Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
El Círculo {One Direction} |NC|
Página 47 de 58. • Comparte
Página 47 de 58. • 1 ... 25 ... 46, 47, 48 ... 52 ... 58
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
Yo te doy amor Kande ¡Estoy inspirada! Así que el jueves lo más seguro es que suba
indigo.
----
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
En un rato subo, solo me queda corregir un poco el capítulo
indigo.
----
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
- Kate sends her love:
- Probablemente tardé más de lo que dije que tardaría, así que lo siento Respecto al capítulo, las dos últimas partes son un poco precipitadas e incluso forzadas, pero no he tenido oportunidad de expandirme más con el capítulo porque estoy limitada de tiempo. Aún así, espero que os guste
Sigue Steph.
Capítulo 36
Elise Mitchell & Niall Horan
Después de mi última experiencia en un avión, subir a uno de nuevo era todo un acto de fe por mi parte. A pesar de que mi primer impulso fuera salir huyendo. Decidimos que era lo más sensato. Un portal dejaba un huella permanente de magia, fácil de rastrear. Con los Mensajeros de la Noche y el Anti Círculo pisándonos los talones, no había razón para facilitarles las cosas.
Las diez primeras horas del viaje las pasé durmiendo y tratando de no hacer algo embarazoso. Era la primera vez que pasaba tantas horas a solas con Niall y teniendo en cuenta su molesta costumbre por burlarse de mí, trataba de no ponérselo en bandeja. Hacía apenas tres horas que abandonamos el aeropuerto de Londres, tras nuestro transbordo, en dirección a Woodlands. Nicholas creía que era allí donde fueron Owen y Forrest tras separarnos.
Me revolví en mi asiento, incómoda. Niall me dedicó una mirada de fastidio desde el asiento contiguo, remarcada con un resoplido. Todo lo que hacía resultaba una molestia para él. Que al contrario que yo, descansaba las manos sobre el estómago y miraba una película en su pequeña pantalla, impasible a todo lo que podía salir mal en nuestro viaje. Como si nos dirigiéramos a unas agradables vacaciones.
―Estate quieta de una vez, por el amor de Dios ―masculló. Inmediatamente me sonrojé. Podía haber dejado de ser un flan en los momentos cruciales, pero a mis vasos sanguíneos les gustaba eso de calentarse.
Cubrí mi rostro con unos mechones de pelo y miré por la ventanilla, ignorando a Niall. Una extensión infinita de azul y nubes deshechas nos acompañaba. De nuevo, como a cada rato en el que olvidaba ocupar mis pensamientos; Helenna y Stella resurgieron a la superficie.
No paraba de pensar en lo que estarían pasando. A todas las cosas que se enfrentarían en ese juicio. Puede que Joan tuviese razón, que las subestimaba al creer que no saldrían vivas. Pero era una posibilidad y podría convertirse en una realidad. Además teníamos tan mala suerte que prefería pensar lo peor de cualquier situación y luego llevarme sorpresas agradables.
Niall suspiró vigoroso, en la pantalla pasaban los títulos de crédito de la película. Se sacó los auriculares y se pasó una mano por el pelo. Después me miró. Mala señal.
―Cuéntame algo ―ordenó.
―No soy tu bufón.
―Vamos, todavía nos quedan nueve horas de viaje, hablemos de algo. ―Con una media sonrisa, orientó el cuerpo en mi dirección y cruzó las piernas sobre el asiento.
Me pegué todo lo que pude a la pared y, sorpresa, ya estaba roja como un tomate de nuevo. Solía pasarme cuando estaba a solas con chicos. Me ponían nerviosa, se escapaba de mi control. Sobre todo si ésos chicos parecían odiarme en secreto por razones que yo no entendía.
―Tu madre, ¿dices que pertenece al Anti Círculo? ―preguntó, encantado por verme así de amedrentada.
La mención de mi madre me alteró tanto que por un momento la temperatura del avión descendió. Podía notar el frío rodeándome. Fue toda una suerte que no empezara a disparar chorros de agua de las manos. Niall negó con la cabeza, como decepcionado.
―Debes aprender a controlarte, podrías meternos en problemas.
―Lo… ―me interrumpí a mí misma. No más disculpas―. ¿Sabes?, no todos tenemos tu capacidad de autocontrol.
―Por eso nos metemos en problemas tan a menudo ―rodó los ojos―. Vuestra incompetencia podría ser catastrófica.
El hombre que estaba sentado a nuestro lado, nos miró con interés. Lancé a Niall una mirada de advertencia. Que él, por supuesto, ignoró, sin cambiar su gesto impasible. Tratar de entenderlo era como descifrar jeroglíficos sin una guía al lado. Siempre se mostraba impenetrable, taciturno; todo lo que pasaba le traía sin cuidado. No podíamos ser más dispares.
―Tu madre ―repitió.
―No quiero hablar de eso.
―Podrías tener información importante.
Mira que era pesado. Comenzó a palpitarme el corazón. Mi madre era un tema tabú, del que no se hablaba ni pensaba. Porque corría el riesgo de sumirme en un continuo de antigua tristeza. Sin embargo, a Niall le traía sin cuidado, para variar. Porque me miraba con insistencia. Dispuesto a presionarme hasta salirse con la suya.
Suspiré. Lo medité. En las últimas semanas había vencido tantos miedos que no importaba ya si también lo intentaba con la tristeza. Me arrellané en mi asiento.
―De acuerdo. ―Niall no pudo evitar regalarse una sonrisa autocomplacida. Imbécil-. Se marchó cuando yo tenía siete años. No me sorprendió, porque nunca se le dio bien aquello de ser madre. Poco después lo hizo mi padre. Crecí con mi tía Verónica.
Y estuve llena de inseguridades y culpa, creyendo que algo estaba mal conmigo. Que no merecía atención, que si no destacaba no haría nada por lo que la gente pudiera odiarme, con el pensamiento arrollador de que todos me abandonarían. Porque si ya era difícil lidiar con que uno de tus padres te abandone, imaginar si lo hacen los dos. Te marca para siempre, con una huella imborrable. Era quien era por ellos, me había construido sobre sus acciones.
Toda mi infancia pasó ante mis ojos como un fogonazo. El dolor me invadió. Niall cambió la expresión de su rostro. Su gesto adusto se suavizó y por primera vez un atisbo de humanidad lo acompañó.
Lo supe, había entrado en mis pensamientos. Tal y como Joan vaticinó, el lazo de sangre había evolucionado.
―¡Para! ―mandé, con un nudo en mi voz y la amenaza de las lágrimas. Una cosa era que se burlara de mí, otra que se colara en mi cabeza. Estaba cansada de bajar la mirada y dejar que hicieran lo que querían conmigo.
―Eras más fácil cuando ni siquiera podías mirarme a los ojos ―espetó. Y por eso, no dejé de mirarlo a los ojos.
Niall parpadeó y entonces, sentí un tirón en el estómago y un leve mareo antes de volar hasta los pensamientos más oscuros de mi acompañante.
Veo a un niño pequeño al lado de un ataúd. Inundado en lágrimas, con las cuencas de los ojos despojada de vida. En la lápida se lee un nombre «Loreen Hastings». Es su madre. La hierba que pisa el niño está chamuscada. La figura de un hombre permanece a su espalda, quiero como un bloque de cemento.
La escena cambia y aparecemos en un pabellón. El padre de Niall camina en círculos su alrededor. Niall, ahora convertido en un muchacho de unos diez años, aprieta los puños envueltos en llamas. Sus ojos producen lágrimas silenciosas y sus facciones de arrugan por la frustración. «Tienes que controlarte, domar tus emociones. No dejes que el fuego te consuma», le dice su padre, con voz hueca y resonante. Niall tensa el cuerpo y aprieta los ojos, respirando con mayor dificultad. El fuego de sus puños se expande hasta sus brazos. Consumiéndolo. El hombre detiene sus pisadas frente a él. «Sino lo controlas, matarás a más gente. Como mataste a mamá». Tras sus palabras sibilantes, Niall se transforma en una bola de fuego…
Aparece ante mí el Niall adolescente, de nuevo en el cementerio. Al lado de la lápida de su madre hay una nueva, reluciente; «Elijah Horan». A diferencia de la primera imagen no llora, ni la hierba se quema a sus pies. Muy parecido al Niall que yo conozco. Se da la vuelta y se pierde entre las otras tumbas, sin mirar atrás. Elijah lo logra, ya no hay emociones, solo autocontrol.
Volví a caer en mi asiento del avión, aunque una parte de mí seguía en su memoria. Cuando lo miré de nuevo, vi a una persona completamente distinta. Y lo entendí, porqué era como era y porqué no perdía nunca el control.
Escuché cómo apretaba los dientes. Un atisbo de la culpa que cargaba a sus espaldas se hizo presente en su rostro. Quise decir algo, consolarlo. Incluso llegué a levantar la mano para apretarle el hombro.
―Ni… una… palabra ―advirtió, con los dientes apretados. Volvió a sentarse bien en el asiento y se olvidó de mí.
No hablamos en lo que quedaba de vuelo. Niall trataba de fingir que no había descubierto el más oscuro de sus secretos.
Las diez primeras horas del viaje las pasé durmiendo y tratando de no hacer algo embarazoso. Era la primera vez que pasaba tantas horas a solas con Niall y teniendo en cuenta su molesta costumbre por burlarse de mí, trataba de no ponérselo en bandeja. Hacía apenas tres horas que abandonamos el aeropuerto de Londres, tras nuestro transbordo, en dirección a Woodlands. Nicholas creía que era allí donde fueron Owen y Forrest tras separarnos.
Me revolví en mi asiento, incómoda. Niall me dedicó una mirada de fastidio desde el asiento contiguo, remarcada con un resoplido. Todo lo que hacía resultaba una molestia para él. Que al contrario que yo, descansaba las manos sobre el estómago y miraba una película en su pequeña pantalla, impasible a todo lo que podía salir mal en nuestro viaje. Como si nos dirigiéramos a unas agradables vacaciones.
―Estate quieta de una vez, por el amor de Dios ―masculló. Inmediatamente me sonrojé. Podía haber dejado de ser un flan en los momentos cruciales, pero a mis vasos sanguíneos les gustaba eso de calentarse.
Cubrí mi rostro con unos mechones de pelo y miré por la ventanilla, ignorando a Niall. Una extensión infinita de azul y nubes deshechas nos acompañaba. De nuevo, como a cada rato en el que olvidaba ocupar mis pensamientos; Helenna y Stella resurgieron a la superficie.
No paraba de pensar en lo que estarían pasando. A todas las cosas que se enfrentarían en ese juicio. Puede que Joan tuviese razón, que las subestimaba al creer que no saldrían vivas. Pero era una posibilidad y podría convertirse en una realidad. Además teníamos tan mala suerte que prefería pensar lo peor de cualquier situación y luego llevarme sorpresas agradables.
Niall suspiró vigoroso, en la pantalla pasaban los títulos de crédito de la película. Se sacó los auriculares y se pasó una mano por el pelo. Después me miró. Mala señal.
―Cuéntame algo ―ordenó.
―No soy tu bufón.
―Vamos, todavía nos quedan nueve horas de viaje, hablemos de algo. ―Con una media sonrisa, orientó el cuerpo en mi dirección y cruzó las piernas sobre el asiento.
Me pegué todo lo que pude a la pared y, sorpresa, ya estaba roja como un tomate de nuevo. Solía pasarme cuando estaba a solas con chicos. Me ponían nerviosa, se escapaba de mi control. Sobre todo si ésos chicos parecían odiarme en secreto por razones que yo no entendía.
―Tu madre, ¿dices que pertenece al Anti Círculo? ―preguntó, encantado por verme así de amedrentada.
La mención de mi madre me alteró tanto que por un momento la temperatura del avión descendió. Podía notar el frío rodeándome. Fue toda una suerte que no empezara a disparar chorros de agua de las manos. Niall negó con la cabeza, como decepcionado.
―Debes aprender a controlarte, podrías meternos en problemas.
―Lo… ―me interrumpí a mí misma. No más disculpas―. ¿Sabes?, no todos tenemos tu capacidad de autocontrol.
―Por eso nos metemos en problemas tan a menudo ―rodó los ojos―. Vuestra incompetencia podría ser catastrófica.
El hombre que estaba sentado a nuestro lado, nos miró con interés. Lancé a Niall una mirada de advertencia. Que él, por supuesto, ignoró, sin cambiar su gesto impasible. Tratar de entenderlo era como descifrar jeroglíficos sin una guía al lado. Siempre se mostraba impenetrable, taciturno; todo lo que pasaba le traía sin cuidado. No podíamos ser más dispares.
―Tu madre ―repitió.
―No quiero hablar de eso.
―Podrías tener información importante.
Mira que era pesado. Comenzó a palpitarme el corazón. Mi madre era un tema tabú, del que no se hablaba ni pensaba. Porque corría el riesgo de sumirme en un continuo de antigua tristeza. Sin embargo, a Niall le traía sin cuidado, para variar. Porque me miraba con insistencia. Dispuesto a presionarme hasta salirse con la suya.
Suspiré. Lo medité. En las últimas semanas había vencido tantos miedos que no importaba ya si también lo intentaba con la tristeza. Me arrellané en mi asiento.
―De acuerdo. ―Niall no pudo evitar regalarse una sonrisa autocomplacida. Imbécil-. Se marchó cuando yo tenía siete años. No me sorprendió, porque nunca se le dio bien aquello de ser madre. Poco después lo hizo mi padre. Crecí con mi tía Verónica.
