When you start to believe... (nuestra novela colectiva sobre Harry Potter)

"-No tienes ni idea de cómo se siente cuando..."

Su cabeza no paraba de repetir sus palabras y las del chico una y otra vez, ciertamente no había podido pegar un ojo en toda la noche por eso. Sabía que estaba en el aula de clase y que Harry Potter se encontraba a su lado pero parecía perdida, como si realmente no estuviera allí y se encontrase otra vez bajo la nieve del día anterior.

"- Cuando todo a tu alrededor cambia? Cuando día a día tienes que fingir que está todo bien mientras que tratas de no pensar que allá afuera hay un mundo diferente al que creías que era? Cuando día a día piensas que debiste hacer algo para evitar que todo se escapase de tus manos? O... cuando tienes ganas de gritar a todos que estas harto de trazar un plan mentalmente cada día para poder ayudar a alguien que no sabes cómo ayudar cuando realmente eres tú quien necesita esa ayuda? "

El fuerte golpe de la puerta del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras la sobresaltó haciéndola reaccionar. Cursell acababa de echarla de clase y había cerrado con fuerza la puerta en su cara, no sin antes fijarse en el colgante de la chica que como cada vez que él estaba cerca, brillaba. Alice se quedó contemplando la madera tallada que la separaba del resto de su clase por unos segundos. De seguro los gemelos reían junto a Ron mientras Hermione los fulminaba con la mirada. Se recostó en la helada pared del pasillo con la cabeza de lado y los ojos cerrados, haciendo que unos mechones rebeldes cayeran sobre su rostro.
La clase había comenzado hacía poco por lo que si pretendía esperar a sus amigos, estaría un largo rato allí sola. Y lo mejor era no hacerlo puesto que si McGonagall la encontraba fuera de clases, estaría en problemas.
Caminó por los lugares en los que solía pasar entre clases... la torre del reloj, el puente colgante, incluso llegó a entrar en la Sala de los Menesteres y en aquel lugar en el que solía esconderse desde hacía unos días. Lo había encontrado luego de que el profesor Cursell la obligara a limpiar los tapices de uno de los tantos pasillos del colegio, como castigo semanas atrás. Todo, porque oyó cuando se dijo a si misma que lo que él enseñaba no era Defensa Contra las Artes Oscuras.

Un chico se encontraba sentado bajo aquel viejo árbol del Patio de Transformaciones. Tarareaba una canción y con sus dedos, golpeaba el suelo una y otra vez siguiendo el ritmo. Alguien lo observaba pero él parecía no darse cuenta de ello.

- Te castigarán si te encuentran a estas horas aquí - Él levantó la vista y para su sorpresa, se encontró con Alice que lo observaba recostada en el muro del corredor - Deberías pensar en otro lugar y así pasar desapercibido. El colegio es enorme por si no lo has notado y hay cientos de lugares a los que puedes ir y hacer lo que sea que hagas cuando estas fuera de clase. Los patios como éste son los lugares más comunes a los que van los alumnos… y créeme que algún profesor que este por aquí, no tardará en encontrarte. Mas aún si tú te regalas solo, quedándote sentado y tarareando una canción.

Le llamó la atención que ella comenzara a hablarle como si nada y que no lo hubiera llamado por su apellido como solía hacerlo con medio mundo. Un "Slightouth" rápido y seco como el de la noche anterior era lo que hubiera esperado pero no, no sucedió así esta vez. Sonrió.

- Qué...
- También me echaron de clase - Respondió adivinando su pregunta, ya que no era común que ella estuviera afuera a esas horas. Se despegó del muro y salió al frío patio acercándose al chico - Otra vez por tu culpa...
- Disculpa!? - Soltó divertido mirando a la chica que ahora se encontraba parada frente a él de brazos cruzados por el frío - Claro ahora todos échenle la culpa a Eustace...
- Ciertamente sí fue tu culpa y con ésta ya son tres - Afirmó, comenzando a congelarse puesto que había olvidado su capa dentro del aula y obviamente el profesor no la dejaría volver a por ella.
- Oye, yo estaba en...
- Pociones, lo sé.
- Cómo lo sabes?
- Solo lo sé y ya! - Alice rodó los ojos exasperada y al ver que Eustace la miraba raro añadió - Pasé por allí cuando el mayor de los Zabini salió con la cara roja y el pelo chamuscado. Iba despotricando contra ti por haberlo dejado solo con aquella poción y por poco me asesina cuando me vio.
- Tendría que haberme quedado a ver eso... - Entrecerró los ojos y se dedicó a observarla durante unos segundos - No estás aquí para decirme eso, cierto?

Alice respiró profundamente recordando el verdadero motivo por el cual se había detenido al verlo allí en aquel patio. El frío aire de la mañana hacía que sus ojos ardieran y sus manos comenzaban a doler.

