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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
ii. masquerades.
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Re: ii. masquerades.
- andy belmar:
- Andy Belmar. escribió:Hola! Aquí lectora fantasma, genial que hayan seguido con la novela :)
Gracias por seguir con nosotras, Andy Realmente, esperamos que salga adelante SALUDOS VIRTUALES
pantone.
Re: ii. masquerades.
Hola Becca Me fascina que resurjas de las cenizas, más porque con eso conlleva que seguiremos con este hermoso proyecto . La verdad es que mi mente a estado en otras cosas últimamente, al parecer mis profesores piensan que cuarentena es sinónimo de estar desocupado y nos llenan con trabajo , por lo tanto había perdido un poco la noción de que era lo que quería resaltar con esta idea, gracias al cielo que a través del prologo lo he recordado.
Siempre me ha gustado los comentarios excéntricos, así que me disculpo si te incomoda un poco .
- prologo:
- Acepto que me pase de inmediato por el prologo si refrescar mi mente con los expedientes, así que no tengo una pista, de cual de tus pj's sea, asumo que es un hombre, pero cualquiera asumiría eso .pantone. escribió:Nunca sé cuando detenerme. La botella a mi lado respalda lo que digo y, a pesar de que resta menos de un cuarto de whisky, mis manos ni siquiera han comenzado a temblar y puedo pensar claramente.Me meteré un poco con el final, pero citando el principio )?. Pienso que los recuerdos son lo peor, incluso los felices, porque esos te ponen aún mas infeliz que los tristes .pantone. escribió:No era necesario enredarte en mi baile de máscaras, y pude haberme detenido.Esta frase me mato por completo. La ame de principio a fin.pantone. escribió:Al final, terminaste ganando en mi propio juego, y ni siquiera lo sabes.
Nunca sé cuando detenerme. Y ese es el problema.El dueño del juego siempre pierde, es algo que se aprende a las malas. Y siendo sinceros ¿quien sabe cuando detenerse?En resumen: Me ha encantado el prologo, siento que el pj está escribiendo en un futuro y conoceremos toda la historia a medida que avancemos.Estoy super emocionada por ponerme a escribir sobre esta nc, así que me alegra muchísimo que hayas vuelto .
pera
Re: ii. masquerades.
- pandie:
- pandie. escribió:Hola Becca Me fascina que resurjas de las cenizas, más porque con eso conlleva que seguiremos con este hermoso proyecto . La verdad es que mi mente a estado en otras cosas últimamente, al parecer mis profesores piensan que cuarentena es sinónimo de estar desocupado y nos llenan con trabajo , por lo tanto había perdido un poco la noción de que era lo que quería resaltar con esta idea, gracias al cielo que a través del prologo lo he recordado.
Siempre me ha gustado los comentarios excéntricos, así que me disculpo si te incomoda un poco- prologo:
- Acepto que me pase de inmediato por el prologo si refrescar mi mente con los expedientes, así que no tengo una pista, de cual de tus pj's sea, asumo que es un hombre, pero cualquiera asumiría eso .pantone. escribió:Nunca sé cuando detenerme. La botella a mi lado respalda lo que digo y, a pesar de que resta menos de un cuarto de whisky, mis manos ni siquiera han comenzado a temblar y puedo pensar claramente.
Me meteré un poco con el final, pero citando el principio )?. Pienso que los recuerdos son lo peor, incluso los felices, porque esos te ponen aún mas infeliz que los tristes .pantone. escribió:No era necesario enredarte en mi baile de máscaras, y pude haberme detenido.
Esta frase me mato por completo. La ame de principio a fin.pantone. escribió:Al final, terminaste ganando en mi propio juego, y ni siquiera lo sabes.
Nunca sé cuando detenerme. Y ese es el problema.
El dueño del juego siempre pierde, es algo que se aprende a las malas. Y siendo sinceros ¿quien sabe cuando detenerse?
En resumen: Me ha encantado el prologo, siento que el pj está escribiendo en un futuro y conoceremos toda la historia a medida que avancemos.
Estoy super emocionada por ponerme a escribir sobre esta nc, así que me alegra muchísimo que hayas vuelto .
Las cosas están igual por acá, Annie *cries in spanish*, pero me alegra a sobremanera que reencontraras el rumbo con el prólogo En efecto, has dado en el clavo: es un hombre quién escribe la carta y sí, está escrita desde un futuro no tan tan lejano, así que conoceremos la historia a medida que pasa el tiempo Muchas gracias por seguir en esto
pantone.
Re: ii. masquerades.
Dioses me ha encantado el prólogo, juro por el ángel que estoy llorando y sufriendo en lo más profundo de mi alma porque he leído algo tan hermoso que no superaré jamás Becca te luciste, siempre lo haces, pero sentí un dolor tan profundo al leer esa carta (que por cierto ya me voy a releer tus fichas para ver si o sí de cuál personaje era porque quiero saberlo ah jajajaja), que emoción que me hayas roto el corazón así y apenas iniciemos con la nc ahhhhh
Estoy muy feliz de que hayas regresado, yo siempre te esperé ayyy, y estoy tan contenta de que continuemos con esta joyita de nc y bastante emocionada que estoy, neta, xd lamento un comrntario tan pequeño pero siento que si comrnzaba a citarlo terminaría citando todo el cap y llorando por todas las palabras perdoname ah te prometo un largo comrntario en tu cap y ahí si no me voy a limitar, lloraré fuerte y con ganas jajajaja
trunks
Re: ii. masquerades.
- trunks:
- trunks escribió:
Dioses me ha encantado el prólogo, juro por el ángel que estoy llorando y sufriendo en lo más profundo de mi alma porque he leído algo tan hermoso que no superaré jamás Becca te luciste, siempre lo haces, pero sentí un dolor tan profundo al leer esa carta (que por cierto ya me voy a releer tus fichas para ver si o sí de cuál personaje era porque quiero saberlo ah jajajaja), que emoción que me hayas roto el corazón así y apenas iniciemos con la nc ahhhhh
Estoy muy feliz de que hayas regresado, yo siempre te esperé ayyy, y estoy tan contenta de que continuemos con esta joyita de nc y bastante emocionada que estoy, neta, xd lamento un comrntario tan pequeño pero siento que si comrnzaba a citarlo terminaría citando todo el cap y llorando por todas las palabras perdoname ah te prometo un largo comrntario en tu cap y ahí si no me voy a limitar, lloraré fuerte y con ganas jajajaja
AYYY, ALEC Tu comentario fue suficiente para saber que logré lo que quería: romper corazones, ah (?) Me alegra saber que logré plasmar el dolor del personaje y que puedan sentirlo también Mil gracias por la paciencia, espero subir el capítulo la próxima semana
pantone.
pixie.
capítulo uno.
01 |
capítulo uno; escrito por pantone.
ALEXANDER
Nochebuena, un año atrás.
Arrojo los documentos contra la pared sin pensarlo dos veces. Luego, agarro un tintero y lo lanzo en la misma dirección. El desastre en mi cabeza se ilustra en la mancha negra y chorreante que queda estampada.
Mi queridísimo padre realmente se había esforzado para arruinarme la noche.
—Señor —jadea Alfred, mi mayordomo—. ¡Por favor!
Hago oídos sordos. Camino hacia el escritorio, buscando entre una pila de carpetas una en particular. Los papeles se precipitan como una cascada por todas partes y, cuando la encuentro, y una vez que he leído lo que tiene en su interior, la rompo, descargando mi enojo contra ella. La despedazo hasta que mis manos comienzan a arder y me he asegurado de que es irreparable.
—Señor, todavía quedan otros veintitrés...
—Destrúyelos.
—¿Señor?
—Ya me has oído. Quémalos, cómetelos, pero haz que desaparezcan.
—¿Está consciente de que hay respaldos digitales, verdad? —pregunta, haciendo que mis mejillas ardan. En medio de mi arranque, lo había olvidado por completo. Airado, me dirijo hacia la puerta dando zancadas, listo para largarme de aquí—. Hay papeles que requieren su firma, joven Doyle. Las actas del acuerdo con AstraZeneca, la solicitud del Hospital Saint Thomas....
—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? —con una furia casi salvaje, me vuelvo hacia la delgada figura que rebusca entre los papeles—. ¡Voy a renunciar como heredero y no habrá presentación!
El anciano queda boquiabierto. Giro sobre mis talones y abro las puertas de par en par, azotándolas detrás de mí. Entonces, echo a correr por el pasillo tan rápido como el esmoquin me lo permite y presiono el botón del ascensor mil veces, como si así fuese a llegar más rápido.
—¡Señor! —escucho que grita Alfred a mis espaldas; está en la entrada la oficina, sin aliento. El timbre del elevador suena y las puertas se abren—. ¡Vuelva aquí! —exclama, y su voz deja de ser audible una vez que me interno en la cabina.
Siento que mi cabeza va a explotar en cualquier momento.
Tras años de éxito en los que logré evitar el asunto una infinita cantidad de veces y darle a entender que tenía planeado hacer otras cosas con mi vida, Albert Doyle al fin había encontrado la mejor ocasión para presentarme públicamente como el único heredero de su compañía farmacéutica en la cena de caridad de este año, a sabiendas de que todos los socios de la empresa estarían presentes y no tendría escapatoria, al menos que quisiese quedar como un patético irresponsable, socialmente hablando, y aceptara servirme como la comidilla de la noche.
Vaya mierda…
El ascensor se detiene tres pisos abajo y tengo que disimular mi sorpresa cuando veo de quién se trata.
—Doyle —dice en forma de saludo, adentrándose, y el botón que presiona resulta ser el mismo del piso al que me dirijo.
—Hurley —respondo de la misma manera, con voz átona. ¿Conocen el silencio incómodo que se produce cuando te quedas solo con alguien que solías conocer y con quien no tienes nada de qué hablar? Pues esa clase de silencio inunda el pequeño espacio entre ambos, y me siento obligado a romperlo—. ¿Qué haces aquí?
—Mi padre me pidió que viniera a recoger unos papeles para terminar de arreglar el contrato que tu padre hizo para adquirir un edificio en Kensington, antes de la fiesta —manifiesta.
Esta vez, no me molesto en volver a romper la tensión y, en cambio, me pregunto por qué el trayecto se siente tan largo.
—Me enteré de que tienes una habitación en el Quantum Court —comenta al azar. Mi padre había hecho negocios con su padre para que pudiera obtener un apartamento en el lujoso alojamiento que pertenecía al negocio familiar de Charles con tal de estrechar sus relaciones diplomáticas.
—Es cómoda —me limito a declarar. Para mi suerte, las puertas del ascensor se abren y respiro con alivio.
—¿Estás en Goldsmiths? —pregunta, a lo que yo asiento con la cabeza—. ¿Primer año?
—Segundo.
—Es una buena universidad.
Mi celular comienza a sonar una vez que pasamos por la recepción y miro fugazmente la pantalla: es Cameron. Me apresuro a colgar, presintiendo lo que va a decirme; saco la llave del valet parking del bolsillo interno de mi chaqueta y aprieto el botón más fuerte de lo que esperaba. Los nervios van a fallarme.
Cuando llegamos a la entrada del edificio, un automóvil negro está esperando a Charles.
—Nos vemos más tarde, Doyle —se despide, y mis ojos se tuercen una vez que se da la vuelta. No iba a aparecer en esa cena ni de broma.
Mi teléfono vuelve a sonar en el momento que el aparcacoches aparece con mi Audi, así que ignoro la llamada, por segunda vez, y entro en mi carro. Mi celular vibra un par minutos después, pero por un motivo distinto.
