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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 1:26 am


Ficha de la serie


• Titulo: Quebrantando las Leyes de Harry
• Autor: Cameron Dane
• Adaptación: Si, de un libro.
• Género:  Drama, Romance, Erotico, Policial.
• Contenido: Alto lenguaje, escenas eróticas homosexuales.
• Advertencias: escenas eroticas homosexuales explicitas,etc
• Otras páginas: No.



       Sumario:
Recién nombrado jefe de investigaciones de Seguridad Quinn,  el detective retirado Harry Styles cree en la ley y el orden. Todo debe estar en su lugar. La vida personal no debe interferir con el trabajo. Las relaciones deben tener sus propias reglas también. Harry vive por sus propias leyes — cinco precisamente. Mientras que las siga, todo estará bien en su mundo regimentado. 
Louis Tomlinson desearía poder negarse cuando es asignado a trabajar con Harry. Louis nunca ha olvidado la bondad que Harry le demostró la noche que se conocieron. En los tres años siguientes, su amor platónico sólo ha crecido. Esta asociación seguramente terminará en un desastre, pero Louis no puede alejarse. 
Rápidamente, Harry y Louis profundizan sus lazos en la búsqueda de una mujer de la alta sociedad que está desaparecida. Ninguna otra cosa debe ocupar los pensamientos de Harry. ¿El único problema? Louis es determinado y dulce, y trabajar con él despierta los deseos más profundos de Harry. Pero Harry no va a romper sus leyes, sin embargo. Ni siquiera por el más gentil y sexy hombre del mundo. 
Mientras tanto, cada día que están juntos , Louis está enamorándose más y más rápido de Harry. La maldita cosa más loca es que Louis piensa que Harry se siente atraído por él también bajo su controlada fachada. Entonces Louis tendrá que quebrantar cada una de las leyes de Harry para capturar al hombre de sus sueños.


No estaría mal que dejaran su opinión!


Última edición por monieli_ls el Vie 27 Jun 2014, 3:19 pm, editado 4 veces
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 1:33 am

Prólogo 
   
Hace tres años.   
Louis Tomlinson terminó de afeitarse los últimos rastrojos de la barba en su mandíbula, estudió su patético rostro en el espejo, y maldijo a la navaja en su mano.  
Las manchas oscuras de color morado alrededor de su ojo, por su mejilla y en la mandíbula, habían comenzado a cambiar de verde a amarillo y desvanecerse alrededor de los bordes, lo que indicaba la siguiente etapa en el proceso de curación. En lugar de centrarse en eso, Louis se quedó mirando su reflejo, y su estómago se revolvió violentamente.  
«Te quitaste lo único que cubría parte de eso».  
El ver el resultado de su absoluta estupidez en toda su gloria hizo que Louis se sintiera enfermo en más de un sentido. No podía dejar de recordar el medio segundo de alegría eufórica que lo había elevado a las nubes cuando había pensado que leyó atracción en los hermosos ojos azules de su mejor amigo Grady. Luego, con un toque de los labios de Grady, el horror y el terror giró el mundo de Louis. Puños golpearon su cara y golpes llovieron por todo su cuerpo, dejándolo con sangre y moretones negros y azules. Había pensado que Grady se preocupaba por él, pero las acciones de Grady demostraron lo terriblemente equivocado que estaba Louis. 
«¡Te lo mereces! No se besa a otro hombre de la nada. No importa lo mucho que creas que él lo quisiera».  
  
La humedad nubló la vista de Louis. Le dio la espalda al espejo, odiando su debilidad, y luego maldijo por el rápido movimiento que causó rigidez y dolor que recorrieron su cuerpo magullado. Su corazón herido, tanto como su cuerpo, le hizo recordar que había perdido mucho más que a su mejor amigo en los últimos días.  
«¡Basta! Dejar de ser un llorón». Louis salió del cuarto de baño en un departamento familiar que daba a una ciudad que no conocía. 
Una cosa buena había salido de su golpiza y posterior necesidad de salir de Minnesota. Una nueva vida en Chicago. Con una hermana con la que no había hablado en más de una década. 
«Kasey». Louis tomó la vieja pila de cartas atadas con una cinta, sintiendo su pecho arder con nuevas opresiones. «No sabía que ella aún me quería cuando se escapó hace tantos años atrás».  
«Mierda». Louis tuvo que reír. Porque había pensado que Kasey había abandonado a su familia, deliberadamente no había buscado información sobre ella. Hasta hace unos días, cuando su madre por fin le había dado las cartas que su hermana le habían escrito durante años —él no tenía idea de que Kasey se había convertido en investigador privado, ahora co-propietaria de una prestigiosa empresa de seguridad, e incluso se había casado. 
Louis paseaba por el apartamento de su marido Canin, sorprendido de que un tipo que ni siquiera había conocido hasta ayer le permitiera vivir temporalmente en su apartamento. Canin trataba a Louis, un total desconocido, decentemente.   
«Mejor que mi propio padre».  
Poniéndose unos short, Louis se juró dejar la autocompasión. El pasado ya no importaba. Tenía un techo sobre su cabeza, uno jodidamente lindo, y la oportunidad de conocer a su hermana.  
Fuertes golpes en la puerta retumbaron en todo el apartamento, seguidos por una voz masculina. —¡Levántate con una jodida, Quinn, y déjame entrar! ¡Soy Harry! Está haciendo un frío de mierda, y no quiero correr solo. 
Louis cruzó corriendo el apartamento y se encontró mordiendo una sonrisa en respuesta al rudo extraño. Abrió la puerta, y sus labios se abrieron para decir hola. Con una mirada al hombre en el otro lado, la voz se le fue. 
«Dulce madre». Su estómago se tensó ante la masculina visión delante de él.  
—Jesús, Canin, se supone... —El hombre de cabello oscuro en chándal azul marino y una sudadera gris ceñida apoyó su peso contra el marco de la puerta. Entrecerró sus ojos, y parecía que la hierba invadía sus irises—. Tú no eres Canin. 
Le tomó un puñado de latidos del corazón a Louis tragar el nudo en su garganta. —Soy Louis. —Sostuvo como un apretón de muerte la puerta hasta que las yemas de sus dedos le dolían—. Soy el cuñado de Canin. 
El hombre arqueó una ceja gruesa y oscura. —¿Oh? 
«Dios. Contrólate, idiota. Es sólo un chico».  
Louis logró abrir sus dedos. —Lo siento, sí. Kasey es mi hermana, pero acabo de conocer a Canin ayer. Puedo decir por la mirada en tu cara que nunca habías oído hablar de mí. —El calor subió a las mejillas de Louis—. No soy de aquí. Probablemente esa sea la razón. 
—Correcto, correcto. —Lamiéndose el borde de su labio, el chico asintió—. Se me olvidó que Canin se mudó al apartamento de Kasey. No me he acostumbrado al cambio en su estado civil. Mi nombre es Harry Styles. Soy amigo de Canin. ¿Puedo entrar un minuto? —Con la mano plantada en el marco de la puerta, Harry se inclinó por encima del umbral—. Podría tomar algo de beber. 
—Sí, claro. —Louis automáticamente se movió a un lado y permitió a Harry entrar—. No hay mucho en la cocina en estos momentos. —Después de cerrar la puerta, Louis caminó hacia atrás, sus ojos en Harry. El hombre dio la vuelta por la sala abierta, deteniéndose aquí y allá para examinar cosas en una mesita o un estante—. Podría conseguir un vaso de agua.  
—Eso estaría bien —dijo Harry—. ¿Puedo usar el baño? — Viendo hacia el corto pasillo que conducía a los dormitorios y a un baño, Harry hizo una pausa y miró a Louis—. Sé dónde está. 
—Adelante. —Louis pegó una sonrisa amable en su rostro. En voz baja, añadió—: No te olvides de revisar mi bolso mientras estás allí. 
Harry asomó la cabeza de la vuelta de la esquina. —¿Qué fue eso? 
—Nada. —Louis se ruborizó de nuevo, podía sentir el ardor. Ocupándose de sus manos temblorosas, tomó un vaso y abrió el grifo a todo volumen—. Sólo hablando conmigo mismo. 
El chico apenas inclinó su boca arriba en el borde. — Claro. —Él mantuvo su mirada en Louis, hasta que hizo que Louis se sintiera incómodo por respirar. Entonces Harry dijo bruscamente—: Vuelvo enseguida —y desapareció por el pasillo.  
Mientras Harry se encargaba de sus asuntos —y Louis tenía serias dudas de que incluyera orinar—, Louis se paseó por la  pequeña y con alta tecnología cocina, murmurando para sí mismo por haber sido un montón de cosas en sus veinticinco años, la verdad, no muchas cosas muy interesantes, pero nadie jamás lo había acusado de ser un ocupante ilegal o un ladrón. Esta persona, Harry, claramente pensaba que lo era.  
  
Manteniendo su oído alerta, Louis oyó el inodoro. Cuando Harry volvió a aparecer, Louis se levantó estirando el vaso de agua para ofrecérselo. 
Una vez que Harry lo aceptó y tomó un trago, Louis bufó: —No he robado nada. Me permitió estar aquí. —Corrió a la sala para tomar el teléfono—. Puedes llamar a Canin para comprobarlo si lo deseas.  
—No hay necesidad. —Aunque el tono de Harry fue casual, alteró los nervios de Louis—. Creo que eres el hermano de Kasey. —El hombre tomó otro sorbo de su agua y luego levantó el vaso en dirección a Louis—. ¿Estás bien?  
—¿Por qué? —preguntó Louis. Luego vio su reflejo en la gran ventana detrás de donde Harry se levantó—. Oh. —Su corazón dio un vuelco.  «Perdedor. Él te compadece». No sólo Harry se había dado cuenta de la cara magullada de Louis, sino que se había olvidado que no traía camisa. La prueba de la paliza gritaba en tonos rojos, morados, verdes y amarillos—. Sí, estoy bien. 
—¿Estás seguro? —Harry se acercó, y se inclinó para estar a la altura de sus ojos—. Trabajo en la aplicación de la ley, soy un  detective de homicidios. Te puedo ayudar, Louis.  
Abiertamente estudiando las lesiones de Louis, Harry se estiró y tocó su mandíbula. Al primer contacto, Louis se sobresaltó y se apartó. Parte de su respuesta había sido un estremecimiento por darse cuenta de la mano de este duro hombre en él. Pero también Louis había recordado un gran puño estrellándose contra su rostro, y su corazón había saltado a la garganta.  
—Lo siento —murmuró Louis. Por una vez, agradeció que los hematomas pudieran cubrir al menos en parte su furioso rubor—. No tenía intención de alejarme así. 
  
—No, lo siento. —Harry dio un paso atrás y levantó las manos en señal de rendición—. Sé bien que no debería de tocar a alguien que ha pasado por lo que claramente has pasado tú.  
—No fue nada, sólo un malentendido. —Louis se movió en un intento de cubrir la mayor parte de los moretones en su rostro. No es que importara. Su torso, espalda y brazos se veían como una jodida pintura abstracta. Sin correr a la habitación por un suéter, no podía cubrirse de la conocedora mirada de Harry—. No hay necesidad de causar ningún problema. 
La mandíbula de Harry produjo una visible tic. —Tú no iniciaste el problema. Me permitirías hacer cumplir la ley. — Louis de inmediato negó con la cabeza, y Harry terminó diciendo—: Canin sabe dónde encontrarme si cambias de opinión. 
—No lo haré. Sin embargo, gracias. 
—No hay problema. —Harry dejó el vaso en la barra en su camino hacia la puerta—. Tengo que seguir adelante en mi carrera. —Antes de que el hombre abriera la puerta, tocó el techo del marco. Soltó un gruñido, y su sudadera se levantó revelando una línea dura de color oliva de su abdomen. Louis tragó mientras lo miraba fijo. «Wow».  
Harry dejó caer los brazos, abrió la puerta, y dijo: —Fue bueno conocerte, Louis. —Algo que Louis pensó se parecía a una breve sonrisa —que sin duda tenía las líneas demasiado duras para llamar una sonrisa— se formó en los labios de Harry. 
—Um... —dijo Louis—. Está bien. —Sentía la lengua como de algodón, y de repente no tenía idea de qué hacer con sus manos—. Adiós. 
Harry se detuvo en el pasillo. —¿Y, Louis? —Harry no se giró y Louis mantuvo la cabeza gacha. 
Louis levantó la mirada del suelo. —¿Sí?  
  
—No revisé tu bolso. Tenía que orinar. —Justo antes de cerrar la puerta, Harry agregó—: Cuídate. Adiós.  
«¡Maldición!» Louis se quedó mirando la puerta cerrada, con la boca abierta. «Escuchó cada sarcástica cosa que murmuré».  
Louis deseó que el suelo se abriera y se lo tragara entero antes de que hubiera abierto la puerta. «Antes de que hubiera oído esa rasposa voz».  
Louis no entendía su reacción ante el hombre. Harry no era ni siquiera de cerca una belleza tradicional; poseía rasgos fuertes, más bien duros. Louis había pensado de inmediato en la frase “sin piedad” al segundo que vio a Harry Styles. Sin embargo, encima de eso, estaba la reacción física de Louis, traducida en: “Él es tan jodidamente... masculino. Lo irradia de sus poros”.  
Harry causó que a Louis se le trabara la lengua mucho más allá de su timidez normal. En realidad, Harry probablemente sólo era un par de centímetros más alto que Louis, pero algo en sus hombros más anchos, postura, y penetrantes ojos, lo hacía intimidante y enviaba señales al receptor que lo percibía como un gigante. El detective Harry Styles era un hombre. Y Louis había reaccionado a él en un nivel fundamental que no había sido capaz de controlar.  
«Mejor busca la manera de superarlo. Y rápido».  
El recuerdo de la sensación de su ex mejor amigo golpeándolo lo inundaron, haciendo que Louis tropezara. Mierda. Grady era regordete, pero Louis sospechaba que si una persona se cruzaba con Harry Styles de una manera que le desagradara, podría enviar al hombre al hospital con un par de precisos golpes.  
Con el dolor del ataque de Grady aún tan fresco, Louis se comprometió a poner al atractivo detective fuera de su mente. 
  
Y mantenerse fuera de su camino.   
En el elevador, Harry presionó el botón del vestíbulo y se ordenó sacar a Louis Tomlinson de sus pensamientos.  
En el cuarto de baño Harry había hecho dos llamadas rápidas: una a Canin, que no contestó, y una al hermano de Canin, Rhone, que contestó. Rhone había confirmado la identidad de Louis a Harry. Esa llamada también le aclaró sobre ”el matrimonio” de Kasey y Canin. La pareja estaba en un trabajo en este momento y no podía romper sus cubiertas o compartir con Louis la verdad sobre el matrimonio simulado.  
Harry no se carcajeó, pero se rio en la intimidad del elevador. Había oído murmurar a Louis de esa dulce y poco amable manera, cuando el joven había pensado que estaba solo. La verdad era que, si Harry no hubiera conseguido a Canin o a Rhone, muy bien hubiera revisado el bolso de Louis para buscar evidencias de la identidad del hombre. Cristo, al verlo en el suelo en el dormitorio de invitados había estado seriamente tentado de revisar, sólo para ver si podía encontrar alguna evidencia de quién diablos había golpeado al chico. El corazón de Harry sangró por Louis mientras al mismo tiempo la sangre ardía en fuego recorriendo su cuerpo. Harry podía decir con sólo ver a Louis que él no pisaría a un insecto arrastrándose en el piso, y mucho menos que se había defendido de una paliza brutal. El que había golpeado un cuerpo tan espectacular merecía una paliza igual.  
«No me importaría ser el que lo hiciera».  
Tan pronto como ese pensamiento se apoderó de Harry, su pene tensó su pantalón. Era algo bueno que fuera a casa ahora mismo, no podía dejarse llevar por su deseo de ayudar a un chico de veintitantos años, con un culo dulce y una historia desgarradora escrita en toda su cara. Si Louis finalmente quería ayuda, su “cuñado” era más que capaz de manejarlo. Mierda, la hermana de Louis también podría atrapar al chico. Probablemente era mejor que la mayoría de los hombres.  
No obstante, cuando Harry salió y golpeó el pavimento en su carrera, los más bonitos y más profundos ojos azules que hubiera visto continuaban persiguiéndole. 
Mientras hacía ejercicio, Louis Tomlinson seguía en su mente. 
«¡Joder!»
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 2:21 am

Capítulo 1 
   
Día presente.  
Harry se acercó al escritorio de Canin y estrechó la mano del hombre, sellando su acuerdo. 
Riendo, Canin, dijo: —Nos llevó un infierno de tiempo, hijo de puta, pero es bueno tenerte con nosotros. 
—Es un placer estar aquí —dijo Harry. Él mantuvo su mano firme, pero su corazón latía más rápido ante la bienvenida oficial de ser una parte de Seguridad Quinn.  
Harry dirigiría el ala de investigaciones de la empresa. De acuerdo con Canin, una gran parte del tiempo de Seguridad Quinn era tratar con los requerimientos para manejar las investigaciones de carácter personal. Tanto que la dirección había decidido crear una filial dedicada exclusivamente a esas solicitudes. Con el trabajo de Harry como aplicador de la ley, los propietarios: Canin, Rhone, Adam, y Kasey, le habían hecho a Harry una oferta demasiado buena para rechazarla. 
«Quizás también saldré de detrás de un escritorio de vez en cuando».  
Harry se llevó la mano al pecho, tratando de palpar la placa de detective que ya no existía. Acostumbrarse a no tener su placa de identificación le tomaría algún tiempo, aunque no había trabajado activamente en un caso de homicidio de la forma en que un detective lo hace durante dos largos años. 
Persistente granizo volaba en el aire y la temperatura bajó dramáticamente esta mañana. Harry cambió la mano de su pecho a la cadera y frotó la carne a través de sus pantalones. «Aceptar este trabajo es una buena cosa. Quinn  puede ver que sigo siendo útil y capaz; dolores y, a veces, cojera o no». Sí Harry sólo pudiera evitar a determinado empleado de Seguridad Quinn con el cabello desordenado y ojos oscuros, algún día podría convencerse de que no había cometido un gran error al aceptar el trabajo. 
—¿Harry?—Canin chasqueó los dedos delante de la cara de Harry, por lo que Harry parpadeó y regresó su atención a Canin. Una mirada azul glaciar se dirigía hacia Harry desde el otro lado del escritorio—. ¿Estás bien? —Canin preguntó.  
—Sí. Lo siento. —Incluso antes de que procesara el movimiento, Harry volvió a levantar la mano y se frotó el lugar en donde su placa solía estar—. Este es un gran cambio. Estaba tomando un minuto para dejar que todo se asentara. 
—Hazlo rápido —dijo Canin—, porque ya tengo un caso para ti. —Retirando la silla, Canin se puso de pie y se trasladó a la puerta de su oficina—. Ven conmigo. 
Harry siguió a Canin al centro de operaciones de Seguridad Quinn. Seguridad Quinn estaba confinada a un conjunto de oficinas en el décimo piso del edificio Houser, pero ahora la compañía alquiló el piso entero.  
Mientras Canin caminaba con Harry al otro lado del edificio, el personal se movía alrededor, de aspecto profesional, todos y cada uno.  
—Te voy a mostrar primero tu oficina —explicó Canin—. Vas a tener un laptop y todos los extras que necesites. Envié un memo a toda la compañía para que la gente sepa que vas a hacer entrevistas para tu personal para cualquier persona que quiera cambiar al ala de investigaciones. Tenemos un conjunto de oficinas listas en este extremo de la planta para cuando los contrates, pero vas a tener que profundizar en este primer caso sin un equipo. 
Estudiando al mar de virtualmente extrañas personas que lo rodeaban, Harry se preguntó cuánto tiempo haría falta para sentirse como una familia, de la forma en que se sentía en su antiguo puesto de trabajo.  
—¿Puedo traer a gente de afuera?—Harry preguntó.  
Canin arqueó una ceja. —¿Tienes a alguien en mente?  
—No en este momento. Sólo quiero estar seguro de que pueda. 
—¡Absolutamente! Confiamos en tu buen juicio. —Canin llegó a una puerta de cristal y la abrió. Otra área de recepción, vacía, que había más allá. Un grupo de sillas tapizadas de cuero estaban a su izquierda. Una sala de conferencias se alzaba grande y en línea recta, y en el pasillo había puertas a izquierda y derecha—. Tu contratación es oficial —dijo Canin—, pero vamos a negociar seriamente a quien quieras traer a bordo. 
—Es bueno saberlo —murmuró Harry, distraído por el jodido carácter oficial de este lugar. La larga fila de puertas de oficinas, iban en dos direcciones. Eso lo sacudió y la verdad de este trabajo se estrelló contra él. Él sería el jefe y, finalmente, a cargo de posiblemente una docena de investigadores. «Wow». Si no estuviera ya acostumbrado a cuidar su pierna dañada, Harry podría haber tropezado y caído.  
—Mientras tanto —agregó Canin mientras guiaba a Harry por el pasillo izquierdo—, tendrás un ayudante para este caso. Trabajará como tu asistente, secretario, recadero, investigador... Lo que necesites que él haga. 
—No necesito un esclavo, Quinn. —Harry se rio—. Sé que mis huesos truenan cuando me levanto, pero aún soy muy autosuficiente. 
  —No se trata de edad o un cuerpo dañado, hombre. — Canin se rio—. Él está familiarizado con el cliente, y será más cómodo trabajar con alguien nuevo. —Al llegar a la gran puerta de madera de cerezo en el extremo de la sala, Canin envolvió su mano alrededor de la manija—. Esta es su oficina. —Canin golpeó la puerta con la cadera—. Oh, bien, él está aquí. Louis — Canin dijo el nombre, y el corazón de Harry se detuvo—, voy a dejar que le informes a Harry del caso. —Canin se giró y palmeó el hombro de Harry—. Harry, no puedo decir lo suficiente lo que Seguridad Quinn se enorgullece de tener a una persona con tus habilidades en nuestro equipo. Louis debe ser capaz de responder a cualquier pregunta que tengas, pero ya sabes dónde encontrarme si necesitas algo. —Con eso, Canin desapareció por el pasillo, dejando a Harry por su cuenta.  
Con un hombre que Harry nunca había conseguido sacar del todo de su cabeza. Louis Tomlinson.  
Ahora, su compañero en este caso.  
«¡Mierda!»  
Sentado ante el escritorio del asistente de Harry, Louis tamborileaba los dedos contra su pierna, incapaz de detener el odiado tic. Hizo todo lo posible para ocultarlo de la observadora mirada de color verde pálido de Harry Styles. Louis deseaba con todo lo que tenía poder haberle dicho que “no” a su hermana cuando le pidió trabajar codo a codo con Harry, pero la gratitud por las oportunidades que ella le había dado desde que se mudó a Chicago mantuvo sus labios cerrados. 
Sin embargo, mierda. Cruzarse con Harry en el transcurso de tres años no había hecho nada para ayudar a Louis a obtener algún consuelo ante la presencia del hombre. Con el tiempo, Harry pareció asentarse más en todos los imperfectos y desiguales rasgos físicos y la personalidad que poseía. A su vez, la fascinación y el temor de Louis habían crecido más y más cuando la vida lo puso a Harry y a él en el mismo espacio aéreo. Y eso  sin siquiera tomar en cuenta los sueños húmedos sobre el hombre que impulsaba el subconsciente de Louis cuando se iba a dormir cada noche. 
—Así que tomaste la paja más corta, ¿eh? 
La voz de Harry sacudió la cabeza de Louis. Él vio el cuerpo de guerrero de Harry, apenas enmascarado por su impecable traje, levantó la vista hacia las duras líneas de su boca, y luego a los helados ojos verdes. 
Los dedos de Louis aumentaron la velocidad de su ritmo en el muslo. Se aclaró la garganta y alcanzó a decir: —¿Qué? 
—La paja más corta —dijo Harry. Cerrando la puerta exterior, pasando junto a Louis, fue a su oficina—. Ganaste el ser una de las dos personas que trabajan en el primer caso en una nueva división de Seguridad Quinn. 
Louis se levantó y lo siguió de forma automática a tiempo para oír a Harry terminar con: —Si jodemos esto —Harry ya se veía sombrío e importante detrás de su escritorio—, no será bonito. 
—Y vas a culparme —murmuró Louis mientras tomaba uno de los dos asientos de los visitantes. 
Harry hizo un ruido salvaje gruñendo en voz baja. —No tienes que lanzarte debajo del autobús. —Sus ojos cambiaron de hielo a fuego.  
—Dios, no. —«¡Maldición!» Louis maldijo su desbocada y estúpida lengua. «Mierda. Deja de balbucear, estúpido». Sintiendo el calor que ya se levantaba al cuello, Louis se reunió con la mirada de Harry—. Sólo quería decir que te conozco y sé que te gustaría tener éxito, incluso si tienes un jodido subordinado. Apuesto a que fue así con tus compañeros en los últimos años. —Louis miraba fijo a Harry, mordiendo furiosamente el interior de la mejilla—. Apuesto que será así conmigo, aunque no esté a la altura de este caso. 
—Si la jodes, voy a asegurarme de que lo sepas. —La expresión de Harry se suavizó un ápice. Moviendo su atención  hacia la izquierda, parecía que Harry veía más allá de las paredes de las oficinas en el otro lado de Seguridad Quinn—. Sin embargo, eso no significa que necesites un jefe. 
—Tú eres el jefe —Louis le recordó.  
Harry volvió a ver a Louis, haciendo de nuevo contacto con la mirada. —No soy el dueño de la compañía —murmuró, con esa maravillosa voz que hizo a Louis temblar. 
El pecho de Louis se tensó. De repente tuvo que encajar sus zapatos en la alfombra y su culo en la silla con el fin de evitar saltar por encima de la mesa y babear sobre todo ese duro ex detective. Harry definitivamente no le Daria la bienvenida ni le Daria las gracias por eso. Louis nunca olviDaria su primera paliza, se negaba a perder el control con otro hombre hetero y hacer una invitación para una segunda golpiza.  
En su lugar, Louis asintió y le ofreció una tensa sonrisa. — Gracias por no pensar que tengo un pase automático sólo por Kasey. 
Un esbozo de sonrisa levantó brevemente los labios de Harry y llegó a sus ojos. —He sido amigo de tu hermana lo suficiente como para saber que ella no te haría ningún favor por la sangre que comparten. —La sonrisa desapareció tan rápido como había llegado. La voz de Harry fue sería cuando dijo—: También creo que te conozco lo suficiente como para saber que nunca lo solicitarías. 
 Louis se frotó la mejilla para ocultar el rubor. —Como vamos a resolver este caso, no tendremos que probar nuestra seguridad en el empleo. 
—Ya estás diciendo el tipo de cosas que me gusta escuchar en un compañero. —Harry se empujó hacia adelante del escritorio, y apareció el rostro serio al que Louis se había acostumbrado a ver en este hombre—. Háblame de las personas que vamos a ver. Sé que no tenemos mucho tiempo. 
—Espera. —Louis se acercó a la puerta—. Voy por mi laptop. Tengo archivos que ya he iniciado. —Él habló a través de la puerta abierta mientras tomaba la laptop y el teléfono—. He trabajado este cliente con Kasey desde que Quinn adquirió la cuenta. Gruñeron al principio —explicó Louis cuando regresaba—, pero llegaron a conocer mi cara como uno de los asistentes de Kasey, por lo que confían en mí. 
—Bien. —Harry asintió, aceptando la laptop de Louis. Después de abrirla y encenderla, miró a Louis—. Tu presencia nos va a ayudar inmensamente. Canin tenía razón en que estés conmigo. —Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Harry señaló con la mirada a Louis. Su cincelada mandíbula cerrada visiblemente—. Para este caso, quiero decir. 
—Claro. —El corazón de Louis cayó a su estómago ante el obvio malestar de Harry. «Trabajo. Estás aquí para trabajar».  
—Bueno vamos a discutir el caso de Sarna —dijo Louis. 
—Espera. ¿Por qué me suena ese nombre? Sarna. Sarna. —Los ojos de Harry repentinamente se abrieron más—. ¿La chica de sociedad que desapareció? 
—Sí —confirmó Louis—. Ella es nuestro trabajo. —Abrió el primer archivo y luego se inclinó sobre el escritorio para mostrar a Harry cómo acceder en la laptop. Inmediatamente, una serie de fotos de un enorme almacén y una tienda virtual aparecieron—. Déjame darte algunos antecedentes sobre el negocio de los Sarna. Importan artefactos, antigüedades, joyas antiguas, obras de arte y objetos de decoración para el hogar de otras partes del mundo, principalmente de la India, el Medio Oriente, Rusia y África, y en menor medida algunos países europeos. Esta es su bodega de almacenamiento. —Louis señaló la pantalla—. Y este es su sitio oficial de negocios. —Dio unos golpecitos con el dedo sobre la foto del ostentoso escaparate minorista localizado en la Milla.  
Harry deslizó una mirada a Louis. —¿Oficial? 
—Ellos tienen un número de clientes muy ricos que demandan una atención personalizada. —Louis abrió otro archivo y sacó una lista parcial de los asociados de su cliente—. Estas personas solicitan objetos extremadamente raros. Ellos han desarrollado relaciones más personales con los Sarna así que no vienen a la tienda a satisfacer sus necesidades. Esos acuerdos se negocian más íntimamente. Además de nuestra seguridad en el almacén y la tienda, le ofrecemos a Sarna protección en esos negocios uno-a-uno. Así es realmente cómo los Sarna hacen la mayor parte de su dinero. —Louis hizo una pausa para acomodar el cabello detrás de su oreja—. Cuando alguien del personal de Sarna encuentra un artículo particularmente valioso, Seguridad Quinn actúa como el mensajero. Enviamos empleados a todo el mundo para traer de forma segura esos artículos. Sarna tuvo algunos problemas con su empresa de seguridad anterior y contrató a Seguridad Quinn para remplazarlos. 
Harry se quedó mirando fijo la pantalla de la laptop con la barbilla en la mano mientras estudiaba el almacén y almacenaba fotos. —Está bien, así que hemos fortalecido su negocio muy bien. Háblame de la chica.  
Louis estiró la mano sobre la de Harry e hizo clic en un segundo archivo. Una nueva imagen, una rubia mujer jovencita. —Su nombre es Daria, y ella tiene veinte años. —Su brazo aún cruzaba el de Harry, Louis hizo clic en la flecha de avance de la pantalla, a la imagen de una inmaculada mujer rubia y un hombre de cabello plateado—. Ellos son los Sarna, Elise y Stephen. —Dio unos golpecitos en la flecha de nuevo, a la de un joven de cabello oscuro y ojos azules como los de la chica—. Y él es el hermano gemelo de Daria, Declan. —Después de hacer clic una vez más hacía la de Daria de nuevo, Louis levantó la vista hacía Harry—. Daria ha estado desaparecida una semana — dijo—. Los Sarna están increíblemente frustrados de que la policía los considere a ellos los únicos sospechosos en esta investigación y no siguen otras líneas de investigación. En sus mentes, los policías no están tomando en serio la desaparición de Daria. 
Duras líneas se formaron alrededor de la boca de Harry. —Es una rutina para los que aplican la ley el investigar a la familia. Molesta a la gente, pero las estadísticas muestran que es una táctica legítima. ¿Los Sarna tienen una queja más allá de eso? Tiene que haber algo más en todo esto. 
Louis ignoró el fuerte e insistente impulso para levantar los dedos y suavizar las líneas de tensión en la cara de Harry. Harry puso su atención en la chica bonita que llenaba la pantalla, dejando que sus profundos ojos azules le hablaran y lo pusieran de nuevo en la tarea. 
—Daria se escapó una vez. —Louis compartió una mirada cómplice con Harry—. Hace dos años. Ella apareció diez días después, cuando el dinero que le había robado a la familia del fondo de emergencia se acabó. —La boca de Louis bajó en los bordes—. El dinero para un día lluvioso, desapareció de la casa de los Sarna de nuevo hace una semana. Daria también tiene una tendencia a desaparecer unos días aquí y allá, sin informar a nadie a dónde va o cuándo va a regresar. 
—Pero los Sarna claramente esta vez no creen en vacaciones improvisadas —murmuró Harry—. No importa que la tendencia apunte en esa dirección. 
—El padre es quien cree que hay juego sucio involucrado. Él es el que llamó a Kasey solicitando ayuda. Él, su esposa, y el hijo, tienen previsto reunirse con nosotros en la sala de conferencias en… —Louis agarró la muñeca de Harry, volviendo a ver el reloj— media hora. 
El calor que Harry irradiaba se filtró en la piel de Louis en el segundo que su piel entró en contacto. Louis miró hacia abajo, fascinado por las diferencias del rico tono olivo de Harry en comparación con su propio pálido color a causa de los meses de invierno. La ruda piel de Harry era más oscura en algunos lugares. Fascinado, Louis pasó los dedos sobre el dorso de la mano de Harry, hasta sus cálidos y cicatrizados nudillos. 
El brazo de Harry de inmediato se puso tenso. Mirando a Louis, Harry cerró la mano en un puño. 
«Oh, mierda». Louis apartó su mano y la llevó a su regazo. —Me disculpo. He tenido frío toda la mañana. —«No es una mentira total»—. Tu piel está caliente. —Se obligó a no acobardarse con el repentino oscurecimiento de la mirada de Harry—. No estaba pensando cuando te toqué. 
—Está bien. —El tono de Harry fue sólo un poco abrasivo. El hombre se frotó el brazo y la mano que Louis había sostenido, y al parecer muy deliberadamente jaló la camisa y la manga del traje hacia abajo para ver su reloj—. ¡Olvídalo! Durante los siguientes veinticinco minutos —la mirada totalmente de negocios regresó a los ojos de Harry—, dame todo los hechos que tengas sobre los Sarna, sus negocios, y cualquier información que hayas sido capaz de conseguir acerca de la hija. Quiero tus impresiones personales de la gente, sus empleados y los clientes que has conocido. —Le sostuvo la mirada a Louis—. Dime lo que no está en el papel, Louis. Dime tus instintos. 
Louis se levantó como un cachorro al que se le frotaba  detrás de las orejas. —¿Sí? 
Con una inclinación de cabeza, Harry dijo: —Quiero tener la imagen más clara que pueda tener de estas personas antes de que los vea. Tú eres un gran recurso para lograrlo. Adelante. — Harry encontró un bloc de notas y una pluma en el cajón de arriba del escritorio, los sacó y puso su atención de nuevo en Louis—. Empieza a hablar.  
—Genial. —Louis sonrió. Sus mejillas dolían por la estúpida enorme sonrisa que no pudo contener. Gracias a Dios, él no había echado todo a perder por las caricias en la mano de Harry—. Está bien. Empecemos con el señor Sarna...  
—Daria dejó la escuela hace seis meses —continuó Stephen Sarna con un tono mordaz. Harry observó el pico de emoción que creaba una grieta en el clásico y pulido aspecto del hombre—.  Debería saber que algo estaba pasando y presionarla para hablar de ello. —Su rostro mostraba señales de un hombre que no había dormido en mucho tiempo—. Ella amaba la universidad. Sólo algo realmente perjudicial habría hecho que la dejara. 
—Cariño. —Elise Sarna apoyó su mano sobre el antebrazo de su marido—. No es como si ella se metiera en el mundo terrible de las drogas. —La mujer puso su atención de nuevo en Harry—. Ella pasó gran parte de su tiempo en nuestro hogar en Arlington Heights,  señor Styles. Nos dijo que necesitaba un descanso y tenía la intención de volver a la escuela un día antes. Se adentró en el trabajo en Haven, y la veíamos en una base regular hasta que desapareció.  
—Lo que lo hace que sea aún más alarmante. —Stephen puso sus ojos inyectados en sangre sobre Harry—. Se lo dije también a los detectives en Arlington Heights. Si ella se hubiera estado comportando de manera anormal, podría creerles que decidió irse por su cuenta. Pero ella no lo hacía. Eso me dice que hay juego sucio involucrado, y eso me hace pensar que eso está relacionado con que dejara la escuela tan repentinamente. 
Harry atrapó a Declan Sarna poniendo los ojos en blanco.  
—Ella no tiene un novio, papá —dijo el joven. Su boca se torció cuando se giró hacia Harry y Louis a través de la mesa de conferencias—. Si estás pensando en buscar por ese camino, como mi padre insiste en que todo el mundo debería hacerlo, no vas a encontrar nada. 
Stephen se giró hacia su hijo. —Entonces, ¿qué jodidos crees que le pasó, Declan? No has dado exactamente información acerca de Daria. No nos hablas de sus amigos para que nos digan lo que saben. —Él le dio a su hijo una mirada despectiva—. Ella es tu hermana, y no te importa que haya desaparecido. 
—Hey. —Declan gruñó a su padre—. Si no fuera por mí, tú seguirías creyendo que ella se había ido de nuevo a uno de sus fines de semana. 
Harry golpeó con los nudillos sobre la mesa. Una vez que tuvo la atención de todos, se dirigió hacia el descuidado hermano. —¿Por qué crees que no se fue de nuevo, Declan? 
—Debido a que nuestro cumpleaños fue el jueves, y desde que tenemos nuestras licencias de conducir, hemos pasado el fin de semana en nuestra cabaña solo nosotros dos hablando de lo que nos sucedió durante el año. Nosotros simplemente pasamos el rato. —Declan se encogió de hombros, pero nada en su lenguaje corporal era relajado—. Ella nunca se lo perdería. Cuando me desperté el sábado pasado y no estaba en la casa lista para salir, de inmediato llamé a mi mamá y mi papá para ver si sabían dónde estaba. Ellos no lo sabían y yo empecé a llamar a todos los que conocemos para ver si por alguna razón ella estaba con ellos. 
—¿A qué hora fue eso? —Harry le preguntó mientras hacía una nota.  
—Quizás a eso de las siete y media de la mañana —dijo Declan.  
Harry señaló con el foco de nuevo a la familia Sarna. — ¿Ninguno de los dos estaba en la casa?  
—Salí a correr. —Stephen acarició su plano abdomen—. Corro cinco kilómetros todas las mañanas y luego voy al gimnasio. 
—Yo estaba trabajando. —Elise deslizó una mirada a su marido sin girar la cabeza, y sus labios se tensaron una fracción de segundo—. A menudo lo hago los fines de semana. 
—Simplemente somos una gran familia feliz —declaró Declan, encorvándose más en su silla. 
El silencio era espeso en el aire. Después de un incómodo minuto, Louis se aclaró la garganta. —Señora —miró a Elise—, usted dijo que Daria había comenzado a trabajar en Haven. — Harry conocía el refugio para adolescentes de su trabajo anterior—. ¿Lo había hecho antes? ¿Mencionó a alguna persona que mostrara un indebido interés en ella durante su trabajo en el refugio?  
—No —respondió Elise. Sus dedos temblaban mientras se limpiaba la humedad del rabillo del ojo—. Le encantaba el lugar. La llevamos a un evento de caridad una vez cuando tenía doce años, y ella lo adoptó. 
—¿Alguna idea de por qué ella había aumentado su tiempo de trabajo allí? —preguntó Louis, impresionando a Harry con la rapidez que tomaba nota y al mismo tiempo prestaba completa atención al tema.  
  —No le pregunté —admitió Elise—. Supongo que era porque no estaba en la escuela. 
—¿Y tú, Declan? —Harry le preguntó, levantando la mirada hacia el joven malhumorado—. ¿Tu hermana te dijo algo acerca del refugio? 
—No. —Declan ahora miró a Harry con los ojos medio cerrados, pareciendo medio dormido—. Ni una sola palabra. 
Stephen empujó una carpeta de color marrón sobre la mesa. —He reunido una lista de todos a los que Daria conocía, amigos en Arlington Heights, personas en Haven y profesores en la escuela. Sospecho que alguna de esas personas en el refugio sabía que tenía dinero y podría haber querido más de Daria de lo que ella estaba dispuesta a dar. Algunos de esos niños harían cualquier cosa por un dólar. Ellos no tienen conciencia.  
Harry mordió una réplica mordaz y revisó la carpeta, buscando cualquier cosa que pudiera necesitar una pregunta de seguimiento o aclaración. —¿La policía siguió los caminos de investigación que usted ha mencionado? —le preguntó.  
—La policía dice que ha revisado en todos los ángulos — respondió Stephen—. Las conversaciones con la administración en la universidad y el refugio confirman que lo hicieron. —Su boca se bajó en una mueca—. Pero seguro que hay un infierno de preguntas más de las que ellos hicieron. Están perdiendo el maldito tiempo porque son demasiado perezosos para hacer cualquier trabajo real. 
Stephen usó el tono de sabe-lo-todo, por segunda vez en pocos minutos, Harry apartó la atención del archivo. Abrió la boca para contestarle. Justo cuando Harry entreabrió los labios, Louis puso su mano sobre la rodilla de Harry debajo de la mesa. La suave presión hizo que la pierna de Harry temblara. Rápidas 
 líneas de reconocimiento fueron del muslo hasta la ingle. Vio a Louis que sutilmente movía la cabeza y pronunciaba “No”. 
Tan rápido como Louis había puesto la mano en Harry, la retiró. A pesar de que el contacto había sido fugaz, la pierna de Harry no se sentía del todo bien cuando la presión se apartó. Harry bajó la mano y se frotó la rodilla, tratando de disipar el  persistente efecto del contacto, como él había tenido que hacer antes en su oficina. 
«Cristo. Si él es del tipo sensiblero, estoy jodido».  
Louis se giró hacia los Sarna. —En Seguridad Quinn siempre le damos a los trabajadores de la ley el beneficio de la duda y tomamos su palabra en cuanto a su vigorosa persecución de cualquier delito. —Levantó la mano y cerró efectivamente la evidente protesta del señor Sarna—. Estamos buscando tener una imagen completa de la desaparición de Daria. Nuestro acercamiento a los detectives de Arlington Heights nos dice que se acercan al escepticismo y no nos conceden acceso a ninguna información que podrían haber descubierto. 
—Por supuesto —respondió Elise. Ella puso una mano sobre el brazo de su marido—. Traté de decirle a Stephen que gritar e intimidar a los detectives no serviría de nada. 
Stephen se giró hacia su esposa. —La cortesía excesiva tampoco nos lleva a ninguna parte. Si no me hubiera decidido a llamar a Kasey, aún tendríamos los pulgares en el culo sólo para tener algo que hacer. 
Con un apretón claramente fuerte del antebrazo de su marido, la cara de Elise se volvió roja y giró su atención hacia Harry y Louis. —Disculpen, Stephen no está acostumbrado a tener las manos atadas. Nuestra preocupación por la seguridad de nuestra hija sólo es superada por las pesadillas de lo que podría haberle sucedido. 
—Las emociones están altas. —Louis se levantó de su asiento, hablando mientras servía agua en los vasos de Stephen y Elise—. Por favor, no piensen en eso, podemos entender cómo se sienten, pero por favor, sepan que intentaremos encontrar a Daria con el mismo vigor que utilizamos para proteger sus activos de negocio. 
La mano de Elise temblaba cuando levantó su vaso y bebió un sorbo. —Gracias.  
«Joder». Harry cerró cuidadosamente sus archivos y juntó las manos en la mesa de conferencias. Con el trabajo de investigación, probablemente tendría algunas probabilidades de remover la mierda de algunos policías.  
Tensando la mandíbula con fuerza de acero, Harry mantuvo la atención en toda la familia Sarna. —No hay una manera delicada de decir esto, así que sólo voy a decirlo. Su hija ha estado desaparecida durante siete días. No ha habido ningún intento de contacto con ustedes para un rescate. Si Daria realmente no se ha escapado de nuevo, entonces deben comenzar a permitirse considerar en todos los posibles resultados, y muchos de ellos no son los que desean. 
—Eso es inevitable. —Declan bufó groseramente—. Crees que está muerta. 
 Harry ni siquiera movió un milímetro su mandíbula. — Mi experiencia y el conocimiento de las estadísticas de este tipo de casos me dicen que las probabilidades se inclinan hacia lo peor. —Él no iba a mentirle a estas personas, y seguro como el infierno que no creía que Quinn quisiera que le diera falsas esperanzas—. Pero eso no quiere decir que no investigaremos esta desaparición con urgencia y con el objetivo de encontrar a Daria viva. Nada es absoluto. A veces tenemos el mejor de todos los resultados posibles. Eso es lo que estoy esperando que suceda, pero no puedo garantizarlo. No es probable. —Al decir esa cosa horrible, Harry se detuvo para ver a cada miembro de la familia Sarna a la vez—. Lo que puedo prometer es respuestas y un resultado completo. No nos detendremos hasta saber la verdad. 
—O hasta que mi padre deje de pagar. —El desprecio creció en la mirada de Declan. 
—No le haga caso. —Stephen le dio a su hijo una mirada que lo habría traspasado directamente si se hubiera tratado de una flecha—. Él está mostrando de nuevo lo completamente inútil que es. 
Elise cerró los ojos, y Harry imaginó que en silencio contaba hasta diez. Cuando los abrió de nuevo, reinaba la calma. —A menos que tenga alguna pregunta más —dijo mientras permanecía de pie—, creo que es mejor que nos vayamos y les permitamos empezar a trabajar. 
Todo el mundo se levantó de inmediato.  
—Creo que tenemos lo que necesitamos para empezar — dijo Harry—. Pero necesito que todos ustedes estén disponibles por si tengo más preguntas. Debido a que aún pagan la renta del apartamento de Daria en la ciudad, voy a empezar por ahí. — Los Sarna habían adjuntado una llave en el expediente—. Entonces me gustaría visitar su casa mañana y echar un vistazo a las pertenencias que guardaba allí. 
—Nuestros números telefónicos, dirección, y cualquier cosa que pueda necesitar están en el expediente —respondió Elise—. Vamos a estar en casa para recibirlo. 
—Gracias —dijo Harry. Estrechó la mano de Stephen y Elise, luego caminaron hacia la puerta. Louis también lo hizo. Declan tenía las manos en los bolsillos, y se veía tan en mal estado como cuando había entrado en esta sala de conferencias. 
Louis tomó los archivos de la mesa. Juntos, él y Harry, caminaron con los Sarna al elevador y esperaron hasta que la puerta se cerrara antes de regresar a las oficinas.  
Una vez que llegaron a la oficina de Harry, Louis se veía como si sus ojos fueran a salirse de su cabeza. —¡Wow! —Arrojó las carpetas al escritorio de Harry, y metió las manos por el alborotado cabello—. Esas no son las mismas personas que conocía. Nunca he visto al señor Sarna tan... desagradable y arrogante. 
—El pánico y el miedo sacan lo peor de la gente. —Harry se sentó en su bonita silla ejecutiva y miró a Louis—. Está bien, estas personas claramente no conocen a su hija, así que vamos a necesitar la colaboración de un montón de otras personas para averiguar la vida de esa chica y lo que pasó con ella. 
—¿No crees que sea algo al azar? 
—Creo que ya sea que ella esté viva o muerta, las estadísticas demuestran abrumadoramente que los actos de secuestro y/o violencia rara vez son causados por un completo desconocido. Si ella no huyó, entonces quien sea que se la llevó, probablemente es alguien que ella conocía. 
—No difiero sobre tu experiencia en el asunto —dijo Louis—. El señor Sarna está claramente molesto porque se centraron en la familia. Él sabe que los policías han estado examinando, y él piensa que están dejando pasar un tiempo valioso. 
—Él sólo tendrá que aguantar y tratar con eso. —La mirada de Harry lo traspasó—. Entiendo su situación, pero si quiere que su hija sea encontrada, dejaría que la policía hiciera su trabajo sin bloquearlos o constantemente lanzar su mala actitud a su camino. Si no tienen nada que esconder y cooperan, entonces se irán, y ellos dejarán de ser sospechosos mucho más rápido e irán tras otra persona. 
—Lo entiendo. —Su laptop empezó a zumbar de nuevo, Louis tenía un bloc de notas en frente de él y su teléfono en la mano—. Entonces, ¿qué quieres que haga? 
Harry se mordió una sonrisa ante la manifiesta ansiedad en la respuesta de Louis y dejó que la imagen de Daria se cimentara en su mente. —Quiero saber todo lo que puedas encontrar acerca de esta familia y lo que hacen cuando no están en el trabajo. Quiero los antecedentes de cada persona en la lista que nos dieron. Quiero saber el nombre de la empresa de seguridad que Quinn sustituye y si alguien se quedó resentido por el cambio. —Harry se levantó y empezó a moverse, necesitaba la actividad física para hacer clic en el engranaje de su pensamiento crítico—. Quiero saber hasta la jodida talla del zapato de los detectives que tienen el caso, y también quiero revisar completamente a los clientes de Sarna. Cuando vayamos mañana hasta Arlington Heights, quiero saber las respuestas a la mayoría de mis preguntas antes de hacerlas. —Luego de dar vueltas alrededor del sofá, la mesa de café, y dos sillas que abarcaban una parte de esa enorme oficina, haciendo caso omiso de las punzadas en la pierna, Harry regresó a la mesa y apoyó la cadera buena contra el borde—. Si podemos averiguar quién está mintiendo o engañando acerca de las cosas pequeñas, es una apuesta bastante buena que estén ocultando algo más grande a la policía. 
—Suena bien. —Louis terminó anotando algo en un garabato que Harry no podía descifrar—. ¿Vas a ver el apartamento de la chica  mientras  hago esto? 
«Maldición». Harry no tenía ni puta idea de cómo en menos de cinco minutos este chico le había hecho querer sonreír en dos ocasiones. —Quieres decir mientras tú empiezas a trabajar en eso —corrigió Harry—. Esa es una lista jodidamente grande. No espero que la completes solo. Tan pronto como revise el apartamento, regresaré para trabajar en la mitad de esa lista. Nosotros no dejaremos este lugar hasta que tengamos cada pista que podamos encontrar. 
Asintiendo con los labios apretados, Louis dijo: —Eso tiene sentido. 
Incapaz de detenerla, Harry dejó escapar una sonrisa. — Me alegro de tener tu aprobación. Oh —dijo, chasqueando los dedos—, también quiero saber todos los lugares de paseo de Daria. Si la familia Sarna o los detectives de Arlington Heights no lo ha hecho ya, necesitamos saber que esta chica no haya alargado sus vacaciones a costo de los contribuyentes, sus padres, o su montón de dinero. 
—Voy a empezar a revisar más profundamente en dónde se refugió la última vez que se escapó. —Louis garabateó palabras más ilegibles—. Y aunque estoy seguro de que los policías ya han revisado, también revisaré los vuelos nacionales e internacionales. 
—Eso servirá. —Harry se echó hacia atrás y sacó el celular nuevo que le había dado la empresa—. ¿Supongo que ya tienes el número de esta cosa? —Louis asintió y Harry se dirigió a la puerta, y agregó—: Envíame un texto desde número en el que pueda localizarte. Mantenme informado. 
Ya con el teléfono, Louis levantó el pulgar hacia Harry sin separar la vista de su computadora.  
Sacudiendo la cabeza, Harry se rio y se fue dejando a Louis trabajando furiosamente en su oficina.   
Al regresar de su viaje al otro lado de Seguridad Quinn en donde estaba un área completamente equipada para comer, Harry entró a su oficina, abrió la boca para preguntarle a Louis qué refresco quería. Echó una mirada al hombre, y cerró la boca.  
«Cristo. Él es tan jodidamente dulce».  
Ahora era bien pasada la medianoche. En el poco tiempo que le había tomado a Harry atravesar Quinn, Louis había puesto su cabeza contra el brazo del sofá y se había quedado profundamente dormido. La vista de esa hermosa cara —con las extremadamente largas pestañas haciendo sombra en su piel, la nariz ligeramente torcida, los angulosos pómulos, y la exuberante boca— envió calor al pene de Harry. Así de rápido, Harry vio la pluma que Louis aún sostenía en la mano y el teléfono apretado contra su pecho, y el calor decididamente se fue al norte de la entrepierna de Harry. El chico era un jodido caballo de batalla, y sin importar la cantidad de trabajar ni lo estrechamente que estarían, eso pondría a prueba la primera ley de vida de Harry: No  caer por un hombre hetero. Harry se consideraba afortunado de que Canin hubiera tenido a bien prestarle a Louis para este caso. 
No es que Louis pudiera probar su utilidad al trabajar hasta caer en coma en su primer día.  
En media docena de pasos, Harry llegó junto al sofá. Dejó a un lado los refrescos y se arrodilló delante de Louis y suavemente sacudió el hombro. —Despierta, estrella de rock. Has eclipsado al jefe hoy. Es tiempo de ir a casa. 
Parpadeando fuertemente, lentamente Louis le mostró a Harry sus ojos chocolate. —¿Qué sucede? ¿Qué hora es? 
—Es tarde, hombre. —Harry pasó su mano bajo el codo de Louis  y lo ayudó a levantarse—. ¿Por qué no sales de aquí y duermes un poco? 
—Está bien —dijo Louis, pero sus párpados estaban aún a media asta, y sólo se mantenía sentado por la ayuda de Harry. 
  Apoyándose en gran medida en la mano de Harry, Louis le sonrió a Harry—. Me alegro de no poder decirle no a Kasey. 
—Oh, ¿sí? —Harry tomó a Louis alrededor de su otro brazo cuando el hombre comenzó a caer en dirección opuesta—. ¿Cómo es eso? 
Mirando a los ojos de Harry, Louis le ofreció una sonrisa adormilada. —De lo contrario, no me estaría despertado viendo tus bonitos ojos. —Levantó dos dedos a la cara de Harry y los deslizó a lo largo de la mejilla de Harry, hasta llegar a los labios, donde jaló el inferior de una manera que hizo que Harry se quedara sin aliento. La soñolienta mirada de Louis cayó a su  mano que jugaba con la boca de Harry y frunció el ceño—. Tienes una boca dura, pero no puedo dejar de pensar en cómo se sentiría contra la mía. 
Harry soltó a Louis mientras una fuerza explosiva lo recorría. Louis aterrizó en el sofá de lado, sus ojos ya cerrados dormido, pero Harry no podía sostener a Louis de nuevo ahora, ni aunque su vida dependiera de eso. Harry no podía borrar la sensación de esos largos dedos y aunque se lo pidiera mucho no podría bloquear el dulce y adormilado comentario de Louis que se repetía en su mente. 
Louis se acomodó completamente en el sofá. —Yo sólo voy a... cinco minutos... —Tan rápido como el movimiento había sacudido a Harry, Louis cayó de nuevo dormido. 
«¡Joder!»  
Harry sabía muy bien que había evitado a Louis siempre que fue posible, pero no podía creer que nunca se hubiera dado cuenta hasta hace sólo un segundo. «Louis es gay».  
«Jodida mierda».  
Nadie en Seguridad Quinn le había insinuado nunca nada a Harry sobre la sexualidad de Louis. Por otra parte, quizás Louis mantenía su orientación sexual para sí mismo y nadie lo sabía. Infiernos, Harry no podía decir que estuviera fuera. Después de todo, con la excepción de dos personas, nadie sabía que Harry había estado en una relación por casi cuatro años con otro hombre y no con la mujer a la que había presentado como su novia. Él nunca le había dicho a Canin la verdad, y Harry conocía a Canin y Rhone desde hace quince años. Él no podía exigir a nadie que se declarara abierta y orgullosamente gay. 
«Jodida puta mierda».  
La homosexualidad de Louis complicaba un infierno la atracción que sentía Harry, pero en última instancia él no podía cambiar una maldita cosa. 
Harry podría poder lanzar su primera ley por la ventana en lo que respecta a Louis, pero la segunda aún se aplicaba: Nunca mezclar negocios con placer.  
Esta ley había mantenido a Harry vivo y capaz de trabajar en la fuerza por casi dos décadas.  
Calmando cada gramo de frustración, Harry se puso en pie y regresó al trabajo.
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 2:54 pm

Capítulo 2 
   
Harry gruñó cuando se cortó la piel con la navaja. Por segunda vez. Mientras colocaba un pedazo de papel higiénico en  la pequeña incisión, no podía evitar que sus pensamientos vagaran a una docena de calles hasta otro apartamento, preguntándose si el hombre que había arrojado en la cama hace cuatro horas se había despertado ante el despertador que Harry ajusto para él. 
Después de terminar en la oficina a las dos de la mañana, Harry había logrado luchar con el suficientemente despierto Louis como para guiarlo hasta el carro de Harry y llevarlo a su casa. El guardia de seguridad del edificio de Louis conocía a Harry de sus visitas regulares a Canin cuando vivía allí, por lo que fácilmente le dio acceso a Harry. 
Sacar las llaves del bolsillo de Louis había demostrado ser un desafío que lo hizo sudar. Cristo, el hombre era un jodido dormilón. Harry podría nunca haber sido un simple policía, pero maldición... deslizar su mano en el bolsillo delantero de Louis y buscar las llave había puesto a Harry peligrosamente cerca de sentir el pene. Había tratado de evitar la caliente curva en el muslo de Louis, pero casi había tocado la íntima piel, sólo la fina tela del bolsillo de Louis estaba entre los dedos y la carne. En ese pasillo, con Louis apoyado contra la pared, un gemido se había deslizado de Harry. Se imaginó doblando las rodillas y frotando la cara en las piernas de Louis, luego morderlo un poco y permitir que la lengua recorriera el espesor del pene, sobre la ropa de Louis. 
La profundidad de su deseo sacudió a Harry y se apoderó de su pecho a tal grado que rápidamente se dedicó a su tarea como si lobos gruñendo estuvieran en su trasero. Harry había llevado a Louis dentro de su apartamento, lo dejó en la cama, le quitó unas cuantas piezas de ropa necesarias, y rápidamente puso el despertador en tiempo récord. Harry sacó su culo de esa habitación y del edificio tan rápido que ni siquiera se le ocurrió hasta que llegó a su casa que no había dejado una nota. Un mensaje de texto se hizo cargo de ese problema, y dos tragos antes de ir a la cama había enviado a Harry a un sueño muy pesado. O al menos, si había soñado con Louis, sabía que con un par de copas no lo recordaría en la mañana. Tenía datos sólidos que respaldaban eso.  
«Funcionó bastante bien durante los dos meses siguientes después de que Ryan me dejara».  
Harry gruñó mientras se vestía. No tenía deseos ni tiempo para pensar en su ex. Ryan se había movido a los brazos del aparente amor de su vida, y Harry se había movido a un tipo diferente cada vez que el impulso de joder lo golpeaba. Bueno, lo hacía al menos en teoría. Pensaba en un hombre diferente cada vez que se masturbaba. Con el tiempo iba a tener la motivación para meterse de nuevo en el juego de verdad y encontrar a alguien que compartiera su deseo de privacidad y discreción.  
«Deberías haber estado haciendo eso durante el último año,  Styles. No te estás volviendo más joven ni más lindo».  
Odiando el reflejo de la dura líneas junto a su boca, frunció el ceño y se dirigió a través de la sala a la cocina abierta por un poco de jugo. Últimamente,  odiaba la maldita voz en su cabeza. Odiaba de verdad que le hablara. Odiaba que le recordara su vida vacía.  
—Ya no más, imbécil —se dijo Harry en voz alta, dando el siguiente paso a la locura—. Tengo un jodido trabajo que hacer ahora que me va a mantener ocupado. 
«No importa que el  sexy joven compañero venga con el trabajo».  
—¡Cállate!  
Harry se bebió el resto de su jugo de naranja. Después de enjuagar rápidamente el vaso, tomó las llaves de la mesa y su nuevo celular cuando el teléfono de la casa sonó.  
Reviso rápidamente la sala y encontró el receptor entre los cojines de su sofá. Presionó el botón verde y lo llevó a la oreja con un —¿Hola? 
—Hey, estás en casa. —Una familiar y seductora voz femenina en el otro extremo de la línea de inmediato calentó a Harry de todas las maneras—. ¿Cómo fue tu primer día? 
—Ocupado —respondió a su querida amiga Nicole. O como muchos la conocían, su ex.  
—Lo imaginé cuando te llamé anoche a las diez y aún no estabas en casa. 
—Me quedé en la oficina hasta las dos —le dijo Harry. Podía oír su jodido sanitario funcionando así que regresó al cuarto de baño para sacudir la manija—. Ya tengo un caso.  
—Oh, sí. —El tono de Nicole era animado, como Harry sabía que sería el de un buen detective. Podía imaginársela acomodándose el  largo cabello de color rojo detrás de las orejas y preparándose para tomar notas—. ¿Algo bueno? 
Cuando el agua no dejó de correr, Harry colocó el teléfono entre su hombro y la oreja para poder levantar la tapa del tanque de la taza del baño. 
—Es algo reservado —le dijo—. ¿De acuerdo?  
  —¿Lo haces de otra manera? —Una risa que haría a cualquier hombre heterosexual estar duro, llenó el oído de Harry—. Lo siento, amigo —dijo Nicole—. Entraste directo a eso. 
—Jódete —contestó Harry, tan fácil como el infierno. Confiaba y hablaba con Nicole como si fuera una hermana. Ella maldecía más que él la mayor parte del tiempo—. Estamos investigando la desaparición de Daria Sarna a nombre de la familia. 
—¡Wow! —gritó Nicole a través del teléfono—. No hay nada como empezar con una gran explosión. El rumor aquí es que no hay mucha información acerca de la chica Sarna. ¿Sabes lo que eso significa?  
—Sí. 
Significaba que no sucedía mucho ni siquiera para que estuviera en la boca de los aplicadores de la ley. 
—Buena suerte —añadió Nicole—. Avísame si necesitas que revise algo del sistema para ti. 
—Lo haré. —«Joder». Mientras Harry se levantaba las mangas para poder tomar el flotador y colocarlo en su lugar, le preguntó—: Entonces, ¿cómo es tu vida conyugal? —Imaginó a Nicole acurrucada en la cama con su nórdico dios rubio de marido, y eso pinchó su pecho. Y no sólo por la sensualidad del  impresionante hombre—. ¿Aún te arrepientes de romper conmigo? 
—Ya sabes que no. Aún siento como el infierno que tengas que conseguir estar jodido dos veces en una semana. O, ya sabes, si dejaste de conseguirlo —Harry sabía que Nicole oía un perfecto ritmo en su cabeza—, para que consigas ayuda técnica.                                                    
Harry soltó una oxidada carcajada, el sonido era rasposo en su oídos. —Cristo, ese es tu peor intento de un juego de palabras. 
—Sin embargo, es la primera vez que he sido capaz de hacerte reír —dijo Nicole rápidamente—. Eso es una buena señal, Harry. —Su voz se suavizó, lo que indicaba que se metería a su vida personal. El fino vello de los brazos de Harry se erizó— . Creo que ya estás listo para abrir tu corazón de nuevo 
—Nunca lo cerré, nunca jodidamente lo pisoteé, y jodidamente no estoy en duelo. —Harry lo dijo con los dientes apretados—. Tuvimos sexo durante un tiempo. Ryan me dejó. El no murió, y yo tampoco y no tengo tiempo para tu barata terapia en estos momentos. —El sanitario no se arregló con sus deseos y Harry acomodó la bomba—. Hablamos luego. 
Nicole suspiró fuerte y con un efecto dramático, Harry juraba que sintió su aliento hacerle cosquillas en el oído a través del teléfono. —Iré por… 
—Adiós. —Colgó el teléfono antes de que pudiera terminar esa oferta de compasión.  
Gruñendo por tercera vez desde que despertó hace menos de una hora Harry, sin poder evitar que el agua siguiera corriendo en el inodoro, se inclinó y cerró la válvula antes de salir corriendo para que no se le hiciera más tarde.  
Esperaba que su primera hora despierto no fuera el inicio de un horrible día.  
Un ruido agudo y constante, perforaba los oídos de Louis con un beep, y se levantó de la cama. Sus ojos todavía estaban llenos de arena, se estiró y golpeó la alarma molestamente ruidosa del reloj, el sonido era lo suficientemente fuerte, alto y molesto como para sacarlo del sueño.  
Estirándose, Louis apartó las sábanas. Se frotó los ojos, se rascó su desordenado cabello, y miró hacia abajo para ver su camisa arrugada y los pantalones del traje. Su corbata, el cinturón, y la chaqueta estaban colgados en una silla a los pies de la cama. Mirando hacia un lado, Louis encontró sus zapatos.  
Salió de la cama y se arrastró al baño para aliviar su vejiga, todo el tiempo tratando de recordar cómo llegó a casa la noche anterior. Cuando nada le llegó, fue hacia atrás, y su último recuerdo claro era que estaba en el sofá de la oficina de Harry, trabajando en la historia del caso Sarna. 
«Oh, infiernos». Debió de haberse quedado dormido. Louis sólo pudo concluir que Harry había arrastrado a casa su culo. «Maldición». Louis quería más que nada impresionar a Harry durante el tiempo que pasaran juntos. Sin embargo, ¿qué infiernos había hecho el primer día? Quedarse dormido en el trabajo.  
«Bien hecho, imbécil».  
Louis abrió el agua de la ducha, dejando que se calentara mientras se desnudaba. Después de entrar y cerrar la puerta de vidrio, siguió reprendiéndose por su conducta. «Maldición». Si Harry podría trabajar hasta pasada la medianoche sin siquiera bostezar una vez, Louis tenía que hacer lo mismo. Otro desliz como el de anoche, y Harry podría solicitar un reemplazo. Veinticuatro horas antes, Louis habría rogado a Dios por eso. Sin embargo, sólo un día con Harry había despertado en Louis la necesidad de pasar más tiempo con el hombre. No era algo totalmente profesional, Harry no tenía que saber acerca del enamoramiento de Louis desde hace mucho tiempo, Louis aceptaría la proximidad de Harry como un regalo por el tiempo suficiente que tardaran en resolver este caso. 
  «Pero no si sigues quedándote dormido».  
En la ducha, solo, Louis aún podía sentir el calor de un rubor arrastrarse por su piel. Harry lo había llevado a su casa, y Louis  no podía recordar ni un segundo de eso. El hombre debió de haber puesto su brazo alrededor de él en múltiples ocasiones, y mierda, incluso había llevado a Louis a su dormitorio y le aflojó la ropa. «Oh, Dios». El pene de Louis comenzó a subir en respuesta a la idea de que Harry estuvo en su dormitorio. La idea de Harry tan cerca de él, cerca de una cama, calentó la sangre de Louis, y rápidamente se dio cuenta que fue mejor que hubiera estado dormido. Si hubiera estado despierto y hubiera visto a Harry inclinado sobre él, Louis podría haber arrastrado al hombre hasta él para darle un beso largo y profundo. 
Había fantaseado con el sabor de la boca de Harry, tantas veces que casi podía sentir los labios aplastando los suyos  implacables en estos momentos. Louis a veces pensaba que un hombre duro como Harry le agarrara el cabello y le jalara la cabeza hacia atrás antes de darle un fuerte beso. Pasando los dedos por el cabello en estos momentos, Louis dejó que sus ojos se cerraran. Se jaló e imaginó que el ardor venía de Harry. 
El agua caía en la espalda de Louis, y se dejó creer que la fuerza de la presión venía del peso de Harry empujándolo a la puerta de la ducha. Moviéndose hacia un lado, Louis apoyó la mejilla y el pecho en el vidrio, y deslizó la mano por el abdomen para envolver su pene. El primer contacto produjo un grito ahogado y empujó sus caderas, pero Louis no se detuvo. Sabía que Harry no lo haría. Louis jaló su eje, y jaló su cabello, trabajando con todo para sentir un gran cuerpo caliente cubriéndolo por detrás. Tan lleno de necesidad reprimida, Louis, incluso escuchó la áspera sexy voz que había oído, esta vez susurrándole palabras sucias al oído. Las gotas de agua que salpicaban contra la nuca de Louis y el hombro se convirtieron en dulces besos y lametones de Harry, y el ruido del chorro principal golpeando las paredes era la necesidad de Harry exigiéndole a Louis más. 
Con ganas de agradar, Louis aumentó el sostén de su pene, la combinación de dolor y  placer llevó una avalancha de sangre a su pene y lo volvió más duro que la piedra. Sus bolas se hincharon y jaló su saco. Louis gimió y se retorció contra el vidrio cubierto de vapor. Aplastó su pene contra la superficie y puso su mano sobre la parte superior de su longitud, amando lo extrañamente duro, la sensación resbaladiza de la puerta de la ducha en contra de su rigidez. Mientras que se jodía sin control contra el vidrio, sus bolas gritaban por un poco de atención, por lo que a regañadientes se soltó el cabello para frotar el peso entre sus piernas. 
La pared de la cascada de agua detrás de Louis caía en su cabeza animándolo a reconocer a Harry en el espectáculo. El vapor lo envolvía y sofocaba a Louis contra el más grande cuerpo  caliente cubriéndolo por todas partes: se giró, y Louis desesperadamente anheló el amor y la atención. Entró al juego con todo y metió las manos entre sus piernas de nuevo a su pene para aumentar la fricción. Las terminaciones nerviosas de todo su cuerpo clamaban por el contacto, por lo que Louis rozó la palma de su mano por su vientre hasta el pecho frotando los pezones y gimió. Subió más y deslizó sus dígitos a su boca, empapándolos con saliva mientras mentalmente convertía esos dedos en el pene de Harry y lo chupaba más duro. Teniendo sus dígitos chorreando de saliva, Louis frotó sus manos sobre cada centímetro de su húmedo y enjabonado torso, hasta que su eje estuvo dolorosamente duro, y le rogaba en silencio a Harry para que le ayudara a correrse.  
Louis juró que sintió un cosquilleo susurrado en la oreja y podía oír a Harry decirle que levantara la pierna para que pudiera entrar. Louis automáticamente plantó el pie en el plato del jabón, aumentando la grieta de su culo y dejando que el agua fluyera por su columna vertebral y por su culo. La sensación causó un estremecimiento que recorrió su cuerpo, estimulando una frenética desesperación de ser jodido.  
Sin dudarlo, Louis metió la mano entre los muslos y hundió su dedo en el culo. Gritó ante la áspera penetración, pero el dolor por liberarse estaba fuera de control contaminando todo su ser y no se detenía. Louis empujó un segundo dedo en su conducto demasiado apretado, y el ardiente dolor hizo una batalla con el placer. En el pasado a menudo usaba juguetes. Su conducto ardía como el infierno, y su anillo quemaba como una perra, pero Louis no sentía sus propios dedos en su apretado conducto, era el grueso pene de Harry penetrándolo, y Louis sabía que ninguno de ellos podría detenerse hasta que Harry estuviera totalmente dentro del culo de Louis. 
Louis incluso gimió: —Estoy bien, bebé —y se empujó contra él. Empujó un tercer dedo hasta su entrada llevándolo hacia donde Harry lo necesitaba.  
Calor rozó la nuca de Louis, como exhalación en contra de su carne. Se sentía jodidamente loco. Sentía el roce de la lengua de Harry lamiendo su oído, e incluso escuchaba la ronca voz del hombre que le decía: —Estoy dentro, bebé. Puedo seguir desde aquí. 
Con la frente pegada en la pared de la ducha, Louis deslizó los dedos más profundamente en su canal. Al mismo tiempo, seguro de que era el glorioso pene de Harry empujándose dentro de su culo, una y otra vez, Louis sacudió sus caderas y se deleitó en Harry finalmente jodiéndolo. Él aún no podía decir con exactitud qué se sentía el tener un pene en su interior, pero se sintió bien, y Louis sabía que había nacido para aparearse con este hombre. Incluso, con los profundos golpes,  Louis se mantenía al borde sintiéndose apenas algo por debajo de la perfección, y le rogaba a Harry que le dijera qué hacer.  
 Sin palabras pronunciadas en voz alta, Louis sabía que jalaría su pene con el fin de complacer a Harry, por lo que Louis lo hizo, sin ceder. Pasó la mano arriba y abajo de su eje de la raíz a la punta, y jaló, el fuerte placer apretó sus bolas y recto al mismo tiempo. Louis se masturbaba más duro y más rápido cada vez; y cada vez que lo hacía, su canal ondulaba con delicioso placer alrededor del enterrado pene de Harry, y Louis incitaba al hombre a joderlo hasta que gritara. 
El apuñalamiento al culo de Louis rápidamente se hizo más agresivo y rudimentario —en completa sincronización con la mano de Louis sobre su pene. Cada giro más profundo en su vientre y canal, Louis jadeaba en ráfagas cortas y rápidas contra el cristal. Sus bolas se tensaron y se levantaron, enviando una línea de zigzagueante adrenalina a cada rincón de su cuerpo. Louis se tensó ante la inminente liberación, sin embargo, siguió moviendo su mano rápidamente arriba y abajo por su pene, raspando la piel al punto de dolor luchando de nuevo con el placer. No le importaba. Sólo importaba que Harry empujara su pene dentro y fuera de su culo, sólo correrse mientras Harry seguramente pronto le permitiría guiar las acciones de Louis. 
—Por favor... —Louis apretó los dientes, mientras el inminente orgasmo se formaba en su base para el lanzamiento— . No puedo... —Cada músculo de su cuerpo estaba cerrado de manera tan rígida que no podía hacer nada más que agarrarse a su duro como el granito pene. 
Justo en ese momento oyó la rasposa voz de Harry: — Ahora, Louis. Córrete para mí ahora. —Eso resonó a través de todo el ser de Louis. Con el permiso concedido, Louis explotó. Gritó, dio un jalón, y se estremeció con cada convulsión. El placer inconmensurable recorrió a toda velocidad el pene de Louis con la fuerza de la descarga de enormes cantidades de semilla. Apoyándose en la puerta de la ducha, con los ojos aún cerrados por la felicidad, Louis trabajó su longitud ordeñando hasta la última gota de semen que tenía que dar.  
 Después de escurrirse y limpiarse, Louis abrió los ojos, parpadeando para adaptarse de nuevo a la luz. Se rio y dijo: — ¡Maldición! Harry, sabes cómo joder a un hombre. —Él miró sobre su hombro para sonreírle a Harry... y no encontró a nadie ni nada detrás de él. El pecho de Louis se aplastó ante la sensación de debilitante opresión. Bajó la mirada y vio sus propios dedos aún incrustados en su culo, no el pene de un hombre distante y hetero al que había codiciado desde lejos durante demasiado tiempo. 
«Lo estás haciendo de nuevo». Las sombras de las fantasías de Grady en sus veintes acosaron a Louis de nuevo. «Eres un tonto».  
Haciendo una mueca mientras sacaba los dígitos de su agujero, Louis encontró rápidamente que le castañeteaban los dientes mientras que el agua una vez caliente ahora llovía sobre él como dedos fríos como el hielo. Se obligó a entrar en la ducha fría para terminar de limpiarse, el agua fría hizo que despertara en más de un sentido. Lo primero que tenía que hacer era encontrar la manera de dejar de querer a alguien que nunca podría tener. «Sí, correcto».  Había estado tratando de decirse que dejara su atracción durante los tres últimos años sin éxito. Revisó primero su lista: vestirse, ir al trabajo, y fingir hasta que se le ocurriera una solución real. 
Cuando salió de la ducha, se secó y haciéndose cargo de sus necesidades de aseo, Louis pensó en todas las tonterías para forzar su camino hacia la compañía de Harry, y parecía una proeza realizable. Después de todo, cada vez que Louis se ponía uno de esos trajes elegantes —ahora en su dormitorio— se  sentía como un fraude total. En lugar de un lobo con piel de oveja, cuando Louis se puso el traje y salió del elevador en Seguridad Quinn, a menudo se sentía como la oveja tratando de hacerse pasar por el lobo. Cada empleado de Seguridad Quinn tenía un trabajo allí, porque les encantaba el tipo de trabajo de alto octanaje. No sólo eso, sino que la mayoría de ellos llegaron a Seguridad Quinn como investigador privado, un trabajador de la ley, o con experiencia en fraudes de seguros o experiencia en ese tipo de trabajo.  
Louis no tenía nada de eso. Louis tenía siete años de trabajo en una fábrica de acero antes de ir a Chicago. Kasey le había dado un trabajo en este mundo de la seguridad, y había aprendido el negocio desde cero. Ahora sabía cómo trabajar un caso con un poco de confianza, pero nunca olvidaba por completo que había entrado en este negocio sin el pedigrí que muchos de sus compañeros de trabajo poseían. Él había entrado por casualidad. Ellos lo habían elegido. Ninguno de ellos lo trataban cruelmente, ni le guardaba rencor, pero Louis no podía olvidar nunca la diferencia. 
Ahora, Louis tenía que añadir el esconder una poderosa atracción personal y sexual a las muchas máscaras que usaba mientras caminaba por los pasillos de Seguridad Quinn. Se preguntó cuántas más se podía añadir antes de que el peso comenzara a deslizarse hacia abajo y el real Louis se asomara a través de las grietas.  
«Entonces, ¿quién va a quererme cerca?» 
«Deja eso». Louis se golpeó las mejillas y en silencio se ordenó a sí dejar la desagradable autocompasión. Se pasó los dedos por el cabello. Dios, realmente necesitaba conseguir cortarlo. Tomó el teléfono para pedir un taxi cuando el zumbido débil de su celular le envió en busca de la fuente, fue rápidamente a la mesita de noche y recordó que no había realizado sus rituales habituales antes de ir a dormir la noche anterior. 
«Harry me puso en la cama».  
Louis ignoró la excitación que sintió con solo pensar en el nombre de Harry. De todos modos trató. El dolor en su recto le recordaba su reciente viaje a su mundo de fantasía. Ninguna cantidad de deseo en el mundo borraría la sensación. En la ducha esta mañana, Louis había llevado más dedos por el agujero y había tratado su canal con menos cuidado a las consecuencias que nunca. A él no le hubiera importado en lo más mínimo y le hubiera encantado si realmente hubiera sido Harry el que se empujara profundamente dentro de él. 
Maldiciéndose para dejar de suspirar, Louis finalmente encontró su teléfono aún dentro del bolsillo de su chaqueta. La llamada que acababa de perder había sido de su amigo Wes, en Vermont, que dejó un mensaje en el buzón de voz: —¿Me puedes llamar más tarde cuando tengas tiempo para hablar? Necesito un favor. Gracias. —Louis grabó el mensaje e hizo una nota mental para llamarle en breve, pero se preguntó para qué lo necesitaría Wes. Después de romper con un novio controlador y abusivo hace un año, Wes había trabajado muy duro para crearse una vida solo, sin deslizarse a confiar en alguien más. El hombre odiaba pedir algo. Louis consideró que esto era un paso en su recuperación.  
Un mensaje de texto de Harry llamó la completa atención de Louis. Logrando también que su corazón se acelerara. Dios, sólo ver el nombre del hombre en su teléfono no debería producir este tipo de respuesta física. “Tu carro esta en Seguridad Quinn. Te recogeré a las 7 frente a tu edificio. Empaca una bolsa. Podemos pasar la noche en AH. No llegues tarde”.  
Al darse cuenta de la hora en su celular, Louis murmuró: —Mierda. —Tomó la vieja bolsa de Canin del armario, lanzó una muda de ropa en la misma en tiempo récord, y luego se apresuró a regresar al cuarto de baño para recoger su cepillo de dientes y máquina de afeitar. De regreso en el dormitorio, metió el neceser en un compartimiento con cremallera, tomó sus llaves y el teléfono, e hizo una carrera fuera de la habitación. «Dios». No había nada como masturbarse en la ducha para matar cada minuto extra de tiempo libre por la mañana. Louis  gritó buenos días al conserje del edificio mientras corría, salió justo a tiempo para ver a Harry llegar.  
Mientras Louis subía al asiento del pasajero del carro de Harry,  no podía dejar de preguntarse qué hubiera hecho Harry si Louis lo hubiera tenido esperando. 
El culo de Louis se apretó por su propia voluntad. El dolor le recordaba exactamente qué tipo de castigo podría llegar a amar... si se entregaba a Harry Styles.  
«Oh, Dios». Louis se acomodó en el asiento, como si escondiéndose pudiera detener los latidos del corazón en su canal o aliviar su dolor por un hombre que no podría tener. «Este va a ser un día largo».


