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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Íntimos enemigos Joe J & (_Tn)

Mensaje por ElitzJb Jue 30 Mayo 2013, 5:00 pm

Nombre: Íntimos Enemigos
Autor: Olga S.
Adaptación: Sip, libro del mismo nombre
Género: General
Advertencias: Ninguna
Otras páginas: NO


Sinopsis:


(_TN) y Mónica son amigas desde que nacieron, sus padres son socios en el grupo Von, uno de los más importantes del país, que abarca desde una editorial, una cadena de radio, a varias revistas y un periódico. Joe es el hermano mayor de Mónica y el amor secreto de (_TN) , aunque él nunca la haya visto como una chica, sino como a la amiga de su fastidiosa hermana pequeña.

Varios años después pasarán el verano en Roma juntos, y algo sucederá entre ellos que les cambiará para siempre, aunque ellos aún no lo sepan. Después de ese encuentro Joe no volverá a verla hasta muchos años después, pero no se encontrará con la misma (_TN) , ya no es la chica anodina que él conoció, sino una mujer preciosa y segura de sí misma que ha regresado para plantarle batalla. Deberán competir por la vicepresidencia del grupo empresarial de sus padres dirigiendo dos revistas del grupo relacionadas con la moda y la alta costura.

____________________________________________________________________________________________________________

Hola como ya bien saben eh colocado muchas adaptaciones aqui mismo. me llamo Elit.
Y ahora les traigo otra mas espero q les guste y disfruten del prologo + el primer caítulo saludos :hug:
ElitzJb
ElitzJb


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 30 Mayo 2013, 5:11 pm

•PRÓLOGO•


ABRIL DE 2000


—Eres un idiota, Joe . —Le acusó (_TN) molesta, con las manos apoyadas en la
cintura y los ojos brillantes por la ira. La sangre se había acumulado sobre sus pálidas
mejillas, que se veían ahora coloradas.
—Y tú una cría —anunció él condescendiente.
Se sintió importante, mayor, maduro, pues tenía casi tres años más que (_TN) y ya
había superado esa etapa infantil en la que ella todavía vivía y que parecía poco
dispuesta a abandonar.
(_TN) se sintió insultada: no era lo mismo llamar a alguien idiota que ser tachada
de cría; lo primero era perdonable y demostrable, lo segundo era una afrenta que la
hería en lo más profundo, y que demostraba que efectivamente, él era un idiota. La
rabia hizo que apretara los dientes con fuerza cuando comprendió que era así como él
la veía, como una niña… No se había dado cuenta de que a sus quince, ya era casi una
mujer. Un pensamiento rozó su mente intentando consolarla: que él no hubiese sido
capaz de verlo, no quería decir que no lo fuera, aunque serlo o no, servía de muy poco
si él seguía ignorándola.
Joe sonrió complacido, sabedor de que había dado en el clavo con la
provocación, sin entender hasta qué punto había pasado el límite para convertirse en un
insulto en toda regla. (_TN) era igual que su hermana Mónica, esa era la ofensa que
más les afectaba. Con sus minifaldas y sus tacones, creían ser mujeres de los pies a la
cabeza cuando no eran más que unas niñas jugando a ser mayores, sobre todo Mónica.
(_TN) al menos no se pintaba como una puerta ni se vestía con ropa de catálogo
como las de las modelos de las revistas, que sin las curvas necesarias para lucir ropa
ceñida le hubieran sentado tan mal como a su hermana, o tal vez peor, dado que ella era
más delgada y tenía menos pecho. Sólo sus enormes ojos verdes y su inteligencia la
hacían diferente al resto, lo que no era nada en una edad en la que las hormonas
dictaban los gustos de los chicos. Quizá, consciente de ello, vestía con ropa que le
venía grande y con colores poco llamativos.
En realidad le caía bien, y eso era más de lo que podía decir de su hermana, que se
pasaba el día colgada al teléfono o revoloteando detrás de sus amigos como si alguno
de ellos fuera a interesarse por ella. Imposible, era una regla universal que todo amigo
tenía clara: las hermanas eran intocables, y si eran tan pesadas como Mónica, mucho

más.

—Adiós,

Joe . —Se despidió ella con la voz temblorosa, como si estuviera

aguantándose las lágrimas.
Con la nueva situación de sus padres, (_TN) iba a marcharse de su país, a
separarse de sus amigos y a cambiar de instituto. No obstante, de todos esos cambios el
que más le dolía era tener que alejarse de Joe . Que él no se diera cuenta de que
existía no quería decir que ella no se hubiera fijado en sus ojos azules y en su cabello
castaño claro peinado con gomina para darle ese toque de recién levantado que hacía
que su corazón latiera desbocado, y que las manos le sudaran sin parar.
—Espera
—le pidió él acercándose hasta ella y usando por primera vez un
diminutivo de su nombre—. ¿Te veremos este verano? —preguntó repentinamente
interesado en la respuesta.
—No, será Mónica la que venga a Londres para que pasemos un mes juntas. Así
aprovechará para practicar inglés. Tu madre y la mía ya lo han arreglado todo —le
explicó con las rodillas temblorosas ante su inesperada proximidad. Estaba tan cerca
que podía oler la colonia que llevaba puesta y percibir el calor que desprendía su
cuerpo. Archivó la sensación para recordarla más tarde cuando estuviera lejos y
Joe no fuera más que un doloroso recuerdo.

—¿Sabes? A lo

mejor te echo de menos —le confesó él sorprendiéndose a sí

mismo con sus palabras. No es que no fuera cierto lo que acababa de decir sino que
simplemente no se había dado cuenta de ello hasta ese mismo momento en que habían
escapado de sus labios.
—A lo mejor yo a ti también —concedió ella, tímidamente.
Mentirosa se acusó a sí misma, sabía perfectamente lo mucho que iba a extrañarle.
Se aguantó las lágrimas que se agolpaban en sus ojos al pensar en todo lo que iba a
dejar atrás, y sonrió tristemente. Intentando contener el nudo de desconsuelo que sentía
en la boca del estómago.
Joe alzó una ceja con picardía, mientras se acercaba más a ella, sus ojos azul
oscuro clavados en los verdes.
—Esto

es para que te resulte más fácil recordarme —murmuró en un susurro

apenas perceptible, si (_TN) no hubiese estado tan pendiente de su boca seguramente
no lo hubiera escuchado.
Antes de que ella pudiera replicar una respuesta o comprender lo que iba a hacer,
Joe posó sus labios sobre los de (_TN) , que se había quedado paralizada por la
sorpresa. Ni en un millón de años hubiera creído que él la besaría. En sueños lo había
imaginado muchas veces, los besos que habían compartido entonces, habían sido
muchos y variados: delicados, apasionados, amistosos, inesperados… Pero los sueños
eran algo remoto e inalcanzable. No obstante, lo que estaba sintiendo era real y
superaba con creces cualquiera de sus fantasías.
Joe presionó sus labios con insistencia para que ella separara los suyos, y en
cuanto lo hizo, sumergió la lengua en su boca. La sensación fue sobrecogedora para
ambos. (_TN) no sabía como ninguna de las otras chicas a las que había besado
antes, era suave y cálida, acogedora. Su sabor hacía que el vello de su nuca se erizara
y que una serie de ideas tontas invadieran su cabeza, descontrolando sus reacciones.
¿Desde cuándo la amiga de su hermana se había convertido en alguien interesante
que besaba tan bien? Se separó de ella con un empujón poco amable, aturdido por las
sensaciones que le había despertado el beso. Un beso que no había planeado con una
chica a la que nunca había mirado de ese modo, o para ser más exactos, alguien a quien
no se permitía mirar de ese modo.
—¿Joe , qué pasa? —preguntó ella confusa por su reacción.
—Adiós (_TN) , buen viaje —Se despidió dándose media vuelta y alejándose a
toda prisa de allí.
ElitzJb
ElitzJb


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 30 Mayo 2013, 5:17 pm

•Capitulo 1•

Roma, Julio de 2002


El hall del hotel era un continuo ir y venir de turistas que llegaban buscando refugio
del abrasador sol de la tarde.
El recepcionista miraba curioso a las cuatro personas que estaban sentadas de
cualquier manera en los sillones reservados para que los huéspedes pudieran leer la
prensa o simplemente olvidarse del calor que hacía fuera. Tuvo que fijarse mucho para
comprender que la persona de pelo corto y oscuro, que había sido tan amable con él
cuando habían tropezado al salir del comedor del desayuno, era una chica. En el breve
instante en que se habían disculpado los dos, Giacomo había notado que algo no
encajaba, a simple vista parecía un chico, pero no lo era.
Vestía ropa holgada y bastante masculina, vaqueros anchos y camiseta de manga
corta varias tallas más grandes de lo adecuado, pero su voz dulce y aflautada no era
para nada la voz de un varón. Y es que una vez que uno se fijaba en su perfecta piel y
en sus ojos verdes, era fácil distinguir que se trataba de una chica con una belleza
serena que se esforzaba mucho por pasar desapercibida.
Giacomo estaba seguro de que sería una auténtica preciosidad si se tomara la
molestia de arreglarse un poco y resaltar sus cualidades naturales. Lo llamativo en ella
era que a pesar de su ropa masculina, sus gestos y movimientos eran gráciles y
elegantes, al igual que su voz cuando le pidió disculpas en un perfecto italiano. Siguió
observando al grupo en el que se encontraba la chica misteriosa, que tan intrigado le
tenía, algo bastante notorio teniendo en cuenta que Giacomo había visto de todo en sus
años en El Imperial.
Había otra muchacha más en el grupo, una rubia que a diferencia de la morena,
destilaba feminidad de la cabeza a los pies. Su cabello largo y dorado, sus ademanes
coquetos… Los otros eran dos chicos, que parecían un poco mayores que ellas,
Giacomo acostumbrado a tratar con el público, calculó que tendrían un par de años
más. Ambos vestían como cualquier adolescente corriente, con vaqueros y deportivas.
No fue por su físico por lo que siguió estudiando al grupo. Lo hizo, además de porque
la chica morena le había llamado la atención y había despertado su curiosidad, porque
las reacciones del cuarteto también eran, cuando menos, entretenidas.
El grupo oscilaba entre la animada charla y los silencios tensos. Giacomo no tenía
muy claro si estaban discutiendo acaloradamente o simplemente bromeaban entre ellos.
La rubia estilosa se levantaba a cada minuto para pasearse frente al chico de cabello
oscuro que parecía no enterarse de nada, puesto que tenía la vista clavada en la puerta
de acceso al hotel con el único fin de no mirarla a ella.
Giacomo sonrió divertido por la escena y cambió su atención hacia los otros dos.
La muchacha misteriosa y el que parecía el cabecilla del grupo, fingían interés en sus
respectivas lecturas, pero no hacían otra cosa que dirigirse miraditas fugaces, con tanta
sincronización que cuando uno levantaba la mirada el otro terminaba de bajarla.
Giacomo volvió a sonreír, cada vez más entretenido con ellos. Después de más de siete
años trabajando en el hotel, había visto toda clase de situaciones extravagantes y la que
acababa de presenciar podía clasificarse perfectamente en la categoría de «jugar al
gato y al ratón».
Suspiró cansado y miró el reloj, todavía le quedaban unas cuantas horas antes del
cambio de turno, y no es que se tratara de un día entretenido, ya que aparte de entregar
a los huéspedes que regresaban a sus habitaciones tras la comida, no había más
movimiento que ali llaves gerara el paso de las horas. Giacomo se deslizó las manos
por el cabello, resignado a su destino y volvió a clavar la vista en el ordenador que
tenía delante. Ojalá la morena tuviera suerte, pensó mientras revisaba las reservas para
ese día, al fin y al cabo, estaba en una de las ciudades más románticas del mundo.

