Tarzán: Dos mundos [Logan Lerman] Temporalmente cancelada.

Dos meses recién se cumplían desde que el Trasant había desembocado del próspero puerto de Braunston. El mismo Arquímedes se había encargado de iniciar la cuenta en el calendario la misma tarde que partieron del muelle. Mas aparte, estaba convencido de que este día sería diferente a los anteriores; lo supo esa mañana cuando despertó oyendo voces y pisadas recalcitrantes en el piso de cubierta.
Después de escribir las anotaciones correspondientes en su bloque de notas, tomo los dos frascos con las mariposas disecadas y, moviendo el bigote gris, con sumo cuidado los puso encima del estante.

—Milord — un hombre de barba desaliñada perteneciente a la tripulación, se quedo parado en el umbral de la madera, anunciándole lo que ya suponía—, Mr Clayton lo espera en cubierta; hemos visto tierra firme a unas cuantas millas del nivel en donde nos encontramos.
—Subo de inmediato


EL SOL irradiaba latiente en toda su expansión, el cielo estaba azul y despejado. Dos gaviotas revoloteaban encima, traviesas y curiosas. —Es un bonito día para desembarcar… ¿No cree usted lo mismo, milady? —Jane estaba en proa; tenía los codos apoyados en la orilla de la madera, mientras miraba boyante a la fronda oscura que tenía en frente, a muy poca distancia.
—Sí... Es hermoso—Clayton miro el delicado perfil de la muchacha y luego volvió la vista a las proximidades.
—Como usted—dijo galante, con las manos atrás en la parte baja de la espalda
Como toda mujer, Jane se sintió alagada, mas no se sonrojo ni por fracción.

—Si nos vamos a casar, deberíamos empezar por tutearnos señor Clayton—le dijo la morena con una sonrisa agradable y los ojos vivaces.
—No me parece conveniente aun sin casarnos. Pero si le resulta más cómodo, será así, Jane—Y dicho esto, se marcho, dejando a la muchacha libre de seguir contemplando a la Jungla vecina.


—DÍGAME CLAYTON… ¿En cuánto tiempo cree que pisemos tierra? —pregunto Arquímedes a diez pasos detrás de él. Clayton no lo había oído llegar, pues había estado pensando en los planes morbosos que le habían estado rondando en la cabeza, desde que la cantidad de 300 millones de esterlinas pasó a formar a parte de sus ambiciones.

—En menos de una hora, milord. Supongo que su ansiedad se debe a la investigación que hará sobre los gorilas africanos.
—Así es, Clayton—contesto el duque enjundioso



EL JOVEN TARZÁN había estado jugando con Terk durante el resto de la mañana. Esta, como todos los días, le había espetado en cara que había hecho trampa, no obstante, sabía perfectamente que su amigo, la maravilla sin pelo, durante los últimos seis años se había vuelto sagaz y de una inteligencia lúcida y clara, pero sobre todo poseedor de una habilidad inconcebible para lucirse entre las lianas y bejucos de la selva.

El muchacho se acostó en la tierra descansando de su reciente victoria, mirando el cielo interminable que se dejaba ver por el agujero de dos frondosos árboles que meneaban sus verdes hojéales. « ¿Qué habrá más allá de todo esto? », se volvió a preguntar antes de quedarse profundamente dormido.
Se veía corriendo a sí mismo cuando niño, entre veredas llenas de florido y vegetación. Solo corría, hasta que tropezó con una piedra y cayó al suelo. Ahí en el pasto había tres flores de colores; un iris de pétalos semi purpuras, una rosa marchitada y con espinas, y por último, un lirio amarillo.
Al instante despertó de nuevo de aquel extraño sueño, siempre interrumpiéndose en la misma parte: cuando él observaba el lirio. Era el mismo sueño que había tenido cuando cumplió los nueve y los dieciséis, y, ahora a los veinte años lo había vuelto a soñar. Una fantasía bastante peculiar.
— ¡Tarzán! —Gritaron Terk y Golo casi al mismo tiempo, a la vez que seguían mirando absortos a aquella nube andante en el mar desde lo alto de una oronda rama —.Tienes que venir a ver esto—termino Terk todavía impresionada de aquella “nube flotante”
El muchacho de ocelos azules subió a toda prisa por las ramas para llegar con sus amigos y poder observar lo que ellos veían con tanta fascinación.

— ¿Pero que es eso? —se dijo Tarzán para sí mismo, pero de igual forma Golo le respondió
—Es una nube flotante—el gorila lo dijo con toda seguridad y con un gesto triunfante, como si supiera de que estaba hablando. El muchacho no quedo muy complacido de la respuesta de su camarada, pero de igual manera opto por creerle al final.

—En fin, hay que irnos. Mi madre se pondrá loca cuando se entere que no he hecho nada de lo que me pidió—destaco muy sin vergüenza la joven gorila. Golo también tenía cosas que hacer, así que bajo enseguida detrás de ella dejando solo a Tarzán, quien más tarde hizo lo mismo.