por invitarme.
Se inclina a través del asiento y aprieta mi mano que se encuentra en mi regazo, y sigue sosteniéndola por el resto del camino a casa. Se detiene en el lugar de siempre, lo que inician las mariposas en mi estómago por lo que voy a encontrar en casa. Si he tenido suerte, ellos aún no estarán en casa. Sí, claro, ¿desde cuándo he tenido ese tipo de suerte?
Desde que él entró a tu vida, otra voz responde, sorprendiéndome con su veracidad.
—Esta es tu parada del autobús —dice mientras abre mi puerta. Salgo, empezando a quitarme la chaqueta para regresársela. Su mano en la mía detiene la acción.
—Consérvala. Puedes dármela después.
—¿No tendrás frío? —pregunto.
—Horno interno, ¿recuerdas?
—Está bien, entonces, te la llevaré el lunes.
—Escucha, me preguntaba si podrías querer ir a hacer algo mañana.
Por supuesto que quiero, más de lo que alguna vez he querido algo en mi vida. Esa no es mi realidad, sin embargo, tener lo que quiero.
—Lo siento, me gustaría poder, pero no puedo.― La decepción se refleja en sus ojos. Él asiente con la cabeza.
—¿Estás segura que no puedo llevarte a casa? Está oscuro aquí afuera― Si supiera que el peligro no está aquí en la oscuridad, sino en la “seguridad” de mi casa.
—No, estaré bien. Gracias de nuevo. No había tenido tanta diversión en tanto tiempo como puedo recordar.
Él sonríe, tira de mí en un rápido abrazo que da testimonio de su horno interior, liberándome antes de que pueda reaccionar lo suficiente como para poder levantar mis brazos para devolverle el gesto.
—Te veo el lunes en la mañana entonces.
—Está bien. Nos vemos luego.
Lo veo marcharse, y luego camino hacia mi casa a oscuras. El coche no está en el camino de entrada, pero todas las luces apagadas son una buena señal. Me escabullo a la parte trasera y trepo hasta mi ventana, que había dejado desbloqueada antes de irme. Subo tranquilamente, de mala gana quitándome su chaqueta, lista para irme a la cama.
Saco las sábanas, moviendo las almohadas que había colocado en mi cama para que lucieran como si estuviera ya en la cama. Las posibilidades de que uno de los dos en realidad viniera a verme eran escasas, pero es mejor estar preparada para todo, lo he aprendido. Justo antes de caer en la cama, tiro de la chaqueta fuera de la silla, cerrando la cremallera hacia arriba con fuerza. Trepo a la cama, acurrucando la chaqueta cerca de mí. Huele como él, pienso, mientras tomo una respiración profunda en los pliegues del material. Vuelvo a vivir la noche, empujando fuera de mi cabeza las partes malas, especialmente a Jessica, reviviendo lentamente cada momento en el encuentro mi mano en la de él, o a mí en sus brazos. Con un contento, feliz suspiro, me deslizo en el sueño.
CONTINUARA…
4/5
Capítulo 20
Si puede haber tal cosa como un fin de semana tranquilo en mi casa, es este. Independientemente, de lo que fue la noche del viernes para mis padres, esto de algún modo proporcionó una pequeña dosis de felicidad a mi mamá. No es que ella se haya transformado inmediatamente en una especie de madre amorosa, pero las humillaciones son pocas, las quejas acerca de mi trabajo casi no existen, y no he recibido ni un pellizco o manotazo.
No puedo dejar de pensar en Nick. La mañana del lunes no puede llegar lo suficientemente rápido, no importa cuán inusualmente tranquilo esté siendo el fin de semana. Me pregunto dónde está, qué está haciendo. Me pregunto con quién está, y estoy celosa de cualquiera que este con él, no importa quién sea.
Nunca hubiera imaginado que la escuela fuera algo para anticipar, pero aquí estoy de nuevo, corriendo para alistarme y salir por la puerta. Sólo desearía tener algo de ropa que no se viera como el elemento obvio de segunda mano que es. Más que nada poseo camisetas y sudaderas sin forma, ropa anónima. Por primera vez, desearía algo más femenino.