—Me vuelvo a la fontana di Trevi, aún tengo que pedir al menos tres deseos más y
vosotros me aburrís —les comentó Mónica muy seria.
Los cuatro amigos llevaban ya una semana en Roma y esta era la tercera vez que
Mónica iba a la célebre fuente a lanzar monedas y a pedir deseos. Aunque tampoco era
de extrañar puesto que había hecho lo mismo en Venecia cruzando el ponte dei Sospiri
alrededor de unas veinte veces y pidiendo un deseo cada vez que lo hacía, a pesar que
ninguno de ellos había escuchado nunca que esa fuera una tradición de los venecianos.
Joe resopló, estaba seguro que ni siquiera su hermana era capaz de tener tantos
deseos acumulados. Mientras, (_TN) esperaba que Florencia, su próximo destino tras
abandonar Roma, no tuviera también algún monumento emblemático al que su amiga
pudiera ir cada día en peregrinaje.
La morena sonrió ante la idea y siguió con lo que estaba haciendo, en realidad con
lo que llevaba haciendo desde que se había vuelto a encontrar con Joe : fantasear
con que él volvía a besarla, entre tanto le miraba disimuladamente escondida detrás de
las páginas de la revista que estaba hojeando.

—Mónica no puedo creer que pienses que va a funcionar. Es solo una tonta
superstición y un modo de recaudar dinero para el mantenimiento de la fuente. —La
provocó Joe riendo burlonamente.
Su hermana ignoró el comentario y alzó la nariz muy digna.

—¿(_TN) , te vienes conmigo? —le preguntó con la esperanza de que aceptara.
La idea de ir sola por una ciudad desconocida no la atraía lo más mínimo, aunque la
causa valiera la pena.

—Creo que no. Me duelen muchísimo los pies, voy a darme un baño largo y
relajante a ver si consigo que mis músculos vuelvan a funcionar, además, estoy segura
que si doy un paso más seguramente me quede sin dedos. —La cara de desilusión de
Mónica la hizo sentir mal, pero era realmente cierto que no podía dar un paso más sin
romperse en pedacitos. Desde que habían llegado a Italia iban andando a todas partes,
menos en Venecia que habían usado y abusado del vaporetto. Esa mañana habían
andado tanto que tenía agujetas en músculos que ni siquiera sabía que tenía.
—Yo te acompañaré —se ofreció Sergio con una sonrisa arrogante—. Está lleno
de turistas y con un poco de suerte y mi irresistible encanto, encontraré una cita para
esta noche. ¡A vosotros os tengo demasiado vistos! —se quejó con fingida desilusión.
Mónica puso los ojos en blanco… ¿Para qué quería él turistas estando ella allí?
Se había pasado todo el invierno riéndole los chistes, incluso se había decidido por
la optativa de Informática en el instituto solo para poder pedirle ayuda, ya que
Sergio se había matriculado en Informática en la Universidad. El amigo de su
hermano era tonto… ¿Cómo no se daba cuenta de lo increíble que ella era? Porque
eres la hermana de su mejor amigo. Nunca serás una chica para él. Se dijo cada vez
más desilusionada. Se sentía estafada por Joe , de todos los chicos que su hermano
conocía, ¿por qué había elegido a Sergio como mejor amigo?
Una desconocida sensación de derrota se instaló en su estómago oprimiéndolo con
fuerza cuando al fin comprendió que nada de lo que hiciera conseguiría que él olvidara
ese nimio detalle. ¡Pues peor para él! Volvió a erguirse más tiesa si era posible y
fingió ante todos y ante sí misma que no le molestaba el comentario ni la intención de
Sergio de buscarse una cita. Siempre se le había dado bien fingir que no le importaban
las cosas que realmente lo hacían, y la única persona capaz de darse cuenta de ello,
estaba demasiado pendiente de su revista y de su estúpido hermano como para
recriminarla por ello.
—De acuerdo. Esta es la excepción que confirma la regla de «más vale sola que
mal acompañada». —Sergio se iba a enterar, vaya si se iba a enterar de que además
de hermana de… era una chica—. Pero dame un segundo que me cambie los zapatos,
yo también tengo los pies molidos— añadió en un tono de voz de repente meloso y muy
dulce. (_TN) levantó la cabeza de su revista y la miró interrogante, al parecer era la
única que había captado la sutil diferencia, los demás seguían a lo suyo, Joe con su
periódico y Sergio pendiente de la puerta del hotel.
Este último sonrió a modo de respuesta, y Joe ignoró a su hermana enfrascado en
su lectura. Mónica se alejó hacia los ascensores con una risa calculadora en los labios
y un brillo malicioso en sus ojos azules.
Permanecieron sentados en el hall del hotel, a salvo de las altas temperaturas de la
calle, en los cómodos sofás que había frente a la recepción. (_TN) y Joe siguieron
leyendo, mientras Sergio seguía con la mirada clavada en la entrada, pendiente de los
huéspedes que deambulaban por allí, o para ser más exactos, de las féminas a las que
pretendía abordar en cuanto se diera la ocasión.
Diez minutos después, Mónica volvió a pararse frente a ellos, se había cambiado
los pantalones capri que llevaba y se había puesto un top de tirantes rojo y una
minifalda diminuta que dejaba al descubierto sus bronceadas piernas.
—¿Nos vamos? —preguntó mirando fijamente a Sergio con un brillo divertido en
la mirada y una sonrisa pícara en los labios.
—¿Y ese cambio? —le preguntó Joe levantando con desgana la vista hasta su
hermana.
—¡Oh! He decidido que yo también voy a buscarme una cita para esta noche —
comentó ella con candor, no obstante, aunque respondió a su hermano, no apartó los
ojos de Sergio, a quien realmente iba dirigida la respuesta.
Este se atragantó con la saliva que estaba tragando y Mónica sonrió inocentemente
a (_TN) , que observaba todo en divertido silencio. Si él no se decidía a mirarla
como ella quería, seguramente otro sí que lo hiciera. Había decidido seguir con su vida
y no cerrarse ninguna puerta… Quizás unos pocos celos consiguieran lo que no
alcanzaban ni las insinuaciones ni los comentarios directos, desesperarse nunca era una
solución.
Habían pasado ya quince minutos desde que Sergio y Mónica se hubieran ido, y Joe
y (_TN) aún permanecían sentados en el hall del Hotel Imperial, manteniendo la farsa
de que no estaban pendientes el uno del otro. Finalmente fue Joe quien rompió la
tregua.

—¿Quieres hacerme un favor? —preguntó inesperadamente al tiempo que se
retorcía las manos, nervioso y menos seguro de sí mismo de lo que se mostraba
normalmente.
(_TN) sonrió cuando la idea de hacerle un favor se materializó en su cabeza como
la escena de una comedia romántica.

—Claro

—contestó al tiempo que se ponía en pie deseosa de llegar a su

habitación y quitarse de una vez los zapatos. Y ya de paso, escapar de la profunda
mirada a la que estaba siendo sometida.
No era buena idea quedarse a solas con Joe , en esos momentos su cabeza
comenzaba a funcionar sola y la realidad de lo que sucedía después no era ni de
casualidad similar a lo que ella imaginaba. Mejor marcharse cuanto antes y ahorrarse
lamentaciones después.
—No te cortes más el pelo, déjatelo largo. —Pidió Joe sin levantarse de su
sillón, pero sin apartar su mirada azul de los ojos de ella. Su rostro no mostraba
ninguna pista de por qué le había pedido algo así.
—Vale. —Fue lo único que (_TN) fue capaz de contestar.
Se dio media vuelta y se dispuso a esconderse en su habitación hasta que sus
amigos regresaran y fuera más fácil estar con Joe . Eso era lo que llevaba semanas
haciendo, evitar quedarse a solas con él. No quería escuchar alguna disculpa retrasada
por el beso que le dio la última vez que se vieron, o ser testigo de algún coqueteo mal
disimulado con alguna de las chicas que se le quedaban mirando embobadas. De modo
que por eso huía cada vez que el destino se empeñaba en dejarlos a solas.
Joe ajeno a las dudas de (_TN) , sonreía entre la diversión y la frustración,
consciente de su error al mostrarse tan impulsivo. A pesar de que había aceptado, solo
por llevarle la contraria, su amiga jamás se dejaría el pelo largo. No obstante, no
pensaba demostrarle lo estúpido que se sentía por haber mostrado sus cartas antes de
hacer la apuesta.

La sonrisa de suficiencia de Joe cuando ella había aceptado complacerlo puso de
mal humor a la joven, solo tenía dos años más que ella, ¿por qué narices iba de
experimentado? Porque con una sola frase hace que te derritas se respondió en un
arranque de sinceridad personal.
En los dos años transcurridos desde que ella había abandonado España y se había
instalado con su madre en Londres, Joe no había tenido ninguna novia que le durara
más de un par de meses. Mónica la tenía bien informada de todo lo que pasaba en su
vida. De acuerdo que la lista era larga, pero eso no le daba derecho a creerse superior
ni a examinarla de ese modo o a hacerle comentarios misteriosos que le aceleraban el
pulso y la respiración, para acto seguido mirarla como si fuera una niña que se había
equivocado en una suma complicada.
Desde que habían vuelto a verse se había mostrado intermitente en su interés por
ella, igual parecía atraído que indiferente y (_TN) no sabía a qué atenerse con su
actitud. ¿Fingía interés o indiferencia?
Sin hacer el más mínimo comentario, esbozó una sonrisa incómoda y desapareció
hacia la zona de los ascensores soñando con el tan ansiado baño relajante.


