El Círculo {One Direction} |NC|

Perdonen la tardanza es que he estado ocupada estos dias hoy estare fuera todo el dia e.e Lo siento ): pero si estoy escribiendo, no se crean(?

Lenna Bloom

¿Por qué siempre era yo la maldita carnada? ¿Por qué? No lo entendía. Y no sé qué tipo de habilidades tenía el papa de Elise, pues logro sujetarme tan rápido del árbol que pareció que también tenía poderes. O se debió a que poseía músculos excesivamente grandes y desarrollados y, después de todo, soy un saco de huesos fácil de mandar a volar.

En serio tenía que trabajar en mejorar mis habilidades.

El hecho de que hay niños con más masa muscular que la mía no era algo digno de estar orgulloso. Buscábamos como mejorar nuestras habilidades, tanto mentales (o como sea que se llamase la clasificación en donde estaban nuestros poderes) como físicas. Y si se trataba de físico, el mío estaba por debajo del peor.

Los eventos de los días o bien, de las horas pasadas, aun me tenían bajo shock. Había momentos en los que me detenía de comer o de caminar y simplemente me quedaba observando un punto fijo. Y escenas de los eventos ocurridos se presentaban fugazmente en mi cerebro. Y me preguntaba si había sido verdad todo aquello. Si en realidad existían los ‘Anti-circulo’ y que creía estar acertando cuando decía que ellos eran peores que los Mensajeros que acabábamos de enfrentar.

Y, por sobre todo, que ahora estábamos en Australia mejorando nuestros poderes. Que existían posibilidades de desarrollar más las capacidades que ya poseemos. Que teníamos que encontrar cinco libros más. Que toda nuestra vida estaba más jodida que lo que pensábamos en un principio.

Todo esto lo contemplaba mientras me duchaba en el baño que estaba unido a la habitación que compartía con las chicas, a excepción de Elise. No sabía si debía darle mucha mente al hecho de que Edward parecía estar preparado para todo, ya que la habitación contaba con dos camas dobles posicionadas cada una en extremos opuestos, pegadas en la pared. Las camas no estaban completamente alineadas, sino que la inferior sobresalía casi completamente, dando más seguridad sobre el “y si se cae” que todos nos preguntábamos al dormir en algo así.

El calor en este país era más insoportable que el de California.  Odio el maldito calor. Te hacía sentir pegajoso y no encontrabas donde meterte que no fuera un cubo de agua tan fría como el hielo.

Mientras me vestía con una de las pocas ropas que traje, escuché como la puerta en el primer piso se habría y asumí que habían llegado con la cena. Ah, eso era otra cosa que aún no podía asimilar. Que siguiéramos de aquí para allá con los esperpentos aquellos. Hice una nota mental de decirle a Edward que me importaba una mierda si estábamos en medio de la nada, necesitaría más de dos o tres camisetas para sobrevivir.

Pedirnos que hiciéramos eso cuando podíamos ir a una ciudad y luego desaparecer, era ilógico.

Até mi larga cabellera en una alta cola de caballo y me dirigí hacia el  primer piso. La carne que hacia el papa de Elise era mucho más deliciosa que la carne de Burger King. Y hablando sobre Elise, ya tendría en cuenta nunca volver a subestimarla. Ella podía hacer mucho más de lo que a simple vista aparentaba.


La cena estuvo silenciosa, pero había algo más. No se me escapo como Joan y Elise intercambiaban miradas a cada tanto, diciéndose algo con los ojos que nadie más podía entender. Termine de morder el pedazo de carne y tome un gran trago del jugo de mango.

