Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
The Honey System
Página 2 de 5. • Comparte
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: The Honey System
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: The Honey System
Pido mil perdones por la tardanza, no sé que me paso pero me trabe feo No estoy muy convencida por como quedo, pero espero que a ustedes pueda gustarle disfruten
Jaeger.
----
Re: The Honey System
Capitulo 01
Honey is Mei Maddox || Master is Jude Uddobain || Stark.
- Fuck you:
- —Oremos.
Estoy sentada en el último banco de la capilla con el pastor delante del todo dirigiendo la misa. Pese a que me estoy esforzando en retener todo en mi mente, lo único que puedo hacer es apretar con fuerza mi celular mientras vibra sin cesar con la llamada entrante de cierto engendro que no soporto.
Yo sé que la Biblia nos dice que debemos amar a nuestros enemigos y dejar el odio de lado, pero para mí todo es muy distinto cuando se trata de amar a quienes detesto como a un imbécil en particular.
Rata inmunda. Animal rastrero. Desprecio de la vida. Adefesio malhecho.
No debería pensar esto aquí y menos cantando Paquita la del Barrio. En lo personal, mi fe quizá no es tan fuerte como la de los demás, pero aquí me críe y mi familia nos enseñó a amar esta religión y abrazarla con fuerza. La amamante y ya está. Seré una zorra, pero Dios también las ama así que ya que.
La misa llega a su fin. Me acerco a papá.
—Gracias por quedarte, Grace.
Me da un beso en la frente antes de ir hacia el armario y guardar la hostia y el cáliz. En un dos hay reunión de alcohólicos anónimos y esto tiene que quedar impecable. No me tardo en ordenar mas de una hora, incluso me da tiempo de pulir las estatuas, terminando así mi labor del domingo.
Por la entrada trasera de la capilla, las personas unidas al grupo entran y los recibo con una sonrisa. Somos un pueblo pequeño así que nos conocemos hace bastantes años, aunque todavía odio la familiaridad con los que algunos me tratan después de que nos señalaran de ladrones. Hipócritas por doquier, pero supongo que esa es la intención de la iglesia: reunir a pecadores y ayudarles. Lástima que muchos de aquí no aprenden. Tal vez con un balazo en la cabeza podrían hacerlo.
Les ofrezco café antes que inicie la reunión y voy en busca de las galletas que horneo mamá.
—Deberías irte, cielo—dice Will mientras coloco las galletas dentro de un plato.
—Está bien, todavía es de día —le sonrió con sinceridad. Mi familia son las únicas personas con las que no finjo ser una niña buena, realmente lo soy con ellos—No tengo que lidiar con Jude hasta mañana.
—Hablando de Jude... —papa sonríe de manera torcida y se rasca la parte de atrás de la cabeza.
Intuyendo lo peor, me asomo de la puerta de la cocina y allí lo veo de perfil. Me gustan los chicos como Jude; son altos y brazos entrenados, ojos cafés intensos, cabello castaño corto y sexy, muy sexy. Tiene un noséqué, un aura de misterio y seducción que atrae a las personas hacia él, sobre todo las mujeres. Y, por supuesto, yo no soy la excepción.
Tengo la intención de escapar, y de mala suerte el maldito me sorprende mirándolo. Se acerca de inmediato.
—¡Papá! ¿Por qué lo dejaste entrar?
—No soy nadie para negarle las puertas del Señor.
—Eres el pastor, estoy segura que algo de autoridad tienes.
Will solo se hecha a reír. Para él, Jude es un salvador. Un tipo Robín Hood pero con millones y millones en el bolsillo.
—Señor Maddox —dice apareciendo en la cocina con su sonrisa cordial y de chico bueno. Yo soy una zorra falsa, pero este va a otro nivel.
—Oh, Jude—papá le da la mano y le da unas palmadas con cariño en la espalda —¿Cómo han estado esas vacaciones? ¿Dónde fuiste esta vez?
—Europa, como de costumbre.
Revoleo los ojos ante lo irritable que me produce que hable con tanta naturalidad de irse a Francia un fin de semana y al otro irse a Tailandia. Solo entre ricos pueden hablar como si millones fuesen el clima.
—¿Cree que puedo llevarme a Grace conmigo? Tenemos que fijar horarios de estudio y prácticas de básquet.
—Claro que sí, ¿por qué no?
—Todavía no he llevado todas mis cosas—replico, fingiendo una sonrisa un poco triste—Además, mamá va a tardarse en el súper y Jake...
—Tienes tu maleta ya echa. Puedo alcanzártela hasta San José más tarde, de todas formas tengo que ir —papa sonríe y me acaricia el cabello—Solo ve. Mamá y Jake van a entender. No quiero que conduzcas de noche.
Cierro la boca de golpe ante su mirada insistente y preocupada. Es obvio que no quiero ir porque Jude es un imbécil, se aprovecha de mí para que haga sus tareas y saque la basura por las mañanas. Pero ¿qué puede saber papá? Es tan inocente y buenono que ni en sus pesadillas podría adivinar qué se esconde el diablo detrás de esa fachada de niño bueno y educado.
Que va, yo soy la misma cagada que este idiota.
Así me despido de papa, prometiendo volver lo más pronto posible para visitarlos.
—¿Y ahora qué quieres?
Jude me ignora y camina hasta su auto ultra modelo, uno que no podré comprar ni en veinte años. Estoy por subirme al copiloto e intercede. La sonrisa arrogante se dibuja mientras sacude las llaves hacia arriba.
—¿Quieres manejarlo?
Se lo arrebato sin pensarlo dos veces. Un bebe así es de los que no conduces dos veces en la vida.
—Súbete y ponte el cinturón.
Lo hace sin rechistar. Una vez que estoy frente al manubrio mis nervios comienzan a florar, pero me mantengo paciente. Le arrebato los lentes de sol mientras él saca otro par de los asientos de atrás. Conduzco a velocidad razonable yendo directo hacia la ruta que nos llevara hacia la ciudad y de allí a su isla personal.
—¿Qué mierda quieres?
—¿Pensaste que no me verías hasta mañana? —inquiere en tono burlón e indiferente.
—Uf, si, que bueno que te veo ahora.
Suelta una sonrisa cínica.
—¿Estabas extrañándome, Grace?
—Claro, me moría por verte —repelo sarcasmo con una mueca desagradable en mis labios—¿Al menos me trajiste un regalo?
—Hnn.
Lo tomo como un sí y nos quedamos en silencio mientras AC/DC nos acompaña llegando a la carretera directa, rodeando las costas. Jude le sube un poco más al volumen y yo a la velocidad. Aprieta el botón para bajar el techo y pronto los rayos del sol nos van iluminando..
La adrenalina estalla y acelero, casi excitándome por el gruñido del motor del auto y la velocidad envolviéndonos. Volteo a observarlo con una sonrisa arrogante mientras que la de él es solo juguetona, disfrutando lo mismo.
Acelero un poco más hasta todo dar, casi sintiendo que volamos.
Será un imbécil y lo odio gran parte del tiempo, pero sí que sabe cómo elegir sus autitos.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Fui derivada en un orfanato cuando tenía dos años. No hay muchos recuerdos de aquel entonces, pero el primero que tengo es el de Will sosteniéndome en sus brazos y sonriéndome con mucha ternura y amor. Recuerdo que venía junto a Gwen, su reciente esposa, los miércoles y los sábados a pasar tiempo conmigo. Cuatro años después de luchas legales y más visitas por parte de ambos, un día me preguntaron si quería ir a casa con ellos, si quería ser su hija. Yo, que era una niña triste, agresiva y maltratada por los niños y por los cuidadores, acepte. Ese día me prometí a mí misma que no habría sido en vano adoptarme y no volvería al mismo pozo de mierda de dónde había salido.
Tiempo después, siendo ya una adolescente, supe porque habían tenido tantas complicaciones para adoptarme. No era yo la del problema: eran ellos. Gwen era una activista de Greenpeace y había sido arrestada muchas veces por las manifestaciones. Will fue un boxeador adicto a la heroína y el alcohólico. Se conocieron y fue un flechazo para ambos. Gwen dejo Greenpeace y su novio hippie y Will dejo la droga, el boxeo y el alcohol, se casaron y descubrieron que no podían tener hijos. En vez de caer en la depresión, Will alentó a Gwen para que adoptaran a un niño que necesitaba padres al ellos necesitar un hijo. Y así empezaron a limpiar sus nombres mientras trataban de adoptar a una niña asiática de un orfanato. Will se convirtió en pastor y Gwen en maestra, se mudaron a New Paradise, un pueblo pequeño y de alta tasa de pobreza, a poca distancia de San José. Se hicieron responsables de una capilla donde fue el refugio de muchos, no solo enseñando religión, sino también enseñaron a los alfabetizados y protestaron innumerables veces al gobierno para que convirtieran este lugar en un pueblo decente sin niños con hambre. Son héroes para los ciudadanos.
Mis padres dicen que fue gracias a mí, que la verdadera heroína soy yo.
—Grace, tu salvaste nuestra vida. Sobre todo, la mía —dice papá cada vez que recuerda aquel momento y me besa en la frente.
Poco después, adoptaron a Jake, mi hermanito menor y mi cómplice en todo. Me críe felizmente con padres y mi hermano, hasta con mi propio gato. Supe que esta oportunidad no se la daban a cualquiera, la aprovecho al máximo y trato de alcanzar sus expectativas, que haya una mirada orgullosa cuando voltean a mirarme, que no se arrepientan de haberme recogido de ese basurero.
Y por eso ahora soy honey.
Hace unos años, papa empezó a tener problemas financieros con respecto a la iglesia. Faltaba dinero y muchos creyeron que él la había robado. Ese día estaba tan enojada y afectada por lo que había sucedido que descargue toda mi furia en un chico estúpido de dieciséis años que se atrevió a hacer un grafiti en la pared de la iglesia.
—¿Qué demonios te pasa? —pegue el grito al cielo a penas lo vi.
El chico solo se giró hacia mí, despreocupado, como si no lo encontrara de infraganti. Tenían un traje negro sin corbata y camisa blanca desabrochada dos botones y zapatos negros elegantes. A su lado, estaba un anciano con traje elegante y con tres latas de aerosol de distinto color en la mano. Tuve que apretar con fuerza mis puños para no saltar arriba de él y matarlo, respirar unas cuantas veces antes que me someta a mis impulsos. Conté hasta diez antes de terminar de acercarme. Estaba enojada, furiosa con él y con todos los del pueblo que desconfiaban de William.
—¡Dame eso, maldición! —le arrebate el aerosol de la mano y lo apunte. Él levanto las cejas, como si me retara a hacerlo—Lárgate de aquí antes que te deje ciego.
—Un momento —interrumpió el anciano. El chico le hizo un movimiento con la cabeza, deteniéndolo.
—Está bien, Sol, no es necesario. Ve al auto.
En un principio, el mayordomo dudo antes de pasar de mí.
—¿Qué mierda está mal contigo? ¿Eres imbécil? ¡¿Cómo vas a rayar la capilla?!
Pese a mi tono histérico y mis ganas de asesinarlo, el chico poco y nada se inmuto ante mis gritos. Se puso las manos en el bolsillo y me observo como si fuese inocente. Mis instintos asesinos aumentaron un 80%.
—¿No sabes tener respeto por una propiedad que no es tuya? ¿Qué carajos te pasa por la cabeza?
—¿Quién te dijo?
Lo mire entre confundida y molesta.
—¿Qué cosa?
Levanto las cejas en alto y con dos nudillos golpeo la pared.
—Que este pedazo de mierda no es mía.
De inmediato, le di una patada que logro retenerla con su brazo. Sus ojos se abrieron levemente, sorprendido. Yo ya me encontraba cabreada y le haría borrar lo escrito con la lengua. Entonces, lo observe con detenimiento: lo reconocía de algún lado, solo que no sabía de dónde. No fue hasta que los dos aros con emblemas de distintas flores me lo recordaron, alejándome dos pasos hacia atrás. Apreté los puños y lo fulmine con la mirada, solo en ese entonces sonrió. Era una nueve flor. Todos conocíamos a las nueve flores, los niños más mimados del planeta. Este tenía dos y era el único de las nueve flores que provenía de dos familias imperiosas que habían unido sus riquezas.
—El hijo de los Uddobain-Daffodil
—Exacto.
La familia Uddobain-Daffodil había sido un gran donador en nuestra comunidad y ayudaron a mis padres en el comienzo. Will y Gwen los adoraban, pero jamás los había visto de cerca una vez. Las cajas que enviaban con fondos para el orfanato y la capilla traían los dos emblemas a la mitad, Madreselva y Narciso. Y con todo lo que sus padres habían invertido en este pueblo, constaba que era malditamente suyo.
—Es de tus padres —replique, no dándome por vencida—No tienes un solo derecho a hacer actos de vandalismos.
—¿Y qué? ¿Vas a llamar a la policía?
—No, pero quizás deba acusarte.
—¿Con quién?
—Con tus viejos, claro está. A ver si se ocupan de su mierda de infante.
Una sonrisa se formó en sus labios. Pensé que era sexy, pero de inmediato deseche todo pensamiento por su mierda.
—¿Cómo vas a hacerlo? No están en el continente ahora y yo estoy a cargo de tu fundación.
Mis ojos se abrieron al tope sin poder creerlo.
—¡¿Qué?!
—¿Grace?
Papá apareció saliendo de la puerta de atrás y se acercó a nosotros, notando el grafiti sin terminar en la pared. Sus ojos decayeron, pero aun así una sonrisa se formó en los ojos y volteo a mirarme. A mí se me rompió el corazón verlo así y odie con todas las fuerzas al mocoso.
—Lo siento por esto, Jude.
—No tiene que preocuparse, pastor.
Apreté con fuerza el aerosol y estuve tentada a tirárselo por la cabeza. Fue la presencia de Will la que me detuvo, no podía causar más líos de los que ya había.
—¿Ya se conocieron?—nos preguntó a ambos y volvió a sonreír—Cariño, este es Jude, el hijo de Alexander Uddobain y Amelie Daffodil, estará a cargo de la fundación en adelante. Si tiene algún problema, ayúdalo, por favor. Jude, ella es mi hija Grace Maddox, o Mei, como prefieras llamarla. Estará a tu disposición.
La mirada maliciosa que paso por su rostro no fue captada por papá, pero para mí sí. No iba a ser fácil, sería como un jodido grano en el culo.
William lo invito a cenar y fuimos a casa que queda frente a la capilla. Mamá lo recibió con los brazos abiertos y Jake le mostro su colección de muñecos de Marvel y las tiras cómicas que compraba con su mesada. Cenamos pollo con papas a la crema y ayude a mama a lavar los platos. Ese imbécil se había salido con la suya. No podía acusarlo, no si no quería un problema con la fundación. Iba a pagarme lo mal que hizo sentir a mi papa, de eso estaba segura.
Tomábamos el té luego de cenar y jugando a las cartas en la mesa, todos sentados y los Beatles de fondo sonando en la radio. Mi casa era hogareña y siempre fuimos muy unidos. Nos gustaba tener una noche de películas, jugar a las cartas o juegos de mesa, ir a pescar los sábados a la mañana. Adoraba pasar tiempo con ellos, pero no con Jude. Solo quería que la noche terminara y rezar para jamás volver a verlo.
—¿Ese es la boleta de notas de su hija?—pregunto de pronto, sorprendiéndome.
Papá le alcanzo de camino a la vuelta del baño. Fruncí el ceño y trate de disimular mi malhumor, quería su nariz fuera de todo lo que se relacionara conmigo.
—Todos son diez —comento Jude, dándole una sonrisa de esas elegantes y cortas que solo los chicos ricos saben dar para quedar bien—Felicidades, Grace.
Me las arregle para agradecerle sin que sonara un ladrido.
—¿A qué escuela vas?
El interrogatorio no estaba gustándome así que lance un +4 a mamá, llevándome una mirada fulminante de su parte. Prefería enfrentar la furia de Gwen que descubrir que tramaba.
