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~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
Hoooolaaa :) aqui estoy de nuuevo!
Estoy escribiendo el 3 capi.. Que igual lo
Partire como el 2 porque son muy largos..
Y asi hare con los que sean larguitos
Si?
Gracias por leer en un momentito
Subo caaap!
Coooomentar sii?
Graciiias!
Estoy escribiendo el 3 capi.. Que igual lo
Partire como el 2 porque son muy largos..
Y asi hare con los que sean larguitos
Si?
Gracias por leer en un momentito
Subo caaap!
Coooomentar sii?
Graciiias!
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
3 capitulo.
*2 de septimebre*
UNA CHICA NUEVA
Ocho calles. Esa era toda la distancia que mediaba entre Cotton Bend y Jackson High. Si tuviera que vivir de nuevo toda mi vida, probablemente me la pasaria subiendo y bajando estas ocho calles, y desde luego en aquel momento fueron suficientes para quitarme de la cabeza lo extraño coche funebre negro. Quiza pot eso no se lo mencione a Link.
Pasamos por el Stop & Shop, conocido tambien como el Stop & Steal. Era la unica tienda del pueblo y lo mas cercano que teniamos a un 7-Eleven. Asi que cada vez que quedaba en la puerta con mis amigos, lo hacia con la esperanza de no tropezarme con la madre de alguno que comprara comida o, peor aun, con Amma.
Distingui el Grand Prix que me resultaba familiar aparcado justo delante.
-Oh, oh. Fatty ya ha acampado por aqui.
Estaba sentado en el asiento del conductor, leyendo Barras y Estrellas.
-Quiza no nos haya visto.
Link miro por el retrovisor, tenso.
-Nos han fastidiado.
Fatty era el encargado del instituto Stonewall Jackson para controlar a los que hacian pellas, ademas de un orgullo miembro de la fuerza policial de Gatlin. Su novia, Amanda, trabajaba en el Stop & Steal, y el aparcaba alli muchas mañanas a la espera de que salieran los productod de la panaderia. Y eso era de lo mas inconveniente si uno siempre llegaba tarde, como nos solia pasar a Link y a mi.
Desde luego, no podias matricularte en el Jackson sin conocer las rutinas de Fatty tan bien como los horarios de las clases. Fatty nos hizo señas para que siguieramos adelante sin levantar siquiera la vista de la seccion de deportes. Por hoy, nos dejaba pasar.
-Seccion de deportes y un bollo pegajoso. Ya sabes lo que significa.
-Si, que nos quedan cinco minutos.
Aparcamos el Cacharro en el parking del instiuto en punto muerto, con la esperanza de pasar desapercibidos ante el control de faltas, pero fuera diluviaba, asi que cuando entramos en el edificio estabamos empapados y nuestras zapatillas hacian tanto ruido que, de todas formas, nos hubiera dado igual quedarnos parados.
-Nicholas Jonas! Wesley Lincoln!
Permanecimoa de pie en la oficina, chorreando, esperando nuestro parte de castigo.
-Ya empezamos llegando tarde el primer dia de curso. Señor Lincoln, su madre va a tener unas palabritas con usted. Y no ponga esa sonrisita de suficiencia, señor Jonas, Amma le va a moler a palos.
La señorita Hester tenia razon. Amma no iba a tardar ni cinco minutos en enterarse de que habia llegado tarde, si es que no se habia enterado ya. Asi funcionaban las cosas por aqui. Mi madre solia decir que Carlton Eaton, el jefe de la estafeta de correos, leia todas las cartas que consideraba medianamente interesantes, y ni siquiera se molestaba en sellarlas de nuevo despues. Tampoco es que hubiera muchas noticias que lo merecieran. Todas las familias tienen sus secretos, pero todos en la calle los conocian, igual que sus secretos.
-Señorita Hester, es que venia conduciendo despacio porque llovia mucho.
Link echo mano de su encanto, a ver que pasaba, pero la señorita Hester bajo sus gafas un poco y le devolvio la mirada sin parecer encantada en absoluto. La cadenita que llevaba en torno al cuello para sujetar las gafas se balanceo.
-No puedo perder tiempo charlando con vosotros, chicos. Estoy ocupada rellenando vuestros partes de falta, asi que ya sabeis donde pasareis la tarde: aqui castigados -dijo mientras nos daba a cada uno un papel de color azul.
Ya lo creo que estaba ocupada. Se olia ya la laca de uñas incluso antes de que torcieramos en la esquina. Bienvenidos.
El primer dia de clase siempre es igual en Gatlin. Los profesores, que nos conocian a todos de la iglesia, decidian que eras listo o torpe en cuanto pisabas la guarderia. Link era idiota porque habia arrugado las paginas de la Biblia durante la ''busqueda de la frase biblica'', ademas de vomitar una vez en la fiesta de Navidad. Y como yo era listo, sacaba buenas notas en los examenes, y como el era tonto, las sacaba malas. No crero que nadie se molestara siquiera en leerlos. Algunas veces escribia algunas cosas a voleo en mitad de mis ejercicios solo para comprobar si mis profesores me decian algo. Jamas me dijeron nada.
Por desgracia, no se aplicaba el mismo principio en los tests. En clase de ingles a primera hora, descubri que la profesora, de setecientos años de edad, cuyo nombre era, aunque parezca increible, señora English, esperaba que nos hubieramos leido Matar a un ruiseñor durante el verano, asi que suspendi la primera prueba. Genial. Me habia leido el libro hacia por lo menos dos años, pues era uno de los favoritos de mi madre, pero habia pasado mucho tiempo y me equivoque en los detalles.
Hay algo que pocos saben de mi: me paso todo el tiempo leyendo. Los libros eran lo unico que podia evadirme de Gatlin, aunque solo fuera un rato. Tenia un mapa en la pared de mi cuarto y cada vez que lia sobre algun lugar que me gustaria conocer lo marcaba en el. El guardian entre el centeno me habia mostrado Nueva York. Hacia rutas salvajes me condujo a Alaska. Cuando lei en el camino añadi Chicago, Denver, Los Angeles y ciudad de Mexico. Kerouac te podia llevar casi a cualquier sitio. Cada pocos meses, trazaba una linea para unir los puntos. Una fina linea verde que seguiria en un viaje por carretera el verano anterior a la universidad, si es que alguna vez conseguia salir de este pueblo. Me guardaba para mi solo lo del mapa y la lectura. En este lugar, los libros y el baloncesto resultaban una mala convinacion.
En quimica no me fue mucho mejor. El señor Holllenback me condeno a ser compañero de laboratorio de Miley ''Anti-Nick'', tambien conocida como Miley Asher, que se habia jurado despreciarme toda la vida desde el baile del año pasado, cuando cometi el error de ponerme mis zapatillas Chuck Taylor con el esmoquin y deje que mi padre nos llevara en el Volvo oxidado. Tenia una ventana rota que no podia subirse, de modo que el aire le alboroto su rubio cabello perfectamente peinado con rizaos para el baile de graduacion; cuando llegamos al gimnasio, parecia Maria Antonieta recien salida de la cama. Miley no me dirigio la palabra durante el resto de la noche y envío a Savannah Snow para dejarme plantado a tres pasos de la fuente de ponche.
Ese fue el final de la historia.
Aquella situacion era un tema inagotable de diversion para los chicos, que todavia esperaban que volvieramos a salir juntos. Lo que ellos no sabian era que ami no me iban las chicas como Miley. Era guapa, pero eso era todo. Y mirarla no me compensaba de tener que escuchar todo lo que salia de su boca. Yo queria algo distinto, alguien con quien pudiera charlar de otras cosas que no fueran fiestas y quien iba a ser coronado en el baile de invierno. Una chica que fuera lista, o divertida, o almenos una compañera decente de laboratorio.
Quizas una chica como esa no fuese mas que un sueño, pero desde luego cualquier sueño es mejor que una pesadilla, aunque esta lleve una falda de animadora.
Sobrevivi a la clase de quimica, pero mi dia empeoro a partir de ese momento. Al parecer, este año tenia que estudiar de nuevo historia de Estados Unidos, que era la unica historia que se enseñaba en el Jackson, con lo cual sobraba el añadido. Me pasaria mi segundo año consecutivo estudiando la guerra de la Agresion del Norte con el señor Lee, que no estaba emparentado con el famoso general, pero, segun lo que habiamos descubierto a estas alturas, el y el famoso lider confederado eran uno solo en espiritu. El señor Lee era uno de los pocos profesores que me odiaba de verdad. El curso anterior, Link me habia retado a que escribiera un ensayo titulado la guerra de la Agresion del Sur, y me suspendio. Al parecer, despues de todo, algunas veces los profesores si se leian los trabajos.
Encontre un asiento al final de la clase al lado de Link, que estaba ocupado copiando los apuntes de cualquier clase anterior que se hubiera pasado roncando; sin embargo, dejo de escribir en cuanto me sente.
-Tio, ¿lo has oido?
-¿Oir el que?
-Hay una chica nueva en el instituto.
-Hay una tonelada de chicas nuevas, imbecil, una clase entera de novatas.
-No estoy hablando de las novatas, sino de la chica nueva de nuestra clase.
En cualquier instituto, la llegada de una nueva alumna a la clase de segundo seria toda una noticia, pero esto era el jackson, y no habia llegado nadie al instituto desde tercer grado, cuando Kelly Wix se mudo con sus abuelos despues de que su padre fuera arrestado por regentar un negocio de juego en el sotano de su casa en Lake City.
-¿Quien es?
-No lo se. He tenido educacion civica a segunda hora con los colgados de la banda de musica y ellos no sabian nada salvo que toca el violin o algo asi. Me pregunto si estara buena.
La mente de Link era como un disco con una sola pista, como la de la mayoria de los chicos. La diferencia estribaba en que la pista de Link terminaba directamente en su boca.
-Vaya, ¿es una de las piradas de la banda?
-No. Se dedica a la musica. Quiza comparta conmigo mi amor por la musica clasica.
-¿Musica clasica?
La unica musica clasica que habia oido Link en su vida habia sido en la consulta del dentista.
-Ya sabes, tio, los clasicos. Pink Floyd, Black Sabbath, Los Stones...
Me eche a reir.
-Señor Lincoln. Señor Jonas. Siento interrumpir su conversacion, pero me gustaria empezar la clase, si les aprece bien.
El tono del señor Lee era tan sarcastico como el año pasado y su aspecto,, con el pelo repeinado y grasiento y la cara picada, igual de malo. Nos repartio copias del mismo programa que debia de llevar usando por lo menos diez años. Este año se exigia participar en un acto ''recreacionista'' de la guerra de Secesion. Pues no faltaba mas, solo tenia que pedirle prestado el uniforme a uno de mis parientes de los que participan en celebraciones recreacionistas los fines de semana. Mira que suerte.
Despues de que sonara el timbre, Link y yo nos retrepamos en el vestibulo al lado de nuestras taquillas con la esperanza de echarle una buena ojeada a la chica nueva. Era para oirle: ella iba a ser su futura amiga del alma, colega de su banda y me recito toda una serie de afinidades de las que no me apetecia oirle hablar.......
Chicas hasta aquiii...
Espero que les guste y comenten muuchoo!
Muuaaaakksssmuuaaaakksss!!
*2 de septimebre*
UNA CHICA NUEVA
Ocho calles. Esa era toda la distancia que mediaba entre Cotton Bend y Jackson High. Si tuviera que vivir de nuevo toda mi vida, probablemente me la pasaria subiendo y bajando estas ocho calles, y desde luego en aquel momento fueron suficientes para quitarme de la cabeza lo extraño coche funebre negro. Quiza pot eso no se lo mencione a Link.
Pasamos por el Stop & Shop, conocido tambien como el Stop & Steal. Era la unica tienda del pueblo y lo mas cercano que teniamos a un 7-Eleven. Asi que cada vez que quedaba en la puerta con mis amigos, lo hacia con la esperanza de no tropezarme con la madre de alguno que comprara comida o, peor aun, con Amma.
Distingui el Grand Prix que me resultaba familiar aparcado justo delante.
-Oh, oh. Fatty ya ha acampado por aqui.
Estaba sentado en el asiento del conductor, leyendo Barras y Estrellas.
-Quiza no nos haya visto.
Link miro por el retrovisor, tenso.
-Nos han fastidiado.
Fatty era el encargado del instituto Stonewall Jackson para controlar a los que hacian pellas, ademas de un orgullo miembro de la fuerza policial de Gatlin. Su novia, Amanda, trabajaba en el Stop & Steal, y el aparcaba alli muchas mañanas a la espera de que salieran los productod de la panaderia. Y eso era de lo mas inconveniente si uno siempre llegaba tarde, como nos solia pasar a Link y a mi.
Desde luego, no podias matricularte en el Jackson sin conocer las rutinas de Fatty tan bien como los horarios de las clases. Fatty nos hizo señas para que siguieramos adelante sin levantar siquiera la vista de la seccion de deportes. Por hoy, nos dejaba pasar.
-Seccion de deportes y un bollo pegajoso. Ya sabes lo que significa.
-Si, que nos quedan cinco minutos.
Aparcamos el Cacharro en el parking del instiuto en punto muerto, con la esperanza de pasar desapercibidos ante el control de faltas, pero fuera diluviaba, asi que cuando entramos en el edificio estabamos empapados y nuestras zapatillas hacian tanto ruido que, de todas formas, nos hubiera dado igual quedarnos parados.
-Nicholas Jonas! Wesley Lincoln!
Permanecimoa de pie en la oficina, chorreando, esperando nuestro parte de castigo.
-Ya empezamos llegando tarde el primer dia de curso. Señor Lincoln, su madre va a tener unas palabritas con usted. Y no ponga esa sonrisita de suficiencia, señor Jonas, Amma le va a moler a palos.
La señorita Hester tenia razon. Amma no iba a tardar ni cinco minutos en enterarse de que habia llegado tarde, si es que no se habia enterado ya. Asi funcionaban las cosas por aqui. Mi madre solia decir que Carlton Eaton, el jefe de la estafeta de correos, leia todas las cartas que consideraba medianamente interesantes, y ni siquiera se molestaba en sellarlas de nuevo despues. Tampoco es que hubiera muchas noticias que lo merecieran. Todas las familias tienen sus secretos, pero todos en la calle los conocian, igual que sus secretos.
-Señorita Hester, es que venia conduciendo despacio porque llovia mucho.
Link echo mano de su encanto, a ver que pasaba, pero la señorita Hester bajo sus gafas un poco y le devolvio la mirada sin parecer encantada en absoluto. La cadenita que llevaba en torno al cuello para sujetar las gafas se balanceo.
-No puedo perder tiempo charlando con vosotros, chicos. Estoy ocupada rellenando vuestros partes de falta, asi que ya sabeis donde pasareis la tarde: aqui castigados -dijo mientras nos daba a cada uno un papel de color azul.
Ya lo creo que estaba ocupada. Se olia ya la laca de uñas incluso antes de que torcieramos en la esquina. Bienvenidos.
El primer dia de clase siempre es igual en Gatlin. Los profesores, que nos conocian a todos de la iglesia, decidian que eras listo o torpe en cuanto pisabas la guarderia. Link era idiota porque habia arrugado las paginas de la Biblia durante la ''busqueda de la frase biblica'', ademas de vomitar una vez en la fiesta de Navidad. Y como yo era listo, sacaba buenas notas en los examenes, y como el era tonto, las sacaba malas. No crero que nadie se molestara siquiera en leerlos. Algunas veces escribia algunas cosas a voleo en mitad de mis ejercicios solo para comprobar si mis profesores me decian algo. Jamas me dijeron nada.
Por desgracia, no se aplicaba el mismo principio en los tests. En clase de ingles a primera hora, descubri que la profesora, de setecientos años de edad, cuyo nombre era, aunque parezca increible, señora English, esperaba que nos hubieramos leido Matar a un ruiseñor durante el verano, asi que suspendi la primera prueba. Genial. Me habia leido el libro hacia por lo menos dos años, pues era uno de los favoritos de mi madre, pero habia pasado mucho tiempo y me equivoque en los detalles.
Hay algo que pocos saben de mi: me paso todo el tiempo leyendo. Los libros eran lo unico que podia evadirme de Gatlin, aunque solo fuera un rato. Tenia un mapa en la pared de mi cuarto y cada vez que lia sobre algun lugar que me gustaria conocer lo marcaba en el. El guardian entre el centeno me habia mostrado Nueva York. Hacia rutas salvajes me condujo a Alaska. Cuando lei en el camino añadi Chicago, Denver, Los Angeles y ciudad de Mexico. Kerouac te podia llevar casi a cualquier sitio. Cada pocos meses, trazaba una linea para unir los puntos. Una fina linea verde que seguiria en un viaje por carretera el verano anterior a la universidad, si es que alguna vez conseguia salir de este pueblo. Me guardaba para mi solo lo del mapa y la lectura. En este lugar, los libros y el baloncesto resultaban una mala convinacion.
En quimica no me fue mucho mejor. El señor Holllenback me condeno a ser compañero de laboratorio de Miley ''Anti-Nick'', tambien conocida como Miley Asher, que se habia jurado despreciarme toda la vida desde el baile del año pasado, cuando cometi el error de ponerme mis zapatillas Chuck Taylor con el esmoquin y deje que mi padre nos llevara en el Volvo oxidado. Tenia una ventana rota que no podia subirse, de modo que el aire le alboroto su rubio cabello perfectamente peinado con rizaos para el baile de graduacion; cuando llegamos al gimnasio, parecia Maria Antonieta recien salida de la cama. Miley no me dirigio la palabra durante el resto de la noche y envío a Savannah Snow para dejarme plantado a tres pasos de la fuente de ponche.
