Ámame como tú lo haces | Styles. | Se buscan dos chicas hermanas de Harry.

Supongo que todos sabemos que cuando nos ilusionamos de alguien no lo podemos controlar. Que es un sentimiento que aunque tratemos de dejarlo, no podemos hacerlo. Y así me siento yo. Siento que mi vida de lo único que se aferra es de mis ilusiones de otra vida más feliz. Soy feliz, la vida me ha enseñado a serlo a pesar de todas las malas y buenas experiencias. No puedo quejarme de la familia, los amigos, las personas especiales que tengo en este momento.  Pero siempre hay un espacio especial que otra ilusión va a tomar como su lugar. La ilusión de la persona de la que me siento atraída. Me siento con unas enormes ganas de gritar lo que siento. Pero no puedo; soy una persona con demasiadas inseguridades. El es un chico distinto a mi. No es el más guapo o popular; pero si es demasiado claro que su vida y la mía son completamente distintas. 

—¿Ya vas a salir de ahí? — Levanté mi vista y me encontré con la mirada de Louis, mi mejor amigo. 

Se había asomado a la puerta del sanitario de mujeres lo suficiente para poder verme. Sabía que no tenía pena en que lo vieran asomándose a esa puerta y menos le importaba que le llamaran la atención. Louis y yo teníamos suficiente amistad como para hacer cosas estúpidas uno por el otro. 

—Lo siento, me sentía mal. Si sabes que...— Quise dar una excusa pero fue inútil. 

—Qué no eres fuertes con esos temas. Que tienes un autoestima bajo por que así tú lo quieres— me señaló.

—Si, como sea—eché la bola de papel al cesto de basura y salí junto a él.—Verás que pronto surgirán cosas nuevas. Estoy trabajando en ello.

Ángel llegaba hasta nosotros un poco apresurada junto a Laura. Era de esperarse que se preocuparan por mí; éramos muy buenas amigas. En realidad eran de las pocas amigas que tenía. Siempre se habían llevado de lo máximo con migo y nunca me habían hecho sentir mal. 

—¿Estás bien?— Preguntó Laura—. La profesora le creyó a Harry lo del estómago.

—Sí, así que no te preocupes. No ha dejado nada importante de tarea— sonrío Ángel. —Espero de verdad, que me acompañen hoy; no se les olvide.

La madre de Ángel vivía en el mundo de la moda y era una mujer muy reconocida por una revista muy popular de Londres. Hoy habría una pasarela hecha por ella misma y Ángel nos había invitado a todos.

Louis se negó rotundamente, ya que no era lo suyo. Él y Ángel no se llevaban muy bien y Louis contradecía todo lo que ella dijera. Sus polos eran muy opuestos, cada uno era lo contrario del otro. Eso nos hacía reir a todos nosotros; especialmente cuando llegaban a discutir. 

—Yo si voy a ir— sonrío Laura reacomodándose su mochila en los hombros. Lo que me hizo recordar que la mía había quedado en mi asiento. 

Corrí con rapidez hasta llegar al aula y respirar agitadamente. Mi condición física hacía que constantemente me agitara al correr o subir escalones. 

—Estabas olvidando esto— me sonrío y sus ojos verdes que achiquitaron. —Supongo que no tendrás nada importante— Bromeó.

—Tengo muchas cosas importantes aquí— Sonreí como una tonta. —Gracias.

—¡Vámonos Harry!— Mencionó Niall acercándose a él y pasando por detrás de mí. Niall era el chico malo de la escuela y podría decirse que pasaba de mí. Yo no existía en su vida y eso era lo único que agradecía. Al menos no me hacía daño con palabras absurdas; que pasara de mi era perfecto.

No entendía como Harry siendo tan normal tenía como amigo a Niall Horan. Harry era una persona tan insignificante, como yo en la preparatoria (periodo de 15 a 18 años). Harry solo era una de esas personas que llega a clases y luego se va a su casa sin que nadie sepa más de él. Todo esto era tan raro. 

—Espera... — le hebló a Niall para luego mirarme— ¿Sabes algo? — me preguntó.