—¿Qué te pasa? ¿Quieres estar castigada?
Solté una risita, divirtiéndola mientras sacaba cuatro cartas más de la baraja.
—Mei tiene una beca en el Instituto de Señoritas Delacour—contesto papá por mí.
—Ya veo. Es difícil entrar allí.
—Lo sé —la mirada orgullosa que me envió Will hizo remover mi corazón. Le sonreí con cariño al igual que él me sonreía—Es una gran chica.
—Papá —murmure avergonzada sin poder contener mi pena.
—¿Qué piensan de la Academia Hoj?
La pregunta de Jude llamo la atención de todos en la mesa. Todos en el país conocían la Academia Hoj porque era la mejor de todas. Salían profesionales en un área y tenían un paso hacia la universidad que ellos quisieran. Era demasiado cara y solo de las mejores familias entraban. De por si entrar al Instituto de señoritas Delacour, ni siquiera podía imaginar con qué nivel se mantenían ahí.
—Suponemos que es muy buena —comento Gwen pensando—Lo cierto es que nunca conocí a nadie que haya asistido, o por lo menos hasta ahora. Vas a esa academia, ¿cierto, Jude?
—Sí, señora.
Mire a mama impaciente para que haga su movimiento en el uno, pero ninguno parecía realmente interesado en el juego. Jake se mantenía a la expectativa de la conversación, escuchándola con paciencia, y obvio, chismeando las cartas que tenía nuestra madre.
—Estaba pensando en proponerles algo, pero no estoy seguro de si aceptaran.
Mis alarmas se encendieron de pronto, tenía que intervenir. Lo próximo que diría ya sería malo.
—¿Quién quiere tarta? —no espere respuesta y me levante de la mesa.
—Espera, cariño, Jude está hablando —dijo mama poniendo una mano suavemente en mi brazo.
Me senté ante el dulce pedido, tensa.
—Mi honey hace poco renuncio y no he conseguido un reemplazo.
—¿Honey? —repitieron mis padres.
Jake me mando una mirada con los ojos como plato, advirtiéndome. Abrí la boca de golpe cuando de sus labios artículo "¡Maxie!". Maxie Stewart es una amiga de la infancia que llevaba siendo honey hace casi diez años en la Academia Hoj, honey de uno de las 9 flores.
—¿Qué es un honey?
—Es un ayudante para nosotros, los integrantes de las 9 Flores —explica pacientemente, esperando la reacción de mis padres. Ellos se mantuvieron esperando interesados, así que continuo—Tenemos materias complejas y con las responsabilidades que nos van atribuyendo nuestros padres, a veces se nos es difícil. Es más como un compañero de estudio.
—Comprendo —asiente papa, serio. Tenía la esperanza que le dijera que no, que estaba bien y ya pero yo no.—¿Y quieres que Mei sea tu honey?
—Solo si ella acepta.
Nunca. NUNCA, NUNCA, NUNCA.
—El beneficio para los honey por ayudarnos es retribuirle con dinero. La ley dice que no podemos pagarle más de cierta cantidad porque son menos de edad, lo dice en el artículo de la Constitución Nacional. Por lo que ayudamos con deudas familiares y le damos una beca completa en la escuela a la que asistimos y también una para la universidad que ella elija.
La boca de mama estaba completamente abierta y con los ojos brillando, como si fuera la solución a todos los problemas. Sabía que le había dolido en el alma darle sus ahorros a papa para pagar lo que faltaba, porque eran ahorros para la matrícula universitaria. Papá estaba serio y analizando todo, sin dar ningún veredicto de su parte. Me asuste, creí que iban a obligarme a aceptar, pero no podía culparlos. Les ayudaría para pagar las deudas, arreglar la capilla, seguir enviando a Jake a su clase de chelo. Quizás, yo solo era un pequeño sacrificio que debían hacer para que todo estuviese bien.
—No lo sé, Jude —contesto William, tomándolo por sorpresa y a mí también. Se rasco la nuca, incomodo—Verás, quiero enseñarle a mis hijos que nada es fácil si no hacen las cosas por si solos. Si tomamos tu dinero a costa de Mei, entonces solo sería un padre aprovechándose de su hija. Además, estoy seguro que podrá obtener una beca universitaria—miro en mi dirección y me guiño el ojo. Yo le sonreí con amor. Amaba a mi papá—Mi chica es de las que no hay.
Una hora después, cuando la charla ya se había dirigido hacia el asunto de la fundación, Jude se había mostrado diplomático y profesional, como si tuviera unos veinte años más. En un momento, se levantaron y fueron hasta la oficina de Will. Yo me quede en la cocina haciendo café y unos aperitivos para papá porque iba a quedarse despierto hasta tarde otra vez, tratando de solucionar el problema del robo de dinero y hacer números para la cuenta de este mes. No tardaron más de quince minutos cuando papa acompaño a Jude con una sonrisa en el rostro. Lo despidió con un corto abrazo y palmadas cariñosas en la espalda.
—Cielo, ¿puedes acompañarlo?
Tuve que asentir con una sonrisa y guiar a Jude hasta afuera. Lo acompañe hasta el pórtico consciente que papá recién estaba dando media vuelta para entrar a su oficina. Cerré la puerta sin hacer ruido y me acerque hacia Jude, dándole un empujón y luego un puñetazo que le llego al pecho porque se hizo hacia atrás. Sus cejas se alzaron hacia arriba, consciente de que apenas había podido moverlo.
—No sé qué demonios piensas, pero no voy a ser tu esclava. ¿Entendiste?
—Con las deudas que tiene el pastor, dudo que no vayas a reconsiderarlo.
Saco una tarjeta junto a dos aros de su bolsillo y dejo sobre la mesa pequeña y redonda del pórtico.
—Excelente sueldo y el pasaje perfecto para sacar a tu familia de la mierda que tienen encima.
—No hables así de mi familia.
—Solo llama a la noche. De día no contesto mi línea personal.
Se marchó bajando los escalones del pórtico, en la calle lo esperaba su limosina. Su chofer le abrió la puerta, dejando ver a una morena de piernas largas y sexy con una botella de champagne. Maldije por el jodido cliché que era de chico rico y lo maldije aún más toda la noche tirando la tarjeta y el aro en el tacho de afuera.
Esa noche no dormí. Me pase dando vueltas y vueltas en la cama pensando en su proposición, encontrando los pros y contras. Lo tendría al maldito jodiendo mi vida, pero solo quedaba un año y medio para terminar la secundaria y no tendría que preocuparme por la universidad. Y podía elegir la que quisiera. Podría irme al extranjero y ser libre. Papá saldría de todas las deudas y se recompondría. Era poco tiempo comparado con el tiempo que nos costaría recuperarnos si esto empeoraba. Me odie a mí misma cuando fui a buscar la tarjeta y los malditos aros al tacho en la madrugada, esperando a la próxima noche para llamar a Jude.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Vivo en la ciudad de San José desde los 15 años cuando entre en el instituto de señoritas Delacour. Me instale con mi tía Raven Park, mi tía biológica. Hace un par de años, una joven de veinti tantos había aparecido en nuestra capilla y dijo ser mi tía materna. Al parecer, nunca tuve papá y mi progenitora tuvo sobredosis y recursos humanos le quito mi custodia. Nunca más se supo de ella. Me derivaron a un orfanato y hasta hace poco había podido encontrarme. Hicimos un análisis de sangre y dio positivo. Al principio fue un caos porque mamá creía que me iría de casa, papá siempre estaba triste y andaba como zombie de un lado a otro. Jake era el menos afectado porque sabía que no me iría de casa solo porque mi tía biológica quería conocerme.
Raven se mantuvo cerca, no siendo el modelo de tía perfecta, pero al menos esforzaba y yo no podía negar que me caía bien. Yo entré al instituto y ofreció compartir el piso conmigo. Papá acepto encantado y mama a regañadientes. Aunque mi tía no era de su devoción, era mejor que un departamento solo para mí.
Desde entonces, había adquirido un viejo escarabajo amarillo que compramos en un taller de autos. La distancia de la ciudad a casa era menos de hora y media y podía manejar hasta la escuela. Hice que Maxie tomara como un reto mi destartalado coche y lo convirtiera junto a Jennie en un auto modelo. Las gemelas Stewart eran dos genios en todo lo que se proponían, incluso en la mecánica. Instalaron un estéreo moderno y me entretenía con ello en los viajes de casa y de la casa de los Uddobain Daffodil.
Existen dos lugares seguros a los que Jude puede estar. Sino es su casa de la playa, es en la Isla Uddobain. Queda a cuarenta minutos yendo por una autopista creada especialmente para entrar en la isla. A veces lo usan como centro turístico, cuenta con un parque de diversiones, canchas de tenis, de golf o piscinas. La primera vez que lo visite casi caí sobre mi trasero y la mandíbula pisaba el suelo. Todavía no puedo acostumbrarme a la monstruosidad que es. Creo que no podría acostumbrarme nunca. Es como un palacio con columnas, ventanas largas y redondas en el extremo superior, balcones en las mayorías de las habitaciones y una larga escalera a la entrada que desembocaba hacia un puerto donde estaban los botes y los barcos de su familia. Si esto no es el paraíso, no lo conocería nunca.
Yendo por la autopista, voy a buscar a Jude por su primer día de clases. En todos estos pocos meses que soy su honey, aprendí que llegar temprano no es uno de sus fuertes y mucho menos hacerme caso. Así que desde el año pasado que me despertaba una hora antes para obligarlo a salir de su cama. Aunque eso significara encontrarme con escenas indeseables.
Sol me detiene antes de que fuera en su habitación al llegar.
—Tiene visitas, Mei.
Lo miro incrédula sin poder creerlo. Ayer nos hicieron una multa por exceso de velocidad y aseguro que la pagaría él, luego fuimos a tomar una cerveza al bar de uno de sus perros mientras comíamos papas fritas y tacas. Por último, fuimos a la isla y me mantuvo haciendo su tarea de verano tal cual esclava mientras él bebía más cerveza y leía y firmaba unos papeles que Sol le traía. Después de eso, me despacho a casa con uno de sus choferes y con más tarea de verano que a él no le gusto y por eso no lo haría. ¿En qué momento hubiese podido traer a sus visitas?
Quince minutos después, mi paciencia llego a un límite. Paso de Sol casi derribándolo y tomo las dos manijas de la puerta de doble filo, casi arrepintiéndome: dos mujeres sexys están en pelotas saltando arriba de la cama mientras juegan a darse almohadazos, soltando risitas histéricas con sus tetas rebotando en el aire. Una es morena de cabello rizado y largo mientras que la otra es castaña de ojos claros, un poco pálida. Jude, ajeno de todo, esta con la cabeza debajo de una almohada intentando dormir con la mitad de su cuerpo cubierto.
Es hora de sacar la basura.
Se miran entre ellas al voltear a verme y estallar a risas maliciosas.
—¿Su novia?
Les sonrió con desprecio.
—Soy la que le limpia el culo—camino hacia la gaveta del escritorio y saco de allí un revolver de mentira, solo que ellas no saben.
Los gritos de las tipas y sus expresiones aterradas fueron suficientes para sacarlas de la cama con tropezones y caídas.
—Ahora con rapidez toman sus cositas y se me largan, señoritas. El chico llega tarde a la escuela y si eso pasa comerán plomo para el desayuno.
Ni ropa ni nada, salieron corriendo desnudas. Sol se va a morir de un ataque cardíaco, hace cuanto no verá un par de tetas el pobre viejo.
La habitación de Jude es más grande que el piso del departamento que comparto con Raven. Una de las paredes es prácticamente de cristal, los ventanales son grandes y largos, dejando entrar la luz del sol a todo dar. Del lado izquierdo de la habitación, hay una puerta de doble hoja abierta que da paso a su increíble armario, unos lindos sillones a un costado junto a una mesa ratona y colgado frente a esta hay un tele tan grande que ocupa gran parte de la pared. Las paredes están pintadas de un azul francés y hace contraste con otras de color hueso.
El olor a sexo impregnado por toda la habitación me da arcadas, por lo que tengo que alejarme de él y tomar unos almohadones del sillón para lanzárselos.
—¡Despierta, holgazán de mierda, o te juro que buscare un revolver de verdad!
Ni siquiera le importa que lo esté bombardeando. Ya se hace tarde y tendré mi objetivo del día arruinado si llegamos después de las ocho de nuevo.
Soportando el erdor, me acerco hacia él rápido y lo zarandeo, esperando a que reaccione de una maldita vez.
—¡Joder, Jude! ¡Levántate!
—Tengo sueño —replica sin siquiera abrir los ojos.
—¡No es mi culpa que te la pases fornicando como conejo! ¡Ahora mueve tu perezoso trasero!
—Hnn.
—¡Levanta!
—Te dije que basta.
Insisto aún más, ahogando un grito de frustración. Me subo arriba de la cama para empujarlo fuera de ella, es una maldita King size y Jude pesa o yo no tengo fuerza. De pronto, se da media vuelta con el ceño fruncido, molesto. Me toma del brazo y tira de él, llevándome hacia delante. Caigo boca arriba en la cama y con él sobre mí, tensándome. Jude me observa con sus ojos traviesos, dándole un vuelco a mi estómago. Trato de alejarme de él, inútilmente porque prácticamente me tiene acorralada. Odio que sea así, que tenga poder sobre mí y lo sabe, lo presiente; es como un depredador hambriento. A mí me encanta el cabrón y si me lo encontrara a fueras de aquí y con la seguridad de no verle la cara nunca más, ya pues me dejo y me voy contenta. Pero yo no mezclo el trabajo con placer, además, recientemente fornico con esas y no me gusta andar compartiendo en el mismo día.
—Sino me sueltas ahora te voy a partir la madre.
—Siempre con tus amenazas vacías —se acerca con seguridad hasta llegar a mis labios, rozándolos —¿Cuándo va a ser el día en que tu boca complicada haga otras cosas?
Me impulse hacia adelante y le mordí fuerte el labio, haciéndole soltar un gruñido. Me soltó, sí, pero ese gruñido formulo miles de fantasías estúpidas en mi cabeza. No tardo en incorporarme y tomar distancia.
Maldita abstinencia.
Se sienta aun con las sabanas cubriéndole la cadera y me sonríe cínico, llevando sus dedos hacia su labio sangrando.
¿Por qué tiene que gustarme tanto? ¿Por qué tiene que estar tan bueno?
—Ve a báñate. No tenemos toda la jodida mañana.
—Cuando estamos a solas te gusta maldecir, ¿cierto? —chasquea con la lengua, divertido—En cambio, si estamos delante de otras personas juegas a la chica buena, a la hija del pastor.
—Y a ti que mierda te importa. Solo báñate.
Me escapo y cierro de un portazo, dejando salir el aire que he retenido. Es difícil luchar contra un seductor nato, sobre todo cuando realmente es sexy y debe ser buenísimo en la cama.
Nota mental: lo primero que haré después de dejar de ser honey es tirármelo si o si.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Amo mi escarabajo y por nada del mundo lo cambiaria, ni mucho menos por la limosina de Jude, así que de salida de la Isla Uddobain, me voy en mi coche con Demi Lovato a todo volumen, cantando a gritos Sorry not Sorry. Jude me soborno con cambiarlo a un modelo nuevo y mucho mejor. Odia a mi pobre bebe porque no le agrada subirse a él cuando tengo que darle un aventón, casi nunca ocurre, pero realmente lo odia. Le dije que si, que me lo regalara por haber soportado su odiosa existencia en la graduación, cuando me asegure no tener que verlo jamás.
Llegamos a tiempo a la Academia Hoj y pasamos de ella, yendo al edificio a unos metros de distancia. La academia se dividía en dos edificios: el de los ricos o millonarios comunes y el de los ricos millonarios más millonarios del jodido planeta, los próximos líderes del mundo. Las nueve familias existieron desde el siglo pasado, familias que cosecharon su riquezas a través de generaciones. Dos cabezas de las familias imperiosas se unieron creando un solo imperio: los Uddobain y los Daffodil, las familias de Jude. Según Sol, el mayordomo, es extraño que familias de alta magnitud se unieran. Aun así no dejaban de ser 9 familias. Jude tenía ambos imperios para él, lo que lo volvía en la Flor con más dinero si es que con todo el dineral se atrevían a competir los malditos arrogantes. Ni siquiera con otros niños millonarios quiere ser comparado.