Última edición por monieli_ls el Jue 26 Jun 2014, 5:09 pm, editado 1 vez
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Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:32 pm

Capítulo 3 
   
Harry luchaba como el mismo diablo para controlar su gruñido. Sentado frente a la oficial en jefe y uno de los detectives encargados del caso Sarna, Harry se sentía como si pudiera hacer un gran huevo de ganso por la lastimosa cantidad de información que Louis y él habían conseguido sobre la desaparición de Daria. 
—Este es el octavo día —dijo Harry, echando un vistazo a los dos hombres del otro lado de la mesa—. ¿Están inclinados a pensar que está muerta y no buscarla, o que huyó de nuevo?  
El detective, un hombre de mediana edad perdiendo cabello, resopló y escupió una maldición familiar. —No sé. No encontramos gente que conociera a la chica y el  padre cree que algo siniestro le ha ocurrido, pero no sabe una mierda acerca de su vida, por lo que no puede darnos ningún indicio que nos guié a qué o por qué algo terrible podría haberle sucedido. Él va y viene entre algún novio secreto secuestrándola o que alguno de esos vagabundos a los que la niña ayudaba la lastimó. La esposa está asustada, pero tengo la sensación de que conocía la personalidad de su hija un poco mejor y aún cree que es posible que Daria se fuera por su cuenta y que volverá a casa. El chico, Declan, está preocupado, pero es un imbécil de mierda a la hora de compartir información, y los amigos no parecen preocupados por la desaparición de la niña. Eso no significa que seamos estúpidos o que no le estemos dando el valor a esto. Estamos cubriendo todas nuestras bases. Mantener un ojo en las personas, mientras investigamos las sospechas del padre. 
—¿Han descartado a alguien? 
—Vamos, hombre. Jodidamente sabes que no te diré eso. —El detective se inclinó hacia adelante, escupiendo fuego de sus ojos—. Estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Hemos publicado su foto y dado la información a los medios de comunicación,  tenemos una línea directa y estamos siguiendo cada pista, sabes que el 99 por ciento es basura. Joder; incluso se hizo una búsqueda  completa de las áreas boscosas de la interestatal entre aquí y Chicago basado en uno de esos consejos. Eso no sirvió en absoluto. ¿Crees que puedes hacerlo mejor? —El detective miró fijo a Harry y Louis como si fueran mierda pegajosa en la suela de su zapato—. Son bienvenidos.  
Un nudo de palabras bien escogidas luchaban en la garganta de Harry tratando de liberarse. «Entonces, así es lo que se siente desde afuera». Harry también había cumplido con su cuota justa de dar mierda a los consultores e investigadores del sector privado en sus días en el departamento de homicidios. La lucha ardía en su pecho, pero en contra de su naturaleza, puso una tapa en su estado de ánimo y se puso de pie. 
—Gracias por su tiempo. —Harry se inclinó sobre la mesa y le dio la mano al detective—. Si descubrimos algo útil, se lo haremos saber. 
Louis se levantó, siguiendo el ejemplo de Harry. —Sí, gracias por haber accedido a hablar con nosotros. —Después de intercambiar un apretón de manos y tarjetas de visita con los dos hombres y salir de la oficina, Louis murmuró—: Podría haber conseguido información más útil del perro callejero de afuera.  
—Definitivamente. —Harry arqueó una ceja hacia Louis mientras se movían a través de la estación—. Pero ¿entendimos lo que estaban tratando de decirnos? 
—¿Qué? —Louis miró a Harry con recelo—. Oh. —Puntos dobles de color rojo mancharon sus mejillas—. Porque comenté lo del perro y entonces tú dijiste que si nosotros los entendimos. —Louis bajó su atención hacia el suelo, y su voz volvió a caer—. Eso fue gracioso. 
Cristo, Harry quería empujar a Louis a un lado y besar sus rojas mejillas. En cambio, golpeó su hombro contra el de Louis. —Esa es una de esas cosas que dices que no tiene el mismo significado para cualquiera que las oiga. ¿Cierto?  
Louis se encogió de hombros sin levantar la vista. —Mal hábito. Lo siento. Ah. —Un hombre empujó a Louis que chocó contra él y los envió a ambos contra la pared—. Lo siento. — Louis agarró al hombre evitando que cayera—. ¿Estás bien? 
El rubio desaliñado levantó las manos y dijo: —Sin daño —y siguió caminando.  
Harry dio un paso adelante y abrió la puerta para Louis. — ¿Estás bien? —preguntó, incapaz de apartar los ojos de Louis que se frotaba el hombro. Harry cerró la mano en un puño. Le dolían los dedos por hacerse cargo de la tarea él mismo—. Ese tipo te golpeó muy duro. 
—Sí, estoy bien. —Louis le dio a Harry una dulce sonrisa que agitó su estómago. En la siguiente respiración, Louis giró los ojos castaños hacia Harry y Harry sin pensarlo se acercó más para inhalar el aroma del hombre a ropa de cama limpia. «Maldición». Casi gimió.  
Colocando el expediente bajo el brazo, Louis bajó los dos escalones delante de él. Llegando a la acera, miró a Harry. — ¿Estás bien? —Él entrecerró los ojos y ladeó la cabeza hacia un lado.  
«Joder». —Sí. Estoy bien. 
—¿Qué sigue en la agenda? 
«Agenda. Cierto, la agenda». Harry se daría una patada en el culo si pudiera. «Maldición, hombre. Mantente en tus pantalones». Tenían una niña desaparecida en sus manos.  
Uniéndose a Louis, Harry sacó la mierda del lugar. — Ahora quiero visitar a cada uno de los amigos de Daria aquí, en Arlington Heights, para ver si podemos encontrar una grieta en una de sus historias. Entonces quiero ir a la casa de Sarna.  
Louis se estremeció cuando Harry cerró la puerta del carro con un controlado y preciso movimiento que resonó más fuerte que un simple golpe. Habían pasado media mañana, el almuerzo y la tarde entrevistando a muchos de los amigos de Daria. Como el detective les había dicho esta mañana, ninguno de ellos tenían la más mínima preocupación por el paradero de su amiga. Mientras tanto, Louis había visto los hombros de Harry tensarse más y más  con cada conversación. Su paciencia visiblemente era más delgada ahora. Harry tenía que estar acostumbrado a chocar con obstrucciones durante sus días en la fuerza, pero Louis sospechaba que la aparente indiferencia de este grupo de personas habían desgastado seriamente su habitual control.  
El cuello de Harry tronó cuando movió la cabeza de un lado a otro. Vio a Louis y luego frunció el ceño en dirección a la casa estilo Tudor de los Sarna. —Vamos a hacer esto —dijo, y se movió hacia la finca palaciega. 
—Hey. —Louis se acercó y tomó el brazo de Harry antes de que el hombre pudiera completar su primer paso. Harry lentamente se giró hacia Louis, dirigiendo esa feroz mirada hacia él, pero no retrocedió ante el gruñido. No le importaba que le mordiera en estos momentos. 
Louis movió sus manos por los brazos de Harry hasta los gruesos hombros y calmó la tensión que encontró allí. Se aferró a Harry y se encontró con su mirada llena de preocupación. — Respira conmigo, ¿bien? —Louis tomó y exhaló una bocanada de puro aire invernal, esperando lograr que se uniera a él. Moviendo la cabeza, Louis dejó que sus pulmones se expandieran con una segunda dosis de aire fresco—. Toma un respiro, Harry. No quiero que tu malestar te haga perder ver algo importante en la habitación de Daria. ¿Bien? 
Harry se calmó bajo las manos de Louis, y algo de la capa de frío hielo polar se disipó de sus ojos. —¿Puedes decir que estoy molesto? 
—Enojado podría ser una opción más precisa de palabra —corrigió Louis.  
Los labios de Harry se cerraron a una delgada línea. — Por lo general hago un mejor trabajo ocultándolo. —Él hizo que  la declaración se oyera como una maldición.  
Louis no podía dejar de ver la dura y sexy línea de la boca de Harry. —Nunca has estado conmigo —murmuró, aun frotando las rígidas líneas que mantenían a Harry tenso. 
—Tienes razón —dijo Harry, su respuesta tan ronca y sorprendente que hizo que Louis lo mirara fijo. Todos los rastros de frialdad habían huido de los ojos de Harry—. No lo he hecho. 
«Mierda». Harry había respondido con palabras que tenían sentido, por lo que eso significaba que Louis había hablado en voz alta lo que en realidad pensaba de ellos siendo compañeros. La boca de Louis se secó lo suficiente como para evitar que cualquier palabra saliera. «Mantén tu jodida boca bajo control». Louis nunca había dejado que lo que murmuraba para sí mismo fuera para alguien más.  
  —¿Louis? —La voz de Harry se hundió en Louis como dura, caliente y masculina carne penetrándolo, y jaló a Louis a la realidad—. ¿Louis? 
Parpadeando, Louis miró hacia el pálido y hermoso rostro. —¿Qué? 
Harry miró hacia abajo. Louis siguió la mirada para encontrar sus dedos sosteniendo la tela.   
—Me estás estrangulando con mi corbata —dijo Harry. 
—Oh. —Louis entró totalmente de nuevo a la realidad. De inmediato soltó la corbata y trató de suavizar las arruga que había dejado en la ropa de Harry—. Lo siento. 
Harry cubrió la mano de Louis con la suya. El shock del contacto causó un frenético alboroto en Louis. —Está bien —dijo Harry. Deteniendo la atrapada mano de Louis contra su duro y plano abdomen,  Louis empezó a respirar un poco desigual—. No me gusta la corbata. —Los labios de Harry ni remotamente se elevaron, pero Louis podría haber jurado que la dura línea de la boca escondía una sonrisa, sólo para él. 
«¿Cómo es eso posible?»  
Louis levantó la mano, con ganas de sentir lo que no podía ver realmente, cuando el sonido de una puerta abriéndose y cerrándose seguido por voces lo trajeron a estrellarse de nuevo con la realidad. Louis y Harry apartaron sus manos y pusieron distancia entre ellos mientras Elise Sarna y un hombre alto, atractivo y moreno que Louis reconocido como uno de los socios de Sarna, salían de la casa. 
Esta vez, Louis deliberadamente pero sutilmente se inclinó hacia Harry y mantuvo la voz baja. —Phillip Cosgrove. — Él sabía de forma automática que Harry querría el nombre del hombre antes de una presentación oficial—. Cazador de tesoros, contratista independiente que trabaja a veces en Importaciones Sarna. Hace unos dos meses, les encontró una pieza de joyería en la India que Sarna luego vendió por un cuarto de millón de dólares. 
—Jesús. 
—En eso tienes razón. —Louis cuidadosamente se movió a la pareja que se acercaba, extendió la mano primero a Elise—. Señora Sarna, gracias de nuevo por permitir que su hogar esté dispuesto para la investigación. 
—Claro. —Elise estrechó la mano de Louis, sosteniéndola delicadamente—. Lo que sea que necesiten, siempre que lo necesiten. Simplemente pregunten. —Su color estaba un poco del lado pálido y se frotaba las manos contra sus brazos, como si el largo abrigo color camello no la protegiera del frío—. Me temo que aún no hay ninguna nueva información de la policía hoy. 
—Lo sé —dijo Louis—. Hablamos con ellos como parte de nuestra investigación. Lo siento mucho. 
Elise se rio por los nervios. —Me sigo diciendo que es mejor no oír nada. —Ella se encogió de hombros, pero se veía solo medio indiferente en el mejor de los casos—. Entonces, al menos sigue habiendo una oportunidad de que Daria nos llame y nos diga que le enviemos dinero para un boleto de avión porque está lista para regresar a casa. 
El corazón de Louis se hundió; pero inseguro de que Elise aceptara palabras de confort, se mantuvo a una distancia respetable con las manos en los bolsillos. —Eso es comprensible,  señora. 
Un silencio incómodo que permitía oír los grillos cantando en la distancia se sentó pesado entre los cuatro. De repente, Elise extendió el brazo hacia la casa. —Por favor, no duden en entrar. Declan está en casa y puede contestar cualquier pregunta que puedan tener. Pido disculpas... —Ella miró a Harry por primera vez—. Estoy tan distraída que no pienso en la cortesía la mitad del tiempo. Señor Styles, él es Phillip Cosgrove, uno de nuestros socios. Phillip —le tocó el codo—, el señor Styles está al frente de la investigación privada acerca de Daria. Creo que conoces a Louis. 
Después de intercambiar un apretón de manos con Harry, Phillip inclinó la cabeza hacia Louis. —Sí. Lamento que nuestros caminos se crucen en estas circunstancias. 
Louis asintió. —Nosotros también. 
—Phillip está aquí brevemente por asuntos del negocio — compartió Elise—, pero también ha ofrecido sus contactos en el extranjero para actuar como ojos y oídos de nosotros en caso de que Daria hubiera decidido viajar al exterior. Lo hizo sin dejar un rastro antes, así que no acepto ciegamente la que la policía me dijo acerca de que no está en ninguna de las listas de pasajeros. 
—No tengo gente en todas partes —aclaró Phillip—, pero los contactos que tengo pueden preguntar en media docena de países en Asia y Medio Oriente. Ellos conocen a otras personas que yo no, por lo que he pedido hacer correr la voz y me dirán si algo suena prometedor. 
—La última vez que desapareció durante tanto tiempo — dijo Elise— apareció en España. —Su barbilla tembló—. Quizás lo volvió a hacer.  
La garganta de Louis se tensó por esa mujer. —Esperemos eso. 
—¿Tienen una tarjeta? —Phillip preguntó—. Si alguien me avisa de un rumor o que la han visto se los haría saber. Elise ya me ha dado la información del contacto de la investigación oficial. 
Harry y Phillip intercambiar tarjetas de visita, con Harry murmurando su agradecimiento por la cortesía. Phillip le aseguró que haría todo lo posible para ayudar. Luego miró su reloj, discretamente, pero Louis lo vio. Elise también.  
Ella dijo: —Me gustaría poder estar aquí para responder a cualquier pregunta que pueda tener, pero tenemos un cliente que sólo puede estar en la ciudad hoy. Tengo que manejar la situación. Stephen esta... —Sus ojos azul topacio brillaron—. Stephen no está disponible para encargarse de esto. Ustedes tienen mi número...  
—Llamaremos si necesitamos algo —Louis terminó la solicitud de ella. 
Elise tocó la mano de Louis. —Gracias. —Entonces siguió a Phillip a un lujoso Sedán, Louis imagino que quizás costaba más de lo que él ganaría en dos años.  
Mientras que Phillip y Elise cruzaban el portón de seguridad, Harry hizo un ruido poco elegante. —Ese tipo está jodiendo con esa mujer. 
Louis estrecho su mirada hacia el carro que se alejaba. En la calle, otro vehículo los siguió. —¿En serio? 
—Infiernos, sí. —Harry hizo sonar la observación como si fuera lo más obvio del mundo—. Él puso su mano en la parte baja de la espalda de ella dos veces, probablemente ni se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Ella ni siquiera se inmutó; ella está acostumbrada a su tacto. No estoy diciendo que vayan a joder ahora, no creo que ella sea tan estúpida con la policía vigilándola. Sólo estoy diciendo que tienen una relación. Una íntima.  
Louis arqueó una ceja. —¿Crees que por eso él se ofreció a ayudar a encontrar a Daria? 
Harry deliberadamente le mostro la más exagerada y cómica expresión que Louis hubiera visto en la hermosa y dura cara del hombre. 
—Sí, está bien. —Louis puso los ojos en blanco—. Pregunta estúpida. Por supuesto que sí. Sin embargo, sabes que ayuda es ayuda. Y no estamos aquí para hacer una investigación de infidelidad sino para encontrar a una chica. 
—Incluso si quisiéramos decir algo, no tenemos ninguna prueba para el marido. —La mirada de Harry se deslizó a francamente gélida. 
—Buen punto. —Ver la gélida mirada de Harry erizó el vello del cuello de Louis. 
Harry se dirigió a la puerta, y Louis se apresuró a alcanzarlo. Cuando Louis se detuvo al lado de Harry, él puso su mano en la muñeca de Harry. —¿Estás listo para hacer esto? 
Harry tomó una respiración profunda y visible. —Me siento más sano ahora —dijo—. Gracias. —Frunció el ceño y su mandíbula desarrolló un tic. Le tomó un puñado de latidos del corazón, pero finalmente hizo contacto visual con Louis. Y le sostuvo la mirada—. Tenías razón al detenerme, y realmente me ayudaste a enfocarme de nuevo. —La cercanía hacía que ardiera fuego a su alrededor, como si estuvieran arropados juntos en una cálida isla tropical, mientras que una tormenta de hielo se formaba alrededor de ellos—. Es bueno que estés aquí. 
Tan natural como respirar, Louis deslizó su mano por la muñeca de Harry a la mano. —Me alegro. 
Algo cambió en los ojos de Harry a un profundo humo, por lo que Louis pensó en sexo clandestino rodeado de árboles en el bosque, el musgo amortiguando su espalda mientras su amante lo tomaba en el suelo húmedo del bosque. Las aletas de la nariz de Louis se movían, como si pudiera oler los árboles de hoja perenne en estos momentos. Se tambaleó hacia Harry, y Louis no podría jurarlo, pero creía que Harry quería apartarse del contacto. «Oh, hombre».  
La puerta principal se abrió y ambos se separaron. Declan se quedó allí, con la boca torcida en una cínica sonrisa. —¿Van a hacerlo en la puerta de mi casa, o van a entrar y hacer su trabajo? —Con ese comentario maleducado, Declan desapareció en la casa, dejando la puerta abierta.  
Harry entró.  
Louis lo agarró del brazo y dijo una palabra. —Respira. 
La sonrisa de Harry era única, inesperada, y francamente salvaje. —Acabas de salvar la vida de ese niño. —Entró en la casa sin decir una palabra.  
Con Declan en la casa, Louis rápidamente lo siguió.   
—No creo que esté encontrando algo útil. —Louis miró a Harry, que estaba de pie con las manos apoyadas en las puertas abiertas de un armario enorme del otro lado del cuarto de Daria—. ¿Y tú? 
—Estamos pintando un cuadro —dijo Harry, sin darse la vuelta—. Eso es siempre útil. 
Louis abrió un cajón de la mesita y empezó a revisar el contenido. —¿Qué tipo de cuadro estás viendo? 
—Bueno, ella no es tan frívola ni tan juvenil como pensé que podría ser —contestó Harry—. Quiero decir, mira este cuarto. —Finalmente, se giró, y Louis miró a Harry que escaneaba todos los rincones de la enorme habitación—. Todo tiene su lugar. Eso no es una cosa de limpieza, sino que es más de alguien que mantiene el orden. Todo está organizado. —Se colocó en cuclillas delante de una línea de estantes bajos, Harry tocó algunos de los lomos de los libros—. Aparte de algo de Homero y de Dickens, no hay mucha ficción aquí. Esperaría un poco de romance o de bestseller contemporáneos en estos estantes. ¿Cuántas niñas ricas de veinte años que se consideran frívolas y que son propensas a desaparecer sin avisar a nadie leen también sobre los soldados en Afganistán o la Freakonomics2 o la difícil situación de las mujeres africanas para educar a sus hijas? 
Louis hojeó un pequeño cuaderno de espiral, buscando algo más allá que un garabato para recoger un regalo de bodas o  comprar un par específico de zapatos. —Quizás sólo le falta  imaginación para leer ficción. A algunas personas les pasa. Que los estantes estén llenos de ese tipo de libros no significa automáticamente que los haya leído, podría ser más como un objetivo noble, o incluso que los compró por las apariencias. 
Harry entrecerró los ojos aun estudiando la habitación de Daria. —Quizás te compraría eso; salvo que viendo la habitación en su conjunto, la parte superior del escritorio y tocador, son precisos y minimalistas. No hay ningún recuerdo de la secundaria o la universidad o alguna chuchería para conmemorar una fiesta, novios o amigos. Ella tiene unas cuantas fotos de la familia, pero el resto están en álbumes en sus estantes. Ella no tiene una cantidad obscena de ropa, zapatos, ni bolsas. Lo que tiene está de moda, pero de aspecto profesional, a pesar de que la chica no tiene oficialmente un trabajo. 
Louis hizo una pausa. —¿Qué hay de su apartamento en la ciudad?  
—Básicamente lo mismo que aquí. —Harry se encogió de hombros, su atención se centraba ahora en Louis—. Nada parecía faltar o fuera de lugar. 
—Supongo que es interesante. —A Louis no le gustó el repentino frío que se deslizaba por su columna—. Quizás.  
—Esto no indica que sea una chica frívola que se vaya cuando se le dé la gana. —La exasperación era evidente en las palabras de Harry—. Ni siquiera veo espacios vacíos en el armario o los cajones. No parece que se haya llevado nada. A menos que ella planeara comprar toda la ropa nueva a donde quiera que fuera, esto no tiene ningún sentido. 
Louis se quedó muy quieto. En las últimas veinticuatro horas, no podía decir que hubiera aprendido muchas cosas útiles acerca de Daria. Harry, sin embargo, era una historia diferente. Louis se había encontrado que tenía un don para leer los destellos en los ojos de Harry, la fuerza de su boca, y en la forma en que sus hombros y su espalda se tensaban, como si hubiera trabajado con el hombre desde hace veinte años. «O viviera con él». La línea de la boca de Harry en estos momentos lo decía todo. 
—No crees ni remotamente que Daria se haya ido por su propia voluntad —susurró Louis. Cualquier esperanza de que Daria estuviera viva cayó en picada haciendo que a Louis se le revolviera el estómago. 
Harry asintió, su rostro bruscamente se volvió sombrío. —La única cosa que no está aquí —se paró frente al escritorio de Daria con los brazos abiertos—, es su laptop. ¿Cómo es que no tiene una laptop o una computadora de escritorio? 
Una sombra cruzó la lujosa alfombra blanca, y una voz masculina le siguió. —Ella tenía una —dijo Declan desde la puerta—. La traía ese día, antes de su desaparición. Lo recuerdo porque ella estaba jugando un juego en línea con uno de mis amigos de la fiesta, que estaba usando mi laptop. —El oscuro cabello de Declan se destacaba en marcado contraste con el color que huía de sus mejillas y labios—. Ella estaba monopolizando… la atención de todos. Me molestó y se lo dije. 
Incapaz de contenerse, Louis se acercó a Declan. —Parece que hubieras visto un fantasma. 
Declan miró a Louis, la oscuridad rondaba el azul. —Aún 
no. 
El corazón de Louis dio un vuelco. —¿Qué significa eso?  
Harry caminó por la habitación con rapidez y llegó frente a Declan. —Si sabes algo, niño, tienes que decirlo en este momento. 
De repente, con una explosión de vida, Declan empujó a Harry en el pecho, y al hacerlo, ambos se movieron en la habitación. —A ti no te importa una mierda mi hermana — bramó, señalando la cara de Harry—. A ti te preocupa ganar dinero. Por lo que sé, podrías esconder lo que encuentres y sólo repartir pequeñas pepitas de información para mantener a mi papá en tu correa para siempre. No es que a él realmente le importe una mierda. —Levantando los brazos, Declan dio una vuelta—. ¿Lo ves aquí, angustiado y esperando a que suene el teléfono? No, no lo ves. Él está en alguna parte emborrachándose. Y mi amorosa madre, está asegurándose de no perder un centavo de los ingresos, mientras que su hija está desaparecida. O quizás esté jodiendo con su novio. —Escupió hacia una foto de Elise y Stephen, manchando la cara de su madre—. Es difícil decir si el dinero o Phillip es más importante para ella, pero maldición, puedo apostar que no es su hija. 
—Entonces a ti tiene que importarte, ¡maldición! —La voz de Harry  subió con pasión—. Porque hasta este momento no has hecho nada para ayudar a la policía a averiguar lo que pasó con Daria. Acabas de admitir algo que no está en los expedientes de la policía. Eso me dice que estás obstruyendo el proceso. Y podría ser peor, porque en realidad podrías saber algo útil mientras que tus padres ignoran la vida de Daria. 
Cualquier resquicio que Louis hubiera observado de la armadura de Declan de hace un momento, desapareció. —No sé nada —dijo, nuevamente con cara de aburrido. 
Harry levantó los brazos, las manos apretadas en puños, pero sacudió la cabeza bruscamente y arrastró sus dedos por el cabello. —Tienes veinte jodidos años, Declan. —Harry colocó las manos detrás de su cuello, y Louis leía una mezcla de lástima e intolerancia en sus ojos—. Comienza a ser un hombre. Es tiempo para crecer. 
—¿Es eso lo que hacías para intimidar a los testigos cuando eras policía? —Declan movió a Harry con una mueca y cruzó los brazos  sobre su pecho—. No me extraña que te despidieran. 
Harry rápidamente gruñó, y Louis saltó colocándose entre los dos hombres antes de que mancharan con sangre la impecablemente alfombra blanca de Daria. 
Louis se empujó contra Harry y se encontró con una fuerza casi inamovible. —Harry, da marcha atrás. —Siguió moviéndose para tratar de conseguir algo de espacio entre Harry y Declan. Louis vio la ferocidad en los ojos de Harry y ordenó en voz baja—: Sigue revisando las cosas de la habitación de Daria. Voy a hablar con Declan. 
Una batalla de voluntades se produjo, en donde Harry le lanzaba dagas con la mirada a Louis. El hombre era todo fuego crujiente y calor, Louis podía sentirlo inundándolo como una pared grande y caliente que golpeteaba su postura. Louis se mantuvo firme, sudando jodidos ríos por su espalda y frente mientras miraba a Harry, pero no se inmutó, ni siquiera cuando Harry le enseñó los dientes. En realidad, no podrían haber pasado más de diez segundos antes de que Harry bajara la cabeza y cruzara la habitación, pero el resultado de la tensión que inundó el cuerpo de Louis mientras  reafirmaba el control sobre Harry, hizo que pareciera una hora. 
Una vez que Harry entró en el cuarto de baño de Daria, Louis exhaló. Luego se giró y tomó la silla del escritorio de Daria, y le pidió a Declan que tomara asiento. 
—¿Crees que jugar al buen policía va a conseguir que hable contigo? —Declan le preguntó mientras se sentaba en la silla ofrecida—. Tomar una página de cada programa basura de policías de la televisión. No es inteligente. Será mejor que dejes que el Neanderthal intente intimidarme para que hable. 
Louis apretó los dientes lo suficiente como para hacer que le doliera la mandíbula, pero se las arregló para ignorar no sólo la referencia hacia Harry, sino también el comentario sobre las tendencias de hombre de las cavernas. 
En su lugar, Louis sacó el banco del pie de la cama de Daria y se sentó frente a Declan. —¿Qué tan tonto crees que soy? —le preguntó al joven—. Estabas tratando de provocar que mi compañero te atacara físicamente, luego la dinamita explotaría, Harry sería despedido, y tu familia demandaría a Seguridad Quinn por todo lo que valiera la pena. 
Declan se recargó en su silla leyendo a Louis de arriba  abajo. —Entonces quizás no eres tan estúpido como creía. 
—Y quizás estás más asustado por tu hermana de lo que quieres que alguien piense, y estás actuando de esa manera para cubrirlo. ¿Es eso cierto? 
Suspirando, Declan estiró sus largas piernas. —Ya le dije a la policía todo lo que sé. 
—Me encontré con tu hermana una vez. —Manteniendo el contacto visual con Declan, Louis preguntó—: ¿Lo sabías? 
—No. —El chico se encogió de hombros—. ¿Y?  
—Escucha, soy solo un bajo empleado para tu familia, pero Daria me vio a los ojos y me trató con respeto. Verdadero respeto. Nunca lo olvidé, porque los clientes no siempre tratan a las personas como yo de esa manera. Sólo por esa razón estoy rezando para que ella haya huido y regrese a casa. Pero igualmente, si algo le ha sucedido, me gustaría saber quién la tomó, o le hizo algo, para encontrarlo y que pague por ello. — Moviéndose hacia adelante, Louis plantó los codos en las rodillas y trató como el infierno de no verse ni sonar como el enemigo—. Creo que amas a tu hermana, Declan, y creo que en esta familia, eres quien en realidad está más asustado por lo que le pasó. Dime que estoy equivocado y me voy. 
Declan no dijo ni una palabra por algunos largos segundos. Bajó la vista y seguramente notó que sus manos temblaban, y las metió bajo sus piernas. El pie con bota de Declan comenzó a tamborilear sobre la alfombra, y Louis no pretendió no verlo. 
—Sé que puede no parecer gran cosa,— Declan finalmente dijo, —y probablemente te parezca estúpido y a todos los demás, pero sé que Daria no se perdería nuestro fin de semana en la cabaña a menos que algo malo haya pasado. 
Louis suprimió el deseo de saltar lanzando el puño. — ¿Qué más puedes decirme acerca de tu hermana? 
—La conclusión a la que llegó tu compañero sobre Daria es correcta. Soy el idiota. —Declan levantó la barbilla con hoyuelos—. Soy el que está de fiesta todo el tiempo. Soy todo lo que el señor Styles asume que soy. —Lanzó una mirada de caliente fuego azul hacia la cama de Daria, donde Harry ahora seguía buscando—. Estoy conforme con eso. Pero Daria no es como yo. —Con un parpadeo, Declan regresó su atención de nuevo hacía Louis, y desapareció todo rastro del punk que abrió la puerta—. Daria no sólo robó el dinero hace dos años para escapar a unas vacaciones a España como una malcriada niña rica. Ella tomó el dinero, y desapareció sin decir una palabra, pero cuando llegó a casa me molesté como un infierno con ella, y ella me juró que tomó el dinero y se fue por una buena razón. 
—¿Cuál fue la razón? —preguntó Louis.  
Declan se limpió la boca, y el conocimiento en sus ojos de repente le hacía verse mucho más viejo que sus veinte años. — Ella se negó a decírmelo. Dijo que había jurado guardar el secreto y se lo llevaría a la tumba, pero que si yo lo supiera, lo habría aprobado y hecho lo mismo. 
—¿Has pensado en lo que eso significa? —La mente de Louis giró con demasiadas posibilidades—. ¿Te dio alguna pista? 
—No. Sólo sé que ella estaba gastando como loca en ese tiempo y yo no sabía lo que compraba. Ella no tenía muchas cosas nuevas que mostrar, y luego el dinero de la caja fuerte también desapareció. —La mandíbula de Declan se tensó y maldijo en voz baja—. La semana pasada, cuando nos encontramos, el dinero de emergencia había desaparecido otra vez, mi madre estaba segura de que Daria había hecho otro viaje de vacaciones al Mediterráneo, pero yo sabía que no. 
—Debido a que Daria se perdió su fin de semana en la cabaña. 
—Claro. 
—¿Había algo más en juego con Daria que puedas compartir conmigo? Con todo el dinero que gastaba, ¿alguna vez sospechaste que tuviera un problema de drogas? 
—¿Daria? —Un ladrido de risa, demasiado espontáneo para ser falsa, llenó la habitación—. De ninguna manera. Ella era totalmente derecha. Daria ni siquiera bebía. 
—Está bien. ¿Algo más? —Louis fijó su mirada totalmente en Declan—. Ahora no es el momento de detenerte. 
Mordiéndose el labio, Declan asintió. —En los últimos meses, a ella le había dado por salir de la casa a altas horas de la noche. Siempre estaba en casa antes que nuestros padres se despertaran. Una vez la agarré llegando a las cuatro de la mañana, y le pregunté qué infiernos estaba haciendo. Ella me dijo que era para un proyecto del que planeaba escribir cuando regresara a la escuela. Dijo que no era de mi interés y que no me preocupara de eso. —Él sacudió la cabeza y miró hacia el techo— . Me gustaría haberla cuidado más, deseo haberla seguido para ver lo que estaba haciendo. 
Louis tocó el brazo y jaló al joven Declan para que regresara su atención a él. —¿Tenía Daria algún amigo con quien compartiera información con más detalle? 
—No. Ninguno de sus amigos se ha preocupado lo suficiente como para preguntar. 
—¿Qué pasa con esa persona con la que Daria estaba jugando juegos de computadora esa noche el día de su desaparición? ¿Cuál es su nombre? 
—Pierce Lyndsey. Sin embargo, no hay necesidad de que lo molestes. —Declan empezó a masticar su uña—. Ya habló con la policía. 
—Aun así queremos hablar con él nosotros mismos. 
Declan se deslizó en la silla. —Su información se encuentra en el expediente. Haz lo que quieras. No me importa lo que hagas. 
Louis contuvo un suspiro. —¿Hay algo más que te gustaría compartir? 
—No. —Sin mirarlo, Declan se levantó, y cuando se dirigía a la puerta, empezó a tocar un sonido de violín de su teléfono—. Ya terminé. 
—Gracias por hablar conmigo. —Levantándose, Louis extendió la mano, ofreciéndole una tarjeta—. Si piensas en otra cosa, por favor, no dudes en llamarme. Te mantendré informado, Declan. Te pido la misma cortesía. 
Regresando a su expresión altiva, Declan le arrebató la tarjeta a Louis. —¿Crees que somos los mejores amigos ahora porque te sentaste y hablaste bien conmigo durante cinco minutos? 
—Creo que me llamarás porque quieres saber qué pasó con tu hermana y sientes que el señor Styles y yo somos la mejor manera de hacer que eso suceda. 
Dándole una sola mirada a Harry, Declan regresó su atención a Louis con una sonrisa cínica. —¿Eres el cerebro y el encanto, y él la fuerza bruta? 
Louis tomó deliberada y controladamente de la camisa de Declan. —Ese hombre es tu mayor oportunidad de encontrar a Daria. —Sus entrañas se estremecieron con un torrente de adrenalina, pero de alguna manera mantuvo la mano y la voz firme—. Él tiene todo mi respeto y lealtad. Puedes seguir insultándolo en tu tiempo libre, pero te detendrás de hacerlo delante de mí de nuevo. —Tomando un respiro, Louis lo soltó y le ofreció la mano—. ¿Estamos claros? 
Asintiendo, Declan se la estrechó. —Supongo que lo estamos. 
—Buen hombre. —Louis le dio una palmada en el hombro a Declan al mismo tiempo que lo guiaba por el pasillo—. Gracias por todo lo que has compartido. 
Declan tocó el bolsillo de la camisa donde había colocado la tarjeta de Louis. —Te voy a llamar si recuerdo algo. 
—Gracias, Declan. 
Harry intervino —Sí, gracias. —Le tendió la mano a Declan. Genial de él, en opinión de Louis—. Necesitamos unos minutos más. Cuando hayamos terminado, nos iremos. 
Con sólo un movimiento de cabeza, Declan se dirigió hacia las escaleras.  
 Cuando Louis oyó las botas del niño sobre los escalones, se giró hacia Harry. —Vamos a terminar esto. —Frotándose la cara, podía sentir que esta casa y este caso, ya estaban bajo su piel—. ¿Dónde quieres que siga? 
—Revisa todo, yo seguiré viendo —instruyó Harry—, y lo haré de nuevo, sólo en caso de que  pasáramos algo. 
—Suena bien. 
Louis fue al armario, y Harry al peinador de Daria. En silencio, regresaron a su búsqueda.   
—Hiciste un buen trabajo allí —dijo Harry tan pronto como salieron de la casa de los Sarna—. Fuiste rápido al crear una conexión personal con la víctima para lograr que su hermano se abriera. 
Desde la puerta del lado del pasajero, Louis lo miró sobre el techo del carro. —¿Cómo sabes que no dije la verdad sobre conocer a Daria? 
La penetrante mirada de Harry no cambió. —No se te hubiera olvidado decirme que conocías a la chica, Louis. Nunca la conociste. —Sin romper el contacto visual, él abrió la puerta— . Lo inventaste. 
La culpa mantuvo los ojos de Louis en la casa de los Sarna. —Lo hice —admitió—. Sentí que Declan sabía algo, y tú estabas... Tú estabas...  
—¿Enojándolo? —Harry terminó, con los labios apretados—. Adelante. Metí la pata en eso, puedes decirlo. —Se apartó del techo del carro, maldiciéndose más mientras subía detrás del volante—. Actué como el padre. —Louis podía oír la frustración de Harry—. Lo insulté, y esa no es  la manera de lograr que siguiera hablando. 
Louis siguió a Harry entrando en el vehículo, lo miraba mientras se abrochaba el cinturón de seguridad. —Tenemos una buena información. Eso es lo que importa. 
Sin mover el carro durante un momento, Harry tomó con fuerza el volante con ambas manos, y su cuadrada mandíbula mostraba un incesante tic. Le dio a Louis una rápida y helada mirada antes de mover la unidad hacia la calle.  
—Me resulta más difícil de lo que pensé trabajar sin una placa —dijo Harry, ahora con la vista en el camino—. Estar en uniforme y como un detective que se presenta, demuestra que eres una figura de autoridad, y por lo general las personas no tienden a esconder nada al hablar contigo. Presionas un poco señalando que podrían pasar algún tiempo en el calabozo por obstruir una investigación si no tienes resultados. Antes de entrar en una situación como la de ahora, tengo que recordarme que no tengo el poder de la fuerza de policía de Chicago respaldándome. 
—Harry, es tu segundo día con Quinn. —Louis se moría por besar al hombre y alejar esas marcas de tensión de su boca—. Date un respiro. 
—No. No puedo hacer eso. Si no hubieras estado aquí, no hubiéramos conseguido esta valiosa información de Declan. Tengo que ver mis debilidades y adaptarme rápidamente, o no seré capaz de producir resultados ni merezco el dinero que Quinn me está pagando. —Deteniéndose para esperar que las puertas se abrieran, Harry dirigió sus ojos a Louis y le sostuvo su mirada—. Ni los elogios que me diste en esa habitación. 
—No estoy preocupado... Hey. 
Louis pronto se preocupó de que Harry no se había abrochado su cinturón y su cuerpo se inclinó sobre el volante, su cara casi se estrelló contra el parabrisas.  
—¿Que sucede? —preguntó Louis, inclinándose y también mirando.  
—Ese carro que acaba de pasar más adelante. El compacto de color champán. —Avanzó lentamente acercando el carro a la puerta con cada milímetro que se abría, Harry sostuvo el volante cuando había suficiente espacio y cruzó rápidamente—. Creo que lo vi pasar cuando nos dejaron entrar. 
—¿Crees que alguien nos está siguiendo? 
Harry seguía al carro que se desvió a la izquierda, hacia una calle vecinal vacía. —Mierda. —Giró hacia otra calle vacía—. Si así fue, ya se han ido. 
—Harry. —La voz de Louis se redujo a un murmullo. Se sentía como si quisiera presionarse contra una pared y desaparecer en el patrón del papel tapiz—. ¿Por qué nos seguirían? 
Una mirada a Harry y Louis se dio cuenta que tendría que llegar a algo que no fuera “sombrío” para describir las muchas variaciones en un aspecto básico de su compañero.  
—No lo sé —dijo Harry—. Mantén tus ojos abiertos para ese carro, por si acaso trata de seguirnos. —Jaló la manga y miró su reloj, y luego a Louis—. Iba a esperar hasta mañana por la mañana, pero ahora quiero hablar con la mayor cantidad que nos sea posible de los chicos que estaban con Declan en esa fiesta.  
—Está bien para mí. 
—No desperdiciemos la luz del día. —Harry regresó con determinación al juego que probablemente le había hecho ser un gran detective de homicidios—. Marca la primera dirección en el GPS3. 
Con un nudo en el estómago, Louis ingresó la dirección que les llevaría a su primera ubicación.
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:33 pm

