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Look at me, you fool.
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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Look at me, you fool.
- ficha:
- Título: Look at me, you fool.
Autor: Toussaint.
Género: Romance.
Advertencia: -.
Adaptación: Propia autoría.
Otras páginas: RPG TR.
Su nombre le recordaba tanto y a la misma vez nada. Le recordaba sus errores, el dolor, la oscuridad e inevitablemente el amor (que por más que niegue aún conservaba); pero le recordaba absolutamente nada, cuando ella se fue en la mañana, dejando un aroma a flores sobre las sabanas, y luego de ella no quedó nada más. Él había sido su juego de variables, se convirtieron en dos peones de su ajedrez. Y como todas las noches, se arrepentía de haber perdido.
La última vez que había visto a Julia había sido frente a su apartamento, con el corazón destrozado y las lágrimas surcando sus rosadas mejillas, ofuscada por lo que acababa de ver. Lo había encontrado con otra, y entre sollozos confesó que ella también lo estuvo con alguien más. Y así, se había marchado, pero no para siempre.
Condujó por toda la ciudad con una calma impresionante aún para él. ¿Estaba nervioso? No todavía, pero una extraña sensación diferente a los nervios se le presentó. Había estado estacionado frente a su casa por casi media hora, sosteniendo su rostro contra ambas manos, imaginando que pasaría a continuación.
Había estado increíblemente melancólico aquella mañana y lo relacionó al hecho de que ella solicitó su presencia en casa. Una vez tocara la puerta, se abriría las puertas a algo bueno o malo, y le aterraba divagar entre las riesgos que aquello acarreaba. Ya no había marcha atrás. Un par de toques, permaneció en el borde de la puerta, guardando sus manos en los bolsillos del vaquero como signo de inseguridad. — ¿Julia? Es Rick. — su nombre sonó tan áspero en su boca, que sintió una oleada de tristeza que le costó disimular. Llevaba un largo tiempo sin llamarla por un apodo cariñoso, o simplemente picarla un poco. Ahora no, la situación no le permitía desfallecer de esa manera, sin embargo no podía evitar pensarlo con demasiado dolor.
Llevaba el pliegue de la chaqueta semi-abierta, revelando un poco de su torso desnudo, acompañado de un par de tatuajes que recién se había insinuado a hacer. No se los había enseñado a nadie hasta entonces, pero de repente quería que ella los viese. Le costó llegar a una conclusión coherente de por qué deseaba escucharla hablar de sus nuevos tatuajes, de cómo perdió peso en los últimos meses, de cómo iba en el taller, y de por qué estaba allí de pie sin hacer nada por besarla.
Luego de cinco meses la volvió a ver. Su cabello oscuro como lo recordaba, su sonrisa pacifica que se extendía por todo su rostro, y sus ojos… Nunca había mentido al decirle que estos lo dejaban deslumbrado. Quiso caminar hasta ella, preguntarle cómo estaba, qué había sido de su vida… Pero se contuvo. Bajó la mirada al colgante de las llaves, jugueteando con ellas como medida de precaución en caso tal de que la falta de atención le estuviera jugando una mala pasada.
—No lo ha sido — añadió, sospechando por el tono de su voz que él no era el único incapaz de mantener una conversación neutral. Intentó sonreír, pero en cambio lo que salió fue una mueca cargada de tristeza y preocupación. Aquel no había sido el día ideal para una reconciliación, y se alejaba aún más de un arreglo mutuo. Se dijo a sí mismo que intentaría remediar las cosas, quizá con un par de meses de simples platicas; en su relación uno de los pilares más importantes se había derrumbado: la confianza, y sí lo había buscado con la intención de regresar, debía tener las cartas sobre la mesa y estudiar todas y cada una de las opciones que restaban en ellos. No quería perderla, y sabía que ella tampoco a él. Pero existían muchos factores en contra, tantos que temía que al final se tratará de tiempo perdido, y el dolor solo sería un equivalente más para apegarse a algo sin futuro. — Julia, te echo de menos… Me cuesta trabajo pensar en otras cosas cuando eres lo único en lo que pienso. No sé qué quieres… Yo… Yo vine porque me has llamado, ni siquiera repasé la posibilidad de que esto nos llevará a regresar. Pero es demasiado complicado… No soporto verte, pero tampoco logró concebirte con otra persona. — por primera vez se tiró a la sensibilidad de la cual estuvo huyendo esos largos meses, mostrándose abatido y sin salida. Pasó las manos sobre su rostro y cabello, dudando de su capacidad para soportar tanto estrés. No la lloró, pero la recordó con tanta necesidad que ya no sabía que parte de eso era real o ficticio.