Ese fue el final de la historia.
Aquella situacion era un tema inagotable de diversion para los chicos, que todavia esperaban que volvieramos a salir juntos. Lo que ellos no sabian era que ami no me iban las chicas como Miley. Era guapa, pero eso era todo. Y mirarla no me compensaba de tener que escuchar todo lo que salia de su boca. Yo queria algo distinto, alguien con quien pudiera charlar de otras cosas que no fueran fiestas y quien iba a ser coronado en el baile de invierno. Una chica que fuera lista, o divertida, o almenos una compañera decente de laboratorio.
Quizas una chica como esa no fuese mas que un sueño, pero desde luego cualquier sueño es mejor que una pesadilla, aunque esta lleve una falda de animadora.
Sobrevivi a la clase de quimica, pero mi dia empeoro a partir de ese momento. Al parecer, este año tenia que estudiar de nuevo historia de Estados Unidos, que era la unica historia que se enseñaba en el Jackson, con lo cual sobraba el añadido. Me pasaria mi segundo año consecutivo estudiando la guerra de la Agresion del Norte con el señor Lee, que no estaba emparentado con el famoso general, pero, segun lo que habiamos descubierto a estas alturas, el y el famoso lider confederado eran uno solo en espiritu. El señor Lee era uno de los pocos profesores que me odiaba de verdad. El curso anterior, Link me habia retado a que escribiera un ensayo titulado la guerra de la Agresion del Sur, y me suspendio. Al parecer, despues de todo, algunas veces los profesores si se leian los trabajos.
Encontre un asiento al final de la clase al lado de Link, que estaba ocupado copiando los apuntes de cualquier clase anterior que se hubiera pasado roncando; sin embargo, dejo de escribir en cuanto me sente.
-Tio, ¿lo has oido?
-¿Oir el que?
-Hay una chica nueva en el instituto.
-Hay una tonelada de chicas nuevas, imbecil, una clase entera de novatas.
-No estoy hablando de las novatas, sino de la chica nueva de nuestra clase.
En cualquier instituto, la llegada de una nueva alumna a la clase de segundo seria toda una noticia, pero esto era el jackson, y no habia llegado nadie al instituto desde tercer grado, cuando Kelly Wix se mudo con sus abuelos despues de que su padre fuera arrestado por regentar un negocio de juego en el sotano de su casa en Lake City.
-¿Quien es?
-No lo se. He tenido educacion civica a segunda hora con los colgados de la banda de musica y ellos no sabian nada salvo que toca el violin o algo asi. Me pregunto si estara buena.
La mente de Link era como un disco con una sola pista, como la de la mayoria de los chicos. La diferencia estribaba en que la pista de Link terminaba directamente en su boca.
-Vaya, ¿es una de las piradas de la banda?
-No. Se dedica a la musica. Quiza comparta conmigo mi amor por la musica clasica.
-¿Musica clasica?
La unica musica clasica que habia oido Link en su vida habia sido en la consulta del dentista.
-Ya sabes, tio, los clasicos. Pink Floyd, Black Sabbath, Los Stones...
Me eche a reir.
-Señor Lincoln. Señor Jonas. Siento interrumpir su conversacion, pero me gustaria empezar la clase, si les aprece bien.
El tono del señor Lee era tan sarcastico como el año pasado y su aspecto,, con el pelo repeinado y grasiento y la cara picada, igual de malo. Nos repartio copias del mismo programa que debia de llevar usando por lo menos diez años. Este año se exigia participar en un acto ''recreacionista'' de la guerra de Secesion. Pues no faltaba mas, solo tenia que pedirle prestado el uniforme a uno de mis parientes de los que participan en celebraciones recreacionistas los fines de semana. Mira que suerte.
Despues de que sonara el timbre, Link y yo nos retrepamos en el vestibulo al lado de nuestras taquillas con la esperanza de echarle una buena ojeada a la chica nueva. Era para oirle: ella iba a ser su futura amiga del alma, colega de su banda y me recito toda una serie de afinidades de las que no me apetecia oirle hablar.......
Chicas hasta aquiii...
Espero que les guste y comenten muuchoo!
Muuaaaakksssmuuaaaakksss!!
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
siguela....xfa esta genial..
jonatic&diectioner
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
Hooolaaa! Gracias poor leerla reina!
Solo que el fin de semana no creo que pueda
Acabar de subir el 3 capi sorry...
Pero si no puedo.. El lunes seguro si??
Comentar muuchooo amoreessss!
y graciias por leer.
Muuuuuaaaakkkkksssss*
Solo que el fin de semana no creo que pueda
Acabar de subir el 3 capi sorry...
Pero si no puedo.. El lunes seguro si??
Comentar muuchooo amoreessss!
y graciias por leer.
Muuuuuaaaakkkkksssss*
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
bueno.. no veo mucho interes en la nove :(
pero seguire subiendo a ver .. que pasa
porque no me gusta dejar las cosas a medias..
agradeceria si dijerais si os gusta y si
quereis que la sigaa..
porfa? :sad:
bueno voy a acabar de subir el 3 capi :polli:
pero seguire subiendo a ver .. que pasa
porque no me gusta dejar las cosas a medias..
agradeceria si dijerais si os gusta y si
quereis que la sigaa..
porfa? :sad:
bueno voy a acabar de subir el 3 capi :polli:
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
Despues de que sonara el timbre, Link y yo nos retrepamos en el vestibulo al lado de nuestras taquillas con la esperanza de echarle una buena ojeada a la chica nueva. Era para oirle: ella iba a ser su futura amiga del alma, colega de su banda y me recito toda una serie de afinidades de las que no me apetecia oirle hablar.......
Pero a la unica cosa que conseguimos echarle una ojeada fue al buen trozo de Charlotte Chase que dejaba ver una falda vaquera dos tallas mas pequeña de la que necesitaba. Lo cual significaba sin duda que no ibamos a pillar nada mas antes del almuerzo, porque nuestra proxima clase era lenguaje de signos americano y no se permitia hablar de bastante estricta. Nadie era tan bueno con los signos como para deletrear "chica nueva", especialmente porque esa clase era en la unica que coincidiamos con el resto del equipo de baloncesto del Jackson. Llevaba en aquel equipo desde octavo, cuando creci quince centimetros durante el verano y alfinal me quede una cabeza por encima de todos los demas de mi clase. Ademas, uno esta obligado a hacer algo normal cuando sus dos padres son profesores. Y mira por donde, yo era bastante bueno en el baloncesto. Siempre parecia saber donde iban a lanzar la pelota los jugadores del otro equipo, lo cual me habia valido un asiento en la cafeteria todos los dias. Y en Jackson, eso costaba lo suyo.
Ese dia el asiento habia ganado aun mas valor porque Shawn Bishop, nuestro base, ya habia visto a la chica nueva. Link le pregunto lo unico que les importaba a todos.
-Entonces, ¿esta buena?
-Muy buena.
-¿Tan buena como Savannah Snow?
Como si estuviera sincronizada con su nombre, Savannah, el model por el cual se median el resto de chicas en el Jackson, entro en la cafeteria, cogida del brazon de Miley "Anti-Nick", y todos nos volvimos a mirar a Savannah tenia el metro y medio mas perfecto de piernas que habiamos visto en nuestra vida.
Miley y Savannah eran casi una sola persona, incluso aunque no vistieran con los uniformes de animadoras. Ambas llevaban el pelo rubio, con mechas de la peluqueria, chanclquetas y unas faldas vaqueras tan cortas que podrian pasar por cinturones. Lo mejor de Savannah eran las piernas, pero la parte superior del bikini de Miley era la destinataria de las miradas de todos los chicos en el lago durante el verano. Nunca las veias llevar libros, solo unos diminutos bolsos metalizados apretados bajo el brazo, donde apenas cabia un movil, y eso para las pocas ocasiones en las que Miley dejaba de mandar mensajes con el.
Las diferencias se reducian a las posiciones que ocupaban en el equipo las animadoras. Savannah era la capitana y hacia de base: era una de las chicas que sostenia dos filas de animadoras en la famosa piramide de las Wildcats, sistema de animacion al que se habia sumado el instituto Jackson. Miley era saltadora, una de las chicas que coronaban la piramide, y a la que lanzaban un metro o dos por los aires hasta completar una voltereta o cualquier otra alocada pirueta acrobatica de las que podian terminar facilmente con el cuello roto. Pese a lo cual, Miley seguiria arriesgandolo todo por estar en lo alto de esa piramide, pero Savannah no lo necesitaba. Cuando Miley saltaba, la piramide continuaba tal cual, pero si Savannah se movia un centimetro, todo aquello se venia abajo.
Miley "Anti-Nick" se dio cuenta de que la estabamos mirando y puso cara de pocos amigos. Los chicos se echaron a reir. Emory Watkins me dio una palmada en la espalda.
-En el pecado esta la penitencia, Jonas. Ya Conoces a Miley: quien bien te quiere te hara sufrir.
Hoy no tenia ganas de pensar en Miley, sino justo todo lo contrario. Desde el momento en el Link me hablo de ella, algo me habia llamado la atencion de esa chica nueva, y era la posibilidad de que hubiera alguien diferente procedente de un sitio distinto.
Quizas alguien con una vida mejor que la nuestra, y que la mia en especial.
Incluso alguien con quien hubiera soñado. Sabia que no era mas que una fantasia, pero no queria creermela.
-Oye, ¿habeis oido hablar de la chica nueva?
Savannah se sento en el regazo de Earl Petty, que era el capitan de nuestro equipo y su novio de quita y pon. En este momento, estaban juntos. El deslizo las manos por sus piernas de color anaranjado, hasta tan arriba que uno no sabia donde mirar.
-Shawn nos estaba informando. Dice que esta buena. ¿La vas a incluir en el grupo de animadoras? -pregunto Link mientras cogia e mi bandeja un par de patatas de Tater Tots.
-No lo creo. Tendriais que ver la ropa que lleva.(golpe numero uno) Y lo palida que esta.(golpe numero dos)
Segun Savannah, una chica nueva nunca estaba lo suficientemente delgada o lo bastante bronceada.
Miley se sento al lado de Emory, inclinandose de una manera algo excesiva sobre la mesa.
-¿Y os ha dicho quien es?
-¿A que te refieres?
Miley hizo una pausa para dar dramatismo a su comentario.
-Es la sobrina del viejo Ravenwood.
Pero la verdad es que no hacia falta hacer pausa alguna esta vez, pues fue como si hubiera aspirado el aire de la habitacion. Un par de chicos se echaron a reir, porque pensaron que estaba de broma, pero yo sabia que no.(golpe numero tres)
Ya la habian rechazado. Y eso la alejaba tanto de mi que probablemente no llegaria ni a verla. La posibilidad de que apareciera la chica de mi sueño se desvanecio incluso antes de que pudiera hacerme a la idea de como seria nuestra primera cita. Habia quedado condenado a tres años mas de chicas como Miley Asher.
Macon Melquidesec Ravenwood era un tipo del pueblo que vivia confinado en su casa. Digamos que yo recordaba lo suficiente de Matar a un ruiseñor para ser consciente de que el viejo Ravenwood hacia que Boo Radley pareciera una mariposilla. Vivia en una vieja casa en ruinas en la plantacion mas antigua e infame de Gatlin, y no creo que nadie en el pueblo le hubiera visto desde que yo naci, o incluso antes.
-¿Lo dices enserio? -pregunto Link.
-Completamente. Carton Eaton se lo dijo ayer a mi madre cuando le trajo el correo.
Savannah asintio.
-Mi madre ha escuchado lo mismo. Se ha mudado a vivir con el viejo Ravenwood hace un par de dias, viene de Virginia o Maryland, no me acuerdo.
Todos continuaron hablando de ella, de su ropa, su pelo, su tio y del bicho raro que probablemente era. Eso era lo que mas odiaba de Gatlin, el modo en que todo el mundo se dedicaba a comentar lo que habias dicho, o hecho, o, como en este caso, vestido. Me quede mirando los fideos de mi bandeja, bañados en ese flojo liquido de color naranja que no tenia mucho parecido con el queso.
Me quedaban dos años y ocho meses, contando ese momento. Tenia que salir como fuera de ese pueblo.
El gimnasio se usaba despues de las clases para los ensayos de las animadoras. Ya no llovia, de modo que los entrenamientos de baloncesto tenian lugar en la pista exterior, con su cemento agrietado, los bordes levantados y aun cubiertos de charcos de agua debido a la lluvia que habia caido por la mañana. Habia que andar con mucho cuidado para no darse un golpe en una fisura del tamaño del Gran Cañon situada en el medio. Aparte de eso, desde alli se podia ver casi todo el aparcamiento y se podia observar desde la primera fila la vida social del institubo mientras calentabas.
Hoy estaba en racha. Llevaba siete de siete desde la linea de tres, pero tambien Earl, que me seguia lanzamiento tras lanzamiento. Un silbido en el aire. Ocho. Parecia que me bastaba mirar a la canasta para que entrara la pelota. Algunos dias las cosas salen asi.
Otro silbido. Nueve. Earl estaba cabreado. De echo, cada vez que yo tiraba, botaba la pelota con mas energia contra el suelo. El era el otro pivot alto. Nuestro acuerdo tacito era que le dejaba estar en primera fila a cambio de que no me diera la brasa si no me apetecia quedarme en el Stop & Steal todos los dias despues del entrenamiento. Estaban contadas las formas en las que puedes hablar siempre de las mismas chicas y la cantidad de salchicas Slim Jims que te puedes comer.
Silbido. Diez. No podia fallar. Quiza fuera solo cosa de la genetica, o quizas habia algo mas. No me habia dado cuenta, pero habia dejado de intentarlo cuando murio mi madre; despues de todo, era increible que siguiera entrenando.
Silbido. Once. Earl gruño algo a mis espaldas y boto con mas fuerza. Intente no sonreir y le eche una ojeada al aparcamiento mientras lanzaba el tiro siguiente. Vi una maraña de pelo negro largo detras de la rueda de un coche negro y largo.
Un coche funebre. Me estremeci.
Entonces ella se volvio y observe a traves de la ventanilla a una chica que miraba en mi direccion, o almenos crei haberla visto. La pelota cocho contra el aro de la canasta y salio despedida por encima de la verja. Detras de mi, escuche ese sonido tan familiar.
Silbido. Doce. Earl Petty podia relajarse por fin.
Cuando el coche paso, mire la cancha. Todos los chicos se habian quedando observando como si hubieran visto un fantasma.
-¿Esa era...?
Billy Watts, nuestro alero, asintio y se subio con una sola mano encima de la verja.
-Si, la sobrina del viejo Ravenwood.
Shawn le lanzo la pelota.
-Exactamente como nos lo habian contando: conduce su propio coche funebre.
Emory sacudio la cabeza.
-Pues esta buena de verdad. Que desperdicio.
Todos volvieron al juego, pero cuando Earl fue a lanzar otra vez, comenzo a llover. Treinta segundos mas tarde nos atrapo el aguacero, la lluvia mas intensa que habiamos visto en todo el dia. Me quede alli, dejando que las gotas me golpearan. El pelo mojado se me metia en los ojos y no podia ver el resto de colegio, ni al equipo.
El mal presagio no era solo el coche funebre, sino tambien la chica.
Durante unos cuantos minutos habia sentido autenticas esperanzas de que quizas este año no fuera como los demas, y que algo cambiara. Que hubiera sido alguien con quien poder hablar, con quien me sintiera bien.
Pero todo lo que tenia era un buen dia en la cancha, y eso nunca habia sido suficiente..........
espero que les guuustee!!
muuakss :cheers:
Pero a la unica cosa que conseguimos echarle una ojeada fue al buen trozo de Charlotte Chase que dejaba ver una falda vaquera dos tallas mas pequeña de la que necesitaba. Lo cual significaba sin duda que no ibamos a pillar nada mas antes del almuerzo, porque nuestra proxima clase era lenguaje de signos americano y no se permitia hablar de bastante estricta. Nadie era tan bueno con los signos como para deletrear "chica nueva", especialmente porque esa clase era en la unica que coincidiamos con el resto del equipo de baloncesto del Jackson. Llevaba en aquel equipo desde octavo, cuando creci quince centimetros durante el verano y alfinal me quede una cabeza por encima de todos los demas de mi clase. Ademas, uno esta obligado a hacer algo normal cuando sus dos padres son profesores. Y mira por donde, yo era bastante bueno en el baloncesto. Siempre parecia saber donde iban a lanzar la pelota los jugadores del otro equipo, lo cual me habia valido un asiento en la cafeteria todos los dias. Y en Jackson, eso costaba lo suyo.
Ese dia el asiento habia ganado aun mas valor porque Shawn Bishop, nuestro base, ya habia visto a la chica nueva. Link le pregunto lo unico que les importaba a todos.
-Entonces, ¿esta buena?
-Muy buena.
-¿Tan buena como Savannah Snow?
Como si estuviera sincronizada con su nombre, Savannah, el model por el cual se median el resto de chicas en el Jackson, entro en la cafeteria, cogida del brazon de Miley "Anti-Nick", y todos nos volvimos a mirar a Savannah tenia el metro y medio mas perfecto de piernas que habiamos visto en nuestra vida.