Corro hacia la esquina, y luego camino lentamente en caso de que Nick ya esté allí. Lo está. Sonrío, preguntándome cuan temprano tendría que aparecer por aquí para ganarle. Estoy usando su chaqueta en el aire frío de la mañana, habiéndola tenido primero escondida bajo mis libros cuando salí de la casa. Podría simplemente haberla cargado, pero quería sentirla en mí una vez más.
—Hola —me llama.
—Hola —le respondo, con timidez, avergonzada, ahora, que estoy usando la chaqueta.
Acomodo mis libros y comienzo a desabrocharla.
—Gracias por prestarme esto —empiezo.
Envuelve su mano alrededor de las mías, deteniéndome.
—Consérvala. —Mi mano fría es calentada por la suya.
—No puedo...
—Hace frío aquí afuera. —Aprieta mis manos—. Puedo decir que tienes frío. Además, tengo muchas más.
—Está bien, te la devolveré después de la escuela. Estoy segura de que estará más caluroso entonces.
Mientras viajamos en la cálida comodidad de su coche, él extiende su mano.
—Aquí, dame tu mano y la calentaré.
Cautelosamente coloco mi mano en la suya, pensando que esto se siente un poco demasiado como simplemente estar tomados de la mano, algo que nunca he hecho con nadie más. Entonces decido que estoy sobre-analizando todo este asunto. Claramente, él sólo está tratando de ayudar, y estoy muy agradecida por el bien de mi fría mano, de todos modos.
—Quería decirte qué... quiero decir, lo que quería decir era… —Su voz es extrañamente insegura, vulnerable. Se aclara la garganta, y luego comienza ese movimiento completamente distractor, el frotar minuciosamente su pulgar sobre mi palma. —Me divertí mucho contigo la noche del viernes.
—Yo también― Abre su boca, la cierra de nuevo, aprieta la mandíbula una vez antes de decir:
—Me preguntaba si estarías dispuesta a darme tu número de teléfono para que yo pueda, ya sabes, llamarte alguna vez.
Me pregunto si es normal que sea una cosa tan importante tener el número de teléfono de alguien. Sin haber tenido jamás un teléfono, o un amigo, no tengo idea.
—Estaría encantada de dártelo si pudiera.
Me da un vistazo, frunciendo el ceño con esa encantadora mirada desconcertada que a veces tiene.
—¿No te permiten dar tu número?
Agacho mi cabeza, ahora avergonzada.
—No tenemos teléfono.
—Oh —Eso lo frustra. Está en silencio durante un minuto—. Bueno, eso apesta.
No puedo evitarlo. Me echo a reír. ¿Eso apesta para él? ¿Cómo piensa que es para mí? Aunque, es cierto, no me haría mucha falta ya que no hay nadie a quien quiera llamar y mucho menos alguien que quiera llamarme. Sonríe a mi risa.
—El sábado y el domingo fueron días largos. Tenía muchas ganas de hablar contigo.
Estoy sorprendida de cómo sus pensamientos se hacen eco de los míos, pero aún más sorprendida de que él haya siquiera pensado en mí después del partido. Sorprendida de que el oírle decir eso me haga entrar tanto en calor.
—Para mí también fueron largos —le digo.
—¿Crees que podrías ser capaz de salir de nuevo este fin de semana?
—¿Cuándo? —Me escucho preguntando, sabiendo que es completamente imposible.
—Bueno, sería bueno si pudieras el sábado. Mi mamá es famosa en... bueno, más o menos en cada festividad. Pero ya que Halloween está casi aquí, ella tiene prevista su gran cena anual de Halloween para este sábado.
—¿Quieres que yo vaya a la cena de tu mamá? —Estoy sorprendida.
—No es una gran cosa, ni nada —se apresura a decirme—. Ella tiene esta gran cena festiva la mayoría de los días de fiesta antes de las vacaciones reales. Una especie de tradición, pero en cierto modo divertida también, supongo. Sólo pensé que podría gustarte.
—¿Quién estaría allí? —pregunto.
—Sólo mi familia.
Me siento un poco mareada con la idea de estar allí con una familia funcional, o donde sea en realidad. No he tenido mucha experiencia en todo lo que tiene que ver con las familias normales.