Estaciono el coche en la entrada sin importar que mi pobre bebe desentone con tanta elegancia. Si la Academia Hoj normal es elegante y fina, pues la de las flores es tres veces mejor: más grande, con equipos de último modelo, salas personales de descanso, piscinas, campos de golf, de tenis, de futbol, y demás. Todo para ellos.
Jude baja finalmente de su limosina con el uniforme desarreglado, el cabello igual un desastre y un chupetín en la boca, completamente despreocupado. Yo corro hasta donde está, mientras caminamos la entrada trato de arreglar su uniforme sin demasiado éxito, pero lo suficiente para que pase de decente. Atravesamos las gigantescas puertas de la escuela. Más que un instituto educativo, por dentro parece uno de esos castillos británicos con techos altos y pinturas pintadas por el mismísimo Miguel Ángel en el techo. Seguimos hasta las escaleras que nos conducen hacia la sección izquierda de la escuela, atravesando un pasillo que nos lleva hasta la sala privada de Jude. Todavía no puedo comprender porque diablos tiene una sala privada para él solo si la escuela es de todos. Dentro de allí no existen más que puros lujos de los que está acostumbrado. Tiene su propia cocina, una biblioteca personal, un guardarropa, cualquier cantidad de juegos estúpidos típicos de chicos y un televisor tan grande que parece ocupar casi toda la pared. Se tira en el sillón de cuero negro con un brazo tapando sus ojos. Yo resoplo porque de nuevo se echa de holgazán.
—Wiz, dame algo de comer.
Wiz es un hombre robusto y moreno que trabaja aquí desde hace años siendo el cocinero personal de Jude Uddobain. Es mudo, según dicen, le cortaron la lengua cuando era parte de una mafia italiana o algo por el estilo. La familia de Jude lo rescato y juro lealtad, cuidando del retoño y nunca revelar las fechorías de este. O es eso lo que a Evian le gusta contar, siempre va cambiando las historias sobre el pobre de Wiz.
Este asiente detrás de la barra de aperitivos.
—¡No, Wiz! No le des nada a este perezoso—rechisto y le lanzo otro almohadón, esperando que reaccione. Nada—Tengo que ir a la reunión de los honey.
—Entonces, lárgate. Quiero dormir antes de entrar a clases.
—Vendré a buscarte, solo quédate aquí—prácticamente le ruego, no quiero que el primer día sea buscándolo por toda la escuela y sus interminables escondites.
Aun con los ojos tapados por su brazo, sonríe divertido.
—Tienes que venir en 30 minutos. Puntual.
Solo un perezoso que llega tarde a todos lados puede odiar la impuntualidad. Quien lo entiende.
Con esa vaga promesa, me voy corriendo hacia el otro lado de la escuela para llegar a la reunión matutina de todos los lunes. La sala de los honey quizás es el único lugar de descanso que tenemos de esos maniáticos mimados. Tienen prohibido venir hacia aquí sin el permiso de todos los honey, algo que protestamos el año pasado para que se cumplan y la mayoría estuvo de acuerdo. Otros, como Jude o Evian, les importa bien poco y rompen la regla cuando quieren. La suerte es que Elise Cleader, mejor amiga de Jude, y Khalessi Suisque, la hermana de Evian, los mantengan a raya cuando quieren invadirnos, o, en el caso de mi master, secuestrarme.
Llego con la respiración agitada, antes de entrar arreglo mi cabello y mí uniforme. Suspiro. Ahora de volver al papel de chica buena.
—Siento llegar tarde —digo atravesando la puerta y saludando a todos con una sonrisa.
Las honey me reciben sentados desde los sillones. Lola Rowan, nuestra consejera, sentada en el sillón individual frente a los demás. La saludo de pasada y me siento entre las gemelas.
—Qué bueno que te unas a nosotras, Grace —dice Lola con una gran sonrisa. Es una joven psicóloga que trabaja con nosotros para hacer sobrellevar el estrés e interviene cuando la situación es mala con el Master, aunque realmente no puede hacer mucho. Tiene los ojos claros y el cabello rojo, corto y con bucles. Es linda—Como les decía, en este nuevo ciclo escolar se unirán dos honey's nuevos. Saben que es esencial que los ayuden a adaptarse y a sentirse cómodos. Iré a buscarlos, deben estar en la oficina del director.
Apenas Lola sale de la sala, todas nos dirigimos hacia Maxine, la presidenta de los Honey’s. Tan recta y estirada como es, nos ignora y va por su café de la máquina que tenemos en la sala, una que le ganamos en una apuesta a Evian.
—¡Déjate de hacer la misteriosa y cuenta! —le chillo Daia —Sé que los viste, tú siempre los conoces antes que nosotras.
—¿Hablan de los nuevos honey’s? —fijo en su taza de café como si fuese lo más interesante del mundo
—Maxie, deja de dar vueltas y cuéntanos —insistió Lua, la honey de Jonathan Lys.
—De por si no hay alegrías aquí, dinos que son tan lindos como en la fotografía del expediente —espeto Lily, impaciente.
Maxie nos guiño un ojo, sacándonos chillidos a todas. La honey de Jason era todo menos sociable e incluso con su propio maestro. Renuncio y no le importo estar afuera de las instituciones educacionales. Según hable con Lua, al parecer se fugó con su novio a Las Vegas. Demasiadas chicas y nos llevamos bien, pero hasta yo sé que necesitamos algún chico lindo para darnos el gustillo después de ver las mismas caras de siempre.
—¿Y Olivia?
—Cogió un resfrió el fin de semana—contesto Jennie—Ayer hable por teléfono con ella y dijo que hoy no vendría, Julián no la dejo asistir hasta que se recupere.
—Le escribiré mas tarde.
—Siento lo de Olivia, ¡pero que hable! —exclama Daia con el dedo acusador en Maxie.
—Está bien, está bien —la sonrisa que se forma en su rostro nos emociona—Son dos chicos: uno para Khal y otro para Jason.
—Siempre tiene chicos lindos, ¿acaso es gay?
—Lily —le regaño suavemente.
—¿Y cuál es el más lindo?
—El de Khal.
—Por fin más chicos en los honeys. Ya éramos demasiadas chicas —dice Lua echándose hacia atrás—Además, brazos fuertes necesitamos más de una ocasión.
Los tacones de Lola se escuchan en el pasillo y todas volvemos a nuestros puestos, esperando a que se abra la puerta. De allí, entran junto a la consejera dos chicos mucho más que atractivos, echándonos miradas entre nosotras. Puede que parezcamos raras ante presencias masculinas, pero es tan raro ver a un chico que no sea una flor.
—Este es Ian Collins.
—Hola —saluda el más alto y con sonrisa sexy. Lily suelta un suspiro como tonta, ya completamente enamorada—Es un placer conocerlas a todas.
—Y este es Baztan Dankwook.
—Hola —este no lleva uniforme al contrario del otro y mantiene el cabello más largo, tapado con la capucha de su chaqueta.
—Maxie —esta se para de inmediato, situándose a su lado—Recuerden que ante cualquier duda, pueden consultarle a ella o a cualquiera de las chicas. Estarán felices de ayudarlos.
Lola se marcha a tomar su café matutino mientras deja a Maxie ir hacia el escritorio para empezar con la instrucción anual. Los chicos toman asientos con nosotras, aunque Baztan se sienta en una silla más apartada. Ian no parece tener problemas con la atención femenina que recibe.
—Como saben, este es el último año escolar para nuestros masters, así que será el más difícil de todos. Tendrán pasantías junto a sus maestros y más tarea de lo común. Si no pueden mantenerse al nivel, existen tutorías que se dictan al final de clases todos los días y una biblioteca exclusivamente para los Honeys en caso de que necesiten investigar. También hay una sala de computación por si requieren internet. Aquí está el mapa de la escuela.
Maxie les pasa un mapa que diseño por computadora ella solita y está muy orgullosa de él.
—Antes de proseguir a las reglas de nuestro sistema, debo aclararles a los recién llegados que somos los honey’s—se dirige hacia Baztan e Ian con una sonrisa cordial—Nosotros somos prácticamente niñeros de estos chicos, no voy a mentirles —soltó de sopetón ante las miradas incrédulas de los nuevos—Tenemos que asegurarnos que vengan con el uniforme correcto según la estación del año, sus tareas echas a tiempo, que vayan a clases cuando deban asistir, a veces tenemos que hacer trabajos extras como obligarlos a ir a cenas familiares o de importantes negociaciones. Ayudamos a estos chicos a madurar y tomar la rienda de sus caminos. Ellos son los futuros gobernantes del capitalismo, nosotros solo somos sus peones.
—Maxie, creo que los estas asustando—le interrumpo. Esta vez su discurso es más cruel que el del año pasado.
—Van a pasarla como mierda. Es tiempo de que vayan sabiéndolo —replica con una mano en la cintura—En fin, lo siguiente son las reglas. Les dejare una copia a cada uno y…
La música clásica de Psicosis suena por todo el aula y solo me queda cerrar los ojos con fuerza y suspirar. No puede estar solo ni diez minutos. ¿Qué carajos le pasa? Siempre se la pasa durmiendo y ahora no quiere dormirse.
—Me voy, lo siento —les sonrió a todos con pena y me salgo rapidito para contestar. Volteo a todos lados fijándome que no haya muros en la costa—¿Qué mierda quieres, sanguijuela?
—Estoy aburrido. Ven.
—¿Y qué mierda soy yo? ¿Tu payaso? ¿Por qué mierda no te masturbas para entretenerte?
—Estaría necesitando algo más para mi felación. ¿Qué tal si me mandas una fotografía de ti en pocas ropas?
—¿Qué tal si te jalo las bolas, eh?
—Si lo haces con esa boquita sucia, sí.
Corto la llamada con frustración y me voy a todo dar directo hacia la sala del gilipollas. Lo único que falta es que se ande escondiendo y me joda el resto de la mañana.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Las dos primeras horas de clases han pasado y se viene el tan ansiado descanso, aunque este dura menos que los próximos. En estos diez minutos no descanso para nada porque mantengo mis ojos sobre Jude para que no se me fugue. Nos sentamos en la mesa rectangular en lo anteúltimo entre Daia y Evian y Jonathan y Lua. Los gemelos Suisque han faltado, por lo que el honey de Khal lo sientan con Daia para que no este solo. A la morena se la ve contenta, extasiada de tener al chico sexy al lado y seguramente porque Evian falto el primer día.
—¿Lo has visto desde que volvió de viaje?
—Ni de chiste. Mientras más lejos de ese loco mejor —me dice como si la hubiese ofendido—Por mí que se mantenga en su jet privado y viaje por todo el mundo.
Ningún master es fácil, eso es sin dudas claro. A excepción de Elise, ella es la única que no hace líos por nada. Jason es el master exiliado, nunca le ha gustado relacionarse con otros masters, así que no cuenta, eso sí, se lo ve de lo más feliz con su honey y parecen llevarse bien.
—¿No sabes por qué no ha venido, Jude?
Pero Jude no contesta porque ya se ha echado sobre el escritorio, durmiéndose en el acto. Siempre voy a admirar que tenga la capacidad de dormirse donde sea y al instante. Suspiro y abro la laptop que nos han regalado para este año. Siempre cambian los modelos a uno más avanzados para mantenernos actualizados con los últimos programas.
—¿Por qué ese asiento está vacío? —pregunta Baztan señalando el del fondo de la otra fila.
—Se supone que es de un master, pero hace años no asiste a la escuela —responde Daia—Estoy hace tres años y nunca lo vi.
—¿Enserio? —inquiero sorprendida.
—Claro —contesta la morena dándose la vuelta. El chico la imita y le medio sonrió cuando hacemos contacto visual, pero no devuelve el gesto. Uy, es de los fríos, me gustan cuando son un reto—Evian nunca dice nada cuando le pregunto y cambia de tema, y los demás tampoco parecen querer hablar de ese master. ¿Por qué no le preguntas a Jude?
—Porque Jude se duerme antes de que pueda preguntar algo —señalo al dormilón.
—Buen punto, amiga mía. ¿Terminaste el ensayo de Madame Bovary?
El rostro se me pone pálido y dejo escapar un suspiro recargado.
—Sabía que de algo me olvidaba.
—Nos dejaron hasta mañana para entregar la tarea de verano.
—¿Enserio? —repito sin creerlo.
—Sip, así que yo que tu aprovecho.
—¿Evian hizo el suyo?
—No y yo tampoco hice el mío.
Frunzo el ceño.
—¿Enserio?
—Nah, si hice el mío. Solo falta el de Evian.
—¿Se lo harás?
—¿Me lo haces tú, cielito? —Daia me sonríe como si fuese un angelito, pero no es más que una diabla disfrazada.
—Ponte a hacerlo antes que te regañen.
—Prefiero el regaño. Lo hará él. Seguro se cuela en mi casa. Jodido su fetiche —maldice y se levanta de su asiento—Voy a comprar, ¿quieres que te traiga algo?
—Libertad.
—No la venden, tontita. ¿Y a ti, novato?
Baztan niega con la cabeza y se vuelve hacia el frente, metido en sus asuntos. Daia se marcha y volteo hacia atrás para hablar con Lua. Empezamos en el mismo tiempo así que nos llevamos bien, ambas somos fanáticas de los Beatles y juramos tatuarnos la cara de Paul McCartney y de Ringo Starr sinos seguían en twitter.
—¿Terminaste con la tarea en alemán?
Lua mira de reojo a su master, el maldito que la hizo pasarse la última semana quemándose los pelos tratando de hacer toda su tarea.
—Gracias a los Santos Beatles que se terminó. Gracias.
Me río de su expresión de puro alivio mientras Jonathan solo revolea los ojos y se levanta, alejándose, murmurando que va a comprar. Lua lo mira por donde se va y levanta el dedo del medio, vuelvo a reírme. Como no va a querer asesinarlo si la jode de esa manera. Al menos Jude había hecho gran parte de ella y solo dejo la que le daba pereza.
—Oye, sobre el antro…
—¡Shhh!
Volteo mirar rápido hacia donde esta Jude aun durmiendo mientras le tapó la boca a la castaña. Lua me saca sus manos sobre ella y me observa curiosa. Señalo a Jude. El reconocimiento pasa por sus ojos y me masculla un perdón.
—Sabes que si salgo a algún lado, él me sigue —susurro aun sin dejar de fijarlo, pero este solo mantiene su respiración tranquila y leve, completamente dormido—Y lo cierto es que no quiero tenerlo pegado a mi toda la noche.
—Al menos te compra bebidas, a mí ni eso —susurra de regreso—Hoy a las siete.
—Paso a buscarte.
Jonathan vuelve y nosotras cambiamos de tema al instante, centrándonos en las vacaciones de verano y sobre una posible pijamada el viernes en mi casa. El receso termina y llega el profesor de literatura, por lo que abrimos nuestras laptops y yo despierto a Jude, se restriega los ojos y se echa hacia atrás con los brazos cruzados, completamente aburrido de todo.
Si le dijera que voy a ir a La Bahía hoy para celebrar el reencuentro honey, de seguro lo tendría a Evian y a él en nuestro antro preferido queriendo molestar.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
En la biblioteca especial para los Honey's, Maxie y yo hacemos nuestros deberes mientras esperamos a que nuestros masters salgan de su clase de esgrima. Maxie es mi amiga desde que éramos niñas al igual que Jennie. Sus padres solían venir a la capilla y mantuvimos contacto incluso cuando se mudó a la ciudad por el trabajo de honey. Es la honey más vieja de todas, incluso más que su gemela, y su master es Elliot desde hace nueve años. Según ella, es lo más cercano que tiene a un hijo. Pese a que él está enamorado como loco de ella y se la pasa de mujeriego tratando de ponerla celosa, Maxie no mezcla el placer con el trabajo al igual que yo.