Capítulo 4 
   
Con media docena de entrevistas a varios niños ricos punk4, ahora en su haber, Harry había aprendido con eficacia cómo mantener la calma, sin una placa que lo respaldara.  
«Capacitación en el trabajo. Nada mejor en el mundo».  
Pierce Lyndsey, uno de los amigos de Declan que asistieron a la fiesta la noche que Daria desapareció, estaba sentado en su casa con la noche estrellada en su espalda. Él parecía más un hombre relajándose por la noche frente al fuego en un albergue de esquí que alguien que respondería preguntas serias acerca de la hermana desaparecida de su buen amigo. 
Tocando su pluma contra sus notas, Harry dijo: —De acuerdo con otras personas que asistieron a la fiesta, pasaste la mayor parte del tiempo de esa tarde y noche con Daria. ¿Esto es correcto? 
—¿Declan te dijo eso? —Los ojos de Pierce brillaron tan intensamente como su blanca sonrisa—. Definitivamente se dio cuenta. 
Ahora en control de la situación, Harry ni siquiera arqueó una ceja. —¿Estás en desacuerdo? 
—No —respondió Pierce con facilidad—. Simplemente digo que apuesto a que Declan podía decir exactamente cuántos minutos estuve con Daria y cada cosa que hicimos juntos. Lo que sea que Declan dijera —otra sonrisa perfectamente nivelada apareció—, puedes apostar que es correcto. 
Junto a Harry, Louis se movió hacia adelante en el sofá. — ¿Por qué dices esto? 
Pierce también se inclinó hacia adelante, y apoyó los codos igual que los tenía Louis. —Declan no cree que alguien sepa que le gustan los chicos. —El hombre se limpió el borde de su labio, como si no pudiera dejar de sonreír—. Aunque, yo pude verlo. Gran momento. 
Harry jodidamente quería poner los ojos en blanco pero se resistió. —¿Porque eres ilustrado y profundo? 
—No exactamente. —Moviendo su bebida Pierce metió la mano en el bolsillo y sacó un paquete de cigarrillos. Mientras sacaba uno agregó—: Lo sé porque puedes ver que Declan está totalmente enamorado. El chico me quiere. 
—¿Te molesta eso? —Harry no ocultó un toque de sorpresa—. Quizás estabas tan enfurecido como para castigar a Declan lastimando a su hermana. Es claro que Declan ama mucho a Daria. Matarla sería una buena manera de hacerlo sufrir. 
—Infiernos, no —respondió, Pierce dejó escapar una bocanada de humo, en la dirección de Harry y Louis—. Declan es un pequeño hombre enamorado que no me molesta. Es lindo. Me hace reír. No se lo he dicho a nadie. No serviría de nada. 
—Pero te gusta su hermana —presionó Harry.  
—Me gustan ambos. —Pierce tocó el cigarrillo en un vaso que estaba en una mesita a su derecha—. Sólo que de diferente manera. 
—¿Declan lo sabe? —preguntó Louis.  
—Él es inofensivo. —Algo de su superior posición brotó de Pierce en su relajada posición—. No hay ninguna razón para aplastarlo. 
  —Entonces no se lo has dicho —dijo Harry—. Sin embargo, abordaste a su hermana delante de él. 
El punk dio una calada a su cigarrillo, como si se creyera un rubio Don Draper5. —Nunca le dije a Declan que algo podría pasar entre él y yo.  
—Apuesto a que nunca le dijiste que no podía pasar nada —Louis comentó en un tono que de inmediato llamó la atención de Harry—. Imagino que pensaste en enviar el mensaje para abordar a Daria en su propia fiesta. —Su pluma hizo clic a un ritmo furioso bajo su pulgar—. ¿Verdad? 
—Me gustaba Daria. Ella era una chica cool. Si veía una oportunidad para pasar el rato con ella, la tomaba. 
—¿Alguna vez pensaste que mostrar interés por Daria en frente de Declan podría enojarlo? —Harry le preguntó. Hizo caso omiso a la aguda mirada que Louis le envió. Tenía un trabajo que hacer—. ¿Incluso pensaste que culparía a Daria y dirigiría su ira hacia ella si te correspondía? 
—¿Declan? —Pierce se carcajeó tan fuerte que escupió su bebida, Harry sospechaba que era vodka, en la mesa de café—. Lo siento. —Se limpió la boca, pero dejó la saliva que salpicaba la superficie de vidrio entre los dos sofás—. Declan es un peso ligero. Él piensa que es duro, pero no lo es para nada. Su padre aún lo hace llorar cuando muestra su repugnante encanto. Yo lo he visto. Declan no podría matar a nadie. Él es pura charla. 
Louis se movió entrecerrando los ojos hacia Pierce. —¿Y tú, Pierce? ¿Podrías matar a alguien? Sobre todo porque parece que crees que Daria ya está muerta. Mientras que la policía y los medios siguen preocupados, y nosotros aún estamos buscando a una persona desaparecida. 
—¿Después de más de una semana? —Pierce volvió a su cigarrillo—. Esa chica está muerta, y todos lo sabemos. 
—¿Ahora ella es esa chica? —La voz de Louis aumentó en tono y volumen—. Hace un minuto ella era Daria, una chica cool que querías y con quien pasabas el tiempo cada vez que podías. 
—Ella me gustaba —dijo Pierce—, pero se ha ido. Es hora de seguir adelante. 
—¿Hacia Declan? —preguntó Louis.  
—No me importa salir con Declan. —Otra de esas sonrisas que no alcanzaban los ojos de Pierce—. Eso no significa que vayamos a joder. 
Harry tenía la urgencia de golpear la cara del chico pero la mantuvo bajo control, pero Cristo, quería hacerlo. —¿Alguna vez vas a decirle eso a Declan? 
Pierce miró a Louis un momento y luego se deslizó a Harry. —Sospecho que aquí tu compañero lo hará. Puedo ver el gen de hacer el bien en sus ojos. 
El deseo de golpear a este imbécil cambió ahora a darle un puñetazo en la boca. Harry recordó el consejo de Louis, y respiró. —¿Crees que la verdad le importa a Declan? —le preguntó.  
Pierce le dio una última fumada a su cigarrillo y tiró la colilla en el vaso que había estado usando como cenicero. —Ya veremos. 
Harry tachó el signo de interrogación que había escrito junto al nombre de Declan. —Volviendo a Daria. Pasaste un tiempo con ella ese día. También dices que cualquier cosa que Declan nos dijera es correcto, y que lo corroboras. ¿Cierto?  
—Absolutamente. 
  —¿Hablaron sobre alguna cosa que llamara tu atención? —Harry le preguntó—. ¿Parecía distraída? ¿Quizás temerosa? 
—En su mayor parte, jugamos un partido uno contra el otro en las laptop. —Pierce estiró su brazo sobre el respaldo del sofá de cuero—. Le pregunté si quería conectar más tarde, pero ella dijo que estaba ocupada. Le pregunté qué haría y le dije que la acompañaría, pero ella dijo que no era algo que me interesara y que tenía una docena de otras chicas que saltarían ante la oportunidad de estar conmigo y que fuera a molestar a una de ellas. Después de presionar el asunto, lo que probablemente algunas personas oyeron. Ella finalmente se enojó, tomó su laptop y salió. No me importaba lo suficiente para seguirla. No era la primera vez que me rechazaba. —Él se rascó la barba artísticamente arreglada—. Imagino que será la última. 
—¿Definitivamente ella se llevó su laptop? —Harry le preguntó mientras circulaba la palabra laptop en sus notas.  
—Sí. 
—¿Y a qué hora fue eso? —Harry preguntó.  
—No era tarde. La fiesta comenzó por la tarde y era entrada la noche antes de que todos vagáramos a la casa de otra persona. —Cerrando los ojos por un momento, Pierce frunció el ceño. Cuando miró a Harry de nuevo, dijo—: ¿Quizás eran las nueve? Definitivamente no más de unos minutos más o menos que eso. 
Harry agregó la nota del tiempo. —Está bien. Gracias por tu tiempo. —Se puso de pie, sacando una de las tarjetas de visita que Quinn había hecho para él—. Si piensas en otra cosa, llámanos. 
Pierce le dio a la tarjeta un vistazo rápido antes de lanzarla sobre la mesa de café. A la derecha de su saliva. —Voy a ponerla en mi colección. Tengan una buena noche.  
El hombre se despidió sin siquiera molestarse en ponerse de pie. Su teléfono celular sonó, y él lo contestó, como si Harry y Louis hubieran dejado de existir. Ellos salieron. Louis se quedó en silencio, más callado de lo que Harry lo hubiera visto. Harry sólo podía conjeturar que los comentarios de Pierce sobre su relación con Declan habían trastornado a Louis. El calor quemó el pecho de Harry tan pronto como tuvo ese pensamiento, y los celos por un maldito niño mimado de veinte jodidos años lo carcomía como ácido. 
«Un niño que tiene el interés de Louis».  
«Cierra la boca».  
La cuarta ley de Harry establece: nunca compitas por el interés de un hombre. 
Por lo tanto, si Louis tenía el interés de Declan —y a Louis le agradaba Declan—, entonces Harry tenía otra razón para mantenerse fuera del juego. Era una buena ley. Infiernos, todas sus leyes existían por una razón. Él sólo tenía que seguir recordando mantener la cabeza sobre los hombros y quedarse dentro de los pantalones de verdad cada vez que la necesidad de tocar, oler y vivir dentro de Louis le abrumara.  
«Como en estos momentos».  
Vio a Louis mirando por la ventana del lado del pasajero a la oscuridad y los puntos de las luces y Harry quería jalar al chico a su regazo.  
«Joder».  
Mientras Harry movía  el auto en el tráfico, dijo: —¿Estás listo para terminar la noche? —No pudiendo suavizar completamente la rudeza de su voz, Harry esperaba que de alguna manera Louis pudiera sentir su intento de suavizarlo—: Después de más de catorce horas, estoy cansado de tratar con estas personas, por este día. 
Mordiendo la cutícula del dedo medio, Louis asintió. Su mirada seguía fija en el exterior. Totalmente inseguro de sí mismo, una jodida rareza para Harry, agarró el volante y volvió su atención al camino hacia su hotel.  
«Tanto para nada».  
Louis no dijo nada durante casi cinco minutos. Luego murmuró: —Qué idiota. 
Harry sospechaba que una vez más, Louis no tenía la intención de murmurar el comentario en voz baja.  
—¿Te refieres a ese Príncipe Encantador, verdad? — Harry decidió de todos modos responderle a Louis, como lo había hecho el día en que se reunieron—. ¿Verdad? 
Girándose en su asiento, Louis de repente dejó de verse retraído. —Ese tipo está jodiendo totalmente a Declan. Pierce sabe que Declan está enamorado, y cuelga pequeños bocados frente a Declan por su propia diversión, mientras que él realmente está caliente por Daria. Y Dios sabe por cuántas otras chicas también. Pero sin duda no quiere a Declan. Él ni siquiera habla de él como si fuera un verdadero amigo. Es como si Pierce disfrutara ser el maestro, y Declan el estudiante ansioso que jugará hasta que sus dedos sangren con la esperanza de conseguir una palabra amable o una sonrisa de Pierce. 
La fuerza vital de Louis llenaba el carro con energía cinética. 
—Ahora te agrada Declan. —El corazón de Harry se hundió cuando dijo eso. «Jodidamente ridículo tener celos de un niño». Aclarándose la garganta ante el rancio sabor, Harry agregó—: Esa charla con él lo cambió hoy. 
—Tú no le agradas. —La voz de Louis se redujo a un murmullo. 
Echando un vistazo a Louis, Harry vio el interés de Louis en su respuesta. Había captado con claridad la impaciencia de Harry  con el niño rico. «Maldición». Harry suspiró. —Creo que Declan ha tenido todas las oportunidades para una educación de primera clase y el mejor comienzo en la vida, sin embargo, opta por no seguir las normas. Que se joda su padre. Que se joda su madre. Él tiene la edad suficiente para entender que puede ser su propio hombre, si quiere. Sin embargo, apuesto a que apenas pasa raspando los grados, y en ningún momento se le ha ocurrido que puede conseguir un trabajo para ver qué se siente el ganar algo de dinero por su cuenta. —Harry bajó la velocidad, se moderó detrás de otro carro para entrar en el carril de giro para el hotel—. Su inteligencia natural se desperdicia, y eso me enfurece. 
—Tú no tenías dinero cuando estabas creciendo. —La voz de Louis se suavizó, como temeroso de acercarse a un animal casi domesticado—. ¿Es eso cierto? 
—No tenía mucho —admitió Harry. «Cristo. Por qué no entrar en un poco de tu historia personal, aquí y ahora». Se aclaró la garganta otra vez mientras entraba a un lugar de estacionamiento en el hotel  y apagó el motor—. Mi padre trabajaba en una fábrica GM, y mi mamá se quedaba en casa. No había mucho dinero para la escuela de cinco hijos, y yo no era bastante bueno en el hockey ni tenía un promedio lo suficientemente alto para conseguir una beca. No estoy amargado por eso, pero me irrita al extremo ver lo poco que Declan está haciendo con su vida, cuando hay miles de niños en este país que darían todo por tener la oportunidad de asistir a una buena escuela secundaria y universidad. —Sintiendo que se había colocado bajo un microscopio, Harry terminó su discurso, salió del carro y cerró la puerta con rapidez para alejarse de la mirada de Louis. Sin ver a Louis, Harry sabía que la mirada del chico estaba clavada en él. Harry podía sentir el vello de la parte posterior de su cuello erizarse en respuesta.  
«Mi jodido pene también».  
Louis no dejó el asunto cuando llegó junto a Harry al corto camino de la entrada del hotel, caminando hombro con hombro. 
—Nosotros no teníamos mucho dinero cuando estaba creciendo —compartió Louis, con las manos en los bolsillos—. Nunca fui a la universidad. 
—No hay vergüenza en que ninguno de los dos hayamos ido. —Un viento que cortaba el hueso golpeó el estacionamiento, y Harry jaló su abrigo de lana a su cuerpo—. Aunque, te agrada Declan. —Se obligó a ver el atractivo perfil angular de Louis y luego se quedó atrapado allí cuando Louis se giró para mirarlo a los ojos—. Lo puedo ver en tus ojos —dijo Harry, su voz ronca.  
Louis se encogió de hombros. —Veo pepitas de una buena persona en él. Y no me importa lo mucho que actúe como una mierda. Tiene que doler como el infierno que alguien juegue contigo como lo hace Pierce, pero por alguna razón tú quieres pasar todo por alto y tomar lo que puedas conseguir. 
—Estás haciendo una suposición. 
—No creo hacerlo. Había algo en los ojos de Declan cuando mencionó el nombre de Pierce. Él tiene fuertes sentimientos por el chico, y Pierce ama eso. 
Llegando a las puertas dobles del hotel, Harry abrió una para Louis. —Quizás Declan no cree que merece algo mejor. 
Después de murmurar su agradecimiento y entrar, Louis esperó que Harry llegara a su lado. Mientras caminaba a su lado, Louis dijo: —Todo el mundo merece algo mejor que Pierce. 
—Amén a eso. 
El teléfono de Louis mató el resto de los pensamientos de Harry. Después de sacarlo de su bolsillo interior, Louis vio la pantalla, luego se acercó a Harry. —Sus oídos deben de haber estado ardiendo. Es Declan. 
«Por supuesto que es él».  
—¿Qué hay de nuevo, Declan? —dijo Louis tan pronto como puso el teléfono en su oreja—. ¿Te acordaste de algo? 
Louis tenía el volumen demasiado bajo para que Harry pudiera escuchar la respuesta de Declan. Cuando Harry presionó el botón del elevador, oyó a Louis decir: —Tenemos la intención de ir hasta allá mañana, pero qué buena información. Gracias. Espera un segundo. —Louis luego cubrió su celular y le dijo a Harry—: Dice Declan que a Daria siempre le gustaba ir a la cabaña de los Sarna para relajarse o pensar. Se pregunta si tal vez dejó constancia de lo que estaba trabajando allí. Él dice que sus padres no dejaron las llaves en el expediente, pero puede venir por la mañana a traernos la suya. 
—Genial. —Harry se forzó a aparentar una sonrisa—. Eso será útil, agradécele por mí. 
Viendo las luces mientras le llegaba el olor a madreselva, Louis se puso el teléfono a la oreja. —Harry dice gracias. Acabamos de terminar nuestro día. Pediremos algo de servicio a la habitación y dormir un poco. —Hizo una pausa por el tiempo que tomó al elevador abrir y que entraran—. Sí. Claro tengo unos minutos. ¿Qué sucede? 
Louis entró de cabeza a su charla con Declan. La facilidad de la conversación que Harry pudo oír de Louis dejó a Harry  preguntándose si Declan había transferido sus afectos de Pierce a Louis. Y si Louis correspondía esos sentimientos en ciernes.  
Harry presionó el botón del tercer piso, pero no hizo nada para liberar las burbujas que comenzaban a hervir en su interior. Louis se rio, una risa jodidamente dulce e inocente, y 
Harry agradeció a Dios que el chico estaba muy ocupado hablando para escuchar el rugido depredador que Harry no pudo reprimir.   
Saliendo de su cuarto de baño envuelto en una toalla, Harry se frotó el vientre, que se quejó en protesta de sólo comer una hamburguesa y papas fritas. Por desgracia para su estómago,  Harry había encontrado imposible sentarse en la pequeña mesa del hotel del cuarto de Louis y concentrarse en comer. Su estúpido estómago podría formar un carnaval dentro de él para consumir más comida. «Styles, sin lugar a dudas, eres completa y totalmente ridículo». Los hombres de treinta y seis años de edad, con casi dos décadas de enfrentar a algunos de las peores más intimidantes e implacables criminales no se ponen nerviosos frente a un hermoso y dulce chico de veintiocho años con tendencia a murmurar sus pensamientos privados. 
«Aparentemente, tú lo haces ahora».  
Con otra maldición que siguió a muchas más, salió de la ducha. Harry pasó los dedos por el cabello recién lavado y cojeando cruzó la habitación del hotel hacia su bolsa. Mientras abría la cremallera, intentó ignorar los murmullos de Louis, que le llegaban a Harry a través de la puerta parcialmente cerrada de la habitación contigua. Harry no sabía qué infiernos le había poseído para solicitar habitaciones conectadas cuando hizo la reservación la noche anterior. En ese momento, se había dicho a sí mismo que de esa forma sería más fácil poder discutir el caso. Ahora Harry sólo podía aferrarse a la comodidad que por lo menos Louis no estaba hablando más con Declan. Para Harry el alivio de que la conversación no duró mucho más que el tiempo que estuvieron en el elevador y llegaron hasta sus habitaciones, era demasiado. 
«A menos que el chico volviera a llamar cuando estuvo en la ducha».  
Mierda. Harry comenzó a cuestionar si debería tener una charla con Louis sobre acercarse demasiado a un miembro de la familia y posible sospechoso de un caso en curso. Luego oyó claramente a Louis decir: —¿Seguro que estás bien, Wes? —Una breve pausa, y después, Louis tomó su parte de la conversación de nuevo—. Está bien. No te preocupes por eso. Sí, te juro que es cool conmigo. Infiernos, incluso es divertido. No estaré allí, pero pregunta por Dennis. Voy a llamarlo, y él te dejará entrar, nos vemos. Adiós. 
«Espera». A la mitad de la conversación de Louis automáticamente Harry se acercó a la puerta de comunicación. «¿Wes?» ¿ Se refería al Wes al que Harry había ayudado a salir de una relación abusiva hace un año? Además, “¿nos veremos pronto?” ¿Qué infiernos significaba eso?  
Harry deslizó la mano por la puerta de conexión. Cuando abrió la puerta,  preguntó: —¿Era el Wes de Ver…? —Entonces Harry levantó la vista. «¡Oh, jodida mierda!» La saliva huyó de la boca de Harry al ver al frente, y no pudo hacer salir la segunda mitad de la palabra Vermont de sus labios. 
Louis estaba al pie de su cama, con unos boxers negros en su mano izquierda, gloriosamente desnudo. «Buen Cristo». Louis tenía un torso largo, piernas largas, brazos y pecho elegantemente musculosos, la piel bronceada se desvanecía por los meses de invierno, y un jodidamente largo pene rodeado de piel suave. «Jesús». Harry no creía haber visto alguna vez un ejemplar masculino más hermoso, y definitivamente nunca había visto a un hombre afeitado o depilado por todas partes. Al menos, no en persona. En los pocos segundos que su cerebro funcionó le ordenó ver hacia otro lado, Harry se tomó el tiempo para llenarse del cuerpo ante él. El de Louis. Del hombre por el que Harry había pasado muchas noches luchando contra las fantasías que se iniciaron desde que oyó la suave y sexy voz de Louis y vio su hermoso rostro, y terminaba despertando de un sueño pegajoso mojado. 
Tragando saliva, Harry levantó su mirada hacia Louis, incapaz de mantenerse alejado de esos cálidos ojos castaños. Louis lo miraba con un manifiesto horror, Harry no podía confundir las pupilas dilatadas y la mandíbula floja.  
De repente, Louis musitó: —Lo siento. —Y se apartó... sólo para darle una visión a Harry en primera fila de su atrevido pequeño culo. Mientras Louis se ponía su ropa interior, Harry podía verse a sí mismo dando los cinco pasos necesarios para entrar en el dormitorio, doblar a Louis sobre una de las sillas, y por fin comer su agujero y tocar ese culo completamente. Louis literalmente gritaba por ser jodido. Harry realmente dio un paso adelante, invadiendo el espacio de Louis, antes de ver su reflejo en el espejo, lleno de hambre agresiva. Viéndose furioso. «Mierda». Regresó a su cuarto y se puso unos pantalones de algodón.  
Con su respiración salvajemente fuera de control, Harry en silencio se controló para evitar regresar a la habitación de Louis y tomar la boca del hombre en un beso que le robara el alma. 
«Louis no se ajusta a tus leyes. Además de eso, él es demasiado inexperto y joven para entrar en tu vida. Dos cosas nuevas que deberías considerar seriamente agregar a tus leyes».  
En el otro lado de la pared de la habitación compartida del hotel, la cama de Louis crujía; Harry asumió que se había subido a ella. La puerta seguía abierta de par en par, pero Harry no se atrevió a arriesgarse a acercarse de nuevo esta noche. 
Con un suave golpe contra la pared, Louis habló, su suave voz le llegó a Harry desde la otra habitación. —¿Me ibas a preguntar algo sobre Wes? Te oí mencionar su nombre cuando llegaste a la puerta. 
«Bueno, está bien. Así que ambos iban a pretender que lo que acaba de suceder no sucedió».  
Exhalando de alivio, Harry lanzó la toalla al cuarto de baño, rápidamente terminó de ponerse los pantalones, y se metió en la cama.  
—Te oí decir su nombre —admitió Harry mientras tomaba las notas del caso que había esparcido por el edredón—. ¿Es Wes de Vermont? No sabía que mantenías contacto con él. 
—Sí, era Wes Turner. Adam y Rhone lo contrataron como recepcionista y, no sé, sólo empezamos a ser amigos de teléfono y correo electrónico. Creo que le gustaba tener a alguien en quien confiar, al que no tuviera que ver a la cara todos los días, juzgando sus intenciones y opciones en un mal momento. Supongo que siento lo mismo. Acerca de que te juzguen. — Harry podía imaginar a Louis sobre las almohadas, mientras añadía—: No es que yo haya pasado por algo tan difícil como él. 
—Admito que no seguí en contacto con Wes. —Harry se apoyó contra el respaldo. En su mente, el muro que existía entre él y Louis no existía, y sus espaldas desnudas se tocaban mientras charlaban casualmente—. ¿Cómo está? 
—Está bien. Bueno, incluso ahora dijo que se mudará a Chicago. El estará en el Hotel Astor's Olympus, llega mañana. — Hubo un largo silencio, en donde Harry se preguntó si Louis había compartido todo lo que sabía. Luego Louis murmuró—: No lo entiendo. Es totalmente repentino. —Con esas últimas frases, por primera vez, Louis habló tan bajo que Harry casi no podía oírle. 
—Estás preocupado por él. —A Harry le dolía el pecho por el suave tono de Louis—. Puedo irlo en tu voz. 
—Él dice que está listo para un cambio. 
—No le crees. 
Una risa hueca viajó a través de la pared. —Creo que voy a tener tiempo de sobra para verlo por mí mismo —dijo Louis—. Él va a vivir conmigo. 
—¿Oh? —Harry apenas logró conjugar decirlo, en lugar de dejar caer un bajo gruñido, y el golpe que afectó su estómago. Se odiaba por la respuesta involuntaria. Esto no tenía nada que ver con Wes, o la química que Harry recordaba que Louis tenía con el joven y sensible hombre. Tenía todo que ver con él mismo, y maldición, Harry lo sabía.  
Él ya había tenido que conciliar la posibilidad de que Louis y Wes compartieran apartamento hace un año, cuando Quinn le había dado a Wes la opción de venir a la empresa para capacitar a su equipo. Esto se había venido abajo justo después de que Ryan botó a Harry, y Nicole encontró a un hombre del que rápidamente se enamoró y se casó —presionando a Harry a un estado de ánimo para poseer a otra persona con el fin de probarse que Ryan no significaba una maldita cosa para él. Y Louis había estado ahí, justo frente a Harry, completamente inocente de que Harry deseaba furiosamente poseer su joven cuerpo y alma cada segundo que había pasado en la otra empresa de Vermont. Después de que Louis pasara una buena parte del tiempo organizando la boda de Adam y Rhone, de una forma manteniendo la distancia entre ellos, Harry se había convertido desde entonces en algo así como un ermitaño en ese viaje. Al final, Harry se había dicho que no importaba, comenzó a respirar más fácilmente cuando Wes había declarado sus intenciones de seguir con su trabajo en Vermont. 
—¿Harry? —Louis llamó en voz baja.  
Luchando contra el temblor de escuchar a Louis decir su nombre, Harry cerró los ojos y puso su mano sobre su corazón que latía con fuerza. —¿Qué sucede, Louis? —Cristo, su lengua hormigueaba por decirle bebé al hombre. 
—No crees que esto tenga algo que ver con Jared, ¿verdad? —Louis mencionó al abusador de Wes—. ¿Podría amenazar a Wes desde la prisión? 
Harry giró la cabeza y miró hacia la puerta de conexión, como si eso lo llevara más cerca de Louis.  
—¿Crees que Wes confiaría en ti si eso es cierto? —le preguntó.  
—Eso creo. Lo hizo cuando sucedió al principio. No lo sé. —El suspiro de frustración de Louis se formó en ambas habitaciones—. Probablemente no es nada y Wes está listo para un cambio, como  dijo. 
Pellizcándose el  puente de la nariz, Harry se metía hasta las rodillas en los asuntos personales de Louis. —¿Quieres que compruebe a Jared por ti? ¿Asegurarme de que no le esté dando problemas? 
—No tienes que hacerlo —dijo Louis rápidamente—. Sé cómo hacer eso. 
—No pregunté si puedes hacerlo. —Esta vez Harry no podría ocultar el gruñido unido a sus palabras ni por todo el dinero del mundo—. Te pregunté si querías que lo comprobara por ti. 
—Me gustaría que lo hicieras. —La aceptación salió de la boca de Louis y fue directamente al corazón de Harry—. Sé que eres bueno en hacer que la gente como los guardias y el alcalde confíen en ti. Tienes un don con ese tipo de cosas. —Louis hizo una pausa, y Harry contuvo el aliento, desesperado por algo de esa persona que pudiera robar para más adelante. Finalmente, después de lo que le pareció una eternidad, Louis dijo—: Gracias por ofrecerlo. 
—Estoy encantado de ayudar, Louis. —«Cristo todo poderoso, ponme en la tumba en estos momentos». Harry no podía sentirse más como un hombre que en este momento—. Todo lo que tienes que hacer es pedir. 
—Eres un buen hombre, Harry. —La voz de Louis al decir el nombre de Harry causó que el cuerpo de Harry despertara y tensara sus pantalones—. Siempre he pensado que lo eras. 
Algo se robó la sangre en el cuerpo de Harry, algo que Harry declaró a un poder superior no sentir, agrupándola en su pene y empujando el duro miembro contra sus pantalones.  
Tratando de hacer caso omiso a su malditamente duro pene, Harry forzó una risa a salir para cubrir el gemido. — Ahora sólo me estás halagando para que podamos dormir hasta tarde mañana. 
La risa de Louis estaba llena de una maravillosa calidez que bailó a través de la puerta abierta y entró de puntitas a través del torso desnudo de Harry, haciéndole temblar. 
—Sí, estoy tratando de alagarte. —La sonrisa de Louis era evidente en su tono. Harry conocía a este hombre lo suficientemente bien como para leer su alegría sin verle la cara—. Eras el mejor policía y detective que Chicago ha tenido y no hay forma de que no aprecie tu brillantez. —Un rechinido le indicó que Louis se movió en la cama—. ¿Con eso conseguiré unos minutos adicionales? 
Harry sonrió en respuesta a la sonrisa que él imaginaba que Louis tenía. —Con eso ni siquiera consigues presionar el botón de pausa. Tienes que hacerlo mejor que eso. —Harry se hundió en las almohadas y se frotó la mano sobre su abdomen, dejándola en su bajo vientre. ¿Vuelves a intentarlo? 
—Creo que eres astuto e inteligente. Y creo que eres fuerte, Harry —dijo Louis, casi en un murmullo—. También eres uno de los hombres más valientes que conozco. —Un indicio de algo lleno de humo mezclaba esas palabras al final.  
La confesión de Louis chupó el aire del cuerpo de Harry y causó una dulce presión alrededor de su corazón. La voz del hombre era segura y tímida al mismo tiempo, invadiendo el torrente sanguíneo de Harry y elevando su eje, empujando su ya doloroso miembro a un lugar de pura necesidad básica. 
«Cristo, voy a ir directo al infierno».  
Harry metió la mano en la parte delantera de sus pantalones y comenzó a acariciar su rígido pene. Maldición. Apretó los dientes contra la oleada de placer ante el firme contacto. «Pero no es correcto. No es él». Cambiando la mano, Harry frotó su pene de nuevo, y la extrañeza de utilizar la mano izquierda en lugar de la derecha le hizo tomar un jadeante aire. Cerró los ojos, y la ilusión del tacto de Louis se apoderó, por lo que su pene se engrosó aún más. 
Con la mano alrededor de su pene, Harry se metió más en su necesidad. —Sigue hablando, Louis. —En este punto, el hombre podía recitar la lista de la compra, y Harry haría estallar su carga con menos de una docena  de jalones—. Dime a quién desobedeciste para lograr que te asignaran el ingrato trabajo de ser mi ayudante en este caso. 
—Este empleo no es un castigo, Harry. —La voz de Louis llegó a la habitación de Harry. Hizo una pausa durante algunos segundos que le parecieron una eternidad antes de agregar en voz baja—: Es  un honor. 
Todo el cuerpo de Harry se estremeció. —Jesús. —dijo entre jadeos, una respuesta física ahogaba su capacidad de hablar.  
—¿Qué? —preguntó Louis.  
—Nada. —«Golpéame y envíame al infierno ahora, Dios». A la espera de la condena, Harry empujó sus pantalones hasta las caderas, liberando su duro pene para manejarlo más duro. Ya tenía la boca seca, Harry escupió en su mano y se tragó un gemido mientras se frotaba su doloroso eje y sensibles bolas. —Sigue hablándome. —La voz de este hombre estaba funcionando en el sistema de Harry como la más poderosa droga para inducir la excitación—. Por favor. 
—Kasey y Canin pensaban que necesitabas a alguien que ya conocieras, para que pudieras sentirte en confianza de inmediato. Esa es una de las razones por la que me lo pidieron. 
Cada palabra que Louis decía se hundía en la carne de Harry e iba directo a su sistema, enviando errantes líneas de placer por todo su cuerpo. Harry movía su culo sobre las sábanas limpias, incapaz de quedarse quieto. Escuchando hablar a Louis, Harry se estimuló para ungir a su mano con más saliva y comenzar a moverla arriba y abajo de la longitud de su pene con más firmeza.  
—Al principio estaba nervioso por decir sí a trabajar contigo —Louis continuo—, por muchas razones. Todavía estoy nervioso. Pero ya estoy a gusto cerca de ti. —La voz de Louis se deslizaba a más profundidad haciendo que sintiera como si cada frase dicha vertiera melaza caliente por todas las partes del cuerpo desnudo y dispuesto de Harry—. Estoy contento de haber dicho que sí. 
El pecho de Harry se tensó con la misma rigidez de su duro pene. —No me temas. —La preocupación mezclada con el deseo de Harry, hizo que las palabras salieran como un gruñido—. Yo principalmente solo ladro. 
—Es como te proteges —respondió Louis—. Entiendo eso. —Una pausa se estableció en el gran muro que los separaba—. No puedo presionarte o juzgarte por eso. Soy de la misma manera. —El tono de Louis se redujo al final a algo que sonaba como una confesión. 
Este hombre voluntariamente estaba compartiendo partes de sí mismo que se cerraban alrededor del pene y el corazón de Harry. La introvertida personalidad de Louis, pero de alguna manera vivaz, combinada con el miedo y el placer de Harry, se empujaban con fuerza constante contra los muros dentro de él, los que Louis había revelado que vio y entendió. La adrenalina inundó a Harry con advertencias de encerrarse bajo la manta de brusquedad y autoridad que llevaba como una segunda piel. Pero esta vez, dado que estaba tan jodidamente duro, la adrenalina inundó sus centro de placer y empujó sus caderas hacia arriba, donde Harry mantenía su pene en su puño. Fantaseaba con tomar el apretado y dispuesto culo de Louis. 
«Te sientes tan jodidamente bien, bebé».  
Mientras Harry se rodaba sobre su abdomen y empezaba a empujarse contra una almohada, imaginando que tenía a Louis  extendido debajo de él, jodiéndolo con fuerza, la voz de Louis rompió a través del aire cargado de sexo, diciendo el nombre de Harry con una respiración suave y Harry quería sentirlo murmurando contra sus labios. 
«Oh Cristo». Harry temblaba mientras que su nombre dicho por Louis se hundía en él y llevaba su libido fuera de control. —¿Qué sucede, Louis? —No pudiendo detenerse, Harry bombeó sus caderas y empujó su pene contra la almohada —el culo de Louis—, pero también temía que su voz sonara ronca y causara que se alejara. 
—Yo-yo te respaldaré. Yo puedo protegerte, si, si... —Una suave maldición y a continuación el dulce tartamudeo de Louis— . Si me lo permites. 
Eso hizo que Harry se detuviera. Con un nudo en la garganta por la emoción que brotaba sin control. —Después de hoy, Louis. —La vulnerabilidad de Harry que había convertido en profesional se vino abajo y pretendió que no estaba estallando fuera de él, sin censura—. No quiero a nadie respaldándome más que a ti. 
—¿Compañeros? 
«Jesucristo, maldición». Harry no tenía que ver la sonrisa emocionada en la cara de Louis. Podía sentirla moverse por todos los malditos poros de su cuerpo.  
—Compañeros, Louis. —«Joder». Harry cerró los ojos, como si hacer el cuarto oscuro pudiera disminuir su erección.  «Termínalo, hombre, ahora».  
Luchando contra las confesiones de deseo y atracción que quería que le llegaran, Harry le susurró a Louis rudamente: —Tú ganas, tienes una media hora extra de sueño. —Movía su mano de arriba a abajo por su pene, apretando los dientes a causa del placer, sin poder evitarlo, y añadió sin aliento—: Buenas noches.  
«Ahora vete. Por favor».  
—Nunca quise el tiempo extra para dormir —respondió Louis, rompiendo la oscuridad de Harry a la mitad—. Sólo quería seguir hablando contigo. 
La confesión de Louis tensó a Harry de arriba abajo, paralizado con una sublime alegría física que corría por todo su ser y tocaba todos los rincones de su cuerpo. Louis le susurró: — Buenas noches, Harry. —Y Harry lo hizo con esas tres pequeñas palabras. 
Un grito inhumano llenó el interior de Harry, algo destinado a hacer temblar las paredes, Harry podía sentirlo. El instinto de conservación hizo que Harry se mordiera el antebrazo para ahogar el grito, causando un agudo dolor en su brazo. Mientras Harry se estremecía y golpeaba sus caderas contra la almohada una última vez, cortó el músculo con los dientes, sacando sangre. Interiormente, gritó el nombre de Louis cuando la primera oleada de placer le pegó más duro que un bate de béisbol en el intestino. Sus bolas se elevaron con ridícula presión contra su cuerpo, y luego se estremeció,  bombeando su semen en la almohada. Con cada temblor posterior y chorro de semen derramado, el interior de Harry se calmó, hasta que con un empuje final de sus caderas, susurró el nombre de Louis, agotado, saciado y bien amado. 
«Tan bueno, bebé».  Harry estaba laxo, derritiéndose en la cama justo después de una increíble liberación. «Jodidamente asombroso».  
—¿Qué es lo que necesitas, Harry? —Louis preguntó en voz baja, rompiendo el silencio e invadiendo el mundo de Harry—. ¿Harry? 
Con el nombre de Harry llenando el aire otra vez, con esa voz que juraba que podía sentir viviendo dentro de él, Harry parpadeó y abrió los ojos y se encontró boca abajo en la cama, sus pantalones enredados alrededor de sus muslos, su culo desnudo en el bien iluminado cuarto, y semen pegado en su almohada. 
«Y Louis sólo a un cuarto de distancia». Harry giró la cabeza, mirando la pared y deteniendo un gemido. «Del otro lado de una puerta abierta».  
Harry se subió los pantalones y salió a toda prisa de la cama, sintiendo que el dolor se disparaba a través de su pierna. —¿Qué dices? —Cojeando, rodeó la habitación, pero se mantuvo alejado de la puerta de unión—. ¿Qué necesito? —Jesús, tenía que respirar o el corazón se le saldría de su pecho—. ¿De qué estás hablando?  
—Has dicho mi nombre —respondió Louis—. Sólo pregunto por qué. 
«Joder». Harry eligió unas cuantas bien escogidas palabras en silencio para sí mismo pero en el exterior se limitó a decir: —Nada. Estoy bien. —Se jaló el cabello, sin evitarlo hasta que le dolió. Merecía el dolor por su pérdida de control.  
—¿Harry? —Un inseguro borde teñía el tono de Louis—. ¿Estás bien? 
«Ni remotamente».  
Harry mostró sus dientes y gruñó como un animal enjaulado peleando en una esquina para esconderse y protegerse de la gente que se lo comía con los ojos, con la esperanza de asustarlos y distraerlos para que nadie lo viera muy de cerca y viera que ya no tenía garras.  
Una larga sombra rompió el ritmo de los paso de Harry, deteniéndose levantó la mirada, y Louis estaba en la puerta, envuelto en una manta, viéndose adormilado con sueño y comestible y toda la clase de tentación que Harry no podía soportar ver.  
La preocupación encendía los ojos chocolate de Louis, y Harry no podía pensar, no podía respirar por saber que ese hombre se preocupaba por él. No en este momento, no mientras el zumbido de la necesidad seguía avivando su sangre. Incapaz de soportar estar a un metro de él y no tocarlo, Harry tomó su ritmo una vez más.  
Louis jaló la manta más fuerte contra su pecho, y siguió viendo el viaje de Harry alrededor de la habitación. —No te oyes bien y podía oírte moverte alrededor del cuarto. —Su hermoso rostro palideció al ver a Harry moverse—. Estaba preocupado por ti. 
«No puedo tomar su bondad. No con semen con su nombre  manchando mi cama y mi pene ya presionando para la segunda ronda».  
—Harry, qué…  
—Ve a dormir —bufó Harry, terminando con un cruel comentario a Louis—. No quieres más tiempo en la mañana — señaló al tiempo que lo miraba por el rabillo del ojo—. No lo tendrás. Sera mejor que seas capaz de levantarte y estar listo a tiempo. 
Esa fea ruindad hizo que Harry se odiara aún más,  se dirigió al cuarto de baño y cerró la puerta con un clic deliberado. Encerrándose y esperando como el infierno que Louis lo escuchara. Él no podía tener al hombre siguiéndolo. Harry estaba determinado a mantener la distancia, mantener el control y su capacidad para trabajar, y la línea para desgarrar la manta de Louis y revelar cada centímetro del hermoso cuerpo del hombre era más delgada y más tensa, casi al punto del quiebre.  
Luego el sonido inundó a Harry como una bendición  y una bala en su alma, al mismo tiempo. Harry oyó el chasquido de la puerta al cerrarse, y sabía que Louis se había ido a su habitación.  
Enfermo del estómago, pero sabiendo que era lo mejor, Harry no salió corriendo a confesarlo todo. En su lugar, se limpió su antebrazo lo mejor que pudo, con agua y jabón, la piel se había roto cuando se mordió para silenciar su orgasmo, y finalmente caminó de regreso a la cama para estudiar sus notas del caso. 
Harry no se engañaba de que con Louis a una delgada pared y una puerta cerrada que los distanciarse iba a conseguir el sueño.
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Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:34 pm

Capítulo 5 
   
En la cabaña de los Sarna, terminando su búsqueda, Louis veía a Harry trabajar para mantener su frustración bajo control. Harry meticulosa, metódica y prácticamente en silencio, comprobaba todos los rincones de la cabaña por algo que llenara un pedazo de la vida y la historia de Daria. 
Louis también buscaba pistas y la laptop, pero no podía evitar mirar continuamente hacia Harry. Si Louis podía clasificar ayer como una muestra de lo “emocional” que Harry podía ser,  hoy el Harry “todo  negocios” había resurgido. Desde el momento en que Louis despertó, había encontrado a Harry vestido, el expediente abierto al lado de su plato de desayuno. Con su celular ya conectado a su oreja, Harry había dado instrucciones a un investigador de Seguridad Quinn, al que le explicaba que quería un informe completo de la anterior compañía de seguridad de los Sarna para mañana, así como las entrevistas preliminares con los profesores de Daria en el último año antes de dejar la universidad. 
Harry apenas le había dado dos palabras a Louis para informarle del horario para el día, y durante el viaje a la cabaña de los Sarna mantuvo toda la atención en el camino. Exactamente no fue grosero, le respondía a Louis en cualquier momento que hacía una pregunta, pero Louis no podía dejar de notar la dureza extra alrededor de la boca de Harry, o la pálida mirada en sus ojos que advertía a todos alrededor que mantuvieran cierta distancia. Harry parecía enojado —con Louis.  
«De cierta manera desde anoche cuando entré a su cuarto».  
Después del trozo de amabilidad, Louis había pensado que se había ganado a Harry ayer, e incluso logrado tener más cercanía durante un par de momentos en su conversación. El rechazo golpeó a Louis con tal fuerza que metafóricamente le quitó la sangre. Louis había hecho algo para enojar a Harry, él lo sabía. Podía sentir de nuevo el frío que irradiaba de aquel hombre. Sólo que no sabía qué era. Se sentía muy tonto, pero Louis había saboreado que Harry se hubiera abierto y hablado un poco acerca de su familia trabajadora, su infancia y educación. El instinto de Louis le decía que Harry no revelaba su pasado a mucha gente, posiblemente a nadie, por lo que torpemente había traducido en su cabeza que Harry lo consideraba un poco especial, alguien en quien podía confiar. 
Además de eso, la conversación que compartieron desde sus camas anoche, en la que Harry había sentido la preocupación de Louis por Wes y le dijo que lo ayudaría, había hecho aletear el estómago de Louis de la mejor manera. Louis se calmó por un momento, frotando la opresión en su pecho. Sentado en su lado del cuarto del hotel anoche Louis se llenó de orgullo de que Harry lo considerara lo suficientemente importante como para ofrecer su ayuda. Ahora Harry había vuelto a tratar a Louis como si fuera un extraño. Peor aún. Como un extraño que particularmente no le agradaba. 
Sintiendo una puñalada en su corazón ante el golpe emocional, dirigió su mirada de nuevo en dirección a Harry. 
Y se encontró que el hombre tenía la vista clavada en él.  
«Oh, Dios». El aliento de Louis se quedó atrapado ante la  implacable dura belleza de Harry, y se preguntó si alguien más estaría lo suficientemente cerca para ver la penetrante e intimidante mirada de Harry que sin duda no invitaba a la gente a quedarse. Harry utilizó ese factor de intimidación inherente en Louis en este momento, y Louis se encontró luchando contra el temblor en su interior y el instinto de agachar la cabeza por respeto hacia la voluntad superior de Harry. Sin embargo, Louis ni parpadeó, aun cuando todas las campanas gritaban en su cabeza advirtiéndole que se protegiera. Su ritmo cardíaco se aceleró, se le secó la boca y no pudo evitar tragar. Sin embargo, Louis se mantuvo firme bajo el escrutinio de Harry, quería doblar las rodillas y pedir perdón, sin tener ni idea de lo que había hecho mal. 
Entonces, algo se apoderó del corazón de Louis. Harry se estremeció. Y apartó la mirada primero.  
Louis se quedó inmóvil, atónito. Se sentía como si combustible para aviones bombeara a través de su sistema y tenía su piel zumbando ante la conciencia —solo que no sabía qué infiernos había pasado o por qué. La respuesta física de su cuerpo le decía que algo importante  había pasado una victoria, pero ahora Harry ni siquiera lo miraba, por lo que era vacía y hueca. 
Mientras Louis aún estaba impactado, Harry de repente cruzó la gran sala de la planta baja de la cabaña de los Sarna. Sin ver hacia atrás a Louis, Harry tomó las llaves de la cabaña de una mesa auxiliar en su camino a la puerta. 
—No hay nada aquí —bufó Harry—. El que tiene a Daria debe tener también su laptop. —Abrió la puerta y se dirigió hacia el exterior en donde el viento azotaba—. Vamos a ir a ver la casa de botes y luego nos iremos. 
Sintiéndose completamente cortado por el tono terminante de Harry, Louis siguió al hombre al porche. —Hey. — Agarró el brazo de Harry y lo jaló manteniéndose firme aunque su corazón se aceleró mucho. Probablemente Harry sabía una docena de maneras de matar a una persona sin dejar rastro, y el conocer el gran cuerpo del hombre y su aguda mente hizo que la garganta de Louis se cerrara—. ¿Qué sucede? —Apenas logró que las palabras salieran de su cerrada garganta—. Pensé que éramos compañeros. 
Harry se enderezó en toda su altura. Su mandíbula sobresalía al estar apretando los dientes, y su pecho parecía expandirse en la forma en que algunos animales hacían para verse más grande frente a un depredador. —Lo somos. —Sus labios apenas se movieron—. Estamos trabajando aquí. —Con un parpadeo, bajó la mirada a la mano de Louis envuelta alrededor de su muñeca. Cuando Harry levantó su mirada con un nuevo parpadeo, a Louis le recordó piedras de jade cubiertas de hielo—. Juntos.  
Louis retiró su mano, sintiendo el cuchillo del reproche recorriendo todo el camino a través de él. —Entonces dime lo que hice mal para que estés enojado conmigo. —Podía escuchar la patética necesidad de su voz, pero no sabía cómo esconder su deseo de agradar a este hombre o cómo actuar de manera fría y suave cuando él no era así—. Apenas me has hablado durante toda la mañana, y ahora ni siquiera me miras. 
La cara de Harry se drenó de color y se puso dura como el granito. Se dio la vuelta, maldiciéndose y apoyó la mano en la barandilla del porche. Después de un largo e incómodo silencio, se enfrentó a Louis de nuevo. Ya no era frío, sus ojos brillaban ahora con algo de fuego.  
—Cristo, Louis. —Cerrando las manos detrás de su cuello, Harry agregó—: No estoy enojado contigo. Jesús, mírate, eres tan jodidamente dulce. Nunca podría enojarme contigo. — Levantó la mano y  oh-tan-extremadamente cerca de tocar la mandíbula de Louis antes de dejarla caer de nuevo a su lado—. Estoy enojado conmigo mismo, y me quedo callado y retraído haciendo un inventario personal cuando esto sucede. No quise descargar mi ira en ti. 
«No soy yo». El alivio golpeó a Louis como una poderosa ola. Al mismo tiempo, su corazón sufría por la rígida determinación del hombre frente a él. Harry no aceptaba el fracaso como una opción, y Louis se había dado cuenta de eso desde el principio. 
—Estamos haciendo las cosas lo mejor que podemos, ya sabes —Louis le recordó suavemente—. Nadie espera que tengas una solución tan rápido. Sólo podemos trabajar con la información que nos dan y  lo que esperamos descubrir durante nuestra investigación. Sabes que tengo razón. —Jaló la bufanda que se asomaba del oscuro abrigo de Harry—. ¿De acuerdo?  
La boca de Harry se tensó, pero luego se rio, a pesar de que salió grave. —Sí, sé que tienes razón. Maldición, hombre. — Con algo parecido a una sonrisa —bien, una para Harry—, Harry miró hacia abajo y luego a la niebla que cubría el agua, sacudió la cabeza antes de mirar a Louis con una nueva luz brillando en sus ojos—. No puedo creer que me leas tan jodidamente fácil. Con sólo unas pocas palabras, pones todo en orden y calma en mí. 
Una infantil sensación inundó a Louis. Sintió un rayo de luz del sol que apareció entre las nubes de enero y brillaba en su rostro que estaba hacia arriba. Ni siquiera pensó cuando dijo: — Supongo que eso me hace el hombre de Harry Susurrador6, ¿huh? 
Harry se echó a reír, y parecía real y feliz. —Algo así. 
Se quedaron en silencio por un momento, manteniendo el contacto visual, como había sucedido en la cabaña un momento antes. El aire helado entre ellos se espesó, creando una neblina con su combinado calor corporal, y formando una especie de capullo alrededor de donde se encontraban.  
Entonces Harry cerró más la distancia entre ellos, incluso calentando más el aire. Frotó la yema de su dedo pulgar en la nariz de Louis. —Debes tener frío —dijo, con su voz ronca—. Tu nariz está de color rojo. Ten. Toma esto. —Se quitó la bufanda del cuello, y la envolvió alrededor del de Louis, e incluso la anudó sin apretar la garganta de Louis. Harry se aferró a los extremos de la tela, y con un ligero jalón acercó a Louis. Sus pechos casi se tocaban, y Louis inhaló cuando la caliente exhalación de Harry llegó a sus labios. 
Harry escaneó la boca de Louis, al parecer memorizándola,  y  sentía como las yemas de los dedos tocaban cada centímetro de la sensible piel. —Hay algo en ti, Louis. No sé qué infiernos es, pero... —La penetrante mirada de Harry de pronto se estrechó y se desvió hacia la derecha. Una serie de malas palabras terminó su frase y luego saltó por encima del barandal del porche y corrió por el helado césped de la costosa propiedad de los Sarnas. 
Automáticamente se puso en movimiento, Louis saltó las escaleras y también salió corriendo. —¿Qué sucede? —le preguntó a Harry, moviendo las piernas tan rápido como pudo para tratar de alcanzar la velocidad de Harry—. ¿Qué sucede? 
—Acabo de ver a alguien salir de la casa de botes —gritó Harry sin disminuir la velocidad o mirar hacia atrás—. Él me atrapó mirándolo y corrió hacia los árboles.  
«Mierda». En lugar de miedo, instantáneamente  adrenalina inundó el sistema de Louis, haciendo no solo que aumentara la velocidad de persecución, sino que también hizo que sintiera que una gran fuerza corría hasta el último de sus nervios. Náuseas burbujeaban en su estómago y luchó contra un elevado instinto inhumano de mantener a Harry seguro. Louis llegó al bosque, alcanzó el ritmo de Harry y se abrió paso entre las ramas tres metros más adelante. Persiguiendo a alguien que Louis no podía ver. Ninguna otra persona se alzaba a la vista.  
Louis se movió más rápido enfocado en la espalda de Harry. Casi lo alcanzaba cuando se tropezó con la raíz de un nudoso árbol. Al girar alcanzó a ver un rayo de luz que rebotaba en un metal en la distancia. La refracción dividía los rayos del sol a través de las ramas de los árboles.  
«No lo puedo creer».  
—Harry. —Una explosión de euforia hizo que Louis aumentara su velocidad igual que un chita—. Espera, espera, mira. —Se las arregló para tomar la mano de Harry y de un jalón lo detuvo. El hombre se giró y le disparó una rebelde mirada, pero Louis dirigió su atención a la luz del sol que reflejaba el metal dorado pálido, apenas visible a través de un mar de kilómetros de árboles. Harry se tomó un segundo para procesar lo que estaba en la distancia y luego le preguntó—: ¿Es el carro que creías que nos seguía ayer? 
—Hijo de puta. —Una cadena de maldiciones continuó mientras Harry salía disparado hacia el vehículo cubierto—. Creo que lo es. 
Casi junto a Harry en esta ocasión, Louis se mantuvo cerca, con sus brazos como un escudo para evitar que el follaje muerto raspara su cara. Se oía el ruido de un motor a lo lejos. Al llegar al pequeño claro, un hombre salió corriendo de la puerta del lado del conductor hacía una pequeña vereda, pero Harry llevó la persecución a otro nivel y se lanzó sobre la espalda del hombre, llevándolo hacia el suelo. 
El pequeño tipo de inmediato salió de debajo de Harry, pero Harry se aferró a la pierna y lo jaló de nuevo, empujándole la cara en la tierra. Sin romper el ritmo, el tonto hombre jaló la pierna izquierda hacia atrás y metió la bota en el hombro de Harry, causando que Harry rugiera. 
El instinto se hizo cargo de Louis. Soltó un grito infernal que venía de sus entrañas, un ruido que nunca se había oído hacer. No le importó que Harry sostuviera la pierna del hombre y pudiera dominarlo sin ayuda. Louis sólo registró el dolor de Harry, cuando había recibido ese golpe. Metiéndose en la refriega, Louis tomó ambos puños de la chaqueta del hombre y lo arrastró hasta el carro, lo hizo girar, y lo inmovilizó en un costado con una mano clavada en el pecho.  
Tomando una respiración profunda y desigual, Louis dejó que la bruma de la indignación se limpiara de sus ojos, y lo que vio envió familiares detonantes en su sistema. Escaneó el desordenado rubio cabello, barba de varios días, piel bronceada y ojos color avellana. 
«No es un extraño».  
El hombre levantó sus brazos, pero Louis anticipó un golpe de karate que vendría a su lado y rápidamente cambió su control, esta vez usando el antebrazo para plantar todo su peso sobre la parte superior del pecho del hombre, peligrosamente cerca de la tráquea. 
Louis se inclinó, lo suficientemente cerca para ver los destellos dorados de vida en los ojos de su oponente. —Ni siquiera pienses en tratar de correr —susurró entre dientes—. Te reconozco. Eres el hombre que pasó junto a mí en la estación de policía ayer. 
Era unos cinco centímetros más pequeño que Louis. El hombre tensó su mandíbula y levantó su barbilla. Le dio una mirada a ver si Louis se atrevía a golpearlo.  
Louis ejerció más presión con el brazo. —¿Quién infiernos eres? —Su antebrazo avanzó un paso crucial hacia el cuello de su cautivo—. ¿Por qué nos siguen? 
El hombre ni se inmutó. Incluso parpadeó de manera perezosa transmitiendo una sensación de aburrimiento por toda la situación.  
—Habla. —Imágenes de Daria Sarna y su familia volvieron la orden de Louis en una mueca. 
Harry se movió al lado de Louis. —Calma, rock star. Ya lo tienes. —Él pasó la mano por la parte superior de la espalda de Louis. Louis juraba que Harry lo hizo para calmarlo, antes de cerrar sus dedos alrededor de su hombro—. Creo que ha descubierto que no irá a ninguna parte sin ceder y dar algunas respuestas. Suelta su garganta para que pueda respirar de nuevo. 
El hombre levantó las manos, y Louis quitó el brazo del cuello del hombre. El tipo cayó en el momento que Louis lo dejó ir, y Louis tardíamente se dio cuenta de que había sostenido al tipo tan alto que había obligado al hombre a estar de puntitas. 
«Maldición». Louis se estremeció con el desbordamiento de la testosterona. Malditamente odiaba ser agresivo o violento con una persona. En tres años con Seguridad Quinn, solo había tenido que recurrir a la fuerza física una media docena de veces, y aún le hacía sentirse como si fuera a vomitar. 
Con su mano aún en el hombro de Louis, Harry  se encontró con la mirada de, y Louis vio un claro interés. —¿Estás bien?  
Aún no se sentía lo suficientemente estable, sin embargo Louis asintió hacia Harry y dio un paso fuera del camino.  
Harry se dio la vuelta y dirigió su mirada directamente a la cara de su detenido. —Ahora. —Cruzó los brazos y le dio a su atacante una  mirada tan fría que parecía que bajaba al menos diez grados el ya frío aire—. Vamos a empezar con tu nombre. 
Respirando mucho más fácil ahora, el hombre se apartó de su auto y puso sus manos en sus caderas. Su chaqueta del ejército hacia atrás, dejando al descubierto caderas estrechas y un vientre plano bajo un suéter negro.  
El hombre tuvo el jodido descaro de mirar a Harry de arriba a  abajo. —¿Qué tal empezar con el hecho de que sé que tengo algo que desean? No tengo información acerca de Daria Sarna. Pero a cambio de esta información, quiero el acceso a partes de este caso. Quiero que los recursos de Seguridad Quinn estén a mi disposición para ayudar con piezas de esta investigación que se superponen con mi caso. 
—¿Qué eres? —Harry lo miró de reojo—. ¿Un investigador privado? ¿Quién te contrató? 
—No va a pasar —respondió el hombre—. No tendrás respuestas. Aún no. Quiero tu palabra de que obtendré la ayuda de Seguridad Quinn antes de hablar. 
Harry se puso frente al hombre, elevándose por encima de él con los ocho o diez centímetros más de altura. —Lo primero que quiero saber es cómo infiernos sabes lo que somos y por qué estamos aquí. Será malditamente mejor que me des algo bueno, o voy a olvidar este acuerdo que estamos tratando de trabajar y transportaré tu culo directamente a la policía. 
—No soy un extraño para los policías. Me importa una mierda —dijo el hombre con tranquilidad—. Ya me viste en la estación, sabes que estaba allí. —Encogiéndose de hombros, apoyó su hombro contra el carro—. Dado que ya sabes que estaba ahí seguiré adelante y revelaré que oí que mencionaste a Daria Sarna cuando estuviste en la oficina del jefe ayer. Dejaron la puerta abierta al salir, así que también pude escuchar al detective quejarse con su jefe acerca de que las personas de  Seguridad Quinn estaban tratando de entrar y hacerlos parecer tontos. Salí a ver qué carro usaban y entonces metí el número de la placa del carro en el sistema y descubrí que era de Harry Styles, detective de homicidios jubilado, ese eres tú. No fue difícil realizar una búsqueda y descubrir que ahora trabajas como detective de Seguridad Quinn y que fuiste a la casa de los Sarna ayer. —El hombre desviaba su atención entre Harry y Louis—. Ahora, no encontré nada en línea sobre la misión que hacen para Seguridad Quinn, pero parece obvio que los Sarna los contrataron para averiguar lo que le sucedido a su hija. 
—Seguro como el infierno que ya sabes mucho. —Harry hizo un ruido sordo, y Louis supuso que reflejaba su disgusto por no tener la sartén por el mango—. ¿Qué tal si me das un poco de cortesía, amigo? Dime tu nombre, y dime lo que haces. —Rodeó el vehículo, su cojera aún más pronunciada después de su última carrera, y se detuvo en la parte posterior. Con una ceja levantada, llena de amenazas, sacó su teléfono, y le dio una fría mirada al hombre rubio—. Evítame el pasar el número de la placa de tu carro por el sistema como tú hiciste con el mío. 
El chico bajó la cabeza. —Me parece justo. Mi nombre es Riley Gibson. Hace poco terminé la academia de policía de Miami y acababa de empezar en el trabajo. No tengo un arma. — Riley levantó una mano y la llevó detrás de él—. Sólo sacaré mi  identificación. —Sacó una licencia de conducir del estado de Florida  de su billetera—. Sigue adelante y llama, tu gente en Chicago la revisará. Soy quien digo ser. Podemos esperar hasta que lo confirmes.  —Sonrió mostrando inteligencia en sus ojos— . O puedes confiar en mí y podemos empezar a hablar ahora. 
Poniendo los ojos en blanco, Harry dijo: —No te muevas, rubio. —Tomó la identificación de la mano de Riley—. Aún no estoy ni de cerca de confiar en ti. —Harry miró hacia Louis y Louis leyó “Mantén un ojo en él” de los labios de Harry que transmitía el mensaje sin palabras. 
Después de que Louis asintiera, Harry se hizo a un lado y comenzó a presionar números en su teléfono. Se movió fuera del alcance de la audición. Louis, una vez más, no pudo evitar notar la fuerte cojera de Harry, y sólo podía imaginar el doloroso precio que pagaba por sus esfuerzos para capturar a esa persona, Riley. Harry sostenía el teléfono en la oreja y habló en voz baja. Al mismo tiempo, se frotaba la cadera y el muslo, claramente calmando el gran malestar. Viéndolo, Louis apenas pudo contener la profunda necesidad que lo consumía para ir con Harry, pasar un brazo alrededor de su cintura, y tomar un poco de su peso. Lo único que mantuvo a Louis con sus botas fijas en la tierra era el saber que Harry no le agradecía que llamara la atención sobre algo que podía ser percibido como una debilidad frente a un extraño. Infiernos, probablemente frente a nadie.  
Riley le dio un codazo a Louis. Cuando Louis desvió la mirada, Riley señaló con la cabeza a Harry. —¿Le hice eso?  
El gruñido de Louis regresó con toda su fuerza. —Harry está bien. Él te derribó sin siquiera perder el aliento. —Louis se movió para bloquear la visión de Riley de su compañero—. No te preocupes, ni pienses en él. 
Levantando las manos en señal de rendición, Riley dio un paso atrás. —No hay problema. —En un parpadeo, Riley pasó de apoyar las manos en sus caderas con su postura llena de valentía a morderse el labio cuando se movió y vio a Harry al teléfono. La vivacidad se drenó de su mirada, y el oro en sus ojos perdió su brillo—. No soy un imbécil, sabes. —El tono de Riley cambió de uno de demanda a algo lleno de súplica—. Sólo necesito un poco de ayuda, y ésta es la única manera que puedo garantizarla. 
—Si realmente necesitas ayuda, dile a Harry lo que sabes, y qué tipo de ayuda necesitas. Él ni de cerca es la clase de persona que roba tu información y luego te deja colgado. Habla con Harry —Louis lo señaló con la cabeza—, y es un trato. 
Harry se paseaba durante la conversación, y le dio a Riley otra medio mirada. —Mientras espero, sería mejor que le confesaras todo lo que sabes a Louis. Si le importa, se asegurará de que a las personas adecuadas también les importe. Por otro lado, si me dejas colgando de una cuerda por mucho tiempo, y no escucho nada bueno acerca de ti de mi socio —alzó su teléfono como si se tratara de una bomba a punto de explotar —, no dudaré en usar mis conexiones con la policía para que tu estancia en nuestro gran estado sea muy desagradable. 
—Realmente soy un novato en el departamento de policía de Miami —respondió Riley rápidamente—. Por lo menos, lo era hasta que tuve que venir aquí de repente, y he perdido mi posición. —Su aguda exhalación nubló el aire—. Por favor, no me jodas. Dime que puedo confiar en ti. Necesito a alguien con tu experiencia y tus conexiones. —Levantó la mano hacia Harry. Temblaba, y el miedo en el corazón de Louis se mezcló con su curiosidad. Esos dedos temblorosos le quitaron el miedo inicial y sus sospechas por esa persona—. Por favor —agregó Riley.  
—De buena fe, Riley. —Harry estrechó la mano de Riley, visiblemente sólida y confiable—. No hay razón para ser idiota. Sólo tienes que decirnos lo que sabes. 
—Gracias. —Después de estrechar la mano de Harry, Riley se giró y abrió la puerta del lado del pasajero. Sacó un grueso documento del tamaño de la mano. Con dos pasos, se paró frente al cofre del carro y sacó una fotografía copiada de su expediente—. Bien, entonces, ella es Daria Sarna. —Plantó una imagen de la rubia, de ojos azules, la heredera de la compañía, la mantuvo presionada con la mano—. Desapareció hace nueve días. De aquí, Arlington Heights, pero todos podemos estar de acuerdo de que tenía lazos significativos con Chicago. —Miró a Harry y a Louis—. ¿Verdad? 
Harry suspiró alrededor de ellos. —Aun no me dices nada que  no sepa. 
Louis se movió a un lado de Harry y puso su mano sobre la muñeca del hombre. Apretó, y la mirada de Harry bajó a la mano antes de darle a Louis una ardiente mirada. Louis mantuvo la mano alrededor de la muñeca de Harry, dejando que la piel calentara la mano, y de alguna manera regresó su atención a Riley. 
—¿Qué más tienes? —preguntó Louis—. No creerás que puedes llegar a un acuerdo si no tienes algo bueno. 
Riley murmuró: —Gracias —a Louis y luego regresó su atención a Harry—. Por esto es que tu caso es importante para mí. Mi hermana menor se escapó de casa hace tres meses. Ella vivía con mi tía en Winter Haven, y yo estaba en Miami. No supe que ella había desaparecido hasta que había pasado casi todo un mes. Bree… Sabrina, mi hermana, tiene dieciséis años. Yo estaba pasando por mi formación de la Academia, y mi tía no quería que lo dejara. Escuchen. —Las sombras en los ojos de Riley repentinamente aparecieron mostrando a un hombre que no había dormido en mucho tiempo—. Mi hermana es diez años menor que yo, y odio que no fuéramos cercanos ni haberle dado suficiente tiempo. Pero cuando me enteré de que Bree se había ido, no pude permanecer en Miami. Fui primero a casa de Winter Haven y de ahí seguí a Bree hasta aquí. Algunas chicas en la calle en Chicago recuerdan su cara, y un representante de un refugio seguro recuerda que pasó un par de noches con ellos. Luego desapareció. Desapareció hace siete semanas. Nadie la puede recordar después de eso. Solo desapareció —dijo, chasqueando los dedos—. Como Daria.  
—Hijo de puta. —Harry se puso todo rígido, y su mirada era de nuevo fría. 
—Eso no es todo —agregó Riley—. Esta es mi hermana. — Sacó una foto de siete por quince de su carpeta y se la dio a Louis y a Harry. La fotografía era de una chica rubia, de ojos azules que sonreía y podría haber pasado por hermana de Daria. 
Louis se limpió la boca con la mano. —El parecido es increíble. 
—Sí. —Sombrías líneas se formaron alrededor de la boca de Riley y frunció el ceño—. Así que cuando vi la foto de Daria en las noticias, fui a la policía y traté de mostrarles la fotografía sugiriendo que quizás de alguna forma los casos estaban conectados. Ellos lo descartaron, porque Bree tiene dieciséis años y Daria veinte, y mi hermana huyó y según los rumores se prostituía, mientras que Daria es una chica rica con todo a su favor. Y Daria desapareció de Arlington Heights, no de Chicago. 
Louis pasó de aferrarse a la muñeca de Harry a golpear su brazo. —Pero Daria hacía trabajo voluntario en un refugio, Harry. Tal vez alguien la confundió con una residente. 
Harry tomó la mano de Louis, deteniendo sus excitados golpes. —Es una posibilidad que vamos a estudiar. 
Le dio un apretón a la mano de Louis para que sintiera su apoyo, pero vio al cofre de Riley de nuevo. —Entonces, básicamente, la policía te dijo que tu hermana probablemente se había ido a prostituirse a otro lugar o había muerto por su proxeneta o su cliente. Cientos de niñas que huyen terminan con un violento final. No buscaran un asesino en serie en donde no hay uno. Ellos son mucho más raros de lo que el público piensa. ¿Tengo razón? 
—Más o menos —Riley asintió—. Eso podría jodidamente matarme, pero podría aceptarlo si una sola persona hubiera visto a Bree durante estas siete semanas, pero ninguna de esas chicas con las que he hablado la ha visto. Además, aparece el cadáver en alguna parte de la mayoría de esas chicas que mueren en las calles. No han encontrado su cuerpo. El cadáver de mi hermana no puede estar en ningún lugar como desconocida, ellos tienen sus huellas dactilares en el sistema por ser menor y la policía tiene todos esos programas para ayudar a identificar rápidamente a los niños si alguna vez desaparecen. Si ella estuviera muerta, la hubieran encontrado, si no la han encontrado, aún existe la posibilidad de que esté viva. —Un indicio de humedad llenó los ojos de Riley, pero parpadeó y luchó por detener la lágrima—. Mi hermana es una luchadora y no se rendiría sin hacerle mucho daño a su oponente. 
—Jesús. —Harry se frotó la cara y luego se pasó las manos por su cabello. Su mirada fue hacia las cosas que Riley había dejado sobre el carro—. Esa carpeta aún no está vacía. ¿Qué más tienes? 
Riley sacó unas cuantas hojas más. —Después de que me di cuenta de las similitudes en Bree y Daria, investigué un poco más. Llegué a todos los refugios de los alrededores de Chicago, buscándola. Cuando nadie reconoció que Bree hubiera estado ahí en un tiempo, empecé a preguntarle a algunos de los empleados y niñas que viven en estos lugares sobre otras chicas. Adivinen qué. En el transcurso de los últimos veinte meses, dos de estos refugios reportan que otras chicas que acudían ahí desaparecieron, para nunca regresar a pedir ayuda de nuevo. No es extraño, yo sería el primero en admitirlo. Pero algunas de estas niñas eran realmente cercanas a otras niñas y a algunos de los voluntarios y empleados de esos centros de acogida, ellos y comenzaban a sentir como si algunas de estas fugitivas fueran sus hijas sustitutas. Ellos no olvidan sus caras. Les pregunté por niñas rubias, en particular, y específicamente recuerdo que estaban tristes y decepcionados cuando a estas tres niñas — Riley levantó dos hojas de papel, una con una foto copiada en él, la otra con dos— dejaron de aparecer después de haber recibido ayuda regular. Una de un lugar llamado Sagrada Gracia, y dos de otro refugio para adolescentes llamado Segundo Hogar. — Louis se quedó mirando las tres fotos del grupo, todas las niñas se veían evidentemente como  residentes de refugios. En cada una de ellas, Riley señaló a una adolescente, y dijo—: Sin dejar rastro. Todas. 
Nausea agitó el estómago de Louis. Vio hacia Harry y al fijar la mirada podía ver el cerebro de Harry hacer clic y procesar esta nueva información. —Harry —susurró Louis—, alguien que tiene de blanco las niñas de los refugios debe haber visto a Daria ir y venir del refugio Haven y también se la llevó.  
—Ellos pensaron que era desechable. —La voz de Harry hizo temblar a Louis—. Esos bastardos se la llevaron creyendo que ella era basura. 
—Chicos. —El tono de Riley era serio—. Si ese animal está atrapando a estas chicas porque cree que no valen nada, y que  nadie se preocupa por ello, entonces otra cosa podría haber sellado el destino de Daria. Es por lo que en realidad fui a la estación ayer en la mañana para decírselo a los policías, pero entonces los escuché a ustedes dos y me di cuenta de que ustedes trabajan para una firma de prestigio. Empecé a seguirlos mientras me decidía si podía confiar en ustedes ya que no tuve suerte con los policías. Aun no estaba seguro cuando me vieron en la casa de botes y me persiguieron, pero cuando me atraparon, me di cuenta de lo importante que es resolver este caso para ambos. No renunciarán con facilidad y están abiertos a otras teorías, y yo respeto eso. 
—Escúpelo, rubio. —La impaciencia se marcaba en el tono de Harry—. Deja de acariciar nuestro ego como si creyeras que vas a obtener una feliz erección o algo así. 
Riley sólo se sonrojó un poco. —Desde que desapareció Daria, he estado tratando de realizar un seguimiento de su vida tanto como de la de Bree. La otra noche, me di cuenta de que Daria había aceptado un trabajo de noche. —Abrió un sobre y dejó caer un paquete de fósforos sobre el cofre del carro—. En ese lugar. 
Louis agarró los cerillos y los giró para ver el logotipo que mostraba una sombra de color rosa de una mujer voluptuosa cubierta con las palabras Club Kitty. 
«Oh, infiernos». Louis ni siquiera quería pensar en compartir esta información con Declan y sus padres. La agitación de su estómago crecía mientras le daba los cerillos a Harry.  
—Genial. —Harry frunció el ceño mientras miraba la cajetilla, y luego lanzó la caja de nuevo al carro—. Un club de strip. 
—Sí —confirmó Riley—. Un muy desagradable club. 
—Esto se pone cada vez mejor y mejor. —Harry parecía que podría arrancarse todo el cabello al final de este caso.  
—¿Qué es lo que quieres hacer ahora? —preguntó Louis.  
—Creo que vamos a ver un show —dijo Harry con la ceja levantada. 
—Maravilloso —murmuró Louis. No había visitado un club de striptease desde sus días de pretender ser hetero, en Minnesota. Dios, había odiado estar en esos lugares, fingiendo para sus supuestos amigos. Se sentía mal, y suponía que tampoco era del todo agradable para las mujeres, en muchos niveles.  
Mientras Riley recogía toda su evidencia, Louis observó que Harry tampoco parecía muy entusiasmado de ir a un club de strip. Riley les había dado nuevas pruebas legítimas, por lo que Louis tenía que preguntarse por qué Harry no se veía al menos un poco complacido. Por otra parte, en el porche, Harry casi había tocado a Louis, y parecía como si hubiera estado a punto de decir algo importante. Harry definitivamente había jalado a Louis más cerca sin ningún tipo de rarezas...  
«Deja las jodidas cosas bien ahora». Louis dejó que sus ilusiones y fantasías llenas de lujuria murieran en el camino. Creía que había sentido y leído todos los mismos signos de atracción en Grady. El tipo nunca se inmutó cuando luchaban en su dormitorio,  infiernos, ni siquiera en su cama, sin embargo, le había tomado semanas a Louis recuperarse de la paliza que le había dado por la equivocada suposición. Louis ni por un segundo creía que Harry le diera una paliza, pero si hacía un movimiento inadecuado con el hombre, podría hacer que fuera una situación incómoda para todos en el trabajo. 
En ese momento, manos aplaudieron estruendosamente delante de la cara Louis. —Tierra a Louis —dijo Harry, trayendo a Louis a la realidad—. Vamos a dar un último rápido vistazo para buscar la laptop de Daria en la casa de botes. 
Louis asintió. —De acuerdo. 
Las revoluciones de un motor se llevaron la atención de Louis hacia la derecha. Detrás del volante de su carro, Riley levantó la mano. Por Dios, Riley y Harry debieron haber tenido toda una conversación mientras que Louis se había deslizado de la tierra para soñar con Harry sobre algo que nunca iba a suceder.  
—¡Rock star! —Harry gritó desde unos metros de distancia. Enmarcado en la belleza de los árboles desnudos a su alrededor, Harry miró a Louis, las cejas levantadas con perplejidad—. ¿Vienes?  
—Justo detrás de ti. 
En silencio, Louis admiraba la amplitud de los hombros de Harry, y una vez más, se ordenó centrarse en el trabajo y olvidarse de su estúpido enamoramiento. 
 

 *6 Harry Whispering, como Horse Whispering, que es una forma coloquial de referirse a Natural horsemanship, que es una técnica de entrenamiento de caballos popularizada en los ochenta, Es una técnica que usa la comunicación, susurros para tratar de calmar y entrenar a los caballos.
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:38 pm