Y estuve llena de inseguridades y culpa, creyendo que algo estaba mal conmigo. Que no merecía atención, que si no destacaba no haría nada por lo que la gente pudiera odiarme, con el pensamiento arrollador de que todos me abandonarían. Porque si ya era difícil lidiar con que uno de tus padres te abandone, imaginar si lo hacen los dos. Te marca para siempre, con una huella imborrable. Era quien era por ellos, me había construido sobre sus acciones.
Toda mi infancia pasó ante mis ojos como un fogonazo. El dolor me invadió. Niall cambió la expresión de su rostro. Su gesto adusto se suavizó y por primera vez un atisbo de humanidad lo acompañó.
Lo supe, había entrado en mis pensamientos. Tal y como Joan vaticinó, el lazo de sangre había evolucionado.
―¡Para! ―mandé, con un nudo en mi voz y la amenaza de las lágrimas. Una cosa era que se burlara de mí, otra que se colara en mi cabeza. Estaba cansada de bajar la mirada y dejar que hicieran lo que querían conmigo.
―Eras más fácil cuando ni siquiera podías mirarme a los ojos ―espetó. Y por eso, no dejé de mirarlo a los ojos.
Niall parpadeó y entonces, sentí un tirón en el estómago y un leve mareo antes de volar hasta los pensamientos más oscuros de mi acompañante.
Veo a un niño pequeño al lado de un ataúd. Inundado en lágrimas, con las cuencas de los ojos despojada de vida. En la lápida se lee un nombre «Loreen Hastings». Es su madre. La hierba que pisa el niño está chamuscada. La figura de un hombre permanece a su espalda, quiero como un bloque de cemento.
La escena cambia y aparecemos en un pabellón. El padre de Niall camina en círculos su alrededor. Niall, ahora convertido en un muchacho de unos diez años, aprieta los puños envueltos en llamas. Sus ojos producen lágrimas silenciosas y sus facciones de arrugan por la frustración. «Tienes que controlarte, domar tus emociones. No dejes que el fuego te consuma», le dice su padre, con voz hueca y resonante. Niall tensa el cuerpo y aprieta los ojos, respirando con mayor dificultad. El fuego de sus puños se expande hasta sus brazos. Consumiéndolo. El hombre detiene sus pisadas frente a él. «Sino lo controlas, matarás a más gente. Como mataste a mamá». Tras sus palabras sibilantes, Niall se transforma en una bola de fuego…
Aparece ante mí el Niall adolescente, de nuevo en el cementerio. Al lado de la lápida de su madre hay una nueva, reluciente; «Elijah Horan». A diferencia de la primera imagen no llora, ni la hierba se quema a sus pies. Muy parecido al Niall que yo conozco. Se da la vuelta y se pierde entre las otras tumbas, sin mirar atrás. Elijah lo logra, ya no hay emociones, solo autocontrol.
Volví a caer en mi asiento del avión, aunque una parte de mí seguía en su memoria. Cuando lo miré de nuevo, vi a una persona completamente distinta. Y lo entendí, porqué era como era y porqué no perdía nunca el control.
Escuché cómo apretaba los dientes. Un atisbo de la culpa que cargaba a sus espaldas se hizo presente en su rostro. Quise decir algo, consolarlo. Incluso llegué a levantar la mano para apretarle el hombro.
―Ni… una… palabra ―advirtió, con los dientes apretados. Volvió a sentarse bien en el asiento y se olvidó de mí.
No hablamos en lo que quedaba de vuelo. Niall trataba de fingir que no había descubierto el más oscuro de sus secretos.
▽ ▽ ▽
Aterrizamos en Woodlands cerca de las diez de la noche. Como no facturamos maletas, apenas pasó una hora antes de marcharnos. Mi padre nos había conseguido pasaportes con identidades falsas. En las tres ocasiones que tuvimos que dárselo a algún funcionario, los nervios estuvieron a poco de corroerme. Sin embargo, abandonamos el aeropuerto sin impedimentos.
Como Niall parecía saber lo que se hacía, me dejé arrastrar por él. Cogimos un taxi fuera. Durante el trayecto, me limité a observar la ciudad. En los últimos meses, había visitado más lugares que en el resto de mi vida. Era una pena que todos ellos se debiesen a misiones de rescate o a huidas apresuradas.
No podía deshacerme de la sensación de que en cada esquina nos acechaba un nuevo peligro. Era como un picor molesto, monopolizando mi atención. Llegamos a nuestro destino sin que nada ocurriese; un motel a las afueras de la ciudad, internado en el bosque. Nos recibió una anciana muy amable. Menguada por los años, de ojos grandes y pálidos, como dos lunas.
El recibidor era acogedor, con las paredes de piedra y los suelos de madera, recubiertos por alfombras mullidas de distintos materiales. Había una chimenea encendida, que desprendía olor a madera y un calor agobiante ―odiaba el calor―, a su lado, había un grupo de sofás de Chesterfield de color marrón mojado.
―Aquí tenéis la llave del dormitorio ―comunicó la anciana. Nos la tendió con una mano temblorosa, llena de venas hinchadas.
―Gracias ―respondí con mi mejor sonrisa.
―El porche tiene un muelle que lleva directo al lago. ―Se inclinó sobre el recibidor y nos guiñó un ojo a ambos―. Los jovencitos como vosotros acuden a menudo a mi motel. Ya sabéis, para buscar…, intimidad.
Cuando comprendí, horrorizada, lo que estaba dando a entender la anciana, se me pusieron rojas hasta las orejas. ¡Qué vergüenza! ¿Cómo podía pensar que Niall y yo…, que nosotros?
―Muy amable ―masculló Niall, recolocándose la bolsa sobre el hombro―. Vamos, tomatito.
Eran las primeras palabras que pronunciaba desde que
sus recuerdos me abdujeron. Aturdida, lo seguí hacia el ala oeste del motel.
La habitación se encontraba al fondo de un pasillo. Era amplia, con una cama de matrimonio ―aún no sabía cómo nos las apañaríamos para dormir―, un escritorio robusto y un armario doble empotrado. Una enorme televisión de plasma colgaba sobre el escritorio. En el porche, se veía un balancín y una mesa. Al fondo, tal y como había anunciado la anciana, se podía contemplar la superficie del lago, negra como la obsidiana bajo el reflejo de la luna.
Permanecí de pie en medio de la habitación sin saber muy bien qué hacer. Ya era tarde para buscar a Forrest y Owen. Niall, en cambio, se metió en el baño sin terciar palabra. Segundos después escuché el sonido de la ducha.
Me dejé caer al borde de la cama e inspiré hondo. Olía a ambientador y sábanas limpias. El nudo en mi estómago persistía. Stella y Helenna regresaron a mis pensamientos, acentuando mi desasosiego.
¿Y si no habían superado su juicio? ¿Y si habían muerto? ¡Dios mío, podrían estar muertas! Sentí que se me abría el pecho en dos, mi corazón se caía al suelo y derramaba sangre por toda la habitación. Y más allá, hasta el lago.
Era insoportable no tener noticias, quería hacer algo, pero no sabía qué. Vi un teléfono en la mesilla de noche. Sin meditarlo, me lancé con dedos temblorosos a marcar el número de mi padre. Antes del primer tono, la llamada se cortó. Niall estaba de pie frente a mí, con el pelo chorreándole sobre la frente. Las gotas se deslizaban por su rostro en penumbra, para ir a morir a su camiseta negra. Me miraba con profunda irritación, insondable. Arrancó el teléfono de mi mano con desmesurada brusquedad. Saltaron ascuas de su mano. Allí donde había tocado el aparato, quedó marcada su huella; lo había derretido.
―¡Estás loca! ―bramó, nunca lo había visto tan enfadado. Su rabia me estremeció―. ¿Es que no escuchas nada de lo que digo?
La Elise de unas semanas atrás se hubiese hecho un ovillo, pidiendo perdón sin parangón. Creyendo que no tenía derecho a replicar, a dejarse llevar por sus emociones. La de ahora, supo que tenía todo el derecho a dejarse llevar. Me incorporé de la cama como un resorte, para encararlo.
―Necesito saber si Helenna y Stella están bien ―reclamé, sin dejar de mirarlo a los ojos un segundo, en medio de la oscuridad.
Niall se pasó las manos por la cara, con frustración. Al apartarlas, tenía manchas rojas por el contacto. Se cernió sobre mí, con todo lo alto que era, como un acantilado. Luché por no hacerme pequeña.
―No lo entiendes. Pueden rastrear la llamada, pueden atraparnos. ¡Tienes que pensar con la cabeza!
Lo aparté de un empujón. No tenía ningún derecho para decirme lo que debía o no debía hacer. El muy malnacido…
―Claro que lo entiendo ―escupí. Niall parecía estupefacto por mi reacción―. Te crees mejor porque estás por encima de cualquier emoción. Porque mientras los demás lloramos, tú puedes seguir adelante.
Niall abrió los ojos, miles de emociones colisionaron en su rostro. Sus ojos azules brillaron como faros antes de apagarse.
―Te vapulean, te insultan, no te toman en cuenta ―enumeró con los dedos, dando dos pasos hacía mí, aunque manteniéndose a una distancia prudencial―. Y tú sigues preocupándote por ellas, ¡las quieres!
Sus palabras fueron una bofetada. Pareció satisfecho, lo que me enfureció más. Su pregunta daba vueltas por mi cerebro. «¿Por qué, Elise?».
―Porque son mi familia. En una extraña y destructiva manera, pero son mi familia ―respondí, sobreponiéndome. No iba a dejar que sus palabras minaran mi arranque de braveza―. Y cuando se trata de la familia, haces cualquier cosa, aunque te pongas en peligro.
Niall frunció el ceño, pero pude ver un gesto de dolor. Un dolor arcaico, siempre presente. Que aparecía cuando se quitaba la máscara. Sus manos estaban rojas, refulgentes. Se me encogió el corazón, porque parecía un niño perdido, completamente solo. Pero en ese momento, me ganó el enfado.
―Escucha, niña estúpida ―avanzó hasta mí y me agarró por las muñecas. Noté que se me quemaba la piel con su contacto y chillé. Usé mi poder para formar una barrera de hielo donde me tocaba―, esto no es un juego, ni una aventura. Me importan una mierda tus rollos sensibleros… el mundo está en peligro. Tenemos una misión, por la que muchos han muerto. No voy a permitir que lo estropees.
No grité. Tampoco seguí con mi demostración de gritos. Me limité a mirarlo, a calmar el quemazón de mis muñecas. Podía sentir el vínculo palpitar. De Niall a mí. De mí a Niall.
―Hazte esta pregunta ―dije, más calmada de lo que esperaba―. ¿De qué te sirve salvar el mundo, sino tienes a nadie con el que compartirlo?
Niall me soltó de golpe, mirándose las manos. Las tenía amoratadas, con esquirlas de hielo en ellas. Salí disparada de la habitación, resollando todas las emociones de la discusión. Llegué a la recepción, ahora ocupada por un hombre de mediana edad. Me catapulté hacia la salida y me dejé caer en los escalones de piedra de la entrada. Estaba temblando y me sentía aturdida. Pero en paz, orgullosa de haberle plantado cara por fin. A causa del frío, me arrebujé dentro de mi chaqueta vaquera. El viento me revolvía el pelo en todas direcciones, partiendo mi visión en rayas.
Poco a poco, la adrenalina se esfumó. Entonces, pensé que tal vez había sido demasiado dura con Niall. Recordé al niño frente a la tumba de su madre, lleno de culpa. El que sino se controlaba, podía causar muerte. Me miré las manos, ¿cómo sería yo si mi poder me hiciera peligrosa?
Me levanté de las escaleras, dispuesta a disculparme con él. Cuando llegué a la puerta, un chico dos cabezas más alto que yo, salía por ella. Nos chocamos. Me invadió un escalofrío.
―Disculpa ―dijo, con una sonrisa encantadora, todo lo que veía eran sus dientes.
Iba a responderle que no pasaba nada cuando me tapó la boca con la mano y acto seguido me clavó algo en el cuello. Abandoné la consciencia casi de inmediato. Todo lo que pude pensar fue; «Ya estamos otra vez».
Como Niall parecía saber lo que se hacía, me dejé arrastrar por él. Cogimos un taxi fuera. Durante el trayecto, me limité a observar la ciudad. En los últimos meses, había visitado más lugares que en el resto de mi vida. Era una pena que todos ellos se debiesen a misiones de rescate o a huidas apresuradas.
No podía deshacerme de la sensación de que en cada esquina nos acechaba un nuevo peligro. Era como un picor molesto, monopolizando mi atención. Llegamos a nuestro destino sin que nada ocurriese; un motel a las afueras de la ciudad, internado en el bosque. Nos recibió una anciana muy amable. Menguada por los años, de ojos grandes y pálidos, como dos lunas.
El recibidor era acogedor, con las paredes de piedra y los suelos de madera, recubiertos por alfombras mullidas de distintos materiales. Había una chimenea encendida, que desprendía olor a madera y un calor agobiante ―odiaba el calor―, a su lado, había un grupo de sofás de Chesterfield de color marrón mojado.
―Aquí tenéis la llave del dormitorio ―comunicó la anciana. Nos la tendió con una mano temblorosa, llena de venas hinchadas.
―Gracias ―respondí con mi mejor sonrisa.