Miley y Savannah eran casi una sola persona, incluso aunque no vistieran con los uniformes de animadoras. Ambas llevaban el pelo rubio, con mechas de la peluqueria, chanclquetas y unas faldas vaqueras tan cortas que podrian pasar por cinturones. Lo mejor de Savannah eran las piernas, pero la parte superior del bikini de Miley era la destinataria de las miradas de todos los chicos en el lago durante el verano. Nunca las veias llevar libros, solo unos diminutos bolsos metalizados apretados bajo el brazo, donde apenas cabia un movil, y eso para las pocas ocasiones en las que Miley dejaba de mandar mensajes con el.
Las diferencias se reducian a las posiciones que ocupaban en el equipo las animadoras. Savannah era la capitana y hacia de base: era una de las chicas que sostenia dos filas de animadoras en la famosa piramide de las Wildcats, sistema de animacion al que se habia sumado el instituto Jackson. Miley era saltadora, una de las chicas que coronaban la piramide, y a la que lanzaban un metro o dos por los aires hasta completar una voltereta o cualquier otra alocada pirueta acrobatica de las que podian terminar facilmente con el cuello roto. Pese a lo cual, Miley seguiria arriesgandolo todo por estar en lo alto de esa piramide, pero Savannah no lo necesitaba. Cuando Miley saltaba, la piramide continuaba tal cual, pero si Savannah se movia un centimetro, todo aquello se venia abajo.
Miley "Anti-Nick" se dio cuenta de que la estabamos mirando y puso cara de pocos amigos. Los chicos se echaron a reir. Emory Watkins me dio una palmada en la espalda.
-En el pecado esta la penitencia, Jonas. Ya Conoces a Miley: quien bien te quiere te hara sufrir.
Hoy no tenia ganas de pensar en Miley, sino justo todo lo contrario. Desde el momento en el Link me hablo de ella, algo me habia llamado la atencion de esa chica nueva, y era la posibilidad de que hubiera alguien diferente procedente de un sitio distinto.
Quizas alguien con una vida mejor que la nuestra, y que la mia en especial.
Incluso alguien con quien hubiera soñado. Sabia que no era mas que una fantasia, pero no queria creermela.
-Oye, ¿habeis oido hablar de la chica nueva?
Savannah se sento en el regazo de Earl Petty, que era el capitan de nuestro equipo y su novio de quita y pon. En este momento, estaban juntos. El deslizo las manos por sus piernas de color anaranjado, hasta tan arriba que uno no sabia donde mirar.
-Shawn nos estaba informando. Dice que esta buena. ¿La vas a incluir en el grupo de animadoras? -pregunto Link mientras cogia e mi bandeja un par de patatas de Tater Tots.
-No lo creo. Tendriais que ver la ropa que lleva.(golpe numero uno) Y lo palida que esta.(golpe numero dos)
Segun Savannah, una chica nueva nunca estaba lo suficientemente delgada o lo bastante bronceada.
Miley se sento al lado de Emory, inclinandose de una manera algo excesiva sobre la mesa.
-¿Y os ha dicho quien es?
-¿A que te refieres?
Miley hizo una pausa para dar dramatismo a su comentario.
-Es la sobrina del viejo Ravenwood.
Pero la verdad es que no hacia falta hacer pausa alguna esta vez, pues fue como si hubiera aspirado el aire de la habitacion. Un par de chicos se echaron a reir, porque pensaron que estaba de broma, pero yo sabia que no.(golpe numero tres)
Ya la habian rechazado. Y eso la alejaba tanto de mi que probablemente no llegaria ni a verla. La posibilidad de que apareciera la chica de mi sueño se desvanecio incluso antes de que pudiera hacerme a la idea de como seria nuestra primera cita. Habia quedado condenado a tres años mas de chicas como Miley Asher.
Macon Melquidesec Ravenwood era un tipo del pueblo que vivia confinado en su casa. Digamos que yo recordaba lo suficiente de Matar a un ruiseñor para ser consciente de que el viejo Ravenwood hacia que Boo Radley pareciera una mariposilla. Vivia en una vieja casa en ruinas en la plantacion mas antigua e infame de Gatlin, y no creo que nadie en el pueblo le hubiera visto desde que yo naci, o incluso antes.
-¿Lo dices enserio? -pregunto Link.
-Completamente. Carton Eaton se lo dijo ayer a mi madre cuando le trajo el correo.
Savannah asintio.
-Mi madre ha escuchado lo mismo. Se ha mudado a vivir con el viejo Ravenwood hace un par de dias, viene de Virginia o Maryland, no me acuerdo.
Todos continuaron hablando de ella, de su ropa, su pelo, su tio y del bicho raro que probablemente era. Eso era lo que mas odiaba de Gatlin, el modo en que todo el mundo se dedicaba a comentar lo que habias dicho, o hecho, o, como en este caso, vestido. Me quede mirando los fideos de mi bandeja, bañados en ese flojo liquido de color naranja que no tenia mucho parecido con el queso.
Me quedaban dos años y ocho meses, contando ese momento. Tenia que salir como fuera de ese pueblo.
El gimnasio se usaba despues de las clases para los ensayos de las animadoras. Ya no llovia, de modo que los entrenamientos de baloncesto tenian lugar en la pista exterior, con su cemento agrietado, los bordes levantados y aun cubiertos de charcos de agua debido a la lluvia que habia caido por la mañana. Habia que andar con mucho cuidado para no darse un golpe en una fisura del tamaño del Gran Cañon situada en el medio. Aparte de eso, desde alli se podia ver casi todo el aparcamiento y se podia observar desde la primera fila la vida social del institubo mientras calentabas.
Hoy estaba en racha. Llevaba siete de siete desde la linea de tres, pero tambien Earl, que me seguia lanzamiento tras lanzamiento. Un silbido en el aire. Ocho. Parecia que me bastaba mirar a la canasta para que entrara la pelota. Algunos dias las cosas salen asi.
Otro silbido. Nueve. Earl estaba cabreado. De echo, cada vez que yo tiraba, botaba la pelota con mas energia contra el suelo. El era el otro pivot alto. Nuestro acuerdo tacito era que le dejaba estar en primera fila a cambio de que no me diera la brasa si no me apetecia quedarme en el Stop & Steal todos los dias despues del entrenamiento. Estaban contadas las formas en las que puedes hablar siempre de las mismas chicas y la cantidad de salchicas Slim Jims que te puedes comer.
Silbido. Diez. No podia fallar. Quiza fuera solo cosa de la genetica, o quizas habia algo mas. No me habia dado cuenta, pero habia dejado de intentarlo cuando murio mi madre; despues de todo, era increible que siguiera entrenando.
Silbido. Once. Earl gruño algo a mis espaldas y boto con mas fuerza. Intente no sonreir y le eche una ojeada al aparcamiento mientras lanzaba el tiro siguiente. Vi una maraña de pelo negro largo detras de la rueda de un coche negro y largo.
Un coche funebre. Me estremeci.
Entonces ella se volvio y observe a traves de la ventanilla a una chica que miraba en mi direccion, o almenos crei haberla visto. La pelota cocho contra el aro de la canasta y salio despedida por encima de la verja. Detras de mi, escuche ese sonido tan familiar.
Silbido. Doce. Earl Petty podia relajarse por fin.
Cuando el coche paso, mire la cancha. Todos los chicos se habian quedando observando como si hubieran visto un fantasma.
-¿Esa era...?
Billy Watts, nuestro alero, asintio y se subio con una sola mano encima de la verja.
-Si, la sobrina del viejo Ravenwood.
Shawn le lanzo la pelota.
-Exactamente como nos lo habian contando: conduce su propio coche funebre.
Emory sacudio la cabeza.
-Pues esta buena de verdad. Que desperdicio.
Todos volvieron al juego, pero cuando Earl fue a lanzar otra vez, comenzo a llover. Treinta segundos mas tarde nos atrapo el aguacero, la lluvia mas intensa que habiamos visto en todo el dia. Me quede alli, dejando que las gotas me golpearan. El pelo mojado se me metia en los ojos y no podia ver el resto de colegio, ni al equipo.
El mal presagio no era solo el coche funebre, sino tambien la chica.
Durante unos cuantos minutos habia sentido autenticas esperanzas de que quizas este año no fuera como los demas, y que algo cambiara. Que hubiera sido alguien con quien poder hablar, con quien me sintiera bien.
Pero todo lo que tenia era un buen dia en la cancha, y eso nunca habia sido suficiente..........
espero que les guuustee!!
muuakss :cheers:
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
si quereis 4 capii..
COMENTAR si? :roll: :roll:
COMENTAR si? :roll: :roll:
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
siguela... ya quiero q se encuentren cara a cara....
jonatic&diectioner
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
si quiero cap 4...siguela... xfa.......
jonatic&diectioner
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
si???? entonces voy a ello para que leas :cheers:
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
4 Capitulo*
*UN AGUJERO EN EL CIELO*
2 de septiembre
Al llegar, encontre en la cocina un plato de pollo frito congelado con mala pinta, pure de patata y judias verdes, ademas de unos panecillos, tal cual Amma los habia dejado. Generalmente me mantenia la cena caliente hasta que regresaba del entrenamiento, pero, por lo visto, hoy no. Tenia un buen problema. Amma estaba furiosa y comia bastones de caamelo con sabor a canela Red Hots, sentada en la mesa mientras garabateaba el crucigrama del New York Times. Mi padre se habia suscrito en secreto a la edicion del domingo, porque los crucigramas del Barras y Estrellas tenian demasiados errores y los del Reader's Digest eran demasiado cortos. No se como conseguia colarselos a Carlton Eaton, que se habria encargado de hacer saber a toda la poblacion que nos creiamos demasiado buenos para el Barras y Estrellas, pero no habia nada que mi padre no hiciera por Amma.
Deslizo el plato en mi direccion, mirandome pero sin llegar a verme de verdad. Me meti un bocado de pure y pollo en la boca. No habia nada que Amma odiara mas que dejar la comida en el plato. Intente mantenerme a distancia de la punta del lapiz negro del numero 2 que usaba solo para los crucigramas y que estaba tan afilado que casi se podia derramar sangre con el. Esta noche no me cabia duda alguna.
Escuche el rapido golpeteo de la lluvia en el tejado. No se oia nada mas en la habitacion. Amma dio un golpe con el lapiz en la mesa.
-Nueve letras. "Recluido o penalizado por cometer una fechoria". -Lanzo otra mirada en mi direccion. Me meti otra cuchara en la boca de pure de patata. Ya sabia lo que se me venia encima: el nueve horizontal-. C.A.S.T.I.G.A.D.O. O sea, sancionado. Es decir, que si no eres capaz de llegar a clase a tu hora, ya puedes ir pensando en irte de casa.
Me pregunte quien la habia llamado para decirle que habia llegado tarde, o mejor aun, quien no la habria llamado. Volvio a sacar punta al lapiz, aunque no lo necesitaba, metiendolo en el afilador automatico que tenia en la encimera. Seguia evitando mi mirada de forma significativa, lo que era aun peor que si me hubiera mirado directamente a los ojos.
Me acerque a ella y le pase el brazo por encima dandole un buen achuchon.
-Venga ya, Amma. No seas asi. Esta mañana esta diluviando, no querrias que corrieramos como locos bajo la lluvia, ¿no?
Alzo una ceja, pero su expresion se suavizo.
-Bueno, pues me da la impresion de que va a llover desde ahora hasta el dia en que te de por cortarte el pelo, asi que sera mejor que encuentres el modo de llegar a la escuela antes de que suene el timbre.
-Si, señora. -Le di un buen achuchon mas y me encamine de nuevo hacia el gelido pure de patata-. No te vas a creer lo que ha pasado hoy. Tenemos una chica nueva en clase.
No se por que dije aquello, quizas porque aun lo tenia metido en la cabeza.
-¿Crees que no me he enterado de lo de ____ Duchannes?
Casi me atragante con el pan. _____ Duchannes. En el sur se pronunciaba de un modo que rimaba con "lluvia" y, tal cual lo decia Amma, parecia como si la palabra hubiera adquirido una silaba extra. Du-Key-Yen (la ultima silaba del apellido Duchannes rima con la palabra rain en ingles, que significa lluvia)
-¿Ese es su nombre? ¿____?
Amma empujo un vaso de batido de chocolate hacia mi direccion.
-Si, y no, y ademas no es asunto tuyo. No te voy a dejar que andes enredado con cosas de las que no tienes ni idea, Nicholas Jonas.
Amma siempre hablaba con acertijos y nunca explicaba nada mas. Yo no habia ido a su casa en Wader's Creek desde que era un crio, pero sabia que la mayor parte del pueblo si lo habia hecho. Amma era la lectora de cartas de tarot mas respetada en cien kilometros a la redonda, igual que su madre antes que ella y su abuela antes aun, hasta seis generaciones de lectoras de tarot. Gatlin estaba lleno de baptistas, metodistas y pentecostalistas temerosos de Dios, pero ninguno de ellos podia resistir la tentacion de las cartas, la posibilidad de cambiar el curso de su propio destino, puesto que eso era lo que pensaban que podia hacer un lector con poderes.
Algunas veces hallaba alguno de sus hechizos caseros en el cajon de los calcetines o colgado de la puerta del estudio de mi padre. Solo una vez pregunte que era aquello. Mi padre le gastaba bromas cada vez que encontraba uno, pero me di cuenta de que no los quitaba de la circulacion. "Mejor respetarlos que tener que lamentarlo", decia, y supuse que con esto se referia a respetar a Amma, que podia hacer que lo lamentaras bien lamentado.
-¿Has oido algo mas sobre ella?
-Tu a lo tuyo. Un dia vas a conocer un agujero en el cielo y el universo se va a caer por ahi. Entonces, estaremos todos metidos en un buen lio.
Mi padre se deslizo en la cocina con pijama. Se sirvio una taza de cafe y saco de la despensa un paquete de cereales Shredded Wheat. Aun llevaba colocados los tapones amarillos de cera para los oidos. Cuando cogia los cereales significaba que estaba apunto de comenzar su dia, y que tuviera los tapones puestos que aun no lo habia hecho.
Me incline y le susurre a Amma:
-¿Que es lo que has oido por ahi?
Amma se llevo mi plato y lo dejo en el fregadero. Luego limpio algunos huesos que parecian de paleta de cerdo y los coloco en un plato, lo cual me resulto extraño porque habiamos cenado pollo esa noche.
-Eso no es asunto tuyos. Lo que a mi me gustaria saber es porque estas tan interesado.
Me encongi de hombros.
-No, no mucho, la verdad. Solo es curiosidad.
-Pues ya sabes lo que dicen de la curiosidad.
Clavo un tenedor en mi trozo de pastel de crema y luego me echo la Mirada antes de irse.
Incluso mi padre noto como se balanceaba la puerta de la cocina cuando ella se marcho, y se quito uno de los tapones para preguntarme:
-¿Que tal te ha ido en la escuela?
-Bien.
-¿Que le has hecho a Amma?
-He llegado tarde a clase.
Me estudio la expresion de la cara y yo la suya.
-¿El numero 2?
Yo asenti.
-¿Afilado?
-Ya lo estaba, pero, aun asi, lo afilo mas.
Suspire. Mi padre casi llego a esbozar una sonrisa, lo cual era muy raro. Senti una especie de alivio, casi como si hubiera logrado algo.
-¿Sabes en cuantas ocasiones he estado sentado en esa vieja mesa mientras ella me amenzaba con el lapiz cuando era niño? -me pregunto, aunque realmente no era una pregunta.
La mesa, rayada y machada de pintura, pegamento y rotuladores por todos los Jonas que lo habian hecho antes que yo, era uno de los trastos mas viejos de la casa.
Sonrei. Mi padre cogio el bol de cereales e hizo un gesto con la cuchara en mi direccion. Amma habia criado a mi padre, un hecho que me habian recordado cada vez que habia osado hablarle con descaro cuando era niño.
-M.I.R.I.A.D.A. -deletree.
Mientras dejaba caer el bol en el fregadero, el me respondio a su vez:
-I.N.F.I.N.I.D.A.D. O sea, te he ganado, Nicholas Jonas.
Dio un paso hasta que se quedo bajo la luz de la cocina y en ese momento su media sonrisa se redujo hasta desaparecer. Tenia peor aspecto que nunca. Las sombras de su rostro se habia acentuado y los huesos se le distinguian con toda claridad atraves de la piel, que habia adquirido un color verde palido al no salir nunca de casa. Hacia meses que parecia una especia de cadaver andante. Se me hacia dificil pensar que era la misma persona que se sentaba conmigo durante horas en las playas del lago Moultrie, comiendo sandwiches de pollo y ensalada y enseñandome como lanzar correctamente el sedal. "A un lado y al otro, a las diez y a las dos, como las manecillas del reloj". Los ultimos cinco meses habian sido muy duros para el; queria de verdad a mi padre. Pero yo tambien.
Cogio el cafe y regreso al estudio arrastrando los pies. Era hora de enfrentarse a los hechos. Quiza Macon Ravenwood no era el unico en vivir enclaustrado en la ciudad, y no creia tampoco que cupieran con ella dos Boo Radleys, pero esto era lo mas parecido a una conversacion que habiamos tenido en meses y no queria que se marchara.
-¿Que tal te va con el libro? -le espete.
En realidad, lo que queria decirle era que se quedara y hablar conmigo.
El parecio sorprenderse y despues se encogio de hombros.
-Ahi va. Todavia me queda un monton de trabajo.
Eso queria decir que no era capaz de hacerlo.
-La sobrina de Macon Ravenwood se ha mudado a la ciudad.-Dije esto justo despues de que el se hubiera puesto los tapones de nuevo. Como siempre, no habia forma de sincronizarnos. Pensandolo bien, me estaba pasando eso con todo el mundo en los ultimos tiempos.
Mi padre se quito un tapon, suspiro y luego se quito el otro.