***


(_TN) se sumergió en el agua caliente y gimió encantada al sentir cómo se le
destensaban los músculos. Hacer turismo en Roma en pleno mes de julio era casi un
suicidio. Le dolían cada una de las articulaciones del cuerpo, entre el calor y los
interminables paseos, se sentía derrotada, a pesar de ello estaba disfrutando al máximo
de su visita a Italia, estar con sus amigos era lo que más había extrañado viviendo en el
nebuloso Londres.
Seguía en la bañera, cuando cinco minutos después de haberse metido en el agua,
llamaron a la puerta. Cerró los ojos decidida a ignorar a quien fuera que estuviera
interfiriendo en su momento de paz. Era imposible que fuera Mónica puesto que se
acababa de marchar, y era demasiado tarde para que fueran las encargadas de la
limpieza, así que seguramente era alguien que se había equivocado de número de
habitación. Siguió unos segundos más con los ojos cerrados, pero ante la insistencia
del visitante, que parecía no querer darse por vencido, apartó su sueño de desconectar
y relajarse, y salió gruñendo del agua. Se envolvió en una de las toallas blancas con el
logotipo del hotel en azul, y fue de mala gana a ver quién era el molesto huésped
desorientado.
Joe estaba a punto de volver a llamar cuando (_TN) le abrió la puerta con cara
de pocos amigos.
—¿Por qué has tardado tanto? ¡Vaya! Lo siento —se disculpó al verla envuelta en
la toalla con el cabello mojado chorreando y los ojos más verdes que nunca—. Creía
que te habías dormido como no abrías...
—¿Qué quieres Joe ? —le preguntó incómoda por estar medio desnuda frente a
él. La toalla era lo suficientemente corta como para que quedaran sus piernas casi
completamente expuestas a su penetrante y descarado escrutinio.
Joe no contestó inmediatamente. (_TN) estaba a punto de repetir la pregunta
cuando por fin él se decidió a responder.
—¿No vas a dejarme pasar? —Pidió con voz ronca, evitando apartar la mirada de
su rostro.
(_TN) simplemente se retiró del quicio de la puerta sin decir nada más, el gesto
ya era suficiente invitación. Joe entró lentamente y se mantuvo en silencio,
observándola. Sabía que la estaba haciendo sentir incómoda, pero era incapaz de dejar
de mirarla, admirado y excitado al comprobar que (_TN) fuera tan femenina bajo sus
ropas.
—Voy a vestirme —anunció ella, ansiosa por abandonar la habitación que se
estaba cargando de tensión por momentos.
—(TN)—dijo para impedir que se marchara.
(_TN) se puso a temblar, la última vez que la había llamado de ese modo la había
besado y tras hacerlo, la había empujado con muy poco tacto para marcharse
inmediatamente después, dejándola aturdida y llorosa. Desde entonces había estado
con otros chicos, pero ningún encuentro había sido como el suyo, ninguno le había
importado tanto como Joe , ni tampoco la habían tratado tras el beso con tanta
frialdad como lo había hecho él. Y a pesar de la distancia y de lo mucho que se había
esforzado en hacerlo, jamás había conseguido olvidarse de ese breve contacto que
había evocado tantas veces en su nueva vida londinense.
Joe volvió a repetir su nombre mientras se acercaba a ella, con sus ojos azules
hambrientos y brillantes. Se paró a un solo un paso de distancia, mirándola
interrogante, pidiéndole permiso con los ojos. (_TN) se sorprendió a sí misma
cuando avanzó el último paso que les separaba, y se lanzó sin pudor a sus brazos.
Joe la recibió de buen grado. Desde que había vuelto a verla no había podido
concentrarse en otra cosa más que en ella. El cuerpo delgado que él recordaba se había
llenado de curvas, unas curvas que (_TN) escondía debajo de sus camisetas anchas y
sus vaqueros desgastados. Pero en ese instante, envuelta tan solo con una fina toalla,
por fin había visto lo que en esas últimas semanas se había deleitado imaginando que
había debajo. Pero su fantasía no le había hecho justicia a su esbelto cuerpo ni a su
cremosa piel.
Dejó de pensar cuando sintió sus manos calientes recorrerle la espalda por debajo
de la camiseta que llevaba. El beso se volvió desesperado cuando cayeron sobre la
cama, en un revoltijo de piernas y brazos. La toalla estaba húmeda y empapó su
camiseta humedeciéndola con el contacto. Joe se separó de ella y se la quitó de un
tirón, estuvo tentado de hacer lo mismo con la toalla que envolvía a (_TN) y que
impedía que sintiera su cálida piel, pero se contuvo para no asustarla. Hacía dos años
que no sabía de ella, pero su amiga no daba el perfil de chica experimentada, lo que
menos pretendía era intimidarla.
Para su sorpresa, ella se mostró audaz cuando llevó las manos a los botones de sus
vaqueros, Joe se preguntó entonces si ella sería más avezada de lo que parecía,
pero descartó la idea cuando vio el temblor de sus dedos.
—¿ (tn) ? —preguntó en un tono sorprendido y excitado al mismo tiempo.
—¿No quieres? —le interrogó ella enrojeciendo, y sintiéndose más vulnerable que
nunca antes, incluso más que cuando se despidieron la última vez.
Joe no respondió, volvió a posar sus labios sobre los de ella mientras tiraba con
fuerza de la dichosa toalla.
___________________________________________________________________________________________________________________
Continuara...
ElitzJb
ElitzJb


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por aranzhitha Jue 30 Mayo 2013, 6:26 pm

hola! Nueva lectora!
Me encanta!!
Siguela!!
aranzhitha
aranzhitha


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por AniitaRP4 Jue 30 Mayo 2013, 9:12 pm

SIGUELAAAAA!:D nueva lectora!:)
AniitaRP4
AniitaRP4


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Mensaje por Ciin :) Jue 30 Mayo 2013, 9:24 pm

OMG.....
creo que me enamore :L jajajaja
HOLIS !!!
ciin reportandose en esta nueva y maravillosa adaptacion....
amo todas las adaptaciones que subes... son increibles..
y esta no se queda atras... me mata la 'relacion' de joe y la rayis...
please siiguelaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Ciin :)


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Mensaje por chelis Jue 30 Mayo 2013, 9:46 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!
POR QUE LA DEJAS AHIII???? SIIGUEEE PORFIIISS
Y PERDON... SOY NUEVA-VIEJA -LECTORA!!!
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por AniitaRP4 Sáb 01 Jun 2013, 8:43 pm

SIGUEEEEELAAAAAA!:'D
AniitaRP4
AniitaRP4


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Mensaje por chelis Sáb 01 Jun 2013, 9:38 pm

CAAAAAPIIIISSS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por Ciin :) Dom 02 Jun 2013, 11:32 am

subeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Ciin :)
Ciin :)


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Dom 02 Jun 2013, 2:45 pm

hola mis niñas
BIENVENIDAS A TODAS :hug:
es bueno q se hallan pasado x aquí
ya les coloco mas de la novela.
no pase antes xq tuve un fin de semana
playero pero no las haré esperar mas
disfruten el capitulo a continuación
ElitzJb
ElitzJb


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por JB&1D2 Dom 02 Jun 2013, 3:03 pm

:corre:
JB&1D2
JB&1D2


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por aranzhitha Dom 02 Jun 2013, 3:14 pm

siguela!!
aranzhitha
aranzhitha


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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Dom 02 Jun 2013, 4:12 pm

•Capitulo 2•

Madrid, enero de 2012


(_TN) miraba en silencio a través de la ventanilla del avión, en las nubes literal y
metafóricamente, mientras su madre dormitaba en su asiento o más bien fingía hacerlo.
En realidad su pequeña farsa no la había engañado en ningún momento. Conocía de
sobra las artimañas de Nora para evitar la conversación que tenían pendiente. Una que,
prácticamente, se remontaba al momento en que su progenitora le había anunciado que
regresaba con ella a España. El mismo país del que había huido despavorida en cuanto
se separó de su padre.
Por eso le resultaba tan incomprensible la decisión de su madre que, sin ningún
aviso previo, le había soltado la bomba informativa, para segundos después, salir
disparada de su piso en Londres. Por no hablar de cómo se las había ingeniado para
evitar dar ninguna explicación sobre su inesperado cambio de domicilio.
Nora no había vuelto a hablar con su hija hasta que coincidieron en el aeropuerto
de Heathrow. La casualidad o las artimañas de esta, habían conseguido que cada vez
que (_TN) llamaba a casa de su madre, Meredith, su adorada tata, la mujer más fiel y
leal que había conocido nunca, le informara de que su progenitora había salido y que
no sabía cuándo iba a regresar. ¡Incluso había conseguido que ella mintiera para
salvarle el pellejo! (_TN) se desesperó. Pero ahí no habían terminado las
casualidades: sorprendentemente el móvil de Nora se había quedado sin batería y ella
había sido incapaz de cargarlo hasta el mismo día de la partida, en el que por supuesto
ya era innecesario.
Pero la implicación de Meredith había ido más allá de una mentira piadosa. La
vieja tata había aparecido en su piso para despedirse de ella, impidiendo de ese modo
que (_TN) tuviera que presentarse en casa de Nora, con quien vivía, para decirle
adiós, evitando así que madre e hija se encontraran antes de tiempo.
(_TN) había deambulado enfurruñada desde entonces. Los malditos preparativos
de última hora le habían impedido plantarse en la puerta de su manipuladora madre
para que le explicara de qué iba todo su numerito. Si el viaje era para controlarla, ella
ya era lo suficientemente mayor para no necesitar una niñera, y si era otra la razón que
la motivaba a viajar, ella se merecía conocerla, ya que iban a compartir vuelo y, Dios
no quisiera, también alojamiento.

Nora había decidido que la mejor manera de evitarse la regañina de (_TN) era cerrar
los ojos y hacer como que dormía. Lo malo era que nunca había sido capaz de estar
callada durante mucho tiempo, sin contar con que al fingirse dormida, no podía
disfrutar del azafato moreno que no había dejado de mirarla desde que embarcaron en
Heathrow. Cansada de tanta quietud y silencio comenzó a removerse en su cómodo
asiento aparentando que se despertaba en ese instante. Con el tiempo que había estado
sin moverse calculó debían de estar a punto de aterrizar, y (_TN) sería incapaz de
pensar y mucho menos de regañarla en esos momentos.
Aún no había abierto los ojos completamente cuando su hija se lanzó con la tan
temida perorata.
—No puedo creer que hayas decidido regresar conmigo, mamá. Pero todavía me
cuesta más creer que no quieras darme una explicación del porqué de tu viaje. No soy
ninguna niña. No puedo creer que estés aquí para vigilarme. ¿Dónde vas vivir? —le
advirtió entre divertida y frustrada al ver como su madre simulaba que acababa de
despertar de su siesta—. La idea de volver a vivir contigo no me atrae mucho, la
verdad —siguió razonando—, por Dios, tendré que conocer a tus ligues —bromeó
(_TN) , cada vez menos enfadada y más burlona, y es que había que reconocer el
ingenio con que capeaba el temporal.
Nora se dio por vencida, abrió los ojos completamente y se sentó derecha. Antes de
contestar clavó sus ojos en el chico que se paseaba por el pasillo avisando a los
viajeros de que debían sentarse y abrocharse el cinturón, ya que estaban a punto de
tomar tierra.
—Cariño, yo tampoco quiero compartir piso contigo. Me mudo a nuestra antigua
casa —le anunció Nora, como si vivir con su exmarido fuese la cosa más natural del
mundo. Ya lo había soltado, ahora tocaba la peor parte de la regañina.
—¿Lo sabe papá? —le preguntó (_TN) perspicaz.
—Por supuesto, pero no entiendo tu pregunta, esa aún sigue siendo mi casa. Que no
se te olvide. Jorge jamás se opondría a que yo viviera allí —explicó visiblemente
complacida por la aceptación de su ex.
—Vale, mamá —concedió intentando evitar el tema. Al menos mientras estuvieran
en un avión repleto de gente demasiado interesada en su madre y sus aspavientos.
—Cariño tu padre y yo siempre hemos tenido una relación fantástica… —Siguió
contando a pesar de los esfuerzos de (_TN) por olvidar el tema.
—Lo sé, mamá.
—No, no lo sabes. Siempre que he venido de compras a Madrid me he quedado
con Jorge y…

—¡Mamá, no quiero saberlo! —La cortó (_TN) , cada vez más alucinada con la
falta de decoro de su madre.
Era realmente turbadora la capacidad de Nora para airear los trapos sucios con
tanta tranquilidad. La franqueza sin filtros, era una de las costumbres que había
adquirido durante su estancia en España y que había transportado con ella a Londres,
ganándose allí el apelativo de excéntrica entre sus amistades y la censura por parte de
su abuela materna, una flemática británica amante de las buenas costumbres y del
decoro.

