Princesa del Rock (Niall Horan&Kathia Rose)

Princesa del Rock
Capítulo 1: Princesita (1/2)


~HORAS DESPUÉS~

El día se había pasado rapidísimo. En el tercer período, había decidido que cuando llegara a casa, llamaría a Agus, porque la extrañaba.

–Mañana nos juntamos con Nicholson y Patrick para hacer lo de Contabilidad –me recordó Sasha, antes de subirse a su Mercedes.

–Sí, cariño, me lo dijiste unas dieciséis veces en el día –repuse, con hastío.

–Bueno, no lo olvides –ordenó, antes de cerrar la puerta con un golpe. Medio segundo después, bajó la ventanilla. –. Mejor te paso a buscar –dijo, pensándoselo bien. Solté una carcajada.

–Adiós, idiota –saludé, entrando al auto y tirando mi mochila al asiento del copiloto. Hoy, volvía solo con una cartuchera, llena de delineadores, labiales, rímels y lapiceras rojas y negras, un cuaderno negro con stickers de Nirvana, Ramones, AC/DC, Guns, Iron Maiden y más, y mi inseparable anotador turquesa.

Prendí el estéreo, recordando y maldiciendo el haber sacado el CD de Oasis. Pasé a radio. ¡Qué divertido! Una canción ridícula de pop.

Cambié de estación, maldiciendo las letras dulces y melosas. En la siguiente había algo de AC/DC. Dejé esa.

Mientras entraba el BMW en el garaje, recordé que hoy volvía papá. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. No había nadie tan capaz de alegrarme, como papá. Bueno, posiblemente Agus. O el tío Slash. Pero con papá me alcanzaba.

–¡HOLA! –grité, cuando llegué. Mamá me respondió con una suerte de eco de mi saludo, concentrada en lo que fuera que estaba haciendo. Tiré mi bolso en un sillón de cuero blanco cercano a la puerta, y me dirigí a la cocina, con intención de atacar la heladera. Posiblemente papá no llegara hasta la noche.

Abrí la puerta del electrodoméstico, saqué un yogurt con cereales, tomé una cuchara del cajón de los cubiertos y lo abrí. Mezclé los cereales con el yogurt mientras me dirigía a mi cuarto. Una vez allí, tomé Back in Black, de AC/DC y lo puse en el estéreo, mientras prendía la computadora, que estaba sobre mi escritorio, junto con papeles, el envoltorio de una hamburguesa del McDonald’s y vasos de Capuchinos de Starbucks. Arriba del módem, estaba mi laptop. La dejé sobre la cama, y cuando volvía al escritorio, vi mi BlackBerry turquesa tirado en el piso. El golpe había sido amortiguado por una pantufla de conejito y mi móvil estaba intacto. Sonreí, pensando que en realidad, habría lamentado su pérdida, y lo llevé al escritorio.

Estaba la pantalla de inicio, con una foto mía con la galera del tío Slash, esperando para que tecleara la contraseña.

Kansas tecleé velozmente, tarareando Carry On My Wayward Son, mi canción favorita de Kansas, y apreté “Send”. Apareció mi fondo de pantalla, una foto de Agus, Sasha y mía, de seis meses atrás, las tres tiradas en mi cama. Reí al ver los mechones verde flúor en la cabeza de Sasha.

Internet. Facebook. Twitter. Polyvore. WeHeartIt. MySpace. Tumblr.

En esa secuencia fueron apareciendo las ventanas en el explorador.

Busqué entre los conectados de Facebook a Agus, le mandé un tweet, un mensaje privado por MySpace y hasta un ask por Tumblr. Pero no había caso, no aparecía.

PUTA, TE EXTRAÑO le escribí en el muro de facebook, antes de cerrar todo. Era hora de cenar, y en cualquier momento llegaría papá.

Fui al comedor, donde mamá seguía con su portátil, leyendo. De todas formas, ahora estaba vestida como la ejecutiva elegante que era.

–¿No cocinaste, má? –pregunté extrañada, al verla tan inmutable.

–¿Ya es hora de comer? –inquirió, sobresaltada, mirando la hora en su reloj de muñeca–. ¡Dios santo, lo olvidé!

–Pará, vieja, tranquila –la tranquilicé. Tomé su celular y llamé, pidiendo unas pizzas–. Listo, problema solucionado –dije al cortar, devolviéndole su teléfono. Sin decir media palabra, apagó su laptop y la llevó a su habitación, donde aprovechó para cambiarse. Pensé que sería una buena idea, imitarla, ya que, aunque a papá le gustaba mi estilo, estaba segura que los shorts rojos ajustados no lo iban a convencer demasiado.

Entré en mi armario, y encontré un jean blanco limpio, junto con una remera de Kiss que posiblemente había sido de mamá. Me lo puse rápidamente, y manoteé una gorra de The Who con la bandera de Inglaterra para que el cabello no me molestara.