“¿Ya estás cerca?”
Aretha, una rubia flamante, a quien conocí hace tres semanas en Elektra y había prometido llevar a la celebración de Nochebuena, había enviado el mensaje. Estoy a punto de cancelar la invitación, cuando otro mensaje cae y alcanzo a leerlo desde la barra de notificaciones.
“Tú padre está buscándote. Deberías venir pronto”.
Mascullo un juramento. La conexión entre Cam y yo me asusta en momentos como estos, y pienso que quizá nuestras mentes están conectadas y puede leer lo que pienso, aunque estemos a cien kilómetros de distancia.
No hay escapatoria… voy a necesitar más de una cerveza esta noche.
El semáforo de un cruce se pone en rojo, y aprovecho la oportunidad para responderle a Aretha.
“Paso por ti en seguida. Iremos por café”.
+
COLEEN
Un año atrás.
Tengo el celular en la mano y el corazón en la garganta. Hace frío, pero mis piernas no se mueven exactamente por eso: llevo casi media hora tratando de procesar mi situación actual... y creo que mi trasero ha comenzado a pegarse en la banca. Le doy una mordida a mi sándwich, a quien había puesto como excusa para salir a cenar, y contengo las lágrimas.
Es Nochebuena y estoy en medio de mi turno de trabajo porque no pude ir a casa. Había gastado lo último que me quedaba en el pago del alquiler y, prácticamente, no me quedaban más de cinco libras; ni siquiera tengo idea de cómo voy a sobrevivir lo que resta del año, solo espero que lo que sea que tenga mi refrigerador sea suficiente.
Mi inconsciente se encarga de no dejarme en paz. No iba a funcionar, Cole, volaste demasiado alto.
¿Cuándo deberíamos dejar ir los sueños tontos?
¿Cuándo deberíamos dejar de insistir en que podemos hacerlo todo?
Llevo medio año viviendo sola y no podría estar peor. Había venido a New Cross siguiendo un sueño irreal y, pese a que había obtenido una beca, tengo que trabajar para solventar el gasto del apartamento y la comida —porque morir de hambre no es una opción para mí—, y el dinero apenas me alcanza para cubrir la mensualidad y los materiales…
Materiales.
¿Enserio, Coleen? De todas las cosas que pudiste estudiar y considerando tus posibilidades, ¿artes? ¿Quieres estudiar artes?
Pasan otros dos minutos cuando reparo en el papel que tengo en la mano izquierda; lo he apretado tan fuerte que se humedeció y la tinta me manchó la mano. Le echo un vistazo... mis ojos caen automáticamente en el número de tres cifras al final del recibo y no puedo evitar suspirar.
Trabajas demasiado, Coleen. La voz de mi abuelo resuena una y otra vez en mi cabeza. Entre una cosa y otra, logré decirle que no podría llegar a cenar con ellos, con la explicación de que me asignaron el turno a último momento y la cafetería estaba abarrotada. Al menos, mis tío-abuelos habían llegado este año para pasar la Navidad con nosotros, por lo que no estarían solos. Cuando me preguntó si había otro problema, respondí que no; que quería que mi jefa confiara en que podía hacer esto y no podía dejar a mi compañera sola. ¿Qué iba a responder? ¿Que no tenía dinero para regresar? ¿Que si no pagaba el alquiler perdería el apartamento más barato que pude encontrar? Seguro insistiría en ayudarme, pero no quiero ser una carga. No más.
Al final, dijo entender la situación y que se encargaría de decirle a mi abuela más tarde. Mis ojos se empañan, de nuevo. No quiero ni imaginar cómo va reaccionar ella…
—¿Coleen? —una voz femenina de acento fuerte me llama y volteo: una chica castaña espera tras de mí con una bandeja vacía—. ¿Te molesto?
—Descuida, Monna, terminé de cenar —le digo, tragándome lo que resta del sándwich y frotando mis manos para limpiarme las migas—. ¿Qué sucede?
—Necesito que entres. El lugar está lleno y creo que estoy apunto de explotar —exhala, dejándose caer sobre el apoyabrazos de la banca—. La señora Aldrich acaba de irse y me dijo que nos encargáramos de cerrar.
—¿Habrá surgido una emergencia? —pregunto, poniéndome de pie. Nuestra jefa no suele dejarnos por cualquier motivo.
—Creo que mencionó que su hijo quemó el pavo —dice, caminando a mi lado. La escena me parece ridículamente graciosa y mis cejas se levantan.
—Sí, creo que eso suena como una emergencia —declaro, confundida. Una ligera ola de calor me golpea cuando entramos a la cafetería y puedo sentir como mis mejillas se derriten; todas las mesas están llenas.
—Voy limpiar la barra para avanzar —se adelanta Monna, tomando un paño.
—Me quedaré en la caja.
Las dos horas siguientes pasan volando. Gente yendo y viniendo, gastando absurdas cantidades de dinero. Regalos ostentosos, vestidos y trajes nuevos. Una competencia para ver quién luce mejor; quién tiene más, quién se ve más feliz.
Cuando el reloj marca las nueve, el lugar ya está solo. Monna está en el baño, cambiándose, yo estoy limpiando las mesas y mi celular vibra por milésima vez en la noche. Ya no necesito ver la pantalla para saber de quién se trata: mi abuela. Ignoro la llamada, como he hecho con las anteriores, y sigo ordenando todo. Cuando termino, me dirijo a la caja para hacer el cierre de ventas, y no pasan más de cinco minutos cuando la campanilla de la entrada suena y la puerta se abre de golpe.
Un chico de cabellera oscura vestido con traje de etiqueta se dirige hacia mí con paso firme, seguido por una chica. Miro por sobre el hombro del pelinegro y quiero golpearme: había olvidado cambiar el letrero a cerrado y no había puesto llave.
—Disculpe, señor, pero hemos cerrado —me apresuro a decir. A pesar de que él parece solo un poco mayor que yo, mantengo las formalidades.
—¿Ah, sí? Y yo puedo comprar todo, si quisiera —replica con arrogancia, clavando la vista en el menú.
Inhalo con fuerza. De cualquier manera, ha sido responsabilidad mía no cerrar a tiempo.
—¿Puedo tomar su orden?
—Un Insomnia Negro y… ¿qué quieres tú? —pregunta a su acompañante. Alguien no quería dormir esta noche.
La despampanante rubia a su lado parece no decidirse y me detengo a observarla por un segundo; piernas esbeltas, figura perfecta, maquillaje impecable, tacones de muerte, un vestido que nadie en su sano juicio se pondría con el frío que hace afuera…
—Un mousse de café light —dice al fin. Su voz era más aguda de lo que esperaba.
—Lo que pida la princesa. Ya oíste —el chico se dirige a mí con una autoridad despreciable.
—¿Algo más? —respiro hondo, rogando que el último hilo de paciencia que me queda sea lo suficientemente fuerte. Pero la tentación es más fuerte—. ¿Lo quieres con verduras, fibra extra especial sin carbohidratos?
—¿Disculpa? —es el moreno quién responde, pero la chica no podría estar más ofendida.
Suspiro con irritación y mi vista se dirige hacia la esquina derecha de la cafetería. La cámara todavía está encendida.
Maldita política de servicio al cliente.
—Son dieciséis cincuenta —digo, con el tono más amable que puedo. El muchacho rueda los ojos y no tarda en darme un billete de veinte libras—. ¿De casualidad no llevas monedas?
—¿Sabes qué? Quédate con el cambio… cómprate algo de comer, yo invito —sus palabras irradian una soberbia insufrible y, por primera vez, me mira directamente a los ojos. Siento que mis puños están apunto de estrellarse en su rostro—. Parece que lo necesitas más que yo.
Lo que necesitaba. Justo cuando pensaba que las cosas no podrían ponerse peor, aparece un tipo con problemas de autocontrol para cerrar la noche con broche de oro.
Solo le había pedido monedas.
—Vaya, muchas gracias, lo aceptaré con gusto —el esfuerzo que hago para mantener la compostura y fingir una sonrisa es sobrehumano, y me felicito por lograrlo—. Tomen asiento, enseguida preparo su orden —y justo cuando me doy media vuelta, y a sabiendas de que la cámara no me enfoca bien, me aseguro de decir en un tono apenas perceptible lo que, espero, sea la gota que rebalse el vaso—, imbécil.
—¡Suficiente! Nos vamos —el chico explota sin más y siento una clase de satisfacción calentándome el pecho; una sensación similar a cuando has ganado algo—. No voy a soportar esto.
—Pero, Alexander…
—¡Nos vamos! —interrumpe a la rubia, quien apenas se las arregla por correr detrás de él.
El silencio que inunda el lugar después de que salen es placentero y sonrío para mis adentros, esperando que entre de nuevo. En medio del arranque, olvidó su billete y, ahora, no planeo hacer otra cosa con él que no sea guardarlo como un recuerdo de victoria. Si tan solo hubiese ocurrido unas horas antes, probablemente habría reconsiderado la idea de ir a casa.
—¿Soy yo o habían personas aquí? —pregunta Monna, acomodándose el abrigo. Asiento con la cabeza; ya comenzaba a preguntarme en dónde rayos se había metido—. ¿Qué sucedió?
Ni yo tenía idea.
—Algo parecido a un milagro de Navidad.
+
Ha comenzado a nevar. Las luces navideñas centellean por todas partes y el sentimiento efímero de la celebración que está en el aire casi me resulta nauseabundo. Continúo caminando a mi apartamento tan rápido como puedo, pero, de repente, el aliento me falta y tengo que detenerme. Me dejo caer en la primera banca que encuentro, me doblo sobre mis rodillas, llevo mi cabeza al agujero que formo con mis brazos... y me deshago en llanto. Me descompongo sin más.
El sonido de los villancicos y las risas de las personas me aturden. Había juntado el valor suficiente para responderle a mi abuela y, aunque traté de sonar tan tranquila como pude, escuchar la tristeza en su voz no hizo más que quebrarme. Una vez que colgué, la idea de tirar la toalla de una vez por todas inundó mi cabeza, y el plan me pareció tan brillante, tan fácil, tan reconfortante... que me odié a mí misma.
Al darme cuenta de lo que estaba considerando, comencé a correr. Corrí, como si pudiera escapar de mis pensamientos; como si fuera la solución a mis problemas. Como si así pudiese llegar a casa.
Otras personas la pasan peor, ¿y estoy quejándome por esto?
¿Acaso soy tan débil?
La autocompasión es una de las cosas más repugnantes que puede experimentar el ser humano y me desprecio justo ahora por sentirla. De pronto, el olor a comida a mí alrededor no hace más que ahondar el vacío formado en mi estómago, y vuelvo a poner los pies en la tierra.
—Maldita sea —reniego entre dientes. Justamente, mi abuela había terminado la llamada aconsejándome que comiera bien, como si temiera que no lo hiciera.
Comer bien. No puedo recordar la última comida real que tomé y me río al pensar en la precisión de sus palabras. Sí, tengo hambre.
—Maldita sea...
—¿Vienes o prefieres seguir quejándote? —pregunta con serenidad una voz masculina.
—Me quedo —ni siquiera volteo a verlo. Tal vez, ya estaba alucinando.
—Por favor, ven. Me sentiré completamente responsable si te quedas aquí y te congelas.
—Ni siquiera me conoces.
—Ya crucé palabra contigo, no hay vuelta atrás.
—Por favor, vete.