-¿Que?
Pero ya habia empezado a dirigirse hacia su estudio. El contador de nuestra conversacion estaba en el tiempo de descuento.
-¿Sabes algo de Macon Ravenwood?
-Lo mismo que todo el mundo, supongo. Se comporta como un recluso. Por lo que yo se, no ha salido de la mansion Ravenwood en años.
Abrio la puerta del estudio y cruzo el umbral, pero yo no le segui. Me quede en la entrada.
Jamas habia puesto un pie alli dentro. Cuando tenia siete años, me habia pillado una vez, solo una, leyendo una novela antes de que terminara de revisarla. Su estudio era un lugar oscuro, aterrador. Habia un raido sofa victoriano encima del cual colgaba un cuadro siempre cubierto con una tela. Sabia que no debia preguntar nunca lo que habia debajo de ella. Mas alla, junto a la ventana, estaba el escritorio de mi padre, tallado en caoba, otra antiguedad transmitida de generacion en generacion con la casa.
Y libros, viejos libros encuadernados en piel tan pesados que cuando se abrian era necesario colocarlos sobre un atril enorme.
Estas eran las cosas que nos ataban a Gatlin y tambien a la propiedad de los Jonas, Justo como les habia ocurrido a nuestros antepasados durante mas de cien años.
Su manuscrito reposaba sobre el escritorio. Aquella vez tambien se encontraba en el mismo lugar, en una caja de carton abierta, y yo queria enterarme como fuera de lo que contenia. Mi padre escribia novelas de terror gotico, por eso ninguno de sus textos era apropiado para un niño de siete años, pero todas las casa de Gatlin estaban llenas de secretos, como todo el sur, en realidad, y mi casa no era una excepcion, ni siquiera entonces.
Fue el quien me encontro, acurrucado en el sofa de su estidio con las paginas esparcidas a mi alrededor como si hubiera estallado uno de mis cohetes de juguete en la caja. Por aquel entonces, no sabia disimular mis trastadas, algo que aprendi con rapidez despues de aquello. Solo le recuerdo gritandome hasta que aparecio mi madre y me encontro llorando en el viejo molino que habia en el patio. "Algunas cosas son privadas, Nick. Y unicamente para personas mayores".
Yo solo queria saber. Ese habia sido siempre mi problema. De hecho, lo seguia siendo. Queria saber porque mi padre nunca salia de su estudio. Queria saber porque no podiamos marcharnos de esa vieja casa solo porque hubiera un millon de Jonas que habian vivido antes alli, especialmente ahora solo queria recordar los sandwiches de pollo y enselada, y lo de a las diez y a las dos, y aquellos momentos en los que mi padre se comia los cereales en la cocina, gastandome bromas. Me quede dormido mientras recordaba.
Antes de que sonara el timbre al dia siguiente, ____ Duchannes se habia convertido en el tema del que hablaba todo el mundo en el instituto Jackson. De alguna manera, a pesar de las tormentas y los cortes de luz, Loretta Snow y Eugenie Asher, las madres respectivas de Savannah y Miley, se las apañaron para poner la cena en la mesa y llamar a todo el mundo en el pueblo para que supieran que una pariente loca de Macon Ravenwood circulaba por Gatlin en un coche funebre, un coche que pensaban que aun se usaba para transportar muertos cuando nadie miraba. Y apartir de ahi la cosa fue a mas.
Habia dos cosas con las que podias contar en Gatlin. Primero, podias ser diferente, incluso estar loco, y la gente no iba a pensar que eras el asesino del hacha... siemre y cuado salieras de casa de vez en cuando. Segundo, si habia algo que contar, podias estar seguro de que iba a haber alguien que lo contase. Que una chica nueva se mudara a la Mansion Encantada con el eclaustrado de la ciudad, eso si que era una historia, probablemente la mejor historia de Gatlin desde el accidente de mi madre. Asi que no se porque me sorprendi cuando vi a todo el mundo hablar de ella, a todos menos a los chicos. Estos tanian otros asuntos que solucionar primero.
-Entonces, ¿que es lo que tenemos, Em? -pregunto Link cerrando la puerta de su taquilla con un golpe.
-Contando las pruebas para animadoras, parece que unos cuatros ochos, tres sietes, y un puñado de cuatros.
Ni siquiera se molestaba en contar a las novatas de primero que no llegaban a puntuar con un cuatro.
Yo tambien cerre la mia con un golpazo.
-¿Y a eso le llamas noticias? ¿no son las mismas chicas que vemos todos los sabados en el Dary Kin todos los sabados?
Emory sonrio y me dio una palmada en el hombro.
-Pero ahora estan en el juego, Jonas. -Paseo la mirada por las chicas que habia en el vestibulo-. Y yo tambien estoy preparado para jugar.
A Emory, sin embargo, se le iba la fuerza por la boca. El año anterior, cuando eramos novatos, se pasaba horas hablando de las tias buenas veteranas que se iba a tirar, ya que habia entrado en el equipo de baloncesto del instituto. Em estaba en la inopia, igual que Link, pero no era tan inofensivo. Tenia una vena mezquina, como todos los Watkin.
Shawn sacudio la cabeza.
-Esto es como querer coger melocotones de una div.
-Los melocotones crecen en los arboles -le sople pues habia terminado por irritarme, quiza porque me habia econtrado antes de clase con los chicos en el mostrador de las resvistas del Stop & Steal y me habia visto obligado a sufrir la misma conversacion mientras Earl hojeaba los numeros de la unica cosa que leia, esas revistas con chicas en bikini tumbadas sobre el capo de un coche.
Shawn se me quedo mirando, confuso.
-¿De que estas hablando?
Ni siquiera sabia porque estaba molesta. Era una conversacion estupida, tan estupida como el hecho de que todos los chicos tuvieramos que reunirnos los miercoles por la mñana antes de ir a clase. Era algo que me tomaba como si alguien pasara lista. Si estabas en el equipo, se esperaba que hicieras unas cuantas cosas. Sentarte con todos los demas en la cafeteria, ir a las fiestas de Savannah Snow, pedirle a una animadora que te acompañara al baile y darte una vuelta por el lago Moultrie el ultimo dia de colegio. Podias meter la pata en casi cualquier cosa siempre que aparecieras cuando habia que pasar lista. No sabia por que, pero cada vez le costaba mas acudir.
Todavia no habia conseguido una respuesta cuando la vi. Incluso aunque no hubiera llegado a verla, lo habria sabido, por que en el pasillo, que generalmente estaba atestado de gente que abria las taquillas e intentaba llegar a tiempo a clase antes del segundo timbre, se despejo en cuestion de segundos, Todo el mundo dio un paso hacia tras cuando ella entro, como si fuera una estrella de rock.
O una leprosa.
Sin embargo, todo lo que yo vi fue una chica preciosa con una chaqueta de deporte blanca con la palabra "Munich" bordada sobre un largo vestido gris debajo del cual asomaban unas Converse muy usadas. Llevaba tambien una larga cadena de polata en torno al cuello con toneladas de cosas colgandom como un aro de plastico de una maquina expendedora de chicles, o un imperdible y un monton de amuletos que no podia distinguir, ya que estaba muy lejos. Una chica cuyo aspecto no era el de una chica de Gatlin. No podia quitarle los ojos de encima.
La sobrina de Macon Ravenwood. ¿Que me estaba pasando?
hasta ahi... :cheers:
espero que te guste linda :oops:
por la noche si puedo subo la otra parte del capi sii?
esque son muuuuuy largoss jejeje
muuuuuakks!!!!
COMENTAR SII?? :hug:
*UN AGUJERO EN EL CIELO*
2 de septiembre
Al llegar, encontre en la cocina un plato de pollo frito congelado con mala pinta, pure de patata y judias verdes, ademas de unos panecillos, tal cual Amma los habia dejado. Generalmente me mantenia la cena caliente hasta que regresaba del entrenamiento, pero, por lo visto, hoy no. Tenia un buen problema. Amma estaba furiosa y comia bastones de caamelo con sabor a canela Red Hots, sentada en la mesa mientras garabateaba el crucigrama del New York Times. Mi padre se habia suscrito en secreto a la edicion del domingo, porque los crucigramas del Barras y Estrellas tenian demasiados errores y los del Reader's Digest eran demasiado cortos. No se como conseguia colarselos a Carlton Eaton, que se habria encargado de hacer saber a toda la poblacion que nos creiamos demasiado buenos para el Barras y Estrellas, pero no habia nada que mi padre no hiciera por Amma.
Deslizo el plato en mi direccion, mirandome pero sin llegar a verme de verdad. Me meti un bocado de pure y pollo en la boca. No habia nada que Amma odiara mas que dejar la comida en el plato. Intente mantenerme a distancia de la punta del lapiz negro del numero 2 que usaba solo para los crucigramas y que estaba tan afilado que casi se podia derramar sangre con el. Esta noche no me cabia duda alguna.
Escuche el rapido golpeteo de la lluvia en el tejado. No se oia nada mas en la habitacion. Amma dio un golpe con el lapiz en la mesa.
-Nueve letras. "Recluido o penalizado por cometer una fechoria". -Lanzo otra mirada en mi direccion. Me meti otra cuchara en la boca de pure de patata. Ya sabia lo que se me venia encima: el nueve horizontal-. C.A.S.T.I.G.A.D.O. O sea, sancionado. Es decir, que si no eres capaz de llegar a clase a tu hora, ya puedes ir pensando en irte de casa.
Me pregunte quien la habia llamado para decirle que habia llegado tarde, o mejor aun, quien no la habria llamado. Volvio a sacar punta al lapiz, aunque no lo necesitaba, metiendolo en el afilador automatico que tenia en la encimera. Seguia evitando mi mirada de forma significativa, lo que era aun peor que si me hubiera mirado directamente a los ojos.
Me acerque a ella y le pase el brazo por encima dandole un buen achuchon.
-Venga ya, Amma. No seas asi. Esta mañana esta diluviando, no querrias que corrieramos como locos bajo la lluvia, ¿no?
Alzo una ceja, pero su expresion se suavizo.
-Bueno, pues me da la impresion de que va a llover desde ahora hasta el dia en que te de por cortarte el pelo, asi que sera mejor que encuentres el modo de llegar a la escuela antes de que suene el timbre.
-Si, señora. -Le di un buen achuchon mas y me encamine de nuevo hacia el gelido pure de patata-. No te vas a creer lo que ha pasado hoy. Tenemos una chica nueva en clase.
No se por que dije aquello, quizas porque aun lo tenia metido en la cabeza.
-¿Crees que no me he enterado de lo de ____ Duchannes?
Casi me atragante con el pan. _____ Duchannes. En el sur se pronunciaba de un modo que rimaba con "lluvia" y, tal cual lo decia Amma, parecia como si la palabra hubiera adquirido una silaba extra. Du-Key-Yen (la ultima silaba del apellido Duchannes rima con la palabra rain en ingles, que significa lluvia)
-¿Ese es su nombre? ¿____?
Amma empujo un vaso de batido de chocolate hacia mi direccion.
-Si, y no, y ademas no es asunto tuyo. No te voy a dejar que andes enredado con cosas de las que no tienes ni idea, Nicholas Jonas.
Amma siempre hablaba con acertijos y nunca explicaba nada mas. Yo no habia ido a su casa en Wader's Creek desde que era un crio, pero sabia que la mayor parte del pueblo si lo habia hecho. Amma era la lectora de cartas de tarot mas respetada en cien kilometros a la redonda, igual que su madre antes que ella y su abuela antes aun, hasta seis generaciones de lectoras de tarot. Gatlin estaba lleno de baptistas, metodistas y pentecostalistas temerosos de Dios, pero ninguno de ellos podia resistir la tentacion de las cartas, la posibilidad de cambiar el curso de su propio destino, puesto que eso era lo que pensaban que podia hacer un lector con poderes.
Algunas veces hallaba alguno de sus hechizos caseros en el cajon de los calcetines o colgado de la puerta del estudio de mi padre. Solo una vez pregunte que era aquello. Mi padre le gastaba bromas cada vez que encontraba uno, pero me di cuenta de que no los quitaba de la circulacion. "Mejor respetarlos que tener que lamentarlo", decia, y supuse que con esto se referia a respetar a Amma, que podia hacer que lo lamentaras bien lamentado.
-¿Has oido algo mas sobre ella?
-Tu a lo tuyo. Un dia vas a conocer un agujero en el cielo y el universo se va a caer por ahi. Entonces, estaremos todos metidos en un buen lio.
Mi padre se deslizo en la cocina con pijama. Se sirvio una taza de cafe y saco de la despensa un paquete de cereales Shredded Wheat. Aun llevaba colocados los tapones amarillos de cera para los oidos. Cuando cogia los cereales significaba que estaba apunto de comenzar su dia, y que tuviera los tapones puestos que aun no lo habia hecho.
Me incline y le susurre a Amma:
-¿Que es lo que has oido por ahi?
Amma se llevo mi plato y lo dejo en el fregadero. Luego limpio algunos huesos que parecian de paleta de cerdo y los coloco en un plato, lo cual me resulto extraño porque habiamos cenado pollo esa noche.
-Eso no es asunto tuyos. Lo que a mi me gustaria saber es porque estas tan interesado.
Me encongi de hombros.
-No, no mucho, la verdad. Solo es curiosidad.
-Pues ya sabes lo que dicen de la curiosidad.
Clavo un tenedor en mi trozo de pastel de crema y luego me echo la Mirada antes de irse.
Incluso mi padre noto como se balanceaba la puerta de la cocina cuando ella se marcho, y se quito uno de los tapones para preguntarme:
-¿Que tal te ha ido en la escuela?
-Bien.
-¿Que le has hecho a Amma?
-He llegado tarde a clase.
Me estudio la expresion de la cara y yo la suya.
-¿El numero 2?
Yo asenti.
-¿Afilado?
-Ya lo estaba, pero, aun asi, lo afilo mas.
Suspire. Mi padre casi llego a esbozar una sonrisa, lo cual era muy raro. Senti una especie de alivio, casi como si hubiera logrado algo.
-¿Sabes en cuantas ocasiones he estado sentado en esa vieja mesa mientras ella me amenzaba con el lapiz cuando era niño? -me pregunto, aunque realmente no era una pregunta.
La mesa, rayada y machada de pintura, pegamento y rotuladores por todos los Jonas que lo habian hecho antes que yo, era uno de los trastos mas viejos de la casa.
Sonrei. Mi padre cogio el bol de cereales e hizo un gesto con la cuchara en mi direccion. Amma habia criado a mi padre, un hecho que me habian recordado cada vez que habia osado hablarle con descaro cuando era niño.
-M.I.R.I.A.D.A. -deletree.
Mientras dejaba caer el bol en el fregadero, el me respondio a su vez:
-I.N.F.I.N.I.D.A.D. O sea, te he ganado, Nicholas Jonas.
Dio un paso hasta que se quedo bajo la luz de la cocina y en ese momento su media sonrisa se redujo hasta desaparecer. Tenia peor aspecto que nunca. Las sombras de su rostro se habia acentuado y los huesos se le distinguian con toda claridad atraves de la piel, que habia adquirido un color verde palido al no salir nunca de casa. Hacia meses que parecia una especia de cadaver andante. Se me hacia dificil pensar que era la misma persona que se sentaba conmigo durante horas en las playas del lago Moultrie, comiendo sandwiches de pollo y ensalada y enseñandome como lanzar correctamente el sedal. "A un lado y al otro, a las diez y a las dos, como las manecillas del reloj". Los ultimos cinco meses habian sido muy duros para el; queria de verdad a mi padre. Pero yo tambien.
Cogio el cafe y regreso al estudio arrastrando los pies. Era hora de enfrentarse a los hechos. Quiza Macon Ravenwood no era el unico en vivir enclaustrado en la ciudad, y no creia tampoco que cupieran con ella dos Boo Radleys, pero esto era lo mas parecido a una conversacion que habiamos tenido en meses y no queria que se marchara.
-¿Que tal te va con el libro? -le espete.
En realidad, lo que queria decirle era que se quedara y hablar conmigo.
El parecio sorprenderse y despues se encogio de hombros.
-Ahi va. Todavia me queda un monton de trabajo.
Eso queria decir que no era capaz de hacerlo.
-La sobrina de Macon Ravenwood se ha mudado a la ciudad.-Dije esto justo despues de que el se hubiera puesto los tapones de nuevo. Como siempre, no habia forma de sincronizarnos. Pensandolo bien, me estaba pasando eso con todo el mundo en los ultimos tiempos.
Mi padre se quito un tapon, suspiro y luego se quito el otro.
-¿Que?
Pero ya habia empezado a dirigirse hacia su estudio. El contador de nuestra conversacion estaba en el tiempo de descuento.
-¿Sabes algo de Macon Ravenwood?
-Lo mismo que todo el mundo, supongo. Se comporta como un recluso. Por lo que yo se, no ha salido de la mansion Ravenwood en años.
Abrio la puerta del estudio y cruzo el umbral, pero yo no le segui. Me quede en la entrada.
Jamas habia puesto un pie alli dentro. Cuando tenia siete años, me habia pillado una vez, solo una, leyendo una novela antes de que terminara de revisarla. Su estudio era un lugar oscuro, aterrador. Habia un raido sofa victoriano encima del cual colgaba un cuadro siempre cubierto con una tela. Sabia que no debia preguntar nunca lo que habia debajo de ella. Mas alla, junto a la ventana, estaba el escritorio de mi padre, tallado en caoba, otra antiguedad transmitida de generacion en generacion con la casa.
