''You Found Me (Nick y tu)''

siiiiiguellaaaaa por favor!!!!!

Siguelaa!!

Previously...
- Necesitas dormir... hablamos mañana - se dio la vuelta casi enojado, por un
momento pensé que azotaría la puerta al salir.

Me quedé ahi parada con los brazos cruzados por la repentina desesperación.
Nicholas no iba a ayudarme... aunque su vida dependiera de ello. Pero eso no
iba a detenerme, iba a recuperar todo lo que me pertenecía con o sin su ayuda.

Jenny no regresó a la habitación hasta despúes de la cena.

- ¿Porqué no bajaste a cenar? - cerró la puerta tras ella.
- No tengo hambre - contesté serenamente.
- Oh... Nicholas dijo que...
- No quiero saberlo - dije interrumpiendola - quiero dormir.

Ella dijo algo más que no pude escuchar, ya que tapé todo mi rostro con la
almohada. Ya arreglaría las cosas al día siguiente.

Al día siguiente, el exámen de matemáticas no hizo mas que empeorar las cosas,
había tardado dos horas en hacer el maldito examen. Despues de maldecir la
materia mientras caminaba, me puse a buscar a Eric por toda la escuela.

Corrí hacia el cuando lo vi platicando con un par de chicas.

- Necesito hablar contigo - murmuré interrumpiendo. Eric se alejó de la
conversación y me miró preocupado.
- ¿Expulsaron a Nicholas ésta vez? Pareces... preocupada - dijo riendo. Entorné
los ojos y le di un golpe en el hombro.
- ¡No! Nicholas está... bien - tartamudeé - Necesito que me ayudes... además de
Nicholas, tu eres la segunda persona que conozco que puede ayudarme con ésto...
- Entiendo... Si quieres recibir doble ración de postre en la cafetería,
viniste con la persona indicada - rió locamente.
- Eric...
- Esta bien, esta bien... disculpa - se puso serio - ¿Qué pasa?
- Tienes que ayudarme a salir del internado... - no era una pregunta ni una
petición, era casi una orden. Eric abrió la boca impresionado.
- ¿A ti?
- Claro... ¿A quien más?

Tuve que explicarle toda la historia con lujo de detalles, y aun asi no parecía
creer que yo me iba a escapar.

- Entonces... ¿Volverás en dos días?
- Si... además, no habrá mucho problema, las vacaciones están a punto de
empezar...
- No estoy seguro... tu tía es una bruja, pero no es nada comparado con lo que
Nicholas me hará cuando se entere de que te ayude a escapar.
- No le vamos a decir que me ayudaste... tenía pensado decirle algo a Joe sobre
el plan pero... ya no me parece una buena idea. Entre menos personas tengan que
ver en ésto, mucho mejor.
- Pero... ¿No has pensado que tal vez Nicholas tenga razón? ¿Que harás a media
noche por las calles de esta ciudad? No es un pueblito a un lado de la
carretera... aqui todo puede pasar - explicó "macabramente".
- Lo sé... pero me arriesgaré, hay un hotel no muy lejos de aqui, ya existen
los taxis - le dije orgullosamente, en el fondo me daba miedo.

El miró a la nada por varios segundos, como si pensara algo muy profundo.
- Arreglaré un par de cosas, pero cuenta conmigo.
- Gracias - le agradecí abrazándolo.
- Ahora actúa normal... - me dio un pequeño empujón y empezó a correr en
dirección a las chicas con las que estaba hablando.

El plan empezaba a cobrar forma con el paso del tiempo, Eric sabía donde
encontrar las llaves de la puerta trasera del internado, gracias a un guardia
despistado. Nisiquiera tendría que saltar la gran pared. Saldría a media noche
y caminaría al hotel más cercano... o si tenía más suerte iba a tomar un taxi.
Y al día siguiente me presentaría en el tribunal para ver que cara ponía mi
tía.

Quisé ver a Nicholas en todo el día, pero supe que no podía. Él estaba ocupado
haciendo los exámenes finales.

- ¿Discutieron de nuevo? - preguntó Jenny con curiosidad.
- No... bueno... no sé...
- Si - afirmó torciendo la boca.
- No fue una discusión... solo, tenemos opiniones diferentes.

La puerta se abrió con rapidez en ese mismo instante. Nicholas apareció con el
mismo rostro que tenía ayer... parecía dispuesto a discutir. Si Eric le había
dicho algo sobre "el escape"... yo misma iba a encargarme de
golpearlo. El rostro de Nicholas era tan serio que Jenny decidió salir de la
habitación sin decir más.

Previously...
El rostro de Nicholas era tan serio que Jenny decidió salir de la
habitación sin decir más.

- Tenemos que hablar... - me pidió cerrando la puerta.
- Claro - contesté sintiendo miedo por su mirada.
- Lo siento - avanzó hacia mi y me tomó la mano.
- ¿Porque?
- Ambos sabemos porque... fui un idiota.
- Entiendo que no quieras ayudarme a escapar...
- No lo entiendes - sonrió con amargura - Voy a ayudarte...
- ¿De... de verdad? - mi corazón se voltéo de la emoción.
- Pero no ahora... solo espera una semana más, cuando ambos estemos de
vacaciones... asi yo puedo ir contigo.
- No... - susurré decepcionada, solo me quedaban dos días para actuar, en una
semana ya sería demasiado tarde.
- Tengo miedo de dejarte ir sola...

No respondí nada... tendría que ocultarselo todo. Si le contaba el plan que
tenía con Eric, haría de todo para sabotearlo. Y ahora no encontraba como cambiar
de tema. Su rostro lucía molesto.

- ¿Porqué estas enojado? - le pregunté apretando su mano.
- No estoy enojado... solo... disgustado - rió suavemente - dije que ya no
quería que volvieramos a discutir, y yo estoy poniendo las cosas difíciles.

Quizas tenía razón... el parecía arrepentido y atormentado. Sentí un extraño
cosquilleo al ver su mirada... lo abrazé con firmeza y entonces recordé como
podía distraerlo de la conversación inicial.
Miré sus labios fijamente por casi 10 segundos, el tiempo que le tomo darse
cuenta de mis intenciones.
Solo tuve que cerrar los ojos para sentir sus labios apenas rozando los míos.
Supe que tomaría esa reacción de mi parte como un sí a su proposición de
esperar una semana más. Pero justo cuando empezaba a sentirme mal por mentirle,
Nicholas puso una de sus manos detrás de mi cabeza para empujarme más hacia él.
Una corriente casi electrica atravesó todo mi cuerpo.

