Tarzán: Dos mundos [Logan Lerman] Temporalmente cancelada.

La brisa del viento le alboroto los cabellos en la cara a la muchacha; comenzaba a hacer frio, había comenzado a llover y la zona se hacía cada vez más lóbrega conforme caminaba. El pequeño mono había decidido prenderle una mala jugada, pues en cuanto vio la mojigatería estocada de Jane, se trepo por los arboles desapareciéndose entre la altitud de lo tropical. Porter prosiguió su caminata mientras cruzada de brazos se frotaba para brindarse calor. De pronto, en un lugar recóndito de ahí, oyó el ligero crujido de las hojas en la tierra. Se detuvo, pero el ruido también lo hizo al mismo tiempo.

—No puedo creerlo, estoy asustada…muy, muy asustada—murmuró Jane quitándose los zapatos para avanzar a paso largo y evitarse cualquier encuentro inesperado con la naturaleza. No obstante, fue peor, pues conforme incrementaba la velocidad de su andar, los ruidos se aproximaban a ella.

—Basta, ya no me sigas—grito la chica sin dejar de correr a pesar de las dificultades que se le atravesaban en el camino. De refilón había podido captar la silueta de algo robusto moviéndose rápido e insistente detrás de ella, seguramente peligroso para su pesar.
—Ya no, por favor…—Jane tropezó con una raíz que salía de la tierra, azotando de espaldas contra el piso— ¡No me comas! —Apretó los ojos y haciendo una x con sus brazos creyó que se protegería, pero la verdad era que no tenía nada de qué preocuparse, Tarzán no la iba a lastimar, al contrario, causarle pavor no había sido su intención en ningún momento. El joven se arrimo a la muchacha y sin pena le dio un pellizco a sus párpados, obligándola a abrir los ojos.
— ¿Quién eres tú? — Jane se sentó e instintivamente se arrastro temerosa lo más lejos posible del extraño hombre salvaje que tenia justo enfrente, topando con un tronco que le impidió seguir distanciándose. Tarzán por supuesto no logro entenderle, por lo tanto no respondió; pero si se acerco demasiado a ella como para conseguir ponerla nerviosa.
—Escúchame bien, apártate de mi…se un buen hombre salvaje, se bueno—le pidió Jane todavía asustada—. ¡Aléjate!... ¡Que te alejes!—el joven Tarzán dio un salto hacia atrás cuando la muchacha le empujo con la planta de los pies. Entonces fue ahí donde se percato de algo insólito; los pies de la linda Jane Porter; sin aquellas suelas y tacones eran tan parecidos a los suyos, solo que se veían más pequeños y delicados. Con la curiosidad dilatándose de sus ojos sujeto y levanto una de las piernas de la chica provocando que esta resbalara y se golpeara la cabeza.

— ¡Au!, eso dolió... Suéltame sinvergüenza—con suma atención, Tarzán verificó que Jane tuviera la misma cantidad de dedos del pie que él. Jane empezó a reírse, pues que el ojiazul jugara con sus dedos le causaba unas cosquillas tremendas. —Ya déjame, me haces cosquillas—reía a grito abierto. Hecho esto, y casi descubriendo la verdad, se subió arriba de ella—sin malas intenciones, cabe recordar que el joven Tarzán no conocía la sexualidad—, y aboco su oído al pecho de ella para escuchar su palpitar. Bum, bum, oía el muchacho, como aquella ocasión los latidos de su madre lo hicieron.
—Levántate de encima de mí, eres un atrev…— el castaño más que obedecer quería que ella también escuchara sus latidos, así que jalando su brazo y levantándola de nuevo la obligo a que acercara la cabeza a su torso y escuchara también el bum bum de sus latidos.

—Muy bien… si, es un maravilloso palpitar—enseguida Jane se separo de Tarzán, pero en el momento en que lo hacía, el joven la retuvo del codo y le acaricio la mejilla; Jane Porter era un ser que nunca había visto en su vida; bella, lampiña como él, fantástica —Pero como te atreves…—al parecer la velocidad de la bofetada que le iba a propinar Jane a Tarzán en ese instante fue bastante insuficiente, ya que el muchacho atrapo su mano en el aire, la miro a los ojos y pasando a observar atento a los guantes beige de la joven se dio cuenta de la rotura que dejaba al descubierto la blanca piel. Lentamente la despojo del derecho,... esto era increíble. Jane más que sentirse incomoda se sentía distinta...libre como jamás antes. Lo miro sin mover ni un solo milímetro de su cuerpo y sonrió cuando él esbozo una sonrisa y sus ojos azules fulguraron. Las yemas de sus dedos se habían anexado a uno, besándose como las palmas de sus manos.

—Bueno, esto es, no lo puedo creer…—dijo Jane Porter después de un rato
—No lo puedo creer—repitió Tarzán
—Pienso lo mismo…espera, tú hablas…todo este tiempo creí que eras un bruto salvaje…o algo así… ¿Por qué no me lo dijiste, así te hubiera preguntado cosas…?
—Tarzán—el ojiazul le interrumpió bloqueándole la boca con los dedos y enseguida se golpeo el pecho levemente con los nudillos apuntándose, en su intento de presentarse.
—Tarzán—musito Jane. El muchacho emocionado arrimándose nuevamente a ella, la incitaba a decirle su nombre.
—Ah, ya se—exclamo ella captando la reacción del muchacho

—Ah ya se…—otra vez los nudillos apuntándose y después a los hombros de la chica como apoyandola—Tarzán…Ah yase
—No no no…Soy Jane y tu…
—No no no…Soy Jane
—No no, —esta vez la morena se señalo a sí misma y luego a él para que pudiera entender— Jane, Tarzán…Jane...

—Jane…—pronuncio Tarzán tocando el mentón de la muchacha y mirando directamente a sus ojos marrones. Porter sintió un escalofrió que le recorrió la vértice de la espalda y, viendo a sus ojos oceánicos y penetrantes, suspiro. Tarzán era hermoso...extraordinario.
—Exacto—sonrió satisfecha


— ¡Jane! —de repente se oyó a lo lejos. Su padre y su prometido ya se habían dado cuenta de su ausencia y sobre todo de su desaparición.