—¿Pero tu mamá no se enfadaría si me llevaras tú cena familiar?
—En realidad, ella te invitó.
—Pero... ella ni siquiera me conoce.
—Le he contado sobre ti y le gustaría llegar a conocerte.― El pánico me inunda. ¿Por qué iba a querer conocerme a mí? Leyendo mi mente, dice:
—A ella le gusta conocer a todos mis amigos.
—Oh. —El miedo disminuye un poco. Eso tiene sentido, supongo. Esa es probablemente la forma normal de operar de la mayoría de las mamás.
—Pensé en decírtelo ahora y entonces puedes tener la semana para pensar en ello de nuevo. Me parece que tienes mejor suerte en conseguir venir de esta manera.
Me río. —De acuerdo, pensaré en ello —prometo, ya decepcionada de que no hay ninguna forma en que mi suerte se mantenga durante otro fin de semana, permitiéndome decir que sí.
Probablemente le habría dicho que no, a excepción de un incidente que ocurre el viernes. Después de almuerzo voy caminando a mi clase de matemáticas, sin prestar atención a lo que me rodea. Dado que Nick y yo nos hemos convertido en una especie de amigos, los demás estudiantes parecen haber perdido la mayor parte de su pasión por intimidarme. No estoy segura de la razón de ello, pero no voy a llamar la atención preguntándolo.
De ninguna manera estoy llena de confianza al caminar por los pasillos, continúo manteniendo mis ojos en el suelo, pero tal vez no tan vigilante como antes. Es por eso que no veo a Jessica. Mientras paso por el baño chicas, de repente soy empujada hacia adentro, cayendo a medida que mis libros se arrastran por el suelo. Miro hacia arriba para ver qué ocurre y veo a Jessica con dos de sus seguidoras de pie, bloqueando la salida. Una de ellas se mantenía mirando el pasillo, custodiando que nadie tratara de entrar.
Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha hecho algo, así que en lugar de acobardarme como lo hago usualmente, me pongo de pie, con la intención de enfrentarme a ella. Algo en su cara me detiene. Sus ojos se estrechan, su boca se aprieta. Luce más que enojada. Se ve justo como mi mamá lo hace antes de infligir algún tipo de violencia en mí.
Ella ve mi vacilación y comienza a moverse lentamente hacia mí, como un depredador arrinconando a su presa. Tomo un paso involuntario hacia atrás, y veo sus ojos ensanchándose con el placer de eso.
CONTINUARA…
5/5
Capitulo 21
Ella ve mi vacilación y comienza a moverse lentamente hacia mí, como un depredador arrinconando a su presa. Tomo un paso involuntario hacia atrás, y veo sus ojos ensanchándose con el placer de eso.
—Tengo una pregunta para ti —dice casualmente, pero puedo escuchar la amenaza en su voz.
Me trago el nudo en mi garganta, todos esos sentimientos de miedo y humillación que casi había olvidado pero que recientemente regresan con toda su fuerza. Ella sigue caminando lentamente, examinando sus uñas. —Simplemente me estaba preguntando... —Sus ojos se disparan hacia los míos, y estoy sorprendida por la potencia del odio que leo en ellos—. Sólo ¿quién te crees que eres?
No estaba esperando eso. Mi rostro debe reflejar mi confusión porque de repente da pasos hacia mí, con la cara justo arriba de la mía. —¿Crees que eres tan genial que mereces a alguien como Nicholas Jonas?
Cuando no le respondo, su ira estalla. Con un medio grito, medio gruñido me da un puñetazo en la cara, golpeándome de nuevo en el piso. —¡Eres una perdedora! —me grita —Él es demasiado bueno para ti. ¡Déjalo en paz! —Ella se aleja, suponiendo que la voy a obedecer. Yo tengo mejor criterio, sé dejar las cosas como estaban.
Pero algo ha cambiado en mí, muy ligeramente, y antes de poder considerar las consecuencias, abro mi boca.
—Él es mi amigo. —Mi voz es débil, pero ella la escucha con claridad. Ella se gira hacia mí.
—¿Qué? —dice a gritos. Me siento, limpiando la sangre que brota del corte de mi labio con mi pulgar.