- No - Fue su respuesta.
- Te escucho...
- Quiero disculparme por lo de ayer - Dudó unos segundos – De verdad lo siento.
- No tienes que disculparte, entiendo que estabas enfadada y no te culpo, yo también lo estaría si fuera tu - Sonrió de lado mirándola - También tenías razón porque yo lo sabía y sin embargo cerré la boca y no dije nada.
- No! - Suspiró con frustración y se sentó frente al francés. Colocó un mechón de cabello detrás de su oreja y con la mirada en el suelo prosiguió - Solo me descargué contigo porque todo esto me supera y eras el único que estaba allí y si, lo sabías pero solo porque el estúpido ese que tienes de amigo lo contó…
- Alice...
- Déjame hablar! - Suplicó levantando la mirada hacia Eustace - Mi hermano y Malfoy me enseñaron a odiar a tu casa y a todas las personas que pertenecen a ella. A tenerles miedo y a la vez superarme, a juzgar a las personas, a desconfiar de todos, incluso a no creer en mi misma, a correr asustada y también a enseñar dientes y uñas de ser necesario… Sabes? No es fácil dejar algo con lo que he vivido años, algo a lo que me acostumbré después de todo este tiempo.
- No entiendo… todo este tiempo? - Se percató de que el rostro serio de Alice, denotaba tristeza mas que nada en su mirada, por mas que ella quisiera no iba a poder ocultarlo.
- Mi hermano mayor era un Slytherin como ningún otro, no era el matón del colegio pero no se dejaba pisotear por nadie. Y estaba orgulloso de serlo, el quería ser diferente al resto de los de mi familia. No quería ser un Gryffindor porque decía que la valentía y la caballerosidad ya no existía en nadie, en cambio la astucia y la ambición si y esas eran sus características mas fuertes. En mi primer año, el creía que quedaría en Slytherin con él pero sus esperanzas de que ambos fuéramos “especiales” por ser los únicos Goodrich de la familia en esa casa; se fueron en picada al yo ser seleccionada para Gryffindor. Jamás volvió a hablarme como antes, si lo hacía solo eran discusiones, súplicas de mi parte y gritos. Cambié por él, mentí por él durante años. Y al final, murió en la batalla por defenderme…
- No fue tu culpa Alice - Susurró el chico negando con la cabeza y viendo como ella se levantaba del suelo y se cruzaba de brazos.
- Recuerdas lo que dijiste ayer? “Cuando día a día piensas que debiste hacer algo para evitar que todo se escapase de tus manos?” - El asintió - Esa, es la misma pregunta que me hago desde hace siete años y la cual me replanteé en el verano.
- No puedes echarte la culpa…
- Y no lo hago! – Respiró profundamente cerrando los ojos por unos segundos – Pero me es imposible no pensar en qué demonios hubiera pasado si yo hiciera algo para evitarlo. Quizá si hubiese seguido insistiendo a Avan, hoy él estaría aquí. Quizá si hubiera vuelto a por mis padres cuando pude al fin salir del hospital, no tendría que pasar por todo esto. Yo fui la que eligió bajar los brazos y darme por vencida y gracias a eso, todo empeoró.

Sabía que contarle todo esto a aquel chico era dar un gran paso adelante. Estaba confiando su historia a un Slytherin, a alguien a quien no conocía… pero algo le decía que podía confiar en él. Algo le decía que debía hacerlo. Eustace se encontraba pensativo, no sabía si decir algo o si callarse y dejar que ella siguiera hablando. Optó por la segunda…

- No se qué te habrá pasado a ti, pero si te lo conté es porque necesitaba decírselo a alguien que me entendiera y porque cuando me dijiste eso ayer, pude ver que no mentías. Que fuiste sincero…
- No diría una cosa así en vano - El francés sonrió de lado y se levantó para luego sacudir su capa, llena de nieve - Tomaré el atrevimiento decirte algo que creo yo y es que el “hubiera” y el “quizás” no existen. Creo que las cosas pasan por algo, las decisiones se toman o no… todo depende de uno. C’est la vie…
- Sigo sin entender cuando hablas en francés y haces que me sienta ridícula - Alice no pudo evitar sonreír débilmente al ver que el chico ponía los ojos en blanco, divertido.
- Lo he notado - Rió- Disculpas aceptadas... crees que podríamos empezar de nuevo?
- Eso estaría bien - Respondió Alice asintiendo.
- Pues entonces… - El francés se acercó con una sonrisa y extendió su mano a la castaña - Eustace Slightouth, para servirle.
- Alice Goodrich, encantada - Prosiguió ella estrechando su mano con la de Eustace.
- Después de todo no soy un ogro - Comentó él con una gran sonrisa.
- Nunca dije que lo fueras - Replicó ella mirándolo de lado con una ceja en alto.
- Pero si creo recordar que dijiste que era idiota...
- Y sigo pensando que lo eres - Lo interrumpió ganándose un leve empujón por parte del chico - Es broma, es broma…

Alice comenzó a reír provocando que Eustace también lo hiciera. Después de todo, había olvidado por completo lo sucedido minutos antes en clase y la seria expresión en el rostro del profesor Cursell. Y por otro lado, también acababa de quitarse un peso de encima.

- De qué demonios te ríes Goodrich!? - Preguntó él levantando sus manos extrañado pero sin quitar esa sonrisa.
- La profesora McGonagall viene caminando hacia aquí y me imaginé tu cara si te atrapara – Contestó acomodando su capa - Corre por tu vida!! Quiero enseñarte un lugar…


- Por qué estamos parados frente a una pared? - Preguntó volteando a ver a Alice que se encontraba metro y medio por detrás de él.
- La sala de los Menesteres o la Sala que Viene y Va, aparece la puerta cuando alguien necesita algo y pasa por aquí. Te servirá cuando te saquen de clase y debas escapar de profesores como McGonagall.
- Eres como una Caja de Pandora, nunca se sabe con qué te encontrarás - La chica no había entendido nada y él lo notó - Un minuto estás enojada con el mundo o a punto de largarte a llorar, te ríes de una estupidez y ahora me enseñas este lugar. Si jamás hubiera hablado contigo Alice, diría que estás loca.
- Te crees que yo no diría lo mismo de ti Eustace? - Preguntó divertida al ver la cara del chico cuando vio aparecer de la nada una puerta.
- Oye qué se supone que encont…? Alice!?