Minutos despúes, ya nisiquiera a mi me importaba distraerlo.. ya no podía
recordarlo. Estabamos sumidos en una batalla silenciosa, era casi una
competencia, quien podía enloquecer más al otro. Un beso era correspondido por
otro, un abrazo era seguido por otro...

- ¿Puedes prometerme algo? - le pregunté insegura.
- Si... - contestó dudoso.
- Prometeme que no te volverás a molestarte conmigo... pase lo que pase - mi yo
interno rió con ganas al decir eso. Estaba casi a punto de hacer algo que iba a
molestarlo.
- Lo prometo - susurró aliviado antes de volver a besarme.

Previously...
- Has tenido esa mirada toda la semana... hora de la verdad ¿Qué es lo que te
pasa? - me preguntó algo tenso.

Sonreí con ingenuidad y miré hacia el techo pensando en una respuesta
coherente.

- No me pasa nada... Jenny tambien dijo que estaba algo callada últimamente...
pero no es nada. Solo estoy un poco preocupada por las vacaciones, no quiero
que mi tía vuelva por mí. Eso es todo...
- ¿De verdad? - preguntó intensificando su mirada. Volví a reflejarme en sus
ojos y pude ver lo débil que me veía a comparación de él.
- Si... - le mentí con gesto serio. Despúes atrajé su cabeza hacia la mía y lo
besé en los labios cortamente.

Despúes volví a mirarle y pude ver como sus ojos brillaban mas que antes,
sonreí confundida y volví a besarlo con fuerza. No lo vería en dos días, y
parecía que hasta mis labios lo iban a extrañar. Lo abrazé con energía, no
dejaría que se alejara de mi en los proximos minutos restantes.
Según mis calcúlos, quizas ya habían pasado hasta más de 30 minutos, de los
cuales gran parte habían pasado mientras lo besaba. Abrí los ojos
desmesuradamente al sentir su mano acariciando mi espalda por debajo de la
blusa. "Detenlo antes de que no puedas hacerlo" pensé con amargura.
Dejé de besarlo para decir que tenía que irme, pero casi fue imposible cuando
besó mi cuello con ternura.

- ...Nicholas - puse su rostro entre mis manos y le sonreí nerviosamente -
Tengo que irme...
- Entiendo - dijo apoyando su cabeza contra mi hombro - te asuste.
- No... no es eso, le prometí a Jenny que regresaría antes de medianoche.

Lo empujé para que se hiciera a un lado, despúes me levanté de la cama con el
mismo silencio...

- Te veo luego - le dije con un nudo en la garganta. El se acercó a mi y me
besó en los labios por lo que me parecieron casi 20 segundos.
- Te acompañare hasta tu habitación.. - afirmó abriendome la puerta.
- ¡No! - exclamé en un susurro - Vi a un guardia vigilando la recepción, será
mejor que vaya yo sola, para no hacer tanto ruido.
- ¿Segura que te encuentras bien?
- Segura, te amo.
- Yo tambien - él volvió a fruncir el ceño, si no sospechaba nada, ahora de
seguro lo hacía... o al menos su rostro parecía decirlo así. Lo abrazé antes de
cerrar la puerta silenciosamente y correr hasta la recepción.

Me escondí detras de un sofá cuando un guardia caminó silvando por ahí.
Despúes me levanté, corrí por la maleta y esperé a que Eric llegara.

- Psst... psst... - escuché a lo lejos - ¡______!

Giré la miarada hasta la entrada, Eric estaba oculto detrás de un gigantesco
librero que adornaba la entrada.
Caminé hacia él con cautela y sonreí al ver su sonrisa de emoción.

- ¿Lista? - me preguntó mirando para todos lados.
- Si - le contesté confundida.
- Correremos hasta el árbol del patio trasero sin detenernos cuando yo cuente
tres, dame tu maleta, yo la cargo... - me arrebató la maleta y se la colgó con
agilidad - Uno... dos... Corre!

Yo iba adelante mientras Eric corría detrás de mi, cuando llegamos al gran
árbol, volteamos hasta la caseta de los guardias... estaban viendo un partido
de foot- ball mientras tomaban café. Sonreímos victoriosos.

- Ahora vamos a correr hasta la puerta de allá - señaló la puerta que me
llevaría afuera mientras hacía caras graciosas.
- ¡No puedo concentrarme si haces esas caras! - dije riendo.
- ¡Sshhh! - tapó mi boca - Pues disculpa... no sabia que se necesitara
concentración para correr hasta una puerta.

Lo miré aguantando otra carcajada y le quité mi maleta. Echamos otro vistazo a
los guardias, esta vez festejaban una anotación de su equipo favorito.
Segundos despúes ya estabamos frente a la gran puerta de color café...

- ¿Sabes que llave es? - le pregunté al ver el montón de llaves que colgaban de
sus manos.
- No exactamente... solo se que la correcta está dentro de este bonche.

Entorné los ojos y me limité a vigilar los alrrededores. Despues de cinco
minutos y varias maldiciones despúes...

- ¡La encontré! - dijo emocionado agitando la llave correcta, corrí hasta él
sonriendo y vi la puerta entreabierta.

Lo vi con cariño por unos segundos, y despues lo abrazé cortamente.

- Nunca olvidaré esto... te agradezco mejor cuando regrese - lo empujé como
solía hacerlo.
- Recuerda que si no regresas... vas a conocerme molesto y veremos como
Nicholas destruye cada célula de mi - ambos reímos - cuidate... y mandale
saludos a Joe de mi parte - escuchamos el silbido de uno de los guardias
aproximandose, abrimos la boca asustados.ue...


Eric me empujó hacia afuera y cerró la puerta
con velocidad. Mis ojos se abrieron cuando miré a
mi alrrededor... hacia tanto tiempo que no salía del internado. Un momento...
¿Dijo saludos a Joe?
¿Qué le hacía creer que iba a encontrarme con él? Tal vez pensó que iba a
llamarle o algo asi.

Caminé hasta la banqueta de la calle, el hotel estaba hacia la derecha... si,
la derecha. Dudé
unos segundos... ¿O era a la izquierda? Maldición.