Y libros, viejos libros encuadernados en piel tan pesados que cuando se abrian era necesario colocarlos sobre un atril enorme.
Estas eran las cosas que nos ataban a Gatlin y tambien a la propiedad de los Jonas, Justo como les habia ocurrido a nuestros antepasados durante mas de cien años.
Su manuscrito reposaba sobre el escritorio. Aquella vez tambien se encontraba en el mismo lugar, en una caja de carton abierta, y yo queria enterarme como fuera de lo que contenia. Mi padre escribia novelas de terror gotico, por eso ninguno de sus textos era apropiado para un niño de siete años, pero todas las casa de Gatlin estaban llenas de secretos, como todo el sur, en realidad, y mi casa no era una excepcion, ni siquiera entonces.
Fue el quien me encontro, acurrucado en el sofa de su estidio con las paginas esparcidas a mi alrededor como si hubiera estallado uno de mis cohetes de juguete en la caja. Por aquel entonces, no sabia disimular mis trastadas, algo que aprendi con rapidez despues de aquello. Solo le recuerdo gritandome hasta que aparecio mi madre y me encontro llorando en el viejo molino que habia en el patio. "Algunas cosas son privadas, Nick. Y unicamente para personas mayores".
Yo solo queria saber. Ese habia sido siempre mi problema. De hecho, lo seguia siendo. Queria saber porque mi padre nunca salia de su estudio. Queria saber porque no podiamos marcharnos de esa vieja casa solo porque hubiera un millon de Jonas que habian vivido antes alli, especialmente ahora solo queria recordar los sandwiches de pollo y enselada, y lo de a las diez y a las dos, y aquellos momentos en los que mi padre se comia los cereales en la cocina, gastandome bromas. Me quede dormido mientras recordaba.
Antes de que sonara el timbre al dia siguiente, ____ Duchannes se habia convertido en el tema del que hablaba todo el mundo en el instituto Jackson. De alguna manera, a pesar de las tormentas y los cortes de luz, Loretta Snow y Eugenie Asher, las madres respectivas de Savannah y Miley, se las apañaron para poner la cena en la mesa y llamar a todo el mundo en el pueblo para que supieran que una pariente loca de Macon Ravenwood circulaba por Gatlin en un coche funebre, un coche que pensaban que aun se usaba para transportar muertos cuando nadie miraba. Y apartir de ahi la cosa fue a mas.
Habia dos cosas con las que podias contar en Gatlin. Primero, podias ser diferente, incluso estar loco, y la gente no iba a pensar que eras el asesino del hacha... siemre y cuado salieras de casa de vez en cuando. Segundo, si habia algo que contar, podias estar seguro de que iba a haber alguien que lo contase. Que una chica nueva se mudara a la Mansion Encantada con el eclaustrado de la ciudad, eso si que era una historia, probablemente la mejor historia de Gatlin desde el accidente de mi madre. Asi que no se porque me sorprendi cuando vi a todo el mundo hablar de ella, a todos menos a los chicos. Estos tanian otros asuntos que solucionar primero.
-Entonces, ¿que es lo que tenemos, Em? -pregunto Link cerrando la puerta de su taquilla con un golpe.
-Contando las pruebas para animadoras, parece que unos cuatros ochos, tres sietes, y un puñado de cuatros.
Ni siquiera se molestaba en contar a las novatas de primero que no llegaban a puntuar con un cuatro.
Yo tambien cerre la mia con un golpazo.
-¿Y a eso le llamas noticias? ¿no son las mismas chicas que vemos todos los sabados en el Dary Kin todos los sabados?
Emory sonrio y me dio una palmada en el hombro.
-Pero ahora estan en el juego, Jonas. -Paseo la mirada por las chicas que habia en el vestibulo-. Y yo tambien estoy preparado para jugar.
A Emory, sin embargo, se le iba la fuerza por la boca. El año anterior, cuando eramos novatos, se pasaba horas hablando de las tias buenas veteranas que se iba a tirar, ya que habia entrado en el equipo de baloncesto del instituto. Em estaba en la inopia, igual que Link, pero no era tan inofensivo. Tenia una vena mezquina, como todos los Watkin.
Shawn sacudio la cabeza.
-Esto es como querer coger melocotones de una div.
-Los melocotones crecen en los arboles -le sople pues habia terminado por irritarme, quiza porque me habia econtrado antes de clase con los chicos en el mostrador de las resvistas del Stop & Steal y me habia visto obligado a sufrir la misma conversacion mientras Earl hojeaba los numeros de la unica cosa que leia, esas revistas con chicas en bikini tumbadas sobre el capo de un coche.
Shawn se me quedo mirando, confuso.
-¿De que estas hablando?
Ni siquiera sabia porque estaba molesta. Era una conversacion estupida, tan estupida como el hecho de que todos los chicos tuvieramos que reunirnos los miercoles por la mñana antes de ir a clase. Era algo que me tomaba como si alguien pasara lista. Si estabas en el equipo, se esperaba que hicieras unas cuantas cosas. Sentarte con todos los demas en la cafeteria, ir a las fiestas de Savannah Snow, pedirle a una animadora que te acompañara al baile y darte una vuelta por el lago Moultrie el ultimo dia de colegio. Podias meter la pata en casi cualquier cosa siempre que aparecieras cuando habia que pasar lista. No sabia por que, pero cada vez le costaba mas acudir.
Todavia no habia conseguido una respuesta cuando la vi. Incluso aunque no hubiera llegado a verla, lo habria sabido, por que en el pasillo, que generalmente estaba atestado de gente que abria las taquillas e intentaba llegar a tiempo a clase antes del segundo timbre, se despejo en cuestion de segundos, Todo el mundo dio un paso hacia tras cuando ella entro, como si fuera una estrella de rock.
O una leprosa.
Sin embargo, todo lo que yo vi fue una chica preciosa con una chaqueta de deporte blanca con la palabra "Munich" bordada sobre un largo vestido gris debajo del cual asomaban unas Converse muy usadas. Llevaba tambien una larga cadena de polata en torno al cuello con toneladas de cosas colgandom como un aro de plastico de una maquina expendedora de chicles, o un imperdible y un monton de amuletos que no podia distinguir, ya que estaba muy lejos. Una chica cuyo aspecto no era el de una chica de Gatlin. No podia quitarle los ojos de encima.
La sobrina de Macon Ravenwood. ¿Que me estaba pasando?
hasta ahi... :cheers:
espero que te guste linda :oops:
por la noche si puedo subo la otra parte del capi sii?
esque son muuuuuy largoss jejeje
muuuuuakks!!!!
COMENTAR SII?? :hug:
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
siguela... creo q a _____ le faltaba ponerse algun amuleto o collar mas....jajja
siguela esta genial.
siguela esta genial.
jonatic&diectioner
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
jajajaja siii verdad? :P
bueno aqui te dejo la continuacion
del capi siii? :cheers:
Se colocó los rizos oscuros detrás de la oreja y la luz fluorescente se reflejó en la laca negra de sus uñas. Tenía las manos manchadas de tinta negra, como si hubiera apuntado cosas en ellas, y caminó por el pasillo como si fuéramos invisibles. Tenía los ojos más verdes que había visto en mi vida, tan verdes que incluso parecía un color que alguien hubiera acabado de inventar.
-Vaya, pues sí que está buena -comentó Billy.
Sabía lo que estaban pensando. Durante un segundo, consideraron la idea de largar a su novias para tener una oportunidad con ella. Durante un segundo, se convirtió en una posibilidad.
Earl le echó un vistazo de reojo y depués cerró bruscamente la puerta de su taquilla.
-Siempre que ignores el hecho de que es un bicho raro.
Había algo chungo en la manera que lo dijo, o más bien, en el motivo por el cual lo hizo. Era un bicho raro porque no era de Gatlin, porque no andaba como loca por entrar en el equipo de animadoras, porque ella no le había vuelto a mirar, o más bien ni siquiera se había dignado hacerlo. Cualquier otro día le hubiera ignorado y hubiera cerrado el pico, pero ése no estaba por callarme.
-Así que eso la convierte automáticamente en un bicho raro, ¿no? ¿porque no tiene uniforme, el pelo rubio y la falda corta?
El rostro de Earl era transparente. Ésa era una de esas veces en las que se suponía que tenía que seguirle la corriente y yo no estaba cumpliendo con mi parte en aquel acuerdo tácito.
-Porque es una Ravenwood.
El mensaje era claro. Estaba buena, pero que no se te ocurriera pensar en ella. Ya había dejado de ser una posibilidad. Aun así, eso no evitó que la miraran, y eso era lo que estaban haciendo todos. Todos los que estaban en el pasillo mantuvieron las miradas fijas en ella como si fuera un ciervo ante la mira de un rifle de caza.
Pero ella siguió caminando, con el collar tintineando alrededor del cuello.
Unos minutos mas tarde yo estaba de pie en la puerta de mi clase de ingles y ella, _____ Duchannes, también. La chica nueva, que probablemente seguiría recibiendo ese nombre dentro de cincuenta años si es que no la llamaban la sobrina del Viejo Ravenwood, le entregó una hoja de papel rosa a la señora English, que bizqueó al intentar leerlo.
-Se han hecho un lío con mi horario y no me han puesto clase de inglés -le explica ella-, pero me han colocado dos horas de historia de Estados Unidos, y yo ya la he cursado en el otro instituto.
Sonaba fustrada e intenté no sonreír. Ella nunca había dado historia de Estados Unidos, al menos no como la enseñaba el señor Lee.
-De acuerdo, siéntese donde pueda.
La señora English le dio una copia de Matar a un ruiseñor. Parecía que el libro nunca se había usado, lo cual seguramente había ocurrido desde que conviertieron la novela en pelicula.
La chica nueva alzó la mirada y me pillo observandola. Yo aparté los ojos pero ya era demasiado tarde. Me las apañé para no sonreír, pero me sentía avergonzado y eso solo sirvió para que sintiera aún más. Ella no pareció darse cuenta.
-Gracias, pero he traído el mío. -Sacó una copia en tapa dura con un árbol grabado en la portada. Parecía realmente viejo y usado, como si lo hubiera leído más de una vez-. Es uno de mis favoritos.
Hizo el comentario como si aquello no fuera una rareza, y en ese momento me quedé mirándola.
Sentí como si una apisonadora me hubiera pasado por encima y Miley atravesó el umbral de la puerta como si yo no estubiera allí, que era su manera de decir "hola" y esperar que la acompañara hacia el fondo de la clase, donde estaban todos nuestros amigos.
La chica nueva se sentó en un sitio vacío de la primera fila, en la Tierra de Nadie que se extendía delante de la mesa de la señora English. Una mala decisión. Todo el mundo sabía que no había que sentarse allí. La señora English tenía un ojo de cristal y un oído terrible, algo lógico cuando la familia de uno tiene el único campo de tiro del condado. No podía verte ni dirigirse a ti si te sentabas en un sitio cualquiera que no fuera el de delante de ella. ______ iba a tener que contestar las preguntas de toda la clase.
Miley hizo un gesto de diversión, cambió de dirección hasta pasar junto a ella y le dio un golpe al bolso de _____, que se cayó a un lado del pasillo.
-Vaya. -Miley se agachó, y recogió un manoseado cuaderno de espiral tan roto que estaba a punto de perder la cubierta. Lo alzó como si fuera un ratón muerto-. ______ Duchannes. ¿Ése es tu nombre? pensé que era Ravenwood.
______ alzó la mirada lentamente.
-¿Puedes devolverme mi cuaderno?
Miley hojeó las páginas con descuido, como si no la hubiera escuchado.
-¿Éste es tu diario? ¿Eres escritora? Oye, eso es genial.
______ alargó la mano.
-Por favor.
Miley lo cerro de golpe y lo apartó para que no pudiera alcanzarlo.
-¿Puedo pedírtelo un minuto? Me encantaría leer algo que hayas escrito.
-Quiero que me lo devuelvas ahora mismo. Por favor.
______ se puso de pie. Las cosas se estaban poniendo interesantes. La sobrina del Viejo Ravenwood estaba enterrándose en la clase de agujero del que luego no habría escapatoría; nadie tenía una memoria como la de Miley.
-Primero tendrías que aprender a leer.
Le quité el diario a Miley de las manos y se lo devolví a ______
Después me senté en el pupitre de al lado, justo en la Tierra de Nadie. En el lado del ojo bueno. Miley me miró con incredulidad. No sé por qué lo hice. Estaba tan estupefacto como ella. Jamás en mi vida me había sentado en la parte de delante de ninguna clase. El timbre sonó antes de que Miley pudiera decir nada, pues eso no importaba; yo sabía que ya las pagaría todas juntas despues. _____ abrió el cuaderno y nos ignoró a los dos.
La señora English alzó la mirada.
-¿Podemos empezar, chicos?
Miley se fue con el rabo entre las piernes hacia su asiento en la parte de atras, bien lejos de las primeras filas, donde no tendría que contestar preguntas durante todo el año y también muy lejos de la sobrina del Viejo Ravenwood. Y ahora, también lejos de mi. Eso me resultó liberador, incluso aunque tuviera que analizar la relación de Jem y Scout durante cincuenta minutos sin haberme leído el capítulo.
Cuando sonó el timbre, me volví para mirar a _____. No sé que me había imaginado que iba a decir. Quizás esperaba que ella me lo agradeciera. Pero no dijo nada y metió los libros en su cartera.
"156" No era una palabra lo que había escrito en el dorso de su mano.
Éra un número.
______ Duchannes no me volvió a dirigir la palabra, al menos no ese día, ni siquiera esa semana, pero eso no evitó que pensara en ella o que la viera prácticamente en todas partes, aunque intentara no mirar. No era exactamente que eso me molestara. Tampoco era por su aspecto o por el hecho de que fuera guapa, a pesar de que siempre llevara ropas inadecuadas o esas viejas zapatillas. No era tampoco por lo que decía en clase, que era algo que nadie se hubiera atrevido a pensar y, de haberlo hecho, no se hubiera atrevido a decir. Ni siquiera que era diferente al resto de chicas del Jackson, pese a lo obvio que eso resultaba.
Era porque me hacía darme cuenta de lo mucho que me parecía yo a ellos, anque quisiera simular que no era asi. Había llovido todo el día y estaba sentado en la clase de cerámica, también conocida como SG, sobresaliente garantizado, porque te ponían la nota en función del esfuerzo y no de los resultados. Me había matriculado en cerámica la pasada primavera porque tenía que cursar algunas asignaturas de arte y, desde luego, bajo ningún concepto pensaba meterme en la banda de música que ensayaba ruidosamente en el piso de abajo, dirigida por la delgadísima y siempre llena de entusiasmo señorita Spider. Savannah se sentaba a mi lado. Yo era el único chico de la clase, y como era chico no tenía ni idea de lo que se suponía que teníamos que hacer a continuación.
-Hoy experimentaremos, y no os voy a poner nota. Sentid la arcilla, liberdad la mente. Ignorad la música que viene del piso de abajo. -La señora Abernathy se estremeció cuando la banda masacró una canción parecida a Dixie-. Sentidlo profundamente, abrid un camino hasta vuestra alma.
Me coloqué al lado del torno de alfarero y me quedé mirando la cerámica cuando empezó a girar delante de mí. Suspiré. Esto era casi tan malo como la banda. Cuando la clase se quedo en silencio y el zumbido de los tornos ahogó el rumor de la conversación de las filas de atrás, cambió la música del piso de abajo. Oí un violín, o quizás uno de esos violines grandes, una viola, creo. El sonido era hermoso y triste a la vez, además de perturbador. Desde luego, había mucho mas talento en aquella desnuda melodía que lo de la señorita Spider había tenido el placer de dirgir en su vida. Mire a mi alrededor; nadie parecía escuchar la música. El sonido se deslizó bajo mi piel.
Reconocí la música y, al cabo de pocos segundos, comencé a escuchar las palabras en mi mente, tan claras como si las estuviera oyendo en mi iPod, pero esta vez la letra había cambiado:
Dieciséis lunas, dieciséis años
con el sonido del trueno en tus oídos.
Dieciséis millas hasta el reencuentro con ella.
Dieciséis que buscan lo que dieciséis temen.
Me quedé mirando la arcilla que giraba delante de mi hasta que el butlo se deformó. Cuanto más intentaba concentrarme, mas se difuminaba la habitacion a mi alrededor, hasta que pareció que la arcilla arrastraba en sus giros a la clase, la mesa y mi silla con ella. Era como si todos estuviéramos conectados en un giro continuo, al compás del ritmo de la melodía procedente de la clase de música. La habitación desapareció de mi visión. Alcé una mano y, con lentitud, pasé un dedo por la arcilla.
Y entonces hubo un relámpago y la clase que giraba se diluyó dando paso a otra imagen...
Yo caía.
Ambos caíamos.
Había regresado a mi sueño. Veía su mano, y veía la mía aderrándose a ella, con los dedos clavados en su piel, en su muñeca, en un intento desesperado por sujetarla, pero se me escapaba y podia sentir cómo sus dedos se me escurrían de la mano.
¡No me sueltes!
Quería ayudarla, sostenerla, más de lo que había querido nada en mi vida. Y en ese momento ella se escurrió de entre mis dedos...
-¿Qué estas haciendo, Nick? -Preguntó la señorita Abernathy con preocupación.
Abrí los ojos e intenté enfocar la mirada y recobrarme. Había tenido este sueño desde que mi madre murió, pero ésa fue la primera vez que lo tuve durante el día. Me quedé mirando la mano, llena de arcilla gris que empezaba a secarse. Pero la huella que había en el torno tenía la impronta de una mano, como si yo hubiera aplastado lo que estaba haciendo. La observé más de cerca. Esa mano no era la mía, sino que era mucho mas pequeña. Era la de una chica.