—Bien, escúpanlo —ordené con impaciencia.
—¿Qué…? —preguntó Elise.
—Ustedes dos —las señalé— llevan toda la jodida cena mirándose raro y sé que hay algo que tienen que decirnos. Así que háganlo de una buena vez.
—Estábamos esperando a que todos terminen —contraatacó Joan, mirándome irritada.
—Yo ya termine —me encogí de hombros.
—¿Debo preocuparme? —cuestionó Edward, alzando una ceja.
—No necesariamente —respondió Joan— Queremos saber quiénes más pertenecen al Anti-circulo y que pueden hacer.
—Y ni se te ocurra decir “deben averiguarlo por si mismas” —agregó Elise, tomando a más de uno por sorpresa.

Enhorabuena, la chica había comenzado a ganar confianza y aunque si, seguía siendo Elise, también estaba dando a relucir que poseía su propio carácter. Qué bueno, porque por lo visto, tendríamos que reforzarlo hasta el límite en este camino al infierno sin vuelta atrás.

Edward nos miró a todos en silencio antes de resignarse y contestar.

—Ya conocen a Phillip, Jean y a los que estaban en el ataque que sufrieron antes de venir acá —comenzó. — No se sabe con exactitud cuántos miembros son, lo que sí sabemos es que no son muchos. Y claro está, son extremadamente poderosos. Hubo dos traiciones más de personas dentro del Círculo y sus allegados —y ahí fue cuando la tensión en el ambiente aumento considerablemente. Nos miramos por unos momentos antes de volver con toda la atención a Edward. Algo dentro de mí comenzó a darme mala espina. — La primera fue-
—Fue mama, ¿verdad? —inquirió Elise, sorprendiéndonos a todos.

La miré con ojos abiertos y mi mirada viajo desde ella hasta Edward, que poseía una expresión indescifrable en su rostro.

—Sí, fue ella. Jean y ella traicionaron al Circulo al mismo tiempo —hizo una pausa, lo más probable para que pudiésemos absorber los datos. Yo ya tenía una idea…— La segunda fue por Cedric Bloom.

Mi espina dorsal estaba completamente tensa y no le devolví la mirada a mas nadie que a Edward aun cuando sentí todo par de ojos en la habitación mirándome, de seguro con shock, confusión y puedo apostar que desconfianza.

—Cedric traiciono el círculo mucho después y hubo rumores de que fue doble agente por mucho tiempo. También se le creyó muerto hasta que-
—¿Cómo que se le creyó? —Escupí con rabia— ¡Yo me asegure de que…!
—No lo mataste esa noche, Helenna —me interrumpió con calma. Me volví a sentar y me quede quieta muy quieta, mientras los recuerdos de aquella noche invadían  mi mente.

Todos estos años había creído que por lo menos algo útil había realizado en la vida. Haber matado a aquel hombre no me remordió la conciencia como muchos pensarían. Cada vez que volvía a pensar en lo mucho que dure para hacerlo una furia increíble me invadía todo el cuerpo. Porque tal vez, si tal vez yo hubiese reaccionado con anterioridad y lo hubiese mandado al diablo, ella seguiría aquí.

—¿Cómo que sobrevivió? —la pregunta salió de mis labios sin emoción alguna. Ni siquiera enojo o frustración.

Me encontraba demasiado sorprendida para reaccionar con algo más que no fuera frialdad. Mi mecanismo de defensa estaba activado, pues con los recuerdos golpeándome la cabeza en cada segundo, sentía que me estaba volviendo cada vez más vulnerable. Ignore las miradas.

—¿Alguien podría explicarnos que está pasando?
—¿Cedric es tu padre?
—¿Cómo que lo mataste? —la voz de Alexa sobresalió de entre todas las preguntas. Su tono de voz acusador me hizo mirarla de inmediato.

Por la manera en que se encogió y tembló, supe que sin querer, la había lastimado con mis poderes.

—No juzgues sin saber la historia.
—Cálmense todos, ¿bien? Voy a continuar con la explicación —ordenó Edward con una voz que no dejaba espacio para las quejas— Se le creyó muerto hasta que una de las bases del Circulo fue atacada en Canadá. El caso es, que a pesar de que los miembros del anti-círculo no superen los de los Mensajeros, no deben dejarse engañar. Son mucho más poderosos que cualquier enemigo que hayan enfrentado antes y sus habilidades tienen un gran desarrollo. Por eso quiero enfocarlos en aumentar sus poderes.