—¡No

seas infantil! —se quejó Nora lastimera, apartándose un mechón rubio

ceniza de su corte Bob, detrás de las orejas.
—No lo soy, simplemente no quiero saberlo.
—Tampoco iba a contarte nada escandaloso —añadió su madre indignada.
—Bueno mamá, tienes que reconocer que contigo nunca se sabe —le respondió
aferrándose con fuerza al asiento del avión.
No hubo ocasión de seguir hablando, el azafato se acercó sonriente a informarles de
que debían ponerse el cinturón de seguridad. (_TN) se quedó sin habla cuando vio a
su madre fingir que no sabía abrocharlo correctamente. El chico se inclinó sobre ella
más que dispuesto a brindarle sus servicios. (_TN) se frotó la sien exasperada y
decidió mirar por la ventana. Esa era la mejor forma de ignorar la provocación de su
madre, que había orquestado el numerito del cinturón solo para fastidiarla por su
conversación anterior.
(_TN) estaba nerviosa; entre la actitud de su madre, que cada vez estaba más
cerca del reencuentro que tanto temía, y la proximidad del aterrizaje, no es que se
encontrara con la comodidad que hubiese esperado en su regreso a su antigua vida.
No temía al vuelo en sí, sino a los despegues y a los aterrizajes, en esos instantes
decisivos el temor natural de cualquier viajero se tornaba en pánico. De hecho era tan
profundo su malestar que ni siquiera el descarado coqueteo de Nora con el azafato
conseguía que se olvidara del hecho de que el piloto tenía que hacer que miles de
toneladas de hierro se depositasen suavemente sobre el pavimento de la pista.
Decidió probar una táctica de auto distracción que además le permitiera vengarse
del evidente flirteo de su madre.
—¿Mamá no crees que a la nueva novia de papá no le hará mucha gracia que vivas
allí con él? —comentó intentando olvidar las maniobras que hacía el avión y provocar
a su progenitora, todo al mismo tiempo; una táctica de despiste que nunca había
utilizado y que esperaba que tuviera éxito.

—Sinceramente no sabía que salía con alguien, y me molesta que no me lo haya dicho
él mismo cuando hablamos el miércoles —dijo su madre arrugando el ceño, y añadió
apartándose un mechón rebelde de los ojos—. ¿Y quién es? Si puede saberse, claro. —
Nora maldijo su impulso al comentar a la niña que pensaba vivir con su exmarido,
ahora iba a quedar como una tonta si finalmente era cierto que Jorge tenía pareja. Pero
si era ese el caso, ¿por qué no se había negado a su propuesta de vivir juntos de nuevo?
Y ¿por qué no se lo dijo en noviembre cuando estuvo en Madrid para la Cibeles
Madrid Fashion Week?
Nora sonrió templando su enfado, sin embargo no consiguió ocultar su disgusto a su
hija. (_TN) era consciente de ese hecho porque el acento británico de su madre se
marcaba tanto que le costaba entender lo que decía.

—No lo sé, mamá. Solo era una suposición —le dijo intentando contener una

sonrisa triunfal.
El cabreo de Nora era una simple cuestión de confianza. Lo que realmente le
molestaba era que ni (_TN) ni Jorge hubieran compartido con ella la información de
su supuesto noviazgo. Sobre todo teniendo en cuenta la razón por la que había hecho
apresuradamente la maleta. Tan apresuradamente como cuando se marchó doce años
antes sin darse tiempo para pensar en cómo solucionar un problema que en aquel
momento le había parecido insalvable, y que con la madurez de los años transcurridos,
se había dado cuenta de que no lo era. Principalmente cuando en esos instantes lo que
la había empujado a dejar su vida en Londres era el sueño de recuperar aquello que
había abandonado tan a la ligera cuando era más joven e inexperta.
Y es que Nora se sentía capaz de deshacerse de cualquier veinteañera que se
cruzara en su camino, su seguridad en sí misma era admirable, aunque tuviera motivos
más que de sobra para sentirla, ya que era una mujer espectacular en más de un sentido.
Delgada y curvilínea, con los mismos ojos verdes de (_TN) y el cabello rubio ceniza
en una melena corta que la rejuvenecía casi tanto como la ropa que usaba. La
competencia no era el problema, su preocupación residía en que Jorge se hubiera
interesado en otra mujer. Alguien que no era ella. No se engañaba pensando en que su
ex se hubiera mantenido célibe, Jorge era demasiado atractivo, interesante y rico como
para no verse perseguido por mujeres atractivas, pero el hecho de que siempre
estuviera para ella cuando lo buscaba, avivaba la esperanza de que todavía estaba a
tiempo de rectificar su enorme error.
—Pues no me parece bien que supongas tanto —la regañó con una dicción más
comprensible.
—Me alegra que papá sí que pudiera hablar contigo el miércoles. Parece ser que
cuando él llamó sí que estabas en casa o que tu móvil no estaba apagado o fuera de
cobertura, ¿cuál de las tres fue, mamá? —preguntó (_TN) con el ceño fruncido,
distrayendo la atención de su madre de sus pensamientos sobre el pasado.
—No hagas ese gesto o te saldrán arrugas —la regañó al tiempo que le pasaba el
dedo índice por el entrecejo.
—¡Mamá! —se quejó sintiéndose de nuevo una niña poco agraciada y mal vestida.
—¿Vas ir directamente a tu nuevo piso o vas a vivir con Mónica un tiempo? —le
preguntó Nora desviando el tema hacia caminos menos comprometidos para ella.
—Ya te he dicho que voy a vivir en la finca de Mónica, así que no tardaré más de
dos días en adecentar la casa y mudarme. Ella tiene unos horarios muy complicados en
el hospital y no quiero molestarla más de lo necesario. No finjas que te planteaste en
algún momento vivir conmigo, sabes que no soy buena compañera y por lo que veo he
decidido que prefieres a papá —replicó guiñándole el ojo a su madre.
—Eso es verdad —concedió su madre.
—¿Cuál de las dos cosas que he dicho, que no quieres vivir conmigo o que quieres
vivir con papá?

—Las dos. —Nora se calló para poder sonreírle al azafato que pasaba por su

lado, preparándose para abrir las puertas—. Eres demasiado ordenada, sacas de quicio
a cualquiera —añadió mientras sonreía coqueta. Una cosa es que estuviera dispuesta a
recuperar a su exmarido dejándolo todo atrás, y otra muy diferente que no pudiera
disfrutar de la buena vista y de las atenciones que le prodigaban sus admiradores.
El auxiliar de vuelo le trajo a la memoria una duda que le rondaba hacía tiempo por
la cabeza.
—Por cierto, ¿ya ha pescado Mónica a ese amigo vuestro tan mono del que lleva
tanto tiempo enamorada? El morenito de ojos de caramelo. ¡Qué mala memoria tengo
para los nombres! ¿Cómo se llamaba? —Su sonrisa seguía fija en el azafato moreno.
—Sergio.
—¡Eso es! Sergio. Un chico muy guapo, casi tan guapo como Joe .
(_TN) ignoró el comentario sobre Joe y se dispuso a indagar sobre los
conocimientos que tenía Nora sobre el tema.
—¿Cómo sabes tú eso? —Su madre era demasiado intuitiva como para que se le
escapase nada. Era eso o que su estancia en Roma había trascendido más allá de la
ciudad eterna. Se sonrojó solo de pensar en que Nora pudiera saber algo sobre lo que
sucedió en aquellas lejanas vacaciones.
—Cariño, era evidente para todos menos para él. La última vez que los vi juntos, a
Mónica solo le faltó declararse públicamente hincando una rodilla en el suelo. Nunca
he visto a nadie tan obtuso como tu amigo Sergio —comentó Nora condescendiente.
—La última vez que nos viste juntos teníamos veintitrés años mamá, ¡por Dios! —
la regañó (_TN) —. A esa edad ya habíamos dejado de jugar a las miraditas.
—¿Y la edad qué tiene que ver? La mujer tiene que saber coquetear con el hombre
que le gusta, y si este no se da cuenta, tiene que tener el valor de ir directa y decirle las
cosas claras. No me digas que eres de las antiguas que espera siempre que ellos den el
primer paso, porque si es así, hija, te voy a contar un secreto: los hombres nunca saben
lo que es mejor para ellos, hay que guiarlos, dirigirles para que tomen el rumbo
correcto, que casualmente coincide con nuestros intereses.
—¿Lo dices por papá? ¿Es por eso que te instalas en su casa? ¿Para guiarle por el
camino correcto? —Se dio cuenta que era un golpe bajo, pero la perorata de su madre
la había puesto de mal humor.
Nora no dijo nada, simplemente fulminó con la mirada a su insolente hija, y con un
gran esfuerzo por su parte, se mantuvo en silencio el resto del trayecto.
El avión se detuvo finalmente y la tripulación se puso en movimiento, los pasajeros
comenzaron a levantarse, mientras las asistentes de vuelo, muy amablemente y con su
eterna sonrisa educada, iban dando las indicaciones pertinentes.
El azafato moreno volvió a sonreir a su madre, posiblemente esperando que esta se
le acercara y le hablara, pero Nora estaba de mal humor y tampoco es que estuviera
interesada en algo más que un sano flirteo. (_TN) contuvo la risa al ver la cara de
desolación del hombre cuando Nora pasó por su lado sin siquiera mirarlo. ¡Pobre
Matías! Pensó al leer en la chapita su nombre, la verdad es que es realmente guapo,
aceptó (_TN) . Ahora que su progenitora lo había ignorado descaradamente podía
permitirse sentir lástima por él. Después de las confesiones de Nora minutos antes, era
evidente que había algo entre sus padres. Lo que la obligaba a tener que estar atenta
para no verse en medio.
Nora por su parte ni siquiera vio al azafato cuando pasó por su lado, el último
comentario de su hija y la perspectiva de volver a ver a Jorge, habían desviado su
atención hacia el motivo real por el que lo había dejado todo en Londres, la ciudad que
la había visto nacer y que había sido su hogar durante los últimos doce años.
A (_TN) se le escapó un suspiro de alivio cuando finalmente pisó suelo firme.
Volvía a su casa, a España a reencontrarse con su padre y sus amigos, con la vida que
tanto le había dolido abandonar. Y regresaba siendo una persona diferente, más segura
de sí misma, más fuerte y con la clara intención de conseguir la vicepresidencia de
Von.
Tanto su padre como David, el padre de Mónica y Joe y socio de la empresa,
habían decidido brindar a sus hijos la posibilidad de participar en la dirección del
grupo Von. Ninguno de los dos tenía pensado retirarse tan pronto, simplemente estaban
delegando para poder disfrutar de viajes que no implicaran reuniones interminables, en
definitiva lo que ansiaban era una vida menos sacrificada.
Mónica estaba haciendo la residencia en uno de los hospitales de la ciudad y no
estaba interesada en optar al cargo. Ella siempre había soñado con ser médico pediatra
y su deseo se estaba cumpliendo. (_TN) recordó la fontana di Trevi y el ponte dei
Sospiri y se echó a reír. Al parecer todos los euros invertidos en la fuente habían
servido tanto como los que habían utilizado para pagar las matrículas de la facultad.
De modo que solamente quedaba Joe interponiéndose nuevamente en su
camino… Lástima que esta vez no saliera huyendo como había hecho las dos últimas
veces que habían estado juntos, cuando la besó por primera vez, y en Roma.