Capítulo 6 
   
Harry se mordió el labio y en silencio se ordenó no gruñir. El señor Harold Shadden, el propietario del Club Kitty, estaba sentado frente a él en la penumbra del establecimiento casi vacío, mintiendo a través de sus dientes torcidos. Una canción de Poison sonaba al fondo, el sonido de la guitarra era tan fuerte que sacudía el suelo de baldosas de colores. Dos mujeres jóvenes, una con cabello negro azabache y largos rizos castaños, trabajaban en el poste y lentamente se quitaban un brillante corpiño y unas pantis negras de cuero por las propinas de los clientes.  
Harold apenas le dio a Harry una mirada cuando se puso de pie. —Si terminaron las preguntas, tengo que regresar al trabajo. 
Harry agarró el brazo de Harold y aplicó la suficiente presión para que el imbécil regresara al asiento. 
—¿Qué jodidos sucede, hombre? —La voz de Harold cambió de despistada a un gemido defensivo—. Te dije que no sé la mierda que quieres saber. Lo juro. 
—No soy policía, señor Shadden, pero una vez tuve placa. — Harry no pudo evitar la mueca en su boca—. Si me sigues diciendo mierda, me aseguraré de que tengas un enjambre de tipos de azul en este lugar esta noche. Van a llegar tan lejos dentro de tu culo que saborearás su colonia en tu garganta antes de que les diga que cometí un error. 
—Bien. —Harold se echó hacia atrás en su silla—. Termina de hacer tus malditas preguntas. 
Harry levantó su mirada hacia donde Louis estaba sentado del otro lado del club de striptease. El tipo parecía serio y profesional mientras otra chica en una pequeña  camiseta sin mangas y unos muy cortos shorts sacudía la cabeza hacia él, claramente le decía que no sabía nada de una tal Daria Sarna. 
Mientras un cliente abría la puerta haciendo que entrara un poco más de luz al club, Harry vio a Harold con una sonrisa victoriosa. «Ah sí». —Sí dices que la señorita Sarna nunca ha trabajado aquí, entonces me permitirás ver tus vídeos de seguridad para constatarlo por mí mismo. 
—No tengo ninguno. 
Un nudo de la tensión sobre el ojo izquierdo de Harry aumentó a una bola con más fuerza. Se frotó el dolor de cabeza que se estaba desarrollando mientras un suspiro se le escapaba. —Vi las cámaras en el estacionamiento cuando entré, señor Shadden. 
—Falsas —dijo Harold—. Sólo existen para alejar a la gente que cree que puede venir a robar en este lugar. Puedes verlas si lo deseas. No tienen nada. 
—Oh, seguro que lo haré. —La tensión se convirtió en un  palpitante pulso en el cráneo de Harry. 
—Lo siento. 
—Claro que sí. —Harry tomó la foto de Daria, y apartó la silla que rechinó en el suelo cuando se puso de pie—. Gracias por tu ayuda, tanto como fue. 
Del otro lado del club, Louis le dio la mano a la chica y se acercó a Harry. Habían hablado ya con el personal, ninguno  había hecho mucho más que murmurar un “no, no conozco a Daria Sarna”, al igual que el propietario. Cuando Louis se unió a Harry le hizo una discreta señal de “no conseguí nada” con su mano.  
Harry empujó las puertas del frente del club, y Louis llegó a su lado. —No encontré nada —dijo Louis—. Ninguna chica reconoce a Daria. 
—No. Yo tampoco encontré nada. —Harry giró alrededor del  edificio—. Ven conmigo. 
—¿Qué haces? —Después de correr unos pasos, Louis caminó al lado de Harry—. El carro está allá. —Señaló el estacionamiento.  
Harry tomó la mano de Louis y lo jaló a su lado. Maldición, él amaba la fuerte y sólida sensación de los dedos de Louis, y no podía evitar pensar en ellos tocando cada centímetro de su cuerpo. El pensar en eso le causó un estremecimiento que hizo que apartara la mano antes de empujar a Louis sobre su abdomen y llevar a cabo la fantasía de su vida. 
Ordenándose silenciosamente a concentrarse en el trabajo, Harry bajó la voz y empujó a Louis a un lado del club. — Las niñas no reconocieron a Daria porque tenían miedo. Me di cuenta que más de una de ellas comprobaban si su jefe estaba prestándoles atención, cuando hablaban contigo. —Cuando llegaron a la esquina trasera del edificio, Harry detuvo a Louis con un golpe en su antebrazo—. Sin duda todas conocían a Daria, pero tenemos que esperar a que al menos una de ellas le agradara lo suficiente para tratar de escapar y llegar con nosotros para ofrecernos ayuda una vez que no tenga que preocuparse de que su jefe la vea. 
—Entonces, ¿qué hacemos? —De la manera más linda posible Louis miró alrededor a la parte trasera del club, con su columna pegada a la pared, asomó la nariz hacia la esquina—. ¿Vamos a quedarnos en la puerta de empleados y ver si alguna de las chicas sale a fumar para poder hablar con ellas de nuevo? 
—No. —Sin poder evitarlo, Harry se movió y se colocó contra la pared, apoyando la mano a sólo unos centímetros de la cabeza de Louis. Se dijo que sólo tenía que acercarse lo suficiente para oler el aroma de Louis. Ni más, ni menos—. No creo que vayamos a tener que hacer eso. Ahhh, ahí vamos. —Harry respiró sobre el cabello de Louis, y maldición, se sentía peligrosamente cerca que estar encima de él en una cama, con sus brazos flexionados siendo lo único que evitaba que sus cuerpos conectaran de arriba abajo. 
«Jodidamadre». 
Harry exhaló para mantener su deseo sumergido y respiró profundamente a centímetros de Louis. Mentalmente se ordenaba de nuevo poner toda su atención en el movimiento en la parte posterior del club. —Mira lo que tenemos. Alguien más está dando un vistazo. —La mujer volvió a entrar demasiado rápido—. Apuesto a que ella fue a revisar si alguien la veía. Diez dólares a que vamos a verla de nuevo en cinco segundos y vendrá a buscarnos, esperando que aún estemos aquí. 
—Ella es Mya —dijo Louis. Se dio la vuelta, y el movimiento colocó sus labios peligrosamente cerca de los de Harry. Sus pupilas se encendieron, y pasó la lengua por el borde de su boca, pero no se salió de entre los brazos de Harry. Sin embargo la voz de Louis se tensó un poco en la garganta. Harry definitivamente oyó el cambio cuando le dijo—: Ella es del cuerpo de Pilates. ¿Puedes creer que tiene dos hijos menores de cuatro años? 
—¿Ah, sí? —Harry le preguntó, con una sonrisa en su voz. Maldición, quería recorrer la boca de Louis con su lengua y saborearlo. Harry se mordió la mejilla para evitarlo, pero no podía alejarse de la pared aunque su vida dependiera de eso. 
Rojo inundaba las rosadas mejillas de Louis, brillantes líneas carmesí marcaban sus angulares huesos. —Traté de mantener conversaciones con las mujeres que no tuvieran mucho que ver con el caso —compartió Louis—. Tenía la esperanza de haría que se sintiesen más cómodas hablando conmigo. 
La única cosa más poderosa que sus deseos por ese hombre era su trabajo y esperaba que la mujer saliera en este momento y lo salvara de inclinar la cabeza de Louis y tomar la llena boca del hombre con más intención. Mya no sólo abrió la puerta, sino que ella salió al frío y comenzó a caminar hacia el estacionamiento de enfrente.  
«Jesús». Antes de que Harry tuviera una erección durante el trabajo, se separó de Louis y se acercó a la mujer latina que usaba un suéter con gorra y una capa roja.  
—Hey. —Tratando de acercarse de una manera menos intimidante, Harry le tendió la mano—. Louis me dice que tu nombre es Mya. Soy Harry. ¿Vienes a buscarme? 
—Sí. Esperaba poder encontrarlos antes de que se fueran. —Mya dio un rápido vistazo a la puerta por la que acababa de salir antes de estrechar la mano de Harry—. Mira, no sé si la chica que conocí es tu chica, pero creo que es ella. —Una mujer con el cabello rubio y corto se asomó por la puerta y levantó el pulgar hacia Mya—. Cindy está cuidando el club por mí. Ella dice que Shaddy está babeando con una de sus chicas favoritas en este momento, pero eso no puede durar mucho tiempo. 
—Ten. —Harry le dio la foto de Daria—. Mira de nuevo a la jovencita. ¿La conoces? 
Soltando su suéter, Mya estudió la imagen. —Creo que es ella. La estructura de los huesos, la boca, la forma de la parte superior del cuerpo es igual, pero la chica se hacía llamar Sunny, y ella tenía el cabello rojo muy profundo con corte funky entrecortado. —Mya tomó la fotografía de Harry. Después de verla una vez más, se puso a golpearla contra su mano—. Cuando vi la foto de esta chica, Daria, en las noticias, recuerdo que pensé que me parecía un poco familiar. Pero la noticia hablaba de alguien que había ido a una prestigiosa escuela secundaria y universidad, y Sunny tenía como un acento de Nueva York, y pensé que ella ni siquiera se había graduado de la escuela secundaria. A veces las personas se parecen, por lo que no pensé mucho en eso. Entonces, uno de nuestros camareros, dijo algo acerca de cómo Sunny y esta niña desaparecida se parecían, y eso enojó a Shaddy. Dijo que no era ella esa chica y que si alguien preguntaba, nosotros nunca tuvimos a Daria Sarna trabajando aquí. Porque —entregó la fotografía— nosotros teníamos trabajando aquí a Sunny.  
—¿Y cuando tú y el camarero pensaron que les resultaba familiar, nadie cuestionó la insistencia de Shaddy de que no era la misma chica? —Harry le preguntó.  
Repentinamente fuego ardía en los ojos de Mya. —Nunca he visto a Shaddy tan enojado. Todos trabajamos aquí, y Shaddy puede despedirnos si cree que estamos buscando algo. Sabe que no puede ser demandado por despido injustificado o acoso sexual por una bailarina de striptease, ¿lo sabían? 
Harry detuvo el injusto tono que se filtró en su voz. —Me disculpo. ¿Puedes decirnos cuánto tiempo Sunny trabajó aquí? 
Mya chasqueó la lengua, antes de decir: —Sunny empezó a trabajar aquí quizás dos semanas antes de que viera en las noticias a esa chica Daria desaparecida. Tenemos chicas que entran y salen todo el tiempo, por lo que no fue tan extraño cuando Sunny repentinamente no se presentó a trabajar. 
—Me gustaría volver con tu jefe por un segundo. ¿Se te ocurre alguna razón por la que el señor Shadden quisiera hacerle daño a Sunny? —Harry preguntó una de las más obvias preguntas que hubiera pronunciado en su vida. 
Mya resopló. —Él quería joderla, si eso puede contar como algo. Ella usó ese tono de chica dura de Nueva York  y le dijo que mantuviera sus manos sobre sí mismo. Él también insinuó que podía hacer un montón de dinero extra haciendo shows arriba en las habitaciones privadas. Ella le dijo que le preguntara directamente si quería que fuera su proxeneta por un precio, y Shaddy rápidamente le aseguró que no era lo que quiso decir. —Poniendo los ojos en blanco, Mya terminó—: Era exactamente lo que quería decir. No es que puedas probarlo.  
Harry pudo ver a Louis furiosamente tomando notas, lo que le permitió respirar más fácilmente y concentrarse exclusivamente en Mya, lo que decía y su lenguaje corporal.  
—¿Sabes cuándo ocurrió eso con Sunny? —preguntó.  
—Creo que dos días antes. —Mya miró hacia abajo a un brillante reloj con incrustaciones de cristal en su muñeca—. No tengo mucho más tiempo. Va a ser mi turno en el escenario pronto. Ya les dije todo lo que sé. 
—Sólo un segundo más —pidió Harry—. Si puedes. 
Mia miró a Cindy, y su postura se volvió más tensa. — Date prisa. 
—¿Puede pensar en otra cosa importante sobre Sunny? ¿Alguna vez mencionó a una Daria, como si fuera otra persona? ¿Ella no respondía al nombre de Sunny, como si fuera un nombre nuevo para ella? 
—No, ni siquiera Sunny era nueva en esto. Ella dijo que había estado trabajando en Gentleman's Choice7 un par de semanas antes de que viniera aquí pero no le agradó el dueño, por lo que renunció. —Mya había dejado caer una bomba sin darse cuenta que lo había hecho.  
 —¿Algo más? 
—Sabes —Mya se animó—, Sunny me preguntó acerca de alguien llamada Tracy. Ella incluso me mostró una foto para ver  si la reconocía. No la conocía, pero creo que Cindy sí. —Mya se acercó a la puerta, taconeando sobre el concreto—. Cin — susurró—. ¿Sunny también te preguntó acerca de esa chica Tracy, verdad?  
Cuando Harry y Louis se acercaron, Cindy dijo: —Sí. Creo que esa fue la última noche que trabajó aquí. Le dije que Tracy trabajó aquí durante un mes y luego no regresó. Quería saber si sabía dónde estaba trabajando ahora, pero no lo sabía. Nunca oí hablar de Tracy de nuevo después de que se fue. —Cindy desapareció a una zona de vestidor y miró a través de otra puerta—. Date prisa —le dijo a Mya—. Shaddy parece que está aburrido. 
Nuevos escenarios y posibilidades aumentaban la velocidad de las ruedas que giraban en la mente de Harry. — ¿Cómo se veía esa Tracy? —le preguntó a Mya—. ¿Te acuerdas de la foto?  
—Bastante. Cabello largo rubio, labios carnosos, ojos azules. Se veía joven, creo. —Por segunda vez, Mya se animó—. Puedo hacer un dibujo de memoria, si lo deseas. Soy muy buena. Podría haber ido a la escuela de arte si no hubiera tenido que abandonar. 
—¿Puedes hacerlo? —Harry no supo cómo se contuvo de tomar a la mujer y hacerla girar en un rápido círculo feliz. 
Mya miró a Cindy de nuevo. Esta vez, Harry podía ver a la otra mujer tocándose la muñeca y haciéndole señas a Mya. — Mierda —murmuró Mya—. No puedo hacerlo ahora. Tengo tres minutos para llevar mi culo al escenario. Podría hacerlo cuando llegue a casa esta noche. —Ella asintió, emocionada—. Pueden regresar mañana y tenerlo. 
—¿Tienes computadora y escáner? —Harry le preguntó, ya sacando una tarjeta—. Puedes enviármelo por correo electrónico esta noche tan pronto como lo termines. 
—No, no tengo una computadora. Pero hay un lugar a un par de cuadras de mi apartamento. Podría enviártela desde ahí. 
—Eso sería excelente. —Harry sacó el clip de dinero de su bolsillo delantero—. Déjeme darte un billete de veinte, no quiero que gastes tu dinero, y ten mi tarjeta. —Tomó la pluma de Louis con una disculpa y anotó algunos datos sobre el grueso papel mate de la tarjeta gris—. He añadido mi celular personal y la dirección de correo electrónico en la parte posterior. ¿Está bien?  
—Está bien. Genial. Fantástico. —Mya guardó la tarjeta de Harry  y el dinero en el bolsillo de su sudadera—. Debo irme. Ustedes también deberían hacerlo. Adiós. —Cerró la puerta, dejando a Harry y a Louis solos.  
—Mierda. —Harry se secó las líneas de tensión de su boca. Le dio una mirada cómplice a Louis mientras caminaban de regreso al carro—. Parece que de alguna manera Daria estaba juntando las piezas de estas chicas rubias que estaban desapareciendo.  
—¿Crees que estaba investigando por su cuenta? — preguntó Louis.  
—Eso es lo que mi instinto me dice en estos momentos. Tendremos que esperar y ver qué pasa con el boceto de Mya. 
—Tú lo dijiste —dijo Louis, cuando llegaban al carro de Harry—. No puedo creer que pensaras en quedarnos para ver si alguna chica venía a buscarnos—.  Louis miró a Harry, y parecía como si la puesta de sol estuviera en sus ojos oscuros—. Ese fue un buen trabajo. 
—Podemos revisar lo bueno que fue cuando en realidad tengamos algo. —Harry se frotó la cadera, haciendo muecas a causa del viento helado que golpeaba en fuertes rachas con una temperatura de solo un dígito—. Ahora mismo sólo información al azar  nos ha llevado a Daria. 
—No te gustan los halagos —murmuró Louis—. Lo he notado. 
Malestar tensó el cuello de Harry mientras llegaba a la puerta del conductor de su carro. —Una persona no debe ser alabada por algo por lo que le pagan por hacer. Este es mi trabajo. Quinn espera que encuentre pistas y consiga un buen resultado. —Harry encontró a Louis pisándole los talones, y el susto de su cercanía desató un gruñido.  
—Cállate y haz tu maldito trabajo —respondió Louis rápidamente. Parecía que intentaba —totalmente sin éxito— ocultar una sonrisa—. ¿Es esto correcto? 
La mandíbula de Harry se tensó mientras el calor subía por su cuello. —Si quieres concretar eso, entonces sí. 
Esa maldita tentadora sonrisa de Louis estaba provocando las rígidas filosofías personales de Harry. 
—Entonces, ¿cuál es nuestro siguiente maldito trabajo? — preguntó Louis—. ¿Encontrar ese club Gentleman’s Choice? 
—Sí. Creo que podemos colocar el GPS e ir esta noche. — Sacando las llaves de su bolsillo, Harry vio de nuevo el Club Kitty—. O podemos quedarnos aquí y esperar que algo más útil suceda. 
—Entonces vayamos allá. —Louis se deslizó entre Harry y el carro,  bloqueando la puerta del lado del conductor. Él le tendió la mano—. Yo manejo. 
Harry abrió la boca, listo para gritar su protesta. Conocía como un infierno la ardiente mirada, y no quería intimidar a Louis. Sin embargo Louis no se acobardó. Siguió mirando sin pestañear a Harry. La palma a la espera, y Harry jodidamente sabía que este hombre se había dado cuenta de su paso irregular en el camino hacia el carro. Infiernos, sin duda había visto a Harry cojeando todo el día desde que persiguió a Riley. Harry tendía a gruñir cuando alguien se atrevía a llamar la atención sobre su lesión, y carcomió su ego que Louis, obviamente, pudiera ver su malestar. Esto hizo que la diferencia de ocho años entre ellos pareciera un centenar. Harry se sentía más como un modelo averiado de hombre, mientras que Louis era brillante, lleno con toda la mejor tecnología, y totalmente nuevo. Atrapado, Harry cerró la mandíbula con tanta fuerza que los dientes le dolían. Se quedó viendo el parpadeante letrero neón en tonos azules, rosas y amarillos del club y quería derribarlo con sus propias manos.  
—Mírame, Harry. —El tono de Louis estaba lleno de suave reprimenda. Harry miró al hombre. Louis esperaba, y la abierta admiración en su ojos golpeó a Harry—. Déjame conducir. —La voz de Louis era una extensión de su mirada, y rozó a Harry como la más atenta y cariñosa caricia—. Sólo por esta noche, ¿de acuerdo? Estoy cansado de ser conducido. 
«Joder». Con el descontento de su cuerpo, Harry se encontró viendo sus dedos que dejaban caer las llaves en la mano de Louis que esperaba. —Está bien. 
Era impactante como el infierno que Harry no sintiera su pierna tan pesada y tensa al caminar por el estacionamiento alrededor de su carro hacia el lado del pasajero.  
Louis tamborileaba los dedos contra la consola del elevador, esperando, plenamente consciente del hombre en silencio junto a él que había accedido a compartir una cena tardía en el apartamento de Louis. 
«No puedo creer que me aceptó comer conmigo».  
—Espero que estés bien con las sobras. —Louis miró casualmente a Harry. «Dios, apuesto a que su pierna aún está débil». Louis  imaginaba que cierta actitud defensiva aún permanecía en Harry porque Louis se había hecho cargo de la conducción. «Quizás no debería haberlo hecho»—. Tengo un montón de comida. —Louis podría sentir un incoherente balbuceo llegar—. Pero ya que sólo cocino para uno no suele haber suficiente de una cosa para una comida completa. 
—Como casi cualquier cosa. —Sin volver a mirar a Louis, Harry se quedó con las manos cruzadas a la espalda, con sus ojos fijos rígidamente hacia adelante. 
Los dedos de Louis aumentaron la velocidad, esta vez golpeando el barandal. —¿Alguna cosa de Mya? 
Finalmente le dio una mirada a Louis, una insegura. — Dudo que ella enviara un correo electrónico en los dos minutos desde la última vez que revisé. 
—Claro. —Louis no podía dejar de recordar la breve conversación que había compartido con la madre soltera—. Espero que no pierda  su trabajo cuando los policías entren y empiecen a hacer preguntas. ¿Crees que Harold es lo suficientemente inteligente como para ocultar su ilícita actividad, o crees que el club cerrará? 
Una mirada a Louis, le mostró que algo de la dureza había dejado la cara de Harry. —No lo sé, pero para tener la conciencia tranquila, no puedo retener esta información de la policía durante mucho más tiempo. Cuando llegue el boceto de Mya, voy a aferrarme a ello por lo menos durante unas horas mientras veo lo que puede descubrir, pero no puedo conducir nuestra investigación completa bloqueando la búsqueda oficial de Daria. —Su respeto por su profesión anterior inundaba sus palabras—. Puede ser que tengan algo que podría ser útil para nosotros, y si compartimos, se puede aflojar su hostilidad. 
—No cuestiono eso, pero al menos podemos advertir a Mya, ¿verdad? —preguntó Louis—. De esa manera puede salir antes que la policías entre.  
La tensa mandíbula aún parecía que podría romper el vidrio, pero Harry miró a Louis y asintió. —Podemos hacer eso.  
—Bien. —Louis respiró mejor. Todo lo que quería era abrazar a Harry, pero se contuvo y solo dijo—: Gracias. 
En ese momento, el elevador sonó abriéndose. Harry puso su mano en la puerta y le indicó a Louis que guiara el camino. —También tenemos que decirle a los Sarna lo que hemos descubierto —añadió Harry caminando junto a Louis—. Ese es nuestro trabajo. No quiero que alguien de Arlington Heights, que pueda estar furioso con los Sarna porque nos contrataron, revele esa información con una menor sensibilidad de lo que deberían. 
—De acuerdo. Oh… —Louis giró el picaporte después de poner la llave en la cerradura—. Lo que me recuerda. Justo antes de que entráramos en Gentleman’s Choice, dijiste que ibas a llamar a Quinn para que revisaran los negocios cercanos al Club Kitty. —Harry quería comprobar si había cámaras de seguridad al lado y al frente que hubieran podido captar algo del club—. No lo olvidaste. 
Harry bajó la cabeza, su enfoque en la información del caso en un pequeño cuaderno de notas. —Les envié un texto — murmuró viendo las hojas—. Pero gracias por recordarlo.  
—Te sigo diciendo —los labios de Louis apenas se movieron cuando giró la llave y abrió la puerta—, que te respaldo. 
—Lo has probado durante todas las horas que trabajamos juntos, Louis. 
Harry de pronto suavizó el tono, su jodida respuesta, realmente, golpeó la atención de Louis en el hombre. «Mierda, lo hice de nuevo».  
—Supongo que eso es una de esas cosas que se supone que no debería de oír. —Algo parecido a la diversión brilló en los pálidos ojos de Harry. 
Louis bajó la mirada al suelo, y su voz se fue con él. —Está bien. Vamos adentro. —Cruzó el umbral y dejó a Harry cerrar la puerta detrás de él—. Voy por la comida. 
Harry pateó la puerta cerrándola y se abalanzó tomando la muñeca de Louis, girándolo para tenerlo de frente. Harry lo mantuvo a la distancia de su brazo, pero su dominio sobre Louis no podría haber sido más firme. 
—Escucha, sé que a veces puedo ser un bastardo. —La voz de Harry era tan áspera que se sentía como papel de lija frotando sobre la piel de Louis—. Tienes que aprender a ignorarme cuando gruño o cuando me quede en silencio. Nunca te estaré enviando algún tipo de mensaje sobre que no me gusta lo que estás haciendo. —Su mirada seguía siendo intensa, pero de alguna manera también con un toque de suavidad—. ¿Está bien? 
—Lo sé. —La necesidad de Louis para una más profunda conexión personal con este hombre lo lanzó más cerca—. Es difícil para mí no intervenir ni ayudar cuando te veo tratando de resolver algo por ti mismo. —Él no podía apartarse de la espiral de tormentosa belleza que pintaba de fuerza y dolor los ojos de Harry—. No quiero verte batallando. 
Harry soltó la mano de Louis y se apartó, chocando contra la pared. —No está tan mal, Louis. —Se frotó la cadera—. Yo no… 
Louis levantó las manos, sin tocar a Harry. —Entonces, por favor, no te enfades conmigo por lo que estoy a punto de darte. —«Mierda. Hablaste demasiado para ahora echarte para atrás. Solo hazlo»—. Lo compré hace mucho tiempo, pero de inmediato me di cuenta que no tenía ningún derecho a dártelo. —Louis rápidamente se dirigió a su dormitorio y a su armario, el miedo y los nervios mantuvieron su boca hablando rápido y lo suficientemente alto como para que Harry oyera desde la sala—. Es probable que aún no tenga ningún derecho. Pero nunca lo devolví a la tienda, así que voy a dártelo ahora. — Regresó a la sala y le dio a Harry una gran bolsa de papel—. Debes tenerlo.  
A pesar de que parecía como si Harry pensara que podría haber una bomba en la bolsa, la tomó de Louis y de todos modos vio el interior. —No deberías gastar tu dinero en mí. Esto no es... —Sacó el regalo de la bolsa y lo sostuvo en alto, la bolsa escapó de las manos al suelo. Mirando a Louis, Harry pronunció—: Hijo de perra. 
—Es una almohada de terapia caliente. ¿Lo ves? —Con los dedos temblando, Louis tocó la almohada y habló de la información impresa en el papel envuelto alrededor del elemento—. Y tiene hierbas de manzanilla o algo así en el interior además de semilla de linaza que se supone que es calmante cuando se calienta. —Louis tomó la mano de Harry, en un suplicante agarre, pero al absorber la tensión rápidamente la soltó—. Lo siento. Cuando estábamos en Vermont, me di cuenta de que estabas cojeando mucho. Sabía que tu pierna y cadera deberían de dolerte de la peor manera. Odiaba ver lo que te sucedía. De hecho, compré la almohada mientras estábamos allí, pero luego todo con Wes se vino abajo y luego la pierna debe haber estado molestándote tanto que te escondiste en tu habitación. No sabía si me darías la bienvenida a que te diera algo como esto, así que lo puse en mi maleta y fingí que no la había comprado. 
Louis sabía que no debería de haber dejado salir las palabras y las confesiones. Pero cuando miró a Harry, el hombre se comportaba tan jodidamente estoico cuando no tenía que hacerlo, que Louis no podía detenerse. —La verdad es que tu expresión es tan dura en este momento, que aún no estoy seguro que le des la bienvenida a mi almohada. Pero te puedo decir que odio verte con dolor, te vi frotar tu pierna hoy. Eres bueno para fingir que estás haciendo otra cosa, pero sé que lo estás cubriendo. No podía verme teniendo escondido esto en mi armario cuando te puede ayudar, sólo porque estoy aterrorizado de que posiblemente me odies por romper una especie de regla no escrita sobre el reconocimiento de tus lesiones. 
Harry se paseó cojeando a la ventana, dándole la espalda a Louis, la almohada en una mano. Desde el otro lado de la habitación, incluso con la capa extra de su abrigo, la columna vertebral de Harry parecía una rama que prefería estar curvada. —Jesucristo, Louis. —Harry apoyó su puño contra la ventana y miró hacia atrás a Louis por el rabillo del ojo. Su respiración claramente inestable, su mirada traspasó el alma de Louis—. No tengo una jodida idea de cómo tratarte. 
—Te pido disculpas si he cruzado la raya. —La voz de Louis se redujo a un susurro áspero, y su corazón se alojó en la garganta—. Pero no sé cómo ignorar la situación cuando te haces daño. 
La cara de Harry no tenía color. —Esto es malo. — Maldijo y pasó los nudillos por el cristal de la ventana—. Esto es tan jodidamente malo. 
—Lo sé. Lo siento. —Las aplastantes emociones que trataba de  enterrar casi asfixiaban a Louis. Caminar hacia Harry resultó más difícil de lo que había pensado, pero pasar este tiempo con Harry, mientras lo veía trabajar, que era obviamente una parte esencial de su temperamento, además de aprender acerca de su estados de ánimo y su peculiar personalidad, era totalmente imposible—. Juré que no permitiría que lo vieras, pero lo hiciste, y ahora es raro entre nosotros, porque tú no quieres, y yo, yo no puedo meter la cabeza en la pared de nuevo. No contigo.  
Harry no movía ni un músculo. Ni siquiera parecía respirar. 
Louis no sabía cómo sucedió, pero las náuseas en su estómago aumentaron e hizo que todo en su interior se sintiera rancio. Vio toda la sala como si no reconociera que era su casa. —Voy a llamar a Kasey y decirle que te asigne otro ayudante. 
—No te muevas. —La orden de Harry retumbó en la habitación como el trueno de un látigo. 
El aire en la sala cambió, se espesó, cuando Louis sintió a Harry acercándose. El calor del cuerpo de Harry golpeó el frente de Louis, inundándolo con una mezcla de comodidad, seguridad, alegría y excitación. El hombre estaba muy cerca — las puntas de sus zapatos ahora chocaban unas con las del otro. La timidez de Louis en plena marcha ataba su lengua. 
Un dedo con piel rugosa tocó bajo la barbilla de Louis, y levantó su cara. —Abre los ojos, Louis. —La gentil orden rozó los labios de Louis con un escalofrío digno de contacto—. Es mi turno decir que me mires. 
Louis parpadeó como si acabara de despertar de un sueño muy largo. Cuando ajustó la vista; Harry, con los rudos rasgos del rostro que Louis encontraba tan hermosos, estaba a sólo unos centímetros de distancia.  
—Gracias por la almohada. —Harry hizo un esfuerzo muy bueno en sonreír. No lo logró lo suficiente, pero Dios, lo transformó en algo llamativo—. Nadie me ha dado un regalo por ninguna otra razón que el pensar que podría hacerme sentir mejor. 
El corazón de Louis se atrapó. —Eso es todo lo que quería. —Apenas podía hablar a través de la asfixia de su garganta—. Te quitaría todo el dolor si pudiera. 
—Jesús, hombre. —Harry apartó la mirada. Se maldijo, llamándose a sí mismo un nombre que a Louis no le gustaría, entonces vio a Louis a través de los ojos con el más puro color verde—. Tu corazón es el más grande, más dulce, y más sincero que he conocido. —Movió sus dedos por el cuello de Louis y acunó su mandíbula, y la calidez de la áspera piel contra la suya hizo temblar a Louis. La mirada de Harry fue a su pulgar que rozaba el borde mismo del labio inferior de Louis, viéndose como si  no entendiera por qué estaba allí—. Vas a hacer que rompa todas mis le… 
El ruido de la cerradura en la puerta de Louis se oyó como un disparo por el apartamento. Harry se apartó de Louis justo cuando la puerta se abrió y apareció un musculoso hombre de cabello negro.  
—Wes. —Louis quería ir muy rápido con su amigo y darle un abrazo. Pero ser consciente de Harry, que se dirigía de nuevo a la pared de la ventana, hizo que sus piernas se bloquearan en su lugar—. Estas aquí. 
Los ojos azules con un tinte violeta de Wes se iluminaron en el segundo que vio a Louis. —Louis, hola. Estás en casa. —Se acercó a Louis y le dio un abrazo rápido y duro—. No estaba seguro de verte esta noche. Estoy tan feliz de que estés aquí. — Palmeó el hombro de Louis, como un jugador de fútbol a su compañero de equipo durante un juego, y luego con ridícula dulzura plantó un beso en la frente de Louis—. Estoy muy agradecido contigo... —Wes vio a Harry sobre el hombro de Louis—. Señor Styles. Quiero decir, Harry. —La actitud de Wes se volvió adecuada—. Hola. 
Desde su aislada posición, Harry inclinó la cabeza en señal de saludo. —¿Cómo estás, Wes? Te ves bien. 
—Estoy muy bien. Muchas gracias. —Wes asintió hacia Harry—. Empiezo a trabajar mañana, así que pensé que podía ir a ver el hotel. Luego regresé caminado por el barrio de Louis para conseguir tener una sensación del área. Encontré un restaurante que se veía bien, así que decidí parar por una cena tardía. 
—¿Ya viste el apartamento? —preguntó Louis, presionando los hombros de Wes—. ¿Has encontrado bien la habitación? 
—Sí. —La tensión en los hombros de Wes se relajó un poco. Louis podía sentirlo—. Gracias. Tu generosidad fue más allá de cualquier cosa que yo hubiera pedido de un amigo. 
—Hey. —Louis le dio al hombre más grande un pequeño empujón—. Vas a pagar la mitad de la renta, por lo que no es un mal negocio para mí. 
—Sin embargo... 
La voz de Wes de repente dejó de penetrar los oídos de Louis. Harry se movía de la sala a la puerta, y Louis sólo podía ver a Harry alejarse. 
Corriendo al lado del hombre, Louis se detuvo justo antes de agarrar su brazo. —¿Harry? —Esperaba que su voz  no mostrara su necesidad. 
Harry se mordió una mala palabra y luego vio a Louis desde el rabillo del ojo. —No llames a tu hermana. No quiero otro compañero. Es mejor que lleves tu culo a mi oficina, listo para trabajar, mañana a las siete. —No se oía feliz, y parecía que podía escupir clavos, pero sus palabras levantaron el peso que presionaba al suelo a Louis. 
—Gracias. —Louis cerró sus manos en un puño para evitar tocarlo cuando todo en él dolía con desesperación por hacerlo. 
—No hay nada que agradecer. Nosotros incluso… —Harry levantó la almohada, recordando a Louis el momento intenso y confuso que habían tenido. 
Harry cambió su atención más allá de Louis. —Wes, bienvenidos a Chicago. Estoy seguro de que voy a verte de nuevo pronto. Buenas noches. —Harry se fue antes de que Louis pudiera decir una palabra.  
Wes se acercó por detrás a Louis. —¿Que fue eso? 
«Mierda, jodidamadre». Cada esperanza que momentos antes se había inflado en el interior de Louis se derrumbó como un globo de aspecto triste al final de una fiesta. —Oh Dios, Wes. —Louis se arrastró fuera de la puerta y se acercó al sofá. Se dejó caer de nuevo allí, gimiendo mientras cubría su rostro—. Justo antes de que entraras dejé caer lo mucho que pienso en él y me preocupa, y creo que, básicamente le dije a Harry que soy gay y que tengo un enamoramiento por él. 
—Quizás eso no es tan malo —dijo Wes. Siendo un gran amigo con un comprensivo oído, Wes sabía de los sentimientos de Louis por el hombre—. No serás capaz de mantenerlo oculto de él para siempre. Especialmente no cuando ahora ambos trabajan juntos en Seguridad Quinn. 
—Sí. —Mirando hacia el techo, Louis se frotó la cara y se pasó los dedos por su desordenado cabello—. Quizás es tiempo de pensar en salir de allí pronto. 
Wes ladeó la cabeza. —¿Qué? 
Louis se apresuró a decir: —Nada. Mejor cuéntame de ti. ¿Realmente, qué estás haciendo en Chicago? 
Ocupándose de quitarse el abrigo y colgarlo en el armario, Wes miró a todas partes menos a Louis. —Sólo quería probar un nuevo hotel en una ciudad nueva —dijo—. La señora Astor me ofreció un traslado a Chicago, así que aquí estoy. 
De alguna manera, desde el momento en que había conocido a Wes, lo había sentido como un hermano. Una vez que empezaron a hablar y aprender más uno del otro, Wes había confesado que pensaba en Louis como un hermano mayor amable y que lo apoyaba, el hermano que siempre había querido tener. En lugar de la crueldad y el miedo que había experimentado con su propios hermanos antes de salir de casa a los dieciséis años. 
—Vamos, hombre. —Louis presionó a su amigo a que lo mirara—. Casi no compro esa excusa por el teléfono. —Estudió a Wes reconociendo la inquietud y los síntomas de malestar de sus propios hábitos—. Compro eso menos en persona.  
La mirada casi violeta de Wes brotó, pero rápidamente parpadeó apartando la humedad antes que cayera. —No quiero hablar de eso ahora mismo. ¿Te parece bien?  
—Por supuesto que sí. —La curiosidad empujó todos los rincones de la psique de Louis, pero entendía el instinto de ocultar y lamer las heridas mejor que la mayoría—. Ven, siéntate conmigo. —Palmeó el cojín a su lado—. Será bueno no ver la televisión sólo. 
Wes se acomodó en el sofá, y juntos encontraron una película que querían ver. Pero por mucho que Louis empujara cada fibra de su ser para relajarse y concentrarse en la historia, no podía evitar que su mente vagara a los acontecimientos de hoy. Louis se decía que no lo hiciera, pero él no podía dejar de pensar en Harry. No podía atreverse a permitirse creer que casi se habían besado. 
Quería olvidar el gran dolor que había aprendido de Grady, que no lo quería de una manera romántica. Infiernos, ni siquiera la amistad después del beso y la golpiza. Con Harry, Louis sabía que si su suposición estaba equivocada —provocar la ira, intolerancia o disgusto— lo destruiría. 
«Maldito, jodidamadre, bastardo chupa polla».  
Harry no despotricaba contra Louis, ni siquiera contra el sexy joven Wes, sino consigo mismo. Había estado cerca. Demasiado cerca. Si Wes se hubiera demorado sólo un segundo más para poner la llave en la puerta, Harry habría tenido la boca de Louis, y hubiera probado la maravilla que él sabía que existía más allá de los dulces labios de ese hombre. Le hubiera arrancado la ropa y tomado a Louis en el piso de madera y se hubiera perdido en el olvido del exquisito cuerpo del dispuesto hombre. 
Pero gracias a Dios, Wes se había presentado cuando lo hizo. Wes no solamente había traído a Harry a la realidad con penetrante precisión, sino que por un afortunado momento, cuando Wes no se dio cuenta que Harry estaba ahí,  había saludado a Louis con su afecto sin límites. Al hacer eso, él había confirmado la ley número tres de Harry: no forzar a alguien a regresar al armario contigo. Harry ya sabía que Louis no estaba en el armario. Wes había saludado a Louis de una manera que transmitía el conocimiento y la comodidad con la sexualidad de uno con otro —una relación que claramente entendía y aceptaba la cálida y natural amistad entre dos hombres abiertamente gay. 
Celos como el infierno lo abrumaron al ser testigo de eso; sin embargo, Harry dijo una silenciosa oración de gracias por la repentina aparición de Wes en Chicago. Sólo podía esperar que Louis trasladara su atención a tratar con los problemas de Wes y dejara a Harry descender de su radar, a donde había vivido con éxito durante tres largos años. 
Sin embargo, sin detenerse a pensar, tan pronto como Harry apagó el motor de su carro, tomó la almohada que Louis le había dado y enterró su cara en ella. Cuando inhaló, juró que podría detectar la acogedora fragancia de Louis impregnada en el ya perfumado material. Su pene respondió de inmediato, hinchándose dolorosamente, exigiendo la atención de eróticas fantasías que Harry había dejado escapar de su mente en el apartamento de Louis. 
«Jodidamente mal». Harry colocó una tapa sobre sus deseos, ahogándolos en un lugar oscuro, con una orden para que se marchitaran y murieran. Se tomó un minuto para obtener el control sobre su pene, y sólo cuando pudo moverse sin una tienda de campaña al frente de sus pantalones Harry salió de su carro.  
Cerró la puerta, levantó la vista, e inmediatamente se olvidó del gran lugar de estacionamiento que había encontrado cuando se dio cuenta del hombre apoyado al frente de su edificio. 
Con un gruñido, Harry cruzó la calle, sin apartar la vista durante todo el camino de Riley Gibson. —Eres el jodido final para mi perfecto día. —Aún le dolía el hombro por la patada que le dio el hombre y Harry  sabía que el área estaría negra-azul por la mañana—. ¿Qué infiernos estás haciendo aquí? —Estaba seguro que no había ni una gota de bienvenida en su voz. No estaba de humor para nada de esto—. ¿Cómo encontraste mi dirección? 
Riley subió de un salto a la acera, con una mochila en la mano. —La policía de Arlington Heights y Chicago podrían no tener nada que ver conmigo, pero aún tengo algunos amigos en Miami. No fue tan difícil averiguar dónde vives. 
—¿Qué quieres? —Harry bufó sin poder controlar su frustración.  
—Necesito un lugar donde dormir. 
El dolor de cabeza regresó tras el ojo izquierdo de Harry. —Por supuesto que sí. 
—Hey. —Riley se enderezó con todo su metro setenta y nueve de su robusta complexión—. No estoy pidiendo una limosna. Te di una buena información hoy; a cambio, necesito un lugar para pasar la noche. Dame sólo un maldito respiro. He acabado mis recursos tratando de encontrar a Bree. He dormido en mi carro los últimos cuatro días y me he lavado en las áreas de descanso de la carretera interestatal. Voy a seguir haciendo eso por un tiempo indefinido, si tengo que hacerlo, pero pensé que podrías tener un poco de compasión dado que te ayudé a saber más de Daria. 
—¿Por qué no fuiste con Louis? —El pecho de Harry le dolió al  pensar en la compasión incondicional del hombre que había invitado a su amigo por correspondencia a vivir con él con solo un día de aviso—. Él tiene un corazón más blando para este tipo de mierda que yo. 
Riley esbozó una blanca sonrisa. —Porque me gustan mis dientes. —Miró a Harry con confianza en esos ojos color avellana—. Me hubieras jodido si hubieras descubierto que había aparecido en el apartamento de Louis buscando dormir en su sofá. Ese chico no tiene ni idea de cuánto quieres tenerlo desnudo, en cualquier lugar donde puedas conseguirlo. —Miró a Harry una vez más y se pasó una mano protectora sobre su estómago—. Creo que tus celos serían mucho más peligrosos para despertar que los suyos. 
Harry aplastó la almohada en su puño. —Eso no ayuda un bledo a tu causa. 
—No estoy de acuerdo —respondió Riley—. Creo que eres un hombre que aprecia la verdad y que ves a través de una mentira. Tú me invitarás. ¿Por qué es eso? Porque Louis se decepcionaría de ti si me dejaras dormir en mi carro otra noche. 
Harry empujó a Riley contra los ladrillos detrás de él, y susurró directo en su cara: —Ahora estás llevándome más allá de la ira a un reino que no quieres ver. Ni siquiera se te ocurra mencionar a Louis de nuevo para llegar a mí. 
Palidez cubrió la bronceada dorada piel de Riley. —Fui demasiado lejos. Pido disculpas. ¿Quieres la verdad desnuda? — Parecía que podía vomitar—. Necesito una noche de sueño decente, si quiero tener alguna posibilidad de encontrar otra pista que me lleve a Bree. Podría dejar pasar algo que podría salvar a mi hermana por estar demasiado cansado para verlo. Ayúdame. Por favor. 
«Joder». —Puedes quedarte una noche. 
Riley en realidad se desplomó contra la pared. —Gracias. 
Harry abrió la puerta y lo dejó entrar en su edificio. — Mañana  puedes ir a Seguridad Quinn y hablar con la gerencia. —Cristo, esperaba aún poder confiar en su capacidad de leer a una persona—. Vamos a ver si podemos ponerte como asesor temporal para este caso. Con un salario diario con el que puedas pagar un lugar seguro para dormir. 
—Muchas gracias. —Riley tomó la mano de Harry y la estrecho con entusiasmo—. Eres tan impresionante. Louis también lo es. Él… 
La mano derecha de Harry cruzó el aire directo a la cara de Riley. —Deja de hablar de Louis, o voy a ponerte de nuevo en la calle. 
—Correcto. —Riley cruzó dos dedos sus labios—. Hey. — Señaló hacia abajo a la mano de Harry—. ¿Qué pasa con la almohada? 
—Cállate. —Harry dobló la almohada y trató de esconderla debajo de su brazo—. Sigue haciendo preguntas y tampoco podrás quedarte. 
—Lo entiendo. 
Después de eso, Riley muy sabiamente cerró la boca del todo... dejando a Harry con más silencio para pensar sobre la persona con la que ardía en deseos de compartir su apartamento esta noche. Que también pasaba la noche con otra persona. Harry se dijo una y otra vez que tener a Wes como amortiguador entre él y Louis era lo mejor.  
A las dos de la mañana, sin poder dormí, Harry se llamó a sí mismo un mentiroso.
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:38 pm

Capítulo 7
   
—Sí, definitivamente es ella. —Jamie, una de las fugitivas que se alojaban en Haven, asintió con la cabeza rapada.  
—¿Estás segura? —Louis le preguntó a la chica tatuada. Mientras las otras chicas con las que había hablado le habían dado un sí o un no a medias, Jamie se había tomado su tiempo—. Y su nombre  definitivamente era Tracy. 
Jamie entregó la fotocopia del boceto de Mya a Louis. — Bueno, podría haberme mentido, pero así fue como ella dijo que se llamaba cuando estuvo aquí. Después que Tracy se fue, Daria me mostró una foto de esta chica, y este boceto realmente está cerca a parecerse a Tracy. Daria me preguntó si Tracy me dijo que tuviera la intención de dejar el refugio y por qué. Le dije que nos vimos un par de noches en Haven, pero realmente no hablamos. —Jamie  arqueó una ceja perforada, y estudió la sonrisa de la rubia totalmente americana de Tracy—. Diferentes tipos de personas. —Ella se encogió de hombros—. Sabes.  
Controlando su entusiasmo, Louis miró sobre su hombro a la oficina detrás de él y vio a Harry aun conversando con uno de los empleados del refugio. Sólo quería hacer contacto visual, algo para mostrarle su éxito, y  esperaba ver orgullo en los ojos de Harry. En ese momento, Harry se frotó la nuca, una vez, luego otra vez. Como si eso no le quitara su malestar, entonces se movió y miró hacía Louis. Louis no hizo nada, sólo le sostuvo la mirada y dejó que la sensación de éxito inundara su interior. Después de un momento, Harry le hizo un gesto casi imperceptible, pero sin duda un reconocimiento real, y regresó a su entrevista.  
Estúpida e infantilmente satisfecho, Louis regresó su atención a Jamie. —¿Dijo Daria algo más? ¿Te dijo por qué preguntaba por Tracy?  
—No. —Jamie se apoyó contra la pared y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones holgados—. Ella me preguntó si me di cuenta de algún nuevo voluntario o de alguien que merodeara por el refugio que pareciera que no debía estar aquí, o que pareciera que observaba a las chicas que se alojaban aquí. Hombres, mujeres, jóvenes o viejos..., cualquiera. Le dije que no. Pero hay nuevos chicos entrando y saliendo de este lugar todo el tiempo, por lo que caras nuevas realmente no destacan. 
—Gracias por tu tiempo. —Louis estrechó la mano de Jamie y se encontró sorprendido por el poder de las manos de una mujer tan joven y delgada—. Has sido muy útil. 
—No hay problema. —Ella comenzó a caminar por la sala, pero repentinamente se detuvo y se dio vuelta para mirar a Louis—. Hey. —Con las manos de nuevo en sus bolsillos y girando los hombros protectoramente, dijo—: ¿Puedo hacerte una pregunta? 
—Claro. 
—¿Te gusta lo que haces? —preguntó, mirándolo de arriba abajo—. Quiero decir, estás usando un traje y abrigo de buen aspecto. —Dio un paso más cerca, y acercó sus grandes y profundos ojos verdes frente a su rostro—. ¿Te gusta lo que haces? ¿Es un buen trabajo? 
—No puedo quejarme. —Louis tuvo que cerrar las manos para no darle a la jovencita un abrazo protector—. ¿Por qué me lo preguntas? 
—Por nada. —Los hombros de la chica se reforzaron aún más—. Sólo por curiosidad. Parece que podría ser bueno, así que sólo tenía curiosidad. No es gran cosa. No importa. 
«No lo hagas, hombre. No tienes ningún derecho». — ¿Qué edad tienes, Jamie? —De todos modos, Louis preguntó, sabiendo que acababa de sobrepasar los límites de su posición en Seguridad Quinn.  
—Diecisiete. 
—¿Tienes trabajo? 
—No. Haven me ha ayudado a ir a un par de entrevistas, pero aún no ha pasado nada. 
—¿Eso es porque vas y vienes mucho? —Louis presionó suavemente—. ¿Desapareces en la ciudad tanto tiempo como el que te quedas aquí? 
Líneas defensivas se formaron en el rostro de Jamie. — Quizás. ¿Qué si lo hago? 
Louis tomó su posición en Seguridad Quinn en sus manos y saltó directo a aguas desconocidas. —Voy a hacerte una sugerencia, y tú decides si quieres tomarla. Quiero que vayas a Seguridad Quinn y pidas hablar con una mujer llamada Kasey acerca de un trabajo. Dile que Louis te envió. Si le das una buena impresión, y demuestras que puedes ser confiable de permanecer en Haven, apuesto que Seguridad Quinn amaría tenerte como parte de su equipo. Comenzarás en un puesto bajo pero puedes ascender en el trabajo como yo lo hice. No comenzarás como seguridad, guardaespaldas, ni investigador. Por supuesto que no, aún tienes diecisiete años. Pero si pruebas tu valor, y demuestras que tienes aptitud para el trabajo,  puedes ascender dentro de la empresa. Es posible que no te guste, podrías descubrir que no es lo que quieres, pero ya tendrías una referencia de un trabajo para el futuro, y eso no es malo. 
—¿De verdad? —La boca de Jamie se abrió, dándole a Louis una buena vista de una argolla en la lengua—. Ni siquiera me conoces. 
—Estoy confiando en mi instinto. —Louis nunca había oído un tono tan serio y adulto en su voz—. No me hagas quedar mal. —Pensó que podría recordarle comer sus verduras la próxima vez.  
—Gracias. —Jamie estrechó la mano de Louis lo suficiente para hacer que su muñeca tronara—. ¿Puedo ir hoy a hablar con esta persona Kasey?  
—Dame la oportunidad de hablar con ella primero. ¿Qué tal mañana? 
—Estaré ahí. Gracias. Adiós. —Jamie entró en la sala y rebotó en el sofá junto a otra chica, donde compartió su noticia.  
Louis se apoyó contra la jamba de la puerta y observó a Jamie derramar nueva vitalidad con su amiga. Observarla le hizo poner una sonrisa tonta en la cara, sintió sus hombros más ligeros y tan altos como para tocar las nubes.  
Un olor maravilloso, una mezcla de tierra y hombre, hizo cosquillas en la nariz con una excitante familiaridad, y un momento después, Harry llegó al lado de Louis. Sus hombros casi se tocaban, y Louis se armó de valor para no apoyarse al contacto. Pero Dios, aunque Louis no tenía ni idea de dónde estaba con este hombre, le dolían los brazos por tomar la mano de Harry. 
—Eso fue generoso de tu parte. —La profunda voz de Harry trajo a Louis de regreso al refugio—. Vámonos, ya terminamos aquí. —Con un empujón de su codo, Harry se movió—. Demasiado riesgoso. Darle a esa joven una recomendación pone tu reputación en la línea. 
Louis hizo una mueca. —¿Lo oíste, verdad? —Su hermana ciertamente estaría de acuerdo en entrevistar a Jamie, pero Louis debería haberle preguntado antes.  
—He oído la mayor parte de la segunda mitad, estaba saliendo de la oficina. —Harry abrió la puerta del refugio y le indicó a Louis salir primero.  
—Ella fue la única chica que realmente se tomó el tiempo para mirar el boceto de Mya —compartió Louis—. Sabes lo difícil que puede ser hacer una conexión entre un dibujo a lápiz y una persona real. Se tomó el tiempo para estudiarlo. Ella reconoció a Tracy. Y fácilmente respondía mis preguntas. Al contrario de su dura apariencia no hubo ninguna hostilidad ni desprecio por ayudarnos a hacer nuestro trabajo. 
Después de cruzar la calle, Louis caminó hacia atrás para poder ver las reacciones de Harry, parecía ser su modus operandi ahora. —Ella me agrada. —Louis se adelantó y confesó la simple verdad—. Es  más o menos la misma oportunidad que le diste a Riley. No es gran cosa. 
—Eso no es verdad. —Deteniéndose junto a su vehículo, Harry apoyó su cadera buena contra la puerta trasera—. Riley tiene formación policial, y ha estado investigando personalmente en ayudar a entender lo que pasó con Daria. El riesgo no era tan enorme de mi parte. —Con sólo medio metro de espacio entre ellos, Louis vio todas las estrías de puro verde en los pálidos ojos de Harry—. Ahora eres una rock star con esa. —Se quedó en silencio por un momento, y le robaba un poco más el aliento a Louis a cada segundo en silencio que miraba fijo su  cara. 
Louis empezó a morderse con furia el labio. —No creo que eso sea cierto. 
Harry se acercó, el vapor del aire frío entre ellos. —Cada vez que pienso que te conozco, me sorprendes un poco más. 
Con su corazón acelerado, Louis respondió: —Soy un libro abierto. Creo que ves todo en mí. Yo soy quien no te entiende. — La garganta de Louis estaba seca, su cuerpo hacía el mejor esfuerzo para controlar su voz pero, ronca o no, no podía detenerse—. Yo quiero, pero creo que estoy viendo cosas que me gustaría que fueran ciertas, y estoy muy jodidamente asustado de equivocarme de nuevo. 
«Por favor». Louis tragó saliva y esperó. «Por favor, dime que no estoy equivocado».  
«Jesús, bebé». Harry en silencio se hacía llamar diez tipos de idiota imbécil.  «Equivocado otra vez, ¿sobre qué? » Tener las leyes de Harry, y comprender que le servían de mucho, era una cosa. Permitir que este hombre abierto y amable siguiera confundido acerca de la química que había entre ellos era otra cosa.  
Louis de repente estaba todo serio frente a Harry y lo arruinó separándose y dirigiendo la mirada de esos sin fondo ojos café a la acera. —No importa. —Se dio la vuelta y se movió para entrar en el carro.  
«Maldición». Harry se acercó y plantó su mano en la puerta del lado del pasajero, manteniéndola cerrada. Louis se agarró a la manilla de la puerta. No podía mirar a Harry, y eso arrancaba el corazón de Harry. 
Harry dejó que sus dedos se movieran por la ventana, y no se detuvo hasta cubrir la mano de Louis con la suya. Un estremecimiento ante el contacto recorrió a ambos. Harry se acercó, rozó la frente contra la parte posterior de la cabeza de Louis, y eso causó otro estremecimiento en ambos. 
Jodidamente cerca, Harry le susurró: —Louis, no… — Justo en ese momento el jodidamente maldito teléfono de Harry sonó, y por la calle, vio a una mujer saliendo del Refugio y agitando las manos en su dirección. 
Con un concentrado y enojado movimiento, Harry sacó el teléfono de su bolsillo, miró la pantalla, y dejó salir de su boca un montón de maldiciones. Se apartó del carro, lejos de Louis, y le hizo una seña al hombre. 
—Es Riley —le dijo—. Tengo que tomar la llamada. —Le había dado al hombre una lista de cosas por hacer esta mañana, y Riley había jurado que no volvería con las manos vacías—. Podría ser importante. 
—Adelante. —Louis se hizo a un lado, creando distancia entre ellos que se sentía como si fuera de un kilómetro.  
Harry se puso el teléfono en la oreja y dijo hola, mientras le indicaba a la mujer en la banqueta que la había visto.  
—Habla, Riley —bufó Harry—. Y será mejor que sea bueno. 
—Me gustaría que lo fuera. —Un gruñido frustrado se filtró a través del teléfono a la oreja de Harry—. Jackson Roth, el jefe de la anterior agencia de seguridad de las empresas Sarna, está tratando de hacerme sudar. Él me tiene esperando en el vestíbulo por más de tres horas. Puedo sobrevivir. Puedo sentarme aquí todo el día y no moverme hasta que lo puede arrinconar cuando se vaya, pero eso significa que no podré ir a la universidad de Daria. Este bastardo va a tratar que el hambre me haga irme antes que él. Lo puedo sentir. —Riley maldijo una vez más, luego Harry lo oyó en voz baja disculparse con alguien que tenía que haber estado dentro de rango auditivo.  
Harry se frotó el ceño fruncido. —Está bien. El tipo es un bastardo, llama a la oficina y que alguien te lleve comida, si es necesario, pero no te levantes. Me he encontrado con ese hombre un par de veces durante el curso de una investigación policial, y nunca me ha agradado. Si tiene información, seguro como el infierno que no va a soltarla sin algún forcejeo. Probablemente crea que es demasiado inteligente para ti, y eso en realidad podría trabajar a tu favor. Ten buenas preguntas listas cuando hables con él, y escucha las cosas que no diga tanto como lo que dice. Yo me encargaré de hablar con los maestros de Daria. 
—Lo siento, jefe. 
—No te preocupes por eso, quedarse es una decisión inteligente. —Mirando a Louis, Harry se distrajo con la tristeza en los ojos del hombre, y suavizando su voz agregó—: Mantenme informado. 
Caminando por la acera hacia Haven, Louis levantó el dedo en dirección a la mujer. —Yo hablaré con ella, tú ve a la escuela de Daria. Puedo tomar un taxi de regreso a Seguridad Quinn. 
—Louis. —«Mierda». El nudo de tensión bloqueó la pierna de Harry—. Esta conversación no ha terminado. 
Le tomó un par de parpadeos, pero apareció el flash de un muy brillante brillo en los ojos de Louis. —Está bien. No es tu trabajo  hacerme sentir bien. Se supone que debes averiguar lo qué pasó con Daria, y me niego a ser una distracción. Nos vemos en la oficina. —Louis cruzó la calle imprudentemente en sus esfuerzos para escapar de Harry—. Adiós. 
Con Louis ya cruzando la calle hacia el refugio, Harry murmuró: —Lo manejaste simplemente genial, Styles. —Dio a la puerta del carro un golpe decidido después de entrar, pero eso no aligeró la oscuridad que nublaba su estado de ánimo.  
—Está bien —dijo Harry con un gruñido. En una oficina del tamaño de un pequeño armario, estaba sentado frente al editor en jefe del periódico de la universidad Daria—. Estoy harto de tratar  con gente que trata de darme la información sin terminar de decirme lo que saben. 
Harry había hablado con un puñado de maestros que no tenían mucho que decir, ni bueno ni malo, acerca de Daria. El joven maestro de escritura creativa había demostrado ser la única excepción. Le había hablado a Harry de la naturaleza curiosa de Daria y de su inteligencia, y le dijo que podría resultarle beneficioso que visitara el periódico de la escuela. 
Moviéndose sobre la silla de metal, Harry apretó los dientes debido a la rigidez de su pierna y le dio una mirada hosca a su oponente. —Si tienes algo que compartir, tienes que decírmelo ahora. Esto podría ser una cuestión de vida para Daria. 
—Estoy diciéndote lo que puedo —respondió la joven, imperturbable—. Si no tengo mi credibilidad como alguien que puede mantener un nivel de confianza, entonces no tengo nada. 
—Bien. —«Formula preguntas que pueda contestar»—. Así que Daria asistió a esta escuela durante casi dos años, ¿correcto?  
—Yo diría que, probablemente, eso parece bien. 
—Está bien. —Harry comenzó a sentir que su swing de jonrón regresaba—. ¿Puedes tener a alguien recuperando todos los periódicos de la escuela durante el tiempo que Daria estuvo aquí? Me gustaría leerlos. 
—Puedo hacer eso. —La mujer tomó el teléfono y marcó un número.  
Harry esperó a que transmitieran su petición antes de participar de nuevo. —Voy a asumir que no estoy en busca de artículos escritos por Daria o con su nombre, pero eso aún deja mucho margen. —Trató de respirar de manera uniforme, en un esfuerzo para sacar hasta la última gota de irritación y frustración de su rostro y  voz. Inclinándose hacia delante, metió las manos entre las piernas—. ¿Puedes al menos darme una pista que pueda reducir el campo? 
Después de un momento, el editor dijo: —Hay un juego que solía jugar cuando era niña llamado, una de estas cosas no es como la otra.  ¿Alguna vez  jugaste a eso? 
—Lo hice. 
—Juguemos ese juego de nuevo. —Se levantó de su asiento, deteniéndose en la puerta de su oficina—. Voy a ir a ver esos documentos por ti. 
—Gracias. —La sensación de ser bloqueado por todo el mundo regresó, Harry se acomodó en la incómoda malvada silla y esperó.   
Usando un carrito portaequipaje que encontró en su cajuela, Harry llevó las cajas de los periódicos a su oficina. 
Louis se levantó del sofá e inmediatamente corrió al lado de Harry. —¿Qué es todo esto? —Tomó parte de la manija y la jaló hacia la mesa de café.  
Apretando los dientes, Harry se detuvo, sin dejar que Louis moviera las cajas ni un centímetro. —Puedo manejarlo. — Le disparó a Louis una mirada para que no se atreviera a contestar—. No soy un inválido. 
Louis de inmediato soltó la manija y dio un paso atrás. — Lo siento. ¿Qué es todo esto? 
—Esto —Harry dejó  las cajas a lado de un pizarrón que mostraba todo, incluso las cosas remotas conectadas a Daria o el presente caso—, es cada periódico de la escuela de Daria durante el tiempo que asistió. Nuestro trabajo consiste en averiguar cómo ella estaba en ellos sin estar en ellos. —Ante la expresión perpleja de Louis, Harry dijo—: Lo sé. Vamos a averiguarlo. —Se movió a su escritorio y se sentó—. Entonces, ¿qué quería la mujer del refugio? Ella no parecía querer hablar con nosotros cuando estuvimos allí. 
Louis se sentó en una de las sillas de los visitantes. —Es concejera. Su nombre es Anna María González. Está muy  preocupada de que algo terrible le haya sucedido a Daria. Algo ilegal. —Louis se movió en su asiento y apoyó la barbilla en la mano—. Tengo la sensación de que iba a decir algo, pero luego una gran pelea estalló. Ella se fue para resolverla y terminó con un corte en la frente. Uno de los voluntarios se la llevó junto a otras tres chicas a la sala de emergencia. 
Una imagen de una chica dura con ojos vulnerables cruzó la mente de Harry. —¿Estaba la chica Jamie en la pelea? 
—No. —Una malditamente dulce sonrisa elevó los labios de Louis—. Ella no estaba en la habitación. 
Harry se limpió la boca, cubriendo la sonrisa que libremente se estaba formando. —Estoy feliz de escuchar eso. Vamos a dar a Anna María una noche para recuperarse, y luego iremos a presionar un poco más duro para ver qué suelta. Buen trabajo. 
La sonrisa de Louis cambió de dulce a francamente descarada con sólo un parpadeo. —No está bien hasta que se convierta en algo útil. —Arqueó una ceja desafiante—. ¿Verdad?  
Gimiendo, Harry se reclinó en su silla y miró al cielo. — Jesús. Ahora estás citándome. Eso te enviará al infierno en cohete de aquí en adelante. —Echó un vistazo a Louis y oyó y vio al hombre riéndose, y su estado de ánimo se aligeró.  
El teléfono de la oficina de Harry sonó. Lo tomó. —Hola. 
La recepcionista de Seguridad Quinn dijo: —Señor Styles, tengo a Nicole Stevens aquí para verlo. 
Harry cayó a tierra en un aterrizaje forzoso. Nic no invadiría su lugar de trabajo sin una razón importante.  
—Envíela. 
—Muy bien —respondió la recepcionista—. Oh, y el señor Quinn y la señora Tomlinson-Quinn dicen que están libres para verlo ahora. 
—Bien. Gracias. —Harry colgó el teléfono, y levantó la mirada hacia de Louis—. Es hora de ir a explicarle a tu hermana sobre Jamie. Simplemente me dijo que está lista para verme. 
Louis se levantó de su asiento. —Iré a hacer eso ahora. Regreso en un momento. 
—Buena suerte. 
Puntos rosas se formaron en las mejillas de Louis. — Espero no necesitarla, pero gracias. —Abrió la puerta de la oficina y casi se estrelló contra Nicole, con la mano a punto de tocar desde el otro lado.  
—Oh. —Louis se enderezó y se deslizó alrededor de la elegante y escultural mujer—. Hola, detective Stevens. —Miraba a Nicole como si ella fuera un animal cuyos hábitos no entendiera, tampoco era que la conociera lo suficiente para leerla—. ¿Cómo está? 
—Estoy simplemente genial, cariño. —Nicole le dio al brazo de Louis un apretón—. ¿Cómo estás? 
—Bien, gracias. —Louis miró a la glamorosa mujer de arriba abajo, con los ojos cada vez más abiertos con cada segundo que pasaba examinándola—. Me gusta su nuevo cabello. Es muy... No, jódeme, pero sí muy sexy. 
Harry puso los ojos en blanco cuando Nicole le dio un guiño a Louis.  
—Gracias. —Nicole estaba radiante—. Eso es lo que estaba buscando. 
—Bien, bueno... —Louis señaló con el pulgar por encima del hombro—. Me tengo que ir. —Salió corriendo, diciendo—: Adiós. 
—Adiós, querido. —Nicole se apoyó contra el marco de la puerta, mirando a Louis hasta que desapareció de la vista. Luego, cerró la puerta y miró a Harry, sonriendo de una manera que iluminó su ya increíblemente hermoso rostro—. El hombre se vuelve más adorable cada vez que lo veo. Si no estuviera casada, me gustaría comérmelo. —Ella se giró con una sonrisa traviesa hacía Harry—. ¿Por qué no lo haces por mí? 
Harry subió los pies a su escritorio y juntó los dedos debajo de la barbilla. —¿Por qué no me dices qué es lo que quieres? 
Con movimientos muy deliberados, Nicole se quitó el abrigo y lo colocó sobre la parte posterior de una de las sillas de los visitantes, y tomó otra silla para ella. Cruzó una pierna sobre la otra y cruzó las manos sobre sus rodillas. —Hola a ti también —comenzó con voz cantarina—. Y qué, sí, gracias, me corté el cabello y lo pinté de rubio. Me alegra que te guste, Eric lo ama, y yo también. 
—Está bien. —Harry asintió con disgusto—. Te pido disculpas. Te ves muy bien, y estoy de acuerdo con la evaluación de Louis de tu nueva apariencia, es sexy sin ser jódeme. Pero siempre te ves muy bien, y lo sabes muy bien. —Regresó al punto con ella—. Pero no viniste para agregar mis felicitaciones a tu lista. 
—Me conoces demasiado bien. 
—¿Que sucede? Y no lo endulces. 
—Ryan me llamó anoche. —Nicole dejó caer la bomba, y Harry estaba muy orgulloso de sí mismo de que ni siquiera se inmutó—. Almorcé con él hoy.  
—No estoy interesado en nada que tenga que decir —le dijo Harry. 
—Él va a casarse. 
Ácido rasgó a través del sistema de Harry, carcomiéndolo y terminando con cada astilla de buena voluntad y ternura que aún tenía dentro de él por su ex. 
—Para aclarar —dijo Nicole—, él y Roland tendrán una ceremonia de compromiso el próximo mes.  
«Compromiso con el chico por el que me dejó. Con el hombre por el que salió del armario».  
Con cada gramo de fuerza de voluntad que poseía, Harry no hizo más que parpadear. —¿Por qué me lo estás diciendo? No necesito saberlo. 
—Maldición, Harry. —Nicole clavó la punta de su alto tacón en el escritorio—. El hecho de que Ryan avance, no significa que no se preocupe por ti. Pasaron casi cuatro buenos años juntos. Eran felices, sabes no es que esté muerto. 
—No veo tu punto de vista. 
—Es importante para Ryan que lo sepas, no quiere que lo averigües de forma inesperada o de alguien al que no le importes. Por eso se puso en contacto conmigo. —La mirada de Nicole se suavizó junto con su voz—. Él no sabía si estarías abierto a recibir su llamada telefónica o una invitación a la ceremonia y vino primero conmigo. 
Eso hizo que Harry con un ruido sordo bajara los pies y señalara con el dedo a Nicole. —Realmente me importa una mierda que se case con otra persona. Se acabó. Terminamos el día que me habló de Roland. No sé por qué infiernos cree que me importa esto. —Con la mandíbula apretada, Harry agregó—: Si espera una respuesta, no dudes en decirle que no quiero ir a la ceremonia, y que sin duda no necesito una jodida llamada de lástima que solo haría para aliviar su culpa. 
Tamborileando con sus uñas pintadas de marrón el brazo de la silla, Nicole entrecerró los ojos mirando directamente a Harry. —Para que lo sepas, voy a parafrasear eso. 
—Dile lo que demonios quieras. La verdad es la verdad. Eso no cambia el hecho de que juró una y otra vez que él tenía que vivir en el armario o nunca sería capaz de mantener su carrera. Y que estaba genial así y con nosotros, porque yo estaba igual. Por eso funcionó para ambos durante todo ese tiempo. Luego, después de una docena de viajes secretos con otro hombre, bam —Harry aplaudió y eso retumbó a través de la oficina—, todo cambia, y él tiene que ser abierto con otro hombre. 
—Sé que te hizo daño. —Nicole estiró la mano a través del escritorio.  
Harry apartó la mano antes de que pudiera darle un apretón de lástima. —No me tengas lástima. Simplemente no fue honesto, eso es lo que me molestó. 
—Harry, ¿puedes dejar de ser un idiota machista durante un minuto? Eso apesta a… 
Knock. Knock.  
—¿Qué? —Harry rugió casi derrumbando la puerta.  
—Soy Louis. No importa —añadió rápidamente a través de la puerta cerrada—. Regresaré más tarde. 
Harry se precipitó hacia la puerta y lo abrió. —No. Tú te quedas. —Harry se sentía a punto de estallar, y las noticias de Nicole lo habían empujado mucho más allá de poder ocultarlo— . Nicole y yo hemos terminado. 
  —Creo que lo hemos hecho. —Nicole tomó sus cosas y se dirigió a la puerta—. Te llamaré en un par de días. 
Si Harry apretaba los dientes más, creía que su mandíbula podría agrietarse. —Te prometo que no es necesario. 
Sin desalentarse, Nicole le dio un beso en la mejilla a Harry. —De todos modos, voy a hacerlo. Gracias. —Esta vez, ella sólo inclinó la cabeza reconociendo a Louis al salir.  
Harry cerró las manos detrás de su cuello y comenzó a caminar por la oficina, y maldición si se detenía. —¿Cómo te fue con Kasey? —Echó a un vistazo a Louis, que aún flotaba junto a la puerta.  
—Canin la agarró antes que yo. Escucha. —Moviéndose de un pie a otro, Louis miró hacia el pasillo antes de caminar y enfrentar a Harry junto a la ventana—. Si necesitas tomar un descanso, lo entenderé. 
Levantando la cabeza, Harry mantuvo a Louis en su lugar con una mirada. —No lo hagas. 
Un espeso y opresivo silencio reinó durante diez segundos, y luego Louis habló: —Es sólo que no parecías feliz al saber que Nicole estaba aquí, y mucho menos ahora. Ella es tu ex, y a pesar de que aún son amigos tiene que dolerte verla cuando ella está felizmente casada, acaba de conseguir un ascenso, y parece que podría estar en la portada de cada revista de moda. Yo entendería si tienes que salir a vagar. 
Harry se movía por todas partes de la oficina y Louis le siguió con su vulnerable y amaba mirada de apoyo, de alguna manera al mismo tiempo giraba el corazón de Harry y lo hacía enojar aún más. 
Louis hizo un intento de tocar el hombro de Harry, cuando ellos estaban casi a la distancia de tocarse. —Entiendo que estés molesto y quieras algún tiempo. 
Mirando desde el rabillo del ojo mientras giraba de nuevo, Harry gruñó: —No estoy molesto por Nicole. 
—Por supuesto que sí. Lo puedo ver en tus ojos y en la forma en que no puedes quedarte quieto. —Sincera compasión, pero tan  increíblemente innecesaria, se infundía en el tono de Louis. Tanto  que Harry casi empezó a creer que Nicole le había roto el corazón.  
—Eres humano, Harry —dijo Louis, casi con una súplica en su voz—-. Es comprensible. Puedes mostrar tu enojo frente a mí. Está bien. 
—No estoy enojado. —«Aunque voy a estarlo en un segundo si oigo más pena en tu tono».  
—¿Por qué no? —preguntó Louis. Con pena en su tono, y el calor se hizo cargo de Harry que sólo veía negro—. Creo que si yo fuera tú de seguro lo estaría. 
Harry acechó a Louis, y los ojos del hombre de repente estaban más amplios y oscuros. Harry no se detuvo hasta tener la espalda de Louis contra la pared, bloqueándole cualquier ruta de acceso a retirada. 
—¿Q… qué sucede? —Louis inclinó la cabeza hacia atrás contra el yeso, y con asombro entreabrió los labios. Su voz era rasposa y oh-tan-jodidamente-sexy, y se atrevió a mirar la cara de Harry—. ¿Qué estás haciendo?  
«Oh Jesucristo. Detente jodidamente ahora, Styles».  
Esta vez, su proximidad, el humor que saturaba el aire, y el deseo residual de la noche anterior, logró que la voz de advertencia en la cabeza de Harry se ahogara. Sintiendo que había esperado toda su vida para hacerlo, Harry hundió su mano en el cabello oscuro de Louis. Suave y sedoso cabello recorrió sus dedos, y se maravilló de la manera en que se atoraba en sus callos. Harry miraba a los ojos a Louis, y su corazón latía dolorosamente rápido mientras aterradoramente se metía en la madriguera del conejo. 
—¿Quieres saber por qué no estoy molesto con Nicole? — Harry mojó su dedo pulgar en la comisura de los labios de Louis, y empujando hacia abajo con una ligera presión abrió la boca de Louis. El aliento de Louis se quedó atrapado. La punta de la lengua salió hacia la yema del dedo de Harry, shock en ambos cuando sus miradas se pusieron en contacto de nuevo. 
«Infiernos sí».  
Harry provocó el borde de los labios de Louis, él y Louis estaban tan increíblemente cerca que todo se convirtió en un borrón. —¿Quieres saber? —Harry repitió con voz áspera—. Esta es la razón. —Harry bajó y reclamó la boca de Louis con un beso de marca. «Oh, joder, sí». Louis sabía a piña y a hombre, y su boca era cálida y húmeda y acogedora. Era un jodido paraíso, justo como Harry sabía que iba a ser. «No es suficiente».  
Gimiendo, Harry se hundió más profundo y besó a Louis con todos los vivos deseos que se acumulaban en su interior, marcando al hombre con fuerza; todo él gemía, mientras saboreaba totalmente el cielo que había querido conocer desde hace demasiado tiempo. Harry inclinó la cabeza de Louis y unió sus bocas abiertas juntas. Metió la lengua y lo saboreó con un saqueo invasor, incapaz de contener una agresión que había asustado a otros hombres cuando se desataba en el pasado.  
Un chillido de Louis rápidamente se profundizó dentro de un crudo gemido que Harry nunca había oído y de alguna manera empujó a Harry más rápido hasta el borde. Más allá de lo suave —a pesar de que todo su interior deseaba la calma— Harry hundió los dedos en el cabello de Louis y la mejilla, probablemente dejándole moretones, pero no podía detener la inundación de necesidad que rugía en su ser. Morder, lamer, y raspar se convirtieron en la forma de Harry de mostrar a Louis la profundidad del sentimiento que lo consumía —eso sólo provocaba a Louis. Harry se presionaba en cada centímetro que podía del sólido cuerpo musculoso de Louis, sin embargo, eso apenas aplacaba el animal interior que anhelaba una fusión de los cuerpos, deseando poseerlo. 
Justo en ese momento, Louis deslizó su lengua en la boca de Harry y tentativamente se frotó con un murmullo mezclado. Después de un latido del corazón, lo hizo de nuevo, le robó otra saboreada. Los inocentes movimientos de Louis encendieron la sangre de Harry, y su pene de inmediato se puso rígido con la rápida droga. Harry gimió y dejó caer las manos a las caderas de Louis, acercándolo más para presionar la entrepierna, todo lo que pudiera llevarlo más cerca de Louis aunque fuera un milímetro. «Joder, quiero estar dentro de él».  
Harry metió las manos entre sus cuerpos abriendo el cinturón de Louis, y bajando la cremallera. Sus dedos rozaron el suave algodón sobre un sólido pene, y Harry tembló casi corriéndose en sus pantalones. Se pegó a Louis como una fuerte prisión. En ese momento otro chillido se escapó de Louis y se hundió en Harry, como afiladas garras ante el angustioso y temeroso ruido. «Mierda».  
El sonido de inmediato penetró en el cerebro de Harry y enviándole una señal de advertencia a su cuerpo, enfriando su temperatura una docena de grados. Justo encima de eso, Louis se movió tocando los hombros de Harry, sus codos y cintura, sin quedarse en un lugar para mantener el agarre durante más de un latido del corazón. «No sabe qué hacer con sus manos o boca, porque nunca ha hecho esto antes». Agua helada salpicó el caliente cuerpo de Harry, mandándolo con una patada de vuelta a la realidad. 
Con un temblor en sus manos, y su respiración fuera de control, Harry cerró la cremallera de Louis y dio un decidido paso hacia atrás. Se limpió la tensión de la boca y se obligó a hacer contacto visual con una hermosa mirada color marrón tan llena de atracción y confusión —y sin duda alguna real miedo. Esto último cortó directo al corazón de Harry. 
«Es por eso que nunca se deben ignorar las leyes».  
Harry se armó de valor para hacer frente a Louis sin parpadear ni mostrar un atisbo de debilidad. —Esto no puede suceder —afirmó, aun con necesidad en su voz—. Somos incompatibles, y es un error por muchas razones, todas los cuales tienen que ver conmigo y nada con la increíble persona que eres. 
Harry observó la burbuja de exuberante y ansiosa vida de Louis desinflarse, y una ráfaga de rojo rápidamente marcó su piel. Harry sintió una opresión en su pecho tan fuerte que creyó que podía tener un ataque al corazón por cómo se sentía, y no podía superar la necesidad de acercarse más. 
Pasó la mano alrededor de la nuca de Louis, manteniendo el contacto hasta que le dolió mirarlo sin decir nada. —Jesús, Louis. —Harry presionó su frente con la de Louis por lo que el otro hombre no podía alejar la mirada ni leer mal el ardiente deseo en los ojos de Harry—. Por favor, no te sientas mal, ni creas que estoy loco, ni que lo que sentimos no es real. Esto es muy real. Más que nada con lo que he tratado en mi vida. Pero no podemos hacer nada al respecto. Sería un desastre. — Incapaz de resistirse, rozó los labios contra la sien de Louis antes de alejarse—. Me tengo que ir. 
—Espera. —Louis se abalanzó, tratando de tomar el brazo de Harry sólo que Harry logró evitarlo. El ruego de Louis se filtró en su mirada, llenándolo con una luz muy brillante—. Somos compañeros, voy contigo. 
—No. —Harry salió de la oficina, pero ni siquiera entonces se sintió lo suficientemente fuerte como para irse sin dejar un puente entre ellos—. Voy a Arlington Heights para hablar con los policías y los Sarna. No sé cuándo regresaré. 
Puedes empezar a trabajar en los periódicos y averiguar si tenemos un nuevo grupo de sospechosos. —«Este caso». Una de las cosas que mantendría a Harry y a Louis unidos hasta su finalización. Harry comenzó a sudar—. Si Riley vuelve, dile que revise ese video de vigilancia. Pídele que empiece con las  tiendas situadas en línea recta al Club Kitty y después a los negocios secundarios.  
Louis se aferró al marco de la puerta, pero Cristo, esa mirada de ojos café cruzaba la habitación y sostenía a Harry más fuerte que  un par de armas.  
—Harry —susurró Louis—. Por favor.  
—Hablar no cambia nada, Louis. —Eso raspó su garganta, pero Harry lo dijo—. Adiós. 
Harry salió de la oficina y caminó por el pasillo sin detenerse hasta llegar al elevador. Después de presionar el botón, se paseó por el espacio delante de las puertas, presionando la rica alfombra de Berber bajo sus zapatos. ¿Qué peor diablo manipulador lo había poseído para tomar la boca de Louis de esa forma? 
Presionando de nuevo el botón del elevador, Harry cerró la mano en un puño queriendo golpear algo. A sí mismo. — Estúpido. 
Una mano detuvo su acción y cubrió los botones cuando Harry iba a presionarlo por tercera vez. —Wow —dijo Canin—. ¿Qué infiernos sucedió para que te veas como una mierda? — Kasey estaba junto a Canin. Igual preocupación brillaba en su mirada, pero ella le recordaba mucho al hombre que había dejado en su oficina, y  no podía sostenerle la mirada. 
—Ahora no, Canin. —La volatilidad vivía en el interior de Harry en este momento, y no podías saber a ciencia cierta dónde iba a explotar. Necesitaba un poco de tiempo a solas para hablar consigo mismo y bajar del borde autodestructivo en el que se encontraba—. Puedes despedirme después si quieres. 
—Estás teniendo un buen resultado con los Sarna. — Canin no entró en el espacio de Harry. En realidad se apartó, permitiéndole el espacio para respirar que Harry tan desesperadamente necesitaba—. Si necesitas hablar en algún momento, ya sabes dónde encontrarme. 
—Estaré bien. —Gracias a todo lo bueno en el mundo, el elevador se abrió en ese momento. Gracias a Dios que estaba vacío—. También obtendremos respuestas de los Sarna —dijo Harry mientras se iba sin levantar la vista—. Adiós.  
Las puertas no se cerraban lo suficientemente rápido para Harry. Jesús, no podía creer que prácticamente había asaltado a Louis en su lugar de trabajo. Tenía que conseguir terminar este caso. Después de eso, Harry no sabía qué infiernos iba a pasar. De ninguna manera en el infierno podía permanecer en Quinn.  
No con Louis tan cerca.  
Harry dio la bienvenida a entrar en la autopista interestatal de Arlington Heights con el tráfico de la tarde. Eso le daría tiempo de sobra para estar de nuevo en control.  
«Buena suerte con eso».  
Harry gruñó y le dijo a su voz interior que cerrara la jodida boca.
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Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:39 pm