—No voy a dejarte sola…
—Vete —tan pronto como siento el calor de un cuerpo sentándose a mi lado, volteo a verle: un chico asiático de cabello castaño y semblante amigable me observa, y tengo que apartar mi rostro de inmediato al darme cuenta de su cercanía.
La expresión de su rostro cambia y sus ojos se abren ligeramente.
—Eres tú —apenas alcanzo a entender lo que dice porque lo ha susurrado—. ¿Estabas…?
Ni siquiera termina la pregunta, pero entiendo a qué se refiere. Siento los ojos hinchados, las mejillas entumecidas y la nariz congestionada.
—Es por el frío —alego, limpiando bruscamente mi rostro con la manga de mi abrigo. Ojalá mi nariz no esté tan roja—. ¿Me conoces de algún lado?
—Ya veo. Y… ah, sí, de la universidad. Casi siempre estás con un tipo moreno de ojos claros y una chica castaña —explica.
—¿Me espías? —estoy casi segura de que se refiere a Txomin y Milanka.
—No, exactamente. Soy bueno recordando rostros y lo de hoy a sido mera casualidad —continúa, despreocupado, para luego sonreír ampliamente—. Me llamo Jianming. Han Jianming.
—Anna. Anna Schmidt.
—No, no eres Anna. Tu nombre suena como nombre de chico —dice, recostándose en la banca con gesto pensativo—. Algo como Caín, Cailin... Coil... ¡Colin!
—Coleen —lo corrijo; no es la primera persona que me lo dice. Entrecierro los ojos, escudriñándolo. Comienzo a creer que sí me espía—. ¿Estamos en el mismo departamento?
—No, pero mi mejor amigo sí.
—¿Bellas artes?
—Sí, en teatro —aclara—. Es por eso que te veo a veces.
Quizá, debería poner más atención a las personas a mi alrededor.
—Me conoces —murmuro, pateando débilmente un pequeño montículo de nieve.
—Solamente de vista, tampoco te emociones.
—Yo... a ti no. Solo sé que te llamas Jiaming y que estudias en Goldsmiths, por lo que acabas de decirme —una nube de vaho sale de mi boca mientras hablo; nieva suavemente—. ¿Y qué haces caminando por aquí a esta hora?
—Vivo en un apartamento a un par de cuadras —explica Jianming, su tono es suave y relajado—. Mis padres son chinos tradicionalistas y no celebran Navidad ni el Año Nuevo occidental, así que no me dejan regresar a Londres en vacaciones porque tengo que trabajar.
Ante la declaración, gesticulo un “ah” y él se limita a encogerse de hombros.
—¿De qué parte de Londres eres? —inquiero.
—Soho. ¿Y tú eres de por acá?
—No, también soy de Londres. De Enfield... —una vez que menciono el nombre, el intento de sonrisa que había logrado formar se desvanece por completo y siento que voy a volver a llorar. Saco mi celular para poner mi atención en otra cosa y contemplo la pantalla brevemente; son pasadas las diez y media—. Tengo que irme.
—¿Vives sola? —cuestiona. Asiento con la cabeza—. ¿Tienes planes?
— Planeaba ir a dormir, ha sido un día largo —admito, pero no he terminado de ponerme de pie cuando mis tripas rugen, literalmente hablando. Si mi abuela hubiese escuchado eso...
Busco mirarle a los ojos, pero Jianming me evade rápidamente. Sus boca se frunce y crea una clase de punta con el labio superior, formando una sonrisilla similar a la de una tortuga.
—Tienes hambre.
—Fue un gusto, Jianming —digo de manera brusca, dándome media vuelta. Casi puedo imaginar mis mejillas ruborizándose.
Apenas me he alejado un par de metros de la banca cuando vuelve a hablarme de nuevo.
—Treinta minutos.
La curiosidad me gana, y me obligo a detenerme.
—¿Qué?
—Treinta minutos —dice, como si aquello tuviera sentido—. Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí.
Una risa débil se me escapa y volteo a verlo. ¿Qué trataba de hacer?
—¿Y ahora qué me ofreces?
—Vamos a cenar —propone, caminando hacia mí—. Voy a hablar mucho, pero vale la pena.
—¿Qué vale la pena? —pregunto, sin entender completamente. Las comisuras de mis labios amenazan con hacerme sonreír.
—Pues, conocerme —declara, con tono divertido, encogiéndose de hombros.
—Es tarde... y es Nochebuena —hago notar; es probable que no haya nada abierto a esta hora en un día como este.
—Hay un La Poule au Pot cerca de aquí que cierra a media noche... y abren en días feriados —contraataca.
—No tengo dinero —confieso, llevándome las manos a los bolsillos por el frío. Sé de antemano que los precios del lugar que sugiere están fuera de mi alcance.
—Yo invito —dice, y casi sonríe con los ojos—. Tu amistad puede servir como préstamo.
Por primera vez en la noche, me permito reír sinceramente. En otro momento, seguramente hubiera rechazado la propuesta de alguien a quien había conocido hace menos de media hora, pero la situación está a mi favor, mi estómago está apunto de hablarme y el sujeto me parece extrañamente agradable.
Qué imprudente, Coleen.
—Voy a pagarte —aseguro, comenzando a caminar.
—¿Eso es un sí? —pregunta con cierta incredulidad, y su sonrisa no hace más que agrandarse cuando afirmo—. ¿Qué tal si mejor tú invitas a la próxima?
—Lo que digas, Jianming —suelto, dándome por vencida. El tipo no tenía caso.
—Puedes llamarme Jin —sugiere de forma graciosa, caminando a mi lado. Lo miro de reojo; podría jurar que la sonrisa está a punto de romperle el rostro—. ¿Sabes, Cole? Es la primera vez en la vida que celebro Navidad.
—Es mi primera vez celebrándola lejos de casa.
De repente, la nevada se vuelve más escasa y me percato de que el ambiente me parece más tolerable que antes; las luces no me provocan palpitaciones y siento una especie de tranquilidad creciendo en mi interior. Levanto la mirada al cielo.
Quizá se trataba de otro milagro de Navidad.
—Entonces, Jin —comienzo, tratando de entablar una conversación—, ¿acaso vas por la calle salvando la vida de las personas?
El asiático medita por un momento antes de responder.
—Supongo que algo así.
+
Actualidad.
—¿De qué me perdí? —cuestiono en voz baja, tratando de recomponerme. Apenas pude dormir dos horas y me quedé dormida… el primer día de clases. Aún así, logré llegar al salón a una velocidad extraordinaria.
Milanka había decidido mudarse, a última hora, a un apartamento con su novia, y pasé toda la noche ayudándole a guardar sus cosas en cajas porque compartía el cuarto con ella. En la madrugada, mientras mis párpados se volvían pesados y llenaba el formulario de alojamiento universitario solicitando un nuevo compañero, intenté armar un pequeño drama, diciéndole que me abandonaba porque se había dejado vencer por el amor. El asunto terminó rápido porque la castaña alegó que estaba exagerando, pues solo se cambiaría a una habitación en el mismo piso en el que vivíamos.
Mi respiración es agitada y creo que estoy a punto de sufrir un paro cardíaco.
—No te preocupes, el profesor Phillips acaba de llegar —responde Apollo, quien logró apartarme un asiento delante de él y se encarga de apaciguarme en situaciones como estas.
—Bien, muchachos, creo que ya estamos todos —empieza nuestro joven catedrático, dándome una mirada elocuente. Acto seguido, recoge una pila de impresiones de su escritorio y los divide entre los primeros de la fila—. Las cosas en el departamento son un desastre, por lo que voy a ser breve. Bienvenidos a Diseño Editorial uno. Pueden pasarlos —indica a mis compañeros.
Cuando el folleto llega a las manos de todos y el profesor Caleb llega a la parte en la que da lectura al programa y las actividades, los lamentos no se hacen esperar.
—Esto es demasiado, señor Phillip —se queja una chica al otro lado del salón.
—Y si ésta es su primera clase, no tienen ni idea —declara, casi riendo—. La universidad ha establecido ciertas actividades educativas con el propósito de intercambiar conocimientos con estudiantes de distintas carreras y años a fin de explotar sus capacidades creativas en todas, todas las materias, así que... nadie se salva —recalca, ante la vista de los rostros infelices de la clase—. No digo que sea fácil, pero vamos a tratar de enfocarnos en las dos actividades principales y que tienen mayor ponderación...
—¿Cuál es exactamente el propósito de la exposición en el Centro de Arte Contemporáneo? —lo interrumpe alguien, y busco la página en que se menciona la actividad.
—No puedo decir mucho al respecto por ahora porque aún nos estamos poniendo de acuerdo, pero es posible que tenga que ver con Diseño Editorial dos. Una vez que tenga los detalles, voy a comentárselos.
—¿No puede darnos una idea? —las murmuraciones se alzan en apoyo, y el catedrático cede ante la curiosidad.
—Puede ser que tenga que ver con el aniversario de una revista, en la que por cierto trabajo, que comienza en “V” y termina en “ogue”. Y, si todo sale bien, es bastante probable que puedan realizar prácticas en la sede londinense el siguiente semestre… considérenlo como una oportunidad para que conozcan uno de sus posibles ambientes laborales —revela, con aires de misterio—. Dejando eso de lado, tengo que comentar algo sobre la otra actividad antes de que nos vayamos, porque también será evaluada.
Después de tomar agua, tiene que golpear un par de veces el escritorio con la mano para atraer la atención
—La siguiente información es confidencial, hasta cierto punto, así que espero su discreción. Bien, como saben, cada año, un departamento de la universidad se encarga de organizar la Fiesta de Verano. Pero, como mencioné anteriormente, las cosas van a ser distintas y ésta es una de esas actividades integradoras. Este año, los departamentos de arte, diseño, historia, música y teatro van a ser los encargados de inaugurar esta dinámica y hacer posible la que, se espera, sea la mejor hasta el momento. A continuación, voy a mencionar a quiénes serán los líderes de comités en el departamento y a quiénes los profesores de artes hemos elegido, respecto a nuestra experiencia personal trabajando con ellos. Estudiantes que han demostrado un sentido de responsabilidad que nos hace confiar en que esto será realidad —dice, dándole una ojeada al folleto que tiene en las manos—. Por favor, levanten la mano si escuchan su nombre, necesito saber quiénes de ustedes están en esta clase para entenderme con ellos más adelante. Samantha Brown, Txomin Singh, Apollo Caine, Sophie Williams y Coleen Pearce.
Cuando escucho mi nombre, no puedo evitar hacer un mohín al imaginar la cantidad de problemas extras que tendré este semestre. De repente, Apollo está sacudiéndome de los hombros y lo miro de reojo; la felicidad no cabe en el cuerpo del rubio, quién no para de repetir “estamos juntos en esto”. Justamente, somos los únicos de la lista en esta clase.
Mi celular vibra en el bolsillo de mi pantalón, notificando que tengo un mensaje, y me apresuro a revisarlo.
“Te toca invitar la cena de iniciación. Nos vemos en La Taberna a las diecisiete”.
Se trata de Jin recordándome la clase de ritual que habíamos creado para ponernos al corriente de nuestro primer día de clases... y que, en realidad, realizamos cada semana bajo el motivo de que el lunes cuenta como el primer día de clases, relativamente hablando.
“Copiado”.
“A las diecisiete. ¡No lo olvides!”
Estoy a punto de responderle cuando otra ola de comentarios se levanta y el profesor menciona algo que no alcancé a escuchar. Las voces vienen de todas partes; todas haciendo preguntas al mismo tiempo.
—Silencio. ¡Silencio, por favor! Es lo único que diré por ahora. Tengo que ir a una reunión.