—Tu capacidad tiene más horizontes de los que crees, Helenna. Tengo entendido que puedes lastimar a las personas al pensar en emociones o sensaciones concretas, ¿no es así? —Asentí sin abrir la boca— ¿Y si te digo que puedes hacer mucho más que eso?
—¿Cómo qué? ¿Hacer que salga fuego de la ropa de alguien con mi cabeza? —me mofé, sin poder evitarlo.

Es que, había que ser honestos. Estaba bien que Joan pudiese desarrollar más habilidades dentro de su poder, pero ¡era Joan! El cerebrito de los cerebritos. Por lo menos, dentro de mí círculo social.

Sin embargo, al decir eso el papa de Elise me dedico una mirada que no estaba segura de haber comprendido bien. ¿Burla? ¿Emoción? ¿Las dos juntas? Me quedé mirándolo confundida hasta que algo hizo clic en mi cabeza. Con la realización, mi expresión fue cambiando y alce las cejas con sorpresa.

—¿Esta jodiéndome, verdad?
—¿Acaso te parezco que hago eso a menudo? —replicó.

Sacudí la cabeza. Mi mente estaba llenándose de pensamientos e imágenes de yo…yo… ¿En serio podría hacer algo así?

—¿Cómo esta tan seguro?
—Es solo cuestión de práctica. No solo puedes causar daño interno con tus poderes, ya que tus límites existen hasta donde te lo propongas.

‘Tu habilidad permite que la gente sienta lo que estas sintiendo, lo que estás pensando. Puedes usar eso mismo en ti también, como método para no agotarte. Sentir que estas fuerte, que eres inagotable; esto te permitirá acoger energía inconscientemente y seguir fortaleciendo tus barreras mentales.’

Repetía una y otra vez las palabras de Edward en mi cabeza. No entendía que era lo que me estaba pidiendo entender y hacer. ¿Cómo rayos iba a sacar fuego de mi cabeza? Eso era ilógico e imposible, porque no puedo controlar las moléculas como lo hace Stella. Estoy sentada encima de un árbol y cerca del rio. He estado aquí por horas, creo, pensando y analizando como aumentare “mis horizontes”.

No he querido descansar desde el almuerzo porque después haberme enterado que el hijo del demonio de Cedric seguía vivo, no descansaría hasta haber mejorado mi habilidad al 150%. Iba a matarlo y esta vez me aseguraría de arrancarle el corazón.

De pronto un recuerdo me cruzó por la mente. Aquella madrugada en el cementerio, uno de los tantos momentos en que pensé que acabaría muerta demasiado joven. Específicamente, estaba pensando en el tipo de los árboles y en como lo había derrotado. Lo hice mientras me imaginaba que el dolor que yo estaba sintiendo, le pasaba a él. Como si hubiésemos establecido un lazo a través de mi mente, el cual propago el dolor por todo su cuerpo con mayor intensidad que terminó matándolo y liberándome.

Rápidamente, recogí las piernas y me senté derecha. Arranqué una ramita con varias hojas y las coloque en el tronco en el que me encontraba sentada. Mire las hojas fijamente y pensé en una sola cosa: arder. Que ardieran tanto como arde una fogata en la noche, tanto como un cerdo al ser asado, tanto como mi piel debajo del maldito sol tropical. Todavía no ocurría nada por lo que resople y apreté la quijada, enfocándome más. Visualice un desierto ardiendo bajo las llamas del sol en mi cabeza y comencé a sentir más calor del normal. Cuando mi vista se volvió borrosa, por fin pude oler humo y segundos después, la rama estaba llena de llamas. ¡Fuego real!