―El porche tiene un muelle que lleva directo al lago. ―Se inclinó sobre el recibidor y nos guiñó un ojo a ambos―. Los jovencitos como vosotros acuden a menudo a mi motel. Ya sabéis, para buscar…, intimidad.
Cuando comprendí, horrorizada, lo que estaba dando a entender la anciana, se me pusieron rojas hasta las orejas. ¡Qué vergüenza! ¿Cómo podía pensar que Niall y yo…, que nosotros?
―Muy amable ―masculló Niall, recolocándose la bolsa sobre el hombro―. Vamos, tomatito.
Eran las primeras palabras que pronunciaba desde que
sus recuerdos me abdujeron. Aturdida, lo seguí hacia el ala oeste del motel.
La habitación se encontraba al fondo de un pasillo. Era amplia, con una cama de matrimonio ―aún no sabía cómo nos las apañaríamos para dormir―, un escritorio robusto y un armario doble empotrado. Una enorme televisión de plasma colgaba sobre el escritorio. En el porche, se veía un balancín y una mesa. Al fondo, tal y como había anunciado la anciana, se podía contemplar la superficie del lago, negra como la obsidiana bajo el reflejo de la luna.
Permanecí de pie en medio de la habitación sin saber muy bien qué hacer. Ya era tarde para buscar a Forrest y Owen. Niall, en cambio, se metió en el baño sin terciar palabra. Segundos después escuché el sonido de la ducha.
Me dejé caer al borde de la cama e inspiré hondo. Olía a ambientador y sábanas limpias. El nudo en mi estómago persistía. Stella y Helenna regresaron a mis pensamientos, acentuando mi desasosiego.
¿Y si no habían superado su juicio? ¿Y si habían muerto? ¡Dios mío, podrían estar muertas! Sentí que se me abría el pecho en dos, mi corazón se caía al suelo y derramaba sangre por toda la habitación. Y más allá, hasta el lago.
Era insoportable no tener noticias, quería hacer algo, pero no sabía qué. Vi un teléfono en la mesilla de noche. Sin meditarlo, me lancé con dedos temblorosos a marcar el número de mi padre. Antes del primer tono, la llamada se cortó. Niall estaba de pie frente a mí, con el pelo chorreándole sobre la frente. Las gotas se deslizaban por su rostro en penumbra, para ir a morir a su camiseta negra. Me miraba con profunda irritación, insondable. Arrancó el teléfono de mi mano con desmesurada brusquedad. Saltaron ascuas de su mano. Allí donde había tocado el aparato, quedó marcada su huella; lo había derretido.
―¡Estás loca! ―bramó, nunca lo había visto tan enfadado. Su rabia me estremeció―. ¿Es que no escuchas nada de lo que digo?
La Elise de unas semanas atrás se hubiese hecho un ovillo, pidiendo perdón sin parangón. Creyendo que no tenía derecho a replicar, a dejarse llevar por sus emociones. La de ahora, supo que tenía todo el derecho a dejarse llevar. Me incorporé de la cama como un resorte, para encararlo.
―Necesito saber si Helenna y Stella están bien ―reclamé, sin dejar de mirarlo a los ojos un segundo, en medio de la oscuridad.
Niall se pasó las manos por la cara, con frustración. Al apartarlas, tenía manchas rojas por el contacto. Se cernió sobre mí, con todo lo alto que era, como un acantilado. Luché por no hacerme pequeña.
―No lo entiendes. Pueden rastrear la llamada, pueden atraparnos. ¡Tienes que pensar con la cabeza!
Lo aparté de un empujón. No tenía ningún derecho para decirme lo que debía o no debía hacer. El muy malnacido…
―Claro que lo entiendo ―escupí. Niall parecía estupefacto por mi reacción―. Te crees mejor porque estás por encima de cualquier emoción. Porque mientras los demás lloramos, tú puedes seguir adelante.
Niall abrió los ojos, miles de emociones colisionaron en su rostro. Sus ojos azules brillaron como faros antes de apagarse.
―Te vapulean, te insultan, no te toman en cuenta ―enumeró con los dedos, dando dos pasos hacía mí, aunque manteniéndose a una distancia prudencial―. Y tú sigues preocupándote por ellas, ¡las quieres!
Sus palabras fueron una bofetada. Pareció satisfecho, lo que me enfureció más. Su pregunta daba vueltas por mi cerebro. «¿Por qué, Elise?».
―Porque son mi familia. En una extraña y destructiva manera, pero son mi familia ―respondí, sobreponiéndome. No iba a dejar que sus palabras minaran mi arranque de braveza―. Y cuando se trata de la familia, haces cualquier cosa, aunque te pongas en peligro.
Niall frunció el ceño, pero pude ver un gesto de dolor. Un dolor arcaico, siempre presente. Que aparecía cuando se quitaba la máscara. Sus manos estaban rojas, refulgentes. Se me encogió el corazón, porque parecía un niño perdido, completamente solo. Pero en ese momento, me ganó el enfado.
―Escucha, niña estúpida ―avanzó hasta mí y me agarró por las muñecas. Noté que se me quemaba la piel con su contacto y chillé. Usé mi poder para formar una barrera de hielo donde me tocaba―, esto no es un juego, ni una aventura. Me importan una mierda tus rollos sensibleros… el mundo está en peligro. Tenemos una misión, por la que muchos han muerto. No voy a permitir que lo estropees.
No grité. Tampoco seguí con mi demostración de gritos. Me limité a mirarlo, a calmar el quemazón de mis muñecas. Podía sentir el vínculo palpitar. De Niall a mí. De mí a Niall.
―Hazte esta pregunta ―dije, más calmada de lo que esperaba―. ¿De qué te sirve salvar el mundo, sino tienes a nadie con el que compartirlo?
Niall me soltó de golpe, mirándose las manos. Las tenía amoratadas, con esquirlas de hielo en ellas. Salí disparada de la habitación, resollando todas las emociones de la discusión. Llegué a la recepción, ahora ocupada por un hombre de mediana edad. Me catapulté hacia la salida y me dejé caer en los escalones de piedra de la entrada. Estaba temblando y me sentía aturdida. Pero en paz, orgullosa de haberle plantado cara por fin. A causa del frío, me arrebujé dentro de mi chaqueta vaquera. El viento me revolvía el pelo en todas direcciones, partiendo mi visión en rayas.
Poco a poco, la adrenalina se esfumó. Entonces, pensé que tal vez había sido demasiado dura con Niall. Recordé al niño frente a la tumba de su madre, lleno de culpa. El que sino se controlaba, podía causar muerte. Me miré las manos, ¿cómo sería yo si mi poder me hiciera peligrosa?
Me levanté de las escaleras, dispuesta a disculparme con él. Cuando llegué a la puerta, un chico dos cabezas más alto que yo, salía por ella. Nos chocamos. Me invadió un escalofrío.
―Disculpa ―dijo, con una sonrisa encantadora, todo lo que veía eran sus dientes.
Iba a responderle que no pasaba nada cuando me tapó la boca con la mano y acto seguido me clavó algo en el cuello. Abandoné la consciencia casi de inmediato. Todo lo que pude pensar fue; «Ya estamos otra vez».
▽ ▽ ▽
Respiraba polvo y humedad. Mis ojos se negaban abrirse, mi cabeza a incorporarse. Sentía un fuerte dolor en las muñecas y en los tobillos. Traté de moverlos, pero algo los mantenía aprisionados. Todo me daba vueltas y sentía unas fuertes ganas de vomitar. El eco de una voz llegó a mis oídos:
―Sí, madre… Estaba sola…Te llevaré a Rosebud, lo prometo…
No me asocié con el nombre porque hacía años que nadie me llamaba así. Era exclusivo de mi madre. ¿Pero por qué esa voz lo conocía?
Intenté poner mi cerebro en funcionamiento. Estaba en Woodlands, con Niall. Teníamos que encontrar a Owen y Forrest. Discutimos. Salí del motel. Un chico se chocó conmigo. Y entonces… Los ojos se me abrieron de golpe y levanté la cabeza. Frenética, miré a todos lados. Había columnas de hierro, cintas corredoras, máquinas en desuso. La única luz entraba desde unos ventanucos cuadrados. Debía de estar en una fábrica abandonada.
Tiré de las ataduras que me mantenían en la silla, tratando de soltarlas. Estaban perfectamente atadas. Quise congelar las cuerdas, pero mis poderes no estaban.Estiré las manos en direcciones opuestas, un dolor acuciante hizo que se me saltaran las lágrimas; quemaba.
―Yo que tú no haría eso, las cuerdas están mojadas en ácido. Solo te harás más daño.
Apareció frente a mí por arte de magia. Sus ojos grandes, verdes como el veneno, malévolos, me observaban. De alguna extraña manera, me resultaba familiar. Como si conociera sus gestos en otra persona.
Procuré que no me temblara el labio, por mucho miedo que tuviese. ¿A qué grupo pertenecería? ¿Los Mensajeros de la Noche? ¿El Anti Círculo? ¡Y cómo narices había dado conmigo!
―¿Quién eres? ―pregunté.
Necesitaba ganar tiempo, por la luz del sol, Niall ya debería de haberse dado cuenta que no estaba. Pero no estaba segura de si vendría a buscarme. Lo dejó muy claro; salvar el mundo era su prioridad. No iba a dejar que nada se interpusiese en su camino. Mi secuestro, bueno, entorpecía bastante las cosas.
―Alexander ―respondió mi secuestrador. Me sorprendió su disposición a entablar una conversación.
―Bonito nombre. ―No sabía qué más decir. El miedo no me dejaba pensar. Parecía imposible escapar―. ¿Qué tal si me sueltas, eh?
Rompió en carcajadas, espeluznantes. El sonido se propagó por toda la fábrica.
―Me dijeron que eras bastante tonta, que sueles quedarte callada cuando te insultan.
―¿Quién te ha hablado de mí?
¿Y quién demonios me conocía tan bien como para proporcionar aquella información? Alexander se acercó más a mí. Había algo en sus ojos, en su manera de mirar, que volvió a resultar me familiar.
―No es asunto tuyo ―dijo muy despacio, casi en un susurro.
Otro escalofrío. Tenía que encontrar una manera de escapar. Miré por detrás de él, la única puerta estaba a más de cinco metros de distancia. Y estaba atada, en todos los sentidos.
―¿Vas a matarme?
―Haces muchas preguntas. ―Había fastidio en su voz, se miró las uñas, con aburrimiento.
―Me has secuestrado, me gustaría saber el motivo, al menos. ―Helenna me hubiese aplaudido por haber usado el sarcasmo en una situación tan extrema.
―Hay alguien que lleva mucho tiempo buscándote.
―Pues que se ponga a la cola.
No tenía ni idea de dónde provenía tanta bravuconería por mi parte. Supongo que trataba de mantenerlo entretenido. A la espera de un milagro. Si me sacaba del almacén, estaba perdida, más todavía. No podía permitirlo. El grupo estaba demasiado débil para embarcarse en otra misión de rescate. Todavía no sabía si Helenna y Stella estaban bien. A saber si Niall vendría a por mí.
Los problemas explotaban en mi cabeza, dejándola más maltrecha. Alexander seguía mirándose las uñas. Debía de tener mi edad, quizá unos años más mayor. No llevaba armas. Lo cual significaba que tenía otra manera de protegerse más efectiva.
―Eres como yo, también tienes poderes ―aventuré.
Tardó en volver a mirarme, parecía fascinado por sus cutículas. Asintió, sin decir nada. Ahí tenía una respuesta, debía de trabajar para el Anti Círculo. Los otros querían exterminarnos, así que si fuera de los Mensajeros de la Noche, ya me habría matado.
―¿Por qué trabajas para ellos?
Me miró tratando de frenar su sorpresa. Yo, en cambio, fui incapaz de refrenar mi frustración. Cansada de que me persiguieran, que quisieran hacernos daño. Pero era más frustrante todavía que gente de nuestra condición, se aliara con ellos. Como él. Como Harry y Zayn.
―No trabajo para ellos, soy uno de ellos.
Habló con orgullo, satisfacción. Como si fuese un honor. Me dio asco, pero al mismo tiempo, su aparente fanatismo acrecentó mi miedo.
Miré de reojo a mi derecha. Me pareció ver una sombra moverse tras una de las máquinas. Giré la cabeza por completo. Tras una de las máquinas, apareció una cabeza rubia. Era Niall, se llevó un dedo a los labios y volvió a ocultarse. No podía creerlo.
Una oleada de esperanza me llenó de energía. Volví a centrar mi atención en Alexander, tenía que entretenerlo.
―No eres más que un peón. Te utilizan para hacer el trabajo sucio.
Se crispó de arriba abajo, como un gato.
―¡Yo soy el poder! ―gritó, dándose golpes en el pecho.
«Venga Elise, no te mueras de miedo. Tú puedes».
―Ya, por eso estás en una fábrica abandonada haciendo de niñera. ―Me encogí de hombros―. Se nota que tienes poder, sí.
Casi podía escuchar las carcajadas de Helenna. Eso me animó.
Niall me miraba detrás de una columna cercana. Solo un poco más…
―¡Cierra la boca!
―Debiste haberme puesto una mordaza, además de atarme. ¿Quizá haberme suministrado un somnífero más fuerte? ―comenté, fingiendo aburrimiento―. Parece que no has visto muchas películas sobre secuestros…
―He dicho que te calles. ―Podía escuchar el rechinar sus dientes a la perfección.