La tarea consiste en hacer un ensayo de Madame Bovary, el libro que estuvimos leyendo en vacaciones. Por más ricachones que sean las nueve flores, hasta ellos tienen tareas en vacaciones y, por ende, los honeys también. Yo termine el mío en medio de las vacaciones, pero Jude dijo que no lo haría ni porque le hiciera reír de buena gana, cosa extraña que hasta el momento no he visto. Maxie, en cambio, hace el de Jennie porque esta la cubrió en el trabajo de verano casi dos semanas para hacer que Elliot termine el suyo. Estamos las dos atascadas en un ensayo que no es nuestro.
—¿No sería más fácil buscarlo en internet y cambiar algunas palabras? Esto es una jodida mierda.
Maxie sube la cabeza de su laptop para echarme una sonrisita divertida. Solo Jude, Maxie y Daia conocen mi verdadera naturaleza. Con Maxie nos conocemos hace años y Daia me cacho en una de las fiestas locas de Drake consumiendo marihuana, alcohol y maldiciendo como camionero. Fuera de ellos tres, soy una santa.
—La hija de un pastor bendecida por los ángeles, ¿realmente quiere hacer trampa?
—No me bendijeron los ángeles, eso dice papá cuando no quiere comprarme algo.
La rubia echa una risita sin evitarlo mientras yo me encojo de hombros. Ya le he agarrado todas las mañas al viejo.
—Esto no se vale, maldición. ¿Por qué tengo que hacer su ensayo?
—Porque eres su honey. Caerá en ti la responsabilidad si no lo hace.
—¿Y no es eso injusto?
—Nos pagan dinerales para hacer que los niños mimados vayan a clases y hagan la tarea, yo no lo veo tan malo
—Lo es si somos siempre nosotras quienes asumimos la responsabilidad de ellos.
—El problema es que a ti te toco el más vago de todos. Ni siquiera Elliot me da tantos dolores de cabeza como Jude te los da a ti.
—Pero eso es porque yo soy una estúpida y porque Elliot te tiene miedo.
—Cierto, cierto.
—¿Lo de que yo soy estúpida o de que eres aterradora?
—Ambas —es su turno de encogerse de hombres—Para que negarte.
—Joder —suelto el libro de mi mano y me dejo caer con los brazos cruzados hacia la mesa, suspirando—Estoy harta.
—Aún nos queda una hora, la clase de latín.
Levanto la cabeza de golpe, sobresaltándola. ¿Escuche bien?
—¿Latín?
—Sip, este año es latín.
Cada año los idiomas cambian. Lo que uno aprende el idioma en diez años o en cinco, dependiendo cada capacidad y cada lengua, ellos tienen que aprenderlo en dos años para no atrasarse. Ricos y todo, pero con una educación demasiado exigente.
—Ay menos mal. Jude es experto en latín. Una clase menos…
—Eso o que tendrá otra clase distinta a los otras flores.
La expresión de felicidad de caer de inmediato. Maxie me sonríe con comprensión.
—¿Realmente pueden contratar a un profesor solo por un chico?
—No es cualquier chico, es una de las flores. Y mira —señala el edificio principal de afuera y la biblioteca privada —Si crearon todo esto solo para nueve familias, ¿crees enserio que no harían eso?
La puta madre.
—Disculpen.
Levanto la cabeza hacia el frente encontrándome con uno de los honey's nuevos.
—Eres Baztan, ¿cierto? El honey de Khalessi —dice Maxie acomodando sus lentes hacia atrás.
El chico asiente aunque sin ningún entusiasmo.
—Perdón si las interrumpo en su tarea, pero la consejera dijo que podría recurrir a ustedes sobre las reglas y las tareas pendientes que Khalessi debe.
—¡Claro! Siéntete libre de expresar tus dudas —le invito, sonriéndole—Yo no estoy hace demasiado tiempo, pero supongo que puedo ayudarte.
—Y tendrás que hacerlo. Elliot necesita que vaya —Maxie observa su celular y suspira con pesadez.
—¿Ya salieron de clases?—inquiero casi triste.
—No, solo él. Aprovecha los veinte minutos libres que tienes.
Maxie recoge sus cosas con rapidez y las guarda en su mochila antes de irse corriendo, apenas despidiéndose de ambos. Baztan finalmente se sienta delante de mí y saca una libreta junto a una copia del reglamento. Lo levanta en alto y por su expresión, creo que no acaba de creérselo.
—¿Esto es enserio?
Suelto una risita sin más y me encojo de hombros divertida. Puede que no este de buen humor, pero al menos he logrado contagiarlo un poco del mío.
—Es una locura, lo sé.
—¿Una locura? Esto es esclavitud.
—Sí, pero está permitida. Al menos en esta escuela. En fin, ¿en qué puedo ayudarte?
—Supe que si renunciaba, tendría que esperar tres años para graduarme —su rostro se vuelve serio y siento la molestia rebalsar de él—No es lo que me dijeron cuando acepte el trabajo.
—A mí tampoco, así que supongo que nos trajeron engañados a todos.
—Tu amiga parecía muy resignada por ello.
—Esta hace casi diez años. O se resigna o se suicida.
Baztan me sonríe por primera vez, simpático. Le devuelvo la sonrisa de la misma manera, aunque por dentro quiera sacar un poco de mi maldad y coquetearle, no es lo seguro. Está en mi circulo ahora y no quiero problemas, menos con Khal, de seguro ella también querrá darle un mordisco.
Me concentro y tomo el reglamento para terminar de explicarle lo que no entiende y sobre los juegos drops.
—Los juegos Drops se basan en una pareja de master y honey debe enfrentarse a otra en un partido de baloncesto. No existen reglas salvo sumar más puntos que la otra pareja antes que termine el tiempo. La pareja perdedora es quien debe despedir el honey.
—Eso debería ser un alivio.
—Pues para algunos sí, pero tampoco pueden graduarse dentro de tres años.
—Una maldita injusticia.
—Exacto. Por eso hay que entrenar mínimo dos veces por semana, máximo las que quieran. En un mes se vienen los juegos drops, así que deberías empezar a entrenar con Khalessi apenas la veas.
—¿A la niña mimada?
—Pues, yo no diría que es una niña mimada —pienso detenidamente en una de las princesas de las flores—Khalessi es mucho mejor que las demás flores junto a Elise. Es centrada e independiente, no deberías preocuparte por la tarea pendiente porque de segura ella ya lo habrá hecho, y como eres nuevo, no te harán hacer ningún trabajo.
Resopla, aliviado.
—Después de lo que vi hoy, es demasiado para una sola persona.
—Te aconsejo que pases en las tutorías y que vengas a nuestro grupo de estudio los martes y jueves. Como verás, cada vez que tienen deporte, música o arte no es necesario que estemos junto a ellos, solo asegurarnos a que asistan.
—¿Ni siquiera eso pueden hacer? —replico fastidiado.
—Tranquilo, tu quizás serás uno de los que tengan el trabajo más liviano —le digo con envidia. Baztan no se ve seguro—Enserio, Khal es independiente y odia que hagan las cosas por ella. Tienes suerte.
Sonríe nuevamente ante mi evidente envidia por tener un mejor master que yo.
—Por cierto, mi nombre es Mei Maddox—le estiro la mano y la estrechamos juntos.
—Un gusto. Soy Baztan, aunque ya debes saberlo por la reunión de esta mañana.
—¿Incomodo?
—Solo un poco —se encoge de hombros—Una de las gemelas me dijo sobre una fiesta en un antro hoy.
—Sip, en La Bahía. ¿Sabes dónde queda?
—No.
—Es un bar de clase media-baja en el otro lado de la ciudad. No venden alcohol, eso sí.
—¿Y dónde está la gracia?
—Ser adolescentes normales. ¿Qué dices? ¿Te sumas? También puedo ir a buscarte si quieres.
—Puede ser —es lo único que dice, siendo suficiente para mí.
—Pues, dame tu numero —le paso mi libreta junto a una pluma—Te enviare un mensaje para confirmar la asistencia en el antro.
Lo piensa un momento más antes de anotar su número en la libreta. Baztan parece querer decir algo, pero cierra la boca y mira fijamente detrás de mí, serio. Giro hacia atrás y sobresalto verlo a Jude, con la mirada fulminadora hacia el novato. Guardo el documento con rapidez y cierro la laptop, dejándola dentro de mi mochila.
—¿Jude?
La tensión empieza a ponerme ansiosa. No deja de mirar a Baztan con furia, como si estuviera advirtiéndole algo. Aclaro la garganta para cortar la tensión. Sus ojos cafés se dirigen a mí con una mirada acusadora en ellos.
—¿No estabas en esgrima?
—Ya no.
Recién noto que sigue llevando el traje puesto sin el casco. Le echo una mirada al reloj de mi muñeca.
—¿No faltan diez minutos para que termine?
—Vámonos. Estoy harto.
No le da un segundo vistazo a Baztan lo cual es bueno. Odio cuando Jude se le mete alguien entre ceja y ceja, se vuelve odioso y un maldito psicópata. Le doy una sonrisa de disculpas al chico, aun guardando mis cosas.
—Lo siento, él se marcha y todavía tiene una clase. No creo que sea necesario que te sigas quedando, puedes irte a tu casa ahora.
—¿Necesitas ayuda con ese idiota?
—No te preocupes, nada que no tenga cubierto.
Corro detrás de Jude esperando que a no haya llamado a Sol y enserio se haya fugado. No va a esperarme si me tardo más de cinco minutos, y realmente tengo que conseguir que asista a todas sus clases. Doblo en la esquina y lo veo a lo lejos, caminando a la entrada.
—¡Maldita sea, Jude! —grito a sus espaldas, captando su atención.
Se voltea con gracia.
—Eso va más contigo que con tu facha de virgen maría.
—¿No puedes ser normal por un rato? —camino lo más rápido que puedo para interceptarlo—Hoy es el primer día, necesitas saber que clases tomaras.
—Tomare ruso o chino, todavía no me decido entre ambos. O quizá sean los dos.
De solo imaginarme ayudándolo hacer su tarea en ruso y chino hace que quiera renunciar ya.
—Pero tú sabes ruso y chino.
—No y no. Sé turco y japonés.
—Jude, me juraste que jamás te ayudaría en los idiomas.
—Mentí.
Hijo de puta.
—Por cierto —sus ojos se endurecen y el ceño se le frunce como cada vez que esta molesto—¿Qué hacías hablando con ese?
—¿Con Baztan? —se queda en silencio, esperando mi respuesta. Revoleo los ojos. No le gusta que los chicos me rodeen y nunca entendí el porqué, pero se vuelve un idiota cuando lo desobedezco y, por ende, las cosas más difíciles—Solo estábamos hablando sobre las tareas de honey.
—Aja, ¿y? ¿Qué es eso del antro?
—¿Qué antro?
—Eres pésima mintiéndome, Grace.
—¿Por qué te importa? —replico cansina. No puedo hablarle sobre el antro, me van a moler a golpes si llego a decir algo—Es una fiesta que se hace por la vuelta a clases normal en un antro. Yo no iré, solo le comentaba porque pregunto.
—¿Ah sí? —entrecierra la mirada, no creyéndome.
Ahogo un grito de frustración.
—¡Que sí! Y por si no lo sabes, tengo que hacer tu jodido ensayo porque no quisiste hacerlo. No me da tiempo para andar jugueteando por ahí como sueles hacerlo. Ahora, ¿puedes mover tu trasero a clases?
—No hay profesor para ruso o chino en caso del cual decida. Están buscando.
—¿Y por qué mierda no lo dijiste desde el principio?
Se encoje de hombros. Al menos el día termino y no tengo que soportarlo más.
Caminamos hacia la salida, yo lo acompaño directamente hacia la limosina, esperando que no vuelva a robársela a Sol como varias veces lo ha hecho.
—Mis padres quieren conocerte —suelta de pronto, sorprendiéndome.
—¿Qué? —Jude no me mira, sigue caminando —¿Por qué quieren conocerme?
—Porque eres la honey que más tiempo me ha durado y saber de ti.
—¿Cuándo?
—Hoy.
—¡¿HOY?!
—Sí, y no te preocupes por tu chatarra, lo llevaron a la isla
—Pero ¿no les dijiste?
Sol se baja y le abre la puerta. Jude estira el brazo para que yo entre primera y luego él. Es un idiota, pero un idiota caballero.
—¿Qué cosa?
Jude se acomoda como de costumbre su cabeza sobre mi regazo y se tira sobre el asiento. Tapa sus ojos con el brazo. Me pone nerviosa cada vez que hace esto, es tan íntimo y raro, y tan natural por otro lado.
—Sobre mí, dah.
—Quieren tener su propia impresión.
Lo único que puedo pensar es en qué clase de padres tendra. Él es odioso, tosco, antisociable e insensible. Alguno de los dos le heredo la genética maldita.
Jaeger.
----
Re: The Honey System
Capitulo 01.2
- Bad so bad:
- El camino a la isla transcurrió mucho más lento de lo que pude haber deseado. Después de una eternidad, pasamos las rejas doradas del portón y la limosina subió por la calle hasta llegar a la entrada de la majestuosa mansión.
Poco sé de los padres de Jude, los líderes de la familia Uddobain y los Daffodil, solo sé lo que todo el mundo sabe: empresarios mundialmente famosos, pertenecientes a las 9 flores, donaciones a países bajos, fundaciones contra el cáncer, drogas y pobreza, nuevos hoteles, nuevos restaurantes, nuevas empresas donde demonios se les ocurriera instalar una. Cada vez que pienso en ello, la garganta se me cierra justo como ahora que estamos atravesando el pasillo de ventanales altos en ambos costados y pisos de mármol. Jude encabeza la marcha mientras que Sol se encuentra a su derecha y yo a su izquierda.
Nos detenemos frente a la puerta.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no sigues? —pregunto de inmediato. El pelinegro me echa una mirada sobre su hombro con una sonrisa sorna en el rostro—Habla, me pones nerviosa.
—Que paranoica. Solo son mis padres.
—Lo dices como si tú fueses un terrón de azúcar. No me jodas.
El asunto es el siguiente: si no están conformes con mi trabajo me echan a patitas en la calle, por ende, no escuela ni los beneficios que vengo teniendo desde hace meses.
El mayordomo abre las puertas de doble hoja y entra primero. Jude da un paso hacia delante y lo sigo dispuesta a mostrar de nuevo el espectáculo de chica buena. La sala es preciosa y grande—y que aquí no lo es—con paredes altas y pintadas color hueso sin ninguna mancha o rasguños, una chimenea elegante a un costado de la habitación, ventanales altos con vista al mar, sillones elegantes de color azul oscuro, un piano de cola blanco a una esquina, todos los muebles de madera tallada y una lámpara de araña colgada arriba del techo que reluce ante los rayos del sol. Es de oro, según lo que Sol me conto. A veces pienso que si solo me robara una sola cosa de aquí podría huir a Singapur y vivir toda una vida sin preocupaciones. Vaya a saber cuántas veces me tentó meter algo con disimulo a mi cartera.
Busco con la mirada a los progenitores de mi master, solo hay una persona en la sala: Alexander Uddobain. Esta sentado con las piernas cruzadas sobre un sillón negro y un cigarrillo en los labios mientras lee el diario doblado a la mitad. Levanta su vista hacia nosotros con los lentes cayéndoles sobre el tabique. Tiene los ojos rasgados, labios delgados y cabello negro azabache. No pareciera que tuviese unos cuarenta y tantos, de lo contrario, parece más joven y atractivo de lo que pensé. Jude es idéntico a él físicamente.
—Hola papá.
El señor Uddobain deja el diario aun lado y apaga el cigarrillo en el cenicero. La sonrisa que le brinda vuelve a recordarme a su hijo, siendo corta y apenas formándose.
—Jude.