Después de ahí la llamas consumieron todo a su paso y fue cuestión de tiempo para que estuviera completamente calcinada. Una ola de satisfacción y cansancio me invadieron al instante. Joder, esto era horrible. Me tuve que recostar el tronco y cerrar los ojos por un momento.

Si iba a sentirme así de horrible cada vez que hiciera eso, me matarían más rápido que a cualquiera.

Recordé la parte en que me dijo que podía recuperar energía utilizando mis habilidades en mi misma. Bien, aquí vamos. Tome una profunda bocanada de aire y me concentre en pensar que no estaba agotada, que la energía que había usado volvía a mi organismo como si me estuviese tomando un vaso de agua bien fría. Y sorprendentemente, funciono. La pesadez de mis ojos se esfumo y mi respiración comenzó a normalizarse.

Sonriendo con satisfacción, baje del árbol y seguí practicando hasta el atardecer.


Estoy tan satisfecha después de la tarde entrenando que no me irritó el hecho de que todavía no salimos a comprar algo de ropa y ya pasaron días en esta casa en medio de la nada húmeda y tropical. Y por eso no evité probar algo cuando vi a Louis pasando muy relajado del pasillo hacia la cocina. Entrecerré mis ojos en él y pensé en la sensación que me invadió una vez que intente desconectar el refrigerador descalza. La extrañeza y dolor de la descarga eléctrica recorriendo desde mi brazo al resto de mi cuerpo. En segundos, la expresión de Louis se distorsioné en una de dolor y comenzó a mirar por todo el lugar hasta toparse con mi sonrisa llena de sarna.

—¡Hija de…! —el dolor aumentó y tuvo que cerrar la boca para no chillar. Me reí y decidí que fue suficiente, así que devolví la energía y camine lejos de allí.
—¡Eres una asquerosa! —chilló Louis.
—Y tu una nenaza —repetí las palabras de Alexa mientras me reía.  

Espero que no la haya lastimado. Solo quería comprobar que había mejorado en hacerlo un poco más rápido. Aunque todavía me faltaba perfeccionarlo.

Luego de darme una ducha salí al porche. Imaginaba que los muchachos se habían largado a cazar la cena, por lo que me sorprendió ver a Zayn sentado allí. Él no se inmuto y continúo viendo el paisaje, pero sabía que él estaba al tanto de mi presencia —el maldito brazalete decía todo.

—¿Cómo te está yendo? —preguntó después de minutos de silencio, volteando a verme.
—¿Por qué te importa? —no lo miré, pero me cruce de brazos.
—Creo que ya deje claro que no te pienso dejar morir, Lenna —me recordó— Además, con eso de tu papa-
—No trates de consolarme por algo que no lo tiene, Zayn —lo interrumpí y para mi sorpresa, mi voz salió de una manera terca pero suave.
¿Qué rayos…? Tenía que ser jodedera del lazo.
—No trato de consolarte. Pensé que me conocías mejor que eso —se burló y yo rodé los ojos. Cerdo— Solo quiero aconsejarte que no te dejes llenar por los deseos de venganza.

Abrí la boca para responder pero selle mis labios al no encontrar que decirle. Lo miré de soslayo y me encontré con sus ojos fijos en los míos. El pelinegro tenía un punto, por más que me costara admitirlo.

—No me vengaré —admití y volví mi mirada al bosque— pero no pienso dejar que paguen justos por pecadores.