Niall estaba detrás, incendió sus manos. Y ese fue su error… Alexander escuchó la combustión y antes de que Niall pudiera darse cuenta o, yo poder advertirle, lo había placado contra el suelo, con una rodilla firme sobre su espalda.
―Vaya, si tenemos a un caballero andante ―masculló, lleno de dicha. Yo trataba de desatarme, a pesar del dolor. Intenté evaporar el agua del cuerpo de Alexander, pero el ácido de mis ataduras parecía inutilizar mi poder.
―Suéltalo ―supliqué.
Alexander rio, de nuevo, su risa me caló en lo más hondo. Toda la valentía me abandonó de golpe. El miedo me comió entera. Fui la Elise de siempre, la que se paralizaba hasta lo absurdo.
―A ti tengo que llevarte sana y salva ―prosiguió diciendo Alexander ―. Sin embargo, tú no eres necesario.
Se levantó hincando la rodilla más en la columna de Niall, quien soltó un grito. Alexander extendió las manos en su dirección y de ellas brotaron espesas nubes de humo blanco. Niall comenzó a gritar de inmediato, retorciéndose en el suelo.
―¿¡Qué le estás haciendo!? ―lloriqueé, paralizada.
Niall chillaba hasta desgañitarse la garganta, aferrándose al suelo, dando patadas. Empecé a llorar sin darme cuenta. Era insoportable, pero al mismo tiempo, no podía dejar de mirar.
―Es helio líquido con veneno. ―Alexander me miró con satisfacción, como si estuviese hablando de un buen vino. Hijo de las mil putas―. Calculo que le quedan unos dos minutos antes de que se le congelen los órganos o se derrita, lo que ocurra primero…
―¡Para!
Niall iba a morir, delante de mí. No podía hacer nada. ¿Por qué mi poder me abandonaba cuando más lo necesitaba?
―El frío le quemará la piel ―dijo Alexander.
Le quema la piel… ¡quema!
Niall casi había dejado de retorcerse. Rendido y agotado por el dolor. Si le gritaba, no estaba segura de si me escucharía o qué medidas tomaría Alexander. Así que probé por otro medio.
Me enfoqué en la energía que sentí en la habitación, en el avión, cuando llegué a sus recuerdos. Imaginé sus ojos azules, fijos en los míos. Sentí como si una parte de mí volara hasta Niall. Escuchaba sus gritos en lo más hondo.
«Niall, el frío también quema», susurré.
Salí despedida, como si acabara de chocar contra una pared. Regresé a mi silla, notando las ataduras corrosivas en mis muñecas. Niall había dejado de retorcerse, estaba quieto… ¡No! Alexander sonreía complacido.
Mierda, mierda, mierda.
Entonces, de súbito el gas que envolvía a Niall estalló en fuego, que ascendió hasta el techo, que no se me llevó por delante por pura suerte. A penas duró unos segundos. Al extinguirse, Niall resurgió de pie, con los brazos extendidos, radiante y sin heridas. La piel le brillaba como icor de dioses. No quedaba rastro de Alexander, las llamas debían de habérselo tragado, porque no quedaban ni las cenizas. Sentí pena por él, a pesar de todo.
Niall caminó a mi encuentro, se agachó a mis y quemó las ataduras. Hizo lo mismo con las de mis manos. Tenía una herida abierta en cada una, que escocían endemoniadamente. Niall me agarró las manos, examinando las heridas.
No podía creerme que hubiese venido a por mí, mucho menos después de nuestra discusión. Alzó la vista para acudir a mi mirada.
―¿Cómo me has encontrado? ―Sentía mucha curiosidad.
Me incorporé de la silla, con las piernas entumecidas, a la espera de su respuesta.
―Salí a buscarte cuando te marchaste ―Se encogió de hombros, mirándose los zapatos―. Vi cómo se te llevaba y lo seguí.
Parecía bastante incómodo, incluso avergonzado. Aunque no sabía el motivo.
―Gracias por encontrarme.
―Siempre ―respondió, mirándome por fin.
No sé por qué motivo empleó aquella palabra, pero no podía dejar de observarlo. Un ruido estrepitoso me sobresaltó. La puerta se había abierto, dos figuras corrían hacia nosotros. Niall también se giró, con dos bolas de fuego preparadas. Yo me disponía a hacer lo mismo hasta que los reconocí.
―¡Owen, Forrest!
Los dos muchachos se detuvieron a nuestro lado, medio asfixiados.
―Es un placer volver a verte ―saludó Forrest, sonriendo.
―Pero ahora tenemos que salir pitando de aquí ―nos apremió Owen.
Niall frunció el ceño.
―¿Qué ocurre? ¿Cómo sabíais que estábamos aquí?
―El chavalín del veneno, ha llamado a toda la caballería, están cerca ―respondió Forrest, resollando. Debía de referirse a Alexander―. Llevábamos días siguiéndole, te vimos entrar en el almacén.
Genial, teníamos al Anti Círculo pisándonos los talones. Y ninguna forma rápida de escapar. Éramos pocos para hacerles frente. A nuestro lado, se escuchó un chasquido. Una brecha se abrió en el aire, hasta convertirse en un círculo de bordes morados. Joan se hallaba al otro lado, con los ojos cerrados, concentrada en medio de la oscuridad.
―Servicio de portales mágicos de Joan, a su servicio. ―Por el lado derecho del círculo apareció Helenna, con su sonrisa sarcástica.
―¡Helenna! ―chillé, nunca me había alegrado tanto de verla.
―¿Cómo…? ―empecé a decir.
―Luego os lo explicamos, adentro, tortugas ―en el lado contrario, apareció Stella, de brazos cruzados.
No tuve tiempo de exclamar su nombre. Niall me agarró por el codo y me hizo pasar detrás de él por el portal. Forrest y Owen nos siguieron. El aire caluroso y húmedo de Australia nos acogió. Joan cerró el portal tras nosotros y suspiró de cansancio.
―¿Desde cuándo puedes hacer está cosa tan guay? ―preguntó Owen, mirando allí donde antes estaba el portal.
Joan sonrió complacida.
―Me alegro de veros ―Los saludó a ambos.
Yo no hice ningún caso a lo que decían. Me giré hacia Helenna y Stella, dichosa de verlas enteras. Parecían agotadas, pero estaban enteras y vivas.
―¿Cómo habéis dado con nosotros? ―pregunté, mirándolas a las tres.
―Niall nos llamó para preguntar por nosotras y colgó de pronto, sin dar explicaciones ―explicó Stella, señalándolo―. Nos preocupamos. Así que os rastreamos. Bueno Helenna lo hizo, encontró el dolor de Niall. Espeluznante, sí.
―Pero estáis vivos gracias a mí, de nada ―dijo, sonriendo con amplitud.
Miré a Niall con otros ojos. Fue extraño, como si no fuese la misma persona de la noche anterior. Él miró al frente. Se había arriesgado para preguntar por ellas, solo porque yo necesitaba saberlo.
Liam y mi padre corrían hacia nosotros desde la cabaña.
―¿Estás bien, Elise? ―me preguntó mi padre al llegar.
Me miré las muñecas, las heridas habían cicatrizado gracias al agua que había estado acumulando en ellas. Sonreí a mi padre.
―De una pieza.
―Volvamos dentro, así nos contáis qué ha pasado ―propuso Liam.
Todos asintieron.
―Un momento ―pedí.
Caminé hacia Helenna y Stella para abrazarlas. Les costó, pero me devolvieron el abrazo. Los grillos cantaban, escuchaba el cauce de la laguna y el calor era insoportable. Nunca me había sentido más en casa como en ese momento.
―Vamos a quedarnos al borde de la muerte más a menudo ―bromeó Stella.
―Sí, madre… Estaba sola…Te llevaré a Rosebud, lo prometo…
No me asocié con el nombre porque hacía años que nadie me llamaba así. Era exclusivo de mi madre. ¿Pero por qué esa voz lo conocía?
Intenté poner mi cerebro en funcionamiento. Estaba en Woodlands, con Niall. Teníamos que encontrar a Owen y Forrest. Discutimos. Salí del motel. Un chico se chocó conmigo. Y entonces… Los ojos se me abrieron de golpe y levanté la cabeza. Frenética, miré a todos lados. Había columnas de hierro, cintas corredoras, máquinas en desuso. La única luz entraba desde unos ventanucos cuadrados. Debía de estar en una fábrica abandonada.
Tiré de las ataduras que me mantenían en la silla, tratando de soltarlas. Estaban perfectamente atadas. Quise congelar las cuerdas, pero mis poderes no estaban.Estiré las manos en direcciones opuestas, un dolor acuciante hizo que se me saltaran las lágrimas; quemaba.
―Yo que tú no haría eso, las cuerdas están mojadas en ácido. Solo te harás más daño.
Apareció frente a mí por arte de magia. Sus ojos grandes, verdes como el veneno, malévolos, me observaban. De alguna extraña manera, me resultaba familiar. Como si conociera sus gestos en otra persona.
Procuré que no me temblara el labio, por mucho miedo que tuviese. ¿A qué grupo pertenecería? ¿Los Mensajeros de la Noche? ¿El Anti Círculo? ¡Y cómo narices había dado conmigo!
―¿Quién eres? ―pregunté.
Necesitaba ganar tiempo, por la luz del sol, Niall ya debería de haberse dado cuenta que no estaba. Pero no estaba segura de si vendría a buscarme. Lo dejó muy claro; salvar el mundo era su prioridad. No iba a dejar que nada se interpusiese en su camino. Mi secuestro, bueno, entorpecía bastante las cosas.
―Alexander ―respondió mi secuestrador. Me sorprendió su disposición a entablar una conversación.
―Bonito nombre. ―No sabía qué más decir. El miedo no me dejaba pensar. Parecía imposible escapar―. ¿Qué tal si me sueltas, eh?
Rompió en carcajadas, espeluznantes. El sonido se propagó por toda la fábrica.
―Me dijeron que eras bastante tonta, que sueles quedarte callada cuando te insultan.
―¿Quién te ha hablado de mí?
¿Y quién demonios me conocía tan bien como para proporcionar aquella información? Alexander se acercó más a mí. Había algo en sus ojos, en su manera de mirar, que volvió a resultar me familiar.
―No es asunto tuyo ―dijo muy despacio, casi en un susurro.
Otro escalofrío. Tenía que encontrar una manera de escapar. Miré por detrás de él, la única puerta estaba a más de cinco metros de distancia. Y estaba atada, en todos los sentidos.
―¿Vas a matarme?
―Haces muchas preguntas. ―Había fastidio en su voz, se miró las uñas, con aburrimiento.
―Me has secuestrado, me gustaría saber el motivo, al menos. ―Helenna me hubiese aplaudido por haber usado el sarcasmo en una situación tan extrema.
―Hay alguien que lleva mucho tiempo buscándote.
―Pues que se ponga a la cola.
No tenía ni idea de dónde provenía tanta bravuconería por mi parte. Supongo que trataba de mantenerlo entretenido. A la espera de un milagro. Si me sacaba del almacén, estaba perdida, más todavía. No podía permitirlo. El grupo estaba demasiado débil para embarcarse en otra misión de rescate. Todavía no sabía si Helenna y Stella estaban bien. A saber si Niall vendría a por mí.
Los problemas explotaban en mi cabeza, dejándola más maltrecha. Alexander seguía mirándose las uñas. Debía de tener mi edad, quizá unos años más mayor. No llevaba armas. Lo cual significaba que tenía otra manera de protegerse más efectiva.
―Eres como yo, también tienes poderes ―aventuré.
Tardó en volver a mirarme, parecía fascinado por sus cutículas. Asintió, sin decir nada. Ahí tenía una respuesta, debía de trabajar para el Anti Círculo. Los otros querían exterminarnos, así que si fuera de los Mensajeros de la Noche, ya me habría matado.
―¿Por qué trabajas para ellos?
Me miró tratando de frenar su sorpresa. Yo, en cambio, fui incapaz de refrenar mi frustración. Cansada de que me persiguieran, que quisieran hacernos daño. Pero era más frustrante todavía que gente de nuestra condición, se aliara con ellos. Como él. Como Harry y Zayn.
―No trabajo para ellos, soy uno de ellos.
Habló con orgullo, satisfacción. Como si fuese un honor. Me dio asco, pero al mismo tiempo, su aparente fanatismo acrecentó mi miedo.
Miré de reojo a mi derecha. Me pareció ver una sombra moverse tras una de las máquinas. Giré la cabeza por completo. Tras una de las máquinas, apareció una cabeza rubia. Era Niall, se llevó un dedo a los labios y volvió a ocultarse. No podía creerlo.
Una oleada de esperanza me llenó de energía. Volví a centrar mi atención en Alexander, tenía que entretenerlo.
―No eres más que un peón. Te utilizan para hacer el trabajo sucio.
Se crispó de arriba abajo, como un gato.
―¡Yo soy el poder! ―gritó, dándose golpes en el pecho.
«Venga Elise, no te mueras de miedo. Tú puedes».
―Ya, por eso estás en una fábrica abandonada haciendo de niñera. ―Me encogí de hombros―. Se nota que tienes poder, sí.
Casi podía escuchar las carcajadas de Helenna. Eso me animó.
Niall me miraba detrás de una columna cercana. Solo un poco más…
―¡Cierra la boca!