Capítulo 8 
 Harry se abalanzó y evitó el puño que volaba hacia él.  
—¡Mi hija no era una puta! —Stephen Sarna rugió en la cara de Harry, soltando el olor a alcohol al aire lo suficientemente fuerte como para rizar el cabello de Harry. 
—Oh, mi Dios, papá. —Declan empujó a su padre—. Eso no fue lo que dijo. Él dijo que estaba trabajando en un club strip, no que se prostituía. 
Stephen se giró y enfrentó a su hijo. —Desnudarte es vender tu cuerpo por dinero, esa en sí misma es la definición de prostitución. —Se giró y señaló a Harry con el dedo—. No me importa lo que las otras strippers digan. Se equivocan. Mi hija nunca se desnudó en ningún lugar barato y degradante por dinero. 
Todavía sentada, Elise Sarna se abanicó la cara con las manos. Su piel enrojecida, como si fuera a sufrir un repentino desmayo. —¡Oh mi buen Dios! —El color de repente desapareció de su cara—. Vi a Daria escaparse un par de veces durante la noche. Sólo pensé que tenía un novio inadecuado que no quería presentarnos. Nunca pensé que era por algo como esto. 
—¡No lo era! —Stephen se giró hacia su esposa—. Eres una traidora. 
Declan puso los ojos en blanco. —Estas tan patéticamente engañado acerca de todo. 
Esa mirada desagradable y el tono que usó, hicieron que Stephen se girara hacia Declan. —Deberías haber sido tú. 
—¡Stephen! —Elise se puso de pies colocándose frente al cuerpo de Declan, bloqueándolo de la ira de su padre—. Retira lo dicho ahora mismo.  
—Mamá, está bien. —Declan salió de la sombra de su madre—. No dijo nada que no me haya dicho yo antes. Daria lo es todo. Ella es perfecta, un maravilloso arco iris, y yo no soy nada. —Declan se arrojó a un rincón del adornado sofá—. Lo sé. 
De pie, grande y beligerante, Stephen miró a Declan. — No me has  dado una sola razón para creer otra cosa. 
—Recibías calificaciones perfectas cada año que estuve en la secundaria —murmuró Declan—. No es que sea relevante ya que no practicaba ningún deporte. 
—Nunca hacías una mierda, excepto jugar los juegos de tu computadora. —Stephen continuó sin ceder—. Por lo que sé, pudiste hacer trampa para conseguir esas calificaciones perfectas. 
—Por supuesto —contestó Declan, goteando sarcasmo—. Eso es exactamente lo que hice. 
Stephen replicó: —No es que tengas trabajo en este momento y estés poniendo algo de esa inteligencia que se supone que tienes en un buen trabajo. 
«Joder, santo Cristo». El chico no hizo una mueca ante la frialdad de su padre. Harry se preguntaba con qué frecuencia ocurría esto y si el alcohol siempre jugaba un papel importante. Stephen podría también haber estado bebido esa mañana en Seguridad Quinn. Él obviamente favorecía a uno de sus hijos sobre el otro. Pero quizás era de esa manera debido a la desaparición de Daria. Podría no haberle importado una mierda la niña antes de su desaparición. Stephen abrió la boca otra vez, y Harry decidió que quizás el hombre era un imbécil.  
—Discúlpenme. —Harry alzó la voz, ahogando la diatriba que venía de Stephen—. Si puedo continuar, tengo más información que compartir.  
Stephen continuó disparándole dagas a Harry y a su esposa. —Si esta es la forma en que están manejando la investigación sobre lo que le pasó a Daria, entonces no estoy interesado en lo que tengas que decir. Voy a despedirte como lo hice antes con la Agencia Roth. Hay muchas empresas por ahí que quieren mi negocio. Voy a encontrar a alguien que esté interesado en descubrir la verdad. 
—Cierra la boca ahora mismo. —Elise dijo cada palabra para callar a su marido con hielo, y Harry no tenía ninguna duda que ella podría fácilmente romperle las bolas—. Me estás avergonzando. —Lo helado de su voz se mostró también en sus ojos azul hielo—. Quédate callado y escucha lo que este hombre tiene que decir acerca de tu hija.  
—La información acerca de que Daria estaba en un club strip es pertinente y creíble. —Harry miraba a cada miembro de la familia mientras revelaba esta noticia—. Pero no fue por hacer dinero. Parece que estaba haciendo ese trabajo como parte de una investigación sobre la posible desaparición de un número de chicas fugitivas y de alguna manera se convirtió en parte de la propia historia.  
Elise se llevó la mano a su boca. —¿Qué? —Su perfecto maquillaje de repente no podía ocultar su edad—. No lo entiendo. 
Harry les dio a los demás un momento, pero ni Stephen ni Declan dijeron una palabra. Stephen se veía como si algo finalmente lo hubiera sorprendido, manteniéndose en silencio, y Declan volvió a su acostumbrada rutina de niño-rico- indiferente.  
—Sin embargo aún no tengo nada sólido, pero hasta ahora la información que estamos recabando apunta a que Daria se lanzó a descubrir lo que les pasaba a esas chicas. ¿Suena esto como la Daria que conocen? ¿Era alguien que tenía interés en la investigación de delitos? ¿Quizás tenía interés en convertirse en periodista? 
Stephen finalmente regresó a la vida. —No. Siempre tuve la impresión de que Daria quería unirse a nuestro negocio algún día. —Ya no era beligerante, ahora simplemente compartía información sobre su hija—. Ella viajaba por todo el mundo con su madre de vez en cuando y tenía un interés en aprender sobre la empresa. 
Elise se movió hacia adelante para quedar en el borde del cojín. —Daria pasaba la mayoría de los fines de semana ya sea trabajando en el refugio o saliendo con sus amigos. Ella disfrutaba los cursos de la universidad, pero parecía mínimamente interesada en una asistencia perfecta o incluso en pasar los cursos. Honestamente pensé que se casaría en los próximos cuatro o cinco años, y finalmente tomaría  un trabajo a tiempo parcial en Importaciones Sarna. —Su mano temblaba mientras alisaba una arruga inexistente en sus blancos pantalones de invierno—. Nunca la oí hablar de algo como esto. 
—Mamá alentó a Daria para darle a mi amigo Pierce una oportunidad —dijo Declan—. Tenía grandes esperanzas de convertir a Daria en parte de esa familia. 
—No me hagas sonar mercenaria, cariño. —Las mejillas de Elise tomaron un tinte rosa—. Él es un joven agradable, y Daria es una chica inteligente y bonita. No la lastimaría darle una oportunidad. 
Declan se puso visiblemente rígido. —Sí, eso habría sido una tonelada de diversión. 
  —Así que esa es tu respuesta —dijo Stephen, su tono estridente de nuevo—. Nosotros no sabíamos nada de esto. ¿Por qué no sigues adelante y regresas al duro trabajo? Todavía queda mucha noche para ir a más clubes de striptease con nuestro dinero tan duramente ganado. 
La mano de Harry se estremeció por devolverle a Stephen el golpe que había intentado darle. En lugar de eso, cerró los dedos en el bolsillo de su chaqueta y regresó su atención al gemelo de Daria. —¿Y tú, Declan? ¿Alguna vez oíste a tu hermana hablar sobre investigaciones que podría haber abordado antes? ¿Alguna cosa sobre esto? 
Declan se encorvó aún más en el formal sofá. —Ya he dicho que no sabía por qué se iba por la noche. Ella me dijo que me quedara fuera de eso. 
—Lo hiciste —la voz de Stephen se quebró— porque no te importa una mierda nadie, excepto tú mismo, y en el proceso  probablemente ayudaste a tu hermana a morir. —Stephen se secó las lágrimas que rápidamente llenaban sus ojos—. Tengo que salir de aquí. —Salió corriendo a través de la amplia sala de estar.  
—Eso es correcto. —Declan miró en la dirección en la que su padre salió corriendo—. Ve a servirte otra copa. Eso es lo que está bien. 
Stephen le mostró a su hijo el dedo cuando salía de la 
sala.  
Las mejillas de Elise Sarna pasaron de rosa a rojo. —Le pido disculpas, señor Styles. He oído a menudo que este tipo de situaciones sacan lo mejor de la gente. En nuestro caso sacan lo peor. Le prometo que no está así todo el tiempo. Y Stephen no bebe tanto como estoy segura de que está asumiendo que bebe, por lo que ha visto. 
—No me corresponde juzgar. —Pero Harry lo hacía. Pensaba que estas personas probablemente apenas se cruzaban unos con otros una vez al día, si es que menos, antes de que Daria desapareciera. Y cuando lo hacían, habría apostado que apenas se dirían dos palabras superficiales entre sí—. Sólo quiero descubrir lo que le pasó a su hija. 
Elise se aclaró la garganta y levantó la barbilla con orgullo. —Con esta nueva información, me temo que usted realmente se está inclinado hacia algo malo. —Miró a Harry a los ojos, y se maravilló por el hecho de que los de ella de alguna manera se mantenían secos—. ¿Cree que algo terrible le sucedió? Puede decirlo. 
—Lo siento. —Cristo, Harry no era de los que extienden la mano y ofrecen un toque reconfortante. A pesar de haber sido un policía,  había muchos más que naturalmente podían dar los más aplastantes hechos o dar las más terribles noticias. Pensamientos de Louis regresaron a la superficie, removiendo el pecho de Harry. Él sabía que Louis sabría qué decirle a Elise para hacer que todo estuviera bien. Estaba tan dolido por su compañero de tantas maneras, que Harry se quedó tenso a un lado de la mesa de café—. Ojalá pudiera mentir, pero me temo que vamos a desentrañar algo que llegue a un mal final. 
—Está siendo honesto. —Elise miró hacia otro lado. Ella levantó la mano para secarse las lágrimas, pero después de un momento enderezó los hombros, y su atención volvió a Harry—. Creo que la sinceridad es lo máximo que se puede pedir en estas circunstancias. Aprecio lo que han descubierto hasta ahora. 
—Me gustaría tener palabras mágicas, pero no las tengo. —Sintiéndose incómodo como el infierno, Harry se movió y tocó la mano de Elise—. Lo siento mucho. 
Elise se apartó, ofreciéndole una sonrisa tensa. —Tenía la esperanza de que uno de los contactos del señor Cosgrove encontraría a Daria en algún lugar del extranjero. Tengo que entender todo esto. Con esta nueva información... Con lo que Daria estaba haciendo en secreto... —La mujer respiró hondo y exhaló lentamente—. Voy a llamar a Phillip y le diré que no creen que su búsqueda en el extranjero sea necesaria. Él está haciendo por su propia cuenta un gasto considerable. Discúlpenme, por favor. ¿Lo hará? —Inclinó la cabeza y se llevó la mano a su boca, Elise susurró sus disculpas y fue a las escaleras antes de que Harry pudiera decir una palabra.  
Después de ver a su madre corriendo por las escaleras, Declan se giró para prestarle atención a Harry de nuevo con aire satisfecho. —Me sorprende que esté aquí, señor Styles. ¿Dónde está su compañero? Tengo que decir, que es un infierno más compasivo y logra que la gente hable mejor que con usted. 
Harry se controló, no iba a tomar el cebo de este aficionado. —¿Hay algo que no has dicho y que deba saber? ¿Sabes algo que estés dispuesto a compartir conmigo? 
—En realidad, no. —Estiró el brazo a través del respaldo del sofá, Declan sostuvo la mirada de Harry—. A menos que diga que no estoy tan consternado de oír que Daria estaba trabajando en algún tipo de investigación. Ciertamente, de todos modos no me sorprendió tanto como a mis padres. 
—Eso no me sorprende —murmuró Harry poniéndose de pie—. Gracias por tu tiempo.  
—Lo que mi mamá dijo sobre Pierce Lyndsey no es cierto, ¿sabe? —añadió Declan, Harry se volvió a sentar—. Bueno, él puede ser agradable, que es lo que ella vio en él. Pero no es bueno. No respetaba a Daria. Ni siquiera sé si a él realmente le gustaba o se sentía atraído por ella. —La actitud de idiota escapó por completo, y los ojos de Declan volvieron a brillar como fríos diamantes azules—. Él sólo quería ser el tipo que dijera que la conquistó primero. Ella nunca había tenido sexo. —Declan sacudió la cabeza y miró al techo, mientras que su manzana de Adán se balanceaba a kilómetros por minuto—. Pierce quería ser el hombre que podía presumir que fue quien cambio eso. 
Harry vio la furia luchando dentro de este chico. Sentado frente a él, con ganas de ir a lo real y dejó que sus instintos lo guiasen, Harry sabía que tenía que encontrar alguna manera de usar la bondad innata que Louis había empleado a lo largo de esta investigación. Particularmente en el trato con Declan.  
«Cristo. Sólo actúa como si fuera tu hijo o algo así y quieres aliviar su sufrimiento». —Por mucho que los motivos de Pierce sean repugnantes te enoja que se tratara de tu hermana —dijo Harry, su voz trajo la atención de Declan de nuevo a él—. También son los celos y el dolor que no eras el Sarna cuya cereza quisiera. ¿Es eso cierto? 
Declan se puso de pie, su rostro duro. Miró en dirección por la que su padre había huido. Un fuerte temblor recorrió su cuerpo. —No puedo hablar más —dijo, su voz tensa—. Me tengo que ir. 
Cuando Declan dio un paso, Harry se levantó y puso una mano sobre su brazo, con lo que el niño se detuvo de inmediato. —Está bien, Declan. —Harry lo jaló para que volviera a sentarse—. No les voy a decir nada a tus padres, aunque necesariamente no confiaría que Pierce no estuviera ya murmurando. 
Las manos de Declan temblaban, y su palidez bajó a palidez de vampiro. —Sé que él se ríe de mí a mis espaldas. —Su voz bajó a un murmullo—. Oí lo que él estaba tratando de hacer con mi hermana, pero lo que más odio es que aún me gusta. — Declan respiró profundo, desigual. Cuando hizo contacto visual con Harry de nuevo, parecía un niño asustado—. No me gusta saber que sólo pasa tiempo conmigo cuando no tiene a ninguna otra persona, pero aun así como cada segundo que me da. 
Harry jodidamente no podía creerlo, pero su corazón se apretó por este niño. —Todos queremos a alguien en algún momento de nuestras vidas que no es bueno para nosotros —le dijo suavemente—. Todos desearíamos que les gustáramos a ellos a pesar de que sabemos que merecemos algo mucho mejor. 
—No sé si merezco algo bueno. —Declan se limpió la humedad que brillaba en sus ojos. Abrió la boca, tratando de hablar con claridad, pero le tomó varios intentos antes de susurrar—: A veces soñaba que si Daria no estuviera aquí, Pierce se volvería hacia mí. 
«Oh Jesús». Canalizando a Louis —él hombre jodidamente se había enterrado en el sistema de Harry hasta la médula— Harry se levantó y fue a sentar al lado de Declan. —Escúchame. —Levantó la cara del niño de su escondite—. Tú no le deseaste este destino a tu hermana. 
Profunda y sombría desesperanza era evidente en la mirada de Declan. —Quizás lo hice. No es que funcionara. Pierce ni siquiera vino a hacerme compañía, o simplemente a decirme que sentía que ella estuviera desaparecida. 
—Creo que eso te dice todo lo que necesitas saber sobre qué clase de hombre es Pierce. 
—Sí. Pero temo que voy a seguir haciendo todo lo que me pida. —Algo verdaderamente triste oscureció los bordes de los ojos de Declan. 
El vello en el cuello de Harry se erizó y un escalofrío recorrió su columna. —¿Qué significa eso? 
—Nada. —De pronto, animado, Declan empujó a Harry, su formalidad dejada de lado—. Si ya terminaste de lanzar bombas sobre mi hermana por esta noche —se apresuró hacia la puerta y la abrió—, entonces, es tiempo de que te vayas. 
Harry se apresuró a llegar con Declan y lo giró. —¿Qué infiernos quisiste decir, Declan? ¿Qué te pido que hicieras? 
—Nada. —Con una oleada de fuerza más allá de su tamaño, Declan empujó a Harry. La pierna mala de Harry se dobló, y Declan logró llegar al umbral—. Lárgate de aquí antes de que les diga a mis padres que te despidan. —Declan cerró la puerta en la cara de Harry. 
«¿Qué infiernos fue eso?»  
Al oír la cerradura de la puerta, Harry supo que no podría tener más respuestas esta noche. Se frotó el muslo y la cadera mientras se dirigía a su carro con pasos cautelosos, el ritmo más lento aliviaba la punzada de dolor que perforaba su pierna.  
¿Qué en nombre de Dios Declan había querido decir con ese críptico comentario sobre Pierce? ¿Pierce lo había manipulado o se había atrevido a hacer que Declan hiciera algo con Daria que salió terriblemente mal? De alguna manera, Declan había mantenido su cara de póquer. Con ese bastardo de padre, era evidente que tenía un montón de práctica en ocultar sus sentimientos. Un atisbo de compasión seguía dentro de Harry por el niño, pero eso no significaba que le daría un pase a Declan sobre cualquier cosa. Lo que sea que hubiera hecho tenía cero posibilidades de que Harry retirara la foto del chico de la pizarra en cualquier momento pronto. 
Cristo. Harry apostaba que si Louis hubiera estado aquí, habría conseguido algo más de Declan.  
«Maldición. Maldición. Maldición. Deja de pensar en Louis».  
Una risa hueca escapó de Harry. «Pocas oportunidades de que eso ocurra. Está demasiado profundamente arraigado en tu ser para irse». El que Harry hubiera elegido darle confort a Declan había demostrado que besar a Louis había roto esa frágil fachada que Harry había erigido, lo cambió todo. Él tendría que trabajar cien veces más duro ahora para mantener una cierta distancia.  
Harry se frotó el cansancio de su rostro y subió a su carro. Aún le quedaba un largo camino a casa antes de poder permitirse descansar lo suficiente para dormir.   
El agotamiento infectaba cada hueso y músculo del cuerpo de Harry. El nuevo viaje en carro a Arlington Heights sólo lo había agotado. Todo en este caso era una mierda, y el hecho de que no podía ni siquiera quebrar al hermano gemelo de la víctima había terminado con el humor de Harry. Las respuestas estaban justo ahí a su alcance, en la punta de una rama baja, sin embargo, no podía alcanzarlas. Podía sentir las yemas de los dedos tan cerca de algo importante, pero continuamente se le escapaba. Harry sólo necesitaba un punto brillante que brillara en la oscuridad y que le diera esperanzas de que había tomado la decisión correcta al unirse a Seguridad Quinn y que podría resolver este caso.  
El elevador sonó abriéndose en su piso, y de inmediato Harry maldijo al pasillo oscuro. La luz se había ido hace dos días, y si los del jodido mantenimiento no lo arreglaban pronto, Harry podría hacer algo que hiciera que lo echaran de su edificio. 
Se dio la vuelta de la esquina, maldiciendo en voz baja, y se detuvo.  
«Oh mi jodido Cristo. Es hermoso».  
En el suelo, su angular perfil se destacaba con la luz de la lámpara color ámbar de la pared encendida al final del pasillo, Louis estaba sentado apoyado contra la puerta de Harry. «Santo infierno». El corazón de Harry dio un vuelco. Debió haber hecho ruido, porque Louis de repente miró hacia Harry, sus ojos brillaban con tanta devoción que le robó el aliento a Harry y le asustó hasta la médula. 
«Él siente eso por mí».  
Louis se levantó, murmurando el nombre de Harry. Él abrió sus brazos, y Harry comenzó a moverse. El dolor en la cadera ya no era relevante, Harry se dirigió con un propósito. Louis dijo el nombre de Harry de nuevo, haciendo de las dos sílabas una alegre canción mientras Harry envolvía al hombre más joven en sus brazos. 
«Estoy en casa».  
El calor del cuerpo de Louis se hundió en la corriente sanguínea de Harry, se sentía tan jodidamente bien que causó un estremecimiento que lo recorrió. Louis salpicó una lluvia de besos en la frente de Harry, las mejillas, y el cabello, cada uno de ellos Harry lo sintió más apreciado y aterrador que el anterior. 
Con su ritmo cardíaco salvajemente fuera de control y su control para su buen sentido pendiendo de un hilo, Harry se obligó a tomar a Louis por los brazos y alejarlo un poco. Respirando con dificultad, demasiado rápido para los pequeños besos que Louis le estaba dando, Harry recuperó la cordura y el control.  
—Louis. —Luchó contra el intento del hombre para acercarse de nuevo—. Tienes que detenerte. —Maldición, los profundos ojos marrones de Louis le rogaban y Harry no podía mirarlo sin sentir que se estaba ahogando—. No deberías estar aquí. 
Louis seguía sosteniendo la chaqueta de Harry, jalándolo mientras le rogaba con la mirada. —No podía dejar las cosas como estaban en la oficina. No después de ese beso. —Con un paso acortando la distancia entre ellos, Louis presionó su pecho contra el de Harry y rozó sus labios, tentadoramente suave, y finalmente rozó la nariz de punta a punta—. No después de la manera en que corriste hacia mí al verme aquí. —Louis rodeó su brazo alrededor de la cintura de Harry. 
«Oh, Dios mío, por favor ayúdame». Una parte de Harry luchaba contra el suave dominio que Louis tenía sobre él. El abrazo causaba conflicto en Harry, incluso mientras recorría con su boca la mejilla de Louis, sosteniéndole y susurrando: — No, no, no. No podemos. 
La boca de Louis formó una sonrisa frente a la mandíbula de Harry. —Sí, sí, sí. Podemos. —Envolvió su brazo alrededor del cuello de Harry, atándolo en un nudo aún más intrincado, y no permitiéndole alejar la mirada—. Lo quieres tanto como yo.  
—No. —«Quiero más». Harry gimió cuando su pene se hinchó al estar de acuerdo con su evaluación. Miedo y adrenalina recorrían su sistema y le hizo sudar—. Ve a casa. — La solicitud se atragantó en la garganta en su lucha por no salir—. Esto está mal. Por favor… —En ese momento, Louis deslizó la mano debajo del abrigo de Harry y frotó su culo, y Harry se mordió la mejilla para ahogar un grito de placer—. Es un error. No podemos… 
Louis lo hizo callar con un beso suave que se abrió paso hasta el fondo del alma de Harry. —Podemos y debemos. —Sus dedos recorrían la espalda de Harry, excitando más terminaciones nerviosas—. Es perfecto. Tú eres perfecto, Harry. 
—No. —Harry nunca se había sentido tan jodidamente excitado, duro como el acero y listo para empujar su pene dentro del hombre de su vida. Vio la falta de definición en los inocentes ojos que brillaban con los primeros indicios de poder—. No estoy ni siquiera cerca. 
Una suave risa cosquilleó los labios de Harry. Louis se separó un poco, y su mirada se convirtió en la más clara y más centrada que nada que Harry hubiera visto. —Quiero decir que eres perfecto para mí. Te veo, Harry. Lo veo todo de ti. Todo lo que no te gusta. Todo lo que es rígido y no se siente cómodo para ti. Todo lo que ocultas y deseas que la gente no sepa. — Movió su brazo alrededor del cuello de Harry y pasó los nudillos por la mejilla y mandíbula de Harry, creando el más gentil y más amoroso contacto. Y con cada roce del dorso de la mano de Louis, Harry temblaba un poco más. 
—Sé todo de ti —reveló Louis—. No lo comprendía ni creía saberlo, pero lo entiendo ahora, te conozco mejor que nadie. Y todo lo que veo y oigo cuando te veo y te escucho es todo lo que quiero. —Su sonrisa tembló, Louis acunó la mejilla y presionó sus labios en la frente de Harry—. Y todo es dulce, eres tú. 
—Jesús. —Cayendo fuerte y rápido y sin ningún tipo de colchón para amortiguar el choque final, Harry tomó a Louis y unió sus bocas, besándolo con un silente ruego para que fuera todo lo que necesitaba y quería, pero que no sabía cómo pedir. Louis se fundió en Harry, fusionando sus pechos, vientres, y penes juntos de una manera que deseaba que de alguna manera desapareciera la barrera de su ropa. El duro bulto presionaba los jeans de Louis empujándose hacia Harry, haciendo que ambos tropezaran con la puerta. 
—Por favor. —Louis entreabrió los labios en ese susurro. Movió su lengua contra los labios de Harry con la más dulce pequeña lamida—. Tómame. He soñado contigo desde el día en que nos conocimos. 
Con un gemido desde algún lugar profundo dentro de él que no reconoció, Harry lamió y mordió la exuberante boca de Louis, mientras que ciega y torpemente trataba de sacar las llaves de su bolsillo para abrir la puerta. Sabía que tenía que parar, o al menos ir más lento, pero se había negado a sí mismo a tener sexo por más de un año, y este era Louis, y el hombre sostenía a Harry alrededor de la cintura y mantenía un constante masaje en la parte delantera del sus cuerpos. Louis se retorcía como si no pudiera conseguir suficiente y Harry había tenido tantas fantasías protagonizadas por este hombre, que lo real, en una noche, cuando sus defensas estaban bajas, demostró ser más poderoso que la voluntad de Harry. 
Se las arregló para colocar la llave y quitar el seguro. Apenas hizo una pausa para sacar las llaves y abrir la puerta a un más o menos ordenado interior.  
Louis caminando hacia atrás entró en el apartamento aun con su boca unida a la de Harry. Harry pateó la puerta cerrándola y lanzó las llaves al suelo. En medio de los besos que a veces eran mordidas lo suficientemente duras para marcar la piel de Louis, Harry se quitó la chaqueta y arrancó también la de Louis de los brazos. 
Un gemido escapó de Louis, rompiendo el beso. —Jódeme, Harry. —Jaló su camisa arrancando los botones. Deseo brillaba en sus ojos, y sus labios estaban tan hinchados que cualquiera habría pensado que había estado chupando un pene toda la noche. La camisa cayó al suelo, y la mirada de Louis se oscureció—. Quiero sentirte dentro de mí. 
El pene de Harry se llenó completamente. —Cristo, sí. — Se movió y tomó a Louis alrededor de la nuca y lo arrastró hacia un beso duro. Sus lenguas se encontraron, demandantes en una dura maraña por la dominación, el recuerdo de los dedos temblorosos y el chillido de antes en ese día golpeó a Harry de vuelta a la realidad.  
«Joder».  
De alguna manera, Harry aflojó los dedos del cabello de Louis y dio un paso atrás. —No. —Cada parte de Harry le gritaba que agarrara y jodiera a Louis sin piedad hasta que ninguno de ellos se pudiera mover. Viendo a Louis, su cuerpo increíblemente en forma, el pecho gloriosamente desnudo, la boca de Harry estaba seca. Expectativas para vivir algo espectacular estaban en los ojos de Louis. «Oh Jesús». Harry maldijo y se alejó de inmediato. 
«Maldición». —No estás listo —susurró Harry, las palabras destrozaban su interior—. Y hay tal ansiedad en mí en este momento que estoy temblando. —Levantó la mano y lo acercó a la cara, mostrándole a Louis un poco de vulnerabilidad que nunca le ofreció a nadie, después Harry cerró los dedos en un puño, ocultándose una vez más.  
«Si hay misericordia en este mundo, por favor, dame un minuto y ayúdame a encontrar mi control».  
Los dedos de Louis rozaron la nuca de Harry, haciéndolo estremecer. Gimió ante la fuerza de su voluntad y dio un paso lejos del atormentante contacto.  
—No. —Louis no lo dejó dar un segundo paso. Su suave toque se  convirtió en una banda de acero alrededor del hombro de Harry—. No te apartes. 
La tensión en cada músculo del cuerpo de Harry era fuerte, y su respiración se volvió jadeante. —No me conoces, Louis. —Su pene rugía por encontrarse en el refugio del culo de Louis, y la tentación provocaba sin piedad su frágil control—. Eres demasiado inocente para comprender. 
Moviéndose a un lado, Louis le quitó la chaqueta a Harry y se frotó contra su espalda. La camisa no hizo nada para aliviar el contacto. Harry gimió cuando los duros pezones de Louis raspaban su columna. Manteniendo el contacto, Louis se movió y se colocó frente a Harry, dejando menos de treinta centímetros de espacio entre ellos. El calor del cuerpo llegaba a Harry como oleadas de droga, pero el fuego que ardía en su mirada triunfó sobre todas las cosas.  
—Sé lo que quiero. —Louis mantuvo el contacto visual con  Harry, y con cada palabra que decía, se desmoronaba la barrera de Harry hasta que cayó al suelo—. Y sé que estoy listo para dar rienda suelta a la pasión que hay en mí. —Empezó a desabrochar los botones, pero algo vulnerable brillaba en sus ojos—. La única cosa que temo es nunca saber qué se siente estar contigo. 
—No. —La palabra salió, pero a los oídos de Harry, la suavidad de eso le sonó más como una súplica que una orden. 
—Sí. —Sin apartar la mirada ni parpadear, Louis agarró la muñeca de Harry y arrastró su mano alrededor de su cintura  hacia su trasero. Obligó a los dedos de Harry a abrirse y empujó la palma más y más hacia abajo... hasta que las yemas de los dedos de Harry rozaron la distintiva forma circular a través de los jeans de Louis. 
«Oh Jesucristo».  
Las piernas de Harry fallaron, cayendo de rodillas. El hombre tenía un tapón enterrado en su culo.  
Louis se dejó caer de rodillas delante de Harry. Había desaparecido el destello de temor. En su lugar sólo quedaba una firme certeza. —Estoy listo para ti. —Deslizó la camisa de Harry, dejando que la tela cayera al suelo. Se inclinó y rozó sus labios con la más suave caricia, y le dijo—: No tengo miedo. 
Al segundo que esas dulces e inocentes palabras cruzaron los labios de Louis, sus dedos rozaron el bajo vientre de Harry y cada zona erógena en él. Harry se estremeció y se abalanzó. Cualquier atisbo de deseo de mantener algún tipo de distancia o calmar las cosas se evaporó de un golpe. La idea de enseñarle, o ir poco a poco, dejó de existir. Harry tomó la cabeza de Louis y le dio un  violento beso de propiedad, entrando en el interior de la boca del hombre para marcar territorio con lamidas y mordidas. 
Caliente y firme carne masculina marcaba con fuego las manos de Harry en cada parte que tocaba, y el hecho de sentir que ese hombre lo quería con una aterradora intensidad sólo estimuló aún más a Harry. Louis lo besaba y pasaba las manos por todas partes de Harry, murmurando las cosas más maravillosas, amorosas y sucias en voz baja cada vez que separaban la boca para tomar aire. Harry sabía algo con seguridad, Louis no era consciente de que cada una de las eróticas cosas que pensaba eran dichas en voz alta, y que de alguna manera encendía aún más a Harry. 
Harry metió la lengua en la boca de Louis de la misma manera agresiva que quería penetrar el culo del hombre, esperando que el beso le diera un tiempo de calma. En lugar de eso, solo causó que el deseo aumentara más y el grueso pene de Harry estuviera dolorosamente rígido. Todo el interior de Harry rugía porque se frotara más y más rápido, y más caliente para que su cuerpo alcanzara la liberación.  
No pudiendo luchar contra el tornado de necesidad que lo recorría, Harry rompió el beso y empujó a Louis boca abajo sobre el piso de la sala. —Alcanza ese cajón de la mesa frente a ti —le ordenó bajando los jeans de Louis hasta las caderas, dejando al descubierto sólo las suaves colinas de sus nalgas. «Oh dulce Dios misericordioso». La vista del pálido trasero de Louis, con el más tonto tapón rosa chillón cubriendo su arrugado agujero, llenó la boca de Harry con saliva e hizo que sus pesadas bolas se llenaran con semilla—. Joder, necesito un condón y un lubricante rápido. 
Mientras Harry extendía su mano a través del más firme y caliente culo que hubiera sentido, fascinado ante la vista de tener finalmente a este hombre, Louis alcanzó la mesa y jaló el cajón tan fuerte que lo sacó, derramando todo el contenidos en un pequeño desorden.  
Sin perder el ritmo, Louis encontró uno de los condones y una pequeña botella de lubricante y se lo entregó a Harry. — Ten. —Louis miró sobre su hombro a Harry con pasión en sus oscuros ojos que coincidía con cada gramo de deseo desenfrenado que recorría a Harry. 
Cuándo Louis se estiró, sus nalgas se apretaron visiblemente, provocando que soltara un gemido cuando el tapón se movió. —Oh Dios, date prisa. Te necesito. —El movimiento empujaba más adentro  el juguete. Harry podía ver la contracción de los músculos—. Por favor. 
«Oh jodida misericordia. Él quiere mi pene dentro tanto como yo».  
Las largas línea del desnudo trasero de Louis a la vista de Harry se tensaron una y otra vez haciendo que Harry perdiera un poco más su batalla por la supremacía. Se bajó los pantalones y la ropa interior, liberando su pene. Su miembro estaba grueso y rojo de necesidad, abrió el paquete de condones, rodó la protección en su rígido eje y lo cubrió de lubricante. Durante todo este tiempo, nunca apartó la mirada del juguete que cubría el agujero de Louis ni dejó de imaginar su pene empujándose aún más cuando tomara su lugar. 
Harry envolvió sus dedos alrededor de la base del tapón, y Louis tomó aire fuertemente. Harry levantó la mirada y se encontró con la de Louis en el cuarto oscuro, los ojos ardiendo como el más pulido ónix.  
—Hazlo —dijo Louis—. Sácalo y Jódeme. —Levantó el culo, no mucho, pero estaba allí, «oh santa jodida, ayúdame», y era una oferta que disparó el interruptor final en Harry a necesidad pura. 
Con un gruñido bajo, Harry sacó el juguete del culo de Louis con tan poca suavidad que apenas notó el grito del hombre mientras reemplazaba el tapón con su pene. Se sumergió profundamente en el culo de Louis, hasta la empuñadura al primer intento, y el grito cambió a un agudo gemido gutural. 
Fuerte presión y ardiente calor rodeó cada centímetro del pene de Harry, consumiendo algo más que su pene. La rica concentración de antes, ahora era un placer inimaginable que se propagaba a todos los rincones de Harry, tomando el mando  y exigiendo todo de una vez. Empezó a bombear sus caderas rápida y ardientemente. Al fin era dueño del culo que había deseado tener desde el momento en que había tropezado con Louis hace tres años. Finalmente Harry empujaba su pene en el ardiente canal de Louis una y otra vez, no podía lograr tener suficiente. «Es tan jodidamente bueno».  
Cada gemido que Harry oía que Louis hacía cuando su culo era tomado de una fuerte y brutal manera, formaba una silente maldición en el cerebro de Harry. Sabía que tenía que encontrar un ritmo que Louis pudiera manejar, pero cada vez que Louis levantaba el pequeño culo hacia su pene, Harry rompía todo su control y solo quería darle una ruda jodida. 
Cuándo entró más profundo en el conducto de Louis, Louis se movió y gritó y luego apoyó la frente en la alfombra. Culpa e insondable dolor inundaron a Harry, mientras su cuerpo exigía empujarse de nuevo dentro del no explorado culo de su pareja. No  podía detenerse, pero necesitaba hacer algo, Harry cubrió a Louis y le movió la cabeza hacia un lado, sacando la cara Louis de su escondite. Los ojos brillaban de pura lujuria, no de dolor, cuando miró fijo a Harry, y Harry en shock se estremeció. 
Harry se empujó y hundió su pene en Louis hasta la raíz. Fuera de su control, se enterró profundamente, hasta las bolas, el recto de Louis se apretó alrededor del eje de  Harry como el fuego, y ambos jadearon. 
Manteniendo el contacto visual, Louis dijo: —Te sientes tan jodidamente bien, Harry. —Su tono de voz llegó a los oídos de Harry como la más áspera y maravillosa caricia. El hombre apretó la mandíbula, claramente luchando contra las necesidades de su cuerpo—. Voy a correrme demasiado rápido. 
«Jesucristo». Harry envolvió sus brazos alrededor de Louis y lo levantó hasta que ambos estaban de rodillas, con Louis sentado en su regazo, empalado a su pene. «¿Cómo puedo merecer a este hombre?»  
La cabeza de Louis se sacudía a un ángulo incómodo, Harry tomó los labios de Louis tan duro como lo hacía con su culo. En medio de profundas lamidas y empujones, Harry dijo: —Móntame, bebé. —Harry tomó la cintura de Louis y empujó su pene profundamente en el más dulce cuerpo que él alguna vez hubiera jodido, tomó como su meta hacer que Louis disparara cuando lo dejó a cargo de la tarea—. Toma cada maldito centímetro que necesites hasta que duela. —La cadera y muslo de Harry gritaban debido a esa posición, pero no se movería ahora ni aunque alguien le prometiera una píldora mágica que le quitara todo su dolor para siempre—. Jódeme y haz que ambos nos corramos. 
Con un susurrado “sí” contra los labios de Harry, Louis plantó sus manos en los muslos de Harry y empezó a saltar arriba y abajo del pene de Harry, llenándose y vaciándose a sí mismo con un ritmo irregular que envió a Harry a un lugar donde nada más que la conexión con esa persona única le importaba. No le importaba que el acoplamiento tuviera fineza o si parecía o sonaba bien. Sólo le importaba que nunca había querido un apareamiento más intensamente que este y que Louis parecía deleitarse de tenerlo profundamente incrustado en su cuerpo. 
En ese momento, Louis se empujó hacia abajo todo lo que podía tomar, tomando cada centímetro posible del pene de Harry y presionándose con más fuerza, empujando su peso hacia abajo, hasta que su canal empezó a apretar el eje de Harry. Louis se quedó en su lugar, moliendo su agujero contra el pubis de Harry. Gritó, pero no cedió, siguió empujándose hacia abajo, y entre gemidos exigió a Harry que lo besara y jalara su pene.  
  Una sonrisa luchaba entre los gemido de Harry. Tomó el hinchado pene de Louis —seguro que no se había dado cuenta que ya lo había tomado. Harry pasó su mano alrededor del cuello de Louis inclinando la cabeza para otro beso salvaje. Justo antes de que Harry uniera los labios con los de Louis, bromeó diciéndole: —Lo que tú quieras, bebé. —Luego le dio un fuerte beso. Al mismo tiempo, metió la mano libre hacia abajo y tomó el pene de Louis, pre-semen escurría, lo sujeto agresivamente desde la punta hasta la base con un sofocante rápido ritmo. 
Louis inmediatamente se movió, creando fricción con las paredes del ano sobre el pene de Harry una vez más, enviando a ambos hombres a un frenesí. Retorciéndose frente a Harry, en parte por encima de él, Louis montaba el eje de Harry de un modo torpe que excitó aún más a Harry. Louis murmuraba: —Sí, sí, sí —cada vez que él mismo se empalaba en Harry hasta la empuñadura, y mataba a Harry con puro y sin adulterar placer físico. «Joder sí».  
Louis levantó la mano y tomó un mechón de cabello de Harry, sosteniéndolo en el lugar mientras hundía su lengua en la boca de Harry, robándole el aliento a Harry, y los últimos restos de su control. 
—Ohhh joder... —«Joder, joder, joder». Las bolas de Harry subieron duro, empujándolo hacia un final con poder despiadado—. Mierda, bebé, mierda. —Masturbó a Louis, jugando con su pegajosa raja. Lamió la boca de Louis, empujándose también frenéticamente dentro de Louis—. Cerca... —Se tragó un gemido feroz empujando su  hinchado pene en el culo de Louis, trabajando duro para conseguir correrse—. Dispara conmigo ahora. —Metió la mano entre las piernas abiertas de Louis para frotar sus bolas y presionar el dulce punto desde el exterior—. Más duro, solo un poco más duro... por favor. 
Con un duro estremecimiento, Louis se congeló por una fracción de segundo, con voz ronca susurró el nombre de Harry. Su eje se engrosó más en la mano de Harry. Un latido de corazón más tarde, se estremeció con un grito y se corrió. Cada vez que su cuerpo se estremecía, soltaba chorros de gruesas líneas de color blanco lechoso de semen en la alfombra de color oscuro.  
Con la primera tensión de gran alcance del orgasmo de Louis, su recto se apretó alrededor del pene de Harry, empujándolo hacía su liberación. Harry se pegó a Louis en un beso, enterrando su grito en la boca del hombre con la misma profundidad que empujaba su pene en el culo de Louis. Tan lejos como podía llegar, Harry se estremeció, aferrándose a Louis tanto como pudo, y arrojó interminables chorros de esperma en el condón, deseando como el infierno poder marcar a Louis directamente como suyo. 
Temblores sacudían el cuerpo de ambos hombres durante largos minutos, y jadeos llenaban el aire. El sudor corría por la espalda de Harry, y el sudor brillaba en cada centímetro de la piel desnuda de Louis, haciendo que en algunas partes estuviera manchado y en otras pegajoso. La cadera y el muslo de Harry  gritaban por un cambio de posición, causando terribles calambres, pero él no podía aflojar su control sobre Louis. El peso, incluso parcial como era ahora, del otro hombre en él —de Louis en él— se hundía en Harry como algo fundamentalmente correcto y bueno. Él se había negado a sí mismo la cercanía de cualquier persona, pero sobre todo de este hombre, por un tiempo tan largo que su cuerpo no podía liberar a Louis y permitirle separarse. Una especie de pánico interior le negaba a su cuerpo la comodidad de otro ser humano que podría patearlo, y Harry no podía dejarlo ir, aunque sabía que debería. 
Cerró los ojos, la boca aún apoyada contra la de Louis, Harry ciegamente rozó los labios sobre la mandíbula del hombre hasta la línea de su pómulo. Rozó sus labios con la sien de Louis y luego en su cabello para respirar su esencia natural, para permitir que la mezcla de almizcle del hombre, el sexo, el sudor y el champú de bayas cosquilleara su nariz e invadiera su torrente sanguíneo. Harry zumbaba mientras el olor recorría su sistema, y Louis acarició los labios de Harry suavemente, también murmurando un feliz ruido. 
«Nunca he tenido un momento perfecto en mi vida». En el segundo que el pensamiento resonó en el cerebro y el cuerpo de Harry, la tensión comenzó a formarse en su vientre y a enfriar la caliente piel. 
En ese momento, Louis tomó la mano de Harry y entrelazó sus dedos, besó la barbilla de Harry, y Harry entreabrió un ojo, fingiendo una irritada mueca. Louis esperaba allí para él, y la alegría en el hombre era brillante, la firme mirada sostenía en un puño el corazón de Harry. 
—Esa fue la cosa más increíble que he sentido —dijo Louis con una adormilada voz—. Fuiste increíble conmigo, más allá de lo que he imaginado en mis fantasías más explícitas. 
Harry se echó a reír para ocultar la rudeza de su voz. —Si me das un tiempo para recuperarme, te voy a mostrar cómo puede ser cuando dura más de tres minutos. 
El control sobre la mano de Harry creció con más fuerza, y las pupilas de Louis llenaron su mirada. —No me quejo. Me gustó el ritmo. Se sentía crudo y real. Infiernos —se sonrojó—, fue crudo y real. —Miró a Harry a los ojos, sosteniendo su mirada con su natural abierta forma estudió a Harry sin ocultar nada de sí mismo y un disparo de adrenalina recorrió a Harry—. Me sentí como si fuéramos dos personas que han querido tener sexo entre sí durante mucho más tiempo que sólo estos últimos días. 
  «Mierda». Harry luchó contra el impulso de huir. — Tienes mil preguntas, Louis. Puedo verlo en el brillo de tu mirada. 
Las pupilas de Louis se encendieron aún más, ahogando casi todo el cálido y puro marrón. —¿Quieres responder? 
—Dios, honestamente, la verdad, no lo sé. —Un fuerte suspiro escapó de Harry, uno que le hizo sentir como un cobarde y un imbécil, pero no podía ignorar la forma automática en la que el vello de todo su cuerpo se erizó—. Pruébame, y vamos a ver. 
—Eres un hombre honesto. —Louis se movió en Harry un poco más para envolver el brazo sobre los hombros de Harry. Acomodó su nariz una contra otra, y en voz baja dijo—: Me gusta eso de ti. 
El movimiento hizo que el recto de Louis se contrajera alrededor del aun enterrado pene de Harry, que le recordó la conexión y  obtuvo un gemido de placer de nuevo. «Jesús. Eso es muy bueno».  Besó los labios de Louis y murmuró en un tono gutural: —Deja que te tenga debajo de mí en mi cama, dame algo de tiempo para aprender cada centímetro de tu increíble cuerpo con mi boca, y al final podrás encontrar una o dos cosas más para aprobar. 
—Sí, por favor. —Poniéndose de pie rápidamente y rompiendo la conexión de sus cuerpos, Louis soltó un grito y de inmediato puso su mano sobre el pliegue furiosamente rojo. Louis se frotó el sin duda incómodo culo, y luego se levantó los pantalones, dejándolos desabrochados—. Recuérdame que no vuelvas a hacer eso. Me dolió un poco y se sintió realmente jodidamente extraño. 
Harry se hinchó con ridículo orgullo. No porque Louis se lastimara por un idiota momento, sino porque en ese momento, el hombre ya ni siquiera intentó murmurar cosas embarazosas o íntimas. Quizás Louis ni siquiera se daba cuenta, pero ahora se sentía cómodo con Harry. Se sentía lo suficientemente seguro para hablar abiertamente todo lo que pasara por su mente.  
«Maldición». El pecho de Harry se presionó con tal dolor que casi no podía respirar. «Es incluso mejor que el que me dé el culo».  
Louis, viéndose tan jodidamente sexy con su hermoso rostro, duro cuerpo y jeans apenas aferrándose a su cintura, le tendió la mano. —¿Me vas a mostrar tu cama, Harry? 
«Infiernos sí». Harry se quitó el condón usado, pero en su intento de levantarse con el uso de una sola mano, la cadera y el muslo se contrajeron más duro que un poste de acero. Líneas de ardiente dolor recorrían la pierna de Harry, y colapsó de culo.
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:41 pm