Estaba decidiéndome por unas plataformas rojas o unas sandalias negras con tacón aguja de diez centímetros, cuando escuché el ruido de la puerta de entrada cuando se abre. Dejé los dos pares de zapatos delicadamente en su lugar (¿a quién engaño? Los tiré al diablo) y corrí al living calzándome unas viejas Converse azules en el camino. Amaba andar descalza, pero estaba por empezar el verano, y el suelo estaba muy frío. (así)

–¡PAPUCHO! –exclamé, alegre, al verlo en la entrada.

–¡Princesa! –me saludó. Salté hasta donde estaba y lo abracé. Tenía olor a cigarrillo, pero era habitual en él–. ¿Cómo estás? ¿Mami? ¿Martha? ¿Sasha? –preguntó.

–Yo estoy genial, cansada del colegio, pero genial –reí y me imitó–. Mamá está bien; hoy estaba medio abstraída, se olvidó de cocinar y todo, pero bien. Martha se recuperó de la neumonitis y hoy volvió. Y Sasha, idiota como siempre –enumeré–. ¿Tú?

–Bien –respondió escuetamente, acariciándome el cabello–. Cuando cenemos, les daré una noticia sorprendente –anunció, sonriéndome. Le devolví la sonrisa. Se fue a la cocina, a buscar a mamá, mientras yo esperaba al delivery de pizza.

Con un padre como él, ¿qué es sorprendente? Para mi segundo cumpleaños, me regaló una guitarra eléctrica de verdad. Cuando tenía seis, me compró un elefante de carne y hueso, cuando yo solo quería ir al zoológico. Cuando cumplí siete, me dio de regalo una llave... la llave de mi propia sala de cine. A los nueve, me compró una caja de tres metros de ancho, por tres metros de largo, por un metro de largo, de CDs de rock. Para los diez, una caja del mismo tamaño de discos de vinilo y un tocadiscos. Para los once, una lechuza que me traía una carta de Hogwarts, junto con autógrafos de todos los actores... Y eso, es solo el principio.

Golpearon la puerta. Dejé de responder tweets y abrí la puerta. Era el repartidor.

–¿Ordenaron una pizza de panceta y huevo frito, otra de palmitos y otra de roquefort? –preguntó el chico. Asentí, sonriendo.

–¿Cuánto es? –pregunté. Me dijo el precio y le di unos dólares más. –. Quédate el resto –añadí.

–Gracias... –dijo, dudoso–. Una preguntita. ¿Aquí vive Axl Rose? –Y allí vamos.

–Seh –respondí, sin interés–. Pero está de viaje –agregué, tirando su ilusión.

–Oh –murmuró–. Bueno, adiós.

Sin despedirme, con las cajas de pizza en una mano, cerré de un portazo.

–¡YA TENGO LA COMIDA! –grité, entrando en la cocina.

–No hay necesidad de gritar, hija –se quejó mamá. Papá y yo nos dimos una miradita cómplice y sonreímos. Pedirle a un Rose que no grite es como pedirle... a un Hudson que se planchara el pelo y se vistiera de rosa bebé.

–Pizza de roquefort para papá –entregué la caja a su dueño–. Pizza de palmitos para mamá –le di la otra a mamu–. Y de panceta y huevo frito para mí –sonreí, quedándome con la tercer caja. Sobre la mesa, había tres vasos y cerveza. Nos sentamos a comer, conversando de la vida.

–... y Stefano me envió unos borradores que son bastante prometedores –comentó mamá, luchando contra un palmito lleno de salsa golf.

–PAPI –exclamé, recordando–. ¿Qué nos ibas a decir?

–Ah, sí... –sonrió–. Nos vamos a Londres en una semana.

–¿¡EH!? –pregunté, sorprendida.

–Sep –asintió–. Incluirán a Guns N Roses en el Salón de la Fama del Rock y decidimos hacer un concierto con la formación original.

–¿Pero por qué en Londres? –inquirió mamá.

–Duff, Steven y Slash están allá –explicó, sencillamente.

–Así que viajaremos nosotros tres, Izzy y Sasha a Londres en una semana –recapitulé.

–Izzy, Sol y yo viajaremos en una semana –marcó–. Sasha y tú viajan pasado mañana.

–¿Eh? –Mi sorpresa iba en aumento. Y lo que más te intrigaba: ¿aún Sashi se preocupaba por hacer un trabajo para entregar el lunes, si viajaba a Londres el sábado? –. ¿Cuánto tiempo estaremos?

–Todo el verano.

–Pero... tengo que terminar el colegio...

–Ya lo arreglé eso. Terminarán en línea.

Bien, me había quedado sin excusas.

–Okei, mañana llevaré cajas al colegio para sacar todo del casillero.

–Es una buena idea ––repuso mamá.

¿Londres?

¿PASADO MAÑANA?

-.-.-

Y acá termina el primer capítulo :3

Señorita Gina McKagan, como va a ser un personaje relevante en la historia, necesitaría que me mandara un MP con cómo le gustaría ser :3
El resto de las chicas, si quiere también mandarlo, bárbaro.
De todas formas, les voy a ir informando de sus personajes siempre que sea necesario, okales? (eu, media pila, si quieren aparecer, aunque sea déjenme acá sus nombres. Lo ideal es que me lo manden por MP, pero si no, déjenlo por acá, not problem :3)

Saben? Las adoro!