Caminé hacia el lado derecho, estaba más iluminado y se veía menos atemorizante
que caminar hacia
el lado izquierdo.
Caminaba con rápidez, casi a punto de correr... pero empezé a correr enserio
cuando noté que un
auto rojo venía siguiendome.

Apreté el paso... había escuchado esas traumantes historias, suben a las chicas
a los autos por la
fuerza y despúes nadie sabe nada de ellas.
No... no había escapado del internado para que nadie supiera nada de mí
despues, corrí
desesperada. Mi corazón golpeteaba contra mi pecho con violencia, parecía que
se iba a salir.
Me quedé sorprendida al ver el grupo de tres sujetos que estaban al final de la
calle.
Era una desición difícil... ser secuestrada por el auto rojo que todavía me
seguía o toparme con
el grupo de tipos que al parecer estaban bebidos...

to be continue..

Previously...
Era una desición difícil... ser secuestrada por el auto rojo que todavía
me seguía o toparme con el grupo de tipos que al parecer estaban bebidos...

Presa de la desesperación, hice lo último que debí haber hecho... las lágrimas
fueron más fuertes que mi mente en buscar una solución.
Me detuve en la banqueta cubriendome la cara... escuché como el auto se detenía
y el conductor abría la puerta. No... no quería ver el rostro de la persona que
posiblemente quería aprovecharse de mi y despues matarme. Apreté mi maleta...

- ¿Estás llorando? - preguntó una voz que hizo que mi corazón se detuviera por
unos segundos.
- ¿J...joe? - tartamudeé temblando.
Lo miré y me abalanzé hacia él llena de felicidad. El correspondió a mi abrazo
y soltó una carcajada.
- ¿Qué estabas haciendo? ¿Porqué huías de mi?
- ¡No estaba huyendo de ti! No sabia que eras tu, pensaba que eras un
secuestrador o algo peor. Joe... ¡me alegra tanto que estés aqui! ¿Pero como
supiste que había escapado?
- Eric me lo explicó todo por teléfono... - me empujó al asiento del copiloto y
cerró la puerta.
Dio la vuelta al auto y se sentó de su lado.
- No entiendo como Nicholas te permitió escapar.
- Nicholas no lo sabe... si él lo supiera, yo no estaría aqui.

Joe torció la boca y empezó a conducir.

- Asi que en tu intento de escapar... te pareció correcto dirigirte hacia ese
grupo de borrachos... brillante - se burló. Lo golpeé en el hombro y miré al
frente.
- No sabía que hacer... no veía ninguna buena opción.
- Lamento haberte asustado... Eric debió avisarte que yo vendría por ti.
- Dijo algo sobre ti, pero no pudo terminar de decirlo... ¿A dónde vamos? -
pregunté asustada.
- A un hotel cercano al tribunal al que tienes que ir mañana - explicó con
serenidad.

Fruncí el ceño sorprendida de la situación. Eric lo había informado de todo, no
había nada que yo pudiera contarle que Joe no supiera ya.
Hubo un silencio incómodo que yo me encargé de romper.

- ¿Y como es tu nueva vida? - le pregunté con algo de rencor.
- Es... buena, me mantiene muy ocupado.
- ¡No lo recordaba! Estás viviendo en otra ciudad ahora... ¿Viajaste desde allá
para ayudarme?
- La ciudad está a una hora y media de aqui... no es muy lejos - sonrió con
tranquilidad - No se porque te sorprendes... aunque yo viviera al otro lado del
país, de cualquier manera hubiera venido.

Suspiré al escucharlo, y no dije nada hasta que entramos al estacionamiento del
hotel.

- No sabía que hubiera un hotel justo frente al palacio de justicia - sonreí al
saber que solo tendría que cruzar la calle por la mañana.
- Apenas conoces la ciudad, no imagino como planeabas llegar al hotel sola.
- Soy mayor... y puedo hablar. Hubiera llegado aqui de cualquier manera.
- ¿Y a quien ibas a pedirle la dirección del hotel? ¿ A los sujetos borrachos?
- volvió a reírse para si mismo.
- ¡Joe! No quiero lidiar con eso ahora, ¿Puedes dejar las burlas para otro día?
- bajé del auto y sujeté mi maleta - ¿Vas a quedarte más días?
- ¿Cuantós días te tomará terminar con ésto?
- Según los abogados, dos.
- Entonces me quedaré dos días - sonrió y nos dirigimos a la entrada del hotel.

Entramos a la acogedora recepción del hotel y nos acercamos al amable empleado,
contagiaba su sonrisa con tan solo verlo. Joe me miró de reojo, me recargué en
la amplia mesa de la recepción y miré alrrededor con curiosidad.

- Tu habitación es la #333 - dijo Joe interrumpiendo mis pensamientos - Yo
estaré en la de a lado por si necesitas algo...

Tomé la llave de la habitación y ambos nos dirigimos al ascensor.
Abrí la puerta y mis ojos se entrecerraron por el brillo de la habitación, todo
era blanco, a tal punto de llegar a ser molesto.

20 minutos despúes, Joe ya se encontraba en la habitación de al lado y yo ya
estaba apunto de quedarme dormida. Apenas podía pensar de lo adormilada que
estaba...
No podía dejar de imaginar la cara que pondría mi tía cuando viera que estaba
ahí. Dispuesta a recuperar lo que era mío...
Me quedé dormida con una sonrisa en mi rostro, pero unas horas despues unas
suaves sacudidas me despertaron con apuro.

- ________... - dijo Joe.
- ¿Joe? ¿Cómo entraste? - me tallé los ojos y retiré la vista de la ventana,
que ahora estaba completamente iluminada por el sol.

Joe sonrió evadiendo la pregunta.

- Hay alguien que quiere verte... - me miró algo angustiada y despúes señaló la
puerta.

Previously...
- Hay alguien que quiere verte... - me miró algo angustiado y despúes señaló la
puerta.

Salté de la cama y corrí hasta la puerta ansiosa por saber quien me buscaba.
Abrí la puerta y me topé con la casi maléfica sonrisa de mi tía Alexandra.
Abrí la boca sorprendida sin saber que decir, no esperaba verla aqui y menos
sonriendo. Yo la imaginaba sorprendida, asustada por saber que iba a perder el
caso.