Con una sonrisa en el rostro, había desaparecido del lugar en menos de dos segundos y sin que él lo notara. Se sentía bien después de todo y no podía negar que en esos últimos minutos, se había divertido…


Hacía una hora que estaba parada frente al Tablero de Anuncios de la Sala Común mordiéndose las uñas e ignorando a Ron que le suplicaba por una partida de ajedrez mágico. Tenía su pluma favorita en la mano, moteada en tonos grises y de tamaño mediano, la cual había sido de su hermano hasta el año anterior. Debía decidirse ahora para luego no arrepentirse, por un lado no estaba segura de regresar a casa puesto que Anne no se encontraba allí y por el otro, pasar las festividades en Hogwarts no era de su agrado ya que como bien sabía, la mitad mas uno de los que conocía, partirían en dos días a casa. Alguien se acercó a ella y pasó su brazo por los hombros de la chica que seguía mirando raro el tablero.

- Te ayudo a decidir? - Preguntó él, mirando de lado a su amiga que bajó la cabeza resignada - Ya gastaste al pobre tablero de tanto mirarlo, Alice.
- Tu qué harás? - Levantó la mirada en medio de un suspiro, para encontrarse con los ojos color café de su amigo que sonrió y señaló al frente.
- Mi nombre no está en esa lista, lo que sugiere que iré a casa - Soltó el chico con ironía - Eres lenta cuando quieres…
- Dean, crees que pueda irme contigo, al menos el primer día de vacaciones? - Preguntó con timidez a su amigo - Claro si a tus padres no les molesta.
- Sabes que no tienes que preguntarme, mis padres te adoran... incluso mi perro te quiere mas a ti que a mi!
- Ni tanto - Sonrió - En serio, gracias.
- No es nada Al - Sin soltarla, el chico comenzó a caminar dirigiéndose al sofá frente a la chimenea donde Ron seguía frustrado porque nadie jugaba con él - De todos modos... por qué quieres venir a casa?
- Porque nosotros nos quedaremos aquí en el colegio - Explicó el pelirrojo volteando a verlos - Alice suele irse con nosotros los primeros días de las vacaciones y luego, la van a buscar o simplemente vuelve a su casa utilizando la Red Flú.
- Eso y el hecho de que no soportaría un viaje de cuatro horas y cinco minutos, desde Londres a Yorkshire, sola y encerrada otra vez en un tren! - Exclamó frunciendo el ceño mientras se sentaba frente al pelirrojo - Detesto estar encerrada. Ya bastante tengo con el viaje desde Hogsmeade a King's Cross... Miren quien llega a nuestra pequeña reunión, el señor Longbottom!!
- Hola chicos - Saludó Neville con una sonrisa, uniéndose a ellos - Qué hacían?
- Hablábamos, Alice se decidió por fin! - Contestó Ron pero refiriéndose al ajedrez en vez de a si la chica se quedaba en el colegio o no.


Era arriesgado pero quizá le daría ventaja, aunque también podría acabar con ella si lo hacía. Una difícil situación presente los mantenía a todos, atentos a cualquier movimiento. El dio el primero luego de un rato de estar inmóvil con los ojos entrecerrados y ella por su parte sintió que ese era su fin. Pero una luz se encendió sobre su cabeza, al ver una de sus piezas y ahora estaba segura de haberlo hecho. Un movimiento y todo había acabado para el pelirrojo.

- Jaque mate - Recitó Alice con voz parsimoniosa ante un Ron de ojos abiertos de par en par y a Dean que reía junto con Neville.
- No puede ser! - Chilló el abatido señalando a la chica - Hiciste trampa!
- Oh vamos Ron, acepta que una chica te haya ganado - Dijo Neville palmeando su espalda - Además has jugado infinidad de veces con ella...
- Y sabes que es buena - Completó Dean la frase - Lo siento Weasley pero me honra decir que has sido destronado por una chica!
- Thomas, se supone que eres mi amigo, no deberías estar de su lado - Bufó divertido tomando las piezas que habían volado del tablero - Qué hay de ti Neville?
- Yo me quedo con la chica, lo siento - Se disculpó riendo mientras Alice no hacía mas que sonreír y negar con la cabeza.
- No puedo creer que te descuidaras así Ron - Soltó ella mirándolo - Fue jaque con una torre, es uno de los más fáciles! Yo hasta había asimilado la idea de verte corriendo por toda la sala como la última vez, recuerdas? Gritabas "En tu cara Goodrich, te gané" y me señalabas, luego te subiste a ese sofá de allí y exclamaste "Sépanlo todos, Weasley es el Rey" para luego caer de espaldas al suelo. Quedaste en ridículo frente a media casa pero, no dejó de ser divertido.
- Y la foto que le tomó Hermione ni bien aterrizó en el suelo, fue épica! - Comentó Annette que había oído la conversación y visto el juego desde el otro lado de la sala mientras terminaba su tarea de Pociones.


Todo era un caos en ese lugar. Cosas tiradas por el suelo, frascos de vidrio rotos a un lado de la ventana, sábanas blancas amontonadas en un rincón y tres chicas desesperadas.