Su mano.
Miré bajo mis uñas, ahí estaba la arcilla que se había desprendido de su muñeca.
-Nick, al menos podrías hacer el intento.
La señora Abernathy me puso la mano en el hombro y me sobresalté. Al otro lado de las ventanas se oía el retumbar de un trueno.
-Señorita Abernathy, creo que está comunicándose con su alma -dijo Savannah entre risitas, inclinándose para ver mejor-. Y creo que te esta diciendo que necesitas una manicura, Nick.
Las chicas situadas a mi alrededor se echaron a reír. Aplasté la huella con el puño, convietiéndola en una masa informe. En cuanto sonó el timbre, me levanté, me restregué las manos en los vaqueros, cogí la mochila y salí a toda prisa de la clase, resbalando con las zapatillas mojadas al doblar por la curva para salir.
Luego, tropecé con los cordones que llevaba desatados cuando baje corriendo los dos tramos de escaleras que había hasta la sala de música. Tenía que saber si me lo había imaginado.
Empujé las puertas de la clase de música con ambas manos. El escenario estaba vacío y la clase desfilaba para salir. Yo iba contracorriente, intentando entrar cuando todo el mundo quería salir. Inhalé una gran bocanada de aire, pero ya sabia lo que iba a oler antes de hacerlo.
Limones y tomillo.
En el escenario, la señorita Spider recogía las partituras, dispersas por encima de las sillas de tijera que usaba aquella pensa orquesta.
-Perdone, señorita, ¿quién tocaba esa... esa canción? -pregunté.
Ella me dirigió una sonrisa.
-Hemos tenido una maravillosa nueva adquisición en la sección de cuerda. Una viola. Acaba de mudarse a nuestra ciudad...
No. No podía ser. Ella no.
Me volví y eche a correr antes de que pronunciara su nombre.
Cuando sonó el timbre de la octaba hora, Link me estaba esperando enfrente de las taquillas. Se pasó los dedos por su pelo de punta y se estiró la desteñida camiseta de Black Sabbath.
-Link, colega, necesito que me dejes las llaves.
-¿Y que hay del entrenamiento?
-No puedo. Tengo que hacer algo.
-Pero, tío, ¿de qué estás hablando?
-Necesito las llaves.
Tenía que salir de allí como fuera. Había tenido todos eso sueños, había escuchado aquella música y ahora perdía el conocimiento en mitad de la clase, si es que eso era lo que me había ocurrido. No sabía que era lo que me estaba pasando, pero lo que si sabía era que no podía ser nada bueno.
Si mi madre aun estuviera viva, probablemente se lo habría contado todo. Pero ya no estaba y mi padre vivia encerrado en su estudio. Si se me ocurría decirle algo a Amma, empezaria a echar sal por toda mi habitación durante un mes por lo menos.
Solo dependía de mi.
Link me dio las llaves.
-El entrenador te va a matar.
-Lo sé.
-Y verás cuando Amma se entere.
-También lo sé.
-Te va a patear el culo todo el camino hasta la frontera del condado. -Me despidió con la mano cuando cogí las llaves-. No hagas tonterias.
Me volví y salí disparado. Demasiado tarde.........
aqui estaaa :cheers:
a comentar si
quereis el 5 :hi: :hi:
bueno aqui te dejo la continuacion
del capi siii? :cheers:
Se colocó los rizos oscuros detrás de la oreja y la luz fluorescente se reflejó en la laca negra de sus uñas. Tenía las manos manchadas de tinta negra, como si hubiera apuntado cosas en ellas, y caminó por el pasillo como si fuéramos invisibles. Tenía los ojos más verdes que había visto en mi vida, tan verdes que incluso parecía un color que alguien hubiera acabado de inventar.
-Vaya, pues sí que está buena -comentó Billy.
Sabía lo que estaban pensando. Durante un segundo, consideraron la idea de largar a su novias para tener una oportunidad con ella. Durante un segundo, se convirtió en una posibilidad.
Earl le echó un vistazo de reojo y depués cerró bruscamente la puerta de su taquilla.
-Siempre que ignores el hecho de que es un bicho raro.
Había algo chungo en la manera que lo dijo, o más bien, en el motivo por el cual lo hizo. Era un bicho raro porque no era de Gatlin, porque no andaba como loca por entrar en el equipo de animadoras, porque ella no le había vuelto a mirar, o más bien ni siquiera se había dignado hacerlo. Cualquier otro día le hubiera ignorado y hubiera cerrado el pico, pero ése no estaba por callarme.
-Así que eso la convierte automáticamente en un bicho raro, ¿no? ¿porque no tiene uniforme, el pelo rubio y la falda corta?
El rostro de Earl era transparente. Ésa era una de esas veces en las que se suponía que tenía que seguirle la corriente y yo no estaba cumpliendo con mi parte en aquel acuerdo tácito.
-Porque es una Ravenwood.
El mensaje era claro. Estaba buena, pero que no se te ocurriera pensar en ella. Ya había dejado de ser una posibilidad. Aun así, eso no evitó que la miraran, y eso era lo que estaban haciendo todos. Todos los que estaban en el pasillo mantuvieron las miradas fijas en ella como si fuera un ciervo ante la mira de un rifle de caza.
Pero ella siguió caminando, con el collar tintineando alrededor del cuello.
Unos minutos mas tarde yo estaba de pie en la puerta de mi clase de ingles y ella, _____ Duchannes, también. La chica nueva, que probablemente seguiría recibiendo ese nombre dentro de cincuenta años si es que no la llamaban la sobrina del Viejo Ravenwood, le entregó una hoja de papel rosa a la señora English, que bizqueó al intentar leerlo.
-Se han hecho un lío con mi horario y no me han puesto clase de inglés -le explica ella-, pero me han colocado dos horas de historia de Estados Unidos, y yo ya la he cursado en el otro instituto.
Sonaba fustrada e intenté no sonreír. Ella nunca había dado historia de Estados Unidos, al menos no como la enseñaba el señor Lee.
-De acuerdo, siéntese donde pueda.
La señora English le dio una copia de Matar a un ruiseñor. Parecía que el libro nunca se había usado, lo cual seguramente había ocurrido desde que conviertieron la novela en pelicula.
La chica nueva alzó la mirada y me pillo observandola. Yo aparté los ojos pero ya era demasiado tarde. Me las apañé para no sonreír, pero me sentía avergonzado y eso solo sirvió para que sintiera aún más. Ella no pareció darse cuenta.
-Gracias, pero he traído el mío. -Sacó una copia en tapa dura con un árbol grabado en la portada. Parecía realmente viejo y usado, como si lo hubiera leído más de una vez-. Es uno de mis favoritos.
Hizo el comentario como si aquello no fuera una rareza, y en ese momento me quedé mirándola.
Sentí como si una apisonadora me hubiera pasado por encima y Miley atravesó el umbral de la puerta como si yo no estubiera allí, que era su manera de decir "hola" y esperar que la acompañara hacia el fondo de la clase, donde estaban todos nuestros amigos.
La chica nueva se sentó en un sitio vacío de la primera fila, en la Tierra de Nadie que se extendía delante de la mesa de la señora English. Una mala decisión. Todo el mundo sabía que no había que sentarse allí. La señora English tenía un ojo de cristal y un oído terrible, algo lógico cuando la familia de uno tiene el único campo de tiro del condado. No podía verte ni dirigirse a ti si te sentabas en un sitio cualquiera que no fuera el de delante de ella. ______ iba a tener que contestar las preguntas de toda la clase.
Miley hizo un gesto de diversión, cambió de dirección hasta pasar junto a ella y le dio un golpe al bolso de _____, que se cayó a un lado del pasillo.
-Vaya. -Miley se agachó, y recogió un manoseado cuaderno de espiral tan roto que estaba a punto de perder la cubierta. Lo alzó como si fuera un ratón muerto-. ______ Duchannes. ¿Ése es tu nombre? pensé que era Ravenwood.
______ alzó la mirada lentamente.
-¿Puedes devolverme mi cuaderno?
Miley hojeó las páginas con descuido, como si no la hubiera escuchado.
-¿Éste es tu diario? ¿Eres escritora? Oye, eso es genial.
______ alargó la mano.
-Por favor.
Miley lo cerro de golpe y lo apartó para que no pudiera alcanzarlo.
-¿Puedo pedírtelo un minuto? Me encantaría leer algo que hayas escrito.
-Quiero que me lo devuelvas ahora mismo. Por favor.
______ se puso de pie. Las cosas se estaban poniendo interesantes. La sobrina del Viejo Ravenwood estaba enterrándose en la clase de agujero del que luego no habría escapatoría; nadie tenía una memoria como la de Miley.
-Primero tendrías que aprender a leer.
Le quité el diario a Miley de las manos y se lo devolví a ______
Después me senté en el pupitre de al lado, justo en la Tierra de Nadie. En el lado del ojo bueno. Miley me miró con incredulidad. No sé por qué lo hice. Estaba tan estupefacto como ella. Jamás en mi vida me había sentado en la parte de delante de ninguna clase. El timbre sonó antes de que Miley pudiera decir nada, pues eso no importaba; yo sabía que ya las pagaría todas juntas despues. _____ abrió el cuaderno y nos ignoró a los dos.
La señora English alzó la mirada.
-¿Podemos empezar, chicos?
Miley se fue con el rabo entre las piernes hacia su asiento en la parte de atras, bien lejos de las primeras filas, donde no tendría que contestar preguntas durante todo el año y también muy lejos de la sobrina del Viejo Ravenwood. Y ahora, también lejos de mi. Eso me resultó liberador, incluso aunque tuviera que analizar la relación de Jem y Scout durante cincuenta minutos sin haberme leído el capítulo.
Cuando sonó el timbre, me volví para mirar a _____. No sé que me había imaginado que iba a decir. Quizás esperaba que ella me lo agradeciera. Pero no dijo nada y metió los libros en su cartera.
"156" No era una palabra lo que había escrito en el dorso de su mano.
Éra un número.
______ Duchannes no me volvió a dirigir la palabra, al menos no ese día, ni siquiera esa semana, pero eso no evitó que pensara en ella o que la viera prácticamente en todas partes, aunque intentara no mirar. No era exactamente que eso me molestara. Tampoco era por su aspecto o por el hecho de que fuera guapa, a pesar de que siempre llevara ropas inadecuadas o esas viejas zapatillas. No era tampoco por lo que decía en clase, que era algo que nadie se hubiera atrevido a pensar y, de haberlo hecho, no se hubiera atrevido a decir. Ni siquiera que era diferente al resto de chicas del Jackson, pese a lo obvio que eso resultaba.
Era porque me hacía darme cuenta de lo mucho que me parecía yo a ellos, anque quisiera simular que no era asi. Había llovido todo el día y estaba sentado en la clase de cerámica, también conocida como SG, sobresaliente garantizado, porque te ponían la nota en función del esfuerzo y no de los resultados. Me había matriculado en cerámica la pasada primavera porque tenía que cursar algunas asignaturas de arte y, desde luego, bajo ningún concepto pensaba meterme en la banda de música que ensayaba ruidosamente en el piso de abajo, dirigida por la delgadísima y siempre llena de entusiasmo señorita Spider. Savannah se sentaba a mi lado. Yo era el único chico de la clase, y como era chico no tenía ni idea de lo que se suponía que teníamos que hacer a continuación.
-Hoy experimentaremos, y no os voy a poner nota. Sentid la arcilla, liberdad la mente. Ignorad la música que viene del piso de abajo. -La señora Abernathy se estremeció cuando la banda masacró una canción parecida a Dixie-. Sentidlo profundamente, abrid un camino hasta vuestra alma.
Me coloqué al lado del torno de alfarero y me quedé mirando la cerámica cuando empezó a girar delante de mí. Suspiré. Esto era casi tan malo como la banda. Cuando la clase se quedo en silencio y el zumbido de los tornos ahogó el rumor de la conversación de las filas de atrás, cambió la música del piso de abajo. Oí un violín, o quizás uno de esos violines grandes, una viola, creo. El sonido era hermoso y triste a la vez, además de perturbador. Desde luego, había mucho mas talento en aquella desnuda melodía que lo de la señorita Spider había tenido el placer de dirgir en su vida. Mire a mi alrededor; nadie parecía escuchar la música. El sonido se deslizó bajo mi piel.
Reconocí la música y, al cabo de pocos segundos, comencé a escuchar las palabras en mi mente, tan claras como si las estuviera oyendo en mi iPod, pero esta vez la letra había cambiado:
Dieciséis lunas, dieciséis años
con el sonido del trueno en tus oídos.
Dieciséis millas hasta el reencuentro con ella.
Dieciséis que buscan lo que dieciséis temen.
Me quedé mirando la arcilla que giraba delante de mi hasta que el butlo se deformó. Cuanto más intentaba concentrarme, mas se difuminaba la habitacion a mi alrededor, hasta que pareció que la arcilla arrastraba en sus giros a la clase, la mesa y mi silla con ella. Era como si todos estuviéramos conectados en un giro continuo, al compás del ritmo de la melodía procedente de la clase de música. La habitación desapareció de mi visión. Alcé una mano y, con lentitud, pasé un dedo por la arcilla.
Y entonces hubo un relámpago y la clase que giraba se diluyó dando paso a otra imagen...
Yo caía.
Ambos caíamos.
Había regresado a mi sueño. Veía su mano, y veía la mía aderrándose a ella, con los dedos clavados en su piel, en su muñeca, en un intento desesperado por sujetarla, pero se me escapaba y podia sentir cómo sus dedos se me escurrían de la mano.
¡No me sueltes!
Quería ayudarla, sostenerla, más de lo que había querido nada en mi vida. Y en ese momento ella se escurrió de entre mis dedos...
-¿Qué estas haciendo, Nick? -Preguntó la señorita Abernathy con preocupación.
Abrí los ojos e intenté enfocar la mirada y recobrarme. Había tenido este sueño desde que mi madre murió, pero ésa fue la primera vez que lo tuve durante el día. Me quedé mirando la mano, llena de arcilla gris que empezaba a secarse. Pero la huella que había en el torno tenía la impronta de una mano, como si yo hubiera aplastado lo que estaba haciendo. La observé más de cerca. Esa mano no era la mía, sino que era mucho mas pequeña. Era la de una chica.
Su mano.
Miré bajo mis uñas, ahí estaba la arcilla que se había desprendido de su muñeca.
-Nick, al menos podrías hacer el intento.
La señora Abernathy me puso la mano en el hombro y me sobresalté. Al otro lado de las ventanas se oía el retumbar de un trueno.
-Señorita Abernathy, creo que está comunicándose con su alma -dijo Savannah entre risitas, inclinándose para ver mejor-. Y creo que te esta diciendo que necesitas una manicura, Nick.
Las chicas situadas a mi alrededor se echaron a reír. Aplasté la huella con el puño, convietiéndola en una masa informe. En cuanto sonó el timbre, me levanté, me restregué las manos en los vaqueros, cogí la mochila y salí a toda prisa de la clase, resbalando con las zapatillas mojadas al doblar por la curva para salir.
Luego, tropecé con los cordones que llevaba desatados cuando baje corriendo los dos tramos de escaleras que había hasta la sala de música. Tenía que saber si me lo había imaginado.
Empujé las puertas de la clase de música con ambas manos. El escenario estaba vacío y la clase desfilaba para salir. Yo iba contracorriente, intentando entrar cuando todo el mundo quería salir. Inhalé una gran bocanada de aire, pero ya sabia lo que iba a oler antes de hacerlo.
Limones y tomillo.
En el escenario, la señorita Spider recogía las partituras, dispersas por encima de las sillas de tijera que usaba aquella pensa orquesta.
-Perdone, señorita, ¿quién tocaba esa... esa canción? -pregunté.
Ella me dirigió una sonrisa.
-Hemos tenido una maravillosa nueva adquisición en la sección de cuerda. Una viola. Acaba de mudarse a nuestra ciudad...
No. No podía ser. Ella no.
Me volví y eche a correr antes de que pronunciara su nombre.
Cuando sonó el timbre de la octaba hora, Link me estaba esperando enfrente de las taquillas. Se pasó los dedos por su pelo de punta y se estiró la desteñida camiseta de Black Sabbath.
-Link, colega, necesito que me dejes las llaves.
-¿Y que hay del entrenamiento?
-No puedo. Tengo que hacer algo.
-Pero, tío, ¿de qué estás hablando?
-Necesito las llaves.
Tenía que salir de allí como fuera. Había tenido todos eso sueños, había escuchado aquella música y ahora perdía el conocimiento en mitad de la clase, si es que eso era lo que me había ocurrido. No sabía que era lo que me estaba pasando, pero lo que si sabía era que no podía ser nada bueno.
Si mi madre aun estuviera viva, probablemente se lo habría contado todo. Pero ya no estaba y mi padre vivia encerrado en su estudio. Si se me ocurría decirle algo a Amma, empezaria a echar sal por toda mi habitación durante un mes por lo menos.
Solo dependía de mi.
Link me dio las llaves.
-El entrenador te va a matar.
-Lo sé.
-Y verás cuando Amma se entere.
-También lo sé.
-Te va a patear el culo todo el camino hasta la frontera del condado. -Me despidió con la mano cuando cogí las llaves-. No hagas tonterias.