- Que... sorpresa tan especial - murmuró la mujer entrando deliberadamente a la
habitación.
- Me gustaría poder decir lo mismo - murmuré fingiendo tranquilidad. Su sonrisa
me alteraba.

Miró a Joe como diciendole que saliera de la habitación, pero el ignoró las
señales de su mirada y se acercó a mi.

- ¿Nos podrías dejar solas? Soy su tía - cruzó los brazos y lo miró duramente.

Miré a Joe y solo asentí con la cabeza.

- ¿Segura? ¿Quieres que salga? - me miró incrédulo. Volví a asentir, Joe salió
con pasos lentos y cautelosos, obligado a irse.
- ¿Cómo supiste que estaba aquí? - le pregunté molesta.
- Thomas no es la persona más lista... escuché cuando te pidio que escaparas
por el teléfono, solo tuve que esperar - había olvidado los escalofríos que me
provocaba su voz. Respiré profundo.
- De cualquier manera... recuperaré lo que es mío y tu, quien sabe donde
terminaras - le dije con confianza - Pero exactamente ¿A qué viniste?
- Aunque no lo creas, voy a ganar esto de manera limpia... sabía que estarías
aqui, asi que vine personalmente a decirte que el juicio será en otro tribunal
a unas cuantas calles de aqui...
- Pero... falta tan solo una hora.
- ¿Crees que ese es mi problema? -preguntó exaltada - Apresurate antes de que
lo cancelen indefinidamente, la camioneta nos espera abajo... - definitivamente
estaba enojada. Quizas porque ya presentía lo que iba a venir a continuación,
ella iba a perderlo todo.

Tomé mi bolso y salí primero de la habitación dejando a la mujer atrás. Toqué
la puerta de Joe para que saliera... pero no escuché ruidos dentro.

- Esto no llevara más de una hora, podrá esperarte aqui - dijo fastidiada
mientras me jalaba del brazo hacia la salida.
- ¡No! Quiero verlo antes de... - subimos al ascensor y no pude forcejear
contra ella.

Afuera del hotel nos esperaba una camioneta negra con los vidrios tan oscuros
que apenas podía ver mi reflejo en ellos.

- ¡Sube! - me ordenó mientras ella daba la vuelta para subir por la otra
puerta.

Desde ahí todo sucedió a una velocidad ridícula. En cuanto me senté en el auto,
la puerta se cerró con violencia detrás de mi. Miré a mi alrrededor confundida,
los seguros automáticos del auto impedían abrir las puertas. El chofer arrancó
rapidamente, mi tía nunca subió al auto.

- ¡Detengase! - le pedí al hombre - Falta alguien por subir.
- No lo creo... - dijo riendo burlonamente.

Miré hacia atras, desde la entrada del hotel mi tía agitaba su mano
escandalosamente, despidiendose de mi.

- ¡Alto! ¡¿A donde vamos?! - grité furiosa, ya sabía lo que estaba pasando.
- No puedo decirle, pero le aseguro que no vamos al tribunal...

Estaba furiosa conmigo misma por haber caído en esa broma para niños... podía
ver claramente lo que iba a pasar. Ella iba a llegar al tribunal
tranquilamente, fingiendo que no pasaba nada, y al ver que yo - el testigo
principal- no me presentaba, ella ganaría todo y yo me hundiría más.

Odiaba la sensación de no saber que pasaría conmigo... siempre sentía lo mismo
cuando mi tia estaba involucrada.
Revolví en mi bolsa buscando mi celular, por suerte ahí estaba. No podía llamar
a nadie mientras el chofer o cualquier otro ayudante de mi tia estuviera
presente, tendría que esperar a estar sola... solo necesitaba llamar a Joe.

Pero mis esperanzas se derrumbaron cuando vi que entramos al estacionamiento
del aeropuerto. La imagen de ese horrible internado en Cánada paso por mi mento
como un flash.

Previously...
Pero mis esperanzas se derrumbaron cuando vi que entramos al
estacionamiento del aeropuerto. La imagen de ese horrible internado en Cánada
paso por mi mente como un flash.

Miré las puertas aseguradas instintivamente, en caso de que el chofer se
hubiera descuidado y alguna puerta no estuviera con seguro.
Pero el chofer no era tan tonto, sabía lo que hacía, solo seguía ordenes. Sabía
que yo intentaría hacer de todo para escapar, incluso hasta romper los vidrios
- cosa que no pude hacer debido a que estaban blindados- , estaba dispuesta a
cualquier cosa con tal de salir de ahi.

Estacionó el auto a un lado del aeropuerto y me miró por el espejo retrovisor
con una sonrisa.
Miré hacia la ventana, un grupo de 3 hombres se acercaban hasta el auto,
vestían lentes oscuros y abrigos negros.
Abrieron una de las puertas del auto, y el más alto y amenazador de los tres
bloqueó la puerta mirandome fijamente.

- Podemos hacer esto de la manera sencilla y fácil, sale del auto y nosotros la
escoltamos hasta el avión, podemos evitar los jaloneos y los empujones -
hablaba en voz baja y grave para no ser escuchado por algun transeúnte - Si
intenta escapar.. la atrapamos, si intenta correr la alcanzamos y si intenta
gritar, patalear o cualquier otra niñería... entonces no lo haremos de la manera
genitil.

Lo miré horrorizada, si quería inspirarme confianza, definitivamente no lo
hacía.

- Tranquila señorita, trabajamos para su tía y no vamos a hacerle daño... - rió
- Claro, al menos que su tía lo pida - susurró riendo.

Bajé del auto y opté por mantener lo que quedaba de mi dignidad, no quería
hacer una escena en medio del aeropuerto, todo lo que intentara me llevaría a
donde mismo, no ayudaría en nada. Lo sabía.

Bajé del auto y vi el resto de mis maletas, habían ido por ellas al hotel. Tal
vez Joe los vio entrar y notó que algo andaba mal... ¡Si! eso esperaba.
Les tomó menos de 5 segundos cubrirme, uno se puso detras de mi y los otros dos
se quedaron uno a cada lado.

- Este es su boleto - me extendió la mano con el pequeño trozo de papel entre los
dedos. Se lo arrebaté y vi a donde diablos iba a parar esta vez.
- Montreal... - musité suspirando. Sabía que esa ciudad estaba en Cánada, muy
lejos de Washington.
- Tiene suerte, hace frío pero todo es mejor... - dijo uno de los hombres.