―Debiste haberme puesto una mordaza, además de atarme. ¿Quizá haberme suministrado un somnífero más fuerte? ―comenté, fingiendo aburrimiento―. Parece que no has visto muchas películas sobre secuestros…
―He dicho que te calles. ―Podía escuchar el rechinar sus dientes a la perfección.
Niall estaba detrás, incendió sus manos. Y ese fue su error… Alexander escuchó la combustión y antes de que Niall pudiera darse cuenta o, yo poder advertirle, lo había placado contra el suelo, con una rodilla firme sobre su espalda.
―Vaya, si tenemos a un caballero andante ―masculló, lleno de dicha. Yo trataba de desatarme, a pesar del dolor. Intenté evaporar el agua del cuerpo de Alexander, pero el ácido de mis ataduras parecía inutilizar mi poder.
―Suéltalo ―supliqué.
Alexander rio, de nuevo, su risa me caló en lo más hondo. Toda la valentía me abandonó de golpe. El miedo me comió entera. Fui la Elise de siempre, la que se paralizaba hasta lo absurdo.
―A ti tengo que llevarte sana y salva ―prosiguió diciendo Alexander ―. Sin embargo, tú no eres necesario.
Se levantó hincando la rodilla más en la columna de Niall, quien soltó un grito. Alexander extendió las manos en su dirección y de ellas brotaron espesas nubes de humo blanco. Niall comenzó a gritar de inmediato, retorciéndose en el suelo.
―¿¡Qué le estás haciendo!? ―lloriqueé, paralizada.
Niall chillaba hasta desgañitarse la garganta, aferrándose al suelo, dando patadas. Empecé a llorar sin darme cuenta. Era insoportable, pero al mismo tiempo, no podía dejar de mirar.
―Es helio líquido con veneno. ―Alexander me miró con satisfacción, como si estuviese hablando de un buen vino. Hijo de las mil putas―. Calculo que le quedan unos dos minutos antes de que se le congelen los órganos o se derrita, lo que ocurra primero…
―¡Para!
Niall iba a morir, delante de mí. No podía hacer nada. ¿Por qué mi poder me abandonaba cuando más lo necesitaba?
―El frío le quemará la piel ―dijo Alexander.
Le quema la piel… ¡quema!
Niall casi había dejado de retorcerse. Rendido y agotado por el dolor. Si le gritaba, no estaba segura de si me escucharía o qué medidas tomaría Alexander. Así que probé por otro medio.
Me enfoqué en la energía que sentí en la habitación, en el avión, cuando llegué a sus recuerdos. Imaginé sus ojos azules, fijos en los míos. Sentí como si una parte de mí volara hasta Niall. Escuchaba sus gritos en lo más hondo.
«Niall, el frío también quema», susurré.
Salí despedida, como si acabara de chocar contra una pared. Regresé a mi silla, notando las ataduras corrosivas en mis muñecas. Niall había dejado de retorcerse, estaba quieto… ¡No! Alexander sonreía complacido.
Mierda, mierda, mierda.
Entonces, de súbito el gas que envolvía a Niall estalló en fuego, que ascendió hasta el techo, que no se me llevó por delante por pura suerte. A penas duró unos segundos. Al extinguirse, Niall resurgió de pie, con los brazos extendidos, radiante y sin heridas. La piel le brillaba como icor de dioses. No quedaba rastro de Alexander, las llamas debían de habérselo tragado, porque no quedaban ni las cenizas. Sentí pena por él, a pesar de todo.
Niall caminó a mi encuentro, se agachó a mis y quemó las ataduras. Hizo lo mismo con las de mis manos. Tenía una herida abierta en cada una, que escocían endemoniadamente. Niall me agarró las manos, examinando las heridas.
No podía creerme que hubiese venido a por mí, mucho menos después de nuestra discusión. Alzó la vista para acudir a mi mirada.
―¿Cómo me has encontrado? ―Sentía mucha curiosidad.
Me incorporé de la silla, con las piernas entumecidas, a la espera de su respuesta.
―Salí a buscarte cuando te marchaste ―Se encogió de hombros, mirándose los zapatos―. Vi cómo se te llevaba y lo seguí.
Parecía bastante incómodo, incluso avergonzado. Aunque no sabía el motivo.
―Gracias por encontrarme.
―Siempre ―respondió, mirándome por fin.
No sé por qué motivo empleó aquella palabra, pero no podía dejar de observarlo. Un ruido estrepitoso me sobresaltó. La puerta se había abierto, dos figuras corrían hacia nosotros. Niall también se giró, con dos bolas de fuego preparadas. Yo me disponía a hacer lo mismo hasta que los reconocí.
―¡Owen, Forrest!
Los dos muchachos se detuvieron a nuestro lado, medio asfixiados.
―Es un placer volver a verte ―saludó Forrest, sonriendo.
―Pero ahora tenemos que salir pitando de aquí ―nos apremió Owen.
Niall frunció el ceño.
―¿Qué ocurre? ¿Cómo sabíais que estábamos aquí?
―El chavalín del veneno, ha llamado a toda la caballería, están cerca ―respondió Forrest, resollando. Debía de referirse a Alexander―. Llevábamos días siguiéndole, te vimos entrar en el almacén.
Genial, teníamos al Anti Círculo pisándonos los talones. Y ninguna forma rápida de escapar. Éramos pocos para hacerles frente. A nuestro lado, se escuchó un chasquido. Una brecha se abrió en el aire, hasta convertirse en un círculo de bordes morados. Joan se hallaba al otro lado, con los ojos cerrados, concentrada en medio de la oscuridad.
―Servicio de portales mágicos de Joan, a su servicio. ―Por el lado derecho del círculo apareció Helenna, con su sonrisa sarcástica.
―¡Helenna! ―chillé, nunca me había alegrado tanto de verla.
―¿Cómo…? ―empecé a decir.
―Luego os lo explicamos, adentro, tortugas ―en el lado contrario, apareció Stella, de brazos cruzados.
No tuve tiempo de exclamar su nombre. Niall me agarró por el codo y me hizo pasar detrás de él por el portal. Forrest y Owen nos siguieron. El aire caluroso y húmedo de Australia nos acogió. Joan cerró el portal tras nosotros y suspiró de cansancio.
―¿Desde cuándo puedes hacer está cosa tan guay? ―preguntó Owen, mirando allí donde antes estaba el portal.
Joan sonrió complacida.
―Me alegro de veros ―Los saludó a ambos.
Yo no hice ningún caso a lo que decían. Me giré hacia Helenna y Stella, dichosa de verlas enteras. Parecían agotadas, pero estaban enteras y vivas.
―¿Cómo habéis dado con nosotros? ―pregunté, mirándolas a las tres.
―Niall nos llamó para preguntar por nosotras y colgó de pronto, sin dar explicaciones ―explicó Stella, señalándolo―. Nos preocupamos. Así que os rastreamos. Bueno Helenna lo hizo, encontró el dolor de Niall. Espeluznante, sí.
―Pero estáis vivos gracias a mí, de nada ―dijo, sonriendo con amplitud.
Miré a Niall con otros ojos. Fue extraño, como si no fuese la misma persona de la noche anterior. Él miró al frente. Se había arriesgado para preguntar por ellas, solo porque yo necesitaba saberlo.
Liam y mi padre corrían hacia nosotros desde la cabaña.
―¿Estás bien, Elise? ―me preguntó mi padre al llegar.
Me miré las muñecas, las heridas habían cicatrizado gracias al agua que había estado acumulando en ellas. Sonreí a mi padre.
―De una pieza.
―Volvamos dentro, así nos contáis qué ha pasado ―propuso Liam.
Todos asintieron.
―Un momento ―pedí.
Caminé hacia Helenna y Stella para abrazarlas. Les costó, pero me devolvieron el abrazo. Los grillos cantaban, escuchaba el cauce de la laguna y el calor era insoportable. Nunca me había sentido más en casa como en ese momento.
―Vamos a quedarnos al borde de la muerte más a menudo ―bromeó Stella.
▽ ▽ ▽
Tuvimos una larga charla, en la que nos pusimos al corriente sobre lo que había pasado en nuestros días de ausencia. Helenna consiguió su libro. Sin embargo, aunque solo había estado dos días fuera, la notaba inmensamente cambiada. Como si llevara años sin verla. Y lo mismo pasaba con Stella. Por otro lado, se palpaba cierta tensión entre Joan y ellas. Ni siquiera entre todos, fuimos capaz de dilucidar cómo había dado el Anti Círculo con nosotros.
Me dejé caer contra el respaldo del sofá.
―¿Se sabe algo de Alexa? ―pregunté.
Negaron con la cabeza. No sabía si la falta de información era buena o mala señal. Habían pasado tres días. Conociendo a Alexa, ya hubiese tratado de comunicarse con nosotros.
―No pude localizar su dolor, ni el de Louis. Suponemos que es buena señal ―explicó Helenna, como si hubiese leído mis pensamientos.
Sí, podía ser buena señal. Pero hasta que no regresara, no me quedaría tranquila.
―Entonces, el que te secuestró está muerto ―comentó Joan, pensativa.
Iba a responder que sí, pero Niall me interrumpió.
―No, lo vi esfumarse antes de que prendiera fuego.
Lo miré atónita.
―En el Anti Círculo también tienen a alguien que crea portales, como Joan.
―Genial ―masculló Liam.
No supe poner nombre a la sensación que me produjo saber que estaba vivo. El silencio nos acompañó por unos minutos. Estaba deseando poder darme una ducha y meterme en la cama. Joan se fue con Forrest y Owen a la cocina, para explicarles el motivo por el que fuimos a buscarlos. Niall y Liam salieron al porche. Me quedé con Helenna, Stella y mi padre en el salón. El último, me observaba con una expresión contrariada. Frunciendo los labios, como si quisiera decirme algo.
―Hay algo más ―dijo Helenna.
―Genial, más sorpresas ―suspiré.
―Zayn ha prometido colaborar si lo sacamos del Limbo.
Estaba tan cansada que ni siquiera pude enfadarme, ni replicar.
―¿Se puede hacer eso?
―No lo sabemos, pero quizá tiene información que nos ayude ―añadió Stella.
―O nos traiciona, otra vez ―recordé.
―Habrá que averiguarlo ―declaró Helenna, retorciéndose la coleta.
Más tarde, cuando tomaba un poco de aire en la mecedora, ya duchada y con ropa limpia, mi padre salió de la casa. Llevaba un vaso de limonada fría que me tendió. El primer trago fue revitalizante.
―Dime qué sucede. ―Le pedí, Edward Mitchell solo se mostraba así de atento cuando iba a comunicarme algo de suma importancia.
Suspiró, rascándose su barba entrecana.
―Hay algo que llevo años ocultándote. ―El comienzo no fue nada prometedor―. Pero en vista de lo que ha pasado, ya es hora de que conozcas la verdad.
Una mala sensación comenzó a recorrerme. Estaba cansada ―qué novedad―, de que mi padre me ocultara cosas. Como que mi madre pertenecía al Anti Círculo, por ejemplo. Aguardé a que continuara, tratando de mostrarme paciente.
―Está bien ―se dijo a sí mismo―. Elise, ese chico, Alexander…
―¿Sí? ―lo animé a seguir, sumamente desconcertada.
―Es tu hermano, bueno, tu medio hermano.
Fue como si una succionadora me tragara entera. Como si un taladro me atravesara el corazón. Y, después, recordé: «Sí, madre… Estaba sola…Te llevaré a Rosebud, lo prometo…».
«Madre… Rosebud.»
Solo mi madre me llamaba por mi segundo nombre.
«Me dijeron que eras bastante tonta, que sueles quedarte callada cuando te insultan».
«Hay alguien que lleva mucho tiempo buscándote».
Thalia Fairchild. Mi madre. La de Alexander. Por eso me había resultado tan familiar, me recordaba a ella.
¡Joder!
Me dejé caer contra el respaldo del sofá.
―¿Se sabe algo de Alexa? ―pregunté.
Negaron con la cabeza. No sabía si la falta de información era buena o mala señal. Habían pasado tres días. Conociendo a Alexa, ya hubiese tratado de comunicarse con nosotros.
―No pude localizar su dolor, ni el de Louis. Suponemos que es buena señal ―explicó Helenna, como si hubiese leído mis pensamientos.
Sí, podía ser buena señal. Pero hasta que no regresara, no me quedaría tranquila.
―Entonces, el que te secuestró está muerto ―comentó Joan, pensativa.
Iba a responder que sí, pero Niall me interrumpió.
―No, lo vi esfumarse antes de que prendiera fuego.
Lo miré atónita.
―En el Anti Círculo también tienen a alguien que crea portales, como Joan.
―Genial ―masculló Liam.
No supe poner nombre a la sensación que me produjo saber que estaba vivo. El silencio nos acompañó por unos minutos. Estaba deseando poder darme una ducha y meterme en la cama. Joan se fue con Forrest y Owen a la cocina, para explicarles el motivo por el que fuimos a buscarlos. Niall y Liam salieron al porche. Me quedé con Helenna, Stella y mi padre en el salón. El último, me observaba con una expresión contrariada. Frunciendo los labios, como si quisiera decirme algo.
―Hay algo más ―dijo Helenna.
―Genial, más sorpresas ―suspiré.
―Zayn ha prometido colaborar si lo sacamos del Limbo.
Estaba tan cansada que ni siquiera pude enfadarme, ni replicar.
―¿Se puede hacer eso?
―No lo sabemos, pero quizá tiene información que nos ayude ―añadió Stella.
―O nos traiciona, otra vez ―recordé.