- Katie, puedes quitarte de en medio!? - Chilló Angelina exasperada - Alice, puedes...
- NO NOS APURES!!!! - Gritaron las chicas asomando la cabeza por encima de sus maletas. Habían dejado todo para último momento por haberse desvelado toda la noche.
- Alguna sabe donde se metió Anneliese!? - Preguntó Alice levantándose del suelo y dirigiéndose a recoger los vidrios rotos - Creo que no le gustara volver y enterarse de que le rompimos su juego de frascos para Pociones... y que su gato está dentro de tu maleta, Katie.
- Quita a esa cosa de allí! - Exclamó soltando el montón de sábanas de su cama y corriendo a sacar la mascota de su compañera de entre sus cosas.
- Estos calcetines definitivamente no son míos - Dijo Angelina enseñando un par, de colores chillones.
- Aunque no lo creas son de Luna... Atheroth, devuélveme mi corbata!! - Alice salió corriendo del lugar detrás de su gato que acababa de robar esa prenda de su bolso.
- Qué demonios hacen los calcetines de Luna en mis cosas!?
- Angelina, ya deja de preocuparte por eso y termina de guardar tus cosas! - Katie parecía a punto de enloquecer - Creo que Alice se lleva media habitación, no se como le hará para cargar con eso.
- Iré a devolverle esto a Luna... debe estar buscándolos - La chica desapareció del lugar en el mismo instante en que Anneliese entraba a la habitación con cara de pocos amigos, seguida de Alice que llevaba su corbata hecha tiras.
- Algún día de estos mataré a ese gato! - Exclamó Alice, sentándose sobre la maleta para poder cerrarla - Me ayudas Anneliese?
- Morirás de un ataque de camino al tren, amiga! Eso o yo termino antes contigo por haber destrozado mis cosas…
- No me estás ayudando!
- Creo que está algo histérica esta mañana - Susurró Katie a la chica de cabello negro que al instante comenzó a reír.
- Mejor así que de mal humor...


- Se supone que es Ron el que come como si no hubiera un mañana, no tu Alice - Comentó Hermione divertida, a su lado - Va a caerte mal el desayuno, ya para.
- Si, mejor dame eso.
- NO! Devuélveme... mi... plato... ahora... Dean! - Chilló golpeándolo con un libro que Hermione llevaba con ella.
- Auch!... Duele!... Ya basta Alice! - Se quejó devolviendo el plato a la castaña - Qué sucede contigo!?
- Estoy nerviosa, de acuerdo!? - Soltó, tomando un trozo de pan - Anne no tiene idea de que vuelvo a casa... entienden? Me matará cuando se entere.
- Suerte con eso Al - Sam reía por la cara de su amiga y George negaba con la cabeza, divertido.
- Saben qué? Iré a revisar el dormitorio… por si me falta algo - Exclamó levantándose de un salto - No me esperen, los alcanzo luego de camino a la estación y… me llevo el jugo.
- Yo que tu, voy ahora antes de que pase Navidad y sigan sin hablarse... - Susurró Ron palmeando la espalda de su hermano.

Alice salió corriendo del Comedor hasta llegar a la desierta Torre de Gryffindor. Había olvidado sus lentes en la mesita de noche de su dormitorio y ahora, no se había percatado de que cierto chico pelirrojo intentaba alcanzarla.

- Me rindo! - Dijo Fred a unos metros por detrás de ella ya dentro de la sala - Lo siento Alice...

Tomó un cojín del suelo y lo lanzó en dirección a ella, dándole de lleno en la cabeza. La castaña volteó al instante para encontrarse con Fred muerto de risa... seguramente por la cara que tenía y porque casi hacía que se cayera por la escalera de caracol.

- Estúpido, no te rías que no es para nada gracioso! Casi me matas!! - Chilló Alice, ganándose otro cojín escarlata, esta vez en medio de la cara - Bien Weasley tu lo quisiste así.


- Basta! - Suplicó la chica tirada el suelo. Fred había conseguido agarrarla y ahora estaba haciéndole cosquillas, cosa que sabía que ella odiaba - Te perdono, te perdono pero ya déjame!
- No pensaba soltarte hasta que aceptaras mis disculpas - Sonrió mirándola mientras ella intentaba pararse - Tampoco hubiera querido que pasara Navidad y nosotros siguiéramos sin hablarnos. Wow... Deja Vu.
- Este es el Fred Weasley al que adoro - Dijo Alice recuperándose y mirando esos ojos claros con una gran sonrisa - No el otro de hace unas semanas... a ese lo detesto.
- Realmente no se qué me pasó Al.
- Pasado pisado, ahora ven a darme un abrazo…


- Iré a despedirme de los demás, vienes? - Preguntó Sam a Alice que luchaba en el vagón con su equipaje.
- Luego… te alcanzo, debo dejar esta maleta aquí... tu, ve tranquila - La castaña sonrió a su amiga y observó como ésta se perdía entre el mar de gente que colmaba en ese momento el tren.

Unos vagones mas allá, un chico se alejaba de sus amigos con la excusa de despedirse de alguien. Alice intentaba subir la maleta a la parte superior del tren pero era demasiado pesada para ella.

- Necesitas ayuda con eso? - Preguntó alguien detrás de ella provocando el susto de su vida y haciendo que la maleta cayera al suelo.
- No me des esos sustos! Quieres? - Dijo volteando a ver y dejando que una pequeña sonrisa escapara.
-Lo siento… - Eustace tomó la maleta y en menos de dos segundos y ante la cara de frustración de Alice, consiguió colocarla en su lugar.
-Gracias…
-No hay de qué.

Luego de unos segundos de silencio, Alice lo miró y habló mientras dejaba a un lado su capa.

- Es un viaje largo - "No se te ocurrió otra cosa?" Pensó.
- Lo sé, cansa mucho - Sonrió él cruzándose de brazos.
- Sí -Le aseguró - Las navidades cansarán aún más.
- Y que lo digas… - Suspiró Eustace rodando los ojos - serán horribles.