La última vez que había visto a Julia había sido frente a su apartamento, con el corazón destrozado y las lágrimas surcando sus rosadas mejillas, ofuscada por lo que acababa de ver. Lo había encontrado con otra, y entre sollozos confesó que ella también lo estuvo con alguien más. Y así, se había marchado, pero no para siempre.
Condujó por toda la ciudad con una calma impresionante aún para él. ¿Estaba nervioso? No todavía, pero una extraña sensación diferente a los nervios se le presentó. Había estado estacionado frente a su casa por casi media hora, sosteniendo su rostro contra ambas manos, imaginando que pasaría a continuación.
Había estado increíblemente melancólico aquella mañana y lo relacionó al hecho de que ella solicitó su presencia en casa. Una vez tocara la puerta, se abriría las puertas a algo bueno o malo, y le aterraba divagar entre las riesgos que aquello acarreaba. Ya no había marcha atrás. Un par de toques, permaneció en el borde de la puerta, guardando sus manos en los bolsillos del vaquero como signo de inseguridad. — ¿Julia? Es Rick. — su nombre sonó tan áspero en su boca, que sintió una oleada de tristeza que le costó disimular. Llevaba un largo tiempo sin llamarla por un apodo cariñoso, o simplemente picarla un poco. Ahora no, la situación no le permitía desfallecer de esa manera, sin embargo no podía evitar pensarlo con demasiado dolor.
«Miráme»
Llevaba el pliegue de la chaqueta semi-abierta, revelando un poco de su torso desnudo, acompañado de un par de tatuajes que recién se había insinuado a hacer. No se los había enseñado a nadie hasta entonces, pero de repente quería que ella los viese. Le costó llegar a una conclusión coherente de por qué deseaba escucharla hablar de sus nuevos tatuajes, de cómo perdió peso en los últimos meses, de cómo iba en el taller, y de por qué estaba allí de pie sin hacer nada por besarla.
Luego de cinco meses la volvió a ver. Su cabello oscuro como lo recordaba, su sonrisa pacifica que se extendía por todo su rostro, y sus ojos… Nunca había mentido al decirle que estos lo dejaban deslumbrado. Quiso caminar hasta ella, preguntarle cómo estaba, qué había sido de su vida… Pero se contuvo. Bajó la mirada al colgante de las llaves, jugueteando con ellas como medida de precaución en caso tal de que la falta de atención le estuviera jugando una mala pasada.
«¿Ha sido fácil?»
—No lo ha sido — añadió, sospechando por el tono de su voz que él no era el único incapaz de mantener una conversación neutral. Intentó sonreír, pero en cambio lo que salió fue una mueca cargada de tristeza y preocupación. Aquel no había sido el día ideal para una reconciliación, y se alejaba aún más de un arreglo mutuo. Se dijo a sí mismo que intentaría remediar las cosas, quizá con un par de meses de simples platicas; en su relación uno de los pilares más importantes se había derrumbado: la confianza, y sí lo había buscado con la intención de regresar, debía tener las cartas sobre la mesa y estudiar todas y cada una de las opciones que restaban en ellos. No quería perderla, y sabía que ella tampoco a él. Pero existían muchos factores en contra, tantos que temía que al final se tratará de tiempo perdido, y el dolor solo sería un equivalente más para apegarse a algo sin futuro. — Julia, te echo de menos… Me cuesta trabajo pensar en otras cosas cuando eres lo único en lo que pienso. No sé qué quieres… Yo… Yo vine porque me has llamado, ni siquiera repasé la posibilidad de que esto nos llevará a regresar. Pero es demasiado complicado… No soporto verte, pero tampoco logró concebirte con otra persona. — por primera vez se tiró a la sensibilidad de la cual estuvo huyendo esos largos meses, mostrándose abatido y sin salida. Pasó las manos sobre su rostro y cabello, dudando de su capacidad para soportar tanto estrés. No la lloró, pero la recordó con tanta necesidad que ya no sabía que parte de eso era real o ficticio.
- nota x:
- Para aclarar que son fragmentos de posts que he publicado anteriormente en un foro rol. Son totalmente de mi autoría, en caso de que haya alguna duda al respecto. Lo he querido publicar aquí porque además de gustarme, siento que este es un espacio para dejar ciertos roles que me gustaría conservar. Ojalá les guste, bluh.
Toussaint
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