—¿Cuál será la temática? —la voz de quien interroga se eleva por sobre las otras y se roba el protagonismo, materializando, quizá, la pregunta que teníamos todos.
El hombre de ojos hazel hace una pausa dramática y recorre con la mirada todo el salón de clases, tensando el ambiente. Casi todos están inclinados hacia adelante sobre sus asientos, listos para hacer explotar la reacción de entusiasmo que desencadenaría la siguiente revelación.
—Pero no lo escucharon de mí, ¿de acuerdo? —advierte, y tengo el leve presentimiento de que este pequeño secreto de estado habrá llegado a los oídos de media universidad al final del día—. Baile de máscaras.
Nochebuena, un año atrás.
Arrojo los documentos contra la pared sin pensarlo dos veces. Luego, agarro un tintero y lo lanzo en la misma dirección. El desastre en mi cabeza se ilustra en la mancha negra y chorreante que queda estampada.
Mi queridísimo padre realmente se había esforzado para arruinarme la noche.
—Señor —jadea Alfred, mi mayordomo—. ¡Por favor!
Hago oídos sordos. Camino hacia el escritorio, buscando entre una pila de carpetas una en particular. Los papeles se precipitan como una cascada por todas partes y, cuando la encuentro, y una vez que he leído lo que tiene en su interior, la rompo, descargando mi enojo contra ella. La despedazo hasta que mis manos comienzan a arder y me he asegurado de que es irreparable.
—Señor, todavía quedan otros veintitrés...
—Destrúyelos.
—¿Señor?
—Ya me has oído. Quémalos, cómetelos, pero haz que desaparezcan.
—¿Está consciente de que hay respaldos digitales, verdad? —pregunta, haciendo que mis mejillas ardan. En medio de mi arranque, lo había olvidado por completo. Airado, me dirijo hacia la puerta dando zancadas, listo para largarme de aquí—. Hay papeles que requieren su firma, joven Doyle. Las actas del acuerdo con AstraZeneca, la solicitud del Hospital Saint Thomas....
—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? —con una furia casi salvaje, me vuelvo hacia la delgada figura que rebusca entre los papeles—. ¡Voy a renunciar como heredero y no habrá presentación!
El anciano queda boquiabierto. Giro sobre mis talones y abro las puertas de par en par, azotándolas detrás de mí. Entonces, echo a correr por el pasillo tan rápido como el esmoquin me lo permite y presiono el botón del ascensor mil veces, como si así fuese a llegar más rápido.
—¡Señor! —escucho que grita Alfred a mis espaldas; está en la entrada la oficina, sin aliento. El timbre del elevador suena y las puertas se abren—. ¡Vuelva aquí! —exclama, y su voz deja de ser audible una vez que me interno en la cabina.
Siento que mi cabeza va a explotar en cualquier momento.
Tras años de éxito en los que logré evitar el asunto una infinita cantidad de veces y darle a entender que tenía planeado hacer otras cosas con mi vida, Albert Doyle al fin había encontrado la mejor ocasión para presentarme públicamente como el único heredero de su compañía farmacéutica en la cena de caridad de este año, a sabiendas de que todos los socios de la empresa estarían presentes y no tendría escapatoria, al menos que quisiese quedar como un patético irresponsable, socialmente hablando, y aceptara servirme como la comidilla de la noche.
Vaya mierda…
El ascensor se detiene tres pisos abajo y tengo que disimular mi sorpresa cuando veo de quién se trata.
—Doyle —dice en forma de saludo, adentrándose, y el botón que presiona resulta ser el mismo del piso al que me dirijo.
—Hurley —respondo de la misma manera, con voz átona. ¿Conocen el silencio incómodo que se produce cuando te quedas solo con alguien que solías conocer y con quien no tienes nada de qué hablar? Pues esa clase de silencio inunda el pequeño espacio entre ambos, y me siento obligado a romperlo—. ¿Qué haces aquí?
—Mi padre me pidió que viniera a recoger unos papeles para terminar de arreglar el contrato que tu padre hizo para adquirir un edificio en Kensington, antes de la fiesta —manifiesta.
Esta vez, no me molesto en volver a romper la tensión y, en cambio, me pregunto por qué el trayecto se siente tan largo.
—Me enteré de que tienes una habitación en el Quantum Court —comenta al azar. Mi padre había hecho negocios con su padre para que pudiera obtener un apartamento en el lujoso alojamiento que pertenecía al negocio familiar de Charles con tal de estrechar sus relaciones diplomáticas.
—Es cómoda —me limito a declarar. Para mi suerte, las puertas del ascensor se abren y respiro con alivio.
—¿Estás en Goldsmiths? —pregunta, a lo que yo asiento con la cabeza—. ¿Primer año?
—Segundo.
—Es una buena universidad.
Mi celular comienza a sonar una vez que pasamos por la recepción y miro fugazmente la pantalla: es Cameron. Me apresuro a colgar, presintiendo lo que va a decirme; saco la llave del valet parking del bolsillo interno de mi chaqueta y aprieto el botón más fuerte de lo que esperaba. Los nervios van a fallarme.
Cuando llegamos a la entrada del edificio, un automóvil negro está esperando a Charles.
—Nos vemos más tarde, Doyle —se despide, y mis ojos se tuercen una vez que se da la vuelta. No iba a aparecer en esa cena ni de broma.
Mi teléfono vuelve a sonar en el momento que el aparcacoches aparece con mi Audi, así que ignoro la llamada, por segunda vez, y entro en mi carro. Mi celular vibra un par minutos después, pero por un motivo distinto.
“¿Ya estás cerca?”
Aretha, una rubia flamante, a quien conocí hace tres semanas en Elektra y había prometido llevar a la celebración de Nochebuena, había enviado el mensaje. Estoy a punto de cancelar la invitación, cuando otro mensaje cae y alcanzo a leerlo desde la barra de notificaciones.
“Tú padre está buscándote. Deberías venir pronto”.
Mascullo un juramento. La conexión entre Cam y yo me asusta en momentos como estos, y pienso que quizá nuestras mentes están conectadas y puede leer lo que pienso, aunque estemos a cien kilómetros de distancia.
No hay escapatoria… voy a necesitar más de una cerveza esta noche.
El semáforo de un cruce se pone en rojo, y aprovecho la oportunidad para responderle a Aretha.
“Paso por ti en seguida. Iremos por café”.
COLEEN
Un año atrás.
Tengo el celular en la mano y el corazón en la garganta. Hace frío, pero mis piernas no se mueven exactamente por eso: llevo casi media hora tratando de procesar mi situación actual... y creo que mi trasero ha comenzado a pegarse en la banca. Le doy una mordida a mi sándwich, a quien había puesto como excusa para salir a cenar, y contengo las lágrimas.
Es Nochebuena y estoy en medio de mi turno de trabajo porque no pude ir a casa. Había gastado lo último que me quedaba en el pago del alquiler y, prácticamente, no me quedaban más de cinco libras; ni siquiera tengo idea de cómo voy a sobrevivir lo que resta del año, solo espero que lo que sea que tenga mi refrigerador sea suficiente.
Mi inconsciente se encarga de no dejarme en paz. No iba a funcionar, Cole, volaste demasiado alto.
¿Cuándo deberíamos dejar ir los sueños tontos?
¿Cuándo deberíamos dejar de insistir en que podemos hacerlo todo?
Llevo medio año viviendo sola y no podría estar peor. Había venido a New Cross siguiendo un sueño irreal y, pese a que había obtenido una beca, tengo que trabajar para solventar el gasto del apartamento y la comida —porque morir de hambre no es una opción para mí—, y el dinero apenas me alcanza para cubrir la mensualidad y los materiales…
Materiales.
¿Enserio, Coleen? De todas las cosas que pudiste estudiar y considerando tus posibilidades, ¿artes? ¿Quieres estudiar artes?
Pasan otros dos minutos cuando reparo en el papel que tengo en la mano izquierda; lo he apretado tan fuerte que se humedeció y la tinta me manchó la mano. Le echo un vistazo... mis ojos caen automáticamente en el número de tres cifras al final del recibo y no puedo evitar suspirar.
Trabajas demasiado, Coleen. La voz de mi abuelo resuena una y otra vez en mi cabeza. Entre una cosa y otra, logré decirle que no podría llegar a cenar con ellos, con la explicación de que me asignaron el turno a último momento y la cafetería estaba abarrotada. Al menos, mis tío-abuelos habían llegado este año para pasar la Navidad con nosotros, por lo que no estarían solos. Cuando me preguntó si había otro problema, respondí que no; que quería que mi jefa confiara en que podía hacer esto y no podía dejar a mi compañera sola. ¿Qué iba a responder? ¿Que no tenía dinero para regresar? ¿Que si no pagaba el alquiler perdería el apartamento más barato que pude encontrar? Seguro insistiría en ayudarme, pero no quiero ser una carga. No más.
Al final, dijo entender la situación y que se encargaría de decirle a mi abuela más tarde. Mis ojos se empañan, de nuevo. No quiero ni imaginar cómo va reaccionar ella…
—¿Coleen? —una voz femenina de acento fuerte me llama y volteo: una chica castaña espera tras de mí con una bandeja vacía—. ¿Te molesto?
—Descuida, Monna, terminé de cenar —le digo, tragándome lo que resta del sándwich y frotando mis manos para limpiarme las migas—. ¿Qué sucede?
—Necesito que entres. El lugar está lleno y creo que estoy apunto de explotar —exhala, dejándose caer sobre el apoyabrazos de la banca—. La señora Aldrich acaba de irse y me dijo que nos encargáramos de cerrar.
—¿Habrá surgido una emergencia? —pregunto, poniéndome de pie. Nuestra jefa no suele dejarnos por cualquier motivo.
—Creo que mencionó que su hijo quemó el pavo —dice, caminando a mi lado. La escena me parece ridículamente graciosa y mis cejas se levantan.
—Sí, creo que eso suena como una emergencia —declaro, confundida. Una ligera ola de calor me golpea cuando entramos a la cafetería y puedo sentir como mis mejillas se derriten; todas las mesas están llenas.
—Voy limpiar la barra para avanzar —se adelanta Monna, tomando un paño.
—Me quedaré en la caja.
Las dos horas siguientes pasan volando. Gente yendo y viniendo, gastando absurdas cantidades de dinero. Regalos ostentosos, vestidos y trajes nuevos. Una competencia para ver quién luce mejor; quién tiene más, quién se ve más feliz.
Cuando el reloj marca las nueve, el lugar ya está solo. Monna está en el baño, cambiándose, yo estoy limpiando las mesas y mi celular vibra por milésima vez en la noche. Ya no necesito ver la pantalla para saber de quién se trata: mi abuela. Ignoro la llamada, como he hecho con las anteriores, y sigo ordenando todo. Cuando termino, me dirijo a la caja para hacer el cierre de ventas, y no pasan más de cinco minutos cuando la campanilla de la entrada suena y la puerta se abre de golpe.
Un chico de cabellera oscura vestido con traje de etiqueta se dirige hacia mí con paso firme, seguido por una chica. Miro por sobre el hombro del pelinegro y quiero golpearme: había olvidado cambiar el letrero a cerrado y no había puesto llave.
—Disculpe, señor, pero hemos cerrado —me apresuro a decir. A pesar de que él parece solo un poco mayor que yo, mantengo las formalidades.
—¿Ah, sí? Y yo puedo comprar todo, si quisiera —replica con arrogancia, clavando la vista en el menú.