Alice se mordió el labio y sonrió nostálgica. Estaba segura que ésta sería la peor Navidad de todas, sin su hermano allí molestándola, lejos de sus padres y de sus amigos... solo ella y su abuela Anne. Al menos sabía que no estaría completamente sola.

- Oye, quizás no te guste la idea pero… - Comenzó a decir el Slytherin levantando la mirada del suelo - Si alguna vez sientes que las cosas te superan… Puedes venir a mi casa y… hablar conmigo. Quedarte un tiempo si te apetece en algún momento.
-Gracias, Eustace - Agradeció ella mirándolo con una sonrisa de lado.
-No hay de qué, Alice.


Alguien la sacudía en un intento desesperado por despertarla, pero le era imposible. Sentía que los párpados le pesaban y estaba cien por ciento segura de que tardaría unas horas mas en reaccionar voluntariamente. Estaba incómoda puesto que se había dormido en el sofá de la sala de su amigo, por haberse quedado hasta tarde fascinada mirando películas.
Dean caminó frustrado hasta la cocina y tomó el vaso de agua que su padre acababa de servirse. Segundos después, Alice se encontraba en la alfombra, empapada y sin entender qué estaba pasando.

- Al fin, Goodrich! - Exclamó Dean dejando el vaso en la mesita - Ya estaba por decirle a mi perro que saltara sobre ti para que te despertaras!
- El agua no era necesaria... usas un pijama del West Ham? - Preguntó mirándolo raro mientras se levantaba del suelo y se dirigía a la cocina donde una mujer con los mismo ojos que Dean, preparaba el desayuno.
- Cómo sabes de fút... – Comenzó a preguntar mientras la seguía.
- Que sea bruja no quiere decir que sea ignorante Dean - Lo interrumpió mientras el padre del chico reía por su cara - Además, vivo rodeada de muggles, sin ofender...
- Descuida linda - Dijo la madre de Dean mirándola con una sonrisa - Café?
- Claro!
- Oye, partirás hoy? - Preguntó el chico luego de un largo sorbo a su taza de chocolate caliente.
- Si, tengo... cosas que hacer - Respondió luego de terminar con su galleta - No es que no me gustaría quedarme mas Dean, pero ya sabes...


- Tienes todo Alice? - Preguntó la mujer entregándole el bolso de que la castaña llevaba siempre que viajaba.
- Si, eso creo...
- Mis padres harán aparecer tu maleta así que no te preocupes por ello, de seguro cuando llegues, ya estará en la sala.
- Gracias Dean! - Sonrió.
- Oye... no trajiste un gato contigo? - Preguntó dudoso el padre de su amigo - Juraría haber visto al perro corriendo uno en el jardín.
- Está en el bolso - Contestó señalando su costado - Le gusta viajar ahí cuando hace frío... bien creo que ya es hora.
- Escríbeme Alice!
- Lo prometo, gracias por todo! - Se colocó en la chimenea procurando no soltar el bolso y tomó un puñado de polvos Flú para luego desaparecer en medio de esas flamas color verde.

Aterrizó de rodillas en el suelo, aun aferrada al bolso. Detrás de ella, la gran chimenea seguía igual que siempre llena de fotografías de ella con Avan de pequeños. Atheroth al instante salió del bolso y desapareció del lugar, por otro lado Alice puso de pie y comenzó a recorrer la sala observando todo lo que allí había, incluyendo aquel viejo armario donde su abuela guardaba la vajilla de cristal. Habían pasado tan solo meses desde que había estado allí por última vez, pero lo sentía como si hubieran sido años.

- Hogar, dulce hog... qué es eso?

Rápidamente, tiró su bolso al sofá y se dirigió a la cocina en donde le había parecido haber visto algo golpear la ventana. Efectivamente lo que había allí era una bola de plumas blancas que ahora tenía la cara pegada al vidrio como pidiendo por favor que le dejaran entrar.

- De dónde has salido? - Preguntó ella tomando al animal que venía con una carta.

Quizá era Anneliese quejándose porque no había ido a su casa... pero no, no era ella. La carta había sido enviada por Eustace cosa que la sorprendió bastante ya que solo había pasado un día desde que habían hablado por última vez. Decidió que lo mejor sería esperar a que la tormenta que azotaba Yorkshire en ese momento, pasara. Aquella lechuza se veía realmente cansada y tampoco quería arriesgarse a enviar a Spirit con su respuesta. Sin mas que hacer, se dedicó a abrir cada cortina de su casa permitiendo que la poca luz de aquel día gris, iluminara el lugar. Recorrió cada rincón de su casa... la sala donde aquel viejo piano seguía esperando a que ella se sentara y comenzara a tocar, su habitación, la cual Anne siempre perfumaba con jazmines que ella misma cortaba del jardín, la habitación de Avan que estaba tal y como él la había dejado la última vez que había estado allí porque Alice así lo había pedido, que nadie tocara nada; la de sus padres y el helado jardín en el que solía jugar de pequeña cuando todo estaba bien y no debía preocuparse por nada. Ahora, sola en aquel lugar, sentía que su casa era aún mas grande de lo que en realidad era. Prefería mil veces oír los gritos suyos y los de su hermano en medio de una discusión a estar en completo silencio como ahora.
Alguien comenzó a golpear la puerta frenéticamente y Alice supo al instante de quién se trataba. Él siempre hacía lo mismo, parecía como si no supiese que los timbres muggles existían para algo. Respiró profundamente con una mano ya en la puerta y dos segundos después la abrió fingiendo una gran sonrisa.