Hay un joven. Es un joven de piel morena, cabello negro como la noche. Es…Zayn. Se nota que está mucho más joven que antes. Su rostro se ve casi inocente. Pero está enojado, lo cual me intriga. Y está atado en una silla de madera, cuerdas rodean sus antebrazos, muñecas, cintura y sus tobillos. ¿Por qué?
Segundos después entran personas a la oscura habitación. La luz es encendida y puedo distinguir los demás rostros. Son cuatro hombres: dos morenos, uno asiático y otro de rasgos ingleses. Tenían batas de doctores pero algo en sus demacradas expresiones me da la espina de que no son doctores de verdad. A uno de ellos le tiembla el ojo izquierdo constantemente —al asiático. Uno de los morenos sonríe lleno de satisfacción.
Encima de la mesa que esta junto a Zayn colocan un maletín lleno de herramientas. Hay agujas de todos los tamaños, sustancias en frascos de diferentes colores, bisturíes, guantes, botellas (una de ellas es morfina), y otras cosas que no puedo ver bien. Me acerco pero ellos parecen no percatarse de mi presencia.
Todo parece avanzar y ahora los hombres están manoseando a Zayn. Al parecer quieren inyectarle algo y él no se deja, por ende lo han amarrado. Pero la habilidad de Zayn aún le permite defenderse y como puede, usa una tuerca para golpear a los cuatro hombres. Hay un caos en la pequeña habitación y el que más recibe golpes es Zayn. Yo siento cada uno de esos golpes: en las costillas, en el cuello, en el rostro, en la rodilla —cada uno de ellos, la misma intensidad y el mismo dolor. No paran y él tampoco deja de atacarlos. Hasta que logran inmovilizarlo cuando uno de los morenos coloca sus manos alrededor del cuello de Zayn y comienza a ahorcarlo. Y mi respiración comienza a fallar. ¿Qué demonios?
Veo, mientras trato de respirar y siento moretones crearse en mi cuello, como el asiático prepara una jeringa con una gran cantidad de sustancia que no reconozco. Miro con perplejidad y miedo como Zayn va perdiendo fuerza y como acercan la jeringa a su brazo derecho. El trata de forcejear pero eso solo empeora el dolor. Y cuando la aguja atraviesa su piel, siento que mi brazo arde como los mil demonios. Es muchísimo peor que el enfrentamiento con el tipo en el cementerio. Siento el ardor entrar a mi sistema y esparcirse por todo mi cuerpo. El dolor es insoportable y el grito desgarrador de Zayn lo comprueba. Ojos llorosos, visión borrosa, boca seca, corazón palpitando increíblemente rápido y cada fibra del cuerpo está doliendo tanto que dan ganas de arrastrarme en el suelo hasta morir.

Y ahí es cuando desperté.

Me levanté de la cama abruptamente. Casi creí haber gritado pero al mirar a mi alrededor y escuchar las respiraciones quedas de las chicas, me di cuenta de que todo estaba bien. Aunque aún sentía mi garganta seca y mi cuerpo temblaba levemente. Se había sentido tan real…

Removí el cabello de mi rostro y pase una mano por mi cuello sudado. Mi corazón continuaba la tiendo desbocado. Sin dudarlo, me levante de la cama y me coloque las botas. Eran el único calzado que había traído desde la casa de Joan. Mis piernas parecían moverse por sí solas pero no me tomo mucho tiempo para adivinar hacia donde mi dirigía. Necesitaba ver que eso había ocurrido de verdad y obtener la respuesta de por qué rayos yo había visto aquello. No entendía nada.

Entre a la habitación de los chicos de manera silenciosa. Después de aprender el arte de pelear con dagas, mis pasos se habían vuelto rápidos y silenciosos; como un jaguar acechando a su presa. Me acerque hasta la cama de Zayn y sin pensarlo tome su brazo derecho para examinarlo. En mi brazo, en el sueño, había visto como se formaba una cicatriz luego de que retiraran la inyección.

Mi respiración se atascó en la garganta al observar, atónita, la marca idéntica que Zayn tenía en el antebrazo.

No tuve tiempo de recuperarme del shock cuando sentí un collar de metal apretujándome el cuello. No esta maldita sensación de nuevo. Zayn se incorporó de la cama con rapidez y al darse cuenta de que era yo, me dejo libre. Caí al suelo y comencé a jadear en busca de aire.

