Elenna temblaba ante el frio viento que golpeaba su rostro descubierto, había olvidado lo que era madrugar. 

—Lenna apresúrate. —Dijo su madre asomándose en la puerta. 

Marie esperaba impaciente a su hija, antes de dejarla en la estación debía pasar al Londres muggle a dejar unos papeles que no eran del conocimiento de la menor, aunque de cierta forma eso le causaba curiosidad.

—Ya estoy lista. — Murmuro ajustando sus zapatos.

Había dejado su equipaje en el auto la noche anterior, no podía perder mucho tiempo ya que tardarían al menos una hora en llegar al lugar.

¿Qué podía ser tan secreto como para que ella no lo supiera?

Bajo las escaleras lentamente, su cerebro se negaba a despertar así que por poco se va de bruces contra el suelo.

—Cariño deberías tener mas cuidado o te romperás algo. —Advirtió su madre que le veía desde la entrada.

—¿Puedes decirme porque tenemos que salir tan tempano? —Pregunto abandonando la casa y encaminándose al auto muggle.

Ambas vivían en el Londres muggle, un poco lejos del centro de la ciudad.

—Tengo que entregar unos papeles importantes, creo que te lo dije ayer. —Respondió algo molesta. 

Ambas subieron al auto, su madre solo se dedico a conducir mientras que Lena dormitaba en su asiento. 

—Merlina. —Dijo su madre sacudiendo su hombro, odiaba que dijera su segundo nombre. 

—Mama no vuelvas a llamarme así, por favor. —Le rogo la chica en un murmuro somnoliento. —¿Qué paso?

—Ya estamos en la estación. —Se bajo del auto impaciente.

Lenna miro el reloj en su muñeca y suspiro, el tren saldría pronto y si no movía su trasero no llegaría a Hogwarts este año.

—Te extrañare Merlina. —Su madre beso su frente ignorando la cara de disgusto de Elenna.

—Extrañare todo menos ese raro nombre. —Dijo antes de subir al vagón.

Busco algún lugar vacío sin mucha suerte, hasta toparse con uno en el que solo se encontraba una persona durmiendo. Le resto importancia y entro en este, solo necesitaba unas horas mas de sueño para poder estar despierta cuando llegaran a Hogwarts.

Harry Potter y sus dos amigos aparecieron en su campo visual justo cuando comenzaba a acomodarse. 

—¿Podemos sentarnos aquí? —Pregunto Hermione.

—Claro, dormiré todo el viaje así que supongo que no es problema. 

Los tres asintieron y se acomodaron en los asientos. Ron se sentó a un lado de la ventana dejando a Lenna en medio y a su otro lado Hermione, mientras que Harry compartió asiento con el hombre.

—¿Lo conoces? —Ron apunto al hombre que se encontraba durmiendo.

Lenna negó, apenas se veía el rostro del hombre por lo que no podía identificarlo.

Decidió ignorar lo que comenzaban a hablar y cayo en un sueño profundo. Despertó cuando sus dientes castañeaban por el frio que había, estaba desorientada.

—¿Qué pasa? —Le pregunto a Ron. 

Este solo se encogió de hombros sin tener idea de los que pasaba. El tren se sacudió alarmándolos, el frio comenzaba a calar sus huesos. Las puertas del compartimiento se cerraron abruptamente mientras que la ventana empezaba a congelarse.

—¡Diablos!, ¿Qué paso? —Ron parecía asustado y aunque no lo pareciera Lenna también lo estaba.

Una sombra negra llamo la atención de los cuatro, se acercaba lentamente a la puerta y abrió de esta. Elenna aferro su mano al brazo de Ron.

En ese momento todo el ambiente se sentía extraño, la sombra tomo su atención en Harry. La chica escondió su rostro en el brazo de Ron, que temblaba. Un destello llamo su atención, el hombre que parecía dormir decidió participar conjurando algún hechizo con su varita. Logro que la extraña criatura se fuera.

—Creo que casi te arranco el brazo. —Le murmuro a Ron segundos después.

Este solo miro su brazo y asintió aun con una expresión de horror. 

Lenna fijo sus ojos en la persona que había conjurado el hechizo, no podía creer que Remus Lupin estuviera frente a ella.

Esperaron a que Harry despertara, Remus le ofreció chocolate al pobre chico que parecía desorientado.

—Era un dementor, un guardia de Azkaban. —Respondió la pregunta de Harry. —Ya se fue, buscaba en el tren a Siruis Black.

Lenna tembló ante el nombre del asesino, que pudiera estar en el vagón era algo que le ponía los pelos de punta.

—Debo hablar con el conductor, disculpen. —Se levanto y se dispuso a marcharse no sin antes voltear y darle una sonrisa a Harry. —Anda, comételo.

Fue lo ultimo que dijo antes de salir, Elenna no perdió tiempo y se levanto tras de el en busca de respuestas.

—Remus. —Le llamo evitando que este diera un paso más. —¿Qué haces aquí?

—Elenna, que gusto verte. —Abrazo a la chica por unos segundos. 

—¿Por qué estas en el tren? 

—Daré clases, defensa contra las artes oscuras. —Respondió este evitando darle más vueltas al asunto.

—¿Por qué no me avisaste? 

—Porque mi ahijada no se tomó la molestia de mandarme una carta en todas las vacaciones. —Elenna le miro avergonzada, tenía toda la razón. —No te preocupes Merlina.

—Remus. —Murmuro molesta, este solo rio.

—Vuelve allí a dentro y no te preocupes por nada, todo estará bien. 

—¿Qué hay con eso de Siruis Black?, ¿Crees que el estuviera en el tren? —Pregunto inquieta.

Remus dudo unos segundos y luego suspiro.

—Créeme él no te hará nada. —Antes de que Lenna pudiera abrir la boca continúo hablando. —Lo se Elenna, no te mentiría con algo así.

Le dio una sonrisa tranquilizadora antes de marcharse.

—Me siento con el trio de Hogwarts y ya estoy pasando cosas raras, por Merlín. —Murmuro para si misma volviendo al compartimiento y durmiendo lo poco que les quedaba de viaje.