- Gracias a Merlín, pensé que me dejarías afuera Alice! - Exclamó el chico corriendo escaleras arriba, dejando a la castaña aguantando las ganas de ahorcarlo con la correa de su bolso - Dónde tienen las toallas en esta casa!? Ya... ya las encontré!


- Auto control Alice, como Annette te enseñó - Susurró minutos después, apretando los dientes mientras observaba al chico de ojos color avellana, bajar por las escaleras con su ahora seco cabello rubio dorado y ropa limpia.
- Te vas a quedar ahí o me vas a saludar? - Preguntó con una perfecta sonrisa y los brazos extendidos.
- Matthew Corbett, qué alegría verte! - Soltó con ironía desde su lugar, el chico sonrió y se dirigió a ella para darle un fuerte abrazo.
- Qué te hiciste? - Preguntó éste observándola de arriba abajo con el ceño fruncido, ella parecía no entender - Definitivamente te ves mejor que aquel día que te llevé a la estación, me hiciste recordar a mi tía Lucy... y eso no es para nada agradable.
- Te odio desde ese día Matt y haciendo esos comentarios, créeme que no mejoras nuestra relación!
- Espero que no te moleste que esté usando la ropa de tu padre - Comentó ignorando lo que Alice acababa de decirle - Tu abuela cuando se fue dijo "Mi casa es tu casa" y yo sigo la frase al pie de la letra!
- Lo noté, pero sabes qué? - Añadió ella acercándose a él y pasando un brazo por sus hombros - Ahora yo estoy aquí, es MI casa y son mis reglas las que vas a seguir, estamos entendiéndonos?
- Eso quiere decir que nada de fútbol en el televisor de la sala después de las ocho?
- Para tener diecinueve años, pareces de tres Matt! Sabes qué, olvídalo... - Exclamó moviendo su mano en señal de que no le importaba.
- Oh, esa es la lechuza de ayer! - Comentó viendo al animal que ella había dejado entrar hacía unos minutos y que ahora reposaba sobre uno de los almohadones del sofá.
- AYER!? - Inquirió la chica tirando de su cabello inconscientemente - Lo viste y no fuiste capaz de dejarlo entrar!?
- Pensé que dejaría la carta y ya...
- Estúpido! - Chilló Alice dándole un zape en medio de la cabeza.
- Oye!
- Lamento decirte la verdad Matt, pero me superas!
- Bien, hablemos como los adultos que no somos... mamá ya envió una carta a tu abuela, de seguro vendrá en la noche.


La alarma de su despertador sonó temprano en la mañana haciendo que Atheroth, quien descansaba sobre su cabeza, saliera de la habitación como un rayo rumbo a la cocina donde Anne había dejado el desayuno. Tanteó sobre la mesita de luz hasta que encontró el despertador y consiguió apagarlo, volteó y se dispuso a levantarse de la cama, pero ni bien puso un pie fuera, se enredó en las sábanas cayendo al suelo.
Cuando consiguió levantarse, tomó su ropa y se dirigió al baño por una buena ducha de agua caliente para terminar de reaccionar. Minutos después, ya estaba lista. Desayunó y luego se dirigió a la sala en busca de su abrigo el cual no tardó en encontrar y rápidamente salió de su casa. Su abuela solía ir temprano a la mañana al mercado por lo que tardaría unas horas en volver a casa.
Estaba más frío que los días anteriores y no dejaba de llover, si bien no caía tanta agua como el día que había llegado, no había parado en ningún momento. Se colocó la capucha y escondió su cara en la bufanda de lana blanca para protegerse de la helada y el viento mientras caminaba. El día anterior se había propuesto a si misma hacerlo... se lo debía.
Caminó durante una hora, tan rápido como el fuerte viento se lo permitía hasta llegar a ese lugar. Allí en la entrada, estuvo a punto de volver en sus pasos pero se dijo a si misma que debía hacerlo ya que si no era ahora, pasarían meses antes de que pudiera volver. Volteó a ver sobre su hombro... no había nadie, solo estaba ella. Temblorosa, se quitó la capucha dejando que el agua mojara su cabello y comenzó a caminar por aquel sendero de piedras hasta llegar al lugar en el que sabía que lo encontraría. No había rastro de la Alice de los días anteriores, tenía el cabello lacio y pegado al rostro, y sus ojos estaban apagados.
Poco a poco fue acortando sus pasos mientras lo buscaba y nos metros mas adelante, lo localizó. Ahora que ya se encontraba frente a él, los nervios que la invadían y ese nudo en el pecho, no dejaban que articulara palabra alguna. Se aclaró la garganta mil y una vez hasta que por fin pudo hablar.

- Hola - Pronunció con un hilo de voz - Yo... quería venir a verte. Te lo prometí aquel día, recuerdas? Estoy usando tu abrigo, espero no te moleste... y traje las grajeas muggles que tanto te gustan, separé las azules… ya sabes, la costumbre.

El sonido del agua golpeando el suelo fue su única respuesta, cosa que hizo que ese vacío interior creciera aun mas y que aquel intento de sonrisa desapareciera completamente de su rostro.

- Perdón por no haber venido antes, no... no era fácil para mi hacerlo y menos con todo lo que pasó - Susurró, sintiendo como los ojos comenzaban a arder y no precisamente por el frío - Yo... te extraño y no te haces una idea cuánto. No hay noche en la que no me despierte por culpa de esa maldita pesadilla que me hace revivir ese día una y otra vez... y no hay día en el que no desee que todo sea un maldito sueño del cual despertar y encontrarnos a nosotros corriendo por el jardín siendo pequeños una vez mas…

Pasó una mano por su cabello en un gesto nervioso y sin aguantar mas se arrodilló en el césped quemado por la helada.