(_TN) se había licenciado en Psicología y tenía un máster en Rehabilitación
Cognitiva, estudios que no le servían de mucho en su nueva empresa. Todo lo contrario
que su rival que, según tenía entendido, había terminado Administración y Dirección de
Empresas y tenía varios másteres relacionados con la dirección empresarial. Vale que
en eso le sacara ventaja, pero en todo lo demás ella llevaba las de ganar.
Principalmente porque (_TN) se había molestado en conocer al enemigo, mientras
que Joe no sabía nada de ella desde aquella calurosa tarde en Roma, en la que había
abandonado inesperadamente su viaje por Italia, dejando a los tres amigos en la ciudad
eterna sin ninguna explicación.
Si bien (_TN) se había licenciado en Psicología, una vez terminada la
universidad, decidió viajar e inscribirse a infinidad de cursos que iban desde cocina
japonesa hasta el cuidado del bonsái... Para finalmente marcharse durante un año a
Nueva York y trabajar en el mundo de la moda, la única ventaja con la que contaba
para realizar el encargo que su padre y David le habían ofrecido en la empresa
familiar.
La prueba que sus padres les habían preparado era retorcida y maquiavélica, pero
estaba dispuesta a llegar hasta el final y vencer. No se trataba solamente del trabajo en
sí, lo que realmente la motivaba era arrastrar a Joe por el polvo que levantaban sus
carísimos Louboutin. Y gracias a su año en Nueva York, contaba con ciertos
conocimientos que harían su cometido más fácil. Ya no era la estudiante hippie que
solía ser, ahora era una mujer cosmopolita dispuesta a comerse el mundo y a quien
fuera que se cruzara en su camino, sobre todo si el rival al que merendarse era alguien
que la había herido en lo más profundo del alma.
Después de la comida japonesa, los bonsáis, el yoga y las clases de árabe,
finalmente se embarcó camino de Nueva York, aconsejada por Nora, y colaboró con
Matthew Thorpe, un inglés emigrado a la gran manzana que le mostró el lado fascinante
de la moda. Matthew y Nora habían sido amigos desde niños y cuando (_TN) se
encontró sin trabajo y sin más cursos excéntricos a los que apuntarse, su madre le
propuso la idea de probar suerte en el campo del diseño de ropa, seguramente con la
secreta esperanza de que renovara su vestuario.
Desde el primer momento la idea la fascinó, y siguió haciéndolo cada uno de los
días que pasó junto a Matthew Thorpe en el pequeño imperio que había creado de la
nada. Jamás había imaginado que pudiera disfrutar de ello, y ahora no se le ocurría
ningún trabajo con el que pudiera ser más feliz.
Nora, sorprendentemente continuó en silencio mientras abandonaban el avión y subían
en el autobús que las llevaba a la terminal en Barajas. Parecía enfrascada en sus
propios pensamientos, cavilando sus estrategias. Su madre siempre había sido
impredecible, pero aun así, jamás se le habría ocurrido que volvería a España y mucho
menos que pretendería vivir bajo el mismo techo que su padre. Para (_TN) el tema
olía a chamusquina, algo se proponía Nora, algo que seguramente Jorge no se esperaba.
No estaba segura de si debía sentir lástima por su padre o alegrarse por él. Adoraba a
su madre pero era consciente de que había que ser una persona muy paciente para ser
feliz a su lado.

—¡Ahí están Mónica y Jorge! —exclamó Nora señalando hacia su padre y su

mejor amiga.
La cara de su madre era pura inocencia y coqueteo cuando se acercaron a ellos, la
de su padre reflejaba una profunda admiración por lo que estaba viendo. Nora a sus
cincuenta y pocos se conservaba muy bien. Su piel seguía siendo tersa y suave y su
cuerpo mantenía el equilibrio perfecto entre delgado y voluptuoso. Sus ojos, del mismo
color que los de (_TN) , chispeaban cuando se cruzaron con los de su exmarido.
—¡Hola, papá! —Lo saludó mientras lo abrazaba sonriente.
Desde el divorcio apenas se veían. Entre el trabajo de su padre y la negativa de
ella de regresar a España, decisión tomada tras sus vacaciones en Roma, para pasar el
mes que le correspondía con él en verano, la relación con su progenitor era
básicamente telefónica y por email. Las pocas veces que este había escapado de sus
amantes, de los libros de cuentas y de las reuniones interminables, se habían visto en
Londres. El año que (_TN) había pasado en Nueva York había limitado todavía más
las visitas paternas.
Se fijó en cómo el tiempo había clareado las sienes y las patillas de su padre en un
tono grisáceo que en lugar de afearlo le confería un aire interesante.

—(_TN) , cariño, estás preciosa. Por fin te has dejado el pelo largo, ya pareces
una chica —bromeó con afecto—. Tú también estás preciosa Nora —le dijo mientras
se separaba de su hija para saludar a su exmujer con dos civilizados besos en las
mejillas.
—Gracias Jorge, tú también estás… muy atractivo, ¿sabes? Me recuerdas mucho a
George Clooney con esas canas que te has dejado —concluyó con la mirada fija en él.
Jorge soltó una carcajada ante la provocación de su ex, para nadie era un secreto
que Nora adoraba a George Clooney.
¿Por qué narices se habían separado? se preguntó. Durante su matrimonio se
habían llevado bien, y Nora siempre le había gustado mucho. Desde la primera vez que
la vio, se quedó prendado de ella, tanto que se la trajo a España e inmediatamente
después, se casó con ella.
Apartó esos peligrosos pensamientos de su cerebro sobrecargado con las imágenes
y el perfume de su ex, si se habían separado debió ser por alguna razón de peso,
aunque ahora él no fuera capaz de recordar cuál fue.
Los pensamientos de Nora iban bastante acordes con los de su exmarido, aunque
ella sí que recordaba los motivos de su separación. El continuo abandono que había
sufrido, el afán de Jorge por el trabajo, habían terminado con una relación que había
sido, por todo lo demás, perfecta. Lástima que por aquel entonces ella no hubiera
sabido todo lo que sabía ahora… Sus vidas hubieran ido de otra manera: se hubiera
quedado y habría tratado de convencerlo, con atenciones y mucha pasión, de que el
trabajo era menos importante que una esposa.


***


Las dos amigas se enfrascaron en su propia conversación, Mónica acababa de salir del
hospital después de su turno de guardia y estaba agotada, pero era demasiado testaruda
como para permitir que el cansancio la privara de ir a buscar a su mejor amiga al
aeropuerto.
(_TN) se fijó en sus ojeras y en la forma en la que iba vestida. Mónica siempre
había sido una fashion victim, pero ahora con sus zapatillas de deporte viejas y su
chándal desgastado, lo que menos parecía era fashion, eso sí, el victim le quedaba que
ni pintado. Su precioso cabello dorado se veía estropeado en las puntas que colgaban
de su tirante coleta. La morena se mordió la lengua decidida a callarse por el momento.
Ya encontraría la situación más propicia para sacar el tema de su vestuario y de su
dejadez.
No la había visto desde su cumpleaños en octubre, cuando se habían escapado
juntas a París y en esos días Mónica se había mostrado como la Mónica de siempre. De

hecho la había arrastrado por la rue Cambon hasta las boutiques más selectas de la alta
costura internacional, y había tirado de tarjeta de crédito en bastantes ocasiones.
Algo andaba mal, y no pararía hasta averiguar por qué su amiga había cambiado
tanto en tan poco tiempo.
En medio de la tregua no verbalizada, las dos chicas recogieron las maletas y
salieron dispuestas a comenzar una nueva vida en la que por fin no las separaban miles
de kilómetros.
Nora y Jorge se marcharon entre risas y buen ambiente para que esta se pudiera
instalar de nuevo en el que había sido su hogar. (_TN) estaba perpleja con la actitud
ilusionada de su padre que parecía haber caído bajo las redes, seguramente tejidas en
seda, de su madre. No obstante lo más surrealista de todo, era el comentario de su
madre en el que teatralmente declamaba lo encantada que estaba de vivir de nuevo en
España. (_TN) volvió a tener la sensación de que se estaba perdiendo parte de la
historia. Nora siempre había preferido Londres, por eso cuando se divorció arrastró a
su hija hasta allí, sin darle opción a opinar al respecto.
Los padres de Nora aún vivían allí, por lo que sin previo aviso para (_TN) , como
siempre hacía su madre, se mudaron no solo de ciudad, sino de país, dejando atrás todo
lo que hasta el momento había sido su mundo.
Jorge le hizo prometer a su hija que se pasaría por el chalé en cuanto se organizara
con su piso y su nueva vida, y aunque esta temía lo que iba a encontrarse, aceptó
dispuesta a dedicarle a su padre todo el tiempo que no había podido compartir con él
durante los últimos años.
(_TN) se abstuvo de comentar que quería visitar a un amigo que estaba segura que
le echaría una mano con su nuevo trabajo de directora de Chic, no quería dar pistas a
nadie sobre sus ideas para la revista; no era que su padre fuera a contarlo para restarle
ventaja o para fastidiarla, pero seguro que lo comentaría con David, puesto que además
de socios eran amigos, y este podía poner sobre aviso a su hijo. Y (_TN) era
partidaria del viejo refrán que rezaba: «al enemigo, ni agua».

Mónica no pudo aguantarse más y en cuanto llegaron al aparcamiento del aeropuerto,
antes incluso de subir al coche, le lanzó la pregunta que (_TN) había estaba
esperando desde que la vio junto a su padre en la terminal. No es que poseyera el don
de la clarividencia, el motivo era mucho más prosaico, su amiga la atosigaba con la
misma pregunta cada vez que se encontraban, se había convertido de algún modo
retorcido en una tradición.
—¿Qué vas a hacer con mi hermano? —la cara de Mónica mostraba expectación
por su respuesta.