¿Cómo se supone que todo sería mejor? A menos que Nicholas estuviera
esperándome en Cánada... nada iría mejor.
Miré el boleto con atención y despues alzé la mirada hacia ellos.

- Necesito ir al baño - dije fingiendo. Un nuevo plan ocupaba mi mente - Por
favor.

Uno de los hombres entornó la mirada y miró alrrededor en busca de un
sanitario. Señaló uno a lo lejos y caminamos hasta alla.

- ¿No pensaran acompañarme verdad? - pregunté alarmada.

Los tres negaron con la cabeza.

- No intente hacer nada de lo que quizas pueda arrepentirse, además... no creo
que su cuerpo quepa por las pequeñas ventanas de los baños.

Definitivamente había pensado en hacer eso, pero como él hombre bien decía...
no cabía por ahí. Pero porsupuesto que iba a intentar hacer algo, el último
intento, el último arranque de valor.

Me encerré en uno de los cubículos, saqué el celular de la bolsa y marqué el
número teléfonico de Joe con rapidez. Contestó al primer llamado.

- ¡___________! ¿Dónde estas? - preguntó desesperado. Por lo menos sabía que algo
andaba mal.
- ¡Me llevan a Cánada! - murmuré desesperada - ¡A otro internado!

La puerta se abrió de una patada, uno de los hombres me arrebató el celular,
despues lo aventó al piso y como si eso no fuera suficiente, lo piso con vigor
despedazando el aparato.

- Hora de irnos señorita - jaló de mi brazo y me sacó del baño.
- ¿Cómo se atreve a entrar de esa manera? ¡Era el baño de mujeres! - lo
reprendí furiosa.
- ¿De verdad creyó que seríamos tan tontos para dejarla entrar asi? ¿Sin
escuchar nada?

Pisé al gran hombre con fuerza, logrando que lanzara un gran alarido... despues
me miró con coraje.
Caminé resignada hasta las escaleras que llevaban al avion, todavía escoltada
por los tres hombres. No sé como se las arreglaron para entrar hasta alla...
pero lo hicieron. Subí las escaleras sin mirar atrás.
Busqué mi asiento, rogaba porque me tocara sola y junto a la ventana. No estaba
de humor para lidiar con algun desconocido o desconocida.

Miré desde lejos el asiento que me correspondía, estaba ocupado.
Me acerqué hasta mi asiento sin poderlo creer, esa cara muy bien conocida me
sonreía desde ahí...

- ¡Thomas! - exclamé corriendo hasta el, sin importarme las miradas curiosas de
algunos pasajeros.
El se
levantó y me abrazó por lo que me pareció menos de 15 segundos.

- Pero... no entiendo ¿Cómo es que... estas aqui? - mis temblores aumentaban
conforme a mi
confusión.
- Digamos que... me enteré que tu tía iba a enviarte en este vuelo - torció la
boca - ella me
envió aqui.
- ¿No te despidió despues de enterarse que... me ayudabas?
- ¡Claro que no! - rió con fuerzas - Esa mujer no puede deshacerse de mi... se
demasiadas cosas
sobre ella, nunca me dajaría ir.

Lo observé detenidamente.

- Tu has sido tan bueno conmigo...
- Es lo mínimo que mereces de mi parte despues de todo lo que has pasado -
explicó - Lo siento,
debí fijarme mejor... no sabía que ella estaba escuchando todo. Pudiste haber
ganado el caso,
pudiste recuperar todo lo que te pertenece, pero por mi culpa... estás en un
avión rumbo a
Cánada.

Quería decirle que no era su culpa... pero en realidad era su culpa. Quería
decirle que todo
estaría bien, pero probablemente las cosas no estarían bien despúes de esto.

- Debe haber algo que hacer... - intentaba reanimarlo, pero hasta yo estaba
cansada de "últimos
esfuerzos"
- Esta vez será mas dificil... tendrás que permanecer en Cánada por lo menos
dos meses, mientras
tu tía tenga tu custodia, puede mandarte a donde quiera.
- Pero, los abogados de mis padres nunca lo permitirían...
- Esperemos que no lo permitan.


Pasaron
varios minutos en los que hablamos de cosas sin mucho sentido, incluso
intentamos idear
otros planes... el avión despegó sin problemas, apenas lo sentí...

- Tu tía menciono algo sobre un jovencito que te acompañaba en el hotel.. ¿Era
tu novio? -
preguntó Thomas.
- No es mi novio. Es Joe, un amigo... el me ayudo a escapar.
- Tuvieron que encerrarlo en su habitación... para que no saliera y arruinara
el estupido plan de
tu tía...
- ¿Encerrarlo?
- Tranquila, solo fue durante unos minutos, justo el tiempo que tomó sacarte
del hotel. El chico
llamó a la recepción del hotel para avisar que lo habían encerrado, pero para
ese entonces ya no
había ni rastro de ti en el hotel.

Previously...
- Tranquila, solo fue durante unos minutos, justo el tiempo que tomó sacarte
del hotel. El chico llamó a la recepción del hotel para avisar que lo habían
encerrado, pero para ese entonces ya no había ni rastro de ti en el hotel.

- Intenté llamarlo y explicarle en donde estaba, pero esos hombres me
descubrieron y rompieron mi teléfono... no alcanzé a decirle en que ciudad de
Cánada iba a terminar.
- Todo se arreglará despues de unos meses... podrás volver a Washington.
- Varios meses es mucho tiempo... quiero volver cuanto antes - me quejé con un
nudo en la garganta.
- Tendrás que ser paciente - respondió resignado.

Cruzé los brazos y me giré hacia la ventana, por lo menos dormida no iba a
recordar nada de lo que estaba sucediendo. Al menos que lo sueños tambien
quisieran jugarme una mala jugada.

Thomas no tuvo que despertarme cuando llegamos a Cánada. Mis ojos se abrieron
cuando sentí que estabamos aterrizando.
Bajamos del avión y lo primero que sentí... fue el casi ridículo frío de
Montreal. Sentí como mi piel perdía el color, y justo antes de quejarme en voz
alta, Thomas me dio un abrigo café, con tan solo ver la gran prenda sentía que
el frío desaparecía.