- Por qué demonios lo hiciste!? - Gritó ya sin poder aguantar las lágrimas que habían estado amenazando con caer - Se supone que tu tendrías que estar aquí y no yo! Tendrías que haberme dejado ahí Avan... tendrías que haberme dejado.

Trató de calmarse, buscó en su memoria cada momento feliz, cada recuerdo alegre de ellos dos junto a sus padres. Cada sonrisa, cada abrazo, cada vez que él la había ayudado a colocar la estrella en el árbol cada Navidad... toda parecía tan simple en ese entonces.

- Las veces que dije que te odiaba... jamás fue en serio - El viento comenzaba a soplar fuerte otra vez - Nunca podría hacerlo, sin importar lo que dijiste en su momento y las cosas que hiciste... puede que nunca te lo dijera pero, eres el mejor hermano que podría haberme tocado en la vida. Si no vine antes fue porque no podía, no asimilaba la idea de que ya no estuvieras allí para gritarme o molestarte por mi mera presencia... ni siquiera aún después de meses puedo hacerlo!

Era difícil mantener una conversación en la que ella sola era la que hablaba.

- Te preguntaría si estás orgulloso de mi pero yo misma se la respuesta... - Respiró con dificultad y prosiguió - Porque no hago mas que caer, una y otra vez. Y ya estoy cansada, ya no quiero esto.

Suspiró para luego levantarse llorando y quedarse observando, escuchando su risa, su voz, cómo le pedía que cantara para él.

- Volveré - Le aseguró comenzando a caminar por aquel sendero y antes de que las ganas de desaparecer llegaran, volteó para hablarle una última vez - Feliz cumpleaños, Avan.

Dicho eso, comenzó a correr a toda prisa de regreso a su casa. El poco maquillaje que tenía, estaba desparramado en su rostro y sus lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia que acompañando la situación, no dejaban de caer. Todo lo que había estado caminando a la ida, lo hizo corriendo en tan solo quince minutos a la vuelta.
Al llegar, cerró la puerta y se deslizó de espaldas en ella, corriendo su cabello hacia atrás con las manos. Estaba agitada, nerviosa y lo único que quería era que el día acabara. Sintió un pellizco en la mano derecha y al levantar la cabeza que tenía enterrada en sus rodillas, se encontró con aquella bola de plumas que seguía en su casa. Había dejado en el suelo la carta que Eustace le había enviado hacía tres días.


"Eustace:
Antes que nada, lamento haber tardado en escribirte.
Qué puedo contarte?... Todo va de maravilla como siempre (nota el sarcasmo). Tuve que quedarme en donde Dean un día (sabes quien es él?) y luego regresé a casa. En parte es por eso que demoré en escribirte. Ese día, estuve mareada cerca de una hora ya que no acostumbro a usar la Red Flú y mi aterrizaje hasta ahora fue el que menos ha dolido. Realmente no ha pasado nada interesante aquí, todo sigue tan vacío, gris y silencioso como antes. Y si te preguntas lo que creo que estás preguntándote luego de leer eso... no, no estoy sola así que puedes estar tranquilo. Mi abuela llegó ayer y tal como esperaba, me regañó por no haberle avisado que vendría a casa por Navidad… y luego está Matt que aparece cada dos por tres a molestar. Te diría que hoy ha sido el día mas increíble de todos... pero últimamente soy un asco para mentir. Solo espero que mejore el tiempo aunque tal como dijiste el otro día en el tren, las navidades serán horribles y el clima no colaborará. Al menos eso lo tengo asegurado. Qué hay de ti Eustace? Cómo van las cosas en tu casa?... Estuve pensando y no lo tomes a mal pero no creo que sea una buena idea que vaya a tu casa, no quiero causarte problemas por motivos obvios. Luego tu prima se enfada contigo por mi culpa y… de veras prefiero evitarlo. Pero, tu puedes venir cuando quieras, si necesitas hablar o lo que sea. Solo avisa. Anne no hará problema, es mas, la creo capaz de hacer una fiesta porque sería la primera vez en muchos días, que vería otro rostro además del mío en esta casa. Ya debo dejar de escribir... estuve bajo agua una hora y creo que si no me voy a la cama en este instante, terminaré enfermando.

Disculpa por el asco de carta que te envío, espero tu respuesta pronto.
Alice."

Entregó la carta al animal y luego de abrir la ventana de la cocina lo dejó que volara de regreso a casa de su dueño. Agotada, subió a su habitación donde ni bien puso su cabeza en la almohada, quedó inconsciente.


Parecía que solo porque en unos minutos sería Navidad, el tiempo había decidido mejorar. Ya no llovía y el viento había dejado de soplar haciendo que fuera soportable salir del calor del hogar. Algunas personas salían a la calle como hacían cada año y otras simplemente esperaban a que el reloj diera las doce en punto para brindar con sus familias… claro estaba, Alice no era una de ellos. Pensaba en cómo sería todo si nunca hubiera pasado nada, si Voldemort no hubiera existido… de seguro estaría disfrutando de una gran cena en familia junto a sus padres, su abuela y su hermano. Pero en cambio, se encontraba sentada en el frío techo de su casa, observando como los demás no hacían mas que festejar.