—¿Qué vas a hacer tú con tus pintas de choni en apuros? —le soltó (_TN)

riendo—. ¡Estás horrible! ¡No pareces tú!
—Sabes, normalmente los médicos no somos como los que ves en la televisión.
Anatomía de Grey es ficción, por si no te has enterado.
—Ya cariño, pero es que lo tuyo es peor que lo de House —replicó abriendo la
puerta a su mal humor, propiciado por el cansancio y por la incertidumbre que el
comportamiento de su madre le había creado.
—Parece que tu año en Nueva York se te ha subido a la cabeza, ahora ¿qué eres?
¿personal shopper? —le preguntó malhumorada. Y sin esperar respuesta se metió
dentro del Mini.
—Para nada, aunque podría hacerlo ¿sabes? Y a ti no te vendría nada mal uno,
porque, amiga, ¡quién te ha visto y quién te ve! —contestó (_TN) sentándose en el
asiento del copiloto.
—Pues ya que estamos, a ti no te vendría mal aclarar de una vez por todas lo que
pasó entre Joe y tú en Roma, porque de eso ya han pasado unos cuantos añitos, a ver
digamos ¡¿diez?! Y sigues sin hacerlo. A lo mejor si te atrevieras podrías pasar página
y superarlo —le espetó Mónica.
—No recordaba que fueras tan arpía… —comentó (_TN) como si su amiga no
hubiese dicho nada.
—Ni yo que tú fueras tan víbora. —Mónica le devolvió el golpe con una sonrisa
desafiante.
Las dos amigas se miraron ceñudas durante unos instantes para segundos después
echarse a reír, por lo absurdo de la discusión, o quizás porque las dos sabían que todo
lo que se habían dicho era verdad.
No había manera de negarle a Mónica su interés por Joe , porque durante esos
años le había estado sonsacando información sobre él cada vez que tenía oportunidad.
Por mucho que lo intentara sus métodos de espía nunca pasaban desapercibidos para
Mónica que, a regañadientes, le contaba a (_TN) lo que quería saber. Era evidente
que hacía falta algo más que tener sangre británica para emular a James Bond, al
menos, con éxito.
Otra historia era que (_TN) se intentara engañar a sí misma negándose sus
sentimientos por él, achacando su interés a mera curiosidad por un amigo al que hacía
mucho tiempo que no veía. No obstante, con Mónica la cosa se complicaba, ni le
mentía ni le confirmaba, simplemente se inventaba mil formas distintas para que ella le
contara lo que quería saber sin pedírselo abiertamente. Y su amiga, en un acto de
extrema delicadeza, muy impropio de ella, se hacía la sueca y transigía descargando la
información solicitada.
Todavía sonriendo le confesó a Mónica
—Sabes, si tan bien se te da puedes jugar a la Srta. Pepis conmigo. Tengo el fin
de semana libre.
—¿Lo has hecho por mí?
—Nop, es que necesitaba un descanso. ¿Tú qué crees? —preguntó Mónica irónica.
—Creo que tú no tienes que temer por mi veneno de víbora. Te aseguro que lo
tengo todo reservado para tu adorado hermanito.
—Esa es mi chica. —Aplaudió su amiga con una enorme sonrisa de expectación.


Madrid, enero de 2012


(_TN) miraba en silencio a través de la ventanilla del avión, en las nubes literal y
metafóricamente, mientras su madre dormitaba en su asiento o más bien fingía hacerlo.
En realidad su pequeña farsa no la había engañado en ningún momento. Conocía de
sobra las artimañas de Nora para evitar la conversación que tenían pendiente. Una que,
prácticamente, se remontaba al momento en que su progenitora le había anunciado que
regresaba con ella a España. El mismo país del que había huido despavorida en cuanto
se separó de su padre.
Por eso le resultaba tan incomprensible la decisión de su madre que, sin ningún
aviso previo, le había soltado la bomba informativa, para segundos después, salir
disparada de su piso en Londres. Por no hablar de cómo se las había ingeniado para
evitar dar ninguna explicación sobre su inesperado cambio de domicilio.
Nora no había vuelto a hablar con su hija hasta que coincidieron en el aeropuerto
de Heathrow. La casualidad o las artimañas de esta, habían conseguido que cada vez
que (_TN) llamaba a casa de su madre, Meredith, su adorada tata, la mujer más fiel y
leal que había conocido nunca, le informara de que su progenitora había salido y que
no sabía cuándo iba a regresar. ¡Incluso había conseguido que ella mintiera para
salvarle el pellejo! (_TN) se desesperó. Pero ahí no habían terminado las
casualidades: sorprendentemente el móvil de Nora se había quedado sin batería y ella
había sido incapaz de cargarlo hasta el mismo día de la partida, en el que por supuesto
ya era innecesario.
Pero la implicación de Meredith había ido más allá de una mentira piadosa. La
vieja tata había aparecido en su piso para despedirse de ella, impidiendo de ese modo
que (_TN) tuviera que presentarse en casa de Nora, con quien vivía, para decirle
adiós, evitando así que madre e hija se encontraran antes de tiempo.
(_TN) había deambulado enfurruñada desde entonces. Los malditos preparativos
de última hora le habían impedido plantarse en la puerta de su manipuladora madre
para que le explicara de qué iba todo su numerito. Si el viaje era para controlarla, ella
ya era lo suficientemente mayor para no necesitar una niñera, y si era otra la razón que
la motivaba a viajar, ella se merecía conocerla, ya que iban a compartir vuelo y, Dios
no quisiera, también alojamiento.

Nora había decidido que la mejor manera de evitarse la regañina de (_TN) era cerrar
los ojos y hacer como que dormía. Lo malo era que nunca había sido capaz de estar
callada durante mucho tiempo, sin contar con que al fingirse dormida, no podía
disfrutar del azafato moreno que no había dejado de mirarla desde que embarcaron en
Heathrow. Cansada de tanta quietud y silencio comenzó a removerse en su cómodo
asiento aparentando que se despertaba en ese instante. Con el tiempo que había estado
sin moverse calculó debían de estar a punto de aterrizar, y (_TN) sería incapaz de
pensar y mucho menos de regañarla en esos momentos.
Aún no había abierto los ojos completamente cuando su hija se lanzó con la tan
temida perorata.
—No puedo creer que hayas decidido regresar conmigo, mamá. Pero todavía me
cuesta más creer que no quieras darme una explicación del porqué de tu viaje. No soy
ninguna niña. No puedo creer que estés aquí para vigilarme. ¿Dónde vas vivir? —le
advirtió entre divertida y frustrada al ver como su madre simulaba que acababa de
despertar de su siesta—. La idea de volver a vivir contigo no me atrae mucho, la
verdad —siguió razonando—, por Dios, tendré que conocer a tus ligues —bromeó
(_TN) , cada vez menos enfadada y más burlona, y es que había que reconocer el
ingenio con que capeaba el temporal.
Nora se dio por vencida, abrió los ojos completamente y se sentó derecha. Antes de
contestar clavó sus ojos en el chico que se paseaba por el pasillo avisando a los
viajeros de que debían sentarse y abrocharse el cinturón, ya que estaban a punto de
tomar tierra.
—Cariño, yo tampoco quiero compartir piso contigo. Me mudo a nuestra antigua
casa —le anunció Nora, como si vivir con su exmarido fuese la cosa más natural del
mundo. Ya lo había soltado, ahora tocaba la peor parte de la regañina.
—¿Lo sabe papá? —le preguntó (_TN) perspicaz.
—Por supuesto, pero no entiendo tu pregunta, esa aún sigue siendo mi casa. Que no
se te olvide. Jorge jamás se opondría a que yo viviera allí —explicó visiblemente
complacida por la aceptación de su ex.
—Vale, mamá —concedió intentando evitar el tema. Al menos mientras estuvieran
en un avión repleto de gente demasiado interesada en su madre y sus aspavientos.
—Cariño tu padre y yo siempre hemos tenido una relación fantástica… —Siguió
contando a pesar de los esfuerzos de (_TN) por olvidar el tema.
—Lo sé, mamá.
—No, no lo sabes. Siempre que he venido de compras a Madrid me he quedado
con Jorge y…

—¡Mamá, no quiero saberlo! —La cortó (_TN) , cada vez más alucinada con la
falta de decoro de su madre.
Era realmente turbadora la capacidad de Nora para airear los trapos sucios con
tanta tranquilidad. La franqueza sin filtros, era una de las costumbres que había
adquirido durante su estancia en España y que había transportado con ella a Londres,
ganándose allí el apelativo de excéntrica entre sus amistades y la censura por parte de
su abuela materna, una flemática británica amante de las buenas costumbres y del
decoro.

—¡No

seas infantil! —se quejó Nora lastimera, apartándose un mechón rubio

ceniza de su corte Bob, detrás de las orejas.
—No lo soy, simplemente no quiero saberlo.
—Tampoco iba a contarte nada escandaloso —añadió su madre indignada.
—Bueno mamá, tienes que reconocer que contigo nunca se sabe —le respondió
aferrándose con fuerza al asiento del avión.
No hubo ocasión de seguir hablando, el azafato se acercó sonriente a informarles de
que debían ponerse el cinturón de seguridad. (_TN) se quedó sin habla cuando vio a
su madre fingir que no sabía abrocharlo correctamente. El chico se inclinó sobre ella
más que dispuesto a brindarle sus servicios. (_TN) se frotó la sien exasperada y
decidió mirar por la ventana. Esa era la mejor forma de ignorar la provocación de su
madre, que había orquestado el numerito del cinturón solo para fastidiarla por su
conversación anterior.
(_TN) estaba nerviosa; entre la actitud de su madre, que cada vez estaba más
cerca del reencuentro que tanto temía, y la proximidad del aterrizaje, no es que se
encontrara con la comodidad que hubiese esperado en su regreso a su antigua vida.
No temía al vuelo en sí, sino a los despegues y a los aterrizajes, en esos instantes
decisivos el temor natural de cualquier viajero se tornaba en pánico. De hecho era tan
profundo su malestar que ni siquiera el descarado coqueteo de Nora con el azafato
conseguía que se olvidara del hecho de que el piloto tenía que hacer que miles de
toneladas de hierro se depositasen suavemente sobre el pavimento de la pista.
Decidió probar una táctica de auto distracción que además le permitiera vengarse
del evidente flirteo de su madre.
—¿Mamá no crees que a la nueva novia de papá no le hará mucha gracia que vivas
allí con él? —comentó intentando olvidar las maniobras que hacía el avión y provocar
a su progenitora, todo al mismo tiempo; una táctica de despiste que nunca había
utilizado y que esperaba que tuviera éxito.

—Sinceramente no sabía que salía con alguien, y me molesta que no me lo haya dicho
él mismo cuando hablamos el miércoles —dijo su madre arrugando el ceño, y añadió
apartándose un mechón rebelde de los ojos—. ¿Y quién es? Si puede saberse, claro. —
Nora maldijo su impulso al comentar a la niña que pensaba vivir con su exmarido,
ahora iba a quedar como una tonta si finalmente era cierto que Jorge tenía pareja. Pero
si era ese el caso, ¿por qué no se había negado a su propuesta de vivir juntos de nuevo?
Y ¿por qué no se lo dijo en noviembre cuando estuvo en Madrid para la Cibeles
Madrid Fashion Week?
Nora sonrió templando su enfado, sin embargo no consiguió ocultar su disgusto a su
hija. (_TN) era consciente de ese hecho porque el acento británico de su madre se
marcaba tanto que le costaba entender lo que decía.