―Habrá que averiguarlo ―declaró Helenna, retorciéndose la coleta.
Más tarde, cuando tomaba un poco de aire en la mecedora, ya duchada y con ropa limpia, mi padre salió de la casa. Llevaba un vaso de limonada fría que me tendió. El primer trago fue revitalizante.
―Dime qué sucede. ―Le pedí, Edward Mitchell solo se mostraba así de atento cuando iba a comunicarme algo de suma importancia.
Suspiró, rascándose su barba entrecana.
―Hay algo que llevo años ocultándote. ―El comienzo no fue nada prometedor―. Pero en vista de lo que ha pasado, ya es hora de que conozcas la verdad.
Una mala sensación comenzó a recorrerme. Estaba cansada ―qué novedad―, de que mi padre me ocultara cosas. Como que mi madre pertenecía al Anti Círculo, por ejemplo. Aguardé a que continuara, tratando de mostrarme paciente.
―Está bien ―se dijo a sí mismo―. Elise, ese chico, Alexander…
―¿Sí? ―lo animé a seguir, sumamente desconcertada.
―Es tu hermano, bueno, tu medio hermano.
Fue como si una succionadora me tragara entera. Como si un taladro me atravesara el corazón. Y, después, recordé: «Sí, madre… Estaba sola…Te llevaré a Rosebud, lo prometo…».
«Madre… Rosebud.»
Solo mi madre me llamaba por mi segundo nombre.
«Me dijeron que eras bastante tonta, que sueles quedarte callada cuando te insultan».
«Hay alguien que lleva mucho tiempo buscándote».
Thalia Fairchild. Mi madre. La de Alexander. Por eso me había resultado tan familiar, me recordaba a ella.
¡Joder!
indigo.
----
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
- los feels :
- Sé que debo más comentarios antes de este, pero no pude evitar comentarlo desde que teminé de leer porque fue asfhakfa demasiado genial y
Kate, te pasaste no importa que hayas tardado más y no me encontré nada de nada forzado ok, PORQUE FUE GENIAL. AY
Me revolví en mi asiento, incómoda. Niall me dedicó una mirada de fastidio desde el asiento contiguo, remarcada con un resoplido. Todo lo que hacía resultaba una molestia para él. Que al contrario que yo, descansaba las manos sobre el estómago y miraba una película en su pequeña pantalla, impasible a todo lo que podía salir mal en nuestro viaje. Como si nos dirigiéramos a unas agradables vacaciones.
Mi comentario será más corto de lo normal, creo, porque estoy corta de tiempo pero bueno. Asfakfakdk la relación entre Niall y Elise es estupenda (no literal....estupenda porque me gusta leer cuando él se enoja y ella se pone como un tomate ) y morí de la risa con ellos. Porque a cada mínima cosa que hacía Elise, estaba un Niall que le parecía de lo más irritante. Para ser alguien impávido, siempre estaba irritado con ella. (?―Debes aprender a controlarte, podrías meternos en problemas.
―Lo… ―me interrumpí a mí misma. No más disculpas―. ¿Sabes?, no todos tenemos tu capacidad de autocontrol.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de Elise Está dando a conocer que tiene carácter―De acuerdo. ―Niall no pudo evitar regalarse una sonrisa autocomplacida. Imbécil-. Se marchó cuando yo tenía siete años. No me sorprendió, porque nunca se le dio bien aquello de ser madre. Poco después lo hizo mi padre. Crecí con mi tía Verónica.
Y estuve llena de inseguridades y culpa, creyendo que algo estaba mal conmigo. Que no merecía atención, que si no destacaba no haría nada por lo que la gente pudiera odiarme, con el pensamiento arrollador de que todos me abandonarían. Porque si ya era difícil lidiar con que uno de tus padres te abandone, imaginar si lo hacen los dos. Te marca para siempre, con una huella imborrable. Era quien era por ellos, me había construido sobre sus acciones.
Toda mi infancia pasó ante mis ojos como un fogonazo. El dolor me invadió. Niall cambió la expresión de su rostro. Su gesto adusto se suavizó y por primera vez un atisbo de humanidad lo acompañó.
No sabía esto. Bueno, creo que se ha mencionado antes, pero no así no puedo creer que además de que su mama la abandonó, Edward hizo lo mismo. Su mamá es cruel y pertenece al anti-círculo, pero ¿cuál fue la excusa de Edward? ¿eh?
Me alegra que Elise está aprendiendo a sobrellevar esos traumas con los que creció, porque las experiencias que ha vivido la han hecho más fuerte- Spoiler:
- Veo a un niño pequeño al lado de un ataúd. Inundado en lágrimas, con las cuencas de los ojos despojada de vida. En la lápida se lee un nombre «Loreen Hastings». Es su madre. La hierba que pisa el niño está chamuscada. La figura de un hombre permanece a su espalda, quiero como un bloque de cemento.
La escena cambia y aparecemos en un pabellón. El padre de Niall camina en círculos su alrededor. Niall, ahora convertido en un muchacho de unos diez años, aprieta los puños envueltos en llamas. Sus ojos producen lágrimas silenciosas y sus facciones de arrugan por la frustración. «Tienes que controlarte, domar tus emociones. No dejes que el fuego te consuma», le dice su padre, con voz hueca y resonante. Niall tensa el cuerpo y aprieta los ojos, respirando con mayor dificultad. El fuego de sus puños se expande hasta sus brazos. Consumiéndolo. El hombre detiene sus pisadas frente a él. «Sino lo controlas, matarás a más gente. Como mataste a mamá». Tras sus palabras sibilantes, Niall se transforma en una bola de fuego…
Aparece ante mí el Niall adolescente, de nuevo en el cementerio. Al lado de la lápida de su madre hay una nueva, reluciente; «Elijah Horan». A diferencia de la primera imagen no llora, ni la hierba se quema a sus pies. Muy parecido al Niall que yo conozco. Se da la vuelta y se pierde entre las otras tumbas, sin mirar atrás. Elijah lo logra, ya no hay emociones, solo autocontrol.
Volví a caer en mi asiento del avión, aunque una parte de mí seguía en su memoria. Cuando lo miré de nuevo, vi a una persona completamente distinta. Y lo entendí, porqué era como era y porqué no perdía nunca el control.
Escuché cómo apretaba los dientes. Un atisbo de la culpa que cargaba a sus espaldas se hizo presente en su rostro. Quise decir algo, consolarlo. Incluso llegué a levantar la mano para apretarle el hombro.
―Ni… una… palabra ―advirtió, con los dientes apretados. Volvió a sentarse bien en el asiento y se olvidó de mí
Lo SIENTO TUVE QUE CITARLO TODO OK. PORQUE ME DOLIÓ. YO NO SABÍA QUE NIALL HABÍA HECHO ESO. NO SABÍA NADA DE SU INFANCIA. QUE MATÓ A SU MAMA Y LUEGO SU PAPA, ESTOY SEGURA DE QUE LO HIZO SENTIR HORRIBLE POR AÑOS HASTA QUE NIALL TAMBIÉN LO MATÓ. ¿NO??
Eso entendí, que lo mató igual. Lo siento por las mayúsculas, pero deoh no puedo creerlo, Kate. Y Elise queriendo consolarlo, esta chica es un sol. Pero luego viene Niall y le dice que no diga nada y pretende hacerse el loco por el resto del vuelo yo quiero que se abracen ya―El porche tiene un muelle que lleva directo al lago. ―Se inclinó sobre el recibidor y nos guiñó un ojo a ambos―. Los jovencitos como vosotros acuden a menudo a mi motel. Ya sabéis, para buscar…, intimidad.
Cuando comprendí, horrorizada, lo que estaba dando a entender la anciana, se me pusieron rojas hasta las orejas. ¡Qué vergüenza! ¿Cómo podía pensar que Niall y yo…, que nosotros?
―Muy amable ―masculló Niall, recolocándose la bolsa sobre el hombro―. Vamos, tomatito.
Me imaginé a Betty White haciéndole el guiño a Elise y AJAJAJAJAJAJA MORÍ CON ESA PARTE Elise tomatito Mitchell- Spoiler:
- ―¡Estás loca! ―bramó, nunca lo había visto tan enfadado. Su rabia me estremeció―. ¿Es que no escuchas nada de lo que digo?
La Elise de unas semanas atrás se hubiese hecho un ovillo, pidiendo perdón sin parangón. Creyendo que no tenía derecho a replicar, a dejarse llevar por sus emociones. La de ahora, supo que tenía todo el derecho a dejarse llevar. Me incorporé de la cama como un resorte, para encararlo.
―Necesito saber si Helenna y Stella están bien ―reclamé, sin dejar de mirarlo a los ojos un segundo, en medio de la oscuridad.
Niall se pasó las manos por la cara, con frustración. Al apartarlas, tenía manchas rojas por el contacto. Se cernió sobre mí, con todo lo alto que era, como un acantilado. Luché por no hacerme pequeña.
―No lo entiendes. Pueden rastrear la llamada, pueden atraparnos. ¡Tienes que pensar con la cabeza!
Lo aparté de un empujón. No tenía ningún derecho para decirme lo que debía o no debía hacer. El muy malnacido…
―Claro que lo entiendo ―escupí. Niall parecía estupefacto por mi reacción―. Te crees mejor porque estás por encima de cualquier emoción. Porque mientras los demás lloramos, tú puedes seguir adelante.
Niall abrió los ojos, miles de emociones colisionaron en su rostro. Sus ojos azules brillaron como faros antes de apagarse.
―Te vapulean, te insultan, no te toman en cuenta ―enumeró con los dedos, dando dos pasos hacía mí, aunque manteniéndose a una distancia prudencial―. Y tú sigues preocupándote por ellas, ¡las quieres!
Sus palabras fueron una bofetada. Pareció satisfecho, lo que me enfureció más. Su pregunta daba vueltas por mi cerebro. «¿Por qué, Elise?».
―Porque son mi familia. En una extraña y destructiva manera, pero son mi familia ―respondí, sobreponiéndome. No iba a dejar que sus palabras minaran mi arranque de braveza―. Y cuando se trata de la familia, haces cualquier cosa, aunque te pongas en peligro.
Creo que voy a citar todo el capítulo si sigo así pERO ES QUE NO PUEDO EVITARLO. LA DISCUSIÓN FUE TODO, TODO Y MUCHO MÁS. (me explico genial, eh)
Pero bueno, en serio amé eso. Amo cuando los personajes interactúan y sí, amo el drama(?) de este tipo porque da a relucir cosas de ambos que uno no ve en situaciones normales. Y eso de que son su familia alguien que le de un premio a Elise porque es la más dulce de todas
Niall debería aprender algo de ella aunque probablemente prefiera congelarse las pestañas a decir que el grupo es como su familia―Escucha, niña estúpida ―avanzó hasta mí y me agarró por las muñecas. Noté que se me quemaba la piel con su contacto y chillé. Usé mi poder para formar una barrera de hielo donde me tocaba―, esto no es un juego, ni una aventura. Me importan una mierda tus rollos sensibleros… el mundo está en peligro. Tenemos una misión, por la que muchos han muerto. No voy a permitir que lo estropees.
No grité. Tampoco seguí con mi demostración de gritos. Me limité a mirarlo, a calmar el quemazón de mis muñecas. Podía sentir el vínculo palpitar. De Niall a mí. De mí a Niall.
―Hazte esta pregunta ―dije, más calmada de lo que esperaba―. ¿De qué te sirve salvar el mundo, sino tienes a nadie con el que compartirlo?
BURN, BITCH, BUUUUURRRNNN
quitando el hecho de que el fuego forma parte de Niall pero EN SERIO ME ENCANTÓ ESA FRASE/PREGUNTA QUE LE HIZO ELISE. ESPERO QUE SE LE QUEDE EN LA CONCIENCIA HASTA LAS PRÓXIMAS DOS VIDAS.―Sí, madre… Estaba sola…Te llevaré a Rosebud, lo prometo...
Yo ya pensaba que el acosador psicópata yo-soy-el-poder de Alexander era algo como familia de Elise...pero no quería creer que es su HERMANO. PORQUE, PORQUE ESO AGREGA DEMASIADAS INCÓGNITAS A LA HISTORIA. Y YA TENEMOS DE MÁS nunca dejaré de estar intrigada aquí. Es horrible y hermsoo al mismo tiempo, y te culpo a ti, Kate―Bonito nombre. ―No sabía qué más decir. El miedo no me dejaba pensar. Parecía imposible escapar―. ¿Qué tal si me sueltas, eh?
―Me has secuestrado, me gustaría saber el motivo, al menos. ―Helenna me hubiese aplaudido por haber usado el sarcasmo en una situación tan extrema.
―Hay alguien que lleva mucho tiempo buscándote.
―Pues que se ponga a la cola.―No eres más que un peón. Te utilizan para hacer el trabajo sucio.
Se crispó de arriba abajo, como un gato.
―¡Yo soy el poder! ―gritó, dándose golpes en el pecho.
«Venga Elise, no te mueras de miedo. Tú puedes».
―Ya, por eso estás en una fábrica abandonada haciendo de niñera. ―Me encogí de hombros―. Se nota que tienes poder, sí.