Se dan un fuerte abrazo con fuertes palmadas en la espalda. Generalmente, los padres de los niños ricos son fríos, elegantes y distantes como en las novelas o series. O quizás están fingiendo, que se yo. Pero no podrían fingir, o al menos Jude no. Si algo le desagrada lo hace ver sin más y sin ninguna careteada.
—Está bien, papa—murmura separándose lentamente de él. El señor toma distancia, sin apartarse completamente, solo deja caer sus manos sobre los hombros del chico.
—Te echamos de menos.
—Lo siento, he estado ocupado.
—Esa no será suficiente excusa por no contestar las llamadas.
Junto mis manos mientras los hombros se me encogen por si solos. Es tan incómodo solo ser una espectadora de este reencuentro, sobre todo cuando me están dando una visión muy distinta a lo que estuve imaginándome por cuarenta minutos. Tengo que dejar de ser tan prejuiciosa.
Los ojos negros de Alexander me cachan mirándolos, solo sonrió con mi cara de niña buena.
—¿Ella? —inquiere sin más. La sonrisa desapareció y la indiferencia gobierna en sus gestos. Sip, igualito a Jude.
—Ella es mi honey—Jude hace un gesto con la cabeza, señalándome a su padre.
Capto la indirecta y doy pocos pasos hasta quedar delante de él.
—Soy Grace Maddox, la honey de Jude. Un placer, señor —le extiendo la mano.
La toma con firmeza, estrechándola.
—Alexander Uddobain—fuerte y claro—He escuchado muchas cosas sobre usted, señorita Maddox.
Me limito a sonreírle sin querer preguntarle qué.
—¿Amelie?
—Está de camino. Siéntense.
Me dejo caer en el sillón más cercano frente a él, Jude de inmediato ocupa un puesto a mi lado, pero solo logra molestarme y tengo que ocultarlo. Es el sillón largo y aún quedan como dos espacios más para que tome distancia, y lo tengo pegado a mí como lapa. Esto no parece pasar desapercibido por el señor Uddobain, que solo nos observa con atención.
—¿Qué tal va la escuela?
—Esperemos a mamá para el interrogatorio —se echa hacia atrás con los brazos cruzados, suspirando—Me da flojera tener que repetir todo de nuevo.
—A ti te da flojera respirar. No te mueres porque te daría más flojera —le replica su padre con un toque de humor en su voz. Lleva una mano sobre sus lentes y los sube.
—¿Y por qué eso sería mi culpa?
—No son mis genes.
—A Amelie no le gustara escuchar eso.
—No se enterara si tú no le dices nada.
—Hmph.
—Bocón.
Levanto las cejas, incrédula porque se parezcan tanto. También porque sus padres no son los idiotas que imagine, de esos que nunca tienen tiempo para los hijos y solo los tienen de trofeos. Pero vaya, Jude es un idiota por vocación, quien lo diría.
Tacones resuenan en el suelo a metros de nosotros. Amelie Daffodil entra por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Mis ojos por poco saltan de mi cara al verla en vivo y en persona. Es el rostro de su empresa Daffodil, conocida por sus grandes spas, perfumes y maquillaje. Sale en muchas entrevistas y a veces suele protagonizar las portadas. De por si se ve bella y preciosa, pero no imagine que pudiera verse tan bien en realidad, creía que era todo photoshop, y es incluso mejor que eso. El cabello castaño y ondulado, tan largo que llega hasta su cintura. Ojos marrones como los de Jude y figura esplendida que se reluce con su vestido rojo oscuro al cuerpo. ¿Por qué los ricos, además de tener dinero, no pueden ser feos?
—¡Mi bebe! —exclama contenta con los brazos abiertos.
Volteo a mi costado hacia Jude, sin poder creerlo. Es, literalmente, el niño de papá y mamá.
—Hola—dice sin más, yendo a los brazos de la mujer.
Amelie lo abraza con cariño mientras reparte múltiples besos en su rostro. Tiene que ponerse de puntitas para alcanzarlo.
—¡Te extrañe tanto! ¿Por qué no contestas las llamadas de mama?
—Lo siento.
—No me pidas perdón, solo contéstame —regaña antes de volver a abrazarlo con más fuerza—Te extrañe como loca. Casi asesino a tu padre, por su culpa tuviste que irte una semana antes de Hong Kong —hace un puchero en sus labios, acariciándole el cabello.
—Está bien, tenía trabajo que hacer—se encoge de hombros y toma distancia, volviendo a su asiento. Me toca rápidamente el hombro—Ella es mi honey, Grace. Grace, ella es mi madre.
Los ojos de Amelie salen disparados hacia a mí con emoción. Menos intimidada, le regalo una sonrisa simple y me levanto, estirándole la mano.
—Grace Maddox. Es un placer conocerla, señora Daffodil.
—Oh —su sonrisa efusiva decae, pero aun así sonríe con elegancia y amabilidad—El placer es mío, Mei. Me dijeron que te decían así, ¿estaría bien si lo hiciera?
—Eh, si, como guste.
Amelie toma su asiento a un lado de su esposo mientras le ordena a Sol que llame al servicio para que traigan la merienda. Vuelvo a mi lugar a un lado de Jude, apretando la tela de mi uniforme con mis puños, intentando no tensarme.
—Así que… eres la honey de nuestro Jude, ¿cierto? ¿Hace cuánto?
—Seis meses—respondo con más tranquilidad, volviendo a mi fachada de inocente.
—Supongo que debe estar dándote problemas, ¿cierto? —inquiere un poco apenada.
—No, es un buen chico.
Los padres solo se echan una mirada entre ellos, no tragándose el cuento. Ni siquiera ellos pueden creerse que su hijo no sea un problemático.
—No te sientas forzada. Sabemos que es difícil.
Miro hacia Jude en busca de ayuda. Parece importarle un comino si lo acuso con sus padres, está más interesado en su estúpido celular que en el interrogatorio.
—Bueno, verá—vacilo sin saber que hacer realmente, pero no es como si pudiera seguir mintiéndole: son mis jefes y dependo del dinero de ellos, no de Jude, así que me vale—Jude si se mete en problemas, problemas comunes de los chicos de su edad porque no quieran asistir a clases o hacer su tarea. De todas formas, es inteligente y el primero de su clase así que...
Esto cambia radicalmente las expresiones de los Uddobain-Daffodil, satisfechos por oírme.
Golpean la puerta. Es el servicio dejando la merienda. Dejan bandejas con los tés preparados y bocadillos dulces. Jude se estira primero que nadie para tomar uno de los platos sobre su regazo y comerlos sin más. Solo él puede tener un amor insano por el chocolate.
—Por favor —me ofrece Amelie y acepto sonriéndole, tomando un muffin y dándole un pequeño mordisco. Odio lo dulce.
Nos tomamos unos segundos en silencio antes de que el servicio salga y vuelva a dejarnos a solas, solo con Sol aun lado del señor Uddobain, tan firme y fiel como siempre.
—Jude es complicado y hasta odioso, difícilmente puede abandonar la costumbre de meterse en líos —sonrió de inmediato al escucharla a su madre. Al menos lo conocen bien.
—Estoy aquí, no hagas de cuenta que no —dice el nombrado sin quitar la vista de su celular.
—Si dejaras ese celular, al menos no se me pasaría por alto tu existencia.
—Nunca dejarías pasar por alto mi existencia—replica sin levantar la vista, aun así arrebatándole una sonrisa cariñosa a su madre—Además, papa también está jugando.
Amelie voltea a su marido, quien efectivamente también mantiene su celular en forma horizontal mientras teclea en la pantalla. Da vuelta los ojos, resignada. Divertida, me doy cuenta que tal vez estaba exagerando con creer que serían como Jude. Quizás su padre sí, pero su madre es completamente distinta.
—Hombres —refuta encogiéndose de hombros, sacándome una sonrisa—Mejor sigamos nosotras. ¿Estas contenta con el trabajo, Mei? Con sinceridad.
Me tomo un segundo antes de responder.
—Está bien, señora, yo…
—Amelie estaría bien.
Asiento sonriéndole con simpatía.
—Bueno, Amelie, me gusta estudiar en la academia, sobretodo porque me ayudara a entrar a una buena universidad. Además, mi familia ha salido de deudas gracias a su aporte y es mi forma de ayudarlos.
—Supe que eres hija de William y Gwen Maddox, ¿cierto?
Los ojos del señor Uddobain abandonan la pantalla de su celular, observándome sorprendido.
—¿Eres la hija de William Maddox? —asiento. Después de todo, ellos se conocen hace años— ¿Cómo ha estado “La Bestia”? ¿Aun enjaulada?
Ese apodo…
—¿”La Bestia”? —repite Jude. Me remuevo en mi asiento, incomoda.
—Así solían llamarlo en sus días de gloria —comenta Alexander volviendo a su juego—Fue un famoso boxeador hace casi veinte años, no existía nadie que pudiera derribarlo. ¿Sigue con las misas, la biblia y Jesús?
—¡Alexander! —exclama Amelie ante el tono despectivo.
—¿Qué? No dije nada malo.
—Está bien, no es problema —intervengo de inmediato, fingiendo una sonrisa automáticamente—Lo cierto es que desde que se casó con mi madre no ha vuelto a ponerse los guantes.
—Que lastima. Era malditamente genial —menea con la cabeza—Todavía no entiendo porque se retiró tan joven.
Me gustaría decirle que era por su adicción a la heroína y las veces que intentó suicidarse, así al menos callara sin saber de qué es lo que habla, pero tampoco es como si pudiese culparlo. William estaba en la cima, allí arriba, derrotando a todo oponente que se le pusiera enfrente sin medir nada. Justo cuando estaba por ser nombrado boxeador mundial, abandono todo y sin mirar atrás.
—Ahora que te veo bien… —murmura pensativo, volviendo a levantar su vista sobre mí—No te pareces a William ni tampoco Gwen. ¿Eres adoptada?
—¡Alexander Uddobain!
—¿Qué?
Sin embargo, Amelie le da un zape en la cabeza sonando con fuerza. Debería darle las gracias por ello.
—Está bien, no me molesta —digo aun fingiendo mi sonrisa, reteniendo todo mi malhumor—Sí, soy adoptada.
—Lo siento, Mei. Qué vergüenza —las mejillas de Amelie se ponen rojas y voltea a mirar a su marido, fulminante—Los Uddobain no tienen tacto, como verás.
—Claro que sí. Yo me di cuenta y no pregunte por educación —comenta Jude aun con su celular.
Amelie suspira exasperada por la actitud de ambos. Seguramente, no es fácil ser esposa y madre de dos Uddobain.
—Está bien. He tenido suficiente tiempo para adecuarme a Jude, no me molesta.
Parece no creerme porque no se nota muy segura de mis palabras. Vuelve a mirar hacia su esposo y su hijo antes de observarme. Cruza una dulce sonrisa en su rostro y se levanta, tomando la atención de los hombres sobre ella.
—¿A dónde vas? —pregunta de inmediato el señor Uddobain. Creo sentir un deja vú con ello.
—Voy a dar un paseo con Mei.
—Grace ya conoce el lugar—interviene Jude, frunciendo el ceño. Está molesto—¿por qué tienes que llevártela?
—Solo vamos a dar un paseo. ¿Qué tan malo puede ser eso?
—Ella es mi honey —insiste, dejando finalmente el celular hacia abajo—Tiene que estar donde yo estoy. Es una orden.
—Pero tu no me das ordenes a mi, cariño —Amelie se encoge de hombros con una sonrisa victoriosa—Si tienes alguna queja, entonces preséntala a mi secretaria.
—Te la estoy presentando ahora mismo —gruñe sin dejarse intimidar por su madre—No me gusta mantenerla lejos.
Revoleo los ojos por su insana actitud propietaria. Siempre con sus comentarios fuera de lugar, incluso delante de sus padres.
—Tan obsesivo y controlador como tu padre —rechista con cansancio—Solo tomate tu té y cállate. Vamos, cariño.
—¡Madre!
Su madre ni le contesta y camina hacia la salida de la sala, pasando de la puerta directo al jardín de frente. Le sigo de inmediato sin prestarle atención a la mirada fulminante que Jude me envía sentado desde el sillón. Se siente bien que haya alguien por encima de él.
Fuera de la puerta, la vista el mar nos abre paso a un horizonte precioso con la ciudad de San José a lo lejos. El aire del mar llena mis fosas nasales y toda la tensión de allí adentro parece evaporarse en unos instantes, justo cuando las olas rompen en la costa con gran impacto. Ahora entiendo porque Jude prefiere pasarse horas encerrado en su casa en vez de salir, es un jodido paraíso.
Amelie y yo llegamos hacia las escaleras y las bajamos, conduciéndome hacia las mesas redondas de afuera con una sombrilla por arriba. Tomo asiento luego de ella, quedándome justo enfrente y su sonrisa amable.
—Lo siento. Ninguno de los dos saben cuándo callarse.
—Está bien, no me molesta.
—Sé que Jude debe ser difícil de manejar. Tienes permiso de tirar de su oreja cuando se salga de control.
Frunzo el ceño, divertida.
—¿Tirar de su oreja?
—O darle una tunda, como quieras llamarlo.
Me rio abiertamente con ella siguiéndome.
—Pese a que tenga mal carácter no es un chico malo. Lo sabes, ¿cierto?
Si omito lo odioso, posesivo y mujeriego que es, pues no, no es un chico malo. En verdad, Jude es bastante bueno en muchos aspectos, solo que es un jodido egoísta y nunca hace nada si no es en beneficio propio. Pero ya que, es bueno. Yo no voy a romperle el corazón a su madre.
—Quería comentarte sobre algo más personal—Amelie parece vacilar un momento, se ve tensa e incómoda—Mei, ¿puedes mantener un secreto?
La curiosidad flota en mis poros, aun así me muestro tranquila y dulce, asintiendo a su petición. Podre ser muchas cosas, nunca una chismosa.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Termino de planchar mi cabello en el baño de la casa de Olivia y prosigo a maquillarme suavemente. Todavía me siento un poco aturdida por el secreto que me cuesta concentrarme demasiado. En primera instancia, nunca tuve que haberlo escuchado. Mucho menos si tengo que mantenerlo oculto de Jude.
Aplico labial de sandía en mis labios y doy un paso hacia atrás, repasando la vista por mi vestimenta: una camiseta de color violeta y de seda con mangas ¾ y hombros descubiertos, una falda de jean negro que va desde mi cintura hasta un poco más arriba de mi rodilla. Llevo una cinta violeta en mi cuello y unos borcegos en los pies. Demasiado oscuro para mí, o tal vez para mi yo bueno y dulce. Pero es la única ropa que llevaba en el baúl del auto, me fui tan tarde de los Uddobain que por poco creía que no llegaría a la casa de Olivia.
Salgo del baño y voy directo hacia la habitación de la honey de Julián. Olivia se ve mejor de lo que esperaba, creí que estaría llena de mocos y estornudos, pero apenas llegue estaba más lista que yo para salir al antro. La pelirroja se mantiene sentada sobre su cama con sus ojos prendados en el celular.
—¿Estás hablando con alguien? —pregunto en su dirección, enviándole una sonrisa amistosa.
—Con Julián—contesta sin más y deja el celular de lado.
—No le dijiste que saldríamos al antro, ¿cierto?
—Por supuesto que no. Prometimos que no le diríamos a ninguno de nuestros masters.
Asiento sin más antes de voltearme hacia el espejo de cuerpo que tiene en su habitación, revisando mi atuendo. Me pone paranoica salir y saber que Jude puede enterarse en cualquier momento. A veces no sé si tiene alguien vigilándome o qué.
—Te ves genial, Mei —comenta Olivia llegando detrás de mí.
—Gracias, también te ves bien, Liv.
Lleva unos jeans ajustados, un top negro y una chaqueta de cuero roja, el cabello levemente ondulado que cae por el costado izquierdo y maquillaje natural. La noto indecisa, jugueteando con las manos y mirando hacia el costado, como si quisiera decir algo y no se atreviera.
—¿Qué pasa? —me enfrento hacia ella.