Inhalo con fuerza. De cualquier manera, ha sido responsabilidad mía no cerrar a tiempo.
—¿Puedo tomar su orden?
—Un Insomnia Negro y… ¿qué quieres tú? —pregunta a su acompañante. Alguien no quería dormir esta noche.
La despampanante rubia a su lado parece no decidirse y me detengo a observarla por un segundo; piernas esbeltas, figura perfecta, maquillaje impecable, tacones de muerte, un vestido que nadie en su sano juicio se pondría con el frío que hace afuera…
—Un mousse de café light —dice al fin. Su voz era más aguda de lo que esperaba.
—Lo que pida la princesa. Ya oíste —el chico se dirige a mí con una autoridad despreciable.
—¿Algo más? —respiro hondo, rogando que el último hilo de paciencia que me queda sea lo suficientemente fuerte. Pero la tentación es más fuerte—. ¿Lo quieres con verduras, fibra extra especial sin carbohidratos?
—¿Disculpa? —es el moreno quién responde, pero la chica no podría estar más ofendida.
Suspiro con irritación y mi vista se dirige hacia la esquina derecha de la cafetería. La cámara todavía está encendida.
Maldita política de servicio al cliente.
—Son dieciséis cincuenta —digo, con el tono más amable que puedo. El muchacho rueda los ojos y no tarda en darme un billete de veinte libras—. ¿De casualidad no llevas monedas?
—¿Sabes qué? Quédate con el cambio… cómprate algo de comer, yo invito —sus palabras irradian una soberbia insufrible y, por primera vez, me mira directamente a los ojos. Siento que mis puños están apunto de estrellarse en su rostro—. Parece que lo necesitas más que yo.
Lo que necesitaba. Justo cuando pensaba que las cosas no podrían ponerse peor, aparece un tipo con problemas de autocontrol para cerrar la noche con broche de oro.
Solo le había pedido monedas.
—Vaya, muchas gracias, lo aceptaré con gusto —el esfuerzo que hago para mantener la compostura y fingir una sonrisa es sobrehumano, y me felicito por lograrlo—. Tomen asiento, enseguida preparo su orden —y justo cuando me doy media vuelta, y a sabiendas de que la cámara no me enfoca bien, me aseguro de decir en un tono apenas perceptible lo que, espero, sea la gota que rebalse el vaso—, imbécil.
—¡Suficiente! Nos vamos —el chico explota sin más y siento una clase de satisfacción calentándome el pecho; una sensación similar a cuando has ganado algo—. No voy a soportar esto.
—Pero, Alexander…
—¡Nos vamos! —interrumpe a la rubia, quien apenas se las arregla por correr detrás de él.
El silencio que inunda el lugar después de que salen es placentero y sonrío para mis adentros, esperando que entre de nuevo. En medio del arranque, olvidó su billete y, ahora, no planeo hacer otra cosa con él que no sea guardarlo como un recuerdo de victoria. Si tan solo hubiese ocurrido unas horas antes, probablemente habría reconsiderado la idea de ir a casa.
—¿Soy yo o habían personas aquí? —pregunta Monna, acomodándose el abrigo. Asiento con la cabeza; ya comenzaba a preguntarme en dónde rayos se había metido—. ¿Qué sucedió?
Ni yo tenía idea.
—Algo parecido a un milagro de Navidad.
Ha comenzado a nevar. Las luces navideñas centellean por todas partes y el sentimiento efímero de la celebración que está en el aire casi me resulta nauseabundo. Continúo caminando a mi apartamento tan rápido como puedo, pero, de repente, el aliento me falta y tengo que detenerme. Me dejo caer en la primera banca que encuentro, me doblo sobre mis rodillas, llevo mi cabeza al agujero que formo con mis brazos... y me deshago en llanto. Me descompongo sin más.
El sonido de los villancicos y las risas de las personas me aturden. Había juntado el valor suficiente para responderle a mi abuela y, aunque traté de sonar tan tranquila como pude, escuchar la tristeza en su voz no hizo más que quebrarme. Una vez que colgué, la idea de tirar la toalla de una vez por todas inundó mi cabeza, y el plan me pareció tan brillante, tan fácil, tan reconfortante... que me odié a mí misma.
Al darme cuenta de lo que estaba considerando, comencé a correr. Corrí, como si pudiera escapar de mis pensamientos; como si fuera la solución a mis problemas. Como si así pudiese llegar a casa.
Otras personas la pasan peor, ¿y estoy quejándome por esto?
¿Acaso soy tan débil?
La autocompasión es una de las cosas más repugnantes que puede experimentar el ser humano y me desprecio justo ahora por sentirla. De pronto, el olor a comida a mí alrededor no hace más que ahondar el vacío formado en mi estómago, y vuelvo a poner los pies en la tierra.
—Maldita sea —reniego entre dientes. Justamente, mi abuela había terminado la llamada aconsejándome que comiera bien, como si temiera que no lo hiciera.
Comer bien. No puedo recordar la última comida real que tomé y me río al pensar en la precisión de sus palabras. Sí, tengo hambre.
—Maldita sea...
—¿Vienes o prefieres seguir quejándote? —pregunta con serenidad una voz masculina.
—Me quedo —ni siquiera volteo a verlo. Tal vez, ya estaba alucinando.
—Por favor, ven. Me sentiré completamente responsable si te quedas aquí y te congelas.
—Ni siquiera me conoces.
—Ya crucé palabra contigo, no hay vuelta atrás.
—Por favor, vete.
—No voy a dejarte sola…
—Vete —tan pronto como siento el calor de un cuerpo sentándose a mi lado, volteo a verle: un chico asiático de cabello castaño y semblante amigable me observa, y tengo que apartar mi rostro de inmediato al darme cuenta de su cercanía.
La expresión de su rostro cambia y sus ojos se abren ligeramente.
—Eres tú —apenas alcanzo a entender lo que dice porque lo ha susurrado—. ¿Estabas…?
Ni siquiera termina la pregunta, pero entiendo a qué se refiere. Siento los ojos hinchados, las mejillas entumecidas y la nariz congestionada.
—Es por el frío —alego, limpiando bruscamente mi rostro con la manga de mi abrigo. Ojalá mi nariz no esté tan roja—. ¿Me conoces de algún lado?
—Ya veo. Y… ah, sí, de la universidad. Casi siempre estás con un tipo moreno de ojos claros y una chica castaña —explica.
—¿Me espías? —estoy casi segura de que se refiere a Txomin y Milanka.
—No, exactamente. Soy bueno recordando rostros y lo de hoy a sido mera casualidad —continúa, despreocupado, para luego sonreír ampliamente—. Me llamo Jianming. Han Jianming.
—Anna. Anna Schmidt.
—No, no eres Anna. Tu nombre suena como nombre de chico —dice, recostándose en la banca con gesto pensativo—. Algo como Caín, Cailin... Coil... ¡Colin!
—Coleen —lo corrijo; no es la primera persona que me lo dice. Entrecierro los ojos, escudriñándolo. Comienzo a creer que sí me espía—. ¿Estamos en el mismo departamento?
—No, pero mi mejor amigo sí.
—¿Bellas artes?
—Sí, en teatro —aclara—. Es por eso que te veo a veces.
Quizá, debería poner más atención a las personas a mi alrededor.
—Me conoces —murmuro, pateando débilmente un pequeño montículo de nieve.
—Solamente de vista, tampoco te emociones.
—Yo... a ti no. Solo sé que te llamas Jiaming y que estudias en Goldsmiths, por lo que acabas de decirme —una nube de vaho sale de mi boca mientras hablo; nieva suavemente—. ¿Y qué haces caminando por aquí a esta hora?
—Vivo en un apartamento a un par de cuadras —explica Jianming, su tono es suave y relajado—. Mis padres son chinos tradicionalistas y no celebran Navidad ni el Año Nuevo occidental, así que no me dejan regresar a Londres en vacaciones porque tengo que trabajar.
Ante la declaración, gesticulo un “ah” y él se limita a encogerse de hombros.
—¿De qué parte de Londres eres? —inquiero.
—Soho. ¿Y tú eres de por acá?
—No, también soy de Londres. De Enfield... —una vez que menciono el nombre, el intento de sonrisa que había logrado formar se desvanece por completo y siento que voy a volver a llorar. Saco mi celular para poner mi atención en otra cosa y contemplo la pantalla brevemente; son pasadas las diez y media—. Tengo que irme.
—¿Vives sola? —cuestiona. Asiento con la cabeza—. ¿Tienes planes?
— Planeaba ir a dormir, ha sido un día largo —admito, pero no he terminado de ponerme de pie cuando mis tripas rugen, literalmente hablando. Si mi abuela hubiese escuchado eso...
Busco mirarle a los ojos, pero Jianming me evade rápidamente. Sus boca se frunce y crea una clase de punta con el labio superior, formando una sonrisilla similar a la de una tortuga.
—Tienes hambre.
—Fue un gusto, Jianming —digo de manera brusca, dándome media vuelta. Casi puedo imaginar mis mejillas ruborizándose.
Apenas me he alejado un par de metros de la banca cuando vuelve a hablarme de nuevo.
—Treinta minutos.
La curiosidad me gana, y me obligo a detenerme.
—¿Qué?
—Treinta minutos —dice, como si aquello tuviera sentido—. Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí.
Una risa débil se me escapa y volteo a verlo. ¿Qué trataba de hacer?
—¿Y ahora qué me ofreces?
—Vamos a cenar —propone, caminando hacia mí—. Voy a hablar mucho, pero vale la pena.
—¿Qué vale la pena? —pregunto, sin entender completamente. Las comisuras de mis labios amenazan con hacerme sonreír.
—Pues, conocerme —declara, con tono divertido, encogiéndose de hombros.
—Es tarde... y es Nochebuena —hago notar; es probable que no haya nada abierto a esta hora en un día como este.
—Hay un La Poule au Pot cerca de aquí que cierra a media noche... y abren en días feriados —contraataca.
—No tengo dinero —confieso, llevándome las manos a los bolsillos por el frío. Sé de antemano que los precios del lugar que sugiere están fuera de mi alcance.
—Yo invito —dice, y casi sonríe con los ojos—. Tu amistad puede servir como préstamo.
Por primera vez en la noche, me permito reír sinceramente. En otro momento, seguramente hubiera rechazado la propuesta de alguien a quien había conocido hace menos de media hora, pero la situación está a mi favor, mi estómago está apunto de hablarme y el sujeto me parece extrañamente agradable.
Qué imprudente, Coleen.
—Voy a pagarte —aseguro, comenzando a caminar.
—¿Eso es un sí? —pregunta con cierta incredulidad, y su sonrisa no hace más que agrandarse cuando afirmo—. ¿Qué tal si mejor tú invitas a la próxima?
—Lo que digas, Jianming —suelto, dándome por vencida. El tipo no tenía caso.
—Puedes llamarme Jin —sugiere de forma graciosa, caminando a mi lado. Lo miro de reojo; podría jurar que la sonrisa está a punto de romperle el rostro—. ¿Sabes, Cole? Es la primera vez en la vida que celebro Navidad.
—Es mi primera vez celebrándola lejos de casa.
De repente, la nevada se vuelve más escasa y me percato de que el ambiente me parece más tolerable que antes; las luces no me provocan palpitaciones y siento una especie de tranquilidad creciendo en mi interior. Levanto la mirada al cielo.
Quizá se trataba de otro milagro de Navidad.
—Entonces, Jin —comienzo, tratando de entablar una conversación—, ¿acaso vas por la calle salvando la vida de las personas?