—No lo sé, mamá. Solo era una suposición —le dijo intentando contener una

sonrisa triunfal.
El cabreo de Nora era una simple cuestión de confianza. Lo que realmente le
molestaba era que ni (_TN) ni Jorge hubieran compartido con ella la información de
su supuesto noviazgo. Sobre todo teniendo en cuenta la razón por la que había hecho
apresuradamente la maleta. Tan apresuradamente como cuando se marchó doce años
antes sin darse tiempo para pensar en cómo solucionar un problema que en aquel
momento le había parecido insalvable, y que con la madurez de los años transcurridos,
se había dado cuenta de que no lo era. Principalmente cuando en esos instantes lo que
la había empujado a dejar su vida en Londres era el sueño de recuperar aquello que
había abandonado tan a la ligera cuando era más joven e inexperta.
Y es que Nora se sentía capaz de deshacerse de cualquier veinteañera que se
cruzara en su camino, su seguridad en sí misma era admirable, aunque tuviera motivos
más que de sobra para sentirla, ya que era una mujer espectacular en más de un sentido.
Delgada y curvilínea, con los mismos ojos verdes de (_TN) y el cabello rubio ceniza
en una melena corta que la rejuvenecía casi tanto como la ropa que usaba. La
competencia no era el problema, su preocupación residía en que Jorge se hubiera
interesado en otra mujer. Alguien que no era ella. No se engañaba pensando en que su
ex se hubiera mantenido célibe, Jorge era demasiado atractivo, interesante y rico como
para no verse perseguido por mujeres atractivas, pero el hecho de que siempre
estuviera para ella cuando lo buscaba, avivaba la esperanza de que todavía estaba a
tiempo de rectificar su enorme error.
—Pues no me parece bien que supongas tanto —la regañó con una dicción más
comprensible.
—Me alegra que papá sí que pudiera hablar contigo el miércoles. Parece ser que
cuando él llamó sí que estabas en casa o que tu móvil no estaba apagado o fuera de
cobertura, ¿cuál de las tres fue, mamá? —preguntó (_TN) con el ceño fruncido,
distrayendo la atención de su madre de sus pensamientos sobre el pasado.
—No hagas ese gesto o te saldrán arrugas —la regañó al tiempo que le pasaba el
dedo índice por el entrecejo.
—¡Mamá! —se quejó sintiéndose de nuevo una niña poco agraciada y mal vestida.
—¿Vas ir directamente a tu nuevo piso o vas a vivir con Mónica un tiempo? —le
preguntó Nora desviando el tema hacia caminos menos comprometidos para ella.
—Ya te he dicho que voy a vivir en la finca de Mónica, así que no tardaré más de
dos días en adecentar la casa y mudarme. Ella tiene unos horarios muy complicados en
el hospital y no quiero molestarla más de lo necesario. No finjas que te planteaste en
algún momento vivir conmigo, sabes que no soy buena compañera y por lo que veo he
decidido que prefieres a papá —replicó guiñándole el ojo a su madre.
—Eso es verdad —concedió su madre.
—¿Cuál de las dos cosas que he dicho, que no quieres vivir conmigo o que quieres
vivir con papá?

—Las dos. —Nora se calló para poder sonreírle al azafato que pasaba por su

lado, preparándose para abrir las puertas—. Eres demasiado ordenada, sacas de quicio
a cualquiera —añadió mientras sonreía coqueta. Una cosa es que estuviera dispuesta a
recuperar a su exmarido dejándolo todo atrás, y otra muy diferente que no pudiera
disfrutar de la buena vista y de las atenciones que le prodigaban sus admiradores.
El auxiliar de vuelo le trajo a la memoria una duda que le rondaba hacía tiempo por
la cabeza.
—Por cierto, ¿ya ha pescado Mónica a ese amigo vuestro tan mono del que lleva
tanto tiempo enamorada? El morenito de ojos de caramelo. ¡Qué mala memoria tengo
para los nombres! ¿Cómo se llamaba? —Su sonrisa seguía fija en el azafato moreno.
—Sergio.
—¡Eso es! Sergio. Un chico muy guapo, casi tan guapo como Joe .
(_TN) ignoró el comentario sobre Joe y se dispuso a indagar sobre los
conocimientos que tenía Nora sobre el tema.
—¿Cómo sabes tú eso? —Su madre era demasiado intuitiva como para que se le
escapase nada. Era eso o que su estancia en Roma había trascendido más allá de la
ciudad eterna. Se sonrojó solo de pensar en que Nora pudiera saber algo sobre lo que
sucedió en aquellas lejanas vacaciones.
—Cariño, era evidente para todos menos para él. La última vez que los vi juntos, a
Mónica solo le faltó declararse públicamente hincando una rodilla en el suelo. Nunca
he visto a nadie tan obtuso como tu amigo Sergio —comentó Nora condescendiente.
—La última vez que nos viste juntos teníamos veintitrés años mamá, ¡por Dios! —
la regañó (_TN) —. A esa edad ya habíamos dejado de jugar a las miraditas.
—¿Y la edad qué tiene que ver? La mujer tiene que saber coquetear con el hombre
que le gusta, y si este no se da cuenta, tiene que tener el valor de ir directa y decirle las
cosas claras. No me digas que eres de las antiguas que espera siempre que ellos den el
primer paso, porque si es así, hija, te voy a contar un secreto: los hombres nunca saben
lo que es mejor para ellos, hay que guiarlos, dirigirles para que tomen el rumbo
correcto, que casualmente coincide con nuestros intereses.
—¿Lo dices por papá? ¿Es por eso que te instalas en su casa? ¿Para guiarle por el
camino correcto? —Se dio cuenta que era un golpe bajo, pero la perorata de su madre
la había puesto de mal humor.
Nora no dijo nada, simplemente fulminó con la mirada a su insolente hija, y con un
gran esfuerzo por su parte, se mantuvo en silencio el resto del trayecto.
El avión se detuvo finalmente y la tripulación se puso en movimiento, los pasajeros
comenzaron a levantarse, mientras las asistentes de vuelo, muy amablemente y con su
eterna sonrisa educada, iban dando las indicaciones pertinentes.
El azafato moreno volvió a sonreir a su madre, posiblemente esperando que esta se
le acercara y le hablara, pero Nora estaba de mal humor y tampoco es que estuviera
interesada en algo más que un sano flirteo. (_TN) contuvo la risa al ver la cara de
desolación del hombre cuando Nora pasó por su lado sin siquiera mirarlo. ¡Pobre
Matías! Pensó al leer en la chapita su nombre, la verdad es que es realmente guapo,
aceptó (_TN) . Ahora que su progenitora lo había ignorado descaradamente podía
permitirse sentir lástima por él. Después de las confesiones de Nora minutos antes, era
evidente que había algo entre sus padres. Lo que la obligaba a tener que estar atenta
para no verse en medio.
Nora por su parte ni siquiera vio al azafato cuando pasó por su lado, el último
comentario de su hija y la perspectiva de volver a ver a Jorge, habían desviado su
atención hacia el motivo real por el que lo había dejado todo en Londres, la ciudad que
la había visto nacer y que había sido su hogar durante los últimos doce años.
A (_TN) se le escapó un suspiro de alivio cuando finalmente pisó suelo firme.
Volvía a su casa, a España a reencontrarse con su padre y sus amigos, con la vida que
tanto le había dolido abandonar. Y regresaba siendo una persona diferente, más segura
de sí misma, más fuerte y con la clara intención de conseguir la vicepresidencia de
Von.
Tanto su padre como David, el padre de Mónica y Joe y socio de la empresa,
habían decidido brindar a sus hijos la posibilidad de participar en la dirección del
grupo Von. Ninguno de los dos tenía pensado retirarse tan pronto, simplemente estaban
delegando para poder disfrutar de viajes que no implicaran reuniones interminables, en
definitiva lo que ansiaban era una vida menos sacrificada.
Mónica estaba haciendo la residencia en uno de los hospitales de la ciudad y no
estaba interesada en optar al cargo. Ella siempre había soñado con ser médico pediatra
y su deseo se estaba cumpliendo. (_TN) recordó la fontana di Trevi y el ponte dei
Sospiri y se echó a reír. Al parecer todos los euros invertidos en la fuente habían
servido tanto como los que habían utilizado para pagar las matrículas de la facultad.
De modo que solamente quedaba Joe interponiéndose nuevamente en su
camino… Lástima que esta vez no saliera huyendo como había hecho las dos últimas
veces que habían estado juntos, cuando la besó por primera vez, y en Roma.

(_TN) se había licenciado en Psicología y tenía un máster en Rehabilitación
Cognitiva, estudios que no le servían de mucho en su nueva empresa. Todo lo contrario
que su rival que, según tenía entendido, había terminado Administración y Dirección de
Empresas y tenía varios másteres relacionados con la dirección empresarial. Vale que
en eso le sacara ventaja, pero en todo lo demás ella llevaba las de ganar.
Principalmente porque (_TN) se había molestado en conocer al enemigo, mientras
que Joe no sabía nada de ella desde aquella calurosa tarde en Roma, en la que había
abandonado inesperadamente su viaje por Italia, dejando a los tres amigos en la ciudad
eterna sin ninguna explicación.
Si bien (_TN) se había licenciado en Psicología, una vez terminada la
universidad, decidió viajar e inscribirse a infinidad de cursos que iban desde cocina
japonesa hasta el cuidado del bonsái... Para finalmente marcharse durante un año a
Nueva York y trabajar en el mundo de la moda, la única ventaja con la que contaba
para realizar el encargo que su padre y David le habían ofrecido en la empresa
familiar.
La prueba que sus padres les habían preparado era retorcida y maquiavélica, pero
estaba dispuesta a llegar hasta el final y vencer. No se trataba solamente del trabajo en
sí, lo que realmente la motivaba era arrastrar a Joe por el polvo que levantaban sus
carísimos Louboutin. Y gracias a su año en Nueva York, contaba con ciertos
conocimientos que harían su cometido más fácil. Ya no era la estudiante hippie que
solía ser, ahora era una mujer cosmopolita dispuesta a comerse el mundo y a quien
fuera que se cruzara en su camino, sobre todo si el rival al que merendarse era alguien
que la había herido en lo más profundo del alma.
Después de la comida japonesa, los bonsáis, el yoga y las clases de árabe,
finalmente se embarcó camino de Nueva York, aconsejada por Nora, y colaboró con
Matthew Thorpe, un inglés emigrado a la gran manzana que le mostró el lado fascinante
de la moda. Matthew y Nora habían sido amigos desde niños y cuando (_TN) se
encontró sin trabajo y sin más cursos excéntricos a los que apuntarse, su madre le
propuso la idea de probar suerte en el campo del diseño de ropa, seguramente con la
secreta esperanza de que renovara su vestuario.
Desde el primer momento la idea la fascinó, y siguió haciéndolo cada uno de los
días que pasó junto a Matthew Thorpe en el pequeño imperio que había creado de la
nada. Jamás había imaginado que pudiera disfrutar de ello, y ahora no se le ocurría
ningún trabajo con el que pudiera ser más feliz.
Nora, sorprendentemente continuó en silencio mientras abandonaban el avión y subían
en el autobús que las llevaba a la terminal en Barajas. Parecía enfrascada en sus
propios pensamientos, cavilando sus estrategias. Su madre siempre había sido
impredecible, pero aun así, jamás se le habría ocurrido que volvería a España y mucho
menos que pretendería vivir bajo el mismo techo que su padre. Para (_TN) el tema
olía a chamusquina, algo se proponía Nora, algo que seguramente Jorge no se esperaba.
No estaba segura de si debía sentir lástima por su padre o alegrarse por él. Adoraba a
su madre pero era consciente de que había que ser una persona muy paciente para ser
feliz a su lado.