- Anne acaba de ir a la cama así que pensé que querrías comer algo… - Comentó Matt caminando con dificultad por el tejado hasta llegar a Alice - Hizo pizza y está riquísima, así que cómetela antes de que yo lo haga.
- Gracias Corbett - Dijo ella llamándolo como solía hacerlo de vez en cuando. Ladeó la cabeza y se encontró con la mirada del chico - Qué sucede?
- Deja ya de pensar y ponte a comer - Contestó adivinando lo que le pasaba - Avan me pateará el trasero en sueños si no lo haces…
- Recuerdas cuando te ató a aquel árbol el día que nos conocimos? - Preguntó Alice sonriendo al tiempo que tomaba una porción de piza con una mano y señalaba al otro lado de la calle con la otra.
- Y todo porque te di una grajea…
- Era azul y el las detestaba al igual que a ti… no se como terminaron siendo amigos después.
- Linda, soy encantador - Rió, provocando que la castaña se atragantara - Hey, mastica… vas a matarte!
- Ya cállate!

Minutos después los fuegos artificiales que los muggles lanzaban sin parar durante una hora, tapizaron el cielo. De todos colores y formas… la gente se saludaba, reía y los pequeños corrían de un lado al otro a pesar de las gruesas camperas que llevaban. Matt la observaba de reojo, sabía que lo mejor era no decir nada y esperar a que ella hablara nuevamente. Él había estado afuera en el jardín el día que ella había aparecido herida por todo lo sucedido en casa de los Malfoy, la había visto desmayarse frente a el y la había oído llorar durante semanas encerrada en su habitación. Lo mejor era dejar que aclarara su mente.
Alice por su lado, se preguntaba cómo estaría Sam, ya que luego de lo que le había contado en esa carta… esperaba cualquier cosa menos verla emocionada por Navidad.



- Qué sucede Alice? - Había preguntado Anne a su nieta al verla desplomarse en una silla con un papel en la mano y los ojos abiertos de par en par.
- Carta de Sam... estaré en mi habitación - Soltó para salir disparada de la silla en la que acababa de sentarse tres segundos antes y correr escaleras arriba hasta llegar a su dormitorio.

Su pluma estaba abajo en la sala así que revolvió su baúl en busca de una de repuesto, de las que siempre llevaba al colegio. Luego de sacar cosas como desesperada, tirar un frasco de tinta sobre la alfombra, desparramar pergaminos por su cama y escuchar los golpes de su abuela al otro lado de la puerta, se levantó del suelo y se dirigió al escritorio que había a un lado de la ventana, no sin antes hablarle a Anne.

- Estoy bien! - Chilló sin siquiera voltear a ver la puerta - Perfectamente bien!

Desenrolló el papel que Umma había traído y luego de leerlo una vez mas, decidió contestarle a Sam.

"Querida Sam
Realmente no se como comenzar esta carta... lo que me escribiste me dejó helada. Estoy enojada y con ganas de estrujar a cada uno de los Malfoy... Solo quiero que sepas que no me importa que seas familiar de ellos. La familia no solo es de sangre, una familia está compuesta por aquellos a los que uno quiere, en los que confía como Eliox, tu hermano (y si él lo sabía y tampoco te lo contó... quizás estés enojada con él pero te pido que no hagas lo mismo que yo, tu lo tienes contigo... no dejes que esto los separe, estoy segura que el no te lo dijo por algo Sam), los Weasley, Beth, Harry, yo... Te conozco y se como eres, así como también se que nunca serás como ellos. Quién te lo dijo? Entenderé si no me quieres contestar eso, supongo que aun estarás asimilando todo... No quiero que te sientas mal por lo que ellos me hicieron a mi y a mi familia, no es tu culpa. No pidas disculpas por algo que no hiciste. Lo que si te digo Sam, me llego a enterar que cualquiera de los Malfoy te dice o se le ocurre hacerte algo y te juro que me va a importar menos aun que sean familia tuya, sabes que me importa un rábano esa familia y mas si se meten con mis amigos. Ven a casa cuando quieras, sabes que siempre tienes las puertas abiertas aquí...

Te quiere
Alice"

No solo Sam rondaba en sus pensamientos en ese momento. También pensaba en Zayn y en cómo no le había contado nada... quizás si lo hubiera hecho y su hermano se enteraba, lo hacía papilla o quizás no sucedía nada y se hubiera ahorrado todo este problema desde el principio. Le llamó la atención no haber recibido cartas de él, sabiendo lo insistente que ese chico podía llegar a ser... y por otro lado estaba Eustace, el chico sonrisa. Matt la desesperaba pero eso no se comparaba en absoluto a las ganas de matarlo al francés cada vez que la retaban o los sacaban de clase. Negó con la cabeza y al mirar hacia su derecha se encontró al rubio observándola divertido.

- No quiero saber en qué estabas pensando... - Comentó abriendo la botella de refresco que había llevado mientras reía - No quiero saberlo... Feliz Navidad, por cierto.
- Feliz Navidad para ti también Corbett - Agregó Alice con una sonrisa, mirando el cielo que seguía tapizado de luces - Feliz Navidad...

Me imagine la cara de Vicky de solo ver a Alice en la casa de sus tíos y queriendo matar a Eustace por invitarla.
¿Sabes que es lo que más me gustan de tus capítulos, Debbie? Los pequeños detalles, siempre ponen detalles que no son de gran importancia para tu capitulo, pero si no los tuviera faltarían, los hace más completos y me gusta leerlos.
Me encanto Matt, me encanto Eustace con Alice. La parte de Alice llorando y "hablándole" a Avan me rompió el corazón.
Yo sabía que Alice no podría guardarle rencor o enojarse con Sam ¿Alguna persona se podría enojar con Sam? Digo es demasiado dulce para que alguien se enoje con ella xd

¡AME todo Debbie! Te quedo estupendo el cap :B

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa gente!!

Cammi escribió:QUIERO CAAAAAAAAAP!

ME TOO!!