El asiático medita por un momento antes de responder.
—Supongo que algo así.
Actualidad.
—¿De qué me perdí? —cuestiono en voz baja, tratando de recomponerme. Apenas pude dormir dos horas y me quedé dormida… el primer día de clases. Aún así, logré llegar al salón a una velocidad extraordinaria.
Milanka había decidido mudarse, a última hora, a un apartamento con su novia, y pasé toda la noche ayudándole a guardar sus cosas en cajas porque compartía el cuarto con ella. En la madrugada, mientras mis párpados se volvían pesados y llenaba el formulario de alojamiento universitario solicitando un nuevo compañero, intenté armar un pequeño drama, diciéndole que me abandonaba porque se había dejado vencer por el amor. El asunto terminó rápido porque la castaña alegó que estaba exagerando, pues solo se cambiaría a una habitación en el mismo piso en el que vivíamos.
Mi respiración es agitada y creo que estoy a punto de sufrir un paro cardíaco.
—No te preocupes, el profesor Phillips acaba de llegar —responde Apollo, quien logró apartarme un asiento delante de él y se encarga de apaciguarme en situaciones como estas.
—Bien, muchachos, creo que ya estamos todos —empieza nuestro joven catedrático, dándome una mirada elocuente. Acto seguido, recoge una pila de impresiones de su escritorio y los divide entre los primeros de la fila—. Las cosas en el departamento son un desastre, por lo que voy a ser breve. Bienvenidos a Diseño Editorial uno. Pueden pasarlos —indica a mis compañeros.
Cuando el folleto llega a las manos de todos y el profesor Caleb llega a la parte en la que da lectura al programa y las actividades, los lamentos no se hacen esperar.
—Esto es demasiado, señor Phillip —se queja una chica al otro lado del salón.
—Y si ésta es su primera clase, no tienen ni idea —declara, casi riendo—. La universidad ha establecido ciertas actividades educativas con el propósito de intercambiar conocimientos con estudiantes de distintas carreras y años a fin de explotar sus capacidades creativas en todas, todas las materias, así que... nadie se salva —recalca, ante la vista de los rostros infelices de la clase—. No digo que sea fácil, pero vamos a tratar de enfocarnos en las dos actividades principales y que tienen mayor ponderación...
—¿Cuál es exactamente el propósito de la exposición en el Centro de Arte Contemporáneo? —lo interrumpe alguien, y busco la página en que se menciona la actividad.
—No puedo decir mucho al respecto por ahora porque aún nos estamos poniendo de acuerdo, pero es posible que tenga que ver con Diseño Editorial dos. Una vez que tenga los detalles, voy a comentárselos.
—¿No puede darnos una idea? —las murmuraciones se alzan en apoyo, y el catedrático cede ante la curiosidad.
—Puede ser que tenga que ver con el aniversario de una revista, en la que por cierto trabajo, que comienza en “V” y termina en “ogue”. Y, si todo sale bien, es bastante probable que puedan realizar prácticas en la sede londinense el siguiente semestre… considérenlo como una oportunidad para que conozcan uno de sus posibles ambientes laborales —revela, con aires de misterio—. Dejando eso de lado, tengo que comentar algo sobre la otra actividad antes de que nos vayamos, porque también será evaluada.
Después de tomar agua, tiene que golpear un par de veces el escritorio con la mano para atraer la atención
—La siguiente información es confidencial, hasta cierto punto, así que espero su discreción. Bien, como saben, cada año, un departamento de la universidad se encarga de organizar la Fiesta de Verano. Pero, como mencioné anteriormente, las cosas van a ser distintas y ésta es una de esas actividades integradoras. Este año, los departamentos de arte, diseño, historia, música y teatro van a ser los encargados de inaugurar esta dinámica y hacer posible la que, se espera, sea la mejor hasta el momento. A continuación, voy a mencionar a quiénes serán los líderes de comités en el departamento y a quiénes los profesores de artes hemos elegido, respecto a nuestra experiencia personal trabajando con ellos. Estudiantes que han demostrado un sentido de responsabilidad que nos hace confiar en que esto será realidad —dice, dándole una ojeada al folleto que tiene en las manos—. Por favor, levanten la mano si escuchan su nombre, necesito saber quiénes de ustedes están en esta clase para entenderme con ellos más adelante. Samantha Brown, Txomin Singh, Apollo Caine, Sophie Williams y Coleen Pearce.
Cuando escucho mi nombre, no puedo evitar hacer un mohín al imaginar la cantidad de problemas extras que tendré este semestre. De repente, Apollo está sacudiéndome de los hombros y lo miro de reojo; la felicidad no cabe en el cuerpo del rubio, quién no para de repetir “estamos juntos en esto”. Justamente, somos los únicos de la lista en esta clase.
Mi celular vibra en el bolsillo de mi pantalón, notificando que tengo un mensaje, y me apresuro a revisarlo.
“Te toca invitar la cena de iniciación. Nos vemos en La Taberna a las diecisiete”.
Se trata de Jin recordándome la clase de ritual que habíamos creado para ponernos al corriente de nuestro primer día de clases... y que, en realidad, realizamos cada semana bajo el motivo de que el lunes cuenta como el primer día de clases, relativamente hablando.
“Copiado”.
“A las diecisiete. ¡No lo olvides!”
Estoy a punto de responderle cuando otra ola de comentarios se levanta y el profesor menciona algo que no alcancé a escuchar. Las voces vienen de todas partes; todas haciendo preguntas al mismo tiempo.
—Silencio. ¡Silencio, por favor! Es lo único que diré por ahora. Tengo que ir a una reunión.
—¿Cuál será la temática? —la voz de quien interroga se eleva por sobre las otras y se roba el protagonismo, materializando, quizá, la pregunta que teníamos todos.
El hombre de ojos hazel hace una pausa dramática y recorre con la mirada todo el salón de clases, tensando el ambiente. Casi todos están inclinados hacia adelante sobre sus asientos, listos para hacer explotar la reacción de entusiasmo que desencadenaría la siguiente revelación.
—Pero no lo escucharon de mí, ¿de acuerdo? —advierte, y tengo el leve presentimiento de que este pequeño secreto de estado habrá llegado a los oídos de media universidad al final del día—. Baile de máscaras.
- buenas, buenas:
- COMENZAMOS, MUCHACHADA, KEMOSIOOÓN El capítulo me quedó más largo de lo planeado, así que me disculpo si es demasiado y termina volviéndose aburrido en algunas partes, pero necesitaba dejar plasmadas algunas cosas para empezar Quiero aclarar que la primera escena nació de un extracto de un libro llamado "Sáfico" y que, me pareció, podía usar y quedaba bien, al igual que parte del diálogo de los treinta minutos pertenece a una película llamada "Anonyma"... así que pensé que también podía reciclarlo (???) Creo que es todo por ahora, estoy leyéndolas
Sigue: lovesick / Brenda.
Última edición por pantone. el Sáb 09 Mayo 2020, 12:29 pm, editado 8 veces
pantone.
Re: ii. masquerades.
- beca:
Ay mgod que pasó para que esté tan cabreado?!
okey ya entendíacabé de leer y entendi lolso tiene el drama de tener que ser parte de la empresa familiar y de la que es heredera, por que siempre se lo toman como que ya tiene que estar hiperatento y formar parte de una manera tan activa en la empresa? si todavía está en la universidad!
me gusta alexander, le veo claramente luchando por comportarse y no perder los estribos aun que no se si acabará funcionando xd pero sigo en duda existencial para saber más sobre quien es Aretha
vamos con coleen
Siempre Coleen! Siempre! por los momentos más duros que pasemos los sueños siempre nos mantienen vivos de alguna forma, nos dan un propósito para seguir luchando¿Cuándo deberíamos dejar ir los sueños tontos?
¿Cuándo deberíamos dejar de insistir en que podemos hacerlo todo?
La verdad es que en parte lo entiendo, el ideal de vivir de manera independiente es muy alto en nuestra cabeza, lo sentimos como algo maravilloso cuando la verdad es que es bastante duro y sobretodo al principio hay muchos altibajos y cuando hay una constante baraja de pagos es agotador...
JAJAJAJA si, el dilema de la "sencillez" de estudiar arte y que cumpla la promesa de ser una de las carreras más caras que existen por que el material te rompe cualquier esquema para repartir tus ganancias
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¿Qué iba a responder? ¿Que no tenía dinero para regresar? ¿Que si no pagaba el alquiler perdería el apartamento más barato que pude encontrar? Seguro insistiría en ayudarme, pero no quiero ser una carga. No más.
que capullo!!—¿Sabes qué? Quédate con el cambio… cómprate algo de comer, yo invito —sus palabras irradian una soberbia insufrible y, por primera vez, me mira directamente a los ojos. Siento que mis puños están apunto de estrellarse en su rostro—. Parece que lo necesitas más que yo.
que pasó con alexander? la oyó o es que no soportaba esperar cinco minutos? me he quedado de piedra no entiendo que pasó
tentadora, lo se. pero plz no...Una vez que colgué, la idea de tirar la toalla de una vez por todas inundó mi cabeza, y el plan me pareció tan brillante, tan fácil, tan reconfortante... que me odié a mí misma.—Vete —tan pronto como siento el calor de un cuerpo sentándose a mi lado, volteo a verle: un chico asiático de cabello castaño y semblante amigable me observa, y tengo que apartar mi rostro de inmediato al darme cuenta de su cercanía.
ayyyyyy me encanta Jianming es tan dulce ay plz
ajaja la otra tratando de engañarle pero el otro la pilla, me meo xdd y él conocioendola y como que ella nunca reparó en él
ay me encanta, me encanta esta escena, me repetiré un millón de veces pero es la única palabra que lo expresa—Treinta minutos.
ves tenía razón, es super cute&sweet! Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí. i mean... nadie te dice algo así y no lo cumple amore. me gusta mucho su seguridadaparente
ya soy fan de este chicoTu amistad puede servir como préstamo.—Entonces, Jin —comienzo, tratando de entablar una conversación—, ¿acaso vas por la calle salvado la vida de las personas?
{...}
—Supongo que algo así.
ay esta parte me salvó el coraçao <3333333
uy casi me caigo de la cama al leer lo de apollo ya ni me acordaba, solo me sonaba el nombre
dejando a parte ese lapsus, ay que bueno. me encanta como lo has introducido todo, ha quedado redondo, creo que has hecho un inicio perfecto y ay no se me repito pero me ha gustado un montón. pobre cole se le acumulan las cosas... peeero veo que sigue viendo a Jin y soy feliz
pd. descuida, a mi no se me hizo largo ni me aburrí, esta on point
Me encantó, y i'm crying por que esto empezó ya de manera oficial. Que ganas tengo de leer más y saber más de todas
tranquila, yo creo que es lo más normal del mundo que se nos queden ciertas escenas en la mente de películas, series o libros y de alguna forma las utilicemos. lo cierto es que no creo conocer ninguna de las dos así que me lo apunto y así le echaré un vistazo
✦ ausente.✦
pixie.
Re: ii. masquerades.
- :
- Holi. Primero que nada, que emoción.
El tan esperado primer cap ME HIZO MUCHA ILUSIÓN. Me alegra que hayas comenzado tú, no puedo pedir más puesto que tu capitulo tuvo de todo y sin duda ansío saber más sobre estos dos.
En lo personal, me gustó mucho más la manera en la que narras desde la perspectiva de Alexander (quién se ha vuelto mi personaje fav de tus pj) idontknowwhy me da la impresión de que es de las personas que siempre va a su tiempo y eso me agrada.