- ¿Nos dirigimos a ese horrible internado que tanto he imaginado? - le pregunté
ya en el auto.
- No... por lo menos no ahora. El ciclo escolar ya terminó y no puedes ir al
internado en vacaciones - dijo riendo. Yo suspiré de alivio...
- ¿Entonces a dónde vamos?
- A una casa nueva... vivirás ahi temporalmente, hasta que tengas que volver al
internado.
- ¿Tú vivirás ahi tambien?
- Claro... junto a otros empleados que te vigilaran - torció la boca.
- Por lo menos tu eres sincero - sonreí algo molesta.

Le pedí el celular prestado a Thomas para llamar Joe, pero no pude marcar su
número correctamente gracias a que no sabíamos la maldita lada telefónica para
llamar a los Estados Unidos.
Recordé la promesa que le había hecho a Eric, no podría cumplirla... no podría
volver a Washington en dos días. Eric le diría a Nicholas que me ayudo a
escapar y quien sabe que pasaría despues.

- Llegamos - dijo el chofer señalando la casa verde de al lado.
- Es bonita - susurró Thomas aparentemente conforme.
- Claro... ignorando el hecho de que será como una cárcel para mi.

Lo primero que hice cuando entré a la casa, fue buscar un teléfono. Y casi
grite de la desesperación cuando no encontré ninguno.

- No éstas entendiendo algo - dijo Thomas - El próposito de que estes aqui, es
que estes totalmente incomunicada...

Entré a la habitación café que me habian asignado y miré por la ventana.

- Esa mujer no se cansa de destruir mi vida... por fin he encontrado una razón
por la cúal encontrarle sentido a la vida y ella quiera alejarme...
- Algo se nos ocurrirá... - Thomas se acercó y me miró fijamente - Voy a buscar
la manera de arreglarlo todo - despúes se dio la vuelta y salió.

¿Cuanto tiempo tomaría para que se nos ocurriera algo? ¿Varios meses? Nicholas
pensará que lo abandoné, Joe pensará que fui secuestrada...y eso sin mencionar
lo que pensarían mis amigos. Todo fue planeado tan meticulosamente, tan
rapidamente, que me dejaba sin opción.

Quisé salir al patio a curiosear, pero me regresé cuando noté que vigilarían
cada uno de mis movimientos... como si fuera intentar saltar la cerca o algo
parecido.
Me quedé en la sala viendo la aburrida programación de un canal que no
conocía...

A lo lejos, vi el grueso directorio... me acerqué a él con ilusión y empezé a
investigar las ladas telefónicas para llamar a otro país. ¿Porqué solo había
teléfonos y datos de cosas sin importancia?
Busqué hasta que me topé con el área de escuelas...
¡Sí! Estaba el teléfono del internado, lo repetí en mi mente por varios minutos
hasta memorizarlo.
Uno de los hombres que me vigilaba pasó a mi lado, aventé el directorio debajo
de la mesa que tenía enfrente, pero en menos de 10 segundos volví a tomarlo.

Ahora solo faltaba conseguir un teléfono.

Previously...
Ahora solo faltaba conseguir un teléfono. No sería fácil conseguir uno,
pero tampoco era imposible.

Eran las 2:00 de la tarde del día de siguiente... mis ojos estaban irritados,
no había dormido bien, había pasado la noche ideando planes que rayaban en lo
estúpido e inútil. Hablaba conmigo misma, no confíaba en nadie de esa lujosa
casa... no había visto a Thomas desde que salió de mi habitación diciendo que
el lo arreglaría todo.

Fui a la cocina cuando escuché la extraña campanita que sonaba antes de una
comida... era extraño que hicieran tanto escándalo, especialmente cuando yo
comía sola en la gran mesa del comedor.

La cocinera me miró como si yo tuviera alguna enfermedad contagiosa, le sonreí
apesar de la dureza de su mirada.
Dejó de mirarme y salió de la cocina con pasos veloces. Era mejor estar sola a
tener su "agradable" compañia.

No sabía que era lo que había en mi plato, pero decidí seguir comiendo cuando
descubrí que no sabía mal.
Ya casi terminaba de comer cuando lo vi... me levanté hasta la mesa en la que
se encontraba, alguien lo había olvidado ahí, revuelto entre periódicos y
llaves. Tal vez una de las cocineras o algún trabajador. Tomé el celular
discretamente, disimulando la emoción que recorría mi cuerpo. Guardé el
teléfono en el bolso del pantalón y corrí al baño de mi habitación.

Marqué el número que ya sabía de memoria con preocupación, si alguien me
escuchaba todo se iría a la basura. Esperé a que respondieran y al tercer
llamado...

- Buenas tardes - saludó la voz de la simpática secretaria.
- Hola, ¿Podría llamar a Nicholas del penúltimo grado porfavor? Es urgente -
dije intentando sonar mayor. Si se enteraban que era yo la que hablaba, jamás
le pasarían la llamada.
- Claro, ¿Quién le habla?
- Su tía... Nancy - dije al fin cerrando los ojos. Estaba arruinada, Nicholas
no tenía ninguna tía llamada Nancy y no querría aceptar la llamada.
- De acuerdo, espere un momento por favor.

Solo rogaba que Nicholas tomara la llamada, y que apesar de que él no tuviera
alguna tía llamada Nancy entendiera todo.

Esperé cerca de tres minutos, despúes empezé a escuchar ruidos y voces a lo
lejos.

- ¿Hola? - saludó confundido.
- ¿Nicholas? - pregunté tontamente, sorprendida de escuchar su voz.
- ¿En dónde demonios estas? - escuché en su voz como intentaba ocultar el
enojo, la secretaria tal vez estaba cerca y podía escuchar.
- No estoy en el internado...
- Si... lo noté desde ayer en la mañana - interrumpió todavia aparentando
tranquilidad.
- Lo siento, lo siento... se supone que ésto iba a salir bien. Pero... todo se
complicó y... no se que hacer.
- Estás susurrando, apenas puedo escucharte... ¿Én dónde estas? - cuestionó
dejando la tranquilidad por un lado - ¿Estás bien?
- Estoy en Montreal, mi tía me trajo a una nueva casa y no me dejan salir de
este lugar - una lagrima se escapó de mis ojos - No quiero estar lejos de ti.
- Tranquila - artículo con la voz ronca - ¿Sabes la dirección del lugar?
- No, pero la casa es verde y tiene cientos de árboles... frente a la casa, hay
un parque que tiene una estatua de un hombre gordo y con barba - seguí pensando
en que otra descripción darle, pero no encontré otra.
- Sabía que esa tía tuya tenía algo malo... tendrás que explicarmelo en cuanto
te vea.