Lo dije y lo repito: Helenna está orgullosa EN SERIO, morí de la risa con todas las réplicas de Elise Y lo de yo soy el poder, nunca lo voy a superar No puedo creerlo
CUANDO APARECIÓ NIALL, NUNCA ME HABÍA SENTIDO TAN FELIZ DE QUE APAREZCA
―Vaya, si tenemos a un caballero andante ―masculló, lleno de dicha. Yo trataba de desatarme, a pesar del dolor. Intenté evaporar el agua del cuerpo de Alexander, pero el ácido de mis ataduras parecía inutilizar mi poder.
y luego pasó esto no sé qué le pasa a ustedes con mis sentimintos- Spoiler:
- ―El frío le quemará la piel ―dijo Alexander.
Le quema la piel… ¡quema!
Niall casi había dejado de retorcerse. Rendido y agotado por el dolor. Si le gritaba, no estaba segura de si me escucharía o qué medidas tomaría Alexander. Así que probé por otro medio.
Me enfoqué en la energía que sentí en la habitación, en el avión, cuando llegué a sus recuerdos. Imaginé sus ojos azules, fijos en los míos. Sentí como si una parte de mí volara hasta Niall. Escuchaba sus gritos en lo más hondo.
«Niall, el frío también quema», susurré.
Salí despedida, como si acabara de chocar contra una pared. Regresé a mi silla, notando las ataduras corrosivas en mis muñecas. Niall había dejado de retorcerse, estaba quieto… ¡No! Alexander sonreía complacido.
Mierda, mierda, mierda.
Entonces, de súbito el gas que envolvía a Niall estalló en fuego, que ascendió hasta el techo, que no se me llevó por delante por pura suerte. A penas duró unos segundos. Al extinguirse, Niall resurgió de pie, con los brazos extendidos, radiante y sin heridas. La piel le brillaba como icor de dioses. No quedaba rastro de Alexander, las llamas debían de habérselo tragado, porque no quedaban ni las cenizas. Sentí pena por él, a pesar de todo.
YO NO ENTENDÍ MUCHO DE LO QUE PASÓ. O sea, tengo mis teorías, pero ya sabes, uno no puede asegurar nada. Lo que sí sé es que fue hermoso, espectacular Y presiento que el lazo de estos dos está más unido...o ¿fuerte? de lo que nos dejas ver, querida Darcy (??
No puedo creer que Elise haya sentido pena por Alexander el chico de poder qué te pasa mija, quería entregarte a cruela de vil dios mío―Salí a buscarte cuando te marchaste ―Se encogió de hombros, mirándose los zapatos―. Vi cómo se te llevaba y lo seguí.
Parecía bastante incómodo, incluso avergonzado. Aunque no sabía el motivo.
―Gracias por encontrarme.
―Siempre ―respondió, mirándome por fin.
No sé por qué motivo empleó aquella palabra, pero no podía dejar de observarlo.
Siempre
Siempre
Siempre
¿QUERÍAS MATARME? ¡PORQUE LO HICISTE! MIS FEELS EXPLOTARON CON ESTO, PORQUE ESE SIEMPRE SIGNIFICA AFHAKFKFJAD AY DIOS AY DIOS AY DIOS
no puedo yo no los shippeaba tanto porque Niall tenía o tiene problemas de actitud pero bienvenido sea ship de nelisse―Es un placer volver a verte ―saludó Forrest, sonriendo.
―Pero ahora tenemos que salir pitando de aquí ―nos apremió Owen.
mis nenes están de vuelta les tengo un cariño especial, no sé
―Niall nos llamó para preguntar por nosotras y colgó de pronto, sin dar explicaciones ―explicó Stella, señalándolo―. Nos preocupamos. Así que os rastreamos. Bueno Helenna lo hizo, encontró el dolor de Niall. Espeluznante, sí.
―Pero estáis vivos gracias a mí, de nada ―dijo, sonriendo con amplitud.
Miré a Niall con otros ojos. Fue extraño, como si no fuese la misma persona de la noche anterior. Él miró al frente. Se había arriesgado para preguntar por ellas, solo porque yo necesitaba saberlo.
NIALL, LAS LLAMÓ. LAS. LLAMÓ. Y YO QUE PENSABA QUE LO DEL SIEMPRE IBA A SER LO ÚNICO QUE ME CAUSARA UNA EXPLOSIÓN.
LAS LLAMÓ
pendejo, no mires el frente, mírala a los ojos como el macho que eres
Caminé hacia Helenna y Stella para abrazarlas. Les costó, pero me devolvieron el abrazo. Los grillos cantaban, escuchaba el cauce de la laguna y el calor era insoportable. Nunca me había sentido más en casa como en ese momento.
¿Ves lo que digo? un amor esta chica―En el Anti Círculo también tienen a alguien que crea portales, como Joan.
ESTO ES GENIAL. ESTUPENDO. PERFECTO.―Está bien ―se dijo a sí mismo―. Elise, ese chico, Alexander…
―¿Sí? ―lo animé a seguir, sumamente desconcertada.
―Es tu hermano, bueno, tu medio hermano.
Y ahí soltó la bomba lo que yo quiero saber es por qué lo ocultó, y por qué Thalia "lleva mucho tiempo buscándola" y de quién es hijo Alexander además de Thalia y TODO. QUIERO SABERLO TODO.
Pero mientras me responden las pregntas(? te diré que tu capítuo fue demasiado genial, Kate. FUE ESTUPENDO. EN serio lo amé mucho, espero que se note...y al final, creo que no me salió corto el comentario es mi defecto(?) en fin, amo como está cambiando...o reforzándose...o no sé...la relación entre Niall y Elise. Amo que Elise sesté dando a relucir su carácter y que Niall, al parecer, le baje las defensas al suyo ocn ella. LO AMÉ. Ya, me tengo ue ir a hacer tarea..aunque no quiero :c
Nos vemooos, y espero el cap de Steph
hange.
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
Holiiii
Primero que nada, no sentí nada forzado y me encanto Se pudo apreciar aun mas a la nueva Elise con un montón de reacciones que mostraron su cambio.
Segundo, perdón perdón por no haberte comentado antes. Quería dejarte un comentario lindo y largo, con esto de la uni no me dio tiempo de hacerlo, pero aprovecho este tiempito que tengo
¿Y a este que le pasa? ni que lo hubiese pateado o algo, pero bueno, todas sabemos que Niall tiene ciertos problemas de bipolaridad así que, Elise, no respires
Te juro que yo esta como
Pobrecilla Elise, sufrió lo mismo que Joan ¿Qué coñazo estas madres? Abandonando a los críos y estos padres tampoco son la excepción, aunque los dos lo hicieron de distinta manera, no evito enojarme con ellos por desgraciados
¡¿Incompetencia?! él es el rarito en esta situación, obviamente este es un hecho traumatico para Ellie y es común que se descontrole. Pobre mi niña, nadie la entiende
Niall es un pesado, pero quizá es para... no sé, saber mas de Elise
AY POBRE LA NENA, POR QUÉ LA HICIERON SUFRIR TANTO
¡Y Niall entro en sus pensamientos! Vaya, el lazo esta evolucionando para ellos, aunque no sé si es bueno o malo porque se ve que a ninguno le cayo en gracia pero también se esta volviendo interesante jeje
MI BEBEEEEEEEEEEEE
¿Por qué el jodido de su viejo le dijo algo así? ¡Lo hacen sufrir al niño, era pequeño che!
Ahora entiendo porque es tan estricto con Elise, creo que en cierta parte Niall puede estar reflejandose a él mismo en ella de pequeño. Me intriga saber de que habrá muerto su madre y luego su padre. Que triste que se haya quedado solo a tan corta edad
JAJAJAJAJA esa vieja loca es toda una pilla pero creo que nos leyo la mente a todas, o, mejor dicho, nuestros deseos :jejeje:
Pobre Elise, queria que la tierra la tragara
Ese rubio
Me choca que la trate como tarada, pero... creo que Niall tenia razon, digo, estos tipos los rastrean incluso si se tiran una peda pero aun asi es odioso que se enfade tanto
Esto debe analizarse con profundidad, sip.
Seleccione toda esta parte porque fue una de las que mas me gusto. Aquí puede verse como Elise realmente esta dejandose llevar por sus nuevas reacciones. Ahora es valiente porque enfrenta cuando antes se encogia, también se esta volviendo muy fuerte al mostrar ese coraje y actitud.
Estoy orgullosa de ti, niña
CALLATE, CALLATE. LAS CHICAS LA AMAN, LA AMAN!
Holaaaaaaaaa, alguien te cerro la boca
Esto se esta volviendo mas interesante. Niall parece saber que ya no puede hacerla callar como antes, Elise esta replicando todo lo que le dice y lo esta jodiendo mas. Sigue así, Elise
Awwwwwww este idiota logra enternecer mi corazón.
AYYY ESE ALEXANDER QUE RAPTO A LA NIÑA! Todo porque se peleo con el otro tonto, de lo contrario no la hubiesen atrapado así
Cuando leí esto por primera vez no sabía a quien se refería, luego caí que era Elise
Me dio mucha gracia era obvio que no sabía mas que decir, por ello alago su nombre(?)
YA SE QUE SON HERMANOS, pero cuando lo leí me revolví mucho la cabeza pensando quien podría hablarle de Elise, aunque también imagine que podrían tenerlas super investigadas a las chicas. No me da buena espina
Le lavaron el coco muy feo
AY QUE LE ESTAN HACIENDO
Maldito Alexander, lo estoy super odiando
Por suerte Niall pudo salirse y lograr que escapara, aunque hubiese preferido que lo evaporara para que no volviese
QUE PRECIOSO, ME ENCANTO ESE MOMENTO ENTRE ELLOS
CUANDO DIJO "SIEMPRE" CASI ENLOQUESCO, KATE! :rhianpls:
awww ame mucho esta parte, Lenna y Stella dandole la bienvenida y Elise había estado tan preocupadas por ellas las amo, las adoro tan unidas
Aqui fue como:
Enserio?
¡¿Por qué le oculto eso tanto tiempo?! Digo, Alexander es mayor que Elise o es menor?
Me entra duda que Thalia quiera que le lleven a Elise, seguramente para lavarle el coco también :barbpls:
Kateeeeeeeeeeeeeee, te vuelvo a repetir que me encanto el capitulo porque pude conocer a una Elise muy distinta, me gusto mucho mas porque se supero a si misma y esta intentando volverse mas fuerte por ella y por las personas que quiere. Estoy ansiando que subas en la próxima ronda para saber mas sobre su pasado y su nueva personalidad, y por supuesto también el amorio con Niall
Saludillos
Primero que nada, no sentí nada forzado y me encanto Se pudo apreciar aun mas a la nueva Elise con un montón de reacciones que mostraron su cambio.
Segundo, perdón perdón por no haberte comentado antes. Quería dejarte un comentario lindo y largo, con esto de la uni no me dio tiempo de hacerlo, pero aprovecho este tiempito que tengo
Me revolví en mi asiento, incómoda. Niall me dedicó una mirada de fastidio desde el asiento contiguo, remarcada con un resoplido. Todo lo que hacía resultaba una molestia para él. Que al contrario que yo, descansaba las manos sobre el estómago y miraba una película en su pequeña pantalla, impasible a todo lo que podía salir mal en nuestro viaje. Como si nos dirigiéramos a unas agradables vacaciones.
―Estate quieta de una vez, por el amor de Dios ―masculló. Inmediatamente me sonrojé. Podía haber dejado de ser un flan en los momentos cruciales, pero a mis vasos sanguíneos les gustaba eso de calentarse.
¿Y a este que le pasa? ni que lo hubiese pateado o algo, pero bueno, todas sabemos que Niall tiene ciertos problemas de bipolaridad así que, Elise, no respires
Niall suspiró vigoroso, en la pantalla pasaban los títulos de crédito de la película. Se sacó los auriculares y se pasó una mano por el pelo. Después me miró. Mala señal.
―Cuéntame algo ―ordenó.
―No soy tu bufón.
Te juro que yo esta como
―Tu madre, ¿dices que pertenece al Anti Círculo? ―preguntó, encantado por verme así de amedrentada.
La mención de mi madre me alteró tanto que por un momento la temperatura del avión descendió. Podía notar el frío rodeándome. Fue toda una suerte que no empezara a disparar chorros de agua de las manos. Niall negó con la cabeza, como decepcionado.
―Debes aprender a controlarte, podrías meternos en problemas.
―Lo… ―me interrumpí a mí misma. No más disculpas?. ¿Sabes?, no todos tenemos tu capacidad de autocontrol.
―Por eso nos metemos en problemas tan a menudo ―rodó los ojos―. Vuestra incompetencia podría ser catastrófica.
Pobrecilla Elise, sufrió lo mismo que Joan ¿Qué coñazo estas madres? Abandonando a los críos y estos padres tampoco son la excepción, aunque los dos lo hicieron de distinta manera, no evito enojarme con ellos por desgraciados
¡¿Incompetencia?! él es el rarito en esta situación, obviamente este es un hecho traumatico para Ellie y es común que se descontrole. Pobre mi niña, nadie la entiende
―Tu madre ―repitió.
―No quiero hablar de eso.
―Podrías tener información importante.
Niall es un pesado, pero quizá es para... no sé, saber mas de Elise
Lo supe, había entrado en mis pensamientos. Tal y como Joan vaticinó, el lazo de sangre había evolucionado.
―¡Para! ―mandé, con un nudo en mi voz y la amenaza de las lágrimas. Una cosa era que se burlara de mí, otra que se colara en mi cabeza. Estaba cansada de bajar la mirada y dejar que hicieran lo que querían conmigo.