Me volví y salí disparado. Demasiado tarde.........
aqui estaaa :cheers:
a comentar si
quereis el 5 :hi: :hi:
tianijonas
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
siguela... a donde querra ir Nick.... siguela...
jonatic&diectioner
Re: ~Hermosas Criaturas~ Nick y tú... Leanla pleaseee :P
5 Capitulo*
*COLISION*
11 de septiembre
Cuando llegué al coche, estaba empapado. La tormenta había ido en aumento a lo largo de toda la semana. Había alerta por mal tiempo en todas las emisoras de radio que pude captar, lo cual no era mucho si tenemos en cuenta que el Cacharro sólo cogía tres. Las nubes se habían vuelto completamente negras y, como estábamos en epoca de huracanes, no era algo para tomarse a la ligera, pero no me importó. Necesitaba aclararme y pensar qué estaba ocurriendo, aunque ni por asomo sabía como. Tuve que dar las luces hasta para salir del aparcamiento. No se veía a mucho más de un metro por delante del coche. No era un día para conducir; los rayos atravesaban el cielo oscuro que se extendía ante mi. Conté, como Amma me había enseñado hacía unos años -uno, dos y tres- y el trueno estalló, lo que significaba, según los cálculos de Amma, que la tormenta no andaba a más de cuatro o cinco kilómetros.
Me detuve en el semaforo que había en el Jackson, uno de los tres existentes en todo el pueblo. No se me ocurría que hacer. La lluvia golpeaba ruidosamente el coche. La radio permanecía estática, pero escuché algo. Subí el volumen y la canción fluyó por aquellos altavoces de mierda.
Dieciséis lunas.
La canción que había desaparecido de mi lista de reproducción. Ese tema que nadie parecía oír y que _____ Duchannes había tocado con la viola. La canción que me estaba volviendo loco.
El semaforo cambió a verde y el Cacharro arrancó tambaleándose por el camino. Estaba en marcha y no tenía ni la menos idea de adonde iba.
Los relampagos continuaron atravesando el cielo. Conté: uno, dos. La tormenta se estaba acercando. Puse en marcha los limpiaparabrisas, pero no servían de nada. Apenas podía ver más allá de la mitad de la manzana. Un rallo centelleó de nuevo. Conté: uno. El trueno retumbó sobre el techo del Cacharro y la lluvia se volvió horizontal. Las gotas golpeaban sobre el parabrisas con tanta fuerza que parecía que se iba a romper en cualquier momento, lo cual, considerando el estado en el que se encontraba el coche, no habría sido raro.
Yo no perseguía la tormenta, era ella la que me perseguía a mí y al final me había alcanzado. Apenas podía mantener las ruedas sobre la calzada y el Cacharro comenzó a patinar de forma errática de un lado a otro entre las dos calles que daban a la Ruta 9.
No veía nada. Pisé a fondo el freno, dando vueltas en la oscuridad. Las luces fluctuaron apenas durante un segundo y un par de grandes ojos verdes me devolvieron la mirada desde la mitad de la calzada. A primera vista me pareció un ciervo, pero me había equivocado.
¡Había alguien en la carretera!
Sujeté el volante con ambas manos, con la mayor fuerza posbile, y mi cuerpo se estampó contra el lateral del coche.
Ella tenía la mano extendida. Cerré los ojos esperando el impacto, pero éste no tuvo lugar.
El Cacharro se detuvo con una sacudida, a no más de un metro. Las luces formaron un pálido circulo de luz en la lluvia, reflejandose en unos de esos baratos chuvasqueros de plástico que se pueden comprar a 3 dolares en la tienda. Era una chica.
Lentamente, se apartó la capucha del rostro, dejando que la lluvia le cayera sobre la cara. Ojos verdes, pelo negro.
_____ Duchannes.
No podía respirar. Sabía que ella tenía los ojos verdes, porque los había visto antes, pero esta noche tenían un aspecto diferente, distintos a otros ojos cualquiera que yo hubiera visto antes. Eran muy grandes y de un verde antinatural, un verde electronico, como los relampagos de la tormenta. Allí debajo de pie bajo la tempestad, ni siquiera parecía humana.
Salí a trompicones del coche hacia la lluvia, dejando el motor en marcha y la puerta abierta. Ninguno de los dos dijo una palabra, y nos quedamos de pie en mitad de la Ruta 9 debajo de esa clase de diluvio que sólo se veía cuando hay un huracan o una borrasca del noreste. La adrenalina me corría por las venas y tenía los músculos en tensión, como si mi cuerpo aún esperara el golpe. El pelo de ______ chorreaba agua y revoloteaba bajo el soplo del viento. Di un paso hacia ella y su cabello me azotó. Olía a limones y a tomillo mojados. De repente, el sueño regresó, como si fuera una ola que pasara sobre mi cabeza. Esa vez, cuando ella me cogió de la mano, había visto su rostro por única vez.
Ojos verdes y pelo negro. Lo recordaba. Era ella, y ahora la tenía de pie justo delante de mí.
Tenía que asegurarme. Así que la cogí de la muñeca y allí estaban aquellos diminutos arañazos en forma de media luna, justo donde mis dedos se habían aferrado a su muñeca durante el sueño. Cuando la toqué, una descarga electrica me recorrió el cuerpo. Cayó un rayo sobre un árbol situado a poco más de tres metros de donde estábamos y partió el tronco limpiamente por la mitad. Éste comenzó a arder.
-¿Éstás loco? ¿Tan mal conductor eres?
Se apartó de mí, con los ojos verdes centelleantes...¿de ira? De lo que fuera.
-Eres tú.
-¿Qué era lo que pretendías? ¿Matarme?
-Eres real.
Sentía las palabras extrañas en mi lengua, como si la tuviera llena de algodón.
-Pues casi soy un cadaver, por tu culpa.
-No estoy loco. Creí que me estaba volviendo loco, pero no. Eres tú. Estabas justo ahí, delante de mí.
-No por mucho tiempo.
Me dió la espalda y comenzó a andar por la calzada. Ésta no era la manera en que había pensado que nos encontraríamos.
Corrí hasta caminar a su lado.
-Has sido tú la que ha aparecido de la nada y se ha colocado en mitad de la calle.
Hizo un gesto de depedida con el brazo como si lo que estuviera rechazando fuera algo más que esa idea. En ese momento distinguí el largo coche negro en las sombras. El coche fúnebre, con la capota alzada.
-¿Ah, si? Estaba buscando a alguien que me ayudara, pedazo de genio. El coche de mi tío se ha parado. Sólo tenías que haber conducido por tu sitio en vez de intentar atropellarme.
-Tú eres la chica que aparece en mis sueños. Y la canción. Esa extraña canción que me encontré en el iPod.
______ se volvío y se puso enfrente de mí.
-¿Qué sueños? ¿Qué canción? ¿Estás borracho o me estás gastando alguna clase de broma?
-Sé que eres tú. Tienes esas marcas en la muñeca.
Ella dio la vuelta a la mano y se las miró, confusa.
-¿Estás? Tengo un perro. Pasa del tema.
Pero yo sabía que no estaba equivocado. Veía su rostro en mi sueño con toda claridad. ¿Como era posible que ella no lo supiera?
Se puso de nuevo la capucha y comenzó el largo paseo hacia Ravenwood bajo el diluvio. Me puse a su lado.
-Pues te doy un consejo. La próxima vez, no te bajes del coche en mitad de la calzada durante una tormenta. Llama al 911.
Ella dejó de andar.
-No voy a llamar a la policía. Se supone que no tengo que conducir. Solo puedo hacerlo con alguien y, de todos modos, tengo estropeado el móvil.
Desde luego, estaba claro que no era de aquí. La única manera de que la policia te detuviera en este pueblo era si te pillaban conduciendo por el lado contrario de la carretera.
La tormenta parecía arreciar. Tuve que gritar por encima del aullido de la lluvia.
-Déjame que te lleve a csa. No deberías andar por aquí.
-No, gracias. Esperaré a que aparezca el siguiente chico que me quiera atropellar.
-No va a aparecer ningún otro chico. Pasarán horas antes de que venga nadie por aquí.
Ella reanudó la marcha.
-No me importa, caminaré.
No podía dejarla vagabundeando por ahí bajo aquel diluvio. Mi madre me había criado demasiado bien para eso.
-No puedo dejar que regreses a casa con este tiempo tan malo. -Y como si quisiera darme la entradilla a una obra de teatro, el trueno estalló sobre nuestras cabezas y su capucha voló de nuevo-. Conduciré como si fuera mi abuela. O como si fuera la tuya.
-No dirias eso si conocieras a mi abuela.
El viento arreciaba y ella gritaba también.
-Vamos.
-¿Qué?
-El coche. Metete dentro. Conmigo.
Ella me miró y durante un segundo no estuve seguro de si iba a ceder.
-Será más seguro que ir caminando, sobre todo si eres tú quien conduce.
El Cacharro estaba empapado. A Link le iba a dar un ataque cuando lo viera. La tormenta sonaba diferente cuando nos metimos en el automóvil, mas alta y mas tranquila al mismo tiempo. Oía como la lluvia golpeaba el techo, pero el sonido quedaba ahogado por el latido de mi corazón y el castañeo de mis dientes. Puse el coche en marcha. Era consciente de la presencia de _____ a mi lado, solo a unos centimetros, en el asiento del copiloto. La miré a hurtadillas.
Aunque era un coñazo, era preciosa. Tenía unos ojos verdes enormes. No podía hacerme una idea de por qué esta noche estaba tan distinta. Tenía las pestañas más largas que había visto en mi vida y su pálida piel aún lo parecía más en contraste con su cabello negro. En el pómulo, justo debajo de su ojo izquierdo, distinguí una diminuta marca de nacimiento de color marrón claro en forma de luna creciente. No se parecía a ninguna otra persona del Jackson, ni a nadie que yo hubiera visto en mi vida. Se quitó el chubasquero mojado sacándoselo por la cabeza. Debajo llevaba una camiseta y unos vaqueros negros que se le habían quedado tan pegados que parecía que se hubiera caído en una piscina. El chaquetón gris arrojó un chorro de agua sobre el asiento de piel sintética.
-Me es...estas mirando.
Aparté la mirada hacía el parabrisas o a cualquier lado menos donde estaba ella.
-Deberías quitarte eso, solo vas a conseguir enfriarte...
La miré mientras luchaba con los delicados botones de plata del chaquetón, incapaz de controlar el temblor de sus manos. Alargué la mano y ella se encogió, como si hubiera intentado tocarla de nuevo.
-Pondré la calefacción.
Ella volvió a luchar con los botones.
-Gr...gracias.
Pude verle las manos, con más manchas de tinta que antes, pero ahora emborronadas por el agua. Adiviné unos cuantos numeros. Quizás un uno o un siete, un cinco y un dos. 152. ¿De qué iba eso?
Eché una ojeada al asiento posterior buscando la vieja manta del ejército que Link solía tener allí. En vez de eso, había un saco de dormir, probablemente de la última vez que mi amigo se metió en problemas en su casa y tubo que dormir en el coche. Olía a humo de hoguera y a moho de sótano, pero se lo ofrecí.
-Mmm, esto está mejor.
Cerró los ojos. Se relajó con el calor de la calefacción y yo también me sentí mejor mientras la observaba. Le dejaron de castañear los dientes, y después de eso, avanzamos en silencio. Sólo se oía la tormenta y el sonido de las ruedas arrojando agua en todas las direcciones al atravesar el lago en el que se había convertido la carretera. Ella trazó unas lineas con el dedo en la ventana empañada. Intenté mantener los ojos en la calzada mientras hacía todo lo posible por recordar el resto del sueño, algún detalle, alguna cosa que pudiera probarle que ella era eso, ella, lo que fuera, y que yo era yo.
Pero cuanto más los intentaba, más parecía alejarse de mí, hacia la lluvia, la carretera y las hectareas de campos de tabaco que pasaban a nuestro lado, plagados de anticuada maquinaria agricola y viejos graneros destartalados. Cuando llegamos a las afueras del pueblo, nos topamos con el desvío. Si torcías a la izquierda, hacia mi casa, ibamos al río, con todas aquellas casas restauradas de antes de la guerra alineadas a orillas del Santee. También era la manera de salir del pueblo. Cuando llegamos a la bifurcación, automaticamente comencé a girar hacia la izquierda, por puro hábito. A la derecha solo estaba la plantación Ravenwood y nadie iba allí nunca.
-No, espera. Gira hacia la derecha -me corrigió ella.
-Oh, claro. Perdona.
Me sentí fatal. Subimos a la colina hacia la gran casa, la mansión Ravenwood. Había estado tan concentrado en su papel en el sueño que se me había olvidado quien era en realidad. La chica con la que llevaba soñando meses, la chica en la que no podía dejar de pensar era la sobrina del Viejo Ravenwood. Y yo la llevaba hacia la Mansión Encantada, pues así era como la llamábamos.
Tal como yo la había llamado.
Ella bajó la mirada hacia sus manos. Yo no era el único que sabía que vivia en la Mansión Encantada. Me pregunté qué sería lo que había oído de ella en los pasillos, si sabía lo que todo el mundo decía de ella. Y aquella mirada incómoda en su rostro revelaba a las claras que si. No sé por qué, pero no podía soportar verla así. Intenté pensar en algo para romper el silencio.
-¿Por qué te has mudado a vivir aquí con tu tío? Por lo general, la gente se las apaña para irse de Gatlin, casi nadie viene a vivir aquí.
Advertí el alivio en su voz.
-He vivido en un montón de sitios: Nueva Orleans, Savannah, los Cayos de Florida y unos cuantos meses en Virginia. Incluso he llegado a vivir en las islas Barbados durante un tiempo.
Me dí cuenta que no había respondido a la pregunta, pero no pude evitar pensar que yo habría matado por vivir en algún lugar de esos, aunque solo fuera durante un verano.
-¿Dónde están tus padres?
-Han muerto.
Sentí un peso en el pecho.
-Lo siento.
-No pasa nada. Murieron cuando yo tenía dos años, y ni siquiera les recuerdo. He vivido con un montón de parientes, sobre todo con mi abuela, pero se ha ido de viaje durante unos cuantos meses. Por eso tengo que quedarme con mi tío.
-Mi madre murió también, en un accidente de coche.
No tenía ni idea de por qué se lo había dicho, ya que me pasaba la mayor parte del tiempo intentando no hablar del tema.
-Lo siento.
No le dije que todo iba bien. Tuve la intuición de que era la clase de chica que sabía que eso no era así.
Paramos frente a una verja negra de hierro forjado maltratada por el tiempo. Delante de mí se extendían, sobre la colina y apenas visibles una capa de niebla, los restos destartalados de la casa mas antigua e importante de Gatlin, la Mansión Ravenwood. Nunca había estando tan cerca como ahora. Apagué el motor. La tormenta había amainado hasta convertirse en una especie de llovizna suave pero constante.
-Mira, parece que se han ido los rayos.
-Estoy segura que hay más en el lugar de donde venían éstos.
-Quizá. Pero no esta noche.
Sus ojos tenían un aspecto distinto. Habían perdido aquel verde tan intenso, y también parecían algo más pequeños, no pequeños en realidad, simplemente eran más normales.
Comencé a abrir mi puerta para acompañarla hasta la casa.
-No, no lo hagas. -Parecía avergonzada-. Mi tío es un poco tímido.
Lo cual no dejaba de ser un eufemismo.
Yo tenía la puerta medio abierta y la suya esta igual. Nos estábamos mojando cada vez mas, pero nos quedamos allí sentados sin decir nada. Sabía lo que quería decir, y tambíen que no podía hacerlo. Ignoraba porque estaba allí sentado, empapado, delante de la Mansión Ravenwood. Nada tenía sentido, pero solo sabía una cosa. Una vez condujera de vuelta colina abajo y girara en dirección a la Ruta 9, todo volveria a cambiar y a ser como antes. Todo volvería a tener sentido. ¿O no?
Ella habló primero.
-Supongo que debo darte las gracias.
-¿Por no atropellarte?
Ella sonrió.
-Ah, si, claro. Y por traerme.
Me quedé mirando como me sonreía, casi como si fueramos amigos, lo cual era imposible. Empecé a sentir una especie de claustrofobía, tenía que salir de allí de alguna manera.
-No es nada. Quiero decir, es guay. No te preocupes.
Me puse la capucha de la sudadera de baloncesto, del mismo modo que hacía Emory cuando había alguna chica y ella intentaba hablar con él en el vestibulo del instituto.
Ella me miró, sacudiendo la cabeza, y me alargó el saco de dormir con cierta rudeza. Ya no sonreía.
-Como quieras. Ya nos veremos por ahí.
Me dio la espalda; se deslizó a través de la verja y corrió por el camino empinado y fangoso que iba hacia la casa. Yo cerré de un portazo.
El saco de dormir estaba en el asiento. Lo cogí para echarlo en el asiento posterior. Todabía olía un poco a moho y humo. pero también otro poco a limón y tomillo. Cerré los ojos. Cuando los abrí, ella ya estaba a medio camino de la entrada.
Bajé la ventanilla.
-Tiene un ojo de cristal.
_____ se volvió y me miró.
-¿Qué?
-La señora English -grité mientras la lluvia se colaba en el coche-. Tienes que sentarte al otro lado o te preguntará.
Ella sonrió y la lluvia se deslizó por su rostro.
-A lo mejor me gusta hablar.
Se volvió hacia Ravenwood y subió coriendo los escalones de la entrada.
Salí de alli marcha atrás y conduje de vuelta al desvío para girar en la dirección que lo hacía siempre siempre y tomar la carretera de toda la vida. Hasta ese mismo día. Vi algo que brillaba en un pliegue del asiento. Un botón de plata.
Me lo guardé en el bolsillo, y me pregunté con que soñaría esta noche.....................