Capítulo 9 
   
—Harry. —Louis se puso de rodillas y agarró Harry alrededor de la cintura, evitando que cayera hacia atrás y se golpeara la cabeza contra el suelo.  
Un fuerte dolor recorría la cadera y muslo de Harry, haciéndolo maldecir con los dientes apretados, pero ni remotamente se comparaba al abrasador calor que lo recorría a causa de que alguien fuera testigo de su debilidad. Louis. Otra vez.  
«Jodida mierda».  
—Aquí. —Louis apretó su control y utilizó su peso para impulsar a Harry a una rodilla y luego de pie. Harry consiguió subir  sus pantalones y ropa interior de nuevo alrededor de su cintura antes de que Louis le diera un codazo para conseguir que se moviera—. Deja que te ayude a ir a la cama. 
Harry rechinó los dientes, en parte para morder el punzante dolor paralizante, pero en igual medida debido a su incapacidad para empujar a Louis lejos y demostrarle que podía caminar por su cuenta. En este segundo, no podía. Y Harry jodidamente odiaba eso.  
Después de la lenta caminata a su dormitorio, con parte de la pierna de Harry entumecida haciendo que fuera difícil levantarla, Louis lo condujo a la cama. 
Haciendo uso de la fuerza de la parte superior del cuerpo, Harry luchó contra la ayuda de Louis. —Déjame caminar — gruñó, usando la fuerza de sus brazos para ganar la lucha. Louis se mantuvo firmemente conectado y ayudó a Harry durante el lento movimiento alrededor de la habitación. 
La culpa empujó una explicación más detallada a los labios de Harry. —Tengo que caminar unos minutos para aflojar los músculos, y entonces puedo poner un poco de calor en ellos. 
Louis aplastó los dedos en la cintura de Harry. —Puedo… —Cerró la boca, pero Harry leyó esperanza en los ojos de Louis, como si ellos fueran compañeros desde hace años en lugar de días. 
Parte de la cubierta protectora del corazón de Harry se rompió, permitiendo que a través de las pequeñas fisuras una parte de él aceptara que quería complacer a Louis. 
—Tu almohada funciona muy bien, Louis. —Harry vio hacia donde estaba a los pies de su cama, lo que permitió que Louis siguiera la mirada—. Ya la utilicé una vez. 
—Bien. —Louis asintió brevemente y Harry podía ver los puntos de color rosa inundando sus mejillas. Por la forma en que se mordía los labios sin duda trataba de ocultar una sonrisa de satisfacción—. Estoy feliz de que te haya ayudado. 
Después de eso, circularon la cama una vez más, con pasos vacilantes, e incluso se movieron de nuevo a la sala y alrededor de la mesa de la cocina de Harry antes de regresar a la habitación. Al llegar a los pies de la cama por tercera vez, la molestia en la cadera de Harry finalmente se redujo a un latido sordo y el muslo ya no se sentía como si se fuera a paralizar si dejaba de moverlo. 
—Estoy bien ahora. —Harry dejó de apoyar su peso sobre Louis y de frotar sus dedos profundamente en la cadera y músculos de los muslos deformados pero aun así funcionando— . Me puedo mover solo. 
Louis soltó su brazo del rededor de la cintura de Harry, pero no se apartó, ni alejó su oscura mirada. —Siempre y cuando muevas tu culo directo a la cama está bien para mí. 
Harry lo miraba fijamente mientras lo obedecía y se metía en la cama. —Me siento de un millar de años cada vez que me ves cojeando o con dolor a causa de la jodida pierna. —Le dio un puñetazo al muslo y le dio la bienvenida al dolor que se infligió él mismo.  
Con un suspiro, Louis se arrodilló al lado de la cama, junto a Harry. —Harry, alguien te disparó, eso no te hace viejo. Mírate. —La mirada de Louis se desvió de un extremo de Harry al otro. Con cada segundo que lo miraba, la oscura manera en que lo veía calentó de nuevo la sangre de Harry. 
Louis hizo contacto visual de nuevo, y todo lo que acababa de hacer en el piso de la sala ardía en su interior. —Tienes este cuerpo duro y esta hermosa cara que hace que mi boca se seque cuando te miro. Cada vez que estoy cerca de ti estoy duro y caliente. —Sonrojándose de nuevo, Louis bruscamente se sentó a los pies de la cama y puso los pies de Harry con botas en su regazo—. Una cojera ocasional no te hace un año más viejo, y mucho menos  mil. Me gustaría poder quitarte el dolor para que nunca tuvieras que sufrir. —Louis no hizo contacto visual cuando empezó a desabrochar los zapatos de Harry—. Pero si me preguntas el hecho de que batalles a causa de eso todos los días y sigas adelante con tu vida,  te hace más sexy. 
—Jesús. —Harry ajustó su pene, ya que trataba de cobrar vida de nuevo—. Definitivamente hemos dejado en claro que al menos una cosa en mí no está quebrada ni es lenta cuando estoy a tu alrededor. 
Louis miró la entrepierna de Harry. —Amén a eso. —Él cubrió la mano de Harry con la suya. 
Harry gimió. —Hablemos, hombre. —Con gran pesar, movió la mano de Louis lejos de su pene—. Necesito más tiempo que tú para recuperarme. 
—No fue por eso que te toqué, pero podemos hablar. — Louis volvió a su tarea de quitarle el calzado a Harry, y un definitivo brillo iluminó sus ojos—. Encontré cómo estaba Daria en los periódicos de su escuela sin estar en ellos. —Después de dejar las botas de Harry en el suelo, Louis le quitó los calcetines y comenzó a masajearle los pies. 
—No jodas. —Harry se enderezó rápidamente y luego siseó cuando el movimiento disparó una ráfaga de fuego a su cadera—. ¿Cómo? ¿Qué? Dímelo. 
—Sólo relájate. —Con un empuje suave pero implacable, Louis guio a Harry contra las almohadas que estaban contra la cabecera—. Puedes obtener la misma información, mientras estás acostado y yo te quito toda la tensión. 
Nuevos nudos se retorcían en el estómago de Harry. —No soy un bebé, si haces eso, entonces no somos iguales. Si no somos iguales… —Harry le dio una mirada a Louis que esperaba que sintiera como si estuviera pasando sus manos sobre cada centímetro del cuerpo del hombre—, entonces no podré joderte tan pronto como sea capaz de tener una erección de nuevo. 
—No te estoy tratando como bebé. —La manzana de Adán de Louis se balanceaba al tragar, pero nunca parpadeó. No se ruborizó ni se acobardó y no le dio a Harry ni un centímetro para que se moviera y pudiera encontrar espacio para respirar. En cambio, siguió masajeando los pies de Harry, el tobillo y luego bajó los pantalones para masajear la pantorrilla—. Puedes relajarte lo suficiente para que una persona cuide de ti por un momento, ya sabes. Se quedara entre nosotros. No voy a ir a chismosear en el trabajo ni a los jefes que dejaste que te desnudara y te atendí durante una hora al final de un par de días de bruto trabajo. 
Con su ritmo cardíaco demasiado rápido para atribuirlo al simple masaje que Louis le daba, Harry desesperadamente buscó algún coqueteo. —¿Vas a desnudarme? —Su voz salió más rasposa de lo que él quería.  
Louis sonrió, traviesamente, y Harry expulsó al aire atrapado en su pecho.  
—Eso es lo que iba a hacer hace un minuto —dijo Louis. Subió ambas palmas por la parte interior de los muslos de Harry, dejando un hormigueo en Harry. También provocó el eje de Harry, sin duda a propósito, antes de tomar la cintura de los pantalones y ropa interior de Harry y ordenar—: Levanta las piernas por un segundo. —Los jaló hacia abajo, dejando a Harry desnudo. 
Completamente expuesto.  
«Mierda».  
Piel destrozada y retorcida con una combinación de elevadas y suave cicatrices decoloradas, unas pálidas y otras de un rojo furioso, creando un permanente lienzo retorcido, un repugnante arte abstracto de la carne de Harry desde la cadera hasta la mitad de la parte delantera del muslo. Un cráter donde un trozo de carne había sido extraído permanentemente se añadía a los desniveles del terreno. No era que nadie hubiera visto sus cicatrices antes. Ryan lo había hecho muchas veces, pero incluso eso avergonzó a Harry. La automática lástima que causaba era lo que le impedía querer que otros lo vieran.  
Louis abiertamente lo miró por un incómodo minuto, que hizo que Harry se moviera y respirara mejor.  
—Entonces no fueron dos disparos de una pistola o algo así, ni siquiera alguien con un revolver en ti. —Louis finalmente lo miró, haciendo contacto visual de nuevo. No había lastima, sólo curiosidad—. Me parece que fue algo como perdigones, ¿una escopeta? 
—No exactamente —dijo Harry con una mueca—. Pero la idea es similar. —La mera existencia de balas que se despedazaban al contacto, diseñadas para maximizar el daño causado a la víctima —del tipo que puso fin a la carrera de Harry como trabajador de la ley— hizo gruñir a Harry—. Te sorprendería conocer las balas que los especialistas están diseñando en estos días. 
—Sí. —Louis gruñó también, algo mucho más suave, casi como un cachorro de león, en comparación con el de Harry. Se formó una sonrisa en los labios de Harry—. Jodidamente apesta en ocasiones estar del lado de la ley. Quédate ahí —pidió Louis. Pasó la mano por el vientre desnudo de Harry antes de llegar a sus pies—. Ahora vuelvo. 
Harry vio a Louis desaparecer en el cuarto de baño. —No me arrepiento de mi tiempo con la fuerza —dijo Harry, suprimiendo otra de sus raras sonrisas al escuchar el flujo de agua—. Valió la pena. —Cerrando los ojos un momento, Harry se imaginó a Louis limpiarse en el lavabo. «Joder, me gusta esa idea».  
—No, imagino que no serías tú mismo. —Louis levantó la voz lo suficiente como para hacerse oír por encima del agua corriendo—. Estoy seguro de que nunca has lamentado intervenir para ayudar el día en que recibiste el disparo. —Una pausa se espesaba en el espacio vacío entre ellos, causando que Harry abriera los ojos. Louis se presentó en la puerta del baño con una toalla en la mano. Estaba desnudo. «Joder». Harry no podía dejar de mirar esa hermosa vista, elegantemente muscular y libre de vello corporal. Su piel aún tenía el brillo del agua de lavado rápido. La mirada de Louis era sombría cuando agregó en voz baja—: A pesar de que cambió tu vida. 
Harry se encogió de hombros. —Siempre tienes la placa, y siempre acudes, aunque no estés de guardia. —No tenía ningún interés en recordar el día que unos adolescentes irresponsables y sin remordimientos colocaron dos balas en él y lo sacaron de forma activa del trabajo en la fuerza—. A veces las cosas pasan. No perdí la vida como a algunos hombres y mujeres les ha sucedido, por lo que no creo que nadie esté interesado en escuchar mis quejas a causa de molestias ocasionales. 
—Apuesto a que sientes lo mismo cada vez que sufres por tu trabajo. —Louis cruzó la habitación, pasó la toalla húmeda en Harry y luego colocó dos toallas secas sobre la cadera y muslo dañado de Harry—. Apuesto a que apenas le has dado una segunda mirada al feo moretón en tu hombro. —Con una mirada que terminó convirtiéndose en una mirada fija, Louis murmuró—: ¡Mierda, Harry! —Tocó el hombro coloreado de rojo y púrpura de Harry, su toque era tan suave que Harry casi suspiró, en lugar de hacer una mueca de dolor—. Creo que se puede ver la forma de la bota de Riley. 
Harry vio la aflicción de la misma manera que lo había hecho la noche anterior Riley cuando vio el desagradable moretón. —El hijo de puta me golpeó bien. Debería haber dejado que su culo se congelara en la calle anoche como venganza. 
Su ojos chocolate parpadearon, Louis besó la mejilla de Harry  antes de ponerse de pie. —No, te agrada el chico. — Mientras se movía hacia atrás, sin dejar de mirar a Harry, tomó la almohada de  terapia de los pies de la cama y caminó hacia el arco que llevaba al resto del apartamento de Harry—. Aparte de eso, Riley nos dio una buena información. Además, espera tener éxito con Jackson Roth. —Louis hizo una pausa, compartiendo una sonrisa medio triunfante—. Tienes al bastardo a las ocho de la noche saliendo por una jodida puerta lateral del edificio. 
—No, mierda. —Harry se encontró hablando a la espalda de Louis de nuevo. 
—Mierda. —La risa de Louis le llegó a Harry desde la cocina. Por los pitidos que Harry podía escuchar, sabía que el chico estaba presionando los botones en el horno de microondas—. Sin embargo él no consiguió mucha información. Sólo algo sobre que Elise se quitaba sus bragas con un montón de tipos y despidió a la agencia cuando él empezó a hacer lo que dice eran preguntas perfectamente razonables sobre algunas de sus prácticas empresariales. 
—¿Oh si? —Harry se sentó prestando más atención. Secretos e ilegales acuerdos con Importaciones Sarna podría explicar el secuestro de la hija, a pesar de que aún no habían recibido un rescate o el aviso de regresar la inversión de un acuerdo que hubiera salido mal—. ¿Cómo qué tipo de prácticas? 
—Jackson no lo dijo, confidencialidad y todo ese tipo de cosas —compartió Louis desde la cocina—. El señor Roth dio a entender que los Sarna habrían limpiado sus cosas antes de contratar a otra agencia de seguridad. 
Harry soltó un bufido. Jodidamente no pudo evitarlo. No confiaba en Jackson Roth, por lo que él podría lanzar al bastardo en su perfectamente pulido y costoso traje. —Esa es una forma para cubrirse el culo cuando no tienes pruebas de nada. También es una bonita manera de explicar por qué perdió un cliente. 
—Riley tuvo el mismo pensamiento —dijo Louis. El cálido y sutil aroma a lavanda mezclado con otras hierbas hizo cosquillas en la nariz de Harry. Con las manos vacías, Louis apareció en la puerta y apoyó el hombro contra el marco. Joder. Miraba directamente el cuerpo desnudo de Harry mientras caminaba. Como si lo jodiera en el espacio. 
—Riley no parece creerle al señor Roth —compartió Louis—. Según dijo en base a la forma en que hablaba. 
—Eso me hace sentir mucho mejor acerca de confiar en el juicio de Riley. —Mirando a Louis y viendo su interés y hablando con él, Harry encontró la solución en su interior—. Sin embargo es interesante, porque antes de esta noche, cuando Stephen estaba amenazando con despedir a Seguridad Quinn, dijo que fue él quien dejó la Agencia Roth. —Algo más raspaba el cerebro de Harry—. Desde el principio de mi conversación con ellos, Stephen habló en varias ocasiones de Daria en tiempo pasado. Lo que no puede significar nada —Harry se apresuró a añadir—. Sólo podía significar que está llegando a un acuerdo con la probabilidad de que Daria ya esté muerta. 
El microondas sonó por todo el apartamento, y Louis volvió a desaparecer. —Nunca había tenido esa sensación con el señor Sarna antes. —En un instante, Louis volvió a aparecer, la almohada apoyada en tres toallas—. Stephen y Elise siempre parecían como si aún creyeran que regresaría. Declan era más el que parecía entender que su hermana no regresaría. —Louis se arrastró al lado  de la cama y se colocó de rodillas a lado de Harry, del lado dañado. 
—Interesante que menciones a Declan en ese contexto — dijo Harry, su corazón acelerándose más con cada segundo que veía a Louis organizar el lio. Louis colocó la almohada caliente en las toallas que cubrían la cadera llena de cicatrices de Harry, y Harry exhaló algo entre un silbido y un gemido—. Ah sí... — Cada molécula de calor calentaba los músculos dañados de Harry haciendo que sintiera que se hundía directamente en el cielo—. Eso se siente jodidamente bueno. —Una sola cosa se había sentido mejor en su vida, y eso acababa de ocurrir en el piso de la sala hace un rato. Encontrándose con los oscuros ojos de Louis, Harry murmuró—: Gracias. 
—De nada. —El placer de Louis era evidente en la forma en que miraba a Harry. Hacia sentir a Harry como un jodido héroe sólo por quedarse quieto y aceptar la ayuda de Louis. 
Sin dejar de verse totalmente como el niño al que acabas de decirle que podía comer helado en el desayuno, almuerzo y cena, Louis se acomodó al lado de Harry. Cruzó las piernas y llevó una de las manos de Harry a su regazo, peligrosamente cerca de su largo y bonito pene. 
—Dime por qué mencionar a Declan es interesante —dijo Louis, su voz sacó a Harry de su breve fantasía de llevar el pene de Louis a su garganta y chuparlo mucho tiempo. 
—Oh. Correcto. —«Mierda, hombre, enfócate»—. Tuve una charla con él esta noche que me dejó un mal presentimiento. —Harry pasó los siguientes minutos explicando no sólo su conversación con Declan, sino también haciendo todo lo posible para trasmitir la conducta y las emociones del niño. 
Al final, la boca de Louis se torció en una especie de mueca. —No sé. —Jugaba con la mano de Harry, mientras se mordía el  labio inferior—. No creo que Declan lastime a su hermana. Ni siquiera  accidentalmente, por no poder decir de querer impresionar a Pierce, de alguna manera. 
Harry cubrió la mano de Louis con su más grande mano. —Declan es aún muy joven, Louis. Sé lo que sientes por él, pero no puedes dejar que eso afecte el que él sea capaz de cometer un asesinato. Él está ocultando su sexualidad y seguramente está confundido como el infierno al respecto. Luego añade un maestro de la manipulación como Pierce en la mezcla, que entiende exactamente lo que Declan siente por él y está dispuesto a jugar con él, y eso podría terminar con una broma que saliera tremendamente mal. 
Louis desenredó las manos enlazadas y se apartó de Harry. No mucho, pero causó que el vello de los brazos y cuello de Harry se erizaran. 
—No estoy diciendo que dejes de sospechar de Declan — Louis finalmente respondió—. Es obvio que tienes razón. Sólo estoy afirmando que mi impresión de la conducta de Declan, me dice más que Pierce lo empujaba a hacer cosas sexuales para su diversión y humillaba a Declan cuando lo hacía. 
La molestia de Louis causó que Harry frunciera el ceño. — ¿Crees que el tipo de vergüenza de la que fui testigo tiene que ver con  Declan dándole una mamada a Pierce, y luego Pierce corriéndose en su cara y riéndose de él? —Algo dentro de Harry le decía que dejara de actuar así, pero, maldición, preguntas que solo podían clasificarse como un interrogatorio llenaban su mente—. ¿Declan te confió algo que aún no me has dicho? 
Reaccionando de inmediato, Louis se apartó. —No, por supuesto que no. Nunca te ocultaría algo tan importante como eso. 
Cada vello del cuerpo de Harry se erizó. Se acercó a Louis. —Entonces, ¿qué es, Louis? 
—Nada. 
—Maldición, dime.  
—Es sólo que... cuando pienso en lo enamorado que estuve de mi mejor amigo en casa. —Louis bajó la vista, y su voz se convirtió en un susurro ronco—. Cuando realmente me detengo a pensar acerca de lo que hubiera hecho por él si hubiera correspondido el beso y empezara a jugar conmigo en lugar de golpearme. 
—Wow, wow. —El corazón de Harry se detuvo. «Maldición». Tomó  la cara de Louis con un fuerte agarre en la barbilla, haciendo que apartara la vista del edredón. Y ahí estaba. La vergüenza. Las huellas de viejos temores.  
«Joder. Jesucristo».  
—De eso te estabas recuperando el primer día que te conocí. —No era una pregunta, Harry podía ver los rescoldos de la humillación en la mirada de Louis. Todas las noches Harry se lo había preguntado, y nunca había pensado en eso—. Te fuiste de Minnesota cuando tu mejor amigo te golpeó hasta dejarte negro, azul y sangrando, luego de que tú lo besaras porque pensaste que correspondía tus sentimientos. ¿Es eso cierto? 
Louis abrió la boca, pero luego la cerró rápidamente. Él trató de esconderse de nuevo, pero Harry lo evitó, aun sosteniéndole la barbilla y no dejando a Louis hacerlo. Una batalla que se veía desde al menos un metro de distancia, pero Harry no lo soltó. Él no cedió. No podía. 
—No me mientas. —Harry no podía creer cómo su brazo vibraba y el resto de su cuerpo permanecía inmóvil. Hasta su respiración se quedó en silencio. Confianza. «Él tiene que confiar en mí. Cristo, bebé, quiero tener la tuya, más que nada en el mundo».  
—Háblame, Louis. —Su corazón dolía por la herida abierta que podía ver aun haciendo daño dentro de Louis, Harry cambió su firme agarre por una caricia en la línea de la maravillosa mandíbula de Louis—. Te encontré ese día mientras te recuperabas de un crimen de odio a manos de tu mejor amigo. Correcto. 
Harry contestó su pregunta. Entonces soltó a Louis, y esperó.   
A Louis le dolía el pecho. La respiración se convirtió en algo tangible, era difícil, tanto como aquel día en Minnesota hace tres años.  
«Es por eso que tienes que dejar de ocultarlo». Louis veía a este hombre, la más dura maldita persona que conocía, que se había doblado lo suficiente como para permitir que él jugara a la niñera un rato. «Deja que Harry te ayude a quitar el poder de aquel terrible día».  
Mirando a Harry de cerca, Louis exhaló un suspiro inestable. —Sí. —Logró que esa única palabra de admisión saliera. Al parecer al abrir la maldita presa de su interior, permitió que el resto fluyera en una repentina inundación—. Ni siquiera había estado en una jodida pelea real antes de ese día. No en una donde los puños están volando y la otra persona te quiere ver al final en un montón de sangre en el suelo. Al principio, estaba en shock y no entendía lo que estaba sucediendo. Pero entonces él no dejaba de golpearme, y de amenazarme con cosas aún peores que golpearme, y no sabía qué hacer. 
Louis se carcajeó, pero era el sonido más hueco que hubiera oído. —Estaba en mi propia jodida cocina, y no tenía manera de protegerme. Estaba tirado en el suelo, sofocado por la rodilla de Grady en mi esternón, y en todo lo que podía pensar era que ahora todo el mundo lo sabría. Todo el mundo sabría lo que había estado escondiendo desde que tenía catorce años. Y eso era incluso peor porque a causa de eso ya no tendría a Grady. Yo le había disgustado, y él me golpeaba y me lo merecía, porque yo no tenía derecho a interpretar la amistad como algo más. —Se sentía desgarrado, casi como ese día, y trabajó con todo lo que tenía para no sucumbir a las jodidas lágrimas que había dejado caer sin control hace tres años—. Seguía pensando que era la persona más estúpida que Dios hubiera puesto en este planeta por creer que le agradaba a Grady de esa manera, no tenía ningún derecho a tratar de darle un beso. 
—Jodido infierno, Louis. —Harry esposó las manos alrededor del cuello de Louis y lo acercó. Presionando sus labios en la sien de Louis, Harry pronunció unas roncas palabras que penetraron directamente al corazón de Louis—. Interpretaste mal las señales. Eso es humano. Eso no es excusa para lo que ese hijo de puta te hizo. 
Louis agarró el antebrazo de Harry, sosteniéndose por su vida mientras el flujo de palabras seguía saliendo. —¿Por qué infiernos crees que estaba tan malditamente asustado cada vez que me pareció ver algo más que un interés casual en ti? — Sentía una terrible opresión en su corazón, mucho más que la primera vez que se encontró interesado en Harry, otro hombre hetero—. Me sentí atraído hacia ti desde el primer segundo, pero luego me enteré de que tenías una novia, y sabía que no podía ir de nuevo tras alguien que no me quería. Traté de evitarte todo lo que pude, pero seguíamos cruzándonos por Canin y Kasey. Cada vez que te veía o escuchaba hablar o veía cómo tratabas a otras personas, me gustabas más y más, y tenía un lío en la cabeza más y más grande, porque sabía que eras hetero, y me sentí como si estuviera atrapado de nuevo en mis sentimientos por el hombre equivocado. Entonces, esta semana, empecé a pensar que quizás tú también sentías algo por mí, pero no podía decirlo con seguridad. —Con la garganta cerrada en su esfuerzo por controlar todo lo que sentía por Harry, Louis rogó en silencio lograr decir todo sin sucumbir a las lágrimas. Los hermosos ojos pálidos de Harry mantenían contacto visual con los de Louis, y Louis trató de no perderse en la ola sin fin de las emociones que este  hombre evocaba en él—. Lo que pensé que sentía por ti me asustaba como el infierno, porque en ese momento lo que yo sentía por ti era mucho más profundo que cualquier simple atracción que sentí en casa por Grady. Sabía que si me equivocaba una vez más, el que me rechazaras, me aplastaría. 
Agarrando a Louis, Harry lo besó en la frente. — Jesucristo, bebé. —Su voz terriblemente rasposa, de tal manera que de alguna manera desgarró aún más profundo el corazón ya capturado de Louis—. Lo siento mucho. Nunca tuve la intención de joder tu cabeza. No niego quién soy, pero tampoco estoy fuera. Eso, tampoco es mi vida. Incluso no tenía ni idea que eras gay hasta esta misma semana. Entonces, la forma en que estabas con Wes me hizo darme cuenta de que estabas fuera con él, así que pensé que también con tu hermana y probablemente también con Canin, Adam y  Rhone, y eso es muy jodidamente diferente a mi vida. 
—Kasey y los otros lo saben —confirmó Louis—. Algunas otras personas también. —Ahora sobre sus rodillas, apoyándose en Harry, Louis frotó las manos sobre la cara de Harry una y otra vez, incapaz de creer que podía—. Hice todo lo posible para permanecer lejos de ti. Tenía miedo de que si supieras lo mucho que me gustabas, sería humillado de nuevo. Entonces mi hermana nos puso juntos, y no pude decirle que no. 
Con un gruño, inclinó la cabeza de Harry, y le dio un rápido beso que causó que se estremeciera cuando sus lenguas se reunieron por un instante. —Estaba jodidamente duro en el segundo que te conocí, estaba consciente de ti, Louis. Cristo, bebé... —Jaló a Louis encima de él y pasó su mano grande y áspera por la columna de Louis, acunando su trasero, acomodando sus entrepiernas una contra la otra—. Desde el día en que nos conocimos, he estado luchando conmigo cada vez que me acerco a ti. Cuando estamos juntos en una habitación, te puedo sentir. Instintivamente sé dónde estás. —Tomó repetidamente los labios de Louis, y su pene empezó a empujarse contra el de Louis, haciendo que Louis gimiera. 
—Maldición. —Harry empujó su lengua dentro de la boca de Louis y lamió el techo de la boca de Louis—. Has complicado mi vida mucho más de lo que pensé posible que un humano le hiciera a otro. —Con un vibrante sonido con hambre, Harry metió los dedos ente la grieta de Louis—.  No sé qué hacer con la forma en que me haces sentir. 
Las palabras de Harry despertaron interesantes posibilidades en Louis, pero —oh joder, eso era bueno— el hombre profundizó el beso entre ellos y comenzó a poner una presión más intensa contra el agujero de Louis. Pasó sus rasposos dedos contra el anillo de músculos de Louis, y al frotar allí la sensación era deliciosa y maravillosa. 
Louis se mordió el labio mientras luchaba contra el placer que Harry le daba. —¿Qué pasa con Nicole? Oh, Dios... —Louis automáticamente empujó su culo hacia el delicioso contacto, necesitaba esa conexión que había anhelado durante tanto tiempo. Al mismo tiempo, sacudió la cabeza, rompiendo el beso, y tratando de enfocar a través de la falta de definición por el placer que Harry le entregaba—. Tú... Oh, mierda, mierda. — Louis siseó, en respuesta a Harry que llevó su mano entre sus abdómenes para frotar sus penes juntos. La presión y tracción elevó el placer más y hacía casi imposible concentrarse en otra cosa que el aparearse con este hombre de nuevo.  
A pesar de que Louis se maldijo por hacerlo, metió la mano entre ellos y detuvo el maravilloso trabajo que Harry hacía en ambos penes. —Estabas destrozado el año pasado cuando Nicole rompió contigo. —Pasó los dedos por el cabello de Harry y jaló para obligarlo a levantar la vista—. Sé lo que vi. Lo sentí cada minuto que estuvimos en Vermont.  
Con un suspiro, Harry presionó su frente con la de Louis, y algo casi invisible que Louis estaba empezando a pensar que era la sonrisa de Harry apareció. —No estaba con Nicole, ¿está bien? —Su mandíbula se tensó, no mucho, pero Louis lo reconoció inmediatamente—. Rompí con otra persona justo antes de la boda de Adam y Rhone. Otro hombre. Aunque tú no viste ni sentiste ningún dolor en mí. Yo estaba enojado y furioso con él, por no mencionar enojado conmigo mismo por mi ceguera ante lo que estaba pasando, así que me desquitaba contra todo el mundo a mí alrededor.  
—Pero… 
Harry apartó su mano del pene y la metió en la boca de Louis. —Sin peros... —Inmediatamente, algo de la dureza en los ojos de Harry se fue, y suavizó la presión de los dedos en la boca de Louis—. Cuando estábamos en Vermont, yo te quería. Sabía que no podía tenerte, y eso me presionaba todos los días y me hizo mucho menos sociable y amable de lo normal. Eso, mezclado con estar furioso como el infierno con mi ex, fue lo que viste hace un año. 
La curiosidad acerca de ese ex agitó a Louis, pero mariposas felices bailaban en su vientre, y no podía detener la sonrisa que se formaba en su rostro. «Él me quería. Hace un año, él me quería».  
Louis apartó la mano de Harry de la boca y le robó un beso. —Si tan sólo hubiera sabido en aquel entonces... 
—Aun así no hubiera hecho nada —contestó Harry—. Tengo leyes… —Cerró la boca, pero Louis vio un destello de shock en los ojos de Harry antes de que lo cubriera. 
—¿Tienes qué? —preguntó Louis, estudiando la rigidez en la mandíbula de Harry y las profundas líneas en torno a su boca—. Dímelo. 
El deseo inundó su mirada, ahogando cualquier indicio de lo que Louis pensó que había visto. —Tengo una rabiosa erección de nuevo, eso es lo que tengo. —Se empujó con deliciosa intención contra el bajo vientre de Louis. Louis podía ver que fuego encendía el verde de los ojos que lo penetraban—. Yo jodidamente quiero hacer algo al respecto ahora mismo, si tu culo no está demasiado sensible para que me tomes. —Mientras rozaba sus labios una y otra vez con cuidadoso tormento, deslizó lentamente su mano por el costado de Louis y tomó el culo en su mano de nuevo, apretando suavemente—. Va a ser mejor esta vez. 
Extendiéndose sobre cada centímetro del duro e implacable cuerpo de Harry, Louis se perdió un poco más en la seducción del duro cuerpo del hombre tan íntimamente entrelazado con el suyo. Cada pulsación de la erección de Harry contra el abdomen de Louis le recordaba a Louis la intensa, muy frenética y maravillosa manera en que habían sido uno en el suelo de la sala. Cada pasada de los ásperos dedos de Harry sobre los glúteos de Louis y en su grieta obtenía en respuesta el movimiento de Louis, pidiendo sin palabras más. 
Con cada suave toque a lo largo de la parte posterior de los muslos de Louis, de su culo, y a través de la parte baja de la espalda, Harry seguía chupando a Louis más y más dentro de un torbellino donde sólo existía el sexo. 
Harry enredó la mano en el cabello de Louis, y lo miró a los ojos sin titubear. —No soy siempre tan rudo como fui cuando estábamos en el suelo —dijo, su voz ronca—. Lo prometo.  
Louis llevó las manos a la cara cincelada de Harry. —Lo que hicimos la última vez fue una locura. No me estoy quejando. 
—Eso es bueno, porque no puedo pensar en nada más que estar dentro de ti de nuevo. —Un suave suspiro escapó de Harry, y sus dedos se cerraron en un puño apretado en el cabello de Louis. Apretó los dientes, cuando los penes se frotaron uno contra el otro deslizándose de una manera deliciosa a lo largo de la dura carne del hombre—. Necesitas decirme ahora si esos dulces movimientos que estás haciendo es un sí. 
La sangre bombeaba con fuerza al pene de Louis. Con  intención deliberada, Louis deslizó cada centímetro de su cuerpo desnudo sobre cada parte de Harry, creando un jodido infierno entre ellos. Louis le dio un deliberado beso-mordida y le dijo: — ¿Es eso un suficiente sí para ti? 
Harry mordió la mejilla de Louis en respuesta. —Me gusta la forma en que estás de acuerdo con las cosas. —Con eso, colocó a Louis debajo de él en un solo y casi suave movimiento. 
El corazón de Louis se detuvo. —Tu pierna. 
Harry se robó el resto de la protesta de Louis con un beso rápido y duro. Cuando se apartó, pasó el pulgar por los labios hinchados de Louis, calmándolo. —Mi pierna está bien por ahora —dijo Harry—. Gracias. —Sus ojos —Louis no podía creer lo que veía—, pero los ojos de Harry brillaban con toques de pícara coquetería—. Ahora es mi turno de decirte que te relajes y disfrutes la atención que te estoy dando. —Sacó la lengua y tocó la punta de la nariz de Louis. 
Después de eso —con Louis aún aturdido para reaccionar al lado juguetón de Harry—, Harry suavemente, oh-tan- suavemente, beso las mejillas de Louis. Recorrió con su boca la frente de Louis, y la línea de su cabello hasta el borde de la concha de la oreja. Con cada roce de los labios de Harry lamiéndolo suave y tentadoramente, murmuraba en voz baja frases maravillosas, alabando todo, desde la firme caliente piel de Louis, a su linda boca, a la bondad en sus ojos. Cada susurro se mezclaba con las increíbles sensaciones de Harry conociendo a Louis con besos, que enviaba a Louis a un estado de euforia que iba mucho más profundo dentro de él de lo que sentía de finalmente tener la boca de Harry en su carne. 
Louis se movía debajo del sólido cuerpo de Harry, en busca de un contacto más completo al mismo tiempo que trataba de absorber el abrasador calor que emanaba de su pareja. Abrió las piernas y apretó los muslos contra las caderas de Harry, pero luego casi se apartó cuando sintió la rugosa textura que cubría la lesión de Harry raspando la cara interna del muslo de Louis. Harry no se inmutó, aunque, de hecho, él gimió y mordió el camino de regreso a la boca de Louis para darle un beso profundo y agresivo que le robó el aliento a Louis. 
Movió su peso en la V creada por las piernas abiertas de Louis, empujándose en una simulación del sexo por venir, y causó que un escalofrío recorriera a Louis marcando cada rincón de su ser. El enfoque de Harry, claramente no estaba en el cuidado de su pierna en ese momento, Louis entendió eso y se olvidó de ser delicado con este hombre. 
—Por favor. —Louis empujó su lengua dentro de la boca de Harry, asumiendo el control con un dominante y castigador beso. Raspó con sus dedos la espalda de Harry y apretó las nalgas tan fuertemente que dejaría moretones, presionando sus centros juntos de una manera incluso más dura, desesperado por sentir el duro como el acero pene de Harry en cualquier lugar y en todas partes—. Por favor, por favor, por favor... — gritó cuando Harry rompió el beso y se apartó, Louis rogaba sin aliento, no le importaba saber que él necesitaba un segundo para llevar un poco de oxígeno a sus pulmones. Buscó el culo de Harry, y se empujó hacia arriba con torpeza—. Oh, sí... —El pene de Louis se llenó de sangre, y sentía sus bolas como un giro de beisbol dentro de sus sacos. Sosteniéndose fuerte mordió de nuevo el labio de Harry—. Jódeme. 
Con un gruñido, Harry empujó sus dedos al culo de Louis. —Joder, bebé. Esto es demasiado bueno para que pueda seguir haciéndolo por más tiempo. Déjame mantener mi cabeza el tiempo suficiente para tomar tu pene. 
Louis quería que Harry lo tomara de nuevo, pero Harry luchaba contra Louis, y no cedió hasta que tuvo a Louis con los brazos totalmente estirados, enredando las manos de Louis con las sábanas. 
Con sus ojos ardiendo como luminiscente jade, Harry ordenó: —Sostente de la ropa de cama. Aprieta cada vez que quieras encajar las uñas hacia mí.  
Queriendo agradar a Harry, Louis tomó la sábana entre sus dedos fuertemente, aferrándose con todo lo que tenía. Al mismo tiempo, se lanzó hacia arriba y pasó la lengua por la hinchada boca de Harry. —¿Puedo encajarte las uñas después? 
Los bordes de los labios de Harry no se movieron, pero sus ojos de nuevo brillaban con travesura. —Infiernos, sí. — Harry acomodó todo su peso en Louis. Se inclinó hasta que sus rostros estaban a pocos centímetros de distancia y, finalmente, apareció una pequeña sonrisa, la cosa más sexy que Louis hubiera visto en su vida—. Una vez que esté dentro de ti, jodiéndote tan profundamente que no sepas como respirar, puedes desgarrar mi espalda si quieres. 
—Ohh mierda… —En respuesta, Louis movió sus caderas y estuvo cerca de eyacular sobre el abdomen de Harry. 
Harry de inmediato tomó las bolas de Louis. —Aun no, rock star. —Rozó su boca con la de Louis, y murmuró un desafío—. Sé que puedes aguantar un poco más. Ni siquiera pienses en correrte hasta que tu apretado culo asfixie cada centímetro de mi maldito pene. —Después de emitir esa orden, Harry soltó a Louis y comenzó a besar un camino hacia abajo por la mandíbula hasta el cuello y el hombro, recorriendo cada centímetro de piel al pasar con el pincel de sus labios y la humedad de su lengua. 
Con cada parte de superficie recorrida por Harry, Louis se aferraba a la ropa de cama y se retorcía contra las sábanas, luchando contra el dolor en sus testículos y el flujo de la sangre en su duro pene. Harry metió la nariz en la axila de Louis, gruñendo. —Cristo, hueles bien. —Y Louis gimió mientras su pene se sacudía hacia su abdomen, dolorosamente erecto y necesitando atención. 
Harry continuó su exploración con el perezoso tormento, desviándose brevemente lavando con su lengua los duros pezones de Louis y dejando con hambre cada terminación nerviosa a su paso. Louis gimió y se aferró a las sábanas, de alguna manera más duro, aferrándose con tanta fuerza que los dedos se le entumecieron, pero no se dejó ir. En cambio, se aferraba cada vez más y más duro mientras Harry seguía el camino hasta la línea central del abdomen de Louis con pequeñas lamidas y dejando una línea brillante de saliva en su camino. Harry pasó por alto la línea rígida del pene de Louis y en su lugar cubrió la suave y sensible piel que rodeaba la raíz y las bolas. Frotó sus mejillas, frente y nariz en toda la depilada área, tarareando de una manera que hizo vibrar con deliciosas sensaciones el eje de Louis y sus bolas. Louis levantó sus caderas en una silenciosa súplica por más. 
Desde su posición entre las piernas de Louis, Harry levantó la vista, a la luz del maravilloso claro brillo en su mirada. —Santo infierno, Louis. Quizás es sólo que eres tú, pero nunca pensé que el que alguien estuviera totalmente depilado me tuviera tan jodidamente caliente. —Harry pasó su palma por la piel sin vello, no sólo alrededor de la base del pene de Louis, sino también por la piel que rodeaba las bolas. Mientras Harry lo hacía, él gemía y empujaba sus caderas contra las sábanas—. Es increíble. 
Sintiendo una tonta sonrisa aparecer, Louis controló sus abrumantes emociones y se derritió en la cama. —Me alegro que te guste... —En ese momento, Harry se robó el resto del comentario al ver a Louis. Su mirada se oscureció una fracción de segundo antes de que pasara la lengua de arriba abajo del pene de Louis y se tragara todo su eje. Louis gritó con voz ronca y empujó sus caderas, gimiendo mientras Harry gemía alrededor de su pene. Harry rozó con sus labios todo lo largo del eje de Louis desde la punta, sólo para tragarse rápidamente su longitud de nuevo, por lo que Louis clamaba una segunda vez. Sentía como si cada terminación nerviosa de su cuerpo se precipitara a su pene y clamaba por más de la increíble lengua de Harry. «Mierda, sí».  
Cualquier sensación de contención se había ido, Louis soltó las sábanas y tomó el cabello de Harry, sosteniendo la cabeza del hombre en su lugar para un par de llenos empujones que Louis no podía controlar. Su pene gritaba por más de la húmeda y caliente caverna que existía pasando los labios de Harry, y Louis no podía negar las necesidades de su cuerpo. Empujó toda su longitud dentro de la caverna, y Harry soltó un gruñido.  
El hombre sujetó con fuerza las caderas de Louis, sin dejar que se moviera ni un centímetro. —Amo saborearte y sentir que te excitas en mi boca. —Cosas traviesas y oscuras brillaban en la mirada de Harry, causando que Louis se estremeciera. Harry bajó la mirada a su posición y lamió las esferas lisas de las bolas de Louis, y recorrió el perineo—. No seas tímido, bebé. Abre las piernas para mí. —Presionó la cara interna de los muslos de Louis, guiando a Louis a abrirse más y mostrar su agujero—. También quiero tu culo. —Entonces, rápidamente inicio el tormento, Harry pasó su lengua por el rosado botón de Louis media docena de veces, lo suficiente para causar que Louis jadeara y su culo se contrajera con la anticipación. Entonces Harry volvió a torturar a Louis con la mamada más voraz que hubiera conocido.  
«Oh Dios, ayúdame». Dejando caer la cabeza en las almohadas,  luchando contra el placer. Louis se mordió su labio inferior, saboreando el sabor cobrizo de la sangre. Con sus manos alrededor de sus piernas, Louis apretaba los dedos en los músculos, aguantando mientras Harry llevaba su cabeza del pene hasta la parte posterior de su garganta y luego seguía adelante. Tragó saliva, creando una sensación tan intensa y poderosa que Louis pensó que su cabeza podría explotar. Cuando Harry se apartó, lamió alrededor de la sensible parte inferior del cabeza del pene de Louis, la saliva goteaba desde su raíz a su saco hasta el agujero de Louis. Entusiasmo y expectativa se mezclaba con una pizca de miedo,  y eso tenía al culo de Louis apretándose una y otra vez por su propia voluntad. 
Sin detenerse, Harry cambió de nuevo a chupar de arriba abajo el eje de Louis. Mientras lo hacía, frotó la palma de la mano sobre el abdomen de Louis hasta el pecho, raspando los pezones antes de seguir adelante y empujar sus dígitos contra los labios de Louis. «Oh, sí». El canal de Louis se apretó aún más duro. «Por favor». Sabiendo exactamente lo que Harry pretendía hacer, Louis chupó los dedos en su boca, gimiendo cuando la esencia salada del hombre explotó en sus papilas gustativas. Lamió los largos dedos con la misma atención con la que Harry atendía el pene de Louis. 
Pronto Harry gruñó un “suficiente” en torno al pene de Louis y apartó su mano. El pene de Louis se deslizó fuera de la boca de Harry, pero Harry no se movió muy lejos. Apoyó su barbilla contra la suave piel del pliegue del muslo de Louis, mirando a Louis mientras deslizaba los dedos para provocar su agujero. Con el primer contacto, sólo rozo el estirado musculo, causando que Louis jadeara y se estremeciera. Harry se frotó de nuevo, aplicando más presión, y Louis respiró hondo, viendo con timidez como su entrada era penetrada.  
—Relájate, cariño. —Un beso contra la parte interior del muslo ayudó a Louis a aliviar la tensión que zumbaba en su interior—. Si has puesto un tapón en tu interior, entonces sé que sabes cómo es. 
Encerrado con el hombre entre sus piernas, Louis no podía ver hacia otro lado o censurarse. —Pero nunca he hecho esto contigo. —Todo su cuerpo exhaló mientras chupaba un suspiro entrecortado—. Es especial contigo. 
Su mandíbula se tensó visiblemente, Harry cerró los ojos por un momento. —Maldición, hombre. No hagas que me corra. —Deseo puro, sin filtrar, se hizo cargo de la cara de Harry—. No en este momento. —Sin esperar una respuesta, Harry volvió a chupar el pene de Louis.  
«Oh, joder, santo infierno». Louis estaba a punto de perder su cabeza. —Sí, sí, sí, sí... —Empujó sus caderas, llevando su pene aún más hacia la garganta de Harry, y exhaló cuando Harry lo tomó con un gemido que le decía que amaba tener el pene de Louis en su boca. Louis no creía que los juegos previos podían ser mejor. Entonces Harry agregó el dedo en la mezcla y comenzó a tocar el botón de Louis. Mientras tomaba el eje de Louis, Harry presionaba con un poco de más fuerza el dedo en la puerta trasera de Louis, aumentando la anticipación con cada suave presión. 
Pronto Louis apenas podía respirar a causa del placer. La necesidad de sentir a Harry, cualquier parte de él, dentro de su cuerpo tomó el control total. Cuando Harry se empujó contra su agujero, Louis empujó sus caderas hacia la presión y, «oh Dios, oh Dios, sí», el dedo de Harry se hundió profundamente en el culo de Louis. 
Louis gimió con un ruido áspero que raspó su garganta, y su canal aspiraba convulsivamente alrededor del enterrado dedo de Harry, en lugar de detenerlo. 
Disminuyendo el ritmo de su mamada a la mitad del ritmo anterior, Harry jodía el canal de Louis con su dedo sin darle un momento para asimilarlo. Harry cambió su atención a presionar el dedo en el canal de Louis hasta el segundo nudillo una, dos, tres veces sin ceder, exigiendo que el canal de Louis se relajara  y aceptara la invasión. 
Jadeando, fuera de control, Louis empujaba sus caderas en un tenso y confundido ritmo, su cuerpo no podía soportar más —la  boca de Harry se adueñaba de su pene y su hábiles dedos en su culo. Louis veía a Harry, tomando entre sus labios su pene y su largo y áspero dedo desaparecer en el culo, pero estaba completamente encantado cada vez que Harry se encontraba con su mirada.  
«La boca de Harry está en mí. El dedo de Harry está en mí. Los verdes ojos verdes de Harry se encuentran con los míos, nos mantiene conectados, una y otra vez».  
La verdad de lo que estaba sucediendo se estrelló contra Louis con la fuerza de un terremoto y lo catapultó a un lugar de no retorno. Con sólo una sacudida de advertencia, Louis tomó la cabeza pero no tuvo la oportunidad de alejarlo antes de que un grito desgarrador saliera de él, y disparara su carga dentro de la boca de Harry. Su cuerpo se sacudía mientras eyaculaba en la garganta de Harry. Por mucho que Louis tratara de alejarse, Harry se quedó con él, masajeando el cabeza del pene de Louis con la succión hasta que el estremecimiento finalmente derrumbó a Louis, sin nada más en su interior para dar. En el momento que la tensión dejó a  Louis, Harry dejó que el pene de Louis se deslizara de entre sus labios. También retiró el dedo del culo de Louis, y el horror ante lo que había hecho llenó a Louis con fuego. 
—Lo siento mucho. —Hirviendo de vergüenza, Louis se agachó y limpió el brillo de semen del borde de los labios de Harry—. Dijiste que querías que esperara hasta que estuvieras dentro de mí.  
Harry apartó la mano de Louis de su boca sosteniéndola fuerte. Louis dejó de hablar por la fuerza que lo sostenía y que le dejaría un moretón, pero una vez más los ojos de Harry se iluminaron con humor. —Está bien, dulzura. —Con un brillo en sus ojos verdes mordió su mejilla y pasó la mano por el cabello de Louis—. Te prometo que está bien. —Le dio un suave beso en los labios—. No tengo ninguna objeción de que te hayas corrido en mi boca. 
Louis respiró un poco más tranquilo, pero un ardor muy real todavía calentaba su piel. —Simplemente sucedió. No pude retenerlo hasta que tuviéramos sexo. 
Sin apartar la mirada, Harry apoyó su peso en la cama con una mano y alcanzó su mesa de noche para abrir el cajón. — Tengo noticias para ti, rock star. Esto no ha terminado. — Después de buscar por sólo un latido del corazón, Harry dejó caer una botella de lubricante en la ropa de cama y tomó un paquete de condones entre sus dientes. Cuando rompió el envoltorio, murmuró en torno al plástico—: Soy lo suficientemente arrogante como para creer que puedo hacer que te corras pronto. 
«Oh, Dios». La risa de Louis retumbó en el hombre encima de él. «¿De quién me enamoré?» Justo con ese pensamiento, el corazón de Louis se oprimió con un exquisito, terrible y maravilloso dolor. «Oh,  infiernos, estoy enamorado de él». Un poco de temor recorrió a Louis, moviéndose hacia el pánico, pero justo en ese momento, Harry le sonrió, una real honesta sonrisa, y nada más importaba.  
«Lo amo». La verdad se estableció dentro de Louis con un estremecimiento, y de pronto se sintió flojo y con sueño. «Es un hombre bueno. Todo va a estar bien».  
Sobre Louis y con el ceño fruncido, Harry le dio un rápido beso, hormigueando los labios sensibilizados de Louis y trayéndolo de vuelta a la realidad. Harry ahora usando un condón acercó los dedos al agujero de Louis. 
«No puedo creer que esté sucediendo realmente esto».  
Mirando a Louis, Harry empujó los dedos en el agujero de su amante, trayendo a la vida todas las terminaciones nerviosas alrededor del anillo de músculos. —¿Aún sigues conmigo, rock star? —Harry le preguntó. Sin esperar respuesta, volvió a presionar con exquisita fuerza el agujero del culo de Louis. En el tercer intento, la entrada de Louis cedió y los largos dedos entraron totalmente. 
Louis le sonrió a pesar del ardor de la penetración, algo que él estaba empezando a amar. —Oh, maldición, sí. —Movió las caderas hacia los dedos de Harry, desesperado por no perder la conexión—. Estoy aquí. Más... —Se aferró con fuerza a los músculos de los hombros de Harry—. Oh joder, dame más.  
En lugar de meter un tercer dedo, Harry retiró sus dos dedos, por lo que Louis gritó un “no” ante la pérdida. 
Antes de que Louis pudiera protestar demasiado, Harry se movió hacia arriba, sobre Louis, con la mano entre sus cuerpos. —Sólo lo suficiente para conseguir lubricarte esta vez, rock star. —Empujó los musloS de Louis separándolos un poco más, creando un espacio, donde Louis sintió rápidamente el pene de Harry rozar su agujero. 
«Oh, Dios. Tan cerca». Louis trató de aclarar su mente para no perder la cabeza. —¿Por qué me llamas así? —Tomó aire cuando la presión en contra de su entrada era cada vez mayor.  
Louis vio cómo Harry puso su atención en su cara. La no habitual suavidad que Louis vio en Harry le llegó hasta su centro. Harry mantuvo el contacto visual, con la mirada tan suave como Louis no había visto en su vida. —Porque eres agudo e ingenioso y tomas todo tipo de cosas sutiles en este caso de una manera que me impresiona. —Flexionaba las caderas mientras  hablaba, empujando la cabeza de su pene con más fuerza contra el apretado botón de Louis—. Pero lo más importante, porque cuando estás en una habitación, te iluminas, y no puedo ver a otro lugar. —Con esto, Louis abrió la boca, su corazón dolía. Harry le dio un rápido beso que le robó el aliento mientras se abría paso ante lo último de la resistencia y deslizó su pene en el culo de Louis. 
En el segundo que sus cuerpos se volvieron uno, ambos hombres soltaron el aire que habían detenido, Harry se hundía más en Louis. Ardientes espasmos robaron el control de su canal, y sintió como si su cuerpo tratara de jalar más profundamente a Harry al mismo tiempo que trataba de expulsarlo. Louis sabía qué quería, así que se aferró a los hombros de Harry y empujó las cadera contra el hombre arriba de él, dentro de él, y trató de fusionarme de alguna manera más. 
Harry temblaba mientras bombea sus caderas, deslizando  su rígido eje deliciosamente dentro del conducto de Louis. De repente se detuvo, sus labios entreabiertos y sus ojos de un esmeralda profundo. —Cristo, Louis... —Con otro lento empuje, Harry arremetió en Louis hasta la empuñadura—. Oh Jesucristo... —Deteniéndose de nuevo, Harry rozó su frente con la de Louis, la tensión y el zumbido en su interior se sentía como alguien que está luchando contra lo que su cuerpo necesita—. Nunca sentí algo como esto. —Su voz tenía una sincera cualidad que llegó al corazón de Louis—. Es como estar dentro de ti. 
Su pecho dolía mientras luchaba por ver al hombre que amaba, Louis zafó del control de Harry en sus hombros para acariciar su rostro. —Entonces, no temas mostrarme. — Pasó los pulgares sobre las líneas que rodeaban la boca de Harry, calmando las implacables líneas. —Jódeme, Harry. Hazme correr de nuevo. —Sosteniendo la mirada de Harry, Louis sacó la lengua y lamió los labios de su compañero—. Contigo. 
Gimiendo, Harry le dio a Louis un feroz beso, abriéndose camino en la boca de Louis para un profundo y áspero saqueo. Comía la hinchada boca de Louis, adentro y afuera, por lo que Louis se sentía como la última comida de un moribundo. Louis se aferró a Harry y correspondió el beso con igual fervor, pero las emociones de Harry parecían por fin haber conseguido lo mejor de él, y dominaba a Louis con un poder que Louis no quería vencer. 
Disfrutando la pasión de Harry, Louis abrió la boca y enredó su lengua alrededor de la de Harry, haciendo algo que sentía como una lucha apasionada y amorosa, todo en uno. Louis quería todo con este hombre. Él experimentó un nivel de desesperación del que nunca había osado creer que podía dar rienda suelta, y ahora que podía, empujó su estirado culo hacia el pene de Harry una y otra vez, aun así se sentía como que tenía que robar algo que Harry entregaba voluntariamente. En sus esfuerzos por mantener a Harry enterrado dentro de él, Louis apretó todos los músculos del interior tan malditamente duro que pensaba que iba a marcar la forma del pene de Harry en las paredes de su recto. 
Harry gruñó e inmediatamente se detuvo. —Maldición, oh Jesús. Maldición. —Su mirada era tan ardiente como para fundir acero—. Estás tan jodidamente apretado, bebé. Me estás matando. —Con un suave movimiento que conmocionó a Louis, quien se detuvo, Harry se arrodilló y se apoderó de los tobillos de Louis, levantándole las piernas y, abriéndolo hasta que estaba totalmente expuesto—. Tengo que verlo. —El sudor brillaba sobre cada centímetro del torso de Harry y sus perfectamente formado gruesos y musculosos brazos, pero la absoluta fascinación que brillaba en sus ojos mientras veía su pene desaparecer en el culo de Louis superaba todo lo demás. El corazón de Louis se aceleró con una misión de enviar sangre hasta su pene. Mirándolo fijo, Harry le dijo—: No puedo creer que  finalmente estoy jodiéndose. 
—Yo tampoco. Dios, Harry... —El pene de Louis se hinchó en una total erección al ver a Harry entrar profundamente en él con repetidos y seguros empujes que golpeaban su dulce punto en cada maldita ocasión. Louis levantó las caderas tanto como pudo para dar la bienvenida a cada fuerte empujón—. Es tan malditamente bueno. 
—Juega contigo —ordenó Harry en un tono gutural. Durante el breve contacto visual, le mostró a Louis cada partícula de furioso oscuro deseo en él—. Frótate los pezones y jálate el pene para mí. 
Ni siquiera pasó por la mente de Louis ningún pensamiento sobre negarse o retrasarlo como provocación. Viendo la mirada llena de lujuria de Harry, Louis frotó la palma contra el pecho, pellizcó una de las pequeñas rígidas puntas, gimiendo cuando una línea de conciencia llegó a su pene y bolas. Louis pellizcó el pezón descuidado con rudeza, tensando todas sus terminaciones nerviosas en un pequeño paquete de necesidad, bajó la otra mano para apretar su saco antes de envolver los dedos alrededor de su eje. E inmediatamente comenzó a jalar su pene con frenesí, automáticamente siguió el agresivo ritmo de Harry. Gota tras gota de semen escurrió de la hendidura de Louis. Pasó el pulgar por la cabeza del pene y siseó cuando la uña recortada rozó la hendidura, lo que le hizo apretar los músculos y levantar las caderas.  
Harry soltó un gruñido y hundió los dedos en los tobillos de Louis con tal fuerza que sin duda dejaría moretones. De alguna manera levantó y abrió más las piernas de Louis, exponiéndolo totalmente. Sacó su pene del canal de Louis y comenzó a pasar su eje entre sus nalgas, dejando una marca caliente en donde tocaba su longitud. —Jesús, quiero joderte por todas partes. —Harry lo recorrió con su pene media docena de veces más y vio a Louis con algo que parecía ira—. Joder, dime que no te vas a correr antes de que suceda. —Tan rápido como se había salido, Harry empujó su eje hasta la raíz de nuevo dentro del agujero de Louis, llenando su canal. 
Cada terminación nerviosa en el recto de Louis gritaba con  confusión. Él había ido de su culo estirado a algo cercano al dolor, pero quería esto, había querido a Harry durante demasiado tiempo como para atreverse a parar. Louis más que aceptaba que Harry lo jodiera, estaba en la gloría por eso. Mientras lo hacía, movía su puño hacia arriba y abajo del pene, el color de su eje ahora era de un tono tan profundamente rojo, tan lleno de sangre que pensó que algo podría estar mal, pero se negó a bajar el ritmo, con cada jalón de la mano de su largo pene, la tensión en espiral era más y más fuerte en su interior, advirtiendo que el tren de carga estaba construyéndose a todo vapor dentro de él, a punto de embestir contra una pared de ladrillos.  
—Harry, Harry... —Todo se sentía tan torturantemente bueno que el súbito temor de correrse hizo que Louis se detuviera y le rogara ayuda a Harry—. Tan cerca... —dijo ante la inminente liberación que recorría todos los rincones de los músculos y extremidades de Louis—. Casi me corro... 
En el segundo que Louis empezó a decir “me corro”, Harry sacó el pene del culo de Louis. Soltó las piernas Louis, se quitó el condón, y lo lanzó a un lado. En la siguiente respiración, Harry estaba sobre Louis, empujándolo a la cama con todo su peso. Sus penes se presionaban juntos contra su abdomen y Harry continuó empujándose con cada gramo de energía en él, presionando sus rígidas longitudes ultra sensibilizadas, una contra la otra con un furioso ritmo que ahogaba las palabras y gemidos profundamente en la garganta de Louis. 
Sin disminuir el ritmo, Harry envolvió con sus brazos la cabeza de Louis y presionó la frente contra la de él, en su intensa mirada Louis podía ver toda la pasión interior. Harry se acercó hasta que sus labios estaban unidos y más o menos le susurró: —Ahora. —La fricción entre sus penes se sentía como si estuviera encendiendo un fuego.  
Y eso fue todo lo que necesitaba.  
Louis abrió la boca cuando sucedió, gritando con voz ronca, y el grito de Harry retumbó no sólo a través de la habitación sino también dentro del cuerpo de Louis. Empujó sus caderas mientras el temblor del orgasmo los golpeó al mismo tiempo. Chorro tras chorro de semilla caliente bombeada fuera de sus penes hacia sus abdómenes, su semen se mezcló y manchó la dura carne mientras jadeaban por tomar aire.  
«Mierda».  
Mientras Louis bajaba desde su alto orgasmo, endorfinas y adrenalina bombeaban a través de su cuerpo como una droga. Levantó la mirada hacia el hombre que había hecho que sucediera; la belleza de la cara de Harry, y la euforia que se había hecho cargo de su cuerpo se derretía como nieve y le hacía verse como un charco de agua. 
Louis sentía su brazo como si pesara cien libras, pero de todos modos lo movió para tocar la cincelada mejilla de Harry. —Eres tan hermoso. —Parpadeó y parpadeó, pero ya no poseía la fuerza para mantener los ojos abiertos. Los rasgos de Harry se ondulaban, pero Louis logró sonreírle mientras sus dedos encontraron los labios del hombre—. Voy a despertar con tu cara. 
Harry se tensó a su lado pero no se alejó de Louis ni le retiró la mano. Le dio un beso, y su voz sonaba muy lejos cuando le dijo: —Tenemos que hablar, dulzura. Estábamos en medio de una conversación de trabajo cuando nos distrajimos.  
—Mañana. —Ya siendo incapaz de luchar contra el agotamiento, Louis se acurrucó a su lado, hacia el maravilloso calor de cuerpo de Harry, automáticamente buscando mantener su nueva conexión de otra manera—. Todo va a estar bien mañana. 
Justo antes de que la inconsciencia tomara a Louis, creyó sentir a Harry salir de la cama. Extendió la mano, mascullando una protesta a través de la bruma de sueño que lo jalaba. Una familiar mano apartó su cabello y Harry le besó la frente, haciéndolo suspirar. Las palabras “Regresaré en un minuto, te lo prometo” se hundieron en el cerebro de Louis, junto con otro suave beso, esta vez en la mejilla. Louis se acurrucó más apretado en una bola, cayendo dormido.  
Después de todo, Harry también vivía allí.
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Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:49 pm

Capítulo 10 
   
Harry despertó sobresaltado y se encontró que el caliente cuerpo ya no estaba a su lado. Louis.  
«Oh, infiernos».  
El estómago de Harry se retorció de terror hasta que parpadeó un par de veces, y su cerebro registró luz en el cuarto de baño, lo que le indicó que Louis no se había ido a la mitad de la noche. La franja de luz llegaba al dormitorio a través de la grieta de la puerta del baño dejada abierta, inmediatamente soltó el temor que se había asentado en su estómago.  
«Jesucristo. Esto no puede ser bueno».  
Dejándose caer de nuevo en la almohada, presionó sus palmas contra los ojos, maldiciendo en voz baja. Él ni siquiera había sido totalmente consciente del pánico que se asentó en su interior ante la ausencia de Louis de su cama. No sólo eso, sino que en el segundo que se dio cuenta de que el hombre solo estaba orinando y regresaría en un minuto, todo en su interior se calmó como una caprichosa bestia siendo tranquilizada por un experto en conducta animal.  
«No puede ser tan importante para mí. No tan rápido».  
Tan pronto como tuvo ese pensamiento, volvió a gruñir, y no tenía nada que ver con la naturaleza vigorosa de sus actividades que le dejó su pierna y cadera dolorida. En cambio, el bajo nivel de ruido; ruido que provenía del rápido fuego de recuerdos de cómo ayer él había tomado por segunda vez a Louis, sintió su pecho oprimirse como si tuviera una banda alrededor al darse cuenta de lo mucho que se había abierto a Louis durante la agonía del sexo. Ni una sola vez en su vida había comenzado con la intención de tener a un hombre con una suave y lenta, precisión e inmediatamente se perdió en el apareamiento hasta el punto en que tenía muy poco control sobre la naturaleza de la jodida. 
Como Louis seguía en el cuarto de baño, Harry no podía dejar de preguntarse sobre el nivel de sensibilidad en su culo. A Louis tenía que dolerle más que un poco esta mañana. Después de todo, Harry había jodido agresivamente al hombre dos veces con poco cuidado por su condición de novato. «Eso no es verdad», él se había preocupado. Sólo que no había sido capaz de evitar que  su cuerpo tomara y tomara y tomara hasta que no importara otra cosa más que ambos se corrieran. 
«¿Qué harás, Styles?» Harry se quedó en la franja de luz que salía del baño, de repente temiendo el momento en que Louis surgiera. «Vas a quedarte lejos de él. Entonces, no te hubieras acercado a besarlo. Y ahora no sólo lo tomaste dos veces, sino que lo limpiaste después y te metiste en la cama con él, durmiendo las mejores siete horas seguidas desde mucho antes de que Ryan te dejara». 
El gemido de Harry se convirtió en un suave gruñido. No quería pensar en Ryan ahora mismo. No quería reconocer la gran diferencia entre el sexo con Louis, y todos los demás hombres de su pasado. Harry ni siquiera con Ryan había experimentado ese nivel de intimidad, y en algunos momentos creyó que él sería el único8. Si Harry pensaba sobre lo increíblemente intenso y más allá de sexo que habían tenido anoche con Louis, podía decir que era muy diferente en muchos niveles de lo que había tenido con Ryan y tendría que admitir que Ryan podría haber encontrado algo similar con Roland y había tomado la decisión correcta de seguir adelante. «Pero no  de la manera que lo hizo». El ardor de la ira seguía dentro del estómago de Harry.                                                   
De repente, un claro “sí” y el sonido metálico de metal golpeando metal le llegó desde el baño.  
«¿Qué infiernos?»  
Harry salió de la cama y se dirigió hacia el cuarto de baño, haciendo caso omiso de la vibración en la pierna. Tocó simplemente como advertencia y empujó la puerta del baño para encontrar a Louis acomodando la tapa del tanque del inodoro en su lugar, una caja de herramientas abierta a su lado, vestido sólo con una sonrisa y los pantalones que Harry le puso anoche.  
Como si de repente se diera cuenta que tenía audiencia, Louis se dio vuelta para hacer frente a Harry, sus ojos muy abiertos. —Oh, hola. No pretendía despertarte. 
—No lo hiciste. —Frunciendo el ceño, Harry apoyó el hombro contra el marco de la puerta, su atención totalmente atrapada en el desaliñado sexy  hombre arrodillado en el piso de su cuarto de baño—. Entonces, ¿qué en nombre de Dios estás haciendo? 
—Arreglando tu inodoro. —Las mejillas de Louis eran de un dulce  color de rosa, cuando agregó—: Me levanté para orinar y cuando presioné el botón de descarga lo rompí. No quería que te enteraras, así que encontré la caja de herramientas bajo el fregadero de la cocina y lo reparé. Lo siento. —Louis prestó su atención a alinear los tres rollos de papel higiénico y toalla de mano que Harry conservaba en la parte posterior del inodoro—. No quise romperlo. 
«Jesús, ¿cómo puede ser que este chico no recolectara corazones en cada parada de su viaje en autobús desde Minnesota a Chicago?»  
Harry entró al cuarto de baño y se acercó al más malditamente lindo hombre que hubiera conocido. El impulso de tocarlo, joderlo, sostenerlo entre sus brazos, hormigueaba en él.  
Rindiéndose, Harry pasó sus dedos a través del desordenado cabello de Louis y le jaló la cabeza hacia atrás. —No lo has roto, dulzura. Tiene una semana sin funcionar. No he sido capaz de lograr que dejara de tirar agua. —Sonrió con ironía—. Amenacé con hacerle cosas violentas al encargado del edificio si no trasladaba esta reparación a la cima de su lista. 
Una de las cejas de Louis se arqueó cómicamente. —Estoy sorprendido de que tu intimidante mirada no funcionara. 
—Listillo. —Harry palmeó el trasero de Louis y luego arruinó eso al darle un beso en la sien—. No te preocupes por eso. —Dio un paso atrás y se apoyó en el lavabo—. Finalmente lo lograré. 
—No hay necesidad. —Louis se ruborizó fuertemente—. Ya lo arreglé. 
Harry se enderezó. —No, ¿lo hiciste? 
—Lo hice. Mira. —Louis apretó el botón, lo que permitía que Harry escuchara el suave flujo de agua al sanitario y luego que dejara de gotear cuando se llenó—. No es tan difícil si sabes qué hacer. 
Esta extraña mezcla de tímida confianza en Louis, aceleró la sangre de Harry. Se acercó y estudio al hombre aún más estrechamente de lo que normalmente hacía. —¿Cómo sabes qué hacer? 
Louis hizo una mueca. —Prométeme que no te reirás. 
Dándole a Louis una rápida revisión, Harry luchó contra el deseo de saborear al hombre de nuevo, y combatir su pulsante erección mañanera que trataba de resurgir. —Nunca me río de los sexys  hombres con el torso desnudo en mi cuarto de baño que me han asegurado que acaban de arreglar mi problema de plomería. 
En lugar de que apareciera el lindo como el infierno rubor en las mejillas de Louis, una carcajada llenó el cuarto de baño. Louis se cubrió la boca haciendo una mueca, pero la risa ahogada aún se filtraba a través de sus dedos.  
Lo que había dicho de repente golpeó a Harry, y un avergonzado calor rugió en su piel. —Bueno, está bien. Eso no salió bien. 
En lugar de que Louis se calmara, lágrimas se formaban en sus ojos. Apretó la mano más fuerte contra su boca, haciendo que sus dedos se pusieran blancos, peor se reía aún más incontrolablemente.  
—Bien. No me lo digas. —Harry lo dijo con el tono más serio que poseía, pero se mordió el interior de la mejilla para no reírse—. Me voy a la cama. 
—Espera. —Louis se abalanzó y agarró el brazo de Harry, sosteniéndolo en su lugar. La alegría aún brillaba en sus ojos, destacando el más cálido marrón claro—. Espera. Dame un segundo. —En un momento Louis pasó de la risa abierta a morderse el labio inferior—. ¿De verdad quieres saber? 
Cada suave lugar del interior de Harry que nunca se había sentido cómodo por algo se aferraba cuando se trataba de Louis. —No preguntaría si no me interesara saber. —Separó los dedos de Louis de su muñeca y le dio un beso en el centro de la palma, sin romper contacto visual con esa oh-tan-seria mirada—. ¿Por qué estás tan nervioso de decirme? 
Louis agradeció el beso con una pequeña sonrisa, cerró la tapa del inodoro, y se sentó. —Es una tontería —dijo. Con las manos entrelazadas entre sus abiertas rodillas, Louis de repente parecía como el jovencito lleno de secretos que Harry había conocido tres años antes—. Con todo lo que mi padre se creía un duro hombre real, no sabía mucho a la hora de arreglar cosas de nuestra casa. Así que cada vez que algo dejaba de funcionar, mi mamá llamaba a alguien, si yo estaba en casa, los chicos por lo general me dejaban quedarme ahí con mi mamá y ver. Eso era lindo e interesante, pero sobre todo me gustaba lo feliz que mi mamá era al ver a una de estas personas llegar a casa. 
Observando de cerca a Louis, Harry vio un atisbo de sonrisa que desapareció tan rápido como había aparecido. El amor y la tristeza que Louis tenía por su madre era clara y desgarró el corazón de Harry. Harry permaneció en silencio, sin embargo, respiraba con rudeza, sentía que Louis necesitaba espacio para hablar a su propio ritmo.  
Después de una fuerte exhalación que llenó a Harry de un ridículo orgullo, Louis continuó: —Éramos de clase media baja. Mi mamá era una tranquila ama de casa trabajadora, pero no había mucho en su vida que la hiciera feliz y emocionarse. Mi papá nunca abusó físicamente de ella ni nada por el estilo, pero él era una persona que se mantenía a distancia la mayor parte del tiempo y no mostraba mucha emoción con nosotros, excepto para asegurar que las cosas en la casa y con su esposa e hijos se mantuvieran dentro de sus reglas. En retrospectiva, creo que mi madre podría haber tenido una depresión clínica, pero no se deja que un médico diagnostique ese tipo de mierda mental de donde soy. En muchos sentidos, su matrimonio y su vida la deprimieron, y eso era así. Apesta, ¿sabes? 
—Lo sé —murmuró Harry. Se oía un poco como la vida de Harry, excepto con menos gritos. 
—Pero para mi mamá, cuando algo de la casa necesitaba ser arreglado, ella era diferente. —Chispas de vida iluminaron los ojos de Louis—. Cuando uno de esos tipos venía mi madre sonreía. Una honesta real sonrisa. —La voz de Louis se quebró, he hizo una pausa por un instante—. Eso era tan jodidamente raro. Ella era muy feliz de conversar con ellos, y hacía café y galletas, sabes, algo especial, y ella se aseguraba de que supieran lo agradecida que estaba de tenerlos en su casa, arreglando cosas que no podía hacer por sí misma. 
—Entonces, eso era realmente de tu mamá, no, del fontanero —dijo Harry suavemente. «Mierda». Él no sabía cómo se controló de levantar a Louis del inodoro y jalarlo a sus brazos. 
—Claro. —Ahora Louis se parecía a un niño que trataba de esconderse en el fondo de la clase o en la esquina de la cafetería—. Es difícil ver a alguien que amas pasar por la vida casi sonámbulo. 
—Entiendo eso, Louis. Realmente lo hago. —Harry se acercó y se sentó a horcajadas en su pareja en el inodoro. El calor del sólido cuerpo debajo de él se hundió en Harry mejor que la almohada de terapia, pero ahora sólo se preocupaba por traer más luz a los hermosos ojos oscuros de Louis. Harry se inclinó aún más, pegando sus pechos, y rozando sus labios en un beso cálido. Quedándose cerca, manteniendo la mirada fija en el otro, dijo—: Gracias por arreglar mi baño.  
Louis sonrió frente a la boca de Harry, y nada se había sentido mejor para Harry. 
Con una voz alegre, Louis respondió: —Cuando quieras. 
Su caliente sangre corría a un ritmo rápido, Harry tomó los labios de Louis de nuevo, deteniéndose en esta ocasión dándole pequeñas mordidas. En medio de las mordidas de amor, dijo: —Podemos negociar por galletas y café o — empujando una mano entre ellos, Harry liberó el largo y glorioso pene de Louis, y le dio un buen y sólido jalón. «Joder, ya está muy duro y caliente»— algo más como pago. 
Jadeando, Louis empujó su eje dentro del puño de Harry. —Creo que... Oh joder, eso es bueno... —Él apretó los dientes mientras Harry acariciaba sus bolas con una mano firme—. Creo que voy a tomar el algo más. 
Moviéndose para otra prueba, Harry murmuró: —Bien dicho. —Movió su lengua, y un estremecimiento lo recorrió cuando Louis se unió con él en el centro con una igual lamida. El breve contacto encendió la mecha compartida entre ellos. De repente, Harry se apoderó del cabello de Louis y lo mantuvo en su lugar durante un  profundo beso. Al mismo tiempo, los dedos de Louis raspaban la cintura de Harry en su camino a la parte baja de la espalda, y luego metió las manos bajo los pantalones de Harry y le agarró el culo. Tomó el beso de Harry como un hombre que anhelaba la propiedad, pero sus dedos se hundían en los glúteos de Harry con la fuerza de alguien plenamente consciente y a cargo. Harry metió la mano entre ellos, esta vez tomó su propia erección. Louis de inmediato se empujó hacia la entrepierna de Harry presionándose contra la dura carne. 
Nada se oía mejor para Harry que pasar un día juntos aprendiendo uno del otro. Sin embargo, otras imágenes brillaron sobre las amorosa mirada y acuchillaron el estado de ánimo de Harry. —Joder, no. —Apartó su boca de la de Louis y se levantó en sus temblorosas piernas. Su pecho estaba tenso con su excitación, Harry se limpió la boca y se alejó más—. No podemos entrar en esto en este momento. Tu culo necesita un descanso. —Un recuerdo de la noche anterior se repetía sin cesar en la mente de Harry haciéndolo que cambiara su decisión—. Dime lo que descubriste sobre Daria en el periódico escolar. No debería haber permitido que dejáramos la conversación anoche. 
«Nunca olvidaré que estoy desnudo con este hombre en este momento porque un trabajo nos colocó juntos. Pero aún hay una niña desaparecida que hay que encontrar».  
Harry metió su pene de nuevo dentro de los pantalones y apoyó su espalda a la pared. —Háblame, Louis. —Miedo como el que nunca había experimentado como un detective entró como pequeños insectos en todas las partes de la psique de Harry. Vio al hombre que se parecía demasiado a su hogar en su baño, y la tensión dolía en su garganta—. Necesito que me ayudes a concentrarme.   
Louis cerró las piernas y apretó sus manos en los muslos para evitar llegar y calmar la tensión marcada en cada centímetro de la cara de Harry. No se necesitaba ser un genio para ver que esta demanda de conversación sólo tenía alrededor de la mitad que ver con la necesidad de Harry de encontrar a Daria y todo que ver con la forma en que Harry se veía a sí mismo y los criterios que utilizaba para juzgarse. Para Harry, un trabajo bien hecho definía quién era.  
«Dale lo que necesita para que pueda sentir que de nuevo está en control».  
Suprimiendo un suspiro, Louis mantuvo su atención en Harry y empujó su erección de nuevo dentro de sus pantalones. Corrección. Los pantalones de Harry. 
—Desde que Daria empezó en la universidad —comenzó Louis—, ha escrito cuatro artículos sobre ética o violaciones en diversos lugares de trabajo en las empresas locales que tienen vínculos con el campus. Sólo que ella no obtiene crédito por ellos. Una niña llamada Chloe Lane lo hacía. 
Harry se separó de la pared y comenzó a caminar por el pequeño espacio del cuarto de baño. —¿Cómo resolviste esto tan rápido? ¿Esta persona Chloe le robaba a Daria?  
—No, en absoluto. Por lo menos no de acuerdo con Chloe. —En ese momento, Harry giró la atención fuera del suelo de baldosas. Louis inclinó la cabeza, siguiendo el recorrido de Harry—. Fui con ella, seguí la pista de “una de estas cosas no es como la otra”. En vez de leer todos los artículos, hice una lista de los nombres de todos los periodistas que alguna vez habían publicado desde que Daria entró en la universidad. Un nombre faltaba.  
—Chloe Lane —murmuró Harry, asintiendo para sí mismo.  
—Claro. —Louis asintió—. Ella ni siquiera estudia periodismo. Es  actriz, estudia arte. También era la única persona que nunca había escrito un artículo aparte de esos informes del tipo de investigación. La gran mayoría de los estudiantes que trabajan para el periódico escribieron por lo menos uno si no es que varios artículos sobre algo relacionado con funciones escolares. Chloe nunca ha tenido nada de eso. Combinado con su falta de interés en el periodismo en comparación con los otros nombres que tenía en mi lista, decidí que sería una buena idea tener una charla con ella. La busqué la tarde de ayer. 
Harry se detuvo delante de Louis. —¿Qué te dijo? 
—Te va a encantar esto. Ella una vez fue una fugitiva.  
—Déjame adivinar. —Un gruñido frustrado se escapó de Harry. Se metió las manos en el cabello y empezó a moverse de nuevo—. Ella pasó algún tiempo en Haven. 
—Lo tienes —confirmó Louis—. Fue cuando Daria era un poco más joven, pero se hicieron amigas y mantuvieron el contacto. Chloe dice que Daria se le acercó para que presentara esos artículos como Chloe debido a que Daria no sería capaz de seguir estas historias si la gente sabía que expondría esa información. Chloe estuvo de acuerdo en presentar los trabajos de Daria como suyos. Me tomó un tiempo, pero una vez que le expliqué quién era y qué estaba haciendo, Chloe confesó. Ella quería ayudar, por si acaso uno de estos artículos acabó metiendo a Daria en problemas. 
Harry se giró hacia Louis. —¿Le crees a Chloe? 
—Sí. No veo que eso lastimara a Daria. Eso era seguro. 
Con un paso atrás, Harry se apoyó contra la pared y dirigió su atención a su habitación a oscuras más allá de la puerta abierta. Él se frotó la nuca, un tic que Louis había registrado como parte del proceso de pensamiento de Harry. 
—Está bien —dijo Harry, cambiando su enfoque determinado de nuevo a Louis—. Sabemos que el editor de los estudiantes sabía definitivamente que no eran de Chloe, de alguna manera debió haber descubierto que eran de Daria. Ella debió haber hecho un poco de investigación por su cuenta. Si era una buena historia y generaba interés en su periódico, eso también se veía bien para el editor, entonces no tiene sentido que matara a Daria. Supongo que uno de los otros estudiantes de periodismo podría haber descubierto la verdad y pudo haber tenido celos de que Daria no tuviera que subir su camino por la escalera como todo el mundo. Pero parece más probable que una persona pudiera obligar a Chloe a confesar y exponer a Daria en lugar de matarla. Sin embargo no siento como que esas sean las vías adecuadas para perseguir a alguien agresivamente. Mi instinto me dice que ahí no hay suficiente motivación. 
—Tengo a alguien de Seguridad Quinn buscando las empresas que Daria  expuso —agregó Louis—. Podemos asignar a Riley para buscar en el editor y los periodistas, pero estoy contigo. Sinceramente, no siento que lleve a nada fundamental. 
—Estoy de acuerdo. —Como un juguete de cuerda con toda la capacidad, de nuevo Harry comenzó a caminar a lo largo del cuarto de baño—. Pero eso sigue pintándonos el retrato de quién era Daria —le dijo a Louis por encima del hombro—. Ella era un hacedor de buenas obras. Alguien que quería exponer los errores, pero no sentía la necesidad de obtener el mismo crédito. Definitivamente  confirma lo que creemos que estaba haciendo realmente trabajando en los clubes de striptease. 
—Otra investigación —dijo Louis a la desnuda vigorosa espalda de Harry—. Ella subió la apuesta con esta búsqueda de las chicas desaparecidas. Esto fue más allá del tipo de trabajo de investigación que había abordado antes. 
Harry giró hacia la puerta, y su mirada cayó sobre Louis. —También significa que si esas chicas fugitivas estaban a merced de un asesino en serie, y pensó que Daria era una... — Por un largo instante, la mandíbula de Harry se volvió dura como el granito—. Si Daria de alguna manera se estaba acercando, él definitivamente no habría dudado en tomarla a ella también. 
Frio escalofrío ondulo la desnuda espalda de Louis, alejando todo el calor. —¿Un asesino en serie? ¿Realmente lo crees? 
Harry se tambaleó hasta detenerse. —Lo siento, dulzura. —Se acercó a Louis y se arrodilló. Su boca en una delgada línea mientras murmuraba una maldición en voz baja—. No quise asustarte soltando algo con tanta indiferencia. —Tomó las manos de Louis y presionó besos en el dorso de cada una. 
—Asesino serial —susurró Louis—. Eso se oye tan —se tragó un mal sabor— brutal. 
—Yo solo hablaba en voz alta ahora mismo, te lo prometo. —Harry levantó la mano como un explorador—. Me ayuda a dar vueltas hasta que uno de los escenarios de éxitos se siente bien. Eso es todo. Eso es lo que hago. 
—¿Crees que Tracy fue víctima pero no murió, y es por eso que Daria la buscaba? —Louis preguntó—. Quizás ella fue atrapada mientras buscaba. 
—No lo sé. —Harry siguió caminando.  
«Mierda. Esa fue una sugerencia estúpida». —¿Tu ex era bueno en esto? —Louis odiaba la vacilación que oyó en su voz. Se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo—. ¿Te ayudaba a resolver los casos cuando estaban juntos?  
—¿Quién? ¿Ryan? No. —Harry entrecerró los ojos hacía Louis—. Él nunca fue parte de mi trabajo. Eso nunca fue apropiado. Contigo sí. Estamos trabajando en este caso juntos. Ahora bien, si pudiéramos encontrar a Tracy... —Asintiendo, Harry volvió a frotar el cuello como controlándose en el cuarto de baño—. Ella es la clave de todo esto. Lo sé.  
«Hábilmente cambió el tema lejos de Ryan. Como antes».  
—Puedes hablar de Ryan, lo sabes. —Algo inexplicablemente ingenuo o estúpido, o esperanza en Louis, presionó más duro contra Harry. Louis no sabía las leyes acerca de las relaciones, pero él se había encontrado con una habilidad única para leer a este hombre en particular. La súbita naturaleza enturbiada de los movimientos de Harry afectó a Louis—. Puedes decir su nombre. No me molestaré. 
—¿Por qué iba a hacer eso? tenso Harry no levantó la voz por encima de la conversación, pero el flash que envió a Louis quemaba la piel—. No hay nada que decir. Él encontró a alguien más. Seguimos adelante por caminos separados. Fin de la historia. Bien, entonces, ¿podemos seguir adelante? 
Louis se levantó y bloqueó el paso de Harry. —¿Por qué el que mencione a Ryan te hacen sentir tan incómodo? —Agarró la cintura de Harry, sosteniéndolo en su lugar para que no se moviera—. ¿Qué pasó entre ustedes dos? 
—No hay razón. Nada sucedió —dijo Harry con los dientes apretados—. Solamente no estoy interesado en hablar de Ryan. Ni sobre ninguno de mis ex novios, para el caso. —Vio a Louis con una mirada que podría haber quebrado al más avezado criminal, todo el cuerpo de Harry era toda una línea rígida e inmóvil—. ¿Es una de las condiciones para que nosotros hagamos esto, lo que sea que esto sea, el darte todos los sangrientos detalles de mi pasado? Porque tengo que decirte — Harry ni siquiera parpadeó, pero bajó la voz—, que no estoy interesado en que eso suceda. Eso no es necesario y no quiero hacerlo. 
«Hijo de puta. Mierda». Joder. Louis quería patearse el culo. Definitivamente había cruzado una línea que Harry aún no estaba listo para cruzar. «Quizás fue horrible. Tampoco fue precisamente fácil para mí hablar sobre Grady». Sin embargo, algo molestaba el interior de Louis, y le susurraba pequeños comentarios sobre que Harry aún no se habían movido totalmente de su relación con su ex.  
—¿Bien? —Los labios de Harry apenas se movían, pero esa palabra con suave voz retumbó en el cuarto de baño como una maldición. Si de alguna manera los glaciares pudieran tener matices de verde, podría describir su mirada perfectamente—. ¿Cómo será? 
«No voy a ser empujado... No». Louis detuvo ese pensamiento un momento. «No lo tomes allí». La persistente sensación se mantenía, pero la absoluta e inflexible calidad en Harry era aún más profunda y sacudió el corazón de Louis con una constricción que le decía: “Me necesita. Incluso si él no lo sabe”.  
Louis se deslizó cerca de Harry y se frotó contra su sólido frente. Harry se estremeció en respuesta y entrecerró su mirada. Quedándose junto a Harry, Louis metió sus dedos dentro de la parte posterior de los pantalones de Harry para masajear la suave piel. 
—Si recuerdas —comenzó Louis—, tú fuiste el que me instó a hablar. —Como nunca lo había hecho antes, Louis pasó la punta de los dedos por el pliegue del culo de Harry, recorriendo la sensible carne. Harry contuvo el aliento cuando Louis recorrió su apretado agujero y Louis pudo sentir que la piel del trasero del hombre se erizaba. Una sonrisa, llena de un nuevo sentido de poder, se apoderó de Louis, y su corazón tomó un frenético ritmo—. Me hubiera gustado dejar que ese beso tomara el curso natural de las cosas. —Tomó la cintura de los pantalones de Harry y empujó la tela por sus caderas, dejando libre el enrojecido pene. «Dios mío, es una belleza». Louis rozó sus labios contra los de Harry, sosteniendo en su mano el caliente pene del hombre, y le dio un apretón. 
Harry apretó los dientes, haciendo un sonido que sonó a silbido. —¿A dónde crees que me dirigía, Louis? —Un segundo gemido se mantuvo casi en el aliento de Harry, pero el pene de inmediato se engrosó y se llenó por completo. 
—Vi que me empujabas hacia este muro. —Louis guio a Harry hacia atrás hasta que su espalda besó la pared detrás de él—. Y luego sugerirías mantenerme apretado. —Entrelazando los dedos en la mano de Harry, Louis la levantó en alto y la guio a la ducha—. Porque he estado fantaseando con probarte durante tanto tiempo que no puedo esperar un segundo más. — Omitiendo los juegos preliminares, Louis fue por cada cosa que quería. Se dejó caer de rodillas y entreabrió los labios alrededor del pene de Harry. 
«Oh, joder sí».  
—Oh, joder... —Harry apoyó la espalda en la pared y al hacerlo, empujó su pene más profundamente en la boca de Louis—. Sí. 
Louis pensó, y Harry lo dijo, y el fuego del infierno y la condenación, eso era justo como el dinero. «Oh, joder, sí, por supuesto». El grueso y ardiente eje del hombre se deslizó sobre la lengua de Louis mientras tomaba a Harry más dentro de su boca, desesperado por chupar la mayor cantidad del eje de Harry que podía tomar. Louis sólo había hecho dos mamadas en su vida, ambas cuando se había mudado a Chicago. Y nunca había dejado que un hombre entrara en él hasta anoche. Pero, santa jodida, con Harry, Louis se encontró voraz para aprender más. Quería relajar su mandíbula, de modo que algún día pudiera tener a Harry todo el camino hasta la garganta y hacer que el hombre se corriera.  
«Oh, Dios». El pene de Louis empujaba contra sus pantalones con  vigor en feliz acuerdo con las imágenes. 
Sin embargo, dándose cuenta de que no podía obligar ningún centímetro del pene de Harry en sus labios, Louis envolvió su mano alrededor de la mitad inferior y comenzó a jalar con fuerza al mismo tiempo que chupaba la parte superior. Harry movió sus caderas, en respuesta, gruñendo mientras agarraba el cabello de Louis, y lo abrazó para otro empujón de poca profundidad. Louis dio la bienvenida a la jodida con los labios extendidos. «Tan bueno».  
El olor acre del sudor y la excitación y el bosque húmedo llenó la nariz de Louis. Extendiéndose como un reguero de pólvora, aunque su sistema estaba marcado con el olor único de Harry. Louis gimió ante el placer de hacerlo, y Harry hundió los dedos en el cuero cabelludo cerca de Louis. Cuando se apartaba del eje de Harry, Louis pasó la punta de su lengua por la cabeza del pene y la sensible área de debajo, y tuvo la oportunidad de levantar la vista y ver a Harry y se encontró fascinado ante la cruda increíble imagen ante él. 
Duras líneas dominaban los rasgos de Harry. Tenía los labios tensos, mostrando los dientes como un animal furioso. Su brazo derecho quedó tendido de ancho, y se apoderó de la barra de la ducha con tal fuerza que la mano entera parecía blanco fantasmal. Pero en sus ojos, buen Dios, la intensidad de su mirada ardía. Esa sola mirada hinchó más el pene ya doloroso de Louis. Penetrantes verde pupilas dilatadas quemaban a través de la carne de Louis marcando su alma. La apariencia de Harry era mucho más que un hombre luchando con la mamada que Louis le ofrecía, porque parecía como si estuviera luchando al recibir un placer absoluto. Ya no estaba bombeando las caderas, Harry se quedó firme y quieto, con los pies descalzos firmes en el suelo, viendo a Louis chupar y masturbar el pene como si quisiera huir, pero no tenía la capacidad de dar un paso para alejarse.  
En lugar de miedo o intimidación, Louis se encontró que la batalla de Harry claramente se alejaba un momento solo para regresar con más fuerza. Él chupó la gruesa y roja cabeza del pene que le era ofrecida en su boca, como agua preciosa a un hombre sediento, y las caderas de Harry se empujaban hacia adelante, apenas un poco, claramente en contra de su voluntad, Louis lamió el salado chorro de pre-semen que Harry no pudo mantener en su interior. Harry tenía pesadas bolas dentro de un saco con suave vello, y eso resultó ser una distracción que hizo que a Louis se le hiciera agua la boca. Su lengua recorría el caliente eje de Harry una y otra vez, y luego tomó cada bola en su húmeda boca para un baño completo. 
Harry finalmente lanzó un áspero grito y un rápido estremecimiento recorrió todo su cuerpo. Mientras Louis rodaba su lengua sobre el caliente orbe que quemaba sus papilas gustativas. Harry apretó entre sus dedos el cabello de Louis, jalándolo como a un hijo de puta. La acción envió un sentido de victoria a través de Louis. Rápidamente comenzó a bombear el puño hacia arriba y abajo por la rígida longitud de Harry y chupó una bola y después otra succionando la cálida humedad. 
Con otro poderoso tirón en el cabello de Louis, Harry estaba totalmente vivo y participando. —Oh Cristo, Louis, por favor... —Ahora empujaba las caderas, fuera de control, y gruñía como un perro rabioso—. Dame tu boca. —Louis soltó los testículos y empujó su pene por los labios hinchados de Louis, llenándolo hasta la garganta, en un fuerte y seguro impulso—. Voy a correrme. 
Louis logró alzar la cabeza hacia atrás lo suficiente como para tomar a Harry, sin náuseas. Se agarró de las caderas de Harry, cuidando de no apretar demasiado profundamente la carne dañada y causar un dolor adicional. El pene se hacía cargo de la boca de Louis, marcándola con la marca de Harry en sus mejillas, la lengua y el techo de la boca, pero a Louis dejó de importarle incluso respirar. Él sólo quería hacer que este hombre se perdiera, por lo que succionaba por todo lo que valía la pena y se balanceaba arriba y abajo tratando de tomar todo lo que más pudiera de Harry, lamiendo la física pura alegría en cada centímetro del grueso pene del hombre. 
Louis se apartó e hizo todo lo posible para mirar a Harry. Cuando lo hizo, Harry lo vio por una fracción de segundo, y todo lo que alguna vez habían hecho juntos se quebró entre sus ojos. Un latido del corazón más tarde, la cabeza de Harry golpeó contra la pared y gritó en el cuarto de baño cuando su orgasmo lo golpeó.  
«Oh, Dios mío, sí». Louis gimió con alegría. «Finalmente». Con cada fuerte golpe de las caderas un ardiente chorro de semen cubrió su lengua y llenó la boca con amargo, acre y maravillosa semilla. Louis no podía conseguir tener lo suficiente. Se deleitaba con los empujes de Harry que deslizaban su eje sobre su lengua, cada  lento empujón derramaba una más pequeña cantidad de eyaculación, por lo que Louis gemía y estaba aún más duro a medida que se deslizaba el eje por su garganta. 
Cuando Harry finalmente bombeó lo último de su esperma, Louis había caído en tan profundamente necesidad de saber todo acerca de este hombre que no podía dejar ir a Harry. No tan solo el contenido que le diera una mamada, Louis empujó a Harry indicándole que se girara y se apoyara contra la pared, sosteniéndose con ambas manos. «Santa Madre, llena de gracia». Louis tragó saliva cuando Harry hizo lo indicado. La visión de Harry con sus manos y la frente apoyada en la pared, con el culo hacía afuera, ofreciéndose a él, le robó el aliento. Los firmes globos estaban frente a su cara, y de repente se preguntó si estudiar la forma masculina, esta particular forma masculina, podría ser considerada una religión, porque quería más que nada adorar cada centímetro del imponente cuerpo de Harry Styles para el resto de su vida. «Me gustaría arrodillarme en el altar y aprender algo nuevo todos los días de la semana».  
El suave tono oliva cubriendo la piel del trasero de Harry se convertiría en la siguiente, demasiado atractiva, lección como para rechazarla. Louis se inclinó y presionó toda la cara en una de las firmes nalgas, inhalando el olor a humedad, aire libre y almizcle que parecía estar incrustado en la piel de Harry. Pasó la lengua por la caliente carne y Harry tembló delante de él.  
La respuesta de Harry encendió un interruptor dentro de Louis, y de repente se convirtió una vez más en un hambre voraz. Separó los labios y clavó los dientes en el trasero de Harry, mordiendo suficientemente fuerte como para dejar una marca, pero sin romper la piel. Por encima de él, Harry hizo un sonido alto y tenso. Empujó el culo más duro contra la cara de Louis, y Louis le respondió con otra mordida, esta vez en la curva alta de sus nalgas. Louis mordió y lamió un camino a través del trasero de Harry, de un lado a otro, dejando su marca en su hombre. «Mi hombre».  
Con un gruñido, Louis palmeó la nalga una vez, dos veces, enrojeciendo la piel y aflojando la tensión de Harry que gritaba “sí”. Louis quería algo más, y sabía exactamente a dónde ir después. Se apoderó del trasero de Harry y lo separó de par en par, revelando el oscuro pequeño y apretado agujero que llenaba lentamente su hambre. Se quedó mirándolo fijo, su boca se hacía agua, y su pene ardía bajo los pantalones. «Quiero estar dentro de ti de cada manera posible».  
No podía ver sin tocar ni un segundo más, Louis se sumergió y pasó la lengua por la larga grieta de Harry, su arrugada hendidura. Cuando Harry se estremeció, Louis gimió y lo saboreó de nuevo. El residuo salado del sudor y el almizcle estalló en sus pupilas gustativas, y pasó su lengua por el firme culo de Harry presionando con fuerza y haciendo que el botón pulsara, lo que le provocó a Louis un profundo deseo para lamer el culo de Harry una y otra vez. 
Harry soltó un gruñido. Empujó su culo tan completamente hacia Louis que la línea de su columna vertebral parecía una pista de esquí. —Por favor... —Lanzó dejó escapar un suspiro tembloroso—. No te detengas. —Se estiró y tomó sus nalgas separándolas más para el placer de Louis—. Cómeme. — Su voz se oía ahogada cuando realizó la petición—. Come mi agujero. 
—Dulzura… —Louis presionó el más suave beso en el oscuro botón de Harry—, tengo la intención de poseer tu culo para cuando terminemos. —Con eso, Louis empujó su cara a la grieta de Harry y entreabrió los labios sobre el apretado músculo, y lo chupó como si se tragara los veinte centímetros de su pene. 
Harry gritaba y se paraba de puntitas, y la lengua de Louis con movimientos circulares provocaba el anillo de músculos del hombre. Y entonces —jodidamente mierda, ¡no!…. Dos timbres distintos resonaron en el departamento, cortando el momento de manera tan completa que podrían haber sido dos balas disparadas en su dirección. 
Doble mierda. Louis se dejó caer descansando sobre sus talones. Harry salió del baño sin mirar hacia atrás, lanzando un “Riley” como si estuviera diciendo la más sucia maldición sobre el planeta. Dado que sus dos teléfonos sonaban al mismo tiempo, Louis se imaginaba que tenía algo que ver con el caso, por lo que siguió adelante y también se levantó. Se trasladó a la sala y logró apoderarse del celular de su chaqueta cuando Harry gritó: —Es Riley. Él envió un texto. Encontró algo en una de las cámaras de vigilancia. Piensa que es importante y que voy a querer verlo. 
Volviendo a la habitación, Louis terminó de leer un mensaje de Riley que duplicaba lo que Harry acababa de compartir. Miró a Harry, pero Harry ya tenía sus pantalones de nuevo alrededor de su cintura y su teléfono en su oído.  
En lugar de intentar escuchar la baja voz de Harry del final de la conversación, Louis se quitó los pantalones de Harry y se puso su propia ropa interior y jeans, una mueca de dolor  golpeó su rígida carne. Dejó la bragueta abierta, decidiendo mejor no comprimir su furiosa erección. Se puso la camisa, logró ponerse sus zapatillas de deporte, y estaba en el baño buscando un cepillo de dientes extra cuando oyó a Harry decirle a Riley que se reuniría con él en la oficina en una hora. 
Harry apareció de repente detrás de Louis. Metió la mano sobre el hombro de Louis hacia el lavabo y tomó un cepillo de dientes azul de una taza. —Supongo que estás buscando un cepillo de dientes. Puedes usar el mío. —Los dedos de Harry envolvieron los de Louis alrededor del mango—. No tengo uno extra. 
Una ridícula burbuja de vértigo se formó en el interior de Louis, eso era una estupidez, teniendo en cuenta que había tenido su cara en el culo del hombre. Sin embargo, algo acerca de  compartir un cepillo de dientes se sentía como una conexión, una innata confianza e intimidad sin ningún tipo de sexualidad unida a empañar una elección. «Esto es diferente».  
—Gracias. —Asegurándose de mantener la pequeña sonrisa de apreciación, Louis tomó el cepillo de dientes. Después de poner un poco de pasta en él, abrió el grifo y lo mojó mientras veía a Harry por el espejo—. ¿Qué dice Riley? 
—No vas a creer nuestra buena suerte. —Los ojos de Harry se iluminaron como los de un cazador que atrapaba el olor de su presa—. Tenemos pruebas de Pierce Lyndsey saliendo del Club Kitty la noche que Daria desapareció. No sólo lo tenemos entrando en su carro —ese destello de los animales depredadores brilló de nuevo en Harry por un segundo—, sino que también se le ve metiendo algo en la cajuela antes de irse. 
Louis escupió la pasta de dientes en el lavabo. —Ni siquiera me digas que metía un cuerpo en su carro. —Veía las expresiones y el lenguaje corporal de Harry por el espejo—. Ese tipo es un imbécil arrogante, pero no es tan estúpido como para ser captado por la cámara metiendo a Daria en su cajuela. 
—Definitivamente no era un cuerpo —dijo Harry—. Era algo mucho más pequeño, como una bolsa, pero Riley no puede precisar lo que era. 
—Mierda. —Louis dejó el cepillo de dientes en el lavabo y se giró para ver de frente a Harry—. Apuesto a que es la laptop de Daria. 
Un brillo de aprobación se formó en los ojos de Harry. — Esa es una suposición muy buena, y apostaría dinero a que es la correcta. Eso me hace preguntar qué es en lo que Pierce quería robar. Siguió a Daria con la intención de quitársela, ya que todo el mundo parecía saber lo importante que era su laptop para ella y que ella siempre la llevaba consigo. O quizás la dejó en su carro, y él vio su oportunidad para tomarla. Mierda, él incluso podría haber halagado o sobornado su camino hacia el vestuario, mientras que Daria estaba en el escenario, y robarla desde el interior del club. Aunque eso no importa, lo que importa es que parece que la tiene, y nosotros la necesitamos. — Harry frunció el ceño—. Lo que nos lleva a otra pregunta: ¿Pierce acababa de averiguar la carrera de stripper de Daria esa noche, o la había estado observando durante semanas? 
—Supongo que fue suerte que la descubriera allí esa noche. —La boca de Louis se torció y un sabor desagradable se hizo cargo del sabor a menta de la pasta de dientes—. Pierce me parece el tipo de persona que disfruta de los clubes de striptease con regularidad. Es probable que haga que las niñas le den bailes privados, entonces limita las propinas. O más insultante, es probable que les de un dólar o algo así sólo para humillarlas. 
La caliente risa de Harry llenó el cuarto de baño. —Voy a dar un golpe en la oscuridad y decir que realmente no te gusta ese tipo. 
—¿Eso crees? —Louis preguntó, empleando su mejor entrecerrada mirada.  
—Te ves muy feroz. Pero tal vez un poco menos con manchas de pasta de dientes seca en tu cara. —Harry se lamió el dedo pulgar y luego frotó la barbilla de Louis, retirando la mancha blanca—. De todos modos, vamos a Seguridad Quinn a ver esas imágenes, sólo para estar seguro de que Pierce tenga la laptop, y luego vamos a tener una charla con él. Nosotros no tenemos mucho tiempo. —Tomó la camisa de Louis y desabrochó el botón superior—. Así que vamos a entrar en la ducha y asearnos. 
Todos los músculos de la mano y el brazo de Louis protestaron por la medida, pero se obligó a cubrir la mano de Harry e impedir que desabotonara el segundo botón. —Por mucho que eso suene como la mejor oferta que he tenido en toda mi vida, es más inteligente si me voy a casa. No tengo un traje conmigo, y es desperdicio de tiempo ducharme aquí y ponerme de nuevo la ropa sucia para regresar a casa a cambiarme. Además tengo mi carro. —Apeló al hombre de Harry que vivía para su trabajo—. Quiero volver a Haven esta mañana y hablar con Anna María. Ver lo que sabe. Tú puedes manejar a Pierce. Tengo un sesgo en contra de él así que de todos modos probablemente sea un movimiento más sabio. 
Harry envolvió sus brazos alrededor de Louis y lo abrazó. —¿Te revienta, Louis9? —Su ceja se arqueó cómicamente.  
Cada vez que esa rara muestra de alegría se manifestaba en Harry, Louis no podía resistir burlarse. —Bueno, de hecho, acaba de hacer eso hace muy poco, si lo recuerdas. —Él movió la ingle contra la de Harry y luego deseó no haberlo hecho. «Aún estoy jodidamente duro»—. E hice un trabajo bastante decente, si me permites decirlo. 
Harry rugió de una manera que le hacía vibrar totalmente. —Hiciste un trabajo malditamente bueno, dulzura. Esa fue la más jodidamente alucinante mamada mezclada con la comida de culo más dulce y erótica que he tenido. 
—Solo siento que la… —a Louis se le calentaron las mejillas, al recordar haber metido la cara en la grieta de Harry —, otra cosa hubiera sido interrumpida. —Su pene le recordaba dónde deseaba estar en ese mismo segundo. —«Deseaba preparar tu culo para joderte». 
Harry echó hacia atrás la cabeza. Sus pupilas dilatadas dejando solo una línea delgada de jade. —¿Quieres joderme? 
—Sí —respondió Louis sin dudarlo. Entonces todo su cuerpo se tensó—. ¿Puedo? —«Mierda». Quizás dado que esa relación se había iniciado con él rogando por ser jodido, y Harry claramente amaba estar arriba, entonces ellos ya habían establecido los límites de su relación de pareja—. ¿Puedo? 
La mandíbula de Harry se tensó visiblemente. Estaba todo tenso, pero obviamente, trabajaba muy duro para liberar la tensión. —No he tenido a nadie dentro de mí en mucho tiempo —confesó. Sus ojos se iluminaron mientras estudiaba el rostro de Louis—. Pero lo haré por ti. —El suave recorrido de los dedos de Harry en el cabello de Louis se volvió más cariñoso, una amorosa caricia—. Te quiero ahí. 
«Sí, SÍ, Sí». Sintiéndose ridículamente feliz con este hombre, Louis se inclinó y echó los brazos alrededor del cuello de Harry. —¿Podemos encontrarnos en algún lugar privado durante nuestra hora de almuerzo de hoy para hacerlo?  
Harry soltó una risa áspera. —Eres tan jodidamente desinhibido a la hora de estar desnudos juntos, dulzura. Mírate. —Giró a Louis de frente al espejo con él detrás con su barbilla encima de los hombros de Louis—. No hay ni un indicio de intimidación o miedo en tus ojos. 
Estudiando su reflejo, buscando ese par, el interior de Louis se calentó aún más. —Cada vez estoy mucho más desinhibido cuando estoy contigo. 
—Sí. —Más seriedad cubría el tono de Harry—. También me he dado cuenta de eso. Me gusta. Tampoco tratas de mantener tus pensamientos en voz baja a mi alrededor. — Encerró a Louis en sus brazos, envolviéndolo en su calor—. Creo que significa que te sientes cómodo y seguro conmigo. 
—Lo hago. —Dejándose apoyar en Harry, Louis entrelazó sus dedos arriba de las grandes manos apoyadas en el estómago—. Más  y más cada día. 
La boca de Harry fue a parar al oído de Louis. —Eso es agradable de escuchar, bebé. —Mientras sus labios rozaban el cuello de Louis, Harry desenredó la maraña de sus manos y las empujó bajo la ropa interior de Louis tomando su firme erección. Durante todo este tiempo, Harry nunca dejó de mirarlo fijo en el espejo—. Es una lástima no poder utilizar este monstruo de la manera que deseas en este momento, pero eso no significa que voy a enviarte a esta amarga y fría mañana con tu pene saliéndose de los pantalones. Harry empujó la ropa interior de Louis del frente y descubrió su pene de color rojo oscuro—. Podría asustar a la gente, con la que te encuentres.  
Louis abrió la boca, bombeó sus caderas, los ásperos dedos de Harry recorrían la suave piel de su pene. —Mientras que no te asuste a ti —respondió Louis sin aliento. 
—Eso no me asusta. —Cada palabra que Harry decía en el oído de Louis, se precipitaba a través de su sistema como el alcohol al cien por ciento—. Me inspira. —Le mordió el lóbulo de la oreja, jalándolo entre los dientes, mientras su gran mano subía y bajaba por el pene de Louis—. Me tiene jodidamente caliente y duro cuando debería concentrarme en otras cosas. — Su mirada hablaba de sus dedos mientras acariciaba el pene de Louis desde la raíz hasta la punta—. Lo bueno es que aprendí a realizar varias tareas. —Con eso, se agachó y tomó las bolas de Louis en su mano, dándole un apretón firme deslizando la mano sobre el eje de Louis. 
—Ahh... Joder, joder, sí. —En un movimiento espasmódico, Louis empujó sus caderas a las manos de Harry que masajeaban y jalaban, haciendo que rápidamente perdiera el control. Gimiendo ante la presión susurró salvajemente—: Ve adelante y comienza las múltiples tareas del infierno ahora conmigo. —Deslizándose dentro del puro placer, Louis se agarró de los antebrazos de Harry, aferrándose a los sólidos músculos. Dejó caer la cabeza hacia atrás, cediendo a sus impulsos salvajes en las maravillosas manos de Harry—. Joder, hazme correr.  
En respuesta, Harry mordió el hombro de Louis a través de su camisa y todo, y gruñó algo acerca de “pura magia”. Comenzó a recorrer de la base a la cabeza del pene, una y otra vez, utilizando una técnica casi brutal a la que Louis le dio la bienvenida con un vigoroso movimiento de caderas. Harry jaló el saco de Louis y recorrió con dos dedos el área sensible antes de regresar al pene de Louis, sin permitir a ninguna terminación nerviosa un segundo de respiro. Línea tras línea de placer que temblaba la tierra recorría el pene de Louis, sus bolas, perineo, y culo, y recorría como una larga cuerda su vientre y llegaba hasta su columna, dejándolo en un cada vez más y más fuerte y delicioso nudo de nervios, todo en el borde del quiebre. 
Justo cuando Louis sabía a ciencia cierta que iba a explotar en su piel, Harry terminó con su mano alrededor del cuello de Louis. Sus largos dedos doblando debajo de la barbilla de Louis y lo guio hasta que sus miradas se encontraron. Las pupilas de Harry eran unos posos sin fondo. —Entrégate a mí, Louis. —Lamiendo los labios entreabiertos de Louis, Harry movió su mano con una oh-tan-increíble lentitud, arriba y abajo del pene de Louis, matándolo cuando la yema de los dedos frotó su ranura que escurría—. Lo quiero ahora. 
Encerrado en Harry, Louis se olvidó de cómo respirar, y mucho más parpadear o ver hacia otro lado. Quería luchar contra el tirón que aceleraba el final a través de él y recorría cada rincón en él, pero el cosquilleo que se hacía cargo de su cuerpo le decía que no podía luchar con la fuerza de voluntad de Harry. Otro hombre no debería poseer el poder de obligar una reacción con una simple orden, sin embargo, entre más Louis miraba a Harry, más profundo caía, hasta que de repente todo salió corriendo de Louis con grito gutural. Harry se robó la mayor parte del grito de Louis con un ardiente beso. En el segundo que sus labios se tocaron, Louis se estremeció, y se derramó en la mano de Harry. Cada roce de los labios provocaba otro estremecimiento y otro chorro hasta que Louis finalmente apoyó su peso en Harry, totalmente agotado.  
Harry levantó sus brillantes dedos cubiertos untando con la eyaculación de Louis sus labios. Miró fijo a Louis, su mirada ardía con tal intención lujuriosa que casi quemó la carne de Louis. Harry terminó de esparcir la semilla de Louis, y dijo con voz áspera: —¿Sabes lo que quiero hacer? 
Louis lo sabía. Y a pesar de que nunca había pensado que algo le excitara tan completamente, se inclinó con un gemido y lamió su semen de los labios de Harry. Casi no lo registró el sabor ligeramente dulce antes de que Harry presionara sus dedos en su hombro, tan fuerte que sin duda le dejaría moretones, un segundo escalofrío lo recorrió y segundos después, el calor se filtró a través de los pantalones de Harry a la cadera de Louis, confirmando que Harry también se había corrido. 
«Dulce madre». Ni en los sueños más salvajes de Louis, había imaginado una intensidad de este tipo en el sexo. El rudo jadeo de ambos llenaba el aire en el cuarto de baño. Ambos mantuvieron la mirada fija y Louis pudo ver todas las vulnerabilidades secretas que vivían en el alma de Harry. 
Louis podría ser feliz permitiéndose perderse en Harry para siempre, pero Harry pasó la lengua por el borde de los labios y dijo: —Sabes a pollo.  
Louis se tambaleó a la pared y se carcajeó. «Santa jodida. ¿Quién es este hombre?» Los ojos de Harry brillaban con una sonrisa, pero su risa era valiente real y presente, y Louis nunca había oído una música más dulce en su vida. 
Con su estómago doliéndole por la risa, Louis se movió y plantó el mayor beso del mundo en la sexy boca de Harry, pero entonces vio un pequeño reloj que estaba en el lavabo. «Joder». La realidad lo pateó y se apartó de su pareja. Sin embargo tomó la mano de Harry, y sin apretar enredó sus dedos. —Maldición,  dulzura. —Louis no podía apartarse del humor de vida que brillaba en los ojos de Harry—. Este es el momento más extraño de muchas maneras, pero tengo que llegar a casa y cambiarme y tú tienes que ducharte, y si me quedo parado aquí, sólo voy a querer sentirte de nuevo, y voy a empezar a pensar cómo puedo hacer que estés duro una tercera vez. 
Harry llevó su palma a la boca de Louis, pero la luz en su mirada suavizó el gesto. —Déjalo ahora, bebé. —Giró a Louis hacía el frente de la puerta y le palmeó el culo para conseguir que se moviera—. Y, Dios, jodidamente estás haciendo un buen trabajo en hacer que mis bolas duelan de nuevo con solo escucharte. Vete antes que me convenza que está bien tomarte para una tercera vez en menos de doce horas. —Ahora en la sala Harry tomó el abrigo de Louis del brazo del sofá y le ayudó a ponérselo—. Y por una jodida, pon tu pene dentro de los pantalones y cierra la cremallera. Nadie más que yo debe disfrutar esa vista. 
Louis se arregló, cerró la cremallera y los botones, mientras que con una sonrisa que no ocultó Harry lo guio hasta la puerta. Abrió las múltiples cerraduras de la puerta, y prácticamente empujó a Louis al pasillo.  
Justo antes de que Louis se alejara, Harry agarró el abrigo de Louis y lo jaló de nuevo más cerca. Estudió a Louis de una manera que parecía que estaba tratando de memorizar cada detalle. —Escucha. —Su tono de voz era áspero—. El hecho de que no te bese en la oficina hoy no significa que no esté pensando en eso y desee hacerlo todo el tiempo. —Le dio un rápido beso, sellando la boca. Harry lamió y rozó sólo lo suficiente para reavivar el fuego en la sangre de Louis y luego efectivamente lo alejó a la distancia de un brazo—. Recuérdalo. 
—Como Patrick le dijo a Demi10 —dijo Louis con una sonrisa pícara—. Lo mismo. 
Las cejas de Harry se unieron. —¿Qué? 
—No importa. —Por supuesto, Harry no reconoció la referencia a Ghost. Para alguien que no se daba mucho, era tan jodidamente lindo—. No te olvides que voy a New Haven primero —agregó—. Te veo más tarde.                   —Sí. —Todas las líneas duras se deslizaron en la cara de Harry, regresando de nuevo al salvaje e intocable hombre que era—. Adiós. 
«Pero no intocable para mí». Después de besar la punta de sus dedos, Louis tocó la mejilla de Harry, sonrió, y luego se giró para caminar tranquilamente por el pasillo. No tenía que mirar para atrás para saber que Harry lo observaba. Una vez que dobló la esquina y sabía que Harry no podía verlo, dio un salto en el aire y levantó el puño con un jubiloso “¡Joder, sí!” Cuando sus zapatillas de deporte chocaron con el suelo, levantó la vista y se puso rojo. Una mujer estaba en el elevador, y tenía que estar en sus noventa por un día.  
—Hola —dijo Louis seriamente, inclinando la cabeza cuando llegó a su lado—. Buenos días.  
La mujer arqueó una delgada ceja. —Al parecer, un día excelente para ti, querido. 
Louis vio la alegría en los ojos de la mujer, y pensó: «Qué infiernos». —Absolutamente espectacular —compartió en un  cómplice susurro.  
Juntos, disfrutaron de una pequeña carcajada en el viaje del elevador al vestíbulo.  
Ese era precisamente un hermoso día.   
Harry cerró la puerta y se apoyó en ella con todo su peso. —Jesucristo. —Aún podía saborear la semilla de Louis en los labios. Más que eso, sólo tenía que respirar profundamente y aún podía sentirse dentro del cuerpo del hombre—. ¿Qué jodidos estás haciendo aquí, Styles? 
Por primera vez en una relación, Harry no tenía ni una jodida idea.  
Eso marcaba. Él lo sabía. «Estás perdiendo el camino que juraste nunca hacer. También estás haciendo caso omiso de todos y cada uno de tus jodidas leyes».  
Gruñó, con ganas de castigarse y sermonearse. Pero en ese  segundo un pensamiento de Louis y la noche que habían pasado juntos llenó su mente —infiernos, llenó su ser. Una sensación de que todo era correcto se estableció en su interior de una manera que nunca había experimentado en su vida. 
«Eso tiene que valer el riesgo. Tener una oportunidad y tirar todo por la ventana. Se trata de Louis. Eso es lo que lo hace diferente».  
Harry aceptó eso y añadió otra cosa a su lista de tareas pendientes.  
Algo del tiempo pasado lo hacía correcto.