—¿Qué diablos, Helenna? —masculló para no despertar a los demás, pero pude notar su enojo.

No podía responderle porque estaba ocupada tratando de recuperar el oxígeno perdido. Maldito cabrón.
Zayn me levanto del suelo y salimos de la habitación, cruzando por el pasillo, la sala hasta llegar al patio trasero. O lo que sea, todo alrededor de la casa era bosque y bosque.

—¿Me vas a decir qué diablos intentabas hacer? Porque no creo que seas del tipo acosador —se cruzó de brazos y me miro con los ojos llameando.

Mientras terminaba de calmarme, me di tiempo de examinarlo. Parecía alterado, tenía sudor corriendo por su frente y cuello. Sus ojos estaban en un segundo en mí, luego en el bosque y luego en el suelo.

—¿Estabas teniendo una pesadilla? —pregunté con voz ronca. Tosí un par de veces y espere su respuesta.

Se sorprendió por mi pregunta pero de todas maneras me lo afirma.

—¿Y tú como diablos sabes…?
—Soñé lo mismo.

El silencio nos abordó. Solo se escuchaban los bichos nocturnos. Nos mirábamos fijamente, a penas iluminados por la luz de la luna. Observe como el mentón de Zayn se tensó y sus ojos brillaron con una emoción que no supe descifrar bien, pero sabía que no era algo positivo.

—Tu… ¿Qué?
—Que soñé —me tranqué con mi propia saliva— soñé o vi un recuerdo de cuando te hicieron esa marca en el brazo —hice una pausa y tomé aire— y no entiendo por qué.

Zayn se quedó sin hablar por unos momentos. Creí que estaba volviéndose loco o algo así, no sabía cómo reaccionar. Yo no sabría cómo reaccionar si Zayn de la nada comenzara a soñar con cosas sobre mi pasado.

—Dime algo —comenzó a decir con una extraña emoción adornando su voz— ¿Tu madre fue asesinada por tu padre?

La pregunta me tomó tan inesperada que mis piernas flaquearon. Abrí los ojos y mire a Zayn, estoy segura, sin color en el rostro. Estaba segura de que aquella había sido la primera vez que alguien había dicho eso en voz alta. La primera persona que supo lo que había sucedido.

—¿Cómo…?
—Esa fue mi pesadilla —se me adelanto.

Mi expresión de incredulidad aumentó. ¿Pero qué demonios estaba ocurriendo?

—Ambos soñamos con algo sobre nuestro pasado. ¿Por qué? ¿Qué viste? ¿Lo viste todo?
—Todo —asentí en silencio y el dio unos pasos hacia mí— ¿Recuerdas lo que dijo Nicholas? ¿Sobre el lazo siendo una unión en todo el sentido de la palabra, por siempre? —Asentí otra vez— Creo que esto es algo de las consecuencias. Sabíamos que pasan cosas raras cuando nos tocamos; sin embargo, estoy seguro de que hay muchas más consecuencias que no conocemos de esta unión.

Absorbí todo lo que me estaba diciendo y lo acepte como mi realidad. También opinaba lo mismo. ¿Significaba eso que seguiríamos teniendo vistazos al pasado del otro hasta saberlo absolutamente todo? Estaba teniendo choque de emociones con respecto a eso. No necesitaba que alguien viera mi pasado.

Zayn ya estaba a centímetros de mí. Bajé la mirada y de inmediato mis ojos se encontraron con la marca en su antebrazo derecho. Siguiendo el impulso, tomé su brazo y con mi otra mano delineé el borde de la mancha.

—¿Por qué te hicieron eso? —cuestioné, mi mente volviendo hacia la tortura que vivió.
—Querían experimentar. Trataron todo tipo de sustancias —respondió con voz ronca— No somos tan diferentes, Bloom. Ambos hemos atravesado el infierno y vuelto de él.

Solté aire y subí la mirada.

—Eso no es cierto. Yo todavía no he vuelto.