Titubea un momento, solo la observo en silencio para darle su espacio y lo cuente, de lo contrario no creo poder quitárselo a la fuerza. Dos golpes y por la puerta de la habitación se asoma Lauren, su hermana.
—Disculpen —da una sonrisa amable en nuestra dirección con el teléfono inalámbrico en la mano. Olivia se gira hacia ella—Siento interrumpirlas, pero hay alguien en el teléfono para ti, Mei.
—¿Para mí? —hacemos contacto visual con la pelirroja, adivinando quien podría ser.
—¿No crees que será…?
—Un tal Jude, creo.
Resoplo en alto mientras cierro mis ojos con cansancio. Es insoportable. Lauren me alcanza el teléfono y pido permiso para ir al baño nuevamente. Trabo con seguro y llevo el auricular a mi oído.
—¿Qué demonios te pasa, Jude? ¿Acaso eres mi acosador personal o qué?
—Dijiste que me avisarías cuando llegaras. No lo hiciste —dice de mala gana, molesto. Escucho de fondo el sonido de una guitarra eléctrica siendo asesinada—¡Ya bájale a esa mierda!
La risotada de Evian y las maldiciones de Jude. Estos dos deben estar juntos en la Isla Uddobain.
—Estoy donde Olivia y voy a quedarme a dormir, así que te pedirías que no llames aquí, maleducado. ¿Y cómo carajos obtuviste el número de su casa?
—Envié a Wiz a la escuela para que busque en los archivos—contesta como si nada. Solo para él es normal interrumpir en una escuela solo para acosar a su honey—¿Enserio vas a dormir donde Asher? ¿Por qué? ¿Raven se fue de viaje de nuevo?
—Sí, se fue hoy en la mañana.
—Debiste quedarte aquí—regaña en un tono más suave—No me gusta que te quedes sola.
—Estoy bien, Jude. Deja de ser paranoico—le pido menos frustrada—Te dejo, ya es hora de la cena. Te veo mañana, ¿está bien?
Un breve silencio desde la otra línea me pone nerviosa y no entiendo por qué. Últimamente, lo único que hago es sentirme intranquila con todo lo que respecta a él.
—Bien—acepta finalmente y tranca la llamada.
Suspiro esperando y deseando que no vuelva a llamar. Hace unos meses atrás, entraron a robar al departamento y por poco y no me meten la pistola en el culo. Yo solo había podido con dos hasta el momento, aunque cinco ya era demasiado para mí. Fue una suerte que a Jude se le diera por querer irme a joder esa noche y trajera a sus monos consigo. Desde entonces, ofreció pagar mis clases de defensa personal donde yo quisiera y acepte. Nunca está de más aprender a defenderse. Me siento un poco culpable por mentirle. Que sea posesivo e insoportable no significa que no me dé cuenta que se preocupa por mi más de lo que me gustaría, pero aun así es un poco molesto tanta sobreprotección. Suficiente tengo con mis padres y eso que estoy en la ciudad y no en el pueblo con ellos.
Mi celular suena con un mensaje entrante. Es de Baztan, el chico nuevo. Da las gracias por invitarlo, pero no tiene ánimos de salir. Llega otro seguido de parte de Lua, esta Daia en su casa en nuestra espera. Las gemelas y Lily irán por separadas, así que ya es hora de partir.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La Bahía queda del otro lado de la ciudad de San José, una donde es más normal y que pega mucho mejor que nosotros. Los master’s nunca podrían adivinar este lugar ni de chiste. Están tan acostumbrados a sus excéntricos clubs que encontrarse aquí entre muggles (personas sin millones, en este caso) se les hace casi imposible de imaginar.
Las luces de neón recorren por todo el salón mientras las masas de adolescentes bailan en medio de la pista al son de la música. Recorro con la mirada todo el lugar sin encontrar ninguna cara conocida, lo cual me alivia. No sería la primera vez que al venir aquí me cruzara a alguien que conozca la vida de Grace. Las muchachas pasan de mí y se van con emoción hacia la barra donde venden tragos. Allí esta Chaz, el barman de La Bahía.
—¡Chaz! ¡Dame seis daiquiris! —chilla Lua apenas toca la barra.
—Hola a ti también, Lua —dice con sarcasmo con su sonrisa sexy.—¿Qué tal han estado, chicas?
Mientras la charla se desarrolla entre ellos, yo me saco la chaqueta de cuero y me siento en uno de los taburetes. Mi daiquiri llega tercero mientras Daia y Jennie le comentan a Chaz sobre las vacaciones y le preguntan qué onda el barman nuevo. Le echo un vistazo y tan pronto lo veo, nuestras miradas cruzan y se conectan en ese mismo instante. Ojos mieles con mirada profunda, piel morena cubierta de tatuajes, rasgos atractivos y sexys. Hace meses que no lo veía, y lo cierto es que no estoy preparada.
Con el pecho acelerado y el sabor amargo en mi garganta, me bajo del taburete de un salto y le tomo la mano a Lua, tirando de ella hacia la pista. Pese a que se muestra confundida, me sigue el baile cuando le doy una de mis falsas sonrisas, aun sintiendo los ojos del nuevo barman sobre mí. Lily, Olivia y Maxie vienen detrás de nosotras, listas para gobernar la pista. Puede que no seamos todas rumberas como otras, pero cuando la ocasión se presenta hay que aprovecharla. Vivimos con estrés constante y nos hace bien descargar energía entre nosotras. Daia y Jennie se nos unen con sus tragos en la mano.
Desearía un buen vodka antes que un daiquiri, pero ni loca vuelvo a la barra. No si todavía esta Trent allí y dudo que dejara su puesto. Definitivamente, ya no puedo volver a La Bahía. Por mucho que me diga a mí misma que las cosas están mejor en el pasado y él ya no debería provocar todo esto en mí, lo cierto es que todavía siento las piernas como gelatinas cada vez que lo tengo cerca. Parte de mi lo único que quiere es correr hacia la barra y saltar por encima de ella para llegar hasta él, pero lo cierto es que he perdido bastante mi dignidad cuando se trata de ese imbécil.
Distracción, necesito distraerme. Apenas hace cinco minutos llegamos como para que yo haga marcha atrás. Además, tengo que llevarlas a casa o van a molerme a golpes mañana por desconsiderada. Entre mi desesperación de olvidar momentáneamente a Trent, capto la mirada azul a pocos metros de mí: es un chico de cabello castaño con sonrisa coqueta y sexy por donde quiera que lo veas.
Ahí está lo que necesitaba.
Acepto el coqueteo echándole una sonrisa en su dirección. Esta acción no pasa desapercibida por Daia, quien enseguida se sonríe socarrona y levanta las cejas, insinuante en dirección del chico.
—Vaya, vaya —chilla y me da codazos en el brazo—¡Que inicie cacería!
Finjo reírme con inocencia y timidez que no poseo para despistar a las demás. Daia hace un buen trabajo fingiendo que no conoce como realmente soy, y aunque trata de ser discreta y dejarme actuar hipócritamente como siempre lo hago, a veces mete la pata.
—¿A quién? —grita Olivia. Ninguna puede hablar demasiado bajo porque la música está demasiado fuerte.
La morena señala hacia el castaño con el mentón y todas voltean a mirarlo. Está en el centro de un grupo de chicos, uno más sexy que el otro. La atracción se siente de inmediato y ellos voltean a mirarnos con sonrisas de galantería. No hace falta más que un cambio de palabras entre dos integrantes para que caminen en dirección hacia nosotras. Santa mierda, la ligamos todas.
—Hola —saluda el chico colocándose a mi lado, siendo el primero que llega.
—Señoritas —dice otro de cabello castaño echándole un ojito hacia Daia—No queremos molestarlas, ¿estaría bien si pasamos el rato con ustedes?
No hay ninguno no por respuesta. Y como hay un chico para cada una, de inmediato las parejas se forman entre miradas y comienzan a bailar entre ellos. Maxie y Jennie se lían con los gemelos del grupo. Lua parece encantada por el pelirrojo de ojos verdes que le toca, Lily con otro castaño mucho más alto que los demás mientras que Daia se liaron con un moreno sexy y Liv con un albino.
El castaño se queda a mi lado con sus ojos coquetos. Yo lo observo sin mover un solo dedo. No tarda en acercar sus labios a mi oído.
—No pude dejar de mirarte apenas entraste al antro.
—¿Ah sí? —respondo divertida aceptando su trago—Suelo causar esa impresión.
Lo escucho reírse pese a la música, sin distanciarse. Llevo el vaso a mis labios y doy un trago. Esto tiene alcohol.
—Nos parece injusto que la fiesta sea un poco aburrida sin esto de por medio—señala el contenido—Espero que no te moleste.
—Está bien —me encojo de hombros—Todos tenemos intentos de chico malo. No te preocupes, lo superaras.
Sus manos se mueven lentamente hacia mi cintura, estrechándome hacia él. Su perfume me marea y de pronto me siento caliente por dentro. Diablos, necesito sacar esta maldita abstinencia, tampoco puedo andar de zorra con todas las honey de aquí. Daia y Maxie son las únicas que saben que no soy tan santa como me muestro, no necesito que nadie más se entere.
Pero supongo que con unos besitos bastan.
Nos unimos al baile en el que se forma una ronda grande entre los catorce. Las chicas aceptan las bebidas con alcohol de los tipos, los efectos comienzan a aparecer cuando los movimientos se vuelven más atrevidos y sensuales. Daia es la mejor que se mueve y mantiene hipnotizado a su moreno, quien tiene la cara de haberse ganado el cielo. Yo hago un perreo intenso con Lily. Olivia y Lua intentan hacer lo mismo, pero Lua termina en el suelo de culo y riéndose como idiota sin poder levantarse. Los tragos van y vienen con su toque especial. Si Chaz se entera los echara a las siete sin retorno atrás, pero no es como si pudiera enterarse detrás de la barra.
Entre miradas van y miradas vienen, chico castaño llamado Logan se acerca aún más, sosteniéndome de la cintura mientras se aproximaba con su sonrisa arrogante. A mí ya me da todo igual. Necesito un beso caliente. Doy el primer paso y choco mis labios contra los de él, sorprendiéndolo. No tarda en devolverme el beso, rodeo los brazos alrededor de su cuello mientras sus manos me estrechan más hacia él.
Una oleada de gritos se escucha a mí alrededor.
—¡Tan santa pero tan zorra!
—¡Lily! —le grita Maxie riéndose a carcajadas.
Rompo el beso y comienzo a reírme junto con ellas sin poder evitarlo. Daia es la siguiente en recibir un buen besote del moreno, siendo el centro de atención ahora. Me uno a los gritos molestos para avergonzarla, pero se ve lejos de sentir vergüenza porque esta lo bastante entretenida con su chico.
Todo pasa muy rápido.
El moreno se aparta bruscamente de Daia, cayendo en los brazos de su amigo que esta junto a Jennie. Mi corazón late a toda prisa cuando veo a Evian más serio que la mismísima mierda. Y hay algo seguro en esta vida además de que Thriller es el álbum más vendido del mundo: donde esta Evian, esta Jude.
Oteo hacia las escaleras del vip. Se me paraliza el cuerpo. Jude baja escalón por escalón con los hombros tensos y la mirada fulminante hacia a mí. Lleva puesto uno de sus usuales trajes elegantes, este es de color gris y, como siempre, le sientan de maravilla al maldito.
Trago en seco.
—¿Evian? ¿Qué mierda haces aquí? —inquiere Daia sin creérselo, echando una mirada colectiva en la que todas nos levantamos los hombros. Ninguna sabe cómo nos descubrió.
Evian gira hacia ella sonriendo, tenso.
—Vine a ver que tanto hacían un lunes por la noche—levanta la mirada hacia a mí—Pensé que estarías donde Asher durmiendo, Mei. O eso le dijiste a Jude.
—Nosotras...
—Ey, ¿quién demonios eres? —Bobby, el chico con el que Daia coqueteo, se le plantea de mala gana enfrente. Sus amigos lo secundan con la amenaza palpante.
—¿Yo?
—Sí, imbécil, tu. ¿Quién te crees que eres?
—Esa es una pregunta muy compleja —contestas con arrogancia. Pasa un brazo por el hombro de Daia y la estrecha con fuerza hacia él—Pero te puedo asegurar que esta chica es mía.
—¡No soy una propiedad! —Daia intenta salirse de sus brazos. Evian no le da chance. —¡Suelta!
—¡Dijo que la sueltes!
Bobby intenta a ir contra él. Evian solo levanta la mano para detenerlo con su sonrisa llena de confianza.
—Puedo quemarte vivo, amigo. Vete mientras te lo pido amablemente.
—¿Ah, sí? ¡Quiero verte intentarlo!
Bobby hace el primer movimiento mientras nosotras tratamos de intervenir al instante. Enseguida dos tipos de seguridad lo sujetan por detrás y no lo sueltan por más que intenta librarse.
—Como te decía, es complejo explicar quién soy. Estoy seguro que ellos te lo explicaran mejor que yo —Suisque le guiña un ojo divertido, dejando ir ahora a Daia.
—Evian, es suficiente —intento calmar las aguas. Los amigos de Bobby están a punto de saltar en defensa de su amigo. Se va a armar un maldito lio. —Solo queríamos venir a divertirnos. Nosotras…
Me callo de golpe al aparecerse Jude a mi lado, agarrándome del brazo y tirándome lejos de Logan. Su mirada me intimida al igual que la fuerza de su presencia. No entiendo como mierda se enteró que estábamos aquí, a veces pienso que debe tener a alguien para seguirme. ¿Lo sabía cuándo me llamo en la casa de Olivia?
—Si ustedes se hubiesen quedado tranquilas, nada de esto estaría pasando, Grace—contesta por su amigo, su tono frio y lleno de reproche disfrazado con indiferencia me prometen venganza. Odio que tenga este efecto en mí. Ahora observa hacia Logan, echándole una mirada de desprecio de arriba hacia abajo—Estaríamos bebiendo en el vip como planeábamos y no tendríamos que intervenir. Pero tenías que mezclarte con esta clase de plebeyos.
—¿Qué mierda—?
Logan ni siquiera alcanza a discutir porque aparecen otros veinte monos que los rodean, dejándonos afuera a todas. El grupo de chicos es sacado del club mientras nosotras nos quedamos con la boca abierta. No debería sorprendernos que los niños mimados usen su influencia.
Suelto una risa seca y llena de cinismo. Lo enfrento con la sangre hirviéndome.
—¿Así es como actúas, Jude? ¡No me la puedo creer! —le grito molesta. Este ni se inmuta, está furioso—¡Tengo una vida fuera de ti!
—Si querías venir a este lugar asqueroso y con poca gracia, podías hacerlo. No iba a impedírtelo. No tenías que mentirme, Grace. Pero, como siempre, elijes hacerlo—se lleva las manos echas puños hacia los bolsillos de adelante. —Vámonos ahora.
—¡No! ¡Voy a quedarme aquí!
—Ya es tarde. Mañana es un día largo —dice Evian con una sonrisa más tranquila, sin soltarle la mano a Daia que por poco y se la muerde.
—¡Llegamos hace media hora! ¡No podemos solo irnos! —replica Lua, frustrada—¡Prometieron no entrometerse en nuestras salidas!
—Esa promesa la hicieron los demás, no nosotros —le recuerda Suisque.
—Deberíamos ir —opina Olivia—No quiero problemas con Julian,
—¡No somos sus esclavas! —Daia le patea la pierna, librándose del agarre mientras que Evian salta en una pierna y chilla de dolor—¡Solo lárgate, desgraciado, y déjame rumbear!
—¡Es cierto, ya dejen de jodernos! —reclama Jennie tirando de mí. Jude enseguida me sujeta del otro brazo
—¿Estas ebria, Stewart? No creo que a tu querido Lyel le guste eso.
Jennie me suelta como si quemara y la observo tal cual traidora. Ella no haría nada para molestar a su master, mucho menos después de que es su consentidor número uno.
—¡Eres un…!