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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:50 pm

Capítulo 11 
   
Harry tomó una profunda respiración mientras las puertas automáticas delante de él en silencio se abrían, permitiendo que la gran cantidad de sonidos del servicio de urgencias emergieran.  
«Muy bien, aquí vamos».  
Ryan ahora trabajaba en este edificio, y con una llamada telefónica Harry se enteró que su ex estaba de turno. No le había tomado mucha investigación encontrar a Ryan. Una llamada a Nicole habría sido suficiente, pero todo acerca de este momento todavía iba en contra de lo que Harry consideraba natural, y no quería oír el consejo de un amigo bien intencionado. Jaló su cuello, sintiendo que la corbata lo ahogaba, y entró de todos modos girando en dirección de la estación de enfermería. 
Harry habría dejado esta tarea fuera, pero en Seguridad Quinn no había localizado a Pierce Lyndsey. El chico no se encontraba en su apartamento en la ciudad y una visita a su casa en Arlington Heights anoche había mostrado que estaba en renovación —una molestia que Pierce ciertamente no iba a tolerar. El idiota  definitivamente estaba en la ciudad o con un amigo, era sólo una cuestión de tiempo el rastrearlo por el chat. Harry acababa de salir de su reunión con Riley en su oficina. Habían revisado las cintas de vigilancia, confirmando que era Pierce saliendo del club strip con una laptop; tenía un plan, y Harry ya había indicado a Riley que trabajara para encontrar al imbécil en estos momentos. 
Cuando Harry se acercó a la mesa, se le secó la boca. «Chupa eso». Cuando una mujer joven con una bata de color rosa lo vio, Harry forzó que saliera una sonrisa tensa y se posara en sus labios. —Hola. —La primera palabra salió bien. Su voz se oía muy normal—. Estoy buscando al doctor Ryan Joyce. ¿Puedes ayudarme? 
—Su nombre. —La niña sacó un lápiz del bolsillo superior de su bata—. ¿Eras un paciente aquí? ¿El doctor Joyce te atendió en la sala de emergencia? 
Una sombra de repente cayó sobre el borde de la estación de enfermeras. —Definitivamente no es un paciente. —Una voz suave, una vez más familiar para Harry que la suya, llegó a su oído, y se lanzó a su estómago. Tragando sus inesperados nervios, Harry miró a los ojos azul océano. «Lo primero que me atrajo hacia él». Ryan Joyce —el Ryan de Harry una vez, un tiempo— estaba tan alto, en forma, lleno de pecas, y con el cabello rojo que Harry recordaba. 
«Sí. Es él. Y tú estás aquí de pie dándole la atención de una manera que juraste nunca harías de nuevo».  
Ryan mantuvo su mirada en Harry, pero le dijo a la enfermera: —El detective Styles es demasiado testarudo para enfermarse.  
Eso causó un gruñido interno. —Ya no soy un detective — Harry le recordó—. Por lo menos no de ese tipo.  
—Lo sé —respondió Ryan, con la voz suave. Sus ojos también le  recordaban a Harry lo bien que una vez se habían conocido. Su tiempo juntos que nunca se iría—. Sin embargo la placa siempre seguirá allí,  sigue en tu sangre. 
El comentario de Ryan le recordó a Harry con precisión por qué había venido. —Escucha, ¿hay algún lugar privado donde podamos hablar? —Harry sabía que tenía que hacer esto, pero eso no quería decir que quisiera tener público. 
—Claro. —Ryan cambió su mirada hacia la chica detrás del mostrador—. Mindy, necesito quince minutos. Has tus milagros, ¿de acuerdo? 
La enfermera asintió, y Ryan puso la mano en la espalda de Harry, murmurando: —Por aquí. —Harry se obligó a moverse, pero se puso rígido ante el contacto. La mano de Ryan sobre él ya no se sentía ni cómoda ni natural. Sólo Louis tenía permiso de tocar su espalda, todo lo demás se sentía como una violación de su confianza. 
Ryan debe haber sentido la tácita resistencia de Harry. Solo le tomó unos segundos dejar caer la mano y seguir caminando sin un contacto físico. 
—Es aquí. —Ryan pasó una tarjeta por una ranura, abrió la puerta, y dejó a Harry entrar—. No es mucho, pero es mío mientras estoy de guardia. Vamos a tener algo de privacidad. 
Entrando en la oficina que no era mucho más grande que un armario, la vida de Ryan había cambiado mucho desde que se separaron. Harry no había visitado la oficina de Ryan a menudo, ni Ryan había visitado a Harry en el recinto donde trabajaba, mantenían la vida laboral y personal por separado, pero Harry recordó que era mucho más grande el espacio que Ryan solía tener. 
Harry se sentó en una silla frente al pequeño escritorio y Ryan tomó la otra. Viendo a Ryan, Harry no podía dejar de recordar la gran ventana y la espectacular vista en su antigua oficina. —¿Decidiste dejar tu trabajo —preguntó—, o fuiste forzado a dejarlo? 
—Técnicamente fui forzado a renunciar. —Fuego azul se encendió brevemente en los ojos de Ryan, diciendo todo a Harry—. No es que pueda probarlo. Una vez que empecé a aparecer en varias fiestas con Roland como mi novio se hizo claro que los socios no me aprobaban ni me querían en su práctica. —Con un parpadeo Ryan dejó la ira. El hombre podría dejar de lado el daño causado de una manera que Harry aún tenía que alcanzar en su vida. Mierda, Harry se había presentado aquí hoy debido a su absoluta incapacidad para dejar de lado los rencores del pasado.  
—Aunque al final todo salió bien —agregó Ryan—. Estoy feliz. Y este es un buen lugar para trabajar.  
—Bien. —Harry asintió. Entonces no dijo nada, a pesar de que Ryan lo miraba con expectación, y Harry sabía que él debería. Él solo... Joder, podía escuchar las palabras en su cabeza; pero cada vez que en silencio se decía que empezara a hablar, sentía como clavos oxidados apuñalando el interior de su garganta. «Jesucristo. No sé cómo jodidos hacer esto».  
Ryan repentinamente habló: —Me disculpo por ponerme en contacto con Nicole. Sé que ella es tu amiga. Si te molestó realmente me disculpo. Nunca haría eso a propósito. Deliberadamente nunca te haría daño.  
La garganta se le cerró aún más a Harry. —No es por eso por lo que estoy aquí. 
—Oh. —Ryan juntó las manos sobre el escritorio—. Correcto. 
Harry se sentía como que había clavado a Ryan en un tablero de especímenes y sólo tenía que abrir la boca para darle de nuevo la libertad al hombre. «Mierda». Odiaba la falla en su interior que lo hacía tan jodidamente difícil. «Solo tienes que hacerlo».  
Ignorando el estúpido aleteo de pánico en su pecho, Harry apretó los puños contra sus muslos y obligó a las palabras a salir de su boca. —No debí haber sido tan brutalmente frío y guardar silencio cuando me enteré de lo tuyo con Roland. Hemos tenido suficiente  historia para que te dejara decir algo más que “he estado viendo a alguien más, y me he enamorado de él”, sin que se formara el hielo entre nosotros. La manera en que te traté fue equivocada. —Cristo, hace un año, Harry ni siquiera le había dado tiempo a Ryan para decir el  nombre de Roland. Él había empujado a este hombre fuera de su apartamento, negándose a hablar sin siquiera mirarlo, y se había enterado del resto a través de Nicole—. Cuándo te eché, te dije que las cosas no duran para siempre y que no me importaba lo que habías hecho, pero que no era verdad. —Ver a Ryan ahora le tomó a Harry un año, y su voz era terriblemente gruesa al salir—. Estaba tan malditamente molesto cuando me enteré de que me estabas engañando, Ryan. Nunca me he sentido tan traicionado por una sola persona en mi vida. 
Rojo inundó cada centímetro de piel de Ryan, destacando las pecas que Harry una vez en un tiempo en privado prometió  memorizar y cubrir de besos. Líneas duras se formaron alrededor de la boca de Ryan, y parecía que él tenía las mismas dificultades para  hablar. —Lo sé, Harry. Te juro… 
Harry señaló que se detuviera. —Déjame decir esto porque odio  hacerlo, y malditamente me conoces lo suficiente para saber lo mucho que odio hacerlo, pero tengo que hacerlo, y ha sido un largo tiempo. Lo que me ha enojado más. Esto jodidamente me dolió mucho, pero no quería saber eso. No quería tratar con eso. Y estoy seguro como el infierno que no quería que lo supieras. Nunca voluntariamente le he dado el poder suficiente a nadie para que me lastimara y no podía aceptar que de alguna manera te dejé entrar lo suficiente como para hacerlo. —Todo en este momento se sentía tan ajeno a Harry. No dejaba de hablar con la esperanza de que aclarándolo le ayudaría a desenredar todos los nudos en él—. Me negué a reconocer tu existencia desde la noche de la ruptura. Es por eso que corté todo contacto contigo, me negué a verte o aceptar mensajes tuyos a través de Nicole. No quería ser lastimado. No podía permitírmelo, solo quería estar enojado, y así lo estuve. —Harry se limpió la tensión en sus labios apretados—. Estuve enojado contigo por un tiempo muy largo.  
—Lo sé, y me lo merecía —dijo Ryan, su tono de voz tan solemne como sus ojos—. En el momento que me encontré con Roland,  sabía que podía ser algo especial. Pero tú también eres un hombre maravilloso en muchos sentidos, no sabía cómo dejarte ir. Sabía que comprometerme con Roland significaría salir. Sabía que si me quedaba contigo, nunca tendría que enfrentar el miedo y las consecuencias que vendrían con la revelación de mi sexualidad. Sabía que tú nunca saldrías. De todos modos, no por mí. 
Caliente rubor recorrió a Harry. —No sabes eso. 
—Vamos, Harry —dijo Ryan—. Lo sé. Estuvimos juntos durante casi cuatro años. Nunca, ni una vez siquiera escuchaste sobre lo que podría ser salir como pareja. Ni siquiera después de que fuiste baleado y te asignaron un trabajo de escritorio. Los dos sabíamos que finalmente te obligarían a renunciar a tu placa. Ni una sola vez  mencionaste que saliéramos. Ni una sola vez.  
—Tú tampoco lo hiciste. —Harry se defendió, su vello se erizó protectoramente. 
—Lo sé —Ryan admitió sin dudarlo—. Sabía que era una batalla que no podía ganar. Quizás no quería. Quizás me sentía intimidado, o quizás estaba bien con lo que habíamos construido. Mierda —se rio sin humor—, nunca llegamos a decirnos te amo uno al otro. 
—Yo te amaba —murmuró Harry, su garganta se anudó de nuevo—. De lo contrario, no creo que me hubiera dolido tanto. 
—Yo también te amé, hombre. —Ryan estiró la mano sobre el escritorio, pero repentinamente la apartó de nuevo—. Pero nosotros nunca llegamos a un lugar donde nos sintiéramos a gusto diciéndonoslo. En retrospectiva, el hecho de que los dos sabíamos que lo hacíamos, pero no podías decirlo en voz alta es muy revelador. 
—Supongo que es verdad. —De una forma extraña, Harry se sentía como si estuviera rompiendo con Ryan de nuevo. Sólo sin odio, sin hielo ni el deseo de matar.  
—Entonces, ¿quién es él? —preguntó Ryan, los ojos fijos en Harry.  
Harry abrió la boca para decir que nadie, pero luego la cerró. Las palabras, una vez más, se le escapaban.  
—Vamos —presionó Ryan—. Lo único que puede traer al duro e inflexible Harry Styles a mí, con esta conversación en particular, es alguien que llegara a tu vida e hizo por ti lo que Roland me hizo a mí. Alguien te ha hecho pensar sobre la realidad de seguir adelante. Has conocido a un hombre —dijo Ryan, el conocimiento brillaba en sus ojos—. Y él es importante para ti. 
—Yo...yo...yo… —«Mierda, no hay manera». Ryan no iba a saber sobre Louis. Harry ni siquiera sabía qué infiernos esperar de Louis, y malditamente seguro que no tenía intención de tomar té con su ex y charlar sobre su nuevo hombre. Esto era sobre aclarar el pasado no de dar nuevos chismes de pareja.  
Harry se puso de pie, de repente ansioso de moverse y acabar esto. —Escucha, aún no sé si puedo perdonarte totalmente que hayas elegido cubrir tus apuestas y empezar a ver a Roland antes de romper conmigo, pero puedo entender que sentías algún tipo de vínculo con él, que iba más allá de lo que sentías por mí. Ya no estoy amargado. —Con la mano envuelta alrededor de la manija de la puerta, Harry se detuvo de correr a buscar un poco de intimidad. Evitaba las molestias y el dolor de haber llegado hasta aquí, en primer lugar.  
Harry arrastró su enfoque de la pared y se obligó a hacer contacto visual con alguien que una vez había amado. —Estoy tratando malditamente de no sentir una ira visceral sobre cualquier cosa que pasara entre nosotros, y creo que hay una buena probabilidad de que vaya a conseguirlo pronto. 
Ryan también se levantó. Después se acercó a Harry, que apoyaba el hombro contra la pared. —Espero que ese chico sea bueno, honesto, divertido y amable. Espero que pueda manejar todas tus maravillosas y frustrantes particularidades que te hacen mejor que yo. Te mereces a alguien especial, Harry. Yo sé que ahora tenemos vidas separadas, pero quiero que sepas que te he extrañado y que fue bueno verte. Te ves bien, y estoy tan feliz de que hayas conocido a alguien y lo estés haciendo bien. 
Harry asintió. Por primera vez, dejó que se vea su felicidad y alegría por alguien que solía importarle y que luchaba contra el profundo resentimiento que el hombre había dejado en su lugar. —Ten una buena vida con Roland —dijo Harry bruscamente—. Me refiero a eso. Ahora entiendo por qué estás con él y no conmigo. Entiendo eso, es diferente. Adiós, Ryan. 
—Adiós, Harry. —Ryan abrió la puerta, y Harry se alejó.  
«Esta vez realmente. En todos los sentidos». Una tristeza que Harry no esperaba sentir, se aligeró. Finalmente cerró la puerta a una relación que había terminado hace un año, parecía que había retirado cien kilos de sus hombros. La idea de ver a Louis otra vez rápidamente subió al frente y al centro de la mente de Harry. Se preguntó qué podría pasar entre ellos y eso formó la más grande e involuntaria sonrisa que Harry  había tenido en muchos años.  
Louis cruzó las manos detrás de la espalda, en silencio esperando a que Anna María terminara de calmar una disputa verbal entre dos de las chicas del refugio. Él había hablado con la señora González, mientras caminaba por los pasillos, la mujer siempre se aseguraba de que sus niñas estuvieran bien. La anticipación tensó los hombros de Louis, lo que le hacía difícil mantener su distancia. Anna María seguía ocultándole algo, podía sentirlo. Louis podría admitir que quería complacer a Harry con buena información. No le importaba tanto por sí mismo. Louis nunca había sentido su propósito acerca de sí mismo en este trabajo, pero este era el primer caso de Harry, y Louis quería que él tuviera un buen resultado. 
«Quiero que se sienta orgulloso de sí mismo y que crea que merece los halagos de los jefes cuando resuelva este caso. Él no va a querer seguir trabajando para Seguridad Quinn si no puede resolver el caso de la desaparición de Daria. Sin las investigaciones en Seguridad Quinn, sin algo para canalizar su mente aguda y el deseo de resolver los rompecabezas, no va a sentir que tiene un propósito en la vida».  
Por esa razón Louis tenía que hablar con Anna María sobre Daria. La mujer tenía información. Louis lo sentía en cada palabra cuidadosamente escogida.  
Anna María dio una última advertencia a las chicas para que se llevaran bien y se mantuvieran limpias, y luego se reunió con Louis en el pasillo. —Le pido disculpas, señor Tomlinson. Nosotros no tenemos suficientes voluntarios en el personal ahora para que pueda sentarme a hablar con usted en la oficina. 
—Es mi culpa —dijo Louis—. No hice una cita. 
—Continuemos. —Anna María señaló hacia adelante y Louis empezó a caminar—. Haga sus preguntas. Ayudaré si puedo. 
—Gracias. —Louis caminó junto a la menuda mujer, igualando sus cortos pasos y un ritmo más lento—. Tanto ayer como hoy ha insistido en que algo malo le ha pasado a Daria sin dudarlo. ¿Puede decirme por qué está tan segura? 
—He conocido a Daria desde hace mucho tiempo — respondió Anna María—. Ella no desaparecería así, sin causa y sin decirle a nadie.  
—Ella ya lo hizo, desapareció del radar durante diez días hace unos años, sin avisarle a nadie —Louis le recordó.  
Anna María sacudió la cabeza con vehemencia. —No. Por supuesto que no. Eso no es lo que fue eso. 
«Wow». Louis se detuvo. Él puso una mano en el hombro de la mujer y la giró para que se enfrentara a él. —Usted ni siquiera dudó en esa respuesta, señora —le dijo cuidadosamente. 
Si Louis no hubiera estado examinándola, se habría perdido el minúsculo tic en Anna María. 
—Sólo conozco a Daria —dijo Anna María, su voz monótona—. Eso es todo. 
Louis entrecerró la mirada. No sabía mucho del radar de policía, pero prestaba atención a sus extrañas sensaciones cada vez que lo golpeaban. —¿Qué es lo que sabe? ¿Por qué no puede ser esto lo mismo? 
Anna María se quedó mirando a Louis tan fijamente a los ojos que su cuello comenzó a sudar. No había hecho nada y de repente quería confesarse para que ella dejara de tratar de ver su alma. 
Entonces la mujer bajó la mirada hacia un lado y otro del pasillo antes de volver a mirar a Louis a través de los ojos cubiertos de humedad. —Esto no puede ir a ningún informe oficial. La policía no puede saber nunca. Los Sarna nunca pueden saber. Nadie en el mundo en donde circula Daria puede saberlo nunca. Daria preferiría morir antes de que esa información llegue a las manos equivocadas. 
«Mierda». Louis se preguntó qué haría Harry. «Obtén la información». —Le prometo que sólo se lo diré a mi compañero —finalmente le dijo—. Sólo queremos información. Si no se refiere a la desaparición de Daria, la policía no necesita saberlo. Por favor. ¡Dígame!  
Anna María se golpeó el codo y se movieron. Miró por todos lados como una mujer haciendo sus rondas, pero su voz apagada transmitía otra cosa que solo una conversación casual. —Sé esto desde hace como dos años, porque en aquel entonces ayudé a Daria a sacar a una víctima de abuso sexual fuera del país y desaparecer para siempre. Una muy buena amiga de ella. —La voz de la mujer bajó aún más—. La hija de un muy rico hombre terrible. —Anna María parecía enferma mientras hablaba—. Hablé con esta chica a petición de Daria. El abuso, las cosas terribles que hizo este hombre, vivía con ella en sus ojos y su voz. Casi peor que el temor de que ella nunca fuera capaz de alejarse de él. Ella estaba pensando sobre el suicidio, y ningún niño jamás debe pensar que es la única manera de salir de sus problemas. 
«Mierda». La náusea se volvió amarga en la garganta de Louis. —Señora, usted tiene que decirnos quién es ese hombre. Él podría haber descubierto la ayuda de Daria y haberle hecho algo a ella. 
—No. En el momento en que escuché acerca de Daria pensé lo mismo. Pero busqué el paradero de esa persona, y él ha estado fuera del país por negocios desde mucho antes de que Daria desapareciera. Aún no ha regresado a los Estados Unidos. 
—¿Está usted segura? 
—Positivamente. 
—¿Hay alguna posibilidad de que Daria haya ido a visitar a esa persona que ayudó? —preguntó Louis, su mente seguía girando.  
—De ninguna manera. Mantener el contacto con la niña sería un riesgo demasiado grande de ser descubierta. A través de mi fuente, sé que la niña está bien. Mi contacto es el único que realmente sabe el paradero de ella y él ni siquiera me lo diría a mí. Lo único que me dice es que está superando su trauma y construyendo una nueva vida.  
—¿Puede confiar en ese hombre? —Louis necesitaba reunir tanta información como pudiera—. ¿Puede Daria contactar con su amigo directamente para ayudar a otra víctima? 
—Si ella lo hubiera intentado, me lo habría dicho. —La certeza sonó en el tono de Anna María—. Mi contacto es pariente mío, y confío en él con mi vida. Cuando ayudé a Daria hace dos años,  sabía dónde estaba todo el tiempo. Ella siempre estuvo en contacto conmigo. Esta vez, no he escuchado de Daria desde el día antes en que ella desapareció. —Anna María miró a Louis, y todas las dramáticas posibilidades de cómo esta búsqueda de Daria podría acabar perseguían sus ojos oscuros—. No hay manera en el mundo de que Daria desapareciera por una razón legítima sin decírmelo. Algo le pasó. Algo horrible.  
—Gracias por esta información. —Louis le tendió la mano—. Está segura con Seguridad Quinn. 
Anna María estrechó la mano de Louis entre las suyas. — Sólo tiene que encontrar a Daria. La extrañamos, y la amamos. Tráigala a casa.  
«Joder». Louis odiaba esa parte. —Haremos nuestro mejor esfuerzo. —Él acababa de decir una clara, pura y simple mentira—. ¿Hay algo más que usted piense que fue inusual en estos últimos días o semanas antes de que Daria desapareciera? 
—Ella no estuvo aquí, en Haven tanto tiempo, pero tengo la sensación de que estaba trabajando en otro de sus casos secretos. Cuando usted y su compañero mostraron la foto de Tracy por aquí, estuvo claro que tenía algo que ver con ella. 
—Estamos trabajando desde un montón de ángulos —dijo 
Louis. 
—No puedo pedir nada más. —Anna María se cruzó de brazos sobre sus pechos, como si tuviera frío—. Lo entiendo. Si Tracy aparece por aquí u oigo hablar de ella en las calles o en alguno de los otros refugios, se lo haré saber. 
—Eso sería muy útil. —Louis metió su mano en el bolsillo interior de la chaqueta—. Aquí está mi tarjeta. 
Ella bloqueó su oferta con la mano. —Me dio una ayer. 
—Cierto. Lo siento. —Metió la tarjeta de nuevo en un tarjetero plateado.  
—Está bien. —Anna María le dio una sonrisa que Louis se imaginó que ofrecía a un niño que había cometido un error tonto—. Imagino que su mente está llena de información en este momento. 
—Eso es correcto. —Louis podía por lo menos confesar la verdad. Incluso si no podía admitir que no todos sus pensamientos giraban alrededor de Daria. 
—Quiero darle las gracias por arreglar esa entrevista para Jamie. —Anna María abrió la puerta para Louis—. Ella está vistiéndose para eso en estos momentos. 
Una sonrisa apareció al oír que mencionaba a Jamie. — Deséele suerte por mí. Dígale que el mejor consejo que puedo darle es que sea honesta con mi hermana, que no trate de inflar sus habilidades o conocimientos, y que sea tan sincera como pueda ser. Kasey reconoce una pose a un kilómetro de distancia. 
—Gracias, Jamie es una buena chica en el fondo, y ella es  increíblemente fuerte, y algo ruda, realmente creo que podría ser un activo para su negocio. 
Deteniéndose, Louis levantó sus manos frente a él. —No es mí negocio. Solo trabajo allí. —Un cosquilleo de conciencia de repente erizó el vello del cuello de Louis y causó un agradable escalofrío que recorrió su cuerpo. Vio a la calle y, por supuesto «Maldición,  él es tan sexy», Harry se encontraba con los brazos cruzados, apoyado contra el carro de Louis. La boca de Harry estaba inclinada pero no podría clasificarse exactamente como una sonrisa, pero aun así calentó el interior de Louis como si llevara la sonrisa más grande en el mundo. «Para mí». Al ver al hombre, el corazón de Louis comenzó a latir como el de un adolescente experimentando el primer amor. 
—Discúlpeme —Louis le dijo a Anna María—. Veo a alguien con el que tengo que hablar.  
Anna María fácilmente siguió la vista de Louis hacia Harry. —Tengo que regresar al trabajo. Manténganos informados sobre Daria. 
La clara preocupación de Anna María se mostraba en sus ojos y golpeó el corazón de Louis. —Voy a hacerlo lo mejor posible. Gracias de nuevo por confiar en mí con esta información. Es una pieza muy importante de nuestro rompecabezas. —Le estrechó la mano—. Adiós. 
Tan pronto como la mujer asintió y volvió a entrar, Louis esquivó un carro al cruzar imprudentemente la calle.  
«¿Qué estás haciendo aquí, dulzura?»  
Incapaz de evitarlo, Louis pasó de caminar a pura y simplemente correr hacia su hombre. Harry estaría muy orgulloso de él por encontrar nueva información.  
Harry veía a Louis acercarse, su corazón latía como un hijo de puta. Jodidamente no podía creer que con simplemente observar cada paso que el hombre daba le hiciera sentir como un niño contando cada segundo en el reloj hasta que sus padres despertaran la mañana de Navidad y permitir que Harry y sus hermanos y hermanas abrieran sus regalos. 
«Él es un jodido regalo, y no puedo creer que pudiera permanecer lejos de jugar con él, incluso por media mañana».  
La necesidad de Harry por ese hombre bordeaba en una combinación de ridículo y obsesivo, y lo sabía. 
Louis se acercó corriendo a Harry, y sus ojos brillaban como diamantes negros. —Buenos días. Esta es una agradable sorpresa. —Envolvió su mano alrededor del antebrazo de Harry, dándole un pequeño apretón, pero mantuvo el contacto por debajo de una caricia. 
La no hablada distancia en público reflejaba todo lo que Harry había exigido siempre en una pareja, sin embargo, aun así dolía  presenciar la moderación en Louis.  
—No te esperaba —añadió Louis—. ¿Qué estás haciendo 
aquí? 
Harry se frotó las manos enguantadas, y se encogió de hombros para protegerse de las ráfagas constantes de viento helado. —Estaba cerca, así que pensé en venir a ver si conseguiste que la señora González dijera algo. 
—No tienes ni idea. Más de lo que jamás pensé que diría. —Louis se apoyó contra el frío carro de una manera similar y procedió a  revelar su conversación con la señora Anna María.  
Al final, Harry quería encontrar a ese abusador y hacerle algún serio daño. «Joder».  
—Le creo —añadió Louis—. Ella desesperadamente quiere encontrar a Daria. 
Harry apretó los dientes. Internamente, luchaba entre el deseo de hacer violencia en nombre de esa niña sin nombre y sin rostro y la euforia de haber descubierto otra capa de la vida Daria. 
Seriamente, Harry dijo: —Es más que probable que eso explique por qué Daria estaba gastando dinero, sin nada que mostrar. Ella estaba acumulando efectivo para ayudar a su amiga. Desaparecer sin dejar rastro no es barato. 
—¿Qué hay del hombre? —preguntó Louis—. ¿Crees que podría haber descubierto que Daria ayudó a la niña, estoy asumiendo que es su hija, y fue tras ella? 
—Esa escoria, probablemente se encuentre fuera del país, como Anna María, dijo —respondió Harry—. No debería ser demasiado difícil saber quién es y revisarlo. —La lista de hombres obscenamente ricos con una hija que ya no tiene contacto con la familia no podía ser muy larga. 
Louis frunció el ceño. —¿Podría ese hombre haber contratado a alguien para atrapar o matar a Daria por él? 
—No descartaremos nada —dijo Harry—, pero es poco probable que lo sea. Si lo hizo, a menos que se dé la vuelta y mate a la persona que contrató, dejaría un rastro potencial hacía sí mismo. Si él tiene una mentalidad de supervivencia, y sospecho que probablemente es así, dudo que contrate a alguien y se arriesgue a un chantaje o  posible juicio. 
—Entonces probablemente no es el hombre —dijo Louis, refunfuñando un poco. 
  Los dedos de Harry picaban por frotar las líneas que marcaban la frente de Louis. —No te preocupes. Incluso si no podemos atraparlo por lo de Daria o el abuso, no me sorprendería si podemos encontrar algo ilegal en sus negocio. — Un entusiasmo impío que Harry sabía no era del todo noble lo llenó con la idea de destrozar la vida de otro hombre. «El hijo de puta se lo merece»—. Una vez que ese nombre esté tras las rejas por otra cosa, podría ser la mascota  personal de alguien más.  
Louis de repente sonrió. —Me gusta tu forma de pensar, pero aun así primero tienes que centrarte en lo que le pasó a Daria.  
—Lo sé. No estoy vagando lejos de mi prioridad. No te preocupes por eso. —Harry se movió y apoyó su peso en el carro de Louis para aliviar la presión en la cadera y el muslo—. Así que ahora que conocemos más a Daria gracias a lo que Anna María nos compartió sobre la desaparición de Daria hace dos años, la teoría de la chica frívola está oficialmente descartada. ¿Dijo algo más la señora González? 
—En realidad no. Aparte de que ella también cree que Daria estaba trabajando en otra de sus historias secretas, posiblemente desde un par de meses antes de su desaparición.  
—Lo que confirma el tiempo en la carrera de stripper de Daria. —En la mente de Harry, una imagen sobresalía de las demás—. Tenemos que encontrar a Tracy. 
Compasión llenaba los oscuros ojos de Louis. Se acercó un paso más. Su mano enguantada se detuvo contra la parte posterior del guante de Harry. —¿Sabemos algo de si la policía recibió el consejo de mostrar el dibujo en los medios de comunicación? 
El tacto, tan jodidamente dulce y discreto, jaló de la más maravillosa y terrible atracción las entrañas de Harry. Su corazón empezó a latir salvajemente fuera de control, pero de todos modos giró la mano y rozó la palma de Louis a través de dos capas de tela, sin siquiera sentir la piel. Harry también sintió el pequeño estremecimiento que recorrió a Louis, de alguna manera era el movimiento más jodidamente sexual que Harry hubiera hecho en su vida.  
—Nada de Arlington Heights sobre el boceto hasta el momento —comenzó Harry—, pero me da la sensación de que están tomando la posibilidad de las niñas desaparecidas rubias seriamente y finalmente han comenzado a buscar a las familias. —Harry se aclaró la garganta. Mantuvo su atención en Louis mientras hablaba, pero cada pequeño y deliberada mirada a la mano de Louis llenaba todo su ser—. Creo que gané buenos puntos con el comandante al enviarle el dibujo y nuestra información. Creo que al menos ahora me dirán si han conseguido algo bueno, incluso si no me pueden dar detalles. — Harry deslizó los dedos hasta la muñeca de Louis, tocando la delgada línea de piel entre el guante y la manga. 
Louis tomó una temblorosa respiración. —Estás jugando con mi mano. —Miró hacia ambos lados de la acera—. Donde la gente nos puede ver. 
Harry entrelazó los dedos con los de Louis. Su cuello sudaba bajo su abrigo, pero ni una sola vez rompió contacto visual con el hermoso hombre delante de él. —Lo hago — murmuró.  
Empatía, compasión, piedad y quizás un dejo de tristeza recorrió a Louis. Harry no podía decirlo con seguridad, pero no le gustaba eso. No en Louis.  
—No tienes que hacer esto —dijo Louis en voz baja. 
Louis trató de dar un paso atrás, pero Harry pasó un brazo alrededor de su cintura y no lo dejó ir. Este hombre tenía tal generosidad, bondad y sinceridad que Harry no podía imaginar pasar un día escondiéndolo, menos semanas o años. 
«Y Jesús, no hay manera en el mundo que alguna vez sea capaz de mantener mis manos fuera de él en el trabajo. ¿Cómo pude pensar que podría?» 
Harry se quitó el guante, dejando que cayera al suelo, acunó el cuello de Louis y pasó su pulgar por la mandíbula del hombre. —Tampoco tengo que besarte —le dijo, inclinándose hasta que estaban tan cerca que los labios se rozaron. Vio los ojos de Louis, y todo en el mundo se sentía bien y correcto—. Pero tu boca es tan jodidamente linda —Harry pasó rápidamente su lengua por el labio superior de Louis—, que quiero saborearla de nuevo. No puedo esperar a estar en privado. —«Y jodidamente ya no lo quiero»—. Lo necesito ahora mismo. 
Una vez acortados los pocos centímetros, Harry capturó la boca de Louis con la suya. Louis gimió y tomó el abrigo de Harry, jalándolo más de cerca, y el interior de Harry se excitó. Sólo le hizo falta oler la esencia de Louis para que el deseo de tomarlo se formara, pero se las arregló para mantener el control. Mantuvo su beso explorando, rozando la boca, provocando ligeramente con su lengua, haciéndolo estremecer y que creciera su hambre, pero no lo devoró. Con Louis ahora, Harry intentó crear el primer beso que él deseaba haber dado al hombre si esta hubiera sido abiertamente la primera cita, en lugar del feroz beso en su oficina, para joder luego a Louis, dos veces, como si fuera su último día en la Tierra. Harry se aferró a la boca de Louis suavemente, saboreándolo, y Louis correspondió de igual manera. El pene de Harry comenzó a moverse ordenando ir a un lugar más privado, por lo que de mala gana recorrió los labios de Louis una vez más y terminó el beso. 
Con sus ojos ardiendo demasiado brillantes, Louis sonrió y mantuvo un férreo control sobre el abrigo de Harry. —Es por eso por lo que realmente viniste. —Arqueó su ceja como el mejor villano de historieta—. Querías mantenerme todo caliente y mojado, y pensando en ti todo el día mientras trabajo. 
—Algo así. —Harry se rio, cuando real felicidad se apoderó de todo su ser—. Culpable de los cargos.  
—De todos modos —Louis se estiró y le susurró al oído a Harry—,  hubiera estado pensando en ti. 
Harry puso su boca en la oreja de Louis y le respondió: — Pero no podías haber estado tan ardiente y mojado. 
Louis se apartó. —Quizás solo caliente y un poco incómodo —dijo, arqueando la ceja.  
Harry gimió. —Eres tan jodidamente lindo. —Le dio una rápida mordida.  
—Y tú eres, con mucho, el hombre más sexy que he conocido. —Cuando Louis lo dijo, miraba a Harry como si pudiera sostener el mundo sobre sus hombros sin sudar.  
—Cristo, dulzura. —Tomando una  inestable respiración, Harry alejó la vista, necesitaba un segundo. Él nunca había experimentado que alguien lo admirara tan abiertamente, ni siquiera su familia, y no sabía cómo manejarlo. 
—¿Estás bien, Harry? —Louis pasó la mano sobre el corazón de Harry, calmándolo y alterándolo más. 
Harry se aclaró la garganta y se giró hacia Louis, exhalando para aflojar la tensión. —Sí, estoy bien. —«Trabajo. Aun es el comienzo del día. Piensa en el trabajo»—. Necesito hablar con Riley. Lo mandé a hablar con el personal del periódico de la universidad. Quiero que revise el resto de las cintas de vigilancia. 
—Está bien. —Louis señaló con el pulgar por encima del hombro—. Creo que regresaré a Haven para ver si puedo conseguir una lista de los lugares donde las niñas fugitivas se esconden en la ciudad. Esas niñas y el personal saben mejor por dónde empezar que yo. Voy a pasar algún tiempo tratando de encontrar a Tracy. 
—Me parece bien. Hey… —Harry agarró la mano de Louis antes de que se alejara—, ¿puedes ir a husmear un poco en Importaciones Sarna? Los empleados te conocen, no les resultará sospechoso que estés alrededor y expreses compasión. Si los Sarna te ven, dales una actualización vaga para mantenerlos fuera de la verdad de por qué realmente estás allí. 
Louis frunció el ceño. —¿Crees que puede haber algo de verdad en las reclamaciones de Jackson Roth? 
Encogiéndose de hombros, con la esperanza como el infierno de no estar perdiendo tiempo y recursos valiosos, Harry dijo: —No puedo ignorarlo, a pesar de que no es mi objetivo principal. 
—Lo haré —aseguró Louis—. Y veré qué puedo encontrar. 
—Sé que vas a encontrar algo bueno. 
Con sus manos aun ligeramente unidas, Louis apretó la conexión, casi como un colegial. Se chupó su labio inferior, miró alrededor, y suavemente le preguntó: —¿Te sientes lo suficientemente valiente para dejarme darte un beso de despedida?  
«Oh, infiernos». No era ni remotamente capaz de detenerse, jaló a Louis hasta que tocó el pecho. Los ojos de Louis se iluminaron, y Harry se sentía como un rey. La necesidad de agradar a Louis superaba cualquier duda que retorciera el intestino de Harry. 
—Muéstrame lo que tienes, dulzura —desafió Harry, un zumbido de entusiasmo recorría su cuerpo mientras esperaba que Louis diera el próximo movimiento. 
Una sonrisa llena de malvada intención llenó la cara de Louis, y todo tipo de aleteo agitó de inmediato el estomagó de Harry. «Qué he hecho». Antiguos y profundos miedos trataron de hacer que Harry se alejara, pero antes de que pudiera suceder, Louis deslizó sus brazos alrededor de su cintura, bajo su abrigo y le susurró: —Todo va a estar bien —cuando tocó los labios de Harry fue el más dulce y más suave beso. 
Ese contacto inocente inundó a Harry con una repentina posesiva necesidad. De inmediato metió la mano en el cabello de Louis, tomando un puñado, deteniéndolo con agresividad, y cambiando el ángulo para un profundo beso con la boca abierta. Harry pasó la lengua por el interior, gimiendo, con su primera saboreada. Louis lo lamió. Apoyó todo su peso en el de Harry y metió las manos en la parte trasera de los pantalones de Harry bajo su largo abrigo. El áspero roce de los dedos de Louis enviaron la sangre directamente al pene de Harry. Louis le dio un beso tan completo y con tal abandono, que abrumó el instinto de toda la vida de Harry de no besar a otro hombre en público. 
Tan rápido como Harry pensó «que se joda eso»,  empujó a Louis al lado del carro tratando de conseguir las llaves, el vello de su cuerpo se erizó y adrenalina bombeó a través de su sistema. Y no tenía nada que ver con la boca de Louis en la suya. Harry dejó de besar a Louis, sus sentidos en alerta máxima.  
Totalmente en sintonía, Louis retiró sus manos. —¿Qué sucede? 
Harry se llevó un dedo a la boca de Louis y le dio la más mínima sacudida de cabeza. Todos los instintos que Harry habían aprendido a escuchar, como un policía se mantenían en el nivel de código rojo... hasta que revisó la calle visualmente con su gran radar. «Joder». En la distancia, Jamie estaba en las puertas abiertas de Haven viendo a Harry y Louis besarse. Entonces «santa mierda, ella es ruda»,  la chica le dio a Harry un signo de bien con el pulgar hacia arriba. 
El ruido de una carcajada llegó a los oído de Harry en ese momento. Se giró y vio a Louis divertido.  
—Lo siento. No tenía la intención de reír. Pero era Jamie, ¿verdad? ¿Eso es lo que causó que te tensaras?— Louis vio a la chica y la saludó. Entonces se giró hacia Harry con un gesto sorprendentemente sincero—. Pobre. —Frotó la tensión en la boca de Harry—. No estás acostumbrado a que la gente te vea con un hombre, y mucho menos dándole un explosivo beso. 
—Ella es una niña rara. —Harry no sabía por qué eso lo hacía peor o por qué aumento su vergüenza, pero lo hizo. 
Todos los rastros de diversión se alejaron de la cara de Louis. —Ella no te estaba molestando —dijo, golpeando con su uña la cabeza. Mientras hablaba, se agachó y tomó el guante de Harry del suelo—. No creo que sea ese tipo de persona. 
—Está bien —insistió Harry, mientras trataba de superar que era un hombre de treinta y seis años y se sentía como si estuviera en su primera cita—. Estoy bien. 
—No estamos bien. —Louis colocó el guante de Harry en su mano y apretó—. Esto está bien para mí. Te juro que lo está. 
Harry mordió una maldición y habló con los dientes apretados. —No deberías dar un paso atrás por estar conmigo. Eso no está bien. 
—¿Es jodidamente en serio? —Louis miró a Harry de arriba abajo con un hambre indefinida que hizo a Harry temblar—. Lo que hicimos ayer por la noche y esta mañana me puso unos cien pasos adelante de donde yo había estado el día anterior. Tú y yo, estamos bien de verdad en donde estamos. — Louis enterró sus manos debajo del abrigo de Harry y su chaqueta y frotó su pecho—. Y voy a demostrártelo hoy durante el almuerzo. —Con un dulce guiño lascivo, Louis pellizcó los pezones de Harry a través de su camisa y luego dio un gran paso, dándole espacio para respirar. 
Harry gimió mientras su rostro se puso más caliente mientras se imaginaba a Louis presionando cada pedacito de su largo pene  profundamente en su culo. —Lo esperaré —admitió con las mejillas rojas.  
—Yo también. —Louis besó su mano y luego palmeó la mejilla de Harry—. Oh, lo siento. —Frotó el lugar que acababa de golpear—. Eso fue más duro de lo que quise hacer. —Se inclinó y le dio un rápido beso en la zona maltratada—. Voy con Jamie a ver si quiere que la lleve a Seguridad Quinn. Hasta luego. 
—Adiós. —Harry vio a Louis cruzar la calle, divertido y encantado con el entusiasmo y la alegría en todos sus movimientos. ¿Cómo podría sentirse incómodo con un buen hombre como su pareja?  
Una vez que Louis llegó con Jamie, Harry le dijo adiós con la mano por última vez y luego se dirigió a su carro, cojeando fuertemente, pero feliz a pesar del malestar. Todo lo que había hecho con Louis ayer por la noche valía la pena el malestar extra de hoy. El resto de eso, la comodidad de tocarlo y besarlo en  público, vendría con el tiempo. Harry estaría bien con él. Él buscaría la manera para que ocurriera.  
Antes de que pudiera estar completamente con Louis tenía que resolver el caso. Su teléfono sonó, y él sabía que sería Riley.  
Harry abrió su teléfono y lo puso en la oreja. —¿Qué tienes para mí, Riley? 
—Creo que he encontrado a Pierce —contestó Riley—. Y te va a encantar esto. 
«Joder». Harry estaba segura de que no lo haría. 
—¿Dónde está? —de todos modos preguntó. No tenía otra opción. 
—En el apartamento de Daria en la ciudad. —Después de una mínima pausa, Riley agregó—: Con Declan.  
«¡Hijo de puta!»  
Harry suspiró. —No te acerques a ellos, voy para allá. 
¡Hijo de puta! Esta mierda con Declan y Pierce le rompería el corazón a Louis. 
Harry de todos modos entró a su carro. Tenía un trabajo que hacer.
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:51 pm

