the fault in our stars.

Me pregunto como me veré cuando todo el cabello se caiga, cuando unas horribles ojeras rodeen mis ojos y mi piel luzca mucho más pálida que lo usual. Me pregunto si alguna vez llegare a saber lo que es el amor o si alguna vez llegaré a dar mi primer beso. No me gusta hablar este tipo de temas con mamá, no quiero que crea que esto sexualmente frustrada o alguna tontería como esas, sin embargo, es lo que ahora rondaba en mi mente más seguido. Es como si en mi cabeza hubiera un reloj que contará el tiempo, que emitiera un horrible "tic-tac" que taladra mi cabeza, como algo contrarreloj. 

Me posiciono frente al espejo y admiro mi cabello rojo anaranjado. Eso es lo que más me gusta de mí, recuerdo que en el colegio solían envidiarme por ello, y ahora, que se que lo perderé todo, siento como si lo único bueno que tuviera, desapareciera, de una forma cruel, tan cruel que me rompe el corazón.

Tiempo después escuchó como la puerta de mi habitación cruje y luego se abre con cuidado. Miró la cabellera castaña de mamá asomarse y después su cabeza entera me dedica una sonrisa.

—¿Arreglándote?—Me pregunta y yo le sonrió, pero la sonrisa muy apenas y toca mis labios. Desde hace tiempo que ya no sonrío, al igual que desde hace tiempo, ella tampoco lo hace.

—Dijiste que estuviera lista para el...—Trató de recordar el lugar a donde me aviso que iríamos, pero no lo recuerdo, y no lo hago porque se que no le puse suficiente atención por que estaba pensando en mi y en mi cabello; me siento egoísta depronto.

—¡El grupo de apoyo, Alice!—Exclama extrañamente emocionada, asiento sonriendo tratando de encontrar emoción en lo más recóndito de mi pecho, y trató, trató con todas mis fuerzas, pero no lo encuentro.

—Será sensacional, cariño—Ella camina hasta mí, y me toma por los hombros—Conocerás mucha gente y lo amarás—Aprieto mis labios.

—Si...gente con cáncer, supongo—Suelta un suspiro y me mira suplicante.

—Con cáncer o no, serán humanos, gente normal, con la que hablarás y esas cosas que hacen los chicos ahora—Ríe—Será divertido... yo solo quiero que sea divertido para ti—Susurra y las lágrimas bordean mis ojos. Es todo tan duro, es tan duro ver como mamá lucha mis batallas por mí, ver como trata de que yo me sienta normal otra vez, y yo también trato, juro que trato de hacer todo lo que ella quiere, de hacerla sentir bien, de que deje de llorar todas las noches, pero simplemente no puedo, no puedo ser feliz cuando se que estoy muriendo.

{***}

Veo el lugar desde el estacionamiento. Me encuentro llena de nervios dentro del coche de mamá, y al verme toca mi mano para tratar de ayudarme. Suspiró cinco veces más y me animo a salir del auto.

—Vendré por ti, así que espérame en la parada de autobuses—Asiento y me manda un beso por los aires el cual finjo tomar y ponerlo contra mi mejilla. Es algo usual, lo hacemos desde que yo tengo memoria, y no me importa que crean que es infantil, porque significa mucho para mí ese saludo.

Suspiró en cuanto veo como el auto de mamá desaparece en las calles. Escuchó como cruje el cielo y fijó mi vista al cielo. Está apunto de llover, y yo amo la lluvia.

Caminó hasta el pequeño lugar, parece pequeño por fuera, pero al entrar en realidad es muy... en realidad es normal. Hay un pasillo y unas escaleras, no quiero ir depronto, nunca fui buenas haciendo amigos y conociendo personas, en el colegio solo tenía tres amigas, era una antisocial, y todo estaba bien para mí, podía vivir con ello.

Bajé las escaleras teniendo miedo, mi corazón latía con tanta fuerza que se me hacia sorprendente. Recé por que no me desmayara o chorreara sangre de mi nariz.

Al llegar había varios chicos sentados en un circulo. Un extraño señor tocaba una canción y cantaba horrorosamente que te llegaba a aturdir en sus "notas altas".

Pasé y me senté en una silla alejándome un poco de las miradas que todos me estaban dando. Él señor deja de tocar y me sonríe; ugh.

—¿Alice, cierto?—Asiento y quiero esconderme tras la silla—¡Hey chicos ella es Alice!—Exclama y todos corean un "hola, Alice"; ugh.

—¿Quisieras presentarte?—Pregunta y tragó saliva duro. Miró a mi alrededor e inspecciono a las personas. Parecen todos normales, sin embargo algunas ya no tienen cabello y otros llevan un extraño tanque de oxigeno.

Mis ojos se fijan en el chico que está casi frente a mí, y lo reconozco al instante. 

Me paró con torpeza y veo como me regala una sonrisa.

—Soy Alice Russell, y....—Las palabras se atoran en mi garganta, ¿qué se supone que debo decir?—Tengo 16... eh...

—¿Qué es lo que padeces?—Cuestiona el chico y vuelvo a tragar.

—Leucemia—Un nudo se forma en mi garganta, y miró suplicante al chico de la guitarra, el me sonríe amable.

—¿Cuál es tú peor miedo?—Aprieto mis uñas contra la tela de mi pantalón.

—A la oscuridad—Susurró débilmente y todos comienzan a reír. No logró entender porqué.

—No—El ríe—Habló de tus miedos reales...—Frunzo el ceño. ¿miedos reales?, para mi ese es uno muy real.

—No...—Comienzo pero una voz me interrumpe.

—Yo le tengo miedo al amor—El chico rubio está parado al otro extremo de mí y me sonrojó furiosamente—¿Tú a que le tienes miedo?—Me pregunta con una sonrisa, noto sus dientes y algo se remueve en mi interior.

Me encojó de hombros y digo—A la muerte.