Hubo una pausa en la que solo escuché el sonido de su respiración.

- Volveremos a vernos antes de lo que te imaginas... ahora tranquilizate y no
hagas ninguna locura.
- De acuerdo... pero ¿Qué tan pronto volvere a verte?
- Si todo sale como lo planeo, espero verte mañana en la noche... - escuché su
suave risa y una sonrisa se dibujo en mi rostro - Te amo... y buscaré en cada
casa verde que haya en esa ciudad.

Iba a responderle cuando la puerta del baño empezó a forcejearse desde afuera,
alguien quería entrar.
Un pequeño grito surgió de mis labios, miré el celular sin saber que hacer con
él...

- ¿_________? ¿Qué pasa? - se escuchó Nicholas desde el celular - ¿Qué es ese
ruido?
- Adiós - susurré rápidamente antes de colgar.

Preoviously...
- ¿_________? ¿Qué pasa? - se escuchó Nicholas desde el celular - ¿Qué
es ese ruido?
- Adiós - susurré rápidamente antes de colgar.

Escondí el celular debajo de la alfombra y miré la puerta del baño esperando
ver quien entraba.

- ¿________? ¿Estás ahí? - reconocí la voz de Thomas. Me levanté y abrí la
puerta - ¡Pensé que habías escapado! - exclamó aliviado - ¡Te he estado
buscando por todas partes!
- ¿Para qué?
- ¡Tu tía viene para acá! - empezó a saltar de emoción.
- Hmm... ¿Y puedes decirme que tiene eso de bueno? - le pregunté molesta - ¿De
que lado estás?
- ¡Está más furiosa que nunca! - reía mientras gritaba las palabras - ¡Perdió
el caso!
- Eso significa que yo... yo...
- ¡Recuperarás todo! - me abrazó. Seguía riendo como loco, pero ahora yo lo
acompañe.
- Pero... ¿Como pasó?
- No se que hicieron los abogados de tus padres... ¿Pero acaso importa? - sus
ojos brillaban - ¡Ganaste!
- ¡Iré a empacar! - salí saltando del baño y saqué la maleta que ya habia
desempacado.

El rostro de Thomas casi palideció.

- ¿Empacar para qué?
- ¡Para regresar a Washington! - murmuré explicandole lo obvio.
- Emm... creo que no comprendes algo.
- ¿Qué? - pregunté casi agresiva.
- Recuperaste todo lo que tu tía habia tomado ilegalmente... pero tu custodia
sigue siendo de ella, se hará cargo de ti hasta que seas mayor de edad - torció
la boca como solía hacerlo.
- Pero... no pueden hacerlo... ella ¡quiso quitarme todo! ¿y le dan mi custodia
asi como asi?
- ...Ve el lado bueno, faltan unos cuantos meses para que seas mayor - sonrió
sabiendo que no me animaba.
- Faltan 3 meses... ¡ella querrá tenerme aqui todo ese tiempo! - puse las manos
en mi cabeza, aguantando las ganas de jalarme el cabello.

Agarré una bolsa de dulces y empezé a comerlos como si eso solucionara la
situación. Ahora tendría que soportar los reproches y los insultos de la loca
de mi tía por tres meses.
En la tarde, regresé el celular cuando no había nadie en la cocina, por suerte
este no habia sido reducido a pedazos por un grandulon.


A la noche siguiente, la vi entrar por la puerta con un extraño gesto de
serenidad... le gustaba aparentar amabilidad ante lo empleados que despúes
podrían hacerla quedar mal. No le devolví la sonrisa, a mi no me gustaba
aparentar nada. Sentí como si una cubeta de agua fría cayera sobre mi cabeza
cuando se acercó y me dio un caluroso e hipocrita abrazo. Me pregunté lo que
pensaba justo cuando me abrazó, debía querer romper cada uno de mis huesos.

Me hizo un amigable gesto con la cabeza para que la siguiera a la otra
habitación, solo nosotras dos. Ahí era donde se quitaba la mascara de conejito
y se convertía en un dragón.

Me senté frente a ella en uno de los grandes sillones... justo a un lado de la
ventana donde se apreciaba el oscuro atardecer de Montreal.
La miré esperando a que ella iniciara la conversación.

- Debes estar emocionada... - dijo sin gritar.
- Debo admitir que si lo estoy, es fascinante ver como el bien siempre triunfa
sobre el mal - le sonreí irónicamente.
- Si... y tambien es fascinante ver como una persona cambia, aprende de la
cosas malas y se transforma en alguien mejor.

Por un momento dudé que esas palabras hubieran salido de su boca. ¿Qué quería
decir? ¿Sería una buena persona de ahora en adelante? ¿Que la hizo cambiar?

- Nunca podré encontrar las palabras para disculparme contigo, todo esto me
hizo abrir los ojos...
- Ya no hay ningun empleado aqui... puedes decir lo que realmente piensas -
cruzé los brazos incredula.
- Se que te tomara mucho tiempo perdonarme, pero llegara el momento en el que
lo hagas. Y para mostrarte que de verdad voy a cambiar, voy a sacarte de ese
internado en Washington, se que ha sido una pesadilla para ti...

Se notaba a kilómetros que no sabía nada de mi, con tan solo escuchar la
palabra "Washington", todo mi cuerpo se tensó


- Pues he
encontrado mi felicidad en ese lugar que tu equivocadamente llamas
"pesadilla" - la miré
como si quisiera traspasarla con la mirada - Soy feliz en ese lugar y quiero
volver cuanto antes.
- Washington no me parece un buen lugar para vivir... Cánada es más natural,
mas cercano a lo que
tu madre amó mientras vivió - dijo sonriendo con falsa meláncolia.
- No entiendo como puedes mencionarla, como si de verdad de doliera... tu
siempre la has odiado,
desde que yo era niña, recuerdo tus miradas de rencor en las reuniones
familiares - recordé
instantaneamente cada momento y como mi madre no le daba importancia.
- ________... tienes que superar el pasado... - empezó a balbucear con
nerviosismo.
- No creo superarlo a tiempo... en cuanto sea mayor de edad, voy a alejarme de
ti, como siempre lo
has querido, y no verás nada de mi ni de mi dinero - murmuré duramente - Asi
que ve considerando
la idea de conseguir empleo o ahorrar - sonreó con satisfacción.