Capítulo 12 
   
No debería sorprender a Harry que fuera Pierce quien abriera la puerta del apartamento de Daria en lugar de Declan, pero lo hizo. El imbécil definitivamente se creía el dueño del mundo y todo en él. ¿Por qué no también del apartamento de Daria? Incluso cuando estaba ahí parado, el imbécil era arrogante. El hecho de que su camisa colgara suelta y abierta, y sus pantalones apenas se aferraban a sus caderas, le dieron un mal sabor de boca a Harry. Cuando Declan apareció en el fondo, despeinado, vestido solo con jeans, el corazón de Harry cayó a su estómago con un ruido sordo. 
«Oh, infiernos, chico. ¿Qué hiciste?»  
Declan enderezó sus hombros, pero un rubor subía por el pecho y el cuello. —Tengo permiso para estar aquí —dijo mientras se acercaba—. He tenido llave desde que Daria tiene este lugar. 
—Relájate, Declan. —La sonrisa de Pierce se hizo incluso más sarcástica—. No tienes que darle explicaciones a este tipo. 
—En realidad estás en lo cierto, señor Lyndsey. —Harry empujó con su dedo el hombro de Pierce y entró al interior del apartamento—. Declan no tiene que decir una palabra, porque no estoy aquí para verlo. No obstante, tu… —le dio una fría mirada a Pierce—, puede ser que desees explicarme por qué estaban en el Club Kitty la noche que Daria desapareció, y qué metiste en el maletero de tu carro cuando te fuiste.  
Declan cayó en una silla. —¿Pierce? —Su voz fue tan alta que Harry casi no podía descifrar la palabra—. ¿Sabías de Daria y los clubes de striptease? —Ya normalmente pálido, el poco color de Declan huyó de su rostro—. ¿Por qué no me dijiste? 
Poniendo los ojos en blanco, Pierce le preguntó: —¿Por qué habría de hacerlo? 
—Porque ella era mi hermana —contestó Declan en voz baja, salvaje.  
—¿Y? —Pierce se encogió de hombros.  
Declan con la boca abierta miraba fijamente a Pierce, cuestionándolo.  
Cuando se hizo evidente que Pierce intentaba permanecer en silencio, incluso más para joder la mente de Declan, Harry se sentó ante la mesa de café frente al joven. —Voy a suponer que no satisface las necesidades de Pierce el que tú lo sepas, Declan. Daria es tu hermana, la amas, y es posible que hablaras con ella para que dejara el striptease. Considerando que aquí el apuesto señor Lyndsey —«No me gusta esto, pero tengo que hacerlo»—, disfruta ser un voyeur y contaba con que podía utilizar la información sobre Daria como quisiera… 
La manzana de Adán de Declan se balanceaba, y sus ojos mostraban la ira de una tormenta del mediodía. Apuntó la tormenta directamente hacia Pierce. —¿Por cuánto tiempo viste a mi hermana sin que ella lo supiera? —Las cejas de Pierce subieron en un arco de burla, y Declan se levantó de su asiento—. Dímelo. 
Un destello profano brilló en los ojos de Pierce. —La vi durante una semana entera. Y maldición. —Silbó bajo—. Ella tenía un jodido dulce culo. Hombre, la vi inclinarse y moverlo por dinero. —Pierce pasó la lengua por el labio inferior mientras miraba directamente a Declan—. El tuyo casi puede pasar por el de ella. 
«Déjalo, chico». Harry dejó caer la cabeza, la boca se le secó. «Mierda».  
Declan parecía como si alguien lo hubiera destripado. — Bastardo. 
—Dame un jodido respiro —dijo Pierce, mientras se abotonaba la camisa—. No eres tan tonto, puedes adivinarlo. Muestra falsa indignación todo lo que quieras, pero sabes muy bien por qué hemos venido aquí en lugar de a mi casa. Eso jodidamente pasó en su habitación, idiota. Tienes lo que querías. —Después de subir sus jeans, cuidadosa y deliberadamente, miró a Declan acomodarse su pene—. Ahora no llores como un pussy11. 
Un sonido inhumano salió de Declan. Empujó a Pierce contra una mesa estrecha junto a la puerta. —Lárgate. —Con todo su cuerpo temblando, Declan abrió la puerta—. ¡Vete de aquí ahora mismo! —Harry nunca había visto al joven mostrar una genuina emoción, no preparada al menos. Declan agarró una chaqueta de cuero del suelo y la empujó contra el  pecho de Pierce—. No quiero verte nunca más. 
Pierce se puso su chaqueta tan lentamente como le complacía. —Regresarás. —Luego se inclinó hacia Declan, como si fuera a susurrar, pero habló más que lo suficientemente alto para que Harry escuchara—. Sólo duele la primera vez. —Pasó la yema de los dedos por la mejilla de Declan al salir del apartamento—. Adiós. 
«Mierda. Mierda. Mierda». Declan parecía un muerto viviente, pero la piedad de Harry estaba lejos. Harry no lamentaba haber revelado las cosas frente a Declan. El niño necesitaba saber qué esperar de una persona como Pierce, sobre todo si Declan había hecho sin darse cuenta algo con Pierce que había terminado con la muerte de su hermana. Pero eso no significaba que Harry fuera un robot. «Hijo de puta». En cualquier momento Harry se quedaría y haría un torpe esfuerzo en confortar a Declan. «Mierda. Maldición. Joder». Absolutamente no lo haría hoy. 
Harry pasó junto a Declan al pasillo y alcanzó a ver a Pierce caminando por el pasillo. —Escucha. —Prestó atención en Declan, cuando debería de estar corriendo—. Sé que duele como el infierno, pero vas a tener que confiar en que es mejor para ti saberlo ahora que en seis meses o un año. Pierce es un manipulador. Es un falso, y no lo necesitas. 
Declan se encogió de hombros con indiferencia enmascarando la vida de su mirada. —He jodido con chicos cientos de veces. No es gran cosa. No necesito tu compasión. — Cerró la puerta en la cara de Harry. 
«Mierda».  
Harry se dirigió por el pasillo y atrapó fácilmente a Pierce en el elevador. —Eres una actuación con clase —dijo Harry acercándose a Pierce—. Un verdadero imbécil. 
Pierce miró a Harry como si fuera un molesto mosquito. —Él lo quería, y él lo sabe. 
—No de esa forma —dijo Harry, apenas disimulando su gruñido. 
—Ese no es mi problema —dijo Pierce, encogiéndose de hombros. La puerta del elevador sonó abriéndose, y entró.  
Harry lo siguió, diciendo: —Quizás no, pero te voy a decir cuál es tu problema. Yo. —Tan pronto como la puerta se cerró, Harry lentamente empujó a Pierce a una esquina con cada palabra que decía—. Quiero que me des lo que metiste en tu carro esa noche en el Club Kitty. Los dos sabemos que era la laptop de Daria. 
Pierce metió las manos en los bolsillos, pareciendo que estaba listo para tomar una siesta. —No sé de qué estás hablando. 
—Tenemos la evidencia, hombre. No seas aún más imbécil de lo que ya eres. —Este tipo tenía crueldad en su mirada, pero si creía que joder a alguien como Declan lo hacía gánster, él tenía que pensarlo bien—. ¿Qué sucede, Pierce? — Harry plantó la mano en la pared y miró directamente los ojos sin alma—. ¿Ver a Daria quitarse la ropa desde un rincón oscuro de repente no era suficiente para ti? ¿Te mostraste, o ella te vio? ¿Te dijo por qué estaba realmente en el club, esperando que en realidad pudieras ser un ser humano decente y la dejaras hacer su trabajo en paz? ¿Decidiste robar su laptop para tener poder sobre ella? ¿Quizás por un intercambio? ¿Su virginidad por la laptop? —Las pupilas de Pierce se dilataron. «Bingo».  
Harry se acercó más, asfixiando aún más el espacio de Pierce. —Supongo que ibas a tener una conversación con Daria al día siguiente, pero entonces, de repente, desapareció. Quizás no podías esperar y fuiste con ella esa noche, ¿eso es lo que sucedió? ¿Ella se niega, y en un arrebato de ira, como el niño malcriado que eres, la mataste? ¿Es por eso que estás renovando tu habitación? —Harry no se detuvo, pero mierda, podría tener cierta verdad. Él había visto cuando Pierce había ordenado la renovación—. ¿Existe evidencia que no estabas lo suficientemente seguro de cubrir? 
Pierce parpadeó perezosamente. —No me asustas, ex detective Styles. —Su voz carecía de emoción o temblor, y Harry tenía que darle crédito por su capacidad para recuperarse rápidamente—. Eres un mono a sueldo. No tienes ningún poder para detenerme. 
Harry sonrió, y si Pierce tuviera una pizca de inteligencia, habría empezado a temblar. —Te diré lo que tengo, señor Lyndsey —susurró fuerte, justo al lado del oído del imbécil, como Pierce había hecho con Declan—. Tengo contactos. — Haciendo contacto visual, Harry pasó el dedo por la mandíbula del hombre, luchando como el demonio para cubrir que eso le erizaba la piel—. Una llamada telefónica —dijo conversacionalmente—, y voy a tenerte sentado en la cárcel y entonces en el último minuto olvidaré todas las cosas legales para mantenerte allí. Y no estoy hablando de ti sentado en una solitaria celda de la elegante cárcel de Arlington Heights que es donde están llevando el caso de Daria. Estoy hablando de llamar a una buena amiga, que es detective aquí en la ciudad, y se asegurará de que te detengan en la más repugnante, oscura y fétida celda de este pueblo. Y que esté llena de la más desagradable gente que has conocido. Estoy hablando de gente que no se ha duchado en meses. Confía en mí cuando digo que el olor es tan rancio, que vas a vomitar en cinco minutos. No podrás respirar sin sentir el sabor de mierda y orines en la garganta. Ni siquiera quiero entrar en el interés que tu pene pueda generar cuando después de veinticuatro horas tendrás que orinar tan urgentemente que no podrás aguantar un segundo más. Y tendrás que usar el baño comunal cuando tengas que cagar... Maldición, tendrás que hacerte toda una batería de pruebas contra pequeñas sorpresas desagradables cuando se acabe tu tiempo y finalmente tenga que dejarte ir. Ahora, ni siquiera quieres pensar en tu culo, del que voy a adivinar que no dejaste a Declan acercarse anoche. Porque si crees que los ataques sólo ocurren en las cárceles y no en celdas de detención, piensa de nuevo. —«Ah, sí, ahora tiene miedo». Harry mantuvo su voz suave pero amontonaba mierda con la amenaza. El elevador se abriría en cualquier momento—. Un hombre puede sostener tu boca y joderte mientras otros obstruyen la vista, y luego toman turnos. 
—Muy bien. —Pierce empujó el rostro de Harry—. Cállate ya. —Justo cuando terminaba la frase, el elevador se abrió en el vestíbulo—. Me importa una mierda la laptop de Daria. No me importa si la tomas. De cualquier manera ella la bloqueó con una contraseña, no vas a ser capaz de abrirla. 
—Deja que yo me preocupe por eso —dijo Harry, manteniéndose al lado de Pierce mientras daba grandes pasos para salir del elevador y del edificio de apartamentos—. ¿Dónde está? 
—Está en mi casa en Arlington Heights. 
Cuando Pierce giró en una dirección, Harry le agarró del brazo. —Huh-uh iremos en mi carro. —No sólo dirigió al rubio a su vehículo, sino que lo guio hasta la puerta del lado del pasajero—. Yo te llevaré y después estaré vigilando tu torpe camino. 
—No me importa. —Pierce se sentó en el asiento del pasajero—. Haz lo que quieras. 
«La laptop de Daria, mierda». Harry no podía ni calcular la valiosa información que podría almacenar esa máquina. Si la cadera de Harry no palpitara mucho el día de hoy, estaría  intentado saltar para ponerse tras el volante. 
La única cosa que estropeaba el éxito era no tener a Louis a su lado para celebrar.   
—Gracias por su ayuda, Mónica. —Louis estrechó la mano de la empleada de Importaciones Sarna—. Fue bueno hablar contigo de nuevo.  
La joven asintió. —Espero que la encuentre. 
—Yo también. —Louis bajó la cabeza y luego discretamente se trasladó a la oficina de al lado para tener una charla similar.  
Harry había sido realmente astuto en asignarle esta tarea a Louis. Él había visitado estas oficinas en varias ocasiones como parte del contrato de Seguridad Quinn con los Sarna. Estas personas conocían su rostro. Hoy se dirigió al edificio para hablar con la gente bajo el pretexto de cuestionar sus recuerdos de Daria durante el tiempo que había pasado en la empresa. Mezclado con esas preguntas, Louis había deslizado sutiles preguntas para obtener información sobre Importaciones Sarna, y si tenían nuevos planes para viajes al extranjero para importar. Hasta ahora no se había puesto en marcha ninguna de las campanas de alarma. Pero quizás eso era bueno. Louis podía oír a Harry diciendo: “Eliminar posibilidades es tan valioso como obtener información nueva”. Louis sonrió interiormente. Sólo que ahora, Harry podría añadir “dulzura” o “bebé” al final de su sermón sobre investigación. 
El estómago de Louis comenzó a revolotear con las posibilidades de su sesión para joder a la hora del almuerzo, cuando su teléfono sonó. Mientras Louis empezaba a imaginar escenas con Harry inclinado sobre la mesa en la sala de conferencias de Seguridad Quinn, echó un vistazo a los mensajes de texto, y el zumbido agradable huyó de su pene.  
Voy a AH por la laptop de Daria. No confió en este imbécil para que regrese. Un pase por lluvia12 por el almuerzo. XO13, dulzura.  
Louis se calentó al ver abrazos y besos en la firma. Fue inesperado. Louis se imaginaba que descubriría todo tipo de dulces sorpresas acerca de Harry, ya que se inició en esta, ¿relación?, ¿affair14? No importa como lo llamaran mientras siguieran juntos. Cuando Louis llegó a la puerta abierta en el extremo de la sala, un gran estruendo retumbó en las paredes. Luego de un “‘¿Qué infiernos, Elise?”, Louis reconoció la voz de Stephen Sarna, en silencio entró a la oficina para ver al hombre descargar su ira contra la puerta de la oficina de su esposa. —Ya ni siquiera tratas de ocultar a ese imbécil de mí. —La voz del hombre resonaba con rabia—. Sé que no puedes vivir sin los maravillosos tratos que hace por nosotros, pero por lo menos llévalo a un hotel. No necesito entrar y verte mamándolo. 
Louis podría haber jadeado si Elise no hubiera salido de su oficina en ese momento, completamente vestida. Phillip Cosgrove apareció detrás de ella, su traje impecable al igual que su cabello. Podrían estar teniendo una aventura, y al parecer Stephen lo sabía, pero nadie había jodido o tenido una mamada en ese momento.  
Elise suspiró. —Busca a Jennie, Stephen. —Ella mencionó a la asistente de los Sarnas que ambos compartían. Louis la había conocido—. Dile que te llame un taxi. Estás borracho. Vete a casa. 
Stephen golpeó con su mano el desocupado escritorio de la asistente. —Este es mi negocio, maldición. 
—Uno que no has atendido en casi dos años. —Elise se enfrentó a su marido—. Toda persona en este edificio estaría sin trabajo de no ser por mí y por el trabajo que hago con gente como Phillip. 
En un tono sarcástico, Stephen contraatacó sobre el infierno de buen trabajo que hacían. Justo cuando Elise maldijo en un susurro, un cuerpo rozó el lado de Louis, giró la vista y se encontró con Jennie que tenía una pila de grandes sobres en sus manos.  
Louis mantuvo la voz baja. —¿Esto sucede a menudo? 
Jennie le lanzó una mirada de horror.  
—Está bien —añadió Louis rápidamente—. Yo nunca diré nada. Ya he visto al señor Sarna en mal estado unas cuantas veces desde la desaparición de Daria. 
Jennie en silencio cerró la puerta tras ella, presumiblemente para mantener a los empleados curiosos fuera. Vaciló por un momento, pero luego se levantó de puntitas y habló en voz baja al oído de Louis. —La señora Sarna ha estado haciendo todo lo posible para hacer frente a todos los contactos y clientes ella sola desde que su marido comenzó a tener problemas hace dos años, pero es agotador. El trabajo es intenso y tiene que viajar constantemente sin tener que tomar un día libre. La señora Sarna está haciéndolo lo mejor que puede, pero luego desapareció Daria… 
—Punto de ebullición. —Louis asintió. Una pesadez se asentó en su pecho mientras observaba a la pareja seguir peleando, y al otro hombre, que ahora estaba detrás de Elise—. El señor Sarna ha dejado de preocuparse por fingir, y a la señora Sarna tampoco le importa  seguir ocultándolo. Los oí.  
Con una inclinación de cabeza, Jennie, dijo: —Disculpe — y se acercó a la escena—. Señor Sarna. —Dejó su trabajo y gentilmente tomó su codo—. ¿Le puedo conseguir algo de comer? Estaré feliz de detenerme donde quiera, si me deja que lo lleve a casa. 
Louis observó la boca de Elise marcar la palabra “gracias” a Jennie al mismo tiempo, Stephen dijo: —Gracias. Eres una buena chica. —Él le acarició la mejilla con cariño—. Como mi Daria. 
Jennie le ofreció una pequeña sonrisa. —Es muy lindo que lo diga. Vamos. Vámonos. 
Los ojos de Stephen se iluminaron en el segundo que vio a Louis. —¡Señor Tomlinson! ¿Ha encontrado a mi Daria? Dígame. 
—Él se separó de Jennie y agarró la mano de Louis—. Dígame que la encontró. 
Elise y Phillip se unieron a Stephen.  
—Creo que Louis nos hubiera interrumpido si tuviera noticias importantes —dijo Elise, mirando a Louis—. ¿Cierto? 
—Sólo tengo una pequeña actualización —aseguró Louis—. Podríamos tener una nueva pista en la laptop de Daria, lo que podría resultar muy útil. —Dios, odiaba ver expectación en los ojos de la familia de una víctima. Y realmente no podría soportar dejarlos con una sola frase—. Eso es todo lo que puedo decir ahora, no quiero que se hagan ilusiones si eso no resulta. 
—¿Dónde la encontraron? —Elise preguntó.  
—Aún estamos rastreando la pista, así que no quiero decir nada más. Sólo quería mantenerlos informados de los avances, sé que la policía no les informa nada. —Mierda, eso era ser manipulador pero Louis tenía que hacerlo—. Es de suma importancia para Seguridad Quinn que siempre permanezcan informados. 
—La policía no nos informa nada. —Elise tomó la mano de Louis—. Gracias. Significa mucho que usted y el señor Styles estén dispuestos a hablar con nosotros en persona. —Mientras Jennie escoltaba a un abatido Stephen fuera de la oficina, Phillip también se excusó, y Elise se veía más pálida de lo que Louis la había visto nunca.  
—A veces parece que ya nadie nos puede mirar a los ojos — dijo Elise.  
—En situaciones como esta, la gente no sabe qué decir. Sé que duele, pero no lo tome como algo personal. —Louis se preguntó si alguna vez podría acostumbrarse a tratar con la gente en medio de su tragedia, sin que lo drenara emocionalmente. 
—Tiene razón, claro. —Elise le ofreció uno de esos gestos de asintiendo como buen soldado—. Qué buen consejo. 
«Bueno, joder ». Louis se sentía como un imbécil, y no realmente podía salir furtivamente ahora que Elise sabía de su presencia. Sobre todo ahora que ya le había dado a ella y  Stephen su vaga actualización. Por el momento, Harry tendría que vivir con lo que Louis había conseguido.  
«Quizás tenga más suerte con las fugitivas».  
De todos modos Harry creía que las respuestas a este caso estaban en Tracy. Y aunque Harry podría tener algunos problemas en abrirse y confiar en sus relaciones, no tenía problema cuando se trataba de trabajos de investigación.  
«Voy a seguir su rastro para ti, Harry. Incluso si me toma toda la noche».  
Al verse solo con Elise y no saber exactamente qué decir, Louis se despidió y regresó al trabajo.   
—Fuera de aquí, Five-0. —Un adolescente alto y delgado con más fuerza de lo que su desgarbada figura transmitía empujó a Louis de un apartamento frío y húmedo en un edificio abandonado—. Si no puedes encontrar a la chica, entonces no quiere ser encontrada. 
—Por favor. —Louis se agarró a la estructura de la puerta mientras el chico lo empujaba de nuevo—. No soy un policía. Sólo quiero encontrar a esta chica. —Levantó el dibujo de Tracy de nuevo.  
El chico se rio en la cara de Louis, pero una chica se acercó por detrás del muchacho y le echó los brazos alrededor de su cintura. —Él realmente no cree que eres un policía. Pero apuesto que ni siquiera has estado en estos bajos lugares antes, sólo que ahora deseas algo, y de repente se supone que te ayudemos. 
La culpa calentó la cara de Louis. —Tienes razón. — «Infiernos». El ver a esos chicos hacía que Louis quisiera donar un centenar de horas a Haven y destrozar sus ahorros para ofrecer una gigante donación para ayudar a los adolescentes que escapaban. «Después. Enfócate en el trabajo ahora»—. Pero tengo un trabajo que hacer, y es encontrar a esta chica. —Dio unos golpecitos en el dibujo—. Mi trabajo no es preocuparme por ella, sin embargo lo hago. No solo estoy  buscándola para poder hablar con ella, sino que creo que ella podría estar en peligro. Si puedo encontrarla, le puedo ofrecer algo de protección. 
—Ve y pregúntale a alguien más —dijo el muchacho con un gruñido. Incluso aunque el apartamento no tenía puerta, empujó a Louis de nuevo, como si al sacarlo del umbral significaba que no tenía que tratar con él—. Nosotros no sabemos nada. 
«Maldición». —Gracias por tu tiempo. —Esta no era la primera vez que alguien le cerraba de golpe una puerta, metafórica, el día de hoy, en la cara—. Adiós. 
—¡Hey! —La voz de la niña detuvo a Louis en el pasillo. 
«Sí». Louis se giró y se acercó de nuevo al apartamento. —
¿Sí? 
—No he visto a esa chica en ninguna parte de este edificio esta semana, que es el tiempo que hemos estado aquí, por lo que no sé nada más. 
—Ella tampoco se parece a nadie que haya vivido aquí — añadió el chico. 
  —Gracias. Eso me ayuda mucho. —Louis los miró y las simples gracias no parecían suficientes. «Mierda. No tomen esto como lástima»—. Toma mi abrigo. —Louis sacó el teléfono y lo guardó en el bolsillo de su pantalón—. Está malditamente frío aquí con este invierno. Toma también mis guantes y chaqueta. —Louis sacó algunos elementos del bolsillo interior de su chaqueta antes de ofrecérsela junto con los guantes—. Puedes necesitarlos, yo tengo capas de ropa extra. 
Clara indignación era evidente en la cara del chico cuando miró a  Louis. —Nosotros jodidamente no necesitamos… 
La niña golpeó la espalda del chico y se colocó frente a él. —Gracias. —Ella tomó la ropa de Louis.  
—Hay centros de acogida donde pueden ir —dijo Louis, sabiendo que sonaba como un anuncio de los servicios públicos—. En esos lugares pueden estar calientes y obtener ayuda. 
La chica agarró la ropa de Louis contra su pecho. — Nosotros no necesitamos eso. 
—Manténganlo en mente. —Suspirando, Louis metió la mano en el bolsillo, excesivamente lleno, de su pantalón y sacó una tarjeta—. Si  ven a la chica que estoy buscando, Tracy, o deciden que quieren que les dé más información sobre los refugios, por favor, llámenme. —Les entregó una tarjeta.  
—Como sea. —El chico se la arrebató de la mano a Louis—. ¡Aléjate! 
Después de darles las gracias una vez más, Louis los dejó en su apartamento vacío, con el corazón cargado de especulación en cuanto a qué historias de pesadilla los había llevado a las calles. Al salir del edificio sombrío y frío, se obligó a detenerse y preguntarle a unas cuantas personas más sobre Tracy, pero recibió más o menos la misma información que otros le habían dado toda la tarde. La mayoría de las cuales consistía en una variedad de maneras interesantes de decirle que se jodiera mezclado con algunas vagas amenazas de daño físico si no se alejaba. Los que respondieron reconocer a Tracy no fueron capaces de ofrecer a Louis alguna dirección. 
El famoso viento de Chicago se arremolinaba afuera, atacando a Louis en el segundo que salió del edificio. La gélida temperatura del invierno atravesaba su camisa de vestir y lanzaba su corbata a la cara. «Esa fue una decisión fácil». Antes de dirigirse a la siguiente zona para buscar a Tracy, Louis regresaría a su apartamento para reemplazar los guantes, chaqueta y abrigo que acababa de regalar. 
Encontró algo de espacio entre las cosas en sus bolsillos para meter las manos en los bolsillos del pantalón, bajó la cara para evitar el golpe del fuerte viento y se dirigió a su carro. Mientras caminaba, pensaba en llamar a Kasey para saber cómo había estado la entrevista de Jamie. Si Kasey ya había contratado a la chica, quizás Louis podría recogerla y llevarla en su próxima ronda de búsqueda de Tracy. Lo más probable es que estos niños hablaran con otra chica fugitiva con mayor comodidad que con un extraño en traje.  
«Sí, eso es una buena idea». Harry se sentiría orgulloso 
de él.  
Mientras Louis se acercaba a su vehículo, se rio de sí mismo. Este trabajo estaba afectando su psique, pero aun así quería hacerlo  para que Harry lo respetara y lo creyera fuerte y capaz de hacerlo. Él sabía que algunas personas dirían que su motivación para hacer feliz a Harry mostraba su falta de fuerza personal y orgullo en sí mismo, pero no obstante Louis se sentía así. Por lo menos Louis estaba siendo honesto consigo mismo acerca de sus sentimientos. Se rio de nuevo y admitió que no podía esperar para ver a Harry esta noche. «Creo que tengo un novio».  
Abrió la puerta con ese pensamiento, «y Oh, Dios mío, ayúdame». Su mundo se volvió negro. El olor de plástico invadió sus fosas nasales, ahogándolo, y presión cerraba su cuello bloqueándole la tráquea. «No puedo respirar». Louis trató de aspirar una bocanada de aire y relajarse ante su atacante, pero su nariz obstruida por la bolsa de basura, causó que se mareara. «Oh Dios, oh Dios». Louis trató de alejar a la persona, pero un gran brazo rodeaba su cintura, y un gran cuerpo lo empujaba hacia adelante, deteniendo su frente en la parte superior del carro. El dolor se disparó en la cabeza de Louis y hacia abajo en el cuello, pero no pudo concentrarse en nada más allá de estar siendo estrangulado. 
La garganta de Louis dolió cuando detuvo un grito de pánico. Si abría la boca, iba a chupar la bolsa de basura a su garganta y le aterraba desmayarse mucho más rápido. Trató de arañar las manos que sostenían la bolsa en su cuello, pero se encontró raspando guantes de cuero. Louis golpeó los puños. Rogando, sin palabras, cuando de repente el estrangulador alrededor de su cuello aflojó, y su atacante lo empujó de cara contra su carro. Mantuvo la bolsa alrededor de la cabeza de Louis, cegándolo, y de inmediato un peso cayó sobre su espalda. 
—Deja de buscar a la niña. —Una voz, amortiguada por la bolsa de basura, habló en voz baja, pero lo suficientemente fuerte contra la oreja de Louis—. Deja este caso, porque si no lo haces —el tipo golpeó el lado de la cara de Louis contra la puerta del pasajero una, dos, tres veces—, voy a joder la otra pierna de tu novio y te inclinarás para darle un beso de despedida en su silla de ruedas. —Entonces la punta dura y redonda de un arma de fuego presionó la parte posterior de la cabeza de Louis. «Oh, por favor, por favor, por favor, no». La voz dijo—: O quizás sólo voy a matarlo como hice con Daria y todas esas otras chicas. —El inconfundible chasquido del revólver resonó en la cabeza de Louis. Louis se sacudió y gritó en silencio, pero no pasó nada. La culata de la pistola golpeó el costado de su cabeza en el siguiente latido, y la voz añadió—: La próxima vez no estará vacía. 
Lágrimas sin control corrían por las mejillas de Louis, y caliente humedad bajaba por su pierna cuando el terror inundó su sistema. Su corazón se aceleró y el aumento de su respiración era aterrador. Tomó aire, de inmediato el tener la bolsa en la boca le hizo marearse. El miedo y el pánico se mezclaron con adrenalina y rugió a través del sistema de Louis, hasta el punto de que no sabía cuánto tiempo se quedó allí sobre su estómago antes de darse cuenta de que su atacante se había ido. Ya no podía sentir la presión de un cañón contra el cráneo ni el peso en su espalda, y cuando movió la cabeza un poco, sólo para experimentar, no pasó nada. 
«¿Qué pasa si me muevo más y me dispara?»  
Tembló tan fuerte que sus dientes rechinaban. Le dolían los músculos de temblar. Un sudor frío empapó su piel fría y húmeda, pero de todos modos logró sentarse. No pasó nada, pero aun así no podía levantarse. Se tocó la bolsa de basura, con cautela movió su mano alrededor de su cuello, y sintió el nudo en la parte posterior de la nuca manteniéndola fija. El bienestar le llegó controlando su respiración, ahora que sabía que estaba solo. Consiguió deshacer el nudo y quitarse la bolsa de la cabeza sin tocarla más de lo necesario.  
Parpadeó ante la luz que inundó de nuevo sus ojos, y revisó el estacionamiento. Estaba vacío. Si alguien había presenciado el ataque, él o ella se escondían en los callejones o estaban tras las cortinas de las ventanas a la distancia y no querían involucrarse. Louis sabía que tenía que correr hacia la estación de policía más cercana, o incluso a Seguridad Quinn, pero ambas cosas le hacían temblar tanto que dolía. Sofocó el temblor de su cuerpo.  
«Quiero ir a casa». Louis calmó las manos lo suficiente como para conseguir meter la llave en el encendido. «Quiero a Harry». Se controló lo suficiente para poder manejar.  
Para cuando Louis llegó a su apartamento, con la cabeza hacia abajo para evitar hablar con la persona de seguridad, el evento en su carro le estaba afectando de nuevo. No podía controlar lo suficiente sus temblores para lograr meter la llave en la puerta.  
«Por favor, Wes». Louis tocó la puerta a pesar de que las piernas apenas lo sostenían. «Por favor, que esté en casa». No tenía ni idea de cómo había llegado desde el elevador al apartamento. 
Mientras tocaba de nuevo, empezó a deslizarse hacia el suelo, Wes abrió la puerta, un “Hola” murió en sus labios.  
—Oh, Dios mío, Louis. —Wes se abalanzó y agarró a Louis alrededor de la cintura—. ¿Qué te pasó? 
—Quiero a Harry —dijo Louis, con la voz terriblemente entrecortada. Ya no podía controlarse—. Necesito a Harry. —El frío penetró todos los huesos de su cuerpo—. Sólo quiero a Harry. Tengo que verlo. —«Por favor, que no esté muerto»—. Él no contesta el teléfono, encuéntralo por mí. 
—Está bien. De acuerdo. —Wes prácticamente llevó a Louis a la sala—. Déjame que te siente primero.  
Louis trató de agarrar a Wes de la camisa de su uniforme, pero apenas lo sostuvo con la fuerza de un gatito. —Necesito ver a Harry. 
Wes se agachó delante de Louis. —Está bien, Louis, cálmate. Todo va a estar bien. —Revisó los bolsillos de Louis, sosteniéndolo todo el tiempo—. Tengo el teléfono —lo levantó—,  —estoy llamando a Harry en estos momentos. ¿Entiendes? 
También había miedo en los ojos de Wes. «Él entiende, en serio lo hace». Un poco de tensión, finalmente salió de Louis. — Gracias. 
—Sólo quédate tranquilo. —Wes se puso de pie, el teléfono pegado a su oreja—. Estoy seguro que él estará aquí pronto. 
Louis cerró los ojos. Harry vendría.  
«Por favor, que esté bien».
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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA Empty Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA

Mensaje por monieli_ls Jue 26 Jun 2014, 4:52 pm

Capítulo 13 
   
Harry dio un puñetazo contra la puerta, exigiendo entrar. «¡Oh Jesús! Por favor, que estés bien, bebé». Canin había dejado un mensaje sobre Louis en el teléfono de la casa de Harry, y había causado pánico en Harry, quien condujo por la ciudad como un loco. Cuando pasó todo el día sin recibir un solo texto o llamada de Louis, debería haber sospechado que había un problema. Pero se había dicho que estaba siendo estúpido y sobreprotector y exactamente de la manera que juró nunca sería con un hombre. «Pegajoso». Además, el trabajo había consumido a Harry, y por la tarea que le había dado a Louis, sabía que Louis no tenía tiempo para llamarle. 
«Joder. Imbécil teléfono».  
Canin abrió la puerta de Louis, y Harry entró por un lado de él. —¿Dónde está? 
—Está en la habitación terminando... 
—¿Harry? 
Harry oyó a Louis decir su nombre, y nada más de lo que Canin decía le importó.  
Louis apareció en su pasillo, sus ojos oscuros tan terriblemente tristes, y Canin dejó de existir. No existía nada, excepto Louis. Inicios de la aparición de desagradables moretones en la frente y pómulo derecho de Louis, junto con arañazos de color rojo, formaban un horrible collar en su cuello. 
—¿Bebé? —Brusquedad cubrió la voz de Harry, y el debilitante terror lo mantuvo en su lugar. 
—¿Harry? —Louis estaba tan jodidamente pálido, se apresuró a acercarse a Harry y Harry tomó su tesoro en sus brazos. Temblando totalmente, Louis se aferró a Harry, susurrando—: ¿De verdad estás bien? 
La angustia de Louis sacó a Harry de su parálisis. —Shh, shh. —Se acercó a Louis e hizo todo lo posible para absorber sus temblores—. Estoy bien, bebé. —Con cada roce de sus manos en la espalda de Louis, Harry intentaba asegurarse de que también Louis estaba bien. No estaba funcionando—. Te prometo que estoy bien. ¿Y tú? —Apartándose, retiró el cabello de la cara de Louis para poder ver sus ojos. La niebla que cubría el color marrón, en un claro esfuerzo por contener las lágrimas, rompió el corazón de Harry—. ¿Cómo estás? 
Louis envolvió con sus manos los antebrazos de Harry, y la punta de los dedos se encajaban en Harry a través de tres capas de ropa. —Ellos me tomaron fotos, y tienen mi ropa, y van a buscar pruebas en mi carro. 
—¿Quiénes son ellos? —Por primera vez desde que entró en el apartamento, Harry recordó que tenía público. Dirigió su mirada a la izquierda directamente a los curiosos ojos de Canin. Wes estaba un poco detrás de él—. ¿Qué sucede? 
Con sus brazos en cruz, Canin tenía la mirada llena de un millón de preguntas directamente en Harry. —Louis no podía dejar el apartamento. Él también estaba demasiado preocupado por ti. Llamé a un amigo para que viniera aquí.  
En ese momento, Nicole salió de la parte posterior del apartamento con un especialista en medicina forense que Harry reconocía como uno de los mejores. Ellos tenían en bolsas de plástico las pruebas, la cámara, y el kit de investigación en la mano.  
—Creo que tenemos todo lo que necesitamos por ahora — dijo Nicole—. Benny quiere revisar el carro. 
Asintiendo, Canin, dijo: —Iré con ustedes. —Tomó un juego de llaves de la barra que Harry reconoció como de Louis—. Sólo para observar. 
—Me parece bien. —Nicole se acercó a Louis y Harry. Ella le dio al brazo de Harry un suave apretón, pero prestó su atención en Louis—. Quiero que vayas mañana a hacer una declaración formal. ¿Está bien? 
Louis asintió. —¿Puedo tomar una ducha ahora? 
—Dado que no quieres tomar mi consejo e ir al hospital, está bien. —Nicole frotó el brazo de Louis—. Sé que no es fácil, pero trata de no dejar que este ataque se te meta demasiado en la cabeza. Eso es lo que quiere ese hijo de puta. —Con eso, ella, Benny y Canin dejaron el apartamento, con un comentario de Canin de que regresaría.  
Wes, tranquilo hasta ahora, se levantó del sofá. —Tengo trabajo esta noche en el hotel —movió su mirada entre Harry y Louis—, pero puedo llamar si me necesitas. 
Harry jaló a Louis de nuevo entre sus brazos. Louis de inmediato metió la cara contra el cuello de Harry, y Harry no quería que el hombre se fuera. —Está bien, Wes. —Él hizo contacto visual con el hombre más joven sobre la cabeza de Louis—. No iré a ninguna parte esta noche. Louis no estará solo. 
—Entonces está bien —dijo Wes—. Sólo voy a sacar mis cosas. 
Mientras Harry observaba a Wes entrar en su pesado abrigo y pasar la correa de una bolsa de mensajero por encima del hombro, un dulce dolor  que no podía ignorar presionó como una tensa banda alrededor de su pecho. —Gracias por tratar de ayudar a Louis a ponerse en contacto conmigo. Y gracias por pensar en llamar a Canin cuando no pudiste contactarme. 
—Claro. —Wes bajó la cabeza, pero luego su mirada se desvió a Louis—. Mantente cerca de él, Harry. Él necesita saber que estás bien. 
—No pondré un pie fuera de este apartamento esta noche. 
Una vez que Wes salió, Harry besó la cima de la cabeza de Louis, asegurándole una vez más que todo estaba bien. Louis finalmente, levantó la cara de su escondite. Cristo, el hombre tenía hematomas que hacían enfurecer a Harry; pero era todo alrededor de los moretones, el temblor ocasional, la tenue luz  en sus ojos lo que destruyó a Harry.  
Harry tragó duro y tuvo que aclararse la garganta antes de encontrar su voz. —¿Qué dices? —Rozó sus labios contra la sien de Louis y su cabello—. ¿Estás listo para tomar esa ducha ahora? 
Un terrible sollozo repentinamente salió de Louis. —Estoy tan avergonzado y humillado, Harry. Cuando el tipo me puso la pistola en la parte posterior de la cabeza y apretó el gatillo, yo estaba tan asustado que me oriné. —Cada lágrima que corría por las golpeadas mejillas de Louis desgarraba el interior de Harry—. Y tuve que darles esa ropa a tus amigos policías. Wes y Canin también vieron que me oriné.  
«Jodido hijo de puta». Un rugido inhumano amenazó con estallar el interior de Harry. Quería salir corriendo de este apartamento ahora, pero demandó toda su fuerza no salir a rastrear al hijo de puta que le hizo esto a Louis y arrastrar su culo tras las rejas. Harry, con cada fibra de su ser, se moría por hacer eso por Louis. Esa escoria de humanidad había puesto humillación y miedo en los ojos y corazón de este hermoso hombre, y tenía que pagar. Sin embargo ahora, por mucho que quisiera mutilar y matar, Louis no necesitaba que saliera a matar a un animal en su nombre. No en este momento.  Harry limpió las lágrimas de Louis, cuidando de no aplicar presión en la mejilla dañada. —Bebé —dijo mientras besaba el hematoma—, la primera vez que vi sangre en una escena del crimen, ni siquiera un cuerpo, sólo sangre, la vista y el olor de eso me hizo vomitar en mi compañero. Traté de darme la vuelta, pero llegó demasiado rápido, y vomité en sus pantalones y zapatos. El lugar estaba lleno de gente del trabajo. Todos vieron lo que hice. —Harry asintió para respaldar sus palabras, mientras dirigía a Louis hacia el pasillo al cuarto de baño—. Esto sucede. Estabas aterrado. Yo también lo habría estado. Cualquiera lo habría estado. —Encendió la luz en el baño y guio a Louis al interior—. Nicole y Benny, ni siquiera notarán un poco de orina. Y Canin y Wes te quieren demasiado como para juzgarte o decir una palabra a otra persona. No hay necesidad de sentirse avergonzados. —Harry se detuvo delante de Louis en la ducha, donde Louis se quedó pasivamente delante de Harry que le quitaba los pantalones, ropa interior, y una camiseta, tan suave y cuidadosamente como pudo—. Vamos a entrar en la ducha. —Sosteniendo a Louis con una mano, Harry abrió el grifo del agua caliente—. Una vez que te hayas lavado y descansado, te sentirás un poco mejor. 
Louis repentinamente sostuvo la mano de Harry, con los ojos empapados de lágrimas. —¿Puedes quedarte conmigo?  
«Jesucristo». El dolor en la mirada de Louis, oprimió el pecho de Harry. No podía soportar verlo así. 
—Dulzura. —Harry logró aflojar el fuerte agarre de la mano de Louis, lo suficiente como para levantar la mano y colocar un beso tranquilizador en la misma—. Voy a hacer algo mejor. Me meteré contigo. —Se apartó y se despojó de su ropa y zapatos en un tiempo récord, dejando todo, incluyendo la chaqueta, en un montón en el suelo—. ¿Ves? —Harry dio un paso entrando primero bajo el chorro de agua—. ¿Está bien? 
Louis lo siguió, y Harry se estiró para cerrar la puerta de la ducha.  
—Traté de llamarte —le dijo Louis, agarrando el brazo de Harry—. Tenía tanto miedo cuando no respondías tu teléfono. El tipo dijo que si no dejaba este caso, te lastimaría la otra pierna o quizás te mataría como hizo con Daria y las otras chicas. 
«Cristo. Él esta tan jodidamente asustado. Por mí».  
—Shh. Shh. —Harry arrastró al hombre en sus brazos, dejando que la lluvia de agua caliente los aislara del resto del mundo—. Está todo bien ahora. No pienses en esos animales. — Incapaz de detenerse, Harry dio beso tras beso en el cabello a Louis—. Siento no haber respondido tus llamadas. Mi teléfono del trabajo se descargó  después de que te envié el mensaje hoy. Estábamos tan ocupados haciendo otras cosas anoche que olvidé cargarlo. 
—Cuando no respondiste —murmuró Louis en el cuello de Harry—, no podía pensar. No sabía otra forma de contactar contigo. 
—Nunca te he dado mis otros números —dijo Harry, gruñendo consigo mismo—. No pensé en eso, pero vamos a rectificarlo esta noche. 
Louis salió de su escondite y le dio a Harry una húmeda mirada que lo desgarró. —Yo voy a darte todos lo mío. ¿Bien? 
Harry cerró sus manos alrededor del cuello de Louis y lo acercó más. Presionando los labios en la frente de Louis, le susurró: —Absolutamente. —Entonces sostuvo a Louis hasta que tuvo su propio temblor bajo control.  
Louis no dijo mucho después de eso. Las cicatrices de la agresión física claramente no podían superar la paliza emocional causada por esa táctica de miedo que habían utilizado en él. Permitió que Harry lo atendiera, que Harry lavara su cuerpo y su cabello sin quejarse, e incluso lo enjuagó y lo secó. Cuando Harry vio las marcas negro-azules que se formaban en la espalda de Louis, volvió a gruñir. 
Ambos estaban desnudos, y Harry entrelazó su mano con la de Louis y lo guio al dormitorio, donde Louis dejó que Harry lo vistiera con una camiseta y pantalones limpios. Antes de acomodar las almohadas y poner a Louis en la cama, Harry se vistió con ropa cómoda de Louis. 
Sabiendo que probablemente sería inteligente mantener a Louis despierto por lo menos un par de horas, sólo en caso de conmoción cerebral, Harry encendió la televisión. Recorrió los canales y encontró una película de superhéroes que pensó que a Louis le gustaría basado en una pila de libros de historietas que había notado en la mesa de café de la sala. Después de subir el volumen de la televisión, Harry utilizó el teléfono celular para enviar un mensaje de texto a Riley para que viniera al apartamento de Louis tan pronto como pudiera. Quería darle al hombre las llaves y pedirle que le trajera una muda de ropa en la mañana. Luego, se metió en la cama junto a Louis, abrió los brazos, y Louis inmediatamente se enterró en su costado. Harry sostuvo a Louis, dándole al hombre su calor corporal, parpadeó y parpadeó hasta que detuvo las lágrimas que querían caer.  
Louis vio la película una buena media hora sin decir una palabra. Harry sabía que Louis seguía despierto por la forma en que pasaba los dedos arriba y debajo de su abdomen. Era una caricia suave y rítmica y el abdomen de Harry se tensó con alarma en el segundo que se detuvo. 
—Abre los ojos, dulzura. —Harry se enderezó y acomodó a Louis sentado contra la cabecera—. Probablemente estés bien, pero quiero que te quedes despierto durante unas cuantas horas más. —Salió de la cama y encendió la lámpara de noche, dándole otro golpe al deseo de Louis de dormir—. Voy a conseguir algo con cafeína para beber. 
A pesar de sus parpadeo era lento y pesado, Louis abrió los ojos lo suficiente para que Harry viera claramente su mirada.  
—Cuidas muy bien de mí. —Louis sonrió, por fin, y eso levantó dos toneladas en el corazón de Harry. 
Harry se inclinó y rozó un beso sobre los labios de Louis. Él tenía que sentir esa sonrisa. Había estado aterrorizado de que este ataque pudiera robarle este gentil hombre. —Ni de cerca tan bien como tú cuidas de mí. —Le dio un rápido beso antes de ponerse de pie de nuevo—. Voy a poner el café, y voy a traerte un refresco. —Se detuvo en la puerta—. ¿Quieres algo de comer? 
—No, gracias. —Una explosión de la película retumbó en el dormitorio, y Louis giró la cabeza para ver la televisión.  
Después de prometer que volvería pronto, Harry entró al pasillo y se desvió hacia la cocina. Tomó una lata de refresco del  refrigerador, pero en el segundo que levantó su brazo para tomar un vaso, el vello se le erizó a lo largo de su columna.  
Harry giró y se encontró a Canin sentado en el sofá mirándolo fijo. El hombre estaba ahí perforando a Harry con la mirada, como si al hacerlo pudiera abrir un hueco y obtener las respuestas a cada pregunta que veía en sus ojos. 
«Mierda. No es exactamente como quería hacer esto».  
De todos modos Harry se dirigió a la sala. —Has tus preguntas. —Tomó asiento en un elegante sillón de cuero y apoyó los codos en las rodillas—. Tienes derecho. 
Canin era un hombre grande, incluso cuando sentado, y tenía una manera lacónica pero focalizada de mirar a una persona, una que podría hacer que el individuo se retorciera. Esa mirada atrapó a Harry en estos momentos.  
—Estoy aquí no solo porque quiero a Louis como a un hermano, sino también porque mi esposa me mataría si no lo hiciera —comenzó Canin—. La puse en un avión ni media hora antes de que recibiera la llamada de Wes. Sé que el avión de Kasey aún no ha aterrizado, pero tan pronto como lo haga, voy a tener que llamarla y decirle lo que pasó con Louis. Ella va a estar muy molesta y ella misma clavaría los clavos de mi ataúd si se entera de que me he ido de este apartamento y dejado solo a Louis después de lo que le pasó hoy. 
Harry exhaló de manera constante, pero su corazón se aceleró como un loco. «Aquí vamos». —No necesitas quedarte — dijo—. Tienes mi permiso para decirle a Kasey por qué. 
Canin mantuvo esa incómoda e intensa mirada en Harry.  —¿Y por qué es eso? 
Otro aliento, y Harry dijo: —Porque ahora Louis es mío. — Miró a Canin sin parpadear. «Oh Cristo. Lo hice». Su estómago nunca se había agitado tanto—. Es mi derecho cuidar de él como el tuyo  cuidar de Kasey. 
—¿Cuándo sucedió eso? ¿Esto es como con Rhone?— Canin preguntó, formándose líneas entre las cejas—. ¿No sabías que podías tener estos sentimientos por otro hombre hasta que conociste a Louis? 
—No es como Rhone —admitió Harry. «Mierda. Tengo que ir por todas las armas aquí»—. He estado siempre con hombres. Sólo que lo mantenía solo para mí. Tenía un trabajo que no me permitía ser abierto. Pero aparte de eso —se encogió de hombros, pero la tensión que anudó sus hombros no se sentía nada fácil—, no es algo que a nadie le importe saber. 
—¿Ni siquiera tu mujer? —La mandíbula de Canin se tensó de forma visible, y su mano se enroscó en un puño. 
—Nunca estuve con Nicole —Harry aclaró rápidamente—. Por lo menos no sexualmente. —«Maldición». Él no tenía otra opción. Se había puesto a sí mismo en esta esquina, pero odiaba decirle cosas a Canin antes de haber tenido la oportunidad de compartirlas con Louis—. Nunca he engañado a una mujer. Las pocas con las que he salido en una relación, tenían sus propias razones para querer estar en una conmigo. 
—Jesucristo. No tenía ni idea. —Canin se pasó una mano por la cara—. Pensé que era tu mejor amigo, sin embargo, no tenía ni idea de esta gran parte de tu vida. 
Harry tragó a través de la opresión en su garganta. —Eres mi mejor amigo. No dudes de eso. 
—Pero no creías que podías decirme esto —dijo Canin, con un tono serio—. No confías en mí. 
«Mierda. Maldición. Cristo». Harry pasó los dedos por el cabello. —No es por confianza. Es acerca de ser privado con la gente que quiero y tener intimidad con los hombres con los que desarrollo sentimientos. Tú nunca me dijiste acerca de Kasey — señaló, de nuevo vio la fija mirada de Canin—. La querías desde hace años, pero nunca me dijiste una palabra. Ni siquiera lo admitiste cuando te pregunté si estabas desarrollando sentimientos por ella. 
—No es lo mismo. 
—Es lo mismo —argumentó Harry—. Es sólo que para mí, el sexo de mis parejas no es lo que supone que era. El deseo de privacidad, la inclinación natural a mantener mis sentimientos románticos o sexuales y mis intereses en mí mismo, es exactamente lo mismo que para ti. 
—Pero nunca he dado una imagen falsa. —Canin se puso de pie, señalando con el dedo la cara de Harry—. Me dejaste creer que estabas enamorado de Nicole. Y conocí al menos dos mujeres más que decías que eran tus novias durante el tiempo que hemos sido amigos. Eso no es lo mismo, Harry. —Canin le dio otra dura mirada a Harry cuando se sentó de nuevo—. Y tú lo sabes. 
El pecho le dolía a Harry, ante la ira en la mirada azul pálido de los ojos de Canin. —Lo siento si ves esto como una traición. Me mataría que no pudieras verme como la misma persona que siempre conociste, pero... —«Mierda». Harry ni siquiera sabía cómo expresar esos sentimientos para sí mismo, menos para alguien cuya amistad y opinión valoraba tanto. 
Vio el desafío de Canin sin vacilar, pero Harry se obligó a enfrentarlo. —He estado protegiendo lo que soy más de la mitad de mi vida, así soy, es como funciono. Es como fui capaz de ser un policía y un detective durante tanto tiempo sin estar constantemente mirando sobre mi hombro y temiendo ser descubierto. Aunque nunca se lo dije a nadie, siempre mantuve mis relaciones separadas y privadas del resto de mi vida, así podía respirar. No pensé en decirte porque no podía dejarme llegar a ese lugar. Para mí, la ley era no decirle a nadie. En absoluto. Esa era la única manera en la que podría hacer mi trabajo y vivir. Nunca fue por ti. —Harry apretó sus manos juntas, como en oración, pidiendo en silencio que Canin comprendiera—. Contemplar decirte nunca fue parte de mi psique. No podía dejarme ir. 
Canin se movió hacia adelante, imitando la postura de Harry. El frío en su mirada se derritió y Harry pudo ver a su viejo amigo. —Eso está bien para ti, y supongo que lo entiendo y lo respeto. No me gustaría vivir en tu lugar, en donde sientes que tienes que ocultar una parte de lo que eres, así que no voy a decir que tenías o no razón para hacerlo. No me corresponder juzgar eso. Pero jodidamente puedo decirte esto. —Tan rápido como el helado frío se alejó de la mirada de Canin, un frío ártico bajo cero tomó su lugar, inundando la piel de Harry con una capa de escarcha—. Lo que sea que tengas con Louis, será jodidamente mejor que no trates de meterlo en un armario contigo. He visto a ese niño convertirse en un hombre y trabajar duro cada día para sentirse más cómodo en su piel, así que no importa la cantidad de historia que tenemos o lo mucho que valoro tu amistad, no dejaré que empieces algo con él en secreto o lo empujes hacia un mundo secreto contigo. Eso no sucederá. —Canin enfatizaba sus palabras con sus dedos y casi alcanzaba la cara de Harry—. No, cuando está tan cerca de averiguar quién es y de convertirse en el hombre que quiere ser. 
Harry agarró el dedo Canin y lo alejó. Fuego lo recorría y su deseo de hacer que su amigo entendiera su posición voló de su mente. —Escúchame jodidamente bien, Canin. —Se puso de pie para elevarse sobre su amigo—. En primer lugar, nadie me dice que no puedo estar con Louis. Si intentas meterte entre nosotros, me convertiré en alguien que no te guste, y ganaré. Te estoy dando una justa advertencia en estos momentos. En segundo lugar —gruñó y se sentía como si quisiera morder—, lo que sea que creas, no salí ante ti porque me sintiera a gusto contigo, no podría ocultar a Louis aunque lo intentara. Cuando me enteré de lo que le pasó hoy, perdí la jodida cabeza mientras manejaba para llegar aquí mientras un millar de horribles escenarios llenaban mi mente. Todo lo que me importaba era llegar a él, y me importaba una mierda quién me viera cuando lo hice. Lo único que me importaba era verlo, tocarlo y sostenerlo, así sabría que él estaba bien. Te diste cuenta de eso con tus propios ojos. Estoy tratando, hombre. —La voz de Harry se quebró con la idea de perder a su mejor amigo combinado con los abrumadores sentimientos que tenía por Louis—. Yo estaba tratando antes de que este ataque se produjera. Por primera vez lo quería, por Louis, y porque es diferente. Pero he sabido que soy gay desde que era adolescente, y lo he mantenido guardado por más de la mitad de mi vida. Eso es lo que soy —dijo Harry, odiando la oleada de emoción que le hacía difícil respirar—. Eso no es fácil de cambiar y sólo sentirme cómodo con todo el mundo sabiendo la verdad. Tengo treinta y seis años, eso no cambia de la noche a la mañana. 
Una sombra cayó sobre Canin, y el corazón de Harry se oprimió al ver a Louis entrar en la sala. Él se acercó y deslizó su mano en la de Harry. La seriedad en la mirada de Louis, y el hecho de que la dulzura natural ahora tenía huellas de ira envió una nueva oleada de nuevo miedo y rabia en las emociones de por sí volátiles de Harry. 
—No tienes que cambiar nada, Harry —dijo Louis en voz baja—. Yo nunca te lo pediría. 
Harry se colocó delante de Louis y acunó su rostro. Rápidamente, se encontró ahogado en un mar de medianoche que vivía en los ojos de Louis. —No es cuestión de pedir, dulzura. Es cuestión de llegar a un lugar donde no puedo evitarlo cuando se trata de ti. Mi cuerpo y mi cerebro aún tienen una inclinación natural de entrar en modo protector cuando alguien me ve tocarte o siendo tierno contigo. Tengo burbujas de pánico dentro de mí, de que mi mundo se vendrá abajo. He estado escondido durante tanto tiempo que el patrón está muy arraigado en mí. —Inclinó la cabeza de Louis para besar la mejilla y la frente, con el deseo de que cada contacto de sus labios desvaneciera las dolorosas contusiones—. Estoy trabajando para cambiar eso contigo. 
—Lo sé. —Louis frotó las palmas de las manos en el abdomen de Harry en el pecho y luego sobre sus hombros, y se sentía como nada que Harry hubiera sentido—. Te creo y confío en ti. Yo estaba allí cuando me besaste en la acera esta mañana. Canin no estaba. 
La risa de Harry era dura, y aunque fuera una tontería, el calor subió a sus mejillas mientras repetía mentalmente sus payasadas en la calle. —Canin simplemente te ama y quiere asegurarse de que tengas todo el respeto de quien esté contigo. Lo entiendo. Me hace respetarlo aún más. —Le dio una mirada casual a su amigo—. Incluso si él no puede hacer lo mismo por mí en este momento. 
—Te lo dije. —Canin se levantó y apretó el hombro de Harry—. Siempre te he respetado, Harry, y mi confianza en ti no tiene lugar a dudas. No te hubiera contratado si las tuviera. Sólo tenía que dejar en claro que Louis es mi cuñado, y tengo que protegerlo.  
Con un movimientos claramente deliberado, Louis tomó la mano de Canin del hombro de Harry e hizo que Canin retrocediera un gran paso. —Te quiero por querer cuidarme, Canin. Te juro que lo hago. Pero no interfieras. —Louis se trasladó frente a Harry como en escudo—. Soy capaz de manejar a Harry. Sé lo que estoy haciendo. 
—Mierda. —Canin miró por encima de Louis a Harry, ahora fingido horror en sus ojos—. Tal vez debería de cuidarte a ti.  
La broma de Canin liberó la tensión del cuerpo de Harry. «Él no me odia». —Quizás sea así —contestó en voz baja.  
Cuando Harry envolvió sus brazos alrededor de Louis desde atrás, el timbre sonó por todo el apartamento, moviendo la atención de todos a la puerta principal. 
—Ese debe de ser Riley que viene por mis llaves —dijo Harry. De mala gana, dejó a Louis para abrir la puerta—. Quiero que me traiga un poco de ropa para mañana. 
—He oído lo que pasó —dijo Riley, tan pronto como Harry lo dejó entrar en el apartamento. El hombre fue directo a Louis y le dio un breve abrazo con un solo brazo—. ¿Estás bien hombre, verdad? 
Asintiendo Louis abrazó a Riley. —Estoy mucho menos inestable ahora que sé que Harry está bien. 
—Es bueno escuchar eso —dijo Riley—. No quiero molestar, solo vine por las llaves de Harry y regresaré a Seguridad Quinn. —Riley dirigió su atención a Harry y le tendió la mano.  
Antes de darle las llaves a Riley, Harry tenía que ir al cuarto de baño, dirigió al chico al sofá. —Siéntate y deja que tu adrenalina recuerde lo que se siente tenerla a niveles normales. Estás haciendo un gran trabajo, pero también tienes que usar esa habitación de hotel que estás pagando para dormir un poco. —Ver el color morado bajo los ojos de Riley hizo que Harry quisiera sacudir al hombre—. Sé que quieres encontrar a Bree, pero tienes que descansar o cometerás un error. 
—De acuerdo —dijo Canin.  
Por el rabillo del ojo Harry, vio a Louis recorrer el pasillo. 
Canin agregó: —No ayudaría que te dañes mientras tratas de encontrar a tu hermana. 
Riley asintió, moviendo la cabeza bruscamente. — Entendido. 
Louis regresó de nuevo al lado de Harry y le entregó las llaves. Harry le dio un beso en la cabeza a Louis y le dijo: — Gracias bebé —justo cuando Riley  le decía—: Harry, ¿quieres que programe algún tiempo en tu oficina mañana para una reunión rápida? —Miró a Louis—. Tienes otras cosas en tu mente esta noche. 
Un apretón de Louis llamó la atención de Harry. —Estoy bien —dijo Louis. Incluso le dio una sonrisa claramente forzada—. No cambies nada por mi culpa. Podemos hacer una actualización en estos momentos.  
Cada vez que Harry veía las lesiones de Louis, y el miedo en sus hermosos ojos oscuros, una insondable necesidad le atacaba de jalar a ese hombre a sus brazos. —¿Estás seguro? — Harry se las arregló para evitar pasar los nudillos por la mejilla inusualmente pálida de Louis—. No tenemos que hacerlo. 
—Lo quiero —Louis acarició con la nariz la mano de Harry,  y besó el dorso, pero luego se apartó y se sentó en la silla que Harry había abandonado—. Me va a ayudar a sentirme normal de nuevo. 
Canin se acomodó en el sofá. —Acepto esa opción para evitarle a Harry la reunión de mañana. 
—En tanto que Louis esté bien —dijo Harry—, entonces vamos a hacerlo. —De inmediato empezó a caminar por el largo de la sala para aclarar su mente—. Habla primero, Riley. Qué tienes. 
—Bien. —Riley le dio una rápida mirada a Canin y tragó visiblemente antes de poner su atención de nuevo en Harry—. Con la excepción del editor en jefe, mis conversaciones con los otros estudiantes de periodismo confirmaron que ninguno de ellos sabía que Daria era quien redactaba esos artículos. —Con otra nerviosa mirada hacia su intimidante jefe temporal, Riley se aclaró la garganta y dijo—: Creo que esto terminó y no vale la pena perder más tiempo. 
—De acuerdo —dijo Harry, feliz de probar su valor frente a Canin—. Vamos a borrarlo de la pizarra mañana. ¿Qué pasa con las cintas de vigilancia? ¿Muestra algo más? 
Un color rosa subió por la cara de Riley hasta la línea de su cabello. —Aun no la he revisado. Lo siento. 
—No te disculpes. —Harry se detuvo frente a Riley, la mesa de café entre ellos—. Convénceme. Dime lo que estabas haciendo y por qué sentías que era más importante que las cintas. 
Frunciendo el ceño, Riley juntó los dedos y tamborileó sus dedos  contra sus labios. —Precisamente no sé por qué creo que es crucial, pero cuanto más pienso en eso, sé que hay más de la conversación con Jackson Roth. Sigo pensando que el hombre está lleno de mierda, y algo no anda bien en él. En concreto no puedo decirlo, pero algo en su voz cuando hablaba acerca de las cosas de Importaciones Sarna me dijo que había verdad en ello. Él no me vendía el acto de investigador cool y suave durante nuestra conversación. Creo que tenía algo real en medio de toda la basura, así que regresé a hablar con él de nuevo. 
—¿Tuviste suerte? —preguntó Louis. El interés y la atención en sus ojos ayudó a Harry a respirar mejor—. ¿Su asistente te dejó entrar en esta ocasión? 
—Ni siquiera me molesté en intentarlo. —Una traviesa sonrisa de júbilo salió de Riley  y por sólo un momento un brillo a juego iluminó sus ojos color avellana—. Esperé a Jackson hasta que salió y me acerqué cuando se dirigía a su carro. 
Harry soltó un bufido. No podía evitarlo. —Apuesto a que a Jackson le encantó. 
—Se sobresaltó un poco. —Riley se encogió de hombros, pero había un poco de diablillo en el gesto—. Fue muy divertido. 
—¿Conseguiste algo más de él? —Harry preguntó, regresando de  nuevo al caso.  
—Aún no es claro. Esto es como si supiera algo, pero no sabe que lo sabe, si eso tiene sentido. —Moviéndose hacia adelante, Riley comenzó a usar su dedo sobre la superficie de la mesa de café, como si  tratara de unir puntos—. Bien, Jackson dice que un empleado de Sarna dejó escapar unos números financieros que coinciden con los números en los archivos de productos de importación, sin embargo, algo acerca de las cifras definitivamente estaba fuera de lugar. No podía entender por qué. Ahora ese tipo de cosas no están exactamente dentro del contrato con la Agencia de Seguridad Roth, pero aun así implicaba que podría haber un empleado que hiciera malversación, por lo que sentía su deber vigilarlo. Así que Jackson dice que hizo otra reunión con el denunciante, porque quería tener esta charla con el hombre sobre la situación financiera, pero de repente el denunciante de Sarna no sabía nada. —Riley marcó una gran X en su invisible diagrama—. Él era feliz como un día soleado, nunca ha sido más feliz, y todo era bueno en Sarna. Justo después de eso, Sarna despidió a la Agencia de Seguridad Roth y finalmente contrato a Seguridad Quinn. Eso es todo lo que Jackson sabe. O, posiblemente, más exactamente, todo lo que va a decirme. 
—¿Qué piensas, Louis? —Canin preguntó antes de que Harry lo hiciera—. ¿Podrían los Sarnas estar arreglando los libros y pagándole a un empleado para que se callara?  
—Ellos viven con un gran estilo de vida —dijo Louis— y no creo que estén por encima de eso. Pero sobre su compañía… — Frunció el ceño hacia Canin—. Ellos no tienen accionistas, ni siquiera socios. Si quieren el dinero, lo pueden tomar. Es de ellos. 
—Pero tienes que tener una buena imagen para que compradores y vendedores trabajen contigo —explicó Canin—. Si te voy a traer un artefacto o una rara pieza de joyería para vender, y estoy confiando en que me encuentres un comprador, lo que necesito saber es que tu negocio está en buena forma y que no estás viviendo más lejos de lo que deberías y estuvieras a punto de colapsar en cualquier momento. En cierto sentido, mi reputación en el mundo de importación/exportación depende de la suya.  
—Cierto. —Louis relató la discusión que escuchó entre los Sarna y lo que Jennie le había dicho que ahora Elise estaba a cargo. 
—Más importante para nuestro caso —se preguntó Riley en voz alta—, ¿hay algo de cuando Daria estuvo trabajando en Sarna a tiempo parcial? Ahora sabemos su interés secreto en erradicar lo que ella percibía como malhechores. —Les dio una mirada de “Santa jodida” a Canin, Louis y Harry de uno en uno—. ¿Hay alguna posibilidad de que Daria tropezara con este fraude con posible información privilegiada, y pensara que un empleado le estaba robando a su familia? ¿Podría haber estado investigando esto además de las fugitivas pérdidas? 
—Mierda. —Harry gruñó y comenzó a moverse de nuevo—. Odio que Jackson Roth tenga algo. Riley, mantén este punto de vista. Ve de nuevo con Jackson. Y, Louis, se tomarás un día para no verte demasiado sospechoso, pero encuentra una razón para visitar las oficinas de Importaciones Sarna de nuevo. Jesús —Harry pasó los dedos por su cabello y los jaló—, no puedo creer cuántas jodidas granadas pueden caer a los pies de una jovencita al mismo tiempo. Hay mucha gente que podría haber matado a Daria, cada uno con su propia razón.  
Louis tomó la camiseta de Harry en el siguiente paso, jalándolo con urgencia. —Pero hoy el hombre en el carro me dijo que iba a matarte como lo hizo con Daria y las otras chicas si no nos retirábamos. —El temblor en la voz de Louis regresó de nuevo—. Eso  dice que nuestra teoría de un asesino serial es correcta. 
El miedo en el tono de Louis instó de inmediato a Harry a arrodillarse delante de su hombre. —Exactamente esa es la razón por la que no lo creo. —Presionó besos en cada uno de los nudillos de Louis, necesitando el contacto adicional—. No el que te hirió. Creo eso, y te juro que voy a matar a ese jodido cabrón. Pero ¿cuántos asesinos seriales amenazan a una persona de la manera que este hombre lo hizo contigo? Parece que hemos tocado un nervio en alguna parte, y alguien está tratando de dirigirnos en la dirección equivocada. 
De repente los ojos chocolate de Louis se iluminaron. —La persona que me atacó también te llamó mi novio. La única razón que puedo pensar para que alguien te llame así es que nos viera besando esta mañana. —Mierda. —Harry quería golpearse la cabeza contra la pared por su estupidez de novato—. Sentí que alguien nos veía esta mañana, pero pensé que era Jamie y mi nerviosismo general, porque yo nunca había besado a un hombre en público. Debería haber sabido que lo que estaba sintiendo era mi instinto y no atribuirlo automáticamente a molestias de una nueva situación. 
—¿Quién sabía que estabas buscando fugitivas, Louis? — Riley le preguntó.  
—Harry —respondió Louis—. Tú. Todo el mundo en Seguridad Quinn. —El dolor de cabeza de Harry creció junto con la lista de  Louis—. Todo el mundo en Haven, también, imagino, que los concejales con quienes hablé y los niños que encontré. Además de que cualquiera de esas personas con quienes hablé también podría haberlo contado. 
—Por lo menos podemos descartar a Pierce Lyndsey — dijo Harry con una mueca. Por mucho que quisiera reducir el número de sospechosos, odió cruzar el nombre de ese idiota de su lista—. No creo que pudiera haber llegado de nuevo a Chicago con tiempo suficiente para averiguar dónde estabas y atacarte. 
—Fui a las oficinas para dejar a Jamie para su entrevista —señaló Louis—. Si el que me atacó estaba vigilando las oficinas de Seguridad Quinn, podría haberme seguido y me atacó cuando tuvo la oportunidad. 
—Eso elimina a Pierce, pero no necesariamente a Declan —dijo Harry. Le dejó un sabor desagradable en la boca, pero se adelantó y explicó lo que había sucedido ese día en el apartamento de Daria. Cuando la historia se volvió fea, todo el mundo se estremeció como si cada uno estúpidamente se hubiera inclinado para que Pierce los jodiera—. Declan es una peligrosa mezcla de ira, dolor y traición. Si no puede sacarlo contra Pierce, quién sabe a dónde podrá descargar su ira. 
Claramente no piensa racionalmente. No lo ha hecho desde que su hermana desapareció y, posiblemente, antes de eso. 
Louis frotó el pulgar en la costura de piel que cubría el sillón. —No creo que Declan me haría daño —murmuró—. Creo que él cree y valora que esté tratando de encontrar a su hermana. 
La empatía que Louis sentía por Declan era clara en su rostro. Eso avivó el deseo de Harry de hacer a este hombre feliz a toda costa. —Nosotros no sabemos si Declan tiene una coartada, dulzura. —Harry apretó la rodilla de Louis, rogando para que entendiera el contacto—. Sé que lo aprecias, pero no podemos descartarlo. Sigo pensando que es capaz de haberle hecho algo a Daria con Pierce. Si lo hicieron, ambos tienen algún retorcido vínculo en el que cada uno necesita al otro para sobrevivir a esta investigación. 
—Si lo hicieron —dijo Riley, con el ceño fruncido—, eso va a implosionar muy pronto. Tú no te burlas de alguien de forma tan cruel después de acabar de joderlo sin tener que pagar un precio al final. 
—Déjame hablar con Declan de nuevo —dijo Louis. Él cubrió la mano de Harry y la apretó—. Puedo sentirlo. Voy a hacerlo mañana antes de ir a buscar a Tracy de nuevo. 
Una bola de abrasador calor bramó a través de todo el ser de Harry, dejando una línea humeante a su paso. —De ninguna manera —ordenó Harry. «Si él sale, puede ser atacado de nuevo». Imágenes de Louis saliendo de su carro para ser sofocado por una bolsa corrieron rápida y furiosamente por la mente de Harry, Cada horrible fin, oprimía más y más fuerte su pecho—. De ninguna jodida manera. —Harry no podía respirar, pero soltó cada palabra como una cruda orden—. No vas a salir solo a buscar fugitivos para hablar con ellos. Eso ni siquiera está en discusión. Yo estoy a cargo, y yo digo que no. 
Cada centímetro de piel visible de Louis se sonrojó con un profundo color carmesí, y Harry pensó que el hombre podría explotar de manera espontánea. —Ni jodidamente te atrevas — pronunció Louis con una voz suave y letalmente que Harry nunca le había oído hablar a ese hombre antes—. No conmigo. —Con un aspecto que habría puesto a Harry tres metros bajo tierra si tales cosas podrían suceder, Louis se levantó y salió de la habitación.  
«Joder».
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