Por cierto, estaba leyendo que referencias a otras obras, pero a mí me recordó mucho a Alyssa (de The end of the fucking world) en la escena del restaurante de Coleen cuando se burla y Alex pierde la cabeza.
Estas son mis escenas favoritas y mi reacción a ellas:
Yo estaba como Alfred.Pantone escribió:El anciano queda boquiabierto. Giro sobre mis talones y abro las puertas de par en par, azotándolas detrás de mí. Entonces, echo a correr por el pasillo tan rápido como el esmoquin me lo permite y presiono el botón del ascensor mil veces, como si así fuese a llegar más rápido.
Lit.
Lo mismo digo.Albert Doyle al fin había encontrado la mejor ocasión para presentarme públicamente como el único heredero de su compañía farmacéutica en la cena de caridad de este año, a sabiendas de que todos los socios de la empresa estarían presentes y no tendría escapatoria, al menos que quisiese quedar como un patético irresponsable, socialmente hablando, y aceptara servirme como comidilla de la noche.
Vaya mierda…
Mi bebé. A puesto a que él pensaría exactamente lo mismo y se sintió agradecido por el hecho de que Alex haya tomado la inciativa.—Doyle —dice en forma de saludo, adentrándose, y el botón que presiona resulta ser el mismo del piso al que me dirijo.
—Hurley —respondo de la misma manera, con voz átona. ¿Conocen el silencio incómodo que se produce cuando te quedas solo con alguien que solías conocer y con quien no tienes nada de qué hablar? Pues esa clase de silencio inunda el pequeño espacio entre ambos, y me siento obligado a romperlo—. ¿Qué haces aquí?
Me sentía como en una tragicomedia. Por un lado me daba ansiedad ver que Alex no sabía que hacer y me daba algo como si fuera una risita nerviosa al ver que sus movimientos eran ligeramente torpes como al presionar el botón tremendamente fuerte.Me apresuro a colgar, presintiendo lo que va a decirme; saco la llave del valet parking del bolsillo interno de mi chaqueta y aprieto el botón más fuerte de lo que esperaba. Los nervios van a fallarme.
Cuando llegamos a la entrada del edificio, un automóvil negro está esperando a Charles.
—Nos vemos más tarde, Doyle —se despide, y mis ojos se tuercen una vez que se da la vuelta. No iba a aparecer en esa cena ni de broma.
Mi parte fav del cap.Tomen asiento, enseguida preparo su orden —y justo cuando me doy media vuelta, y a sabiendas de que la cámara no me enfoca bien, me aseguro de decir en un tono apenas perceptible lo que, espero, sea la gota que rebalse el vaso—, imbécil.
—¡Suficiente! Nos vamos —el chico explota sin más y siento una clase de satisfacción calentándome el pecho; una sensación similar a cuando has ganado algo—. No voy a soportar esto.
—Pero, Alexander…
—¡Nos vamos! —interrumpe a la rubia, quien apenas se las arregla por correr detrás de él.
Estaba como de: Oh, shit.
Pero debo decir que Coleen actuó de manera razonable, si yo hubiera sido ella se lo hubiera gritado.
Me volví lectora por estas escenas. Amó que en las novelas existan este tipo de fragmentos que me hacen gritar como niña. Me pareció tremendamente adorable. Bien jugado, dude.
—Treinta minutos.
La curiosidad me gana, y me obligo a detenerme.
—¿Qué?
—Treinta minutos —dice, como si aquello tuviera sentido—. Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí.
Hasta aquí mis reacciones, Joaquín.
Subo prontix.
lovesick
Re: ii. masquerades.
- spellman.:
- spellman. escribió:
- beca:
- Ay mgod que pasó para que esté tan cabreado?!
okey ya entendíacabé de leer y entendi lolso tiene el drama de tener que ser parte de la empresa familiar y de la que es heredera, por que siempre se lo toman como que ya tiene que estar hiperatento y formar parte de una manera tan activa en la empresa? si todavía está en la universidad!
me gusta alexander, le veo claramente luchando por comportarse y no perder los estribos aun que no se si acabará funcionando xd pero sigo en duda existencial para saber más sobre quien es Aretha
vamos con coleen¿Cuándo deberíamos dejar ir los sueños tontos?
¿Cuándo deberíamos dejar de insistir en que podemos hacerlo todo?
Siempre Coleen! Siempre! por los momentos más duros que pasemos los sueños siempre nos mantienen vivos de alguna forma, nos dan un propósito para seguir luchando
La verdad es que en parte lo entiendo, el ideal de vivir de manera independiente es muy alto en nuestra cabeza, lo sentimos como algo maravilloso cuando la verdad es que es bastante duro y sobretodo al principio hay muchos altibajos y cuando hay una constante baraja de pagos es agotador...
JAJAJAJA si, el dilema de la "sencillez" de estudiar arte y que cumpla la promesa de ser una de las carreras más caras que existen por que el material te rompe cualquier esquema para repartir tus ganancias¿Qué iba a responder? ¿Que no tenía dinero para regresar? ¿Que si no pagaba el alquiler perdería el apartamento más barato que pude encontrar? Seguro insistiría en ayudarme, pero no quiero ser una carga. No más.
i feel u [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—¿Sabes qué? Quédate con el cambio… cómprate algo de comer, yo invito —sus palabras irradian una soberbia insufrible y, por primera vez, me mira directamente a los ojos. Siento que mis puños están apunto de estrellarse en su rostro—. Parece que lo necesitas más que yo.
que capullo!!
que pasó con alexander? la oyó o es que no soportaba esperar cinco minutos? me he quedado de piedra no entiendo que pasóUna vez que colgué, la idea de tirar la toalla de una vez por todas inundó mi cabeza, y el plan me pareció tan brillante, tan fácil, tan reconfortante... que me odié a mí misma.
tentadora, lo se. pero plz no...—Vete —tan pronto como siento el calor de un cuerpo sentándose a mi lado, volteo a verle: un chico asiático de cabello castaño y semblante amigable me observa, y tengo que apartar mi rostro de inmediato al darme cuenta de su cercanía.
ayyyyyy me encanta Jianming es tan dulce ay plz
ajaja la otra tratando de engañarle pero el otro la pilla, me meo xdd y él conocioendola y como que ella nunca reparó en él—Treinta minutos.
ay me encanta, me encanta esta escena, me repetiré un millón de veces pero es la única palabra que lo expresa
ves tenía razón, es super cute&sweet! Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí. i mean... nadie te dice algo así y no lo cumple amore. me gusta mucho su seguridadaparenteTu amistad puede servir como préstamo.
ya soy fan de este chico—Entonces, Jin —comienzo, tratando de entablar una conversación—, ¿acaso vas por la calle salvado la vida de las personas?
{...}
—Supongo que algo así.
ay esta parte me salvó el coraçao <3333333
uy casi me caigo de la cama al leer lo de apollo ya ni me acordaba, solo me sonaba el nombre
dejando a parte ese lapsus, ay que bueno. me encanta como lo has introducido todo, ha quedado redondo, creo que has hecho un inicio perfecto y ay no se me repito pero me ha gustado un montón. pobre cole se le acumulan las cosas... peeero veo que sigue viendo a Jin y soy feliz
pd. descuida, a mi no se me hizo largo ni me aburrí, esta on point
Me encantó, y i'm crying por que esto empezó ya de manera oficial. Que ganas tengo de leer más y saber más de todas
tranquila, yo creo que es lo más normal del mundo que se nos queden ciertas escenas en la mente de películas, series o libros y de alguna forma las utilicemos. lo cierto es que no creo conocer ninguna de las dos así que me lo apunto y así le echaré un vistazo
Muchas gracias por el comentario, Zoe Aclarando tus dudas: el Alexander es un ser dramático y ya verás más de sus arranques semi-fundamentados y Aretha era su conquista en aquel momento porque el man es promiscuo, ah Y gracias por el amor a Jin Por otro lado, si te gustan las descripciones rebuscadas, el libro es una delicia y la película está en youtube
No puedo esperar por ver qué les depara a todos sus pj's en el futuro
No puedo esperar por ver qué les depara a todos sus pj's en el futuro
pantone.
Re: ii. masquerades.
- lovesick:
- lovesick escribió:
- Holi. Primero que nada, que emoción.
El tan esperado primer cap ME HIZO MUCHA ILUSIÓN. Me alegra que hayas comenzado tú, no puedo pedir más puesto que tu capitulo tuvo de todo y sin duda ansío saber más sobre estos dos.
En lo personal, me gustó mucho más la manera en la que narras desde la perspectiva de Alexander (quién se ha vuelto mi personaje fav de tus pj) idontknowwhy me da la impresión de que es de las personas que siempre va a su tiempo y eso me agrada.
Por cierto, estaba leyendo que referencias a otras obras, pero a mí me recordó mucho a Alyssa (de The end of the fucking world) en la escena del restaurante de Coleen cuando se burla y Alex pierde la cabeza.
Estas son mis escenas favoritas y mi reacción a ellas:El anciano queda boquiabierto. Giro sobre mis talones y abro las puertas de par en par, azotándolas detrás de mí. Entonces, echo a correr por el pasillo tan rápido como el esmoquin me lo permite y presiono el botón del ascensor mil veces, como si así fuese a llegar más rápido.
Yo estaba como Alfred.
Lit.Albert Doyle al fin había encontrado la mejor ocasión para presentarme públicamente como el único heredero de su compañía farmacéutica en la cena de caridad de este año, a sabiendas de que todos los socios de la empresa estarían presentes y no tendría escapatoria, al menos que quisiese quedar como un patético irresponsable, socialmente hablando, y aceptara servirme como comidilla de la noche.
Vaya mierda…
Lo mismo digo.—Doyle —dice en forma de saludo, adentrándose, y el botón que presiona resulta ser el mismo del piso al que me dirijo.
—Hurley —respondo de la misma manera, con voz átona. ¿Conocen el silencio incómodo que se produce cuando te quedas solo con alguien que solías conocer y con quien no tienes nada de qué hablar? Pues esa clase de silencio inunda el pequeño espacio entre ambos, y me siento obligado a romperlo—. ¿Qué haces aquí?
Mi bebé. A puesto a que él pensaría exactamente lo mismo y se sintió agradecido por el hecho de que Alex haya tomado la inciativa.Me apresuro a colgar, presintiendo lo que va a decirme; saco la llave del valet parking del bolsillo interno de mi chaqueta y aprieto el botón más fuerte de lo que esperaba. Los nervios van a fallarme.
Cuando llegamos a la entrada del edificio, un automóvil negro está esperando a Charles.
—Nos vemos más tarde, Doyle —se despide, y mis ojos se tuercen una vez que se da la vuelta. No iba a aparecer en esa cena ni de broma.
Me sentía como en una tragicomedia. Por un lado me daba ansiedad ver que Alex no sabía que hacer y me daba algo como si fuera una risita nerviosa al ver que sus movimientos eran ligeramente torpes como al presionar el botón tremendamente fuerte.Tomen asiento, enseguida preparo su orden —y justo cuando me doy media vuelta, y a sabiendas de que la cámara no me enfoca bien, me aseguro de decir en un tono apenas perceptible lo que, espero, sea la gota que rebalse el vaso—, imbécil.
—¡Suficiente! Nos vamos —el chico explota sin más y siento una clase de satisfacción calentándome el pecho; una sensación similar a cuando has ganado algo—. No voy a soportar esto.
—Pero, Alexander…
—¡Nos vamos! —interrumpe a la rubia, quien apenas se las arregla por correr detrás de él.