Jude no me deja terminar. Se agacha y me sujeta las piernas, llevándome sobre su hombro como un costal de patatas. Chillo y grito por mi liberación. Revisa en mi cartera y saca algo.
—Lleva a las demás—le dice a Evian lanzándole mis llaves—Me voy.
—¡Jude, déjame! ¡No seas idiota, se me verá la ropa interior!
Cubre mi trasero con su saco con una mano sobre mi culo. Las venas palpitan en mi frente y cuello. Yo lo mato.
—¡Quita tu mano de ahí!
—Te verán las bragas.
—¡Solo quítala! ¡Suéltame!
Ni caso me hace. Estamos saliendo del antro por la parte trasera cuando comienzo a patalear, luchando por mi libertad en vano. Me da una palmada en las nalgas, dejándome entre sorprendida e indignada.
—¡¿Qué mierda…?!
—Solo compórtate—me golpea otra vez, haciéndome soltar una exclamación ahogada—Suficiente hiciste hoy.
—¡Si vuelves a golpearme te mato, desgraciado!
No hace caso a mis gritos y camina hacia la calle donde está su audi negro aparcado. Me sube desde el asiento del piloto y me empuja para que me corra al otro asiento. Se sienta rápido y coloca el seguro, impidiéndome salir. Ya sabe que apenas me deja libre me escapo como puedo, incluso lo haría por la ventana sino hubiese trabado el vidrio.
—¡Eres un psicópata de mierda! —le chillo entre furiosa y avergonzada —¡¿Cómo pudiste sacarme así del antro, imbécil?! ¡¿Y ahora como voy a volver a pisarlo?!
—Deja de gritar y ponte el maldito cinturón, Grace —gruñe con el ceño fruncido, arrancando el auto—No estoy de buen humor y menos después de verte con esa escoria.
—¡Me importa una gran mierda! ¡Eres un…—!
—Sigue gritando y puede que tu fundación no reciba este mes la donación.
Me muerdo la lengua, fulminándolo con la mirada,
—Hijo de puta.
Jude no conoce límites cuando se trata de hacer lo que él quiere. Una vez lo desafié a que lo hiciera y el maldito desgraciado lo hizo: no envió donaciones e ignoro todas las llamadas de papa. No puedo explicar el terror que sentí cuando veía todo lo que construyeron mis padres derrumbarse porque no quise cumplir un mandato del niño mimado. Esta es su faceta de come mierda, una que realmente odio. Si bien, ser su capricho personal me viene bien cuando tengo todos los beneficios que quiero y me aprovecho de él. Pero a veces tiene estas consecuencias de soportar sus celos enfermos y su constante posesión.
Cruzo mis brazos y miro hacia la ventana con los dientes apretados, tratando de no seguir la pelea. No gano nada discutir con él cuando esta así. A veces pienso que debería acostarme con él y sacarle las ganas, tal vez de esa manera no sería tan denso. Otras, solo creo que se aburriría de mí y podría despedirme. Y las que vienen a mi mente muy poco, es que Jude puede llegar a enamorarse de mí. Y lo descarto de inmediato: enamorarse debe ser cosa extraña y rara que sucede entre los ricos. Ellos solo se casan con quienes sus padres le dicen.
Además, ¿Jude? ¿Enamorado de mí? Ja.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Llegamos a la casa de la playa frente al acceso de la isla privada. Es lo más simple que he visto hasta el momento de sus propiedades, parece una casa normal con vista al mar y acceso a la playa. Tiene solo dos habitaciones: la principal y la del ático, esta última es la que suele usar Jude cuando se queda aquí. Es hogareña y relajada, equipada con lo básico y muchas cosas extravagantes que acostumbra a tener. De todas formas, sigo prefiriendo mil veces la Isla Uddobain. Ese si es un maldito paraíso.
Son apenas las diez y mi estómago gruñe como loco. Jude me obliga a sentarme en una de las mesas de afuera con él devorando una pizza entera. Yo no puedo comer. Estoy castigada.
—Hijo de puta—pienso en voz alta cuando el queso se estira hasta convertirse en un hilo. Diablos, tengo hambre.
—Cada insulto será un cero menos en la próxima caridad—me recuerda.
—¿Enserio vas a cancelar el envió de este mes? —repito incrédula—Estas hecho un maldito enfermo.
—Sigue bajándole —le da otro mordisco sin ninguna culpa, satisfecho por mi dolor.
No puedo creer que no vaya a dar el pedido este mes solo porque salí a bailar y le mentí. ¿Cómo se puede ser tan imbécil?
—Hay personas que dependen de ello.
—¿Y a mí qué?
—¿No te importa ni un poco?
—No.
Me muerdo la lengua para no maldecirlo y busco paciencia donde no la hay.
Señor, dame paciencia porque si me das fuerzas… lo mato.
—No puedes hacer eso. Es la fundación de mis padres. Ellos…
—Es mi fundación y es mi dinero—me interrumpe de inmediato y bebe un trago de su lata de cerveza—Ellos solo son mis peones.
El corazón se me estruje de odio.
—No son tus peones, imbécil. Y no es tu dinero, es de tus viejos.
—Error —se limpia elegantemente los labios con una servilleta. Prende un cigarrillo y comienza a fumarlo con lentitud—Desde que estoy a cargo de esa mierda, mi dinero está siendo prácticamente descafilado en eso. Dinero que gano con mi trabajo.
—¿Trabajo? ¿Qué trabajo? ¡Lo único que haces es holgazanear!
—Lo que menos hago es holgazanear—replica tranquilamente, como si nada en el mundo pudiera joderlo—Tengo prácticamente todas las acciones de los dos patrimonios familiares a mi nombre. ¿Te parece que tengo tiempo que perder entre tu estúpida fundación o en la escuela?
Pongo los ojos en blanco. Puede que lo vea revisar papeles y hablar con gente importante por el teléfono cuando me tiene haciendo su tarea, pero si trabajar para él es estar sentado en casa bebiendo una cerveza, entonces mucho de nosotros tenemos empleo.
—Entonces, ¿qué mierda fue eso del antro? ¿No que estas muy ocupado para preocuparte de una simple honey?
—Sí, lo cierto es que estoy lo bastante ocupado como para preocuparme de una simple e insignificante honey —le da una pitada más a su cigarrillo. Siento el impulso de arrebatárselo y pinchárselo en la frente—El problema es que no eres una simple honey. Eres mi honey.
—Ja, ¿qué diferencia hay en eso?
—¿De dónde crees que sale todo el dinero para tu familia y tus gastos? ¿De mis padres? —sonríe con cinismo, saboreando mi expresión de desconcierto. —Viene todo de mi bolsillo, Grace. Incluso los malditos pendientes de oro que me pediste, ni siquiera los usaste una sola vez. Solo los vendiste para obtener dinero a cambio.
Siento como la sangre abandona mi rostro. El estómago me duele tanto que creo que voy a vomitar la bilis mientras que el corazón se me acelera con un ritmo tortuoso.
Santa mierda. Santa mierda. Santa mierda.
—¿C-como…? —abro la boca en grande y la cierro. Reparo un momento en el dato—¡¿Estas siguiéndome?!
—No exactamente las 24/7, pero lo suficiente para saber lo justo —admite sin más—Estoy invirtiendo dinero en ti, Grace. En tu educación, en la posición económica y social de tu familia. Además, mierda que quieres la tienes.
Sabía que algún día iba a volverme todo el karma por pedirle estupideces sin sentido. Ni siquiera fueron cosas que realmente necesitara, solo por capricho y por querer hacerle gastar dinero.
—Inviertes dinero en mi —repito sin poder creérmelo.
—No obtienes a muchas personas de confianza en este mundo. Tampoco es como si los necesitara realmente. Supongo que con una sola persona basta.
Lo observo sin poder entenderlo. Jude es tan frio y calculador que a veces asusta, tales como esta. ¿Cómo pudo mantener a alguien siguiéndome? ¿Y cómo mierda no pude darme cuenta que había alguien pisándome los talones?
—¿Qué esperas? ¿Qué estudie finanzas?
—¿No dijiste que es lo que querías estudiar en la universidad?
Si lo dije. Los números se me dan bien y soy ambiciosa. No quiero un maldito jefe, quiero ser mi propia jefa y tener un imperio tan grande o más de los que tienen los Uddobain o alguna de las 9 flores. Puede que sea un sueño irrealista, pero yo quiero volverlo real.
—No pienso trabajar contigo, Jude.
—No trabajaras conmigo. Trabajaras para mí.
—¡Es la misma mierda y mucho peor! —golpeo la mesa con fuerza sin contenerme—¡Deja de seguirme y de planear mi futuro! Hare lo que quiera, ya sea estudiar algo diferente o ir al antro todas las malditas semanas. Fuera de la escuela no eres nada para mí.
Pero no se molesta en lo absoluto, incluso pone los ojos en blanco.
—Sabes que es una pelea perdida, Grace.
—¿Por qué me haces esto? —gimo agotada.
Lo odio, lo odio, lo odio.
—Yo no te hago nada. Si no te comportaras como una estúpida, puede que incluso dejaría pasar tus salidas extravagantes.
—Espera ¿Qué? ¿Estúpida?
—Sí, estúpida. ¿Te cuesta entenderlo? —bebe un trago de su cerveza y deja la lata bruscamente en la mesa—Mentirme es de estúpida.
—¿Y seguirme no es de psicópata?
—Ya, me duele la cabeza —frunce el ceño, señal que está molesto—Solo vete a dormir, ya no quiero ver tu mentirosa cara delante de mí.
—¿Dormir? ¿Aquí? Ni loca.
—Grace…
—¡Quiero ir a lo de Olivia! ¡No pienso dormir bajo el mismo techo que un psicópata como tú!
—Olvídalo.
—¡Jude![Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
He sido una ganadora durante toda mi vida. Me han enseñado que no hay nada malo con perder, el problema es que yo odio ser la perdedora y por ello siempre trato de ganar aunque vaya contra la corriente. Pero enfrentarme a un niño mimado con millones en el bolsillo era ir contra un tsunami. Ni bien me volví a negar quedarme aquí, hizo que uno de sus guardias grandotes y de manos anchas me tomara de los brazos y me levantaran del suelo. Patalee y grite en vano. Al final, me dejaron en la habitación principal, la que usualmente era mía cada vez que duermo aquí.
Relaje mi malhumor, consciente que mañana sería un día largo y estaba lo bastante agotada para seguir luchando contra Jude, y más aún cuando Evian se llevó mi hermoso auto consigo. En cambio, me recosté en la cama después de colocarme una camiseta de Jude lo suficientemente larga para llegarme un poco más arriba de las rodillas.
Pensé toda la noche en Trenton Miller cuando se me paso la furia. Tenía catorce años cuando lo conocí. Los chicos malos como él me atraía como imán. Adoraba que sea problemático y quisiera llevarse el mundo por delante. Era todo lo que yo no podía ser: desafiante, engreído y arrogante. Se salía con la suya con esa picardía tan natural y le encantaba tanto la adrenalina como a mí. Nos amábamos como locos, desesperadamente e incondicionales como es el primer amor.
Hasta que paso esa mierda y nos separamos. Fue lo mejor, o eso quiero creer. Quiero creerlo porque en noches así lo único que hago es pensar en él y siento una angustia tremenda que no me da chances. No quiero llorar porque ya han pasado diez meses desde ello y prometí no volver a pensar sobre este tema, aunque a veces me encuentre pensándolo sin querer.
Apenas y dormí. Cuando abro los ojos, son las 5:15 am. No voy a poder volver a conciliar sueño, mucho menos si el desgraciado aparece para atormentarme. Así que me levanto para ir a la cocina a desayunar antes de bañarme y cambiarme. Al salir en el pasillo, la música clásica resuena desde abajo. ¿Puede ser que Jude este despierto?
Efectivamente es él: esta sentado en la mesa redonda de la sala con una pila de carpetas a cada lado, una es más alta que la otra; la que está a su lado derecho parece ser la que le falta, pues termina con un juego de hojas para dejarlo de lado izquierdo y toma otra carpeta para abrirla. Hay una taza de café delante de él, solo cuando levanta la vista para agarrarla es cuando se da cuenta de mi presencia. Sus usuales ojeras ya cobran más sentido para mí.
—Buenos días, Grace.
—¿Estuviste despierto toda la noche? —pregunto incrédula. Entonces es cierto, se queda hasta tarde viendo papeles.
—Holgazaneando, como ves —suelta con sarcasmo disfrazado por su continua indiferencia—Hay más café en la cocina. Dile a Wiz que te traiga.
—Está bien, puedo hacerlo yo sola.
—Como gustes —vuelve a sus papeles con indiferencia—¿Estuviste llorando?
Su pregunta me desconcierta. No es hasta que volteo hacia la pared donde cuelga un espejo: tengo los ojos hinchados, así que es casi imposible mentirle.
—No es nada importante.
Lo veo titubear hasta que finalmente asiente. Jude evita entrometerse con las cuestiones personales de los demás, incluso si son personas cercanas a él. Es egoísta, pero de cierta forma respeta el silencio y el dolor de otros. Otras veces le importa una mierda, tal como lo hizo ayer en el antro. Que papelón, siempre quedo como la mierda delante de los demás por él.
—¿Puedes hacerme un favor?
Tan temprano y ya mangoneándome. Ni siquiera he podido hacer mi café.
—Dime.
—Pasa las fotografías de la cámara a esta laptop —saca del asiento a su lado una laptop negra y la deja frente a mí—La cámara está arriba de la isla de la cocina. Búscala.
Prosigo a seguir sus instrucciones lo suficientemente adormilada y es muy temprano para ponerme a pelear con él, así que le hago caso. En la cocina, Wiz está haciendo más café y asiente en forma de saludo. Lo bueno de que no puede hablar, es que no es necesario hacer teatro delante de él, así que solo levanto la mano y tomo la cámara arriba de la isla. Wiz deja la taza frente a mí y me despido con un agradecimiento.
Siento mi trasero en la silla en frente mientras me envuelvo con una manta. Bebo mi café tranquilamente mientras Jude sigue leyendo y leyendo sus papeles mientras con una lapicera hace anotaciones al costado. Mantiene en todo el momento el ceño fruncido como hace cada vez que está enojado o muy concentrado. Levanta la vista y me cacha mirándolo.
—¿Sucede algo?
—No—vuelvo a la laptop y mi desayuno, maldiciéndome por haber sido descubierta—¿Las paso a todas?
—Sí, son las del viaje con los Suisque.
Asiento y prosigo a pasarlas todas a la laptop. Una cosa que descubrí de Jude es que ama fotografiar. Tiene cámaras de todos los modelos, desde la más vieja hasta la más reciente. Lo cierto es que he visto muchas de ellas y no se puede negar que tiene talento.
Empiezo a pasar una por una, observando todo tipo de paisajes. Evian, Khal y Elise aparecen en alguna de ellas, sobretodo esta última.
—Pensé que estabas harto de Evian como para querer sumarte al tour por el mundo.
—Elise me arrastro hasta allí —gruñe sin ganas.
Puede que Evian sea su mejor amigo, pero gran parte del tiempo no se soportan y se la pasan jodiendo la existencia del otro. Una rara amistad llena de competencia y camaderia como ninguna. A veces no entiendo como pueden ser tan amigos si son tan distintos.
Observo la imagen de Elise Caldear abrazándolo por detrás mientras él solo mantiene su expresión neutra. Jude es terco, cerrado y no le hace caso a nadie, ni a mí. Pero con Elise es distinto. Es su mejor amiga y siempre parece ser muy cuidadoso cuando ella está alrededor. Al principio creí que estaba enamorado de ella, y nada más lejos de la realidad. En verdad, es al revés: Elise está loca por él, sufriendo porque el imbécil no puede verla más que la hermana pequeña que nunca tuvo y nunca supo que quería tener hasta que la conoció.
—Grace—me llama la atención, ha dejado los papeles por el momento y me observa intensamente. No sé porque no me agrada esto—¿Qué hablaste con Amelie cuando se marcharon de la sala?