―Eras más fácil cuando ni siquiera podías mirarme a los ojos ―espetó. Y por eso, no dejé de mirarlo a los ojos.
AY POBRE LA NENA, POR QUÉ LA HICIERON SUFRIR TANTO
¡Y Niall entro en sus pensamientos! Vaya, el lazo esta evolucionando para ellos, aunque no sé si es bueno o malo porque se ve que a ninguno le cayo en gracia pero también se esta volviendo interesante jeje
La escena cambia y aparecemos en un pabellón. El padre de Niall camina en círculos su alrededor. Niall, ahora convertido en un muchacho de unos diez años, aprieta los puños envueltos en llamas. Sus ojos producen lágrimas silenciosas y sus facciones de arrugan por la frustración. «Tienes que controlarte, domar tus emociones. No dejes que el fuego te consuma», le dice su padre, con voz hueca y resonante. Niall tensa el cuerpo y aprieta los ojos, respirando con mayor dificultad. El fuego de sus puños se expande hasta sus brazos. Consumiéndolo. El hombre detiene sus pisadas frente a él. «Sino lo controlas, matarás a más gente. Como mataste a mamá». Tras sus palabras sibilantes, Niall se transforma en una bola de fuego…
MI BEBEEEEEEEEEEEE
¿Por qué el jodido de su viejo le dijo algo así? ¡Lo hacen sufrir al niño, era pequeño che!
Ahora entiendo porque es tan estricto con Elise, creo que en cierta parte Niall puede estar reflejandose a él mismo en ella de pequeño. Me intriga saber de que habrá muerto su madre y luego su padre. Que triste que se haya quedado solo a tan corta edad
―Aquí tenéis la llave del dormitorio ―comunicó la anciana. Nos la tendió con una mano temblorosa, llena de venas hinchadas.
―Gracias ―respondí con mi mejor sonrisa.
―El porche tiene un muelle que lleva directo al lago. ―Se inclinó sobre el recibidor y nos guiñó un ojo a ambos―. Los jovencitos como vosotros acuden a menudo a mi motel. Ya sabéis, para buscar…, intimidad.
JAJAJAJAJA esa vieja loca es toda una pilla pero creo que nos leyo la mente a todas, o, mejor dicho, nuestros deseos :jejeje:
Pobre Elise, queria que la tierra la tragara
―Muy amable ―masculló Niall, recolocándose la bolsa sobre el hombro―. Vamos, tomatito.
Ese rubio
- Spoiler:
Era insoportable no tener noticias, quería hacer algo, pero no sabía qué. Vi un teléfono en la mesilla de noche. Sin meditarlo, me lancé con dedos temblorosos a marcar el número de mi padre. Antes del primer tono, la llamada se cortó. Niall estaba de pie frente a mí, con el pelo chorreándole sobre la frente. Las gotas se deslizaban por su rostro en penumbra, para ir a morir a su camiseta negra. Me miraba con profunda irritación, insondable. Arrancó el teléfono de mi mano con desmesurada brusquedad. Saltaron ascuas de su mano. Allí donde había tocado el aparato, quedó marcada su huella; lo había derretido.
―¡Estás loca! ―bramó, nunca lo había visto tan enfadado. Su rabia me estremeció―. ¿Es que no escuchas nada de lo que digo?
La Elise de unas semanas atrás se hubiese hecho un ovillo, pidiendo perdón sin parangón. Creyendo que no tenía derecho a replicar, a dejarse llevar por sus emociones. La de ahora, supo que tenía todo el derecho a dejarse llevar. Me incorporé de la cama como un resorte, para encararlo.
―Necesito saber si Helenna y Stella están bien ―reclamé, sin dejar de mirarlo a los ojos un segundo, en medio de la oscuridad.
Niall se pasó las manos por la cara, con frustración. Al apartarlas, tenía manchas rojas por el contacto. Se cernió sobre mí, con todo lo alto que era, como un acantilado. Luché por no hacerme pequeña.
―No lo entiendes. Pueden rastrear la llamada, pueden atraparnos. ¡Tienes que pensar con la cabeza!
Lo aparté de un empujón. No tenía ningún derecho para decirme lo que debía o no debía hacer. El muy malnacido…
―Claro que lo entiendo ―escupí. Niall parecía estupefacto por mi reacción―. Te crees mejor porque estás por encima de cualquier emoción. Porque mientras los demás lloramos, tú puedes seguir adelante.
Me choca que la trate como tarada, pero... creo que Niall tenia razon, digo, estos tipos los rastrean incluso si se tiran una peda pero aun asi es odioso que se enfade tanto
Esto debe analizarse con profundidad, sip.
Seleccione toda esta parte porque fue una de las que mas me gusto. Aquí puede verse como Elise realmente esta dejandose llevar por sus nuevas reacciones. Ahora es valiente porque enfrenta cuando antes se encogia, también se esta volviendo muy fuerte al mostrar ese coraje y actitud.
Estoy orgullosa de ti, niña
―Te vapulean, te insultan, no te toman en cuenta ―enumeró con los dedos, dando dos pasos hacía mí, aunque manteniéndose a una distancia prudencial?. Y tú sigues preocupándote por ellas, ¡las quieres!
CALLATE, CALLATE. LAS CHICAS LA AMAN, LA AMAN!
―Porque son mi familia. En una extraña y destructiva manera, pero son mi familia ―respondí, sobreponiéndome. No iba a dejar que sus palabras minaran mi arranque de braveza―. Y cuando se trata de la familia, haces cualquier cosa, aunque te pongas en peligro.
Holaaaaaaaaa, alguien te cerro la boca
―Escucha, niña estúpida ―avanzó hasta mí y me agarró por las muñecas. Noté que se me quemaba la piel con su contacto y chillé. Usé mi poder para formar una barrera de hielo donde me tocaba―, esto no es un juego, ni una aventura. Me importan una mierda tus rollos sensibleros… el mundo está en peligro. Tenemos una misión, por la que muchos han muerto. No voy a permitir que lo estropees.
No grité. Tampoco seguí con mi demostración de gritos. Me limité a mirarlo, a calmar el quemazón de mis muñecas. Podía sentir el vínculo palpitar. De Niall a mí. De mí a Niall.
―Hazte esta pregunta ―dije, más calmada de lo que esperaba―. ¿De qué te sirve salvar el mundo, sino tienes a nadie con el que compartirlo?
Esto se esta volviendo mas interesante. Niall parece saber que ya no puede hacerla callar como antes, Elise esta replicando todo lo que le dice y lo esta jodiendo mas. Sigue así, Elise
Poco a poco, la adrenalina se esfumó. Entonces, pensé que tal vez había sido demasiado dura con Niall. Recordé al niño frente a la tumba de su madre, lleno de culpa. El que sino se controlaba, podía causar muerte. Me miré las manos, ¿cómo sería yo si mi poder me hiciera peligrosa?
Me levanté de las escaleras, dispuesta a disculparme con él. Cuando llegué a la puerta, un chico dos cabezas más alto que yo, salía por ella. Nos chocamos. Me invadió un escalofrío.
Awwwwwww este idiota logra enternecer mi corazón.
AYYY ESE ALEXANDER QUE RAPTO A LA NIÑA! Todo porque se peleo con el otro tonto, de lo contrario no la hubiesen atrapado así
―Sí, madre… Estaba sola…Te llevaré a Rosebud, lo prometo…
No me asocié con el nombre porque hacía años que nadie me llamaba así. Era exclusivo de mi madre. ¿Pero por qué esa voz lo conocía?
Cuando leí esto por primera vez no sabía a quien se refería, luego caí que era Elise
―Alexander ―respondió mi secuestrador. Me sorprendió su disposición a entablar una conversación.
―Bonito nombre. ―No sabía qué más decir. El miedo no me dejaba pensar. Parecía imposible escapar―. ¿Qué tal si me sueltas, eh?
Rompió en carcajadas, espeluznantes. El sonido se propagó por toda la fábrica.
―Me dijeron que eras bastante tonta, que sueles quedarte callada cuando te insultan.
―¿Quién te ha hablado de mí?
Me dio mucha gracia era obvio que no sabía mas que decir, por ello alago su nombre(?)
YA SE QUE SON HERMANOS, pero cuando lo leí me revolví mucho la cabeza pensando quien podría hablarle de Elise, aunque también imagine que podrían tenerlas super investigadas a las chicas. No me da buena espina
―¿Por qué trabajas para ellos?
―No trabajo para ellos, soy uno de ellos.
Habló con orgullo, satisfacción. Como si fuese un honor. Me dio asco, pero al mismo tiempo, su aparente fanatismo acrecentó mi miedo.
Le lavaron el coco muy feo
Se levantó hincando la rodilla más en la columna de Niall, quien soltó un grito. Alexander extendió las manos en su dirección y de ellas brotaron espesas nubes de humo blanco. Niall comenzó a gritar de inmediato, retorciéndose en el suelo.
―¿¡Qué le estás haciendo!? ―lloriqueé, paralizada.
Niall chillaba hasta desgañitarse la garganta, aferrándose al suelo, dando patadas. Empecé a llorar sin darme cuenta. Era insoportable, pero al mismo tiempo, no podía dejar de mirar.
AY QUE LE ESTAN HACIENDO
Maldito Alexander, lo estoy super odiando
Por suerte Niall pudo salirse y lograr que escapara, aunque hubiese preferido que lo evaporara para que no volviese
―¿Cómo me has encontrado? ―Sentía mucha curiosidad.
Me incorporé de la silla, con las piernas entumecidas, a la espera de su respuesta.
―Salí a buscarte cuando te marchaste ―Se encogió de hombros, mirándose los zapatos―. Vi cómo se te llevaba y lo seguí.
Parecía bastante incómodo, incluso avergonzado. Aunque no sabía el motivo.
―Gracias por encontrarme.
―Siempre ―respondió, mirándome por fin.
QUE PRECIOSO, ME ENCANTO ESE MOMENTO ENTRE ELLOS
CUANDO DIJO "SIEMPRE" CASI ENLOQUESCO, KATE! :rhianpls:
―Servicio de portales mágicos de Joan, a su servicio. ―Por el lado derecho del círculo apareció Helenna, con su sonrisa sarcástica.
―¡Helenna! ―chillé, nunca me había alegrado tanto de verla.
―¿Cómo…? ―empecé a decir.
―Luego os lo explicamos, adentro, tortugas ―en el lado contrario, apareció Stella, de brazos cruzados.
awww ame mucho esta parte, Lenna y Stella dandole la bienvenida y Elise había estado tan preocupadas por ellas las amo, las adoro tan unidas
―Hay algo que llevo años ocultándote. ―El comienzo no fue nada prometedor―. Pero en vista de lo que ha pasado, ya es hora de que conozcas la verdad.
Una mala sensación comenzó a recorrerme. Estaba cansada ―qué novedad―, de que mi padre me ocultara cosas. Como que mi madre pertenecía al Anti Círculo, por ejemplo. Aguardé a que continuara, tratando de mostrarme paciente.
―Está bien ―se dijo a sí mismo―. Elise, ese chico, Alexander…
―¿Sí? ―lo animé a seguir, sumamente desconcertada.
―Es tu hermano, bueno, tu medio hermano.
Aqui fue como:
Enserio?
¡¿Por qué le oculto eso tanto tiempo?! Digo, Alexander es mayor que Elise o es menor?
Me entra duda que Thalia quiera que le lleven a Elise, seguramente para lavarle el coco también :barbpls:
Kateeeeeeeeeeeeeee, te vuelvo a repetir que me encanto el capitulo porque pude conocer a una Elise muy distinta, me gusto mucho mas porque se supero a si misma y esta intentando volverse mas fuerte por ella y por las personas que quiere. Estoy ansiando que subas en la próxima ronda para saber mas sobre su pasado y su nueva personalidad, y por supuesto también el amorio con Niall
Saludillos
Jaeger.
----
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
Hola chicas andare subiendo capitulo como en dos semanas, porque estoy en finales y tengo muchas cosas que hacer
peralta.
---------
Re: El Círculo {One Direction} |NC|
Chicas gracias por los comentarios Siento mucho no haber respondido antes (aunque tengo que responderos bien). El caso es que me adelantaron los finales y empiezo el 1 y no tengo tiempo
indigo.
----
Página 47 de 58. • 1 ... 25 ... 46, 47, 48 ... 52 ... 58
Temas similares
» He ho! Let's go!
» Alter ego'
» memories
» borrar borrar despues de editar editar
» » Our little stories.
» Alter ego'
» memories
» borrar borrar despues de editar editar
» » Our little stories.
Página 47 de 58.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun 03 Jun 2024, 9:13 pm por Jigsaw
» Discord OWN (❁ᴗ͈ˬᴗ͈) ༉‧
Jue 30 Mayo 2024, 11:34 pm por lovesick
» forever.
Jue 30 Mayo 2024, 5:52 pm por kesshoku.
» no shame i'm on my grave.
Jue 30 Mayo 2024, 4:56 pm por indigo.
» Twin Flames
Dom 26 Mayo 2024, 10:38 pm por deutch.
» HANGOVER IN LAS VEGAS N.C
Dom 26 Mayo 2024, 7:59 pm por JessDann
» every day is feminist
Jue 23 Mayo 2024, 9:10 pm por Jaaayleen.
» Mis letras, mis pensamientos.
Jue 23 Mayo 2024, 7:46 pm por pereza.
» keep the memories
Jue 23 Mayo 2024, 6:43 pm por pereza.