Winter Love |NC| Audiciones cerradas.

Me desperté gracias al insistente sonido de la alarma que había puesto en mi celular, perezosamente me levanté para apagarlo porque ya me había molestado, me senté en la cama y me quedé observando un zapato que estaba frente a mí, de repente me llegó una hermosísima imagen a mi mente, por instinto, en mi rostro se dibujó una estúpida sonrisa. La bella Jane se encontraba otra vez en mis pensamientos. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella?.
A veces creo que tengo que olvidarla, he hecho varios intentos para que me haga caso o que por lo menos se fije en mí como algo más. Sí, a veces suelo ser un idiota, pero procuro caerle bien y no lo logro; cuando creo que ya está fuera de mis pensamientos ella pasa a mi lado con sus amigas y una sonrisa en su rostro y arruina mi forzoso intento por ignorarla. Dejé de lado esos pensamientos y me dispuse para arreglarme, ahora estaba de buenas, esperaba con ansias llegar para ver a la chica que se roba mis suspiros.

— Liam, baja a desayunar. — Me gritó mi mamá, siempre me hablaba para desayunar algo, no le gustaba que me fuera con el estómago vacío porque no quería que bajara mi desempeño escolar.

Cuando terminé de alistarme baje rápidamente y me dirigí al comedor, en el se encontraban mi madre y mi hermanita Jessie, era apenas una adolescente de 15 años. En mi lugar había un plato con panqueques y un vaso de leche. Besé la mejilla de mamá y a Jessie le revolví el cabello, ella odiaba que hiciera eso y yo amaba verla enojada, por eso lo hacía.

— Liam, ahora tardaste en bajar más tiempo que los otros días, ¿qué tanto hiciste arriba? — Me interrogó mi madre.
— Pues que más mamá — habló Jessie como si fuera tan obvio. ¡Diablos!, ella ya sabía que me encontraba completamente enamorado de Jane y usaba cualquier oportunidad para burlarse de mí. — Estuvo pensando en… — Me paré como si fuera un rayo y le tapé la boca, mi madre no sabía nada.
— En… en que ya se me está haciendo tarde. — Solté a Jessie y esta me fulminó con la mirada. — Ya me voy. — Besé la mejilla de mi mamá y me fui.


Creo que ahora andaba de suerte, ninguno de los chicos me pidió que lo llevara en mi auto. Cuando llegué al tan amado colegio, divisé a lo lejos a los chicos, cada uno observando embobados a sus chicas. Me aproximé hacia ellos.

— Cierren la boca, se les va a caer la baba. — dije al llegar con ellos.
Me fulminaron con la mirada.
— Como si tu no estuvieras así por Jane — dijo Niall, mientras agarraba una de las barras de chocolate que tanto le gustaban para comérsela.
— Estoy de acuerdo que también me pongo idiota al verla — dije — Pero por lo menos disimulo.
En eso, Jane pasó con sus amigas frente a nosotros. Yo la miré embobado y otra vez sonreí como estúpido.
— ¡Hey claro!, señor, “yo si se disimular” — dijo Louis haciendo las comillas con sus dedos. — Mejor cierra la boca, porque a ti también se te sale la baba y no quiero resbalarme con ella. — Todos rieron ante su comentario.
— Bueno, está bien, no se disimular — dije con el ceño fruncido — ¿Contento?
— Hermano, ninguno de nosotros sabe disimular — dijo Zayn palmándome la espalda. Todos asintieron.
— Está bien, ya basta de hablar porque ya quiero ir a la clase de filosofía. —dijo Grant.
— Hey, ¿desde cuándo tanto entusiasmo por entrar a esa clase aburrida? — preguntó Ian. — Digo, es que no hace más de tres días odiabas entrar a cualquier clase.
— Pues ahora la amamos desde que nos tocó trabajar con nuestras chicas. — dijo Harry soltando un suspiro. — Es tan hermoso ver a Rachel junto a mí. Así puedo disfrutar de su belleza.
— Y yo puedo ver a Oppal, es tan hermosa. — Zayn soltó un suspiro.

Íbamos a seguir hablando de lo hermosas que eran ellas pero el timbre nos interrumpió. Rápido nos apresuramos para llegar con nuestras chicas.
Creo que Grant, Louis, Zayn, Harry, Niall y yo amábamos tanto esta materia porque esa misma clase les tocaba a nuestras amadas y más ahora porque a el profesor Di Russo se le ocurrió la grandiosa idea de hacer el trabajo en pareja. Es la mejor idea que se le ha ocurrido en todo este tiempo, es un gran maestro, pero a veces aburren sus clases, hago el mayor esfuerzo por poner atención pero con Jane frente a mí, no puedo, pero procuro entregar todo con calidad.
Llegamos y cada uno de los chicos se fue con su respectiva chica.

— Hola hermosa. — Dije en un tono seductor, o eso intenté.

Jane hizo una mueca de asco y puso sus ojos en blanco, para después poner su vista al frente porque el profesor ya había llegado.

— Haber muchachos, silencio. — dijo el maestro — Quiero aclarar algo. Me he dado cuenta de que quieren cambiar de pareja, como lo he dicho desde el primer día no voy hacerlo. — Volteó a ver a cada una de nuestras chicas — Sí señoritas, lo digo por ustedes. No sé qué problemas tengan con ellos, ni me interesan. Arréglenlos, porque convivirán mucho tiempo.
Volví mi vista hacia Jane, cada vez está más hermosa.

— Oíste hermosa. — dije sonriéndole burlonamente. — Ahora, ¿en dónde nos vemos?, en tu casa o en la mía.
— Mira, primero que nada, no me digas hermosa, para eso tengo nombre y es Jane, por si no lo sabías — Huuy que si no lo sabía. Amor me sé toda tu vida. — Y segundo, no nos vamos a reunir en ninguna casa, cada quien por su parte, sólo nos dividimos el trabajo y al final lo juntamos. — dijo cortante. — ¡LISTO!, así ya no te veo más. — Esto último lo dijo más para sí misma.
— Hermosa, quieras o no, nos vamos a tener que reunir, por lo menos para repartirnos el tema. El maestro aclaró que espera lo mejor de nosotros por ser sus mejores alumnos.
— ¡Qué dejes de decirme hermosa! — Chilló. — Está bien, nos vemos en mi casa a las 4:00p.m. — dijo resignada. Empezó a anotar su dirección en un papelito y me lo paso. — Por favor, no llegues tarde, te espero y no hagas que me arrepienta. — Se retiró con sus amigas puesto que ya había terminado la clase. Yo seguía con la cara de estúpido que se me ponía cada vez que la miraba.

Créeme que no te arrepentirás hermosa. No lo harás.

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