Mi parte fav del cap.
Estaba como de: Oh, shit.
Pero debo decir que Coleen actuó de manera razonable, si yo hubiera sido ella se lo hubiera gritado.—Treinta minutos.
La curiosidad me gana, y me obligo a detenerme.
—¿Qué?
—Treinta minutos —dice, como si aquello tuviera sentido—. Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí.
Me volví lectora por estas escenas. Amó que en las novelas existan este tipo de fragmentos que me hacen gritar como niña. Me pareció tremendamente adorable. Bien jugado, dude.
Hasta aquí mis reacciones, Joaquín.
Subo prontix.
Alexander es un caos andante, en todos los ámbitos... y ya caíste en sus encantos, ah (?) Nunca he visto The end of the fucking world, pero es interesante que menciones la referencia (es el multiverso, lol). Me alegra mucho saber que pude plasmar a Charles Gracias por el comentario, Bren, espero tu capítulo con ansias
pantone.
Re: ii. masquerades.
Antes que nada hola ah ¡de verdad me da mucha ilusión iniciar con este proyecto ya que tenía muchas ganas de escribir! AY fue hermoso ver capítulo y no pude detenerme hasta leerlo completito xd Becca hermosa, estuvo increíble como siempre, pero mejor te dejo acá un súper comentario con mis reacciones y todo como te lo mereces je
Espero el cap de Brenda con ansias uwu
- becca uwu:
- Arrojo los documentos contra la pared sin pensarlo dos veces. Luego, agarro un tintero y lo lanzo en la misma dirección. El desastre en mi cabeza se ilustra en la mancha negra y chorreante que queda estampada.
Apenas inicié y ya están lloviendo verg*zos JAJAJAJA no entiendo que está pasando pero woaaaaaa veo a un Alexander bastante enloquecido, ¿qué lo tendrá así?, no lo sé pero lo quiero averiguar ah—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? —con una furia casi salvaje, me vuelvo hacia la delgada figura que rebusca entre los papeles—. ¡Voy a renunciar como heredero y no habrá presentación!
OH ¡ahora lo entiendo todo! demonios, el padre lo ignoro por completo y se atrevió a jugarle una para que no pudiera negarse, uh, que astuto aunque siento pena por él
Se ve que lleva una vida difícil e infeliz porque no le gusta el peso que posaron en sus hombros, alch ni a mi me gustaría ah, así que siento empatía por él
Veamoooos ahora sigue Coleen, ¡maravilloso! Veamos que procede con ella ggg¿Cuándo deberíamos dejar de insistir en que podemos hacerlo todo?
Diablos señorita, siempre empezando con lo peor, que fuerte, ni siquiera la conozco y ya sentí empatía instantánea con Coleen porque no puedo creer que este sufriendo tanto en unos párrafos de comenzar a leerlo y que me sienta tan identificado con lo que piensa Además estudia artes, ugh, es una vida difícil amix
QUIERO ABRAZARLA Y DECIRLE QUE SE CALME PORQUE TODO ESTARÁ BIEN uh—¿Ah, sí? Y yo puedo comprar todo, si quisiera —replica con arrogancia, clavando la vista en el menú.
Yo definitivamente deduzco que se trata de Alexander y, no bro eso si que no, me caías bien pero si te pones así con Coleen hay tabla para ti y besos en la cabeza para ella
Es maravilloso que ella se defienda con palabras, esoooo, ¡esa es mi chica! NOOOOOO que arrogante es este chamaco nanana cancelado de momento ahre neta que se pasó—Algo parecido a un milagro de Navidad.
Claro que sí mi nena, un milagro de Navidad que incluyó poner en su lugar a un patán, you're doing amazing sweetheart En serio la amo ah espero que no le pase nada malo, ha sufrió bastante u.u—Vete —tan pronto como siento el calor de un cuerpo sentándose a mi lado, volteo a verle: un chico asiático de cabello castaño y semblante amigable me observa, y tengo que apartar mi rostro de inmediato al darme cuenta de su cercanía.
Dioses, uh, creo que voy a llorar porque en serio ella es una nena que quiero proteger de todo mal, ¿por qué le pasa lo peor a las mejores personas? uy, porfa amix ya que estas tratando de animarla lógralo, ¡te imploro que la has sentirse bien!
¡Jianming! LO AMO ya está, es tan precioso y descubrió que o estaba dando un nombre falso de inmediato jajajajajaja—Treinta minutos —dice, como si aquello tuviera sentido—. Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí.
ah caray eso si me interesa OMG es re lanzado este chico, NANANANA, neta es perfecto ooooh a ver que procede uwu—Entonces, Jin —comienzo, tratando de entablar una conversación—, ¿acaso vas por la calle salvando la vida de las personas?
El asiático medita por un momento antes de responder.
—Supongo que algo así.
Muerta ESTOY MIERTA DE AMOR Y TERNURA OMFG es tan adorable y tan dulce ayyyyyy quiero uno xd
¡Sigue la parte de la actualidad! Ufff que nervios, allá vamos...
Que emoción Caleen, cariño, no te preocupes porque el Caleb te eligió porque vas a hacer un trabajo magnífico ¡Yo sé que puedes!—Pero no lo escucharon de mí, ¿de acuerdo? —advierte, y tengo el leve presentimiento de que este pequeño secreto de estado habrá llegado a los oídos de media universidad al final del día—. Baile de máscaras.
QUE EMOCIÓN AHHHHHH me siento mal por el chisme que se va a correr JAJAJAJA pero bue eso le pasa al Caleb por andar de bocón xd PERO DIOSEEEES me emocioné y tuve como mil paros cardiacos ya releí varias veces ese párrafo para ver si no me equivocaba al leer, idk jajajajaja, es que me da mucha ilusión y emoción todo lo que está por venir ahhhh
Amo a Caleen y Jin, son tan lindos juntos omg, los shippeo je, y respecto a Alexander es un cretino pero siento un poco de lástima por él oh No puedo esperar para leer el próximo cap y saber más de ellos Becca
Pd: el cap fue asombroso, para nada tedioso ni largo, que dices ah
Espero el cap de Brenda con ansias uwu
trunks
Re: ii. masquerades.
- trunks:
- trunks escribió:Antes que nada hola ah ¡de verdad me da mucha ilusión iniciar con este proyecto ya que tenía muchas ganas de escribir! AY fue hermoso ver capítulo y no pude detenerme hasta leerlo completito xd Becca hermosa, estuvo increíble como siempre, pero mejor te dejo acá un súper comentario con mis reacciones y todo como te lo mereces je
- becca uwu:
- Arrojo los documentos contra la pared sin pensarlo dos veces. Luego, agarro un tintero y lo lanzo en la misma dirección. El desastre en mi cabeza se ilustra en la mancha negra y chorreante que queda estampada.
Apenas inicié y ya están lloviendo verg*zos JAJAJAJA no entiendo que está pasando pero woaaaaaa veo a un Alexander bastante enloquecido, ¿qué lo tendrá así?, no lo sé pero lo quiero averiguar ah—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? —con una furia casi salvaje, me vuelvo hacia la delgada figura que rebusca entre los papeles—. ¡Voy a renunciar como heredero y no habrá presentación!
OH ¡ahora lo entiendo todo! demonios, el padre lo ignoro por completo y se atrevió a jugarle una para que no pudiera negarse, uh, que astuto aunque siento pena por él
Se ve que lleva una vida difícil e infeliz porque no le gusta el peso que posaron en sus hombros, alch ni a mi me gustaría ah, así que siento empatía por él
Veamoooos ahora sigue Coleen, ¡maravilloso! Veamos que procede con ella ggg¿Cuándo deberíamos dejar de insistir en que podemos hacerlo todo?
Diablos señorita, siempre empezando con lo peor, que fuerte, ni siquiera la conozco y ya sentí empatía instantánea con Coleen porque no puedo creer que este sufriendo tanto en unos párrafos de comenzar a leerlo y que me sienta tan identificado con lo que piensa Además estudia artes, ugh, es una vida difícil amix
QUIERO ABRAZARLA Y DECIRLE QUE SE CALME PORQUE TODO ESTARÁ BIEN uh—¿Ah, sí? Y yo puedo comprar todo, si quisiera —replica con arrogancia, clavando la vista en el menú.
Yo definitivamente deduzco que se trata de Alexander y, no bro eso si que no, me caías bien pero si te pones así con Coleen hay tabla para ti y besos en la cabeza para ella
Es maravilloso que ella se defienda con palabras, esoooo, ¡esa es mi chica! NOOOOOO que arrogante es este chamaco nanana cancelado de momento ahre neta que se pasó—Algo parecido a un milagro de Navidad.
Claro que sí mi nena, un milagro de Navidad que incluyó poner en su lugar a un patán, you're doing amazing sweetheart En serio la amo ah espero que no le pase nada malo, ha sufrió bastante u.u—Vete —tan pronto como siento el calor de un cuerpo sentándose a mi lado, volteo a verle: un chico asiático de cabello castaño y semblante amigable me observa, y tengo que apartar mi rostro de inmediato al darme cuenta de su cercanía.
Dioses, uh, creo que voy a llorar porque en serio ella es una nena que quiero proteger de todo mal, ¿por qué le pasa lo peor a las mejores personas? uy, porfa amix ya que estas tratando de animarla lógralo, ¡te imploro que la has sentirse bien!
¡Jianming! LO AMO ya está, es tan precioso y descubrió que o estaba dando un nombre falso de inmediato jajajajajaja—Treinta minutos —dice, como si aquello tuviera sentido—. Dame treinta minutos y ya no te separarás más de mí.
ah caray eso si me interesa OMG es re lanzado este chico, NANANANA, neta es perfecto ooooh a ver que procede uwu—Entonces, Jin —comienzo, tratando de entablar una conversación—, ¿acaso vas por la calle salvando la vida de las personas?
El asiático medita por un momento antes de responder.
—Supongo que algo así.
Muerta ESTOY MIERTA DE AMOR Y TERNURA OMFG es tan adorable y tan dulce ayyyyyy quiero uno xd
¡Sigue la parte de la actualidad! Ufff que nervios, allá vamos...
Que emoción Caleen, cariño, no te preocupes porque el Caleb te eligió porque vas a hacer un trabajo magnífico ¡Yo sé que puedes!—Pero no lo escucharon de mí, ¿de acuerdo? —advierte, y tengo el leve presentimiento de que este pequeño secreto de estado habrá llegado a los oídos de media universidad al final del día—. Baile de máscaras.
QUE EMOCIÓN AHHHHHH me siento mal por el chisme que se va a correr JAJAJAJA pero bue eso le pasa al Caleb por andar de bocón xd PERO DIOSEEEES me emocioné y tuve como mil paros cardiacos ya releí varias veces ese párrafo para ver si no me equivocaba al leer, idk jajajajaja, es que me da mucha ilusión y emoción todo lo que está por venir ahhhh
Amo a Caleen y Jin, son tan lindos juntos omg, los shippeo je, y respecto a Alexander es un cretino pero siento un poco de lástima por él oh No puedo esperar para leer el próximo cap y saber más de ellos Becca
Pd: el cap fue asombroso, para nada tedioso ni largo, que dices ah
Espero el cap de Brenda con ansias uwu
Los estudiantes de artes somos unos con la frustración, y es bueno saber que no estamos solos ah (???) Mil gracias por tu comentario, Alec, me emocionó saber que te emocionó A mí también me hace mucha ilusión que hayamos podido recuperar esta idea para desarrollarla NOS LEEMOS PRONTOOO
pantone.
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