Espero que os guusteee :cheers:
*COLISION*
11 de septiembre
Cuando llegué al coche, estaba empapado. La tormenta había ido en aumento a lo largo de toda la semana. Había alerta por mal tiempo en todas las emisoras de radio que pude captar, lo cual no era mucho si tenemos en cuenta que el Cacharro sólo cogía tres. Las nubes se habían vuelto completamente negras y, como estábamos en epoca de huracanes, no era algo para tomarse a la ligera, pero no me importó. Necesitaba aclararme y pensar qué estaba ocurriendo, aunque ni por asomo sabía como. Tuve que dar las luces hasta para salir del aparcamiento. No se veía a mucho más de un metro por delante del coche. No era un día para conducir; los rayos atravesaban el cielo oscuro que se extendía ante mi. Conté, como Amma me había enseñado hacía unos años -uno, dos y tres- y el trueno estalló, lo que significaba, según los cálculos de Amma, que la tormenta no andaba a más de cuatro o cinco kilómetros.
Me detuve en el semaforo que había en el Jackson, uno de los tres existentes en todo el pueblo. No se me ocurría que hacer. La lluvia golpeaba ruidosamente el coche. La radio permanecía estática, pero escuché algo. Subí el volumen y la canción fluyó por aquellos altavoces de mierda.
Dieciséis lunas.
La canción que había desaparecido de mi lista de reproducción. Ese tema que nadie parecía oír y que _____ Duchannes había tocado con la viola. La canción que me estaba volviendo loco.
El semaforo cambió a verde y el Cacharro arrancó tambaleándose por el camino. Estaba en marcha y no tenía ni la menos idea de adonde iba.
Los relampagos continuaron atravesando el cielo. Conté: uno, dos. La tormenta se estaba acercando. Puse en marcha los limpiaparabrisas, pero no servían de nada. Apenas podía ver más allá de la mitad de la manzana. Un rallo centelleó de nuevo. Conté: uno. El trueno retumbó sobre el techo del Cacharro y la lluvia se volvió horizontal. Las gotas golpeaban sobre el parabrisas con tanta fuerza que parecía que se iba a romper en cualquier momento, lo cual, considerando el estado en el que se encontraba el coche, no habría sido raro.
Yo no perseguía la tormenta, era ella la que me perseguía a mí y al final me había alcanzado. Apenas podía mantener las ruedas sobre la calzada y el Cacharro comenzó a patinar de forma errática de un lado a otro entre las dos calles que daban a la Ruta 9.
No veía nada. Pisé a fondo el freno, dando vueltas en la oscuridad. Las luces fluctuaron apenas durante un segundo y un par de grandes ojos verdes me devolvieron la mirada desde la mitad de la calzada. A primera vista me pareció un ciervo, pero me había equivocado.
¡Había alguien en la carretera!
Sujeté el volante con ambas manos, con la mayor fuerza posbile, y mi cuerpo se estampó contra el lateral del coche.
Ella tenía la mano extendida. Cerré los ojos esperando el impacto, pero éste no tuvo lugar.
El Cacharro se detuvo con una sacudida, a no más de un metro. Las luces formaron un pálido circulo de luz en la lluvia, reflejandose en unos de esos baratos chuvasqueros de plástico que se pueden comprar a 3 dolares en la tienda. Era una chica.
Lentamente, se apartó la capucha del rostro, dejando que la lluvia le cayera sobre la cara. Ojos verdes, pelo negro.
_____ Duchannes.
No podía respirar. Sabía que ella tenía los ojos verdes, porque los había visto antes, pero esta noche tenían un aspecto diferente, distintos a otros ojos cualquiera que yo hubiera visto antes. Eran muy grandes y de un verde antinatural, un verde electronico, como los relampagos de la tormenta. Allí debajo de pie bajo la tempestad, ni siquiera parecía humana.
Salí a trompicones del coche hacia la lluvia, dejando el motor en marcha y la puerta abierta. Ninguno de los dos dijo una palabra, y nos quedamos de pie en mitad de la Ruta 9 debajo de esa clase de diluvio que sólo se veía cuando hay un huracan o una borrasca del noreste. La adrenalina me corría por las venas y tenía los músculos en tensión, como si mi cuerpo aún esperara el golpe. El pelo de ______ chorreaba agua y revoloteaba bajo el soplo del viento. Di un paso hacia ella y su cabello me azotó. Olía a limones y a tomillo mojados. De repente, el sueño regresó, como si fuera una ola que pasara sobre mi cabeza. Esa vez, cuando ella me cogió de la mano, había visto su rostro por única vez.
Ojos verdes y pelo negro. Lo recordaba. Era ella, y ahora la tenía de pie justo delante de mí.
Tenía que asegurarme. Así que la cogí de la muñeca y allí estaban aquellos diminutos arañazos en forma de media luna, justo donde mis dedos se habían aferrado a su muñeca durante el sueño. Cuando la toqué, una descarga electrica me recorrió el cuerpo. Cayó un rayo sobre un árbol situado a poco más de tres metros de donde estábamos y partió el tronco limpiamente por la mitad. Éste comenzó a arder.
-¿Éstás loco? ¿Tan mal conductor eres?
Se apartó de mí, con los ojos verdes centelleantes...¿de ira? De lo que fuera.
-Eres tú.
-¿Qué era lo que pretendías? ¿Matarme?
-Eres real.
Sentía las palabras extrañas en mi lengua, como si la tuviera llena de algodón.
-Pues casi soy un cadaver, por tu culpa.
-No estoy loco. Creí que me estaba volviendo loco, pero no. Eres tú. Estabas justo ahí, delante de mí.
-No por mucho tiempo.
Me dió la espalda y comenzó a andar por la calzada. Ésta no era la manera en que había pensado que nos encontraríamos.
Corrí hasta caminar a su lado.
-Has sido tú la que ha aparecido de la nada y se ha colocado en mitad de la calle.
Hizo un gesto de depedida con el brazo como si lo que estuviera rechazando fuera algo más que esa idea. En ese momento distinguí el largo coche negro en las sombras. El coche fúnebre, con la capota alzada.
-¿Ah, si? Estaba buscando a alguien que me ayudara, pedazo de genio. El coche de mi tío se ha parado. Sólo tenías que haber conducido por tu sitio en vez de intentar atropellarme.
-Tú eres la chica que aparece en mis sueños. Y la canción. Esa extraña canción que me encontré en el iPod.
______ se volvío y se puso enfrente de mí.
-¿Qué sueños? ¿Qué canción? ¿Estás borracho o me estás gastando alguna clase de broma?
-Sé que eres tú. Tienes esas marcas en la muñeca.
Ella dio la vuelta a la mano y se las miró, confusa.
-¿Estás? Tengo un perro. Pasa del tema.
Pero yo sabía que no estaba equivocado. Veía su rostro en mi sueño con toda claridad. ¿Como era posible que ella no lo supiera?
Se puso de nuevo la capucha y comenzó el largo paseo hacia Ravenwood bajo el diluvio. Me puse a su lado.
-Pues te doy un consejo. La próxima vez, no te bajes del coche en mitad de la calzada durante una tormenta. Llama al 911.
Ella dejó de andar.
-No voy a llamar a la policía. Se supone que no tengo que conducir. Solo puedo hacerlo con alguien y, de todos modos, tengo estropeado el móvil.
Desde luego, estaba claro que no era de aquí. La única manera de que la policia te detuviera en este pueblo era si te pillaban conduciendo por el lado contrario de la carretera.
La tormenta parecía arreciar. Tuve que gritar por encima del aullido de la lluvia.
-Déjame que te lleve a csa. No deberías andar por aquí.
-No, gracias. Esperaré a que aparezca el siguiente chico que me quiera atropellar.
-No va a aparecer ningún otro chico. Pasarán horas antes de que venga nadie por aquí.
Ella reanudó la marcha.
-No me importa, caminaré.
No podía dejarla vagabundeando por ahí bajo aquel diluvio. Mi madre me había criado demasiado bien para eso.
-No puedo dejar que regreses a casa con este tiempo tan malo. -Y como si quisiera darme la entradilla a una obra de teatro, el trueno estalló sobre nuestras cabezas y su capucha voló de nuevo-. Conduciré como si fuera mi abuela. O como si fuera la tuya.
-No dirias eso si conocieras a mi abuela.
El viento arreciaba y ella gritaba también.
-Vamos.
-¿Qué?
-El coche. Metete dentro. Conmigo.
Ella me miró y durante un segundo no estuve seguro de si iba a ceder.
-Será más seguro que ir caminando, sobre todo si eres tú quien conduce.
El Cacharro estaba empapado. A Link le iba a dar un ataque cuando lo viera. La tormenta sonaba diferente cuando nos metimos en el automóvil, mas alta y mas tranquila al mismo tiempo. Oía como la lluvia golpeaba el techo, pero el sonido quedaba ahogado por el latido de mi corazón y el castañeo de mis dientes. Puse el coche en marcha. Era consciente de la presencia de _____ a mi lado, solo a unos centimetros, en el asiento del copiloto. La miré a hurtadillas.
Aunque era un coñazo, era preciosa. Tenía unos ojos verdes enormes. No podía hacerme una idea de por qué esta noche estaba tan distinta. Tenía las pestañas más largas que había visto en mi vida y su pálida piel aún lo parecía más en contraste con su cabello negro. En el pómulo, justo debajo de su ojo izquierdo, distinguí una diminuta marca de nacimiento de color marrón claro en forma de luna creciente. No se parecía a ninguna otra persona del Jackson, ni a nadie que yo hubiera visto en mi vida. Se quitó el chubasquero mojado sacándoselo por la cabeza. Debajo llevaba una camiseta y unos vaqueros negros que se le habían quedado tan pegados que parecía que se hubiera caído en una piscina. El chaquetón gris arrojó un chorro de agua sobre el asiento de piel sintética.
-Me es...estas mirando.
Aparté la mirada hacía el parabrisas o a cualquier lado menos donde estaba ella.
-Deberías quitarte eso, solo vas a conseguir enfriarte...
La miré mientras luchaba con los delicados botones de plata del chaquetón, incapaz de controlar el temblor de sus manos. Alargué la mano y ella se encogió, como si hubiera intentado tocarla de nuevo.
-Pondré la calefacción.
Ella volvió a luchar con los botones.
-Gr...gracias.
Pude verle las manos, con más manchas de tinta que antes, pero ahora emborronadas por el agua. Adiviné unos cuantos numeros. Quizás un uno o un siete, un cinco y un dos. 152. ¿De qué iba eso?
Eché una ojeada al asiento posterior buscando la vieja manta del ejército que Link solía tener allí. En vez de eso, había un saco de dormir, probablemente de la última vez que mi amigo se metió en problemas en su casa y tubo que dormir en el coche. Olía a humo de hoguera y a moho de sótano, pero se lo ofrecí.
-Mmm, esto está mejor.
Cerró los ojos. Se relajó con el calor de la calefacción y yo también me sentí mejor mientras la observaba. Le dejaron de castañear los dientes, y después de eso, avanzamos en silencio. Sólo se oía la tormenta y el sonido de las ruedas arrojando agua en todas las direcciones al atravesar el lago en el que se había convertido la carretera. Ella trazó unas lineas con el dedo en la ventana empañada. Intenté mantener los ojos en la calzada mientras hacía todo lo posible por recordar el resto del sueño, algún detalle, alguna cosa que pudiera probarle que ella era eso, ella, lo que fuera, y que yo era yo.
Pero cuanto más los intentaba, más parecía alejarse de mí, hacia la lluvia, la carretera y las hectareas de campos de tabaco que pasaban a nuestro lado, plagados de anticuada maquinaria agricola y viejos graneros destartalados. Cuando llegamos a las afueras del pueblo, nos topamos con el desvío. Si torcías a la izquierda, hacia mi casa, ibamos al río, con todas aquellas casas restauradas de antes de la guerra alineadas a orillas del Santee. También era la manera de salir del pueblo. Cuando llegamos a la bifurcación, automaticamente comencé a girar hacia la izquierda, por puro hábito. A la derecha solo estaba la plantación Ravenwood y nadie iba allí nunca.
-No, espera. Gira hacia la derecha -me corrigió ella.
-Oh, claro. Perdona.
Me sentí fatal. Subimos a la colina hacia la gran casa, la mansión Ravenwood. Había estado tan concentrado en su papel en el sueño que se me había olvidado quien era en realidad. La chica con la que llevaba soñando meses, la chica en la que no podía dejar de pensar era la sobrina del Viejo Ravenwood. Y yo la llevaba hacia la Mansión Encantada, pues así era como la llamábamos.
Tal como yo la había llamado.
Ella bajó la mirada hacia sus manos. Yo no era el único que sabía que vivia en la Mansión Encantada. Me pregunté qué sería lo que había oído de ella en los pasillos, si sabía lo que todo el mundo decía de ella. Y aquella mirada incómoda en su rostro revelaba a las claras que si. No sé por qué, pero no podía soportar verla así. Intenté pensar en algo para romper el silencio.
-¿Por qué te has mudado a vivir aquí con tu tío? Por lo general, la gente se las apaña para irse de Gatlin, casi nadie viene a vivir aquí.
Advertí el alivio en su voz.
-He vivido en un montón de sitios: Nueva Orleans, Savannah, los Cayos de Florida y unos cuantos meses en Virginia. Incluso he llegado a vivir en las islas Barbados durante un tiempo.
Me dí cuenta que no había respondido a la pregunta, pero no pude evitar pensar que yo habría matado por vivir en algún lugar de esos, aunque solo fuera durante un verano.
-¿Dónde están tus padres?
-Han muerto.
Sentí un peso en el pecho.
-Lo siento.
-No pasa nada. Murieron cuando yo tenía dos años, y ni siquiera les recuerdo. He vivido con un montón de parientes, sobre todo con mi abuela, pero se ha ido de viaje durante unos cuantos meses. Por eso tengo que quedarme con mi tío.
-Mi madre murió también, en un accidente de coche.
No tenía ni idea de por qué se lo había dicho, ya que me pasaba la mayor parte del tiempo intentando no hablar del tema.
-Lo siento.
No le dije que todo iba bien. Tuve la intuición de que era la clase de chica que sabía que eso no era así.
Paramos frente a una verja negra de hierro forjado maltratada por el tiempo. Delante de mí se extendían, sobre la colina y apenas visibles una capa de niebla, los restos destartalados de la casa mas antigua e importante de Gatlin, la Mansión Ravenwood. Nunca había estando tan cerca como ahora. Apagué el motor. La tormenta había amainado hasta convertirse en una especie de llovizna suave pero constante.
-Mira, parece que se han ido los rayos.
-Estoy segura que hay más en el lugar de donde venían éstos.
-Quizá. Pero no esta noche.
Sus ojos tenían un aspecto distinto. Habían perdido aquel verde tan intenso, y también parecían algo más pequeños, no pequeños en realidad, simplemente eran más normales.
Comencé a abrir mi puerta para acompañarla hasta la casa.
-No, no lo hagas. -Parecía avergonzada-. Mi tío es un poco tímido.
Lo cual no dejaba de ser un eufemismo.
Yo tenía la puerta medio abierta y la suya esta igual. Nos estábamos mojando cada vez mas, pero nos quedamos allí sentados sin decir nada. Sabía lo que quería decir, y tambíen que no podía hacerlo. Ignoraba porque estaba allí sentado, empapado, delante de la Mansión Ravenwood. Nada tenía sentido, pero solo sabía una cosa. Una vez condujera de vuelta colina abajo y girara en dirección a la Ruta 9, todo volveria a cambiar y a ser como antes. Todo volvería a tener sentido. ¿O no?
Ella habló primero.
-Supongo que debo darte las gracias.
-¿Por no atropellarte?
Ella sonrió.
-Ah, si, claro. Y por traerme.
Me quedé mirando como me sonreía, casi como si fueramos amigos, lo cual era imposible. Empecé a sentir una especie de claustrofobía, tenía que salir de allí de alguna manera.
-No es nada. Quiero decir, es guay. No te preocupes.
Me puse la capucha de la sudadera de baloncesto, del mismo modo que hacía Emory cuando había alguna chica y ella intentaba hablar con él en el vestibulo del instituto.
Ella me miró, sacudiendo la cabeza, y me alargó el saco de dormir con cierta rudeza. Ya no sonreía.
-Como quieras. Ya nos veremos por ahí.
Me dio la espalda; se deslizó a través de la verja y corrió por el camino empinado y fangoso que iba hacia la casa. Yo cerré de un portazo.
El saco de dormir estaba en el asiento. Lo cogí para echarlo en el asiento posterior. Todabía olía un poco a moho y humo. pero también otro poco a limón y tomillo. Cerré los ojos. Cuando los abrí, ella ya estaba a medio camino de la entrada.
Bajé la ventanilla.
-Tiene un ojo de cristal.
_____ se volvió y me miró.
-¿Qué?
-La señora English -grité mientras la lluvia se colaba en el coche-. Tienes que sentarte al otro lado o te preguntará.
Ella sonrió y la lluvia se deslizó por su rostro.
-A lo mejor me gusta hablar.
Se volvió hacia Ravenwood y subió coriendo los escalones de la entrada.
Salí de alli marcha atrás y conduje de vuelta al desvío para girar en la dirección que lo hacía siempre siempre y tomar la carretera de toda la vida. Hasta ese mismo día. Vi algo que brillaba en un pliegue del asiento. Un botón de plata.
Me lo guardé en el bolsillo, y me pregunté con que soñaría esta noche.....................
Espero que os guusteee :cheers:
tianijonas
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