—¡Ahí están Mónica y Jorge! —exclamó Nora señalando hacia su padre y su

mejor amiga.
La cara de su madre era pura inocencia y coqueteo cuando se acercaron a ellos, la
de su padre reflejaba una profunda admiración por lo que estaba viendo. Nora a sus
cincuenta y pocos se conservaba muy bien. Su piel seguía siendo tersa y suave y su
cuerpo mantenía el equilibrio perfecto entre delgado y voluptuoso. Sus ojos, del mismo
color que los de (_TN) , chispeaban cuando se cruzaron con los de su exmarido.
—¡Hola, papá! —Lo saludó mientras lo abrazaba sonriente.
Desde el divorcio apenas se veían. Entre el trabajo de su padre y la negativa de
ella de regresar a España, decisión tomada tras sus vacaciones en Roma, para pasar el
mes que le correspondía con él en verano, la relación con su progenitor era
básicamente telefónica y por email. Las pocas veces que este había escapado de sus
amantes, de los libros de cuentas y de las reuniones interminables, se habían visto en
Londres. El año que (_TN) había pasado en Nueva York había limitado todavía más
las visitas paternas.
Se fijó en cómo el tiempo había clareado las sienes y las patillas de su padre en un
tono grisáceo que en lugar de afearlo le confería un aire interesante.

—(_TN) , cariño, estás preciosa. Por fin te has dejado el pelo largo, ya pareces
una chica —bromeó con afecto—. Tú también estás preciosa Nora —le dijo mientras
se separaba de su hija para saludar a su exmujer con dos civilizados besos en las
mejillas.
—Gracias Jorge, tú también estás… muy atractivo, ¿sabes? Me recuerdas mucho a
George Clooney con esas canas que te has dejado —concluyó con la mirada fija en él.
Jorge soltó una carcajada ante la provocación de su ex, para nadie era un secreto
que Nora adoraba a George Clooney.
¿Por qué narices se habían separado? se preguntó. Durante su matrimonio se
habían llevado bien, y Nora siempre le había gustado mucho. Desde la primera vez que
la vio, se quedó prendado de ella, tanto que se la trajo a España e inmediatamente
después, se casó con ella.
Apartó esos peligrosos pensamientos de su cerebro sobrecargado con las imágenes
y el perfume de su ex, si se habían separado debió ser por alguna razón de peso,
aunque ahora él no fuera capaz de recordar cuál fue.
Los pensamientos de Nora iban bastante acordes con los de su exmarido, aunque
ella sí que recordaba los motivos de su separación. El continuo abandono que había
sufrido, el afán de Jorge por el trabajo, habían terminado con una relación que había
sido, por todo lo demás, perfecta. Lástima que por aquel entonces ella no hubiera
sabido todo lo que sabía ahora… Sus vidas hubieran ido de otra manera: se hubiera
quedado y habría tratado de convencerlo, con atenciones y mucha pasión, de que el
trabajo era menos importante que una esposa.


***


Las dos amigas se enfrascaron en su propia conversación, Mónica acababa de salir del
hospital después de su turno de guardia y estaba agotada, pero era demasiado testaruda
como para permitir que el cansancio la privara de ir a buscar a su mejor amiga al
aeropuerto.
(_TN) se fijó en sus ojeras y en la forma en la que iba vestida. Mónica siempre
había sido una fashion victim, pero ahora con sus zapatillas de deporte viejas y su
chándal desgastado, lo que menos parecía era fashion, eso sí, el victim le quedaba que
ni pintado. Su precioso cabello dorado se veía estropeado en las puntas que colgaban
de su tirante coleta. La morena se mordió la lengua decidida a callarse por el momento.
Ya encontraría la situación más propicia para sacar el tema de su vestuario y de su
dejadez.
No la había visto desde su cumpleaños en octubre, cuando se habían escapado
juntas a París y en esos días Mónica se había mostrado como la Mónica de siempre. De

hecho la había arrastrado por la rue Cambon hasta las boutiques más selectas de la alta
costura internacional, y había tirado de tarjeta de crédito en bastantes ocasiones.
Algo andaba mal, y no pararía hasta averiguar por qué su amiga había cambiado
tanto en tan poco tiempo.
En medio de la tregua no verbalizada, las dos chicas recogieron las maletas y
salieron dispuestas a comenzar una nueva vida en la que por fin no las separaban miles
de kilómetros.
Nora y Jorge se marcharon entre risas y buen ambiente para que esta se pudiera
instalar de nuevo en el que había sido su hogar. (_TN) estaba perpleja con la actitud
ilusionada de su padre que parecía haber caído bajo las redes, seguramente tejidas en
seda, de su madre. No obstante lo más surrealista de todo, era el comentario de su
madre en el que teatralmente declamaba lo encantada que estaba de vivir de nuevo en
España. (_TN) volvió a tener la sensación de que se estaba perdiendo parte de la
historia. Nora siempre había preferido Londres, por eso cuando se divorció arrastró a
su hija hasta allí, sin darle opción a opinar al respecto.
Los padres de Nora aún vivían allí, por lo que sin previo aviso para (_TN) , como
siempre hacía su madre, se mudaron no solo de ciudad, sino de país, dejando atrás todo
lo que hasta el momento había sido su mundo.
Jorge le hizo prometer a su hija que se pasaría por el chalé en cuanto se organizara
con su piso y su nueva vida, y aunque esta temía lo que iba a encontrarse, aceptó
dispuesta a dedicarle a su padre todo el tiempo que no había podido compartir con él
durante los últimos años.
(_TN) se abstuvo de comentar que quería visitar a un amigo que estaba segura que
le echaría una mano con su nuevo trabajo de directora de Chic, no quería dar pistas a
nadie sobre sus ideas para la revista; no era que su padre fuera a contarlo para restarle
ventaja o para fastidiarla, pero seguro que lo comentaría con David, puesto que además
de socios eran amigos, y este podía poner sobre aviso a su hijo. Y (_TN) era
partidaria del viejo refrán que rezaba: «al enemigo, ni agua».

Mónica no pudo aguantarse más y en cuanto llegaron al aparcamiento del aeropuerto,
antes incluso de subir al coche, le lanzó la pregunta que (_TN) había estaba
esperando desde que la vio junto a su padre en la terminal. No es que poseyera el don
de la clarividencia, el motivo era mucho más prosaico, su amiga la atosigaba con la
misma pregunta cada vez que se encontraban, se había convertido de algún modo
retorcido en una tradición.
—¿Qué vas a hacer con mi hermano? —la cara de Mónica mostraba expectación
por su respuesta.

—¿Qué vas a hacer tú con tus pintas de choni en apuros? —le soltó (_TN)

riendo—. ¡Estás horrible! ¡No pareces tú!
—Sabes, normalmente los médicos no somos como los que ves en la televisión.
Anatomía de Grey es ficción, por si no te has enterado.
—Ya cariño, pero es que lo tuyo es peor que lo de House —replicó abriendo la
puerta a su mal humor, propiciado por el cansancio y por la incertidumbre que el
comportamiento de su madre le había creado.
—Parece que tu año en Nueva York se te ha subido a la cabeza, ahora ¿qué eres?
¿personal shopper? —le preguntó malhumorada. Y sin esperar respuesta se metió
dentro del Mini.
—Para nada, aunque podría hacerlo ¿sabes? Y a ti no te vendría nada mal uno,
porque, amiga, ¡quién te ha visto y quién te ve! —contestó (_TN) sentándose en el
asiento del copiloto.
—Pues ya que estamos, a ti no te vendría mal aclarar de una vez por todas lo que
pasó entre Joe y tú en Roma, porque de eso ya han pasado unos cuantos añitos, a ver
digamos ¡¿diez?! Y sigues sin hacerlo. A lo mejor si te atrevieras podrías pasar página
y superarlo —le espetó Mónica.
—No recordaba que fueras tan arpía… —comentó (_TN) como si su amiga no
hubiese dicho nada.
—Ni yo que tú fueras tan víbora. —Mónica le devolvió el golpe con una sonrisa
desafiante.
Las dos amigas se miraron ceñudas durante unos instantes para segundos después
echarse a reír, por lo absurdo de la discusión, o quizás porque las dos sabían que todo
lo que se habían dicho era verdad.
No había manera de negarle a Mónica su interés por Joe , porque durante esos
años le había estado sonsacando información sobre él cada vez que tenía oportunidad.
Por mucho que lo intentara sus métodos de espía nunca pasaban desapercibidos para
Mónica que, a regañadientes, le contaba a (_TN) lo que quería saber. Era evidente
que hacía falta algo más que tener sangre británica para emular a James Bond, al
menos, con éxito.
Otra historia era que (_TN) se intentara engañar a sí misma negándose sus
sentimientos por él, achacando su interés a mera curiosidad por un amigo al que hacía
mucho tiempo que no veía. No obstante, con Mónica la cosa se complicaba, ni le
mentía ni le confirmaba, simplemente se inventaba mil formas distintas para que ella le
contara lo que quería saber sin pedírselo abiertamente. Y su amiga, en un acto de
extrema delicadeza, muy impropio de ella, se hacía la sueca y transigía descargando la
información solicitada.
Todavía sonriendo le confesó a Mónica
—Sabes, si tan bien se te da puedes jugar a la Srta. Pepis conmigo. Tengo el fin
de semana libre.
—¿Lo has hecho por mí?
—Nop, es que necesitaba un descanso. ¿Tú qué crees? —preguntó Mónica irónica.
—Creo que tú no tienes que temer por mi veneno de víbora. Te aseguro que lo
tengo todo reservado para tu adorado hermanito.
—Esa es mi chica. —Aplaudió su amiga con una enorme sonrisa de expectación.
ElitzJb
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Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA) Empty Re: Íntimos enemigos Joe J & (_Tn) (TERMINADA)

Mensaje por aranzhitha Dom 02 Jun 2013, 5:19 pm

awww me encanta!!
Ya me imagino a la madre!
Siguela!! Sube mas!!
aranzhitha
aranzhitha


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