Ella se levantó en un arranque de furia, no podía soportar la idea de no tener
dinero. La máscara
desapareció segundos despúes.






- Solo
eres una idiota, nunca podrás manejar todo lo que tus padres dejaron... ancío
ver como te
hundes antes de que cumplas 20 años.
- Así que de eso se trata todo este asunto de la amabilidad... - le acusé -
intentas ser linda y
amigable para que yo te de parte de la herencia y no quedarte desamparada ¿No
es así?

Me miró con odio y se me acercó amenazadoramente, era alta y robusta, nunca
dejaría de ser
intimidante.

- Haré que tus últimos meses conmigo sean un infierno...
- ¿No lo estás haciendo ya? - pregunté con indiferencia.
- No tienes ni idea de en que país puedes terminar en estos meses. Si yo fuera
tu... tendría
miedo.
- No lo tengo - artícule lentamente.
- Tu amiguito salvador no podrá intervenir esta vez, está controlado ahora -
rió casi
macabramente.

La imagen de Nicholas se me vino a la mente.

- ¿Qué le paso a Nicholas? - me acerqué a ella desesperada - ¿Qué le hiciste?
- Así que se llama Nicholas... - alzó las cejas todavía riendo.

Previously...
- ¿Qué le paso a Nicholas? - me acerqué a ella desesperada - ¿Qué le hiciste?
- Así que se llama Nicholas... - alzó las cejas todavía riendo.

Hizo una larga pausa.

- No le hice nada, si es lo que piensas... hablé con el y le pedí que dejara de
seguirnos... al parecer no le importas demasiado, ya que no nos siguió.

Nicholas no pudo habernos seguido, su plan era independiente... debió
confundirlo con Joe. Suspiré enojada.

- Ya no tengo nada que perder, gracias a ti... asi que tus amenazas no
importan.

Me quedé callada reprimiendo la furia, no tenía sentido seguir discutiendo...
yo ganaría al final. Solo tenía que soportarla algunos meses. Solo algunos
meses, me repetí a mi misma. Me iban a parecer años.

- Lo único que importa ahora es que yo tengo el control de tu vida, deberías
empezar a empacar.

Ella iba a reír sonoramente justo cuando la puerta se abrió con fuerza, uno de
los empleados entró con el rostro pálido, como si acabara de ver un fantasma.

- ¡Hay un joven afuera! ¡Hay policías! - gritó con pánico - ¡Insiste en entrar!
No podemos retenerlo por mucho tiempo.
- ¿Un joven? - exclamó mi tía - ¿Policías? - su rostro era incomparable - No
pudieron... encontrarme - susurró anonadada.

En eso el empleado recibió un empujón por la espalda, abrí la boca sorprendida,
Nicholas entró con la mirada fija en mí, ignorando a los tres guardias
contrariados que estaban detrás de él.

- No fue tan fácil encontrarla, pero lo logramos - la suave voz de Nicholas
retumbó por la habitación.
- ¿Quien... quien eres tu? - le preguntó mi tía negando con la cabeza.
- Soy amigo de ________ . Me encantaría decir que me da gusto conocerla, pero
mentiría - se puso a mi lado y me miraba de reojo mientras enfrentaba a mi tía.
- ¿Cómo te atreves a entrar en mi casa de esa manera? ¡Fuera de aqui! - lo miró
con furia y Nicholas solo rió en respuesta.
- Me iré... pero _______ se va conmigo. Y usted se ganó un viaje a la cárcel.

La mujer parecía haberse quedado plantada en el piso, sus ojos se encendieron
de enojo cuando vio entrar a tres policías por la gran puerta.
Intentó salir corriendo por la puerta trasera de la habitación, pero los
policías la alcanzaron sin esfuerzo alguno.

- No haga las cosas más dificiles... logró escapar de la policía en Washington,
pero lamentablemente, aqui no podrá hacerlo - el policía más alto la sostenía
por ambos brazos para esposarla.
- ¿Escapar? - le pregunté a Nicholas - No sabía que... estaba huyendo.

Sacaron a mi tía de la casa, entre empujones y maldiciones. Me asomé por la
ventana sin poder creer lo que pasaba, vi como entraba en el carro de los
policías, seguía gritando.

Voltié hacia átras y me encontré con la casi tímida sonrisa de Nicholas.
Corrí hacia el y lo abrazé como si no lo hubiera hecho nunca, el correspondió a
mi abrazo.

- Lo siento- susurró contra mi oído. Pensé que era yo la que tenía que
disculparme.
- ¿Porqué? - recargé mi cabeza contra su hombro.
- Fui un tonto, debí haberte escuchado... si tan solo te hubiera tenido un poco
más de confianza, nada de esto hubiera pasado.

Deje de abrazarlo y nos miramos largamente.

- Prometeme que no volveras a hacer ésto... - sus mirada lo decía todo, además
de no haber dormido mucho, parecía angustiado.
- Lo prometo... - sonreí y besé su mejilla.

Thomas interrumpió, entró por la puerta con una sonrisa radiante, incontenible.

- Te dije que yo lo arreglaría todo... - me dijo triunfante.
- ¿Qué hiciste? ¿Porqué la llevan a la carcel? - le pregunté.
- ¿Recuerdas que alguna vez te dije que yo sabía cientos de cosas sobre ella?
- S...si - respondí recordando la conversación.
- Pues entre esas cientos de cosas, había varios delitos y fraudes. Solo tuve
que ir a la comisaría a demandarla - sonreía como si se hubiera ganado la
lotería.

Nicholas miraba a la alfombra, despúes me miraba, sonreía y volvía a mirar a la
nada. No era solo cansancio, parecía pensativo.

- Joe está afuera, te siguió la pista desde Washington - dijo Nicholas
sonriendo mecánicamente.

NOOOOOOOOOOOOOOOOOO QUE NO LE PASE NADA A LA RAYIS! :(

aaaaaaa si por fin la vieja esta en la carcel!
amé cuando Nick entró a la habitacion
sadvgqk :)