—Dije que él es mi amigo —mi voz es más segura ahora.
Con otro grito frustrado ella salta sobre mí, a horcajadas, golpeando mi cabeza contra las frías baldosas. Entonces ella me golpea dos veces más con una buena medida antes de que pueda recuperarme lo suficiente como para tratar de detenerla.
Se inclina sobre mí y habla con los dientes apretados, salpicando saliva en mi cara.
—¿En qué mundo comienzas a creer que él podría ser tu amigo, y mucho menos quererte? He visto la forma en que se miran el uno al otro. Es repugnante. Te digo ahora mismo que no voy a dejarlo ser. Soy la única suficientemente buena para él, y lo tendré cuando dejes de... engañarlo, o lo que sea que hagas para que él te desee. ¡Si tengo que decírtelo una vez más, te vas a arrepentir!
Ella golpea mi cabeza de nuevo, luego se levanta de mí. Después de una patada en mi estómago, para asegurarse de que el mensaje quede claro, da zancas hacia fuera del baño. Levanto la cabeza para verla irse. Las otras dos chicas que están con ella dirigen sus miradas hacia mí, y juro que lucen casi como disculpándose.
Gimo y poso mi cabeza hacia atrás por un minuto. Oigo el timbre y gimo de nuevo. Poco a poco ruedo hacia un lado y me empujo a mí misma para estar en una posición sentada. La habitación se balancea y cierro los ojos en contra de la sensación. Cuando se detiene, agarro el borde del lavamanos y me levanto.
Me miro en el espejo, veo la sangre secándose en mi cara, en la esquina de mi boca, que ya está inflamada. Abro el grifo del agua, y limpio con cuidado la sangre, enjuagando mi boca con un poco de agua. Toco la parte de atrás de mi cabeza que está palpitando, me estremezco de dolor cuando mis dedos rozan el nudo que ya se está formando allí.
Podría haber llorado entonces, ya que mi débil sentido de la seguridad acababa de ser destrozado, excepto por algo que ella me dijo. Algo que canta a través de mi sangre y causa que mis terminaciones nerviosas sientan un hormigueo.
He visto la forma en que se miran el uno al otro, dijo ella, y las posibilidades que acompañan a esas palabras traen una sonrisa a mi cara. Para cuando llega fotografía, mi labio esta hinchado, pero no puedo evitar conservar la amplia sonrisa en mi cara. Nick me mira con espanto.
—¿Qué pasó? —exige con enojo. Estoy empezando a entender que su ira no se dirige hacia mí, sino más bien hacia quien sea que me hizo daño, por lo tanto no estoy tan alarmada por esto.
—No importa —le digo con alegría. Puedo ver su ira vacilando, en guerra con otra cosa.
—¿Estás contenta de que alguien te lastime? —Está incrédulo. Sacudo la cabeza. —Entonces, ¿qué pasa con la gran sonrisa?
—Estoy contenta porque puedo decir que sí.
—¿Sí? —Luce perdido.
—Sí, tengo que decir que sí, a ti. Para el sábado. Si tú aún quieres que vaya.
Una sonrisa lucha por acabar con el ceño fruncido de su cara, sus ojos continúan mostrando su confusión. —¿Tenías que recibir una paliza para decir que sí?― Me encojo de hombros, con mi sonrisa que nunca vacila. —Qué lío —murmura.
El Sr. Hurley se levanta para comenzar con la clase, mientras que Nick se inclina hacia mí.
—Entonces, ¿qué aspecto tiene el otro tipo? —bromea, y doy un suspiro de alivio porque va a dejarlo ir.
CONTINUARA…
Bueno espero les haya gustado.
Las amo :)
MaleDeJonas
Página 3 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
Temas similares
» Heart On A Chain (Liam&Tu) Adaptacion.
» Heart on a chain [H S- Adaptada.]
» Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
» Hiding My Heart. |Harry Styles| Comedia Romántica. |Adaptación|
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
» Heart on a chain [H S- Adaptada.]
» Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
» Hiding My Heart. |Harry Styles| Comedia Romántica. |Adaptación|
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 3 de 10.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.