Disimulo muy bien los nervios. El secreto que Amelie trata de ocultarle a Jude desde hace meses. Su postura rígida e interrogante me hace saber que intuye que sucede algo y que no quieren que se entere. Yo prometí que no diría nada, además de que saber podría hacerle más daño del que me gustaría que sintiera. No lo soporto, pero no significa que quiera lastimarlo.
—Solo de ti.
—Ya sé que hablaron sobre mí. Qué, exactamente.
—Escuela, amigos, tu abusando de tu poder—revoleo los ojos—lo típico.
Me observa intensamente, tanto que creo que me da hasta culpa ocultárselo. Es que si él va a enterarse lo que sucede, tendría que saberlo por su familia, no por mí. Puede que nos conozcamos hace seis meses y conozcamos bien las mañanas del otro, pero eso no significa que yo sigo siendo una extraña a comparación de ellos.
—¿Estas segura que no me estas ocultando nada?
La última oportunidad. Jude es rencoroso y si sabe que yo lo supe todo este tiempo, va a odiarme. Sin embargo, Amelie planea contárselo cuando termine este año, así que solo me queda callarme por nueve meses.
—Segura—miento. Algo me dice que voy a arrepentirme por esto—¿Por qué te mentiría?
No deja de mirarme hasta que finalmente cree en la mentirosa honestidad de mis ojos. No debió haberme creído. Después de todo, soy una mierda de mentira.
Última edición por Jaeger. el Jue 27 Ago 2020, 2:48 pm, editado 1 vez
Jaeger.
----
Re: The Honey System
Kande, te amo y apenas pueda te dejo un comentario como se debe, pero lo amo con toda mi alma
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: The Honey System
- It's a thousand pages:
- Bueno, como te dije hace ya 1500 años quería ir haciendo el comentario a medida que leía el capítulo. No he tenido tiempo así que ahora empiezo a leerloRata inmunda. Animal rastrero. Desprecio de la vida. Adefesio malhecho.
Siempre uso esta canción cuando me enfado con alguien xd Tiene la variedad de insultos más guay jamás compuestaTal vez con un balazo en la cabeza podrían hacerlo.
MEI POR FAVOR Morí de la risa. Me está gustando bastante y solo llevo unos cuantos párrafos leídos, Mei tiene un pensamiento muy sarcástico y un humor crudo. No encaja nada en ese ambiente religioso, pero al mismo tiempo sí, no sétengo resaca solo digo incoherencias.Revoleo los ojos ante lo irritable que me produce que hable con tanta naturalidad de irse a Francia un fin de semana y al otro irse a Tailandia. Solo entre ricos pueden hablar como si millones fuesen el clima.
I feel you sisterLo tomo como un sí y nos quedamos en silencio mientras AC/DC nos acompaña llegando a la carretera directa, rodeando las costas. Jude le sube un poco más al volumen y yo a la velocidad. Aprieta el botón para bajar el techo y pronto los rayos del sol nos van iluminando.
Bueno de momento saco en claro que se llevan mal, pero conduciendo todo bien. Parecían Bonnie & Clyde. Jude ama sacarla de quicio y Mei vive con ganas de arrancarle los ojos, son el tipo de pareja que me gusta. Ya estoy viendo que los voy a shippearno me pongas un final trágico aquí plis—Que este pedazo de mierda no es mía.—Es un ayudante para nosotros, los integrantes de las 9 Flores —explica pacientemente, esperando la reacción de mis padres. Ellos se mantuvieron esperando interesados, así que continuo—Tenemos materias complejas y con las responsabilidades que nos van atribuyendo nuestros padres, a veces se nos es difícil. Es más como un compañero de estudio.
Compañera de estudio aka hacer todo lo que yo te diga. Me hizo gracia porque lo pintó como una tarea de lo más inocente y sencilla, debo reconocerle que sabe cómo utilizar las palabras.
El padre de Mei es un trozo de pan—Solo llama a la noche. De día no contesto mi línea personal.
Jude me produce entre simpatía y rechazoExisten dos lugares seguros a los que Jude puede estar. Sino es su casa de la playa, es en la Isla Uddobain. Queda a cuarenta minutos yendo por una autopista creada especialmente para entrar en la isla. A veces lo usan como centro turístico, cuenta con un parque de diversiones, canchas de tenis, de golf o piscinas.
Como de podrido tienes que estar en dinero para tener una isla y que te construyan una autopista exclusiva para llegar a ella. Ya fue, me dio envidia, la carne es débil. Encima la pobre Mei tiene que madrugar para ir a buscarlo, estas niñas merecen como recompensa pasarse el resto de su vida tiradas en una playa tomando el sol—Ahora con rapidez toman sus cositas y se me largan, señoritas. El chico llega tarde a la escuela y si eso pasa comerán plomo para el desayuno.
POR FAVOR QUE CASI ESCUPO EL TÉ QUE ME ESTOY TOMANDO. Me imagino a Mei con cara de reina del universo, el revolver de mentira y no puedo.
Nota mental: lo primero que haré después de dejar de ser honey es tirármelo si o si.
Vaya momento mañanero que han tenido estos dos. Que la tensión sexual que tienen traspasa la pantalla, encima Mei que se lo quiere tirar pero no puedo por eso de no querer mezclar trabajo con placer. Al principio del capítulo me imagine que aquí pasaba algo, pero no así tan a saco desde el principio. El día que se dejen del tira y afloja rompen la cama y acaban en el piso de abajo con tanta intensidad
En serio que Mei merece un premio, se pasa el día luchando con Jude, esto tiene que agotar mentalmente a niveles extremos. Y la adoro, porque sabe cómo manejarlo. No se deja embaucar, se conoce todos los trucos y bueno eso. ¡Mei presidenta!Llego con la respiración agitada, antes de entrar arreglo mi cabello y mí uniforme. Suspiro. Ahora de volver al papel de chica buena.
Debe ser agotador representar un papel todo el tiempo. Creo que puedo entender que delante de ciertas personas quiera comportarse como una chica "correcta" (por llamarlo de alguna forma), pero debería mostrarse tal cual es porque es genial—¡Déjate de hacer la misteriosa y cuenta! —le chillo Daia —Sé que los viste, tú siempre los conoces antes que nosotras.
—¿Hablan de los nuevos honey’s? —fijo en su taza de café como si fuese lo más interesante del mundo
—Maxie, deja de dar vueltas y cuéntanos —insistió Lua, la honey de Jonathan Lys.
Mis hijas cotillas, parecemos nosotras—Maxie, creo que los estas asustando—le interrumpo. Esta vez su discurso es más cruel que el del año pasado.
Me asusté hasta yo, no me jodas. Realmente es duro el trabajo de Honeys, además las que salen mal paradas son ellas/os si la cosa no funciona o el master no cumple con sus obligaciones. Tengo sentimientos encontrados con este sistema. Porque ganan dinero y una beca en la universidad que elijan, que no es moco de pavo. Pero algo va mal y pueden perderlo todo. Me pongo tensa—Claro —contesta la morena dándose la vuelta. El chico la imita y le medio sonrió cuando hacemos contacto visual, pero no devuelve el gesto. Uy, es de los fríos, me gustan cuando son un reto—Evian nunca dice nada cuando le pregunto y cambia de tema, y los demás tampoco parecen querer hablar de ese master. ¿Por qué no le preguntas a Jude?
¿Qué está pasando? ¿Cuál es el misterio? ¡Que alguien me cuente!- Spoiler:
- —¿Me lo haces tú, cielito? —Daia me sonríe como si fuese un angelito, pero no es más que una diabla disfrazada.
—Ponte a hacerlo antes que te regañen.
—Prefiero el regaño. Lo hará él. Seguro se cuela en mi casa. Jodido su fetiche —maldice y se levanta de su asiento—Voy a comprar, ¿quieres que te traiga algo?
—Libertad.
—No la venden, tontita. ¿Y a ti, novato?
Las amo, son lo mejor—Sabes que si salgo a algún lado, él me sigue —susurro aun sin dejar de fijarlo, pero este solo mantiene su respiración tranquila y leve, completamente dormido—Y lo cierto es que no quiero tenerlo pegado a mi toda la noche.
Pero qué le pasa a este muchacho, que no es su propiedad. Creo que está demasiado acostumbrado a tenerlo todo y a controlarlo que tiene la misma actitud con Mei. Espero que cambie, porque si no lo rajoBaztan le dio en el clavo
—Por cierto —sus ojos se endurecen y el ceño se le frunce como cada vez que esta molesto—¿Qué hacías hablando con ese?
Lo que quiere, no seas tan controlador querido—Quieren tener su propia impresión.
Lo único que puedo pensar es en qué clase de padres tendra. Él es odioso, tosco, antisociable e insensible. Alguno de los dos le heredo la genética maldita.
La verdad es que yo habría salido corriendo de allí sin importarme el impedimento de graduarme en tres años. Me voy de mochilera por el mundo mientras tanto y listo. Pero Mei tiene más ovarios que yo, de eso no hay duda¿Por qué los ricos, además de tener dinero, no pueden ser feos?
Yo me hago la misma pregunta, imagino que porque tienen pocas preocupaciones y se dedican más a vivir que a trabajar o pasar penurias. Siempre lo vi así, ya dejo el momento reflexivo. Me gustó ver a Jude con su padre, los pensamientos de Mei se mimetizaron con los míos. Me alegra ver que tiene una relación con sus padres. Y la madre igual, no me esperaba para nada esto, en serio.—No, es un buen chico.
Los padres solo se echan una mirada entre ellos, no tragándose el cuento. Ni siquiera ellos pueden creerse que su hijo no sea un problemático.
—No te sientas forzada. Sabemos que es difícil.
Creo que a Mei le resultó un esfuerzo físico decir que era un buen chico, me dolió hasta a mí—Te la estoy presentando ahora mismo —gruñe sin dejarse intimidar por su madre—No me gusta mantenerla lejos.
En serio, chaval, relaja los esfínteres un poco y deja la posesividad, que no es buena para el alma
Mención especial a la madre que lo ata en corto y pasa de él, soy fan de la señora.—Quería comentarte sobre algo más personal—Amelie parece vacilar un momento, se ve tensa e incómoda—Mei, ¿puedes mantener un secreto?
. En primera instancia, nunca tuve que haberlo escuchado. Mucho menos si tengo que mantenerlo oculto de Jude.
¿QUÉ ES QUÉ ES? NECESITO SABER—Esa es una pregunta muy compleja —contestas con arrogancia. Pasa un brazo por el hombro de Daia y la estrecha con fuerza hacia él—Pero te puedo asegurar que esta chica es mía.
Me tienen harta con la posesividad, menos mal que las chicas no se dejan. A ver, que yo puedo llegar a entender el comportamiento que tienen por la situación. Están acostumbrados a tenerlo todo, a que les hagan caso. Pero es que no soporto esto—Si ustedes se hubiesen quedado tranquilas, nada de esto estaría pasando, Grace—contesta por su amigo, su tono frio y lleno de reproche disfrazado con indiferencia me prometen venganza. Odio que tenga este efecto en mí. Ahora observa hacia Logan, echándole una mirada de desprecio de arriba hacia abajo—Estaríamos bebiendo en el vip como planeábamos y no tendríamos que intervenir. Pero tenías que mezclarte con esta clase de plebeyos.
Ya, que alguien me agarre Mis chicas se lo estaban pasado genial hasta que estos dos vinieron con sus aires de grandeza a joderles la fiesta. NO TIENES DERECHO A INTERVENIR. IDIOTA. Encima cómo se refirió a los chicos. No y no.—¡No somos sus esclavas! —Daia le patea la pierna, librándose del agarre mientras que Evian salta en una pierna y chilla de dolor—¡Solo lárgate, desgraciado, y déjame rumbear!
Es lo más esta niñaNi caso me hace. Estamos saliendo del antro por la parte trasera cuando comienzo a patalear, luchando por mi libertad en vano. Me da una palmada en las nalgas, dejándome entre sorprendida e indignada.
—¡¿Qué mierda…?!
—Solo compórtate—me golpea otra vez, haciéndome soltar una exclamación ahogada—Suficiente hiciste hoy.
—¡Si vuelves a golpearme te mato, desgraciado!
Me he quedado sin palabras con esto. No sé qué decir. Menuda impotencia que la trate así. Y es que encima Mei no puede hacer más de lo que hace porque si no, su real majestad, deja de mandar los donativos a su familia. Este muchacho tiene que cambiar, no puede comportarse así. Ni mucho menos tratarla como si fuera algo que le pertenece y que debe acatar todos sus deseos sin rechistar. En serio, que se quite el complejo de Christian Grey porque así vamos mal—Es mi fundación y es mi dinero—me interrumpe de inmediato y bebe un trago de su lata de cerveza—Ellos solo son mis peones.
Quiero dárselo de comer a los tiburones, pero antes arrastrarlo por su exclusiva autopista desnudo para que le queme esa piel de niñato malcriado que le cubre la arrogancia.
De verdad que me agota, toda la conversación que mantuvieron mientras el imbécil se hinchaba a pizza. Es como que intenta justificarse, pero no para de hacer cosas mal. No puede seguir a Mei para ver lo que hace, ni exigirle que trabaje para él porque él lo ha decidido. Es como que pienso que hay un motivo para que sea así, porque no quiero creerme que es así de verdad.Hasta que paso esa mierda y nos separamos. Fue lo mejor, o eso quiero creer. Quiero creerlo porque en noches así lo único que hago es pensar en él y siento una angustia tremenda que no me da chances. No quiero llorar porque ya han pasado diez meses desde ello y prometí no volver a pensar sobre este tema, aunque a veces me encuentre pensándolo sin querer.
Cande, nena, demasiadas incógnitas. Yo amo que me metas drama e intriga, ya lo sabes. Pero todo en el primer capítulo no me da para teorizar mujer, dosifica un poco (Nah, mentira, lo amo).Es egoísta, pero de cierta forma respeta el silencio y el dolor de otros.
Aún hay esperanza para nuestra relación, Jude.Disimulo muy bien los nervios. El secreto que Amelie trata de ocultarle a Jude desde hace meses. Su postura rígida e interrogante me hace saber que intuye que sucede algo y que no quieren que se entere. Yo prometí que no diría nada, además de que saber podría hacerle más daño del que me gustaría que sintiera. No lo soporto, pero no significa que quiera lastimarlo.
No puedo maneja la intriga, soy demasiado cotilla Es que empiezo a hacer suposiciones y todas me parecen factibles, pero luego seguro que vas a venir a darme la sorpresa. También intuyo que va a haber drama con eso de que Mei no le cuenta nada a Jude. NECESITO SABER
Bueno nena, una vez más, tus personajes ya están en mi corazón. Puede que de momento no soporte a Jude, aunque considere que es un gran personaje por todo lo que me hace sentir y todas las reacciones que provoca. Al igual que Mei, necesito conocerla más y que deje de dar la imagine de niña buena cuando para mí, tiene que ser quien quiera ser Estoy deseando seguir leyendo sobre estos dos aunque sé que me provocarán dolor de cabeza muchas veces (sé valiente, Katherine). Y bueno, que perdón por el comentario de kk y por haber tardado tanto. Lof you
indigo.
----
Re: The Honey System
Si dios es buenos, subo hoy. No lo hare tan largo. editare lo que tengo, agregare unas cositas y se los dejo Es el cap que mas adelantado tengo
Ariel.
---
Re: The Honey System
Hola bellas Aquí dejo mi capítulo, espero que os guste. No avancé nada en la línea de tiempo, espero que no sea problema esto es lo que me salió. Como siempre, cualquier cosa de vuestros pjs que no os cuadre me lo decís.
Última edición por gxnesis. el Vie 06 Sep 2019, 3:21 pm, editado 2 veces
indigo.
----
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Temas similares
» memories
» 9 flores{honey system
» the system honey {fichas
» Always summer
» borrar borrar despues de editar editar
» 9 flores{honey system
» the system honey {fichas
» Always summer
» borrar borrar despues de editar editar
Página 2 de 5.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.